Você está na página 1de 60

Colección Palabras de la Memoria

Historias del PRT-ERP.


“¿Cuál es la mejor arma que tiene la gente en las manos? La
conciencia.”
Entrevista con Lucy y con Brígida. Realizada el 8 de julio de 1995
Metán, Salta

Pablo A. Pozzi·

Programa de Historia Oral


Facultad de Filosofía y Letras (UBA)
Editorial Imago Mundi

·
Director del Programa de Historia Oral, Instituto de Antropología, Facultad de Filosofía y Letras,
Universidad de Buenos Aires.
Estudio preliminar
Una de las discusiones que aún hoy debería darse es la consideración en torno
a la composición social de la guerrilla, a sus orígenes ideológicos y al mismo proceso
de politización. En general, un lugar común, aceptado por casi todos, en la Argentina
actual es que los guerrilleros eran jóvenes de clase media o de la burguesía, urbanos, y
provenientes de familias que habían sido antiperonistas y participantes de la
Revolución Libertadora. En otra obra he planteado mis discrepancias con este punto
de vista.1 Sobre todo porque ellos no se condicen con la evidencia empírica
disponible. Para un historiador las construcciones analíticas tienen validez en la
medida en que encuentran sustento en las realidad investigada. De hecho, los datos
disponibles demuestran que, en la época, hubo muchos obreros que se hicieron
guerrilleros o “de izquierda”. Más aun, los mismos datos demuestran que si bien hubo
una mayoría de jóvenes, en el caso del PRT-ERP “es notable que casi la cuarta parte
eran ‘mayores’, lo que indica que la crítica que tradicionalmente asocia el fenómeno
guerrillero con la condición juvenil debería, al menos, relativizarse. Asimismo,
tampoco es correcta la apreciación de que esta organización captaba sólo individuos
extremadamente jóvenes, que se deduciría de la separación creciente entre el grupo
etario de dirección y el de los ingresantes. De hecho, el porcentaje de ‘mayores se
mantiene en todas las cohortes de ingresantes, excepto en 1975 cuando la curva parece
indicar una leve disminución en el ingreso de ‘jóvenes’.”2

Para poder intentar un análisis histórico es necesario examinar numerosas


cuestiones. Por ejemplo, ¿quiénes eran los miles de jóvenes argentinos que se
incorporaron a las filas de la guerrilla? ¿Cuál fue la articulación entre la movilización
obrera y popular y la guerrilla? Aquellos individuos que se hicieron guerrilleros,
¿porqué lo hicieron? En síntesis, ¿cuál era la inserción de la guerrilla entre los sectores
sociales, y particularmente entre los trabajadores argentinos? De estas preguntas
surgen numerosas otras, por ejemplo: ¿cómo los veían los trabajadores en general?
Puesto que buena parte de estos interrogantes conllevan respuestas de índole
cualitativo, por ende una de las principales fuentes para el investigador es la historia
oral. Así, por un lado, los informantes brindan información efectiva, especialmente en
cuanto a sus orígenes y acercamiento a la organización; también ofrecen una noción
del "cómo" se hacían las cosas; y por último un anecdotario que permite reconstruir,
en cierta medida, la vida del militante de la época. Pero por otro lado, los testimonios
también reproducen sentires, sensaciones y sentimientos que, si bien han sido
mediatizados por el recuerdo, constituyen en sí mismos historia. Junto con esto, los
testimoniantes también expresan "su" balance de la experiencia pasada, llena de
contradicciones y conflictos, pero que caracteriza tanto la época pretérita como la
actual. Los testimonios nunca son “la verdad”, así como tampoco son meramente una
“construcción”; en realidad son algo infinitamente más complejo. De hecho, contiene
la complejidad de toda fuente histórica y como tal pasibles de múltiples análisis e
interpretaciones, cambiantes a través del tiempo y basadas en hechos reales y
verificables. Sin querer abundar demasiado en una discusión que podría distraer al
lector de la importancia de la entrevista a continuación, lo antedicho sirve para realzar
esa importancia y ponerla en contexto.
Las entrevistadas son dos mujeres obreras, madre e hija, oriundas de Salta y
miembros del PRT-ERP. Esta provincia fue organizada tempranamente por el FRIP de
los hermanos Santucho, sobre todo por Francisco René, contando con adherentes entre
los docentes secundarios de Metán y los trabajadores de varios pueblos de la
provincia. Un ejemplo de esto fue Raúl “Peteco” Rizzo Patrón, un santiagueño que se
había ido a trabajar como maestro a Metán en Salta.3 A su vez, en Salta la Juventud
Peronista de Metán estaba ligada al FRIP.4 Una vez conformado el Partido
Revolucionario de los Trabajadores, a partir de la confluencia del FRIP con la
organización trotskista Palabra Obrera en 1965, la nueva organización se presentó a
las elecciones de diputados nacionales y provinciales en Salta, en un frente con
sectores peronistas. En esa elección el frente conformado por el PRT recibió escasos
votos, pero la organización realizó una importante experiencia que marcaría el futuro
desarrollo del PRT-ERP en la zona.
El trabajo del PRT-ERP en Salta tuvo como epicentros la ciudad de Salta y la
de Metán. A partir de las afinidades y del reconocimiento como vecinos, los militantes
del PRT-ERP en Metán organizaron una cantidad importante de obreros provenientes
del peronismo, del radicalismo y hasta del conservadurismo. En 1971 Rizzo Patrón
fue capturado y la zona perdió la conexión con el PRT-ERP a nivel nacional. Al decir
de un testimoniante: “nosotros hicimos una política de entrismo en el peronismo. Nos
fuimos a la Juventud Peronista. Porque todos los compañeros estábamos en banda
[...], y ¿qué íbamos a hacer? Las grandes movilizaciones se veían por ahí. Y fuimos a
la Juventud Peronista. Nos formamos, elegimos el presidente, todo democráticamente.
[...] Si, leíamos la Estrella, El Combatiente, el ABC del comunismo, todos los libros.
[...] Cuando empezamos dentro de la JP, como yo tenía una base peronista al poco
tiempo los hacíamos entrar en unas contradicciones tan terribles que el tipo lo salía
puteando a Perón, y nos metíamos nosotros, que a la casa llegamos como peronistas.
Los desplazábamos a los peronistas. [...] Yo más o menos calculo que simpatizantes,
militantes en Metán habrá habido más de cien. Bastante gente. [...siempre como JP...]
Por ejemplo, a mi me habían dado un puesto en la municipalidad. [...] Y hacíamos
acción social. [...] Organizamos, por ejemplo, los campeonatos de Evita [...Y como
PRT] organizábamos las células y leíamos y estudiábamos, organizábamos por
frente.”5
El testimonio de Brígida y Lucy habla por sí mismo, sin embargo debemos
señalar algunos aspectos en función de intentar una aproximación al fenómeno
histórico y social que generó a la guerrilla en la Argentina. El primer aspecto que debe
ser destacado es que si bien la extracción social es muy humilde, ambas se expresan
con seguridad y bastante precisión en el lenguaje. Una cosa notable es que en el
testimonio abundan las referencias históricas y políticas. En particular, Brígida hace
grandes esfuerzos por precisar cronológicamente los momentos de su vida.
Claramente es una mujer muy particular y ella, quizás inadvertidamente, se encarga de
señalarlo una y otra vez: es Brígida la que se pone al frente de las reivindicaciones de
sus compañeras obreras y enfrenta la explotación y el machismo de los patrones. Si
bien ella insiste permanentemente que no le impuso sus criterios a sus hijas, también
queda claro que Lucy se forja en el ejemplo y a la sombra de su madre.
Ambas dejan en claro que la militancia para ellas es algo meritorio y que los
mejores seres humanos son los que militan. Así, por ejemplo, se refieren
permanentemente a la hija mayor y hermana, como la más rebelde, la más inteligente,
la más decidida, la que tiene más principios, y también la primera militante familiar
del PRT-ERP. Como contraste el padre casi ni figura en el testimonio, excepto para
justificar su ausencia por trabajo. Esto en parte es real –la desestructuración del núcleo
familiar es uno de los subproductos de la sobreexplotación capitalista– pero también
sirve para destacar aun más el papel de Brígida. Asimismo, sirve como explicación del
destacado papel de la mujer en la familia. Más aun, es dable pensar que no es tanto
que la sociedad obrera salteña era poco machista en la década de 1960, sino que en el
caso de la familia de Brígida y de Lucy este machismo se encontraba matizado y
limitado por la realidad socio-económica: en los hechos, la cabeza de familia era
Brígida. Que esto no es impuesto ni deseable, para ellas, queda claro tanto en los
esfuerzos que hacen por mantener unido el núcleo familiar como por la insistencia de
que se pueden reunir en casa pero “les pido que sean cautelosos y que hablen con él
[marido] si llega en un momento”.
Otro aspecto revelador es el manejo de la historia que tienen ambas
testimoniantes. El conocimiento de la historia argentina y mundial les llega
principalmente por transmisión oral. Son los tíos, sobre todo uno anarquista, los que
cuentan y les “enseñan”. Esta educación informal y autodidacta se ve complementada
con la militancia de la izquierda en la zona (los que pasaban y dejaban volantes sobre
el Che). Y esto se ve reforzado por una avidez de lectura que evidentemente se gesta
en la transmisión oral del conocimiento histórico y a su vez lo promueve.
Por debajo de eso, lo que esa transmisión oral va conformando es una
estructura de sentimiento, un sentido común, genéricamente clasista e izquierdista que
va dando contexto y explicación a una vida durísima y muy explotada. Para Brígida,
en particular, la lucha de clases no es un concepto teórico, es su vida. Esto es lo que
transmite a Lucy no como ideología sino como experiencia: los patrones son el
enemigo; el peronismo es un engaño por que fue lo que ella vivió con su madre; y la
religión es parte del sistema de explotación. Es a partir de su experiencia como obrera
que Brígida y su familia desarrollan una muy fuerte conciencia para sí. Sin embargo,
Brígida insiste una y otra vez que “la política no me interesaba”. Esto es notable por
que esta aseveración surge en general después de que ésta relatara momentos álgidos
de conflictividad en los cuales ella había sido una protagonista central.
Aquí surge nuevamente el problema de la cultura obrera de izquierda. Lo que
planteaban Brígida y Lucy con respecto a su relación con “la política” es una muestra
de ello. Según ellas no se discutía de política, aunque relatan numerosas anécdotas que
demuestran lo contrario. Evidentemente, lo que sería pertinente es plantearse qué
entendían los obreros argentinos, y estas trabajadoras en particular, por “política”. Es
válido recordar expresiones comunes tales como “a mi no me gusta la política, soy
peronista”. También debemos considerar que ambas testimoniantes ingresaron a
militar en el PRT-ERP sin jamás cuestionarse si eso era política. Es factible pensar
que, en la acepción de Brígida y de Lucy, “política” era la actividad que desarrollaban
los partidos tradicionales como la UCR y el Justicialismo. Por lo tanto, parecería que
era evidente, para obreras como estas, que las reivindicaciones clasistas, las demandas
por mejores salarios y por la reducción del horario de trabajo, e inclusive la disputa
por el poder en el punto de producción con la patronal (por ejemplo, el relato de
Brígida sobre quién cuenta “las cañitas”) no indicaba discutir sobre “política”, sino
que luchaban contra la opresión que la burguesía ejercía sobre ellas. Así, el accionar
del PRT-ERP no parece haber sido considerado “político” en un sentido tradicional
sino más bien como un planteo “clasista” o sea “de los trabajadores”. Esto resalta qué
entendían por “política” estas obreras, ya que ellas entraron a una estructura partidaria
en donde la política estaba presente en cada reunión. Una explicación a este problema
quizás resida en que estas obreras relacionaban el discurso político del PRT-ERP con
prácticas culturales naturalizadas en ellas. Esto acentuaría aún más la presencia de una
cultura radicalizada que se enraizaba en una tradición familiar y una experiencia de
vida más que con una cuestión de índole político e ideológico. Esto explicaría que la
prédica radicalizada por los militantes o por la revista del PRT-ERP, El Combatiente,
fuera bien recibida entre estas obreras ya que, por un lado, había necesidades básicas
que llevaron a los trabajadores a luchar, pero también había una cultura que fermentó
durante el transcurso del tiempo. De hecho, ambas demuestran ser muy politizadas, y
en un sentido más completo, de lo que se podría suponer.
Esto nos lleva a considerar brevemente el testimonio desde el punto de vista de
lo que sugiere sobre la aproximación de estas obreras a la militancia. Lucy insiste en
que ella “seguía a los más grandes”. Brígida, por su parte, lo presenta como un
producto de que había reuniones en su casa. Ambas establecen que la militancia fue
una cuestión familiar de “todos los hermanos”. Así la imagen que emerge es una por
la cual la incorporación a la militancia y al PRT-ERP fue algo natural, producto de la
experiencia de vida y de la estructura de sentimiento forjada durante varias
generaciones de una familia obrera. Es a partir de esa experiencia que Brígida declara
que sigue apoyando la lucha armada, para después hacer una dura crítica al
militarismo de sus propios compañeros, e insiste que la mejor arma es la conciencia.
Esto se ve reforzado por la insistencia de ambas de que los trabajadores de la zona
veían a la guerrilla con simpatía y no la denunciaban, aunque al decir de una “no
fueran comunistas”. La implicancia es que si bien la conciencia de estos trabajadores
había avanzado lo suficiente como para simpatizar con los revolucionarios, no lo
había hecho tanto como para lanzarse a la lucha. Como establecen en la anécdota
final, sobre la corrupción del señor Zurita, los guerrilleros canalizaban las
reivindicaciones, se ponían al frente de la lucha, e intentaban generar conciencia. En
este sentido lo que subyace al testimonio es una construcción por la cual las
testimoniantes entienden que había dos bandos: uno que apuntaba a mantener un
mundo “peor”, de explotación y miseria, y otro que pugnaba por un mundo “mejor” de
realización y libertad. Lejos de la teoría de los “dos demonios” violentos que
sobrevuelan a la sociedad argentina, la obreras y militantes Brígida y Lucy pugnaron
(y en su testimonio aun pugnan) por generar una conciencia liberadora y
revolucionaria en los trabajadores argentinos.
Entrevista a Brígida y a Lucy
Pregunta: Yo quiero que me cuente cuando nació y dónde.
B: Yo nací el 8 de octubre de 1937 en la provincia de Salta, departamento Rosario de
la Frontera.
P: ¿Y qué hacía su familia?
B: Trabajaban, yo soy de familia muy humilde.
P: ¿Trabajaban de qué?
B: Mi papá primero trabajaba en los obrajes, el era hachero, pero durante varios años
vivió en una arrienda, arrendaba ahí la tierra y trabajaba ahí. Después de ocho años
papá salió de ese lugar, la pobreza era muy grande, la cosecha no daba para nada, se
enfermó uno de mis hermanos que era más chico y estuvo enfermo un mes y murió.
Murió porque no había dinero para hacerlo curar, no sé lo que tenía. Salió de ahí y se
fue a un obraje a trabajar, pero en ese obraje ya trabajaba anteriormente, porque hacía
dos cosas. Trabajaba, sembraba, dejaba todo listo y se iba a trabajar en ese obraje.
Mientras tanto el que lo ayudaba era mi tío, porque él trabajaba en el obraje mientras
mi papá hacía el trabajo en la finca. Y ya cuando terminaba dejaba el trabajo ese para
que nosotros lo cuidemos, con mi mamá, nosotros éramos chicos, él se iba a ese lugar
a trabajar.
P: Esto era antes de Perón.
B: Y si, en la década del 40 que yo ya me acuerdo porque yo iba a la escuela.
P: ¿Era gente muy religiosa tu familia?
B: No, eran católicos. Pero como en Argentina, dicen "yo soy católico" pero nunca va
a la iglesia, nunca rezando sobre la mesa.
P: ¿Votaban? ¿Qué votaban?
B: Papá siempre había sido radical pero cuando vino el gobierno peronista él votó por
el gobierno peronista.
P: ¿Y tu mamá?
B: Mamá todavía no votó creo ese año, porque vio que las mujeres antes no votaban.
P: Ya sé, en el 52.
B: Ella no votó ese año pero las próximas elecciones sí dió el voto peronista.
P: ¿Eran peronistas entonces?
B: No, yo específicamente no fui peronista nunca.
P: ¿Por qué no?
B: Porque durante el gobierno peronista yo era chica y no me interesaba.
P: No te interesaba la política.
B: No es que no me interesaba la política. No me interesaba la política que había, ya
me daba cuenta por varias cosas que había visto. Cuando Eva murió yo tenía 14 años,
pero ya me daba cuenta de muchas cosas. A esa altura de la vida...
P: ¿Como qué?
B: Por ejemplo, una cosa que me molestaba mucho, que nosotros siempre habíamos
sido familia que trabajaba, tanto mamá como yo, mi padre, mis hermanos. En esos
años yo trabajaba con mi mamá en cualquier cosa, no había nada específico, sino lo
que había para hacer en ese momento, y bueno, era esa la tarea. Pero pasaba lo
siguiente: vio que la política del gobierno peronista, yo desde que tengo narices –
como decía mi hermana– hacía una política más bien conformista, más allá de que
habrá habido muchas mejoras y muchas cosas que hizo el gobierno peronista; pero
había cosas que siempre me molestaban e indignaban. Una de las cosas que por
ejemplo, había gente que le decía a mi mamá: "Doña Javiera hágale una carta para la
Primera Dama, la Eva, y ella le va a mandar, seguro que le manda las chapas, todo
para que se haga un techo, una casa". Y mamá creía, porque ella vivía siempre en
función del trabajo y de darnos de comer a nosotros que no éramos pocos.
P: ¿Cuantos eran ustedes?
B: Éramos cuatro.
P: Y entonces ¿qué pasó?
