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Berchenko Adriana. Proposiciones para una estética del cuento brevísimo ¿ Un género híbrido ?. In: América : Cahiers du
CRICCAL, n°18 tome 1, 1997. Les Formes brèves de l'expression culturelle en Amérique Latine de 1850 à nos jours : Conte,
nouvelle. pp. 45-54;
doi : https://doi.org/10.3406/ameri.1997.1240
https://www.persee.fr/doc/ameri_0982-9237_1997_num_18_1_1240
1 . Hay quien habla también de « cuento microscôpico » para referirse a la historia minima
de un par de palabras. Consultar Fernandez Ferrer, A. op. cit., p. 11. Las denominaciones
aqui evocadas, son las consideradas en esta obra y en la de Juan Armando Epple.
2. Cortâzar, Julio, « Del cuento brève y sus alrededores » in Ultimo Round, I, Mexico, Siglo
Veintiuno Editores S.A., 1974, p. 78.
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i Y que prétendes ?
l Que viva desnudo en el tejado 71
cios sutilmente diseminados en las breves frases los que permiten su cabal
intelecciôn, no solo como minitexto, sino también como libro al que él da
su nombre. Historia de una esencialidad es esta y, tras el provocativo
humor negro que la habita, surge el desamparo existencial en que el Otro
déjà al artista. Ese patente abandono esta, por lo demâs, claramente comple-
mentado por la disposicion textual en la que « Desnudo en el tejado » es fin
de volumen, y en la que, como tal, un desolado vacîo le rodea subrayando
asî el estado de suspension en el abismo, de exposiciôn indefensa en el
espacio.
1 . Valenzuela Luisa, « El sabor de una medialuna a las nueve de la manana en un viejo café
de barrio donde a los 97 anos Rodolfo Mondolfo todavia se reûne con sus amigos los
miércoles a la tarde » in Aqui pasan cosas raras, Buenos Aires, Ediciones La Flor, 1975, p. 91.
2. Monterroso A., « El dinosaurio » in Valdés E., El libro de la imagination, Mexico, Fon-
do de Cultura Econômica, 1976, p. 12.
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Pero, por mâs reveladora, necesaria y autosuficiente que esta frase sea, la
real dimension de su valor dépende del contexto que la sustenta. En este
orden dos hilos conductores organizan el mundo : el primero, concierne el
factor humano, el personaje que busca, el indagador ; el segundo, el objeto
de la bûsqueda : el cuadro llamado la Gioconda. Ambos se trenzan a lo
largo de los pârrafos. Y en este propôsito se complementan con perfecta
armonïa y equilibrio y nada queda al azar, como diria Cortâzar1. El juego
de los hilos conductores se articula, primero, en funciôn de grupos
significatives encabezados por la conjunciôn adversativa pero que ritmica y al-
ternadamente, subraya un movimiento referido o al personaje o al cuadro ;
y, en segundo lugar, en funciôn del valor connotativo sugerido por la
combination de los adjetivos epitetos que califican la obra. Esta evoluciona, en
efecto, de cuadro maravilloso zfabuloso o magnifico, para llegar, por
ultimo, a la condiciôn ûnica del sonado cuadro. La progresiôn cualitativa de
la pintura es asi, cohérente con la naturaleza misma de la microhistoria.
Por eso, el juego de su evoluciôn no puede sino resolverse en la imagen
/ Era tan sencillo que lo tomaran de la mono y lo condujeran hasta dejarlo
frente a ese mar ! Frase poética que puede parecer enigmâtica, pero en la
que ese mar no es otra cosa que la metâfora singular que alude al cuadro,
« La Gioconda », reino môvil y profundo de la bûsqueda, dominio del en-
sueno infinito, expresiôn absoluta del ideal.
Si las lineas temâticas son valorizadas por ciertos recursos lingiiisti-
cos y estilisticos bien escogidos, ellos no bastan para explicar el extremo
dinamismo que imprégna esta historia. Haciendo uso de cuidadosos proce-
dimientos, el narrador sugiere el juego y la superposiciôn témporo-espacial
que hace avanzar el texto. Fuertemente vinculados, tiempo y espacio se
organizan en el sentido de una involuciôn, de un retorno al pasado. El efecto
del desplazamiento hacia atrâs se organiza progresivamente y gracias a un
fino semantismo en el que un léxico comtemporâneo va combinândose con
términos que trasladan sutilmente a tiempos pretéritos. Los verbos y los
adjetivos cumplen con esta funciôn, y, si la evoluciôn significativa de
maravilloso cuadro afabuloso cuadro es ya relevante, la combinaciôn de formas
del pasado - partiô, recorriô, entrô, siguiô, llegô - de los verbos de
movimiento, lo es aûn mâs. Sumado a todo esto, el léxico que dénota el espacio
se vuelve vagamente anaerônico, haciendo de las galerias, palacios y me-
sones lugares sin tiempo. Las acciones y las modalidades de la narraciôn
sufren la misma involuciôn. El cuarto pârrafo cierra el proceso. Dos claves
lo revelan significativamente : el juego refinado entre los verbos amar y lu-
char - este ultimo con su semantismo clâsico - y la desapariciôn del térmi-
no cuadro reemplazado, ahora, por la identidad del personaje representa-
do. Después de esto, no queda al narrador sino fmiquitar el relato. Asi el
discurso réintégra su tiempo y espacio del pretérito con las modalidades
expresivas que las identifican : A la sazôn, habia llegado a Florencia a
Adriana BERCHENKO
Université de Provence