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El Banquete de Purim

La salvación del Pueblo de Israel en la época de Mordejái y Ester no fue temporal; por el contrario,
reflejó un cambio eterno en el destino de Israel…

El banquete de Purím tiene una importancia especial, ya que eleva el alma hacia los niveles más
altos al mismo tiempo que brinda placer al cuerpo. El Zohar escribe que en Purím la persona
puede lograr a través del placer corporal la misma elevación espiritual que alcanza en Iom Kipur
mediante la aflicción del cuerpo. ¿A qué se debe ello?

El pueblo de Israel es santo, tanto física como espiritualmente. Así, resulta adecuado que las
acciones físicas de Israel estén imbuidas de santidad, y sean llevadas a cabo para santificar y servir
de alabanza a Di-s. Nuestros Sabios dicen que la alabanza a Di-s es mayor cuando proviene del
reino físico que cuando proviene del reino espiritual. Sin embargo, mientras exista Amalék, la
pureza de las acciones de Israel está corrompida y contaminada por ellos, quienes introducen
elementos de pecado en dichas acciones. Pero cuando los poderes de Amalék son debilitados y
subyugados, las acciones físicas del pueblo de Israel son inmediatamente imbuidas de pureza y
realizadas sólo por amor a Di-s, de lo cual resulta la alabanza al Santo, bendito sea.

La alegría relacionada con la mitzvá de este banquete festivo de Purím es especialmente inmensa,
ya que sirve como testimonio de que los judíos han rectificado por completo el pecado del cual
fueron culpables durante la época de Hamán -disfrutar del banquete de Ajashverosh-. Si este
pecado no hubiera sido corregido en su totalidad, habrían estado obligados a expiarlo por medio
de la aflicción del cuerpo - "medida por medida". El hecho de que se les haya ordenado gozar de
placeres físicos -comida, bebida, regocijo- demuestra que ya no cargan vestigio alguno de culpa
por este pecado. Más aún, sus acciones y sus cuerpos han sido purificados y elevados por encima
del nivel en que se encontraban aun antes de haber pecado, y por lo tanto ahora deben deleitar su
cuerpo a través de la comida y la bebida.

***
Es adecuado estudiar algo de Torá antes de comenzar el banquete de Purím. Una alusión a ello
encontramos en la Meguilá, ya que el versículo expresa: "Para los judíos había luz y gran alegría
(Ester 8:16). Los Sabios explicaron: luz, se refiere a la Torá.

Hasta no diferenciar

La obligación rabínica de beber en Purím hasta no poder diferenciar entre "maldito es Hamán" y
"bendito es Mordejái" requiere de un análisis, ya que no encontramos una obligación semejante
en ninguna otra situación. ¿Por qué nos obligaron los Sabios a beber hasta el punto de no poder
controlar nuestras facultades mentales? Los Sabios de generaciones posteriores explicaron esta
obligación de la siguiente manera:

La salvación del pueblo de Israel en la época de Mordejái y Ester no fue temporal; por el contrario,
reflejó un cambio eterno en el destino de Israel. En el piyut (poema litúrgico) que se recita en
Purím, decimos: "Tú fuiste su salvación eternamente, y su esperanza en cada generación". Hasta la
época de Mordejái y Ester, el futuro de Israel era pesado en una balanza de pecado y
arrepentimiento. Era factible que, Di-s no lo permita, alcanzaran un punto donde estuvieran
expuestos a la destrucción completa en el caso de cometer un pecado grave y no arrepentirse
sinceramente.

En ese momento los Hijos de Israel se encontraban al borde de la destrucción total, ya que habían
cometido una serie de pecados graves. Se habían prosternado ante el ídolo de Nabucodonosor y
participado del banquete de Ajashverosh -una celebración organizada por ese rey malvado para
glorificar la destrucción de Israel-, y pese a que profanó los recipientes sagrados extraídos del Beit
HaMikdash haciendo uso de ellos, los judíos no se abstuvieron de unirse a él en su juerga. También
cometieron varios otros tipos de transgresiones luego de haberse emborrachado, al grado de estar
expuestos a una destrucción total. Su juicio parecía sellado, Di-s no lo permita.

Sin embargo, se arrepintieron desde lo más profundo de sus corazones, con llantos, súplicas y
ayunos, lo que hizo que se despertara la misericordia Divina y se abriera un nuevo sendero de
salvación ante ellos. En ese momento, el atributo Divino de misericordia se presentó ante Di-s y
dijo: "¡Amo del Universo! Tus hijos han pecado y contra ellos se ha decretado una dura sentencia.
Pero Mordejái y Ester, los justos, hicieron que se despertara en ellos un arrepentimiento sincero y
el decreto fue anulado. ¿Qué ocurrirá en el futuro si vuelven a pecar y no hay entre ellos ningún
justo como Mordejái y Ester que les enseñe cómo expiar sus pecados? ¿Es posible que el pueblo
de Israel, Tus hijos, pueda ser entonces, Di-s no lo permita, destruido totalmente, sin piedad?".