B: Ella se ponía a la noche a escribir. Y yo le decía: "pero para qué hace esto, yo no
creo que le den nada". Porque yo he visto a otras personas que les hacían lo mismo, no
era porque iba a pensar que no le iban a dar a mi mamá. Pero sin embargo había visto
a otros que sí les daban. "Bueno, está bien", yo le ayudaba.... con una chica que vive
cerca ahí, llevaba ahí la carta para que ahí la destinaran. Quién sabe si la destinarían al
lugar o no, porque esa chica era la que ponía la dirección donde tenía que ir. Y bueno,
jamás recibió nada.
P: Nunca llegaron las chapas.
B: Nunca en su vida. Era una de las cosas que a mí me molestaba. Ella se iba, porque
en Rosario de la Frontera tenía una amiga de ella, y le decía a mi vieja: "Mirita, usted
sabe que a mi la Evita me puso casa". Y tenía una casita, una pequeña casita que le
habían hecho de material. Y vivía ella con sus hijos, que le había dado la Eva, y les
daba ropa y que les daba de todo. Y mi mamá: "Y yo tantas veces que le escribí y
nunca me dio nada". Esas cosas que a uno le empiezan a molestar. Yo le decía a mi
mamá: "Pero no haga eso, porque eso no sirve". Ya vio que es más lo que gasta en
papel y lápiz en vez de comprar pan, para hacer una cartita para la Evita, a ver si le
llegaría. A lo mejor si le llegaba la carta en una de esas le daba algo, pero lo que pasa
es que la gente esa que se ocupaba de eso seguramente que las tirarían al canasto de la
basura. Digamos que el gobierno, no vamos a decir que haya sido la panacea, pero
tampoco fue peores que estos. La cuestión era eso lo que a mi me molestaba, la ilusión
de mamá que “Ay, que sí la iba a ayudar”, incluso con ropa. Pero nunca habrá recibido
nada.
P: ¿Y te acordás cuando lo bajan a Perón?
B: Claro, porque entonces yo ya era más grande, en el 55.
P: ¿Y qué te acordás?
B: Y bueno, cayó Perón, yo vivía en el Paso de la Cruz. Cuando nos vinimos a vivir
en Metán en el 55...
P: ¿Quién se fue? ¿Toda tu familia?
B: No, yo ya tenía marido.
P: ¿Cuándo te casaste?
B: En el 55.
P: Jovencita.
B: Claro, yo ya tenía un chico cuando me casé. Ya tenía la hija mayor. Y después nos
juntamos, no nos casamos tampoco, nos juntamos. Y ahí nos vinimos a vivir a Metán,
y ahí Perón cayó. Recuerdo que en el tiempo que nosotros vinimos a Metán estaba en
estado de sitio, porque francamente yo viví mucho los años de los estados de sitio. Se
había dado el golpe. Nosotros después vinimos ahí, estaba en estado de sitio. Y los
chicos ahí que jugaban en la calle, eran criaturas, pendejitos, tenían unas bombas,
tenían jugando y era la cabeza de Perón.
P: Pero ¿cómo que era la cabeza de Perón?
B: [Con] La forma de la cabeza de Perón jugaba los chicos.
P: ¿Pero qué hacían con eso?
B: Jugaban, lo pateaban. Yo tendría 18 años, quizás menos, yo digo: "A lo que ayer
uno quería tanto, el pueblo –porque yo no fui peronista nunca pero tampoco tengo por
qué...– es una falta de respeto. Llegamos a ese pueblo que siempre lo quiso y jugaban
con esas bombitas. Ayer estuvieron diciendo "viva Perón" todos los días y en todo
momento. Comían con Perón, dormían con Perón, se levantaban con Perón y todo el
día andaban con el Perón; y hoy jugaban los chicos con la cabeza de Perón, la
pateaban, la rompían. Por otro lado, nadie podía decir ni acordarse de Perón, ni
siquiera que existió. Y si un borracho en la calle decía "Perón" lo llevaban preso. [a
Lucy] De ahí viene el planteo de tu papá de [que] Don Vicente era peronista, mi
cuñado "peronista". Había venido a caballo por la avenida 9 de Julio en su pueblo, era
un caballo grande, era bien belioso [sic] el caballo. Y él es bien petisito. Venía
montado por la avenida 9 de Julio. Decía Vicente: "Viva Perón!" Y tenía una voz tan
fuerte... claro, lo escuchó la policía. Y una gente que estaba de posta, porque siempre
había, estaba militarizado todo.
P: Todo Metán.
B: Había uno ahí parado, que cuando Vicente iba vivando a Perón por la avenida sale
el tipo a agarrarle las riendas al caballo para bajarlo a Vicente y llevarlo al calabozo.
Vicente que le dio los talones al caballo y casi le pasó por arriba al policía y se escapó,
se fue, no lo alcanzaron. Porque estaba completamente prohibido, cada rato llevaban
gente presa, o que los encontraban borrachos...
P: O sea, había muchos peronistas.
B: Pero claro, eran todos peronistas.
P: Entonces no todos jugaban con las bombitas...
B: Los chicos sí, pero ese era un problema pasado porque los padres no eran
conscientes quizás, como era una bombita de juguete, los comerciantes lo fabricaron
así con esa forma para que los compren los chicos, lo inflan y ya está, qué sabe el
chico.
P: ¿Y en qué trabajaban ahí en Metán?
B: En Metán trabajaban mucho en la madera.
P: ¿Y vos y tu marido de qué vivían?
B: Él trabajaba en un aserradero.
P: ¿Vos trabajabas?
B: Yo no trabajaba, estaba embarazada de Lucía.
P: ¿Que nace cuándo?
B: En el 56, porque nosotros vinimos ahí ya a fines del 55, quizás habrá sido en
noviembre, no sé bien. Ella nace en el 56. Él trabajaba en un aserradero, el dueño era
un turco. Ahí estuvimos un tiempo, seguía el... ¿Frondizi cuando vino?
P: En el 58.
B: Todo ese tiempo estuvo intervenido todo el gobierno, estaba Aramburu. Porque
todos los golpes había intervenido él, hasta que dejó de intervenir.
P: ¿Y vos qué te acordás Lucy de cuando eras chica? ¿Cómo era tu pueblo, cómo era
tu familia? Vos tapáte los oídos. Decí la verdad.
Lucy: ¿Mi familia? Bueno, yo lo que tengo noción es que mi familia de parte de mis
abuelos eran campesinos, tanto los padres de mi papá como los de mi mamá. Cada
uno venía de distintas provincias, los padres de mi mamá de Tucumán, y mi abuelo de
Santiago, y mi abuela era de ahí. La costumbre de mi familia es del argentino bien
norteño, con esas tradiciones típicas bien norteñas, además de trabajar en el campo,
tener una forma de vida tipo de aborigen.
P: ¿Qué querés decir con eso?
L: Claro, porque nosotros tenemos lo que se puede decir una mezcla entre el español y
el aborigen, porque tenemos ascendencia aborigen. Entonces es como una cosa que lo
llevamos muy adentro. Es el querer a la tierra, el lugar donde naciste, querer las
tradiciones folklóricas y las tradiciones en cuanto a las comidas regionales.
P: Perdón, ¿por qué se ríe usted Brígida?
B: No, porque somos descendientes de aborígenes, de parte de mi papá. De parte de
mi mamá no, de mi papá sí. Porque mi papá era hijo de un aborigen. El papá de mi
papá terminó con sus huesos en la cárcel porque él fue radical. En aquellos tiempos
del 90, que eran los que se oponían a los "cascarudos" que les decían ellos, los
conservadores. Entonces el viejo era radical de aquellos que forjaron el radicalismo,
que luchaban contra los conservadores, y en eso cayó preso en 1920. Lo mataron
después.
P: Entonces ¿qué más decías de cómo era tu familia, tu pueblo?
L: Claro, mi pueblo es un pueblo chico. En aquel entonces sería más pequeño que
después que ya empieza a tener más conciencia, que fue el momento en que empecé a
andar en política. Pero era un pueblo chico que se formó con el campesinado de la
época que mamá habla, que con la crisis económica del campo empiezan a bajar a la
ciudad. Entonces el pueblo surge con la gente que viene de los cerros, y con la otra
parte que estaban ahí, que eran otras familias que venían de otros sitios también,
porque es una zona de mucha migración.
P: ¿De dónde venían?
L: Venían de Bolivia, de los valles Calchaquíes, del Valle de Lerma, a trabajar a las
cosechas. O gente de Santiago del Estero también, que venían a trabajar a las cosechas
de cereales. Después era un pueblo ferroviario, que en la última dictadura termina
con...
B: ... [hace gesto de intervenir pero Lucy se adelanta.]
L: Entonces era un pueblo que tenía mucha vida en ese aspecto, en cuanto al trabajo
en el campo, y como era un centro ferroviario había mucho... era un pueblo muy
alegre. Yo lo que puedo recordar de la familia es que nosotros éramos gente humilde,
como ella dice, gente de trabajo. A mi de pequeña me tocó trabajar. De la edad de 10
años ya empezamos a clasificar cereales. Y cuando no había cosechas trabajábamos en
las casas de familia. Y fue así que muy temprano también terminamos en lo que es la
política. Cuando entramos a tomar conciencia, porque más o menos todos hermanos,
cinco, todos entramos al mismo tiempo en la política, unos más chicos y otros más
grandes, pero todos a través del colegio secundario es que empieza a surgir la
necesidad de trabajar en los barrios.
P: Me vas a volver a contar de eso, mientras tanto cuéntenme un poquito más de cosas
de la zona en que vivían, ¿cómo se llevaban con los vecinos? ¿Cómo era la gente?
¿Cómo te llevabas vos con los chicos en la escuela? Usted [a Brígida] me dice que
eran muy humildes, otra gente humilde también, ¿cómo se llevaban con la gente no
humilde?
B: Uno puede decir a grandes rasgos, yo fui a la escuela en el campo. Por ejemplo,
nunca fui a una escuela en la ciudad. Tampoco terminé mi escuela primaria cuando
iba a la escuela, llegué a 4º grado y no podía ir más a la escuela porque mis padres no
me podían mandar. Además mi padre, como trabajaba en el obraje, si tenía que irse a
100 kilómetros para allá había un obraje para trabajar. Éramos como gitanos,
cargábamos ahí las cosas arriba de un carro, qué se yo, no había camiones, y nos
llevaban hasta ahí y nos metían en el monte donde quedaba mi papá para trabajar y ahí
nos quedábamos. Así yo perdí la escuela, yo no terminé. Terminé después, cuando
vivía en Metán terminé la escuela primaria. No pude hacer más nada porque había que
mandarlos a ellos, a los chicos. Y bueno, la zona en esos años, Metán, lo que yo puedo
conocer de Metán y Rosario de la Frontera, les dio mucha vida el obraje. Porque eran
grandes montes que entraban ahí esta gente que arreglaba, llevaban hacheros, llevaban
toda clase de gente a trabajar para que se junte el trabajo ahí.
P: ¿Qué tipo de trabajo?
B: Cortar madera.
P: Madera lo más típico, pero además ¿qué?
B: Cortar madera, sacar madera, llevarla al aserradero y ahí ya la sacaban como
querían. La trabajaban, pero delgada, del monte sale bruta. Eso dio mucha vida tanto a
la gente que anda buscando siempre trabajo, sea santiagueño, tucumano, correntino;
paraguayos había en cantidad.
L: Las cosechas también de cereales, que se cultivan todo tipo de cereales ahí en la
zona. Y era increíble el movimiento que tenía la estación. Los trenes hacían trasbordo
ahí para después seguir para Chile. Así que teníamos la migración de los países
limítrofes y además la migración interna. Eso yo me acuerdo.
P: Muchos paraguayos y muchos bolivianos.
L: Chilenos también.
P: ¿Y cómo se llevaban con los paraguayos, los chilenos y los bolivianos?
B: Son todos iguales.
L: Nosotros nunca tuvimos diferencias. De repente las características del pueblo de
Metán es diferente que las características de otros pueblos de provincia que sufren
mayor inmigración.
B: Yo pienso que no hay diferencia ninguna.
L: En cuanto a las tradiciones, a las formas de vida, porque en los valles de Lerma se
puede decir que incluso nosotros que somos de la misma provincia, pero de la parte
del sur de la provincia de Salta, somos diferentes en costumbres. Entonces, se notaba
la diferencia en cuanto a la relación con ellos que son más cerrados. Y además como
ellos hablan un castellano bastante cerrado tipo quechua o aimará, entonces siempre se
sentían como que eran menos que nosotros, entonces la relación se entorpecía
bastante.
P: ¿Pero ustedes no los trataban como menos? ¿Usted nunca dijo "boliviano de M,
vendelimones, paragua, vienen a arruinarnos el país"? Dígame la verdad.
B: Yo te voy a decir la verdad, porque nosotros de chicos íbamos a la escuela y
compartíamos la clase. Además, ni siquiera me importaba saber si era boliviano,
chileno, lo que era. Nunca hubo una diferencia así. O que los padres a uno le digan:
"Ese es boliviano, no te vas a andar juntando con él". A mi mamá le daba lo mismo
una cosa que otra, nunca se metió en eso.
P: ¿Y el almacenero? ¿Hacía diferencia o tampoco?
L: Vos sabés que yo no me acuerdo que los vecinos hicieran diferencias con que aquel
era chileno y el otro era boliviano. No, concurríamos todos a la escuela de la misma
manera, éramos todos vecinos. En mi caso, yo me di cuenta de que Fulano de Tal era
boliviano, tomé conciencia en la cárcel o en el exilio porque los demás hacían la
diferencia. Pero en cuanto a nosotros como familia o como vecinos de la zona no.
Creo que eso, la gente de pueblo no se marca tanto. Porque todos tenemos las mismas
necesidades. Creo que en estos años hubo un cambio, se nota más, la gente hoy en día
sí hace más diferencia...
B: ¿Es más racista?
L: Si, porque yo estando en Metán hace poco tiempo lo he notado entre los mismos
vecinos, hacen la diferencia con los bolivianos que les tienen bronca porque vienen a
trabajar por menos plata.
B: Se encarga el gobierno de todo eso, por la televisión, por todo eso. Vea en la
escuela también si es que alguien agarró [sic] y notó la diferencia, porque hubo alguna
diferencia. Porque era chica pero me daba cuenta en la escuela, pero de las maestras,
desgraciadamente de las maestras. No era cosa de los chicos. El chico negro o blanco,
les da lo mismo, se ponen a jugar.
P: Pero la maestra favorecía más al blanquito.
B: Claro, al blanquito, al que estaba bien vestidito.
L: Si, pero eso era una diferencia social que se hacía con el argentino mismo. El que
iba todo lleno de remiendos era menos que el otro que iba muy bien puesto. Capaz que
de repente era un porro, como decimos nosotros los salteños, uno que no sabe nada, y
por el solo hecho de tener una buena pinta, una buena presencia, ese salía...
P: ¿A vos te trataron mal alguna vez por ser humilde?
L: Si, si.
P: ¿Quién?
L: Las maestras, y los compañeros también.
P: ¿En qué sentido?
L: El menosprecio por la manera en que uno iba vestido, o porque de repente no
entendiste la lección, entonces la manera de jorobarte para siempre, porque hay cosas
que uno jamás se va a olvidar, la forma en que la maestra lo trató alguna vez. Se usaba
mucho o pegarte con el puntero o colocarte un cartel en la espalda que decía que eras
un porro por no haber estudiado la lección. Pero esa era la diferencia que lo hacía ante
cualquiera.
B: Claro, no es cualquiera. Si el niño es Fulanito, que tiene una casa linda de material,
bien hecha, ese está bien, es bien aceptado, es bien visto. Esas cosas yo noto en
algunas maestras cuando yo iba a la escuela. Pero casi lo general era como si esa
diferencia no existiera. Por ahí uno va más ligero que otro, eso me di cuenta, pero
pasó. Después grandes, cuando los chicos iban a la escuela se empezó a acentuar esa
cuestión.
L: Pero era una diferencia social, no era una diferencia de razas, era social.
B: No, no, no, si era más negro o más blanco también tiene que ver.
P: ¿Ustedes eran de ir a la iglesia?
B: Para que te voy a decir que si, si no. Tal vez una vez al año.
P: ¿Eran creyentes o no?
B: No sé. Cuando mi madre nos hizo hacer la primera comunión ella dispuso que
nosotros teníamos que ir a estudiar catecismo y hacer la primera comunión. Yo tenía
siete años. Como los padres son los que a uno lo mandan de niño, y bueno, mi mamá
dijo: "Ustedes tienen que ser católicos". Y yo ¿qué le podía decir, "no quiero ser
católica"? Imposible. Yo creía en Dios. Cuando mis chicos han tenido una edad más o
menos... porque mi hija se crió con mi mamá, la más grande. Ella era católica, y yo
nunca le iba a decir "no lo seas". Esta también era católica, también quería hacer la
primera comunión. La otra más chica la hizo, pero esta era un poco más reticente. Y el
chango me dijo, siendo chico: "yo no voy a hacer la primera comunión".
P: [a Lucy] ¿Eras muy católica vos?
L: No.
P: Ella dice que sí.
B: Tenían el trajecito y todo, con todo hicieron la primera comunión.
L: No, no. No era tan así. Mi abuela, que era muy devota, nos arrastraba a la iglesia a
nosotras.
B: No a todo el mundo le gustaba ir.
L: Mi abuela y mi madre nos obligaron a hacer la comunión.
B: ¡No, mi madre no!
L: Nosotros teníamos alguna resistencia en cuanto a que íbamos todas las tardes a la
iglesia, viste que te daban...
B: Adonde sabían ir yo no tengo idea.
L: No, íbamos a juntar moras nomás. Y después marcábamos el catecismo y ya está.
El día que hicimos la comunión la hicimos así, muy informal todo. Pero en realidad no
fuimos una familia de asistir a misa. Íbamos solamente cuando mi abuela nos
arrastraba algún domingo o a alguna misa especial en la plaza principal. Pero después
no. Es como que nos fuimos alejando, alejando. Y es como que mi abuela siempre
tuvo bronca por eso, bronca que sus nietos de parte de ella no asistieran a la misa
como sus hijos y como sus otros nietos.
P: ¿Y el cura no venía a tratar de convencerlos?
