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LA INTERPRETACION DE LOS SUEÑOS

Funcion del sueño: preservar el dormir. El sueño permite que conduzcamos las energías para poder
dormir, integrar un estimulo al sueño para poder dormir.
El olvido de los sueños
• Lo que recordamos del sueño y sobre lo cual ejercemos nuestras artes interpretativas esta mutilado por la
infidelidad de nuestra memoria, que parece incapaz de conservar al sueño y quizás ha perdido el fragmento
más significativo de su contenido.
• Nuestro recuerdo del sueño no es solo lagunoso, sino que lo refleja de manera infiel y falseada.
• Por una parte, puede ponerse en duda que lo soñado fuera en realidad tan incoherente y nebuloso como lo
conservamos en la memoria, y, por otra parte, de que un sueño haya sido tan coherente como lo contamos, y
de que en el intento de reproducirlo no hayamos llenado con material nuevo, lagunas inexistentes o creadas
por el olvido.
• Los rasos más íntimos del sueño son indispensables para la interpretación.
• Desfiguramos el sueño en el intento de reproducirlo; reencontramos en esto lo que caracterizamos como la
elaboración secundaria del sueño por parte de la instancia del pensamiento normal. Tal desfiguración es un
fragmento de la elaboración a que son sometidos regularmente los pensamientos oníricos a consecuencia de
la censura del sueño.
• No son arbitrarias las alteraciones que el sueño experimenta en la redacción de vigila. Mantienen enlace
asociativo con el contenido en cuyo lugar se ponen y nos sirven para indicarnos el camino hacia ese
contenido que, a su vez, puede ser el sustituto de otro.
• La duda sobre el reflejo correcto del sueño o de datos singulares de él es un retoño de la censura onírica de
la resistencia a la irrupción de los pensamientos oníricos en la consciencia. Esta resistencia no se ha agotado
ni siquiera con los desplazamientos y las sustituciones que impuso, y entonces todavía se adhiere como
duda a lo ya filtrado.
• Entre pensamientos oníricos y sueño sobrevino una total subversión de los valores psíquicos. La
desfiguración solo fue posible por sustracción de valor.
• En el análisis del sueño, Freud exige que se abandone toda la escala de apreciaciones de la certidumbre, y a
la más leve posibilidad de que algo haya ocurrido en el sueño de tal o cual suerte la trata como una certeza
plena.
• “todo lo que perturba la prosecución del trabajo es una resistencia”.
• También el olvido de los sueños sigue careciendo de explicación mientras no se recurra al poder de la
censura psíquica.
• Todo lo que el olvido carcomió en el contenido del sueño a menudo puede ser rescatado por el análisis, al
menos en toda una serie de casos es posibles descubrir los pensamientos oníricos.
• Fragmento omitido del sueño: se lo define como lo olvidado. Esta parte del sueño arrancada al olvido es la
más importante; lleva por el camino más corro a la solución del sueño y por eso fue la más sometida a la
resistencia.
• El olvido del sueño es parte de la resistencia. Venciendo esa resistencia, se puede evocar el sueño en su
recuerdo.
• El olvido de los sueños depende mucho más de la resistencia que de la ajenidad entre el estado de la vigila y
el del dormir.
• La interpretación de un sueño no siempre se consuma de un golpe; no es raro que uno sienta exhausta su
capacidad para lograrlo cuando ha seguido un encadenamiento de ocurrencias y el sueño no le dice nada
más por ese día; en tal caso, hará bien en interrumpir y volver sobre el trabajo un día próximo. Entonces otro
fragmento del contenido del sueño atrae la atención y se encuentra el acceso a un nuevo estrato de los
pensamientos oníricos, que es la interpretación fraccionada del sueño.
• Una de estas interpretaciones, la que Silberer llama psicoanalítica, atribuye al sueño un sentido cualquiera, la
mayoría de las veces, infantil – sexual; la otra, el, la llama anagógica, enseña los pensamientos más serios
que el trabajo del sueño tomo como material.
• La mayoría de los sueños no demandan sobre interpretación y son insusceptibles de interpretación
anagógica.
• La interpretación abstracta de un sueño así nacido es dada por el soñante; la interpretación correcta del
material deslizado debajo tiene que buscarse con los medios técnicos que nos son conocidos.
• Es harto frecuente que un sueño sobrevenido a continuación de otro permita asegurar y proseguir la
interpretación adoptada tentativamente para el primero.
• Una serie de sueños que se arrastra por semanas o meses suele brotar de un terreno común y debe
entonces someterse a la interpretación como una urdimbre.
• En sueños que se siguen el uno al otro, puede observarse a menudo que uno toma como centro lo que en el
siguiente es indicado solo en la periferia, y a la inversa, de suerte que los dos se complementan entre si
también respecto de la interpretación.
• Los diversos sueños de una misma noche deben ser tratados como un todo por el trabajo interpretativo.
• Aun en los sueños mejor interpretados es preciso a menudo dejar un lugar en sombras, porque en la
interpretación se observa que de ahí arranca una madeja de pensamientos oníricos que no se dejan
desenredar. Entonces ese es el ombligo del sueño, el lugar en que él se sienta en lo no conocido.

