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EL GRAN ASUSTADOR: UNA PROPUESTA DE

TRATAMIENTO COGNITIVO CONDUCTUAL PARA LOS


TRASTORNOS DE ANSIEDAD EN NIÑOS
POR:

ALBERTO FERRER BOTERO.


PSICÓLOGO DE LA UNIVERSIDAD DE SAN BUENAVENTURA
ESPECIALISTA EN PSICOLOGÍA CLÍNICA DE LA UNIVERSIDAD DEL NORTE
MAGÍSTER EN PSICOLOGÍA DE LA UNIVERSIDAD DE SAN BUENAVENTURA
PROFESOR TITULAR DEL DEPARTAMENTO DE PSICOLOGÍA DE LA
UNIVERSIDAD DE ANTIOQUIA.

Los tratamientos de los trastornos de ansiedad en niños han ido evolucionando


desde enfoques estrictamente conductuales hasta enfoques más cognitivo-
conductuales. Este viraje se ha realizado básicamente por dos razones: hacer
más consciente al niño de su tratamiento, al mismo tiempo que un partícipe activo
de él. Para lograr estos dos fines se han empleado tratamientos que tienen
alguna proporción de un ingrediente lúdico y de imaginación.

Respecto a los enfoques conductuales, Méndez (1999) ha trabajado las


estrategias que deben utilizarse para que el niño interactúe con los estímulos
fóbicos (esas estrategias se describirán más adelanten en el apartado de
“enfrentamiento a las situaciones temidas”). Paralelamente a los enfoques
conductuales, fueron surgiendo técnicas neoconductistas que hacían énfasis en el
aspecto mediacional. Se introdujo, entonces, la utilización de la desensibilización
sistemática en preadolescentes (Bragado, 1994; Echeburúa, 1998; Méndez y
Macià, 1998; Morris y Kratochwull, 1987a, 1987b). En esta técnica se les
enseñaba a los niños relajación muscular (Cautela y Groden, 1985), a jerarquizar
sus temores, a utilizar la imaginación emocional y a realizar la desensibilización
propiamente dicha. Después se propusieron algunos mejoramientos a la
desensibilización sistemática tradicional (Méndez, Olivares y Bermejo, 2.001), que
consistieron en la utilización de imágenes emotivas (Lazarus y Abramovitz, 1979),
en la utilización de otras respuestas como inhibidoras de la ansiedad, la
desensibilización sistemática en grupo y en vivo.

Otro procedimiento que reforzó la utilización de variables mediacionales, fue el


modelado, tanto en su versión en vivo (Bandura, Blanchard y Ritter, 1969), como
simbólico (Melamed y Siegel, 1975). En cuanto a las técnicas estrictamente
cognitivas se ha utilizado la autoinstrucción, enfocando los aspectos de
autoinstrucciones de competencia, preparación, confrontación, afrontamiento de

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momentos críticos, y de autorrefuerzo (Méndez, Olivares y Bermejo, 2.001).
Últimamente se ha empleado el juego como terapia que permite a los niños
enfrentar sus temores (Mikulas y Coffman, 1989), y las imágenes emotivas, como
se verá más adelante (Méndez, Olivares y Bermejo, 2.001).

ELEMENTOS TEÓRICOS DEL TRATAMIENTO DE “EL GRAN


ASUSTADOR”.
La propuesta de tratamiento cognitivo-conductual a la que he llamado “El Gran
Asustador”, está basada en los siguientes elementos teóricos:

1. EL CONCEPTO DE ANSIEDAD DE BARLOW: Barlow (1988) caracteriza


la ansiedad como una estructura cognitivo-afectiva difusa. “En el corazón
de esta estructura está el alto afecto negativo, compuesto por varios niveles
y combinaciones de activación o arousal, percepciones de falta de control
sobre eventos futuros, y focalización de la atención en preocupaciones
autoevaluativas” (Barlow, 1988, p. 235. -traducción del original en inglés-).