B: No, no. No es como esos pueblos italianos que te va el cura a la casa.
L: Vos sabés que en el interior una vez se le surgió una genial idea a la gente, al cura
debe ser. Yo no iba a la iglesia, yo no soy mujer de estar todos los domingos en la
iglesia, pero soy casada por iglesia. Pero eso a mi no me molesta para nada haberlo
hecho porque yo no lo entendía bien, ¿sabés? Cuando yo logré entenderlo bien dije:
"Acá para mi estas cosas no existen".Y tuvieron una genial idea de sacar una virgen.
Tenían una virgen que la llevaban casa por casa a velarla. Tenías que recibirla...
L: ¿Una virgen negra era?
B: No sé si era negra o blanca...
L: No, porque había una virgen negra que todos los años, hasta el día de hoy la sacan
por las calles y la hacen recorrer...
B: La llevaban a las casas a velarla, la dejaban esta noche a velarla. Al día siguiente le
tocaba al otro vecino, y así iba rotándola. Y a mi me dijeron si no quería llevar la
virgencita, yo dije: " No, acá no me traigan ninguna virgencita porque yo no la voy a
velar, no me gusta". Entonces además yo voy teniendo dudas en este asunto. Yo no la
recibí a la virgencita, a lo mejor nos maldició [sic] pero yo no la recibí.
P: Por eso les pasó todo lo que les pasó después.
B: Capaz. [risas]
L: Nosotros de chicos, es verdad, participamos a los cinco, seis años, hacíamos los
villancicos, pero uno de chico lo toma como una cuestión de juego.
B: No, pero si es una tradición allá.
L: Tradición de los grandes que disfrazan a los chicos de tipo bolivianos y cantaban
los chicos. Entonces elegían todos los que tenían buena voz e íbamos de barrio en
barrio cantando a los pesebres. Y eso es una cosa que nos encantó.
P: ¿Y cómo se llevaban con los vecinos peronistas? Porque Metán en esa época era un
pueblo peronista.
B: Y si, pero nadie te iba a preguntar si eras peronista o no. Con nadie peleabas por
esas cosas. El que se decía peronista, él era peronista pero porque con el gobierno
peronista la situación se le mejoró, no porque él era conciente políticamente [de] lo
que era la política del gobierno peronista. No.
P: ¿Con Vicente nunca te peleaste por Perón?
B: No, con nadie. Además nadie te pregunta si sos peronista, si sos radical, si sos
católico evangelista o lo que sea, nadie. Nunca pasó allá. Si te dicen: "¿Usted va a la
iglesia?" "No". Es una cosas así. Como será ahora no sé. Era una vida más bien amena
con los vecinos. Muy amena. Llegaban las fiestas, el día de Navidad y el Año Nuevo
son...
L: Y los carnavales.
B: Son fiestas que alegran a la gente. Ahora no sé porque ya no tengo experiencia de
este momento. La navidad la vas a compartir con los vecinos sí o sí. El Año Nuevo
también.
L: Ibas a los vecinos con cosas, a la casa, con comida, con cosas para preparar.
Entonces todo el mundo hacía un pozo para festejar y traían música. Se bailaba, el que
tenía patio grande, desde las seis de la tarde hasta el día siguiente.
B: La noche se pasaba ahí, de una casa para la otra.
L: Y después los carnavales las carpas. Nosotros participábamos mucho de los
carnavales. Nos disfrazábamos con trajes autóctonos, las comparsas, murgas que se
hacían. Y participábamos y sacamos primer premio como pueblo, como Metán en
distintas zonas. Y fuimos en una oportunidad a Tucumán a bailar.
P: Volviendo para atrás, cuenten como fue esta cuestión de la politización.
L: Como yo lo viví. Yo como lo recuerdo, cuando mi hermano mayor empezó el
colegio...
P: ¿Vos sos la tercera o la cuarta?
L: La segunda. ¿Por allá por el 72, 73 fue la cosa?
B: 72.
L: 72, que ya la situación del país empezaba a perfilarse mala. O sea, volviendo un
poquito atrás, en el 67 yo ya tengo noción de cómo la situación del país estaba.
P: ¿Por qué?
L: Era el gobierno de[l general Juan Carlos] Onganía. Había mucha pobreza, más de
la que normalmente había.
P: O sea, ¿ustedes estaban peor?
L: Si. No había nada para comer. Los ingenios estaban parados, no se conseguía
azúcar, no se conseguía harina, no se conseguía trabajo. Papá ya había quedado
cesante en el aserradero y entonces no tenía trabajo. Ella [Brígida] junto con la mamá
y otros hermanos iban a arrancar porotos, nosotros también otro tanto. Íbamos a sacar
de los cercos. Vivíamos a maíz y a zapallo nomás. Después, a veces uno se va en
detalle, pero me acuerdo que no teníamos azúcar. Nos íbamos al monte, que está
cerquita de ahí, a tres cuadras y ya te metías en esa selva –porque son esas sierras
subandinas que como vegetación es hermosa– y abundaba mucho la miel. Entonces
íbamos a sacar colmenas y traíamos para endulzar el mate cocido. Eso habrá sido en la
época del 67, y yo me acuerdo cuando murió el Che, cuando lo mataron al Che.
P: ¿De qué te acordás?
L: Me acuerdo de lo que mi abuelo nos contaba, o mi tío abuelo, el papá de ella. A
grandes rasgos nos habló de aquellas épocas... Ese tío nos hablaba mucho de la
situación del país de la época de la Patagonia rebelde, de la familia de ellos que habían
sido radicales, que mi bisabuelo había terminado en la cárcel porque había sido muy
perseguido por la policía, que el cuerpo no había sido entregado a la familia. Después
de los comicios. Cómo eran los comicios en esos años, cómo los hacían votar hasta a
los muertos los conservadores, que se llevaban las papeletas de los peones. Los peones
no podían ellos asistir y dar el voto por el que quisieran sino el mismo patrón era el
que iba y les pedía las papeletas como se hacía en esa época para que votaran por ellos
mismos. Después bueno, yo tengo noción por esa dictadura, no tenía noción en cuanto
a lo que podía ser la represión, sino en cuanto a la situación económica del país.
Después, en realidad cuando yo empiezo a despertar más, a darme más cuenta cuando
se estaba preparando la vuelta de Cámpora...
B: De Perón.
L: De Perón al país, y sube Cámpora [en 1973]. Cuando se liberan a los presos, que
son las primeras manifestaciones que nosotros acudimos ahí en el pueblo. Las
corridas, las primeras manifestaciones y la policía nos corre.
P: ¿Quién llamó a las manifestaciones?
L: En aquel momento ya existía la rama femenina, estaba la JP [Juventud Peronista],
la cosa no estaba muy clara...
P: ¿Y vos ibas porque sí?
L: No, por seguirla a mi hermana, ¿ves? Porque ya ella había empezado a meterse en
todas esas cosas en los primeros meses de colegio.
P: ¿Estaba con la JP ella?
L: Claro, con gente de la JP y otros que no eran de la JP sino muchachos jóvenes que
andaban en la búsqueda de algo y empezaron a reunirse. Me acuerdo que surgió ahí
una sede donde se juntaban todos los de la JP y todos los que estuvieran nucleados.
Una sede que quedaba lejos del centro de la ciudad, y ahí fui un par de veces. Y a mi
lo que me llamó la atención mucho es la historia que me contaron sobre los muertos
de Trelew. Mucho. Entonces para mi fue algo. Cuando conozco la historia de ellos,
fue algo que parece que me llegó muy adentro, la lucha de ellos. Y fue ahí que empecé
a tomar más interés sobre eso. Y también surge muy cerca esto, porque esta gente
después comienza a arrimarse al barrio. Mi hermana los empieza a traer al barrio, que
eran los mismos compañeros de colegio. Y para esa época ya trabajábamos en los
galpones clasificando cereales. Y yo trabajaba a la par de mi hermana –mi hermana es
mayor como 3 años– y mi hermana era la hermana mayor, entonces estaba a cargo de
ella para trabajar. Entonces cuando vienen esta gente al barrio se empieza a conversar
con el vecindario y a ver la necesidad de crear un centro barrial. En el barrio existía
una sede que era la casa vecinal, desde que nosotros nos fuimos a vivir ahí, que
éramos unos cuantos vecinos. Ese centro vecinal existía y nunca se había hecho nada.
Y ahí se necesitaban muchas cosas. Por ejemplo, como es un barrio que estaba muy
próximo a la montaña se inundaba una parte por la crecida de los arroyos, toda esa
creciente venía para el barrio y buscaba meterse por los barrios más abajo. Después no
había agua corriente, no había luz tampoco. En realidad era una zona que estaba
rodeada de campos, de cercos de maíz. Entonces había que trazar las calles, pila de
cosas había que hacer. Entonces esta gente nunca se había ocupado de esto. Entonces
mi hermana con estos muchachos se empiezan a acercar a los barrios y empiezan a
conversar con la gente.
P: ¿Cómo se conocen entre ellos para empezar? ¿Quiénes son estos muchachos? ¿Son
todos del colegio?
L: Son compañeros del colegio. Yo no me recuerdo cómo, de qué manera surge.
Quizás ellos se habían enganchado con otra gente de otros lugares y entonces llevaban
su trabajo...
P: ¿Y se enganchan con la JP ellos?
L: Eran gente de la JP, y otros que no, pero todos se habían nucleado en lo mismo por
las necesidades reivindicativas. Sé que en el colegio habían empezado por las
reivindicaciones en el colegio porque era un colegio nuevo, que se había terminado
hacía poco tiempo, lo inauguraron ahí. El único colegio que existía en todo el pueblo.
P: ¿Y qué es lo que arman en el barrio?
L: En el barrio se ve la necesidad de formar un centro barrial, vecinal. Entonces
cuando se conversa con la gente, la gente lo que busca es que nosotros mismos
pongamos la casa. Entonces como fue elegido por el mismo barrio, se decide que la
casa sea la sede. Pero siempre pensamos que igual la gente tenía que reunirse una vez
en una casa y otra vez en otra para que no...
P: ¿Cuál casa? ¿La de ustedes?
L: La nuestra. Entonces ahí empiezan las diferencias con el centro vecinal.
P: ¿Que lo tenía quien?
L: Otro vecino. Un viejo vecino que fueron los primeros habitantes de esa zona, era un
barrio muy nuevo. Entonces ahí se empiezan los trabajos reivindicativos, que era muy
simple, yo lo veo desde ese contexto, porque fue conversar con los vecinos, tratar que
los vecinos vinieran a trabajar con nosotros, logramos que la juventud se interese,
crecimos en grupo. A la vez como era un barrio, cuando vienen estos compañeros a
trabajar con nosotros, después de ahí surge de unirse con otros barrios también,
porque estos compañeros pertenecían a otros barrios. Entonces ellos mismos
unificaban el trabajo con nuestro barrio, y la gente de nuestro barrio también con
nosotros. Entonces yo recuerdo que los primeros vecinos que fueron incorporándose
terminaron yendo a esa sede que teníamos allá abajo, con la foto de todos los caídos
de Trelew. Algunos tenían miedos porque no sabían muy bien si se estaban metiendo
en algo muy serio. Por lo que yo me daba cuenta, que la gente tenía un poco de
suspicacia, porque tenían miedo a ser engañados nuevamente, miedo a ese peronismo
que había prometido mucho en algún momento y al final nunca cumplía con lo que
realmente... eran sólo promesas. Y cuando le ibas a hablar a la gente te decían: "Ah
no, nosotros no queremos promesas, queremos saber algo puntual, algo concreto".
Entonces de esa manera nosotros también les comprometíamos a ellos de que vinieran
a trabajar, por algo concreto que era trabajar por el barrio, era demostrarles que había
que trabajar por el barrio. Entonces fue así que comenzamos a organizarnos y a
exigirle a la Municipalidad que cumpliera. Entonces una vez, dos veces, tres veces
fuimos a hablar con el intendente, alguna vez hemos hecho medidas de fuerza.
P: ¿Como qué?
L: Movilizaciones. Porque una o dos veces fuimos el barrio solo, la segunda vez
llevamos otro barrio, la tercera vez ya nos unificamos entre todos y allá fuimos. Y ahí
nos mandaron toda la policía se concentraban ahí. Entró una delegación al principio a
hablar con ellos y ahí se les obligó que fueran al barrio a ver las necesidades concretas
que tenía. Fueron, pero para eso nosotros teníamos que hacer ese tipo de cosas.
P: ¿Tenían conexión con alguien a nivel nacional?
L: Se mezcló mucho lo legal, lo reivindicativo, lo político. Lo legal y lo ilegal. Las
cosas reivindicativas con necesidades políticas y las cosas reivindicativas barriales con
lo político legal e ilegal. Por eso digo, cuando la gente se acuerda de nosotros, o
cuando fueron a pedirle información sobre nosotros, ellos desconocían la parte ilegal
nuestra, nosotros siempre hicimos un trabajo legal hacia afuera con el barrio. Algún
compañero surgió, pero no todo el barrio y toda la gente que rodea... O sea, la función
nuestra ahí fue llegar a crear el centro barrial. La gente se unificó, la gente aprendió
que había que organizarse para poder luchar por esas reivindicaciones. Pudimos
llevarlos y unirlos con otros barrios. después, lo que sí logramos también fue que la
gente entendiera que no era un problema de ese barrio sino de otros pueblos también.
Y así también se logró enganchar a la gente que fuera a encuentros regionales que se
hicieron en Salta, en Tucumán, en el Chaco y después se fueron haciendo en otros
lugares.
P: O sea, ¿ustedes estaban con el FAS6?
L: Si...
P: Cuénteme usted Brígida de toda la época esa.
L: Ella creo que tiene una experiencia muy rica porque tiene más años y la vivió de
otra manera.
P: Del 66 al 73, la dictadura de Onganía, coménteme lo que dijo Lucy recién. La
época de Onganía, la muerte del Che, la apertura democrática, Cámpora, cuando
empiezan sus hijos a trabajar en estas cosas.
B: De la época de Onganía tengo más... vos decís la década del 60. Porque yo fui a
Metán en el 55. En el 58 está el gobierno de Frondizi, que recuerdo muy bien. En el
gobierno de Frondizi cuando fue la huelga de los ferroviarios. Creo que fueron 43 días
de huelga de los ferroviarios [en 1961].
P: ¿En Metán se hizo huelga?
B: Vieras lo que les pasó a los ferroviarios ahí. Ahí sí que había represión. Pero estaba
militarizado todo, milicos teníamos ahí, andábamos todos juntos. En los trenes, ellos
eran los que iban en los trenes porque tenían que custodiar. A los ferroviarios dijeron:
"a estos todos los metimos en cana y les pegamos una buena salsa y los mandamos a
trabajar". Desparecieron los ferroviarios, se metieron para esos montes, andaban
escapados. Y al que lo llegaban a agarrar pobre de él. Los llevaban y les daban duro,
los pelaban a la rapa y les cortaban la pierna, el pantalón aquí arriba y así los largaban
que se vayan. Eso fue durante muchos días. Después los ferroviarios volvieron,
porque como dicen "de hambre volvés", porque si no tenés apoyo económico no podés
seguir en la huelga. Frondizi fue a pasear al exterior y los dejó ahí. "Sigan la huelga
ustedes, de hambre han de volver". Algunos campesinos de la zona colaboraban con
los ferroviarios, les daban de comer, porque andaban escapando. Así se mantuvieron
un tiempo, pero después terminó la huelga. Y bueno, los milicos se fueron.
P: ¿Ganaron o perdieron los ferroviarios?
B: Perdieron. Después de eso Frondizi vuelve. Recuerdo otra cosa del gobierno de
Frondizi, que es una época muy dura, de mucha pobreza, salieron unos bonos que
pagaban a la gente: letras, bonos, no sé cómo les decían. Y yo estuve acordándome
hace poco, porque vio esos bonos que van a salir para Córdoba [los LECOP emitidos
en 1995], me acordé de aquellos bonos. Eran unos papeles grandes así, vos tenías que
ir con esos bonos, no podías pagar directamente [...] En ese tiempo no, vos llevabas
los bonos y para que te los cambien a los bonos te hacían un descuento, yo no me
acuerdo de cuanto pero un descuento bárbaro. Y un tipo que es jornalero, para que le
paguen con eso, para que encima vaya que le cambien le descuenten un tanto por
ciento y ¿qué le queda? No le queda nada.
P: ¿A ustedes les pagaban con eso?
B: A todos. Fue un gobierno de mierda. Una basura. Al final subió todo el costo de
vida, todo subió muchísimo. Después cayó Frondizi, yo creo que cuando cayó
Frondizi vino Guido7, no sé cual, no recuerdo bien. Guido algo hizo. Esto es un
tiempo en eso, que fue la dictadura esa. Después llaman a elecciones, porque cuando
estuvo Frondizi, antes –no sé cuantos años tenés vos–, cuando vino las elecciones8
que ganó Perón y no le quisieron entregar el mando, porque Perón estaba en España,
no sé qué matufia hubo ahí. Al final después se dio la segunda vuelta y ganaron los
radicales, cuando vino el viejo puto este desgraciado.
P: Illia.
B: No, no, Frondizi.
P: ¿Usted qué votó? ¿Lo votó a Frondizi?
B: Qué sé yo, yo no voté entonces, porque no tenía tiempo, me había enrolado pero no
pude sacar la... hasta ese entonces no tenía el documento. Votar a Perón no te servía
para nada, y si lo votabas a Frondizi tampoco te servía para nada. Tenías que votar en
blanco. Después que cayó Frondizi vino el gobierno de Illia, que fue en el 62.
P: 63. Guido fue en el 62.
B: Entonces yo lo voté al viejo, a Illia, sino tenía que votar a los conservadores. Y
bueno, lo voté al viejo. Pero igual era una pobreza... no es que uno salía y venía el otro
y estaba mejor; salía este que estaba mal, venía el otro y estaba peor.
P: Desde Perón ustedes siempre estuvieron peor.
