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DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL DE CEFALEA:

Cefalea postpunción de duramadre.


La cefalea postpunción de duramadre (CPPD) es una complicación común
pudiendo ocurrir hasta en 60% de las ocasiones dependiendo de las características
fisiológicas del paciente y del tipo de cirugía o procedimiento. La punción dural no
intencional se produce en el 1 a 2% de los bloqueos peridurales provocando cefalea
en el 30 a 70%. Otros síntomas comunes en este período son deprivación de sueño,
ingesta alimentaria irregular, deshidratación y fluctuaciones hormonales.
En la etiología de la cefalea se han identificado tres posibles mecanismos: la
reducción de la presión del líquido cefalorraquídeo con descenso de masa
encefálica llevando a la tracción en estructuras de sostén sensibles al dolor, la
dilatación como compensación de las venas cerebrales y senos venosos y la
sustancia P como productora de la sintomatología.
Los criterios definidos por la International Headache Society para diagnóstico de
CPPD se dividen en 4 y utiliza la clínica del paciente:
1. Cefalea intensa, con dolor sordo, no pulsante, generalmente de
localización fronto-occipital, que empeora los primeros 15 minutos después
de levantarse y mejora en 15 minutos después de cambiar a posición
decúbito supino; con presencia de al menos uno de los siguientes síntomas:
rigidez de cuello, tinnitus, hipoacusia, náuseas y/o fotofobia.
2. Que se haya realizado punción lumbar.
3. Cefalea dentro de los primeros 5 días posterior a la punción.
4. Cefalea que remite dentro de la primera semana o 48 horas posteriores a
tratamiento eficaz.

Tos y cefalea de esfuerzo.

Hay pacientes que se quejan de un dolor craneal transitorio muy intenso al toser,
estornudar, reír intensamente, levantar objetos pesados, inclinarse o efectuar la
maniobra de Valsalva para evacuar el intestino. Por lo regular el dolor se percibe en
la frente, en ocasiones en el occipucio; puede ser unilateral o bilateral.
Como regla, aparece después de iniciar la acción en plazo de uno o dos segundos
y dura de unos cuantos segundos a unos cuantos minutos. El dolor se describe a
menudo como de estallido y puede ser de intensidad que obligue al sujeto a
sostener su cabeza entre sus manos, lo que semeja la cefalea de la hemorragia
subaracnoidea aguda. Son muy más frecuentes los dolores temporales y maxilares
que se deben a afección dental o sinusal, que son empeorados por la tos.
Con más frecuencia este síndrome toma la forma de un estado idiopático benigno
que recurre en un periodo de varios meses a uno o dos años y entonces
desaparece.
No se han identificado ni su causa ni su mecanismo.
Una variante especial de la cefalea de esfuerzo es la “cefalea de los levantadores
de pesas”. Ocurre como un solo suceso o repetidamente durante un periodo de
varios meses, pero cada crisis de cefalea puede durar muchas horas o varios días,
lo que supone de nueva cuenta la sospecha de hemorragia subaracnoidea.
El dolor comienza de inmediato o minutos después de levantar un peso; si se
resuelve en una hora o menos y no hay meningismo o signo de sangrado en la CT,
los autores se abstienen de practicar punción lumbar y solicitar angiografía, pero se
sugiere no volver a realizar el levantamiento de pesas durante varias semanas. los
episodios casi siempre tienen características migrañosas. La indometacina puede
ser muy eficaz para controlar las cefaleas de esfuerzo y se ha confirmado en
pruebas controladas.

Cefaleas relacionadas con la actividad sexual.

La cefalea tomó una de dos formas: en la primera, la cefalea de tipo tensional se


desarrolló conforme aumentaba la excitación sexual y, en la otra, se registró una
cefalea intensa, pulsátil y “explosiva” al momento del orgasmo que persistió durante
varios minutos u horas. Las últimas cefaleas aparecieron de manera tan repentina
y con tanta intensidad, que sugirieron rotura de aneurisma, pero la exploración
neurológica fue negativa en todos los casos.
La cefalea se caracterizó por ocurrir en varias ocasiones consecutivas y entonces
desapareció sin explicación. En los casos de cefalea repetida del coito es efectiva
la indometacina. La llamada cefalea orgásmica no siempre es benigna; durante el
desarrollo del acto sexual pueden sobrevenir hemorragia hipertensiva, rotura de un
aneurisma o de una malformación vascular, así como infarto del miocardio.

Cefalea de tronido

Dolor cefálico más repentino e impresionante como lo es la cefalea la hemorragia


subaracnoidea por rotura de un aneurisma sacciforme. Existen algunos
señalamientos que consideran que el dolor en estos casos es un <<signo
prodrómico>> de la rotura e incluso como consecuencia de aneurismas indemnes

Las personas que recibieron atención en el servicio de los autores manifestaron que
sintieron “como si les patearan la nuca”. El trastorno proviene de apoplejía
hipofisaria, trombosis venosa cerebral, disección de arterias cervicales, crisis de
hipertensión, Vasoespasmo cerebral difuso y focal o consecuencia de la
administración de simpatomiméticos o serotoninérgicos, incluida la cocaína y
fármacos para combatir la migraña. El dolor recurrente “de tronido” puede denotar
particularmente vasoespasmo multifocal o difuso. Sin embargo, en una proporción
importante de personas con cefalea “de tronido” el dolor es idéntico al que surge en
la hemorragia subaracnoidea, incluso al grado de acompañarse de vómitos e
hipertensión aguda en unos cuantos pacientes. El diagnóstico se esclarece cuando
después de practicar punción lumbar y algunos métodos de imagenología cerebral
para excluir hemorragia y aneurisma, el dolor desaparece en cuestión de horas o
menos tiempo y al final no se encuentra una causa discernible.
Se trata de un cuadro benigno; por lo que supone que estos casos constituyen una
forma de migraña (“migraña accidental”).

Dolor de la articulación temporomandibular (síndrome de Costen).

Es una forma de dolor craneofacial secundario a la disfunción de la articulación


temporomandibular. La maloclusión a causa de dentaduras mal ajustadas o pérdida
de dientes molares de un lado, con alteración de la oclusión normal, pueden dar por
resultado deformación y, por último, cambios degenerativos de la articulación y dolor
por delante del oído con irradiación hacia la región temporal y sobre la cara. El
diagnóstico se apoya en datos de hipersensibilidad sobre la articulación, crepitación
al abrir la boca y limitación de la abertura bucal. La maniobra diagnóstica útil
consiste en palpar la articulación desde su superficie posterior, colocando un dedo
en el meato auditivo externo con el que se ejerce presión hacia adelante. El
diagnóstico se puede establecer con cierta confianza si la maniobra reproduce el
dolor del individuo. Rara vez son de utilidad la tomografía por computadora y las
radiografías simples, pero se demuestran derrames en las articulaciones mediante
imagen de resonancia magnética. El tratamiento consiste en el ajuste cuidadoso de
la oclusión dentaria por un especialista dentario; este procedimiento se realiza sólo
cuando el paciente satisfaga los criterios diagnósticos estrictos para este trastorno.
La articulación temporomandibular también puede ser la fuente de dolor cuando
está afectada por artritis reumatoide u otras enfermedades del tejido conjuntivo.

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