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Universidad Abierta Para Adultos

(UAPA)

Trabajo final de economía

Participante

Crisleidy Nolberto ……………….15-1735

John Rodríguez…………………..16-2688

Osmedy Vargas……………………16-1397

Carolina santos…………………..15-6784

Facilitador(a):

Miguel Burdiez

Asignatura:

Instrucción a la economía

Julio 2017
Santiago de los caballeros, R.D.

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Teoría macroeconómica de John maynard keynes

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Indicen

1. Introducción pág. 4
2. Biografía John Maynard Keynes pág. 5
3. Teoría general sobre el(empleo, el interés y el dinero) pág.7
4. Su contradicción con los economista clásico pág.9
5. La mayor trapa de liquidez pág.12
6. Su influencia de su teoría la gran de expresión de los años 30 pág.15
7. Conclusión pág.16
8. Bibliografía pág.17

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Introducción

Este trabajo tiene como introducción, la crisis económica mundial de los últimos
años es una crisis de gran envergadura que tendrá probablemente importantes
repercusiones en años por venir en la teoría macroeconómica y su enseñanza,
especialmente a nivel de posgrado. Durante esta crisis, los debates de política
macroeconómica de los años 1930, cuando la macroeconomía nació como
disciplina con la publicación de la Teoría General de la ocupación, el interés y el
dinero (1936) de Keynes, se han repetido nuevamente. Ello se debe, en parte, a la
vigencia de la obra de Keynes que tiene por lo menos dos razones de ser. La
primera es que la Teoría General es una obra muy moderna en el terreno de los
hechos debido a que la actual crisis económica y financiera mundial ha vuelto a
poner a los mercados financieros en el epicentro del mal funcionamiento del
sistema económico en su conjunto. Y este es precisamente uno de los temas
centrales de la Teoría General. La segunda es que esta obra es muy relevante en
el terreno de las ideas, tanto para el presente como para el futuro, debido a la
vigencia de la crítica de Keynes a lo que llamó la economía clásica. Y lo es, como
argumentaré en este artículo, porque si sus críticas a los clásicosson válidas,
éstas son igualmente aplicables a la moderna nueva economía clásica.

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John Maynard Keynes
Economista inglés (Cambridge, 1883 - Firle, Sussex, 1946). Recibió una
educación de elite en Eton y Cambridge, orientándose hacia la economía por
consejo de su maestro, Alfred Marshall. Tras un breve periodo trabajando en el
servicio administrativo británico para la India, en 1909 entró como profesor en el
King's College de Cambridge, donde enseñaría economía hasta su muerte.

John Maynard Keynes

Keynes fue un hombre de vasta cultura, un humanista erudito y de prosa exquisita,


gran orador, contertulio y mecenas de intelectuales y artistas; pero también fue un
hombre de mundo interesado por los asuntos políticos y por la economía práctica,
dedicando parte de su tiempo a negocios ajenos y propios con los que llegaría a
hacerse millonario. Todos sus escritos económicos fueron respuesta a problemas
acuciantes de la economía de su tiempo. Así, como fruto de su trabajo en la
administración colonial, escribió La moneda india y las finanzas (1913).
Las consecuencias económicas de la paz (1919) fue el resultado de su
participación como representante del Tesoro en la delegación británica enviada a
negociar el Tratado de Versalles después de la derrota de Alemania en la Primera
Guerra Mundial (1914-18); Keynes dimitió de aquel cargo para mostrar su
desacuerdo con las duras condiciones impuestas a los vencidos y escribió este
libro para argumentar que tales condiciones, fruto de un espíritu de venganza,
serían imposibles de cumplir y conducirían a la ruina económica de Alemania, con
graves consecuencias para el resto del mundo.