B: No, desde antes de Perón, y después de Perón estuvimos igual, peor. Antes de
Perón fue una crisis absoluta de la década del 30, eso fue una crisis bestial. Eso yo me
enteré por mi mamá que me contaba. Ella me decía que no comían en todo el día, y
aunque trabajaban no conseguían un mango para nada porque era así. Esa era la crisis
del ‘30, y el ‘40 también, hasta que vino Perón. Y ahora cada vez vamos más abajo. El
caso es que vino este viejo Illia y algunas cosas por ahí quiso modificar o hacer.
Porque yo en ese momento la política me pasaba por cualquier parte, yo decía tanto el
uno como el otro todos eran iguales. Trabajo no había en ninguna parte, el que tenía el
trabajo tenía que cuidarlo como oro en polvo, porque si lo perdía, salía uno que lo
cagaba al otro, con el trabajo del otro. El caso es que cuando cae Illia con el golpe del
viejo este desgraciado de Onganía. Mirá lo que pasó. Cuando Onganía vino a
Tucumán, después que había dado el golpe –por eso ahora no me sorprende mucho:
salieron todos los obreros a hacerle el honor– lo recibieron como un Dios, porque les
prometió más cosas, lo que jamás iba a cumplir. Pero los obreros... los tucumanos ya
estuvieron hechos a propósito. Lo recibieron bárbaro. Se volvió Onganía y a los pocos
días cerraron.... igual que las promesas que hizo Menem, que iba a crear 300.000
fuentes de trabajo, que iba a dar después de que él gane, no sé cuánto nos hace falta.
Las fuentes de trabajo no se las ve por ninguna parte. Y Onganía hizo lo mismo. Y ahí
se agudiza la represión, se agudiza la desocupación. Los obrajes eran la fuente de
trabajo de la zona. Las fuentes de trabajo casi estables de los obreros, ya era como una
costumbre, dejaba este obraje y se iba al otro. No porque fuera una cosa maravillosa ni
buena sino que se ganaba para el pan, nada más. Si hablamos de explotación es otra
cosa, pero por lo menos tenían para darle de comer a sus hijos, para subsistir. Pero
cuando toma el gobierno Onganía, primero los ingenios de un plumazo los limpió,
aunque quedaron algunos; y los obrajes los limpió, porque eso quedó paralizado
completamente. No había más. A mi marido lo indemnizaron en el trabajo y
quedamos en la nada. Yo trabajaba en un galpón donde se clasificaban cereales, ahí
trabajaba.
P: Igual que Lucy.
B: Claro, ella trabajaba ahí porque yo iba. Trabajé nueve años ahí. Había que doblar el
lomo todos los días ahí porque difícilmente conseguías otra cosa. O si ibas a lavar
como pasaba antes, que yo iba a lavar y planchar, pero era realmente un desastre. El
caso es que me aguanté los lavados y los planchados que hice, después entré en esos
galpones a trabajar en la clasificación de cereales. Esa fue una lucha larguísima,
porque era impresionante, si habré visto miseria. No solamente del tipo que nos
pagaba miserias sino miseria de la gente.
P: ¿En qué sentido? ¿De la cabeza?
B: La conciencia. Yo te voy a decir una cosas. Vos le decís al tipo: "mirá que nos
pagan poco, porque no tratamos de... nos quedamos todos parados y buscamos a
Longa (el dueño) y le pedimos que nos aumente el salario porque esto no lo podemos
hacer, este trabajo, por el valor del otro, por que este es doble trabajo y aquel era más
fácil." Y ahí tenías que hacerles toda una historia en la cabeza para que se den cuenta
de que pedir el aumentito porque sino iba a quedar reventado trabajando y no íbamos
a quedar ni para que comamos pan. La cuestión era con esto que teníamos al lado,
porque trabajábamos todos juntos, hasta que ellos aceptaban que podía ser posible que
pidiéramos el aumento porque tenías que decirle: "mirá, somos muchos, no nos va a
correr a todos". Como mucho a lo mejor me corría a mi porque yo estaba hablando
con ellos. No nos iba a correr a todos. Era una sanata todo el tiempo para que nos
acepte de pedir un aumentito para que nos haga un salario más o menos. A todo esto
pasabas un día hablándole si conseguías en el día. Cuando venía el tipo este que era el
dueño, que era un desgraciado, el dueño que hacía el trabajo, nadie se iba a parar a
decirle nada, me tenía que parar yo. Y saltás a la vista ahí, estos tipos que no esperan
nada se dan cuenta quién está ahí incitando. Pero vos vieras, al comienzo era difícil,
porque no había más nadie que se quiera sumar. Estaba mi hermana trabajando ahí,
pero mi hermana no sabía nada. Entonces hubo una chica que era vecina, que ella yo
creo que a los dos años o más se sumó. Fue toda una lucha en ese trabajo.
P: ¿Pero a qué se sumó? ¿Usted estaban con el sindicato?
B: No, no, el sindicato no servía ni para bosta.
P: ¿Se sumó a hacer lío?
B: Se sumó a decir ella: "yo te acompaño, vamos a ir a pedir las dos, a gestionar que
nos aumenten el salario". Después aparecieron como cuatro o cinco más, pero más de
siete no fueron. Pero sí aceptaban que era justo que uno pida un aumento de salario.
Hasta ahí llegamos, yo un día caí en cana. Pero era eso, el salario era miserable,
completamente miserable para el trabajo que era.
L: Te pagaban por bolsa.
P: A destajo era.
B: Claro, si vos llevabas cuatro chicos, lo explotabas incluso vos al chico, porque
tenía que ayudarte, él no tenía sueldo, la que tenía el salario era yo. Entonces lo que
ellos gastaban trabajando ahí era para que a mi me paguen la miseria que me pagaban.
Eso ocurre en todo. Porque después de eso, como la miseria era tan grande hay que
seguir haciendo el trabajo. Había que hacer el trabajo en diferentes lugares, trabajé
con una firma mucho más que con la... y después había otros .... Pero al final era
trabajo.
P: ¿Y a vos por qué se te dio plantear la cuestión de las reivindicaciones ahí?
B: Porque me dolía el lomo por ganar poco.
L: La injusticia era tal que si se le ocurría al encargado, al patrón, que ese poroto
estaba mal clasificado lo tenías que volver a clasificar sin cobrar nada. Entonces si vos
aceptabas eso, como que mañana era peor. Después venían que dentro de los
quebrados, porque había que sacar quebrados, palos, todo lo que viniera, lo tenías que
dejar limpio limpio porque era para exportación. Entonces de repente un día, no era
que el poroto estaba sucio sino que a ellos se les ocurría que había que hacer de vuelta
el trabajo porque a ellos les habían dado retrasado. Entonces siempre la cuestión de
hacer trabajar a la gente de balde y por el mismo precio. Entonces de repente te venía
una tanda de porotos que no servía para nada pero ellos pretendían que el poroto
estuviera muy limpio.
B: Además te pagaban lo mismo que el otro.
L: Te querían pagar exactamente lo mismo. Entonces la gente en realidad no chillaba,
la mayoría no chillaba porque tenían miedo a perder el trabajo. Eran familias
numerosas que si las dejaban sin laburo ¿dónde iban a conseguir trabajo?
B: No había trabajo.
L: Entonces familias enteras, del más chico al más grande trabajando todos por lo
mismo, por ese jornal tan pobre. Nos pagaban los sábados. La gente era toda gente
humilde, la mayoría venía de las fincas vecinas que no sé en qué época, cuando los
empiezan a sacar a los peones de las estancias y sin indemnizarlos los sacan, los
expulsan.
B: La época de Onganía.
L: Y tienen que venir a poblar el pueblo. Entonces esa gente que viene tiene que
buscar trabajo y lo único que consigue es eso y es lo único que podían hacer.
B: En la época de Onganía es cuando sacan a todos los arrenderos [sic], esos que
vivían años y años arrendando tierra y sembrando, en el gobierno de Onganía se dicta
la ley de desalojo, que nunca la conocí, no sé qué número es, lo ignoro, pero decían
"la ley del desalojo" y empezaron a desalojar a todos los arrenderos. Todos. Entonces
de repente te encontrabas a partir del ‘68, ‘69, ‘70, todo eso, empezó a llegar gente del
campo a ese pueblo. De repente se pobló.
L: Familias muy numerosas.
B: De muy lejos, gente de campo. Ese es el gobierno de Onganía.
L: Entonces teníamos miedo pánico a perder el trabajo. Yo me acuerdo de una
anécdota que una mañana que habían hablado el día anterior de que ese poroto no lo
iban a elegir por el mismo precio, y el que fuera al día siguiente a trabajar por el
mismo precio los iban a garrotear en la puerta. Concretas palabras: ella y la otra
muchacha que también era del barrio. Y se ve que hizo oídos eso porque al día
siguiente nadie se animó a entrar.
B: No, si, entraron.
L: Después que hablaron con Frabeja que era el patrón que las llamó para arriba. Y
sabés que era la casualidad que las dos tenían el mismo apellido. Entonces dijo: "A
ver las Torres que vengan". Entonces las hicieron subir al primer piso y ahí
conversaron y cerraron trato.
B: ¡Ah! ¿Sabés cual es el caso ese? Porque ya habíamos discutido con diez antes.
Había una pila de bolsas dentro del mismo galpón, porque era un galpón muy grande,
que daba al techo, yo no sé que cantidad de bolsas sería. Esas bolsas las habíamos
elegido nosotros. Las indicaciones te las dan y vos las tenés que hacer como te
indican. El caso es que muchos no sé si lo hicieron o no lo hicieron, caso que los tipos
han ido con esa herramienta que tienen para revisar las bolsas y encontraron que
estaban mal elegidas y se armó la pelotera. El dueño del poroto dice: "si ustedes a mi
no me clasifican todo ese poroto de nuevo yo no les voy a pagar un quinto porque no
puede ser que me hagan un trabajo así". Bueno, aquí si que... es grave, porque era para
todos, no para dos o tres. Él dice: "Ustedes me clasifican todo esto bien, como yo
indiqué y les pago, y sino no les voy a pagar". Y yo me paré y le dije: "Mire, si usted
pretende que nosotros nos pongamos ya a elegir todo eso para que usted recién nos
pague, en mi caso me voy ya". "No sé, ustedes lo hacen si quieren cobrar y sino
váyanse ya mismo". Bueno, surgió el problema. Me dijo a mi: "¡Usted siempre quiere
salir adelante y siempre no quiere hacer las cosas!" Yo no me callaba. Y dice: "Está
bien, está bien, vean ustedes qué van a hacer". No vas a creer que se querían poner ya
a elegir el poroto ese para que les paguen. Y les digo: "¡Ustedes están locos! ¡Cómo
van a elegir eso! ¡Váyanse a la casa a tomar mate, si tienen de qué, sino dejénlo igual.
Cuando van a terminar lo que hemos hecho en 15 días, no lo van a hacer ahora en dos
o tres días hasta que llegue el sábado que nos paguen. A mí que no me paguen nada
porque yo me voy. Y mañana lo arreglamos". Y unos decían que si, otros que no, unos
que "yo lo elijo al grano", "bueno ponéte, ¡vas a tener que elegírtelas a todas!" Al día
siguiente entramos. "Y mañana que ninguno, no queremos ver a ninguno eligiendo ese
poroto porque te juro que agarro ese garrote y lo descargo en el lomo del primero que
esté eligiendo", [dijo] la María, que era mi compañera. Al día siguiente volvimos y
estaban por allá parados, nadie elegía. Había una señora grande ya, una mujer vieja y
dice "yo elegiría". Y dice María: "¿hacete la tonta de ponerte a elegir?" Bueno, al final
nadie trabajó y siguió la pelea. Vieras la deliberación que tuvimos que hacer para
lograr que ellos nos apoyen.
P: ¿Cuánta gente había?
B: ¡Más de 100 personas! Era mucha gente.
L: Lo mínimo eran 70.
P: Mínimo 70 y máximo más de 100. ¿Y por qué el patrón no las despidió a las
Torres?
B: Nunca se sabe por qué.
L: Años después si. Y ahí empezamos a deambular por otros galpones.
B: Pero no nos despidió. Él paró el trabajo que es lo mismo, pero nunca nos dijo
"mándense a mudar". Dijo Lucínez cuando entró: "¿Qué van a hacer? ¿Ya están
elgiendo por dos?" Y dijimos que no, que habíamos decidido... y dice "¿Ah no?" Y se
fue a deliberar con otros tipos, porque eran tres. El caso es que ya habíamos discutido
como dos días con Lucínez. Mientras tanto seguíamos trabajando con otros porotos.
Ya nos había amenazado que ni siquiera nos iba a pagar ese por lo que estábamos
haciendo. Al rato viene (yo lo odiaba a ese) era el encargado, alcahuete como él solo:
"Dice Don Lucínez que suban las dos Torres". Y todo el mundo se puso tan tenso. "¿Y
para qué?", dice la María. "Yo para que le den el..."
P: Para que las rajen.
B: Era posible. Y subimos y allá. "Venga usted señora". Y bueno, conversamos, al
final él mismo nos suavizó la cosa. Y terminamos. Dice: "Traten de que otra vez
cuando las ponga a trabajar hagan las cosas como yo las ordeno".Yo le dije: "Mire, el
trabajo es muy duro, la materia prima es muy sucia, muchas veces se nos pasan el
poroto malo porque no se puede discernir uno del otro, y además usted paga muy
poco". Y empezamos las dos. Dice, "dejemos las cosas como están". Ya habíamos
discutido como media hora ahí adentro. Dice: "Dejemos las cosas como están, dígales
que no tienen que volver a elegir, yo mismo las felicito porque ganaron". "Bueno, la
verdad que no es mucho lo que ganamos", le digo. "Bueno, si, si, ya sé lo que me va a
decir, pero váyase y dígales a sus compañeros que quede todo como está." Y nunca
nos vamos a olvidar con María cuando volvimos, todo el mundo esperando, si nos
echaban a nosotras no les quedaba nadie. Todos se juntaron ahí, y les contamos.
Pegaban unos saltos, estaban todos contentos, porque habíamos ganado, realmente
ganamos. Pero todo se da a partir que yo entré a trabajar ahí. Yo entré en el ‘65 y
habrá sido en el ‘67, ‘68 quizás toda esa cuestión, o quizás antes. El asunto es que
sufríamos increíblemente. Yo a veces pienso que ese sufrimiento nuestro allá que se
veía en la gente que buscaba la comida en la basura, que se iban al río Concha que es
el río donde se tira la basura, los camiones de la comuna.. Esperaba la gente que tiren
la basura ahí e iba la gente a buscar la comida. Porque no había, no había trabajo, no
había nada. Se murió gente porque habían tirado gallinas que estaban envenenadas, las
llevaron, las hicieron hervir y las comieron y se murieron. Se han muerto familias. Esa
misma pobreza yo creo que ya está instalada aquí. Para mi no es nuevo la pobreza y
este sufrimiento, porque nosotros ya la vivimos allá en esa década. después a partir del
70 en adelante era peor porque se agudizó más. Los obrajes se paralizaron, y el que te
daba el trabajo en el obraje a los hombres era por miserias, por miserias. Entonces
otros que tenían chicos que iban a la escuela, tenían que darle para el cuaderno, para
todo, tenían que tener por lo menos minimamente un par de medias para ir a la
escuela, ¡pero vos no te imaginás la pobreza que era! Había que mandarlos a la
escuela, y el niño para la escuela necesita todos los días algo, una lapicera, una goma,
útiles necesita, o la maestra le pide algo.
P: ¿Y cómo eran tus hijos Brígida?
L: Muy buenos, ¡ja ja!
P: Porque sino les daba garrotazos.
B: No, ¿sabés qué pasó? La Juana creció con la abuela hasta los diez años. Mi mamá
era... la quería más que a todos sus hijos, era su nieta preferida. Pero vi que no le hacía
caso, no le obedecía, no quería ir a la escuela. Entonces dije yo: "Bueno, mamá, la
podés dejar a Juana acá porque no puede ser. Ella tiene que estudiar y tiene que
estudiar, no puede ser que no quiera estudiar". Me dice mamá: "Bueno hija llévala, es
tu hija, si quiere que se quede, o sino la mandás por las tardes a dormir aquí", pero esa
es otra cuestión. "Usted se viene acá, usted va ir a la escuela, usted va a estudiar". Al
principio nos llevamos muy mal pero después ya...
P: Se enderezó.
B: Se puede decir que se enderezó. La lleve a casa, ésta [Lucy] y la hija más grande al
comienzo no se llevaban muy bien. Pero no importaba, total los hermanos siempre se
pelean hasta que se acostumbran a pelear o a convivir. Y ahí empezamos. Ella empezó
otra vida y yo también porque algo llegó que no estaba en la casa, que era ella. El
padre de ellos casi nunca estaba en la casa, él vivía trabajando en esos montes, en los
obrajes. Venía a veces en la semana, a veces en el mes, estaba un día o dos nada más
con nosotros. La Juanita iba por las tardes a ayudarme a trabajar y esta que era la más
grandecita, porque la Juanita le llevaba tres años. Tenía siete años esta y la Juanita
diez años, y la Hilda tenía seis años, porque esta a Hilda le lleva un año y seis meses.
Todos iban a la escuela y bien enseñados desde chicos, porque habían aprendido desde
niños que nosotros éramos pobres y que económicamente éramos gente humilde,
entonces hasta el mínimo pedacito de pan se cuidaba. Sabían bien que tenían que
cuidarse la ropa, porque si la terminaban no era fácil comprarse otra; el calzado.
Después ellos nunca fueron chicos que les voy a prohibir: "Hijos no salgan". Principal
cuidar la convivencia y lo que es íntimamente necesario para sobrevivir. Ellos han
sido bien enseñados. La chica más grande era inteligente y se daba cuenta porque era
más grande. Por ejemplo, cuando estos iban a la escuela ya estaba la Juanita en la
casa. Yo voy a trabajar, después que me levantaba les hacía el mate cocido, a veces les
dejaba hecho y me iba a trabajar y ellos a la escuela. A las 11 de la mañana por lo
general... yo me levantaba por la madrugada, hacía el pan, mojaba toda la harina,
dejaba todo hecho, y estos se iban a la escuela. Cuando salían, tenían que pedir
permiso a las 11 de la mañana porque tenían que venir a comer el pan y a hacer de
cocinar. Entonces ella entra a las 12, se ayudaban, cargaban el horno, prendían el
horno, cocinaban el pan. Eran pequeñas las dos.