A esta estructura cognitivo-afectiva difusa, Barlow (1988) le da el nombre


de “aprehensión ansiosa”. Explica que esta estructura es difusa porque
puede llegar a asociarse a cualquier número de eventos, además de que
puede expresarse de modo diferente en un individuo o en otro, o aún en un
mismo individuo a lo largo del tiempo. También propone que los elementos
de esta estructura se almacenan profundamente en la memoria, como lo
sugiere Lang (1985), en forma de proposiciones de estímulo, respuesta y
significado. Estas proposiciones pueden ser desencadenadas por diversos
estímulos del ambiente. Cuando un estímulo desencadena estas
proposiciones, el sujeto comienza a experimentar un fuerte afecto negativo,
asociado a percepciones de impredictibilidad del futuro e incontrolabilidad;
al mismo tiempo, se presenta un conjunto de estrategias preparatorias de
afrontamiento, acompañadas de soporte fisiológico o del sistema de
inhibición conductual de Gray. Como consecuencia de la activación de este
estado afectivo negativo, el sujeto realiza un cambio de foco atencional, de
uno exterior a uno autofocalizado. La atención se dirige específicamente a
las cualidades afectivas del malestar, que está asociado al arousal y a la
sensación de incontrolabilidad que caracteriza el estado afectivo negativo.

Esta autopreocupación incrementa la intensidad del afecto negativo y del


arousal asociado a él. El arousal y la activación asociados a este proceso,
conducen a un estrechamiento dramático de la atención, dirigiéndola a
contenidos de afecto negativo. Por tal razón, el sujeto comienza a estar
hipervigilante y a aumentar el reconocimiento de los estímulos relacionados
con amenazas. Esto es una consecuencia del estrechamiento de la
atención. Esta hipervigilancia en contenidos de afecto negativo, lo

2
incrementa aún más. El estrechamiento de la atención en contenidos
amenazantes lleva a una preocupación intensa, que el sujeto no es capaz
de manejar de modo efectivo. Esta preocupación conduce a deterioros en
la concentración, que impiden el desempeño eficaz. Incluso la conducta de
evitación puede fracasar debido a lo difuso de las señales.

Como puede concluirse de la descripción anterior, las cogniciones de


impredictibilidad del futuro e incontrolabilidad, son centrales en el modelo
de Barlow. Estas dos cogniciones también son básicas en la propuesta de
“El Gran Asustador”.

2. CUESTIONAMIENTO DE LOS PENSAMIENTOS AUTOMÁTICOS DE


ANSIEDAD: Esta técnica se deriva de la Terapia Cognitiva de Beck (Beck,
Rush, Shaw y Emery, 1983). Beck define la cognición para el paciente
como “un pensamiento o una imagen de la que uno puede no ser
consciente, a no ser que le preste atención” (Beck, Rush, Shaw y Emery,
1983, p. 137). Afirma que las cogniciones típicas que se observan en la
depresión y en otros problemas clínicos se suelen denominar con el nombre
de “pensamientos automáticos”. De estos afirma que, “excepto en ciertas
situaciones bien definidas (por ejemplo, el intento del artista o del poeta de
ampliar las fronteras de lo real), las cogniciones suelen ser interpretadas
por el individuo como representaciones objetivas de la realidad y, por lo
tanto, se toman como verdaderas. Dado que las cogniciones son
automáticas, habituales y creíbles, el individuo raramente se detiene a
probar su validez (Beck, Rush, Shaw y Emery, 1983, p. 138). En textos
posteriores se propone la diferencia entre pensamientos automáticos y
creencias (Hawton, Salkovskis y Clark, 1989). En el nivel de las creencias,
Beck posteriormente diferencia entre esquemas o creencias nucleares y
supuestos subyacentes o condicionales (Beck y Freeman, 1995). Esta
diferencia está claramente explícita en el libro de Judith S. Beck (2.000),
donde se plantea la diferencia entre creencias intermedias y creencias
centrales.

En cuanto a los pensamientos automáticos, la Terapia Cognitiva enseña a


sus pacientes a cuestionarlos por medio del Diálogo Socrático. Este
diálogo consiste en una serie de preguntas que el paciente aprende a
hacerse, con ayuda del terapeuta, con el fin de evaluar los pensamientos
automáticos. En la Terapia Cognitiva “El terapeuta no descalifica
directamente el pensamiento automático por dos razones. En primer lugar,
no sabe de antemano si un pensamiento está distorsionado. En segundo
término, una descalificación automática viola un principio fundamental de la
terapia cognitiva: el empirismo colaborativo. El terapeuta y el paciente
deben examinar juntos ese pensamiento, controlar su validez y/o su utilidad
y desarrollar una respuesta más adaptativa” (Beck, J. S. 2.000 p. 140-141).
El interrogatorio que se realiza para cuestionar los pensamientos
automáticos es el siguiente:
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INTERROGATORIO ACERCA DE PENSAMIENTOS AUTOMÁTICOS1.

