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Cámara de Aprendices
R:.L:. Salvador Allende Nº 191
VALLE DE SANTIAGO
2º Vig:. Q:.H:. Víctor Hugo Oñate Meyer
A:.L:.G:.D:.G:.A:.D:.U
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“EL RITO ESCOCES ANTIGUO Y ACEPTADO”

Importancia, Sentido y Trascendencia

Fiesta del Aprendiz

Santiago, 6 de noviembre de 2008


INTRODUCCIÓN

El presente trabajo, desarrollado por nuestra Cámara de Aprendices, tiene por


objetivo resaltar y reforzar el entorno valórico del Rito Escocés Antiguo y Aceptado,
sino también iluminar la verdadera razón de su existencia para llevarnos a una
profunda toma de consciencia de la trascendencia que posee para nuestra Orden.

Nuestro Rito posee vital importancia en tiempo actual ya que nos encontramos en
un punto de inflexión, rodeado de cambios y sucesos importantes dentro de nuestra
Orden y en la sociedad global. Como consecuencia y en función de lo anterior,
debemos desarrollar las bases para poder proyectarnos como Masones, como
miembros de familia y como protagonistas en nuestra sociedad, donde el Rito
cumplirá un rol vital y trascendente.

De la misma manera, no cabe duda que a uno de los temas que nuestra Orden
confiere mayor importancia es al Rito, entendido como una forma transmitida desde
la antigüedad que permite sacralizar el tiempo y el espacio donde se reúne la logia
con el objetivo de enseñar y moldear la piedra bruta, ordenar el trabajo y su
desarrollo, y transmitir identidad, principios y valores a través de generaciones
perpetuando la doctrina Masónica.

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DESARROLLO

En nuestro Rito se combinan los elementos simbólicos más tradicionales e


importantes con una dinámica expresiva que permite desarrollar junto a un
profundo sentimiento de fraternidad, un agudo sentido del análisis que invita a
enfocar la vida con criterios donde lo espiritual y lo racional se complementan y
conjugan.

Para el mundo profano, en cambio, carente de conocimientos respecto de los


aspectos esotéricos y sagrados, la dimensión espacio-temporal de nuestra Orden
resulta una simple continuidad uniforme sin mayor sentido de trascendencia tanto
en lo personal como en lo social. Pero para el masón, heredero de la Antigua
Tradición Iniciática, debiera existir la conciencia de aquello que la Astrología
estudia, reconoce, celebra y sacraliza, para permitir el viaje iniciático que lo
conducirá hacia el Eterno Oriente. Por eso es que nosotros celebramos ritos que
nos permiten salir del tiempo uniforme del mundo profano e ingresar a otro tiempo
en el que todo se hace simbólico, iniciático y trascendente.

Con el espacio sucede lo mismo, en nuestro caso, es el templo el que representa el


lugar donde habita el espíritu, que por cierto no es otra cosa que nuestro propio
interior. Los antiguos nos enseñaron a reconocer los puntos espaciales que salen de
lo amorfo y de lo profano. Ellos sacralizaron estos puntos y construyeron en los
mismos sus templos y ciudades. Para esto, se da fundamental importancia a los
cuatro puntos cardinales, marcados también por las leyes del cielo y en armonía
con las cuatro estaciones del tiempo, y esa es la razón de que nuestras
construcciones se orienten, de acuerdo a tales leyes.

En las Logias que utilizan el Rito Escocés Antiguo y Aceptado se representan


simbólicamente las Leyes que rigen el universo masónico y sus trabajos. Sabemos
que nuestro Templo es una réplica de aquel antiguo y recordado templo de
Salomón, cuya arquitectura sagrada, fue replicada muchas veces por nuestros
hermanos operativos y por otras sociedades iniciáticas de antigua data. Es
necesario comprender que nuestro ritual ha sido preservado desde la más remota
antigüedad para dar vida al tiempo y al espacio verdadero, únicos en los cuales es
posible la ampliación de la conciencia.

En la Masonería, en cada tenida, se logra mediante la realización perfecta y


consciente del ritual, el conocimiento gradual de otras dimensiones de nosotros

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mismos, que no podríamos alcanzar si no fuera por la intermediación del símbolo al
que utilizamos como vehículo para la comprensión y vivencia de esos otros estados
de conciencia. Los seres humanos tenemos en potencia y que no pueden realizarse
más que a través de un trabajo interior al que coadyuvan los ritos y símbolos
sagrados tomados de los diseños cósmicos del Gran Arquitecto del Universo.