P: Y ¿qué te acordás de la politización de tus hijas?
B: Eso vino después. Primero lucharon con la pobreza, después.... ¡ja ja! Porque esa
historia misma vino en ellos perfilándose de una manera para que después resulte lo
otro. Porque también tenían conciencia ellos, porque yo no era que iba a trabajar y
venía y me acostaba a dormir. Seguía por la noche lavándoles la ropa a mis hijos.
L: ¿Por qué fuimos los únicos en la familia? Porque mis hermanas, era una mayor que
yo, y nos criamos más o menos juntas, íbamos a trabajar en el mismo lugar. Porque
fuimos más permeables.
B: No, no, había una cuestión ahí, también tiene que ver la familia.
L: En ese caso porque mi madre nos hablaba mucho, no sé. En la casa la tendencia de
mi hermana mayor como mía era que cuando mi abuelo, y mi tío que habían pasado
tantas cosas con su papá, nos hablaban, nosotros nos interesábamos de eso. Una cosa
que nos llegó muy profundo fue lo del Che también.
B: Pero eso fue en el 689.
L: Nosotros éramos chicos. Pero por qué nos llegaba más a nosotros que al resto yo no
recuerdo, quizás sea porque teníamos más...
B: Porque son chicos que se han criado escuchando... yo por ejemplo, en mi casa, mi
tío... yo tuve un tío que estuvo preso. Él fue anarquista, entonces él se sentaba a tomar
mate y me contaba.
L: Pasaba horas contando de política del país.
B: Él me contaba y yo le escuchaba porque me interesaba. Porque todos los
sufrimientos que habían pasado los otros. Por ejemplo, los indios, él convivió y vio
como los mataban, cómo los explotaban en el ingenio. Toda una serie de cosas, como
les daban de comer, cómo los sacrificaban. Todas esas cosas, creo que de todos mis
hermanos la única que me acuerdo soy yo porque ninguno jamás dijo "mi tío nos
contó esto". Sin embargo yo le atendía. Estuvo preso un año, lo largan y... como el
padre como pensaban que era el autor material de la idea. Y bueno, ellos como yo los
reunía y les contaba...
L: Era la costumbre de mi abuelo, del papá de ella, que llegaba a casa y se ponía a
hablar de política, y nosotros estábamos ahí y escuchábamos, y fue surgiendo en
nuestra mente.
B: Porque se crió escuchando. Por ejemplo, los tiempos del gobierno de Uriburu10, el
golpe de Uriburu, yo les contaba.
L: Eso que en casa no había diario, lo único que teníamos era la radio, éramos muy
noveleras.
P: Noveleras de radio novelas.
L: Exacto, muchísimo. Después nos contaba ella.
B: Antes del Che hubo estos que los mataron, ¿cómo se llamaban?
P: ¿Los que estaban en Salta, Masseti11?
B: Esa matanza que hicieron ahí de los muchachos guerrilleros. Yo leí la historia de
ellos. ¡Te imaginás qué me voy a acordar ahora, con los años que hace! Y cuando los
matan en Chile12, yo siempre escuché, además por ahí agarraba un diario y lo leía y
hablaba de Cuba mucho. Pero yo la política no me interesaba mucho por lo que pasaba
y porque a mi no me tocaba. Porque los intereses míos no estaban en esa cuestión, a
mi nada me ofrecía, no me largaba una... algo que pueda decir "mirá, esto me
interesa". El asunto es que matan al Che, pasaron una vez unos muchachos después
que los mataron al Che y me dieron un volante respecto a la historia del Che y
hablando sobre la muerte del Che. Y ahí me enteré y siempre me quedó la idea, y
siempre le tuve idea al Partido Comunista.
P: ¿Idea mala o idea buena?
B: Mala, eso es lo peor de todo. Porque ahí sin saber de política, porque la traición es
algo que... ahí se mencionaba que la muerte del Che, ellos decían y hacían notar que el
Partido Comunista Boliviano lo traicionó.
P: ¿Te acordás quién firmaba el volante?
B: No, no me acuerdo. Me lo alcanzó así, yo estaba en la orilla del lote y me alcanzó
el volante y pasó. Ni me acuerdo quién era ni su cara ni nada, pero sí al volante lo leí.
Lo tuve mucho tiempo escondido, porque lo leía yo nada más. Hasta que una vez
decidí sacarlo al volante y darle a la chica más grande cuando iba a casa, no sé a quién
le compartí, después lo tiramos, lo quemamos. Ahí podía pasar cualquier cosa, porque
esos años... siempre este país en estado de prohibición. Y siempre me quedó la idea de
que el Partido Comunista Boliviano lo había traicionado al Che. Después me enteré de
otras historias más. La lucha por la vida siguió. En el año 68 nos vamos a vivir a otro
lado, un obraje en que trabajaba mi marido...
L: Departamento Rivadavia, en el Chaco salteño.
B: Después de grandes debates con mi marido que no quería ir yo, al fin me ganó la
batalla y nos fuimos.
L: Ahí estaba entre los 10, 11 años.
B: Eran chicos, iban a la escuela. Ahí también fueron a la escuela.
L: Pero era una escuela rural. Era un ranchito donde estábamos todos, éramos cerca de
80 niños todos amontonados en el mismo lugar, todas las clases juntas. Estábamos
todos los hermanos juntos ahí.
B: El asunto es que ahí estuvimos un tiempo, fracasó todo, nos fue muy mal.
L: Lo que pasa es que a mi padre siempre lo arreglaban con los vales para carne y
mercadería.
B: Era un infierno. Ahí en Metán tenía mi rancho y era un infierno, ahí el doble.
L: Además un pueblecito pequeñito que eran dos barrios nomás.
B: No sé para qué subsiste ese pueblito.
L: Dependía de ese obraje.
B: Y los estables.
L: Los estables que vivían del otro lado de la ruta. No teníamos agua. escasez de agua,
mucho calor, prácticamente invierno no hay en esa zona.
B: Pero a pesar de la pobreza que hay ahí, que se vive miserablemente, pero el dueño
del pueblito y de toda la gente hasta avión tenía.
L: Pero es una zona petrolera esa. Es muy rica en petróleo y gas.
B: Pero el gas está más allá. El asunto es que el tipo este sería socio entonces, muy
rico. Ese es el dueño del pueblito ese. Se podrá sembrar algo, la gente hará algún
cultivo, alguna cosa y subsisten. De ahí volvimos a Metán, todo cagado. Al fin
salimos escapados, por suerte pudimos salir en un camión.
P: ¿Porque tenían deudas?
B: No, porque no se podía salir porque hay una serie de leyes.
P: Si, la ley del conchavo.
L: Es como feudal.
B: El asunto es que nosotros rajamos, nos vinimos a Metán de nuevo.
L: Nos rajamos con un camión que vino de Metán, nos llevó. Nosotros habíamos
almacenado mercaderías a escondidas, entonces nadie sabía, solamente los vecinos del
fondo sabían que nos íbamos, aprovechamos el fin de semana. No estaba ni el
encargado ni el administrador.
B: Ahí fuimos a Metán de nuevo. Pero Metán era un desierto, no encontramos nada,
era algo desastroso. El tipo este, el patrón de...
L: Que había prometido darle trabajo.
B: Empezó a trabajar con él. ¿Qué querés que te cuente? Si me pongo a contarte en
detalle no terminamos ni a fin de año. Era un desastre. ¿Qué pasó? Ese trabajo no iba,
y dice mi marido "ya no tengo trabajo", otra vez de nuevo. Y vino un compadre vecino
y dice: "Ay, compadre está sin trabajo, sabe que yo encontré trabajo, y mire
compadrito que le va a venir bien porque es bárbara la zona, pero hay que irse con la
familia”. “Pero bárbaro, yo me voy a ir con toda la familia." A mi me vino como para
desmayarme. Porque yo quería quedarme ya. El hombre no tenía trabajo, pero dijo "a
lo mejor es cierto", es verdad que conoce... Y allá fuimos, pero ya no llevamos las
cosas, algunos bártulos nomás. Cuando vamos entramos por Salta, pasamos el camino
dirección a ...
L: En el Valle de Lerma. Es una zona preciosa.
B: Era para que trabajen en una finca. Pero bueno, hay que vivir...
P: De la belleza no se vive.
L: No, trabajo había, te pagaban muy poco. Zona de mucho tabacal.
B: Allá fuimos. Nos daban casa... ¿Dónde es la casa? Y ella viene y me dice: "es esa la
casa". "¿Esa la casa? ¡Si eso es una tapera!" Era una tapera de adobe, no tenía techo,
no tenía nada. Y había sabido habitar ahí gente que la había usado para dormir, para
todo y para baño también, así que estaba todo cagado, todo hediondo. Era una
porquería, pero como ya estábamos ahí... otra casa no había, era eso todo. No nos
íbamos a poner a pelear porque no había remedio. Y bueno, arreglamos todo ahí como
pudimos, después lo mejoró entre él y Juan, el hermano y mi hermano también andaba
por ahí. Mi marido fue a trabajar a la finca esa. Y yo trabajaba en el tabaco. Yo trabajé
de todo. Arranqué poroto, deshojé maíz, fui a los lavaderos, trabajé en la clasificación
de cereales, en la clasificación de tabaco, encañar el tabaco. Ahí fuimos a dar. Daban
la pensión a los tipos que habían ido a trabajar, les daban la comida y a la vez
trabajaba en las encañadas y las desencañadas. ¡Es un trabajo espantoso! Un día de
esos yo me disgusté con el tipo porque no soportaba más, era un tipo asqueroso. El
trabajo era asqueroso pero los tipos más. Una explotación de los chicos mayormente.
La encañada es una porquería y la desencañada peor.
L: La encañada es la aguja verde. Eran unas cañas de a cinco las ponés a secar.
Después cuando las sacan las ponés al aire libre y el aire mismo se encarga de secar la
hoja y después... ahí hay que sacarla de las cañitas para ponerla en bolsas y llevarla a
la fábrica. Entonces cuando está verde tragás la resina verde, que vos te sonás la
nariz...
B: Quedás teñido completamente. Para mejor es en galpón cerrado.
L: Y es común que la gente joven, de 40 años, ya estén enfermos del pulmón, por la
resina del tabaco.
B: Además éramos esclavos, te pagaban monedas. Además te robaban las cañas.
Ponéle que yo iba a la tarde y hacía 100 cañitas, ¡cuando tenía que entregar no eran
100, eran 80!
P: ¿Pero quién te robaba?
B: Los que las cuentan, el encargado. Yo a lo [sic] último peleé con el tipo, no me
importó. Si quiere que me pegue, pero yo le voy a decir, porque yo no lo aguantaba
más. Le voy a decir lo rateros que eran, hasta que nos peleamos. El día que íbamos a
cobrar, y ya nos íbamos peleado anteriormente... su chico, porque él verdugueaba a los
padres para que los padres los verduguearan a los chicos para que trabajen más y
rindan. Y de pasada les decía "rindan, rindan". A mi me ponía mal. Con ellos no lo
hacía porque no lo iba a hacer, ya sabía. Hasta que un día le dije: "¿Y por qué usted
trata así a los chicos?" "¡Para que trabajen si son para eso!" Le digo: "No, los chicos
no tendrían que estar trabajando, y menos usted poder decirles eso porque usted
también puede tener hijos. ¿Si usted tiene hijos los trae para acá? Deben estar
estudiando. Todos los chicos tienen el mismo derecho. ¿Por qué los trata así, no ve
que además está enfermo?" Era tuberculoso el chico. Me dice, "¿Y usted por qué se
mete?" "Yo me meto porque yo también tengo hijos, quiere decir que si yo mandaba a
trabajar a mis hijos acá y con usted era lo mismo. Por eso me meto". "Usted debe
meterse en sus cosas, en su trabajo y deje de mirar lo que les pasa a los otros." "Eso es
lo que usted piensa..." Y no le gustó. Y ahí nos enganchamos en la discusión que
tuvimos. "¿Cómo? ¡Si usted es la única que protestó que le faltan cañas!" Le digo:
"Todas las tardes me faltan cañas. Usted las roba para usted o las roba para ellos".
"¡Además usted es una atrevida!" "No me interesa, yo estoy reclamando lo que es
mío". Después dice un día que va: "Venga señora, usted primero que todos, venga
para que cobre. Pase." Entré y cerró la puerta con llave. Dice: "Aquí tiene el sobre con
su sueldo. Firme." "Ah si, yo tengo cuanto tengo en el sobre." Ya estábamos peleados.
"¿Y por qué va a ver lo que tiene en el sobre?" "Porque no tengo confianza, porque así
como me faltan las cañitas me puede faltar mi poca platita, y cuando yo ya le firme y
me vaya con mi sobre, aunque me falte no le puedo reclamar." ¡Como se indignó!
Dice, "cuéntelo". "Si, es tanto, pero a mi me falta porque las cañas que usted ha
contabilizado no son esas, yo tengo mi libreta que usted mismo me la dio en tal
tiempo. Usted cuando yo entré me dio esta libreta para que yo anotara lo que yo hago.
Las tengo anotadas todas." Esa fue la gota que rebalsó el vaso y se pudrió todo. Nos
agarramos en unas discusiones y el tipo tenía ganas de pegarme. "Usted puede gritar
todo lo que quiera, pero que a mi me falta esto, me falta." Lo traté de mano sucia. Yo
no sé con qué agallas, porque el tipo me podría haber agarrado a patadas adentro, pero
a mi me sacó de mi. "¡Usted es un ladrón! Y usted si se pone botas nuevas se [las]
pone porque los otros infelices como yo trabajamos para que usted coma, para que
usted se ponga las botas nuevas y para que usted viva sin hacer nada, y para que su
hijo estudie." "¡Ay!", dice, "de dónde ha salido y de dónde ha venido. ¡Nadie se
subleva de esa forma y menos que vengan a tratarlo a uno de tal manera! Le voy a ir a
avisar a Doña Carmen!" "¡Avísele, qué me importa!" Nos peleamos, ahí nomás
terminamos con todo, abrió la puerta y salimos. Los otros estaban pegados a la puerta
escuchando la discusión, como son chusmas. Salió y los encontró a los otros. "¿Y
ustedes qué hacen? ¿Están escuchando? Bueno, está bien, se van a dormir tranquilos y
mañana cuando a mi se me de la gana les pago". No le pagó a ninguno, sólo por eso,
porque habían estado escuchando. Y terminamos el trabajo ahí y no nos fuimos a
trabajar. Él tampoco fue porque él comía en mi casa. La pelea fue grande. Quedamos
sin trabajo, mi marido también. Y fue un infierno, realmente fue un infierno. Salimos
por suerte, porque mi cuñado había buscado un trabajo, lo encontró, después el patrón
de ese nos sacó. Sino no sé qué íbamos a hacer, salíamos a pie no sé cómo.
P: ¿Volvieron a Metán?
B: Otra vez a Metán. Yo dije, "nunca más saldré de aquí". A todo esto ya era como el
‘71. Y entonces empieza ya a manifestarse la situación política con Lanusse. Fue el
fusilamiento de los chicos de Trelew13. La manifestación de los estudiantes en repudio
a los muertos de Trelew.
P: ¿Eso también en Metán?
B: Claro. Lo que pasó ahí fue que toda la gente de Metán se concientizó porque ahí
estaba, era profesor del colegio Rizzo Patrón14 que después lo mataron.
P: ¿Cómo era?
B: Él era compañero del Negro [Mario Roberto] Santucho15. Y ahí justamente estaba
trabajando en ese colegio, según lo que me contaron a mí porque yo no lo conocía. Y
bueno, politizó mucho a la juventud.
L: Él ya había caído preso en Tucumán.
B: No, en Metán cayeron. Porque Rizzo Patrón le dio un cheque a Pedraza para que
cobre por un trabajo que había hecho en la casa. Pedraza fue a cobrar y los tipos del
banco, que han de haber sido fachos porque otra cosa no eran, los chicos vieron la
cantidad de dinero que tenía que cobrar Pedraza, asociaron con la calidad de él, que
era un pobre infeliz que vivía de changas, y de dónde iba a sacar esa plata. Entonces
¿qué hicieron? El tipo del banco lo denunció a Pedraza. Cayó Pedraza por el cheque,
pero el cheque estaba firmado por Rizzo Patrón. Como a Rizzo Patrón lo tenían ya
entre ojos desde hacía tiempo, cayó Pedraza, la mujer, cayó Rizzo Patrón, creo que
cayó la mujer de Villanueva16. No me acuerdo. Pero Pedraza y la mujer sí.
P: ¿Eran del PRT-ERP Pedraza y la mujer también?
B: Parecía que eran simpatizantes.
L: A la señora la hicieron abortar.
B: Ella estaba embarazada.
P: ¿El qué era? ¿Albañil?
L: Era gente que venía del cerro.
P: Y habían hecho arreglos en la casa de Rizzo Patrón.
B: Si. Que yo sepa cayeron, porque todo el mundo supo. Dijeron, "cayó Pedraza, la
mujer está embarazada". Porque parece que ahí en Metán no le pegaron. Creo que lo
llevaron a Salta y de ahí lo volvieron a Tucumán la Policía Federal. Por qué lo llevan
a Tucumán no se explica. Para qué lo llevan a Salta si después lo van a llevar a
Tucumán. Pero como estaba el gobierno de Lanusse17 que era milico, podían llevar y
traer para donde quisiera a la gente. Ahí les dieron las alzas, los torturaron
bárbaramente, a la señora le hicieron perder el hijo, a Pedraza lo dejaron enfermo y a
Rizzo Patrón lo hicieron perder dos dedos de la mano en la tortura.
L: Y era manco.
