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ANÁLISIS DE LA PELÍCULA

Contexto histórico social. Los hechos y la geografía.


En la sociedad existía una guerra civil y el pequeño pueblo de Cuscatanzingo quedó
involucrado entre dos fuerzas predominantes. Una de ellas fue el Ejército que
estableció normas para la población como toque de queda, reclutamiento a niños
varones al cumplir los 12 años. Cometían abusos de llevarse las niñas contra su
voluntad, prohibió escuchar de música específica (Alí Primera), realizó ejecuciones
masivas y arbitrarias, destrucción de las precarias propiedades de los habitantes,
agredía al sacerdote por oponerse a la violencia sobre los niños y niñas, realizó tratos
crueles contra los lugareños, realizó agresivos allanamientos y entrenaba a niños para
asesinar a otros salvadoreños.
En contraparte, está la Guerrilla que lucha contra el Ejército por una vida más justa
para los salvadoreños. Sin embargo, también asesinaron a otros salvadoreños para
ganar espacios de control.
Como también lo menciona Zúñiga (2010:64) “La violencia tomó dimensiones
nacionales (fue más allá del occidente del país controlado por el FMLN) y se expresó
con impunidad, combinando mecanismos de estado de excepción con la operación de
escuadrones de la muerte en todo el territorio”. Posterior a un enfrentamiento violento
entre ambas fuerzas dentro del recinto escolar se suspenden las clases a los niños.
Geográficamente, el pueblo de Cuscatanzingo se ubica entre montañas y un rio que
permite la movilidad de las dos fuerzas predominantes que desean tener el control. El
pueblo de provincia muestra pobreza de sus habitantes y carencia de servicios típicos
de infraestructura de esos tiempos y así como total carencia de un sistema de justicia
civil.
Considerando que la película narra una historia real de la guerra civil salvadoreña
(1980-1992) y a pesar de la Declaración Universal de Derechos Humanos de la
Asamblea General de Las Naciones Unidas (1948), se observa que ambas fuerzas,
fundamentados en sus propias justificaciones, comprometieron los siguientes
derechos humanos fundamentales de ellos mismos, los salvadoreños: el derecho a la
vida, el derecho a libertad y a la seguridad, el derecho a la justicia imparcial, el
derecho a la propiedad y privacidad, el derecho a la opinión, a la participación en el
gobierno de su país, y el derecho a la educación para el desarrollo humano.
En todo caso, la niñez y la inocencia muestra un rostro distorsionado por la
guerra. Como también lo indica Zúñiga, los niños fueron víctimas y victimarios antes
de llegar a su adolescencia, conocían las heridas de la ausencia, la sensación de
matar y la tortura, y sufrieron heridas psíquicas y físicas.

Contexto cultural. Teorías predominantes.


En el ámbito social, Espeche (2003:53) menciona que en los años 70 “los jóvenes
irrumpen con renovadas reivindicaciones socio–ideológicas, que expresan una
marcada radicalización cultural, ética y política”. Específicamente en lo cultural, se
viven nuevos movimientos artísticos y, particularmente en Latinoamérica, toma auge la
literatura con autores como Cortázar o García Márquez. En el caso de la película, se
presenta la canción de Alí Primera “Techos de Cartón” como símbolo de desafío.

La religión predominante es la católica, y la película muestra los hábitos de fe de sus


habitantes así como la lucha de la Iglesia por la seguridad e integridad de los niños.
Los estándares morales que se visualizan son el respeto a la madre, la falta de figura
paterna, el niño varón asume responsabilidades del padre, el respeto a la iglesia y al
sacerdote, el compromiso al estudio, la aceptación a los dictámenes del Ejército, la
sensación de afecto a la guerrilla, y como lo menciona Zúñiga (2010) a “la asistencia y
contención” entre vecinos y otros familiares.

Contexto educativo
La película muestra una educación pública que es cerrada con el crecimiento de los
conflictos. Aunque la película muestra el destierro favorable para Chava, para los que
quedaron implicó que el “desarrollo de la personalidad humana y el fortalecimiento del
respeto a los derechos humanos y a las libertades fundamentales”, establecido en el
derecho a la educación, quedaran comprometidas al cierre de las posibilidades de
acceso a la educación.
Por su parte, Zúñiga (2010) indica que el despliegue de actos de violencia tuvo
consecuencias psicosociales en la vida de las personas donde la posición defensiva
paranoide que desarrollaron las poblaciones civiles golpeadas por el conflicto, en
conjunto con los sentimientos de odio y venganza, inhibieron las relaciones sociales
fundadas en la confianza. Zúñiga presenta la historia de vida de Héctor en los
siguientes momentos de espiral de violencia: la niñez bonita, luego de la masacre de
familiares pasa a la única opción de ser guerrillero y sus sentimientos de rencor y
venganza son aprovechados por la guerrilla para infiltrar el ejército, pasa a torturado
del ejército y migra con asilo político a Los Ángeles donde se convierte en pandillero.
Considerando que el artículo 26 de la Declaración Universal de Derechos Humanos
establece que la educación favorecerá la comprensión, la tolerancia y la amistad, y
promoverá el desarrollo de las actividades de las Naciones Unidas para el
mantenimiento de la paz, mantener el acceso a la educación en tiempos de conflicto
puede ser un atenuante de las consecuencias futuras sobre las personas.
Reflexiones finales:
Las guerras dejan importantes heridas en las sociedades que las viven con
consecuencias que son difíciles de solucionar en el largo plazo y se reducen
básicamente a violaciones a los derechos humanos. Aunque el contexto cultural puede
brindar oposición a tales violaciones, la forma como se presente el conflicto y el tiempo
de duración serán factores que inevitablemente marcan huellas en los niños de tal
generación. Ante esta situación, el acceso a la educación continua y activa aún
parece ser el mejor atenuante de los efectos de las guerras.

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