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momentos críticos, y de autorrefuerzo (Méndez, Olivares y Bermejo, 2.001).
Últimamente se ha empleado el juego como terapia que permite a los niños
enfrentar sus temores (Mikulas y Coffman, 1989), y las imágenes emotivas, como
se verá más adelante (Méndez, Olivares y Bermejo, 2.001).
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incrementa aún más. El estrechamiento de la atención en contenidos
amenazantes lleva a una preocupación intensa, que el sujeto no es capaz
de manejar de modo efectivo. Esta preocupación conduce a deterioros en
la concentración, que impiden el desempeño eficaz. Incluso la conducta de
evitación puede fracasar debido a lo difuso de las señales.
A. ¿Cuál es la evidencia?
¿Cuál es la evidencia a favor del pensamiento?
¿Cuál es la evidencia en contra?
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Tomado de Judith S. Beck (2.000. p. 142).
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terapéuticos obtenidos en varios casos no se generalizaban de las
situaciones imaginadas a las situaciones reales” (Méndez, Olivares y
Bermejo, 2.001. P. 82). Este programa está basado teóricamente en el
condicionamiento clásico, el operante y el aprendizaje por imitación social; y
está estructurado en tres fases (Méndez, Olivares y Bermejo, 2.001): la
primera corresponde a la preparación; en esta fase se realizan tres
actividades: construcción de la(s) jerarquía(s), elección del juego para la
representación de papeles y la programación del sistema de refuerzo.
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4. AUTOINSTRUCCIONES: El trabajo en autoinstrucciones se remonta a los
primeros trabajos llevados a cabo por Meinchenbaum en los años sesenta
con niños hiperactivos y agresivos (Meinchenbaum 1969; Meinchenbaum y
Goodman, 1969a y 1969b; Meinchenbaum y Goodman, 1971). El
entrenamiento en autoinstrucciones es definido por Santacreu Mas (1995)
como “una técnica cognitiva de cambio de comportamiento en la que se
modifican las autoverbalizaciones (verbalizaciones internas o
pensamientos) que el sujeto realiza ante cualquier tarea o problema,
sustituyéndolas por otras que, en general, son más útiles para llevar a cabo
la tarea” (Santacreu Mas, 1995, p. 608). El procedimiento general de
entrenamiento en autoinstrucciones descrito por Meinchenbaum (1977,
1985), consta de cinco fases:
“1. El monitor o terapeuta actúa como modelo y lleva a cabo una tarea
mientras se habla a sí mismo en voz alta sobre lo que está haciendo
(Modelado cognitivo).
2. El paciente (el niño) lleva a cabo la misma tarea del ejemplo propuesto
por el terapeuta, bajo la dirección de las instrucciones de éste (Guía externa
en voz alta).
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5. ENFRENTAMIENTO A LAS SITUACIONES TEMIDAS: Los trastornos de
ansiedad finalmente requieren que el paciente se enfrente a las situaciones
temidas y las maneje. Este es el principio fundamental de la exposición
(Marks, 1986). En la revisión que este autor hace de todos los tipos de
exposición, concluye lo siguiente: “en general la exposición prolongada a
los estímulos reales (en contraste con los estímulos imaginados) durante
horas y a la máxima velocidad que el paciente pueda tolerar, parece ser el
enfoque más efectivo” (Marks, 1986, p. 133).
Esta técnica está destinada a ser utilizada, de una forma general, en el tratamiento
los trastornos de ansiedad en niños. El trastorno que más he trabajado con esta
técnica ha sido el de ansiedad por separación. Esta técnica es especialmente útil
en aquellos trastornos de ansiedad en los cuales los pensamientos automáticos
son muy frecuentes y fácilmente identificables. Cuantos más elementos cognitivos
tenga un trastorno de ansiedad, tanto más útil será para el terapeuta la técnica de
“El Gran Asustador”.
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La técnica cognitiva de “El Gran Asustador” no pretende ser un tratamiento
alternativo a los ya reseñados anteriormente, por el contrario, su pretensión es
proporcionar un marco conceptual que le permita al niño comprender su problema
y el papel que él juega en el tratamiento. Creo que este marco conceptual es
central para generar la actitud de “empirismo colaborativo” reseñada por Beck, tan
necesaria para lograr un tratamiento exitoso. En muchos casos los niños tienen
muy poca conciencia de sus problemas, y en otros, muy poco interés en el
tratamiento, dado que han aprendido y reforzado una gran cantidad de conductas
evitativas. Estos dos elementos se oponen a la realización de un tratamiento
conciente y voluntario. Como se ve, es fundamental, en los tratamientos infantiles
proporcionar un marco conceptual, desde la lúdica y la imaginación, con el cual los
niños logren integrar todos los aspectos del tratamiento. Creo que la técnica de
“El Gran Asustador” ayuda enormemente a este propósito.
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“Te quedó muy bien ese dibujo. ¡Ese de verdad es un Gran
Asustador!. Bueno, te decía que a veces el Gran Asustador tiene
razón en asustarte, ya que hay una amenaza real, pero a veces no
tiene razón en asustarte, porque no hay amenazas reales. Veamos…si
un compañero tuyo te dice que te va a pegar en el recreo, y tu Gran
Asustador se activa. ¿Crees que tiene razón o no?; ahora si el Gran
Asustador se activa porque tú piensas que a tus padres les puede
pasar algo, y no hay ninguna prueba de ello, ¿crees, igualmente, que
el Gran Asustador tiene razón o ya dejó de tenerla?”.