B: Perdió de eso, no sé si uno o dos dedos de la mano izquierda. El asunto es que lo
torturaron, lo tenían ahí desnudo. Lo tenían tirado en un pasillo y llamaban a los
presos comunes para que lo violen. Y a la mujer la reventaron, la hicieron perder el
chico, y después, cuando vieron que se moría, la cargaron en una ambulancia y la
largaron en el hospital de Metán. Claro, las enfermeras la vieron dijeron: "¿Qué
pasa?" Y ellos no dijeron nada, entraron y ya está. Ella después estaba en libertad,
Pedraza no sé en qué tiempo sale, Patrón tampoco. Pero no anduvieron mucho porque
después a partir del 72 (porque esto creo que ocurrió en el 71) alrededor de esos años
ya los vi a ellos en el pueblo. Rizzo Patrón trabajaba después en la Comuna, era
diputado.
P: ¿Se había ido del PRT-ERP ya?
B: No.
P: ¿Diputado del PRT-ERP era?
B: No. Yo no sé cómo entró pero estaba ahí. Después hablamos que se pudrió todo,
cuando eran los líos por las reivindicaciones del barrio.
P: O sea, sale electo en el 73.
B: Con el gobierno de Cámpora. El asunto es que empezamos a pedir nosotros... a
todos ellos empezó a haber mitines públicos, que se hacían los mitines políticos que se
hacían en la avenida 9 de julio o en la 20 de febrero. Ahí andaba la Elsa Vera que era
peronista.
L: Era una tipa de la Municipalidad.
B: Había empezado a nacer como si hubiera una pequeña libertad de salir, que antes
nadie salía. Siempre estábamos en estado de sitio. En ese momento también, con el
gobierno de Lanusse.
P: ¿Rizzo Patrón era maestro en tu escuela?
B: No, en el colegio secundario.
L: Está bien lo que él preguntó. ¿En la técnica o en el comercial?
B: En el comercial. De día tenía el turno que era.... no era todo comercial.
P: ¿Qué enseñaba él?
B: Yo no sé. Lo que yo sé que él enseño fue la política.
P: O sea, ¿organizó gente?
B: Decían que si. A mi no me consta. Pero parece que preparó muchos chicos.
L: Quizás había sido de ahí que salieron los muchachos.
P: Claro, por eso estaba pensando.
B: Yo no puedo decir quiénes en concreto, pero eso sí supe que fue así. Yo jamás
había querido entrar en política porque decía: "Esto es una porquería todo, si por lo
menos hubiera algo que sirva. Me abrazo a una causa que sirva para algo". Pero en ese
momento empieza a salir todo eso que uno empieza a salir a los mitines políticos
públicos, y me jodía la Juanita a mi que era mi hija más grande: "¿A dónde fuiste?"
"Fui a tal parte, ahí estaba la Elsa Vera". "Ah, ¿te has enganchado con la Elsa Vera?"
"Yo no me enganché con nadie, yo voy y escucho, porque todos prometen y nada
hacen." Y ellos por otro lado andaban en el colegio. Empezó a surgir toda la Juventud
Peronista, todas las ideas. Después se iban todos esos muchachos, más varones que
mujeres.
P: ¿Había alguien más que la JP organizando en tu escuela?
B: Estaba la JP y yo creo que había alguna parte de los radicales también. Si, si había.
L: Lo que sí más me acuerdo es el fanatismo por la JP que se ponían los brazaletes.
B: Claro, y todo el mundo empezó a florecer.
P: ¿Vos también te ponías brazalete?
L: También si.
B: Y salieron estos también involucrados en la JP. Está bien, yo no les iba a decir
"oiga, ¿qué están haciendo?" No me gusta meterme. Cada uno elige.
P: Aunque se equivoque.
B: A veces. Yo decía, "estos ya se metieron en la JP" y yo sabía que el peronismo es
una plaga. Mi respeto a la gente que sea progresista, pero es una plaga. A mi me
quedó la impresión, mirá que era chica cuando vi esas cosas, pero yo los odiaba de
verlos. Esa gente villera que eran todos peronistas, eran capaces de matar a quien diga
algo que diga alguna otra palabra, por ejemplo que diga algo del Partido Comunista.
Era gente capaz de amasarlo [sic] ahí nomás. Son gente mala. Me daba rabia por eso,
porque veía el atropello. Era como una cueva de víboras. Había gente buena por
supuesto, pero son los menos. Es como una bolsa de gatos el peronismo. Vos agarrás
gatos de distintos colores y los metés. Los peronistas decían "este es peronista", había
uno que decía "¡Viva Perón!" y los otros capaz que lo mataban, pero los dos eran
peronistas. ¿Cómo te explicás eso? Era todo así, una mezcla de cosas.
P: Pero Lucy, ¿cómo terminás de la JP metida en el FAS?
B: Pero la historia ahí vino de la JP no encontraban dónde reunirse, nadie se quería
comprometer, entonces fueron a caer a mi casa.
L: Nosotros teníamos la sede allá. Cuando surge todo este auge así, la vuelta de Perón,
estábamos todos locos por ir a recibir a Perón, que al final no nos dejaron venir.
B: ¡Claaaro! ¿Cómo terminó?
L: Los trenes te daban pasajes libres para venir a Buenos Aires. No nos dejaron venir.
P: ¿Quién no te dejó venir?
L: Mis padres.
B: ¡Sabés a dónde iba a terminar!
L: Los sentimientos en realidad por el peronismo evidentemente fueron nulos porque
era algo del momento, no fue un sentimiento profundo porque ninguno de nosotros
quedó.... por que cuando nos ponemos todos a trabajar en el barrio no nos
embanderamos debajo de una sigla, sino es que cuando todos nos pusimos a trabajar,
en realidad nos pusimos a trabajar todos juntos sin pensar que había peronistas, había
radicales y había otros que no eran nada. Y entonces parece que el mismo momento, la
misma realidad del país nos fue llevando a otras vertientes, porque los mismos
compañeros que se decían ser peronistas, que tenían un poco más de edad que
nosotros, terminaron más tarde llevándonos a nosotros a organizarnos políticamente
dentro del Partido [el PRT-ERP].
P: Y ellos ¿cómo se enganchan con el Partido? O sea, ¿cuál es la cadena? ¿Quién los
capta a ustedes o los organiza?
L: Creo que fue una realidad bastante mezclada. Se mezcló mucho lo legal con la
partidario, porque yo te juro que no sé en realidad en mi, enrolarme en el Partido fue
después que mi hermana, después que Hilda incluso. Los que eran más grandes nos
metieron a nosotros. Yo en ese momento no podía discernir entre una cosa y otra. En
realidad los fui conociendo en la cárcel.
P: ¿En la cárcel?
L: No, no. En el poco tiempo que estuve afuera. A través del estudio y a través de la
explicación de los compañeros más grandes que nos empezaron a organizar
políticamente a través de las charlas, a través del estudio.
P: ¿Cuántos eran ustedes?
L: Un montón.
P: ¿Diez, veinte?
L: Más incluso, como 35 o 40.
P: ¿Y todos en el Partido?
L: Había montoneros también que nunca se abrieron a nosotros. En el trabajo legal
estaban con nosotros, en las manifestaciones también y cuando empezaron...
P: Pero ¿ustedes estaban dentro del Partido, en la Juventud Guevarista18 o qué?
L: Dentro del Partido. Ella quizás sepa más concretamente. Yo en esa época que tenía
15, 16 años, en la locura de estar enganchado en algo, le encontraste sabor a eso y lo
llevamos a adelante. Primero las tareas barriales que íbamos a acompañar a los
compañeros porque éramos del mismo barrio, porque era más posible que la gente te
escuchara más a uno que era del barrio que si venía de afuera. Entonces la gente venía,
se hacían actividades reivindicativas, lo del Municipio varias veces, pero también se
organizaron cosas tipo, por ejemplo, tratar de formar tipo dispensario, que tuviéramos
la atención de un médico aunque sea una vez por semana, nos movilizamos para pedir
medicamente [sic]. Hacíamos empanadas entre las vecinas y los chicos salíamos a
venderlas en la estación los sábados y domingos, con lo que se recaudaba se ayudaba a
la gente. De repente alguien que necesitaba comprar una chapa, hacía falta un
medicamento, o alguien moría y no tenía cajón. Entonces nos fuimos organizando de
esa manera y pudimos tener reconocimiento en el barrio. La gente misma empieza a
llegar más libremente a la casa, no necesitaba que uno fuera a buscarlos para que
vengan a las reuniones.
P: Pero ¿ustedes eran cuarenta del PRT o del organismo ese?
L: No, cuarenta del PRT no. No puedo decirte cuanta gente era. Pero sí había gente de
otras organizaciones como montoneros o peronistas.
P: O sea, ¿no podés decir porque no querés o porque no tenés idea?
L: No, porque no me acuerdo. De los compañeros que se nombraban dentro del
Partido éramos varios. Lo que pasa es que a medida que se fueron incorporando hubo
compañeros que los sacaron y los mandaron a otro lado. Entonces lo que yo más hice
en ese pueblo es la tarea barrial y la parte de la formación política a través de las
reuniones y del estudio a partir de El Combatiente y la Estrella Roja.19 Algunas cosas
que se hacían también, pintadas, que salían los chicos. Fue a raíz de eso que me
detuvieron en julio del ‘74. Y a raíz de esos mismos antecedentes que después me
vuelven a buscar en diciembre.
P: ¿Cómo es que empezaron que decís vos, Brígida?
B: Como yo te decía antes, yo buscaba algo que sirva. Yo leía siempre los diarios, y
era siempre lo mismo, algo como acabado, que no prospera, que no progresa la
humanidad. Porque vos podés pensar "para mi sola progresa algo si encuentro
trabajo", pero la humanidad en sí... yo una vez agarré, no tenía posibilidad de
comprarme libros, porque ¡con qué carajo iba a comprar libros! Me gustaba mucho
leer, libro que encontraba por ahí, libro que lo leía. Pero encontraba cosas similares
por ahí pero no tanto. Después encontré una vez un libro, ¿cómo se llama? Crimen y
Castigo.
P: Dostoiewski.
B: Era como... ¿viste cuando vos salís de un cuesta arriba grande y te despertás allá?
Yo estaba sola, aburrida. Mi marido nunca estaba, los chicos eran chicos y yo quedaba
con toda la responsabilidad de la familia. Trabajaba, criaba a mis hijos, pero no era
suficiente. Cumplía con todas mis funciones de madre, de ama de casa, de obrera, pero
me faltaba algo. Mi marido me faltaba porque no estaba, pero yo sabía que él no podía
ser de otra forma. Entonces yo me acostumbré a vivir sola, sufrí mucho al comienzo
[estaba] sola que él no estaba, y después me fui habituando, él no puede estar y no
puede, tiene que irse a trabajar y si no va a trabajar no comemos. Mi marido nunca fue
un hombre malo, fue un hombre bueno, un buen padre. Pero a mi me faltaba algo y en
aras de eso siempre andaba yo en la expectativa de que encontrase algo, más bien en el
sentido de progreso....
Te estaba diciendo antes de la política, de que Perón volvía, Cámpora iba a ser
presidente, y por ahí había aparecido la Isabelita20 que yo nunca había sabido de dónde
salió, que pasó por allá también, por Metán, fue a Salta. Que la Isabelita unos, que no
otros, que Perón...así estaba. Hasta que estos chicos empezaron con la JP, que a mi me
molestaba, porque yo no quería que justamente tenían que surgir ahí, pero nunca les
dije nada. Con la más grande conversaba más porque era más decidida, muy
inteligente. Hasta que una vez llegan a la casa estos chicos, mi hijo con otros chicos
más que si yo les podía dar permiso en la casa. Estaba mi hija. Me hicieron una
reunión. Yo digo "entren". Entraron a la piecita, se reunieron, "venga, venga,
conversamos todos". Yo sabía más o menos, me daba cuenta de qué andaban
haciendo. Le digo yo: "¿Ustedes qué es o qué quieren?" "Nosotros somos de la JP,
queremos formar una unidad básica". Francamente a mi no me gustaba mucho. "Acá
pueden hacerlo. Se reúnen, organizan, no sé qué van a hacer". "Si, queremos formar
organización, queremos trabajar en los barrios. Andamos tratando de que nos admitan
en algún lugar para que nosotros podamos organizar algo en los barrios." Le digo:
"Bueno, está bien, ustedes sabrán cuando se reúnen y cuando lo hacen. Ustedes saben
que yo estoy sola, mi marido no está." Una cosa es que yo diga bueno y otra que el
hombre de la casa diga "se mandan a mudar todos". "Él no está pero en cualquier
momento puede venir y decir '¿qué pasa aquí?' Les pido que sean cautelosos y que
hablen con él si llega en un momento". "Si, nosotros le vamos a decir". Después un
compañero en una segunda reunión... porque yo me daba cuenta lo que charlaban
ellos, lo que discutían y yo me di cuenta cuales eran los peronistas. Este es peronista y
este no. Porque había algunos que rebatían las cosas, apuntaba para el lado del camino
que podía ir mejor, que podía ser el trabajo realizado de una mejor manera. Y los otros
se iban yendo por las ramas. Entonces un día hablé con un compañero y le dije: "¿Vos
también sos de la JP?" Y me dice "No, yo no soy de la JP". "Me parecía". "Aquí hay
unos que han sido de la JP pero ya no lo son". "¿Y por qué no lo son?" "Y bueno,"
dice, "conversamos mucho y al final comprendieron que la salida no es por ahí." "¿Y
por qué la salida no es por ahí?" Y empezamos a conversar y él también empezó a
tomar confianza. Y después me dice: "Mire que yo tengo otro pensamiento, otra idea,
y si llegamos a estar de acuerdo yo le puedo pasar material para que lea si usted
quiere, y si usted no entiende y acepta podemos empezar a hacer un trabajo más..."
Entonces, le digo yo: "¿Vos sos comunista, no?" "No, no soy comunista". "¿Y qué
sos?" "Una cosa parecida". Me trajo unos papeles y unas cosas para estudiar. Le digo:
"A mi me parece bien, me interesa el trabajo, me interesaría trabajar en la
organización barrial y si es posible que no se salga de los marcos si nos aceptan del
centro vecinal". Para que sean cosas paralelas. Porque había un centro vecinal.
Cuando él me dijo que quería hacer un trabajo, si quería yo porque era la dueña de
casa, dice: "Vamos a reunirnos, puede ser un viernes, un sábado, un domingo". Le
digo: "Arreglaremos entre todos porque acá están mis hijos, y mi marido". Y mi
marido quedó a un lado.
P: ¿Este muchacho también era del secundario?
B: Él ya no iba a la escuela. Ya hizo el secundario.
P: ¿Qué tendría, veinte años?
B: Dieciocho años. Porque él no terminó secundario, no me acuerdo. Era hijo de
ferroviarios. Y él me dijo: "Yo quisiera tener plena confianza de que las cosas..." "Si,
de mi parte, pero no sé qué van a decir. Yo puedo actuar por mi misma, pero no por
los otros." Me dice: "Bueno, está bien". Después empezó la cosa a desviarse, la JP no
sé en qué hora se desunió [sic] las chicas de la casa. Yo nunca le dije a mis hijas:
"Ustedes tienen que hacer esto", porque yo tenga la idea esa. Porque a mi eso se me
revierte en contra cuando caí porque yo era la autora material de todo. Mentira.
Porque yo a ninguna le he ido a decir nada.
P: ¿Es así Lucy?
B: Yo nunca les impuse nada a mis hijos.
L: ... [se sonríe]
B: Pero eso es cosa de ellos. Y de ahí partió la organización del barrio y empezamos a
trabajar tanto las chicas mías que eran mis hijas como los chicos que compartíamos
todos la idea de llevar eso adelante.
P: ¿Pero estaban todos los hermanos en el Partido?
L: Los cuatro.
B: Toda la familia. Entonces empezó a marchar esa organización en el barrio. Pero
todo se hacía de una manera muy sacrificada. Como nosotros comprendíamos que ese
trabajo... porque yo no me abracé a una causa porque me dijo [sic] "aquí tiene una
metralleta, volteemos a los burgueses". Yo me abracé a una causa porque me di cuenta
que mis intereses tanto como los de los otros estaban ahí, estaban encaminados en eso.
Entonces digo "es la ocasión". Vamos adelante, trabajamos en eso. Yo entendía que
había que trabajar con la gente, que teníamos la obligación de crearle conciencia a la
gente. A mi nadie me pagó un sueldo para que yo vaya a trabajar, ni a ninguno de
ellos, pero sí sabíamos que íbamos a ganar mucho si seguíamos en esa acción. Ojalá
nos hubieran dejado.
P: Lucy, ¿vos estabas sacando cuentas de cuanta gente te acordabas recién?
L: Muchos están desaparecidos.
P: ¿Cuántos te acordaste? Ustedes cinco mas...
L: Todos nosotros, tenía un compañero Tito, el Gringo, los hermanos Ortega que están
desaparecidos, el Cacique...
B: La Francisca también estaba.
P: Ocho, nueve...
B: Desertó, después pero en el momento estuvo.
P: Nueve y cinco son catorce. ¿Eran más?
L: Si, existían fotos que cuando la policía nos fue a cazar encontraron. Pero eran fotos
que estaban los compañeros que participaban en el barrio...
P: La mayoría de los compañeros participaban en el barrio y en el Partido.
L: Estaban en un camión con Rizzo Patrón tirando ripio a la calle. Con las palas, los
pañuelos en la cabeza, muertos de risa. Y me acuerdo que a mi me apretaron por las
fotos, "¿dónde está este? ¿Dónde está el otro?" Y le decía: "No, en el pueblo no
[estan] porque se fueron por trabajo. No sé donde están."
P: ¿Aparte de trabajo barrial qué otro tipo de actividad hacía el Partido en la zona?
L: La cosa estaba muy mezclada. El trabajo legal, el trabajo ilegal partidario, las
reuniones de noche, la gente trabajaba y estudiaba. A veces nos tocaba estudiar a la
luz de una vela. Apagar las luces cuando se escuchaba pasar la policía, salir a hacer
pintadas los sábados o domingos, y se hacían todas las prácticas. Desde el principio
empezamos a recibir toda la formación...