Podría decirse, sin confundir los términos, que para nuestra Orden el rito es un
símbolo, también una fuerza y una energía, que se esconden detrás de su formal
apariencia.

En ese sentido, cada uno de los pasos, toques, señales, baterías y palabras que
realizamos y pronunciamos, tienen un sentido esotérico oculto que recordamos,
vivificamos, y vamos conociendo al practicar nuestra liturgia. El propio significado
etimológico de la palabra rito, proveniente del término sánscrito rita, que está
relacionado con la idea de orden. Desde esa perspectiva, todo ritual verdadero es
una forma ordenada de representar ideas, pensamientos y energías que a través
del propio rito se transmiten, conservan y mantienen vivos, permitiendo la
posibilidad de ordenarse intelectualmente, pero por sobre todo, experimentar un
influjo espiritual que solo ocurre en este ordenamiento simbólico y sagrado.

La práctica del Ritual permite en sus grados de Aprendiz, Compañero y Maestro, a


través de una serie de dramatizaciones ritualísticas de antiquísima simbología,
tener una mayor conciencia de las Leyes y preceptos de la naturaleza y del
universo. Así, el ritual está estructurado y codificado de tal manera que conforma
un hilo conductor, el cual no sólo puede transmitir un claro y sencillo mensaje, sino
que puede activar mecanismos subconscientes e inconscientes que generan un
elevado sentido de la trascendencia, elementos que generan a su vez por ejemplo
la idea de Gran Arquitecto del Universo. Así pues, en este Rito tiene una
importancia capital no sólo la práctica del Ritual sino también su asimilación
espiritual, psicológica y conceptual.

El Rito Escocés Antiguo y Aceptado se caracteriza por su espiritualidad. El


Manifiesto del Convento de Lausanne, de 1875, redactado por el Gran Comendador
del Supremo Consejo de Francia, Adolfo Crémieux, se convirtió desde aquella fecha,
en la referencia señera de todos los Supremos Consejos regulares del mundo.
Comienza con esta declaración: “La francmasonería proclama, como lo ha hecho
desde su origen, la existencia de un Principio creador bajo el nombre de Gran
Arquitecto del Universo”. El Credo masónico es que existe una causa primera, de la
que son efecto el hombre y el universo.

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El ritual es para nosotros el vehículo que nos conducirá a la realización del “Arte
Real” y al cumplimiento de la “Gran Obra”. Junto con el significado esotérico de los
símbolos constructivos, es la herencia más preciada que recibimos de los
antepasados. He ahí la importancia trascendental que tiene para los masones. Y es
por eso que una de las obligaciones fundamentales que tenemos es la de realizar el
rito en forma perfecta y con un conocimiento cabal de lo que significa. Es esta una
gran responsabilidad, pues de lo contrario nuestra Orden podría diluirse en la
multiplicidad de lo profano y en el tiempo, absorbida su esencia por ideas que,
seguramente con buena voluntad, pero con escasa sapiencia, desean convertirla
más en un espacio de filosofía profana, de especulación académica o de refugio
anticlerical que en un lugar donde lo sagrado se actualiza a través del símbolo, el
mito y el rito que sostienen su hacer.

De hecho, no son pocos los que piensan que estos rituales son retazos vestigios de
antiguas prácticas, cuando en realidad son los soportes fundamentales de su hacer,
rescatados de la masonería operativa. Dicho en otros términos: de un incendio se
intenta rescatar lo más valioso, aquello fundamental, el tesoro, no lo accesorio. Los
ritos que nos quedan de aquella época tienen esa connotación frente a los que se
perdieron en la niebla de los tiempos.

Hechas estas aclaraciones, es necesario destacar también que otro valor


fundamental del Rito y del símbolo es su energía y dinamismo, pues producen
efectos en el interior del ser y lo transforman permitiéndole el crecimiento interior.
También, permite el conocimiento de otras realidades de orden metafísico a las que
se llega gracias a la muerte del hombre viejo, limitado por sus propios
condicionamientos y prejuicios y el nacimiento del nuevo hombre que la Logia da a
luz.

