Escolar Documentos
Profissional Documentos
Cultura Documentos
Esta pregunta admite una diversidad de respuestas igualmente correctas, que es algo muy distinto de sostener que
todas las respuestas que se pudieran ofrecer a ella sean igualmente aceptables. Y esto revela que se trata de una
pregunta humana, una clase de interrogante que contrasta radicalmente tanto con las preguntas empíricas - esto es,
aquellas cuya respuesta depende de cómo sea la realidad y de las experiencias que demuestran que la realidad es así
o asá - como con las preguntas formales - esto es, aquellas cuya respuesta depende de las reglas y de los raciocinios
que demuestran que las cosas son de una u otra forma. Las preguntas empíricas, como las de la física y la biología, y
las preguntas formales, como las de la lógica y la matemática, admiten sólo una respuesta que es, en principio,
correcta. Así, por ejemplo, cuál es el número atómico del oro y cuál es la raíz cuadrada de 25 sólo tienen sendas
respuestas correctas: 79 en el caso de la primera y 5 ó -5 en el caso de la segunda.” (Orellana B., M. Pluralismo: una
ética del siglo XXI, p.21).
Existen dos fuentes básicas de cómo obtenemos información acerca del mundo y de nosotros mismos. Estas son: los
sentidos (vista, tacto, gusto, olfato, oído, etc.) y la razón (el pensamiento o inteligencia).
Algunas respuestas que surgen de la evolución histórica del concepto de Filosofía son:
_ Es el amor a la sabiduría.
_ Es la sabiduría misma, es el saber.
_ Es ir de camino.
_ Es algo que el hombre hace.
_ Una disciplina que cuestiona todo, hasta las cosas más básicas y obvias.
_ Una actitud crítica general.
_ Busca dar explicaciones racionales y justificar lo opinado.
_ Se ocupa de responder a problemas que se planteó el hombre en todos los tiempos y para los cuales
el conocimiento vulgar no alcanza.
_ La consecuencia de la actividad de pensar será un sistema de pensamiento, que pueda explicar la vida
o parte del mundo humano.
Los seres humanos se hacen preguntas movidos por la admiración y reconociendo su propia ignorancia. De modo que es
el reconocimiento de la propia ignorancia el motor de nuestro pensamiento, lo que le lleva a tratar de conocer, a intentar
encontrar la sabiduría. En este intento por salir de la ignorancia, desde los distintos ámbitos del ser humano, surgen los
siguientes tipos de preguntas:
Hacia el siglo VII AC se produce un cambio importante: se empieza a separar lo sobrenatural (mítico) de lo natural
(físico), y se empieza a privilegiar lo objetivo sobre lo subjetivo: de esa disociación y esta objetivación nacerá la
filosofía. Los primeros filósofos, más que atacar los mitos, primero se extrañan de ellos. El miedo y el asombro que
habían generado los mitos ahora son fuente de reflexión filosófica: se admira contemplando el mundo y ve que el
mito es insuficiente para explicarlo en su origen y devenir.
Los filósofos presocráticos tenían en común la creencia de una materia prima que era el origen de todos los
cambios. Querían entender los sucesos de la naturaleza sin tener que recurrir a los mitos tradicionales. Ante todo,
intentaron entender los procesos de la naturaleza estudiando la misma naturaleza.
De esta manera, la filosofía se independizó de la religión. Podemos decir que los filósofos de la naturaleza dieron
los primeros pasos hacia una manera científica de pensar, desencadenando todas las ciencias naturales
posteriores. La naturaleza es ahora concebida como principio (arché), es decir, como aquello que las cosas son y
que desde ellas mismas determina su forma de comportarse. Los tres rasgos que corresponden a la naturaleza
como arché son: origen, sustrato permanente y causa.
Empiezan a aparecer conceptos básicos como “cosmos” (todo, universo ordenado), “logos” (razón), “arjé”
(elemento primero y también explicación racional) y “fhysis” (naturaleza generatriz, fundamento). Todas estas
nociones están articuladas entre sí formando un sistema cosmológico que permite dar una visión coherente del
mundo.