B: Claro, eran paralelas las cosas.
P: ¿Pero se operaba [militarmente, o sea se hacían acciones guerrilleras] en Metán?
B: Yo no sé.
P: Pero estoy preguntando ¿ustedes? Hacían acciones en Metán? Porque es un pueblo
chico...
L: No, el tipo de acciones que se hacían eran volanteadas, pintadas, nosotros
ayudábamos a colocar banderas en todo el pueblo.
P: ¿Con qué reacción de la gente?
L: En una de esas tantas veces que salimos, me detuvieron a mi con mi cuñado,
entonces trajeron todas las banderas de todos lados y nos preguntaban por las banderas
y dijimos que no. Pero la gente no comentaba nada.
B: Y hay gente que le caía bien.
L: Después, cuando la detuvieron a ella, y luego me metieron a mí, pero entre medio
la gente le tenía mucho respeto con nosotros [sic], la gente del barrio. La policía fue a
preguntarles a los vecinos cómo era nuestro comportamiento y dijeron que éramos una
familia trabajadora, todo bueno.
P: ¿Ustedes se organizan más o menos a fines del 73, principios del 73?
L: Hasta el 74.
P: Parte del 74. Se organizan en células.
L: Si.
P: ¿De cuanta gente las células?
B: De cuatro.
P: De cuatro con un responsable que lo ponía la dirección, no lo elegían ustedes.
B: Claro.
P: ¿Había una dirección regional?
B: Si.
P: ¿Quiénes eran la dirección regional? Si quieren apago.
B: No tengo idea. El responsable de la parte esa, era Tuqui. Le decíamos Tuqui
Velásquez; él trabajaba en la Municipalidad. El iba a la casa, era un buen muchacho.
Se acostumbraba mucho, en mi caso personalmente nunca quise saber el nombre, a no
ser que éramos los que estábamos ahí que todos los días nos veíamos la jeta y
trabajábamos juntos en el barrio.
B: Era la cuestión de que la gente que estaba haciendo un trabajo político con
nosotros. Donde a mi más me interesa que los vecinos y todo lo que pueda abarcar
entiendan la causa y se concienticen en eso, y no de ir a pintar paredes, a hacer la
Estrella Roja, ¿para qué?
L: Los mismos compañeros para distintos tipos de tareas.
P: O sea, la misma gente hacía todo.
B: Por eso, yo me voy a pintar paredes, me agarran y el trabajo que estoy haciendo ahí
me queda nulo.
P: ¿Los volantes los hacían ustedes o se los traían de afuera?
L: Nos los traían. Solamente cosas puntuales, de la zona.
P: ¿La gente sabía en la zona que ustedes por lo menos estaban en algo raro? ¿No
tenían idea? ¿Nunca te vieron salir a hacer una pintada?
B: Se habían enterado después.
L: Antes nosotros éramos...
P: Del Comité barrial. ¿Los compañeros montoneros tampoco sabían?
L: Si, ellos si sabían.
P: ¿Cómo se llevaban ustedes con los montoneros?
B: Con algunos bien, con otros mal.
L: Había discusiones, pero ellos siempre... eran esos amigos amigos que siempre...
P: ¿Pero nunca se peleaban por quien dirigía el Comité barrial?
L: Ellos se fueron después. Después venían, se acompañaban... Por ejemplo
colaboraban en eso de si había que hacer un arreglo de calles, una cosa muy puntual.
Como no teníamos agua en las casas, un día el dueño de la finca da permiso para que
–no sé como se llamaba en ese momento– Aguas Argentinas hiciera las excavaciones
para los caños. Porque había que traerla de la montaña hasta el barrio. Entonces todo
eso hubo que hacerlo entre los vecinos. Entonces en cada paso de calle lo hacíamos
nosotros, porque los vecinos no lo querían hacer. Entonces ahí venían los compañeros
a colaborar con nosotros. Tanto las mujeres como los muchachos cavábamos la zanja.
P: Ahora, uno de ustedes cae en Catamarca21, de los compañeros de ustedes.
L: Si, el otro se salva.
P: ¿Ustedes supieron que había ido a Catamarca, supieron que iba?
L: No.
P: Se enteran cuando lo matan. ¿Y qué pasó?
L: ¿Con nosotros? ¿Qué va a pasar?
P: ¿Pero no se asustaron, no tuvieron miedo?
L: No.
B: Lo que pasa es que siempre tenés miedo, no es que nunca tuvieron miedo.
L: Lo que pasa no es que no se tenga miedo, pero yo lo viví de una manera en que
pese al miedo había que hacerlo. Mismo cuando me detuvieron en la calle y la
amenaza, que sabés que estás completamente en manos de ellos, yo llegué a tener
pánico. Siempre tuvimos miedo. Miedo del hecho de agarrar un arma y ponerse a
hacer práctica de tiros. Miedo cuando salías y hacías la pintada. Miedo de que te
agarraran con los volantes o con El Combatiente. Que íbamos a los cines y los
dejábamos en los asientos. Incluso nos arriesgábamos de dejarle a la gente en la mano.
B: El asunto es que nosotros en ese trabajo de ese barrio no resolvés, porque después
hay otros barrios más. Yo no iba a eso, íbamos solamente cuando había que hacer
alguna actividad para recolectar fondos para el barrio. Llegamos a lograr, en un
comienzo tratamos de que los vecinos... porque lo que nos habíamos propuesto hacer
no era para nosotros nada más. Era una cuestión que teníamos que hacer todos para ir
uno como barrio, nutriéndonos de las cosas que faltaban, minimamente para las cosas
de emergencia. La gente estaba completamente de acuerdo, los que acudían ahí a las
reuniones del barrio estaban de acuerdo y estaban contentos. Porque se hacían las
actividades, se hacían los fondos y todos sabían que eso que se recuperó, ese dinero
que se recaudó, lo que se hizo, iban las mujeres del barrio, los hombres del barrio y se
hacía un fondo y eso era del barrio, no era mío ni era de aquel, para los problemas
urgentes. Porque ahí además no te iban a llevar a ningún lado porque no había, en el
hospital no había ni sábanas ni fundas, como ahora. Remedios en el hospital no te iban
a dar. Entonces esa era la fuente que le daba una pequeñísima seguridad a la gente de
que si se enfermaba podía ir ahí para tener sus remedios. Eso se logró [para] que la
gente tuviera conciencia de que eso que estábamos haciendo era para ellos. Teníamos
un proyecto de pedir un dispensario para el barrio. Mientras tanto se iba trabajando
con lo que había. Nadie levantaba ninguna bandera política en especial. No aunque
haya radicales ni lo que fuera. Ahí iban todos por eso, se hacían actividades. Si iba
tirando en pos de lo que nosotros habíamos... Se llevó la gente a los Congresos [del
FAS], por ejemplo el congreso del Chaco, para que la gente se vaya saliendo de ese
letargo y se entere de lo que pasa, de lo que es propiamente del país. Se llevó gente a
Rosario, al congreso ese, a Córdoba [al congreso del Movimiento Sindical de Base]22,
y la gente iba.
P: ¿Mucha gente fue de Metán?
B: Si, de Metán.
P: ¿Cuánta gente?
B: Ponele, uno o dos ómnibus ya es una cantidad de gente.
P: Pero ¿fueron interesados o porque era un viaje gratis?
B: No, les interesaba. Querían saber qué pasaba.
P: Y cuando se encontraban ahí con un montón de gente gritando: "A la lata, al latero,
cada rancho tucumano es un fortín guerrillero", ¿qué pasaba? ¿Gritaban también?
B: Y si, nosotros lo hacíamos para que por lo menos también vayan. Porque en el
colegio seguía habiendo trabajo político, llevar a los hospitales lo que se podía.
P: ¿Ustedes fueron a todos esos Congresos del FAS? Tucumán, Rosario, Chaco.
B: Yo fui al del Chaco y Rosario.
L: Al de Salta...
B: Y todo se pudrió cuando estos cayeron.
P: Bueno, ahora me contás eso, cuéntenme cómo fueron los congresos. ¿Qué se
acuerdan, cómo llegaron, qué vieron? ¿Cómo fue el Congreso del Chaco?
B: Multitudinario.
L: Mirá, a nosotros nos llevó varios días preparar la ida, porque como eran familias
con hijos... y la gente más o menos quería saber. Se conversó en una reunión en casa y
la gente llegó a un acuerdo en que iban, pero porque se les explicó que era una reunión
donde iban a asistir otras organizaciones barriales, que iban también a estar los
aborígenes del Chaco y gente de otras regiones del país y todos íbamos en pos de
hablar sobre nuestra realidad... Porque creo que era ese el objetivo. La gente preparó
todo con mucho entusiasmo y todos partimos de tarde en dos ómnibus de Salta. Ya
venía un ómnibus de Salta, en otro ómnibus veníamos nosotros y después nos
encontramos con el de Tucumán. Entonces cuando llegamos al Chaco éramos seis o
siete ómnibus. Se iba juntando gente a medida que íbamos avanzando provincia a
provincia. Allá la reunión fue multitudinaria, porque para nosotros era una cosa nueva,
acudir a un lugar donde había ido tanta gente tan diferente; además, la novedad de
encontrarse con gente de todo el país. Y creo que una de las cosas que a la gente le
llegó mucho es la reivindicación de los aborígenes. Ahí se sintieron ellos
identificados. Porque lo que hablaban los políticos, eso mucho la gente no lo entendía.
Cuando estaban muy cansados salían, no sé si vos fuiste a ese lugar. Era un enorme
galpón y estaban todos por el piso, y hablaban los dirigentes de distintas regiones.
Estaba Tosco23, gente del PRT. Entonces nosotros podíamos seguirlos más, pero la
gente del barrio más bien que no, se prendió más bien a las cosas reivindicativas que
la gente pedía, en este caso a los chaqueños. Y creo que por ese lado entendieron más.
Cuando volvieron al pueblo volvieron con más ganas de trabajar, como que lo
entendían más. Entonces costaba menos que la gente, si vos los tenías que ir a buscar
para movilizarse e ir a un sitio lo hacían, y si tenían que ir a apoyar a los otros barrios.
Por ejemplo, al barrio Villa de Emergencia, que era un barrio que originalmente
estaba en un lugar en la otra punta de la ciudad, que eran todas casuchas y que después
vino una empresa y barrió con todo (lo sacó porque eran terrenos fiscales y porque
ellos iban a lotear, a hacer casas) y les prometieron que después les iban a dar las
casas para que pagaran en unos años. Pero cuando las casas estuvieron listas no se las
entregaban, y hubo una gente que las compró. Entonces ellos fueron y las ocuparon,
entonces empezó la lucha en ese barrio. Se armaban batallas, les cortaban el agua, les
cortaban la luz. Entonces cuando en dos oportunidades creció el arroyo e inundó toda
la parte del barrio, es que nos unimos con ese otro barrio, Mataderos, que tenía
problemas de inundación y fuimos al Municipio y lo tomamos por asalto, vino la
policía. Así que después se consigue que le saquen a ese barrio...
B: Pero, ¿sabés qué nos costó eso?
L: Muchos meses.
P: Perdónenme, ¿qué votaron en el ‘73? Vos eras muy joven. ¿Vos qué votaste?
B: A Cámpora.
P: Aunque era peronista.
B: Si, pero ¿a quién más iba a votar? ¿A los radicales?
P: ¿Leían El Combatiente y la Estrella Roja ustedes? ¿Y qué les gustaba más?
B: Yo leía más cosas.
L: A mi Estrella Roja.
B: A mi El Combatiente. Yo sólo quería la Estrella Roja porque...
P: ¿Por qué?
B: Además, que yo estaba contrariada con esa maldita... algo como si se hubieran
encasillado en la metralleta. Parecía que estaban ahí metidos y que una noche nos
peleamos con mi hija más grande.
L: Nosotros todos éramos muy militaristas.
B: Nos peleamos con mi hija más grande... que discutimos porque yo les decían "no
vayan". Pasó cinco minutos de la hora que tenían que salir, yo decía "no vayan".
Además yo sabía que la policía patrullaba constantemente la zona, y si andaban de día
y de noche. De día pasaban las veces que querían por la casa, incluso se paraban ahí a
observar. En la noche eran de andar toda la noche.
P: ¿Y cuándo caen?
B: Creo que fue el día 18 de julio o 16.
P: ¿Qué año? ¿1974?
B: ‘74. Cayeron en el mes de julio del ‘74. Pero yo decía esa noche que lo dejaran y
que lo organicen otro día. Pero mi hija se encasilló en que las órdenes había que
cumplirlas.
P: ¿Qué fueron a organizar?
B: A volantear y a pintar. Que las órdenes había que cumplirlas. Yo le dije que no es
una cuestión que tiene que cumplirse una cosa a raja tabla. Si yo veo que me mandan a
cumplir una cosa ahí y me pegan un tiro porque salgo de ahí y veo que me van a
liquidar, no la cumplo la orden. Que me perdonen, pero no la cumplo. Me mantengo
más bien atrás de un árbol, trato de salvarme. Era algo que tenían que cumplir la orden
y había que cumplirla caiga quien caiga, y cayeron con el Mario.
P: Y ustedes eran muy militaristas, decías Lucy.
L: Si, porque nosotros dedicábamos mucho tiempo a salir y a hacer prácticas. Leer la
Estrella Roja y prepararnos para un posible... realmente para una formación, para ir de
lleno a formar filas en el ejército. Ese era nuestro objetivo. En realidad fue el objetivo
en los comienzos, que estábamos más bien encaminados para ese lado. Entonces era
como un fanatismo por eso. Y estaba completamente en todos nosotros. En mi
hermano menor era impresionante. De chiquito ya le gustó cazar, salir un día de
campo e ir para el cerro, andar por debajo de las ramas.
B: Pero él un día vino y me dijo: "Mamá, ¿sabe que los muchachos me quieren llevar
a la guerrilla al monte?" Ya era grandecito, tendría capaz que 16 años. "¿Y vos qué les
dijiste?" "Yo no voy". Y le digo: "¿Por qué no vas?" "Porque empecé a pensar que lo
mejor que puede haber para este país, la mejor arma que podemos tener cada uno de
nosotros –yo, el vecino, vos, cualquier otro– es la arma de la conciencia." Ahí me
dejó pensando. Por lo menos él hizo un buen razonamiento. Dice: "Así que yo no
quiero ir a ese lugar. Yo le dije que no. Que yo pienso más bien que hay que dedicarse
a otra cosa, hay que generar conciencia."
P: ¿Pero vos apoyabas la lucha armada, Brígida?
B: Claro que si. Yo la sigo apoyando. ¿Sabés por qué? Porque me parece que es algo,
es el brazo armado que va a ser la defensa del sistema que vos querés implementar, no
lo quiero para salir a tirar tiros ahora con Menem, no sirve para nada. Pero que los
burgueses no van a entregar el poder que tienen, las riquezas que tienen porque tienen
buena voluntad, o porque había gente que triunfó, "bueno, amigos, tomen esto".
P: ¿Y qué entendían ustedes de lo que leían en El Combatiente o en la Estrella Roja?
B: Lo que entendí más que todo fue el proyecto político, la idea.
P: ¿Pero entendías o era una especie de onda? ¿Te gustaba la onda de lo que decía, la
intención?
B: Las cosas muy intelectualizadas no. Las pasaba de largo porque hay términos...
P: O sea, leías el editorial.
B: Claro, lo que es más claro. Y lo que a mi más me quedó más de todo eso era lo que
yo defendía y lo que íbamos a defender entre todos, los intereses de la gente. A veces
lo escrito está escrito de una manera que vos no lo podés implementar de esa forma,
sino tenés que buscar la forma.
P: ¿Y vos Lucy qué es lo que entendías?
L: A mí me gustaba la línea del Partido porque era clara, porque me sentía
identificada.
P: ¿Clara en qué sentido?
L: Clara en el sentido que te aclaraba los objetivos que tenías concretos. Podías
entender mejor por qué se daban las luchas, las movilizaciones, las reivindicaciones.
el contexto social y político lo entendías mejor. Yo lo que veía es que El Combatiente
era un periódico claro, a uno lo ayudaba a poder seguir adelante. A poder politizarse, a
la formación política. Que eso me llevó a que en la cárcel yo interpretaba mucho
mejor, y seguía convencida de que eso era lo mejor que teníamos nosotros. Porque la
cárcel...
B: Fue una escuela mejor que todas.
P: ¿Ustedes repartían El Combatiente y la Estrella Roja en Metán?
B: No, yo nunca.
L: Nosotros lo que hicimos fue volantearlo.
P: O sea, la dejabas que la recogieran.
L: Exacto.
P: No tenías lectores así firmemente. ¿Y qué era el socialismo para ustedes?
B: ¿El socialismo?
P: Si, ahí estaban peleando por la guerra y el socialismo, la guerra ya sabemos, ¿y el
socialismo?
L: Para mi el socialismo es comunismo.
P: ¿Pero en ese entonces qué era? Ahí estabas, sentadita vos, 18 años por el
socialismo. Te metieron adentro por el socialismo, te comiste más de un castañazo por
el socialismo. ¿Qué era el socialismo?
L: Para mi era un cambio en el sistema. Un cambio político social, todo lo que
quieras, dentro de una determinada sociedad como por ejemplo esta. Yo no te la
puedo explicar. Yo la entiendo pero me resulta difícil de explicar. Tendría que... de
repente me faltan palabras. Pero yo entiendo que socialismo es comunismo, es crear
conciencia a la gente para una sociedad mejor.
P: Es un futuro luminoso, como decía el Partido en una época.
L: Donde toda la sociedad fuéramos iguales, donde todos pudiéramos tener un
gobierno que nos pertenezca, que salga de nuestro pueblo y que nos represente bien.
De repente es muy idealista.
B: Yo no sé si es idealista.
P: [a Brígida] ¿Pero qué es para vos el socialismo?