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Desgraciadamente, el tiempo demostró que sus previsiones eran acertadas, y
Keynes volvió sobre el tema en Una revisión del tratado (1922). Las cuestiones
monetarias siguieron atrayendo su atención en el Tratado sobre la reforma
monetaria (1923) y el Tratado sobre el dinero (1930), en donde criticó
respectivamente la adhesión al patrón oro y la teoría cuantitativa de la moneda.
Pero su obra decisiva fue la Teoría general de la ocupación, el interés y el
dinero (1936), con la que dio una respuesta definitiva a la grave depresión
económica desencadenada en todo el mundo a partir del crash de la Bolsa de
Nueva York de 1929. Retomando intuiciones olvidadas de los teóricos del su
consumo (como Thomas R. Malthus), Keynes indicó que la causa de la crisis era
la insuficiencia de la demanda, debida a la creciente propensión marginal al ahorro
de las sociedades desarrolladas (esto es: que a medida que aumenta la renta, es
mayor la parte de ésta que se destina al ahorro y menor la que se dedica al
consumo, con lo que una parte de la producción no encuentra comprador).
En su opinión, el desempleo así originado no podía remediarse únicamente con
medidas monetarias. La debilidad del consumo privado sólo podía remediarse
incrementando el gasto público en periodos de recesión, haciendo que el Estado
incurriera en un déficit para crear demanda adicional. La importancia de los puntos
de vista contenidos en aquel libro fue tal que fundó toda una rama de la teoría
económica moderna, la macroeconomía, dedicada a explorar las relaciones entre
los grandes agregados de la renta nacional.

Tras vencer las resistencias conservadoras de la ortodoxia liberal, la «revolución


keynesiana» fue penetrando en el mundo académico y en las políticas económicas
de los países: influyó quizá sobre el New Deal de Franklin D. Roosevelt, pero fue
sobre todo después de la Segunda Guerra Mundial (1939-45) cuando se extendió
como una nueva ortodoxia, determinando las políticas económicas de todo el
mundo occidental durante más de tres décadas de crecimiento sostenido. Los
partidos conservadores y liberales se sumaron a esta política capaz de devolver la
estabilidad al sistema capitalista después de los sobresaltos del periodo de
Entreguerras; e incluso los socialdemócratas la aceptaron con entusiasmo, en la
medida en que justificaba la intervención del Estado en la economía y el
crecimiento del sector público.
El prestigio alcanzado por Keynes fue tal que el rey Jorge VI le nombró barón en
1942, ingresando en la Cámara de los Lores. Al final de su vida ejerció una
influencia directa sobre la política económica de su país como director del Banco
de Inglaterra y asesor del ministro del Tesoro. En 1944 presidió la delegación
británica en la Conferencia de Bretton Woods, donde contribuyó a dar forma al
Fondo Monetario Internacional.

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Teoría general sobre el empleo, el interés y el dinero.
La Teoría general del empleo, el interés y el dinero se considera la obra más
destacada del economista británico John Maynard Keynes.
En gran medida, creó la terminología de la moderna macroeconomía. Se publicó
en febrero de 1936, en una época marcada por la Gran Depresión. El libro
desencadenó una revolución en el pensamiento económico, comúnmente
denominada la "Revolución Keynesiana", en la forma en la que los economistas
pensaban en el fenómeno económico, y especialmente en la consideración de la
viabilidad y conveniencia de la gestión del sector público del nivel agregado de la
demanda en la economía.
En el libro de Keynes, «Ensayos en Persuasión», el autor recordó sus frustrados
intentos por influir en la opinión pública durante la Gran Depresión, a comienzos
de los años treinta. La "Teoría General" representó los intentos de Keynes para
cambiar la opinión general en el pensamiento que existía en el entorno
macroeconómico.
En resumen, la "Teoría general" de Keynes argumenta que el nivel de empleo en
la economía moderna estaba determinado por tres factores: la propensión
marginal a consumir (el porcentaje de cualquier incremento en la renta que la
gente destina para gastos en bienes y servicios), la eficiencia
marginal del capital (dependiente de los incrementos en las tasas de retorno) y
la tasa de interés. El argumento clave en el pensamiento keynesiano es que ante
una economía debilitada por la baja demanda (como por ejemplo, en una
depresión), donde hay un problema desencadenante (dificultad en conseguir una
economía que crezca vigorosamente), el gobierno (más genéricamente: el sector
público) puede incrementar la demanda agregada incrementando sus gastos
(aunque incurra en déficit público), sin que el sector público incremente la tasa de
interés lo suficiente como para minar la eficacia de esta política.
Keynes previó en su "Teoría general" que su libro probablemente iba a liderar una
revolución en la forma que los empresarios pensarían sobre los temas de interés
público. El pensamiento keynesiano (los intentos del gobierno intentando influir en
la demanda a través de los impuestos, el gasto público, y la política monetaria) fue
muy influyente en la época de la postguerra tras la Segunda Guerra Mundial. Sin
embargo, la estanflación de la década de 1970 hizo que el enfoque
intervencionista keynesiano perdiera su atracción en los círculos políticos y de los
teóricos económicos. En la mayoría de las economías, se comenzó a creer que el
manejo keynesiano de la demanda era complejo, y que acarreaba sutiles daños en