1
Giannini, Humberto. “Breve Historia de la Filosofía”. Editorial Universitaria. 14ª edición. Santiago de
Chile, Noviembre de 1986, pág. 18-19.
espiritual, de una fuerza poderosa que se halla dentro del aire atmosférico. Por eso, es algo vivo y divino, que
conserva, anima y ordena todo.
Es el aire exterior, invisible, veloz, fuerte, infinito, envuelve todas las cosas y las transforman unas en otras. El aire
interior, propio de los seres animados (animales) es el soplo vital, pneuma, que los mueve y vivifica.
Concluyendo con la teoría de Anaxímenes, del aire nacen todas la cosas, por condensación o por dilatación, y a él
vuelven cuando se corrompen. El aire enrarecido (sutil) se torna fuego; condensado, viento, densificándose,
después nubes, luego agua, tierra y piedra, y de ahí todo lo demás (resto de los seres). Poco después de la muerte
de Anaxímenes, Mileto es arrasado por los Persas (año 494 a.C.)
Introduce las matemáticas como la estructura del universo. En un principio observaron que la realidad tiene un
comportamiento matemático: se pueden medir fenómenos, se observan proporciones, etc. Llegan a la conclusión
de que el orden del Universo es matemático; y como todo lo matemático, puede reducirse a números, llegando a
la conclusión obvia, que el arché de las cosas son los números. O sea, la esencia permanente del mundo puede
encontrarse en los principios matemáticos, y especialmente en los números.
“Los números, pues, son los que dan razón del devenir del cosmos y le prestan la armonía y regularidad que le son
propias. En este sentido, los pitagóricos se adelantaron a la Ciencia Moderna, según la cual las leyes de la
Naturaleza se pueden expresar en fórmulas matemáticas”. 2 Los números no son para ellos, como son para
nosotros, entidades abstractas y fijas, sino la fuerza generatriz de la movilidad de los fenómenos y del devenir de
la Naturaleza.
Para los pitagóricos, todo el Cosmos está formado por 10 corpúsculos dispuestos en torno a un fuego y
moviéndose con una armonía que no alcanzamos los hombres a percibir. Respecto al alma, esta tiene un origen
divino y hay un pecado primordial que el alma debe expiar. Para ello pasa de un cuerpo a otro, purificándose
progresivamente. El alma es inmortal, es el principio motor sujeto a un ciclo de transmigraciones de una especie a
otra (Teoría de la Transmigración del alma o Metempsicosis). Además, es una dualidad de bien y mal, pero que
tiende a una armonía o equilibrio. Hay también, una correspondencia entre alma y cuerpo. Para ellos “el cuerpo es
la tumba, la cárcel del alma, la cual, con la muerte, y después de haber expiado sus culpas unida a otros cuerpos,
se reúne en la vida ultraterrena con el Uno.
El universo es un desenvolverse incesante de los contrarios en lucha entre ellos. La extinción de un contrario
representa la vida del otro, y la muerte de éste es el retorno existencia del primero. El devenir, entonces, se debe
a la superación de los contrarios. Ahora bien, en esta pugna que mantienen los opuestos nada permanece
idéntico a sí, sino el Logos, la armonía del todo, lo inteligible, la Razón.
Giannini concluye,”… el cambio, el movimiento, la condición más real del universo, el principio de todo (arjé). Y
que “es imposible sumergirse dos veces en un mismo río”, “todo fluye”, “el sol es nuevo cada día”, porque no hay
reposo y nada permanece lo mismo”. 3 Lo que era presente, ahora es pasado, y sólo es permanente y lo mismo la
interna armonía de los contrarios en pugna: El Logos (el Discurso del Universo).
3
Giannini, Humberto. “Breve Historia de la Filosofía”. Editorial Universitaria. 14ª edición. Santiago de Chile,
Noviembre de 1986, pág. 22.