B: Es un cambio social, un cambio en una sociedad donde hay una parte muy
importante donde los obreros pasen a ser los dueños de la producción, donde los
ciudadanos de un país se vean realizados en sus derechos.
P: ¿Y esto lo creías así hace veinte años?
B: Derecho a estudiar, a tener un trabajo, a vivir todos, no importa si modestamente
pero bien, tener todos los mismos derechos. Cada uno que tenga el derecho a vivir
como persona, a trabajar como persona, a tener un salario como persona, a estudiar. Y
fundamentalmente el cambio en sí en la persona. Porque una persona no va a llevar a
un cambio social de esa índole si no cambia él primero.
P: ¿Y ustedes piensan que los vecinos de Metán tenían respeto por el PRT?
B: Yo no sé si por el PRT, porque ellos no sabían que yo estaba enganchada.
P: No por vos, sino así en general. ¿Qué pensaban de la guerrilla los vecinos?
B: Nunca les pregunté.
L: Yo lo ignoro.
P: ¿Pero nunca escucharon hablar? Por ejemplo después del ataque en Catamarca.
B: Hay una sola persona del vecindario que a mi me dijo, fue directamente y me dijo,
que había pasado lo que pasó en Catamarca, que mataron a los muchachos
guerrilleros, y ella fue y me dijo esto, porque la vecina que teníamos al lado hacía de
botón.
P: ¿Botón o de campana? O sea, cana.
B: Si, una cosa así.
P: Era la alcahueta del barrio que iba a chusmearle a la policía.
B: Si. Y ella me dijo: "Mire, que como usted lleva ahí a esa casa, tiene las reuniones
con esa gente que todos son comunistas y son guerrilleros y hace poco mataron a unos
muchachos que..." Una sarta de cosas le dijo a la muchacha y la muchacha fue y me
contó. Y ella me dijo: "Que quede claro que yo no soy guerrillera ni soy comunista
pero soy una persona que admiro a la gente que arriesga su vida para luchar por un
sistema mejor. Yo los admiro. Porque es cierto que los muchachos venían para acá, a
mi no me interesa investigar. Yo sé que los intereses por los que estamos trabajando
en este barrio es justamente por nuestros intereses de gente, de personas que queremos
vivir mejor. Si uno tiene que arriesgar el cuero por una cosa de estas, yo lo arriesgaría
igual." Que fue la hija de Doña Ema. "Y yo le dije a esta mujer", dice, "que siempre la
persona que hace algo por algo yo la admiro. Y en este caso estaban haciendo lo que
me parece justo que hagan."
P: Ahora, díganme una cosa, ¿las caídas para ustedes empiezan en el 74, después de
Catamarca?
L: Si, por lo menos a nosotros.
P: ¿Otros compañeros en Metán cayeron antes?
B: Yo no sabría decirte porque yo fui la primera que caí.
P: ¿Cuándo caíste vos?
B: Yo caí el 6 de octubre del 74.
P: ¿Y cómo caíste? ¿También haciendo una pintada?
B: No, no. Me levantaron de la casa, fueron a la noche.
P: ¿Y por qué? ¿Te denunciaron, te cantaron, te vieron?
B: No se sabe.
P: Porque si a ellos los agarraron haciendo una pintada.
L: Ya tuvieron una pista.
B: Cayó esta en Metán, son los primeros en caer, esta con el Mario, y después cae la
Hilda...
P: Vos caés en octubre.
L: En julio del 74.
P: O sea, vos caés antes que ella.
L: Claro, estuve detenida unos meses y después me largan...
B: Ella cae en junio...
P: ¿Y tu hermana?
B: La otra cae en Tucumán.
P: Porque la habían pasado a Tucumán.
B: No, ella cayó ahí.
L: Claro, el PRT por cuestión organizativa...
P: La pasaron a Tucumán, el partido.
B: Bueno, ahí derecho fue y cayó.
L: Con el compañero.
B: Claro, y después cuando cayó me notificaron a mi porque era menor. Y el juez me
mandó una carta como un telegrama que me presentara al día siguiente, no sé cuantas
horas, para que vaya a presentarme con ella. Yo ya me sentía, tiempo atrás cuando ella
cayó, yo veía que la situación estaba mala, la policía patrullaba mucho alrededor de
esa casa. Iban autos que se quedaban parados ahí debajo de la morera, y me daba
cuenta que eran los tipos de la policía. Y decía "en cualquier momento yo soy boleta".
Esta ya se casó, y la otra se fue. Hilda también se fue. Quedé yo sola en la casa con la
chica chiquita.
P: Y con tu hijo.
B: No, mi hijo se fue a trabajar con el padre. Yo sabía que si me [no se entiende]
podían por ahí levantarme. El asunto es que pasaron unas horas y yo me fui a
Tucumán. Llega mi marido y nos fuimos juntos a Tucumán a verla a ella. Después allá
fuimos y nos mandaron al juez, y después el juez nos mandó a la policía federal.
Primero el tipo delegado habló con mi marido, le preguntó qué hacíamos nosotros,
dijo que él no sabía nada. "Yo no estoy en la casa, yo trabajo lejos, yo nunca vi nada
raro en la casa, no puedo dar cuenta de nada." Y después cuando me llamaron a mi yo
sabía que estaba todo perdido. En el trabajo del barrio, todo, que ya estaba perdido.
P: Que lo iban a desarmar.
B: Cayó Lucy. Además como Metán era una zona que siempre fue militarizada. El
tipo de la policía federal me dijo: "Mire señora, su hija anda en cosas raras. Me
gustaría saber qué es lo que hace usted." Yo le dije: "Yo tengo entendido que no es
así." Le digo: "Usted tendrá entendida una cosa, yo no le puedo decir más de lo que
hago." Me trato mal, me dijo que yo tenía la culpa. Cayó por nada. El no tenía ninguna
prueba. Le digo yo: "Si usted dice que tiene una causa, que hay algo muéstreme las
pruebas." "Está bien. Usted váyase y llévese su hija, pero ya sabe, si usted fue
responsable para involucrar –ya no digo esa hija– a sus hijos en esta cuestión, porque
es usted..." "¿Cómo sabe? ¿Qué pruebas tiene para acusarme de esa forma?" "Vamos a
dejarlo así." Yo me volví a mi casa, me llevé a la hija, al Toti también porque eran
menores los dos. Ese fue en septiembre, en octubre caí yo.
P: Y cuánto tiempo duró organizado Metán después de que...
B: A partir del 73 hasta más o menos junio del 74. No, mucho antes del 73.
P: O sea, a fines del 74 ya estaba desarticulado.
L: Si, claro porque ya los que no cayeron se fueron. Fue un desbande.
P: ¿La compañera esta que dijiste que desertó por qué se fue del Partido?
B: Tenía miedo, era conciente.
L: Miedo y después se volvió tan reaccionaria que...
B: Tenía miedo y después se volvió reaccionaria. Pero bueno, después que yo caí qué
se yo que habrá pasado.
P: ¿Y por qué fue derrotado el PRT-ERP? Ahora sí, tenés tu gran oportunidad Brígida.
B: Es que yo no sé. Yo pienso que pasó lo que pasó por las propias desviaciones que
había. A mi me parece que una de las peores –a lo mejor me equivoco– fue el
militarismo. Fue una gran desviación.
P: ¿Qué entienden ustedes por militarismo?
B: Justamente lo que te estoy diciendo. Yo no sé por qué pasó eso. Yo deduzco por lo
que pasó, por lo que yo vi que se confundían las cosas. Una persona que está en una
tarea política, que está cumpliendo su tarea política, que está tratando de hacer algo, lo
mezclan con una tarea clandestina, si tiene conciencia la persona de lo que hace
pienso que no lo haría. Porque yo no voy a poner una persona que políticamente está
trabajando allá, que parezca sus reivindicaciones principales para ganar.... ¿Cuál es la
mejor arma que tiene la gente en las manos? La conciencia. Porque si se ha podido
generar conciencia en la gente, en uno, ese al otro y se genera la conciencia. Cuando
ellos adquieran un bien de ellos, ellos mismos van a buscar con qué defenderlo. Va a
ser más fácil la tarea, la posterior que nos queda para realizar. Así de esa forma ni
siquiera alcanzaste a generar la conciencia de que un trabajo que estás haciendo vos, si
vos caíste pueda levantar la bandera el otro para seguir llevándolo adelante, entonces
no sirve. Perdés el tiempo.
P: ¿Vos estás de acuerdo Lucy?
L: En realidad es que nosotros lo vivimos de esa manera.
B: Yo lo pienso así más allá de todos los matices.
L: .... que se podrían haber reservado para que duraran más tiempo, para que se
pudiera organizar mejor a la gente, los diferentes frentes no solamente de Metán sino
de diferentes lugares del país. Y también está lo otro, que gente que no era de la zona
aparecieran ahí. Y eso sirvió para que la policía tomara cuidado sobre eso ... las casas
operativas24...
P: ¿Ustedes tenían una casa operativa?
L: No, nosotros no llegamos a utilizar eso. Tampoco estaba de acuerdo.
P: ¿Y cuáles fueron los aciertos del PRT?
B: Es más complicado. Porque vos podés decir de tu zona, donde has vivido,
trabajado, donde vos viste que has tenido un cierto avance en la cuestión organizativa,
porque has tenido ahí ese quehacer, que vos veías que servía, que la gente estaba de
acuerdo, que la gente quería seguir adelante, que más adelante hubiera sido muy rico,
muy bueno. Pero bueno, no pudo serlo. Aparte de los otros matices que habrá, que no
me voy a poner en este momento a... creo que en Salta tengo un avance, pero yo no
estoy muy enterada de qué. Pero después yo no sabría. Después lo negativo está a la
vista.
P: ¿Ustedes nunca se sintieron discriminadas como mujer con los compañeros?
L: No, nosotras teníamos una buena participación. El trabajo era muy unitario. Las
mismas cosas que hacían ellos hacíamos nosotros. En realidad, tanto ellos como
nosotros hacíamos el mismo esfuerzo. Y siempre nos llevaban a las distintas tareas
que ellos hacían.
P: ¿Pero cómo tomaban los compañeros que ustedes opinaran en política o hicieran
cosas? Porque los hombres argentinos y los del noroeste son destacadamente
machistas, la mujer en la casa no habla. Excepto las brígidas del mundo.
B: Si debo ser un bicho medio raro. Qué se yo. Ellos no tenían ese problema. Además
yo lo que reivindico de ellos, y sé que han sido una gran compañía, porque trabajaba
en el barrio, no había ni la siestas, a cualquier hora que había que hacer algo andaba,
no podía ninguna condición para nada. Ninguna. Nos apoyábamos mutuamente, y si es
que había que levantarse a la noche por si algún vecino necesitaba algo, si había que
hacer algo por alguien nadie ponía condiciones. Yo lo último que hice antes de caer en
cana... hay una cosa tal vez que yo digo que eso me habrá apurado mi caída, una
cuestión no de compañero sino del barrio. En el barrio había un centro vecinal donde
nosotros queríamos unificarlo al centro barrial con el centro vecinal, porque no
queríamos que hubiera dos cosas paralelas. Había que poner mensualmente no sé
cuanto, eso iba al fondo pero no hacían nada. Queríamos unificarlo para que se mueva
eso, ya que los vecinos habían depositado su confianza ahí, y sus pesitos también. Los
vecinos mismos fueron impulsando también que nosotros lleváramos esa idea al
hombre, al presidente del centro vecinal, los mismos vecinos, no era que se nos
hubiera ocurrido a nosotros. Nosotros queríamos unificarlo, pero esperamos que los
otros... entonces los vecinos dijeron: "Si, tenemos que unificarlo porque nuestros
pesos..." Ellos mismos decían, que se había puesto en muy buena forma su casita y los
pesos de ellos no aparecían por ninguna parte. Por eso es que eso salió a relucir en una
reunión, y me dijeron, "vos podrías ir". Y fuimos los tres con mi hermana... no, con mi
hija más grande y Mario. Pero el viejo se enojó mucho, incluso nos pidió los
documentos para ver quienes éramos, y nos pidió una sarta de cosas que no era
nuestro interés. Nos trató mal el hombre y nos retiramos. Y después cuando yo fui a
una reunión, el mismo barrio en que estás te impulsa, y dice: "Bueno, tendrías que ir a
la reunión del centro vecinal para ver qué quieren". Fui a los mismos, creo que fui yo
y mi hermana. Resulta que fuimos a esa reunión, el hombre estaba muy molesto
porque fueron a pedirle que rinda cuentas. Y qué va a rendir cuentas, ya se había
gastado la plata y la que le quedaba no se sabe para qué sería. Entonces el secretario lo
apretó y le dijo que tenía que rendir cuentas, qué hizo con el dinero, en donde lo
invirtió. Entonces sacó a relucir el asunto del centro barrial que había ahí. Yo no sé si
este hombre estaría en lo mismo que yo porque a la vez él estaba impulsándolo que se
una, que se fusione, que se haga una misma cosa, y para que yo pasara a integrar la
comisión. Entonces salió el secretario y dijo: "Yo veo que las personas del centro
barrial están apuntando a un objetivo que es del interés de todos, en lo cual me siento
yo también identificado con eso y me interesa que se haga una sola cosa para hacer
una sola cosa, y que ella participe junto conmigo y con el señor Zurita, si es que él
quiere, y sino se pasa a elegir otra persona." Entonces el viejo se puso completamente
histérico, que él no iba a estar metiendo gente adentro, gente ajena. Dice: "Usted no
sólo tiene que rendir cuentas de qué hizo con la plata, sino o acepta o se va. Yo no sé
si todos están de acuerdo con esta moción?" Estaban de acuerdo todos. "Que quede
claro que yo soy el secretario, aquí tienen todos los papeles. Este señor tiene que
rendir cuentas de la plata que falta..." La gente estaba de acuerdo, nosotros estábamos
encantados de que las cosas se lleven a ese terreno. Tampoco tiene que haber dos
centros a la par, tiene que ser uno solo. Gonzalo se llamaba, dijo: "En el centro barrial
se han hecho cosas que yo considero de mucho valor. Al señor Zurita para pedirle 10
pesos tienen que hacer una reunión y 10 días después les da." Alguna cosa así fue, lo
trapeó, lo basureó el secretario. Dos días después caí en cana. Era medio curioso. Y
con orden del juez.
P: ¿De qué te acusaron? ¿De subversión?
B: Me acusaron de que yo tenía explosivos en la casa cuando los explosivos los
pusieron ellos, yo los vi.
P: Para ir terminando, ¿quieren agregar algo más?
L: No.

1
Véase Pablo Pozzi y Alejandro Schneider. Los setentistas. Izquierda y clase obrera (1969-1976).
Buenos Aires: EUDEBA, 2000.
2
Véase Pablo Pozzi. Por las sendas argentinas... El PRT-ERP. La guerrilla marxista. Buenos Aires:
EUDEBA, 2001, pág. 73.
3
Testimonios de Manuel Castro (1ro de julio de 1995) y de “Nino” (17 de julio de 1995). “Nino” fue
captado en Metán para el PRT-ERP por Rizzo Patrón. Véase también: Blanca Rina Santucho. Nosotros,
los Santucho (Santiago del Estero: Editorial El Liberal, 1997), pág. 45.
4
Norte Argentino No. 19, 9 de marzo de 1965.
5
Entrevista con “Nino”, 17 de julio de 1995.
6
Frente Antiimperialista por el Socialismo, organizado por el PRT-ERP junto con una serie de otras
organizaciones de izquierda. Realizó varios congresos nacionales en Tucumán, en Chaco y en Rosario.
7
El Senador José María Guido, presidente del Senado que se hizo cargo de la presidencia de la Nación
cuando fue derrocado en 1962 el presidente Arturo Frondizi.
8
Referencia a las elecciones parciales del 18 de marzo de 1962 donde, ganó el peronismo en 11 de las
18 provincias, particularmente en la provincia de Buenos Aires.
9
Realmente en 1967.
10
El general Uriburu que dió el golpe de 1930.
11
Jorge Masseti, líder del Ejército Guerrillero del Pueblo que intentó establecerse en Salta en 1963.
12
Referencia al golpe contra el presidente Salvador Allende el 11 de septiembre de 1973.
13
Masacre de 16 guerrilleros del PRT-ERP, FAR y Montoneros, detenidos en la base “Almirante Zar”
de Trelew, el 22 de agosto de 1972.
14
Raúl “Peteco” Rizzo Patrón, originalmente del Frente Revolucionario Indoamericanista Popular, era
en 1971 militante de PRT-ERP. A esa altura ya había organizado al PRT-ERP en Metán. Fue detenido
en 1971, liberado en 1973 y electo diputado provincial por el FREJULI siendo aun militante del PRT-
ERP. Fue asesinado por la Alianza Anticomunista Argentina en 1975.s
15
Secretario General del PRT-ERP.
16
Antonio “Pelusa” Villanueva, cuadro militar del PRT-ERP.
17
El general Alejandro Agustín Lanusse, derrocó al general Roberto Marcelo Levingston en 1971 y
gobernó hasta la apertura democrática de mayo de 1973.
18
La Juventud Guevarista era la organización juvenil del PRT-ERP.
19
El Combatiente era la revista del Partido Revolucionario de los Trabajadores, mientras que Estrella
Roja era la publicación del Ejército Revolucionario del Pueblo.
20
María Estela Martínez de Perón, “Isabel”, tercera esposa del general Juan Domingo Perón. Electa
vicepresidente de la nación en 1973, sucedió a la presidencia a la muerte de su esposo el 1 de julio de
1974.
21
El 11 de agosto de 1974 el ERP atacó al Regimiento 17 de Infantería Aerotransportada. Fueron
descubierto antes de comenzar el ataque y dieciséis guerrilleros fueron fusilados por el Ejército
argentino después de haberse rendido.
22
El MSB era la agrupación sindical orientada por el PRT-ERP.
23
Agustín Tosco, secretario general del Sindicato de Luz y Fuerza de Córdoba.
24
Una casa operativa era las viviendas que tenía el PRT para sus militantes clandestinos, generalmente
utilizadas en funciones militares.

Você também pode gostar