Es el punto dek que surge el sueño, es el punto de carencia en la cadena asociativa.

• La vida de vigilia muestra el inequívoco propósito de olvidar el sueño que se formó por la noche, y hemos
reconocido en la resistencia que el alma opone al sueño la principal responsable de ese olvido.
• El sueño no habría sobrevenido de haber reinado la resistencia durante la noche como lo hace durante el día.
Ella, por la noche, perdió una parte de su poder. Por esta disminución de la resistencia se hizo posible la
formación del sueño.
• La psicología descriptiva nos dice que la condición principal para que se forme el sueño es que el alma se
encuentre en el estado del dormido: el estado del dormir posibilita la formación del sueño por cuanto rebaja la
censura endopsiquica.
• Quizá la resistencia a que los pensamientos oníricos devengan conscientes pueda evitarse, aunque ella en sí
no haya experimentado rebaja.
• Esos dos factores favorables a la formación del sueño, la rebaja de la resistencia o su evitación, son
posibilitados al mismo tiempo por el estado del dormir.
• El procedimiento para la interpretación de los sueños es idéntico al que se sigue en la resolución de los
síntomas histéricos.
• No todas las ocurrencias del trabajo de interpretación precisan ser atribuidas al trabajo nocturno del sueño.

Acerca del cumplimiento de deseo


• El sueño no es otra cosa que un cumplimiento de deseo
• El cumplimiento de deseo nos mueve a separar los sueños en 2 grupos:

1) sueños que se presentaban de manera franca como cumplimiento de deseo (lo encontramos en los
adultos)
2) sueños que eran irreconocibles y a menudo ocultados por todos los medios. (lo encontramos en los niños)

• El deseo que se realiza en el sueño proviene de la oposición entre la vida diurna devenida consciente y una
actividad psíquica que permanece inconsciente y que solo puede hacerse notable durante la noche.
• 3 posibilidades para la génesis de un deseo:

1) puede haberse excitado durante el día sin obtener satisfacción a causa de condiciones exteriores, así
queda pendiente para la noche un deseo admitido y no tramitado. (está en el preconsciente)
2) puede haber emergido de día, pero topándose con una desestimación; queda pendiente un deseo no
tramitado pero que fue sofocado. (está en el preconsciente y pasa al inconsciente)
3) puede carecer de relación con la vida diurna y contarse entre aquellos deseos que solo de noche se ponen
en movimiento en nosotros desde lo sofocado. (es incapaz de trasponer al sistema del icc)

• Hay una cuarta fuente del deseo del sueño que son las mociones de deseo actuales, que se despiertan
durante la noche.
• En todos los sueños sometidos a la desfiguración, el deseo proviene del inconsciente y no pudo percibirse
durante el día.
• Todos los deseos parecen tener el mismo valor y el mismo poder para la formación del sueño.
• En los sueños infantiles, un deseo no tramitado durante el día puede ser el excitador del sueño (se trata de
una moción de deseo con la fuerza propia de lo infantil)
• A medida que vamos dominando nuestra vida pulsional mediante la actividad del pensamiento, renunciamos
cada vez más a la formación o conservación de deseos tan intensos como los que el niño conoce.
• En el adulto, el deseo que quedo pendiente de cumplimiento durante el día no basta para crear un sueño.
• El sueño no se engendraría si el deseo preconsciente no supiese ganarse un refuerzo de otra parte, del
inconsciente.
• El deseo consciente solo deviene excitador de un sueño si logra despertar otro deseo paralelo, inconsciente,
mediante el cual se refuerza.
• Los deseos siempre alertas de nuestro inconsciente se encuentran en estado de represión.
• El deseo que se figura en el sueño tiene que ser un deseo infantil. Por lo tanto, en el adulto proviene del
inconsciente, y en el niño es un deseo incumplido, no reprimido, de la vida de vigilia.
• Clasificación de estas mociones de pensamientos que se continúan mientras dormimos:

1) lo que durante el día no se llevó hasta el final.


