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Universidad Iberoamericana

Ciencias Religiosas
Antropología Teológica
Heriberto Vega Villaseñor
30 de enero de 2008

¿Quién es el hombre? Segunda parte:


Más aplicaciones del concepto de persona

Preguntas:
1. Expliquen el dinamismo de cómo nos llega el don de una nueva identidad y
cómo nos lo apropiamos (cómo lo hacemos propio)
(Este dinamismo es muy importante: si no lo hubiera, nuestra identidad sería
impuesta desde fuera a manera de una mera etiqueta. La implicación sería que no
seríamos responsables de nuestros actos.)
Se parte de la definición de persona como “autopresencia-en-relación”, la cual se
caracteriza como pregunta por su propia identidad. Si la persona es pregunta
acerca de su identidad, se deriva que la forma como obtendrá respuestas será al ir
preguntando a las personas que viven en su entorno. Ahora bien, recibirá muchas
respuestas que le revelarán diversos datos de su identidad, sin embargo el
preguntar trascendental es ilimitado. Hay un cuestionamiento al “tú” y un
cuestionamiento a la realidad que el “tú” ha creado para “mi”. Este es el
dinamismo: cuestiono lo que se me ha regalado en el mismo momento en que lo
hago mío, me lo apropio. Se cuestiona la identidad que se regala, para poder
apropiársela, pues si no se la apropia, no puede convertirse en propia
autopresencia.

2. ¿Por qué y cómo implica cada encuentro una verdadera conversión?


Cada encuentro implica una verdadera conversión porque en él, el tú ve el “yo” del
otro objetivado desde su autopresencia. Es totalmente posible que no se refleje la
totalidad del yo del otro, sino sólo un aspecto oculto, es una creación del “tú”. De
ese modo el “tú” libera para la conversión del “yo” objetivado al “yo” de la
autopresencia. Es una creación como un “yo-en conversión”. Por ello se afirma: “la
conversión es conversión a ti que te debo a ti”.

3. ¿Qué tiene esta conversión que ver con la identidad?


La conversión es un proceso de liberación y de “creación”, se parte del hecho de
que la persona como “pregunta trascendental por su propia identidad” no puede
encontrar por sí misma lo que busca, y no puede contestar a la pregunta que ella
misma es. Sola es fragmento. La conversión es un punto en el proceso de
preguntar trascendentalmente por mi propia identidad.

4. ¿Cómo se transforma la identidad apropiada en tarea?


Se transforma al cuestionar el don del otro trascendentalmente con lo cual se
apropia como tarea. La tarea nace cuando se cuestiona trascendentalmente el don
que el “tú” da al “yo” pidiéndole que responda. En ese caso no es posible que
tenga otra tarea que la de convertir el don del “tú” en un hacer por es mismo “tú” y
por otros. La consecuencia final es que no se pude tener la real posibilidad de
tener una tarea a menos que haya sido regalada. De hecho, la transformación del
don en tarea, del ser-nuevo en un nuevo hacer por el “tú” y por eso por otros,
determina eso que se ha llamado conversión.

5. ¿Por qué están todos nuestros encuentros marcados por la ruptura?


Todos nuestros encuentros están marcados por la ruptura porque para poder
reconocer el nuevo “yo” que se ofrece como don desde un “tú” es necesario
reconocerlo como realmente propio y para poder hacer eso, hace falta
cuestionarlo trascendentalmente. Cuando se realiza este proceso se reconoce que
este “yo” que ha creado el “tú” no es realmente propio del “yo” sino solamente una
de sus posibilidades.

6. ¿Qué papel juega en el encuentro la esperanza?


Dado que hay un trastoque insuperable de la conversión en inversión, la persona
es esperanza que pregunta trascendentalmente. En los múltiples encuentros cada
persona continúa siendo esperanza de una respuesta, se trata de una esperanza
concreta que se funda en un tú concreto. Como se afirma: “me espero a mí
mismo, porque te espero a ti. Tu misterio es mi esperanza”.

En la inversión, la esperanza se convierte en anhelo.

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