De inmediato el sendero de redención se ensanchó, y la salvación se hizo eterna, convirtiéndose


en la esperanza de cada generación. Aunque su pecado sea extremadamente grave y ascendiera a
los mismos cielos, sus enemigos no podrán destruirlos. Los enemigos de Israel perecerán, mas
Israel nunca perecerá. Incluso en aquella generación no fueron salvados merced a su
arrepentimiento, sino gracias a los atributos de misericordia y compasión. Y estos portones de
misericordia y compasión, una vez abiertos, nunca vuelven a cerrarse.

Así como la salvación de la cual gozó el pueblo de Israel en ese entonces no sobrevino gracias a su
mérito, sino merced a la misericordia y la compasión, del mismo modo nosotros demostramos -a
través de la forma en que celebramos- que también nuestra salvación se basa solamente en la
compasión y la misericordia, más que en nuestros propios méritos. Comemos y bebemos hasta
perder incluso nuestra capacidad de diferenciar entre izquierda y derecha, depositando nuestra fe
completamente en Di-s, Quien nos protege y libra de todo enemigo y torturador, del pecado y de
la iniquidad, ahora y para siempre.

***

¿Por qué nos esforzamos en alcanzar un estado en el cual ya no podemos diferenciar entre
conceptos tan diametralmente opuestos -"Maldito es Hamán" y "Bendito es Mordejái"-? Es como
si dijéramos: "Incluso si ya no podemos distinguir entre objetos cuyas diferencias deberían ser
evidentes, sabemos, sin embargo, que no nos veremos privados de la salvación, que nuestras
esperanzas no son en vano y que nuestra alegría no carece de fundamentos, pues depositamos
nuestra confianza solamente en Di-s. Sobrios o ebrios, no tememos al mal ya que Tú estás con
nosotros para siempre".

***

Los Sabios ofrecieron varias explicaciones adicionales alegóricas y místicas, respecto de la mitzvá
de beber hasta el punto de no ser capaces de establecer diferencias.
En hebreo, el valor numérico de estas dos frases, "maldito es Hamán" y "bendito es Mordejái", es
el mismo, 502. Así, debemos emborracharnos hasta no poder calcular la suma de ambas frases.
Cualquiera puede diferenciar entre "maldito es Hamán" y "bendito es Mordejái". Sin embargo, uno
debe aprender a reconocer las varias fases intermedias que existen entre estos dos extremos y así
poder determinar cuáles cuestiones se inclinan hacia el bien y cuáles hacia el mal. Quien ha bebido
en Purím hasta no poder diferenciar claramente estas fases intermedias, se considera lo
suficientemente ebria como para haber cumplido con la obligación.

Otra explicación: Existen dos formas a través de las cuales la santidad encuentra expresión en este
mundo: a través de la victoria de los justos, o por medio de la caída de los malvados. Nuestros
Sabios dijeron: Tal como las alabanzas de Di-s son expresadas por los justos en el paraíso, de igual
modo son expresadas por los malvados en el purgatorio. Sin embargo, Di-s prefiere las alabanzas
de los justos. Cuando Israel obra meritoriamente, los justos son exaltados y es su alabanza la que
se expresa; todos son felices y la alegría es completa. Pero cuando Israel carece de méritos, su
salvación resulta de la caída de los malvados que son excesivamente perversos y descienden al
purgatorio. El mundo entero tiembla por temor a Di-s, pero no hay verdadera alegría. Por eso, la
alegría de "bendito es Mordejái" -o sea, la salvación de Israel por sus propios méritos- es superior
a la de "maldito es Hamán" -la que llega con la destrucción de los malvados-.

Sin embargo, los Sabios ordenaron que en Purím la persona debe beber hasta no poder diferenciar
entre estos dos tipos de salvación. ¿Por qué? Porque la caída de Hamán es totalmente diferente a
la de otros malvados. El júbilo que resulta de su derrota es tan inmenso como aquel que deriva de
la victoria de los justos. Hamán es descendiente de Amalék, sobre quien expresa el versículo:
Cuando perece el inicuo, hay alegría (Proverbios 11:10). Cuando Amalék es aniquilado, es como si
existiera una revelación de la Shejiná en el mundo y, por lo tanto, corresponde que celebremos
jubilosamente con una alegría completa.

De esta forma, no existe diferencia alguna entre el júbilo asociado con "maldito es Hamán" y aquél
relacionado con "bendito es Mordejái". Por lo tanto, para que el hombre no se sienta angustiado
por haber sido merecedor de la salvación por causa de la excesiva maldad de los inicuos en lugar
de serlo por mérito propio, nuestros Sabios ordenaron que el hombre beba y olvide la diferencia
entre estas dos fuentes de salvación.

- Selección extraída de Sefer Hatodaa (Nosotros en el tiempo) -

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