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la economía, como deteriorar los beneficios de un presupuesto público equilibrado,
así como favorecer la inflación. Hasta cierto punto, la teoría keynesiana sufrió
debido a su propio éxito en la postguerra, durante la que terminó con largos
periodos de paro y pérdida de producción. De todas maneras, el keynesianismo
todavía existe en la forma de la denominada Nueva Economía Keynesiana, que
intenta combinar la economía neoclásica con algunas conclusiones de la política
keynesiana.

Tras décadas de liberalismo y globalización, con esta descomunal crisis financiera


y económica se han desempolvado las enseñanzas del barón Keynes. Pero en
esta oportunidad explicaremos su Teoría General del Empleo, el Interés y el
Dinero.

Publicada en 1936, la Teoría General del Empleo, el Interés y el Dinero fue su


obra central, desafiando el paradigma económico de la época. La obra se basa en
la noción de demanda agregada para explicar la variacion general de actividad
económica, tales como las observadas durante la Gran Depresión de los años 30.

Según su teoría, el ingreso total de la sociedad está definido por la suma del
consumo y la inversión; y en una situación de desempleo y capacidad productiva
ociosa y no utilizada, solo se pueden aumentar el empleo y el ingreso total
incrementando primero los gastos, sea en consumo o en inversión.

¿Esto de gastar -queda mejor el término “inyección de dinero”- para incrementar el


consumo le recuerda algo? Seguimos.

La cantidad total de ahorro en la sociedad es determinada por el ingreso total y,


por tanto, la economía podría alcanzar un incremento del ahorro total, aun si las
tasas de interés se bajaran para estimular los gastos en inversión.

El libro abogaba por políticas económicas activas e intervencionistas por parte del
gobierno para estimular la demanda en tiempos de elevado desempleo, por
ejemplo a través de gastos en obras públicas.

Una política de gasto deficitario del tipo de la emprendida en el New Deal -y en


la actualidad, con planes de rescate multimillonarios- comenzó a efectuarse en
1938. Esta política tenía la firma de keynes y en su momento pocos economistas
renombrados en los EE.UU. la apoyaron. Con el tiempo, sin embargo, sus ideas
fueron más ampliamente aceptadas.

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Contradicción con los economista clásico.

James Galbraith narra en un artículo sobresaliente cómo en 1926 John Maynard


Keynes viajó a Berlín y conoció a Einstein. La hipótesis de Galbraith es que en esa
ciudad el gran economista inglés tuvo la idea de estar destinado a desempeñar un
papel en la teoría económica tan revolucionario como el del genio alemán en la
física.

La teoría económica anterior a Keynes también trataba de cuestiones como la


inflación o el empleo, pero la visión dominante descansaba en dos pilares
equivocados. El primero era que el mercado siempre tiende al equilibrio. El
corolario aquí es sencillo: el Estado no debe intervenir en los mercados para no
introducir distorsiones y obstáculos en la marcha natural hacia el equilibrio.

El segundo gran principio era que los fenómenos monetarios no tienen


repercusiones sobre las variables reales de una economía. El sustento de esto era
la idea según la cual un aumento en la oferta monetaria conduciría a un
incremento proporcional en los precios. El corolario aquí era que el producto y el
empleo estarían determinados de manera independiente por los mercados de
bienes y de trabajo, y no por la evolución de las variables monetarias.

Keynes vendría a cambiar todo eso afirmando que el empleo y el nivel de actividad
se ven afectados por la tasa de interés y por la oferta monetaria. Las variables
nominales (monetarias) tienen un efecto decisivo sobre las variables reales
(producto y empleo). La idea revolucionaria era que la demanda efectiva no tiene
por qué coincidir con el pleno empleo y, por eso, el capitalismo puede arrastrar la
infamia del desempleo involuntario durante mucho tiempo.

