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CAJA DE ADIVINANZAS
No hay nada más interesante que usar nuestro sentido del tacto para adivinar objetos. Con esta caja
de adivinanzas vas a poder ayudar a despertar muchas sensaciones en tus estudiantes. Solo
necesitas conseguir objetos pequeños como granos, plumas, papel, pétalos, objetos de plástico,
etc. y colocarlos debajo de ella. Le pedimos a cada uno que cierre los ojos, colocamos el objeto allí
y el estudiante debe empezar a describir lo que está tocando: Es grande/pequeño, suave/áspero, se
parece a…, tiene… . Aquí la imaginación no tiene límites.
Introducir ejercicios de este tipo en el aula es ayudarle a nuestros alumnos a regresar un poco al
pasado: al momento en el que de pequeños empiezan a descubrir el mundo con sus manos.
Muchas informaciones empiezan a ser archivadas solo por ese canal. Además, conectan las
imágenes mentales con la percepción.
ENCONTRAR PAREJAS
¿Quién no conoce los huevos sorpresa de chocolate? Aquellos en los que no se sabe si se está
más impaciente por comerse el chocolate o por ver cuál es la sorpresa que nos espera dentro. Pues
aquí también tenemos una herramienta genial para llevar a clase: formar grupos o hacer
descripciones de sonidos ya no va a ser tan aburrido. Solo basta que tengas muchos amigos que se
coman todos los chocolates y te den los huevos sorpresa. Luego llénalos con diferentes objetos:
granos, ruedas de plástico, jueguetes pequeños, dulces, clips, etc. Seguro que en tu casa encontrarás
muchas opciones.
En clase repártelos y pídeles a tus estudiantes que empiecen a sacudirlos y a describir los sonidos.
También puedes pedirles que se muevan por toda la clase y que busquen a la persona cuyo sonido
de su huevo es igual al de ellos. Cuando encuentren a su pareja, puedes pedirles que describan el
sonido antes de abrir los huevos. Es ideal para practicar las hipótesis.
EL CIEGO Y EL GUÍA
Organiza a tu grupo en parejas y diles que uno de ellos debe ser el guía y el otro, el ciego (aquel
que tiene los ojos vendados). Con esto en mente, puedes llevar tareas como por ejemplo organizar
objetos en una forma determinada, ir de un extremo del aula al otro pasando por ciertos
obstáculos, tocar objetos pequeños y organizarlos según determinadas categorías. Cuando el ciego
termine su tarea, se cambian los roles y vuelven a empezar. Mientras realizan las actividades, el guía
debe describir cada uno de los pasos (elementos, objetos, lugares, movimientos) que el ciego debe
realizar.
Esta actividad es excelente para reforzar la cohesión grupal, fomentar la confianza y las
relaciones entre los integrantes de un grupo y, obviamente, para que se dejen guiar por otros sentidos
diferentes al de la vista.
EL MEMORY OLFATORIO
Un par de vasos plásticos, algunas especias, pimienta, limones, café o alimentos secos y que sean
aptos para llevar a clase, te darán todo lo que necesitas para este juego de memoria. Véndale los
ojos al alumno y ponle los vasos enfrente. El estudiante deberá buscar las parejas cuyo contenido es
igual. Cada vez que destapen un vaso, podrán expresar sus hipótesis y decir lo que creen que puede
ser: huele a…/ creo que es…, etc.
El oído
La música y los idiomas
Muchas canciones del repertorio tradicional existen en varios idiomas. Es el caso, por ejemplo, de
"Brilla, brilla, estrellita".
Primero, enseña al niño la canción en su propio idioma, poniéndosela muy a menudo. Antes de
dormir, por ejemplo.
Cuando se la sepa de memoria, pónsela en el otro idioma -en nuestro caso, en inglés- invitándole a
prestar mucha atención a las palabras. Se sorprenderá y te hará preguntas. Es el momento de
explicarle que hay 6.000 idiomas diferentes en nuestro planeta.
Si le ha interesado el juego, puedes ponerle otras versiones de la canción o de otras en otros idiomas.
Si se anima a aprender la versión extranjera, ¡bravo!
3. El tacto
Aprender a reconocer letras con la punta de los dedos.
Este juego ayuda al niño a identificar las letras por su forma y le prepara al aprendizaje de la escritura.
Dibuja unas cuantas letras de unos 5 cm sobre papel lija y recórtalas.
Empieza con 3 letras, por ejemplo M, A y P. Pasa tu dedo sobre la primera en el sentido que sigues
para escribirla y pronuncia su nombre. Dile al niño que repita la acción. Retira la letra y sigue con la
segunda y luego la tercera. A continuación, preséntale las 3 letras y pídele que te enseñe una de
ellas, por ejemplo la A, Tiene que volver a pasar el dedo sobre ella en el sentido de la escritura y
nombrarla. Haz el mismo ejercicio con las demás letras.
Si le ha gustado el juego, sigue añadiendo nuevas letras. Cuando estéis en el parque o en la playa,
invítale a dibujar letras en la tierra o la arena con un palo como ha aprendido con el papel lija.
4. El gusto
Preparar una comida monotemática
Se trata de que el niño se se fije en los ingredientes de los platos y de los sabores que adquieren
según su preparación.
Elige uno que le guste, por ejemplo la zanahoria. Prepáralas crudas de primer plato. Pueden ser
ralladas y aliñada con limón, aceite y sal o cortada en palitos y servidas con salsa roquefort. En el
segundo plato, las zanahorias irán cocidas, en puré o a la plancha. De postre, una tarta de zanahoria.
Invítale a probar los diferentes platos y a fijarse en el aspecto, los colores, las texturas, los sabores...
Muchos alimentos se prestan a este juego -arroz, huevo, leche...- sólo falta encontrar uno que le
guste y le interese.
5. El olfato
Hacer un herbario de plantas olorosas
Los niños pequeños disfrutan mucho recogiendo cosas mientras pasean por el campo. Podemos
aprovechar este interés natural para que se vayan fijando en el olor de las plantas e ir aprendiendo
su nombre y sus características. Con el calor, muchas plantas desprenden un perfume intenso y no
será difícil enseñarle a recolectar:
plantas con mucha resina como el pino,
plantas de olor delicado y a la vez intenso como la jara o la lavanda,
plantas aromáticas y medicinales como la menta, el tomillo, la salvia, etc.
Enseña al niño a reconocer esas plantas. Invítale a buscar otras que también huelan bien. Guárdalas
para, al volver a casa, hacer un herbario con ellas.