2) lo que por desfallecimiento de nuestra capacidad de pensar quedo sin tramitar, lo no solucionado.
3) lo rechazado y sofocado durante el día.
4) lo que por el trabajo de lo preconsciente fue alertado durante el día en nuestro inconsciente
5) las impresiones del día que nos resultaron indiferentes y por eso quedaron sin tramitar.

• Los sueños de displacer y de angustia son cumplimientos de deseo.


• Un deseo inconsciente y reprimido cuyo cumplimiento no podía ser sentido por el yo del soñante sino como
penoso, se valió de la oportunidad que le ofrecían los restos diurnos penosos que seguían investidos, les
presto su apoyo y así los hizo soñables.
• La satisfacción por el cumplimiento del deseo reprimido puede resultar tan grande que equilibre los efectos
penosos adheridos a los restos diurnos; entonces el sueño presenta un tono afectivo indiferente, aunque por
una parte es el cumplimiento de un deseo, y por otra, el de una aprensión.
• Los sueños de displacer (sueños punitorios)
- Lo que con ellos se cumple es igualmente un deseo inconsciente, el de un castigo del soñante a causa de
una moción de deseo no permitida, reprimida.
- Indican la posibilidad de una participación más extensa del yo en la formación del sueño.
- El mecanismo de la formación del sueño se vuelve más transparente si la oposición entre consciente e
inconsciente es reemplazada por la oposición entre yo y reprimido.
- No están ligados a la condición de que los restos diurnos sean penosos. Sino que se engendran con la
mayor facilidad bajo la premisa opuesta, cuando los restos diurnos son pensamientos de naturaleza
satisfactoria, pero expresan satisfacciones no permitidas.
- El carácter esencial es que en ellos el formador del sueño no es el deseo inconsciente que procede de lo
reprimido, sino el deseo punitorio que reacciona contra aquel, que pertenece al yo y es inconsciente.
• Es muy posible que un pensamiento onírico desempeñe para el sueño el papel del empresario; pero el
empresario que tiene la idea y el empuje para ponerla en práctica, nada puede hacer sin capital; necesita de
un capitalista que le costee el gasto, y este capitalista que aporta el gasto psíquico para el sueño, es
cualquiera que sea el pensamiento diurno, un deseo que procede del inconsciente.
• Otras veces el capitalista es el empresario; en este caso la actividad diurna ha incitado un deseo
inconsciente, que crea al sueño.
• En la mayoría de los sueños puede reconocerse un centro provisto de una particular intensidad sensible, esto
es la figuración directa del cumplimiento de deseo.
• Los elementos que están en las cercanías del cumplimiento de deseo, a menudo nada tienen que ver con el
sentido de este, sino que resultan ser retoños de pensamientos penosos, contrarios al deseo.
• Así, la fuerza figurante del cumplimiento de deseo se difunde por una cierta esfera de nexos, dentro de la
cual todos los elementos son elevados a la figuración.
• Deseo onírico: deriva del ámbito del inconsciente y descompone sus vínculos con los restos diurnos, que a
su vez pueden ser deseos o mociones psíquicas de cualquier otra índole, o solo impresiones recientes.
• Deseo: es la reaparición de la percepción. La aparición de la percepción es un componente esencial de la
vivencia de satisfacción.
• Toda la actividad de pensamiento que se urde desde la imagen mnémica hasta el establecimiento de la
identidad perceptiva por obra del mundo exterior es un rodeo para el cumplimiento de deseo, rodeo que la
experiencia ha hecho necesario.
• El pensar es el sustituto del deseo alucinatorio, y en el acto se vuelve evidente que el sueño es un
cumplimiento de deseo, porque solamente un deseo puede impulsar a trabajar a nuestro aparato mnémico.
• Las mociones de deseo inconscientes aspiran a regir también durante el día.
• El sueño es en todos los casos un cumplimiento de deseo porque es una operación del sistema inconsciente
que no conoce en su trabajo ninguna otra meta que el cumplimiento de deseo ni dispone de otras fuerzas
que no sean las mociones de deseo.
• Si existe un sistema del inconsciente, entonces el sueño no puede ser su única exteriorización; todo sueño
será un cumplimiento de deseo, pero tiene que haber otras formas anormales de cumplimiento de deseo. Y la
teoría de todos los síntomas psiconeuroticos culmina: también ellos tienen que ser concebidos como
cumplimiento de deseos de lo inconsciente.
• Síntoma: no es la mera expresión de un deseo inconsciente realizado; tiene que agregarse todavía un deseo
del preconsciente que se cumpla mediante el mismo síntoma.
• La determinación que no proviene del inconsciente es un itinerario de pensamiento de reacción frente al
deseo inconsciente, por ej. un autocastigo.
• Un síntoma histérico solo se engendra donde dos cumplimientos de deseo opuestos, provenientes cada uno
de un diverso sistema psíquico, pueden coincidir en una expresión.
• El sueño es autorizado a dar expresión a un deseo del inconsciente tras toda clase de desfiguraciones; el
sistema dominante se retira al deseo de dormir, lo realiza produciendo las alteraciones en la envestidura que
le son posibles y retiene este deseo todo el tiempo en que se duerme.
• Este deseo de dormir a que se aferra el preconsciente tiene el efecto general de facilitar la formación del
sueño.
• El sueño elabora desde todos los costados los pensamientos que en el momento ocupan a la vida anímica,
abandona una imagen onírica cuando amenaza hacerle fracasar el cumplimiento de deseo, ensaya con un
tipo nuevo de solución, hasta que por ultimo logra crear un cumplimiento de deseo que satisface a las dos
instancias de la vida anímica como compromiso entre ellas.

