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Universidad Distrital Francisco José de Caldas – Facultad de Ciencias y Educación

Lic. E. B. E Humanidades y Lengua Castellana- Novelistas del Boom Latinoamericano

Juan Felipe Rivera Acosta juanfe981122@hotmail.com

La construcción de la identidad latinoamericana desde la figura de la soledad en


Cien años de Soledad de Gabriel García Márquez y El laberinto de la soledad de
Octavio Paz.

En la década de 1960, la literatura presento un fenómeno particular denominado “Boom


latinoamericano”, el cual consistió en una relectura de los escritores latinoamericanos
sobre su realidad, la cual se podía ver de forma crítica en muchas de las obras de este
periodo, lo anterior generó que tanto en Europa como en Latinoamérica hubiera un auge
de la literatura latinoamericana. Una de las principales obras de este periodo fue Cien
años de soledad publicada en 1967 por el colombiano Gabriel García Márquez. Ahora
bien, una de las obras que antecedieron al periodo del boom fue el laberinto de la soledad
del Mexicano Octavio Paz, la cual fue publicada en el año de 1950 y esta escrita en forma
de ensayo planteando a lo largo de los capítulos una serie de argumentos de lo que
implica el ser mexicano, así como las condiciones históricas que han llevado a esta
configuración del ser mexicano planteado por paz. El presente ensayo tiene como
objetivo poner de manifiesto la soledad como característica fundamental en la
configuración del ser latinoamericano a través de las obras Cien años de
Soledad(Márquez) y El laberinto de la soledad (Paz).

En primera medida tenemos una obra como Cien años de soledad que ya desde su titulo
nos anuncia que la soledad será característica fundamental durante el desarrollo de la
obra. La característica principal de la familia Buendía protagonista de la obra será pues
la soledad, si bien la soledad de cada personaje es diferente: la soledad del primer José
Arcadio en medio de sus proyectos disparatados, o la del Coronel Aureliano Buendía
incapaz de poder sentir amor verdadero, o el joven Arcadio que siempre se consideró
como un extraño dentro de su familia, o a Rebeca que desde la muerte de su esposo
José Arcadio se encierra en su casa a morir sola pero tiene su soledad un asidero más
antiguo y es que desde su llegada a Macondo, estuvo siempre de cierta manera sola sin
sus padres en una familia que no es la suya. Lo anterior entre muchos otros ejemplos
que se pueden citar de la soledad de los personajes de la obra.

Ahora bien, la soledad no solamente constituirá un elemento de la realidad literaria de la


Novela sino tal como es señalado por Márquez en su discurso de aceptación del novel:

“Me atrevo a pensar que es esta realidad descomunal, y no sólo su expresión literaria, la
que este año ha merecido la atención de la Academia Sueca de la Letras. Una realidad
que no es la del papel, sino que vive con nosotros y determina cada instante de nuestras
incontables muertes cotidianas, y que sustenta un manantial de creación insaciable, pleno
de desdicha y de belleza, del cual éste colombiano errante y nostálgico no es más que
una cifra más señalada por la suerte. Poetas y mendigos, músicos y profetas, guerreros y
malandrines, todas las criaturas de aquella realidad desaforada hemos tenido que pedirle
muy poco a la imaginación, porque el desafío mayor para nosotros ha sido la insuficiencia
de los recursos convencionales para hacer creíble nuestra vida. Este es, amigos, el nudo
de nuestra soledad.” (Márquez, 1982)

Lo anterior permite poner de manifiesto que esta soledad Latinoamérica no es más sino
un producto de nuestra propia realidad la cual simplemente haya su correlato en la
novela, pero tiene su centro en los inagotables recursos de los que nos nutre nuestro
contexto social.

De igual manera en el mismo discurso anteriormente citado Márquez señala lo siguiente:

“América Latina no quiere ni tiene por qué ser un alfil sin albedrío, ni tiene nada de
quimérico que sus designios de independencia y originalidad se conviertan en una
aspiración occidental.