El Rito Escocés tiene un papel insustituible por ser un sistema iniciático que trabaja
en base a un principio trascendente. Esto es lo que se simboliza en la ceremonia
de iniciación, que es el primer rito masónico del que participamos y en el que se
representa de forma ejemplar cada uno de los pasos que habremos de dar en el
transcurso de nuestro proceso. En esa primera ceremonia recibimos una iniciación
virtual; y ésta se hará real y efectiva en la medida que vayamos conociéndola
gradualmente, cada vez en mayor profundidad, permitiendo de esa manera que la
transmutación, alegórica muerte y resurrección, se produzca verdaderamente en el
interior de nosotros mismos.

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La invocación del Gran Arquitecto del Universo nos da la conciencia elevada del
sentido de nuestra vida. Sin ser una oración ni a un acto de fe, transforma el
templo en un espacio sagrado y nos sitúa en estado de apertura interior. Esta
invocación comprende la noción de Sabiduría, Fuerza y Belleza. La Belleza alude a
la espiritualidad, elevando la Sabiduría hasta lo maravilloso y enseñando a la
Fuerza el ritmo mesurado de la armonía.

La vía escocesa, que integra la duda constructiva y la búsqueda de verdades


universales veladas por símbolos, lleva al adepto hacia un cuestionamiento más
amplio, que lleva a encontrar en el estudio de la Tradición. El hilo de Ariadna que le
guiará fuera de las tinieblas, hacia la luz.

Para sobrevivir en un entorno hostil, donde coexisten la impostura y la hipocresía,


los opresores de la libertad de pensamiento y de conciencia, se necesitan hombres
verdaderos en todas las dimensiones, hombres capaces de aliarse con la virtud y
con otros hombres dignos para difundir por la faz de la Tierra las virtudes que
nacen de la Fe y de la Caridad, hombres capaces de luchar para defender la causa
de la Justicia y de los derechos del Hombre. El mundo tiene necesidad de tales
hombres.

Si el hombre actual espera sobrepasar este caos material y espiritual que le


amenaza, tiene que saber encontrar el carácter sagrado de su ser, para
reconquistar su existencia. El Rito Escocés sirve para formar a hombres de
conocimiento impregnados de espiritualidad y de humanismo, para los cuales
justicia, equidad, respeto y amor vienen a completar y enriquecer los valores de lo
innato y de lo adquirido.

Confiemos en el método iniciático que nos pone en condiciones de integrarnos


armoniosamente en la sociedad a pesar de sus contradicciones, que nos permite
distanciarnos de sus fluctuaciones, sus cambios y sus repudios, sin olvidar nunca la
misión que nos está reservada. La finalidad del Rito Escocés Antiguo y Aceptado no
es cambiar la sociedad, sino cambiar las mentalidades. A este respecto, cada uno
de nosotros tiene el potencial de innovar y cambiar algo. De esa manera, con la
reflexión y la acción, será posible hacer que los hombres cambien su manera de
contemplar el mundo.

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Perfeccionarse, progresar en su búsqueda de verdad, es lo que nuestros hermanos
esperan de nosotros y es también lo que esperamos de ellos. Progresar hacia la
verdadera Luz resume simbólicamente todas las funciones del Rito.

Cada aprendiz, desde que entra por primera vez al Templo, debe ser consciente
que sus compromisos harán de él un hombre con conocimiento y amor del que la
Orden, la Sociedad y la Humanidad necesitan.

La civilización moderna ya no tiene una visión parcial de sus metas y de sus


deberes, porque es demasiado directa y utilitaria. Es lo que la distingue de las
civilizaciones anteriores, fundadas en una mayor espiritualidad. Y es lo propio de
nuestro Rito, proponer esa espiritualidad que además de su humanismo intrínseco,
ofrece una visión y una dimensión global donde se armonizan la realidad física y la
realidad metafísica, el mundo exterior y el mundo interior.

En función de lo anterior y considerando el sentido de la “Ley de Ritmo”, el Rito


aumenta su fuerza por la reiteración, por eso es que cada vez que se realiza una
ceremonia de iniciación volvemos a vivir la propia nuestra, pero recobrando ahora,
en forma creciente, un sentido más claro y profundo. Lo mismo sucede con las
demás ceremonias y con las tenidas, la repetición exacta de ciertas palabras,
posturas, gestos y señales hace posible que su significado se vaya grabando en
nuestros corazones, penetrando cada vez con mayor claridad, porque el rito y el
símbolo transmiten una luz, que siempre que la evocamos brilla con mayor
intensidad.