A. ¿Cuál es la evidencia?
¿Cuál es la evidencia a favor del pensamiento?
¿Cuál es la evidencia en contra?

B. ¿Hay alguna explicación alternativa?

C. ¿Cuál es la peor cosa que podría ocurrir? ¿Podría sobrellevarlo?


¿Qué es lo peor que podría ocurrir?
¿Cuál es la posibilidad más realista?

D. ¿Cuál es el efecto de creer en ese pensamiento automático?


¿Cuál sería la consecuencia de cambiarlo?

E. ¿Qué debo hacer al respecto?

F. ¿Qué le diría a ______ (un amigo) si estuviese en esta misma


situación?

En la propuesta de “El Gran Asustador” se le enseña al niño a cuestionar la


validez y la utilidad de los pensamientos automáticos de anticipación de la
amenaza (impredictibilidad) y de baja autoeficacia (incontrolabilidad).

3. UTILIZACIÓN DE IMÁGENES EMOTIVAS: Lazarus y Abramovitz (1979)


propusieron un método para tratar fobias en los niños pequeños que tenían
problemas para relajarse. Partieron de las historias que asustaban a los
niños, y propusieron usar historias contrarias, es decir, narraciones que
protagonizaran héroes infantiles sobre algún tema apasionante. Estas
historias eran utilizadas con fines terapéuticos. El procedimiento
representaba una diferencia con el procedimiento estándar de la
desensibilización sistemática. Esta diferencia es resaltada por Méndez,
Olivares y Bermejo (2.001), cuando afirman: “La diferencia con el
procedimiento estándar de la desensibilización sistemática radica en que la
respuesta inhibitoria de la ansiedad es el estado emocional suscitado por
un relato que induce sentimientos positivos de autoafirmación, orgullo,
afecto o alegría” (Méndez, Olivares y Bermejo, 2.001. P. 76).

Una variante del tratamiento de las imágenes emotivas son las


escenificaciones emotivas (Méndez, citado por Méndez, Olivares y
Bermejo, 2.001), que “surgieron como una variante en vivo de las imágenes
emotivas de Lazarus y Abramovitz (1979), al constatar que los avances

1
Tomado de Judith S. Beck (2.000. p. 142).

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terapéuticos obtenidos en varios casos no se generalizaban de las
situaciones imaginadas a las situaciones reales” (Méndez, Olivares y
Bermejo, 2.001. P. 82). Este programa está basado teóricamente en el
condicionamiento clásico, el operante y el aprendizaje por imitación social; y
está estructurado en tres fases (Méndez, Olivares y Bermejo, 2.001): la
primera corresponde a la preparación; en esta fase se realizan tres
actividades: construcción de la(s) jerarquía(s), elección del juego para la
representación de papeles y la programación del sistema de refuerzo.

La segunda fase corresponde a la aplicación, en la que se realiza seis


actividades: explicación del juego e instrucciones sobre el comportamiento
durante la sesión, jugar hasta que el niño se meta en el juego y lo disfrute
participando activamente hasta que el niño interactúe con el primer ítem de
la jerarquía (el terapeuta observa si la interacción es satisfactoria, si es
insuficiente, si hay escape y evitación), si el niño no lleva a cabo la
interacción se añaden ítems intermedios o se estudian las causas del
problema, se realiza una economía de fichas, se repiten varias veces las
interacciones específicas con cada uno de los ítems, hasta que el niño los
supere completamente; y por último, cuando se concluye el ítem de una
sesión, éste se constituye en el ítem inicial de la siguiente sesión. La
tercera fase corresponde a la consolidación, que tiene por objetivo
generalizar las actividades terapéuticas y mantener los logros. Para ello el
terapeuta realiza tres actividades: entrena a los padres para que colaboren
adecuadamente en el tratamiento proporcionando las contingencias
adecuadas, asigna tareas para casa, y realiza sesiones de afianzamiento,
que se dirigen a la prevención de recaídas (estas sesiones son de dos
tipos: sesiones de sobreaprendizaje y sesiones de apoyo).

