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Apología, Naturaleza y Finalidad:

La apologética clásica, tradicional que prevaleció durante tres siglos, no responde más que
a una parte de la teología fundamental actual, que asume, pero ampliándolo, el proyecto de
la apología clásica. Representa la sección de la teología fundamental que estudia el hecho
de la revelación y el conjunto de los signos que permiten concluir la existencia de
ese hecho.
La apologética clásica no estudiaba la revelación como misterio, pensado que esta reflexión
pertenecía a la dogmática. Recibía de ésta sus nociones fundamentales (revelación,
tradición, misterio, milagro, etc.) y se atenía al conocimiento, al hecho. Este tratado
apologético no ha perdido nada de su validez; pero ahora se integra en una visión más
ampliada, a saber: la revelación en su totalidad del misterio, de acontecimiento, de
categoría teológica.
Definición por vía de negación: La apologética no es un arte de la conversión. Muchas
de las ambigüedades que pesan sobre la apologética se deben más a la convicción, más o
menos confesada, de que la apologética tiene la tarea de convertir. Pues bien, como
millares de lectores han cerrado las obras de apologética sin haberse convertido, vale la
pena acabar con esta ciencia infiel a su misión.
Importa, por lo tanto, distinguir a la apologética como arte de la apologética como
ciencia. Existe una pastoral de la conversión. Esta pastoral que practican los misioneros y
los centros consagrados a los problemas de conversión, consiste presentar a un individuo
o a un grupo el conjunto de la doctrina cristiana e invitarles a la fe. Esta pastoral adopta
formas sumamente variadas, tan variadas como los mismos individuos. Es necesaria la
pastoral de la conversión, incluso puede recibir cierta forma científica, pero no eso se le
llama teología apologética
La teología apologética es propiamente, es una ciencia con su objeto, finalidad y su método.
La demostración apologética desarrolla un proceso racional y desemboca en una certeza
racional. Como tal, no tiende a la fe. Mientras que la apologética es una ciencia, la fe es un
acto religioso y saludable, una adhesión personal y total a Dios y a su palabra. Mientras
que el juicio apologético es de orden especulativo y científico, al asentimiento de fe es de
orden existencial y es fruto conjugado de la libertad y de la gracia. Por el camino de la
conversión es muy posible que la manifestación del cristianismo como valor, tal como se
revela en el encuentro con la santidad auténtica, ejerza más seducción que la demostración
completa y sabia de la más rigurosa apología.
Aunque sus orígenes dejan entender lo contrario, (lucha contra los judíos y los gnósticos),
la apologética no es un sistema de defensa contra los adversario. Durante siglos la
apologética ha consagrado lo mejor de sus energías a organizar cruzadas.
Afortunadamente, ha perdido el tono polémico y tajante que la había desacreditado. La
teología es ante todo una ciencia positiva, que debería existir aun cuando no hubiera
adversarios. Además, los estudiantes actuales, que viven en un clima de ecumenismo, no
pueden soportar ese tipo de apologética erizada de púas y acorazada de hierro.
Ciertamente, es significativo de este cambio operado en los espíritus el hecho de que
estudiantes ortodoxos, protestantes o musulmanes puedan asistir a los cursos de
apologética en las universidades católicas sin sentir la menor molestia.
3) La apologética no es, como creyeron algunos un simple tratado filosófico-histórico.
Si la apologética se sirve de la historia y de la filosofía, no por esos deja de ser teología. La
apología es una auténtica teología: interior a la fe, es siempre en el creyente la búsqueda
de la inteligencia aplicada al dato revelado. El que esta reflexión, debido al objetivo que
busca, tenga que servirse de los datos de la historia, de la filosofía o de la filología, no le
quita nada de su intención esencial, que es comprender el dato revelado: en este caso,
como misterio. Debido a una falsa concepción del trabajo teológico, se ha exagerado la
distinción entre apologética y dogmática, que están hechas para completarse y vivificarse,
ya que la realidad estudiada es a la vez acontecimiento y misterio.
4) La apología no es filosofía de la religión. El objeto esencia de la filosofía de la religión
es un objetivo del filósofo, no del creyente. No estudia los misterios como objetos de fe
(dogmática) o como signos de fe (apologética), sino la religión como actividad humana y
como actividad de conciencia. Estudia los fenómenos que desencadena la religión, las
categorías que utiliza. Para la filosofía de la religión, la revelación no es nunca más que un
criterio negativo. La apologética, por el contrario, trabaja siempre bajo la dirección de la
Iglesia y bajo la presión de la fe en búsqueda de inteligencia.
Según la expresión de Y. Congar, la filosofía de la religión estudia el acto religioso la fe
cristiana, pero desde abajo y su método le impide emitir el juicio último sobre la totalidad,
ya sea de las condiciones existenciales de la fe, ya sea de su objeto. Este juicio corresponde
a la teología.
Naturaleza de la apologética:
1) La apologética es una verdadera teología. Pertenece al habitus teológico en
ejercicio de inteligencia del dato revelado. Se aplica a comprender ese dato
precisamente en cuanto revelado y, consiguientemente, en cuanto digno de
fe. Intenta mostrar la rectitud humana de opción de fe que esta al principio de toda
teología cristiana. Porque, si la fe es un acto libre y razonable, la razón tiene que
poder mostrar que no se compromete sin razón. Se trata de la primerísima reflexión,
que es la analogía, en teología, a lo que son la ontología y la crítica en filosofía.
2) Para expresar la intención primera de la apologética, los autores tienen
formulaciones diversas, pero sustancialmente idénticas. Si se considera la
apologética desde el punto de vista de la revelación, se dirá que es la ciencia
de la credibilidad de la revelación. Intenta establecer de forma metódica,
mediante un discurso válido especulativamente y válido universalmente que
la religión cristiana es digna de fe, puesto que es de origen divino. Es la
exposición científica de los signos que atestiguan el hecho de la revelación y, en
consecuencia dan testimonio de la credibilidad de la religión cristiana. Si se
considera a la apologética desde el punto de vista de la fe, se dirá que se aplica a
la exposición, en un discurso válido a los ojos del no creyente, de lo que el creyente
considera como los fundamentos racionales de la decisión de fe.

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