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Las mediciones que Charles Keeling inició en 1958 continúan más de seis décadas
después.
Fue en 1958 cuando el científico estadounidense Charles Keeling comenzó a registrar los
niveles de dióxido de carbono (CO2) en la atmósfera.
Más de seis décadas después, las mediciones del principal gas causante del efecto
invernadero continúan, ahora a cargo de su hijo.
Los registros permitieron elaborar la llamada Curva de Keeling, que mostró por primera
vez con claridad el impacto de la actividad humana en las concentraciones de dióxido de
carbono.
El gráfico es hoy en día más importante que nunca. Datos divulgados este mes que
actualizan la curva indican que el CO2 no solo sigue creciendo, sino que lo hace de forma
acelerada.
Esto significa que el promedio anual en las concentraciones del gas en la atmósfera saltó de
407,05 a 409,92 partes por millón, según informó la Administración Nacional Oceánica y
Atmosférica de Estados Unidos, NOAA.
Image caption La Curva de Keeling muestra el aumento abrupto en las concentraciones
atmosféricas de CO2.
En otras palabras, hay casi 410 moléculas de CO2 por cada millón de moléculas en el aire.
Muchos científicos consideran que 450 ppm es la línea roja que no debemos cruzar para
evitar los efectos más catastróficos del cambio climático. Otros han señalado en el pasado
que el límite seguro era 350 ppm, lo que dio origen al movimiento ambientalista 350.org.
La NOAA señaló que tres de los cuatro aumentos anuales más altos en seis décadas han
ocurrido en los últimos cuatro años.
"En un momento en el que se habla de cómo deberíamos estar reduciendo las emisiones de
CO2, la cantidad de CO2 que estamos introduciendo en la atmósfera se está acelerando",
señalo Pieter Tans, científico de la división de monitoreo global de la NOAA.
"No es una coincidencia que los últimos cuatro años también tuvieron las más altas
emisiones de CO2 registradas".
Mauna Loa
Para medir el CO2 atmosférico, la NOAA toma y analiza muestras de aire de una red de
100 observatorios en todo el mundo.
De esa red, la estación más antigua y con las mediciones más prolongadas es la que se
ubica en el volcán Mauna Loa en Hawái, el sitio donde trabajó Keeling.
Derechos de autor de la imagen Science Photo Library Image caption.
No fue sino hasta las mediciones de este científico pionero que se registraron datos
detallados para probar que la actividad humana, fundamentalmente la quema de
combustibles fósiles, estaba causando un aumento en los niveles de CO2 en la atmósfera.
Cuando Keeling comenzó sus experimentos, en la década del 50, nadie sabía con certeza si
el CO2 emitido por la quema de carbón, gas natural y petróleo acabaría en la atmósfera o
sería absorbida por completo por los océanos y los bosques.
Según relató el mismo Keeling en una entrevista de archivo, "las mediciones que existían
entonces eran confusas. Y yo, con 27 años y poco después de graduarme, estaba diciendo a
los científicos que todo su campo de especialización tenía serios problemas".
Poco después de graduarse, el investigador aceptó una oferta para trabajar en el nuevo
departamento de geoquímica en el Instituto de Tecnología de California, Caltech.
El joven científico se dio cuenta de que nadie estaba realizando mediciones detalladas
del CO2 atmósferico.
"En un principio fue alentado en sus mediciones por un profesor en Caltech", recordó su
viuda Louise en una edición del programa Witness de la BBC, emitido en 2013 con motivo
del 55 aniversario de la Curva de Keeling.
"Las primeras mediciones las hizo en el techo de Caltech mientras yo estaba dando a
luz al primero de nuestros hijos. Había que tomar esos registros cada tres horas", relató.
La familia solía ir a sitios apartados como bosques y parques nacionales para que el
científico realizara sus mediciones.
"Hay una historia conocida de una ocasión en la que olvidó su libreta de anotaciones sobre
la mesa de picnic y escuchamos en la noche un ruido. Era un ciervo que tenía la libreta
entre sus dientes".
"Mi esposo se levantó corriendo con una linterna y gritando logró que el animal soltara la
libreta. Todavía la tengo con las marcas de las mordeduras".
El mejor sitio
Keeling desarrolló instrumentos y perfeccionó métodos para medir el CO2.
En 1958 pasó a trabajar en el prestigioso Instituto Scripps de Oceanografía, en la
Universidad de California en San Diego.
Derechos de autor de la imagen NOAA Image caption En Mauna Loa, Keeling desarrolló
instrumentos y perfeccionó métodos para medir el CO2.
Y obtuvo fondos para establecer una estación de observaciones en una exbase militar en
Mauna Loa, a una altura de 3.000 metros sobre el nivel del mar.
"Estaba en el medio del vasto océano, lejos de fuentes de contaminación de CO2 que
podrían haber interferido con las mediciones. Si tuvieras que elegir un sitio para representar
a todo el planeta, ese lugar era la mejor opción".
Aumento abrupto
La determinación de Keeling y sus muchas noches sin dormir hicieron posible la
continuación de los registros día tras día, año tras año.
En muchas ocasiones en las que escasearon los fondos para el proyecto, el científico logró
obtenerlos de diferentes instituciones.
Derechos de autor de la imagen Getty Images Image caption "No es una coincidencia que
los últimos cuatro años también tuvieron las más altas emisiones de CO2 registradas",
señaló la NOAA.
Los niveles de dióxido de carbono en la atmósfera eran de aproximadamente 280 partes por
millón en la era preindustrial, hasta el año 1750.
Cuando Keeling comenzó sus mediciones en 1958 los niveles eran de 315 partes por
millón. Ahora se sitúan en casi 410 partes por millón.
Las mediciones de Mauna Loa continúan, ahora bajo el liderazgo de su hijo Ralph, director
del programa de CO2 en el Instituto Scripps de Oceanografía.
La curva de Keeling sigue marcando con una claridad casi escalofriante el impacto de las
emisiones de CO2 causadas por la actividad humana.
Derechos de autor de la imagen Getty Images Image caption Protestas ambientales en
Berlín. El IPPC señalaó que si se duplican las concentraciones de CO2 en la atmósfera, la
temperatura aumentará entre 1,5 y 4,5 grados centígrados.
Según recordó Ralph Keeling al programa Witness, "la curva tiene esa regularidad
increíble, que deja en evidencia la magnitud de las fuerzas en juego".
Calentamiento
La ONU señaló en octubre que si se quiere evitar un calentamiento global superior a 1,5
grados será necesario disminuir las emisiones de CO2 en un 45% para el año 2030.
¿Cuál es la relación directa entre los registros de CO2 atmosférico ilustrados en la Curva de
Keeling y el calentamiento del planeta?
"En términos simples, cuanto más CO2 haya en la atmósfera más caliente se volverá el
planeta", explicó a BBC Mundo Matt McGrath, corresponsal de medio ambiente de la
BBC.
Los investigadores se refieren a esta cuestión con el término "sensibilidad climática", una
medida de qué pasaría con la temperatura si se duplicara el nivel de CO2 en la atmósfera
comparado con el de la era preindustrial.
Y "esos modelos señalarían según informes que el clima es más sensible al CO2, y por
tanto el aumento de temperatura estaría más cerca del máximo del rango".
Disponible: https://www.bbc.com/mundo/noticias-47706576