Méndez cita estudios de la eficacia del tratamiento de las escenificaciones


emotivas Méndez y Macià, 1998; Méndez Macià y Olivares, 1990). En
estos estudios afirma haber tratado “con éxito 21 fobias específicas
utilizando diseños A-B o diseños de líneas de base múltiples entre
conductas, en casos que presentaban simultáneamente dos fobias. El
número de sesiones varió entre 2 y 8, excluyendo las sesiones de
afianzamiento, y su duración entre 15 y 60 minutos, dependiendo de la
edad del sujeto y de la intensidad de su miedo. La mayor cantidad de
tratamiento requerida para alcanzar el objetivo terapéutico de realizar la
conducta final de interacción sin mostrar señales de ansiedad fue de ocho
horas” (Méndez, Olivares y Bermejo, 2.001. P. 86). También se ha
reportado la eficacia del tratamiento cuando se ha aplicado a grupos
(Méndez, Olivares y Bermejo, 2001).

En la propuesta de “El Gran Asustador” se utiliza las escenificaciones


emotivas.

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4. AUTOINSTRUCCIONES: El trabajo en autoinstrucciones se remonta a los
primeros trabajos llevados a cabo por Meinchenbaum en los años sesenta
con niños hiperactivos y agresivos (Meinchenbaum 1969; Meinchenbaum y
Goodman, 1969a y 1969b; Meinchenbaum y Goodman, 1971). El
entrenamiento en autoinstrucciones es definido por Santacreu Mas (1995)
como “una técnica cognitiva de cambio de comportamiento en la que se
modifican las autoverbalizaciones (verbalizaciones internas o
pensamientos) que el sujeto realiza ante cualquier tarea o problema,
sustituyéndolas por otras que, en general, son más útiles para llevar a cabo
la tarea” (Santacreu Mas, 1995, p. 608). El procedimiento general de
entrenamiento en autoinstrucciones descrito por Meinchenbaum (1977,
1985), consta de cinco fases:

“1. El monitor o terapeuta actúa como modelo y lleva a cabo una tarea
mientras se habla a sí mismo en voz alta sobre lo que está haciendo
(Modelado cognitivo).

2. El paciente (el niño) lleva a cabo la misma tarea del ejemplo propuesto
por el terapeuta, bajo la dirección de las instrucciones de éste (Guía externa
en voz alta).

3. El paciente lleva a cabo la tarea mientras se dirige a sí mismo en voz alta


(Autoinstrucciones en voz alta).

4. El paciente lleva acabo la tarea de nuevo, mientras cuchichea las


instrucciones para sí mismo (Autoinstrucciones enmascaradas).

5. El paciente guía su propio comportamiento a través de autoinstrucciones


internas, mientras va desarrollando la tarea (Autoinstrucciones
encubiertas)”. (Santacreu Mas, 1995, pp. 612-613).

Méndez, Olivares y Bermejo (2..001) diferencian algunos tipos de


autoinstrucciones como por ejemplo: las de competencia (“soy un niño
valiente; puedo cuidar de mí mismo en la oscuridad”), minimizadoras (“la
oscuridad es un sitio divertido para estar; hay muchas cosas buenas en la
oscuridad”), de preparación (“¿cómo me preparo a…”-tal operación-), de
confrontación (“calma, todo va bien”), de afrontamiento de momentos
críticos (“respiro profundo y me relajo”), y de autorrefuerzo (“he aprendido,
la próxima vez lo haré mejor”).

En la propuesta de “El Gran Asustador”, se utilizan autoinstrucciones de


competencia (autoinstrucciones que fomentan el coraje y la autoeficacia), y
autoinstrucciones minimizadoras (que rebajan lo aversivo de la situación y
del nivel de amenaza, -descatastrofizan las supuestas amenazas-).

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5. ENFRENTAMIENTO A LAS SITUACIONES TEMIDAS: Los trastornos de
ansiedad finalmente requieren que el paciente se enfrente a las situaciones
temidas y las maneje. Este es el principio fundamental de la exposición
(Marks, 1986). En la revisión que este autor hace de todos los tipos de
exposición, concluye lo siguiente: “en general la exposición prolongada a
los estímulos reales (en contraste con los estímulos imaginados) durante
horas y a la máxima velocidad que el paciente pueda tolerar, parece ser el
enfoque más efectivo” (Marks, 1986, p. 133).