Efectivamente es probable que Keynes haya creído que estaba jugando un papel
en el pensamiento económico análogo al de Einstein en la física. Para Keynes, los
economistas clásicos se asemejan a geómetras que siguen los axiomas de
Euclides en un mundo no-euclideano y no pueden entender por qué dos líneas
paralelas pueden llegar a cruzarse. Según Keynes, en lugar de regañar a las
líneas por no comportarse de acuerdo a sus premisas, lo que deberían hacer es
desarrollar una geometría no-euclideana (es decir, una nueva teoría económica
"más general").

Las autoridades económicas de México son como esos geómetras anacrónicos.


Siguen creyendo que las fuerzas económicas conducen los precios hacia

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posiciones de equilibrio. Dicho sea de paso, ignoran todo sobre el desarrollo
contemporáneo de la teoría de equilibrio general. Y en lugar de regañar a las
fuerzas del mercado por no portarse bien, se dedican a reprender a quienes,
según ellos, quieren obstaculizar su buen funcionamiento. La culminación del
enredo teórico que traen en la cabeza se sintetiza en la idea banal de que en
México no puede haber una política macroeconómica contracíclica.

Hoy más que nunca urge un cambio de rumbo en materia macroeconómica. Las
contradicciones en las que se encuentra sumergida la economía mexicana son
ominosas y presagian otro colapso en el futuro no muy lejano. Este año la tasa de
crecimiento del PIB se estima en un raquítico 3.7 por ciento, pero ese
comportamiento mediocre será acompañado de un fuerte desequilibrio en las
cuentas externas: el déficit en la cuenta corriente de la balanza de pagos se
multiplicará por 10, pasando de 2.5 a casi 20 mil millones de dólares entre 2006 y
2007.

Para las autoridades mexicanas todo eso importa poco y seguirán usando la
retórica sobre la estabilidad macroeconómica, poniendo todo el énfasis en el
control de la inflación. El desequilibrio externo va a empeorar porque la política
cambiaria seguirá siendo el ancla en la lucha contra la inflación y permanecerá
sobrevaluada, encareciendo exportaciones y fomentando importaciones. Además,
el descenso en las exportaciones petroleras agravará este déficit en el futuro
cercano.

Para frenar la inflación, la política económica mantendrá la contracción de la


demanda interna, conteniendo el salario real y permitiendo sólo un mediocre
crecimiento del consumo y de la inversión (alrededor de 4 por ciento anual en
promedio entre 2007-2012). Y aunque el gobierno proyecta un crecimiento de 7
por ciento para las exportaciones, eso sólo revela su creencia de que el sector
exportador es motor del crecimiento, como si las maquiladoras tuvieran efectos
multiplicadores en el resto de la economía.

Desgraciadamente, la crítica de Keynes no fue lo suficientemente subversiva y eso


permitió la recuperación de su análisis. Pero una enseñanza clave de Keynes
subsiste (incluso en Estados Unidos): es posible y necesaria una política
macroeconómica contra-cíclica para reducir el desempleo. Infortunadamente los
responsables de la política macroeconómica en México están aferrados a la idea
contraria y no cambiarán, por más que las contradicciones del modelo económico.

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Teoría
El término “trampa de liquidez” es empleado en la teoría económica para describir
una situación en la que los tipos de interés se encuentran muy bajos, próximos a
cero, de forma que la preferencia por la liquidez tiende a hacerse absoluta, es
decir los agentes económicos prefieren conservar todo el dinero líquido, y no
invertirlo, por lo que las medidas tendientes a aumentar la masa monetaria no
consiguen dinamizar la economía y las autoridades monetarias no pueden hacer
nada para llevar de nuevo la tasa de interés a un nivel adecuado. En otras
palabras, se postula que en estas situaciones la política monetaria se vuelve
inservible para estimular la actividad económica.

Llegados a este extremo, el aumento de dinero en circulación no tiene ningún


efecto sobre la producción o los precios, en contraste con la teoría cuantitativa del
dinero (monetaristas, Milton Friedman) que sostiene que los precios y la
producción son, en términos generales, proporcionales a la cantidad de dinero en
circulación. En este supuesto, lo que ocurre es que la curva de preferencia de
liquidez se hace infinitamente elástica (prácticamente horizontal), debido a la
convicción unánime entre los inversionistas de que el tipo de interés no puede
bajar más, y dado que el precio de los títulos de deuda es tan alto que nadie
confía en que sigan subiendo (recordemos la relación inversa entre valor del bono
e interés).