“Te voy a decir algo que es muy importante para vencer al Gran
Asustador: su poder no depende de él sino de ti. El Gran Asustador
no tiene realmente poder. El poder se lo das tú cuando crees en esos
pensamientos sin preguntarte nada. El Gran Asustador quiere que tú
creas, recuerda que él cree que la amenaza es real. El Gran Asustador
está asustado. Él no quiere que le preguntes nada, porque está
convencido de que hay una amenaza. Él no quiere que tú te preguntes
nada, porque como está convencido de que hay amenaza y no lo duda,
quiere convencerte de que la hay, y quiere que creas en él”.
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“Bueno, como vamos a intentar ganarle al Gran Asustador, tenemos
que retarlo. Vamos a estar nuevamente en las situaciones en las
cuales se activó. Vamos intencionalmente a provocarlo, a hacer que
se active, porque ya sabemos que lo puedes derrotar. Vamos
directamente a retarlo en las situaciones donde él aparece”.
Se continúa:
Se continúa:
En esta parte del relato se analizan las situaciones que le producen temor
al niño (“Vamos ahora a intentar ganarle al…activado el Gran
Asustador?”). Se le enseña la importancia de la exposición como técnica
fundamental de la extinción del miedo, y se le enseña que la actitud
psicológica con la cual debe realizar la exposición es la de reto. Lazarus y
Folkman (1986), cuando hablan de los tipos de evaluaciones estresantes,
mencionan el daño-pérdida, la amenaza y el desafío, y afirman que este
tercer tipo de evaluación “tiene mucho en común con la amenaza en el
sentido de que ambos implican la movilización de estrategias de
afrontamiento. La diferencia principal entre los dos es que en el desafío
hay una valoración de las fuerzas necesarias para vencer en la
confrontación, lo que se caracteriza por generar emociones placenteras
tales como impaciencia, excitación y regocijo, mientras que en la amenaza
se valora principalmente el potencial lesivo, lo cual se acompaña de
emociones negativas tales como miedo, ansiedad y mal humor” (Lazarus y
Folkman, 1986, p. 58) (“Bueno, como vamos a intentar ganarle
al…donde él aparece”). En la preparación para la exposición se le
explican al niño los síntomas que sentirá y se le preparará para su
ocurrencia (“Tienes que saber que si retas al…haciendo lo más rápido
posible”). Se le enseña al niño que no hay otra manera de cuestionar los
Pensamientos Automáticos Negativos que aparecen en su mente cuando
tiene miedo, que la exposición a las situaciones directas en las cuales ellos
se activan (“A ti te va a parecer incómodo: …Como vencer al Gran
Asustador”). Después de esto se le enseña al niño para que realice el
cuestionamiento, fundamentalmente a partir de encontrar la evidencia
(“Cuando el Gran Asustador esté allí, …que no te ofrece pruebas”).
“Lo estás haciendo muy bien. Recuerda que en este momento el Gran
Asustador está totalmente activado. Recuerda que al estarlo te quiere
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convencer de que algo que algo amenazante está ocurriendo.
Recuerda que como tu cuerpo le está creyendo al Gran Asustador se
siente amenazado: tu corazón está latiendo más rápido, tu respiración
se aumenta, tus músculos se tensionan, tus manos sudan, tienes
molestias en el estómago y te sientes muy inquieto. Tu cuerpo
reacciona así porque está convencido de que hay una amenaza real.
Recuerda que también tu comportamiento le está creyendo, al Gran
Asustador, por eso te hace sentir amenazado y te prepara para huir.
Pero no vas a hacerlo. No lo vas a hacer porque sabes que el Gran
Asustador está equivocado. Ya sabes que cuando tu mente le cree al
Gran Asustador comienza a producir pensamientos sobre cosas
horribles que pueden pasar, y también sobre tu dificultad en hacer
frente a la situación. Ya sabemos que esos pensamientos pueden
estar equivocados, y para saberlo te vas a hacer la pregunta
fundamental: ¿dónde está la prueba de que eso es cierto y está
pasando?. Trata por todos los medios de buscarla en este instante.
Busca a ver si encuentras alguna prueba de amenaza real. ¿Ves?, no
encontraste ninguna prueba. No la encontraste porque no existe.
Recuerda que el Gran Asustador quiere que tú creas que hay una
amenaza pero sin ofrecerte ninguna prueba. El Gran Asustador no
tiene ninguna prueba. Ya que sabes que no hay pruebas, puedes dejar
de creer en él. Ya le ganaste. El Gran Asustador perdió. Muy bien...lo
están haciendo muy bien. Lograste derrotar al Gran Asustador. Te
felicito” .
REFERENCIAS.
Barlow, D. H. (1988). Anxiety and its disorders. New York: The Guilford
Press.
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Lang, P. J. (1985). The cognitive psychophysiology of emotion: Fear and
anxiety. En A.H. Tuma y J.D. Maser (Eds.). Anxiety and the anxiety
disorders. Hillsdale: Erlbaum.
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Méndez, F. X. y Macià, D. (1998). Tratamiento conductual de un caso de
fobia escolar. En F. X. Méndez y D. Macià (dirs.). Modificación de
conducta con niños y adolescentes: libro de casos (6ª. ed.). Madrid:
Pirámide.
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