La exposición es el tratamiento ideal para las fobias específicas, sin


embargo, como lo afirmaba arriba, todos los tratamientos de los trastornos
de ansiedad requieren de alguna forma de exposición. En su tratamiento
para la fobia específica Antony y Barlow (1997), realizan una evaluación
inicial y una presentación del tratamiento. Tal presentación incluye una
breve discusión sobre la naturaleza de la ansiedad y del miedo; animar al
paciente para que piense su fobia en términos de sentimientos,
pensamientos y conductas asociados; examinar con el paciente las
predicciones, expectativas y pensamientos específicos que ayudan a
mantener el miedo; ayudar al paciente a que identifique las conductas
asociadas con el objeto o situación temidos; deducir con el paciente la
señales de seguridad; enseñarle que la evitación, la distracción y el exceso
de confianza en señales de seguridad, son eficaces para controlar la
ansiedad a corto plazo, pero son contraproducentes a largo plazo. Las
razones por las cuales estas conductas son contraproducentes,
básicamente son dos: “en primer lugar, estas conductas son reforzadas
negativamente por el alivio que experimenta un individuo cuando evita o
escapa de una situación, haciendo más difícil que participe de la situación
en el futuro. En segundo lugar, la evitación impide que el individuo aprenda
que la situación no es peligrosa y que es poco probable que sus
predicciones ansiosas se conviertan en realidad” (Antony y Barlow, 1997, p.
13).

Después de esta evaluación inicial y presentación del tratamiento, viene la


preparación que se le hace al paciente de las prácticas de exposición. En
este punto se trabaja con el paciente los parámetros específicos que
afectan su temor concreto: se debe investigar aquellas variables que
influyen sobre el miedo. Estas variables pueden averiguarse con un test de
aproximación conductual. Cuando el terapeuta tiene idea de la clase de
situaciones que el paciente evita, y de la dificultad relativa de dichas
construcciones, está en capacidad de desarrollar una jerarquía de
exposición. Según lo aconsejado por Antony y Barlow (1997), esta
jerarquía debería incluir de 10 a 15 situaciones temidas colocadas en orden
de dificultad. Una vez se tiene la jerarquía se lleva a cabo la práctica de la
exposición. “La duración y el número ideales de las sesiones de exposición
depende de las necesidades individuales del paciente así como del aguante
del paciente y del terapeuta” (Antony y Barlow, 1997, p. 16). Muchas veces
una única sesión es efectiva para lograr resultados duraderos.
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La duración de las sesiones oscila entre 1 y 3 horas, y termina de realizarse
cuando el paciente hubiera experimentado una reducción significativa del
miedo o cuando sea capaz de realizar tareas más difíciles. Antony y Barlow
(1997) afirman que las fobias específicas pueden tratarse en un período
que va de 1 a 5 sesiones, especialmente si el paciente realiza exposiciones
entre sesión y sesión. Las prácticas deben empezar con los ítems más
fáciles de la jerarquía y avanzar hasta los más difíciles. Esto se realiza
hasta que el paciente es capaz de cumplir con éxito el último ítem de la
jerarquía. La rapidez del tratamiento depende de cuánta ansiedad esté
dispuesta a soportar el paciente. “Normalmente, recomendamos que los
pacientes avancen a través de los ítems de la jerarquía tan rápido como
estén dispuestos a hacerlo” (Antony y Barlow, 1997, p. 16). Como máximo
punto de logro, estos autores recomiendan que el paciente pueda hacer
algo, que la mayoría de la gente que no tiene ese miedo, no estaría
dispuesta a hacer. También recomiendan como algo fundamental la
práctica entre sesiones.

El procedimiento de exposición tiene grandes dificultades para su aplicación


en niños, esto por la ansiedad que les genera. Méndez (1999), plantea
cuatro estrategias para que el niño interactúe con los estímulos fóbicos: la
primera, es reducir el grado de temor que genera la situación fóbica (para
ello se gradúa la presentación de los estímulos fóbicos, se utilizan
representaciones de los estímulos fóbicos, y se dispone de un ambiente
relajante y seguro); la segunda, es proporcionar ayudas al niño para que se
aproxime al objeto fóbico (para ello se utilizan estímulos de instigación y
estímulos de modelado); la tercera, es producir cambios internos en el niño
para que se enfrente a la situación temida (aquí se utiliza la relajación,
respiración, imaginación y autoinstrucción); y la cuarta y última es motivar al
niño para que repita su conducta de aproximación (en este punto se
manejan las contingencias para eliminar la conducta de evitación y
potenciar la conducta de aproximación. Para ello se utiliza la extinción y el
reforzamiento positivo).