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Trampas de Liquidez

La trampa de liquidez es una situación que se describe en la economía


keynesiana según la cual, las inyecciones de liquidez en el sistema bancario
privado por parte del banco central no bajas las tasas de interés ni inyectan dinero
en la economía y por lo tanto no estimulan el crecimiento económico como afirma
el monetarismo.

La trampa de liquidez se produce cuando las personas acumulan efectivo porque


esperan un evento adverso, como deflación, reducción de la demanda agregada y
del PIB, aumento de la tasa de desempleo o una guerra. La gente no está
comprando, las empresas no están pidiendo prestado y los bancos tampoco
prestan ya que no suficiente solvencia ya que las perspectivas económicas son
inciertas y los inversores no invierten porque los rendimientos esperados de las
inversiones son bajos

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¿Cómo nace el concepto de Trampa de liquidez?

El concepto de trampa de liquidez lo crea el economista británico John Maynard


Keynes, ante la situación que se produjo en la Gran Depresión americana de
1929, también llamada la “Crisis del 29”, que conllevó una falta de inversión
privada de dinero debido a que los tipos de interés estaban muy bajos.

A esta falta de inversión privada es a lo que Keynes llamó Trampa de liquidez

¿En qué consiste la trampa de liquidez?

Pues es un concepto utilizado por Keynes a partir del cual la política monetaria en
un entorno de tipos de intereses bajos próximos a cero no es efectiva. Esto
significa que una política monetaria expansiva en este contexto no repercutiría en
la inversión ya que los inversionistas preferirían la liquidez a cualquier tipo de
inversión, y por lo tanto, si no existe inversión, no se generará empleo.

¿Cuándo se produce la trampa de liquidez?

La trampa de liquidez se produce cuando los tipos de interés están muy bajos, con
tasas cercanas a 0 y debido a ello las personas acumulan dinero en efectivo en
lugar de invertirlo, porque creen que pueden producirse situaciones que escapen a
su control, como puede ser deflación, aumento de la tasa de desempleo,
reducción del Producto Interior Bruto o una guerra; guardan el dinero y dejan de
invertir a la espera de que esos tipos de interés vuelvan a aumentar y mejore la
rentabilidad que pueden obtener por invertir su dinero.

La gente deja de comprar e invertir su dinero, las empresas no piden dinero


prestado y los bancos no prestan dinero debido a la falta de solvencia; esto
produce una situación de inestabilidad económica de la que solo se puede salir,
según el economista Keynes, con el apoyo y la inversión de dinero público por
parte del Estado y de los organismos públicos.

¿Nos encontramos actualmente en situación de trampa de liquidez?

En la actualidad este fenómeno de trampa de liquidez se está produciendo en


muchos países que atraviesas por una mala situación económica.

La solución de inversión de dinero público por parte de los Estados que propone
Keynes no se puede llevar a cabo debido al endeudamiento de los Estados, lo que
impide la posibilidad de aumentar la inversión pública.

Por tanto, según aportaciones de otros grandes economistas, la solución para


acabar con la trampa de liquidez pasa por un aumento de la inflación, lo que hará
que los inversores prefieran invertir su dinero ante el miedo de que se produzca

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una pérdida de valor y esto hará que se estimule la actividad económica del país
en cuestión.

¿Qué se puede hacer para salir de la trampa de liquidez?

Keynes sostenía que se debía de llevar a cabo una política fiscal expansiva, es
decir, aumentar el gasto público (vía reducción de impuestos o vía aumento del
estímulo económico hacia diversos sectores). Un incentivo directo a la inversión e
indirecto del empleo y del PIB.

Pero claro, ¿Cómo vamos a aumentar el gasto público si haciendo esto se


generaría más deuda, y la deuda conllevaría más gasto público improductivo
(intereses) y más deuda?

Paul Krugman dice que en situaciones como esta quizá fuera recomendable salir
por la vía de la inflación. Esto significa que el dinero perdería valor y los
inversionistas deberían invertirlo en bienes y a gastar. Esto reactivaría la
economía.

Las características más habituales de una trampa de liquidez

Son tasas de interés cercanas a cero y fluctuaciones de la base monetaria que no


se traducen en fluctuaciones en los niveles generales de precios.