No obstante, los progresos de la navegación que han reducido tantas distancias entre
nuestras Américas y Europa, parecen haber aumentado en cambio nuestra distancia
cultural. ¿Por qué la originalidad que se nos admite sin reservas en la literatura se nos
niega con toda clase de suspicacias en nuestras tentativas tan difíciles de cambio social?
¿Por qué pensar que la justicia social que los europeos de avanzada tratan de imponer
en sus países no puede ser también un objetivo latinoamericano con métodos distintos en
condiciones diferentes? No: la violencia y el dolor desmesurados de nuestra historia son
el resultado de injusticias seculares y amarguras sin cuento, y no una confabulación urdida
a 3 mil leguas de nuestra casa. Pero muchos dirigentes y pensadores europeos lo han
creído, con el infantilismo de los abuelos que olvidaron las locuras fructíferas de su
juventud, como si no fuera posible otro destino que vivir a merced de los dos grandes
dueños del mundo. Este es, amigos, el tamaño de nuestra soledad.” (Márquez, 1982)

Este elemento que la cultura occidental europea empieza a reconocer en la literatura


latinoamericana un afán por una búsqueda identitaria propia, desprovista de un lente
occidental para observarnos siempre y que permite una búsqueda de eso que nos permite
definirnos como latinoamericanos.

Pasando ahora a lo que plantea Octavio Paz en El laberinto de la soledad, en figuras


como las de “el pachuco” o “la malinche” características de la cultura mexicana y
rodeadas de una inmensa soledad que les permite configurarse como sujetos, vemos
como al igual que con Márquez, hay en Paz una preocupación por la manera en que se
es latinoamericano y que constituye ese ser.

Es importante resaltar a la figura de la mujer desde la perspectiva del “rajado” que plantea
Octavio Paz. La mujer seria aquella que primero desde una perspectiva mítica tienta a
Adán a pecar por lo que es castigada por un lado con la expulsión del paraíso junto con
Adán, y por otro de manera individual será rajada en su parte genital y castigada con el
sangrado cada mes. Desde otra perspectiva ya un poco más mexicana desde la figura
de “la malinche ” como aquella que vende a los mexicanos a manos de los españoles al
enseñarle a Hernán Cortez su lengua y por tanto darle acceso a su cultura, vemos que
hay una penetración de la cultura occidental por culpa de la mujer a la cual de nuevo se
buscara victimizar como la culpable de la derrota del imperio azteca y por tanto de nuevo
recaerá en ella la figura de rajada, esta vez como aquella que permitió el acceso a su
pueblo. Lo anterior permite poner de manifiesto que en la cultura mexicana (y
probablemente en toda la latinoamericana) que una de las razones del carácter solitario
y reservado que tendrá el hombre en estas culturas será pues para no dejarse “rajar”
generando así cada vez mayor distanciamiento con el otro. Vemos pues como el
mexicano se configura como un ser solitario por distintos factores que sin embargo
permitirán a través de esta soledad empezar a construir todo un retrato de su realidad
social y de la manera en que la transforma desde sus diferentes practicas cotidianas.
Ya para concluir podemos ver como desde dos autores diferentes podemos ver un
elemento en común, la soledad. Este elemento en la mayoría de la literatura de la década
del sesenta del denominado “Boom”, generó que desde la reflexión por la soledad de
nuestras propias practicas se comenzara a gestar todo un movimiento que en las décadas
posteriores se pudiera empezar a pensar en una identidad latinoamericana desde
Latinoamérica y no desde otros puntos de vista que si bien fueron importantes en la
constitución de lo que es Latinoamérica, no constituyen una verdad absoluta frente a
como debe ser la realidad y al forma de ver las cosas de un territorio determinado.

Cabe citar ya para terminar este ensayo el siguiente fragmento del laberinto de la soledad
que probablemente resume brevemente todo lo ya expuesto anteriormente:

“LA SOLEDAD, el sentirse y el saberse solo, desprendido del mundo y ajeno a sí mismo,
separado de sí, no es característica exclusiva del mexicano. Todos los hombres, en algún
momento de su vida, se sienten solos; y más: todos los hombres están solos. Vivir, es
separarnos del que fuimos para internarnos en el que vamos a ser, futuro extraño siempre.
La soledad es el fondo último de la condición humana.” (Paz, 1981).

Bibliografía:

 Octavio Paz: El laberinto de la soledad, Postdata y Vuelta a El laberinto de la


soledad Primera edición (Tezontle) Fondo de Cultura Económica, México 1981
 Gabriel García Márquez: Cien Años de Soledad. Editorial Sudamericana,
Colombia, 30 de mayo de 1967
 Gabriel García Márquez: La soledad de América latina, 1982.

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