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Itagüí Marzo 15 de 2019.

Manifiesto de I.E Carlos Cortés como territorio de paz.

Más que mil palabras inútiles, vale una sola que otorgue paz
(Buda)

La paz es un don de Dios y, al mismo tiempo, una tarea de todos (Juan Pablo II).

Hoy celebramos un año desde que nuestra institución educativa Carlos Enrique Cortés Herrera, su
consejo directivo, y comité escolar de convivencia; en el marco jurídico de la ley 1620 de 2013 y del
contexto nacional contemporáneo, decidimos declarar nuestra Institución educativa como un territorio de
paz.

Esto implicó distintos desafíos para toda la comunidad educativa en general; para aportar a este gran
reto que tiene nuestra sociedad de encaminarse hacia una paz efectiva y duradera. Dentro del sueño que
todos tenemos de construir una nueva Colombia, la Colombia de la esperanza.

Yo como nuevo rector de la institución con escasos dos meses percibo una serie de desafíos para lograr
estas metas. Desafíos que parten desde la realidad y la cotidianidad que viven nuestros estudiantes y
que son difíciles de cambiar, pues ellos conviven con referentes muy complicados, generalizados en toda
la sociedad y en ocasiones de violencia intrafamiliar, del barrio, entre otros. Que generan actitudes que
traen a nuestro colegio y se manifiestan en desacuerdos, discusiones y a veces en riñas entre ellos.

Todos conocemos que nuestro país tiene una triste historia de violencia, discriminación, intolerancia,
abusos y muchas otras manifestaciones de agresión entre ciudadanos. Y en este contexto local,
municipal y nacional, nuestra comunidad no ha sido ajena a esto, donde vivimos problemas de
microtráfico, vandalismo, extorsiones, fronteras invisibles, agresiones con vecinos, violencia intrafamiliar
entre otras. Todo lo cual se manifiesta en la cotidianidad de nuestros estudiantes.

Todos estos antecedentes de violencia que ha vivido nuestro país, han permeado negativamente los
valores de la sociedad, por eso nuestros muchachos y familias presentan también altos índices de
violencia, vemos que todo el mundo vive prevenido y alarmado, donde la justificación para ser violento es
“porque a mí también me lo hicieron, yo pego porque me pegaron, yo grito porque me gritaron y así”. Por
esto el primer desafío que tenemos es fomentar una cultura de aceptación a la diferencia y la tolerancia,
que logre calmar los ánimos y la predisposición al otro con las que convivimos y en ocasiones nos induce
a actos de los cuales luego nos arrepentimos.

Es por esto que, para imaginar y edificar esta nueva escuela, comprometida en la construcción de la paz
con democracia integral, justicia social, dignidad humana y el Estado social de derecho, es así que la
escuela está en la obligación de proponer caminos alternativos para la resolución de los conflictos con el
otro y no a costa del otro, en las posibles formulaciones del buen vivir.

Entre estos caminos alternativos, les cuento con entusiasmo que hemos adoptado el modelo de justicia
restaurativa, que estamos aplicando hoy día en la Carlos Cortés y lo hemos incluido en nuestro manual
de convivencia. Este modelo de justicia restaurativa es una alternativa pedagógica a las sanciones y
expulsión de los estudiantes que presentaban dificultades de comportamiento o que han agredido a algún
compañero. Hoy creemos que debemos asumir nuestra misión como formadores de buenos ciudadanos y
darle la oportunidad de reflexionar y reparar los daños a quienes hayan infligido. Por eso antes de
expulsar o suspender a un estudiante le proponemos un servicio social en jornada contraria, además de
la reparación del daño efectuado y la conciliación con quien se haya peleado.
Los resultados han sido muy exitosos y vemos como estudiantes que antes eran difíciles ahora se
muestran más tranquilos y solidarios con los otros. Además de que hoy tenemos una matrícula de 509
estudiantes, un aumento sustancial con respecto al año pasado, todo con esfuerzo de todos los
maestros, estudiantes y padres de familia por construir una escuela inclusiva y tolerante, una escuela
para todos.

Entonces consideramos fundamental rescatar el papel que tiene la escuela, hacia la recuperación de la
vida, la vida del barrio, la vida del municipio , la vida de la diversidad, la vida de la niñez, la vida de la
juventud, la vida de la mujer, es decir, la vida del territorio, la vida de la verdad con valor de justicia
asumiendo el riesgo de la palabra. Para que de este modo desaparezcan esas fronteras invisibles, tanto
en el barrio como al interior de las relaciones humanas, que en los últimos años ha afectado tanto la vida
de nuestros jóvenes, como la moral de las personas de nuestro sector y municipio.

Es por todo esto que hoy 15 de marzo de 2019 conmemoramos con este acto simbólico, el primer
aniversario de nuestro compromiso de rechazo a toda manifestación de violencia y por eso pedimos a
nuestros estudiantes que sean hoy unos ángeles de paz y a venir vestidos de blanco como símbolo
universal de la paz y de reconciliación.

En la jornada de hoy ofrecemos continuamos con esta ruta iniciada hace un año y que es parte del largo
proceso de consolidación de una convivencia pacífica, ruta que tiene unas delimitaciones específicas,
que empieza con nuestro manual de convivencia y como he mencionado, con la adopción del modelo de
justicia restaurativa, para orientar procesos adecuados de solución de conflictos, en los cuales se
sustenta la construcción de nuestra escuela como territorio de paz.

Ahora para finalizar esta intervención de conmemoración del primer aniversario de la declaración de la I.E
Carlos Cortes como territorio de paz, los invitamos a presenciar los actos sublimes que con esmero los
docentes y estudiantes de la institución han preparado con amor para manifestar que solo queremos la
paz, el diálogo y en entendimiento y que para este, nuestro colegio tiene las puertas abiertas de par en
par.

Sin educación no hay tolerancia, sin tolerancia no se alcanza la paz.

Carlos Gentile

La responsabilidad de evitar los conflictos incumbe a los hombres políticos; la de establecer una paz
duradera, a los educadores.

María Montessori

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