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El problema de la verdad

Hasta este momento hemos afirmado que con la pregunta sobre el Ser no sólo comienza el pensamiento
filosófico, sino también el científico. Pero entonces ¿cuál es la diferencia entre una y otra disciplina
cuando ambas tratan de conocer la realidad? Tanto la ciencia como la filosofía son disciplinas
absolutamente racionales, mientras que el filósofo arbitra preguntas totalizadoras y omniabarcantes, el
científico se centra más en la búsqueda de una respuesta limitada a los fenómenos que pueden ser
mensurables y verificables. Ya no le basta preguntarse ¿qué son las cosas?, sino ¿cómo y porqué se
comportan de tal manera las cosas?

De ahí que el interés científico se centre más en el ámbito de la realidad que pueda caber dentro de sus
parámetros, donde pueda experimentar, es decir, ir más allá de la simple observación y construir
experiencias para poder ser capaz de prevenir y controlar, hasta donde sea posible, los fenómenos de la
naturaleza. No así el filósofo, que puede sobrepasar la línea del conocimiento hacia lo trascendental.

De esta manera, el problema de la verdad es esencialmente filosófico, reflexionar sobre si existe o no la


verdad, analizar todas las formas que el ser humano ha tenido para acercarse a las respuestas de estas
preguntas que nacen del asombro. La ciencia desde luego que pretende la verdad, entendiendo está
como las causas y formas que tiene la realidad circundante de funcionar. Pero la filosofía intenta
colocarse por encima de todo ello y ver si es posible encontrar esa tan buscada “verdad”, no se prejuicia
con ninguna forma de comprensión de la realidad, a todas las respeta y las estudia. Y la filosofía propone
métodos, perspectivas en cada una de las áreas de interés del ser humano, incluso propone utopías,
formas que aún no existen para mejorar la calidad de vida de todos, incluyendo animales y plantas.

Por otro lado, el afán filosófico no descarta la búsqueda por encontrar una manera de aprender a vivir
mejor, a convivir unos con otros y a tratar de ser feliz. Mientras tanto, el científico se limita a tratar de
explicar, describir y conocer nuestro entorno.

Entonces, tal parece que más que la búsqueda de la verdad requerimos de una capacidad constante de
reflexión y propuesta que nos alejen de la ignorancia que provoca la maldad como aseguraba Sócrates.

JORGE LITUAN SUAREZ

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