LA TÉCNICA DE “EL GRAN ASUSTADOR”

Esta técnica está destinada a ser utilizada, de una forma general, en el tratamiento
los trastornos de ansiedad en niños. El trastorno que más he trabajado con esta
técnica ha sido el de ansiedad por separación. Esta técnica es especialmente útil
en aquellos trastornos de ansiedad en los cuales los pensamientos automáticos
son muy frecuentes y fácilmente identificables. Cuantos más elementos cognitivos
tenga un trastorno de ansiedad, tanto más útil será para el terapeuta la técnica de
“El Gran Asustador”.

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La técnica cognitiva de “El Gran Asustador” no pretende ser un tratamiento
alternativo a los ya reseñados anteriormente, por el contrario, su pretensión es
proporcionar un marco conceptual que le permita al niño comprender su problema
y el papel que él juega en el tratamiento. Creo que este marco conceptual es
central para generar la actitud de “empirismo colaborativo” reseñada por Beck, tan
necesaria para lograr un tratamiento exitoso. En muchos casos los niños tienen
muy poca conciencia de sus problemas, y en otros, muy poco interés en el
tratamiento, dado que han aprendido y reforzado una gran cantidad de conductas
evitativas. Estos dos elementos se oponen a la realización de un tratamiento
conciente y voluntario. Como se ve, es fundamental, en los tratamientos infantiles
proporcionar un marco conceptual, desde la lúdica y la imaginación, con el cual los
niños logren integrar todos los aspectos del tratamiento. Creo que la técnica de
“El Gran Asustador” ayuda enormemente a este propósito.

Partiendo de lo anterior, la técnica de “El Gran Asustador” no está dividida en


sesiones. No se especifica qué se hace en la primera o segunda sesión. Su
objetivo no es programar sistemáticamente sesiones, sino proporcionar un marco
conceptual de referencia que le sirva al niño como elemento comprensivo del
tratamiento. En ese sentido puede ser utilizada por ejemplo en tratamientos
conductuales (como en la exposición), en tratamientos neoconductuales con
enfoques mediacionales (como la desensibilización sistemática), en
procedimientos de modelado, en procedimientos cognitivos y en terapias de juego.
Más que un tratamiento específico y diferenciado, la técnica de “El Gran
Asustador” es una forma lúdica e imaginativa de presentar a los niños los
trastornos de ansiedad y la forma de hacer frente a ellos.

Los pasos de la técnica de “El Gran Asustador” son los siguientes:

1. Explicación del concepto de ansiedad al niño: Se le explica al niño el


concepto de ansiedad (en este caso se emplea la palabra miedo, que es
más familiar), de la siguiente manera:

“Te voy a explicar lo que es el miedo. Es una emoción a la que de


ahora en adelante vamos a llamar: EL GRAN ASUSTADOR. Todas las
personas tienen esa emoción. A todas las personas en algún
momento se les va a activar el Gran Asustador. El Gran Asustador
tiene una misión: convencerte de que algo es amenazante. El
problema es que a veces El Gran Asustador informa de amenazas
reales, pero a veces, se equivoca y nos informa que hay amenaza, no
habiéndola. Esto es un problema: tenemos que averiguar cuándo las
amenazas son reales, y por lo tanto el Gran asustador tiene razón en
asustarte, y cuándo no, y por lo tanto el Gran Asustador no tiene razón
en asustarte. Si quieres, vamos a hacer un dibujo del Gran
Asustador... ¿cómo te lo imaginas que ser?”.

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“Te quedó muy bien ese dibujo. ¡Ese de verdad es un Gran
Asustador!. Bueno, te decía que a veces el Gran Asustador tiene
razón en asustarte, ya que hay una amenaza real, pero a veces no
tiene razón en asustarte, porque no hay amenazas reales. Veamos…si
un compañero tuyo te dice que te va a pegar en el recreo, y tu Gran
Asustador se activa. ¿Crees que tiene razón o no?; ahora si el Gran
Asustador se activa porque tú piensas que a tus padres les puede
pasar algo, y no hay ninguna prueba de ello, ¿crees, igualmente, que
el Gran Asustador tiene razón o ya dejó de tenerla?”.

