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QUE NO NOS DUELAN SIEMPRE LAS CRÍTICAS

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… ESA MALA COSTUMBRE de enjuiciar los hechos de los otros, o las conductas, o cualquier cosa, y además DE UN MODO
DESFAVORABLE E INCLUSO OFENSIVO, es algo que necesitamos revisar y erradicar de nosotros lo antes posible, con
exquisita atención porque con su uso indiscriminado –y sin tener derecho a ello- se perjudica –y en muchos casos
gravemente- a los otros.
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NO ES LO MISMO UNA OPINIÓN QUE UNA CRÍTICA.
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Lo primero – LA OPINIÓN- es un juicio o una valoración que nos formamos con respecto a algo o alguien, pero es
equilibrada y hasta justa –pero finalmente limitada-, porque lo hacemos de acuerdo a nuestros conocimientos o ideas,
pero SIN QUE EN ELLO HAYA MALDAD NI INTENCIÓN DE HACER DAÑO, mientras que EN LA CRÍTICA sí existe, soterrada o
descaradamente, la maldad, la intención de perjudicar aunque lo justifiquemos y no lo queramos reconocer, llegando
incluso a tratar de justificarlo con la hipócrita e insana frase: “Te lo digo por tu bien”.
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Cuando realmente lo decimos por el bien del otro tenemos mucho cuidado de no herir ni perjudicar, de separar el hecho
ocurrido de la persona. Hablamos del hecho y decimos con ecuanimidad lo que a nuestro –limitado- parecer es, pero lo
dejamos ahí. Con ecuanimidad y pulcritud, sin añadir las descalificaciones ni los insultos…
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No pocas veces “aprovechamos” el momento de crítica para añadir “LA SOLUCIÓN”. La solución –por supuesto- desde
nuestro LIMITADO punto de vista, pero sin valorar que la otra persona es distinta de nosotros mismos, y sus
circunstancias personales y su educación son distintas, y su modo de ver y hacer las cosas es distinto, y por lo tanto –
obviamente- actúa distinto de como actuaríamos nosotros.
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Necesitamos ser capaces de darnos cuenta y valorar que si estuviésemos en el lugar del otro, muy probablemente,
actuaríamos EXACTAMENTE IGUAL que lo hace el otro. Por lo tanto no se le puede exigir al otro que actúe como lo
hacemos nosotros. Todo es distinto.
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Hay que tener en cuenta, también, que hay diferentes tipos de críticas: desde la que está bien intencionada -aunque
probablemente mal planteada- hasta la que contiene toda la mala intención posible. O sea cuando las cosas se dicen con
la clara intención de hacer daño. En este caso incluso, frecuentemente, llegamos a decir algo más tremendo de lo que
realmente pensamos porque nuestra intención es hacer daño expresamente.
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En estos casos conviene saber responder bien. Si ante la agresiva crítica del otro reaccionamos enojándonos,
alterándonos, enrabietados, de mal humor, hundidos… estamos colaborando con el otro, nos estamos convirtiendo en su
cómplice, le estamos ayudando a conseguir su objetivo.
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Lo mejor, por la propia tranquilidad emocional y personal, es no darle importancia a lo que el otro diga. Nosotros nos
conocemos a nosotros mismos y lo que el otro nos haya dicho no tiene que hacernos cambiar de idea. No debemos
cuestionárselo; si acaso, escuchar atentamente sus argumentos y objetivamente evaluar si tiene algo de razón en lo que
expone respecto a nuestra persona, y procesar su opinión como una oportunidad de mejorar.
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Hay que hacer todo un trabajo personal para cambiar la reacción de enojo –que se expresa de un modo inconsciente-
provocada ante la “agresión” de una crítica por una acción reflexionada y adecuada hecha de un modo consciente.
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Conviene desdramatizar lo que nos digan de nosotros cuando notamos que en ello no hay objetividad ni ánimo de
ayudarnos. Lo que sí podemos hacer es aprovechar la ocasión para ver con objetividad si realmente hay algo de cierto,
por si acaso.

LAS OPINIONES, en cambio, sí conviene tenerlas siempre en cuenta. A veces, estamos tan acostumbrados a algo que nos
parece normal y no lo revisamos ni valoramos. A veces, llevamos tiempo sin actualizar algunos aspectos de nuestra vida y
hay que tener en cuenta que una opinión ajena también puede ser acertada.
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Conviene que estemos permanentemente en un Proceso de Desarrollo Personal, conviene que estemos
permanentemente atentos. En cualquier momento y de cualquier lugar puede llegarnos una información que nos ayude
en esta tarea.
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Opiniones, sí. Críticas agresivas o ataques directos malintencionados o reproches injustos o acusaciones injustificadas,
no.

Te dejo con tus reflexiones…

Francisco de Sales

Fuente: Blogspot Conexión Universal, Publicado por Francisco de Sales, Sánchez el agosto 23, 2018; adecuación y
transcripción de texto por @Juan E

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