Según el keynesianismo y utilizando el Modelo IS-LM para el análisis de la trampa


de liquidez, vemos como una expansión monetaria (el paso de la LM a LM”) no
tiene ningún efecto sobre las tasas de interés de equilibrio (i) ni sobre el nivel de
PIB (Y). Sin embargo, la expansión fiscal (el paso de IS a IS") conduce a un mayor
nivel de PIB (Y) sin cambios en las tasas de interés.

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LA GRAN DEPRECION ECONOMICA EN LOS AÑOS 30.

La Gran Depresión fue una profunda recesión económica mundial que empezó a
principios de 1929 y terminó en diferentes momentos de los años 30 o principios
de los 40, según el país. Fue la mayor y más importante depresión económica de
la historia moderna, y se utiliza en el siglo 21 como punto de referencia sobre lo
que podría ser una futura caída de la economía mundial. La Gran Depresión se
originó en los Estados Unidos.

La mayoría de los historiadores suelen usar como fecha de inicio el crash bursátil
del 29 de Octubre de 1929, conocido como "Martes Negro". El fin de la depresión
en los Estados Unidos se asocia con la aparición de la economía de guerra
durante la Segunda Guerra Mundial, que empezó a funcionar en 1939.

La Gran Depresión tuvo efectos devastadores tanto en los países desarrollados


como en desarrollo. El comercio internacional se vio profundamente afectado, al
igual que los ingresos personales, los ingresos fiscales, los precios y los beneficios
empresariales. Ciudades de todo el mundo resultaron gravemente afectadas,
especialmente las que dependían de la industria pesada. La construcción
prácticamente se detuvo en muchos países. La agricultura y las zonas rurales
sufrieron cuando los precios cayeron entre un 40 y un 60 por ciento. Frente a la
caída de la demanda, con pocas fuentes alternativas de puestos de trabajo, fueron
las áreas dependientes del sector primario (industrias como la agricultura, la
minería y la tala de árboles) las que más sufrieron.

Incluso poco después del crash de Wall Street de 1929, el optimismo persistía.
John D. Rockefeller dijo que "estos son días en que muchos se ven desalentados.
En los 93 años de mi vida, las depresiones han ido y venido. La prosperidad
siempre ha vuelto otra vez."

La Gran Depresión terminó en momentos diferentes según el país. La mayoría de


los países establecieron programas de ayuda y sufrieron algún tipo de agitación
política, impulsándolos hacia extremismos de izquierda o derecha. En algunos
países, los ciudadanos desesperados se sintieron atraídos por nacionalistas
demagogos (como Adolf Hitler), preparando el escenario para la Segunda Guerra
Mundial en 1939.

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Conclusión
En este contexto, el enfoque keynesiano argumenta que para lograr una transición
de crecimiento lento a rápido es necesario un aumento sostenido de las tasas de
ahorro e inversión nacional. Por consiguiente, las desigualdades de crecimiento
entre países se dan, en gran medida, por las diferencias en las tasas de ahorro y
de inversión.
John Maynard Keynes (1883-1946) ha sido el economista más influyente del siglo
XX, para desgracia de buena parte de los habitantes de este planeta. Su teoría
expuesta en Teoría general de la ocupación, el interés y el dinero, proponía el
inflacionismo y el déficit público como solución de todos los males. Las
consecuencias a largo plazo de dichas políticas (que él despreció con la
despectiva frase "A la larga, todos muertos") fueron las inmensas deudas públicas
que padecemos casi todos los países, casos de híper inflacionismo, amén de otros
males similares

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Bibliografía

https://www.biografiasyvidas.com/biografia/k/keynes.htm

https://www.grandepresion.com.
http://www.jornada.unam.mx/2007/06/27/index.php?section=opinion&article=024a1eco

http://www.enciclopediafinanciera.com/definicion-trampa-de-
liquidez.html

https://www.mytriplea.com/diccionario-financiero/trampa-de-liquidez/

https://josexposito.wordpress.com/2013/05/06/trampa-de-liquidez-y-
actualidad/

http://erapostcrisis.blogspot.com/2013/11/trampa-de-liquidez.html
http://todoproductosfinancieros.com/la-teoria-general-del-empleo-el-interes-y-el-dinero/

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