Cabe señalar a manera de precaución, que la reiteración del rito no es una


repetición mecánica ni una especie de rutina. Entenderlo y practicarlo así implica
hacerle perder su verdadero sentido y, por cierto, carecería de energía y terminaría
siendo una simple formalidad realizada por autómatas, como suele verse en
algunas ceremonias religiosas, donde del rito solo queda la cáscara que ya no
alcanza a ocultar la oquedad de su práctica.

El verdadero masón hace de cada ritual una ceremonia nueva, significativa y viva.
En cada tenida el tiempo se regenera, regenerándonos a nosotros al mismo tiempo.
Cabe recordar, que una de las cosas que distinguen a un masón, es el
conocimiento de los antecedentes históricos de la Orden y de la doctrina iniciática
que a través de sus prácticas transmite de manera fundamental, la forma justa y
perfecta como conoce, práctica y realiza los rituales.

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La Masonería se ha desarrollado a través de los siglos porque sus fines son más
nobles y elevados que la simple conmemoración de sus misterios, porque requiere
que ellos se conviertan en norma de vida de sus adeptos y que estas normas se
cumplan a cabalidad.

En efecto, nuestro Rito es portador de un mensaje con vocación espiritual porque


es soporte y vector de un mito fundamental; el del inconsciente de los pueblos.
Sobre esa base, es lógico que perdure y se desarrolle en el curso del tercer milenio
naciente permaneciendo independiente de ideologías, sistemas, corruptelas y
privilegios.

Según la astrología esotérica, acabamos de entrar en la era donde el hombre debe


descubrir por si mismo la verdad y ejercitarse en pensar libremente. Es por lo
tanto, un cambio ideológico importante el que deberá producirse. Si tal es el caso,
el Rito Escocés Antiguo y Aceptado desempeñará un papel capital en ese cambio.

La libertad y la justicia, la civilización y el progreso son fuerzas indestructibles que


pueden sufrir un eclipse momentáneo, pero que persisten y viven hasta que
amanezca el día en que la humanidad desee romper las cadenas de la mentira, la
ignorancia y la ambición que mantienen en vilo su progreso.

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CONCLUSIONES

Nuestra Orden procura inculcar en sus adeptos el amor a la verdad, el estudio de la


moral universal, de las ciencias y de las artes. Tiende a extinguir los odios de raza,
los antagonismos de nacionalidad, de opiniones, de creencias e intereses, uniendo a
los hombres en bien de la humanidad, e impulsando a sus miembros a
transformarse en elementos útiles para la sociedad.

La misión principal de la Masonería es enseñar la ley de la evolución y del progreso,


el hombre hacia su perfección. No es posible hallar una verdadera interpretación de
la Masonería si no se relaciona su sistema con el proceso evolutivo de la
humanidad. Todo en ella gira en torno de un progreso gradual, de la oscuridad a la
luz, y todo lo que ésta trae aparejado.

Para cumplir esta gran misión, tenemos que perpetuar nuestro Rito como memoria
colectiva, perpetuar su función iniciática y ontológica. Para perpetuar la Orden
escocesa a la cual pertenecemos, debemos conocer el pasado del Rito, es decir su
historia; estudiar su presente, a través de la frecuentación de los talleres; estudiar
su futuro, es decir la realización de nuestro ideal. Estos son los deberes sagrados
del masón escocés, del primer al trigésimo tercer grado, ya que todos estamos
comprometidos con la misma misión y pertenecemos al mismo Gran proyecto.

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Cámara de Aprendices R:.L:. Salvador Allende N°191

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BIBLIOGRAFIA

 “El Rito”, Francisco Ariza


 “Comentario al libro Masonería, símbolos y ritos”, Marc García
 “Manual Del Aprendiz”, Aldo Lavagnini
 “Libro Del Aprendiz”, Oswald Wirth
 “Los Orígenes del Ritual en la Iglesia y en la Masonería”, Traducción de Salvador
Valera
 “Historia del Rito Escocés Antiguo y Aceptado”, Gran Logia Unida de Venezuela,
www.gluv.org/
 “Los Ritos y La Liturgia”, Gran Logia Unida de Venezuela,
http://www.glrbv.org.ve/
 “El Rito Escocés Antiguo y Aceptado frente a los retos del siglo XXI”, Christian
Gadea Saguier
 “Los Hijos de la Luz”, Christian Gadea Saguier
 Revistas Masónicas

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