• Sueños de displacer (sueños punitorios): con ellos se cumple un deseo inconsciente, la fuerza
impulsora para la formación del sueño tiene que ser proporcionada por un deseo inconsciente. El
deseo punitorio (de castigo) permite la formación de este sueño.

• Vivencia de satisfacción: un componente esencial es la aparición de una cierta percepción, cuya


imagen mnémica queda asociada a la huella que dejó en la memoria la excitación producida por la
necesidad.

• Identidad perceptiva: repetir aquella percepción que esta enlazada con la satisfacción de
necesidad. Toda la compleja actividad del pensamiento que se urde desde la imagen mnémica
hasta el establecimiento de la identidad perceptiva por obra del mundo exterior, no es otra cosa
que un rodeo para el cumplimiento del deseo. El soñar es un rebrote de la vida infantil del alma ya
superada.

• Psicosis: las excitaciones inconscientes someten al preconsciente y desde ahí gobiernan nuestro
habla y nuestra acción o fuerza la regresión alucinatoria y guían el aparato. El sueño es un
cumplimiento de deseo porque es una operación del inconsciente, que no conoce en su trabajo
ninguna otra meta que el cumplimiento de deseo ni dispone de otras fuerzas que no sean mociones
de deseo.

• Un histérico solo se engendra desde dos cumplimiento de deseo opuesto, provenientes cada uno
de un diversos sistema psíquico, pueden coincidir en una expresión.

• El preconsciente le permite el cumplimiento de deseo después de constreñirlo a ciertas


figuraciones. El sueño es autorizado a dar expresión a un deseo del inconsciente tras toda clase de
desfiguraciones lo realiza produciendo en el interior del aparato psíquico las alteraciones en la
investidura que le son posibles. El preconsciente tiene el efecto de posibilitar la formación del
sueño.

El despertar por el sueño

• Durante el dia, o al producirse el estado del dormir, el deseo inconsciente se facilito el camino hacia los
restos diurnos y ejecuto su transferencia sobre ellos. Asi se engendra un deseo trasferido al material reciente,
o el deseo reciente sofocado cobra nueva vida por el refuerzo que le viene del inconsciente.
• El estado del dormir en que se encuentra el preconsciente no le permite seguir avanzando.
• Cuando el proceso onírico ha devenido un contenido perceptivo, ha sorteado el impedimento que dentro del
preconsciente le opusieron la censura y el estado del dormir. Asi, lograr llamar la atención sobre si y ser
notado por la consciencia.
• La consciencia es excitable en la vigilia desde dos lugares:

1) desde la periferia de todo el aparato, el sistema de la percepción


2) desde las excitaciones de placer y displacer que resultan de las trasposiciones de energía ocurridas en el
interior del aparato.
• Una vez que el sueño devino percepción, puede excitar a la consciencia por medio de las cualidades que
adquirio.