Con este sencillo relato se le explica al niño, de una forma completamente


amena y lúdica la diferencia que existe entre miedo y ansiedad. Le
estamos informando, por supuesto sin los términos técnicos, que el miedo
es una emoción natural, que su función es la supervivencia, que cuando se
activa es porque hay una amenaza real. Se le ha explicado al niño el
concepto de Barlow (1988) de “alarma verdadera”. También se le ha
explicado el concepto de ansiedad. Se le ha mostrado que ella es una
estructura cognitivo afectivo-afectiva difusa de carácter anticipatorio, que se
activa no por amenazas reales, sino por la anticipación de amenazas
(impredictibilidad) y baja autoeficacia (incontrolabilidad). Se le muestra, en
este caso que la ansiedad se produce por un pensamiento de amenaza,
pero que ello no equivale a una amenaza real.

2. Explicación de las características motivacionales de la ansiedad: Se le


dice al niño lo siguiente:

“El Gran Asustador, como te dije, tiene una misión: convencerte de


que algo es amenazante. Sin embargo, recuerda que el Gran
Asustador puede que tenga razón, pero puede que no. El problema es
que tu cuerpo, tu mente y tu comportamiento SIEMPRE le van a creer.
Siempre que el Gran Asustador se active, le creen. Siempre terminan
creyendo que la amenaza es real. Como creen que siempre es verdad,
todo tu cuerpo, mente y comportamiento se va a preparar para una
amenaza. Te van a preparar para huir o luchar. Esto está bien cuando
la amenaza es real, como en el caso del niño que te amenazó con
pegarte en el recreo. Tú allí puedes enfrentarte a él o salir corriendo.
Pero, ¿qué pasa cuando no lo es?, como en el caso que te imagines
que a tus padres les puede pasar algo malo. Es claro que el Gran
Asustador no es confiable siempre. Si tú crees siempre en el Gran
Asustador creerás que siempre hay amenaza, pero ya sabemos que no
siempre es así. Yo lo veo como un juego: el Gran Asustador siempre
va a querer convencerte de que hay amenaza, tú debes pillarte si la
amenaza es o no cierta. Acuérdate, el Gran Asustador no sabe si la
amenaza es real o no, él sólo cumple la misión de convencerte de que
hay amenaza. Tú tienes que mirar si tiene razón o no. Si el Gran
Asustador logra convencerte de que hay amenaza, sin haberla
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realmente, él habrá ganado y por lo tanto habrá cumplido su misión.
Pero si tú no crees en él porque te das cuenta de que está equivocado,
tú ganas. El punto es que hasta ahora el que va perdiendo en este
juego eres tú. Hasta ahora siempre le has creído al Gran Asustador.
Él te va ganando 1 a 0; si lo logra nuevamente, te va ganando 2 a 0; si
nuevamente lo logra, te va ganando 3 a 0. Y va a seguir así hasta que
te pegue una gran paliza. Hasta ahora siempre has perdido porque te
has dejado convencer”.

En esta parte del relato se le explica al niño la motivación de la ansiedad: la


lucha o la huída ante situaciones que se cree son amenazantes. Se le
describen, de forma sucinta, las reacciones fisiológicas, cognitivas y
comportamentales de la ansiedad. Se le explica que estas reacciones lo
preparan y lo motivan a la lucha o a la huída, y se le muestra que la
percepción de amenaza podría ser real (como es el caso del miedo), o
podría no serlo (como es el caso de la ansiedad).

3. Explicación de las tres manifestaciones de la ansiedad: Se le dice al


niño lo siguiente:

“Te decía que tu cuerpo, tu mente y tu comportamiento siempre le van


a creer al Gran Asustador. Cuando tu cuerpo le cree al Gran Asustador
y te hace sentir amenazado, tu corazón late más rápido, tu respiración
se aumenta, tus músculos se tensionan, tus manos sudan, tienes
molestias en el estómago y te sientes muy inquieto. Tu cuerpo
reacciona así porque está convencido de que hay una amenaza real.
Él no sabe que el Gran Asustador puede equivocarse. Se prepara para
huir o luchar, sin saber si la amenaza es o no real”.

“Cuando tu mente le cree al Gran Asustador y te hace sentir


amenazado, comienza a producir numerosos pensamientos, que tú no
puedes controlar, sobre muchas amenazas que pueden pasar. Esos
pensamientos son como películas asustadoras o de miedo, que tu
mente empieza a producir en el mismo momento en que el Gran
Asustador la convence de que algo es amenazante. Cuando tu mente
comienza a producir esos pensamientos de amenaza, que son como
películas asustadoras o de miedo, tú comienzas a creer en esos
pensamientos, comienzas a creer que son verdaderos, y por lo tanto te
asustas más. Esos pensamientos de amenaza, que como te dije son
como películas asustadoras o de miedo, tienen distintos temas como
que a ti o a tus papás les pasan cosas horribles como morirse o ser
secuestrados, o que se te va a aparecer un espanto o que te vas a
morir”.