La función del sueño

• Dirige a lo excitante una parte de la energía de investidura disponible en el preconsciente, en calidad de


atención.
• El sueño en todos los casos despierta, pone en actividad, una parte de la fuerza en reposo del preconsciente.
• De esta fuerza, experimenta el influjo que designamos elaboración secundaria: el miramiento por la
coherencia y la inteligibilidad.
• El sueño no puede reclamar para si otro tiempo que el periodo de transición entre el dormir y el despertar.
• Se cree que la ultima imagen del sueño fue tan fuerte que nos compelio a despertar. En realidad fue tan
fuerte porque ya estábamos próximos a despertar.
• Hay muchos sueños tras los cuales no despertamos, por ejemplo: cuando soñamos que soñamos.
• La mayoría de los sueños parecen trabajar con intensidades psíquicas comparativamente pequeñas, porque
aguardan el despertar.
• El mayor interés teorico recae sobre los sueños que tienen la capacidad de despertarnos en mitad del dormir,
porque se le confiere al sueño y al deseo inconsciente, el poder de perturbar el dormir, que es el
cumplimiento del deseo preconsciente. (cuando nos dormimos de nuevo, hemos eliminado la perturbación)
• El sueño, dentro del juego de fuerzas de la vida anímica se adueño de una función: ha tomado sobre si la
tarea de traer de nuevo bajo el imperio del preconsciente la excitación del inconsciente que había quedado
libre; asi descarga la excitación del inconsciente a cambio de un minimo gasto de actividad de vigilia, el
dormir del preconsciente.

El sueño de angustia

• Un proceso psíquico que desarrolla angustia puede ser a pesar de ello un cimplimiento de deseo.
• El deseo pertenece a un sistema inconsciente, mientras que el sistema preconsciente lo ha desestimado y
sofocado. La existencia de unos síntomas neuróticos nos muestra que los dos sistemas se encuentran en
conflicto reciproco; estos sintomas, son los productos de compromiso de ese conflicto.
• Por una parte, procuran al inconsciente una salida para la descarga de su excitación, y por otra parte, dan al
preconsciente la posibilidad de gobernar al inconsciente de algún modo.
• El síntoma se constituyo para prevenir el estallido de la angustia.
• La doctrina del sueño de angustia pertenece a la psicología de la neurosis.
• La angustia neurótica proviene de fuentes sexuales.
• La angustia admite ser reconducida a una apetencia oscura, manifiestamente sexual, que en el contenido
visual del sueño encontró buena expresión.
• Ataques nocturnos de angustia con alucinaciones frecuentes en los niños: se trata de mociones sexuales no
comprendidas y repelidas, en cuyo registro podría establecerse una periodicidad temporal, porque un
incremento de la libido sexual puede producirse tanto por impresiones excitantes de índole contingente como
por los procesos espontaneos de desarrollo, que sobrevienen por oleadas.

El desprendimiento de placer y displacer regulan automáticamente el curso de los procesos de investidura. Una
vez que el sueño de una percepción, puede excitar a la conciencia por medio de las cualidades que adquirió. El
sueño en todos los casos despierta, pone en actividad una parte de la fuerza en reposo del preconsciente.

Por el trabajo del sueño el proceso onírico puede ganar la intensidad suficiente para atraer sobre sí a la
conciencia y despertar al preconsciente. Percibimos algo soñado cuando repentinamente nos arrancan de un
dormir profundo. El preconsciente es el que consuma el trabajo y la psicoterapia no puede emprender otro
camino que el de someter al inconsciente al imperio del preconsciente. Para cada proceso de excitación
inconsciente hay, pues, dos salidas: Queda liberado a sí mismo y termina irrumpiendo y se procura una descarga
en la motilidad, o se somete a la influencia del preconsciente y su excitación, en vez de descargarse, es ligada
por este. El proceso onírico es permitido primero como cumplimiento de un deseo del inconsciente, pero si ese
intentado cumplimiento se agita en el preconsciente el sueño ha roto el compromiso, ha dejado de cumplir la otra
parte de su contenido. Al punto es interrumpido y sustituido por el despertar pleno.

La sofocación de la inconciencia se vuelve necesaria, sobre todo, porque el decurso de las representaciones en
el interior del inconsciente, librado a sí mismo, desarrollaría un afecto que en su origen tuvo el carácter del placer,
pero desde que se produjo el proceso de represión lleva el carácter de displacer. El peligro consiste entonces en
que las excitaciones inconscientes desprendan ese afecto, en el cual solo puede ser sentido como displacer,
como angustia. Este peligro se desencadena cuando el proceso onírico es tolerado.
Condiciones:

Que hayan sobrevenido represiones

Que las mociones de deseo sofocadas puedan cobrar fuerza suficiente

Mediante la represión, la angustia admite ser reconducida a una apetencia oscura, manifiestamente sexual, que
en el contenido del sueño encontró buena expresión. Ataques nocturnos de angustia con alucinaciones puede
tratarse de mociones sexuales no comprendidas y repetidas, en cuyo registro probablemente podría establecerse
una penosidad temporal.

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