“Cuando tu comportamiento le cree al Gran Asustador y te hace sentir


amenazado, te preparas para huir o luchar. Pero como no hay con
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quién luchar, porque la amenaza es imaginada y no real, entonces sólo
te queda huir. Cuando huyes el Gran Asustador se desactiva, y por lo
tanto ya nadie te convence de que hay amenaza. Te empiezas a sentir
tranquilo, pero comienzas a no querer estar en las situaciones donde
sabes que el Gran Asustador se te va a activar. Dejas de estar es esas
situaciones por el miedo que te produce la activación del Gran
Asustador. Mira que aunque el Gran Asustador no esté activo ya logró
su propósito: convencerte de que algo es amenazante. Fue tan grande
el convencimiento que te dio el Gran Asustador que ya no necesita
activarse para convencerte. Tú sigues creyendo en él aunque no esté
activado. El problema es que si tú le haces caso vas a dejar de hacer
cosas que antes hacías o nunca hacer cosas que podrías hacer. El
Gran Asustador te habrá acobardado para hacer muchas cosas que
antes hacías o cosas que otros niños hacen sin problema. Si le crees
al Gran Asustador terminas perdiendo”.

En esta parte del relato se le explican al niño los tres componentes de la


ansiedad: el fisiológico, el cognitivo y el comportamental. En el componente
fisiológico se enfatiza en las reacciones que siente cada vez que se activa
el miedo (“…tu corazón late más rápido, tu respiración se aumenta, tus
músculos se tensionan, tus manos sudan, tienes molestias en el
estómago y te sientes muy inquieto”), y se asocian esas sensaciones
con la percepción de amenaza (“Tu cuerpo reacciona así porque está
convencido de que hay una amenaza real”).

Cuando se le explica el componente cognitivo se prioriza sobre él, tal cual


propone el modelo de Beck (Beck, Rush, Shaw y Emery, 1983, p. 25). Se
le explica lo que son los Pensamientos Automáticos Negativos (“Esos
pensamientos son como películas asustadoras o de miedo, que tu
mente empieza a producir en el mismo momento en que el Gran
Asustador la convence de que algo es amenazante” ), se le explica que
esos pensamientos son anticipaciones de situaciones que pueden ocurrir
(…”cuando tu mente comienza a producir esos pensamientos de
amenaza”), se le explica que esos pensamientos son sobre temas de
impredictibilidad (“Esos pensamientos siempre son sobre cosas
horribles que pueden pasar”) e incontrolabilidad (“…y también sobre tu
dificultad en hacer frente a la situación”), se le explica que el punto
crucial es que valide la percepción de amenaza (“…tú comienzas a creer
en esos pensamientos, comienzas a creer que son verdaderos”), y se
le muestra las consecuencias de creer que es esta amenaza es cierta (“…y
por lo tanto te asustas más”).

Al explicarle el componente comportamental, se enfatiza en las tendencias


comportamentales de la emoción de miedo: huida/lucha (“Cuando tu
comportamiento le cree al Gran Asustador y te hace sentir amenazado,
te preparas para huir o luchar”). Se le muestra al niño que la estrategia
de afrontamiento de lucha no es posible porque no hay una amenaza real a
12
la cual enfrentarse (“Pero como no hay con quién luchar, porque la
amenaza es imaginada y no real”), por lo tanto sólo queda la estrategia
de la huída (“entonces sólo te queda huir”). Se le explica al niño el
reforzamiento negativo que recibe la conducta de huída con el decremento
de la ansiedad (“cuando huyes el Gran Asustador se desactiva, y por lo
tanto ya nadie te convence de que hay amenaza. Te empiezas a sentir
tranquilo”), se le explica que este reforzamiento comienza a incrementar
las conductas de evitación (“…pero comienzas a no querer estar en las
situaciones donde sabes que el Gran Asustador se te va a activar”),
también se le explica el componente de “miedo al miedo”, tan fundamental
en los trastornos de ansiedad ( “Dejas de estar es esas situaciones por
el miedo que te produce la activación del Gran Asustador”); se le
enseña que las conductas de evitación pueden incrementarse y
generalizarse aún antes de aparecer el miedo, e incluso sin él (“mira que
aunque el Gran Asustador no esté activo ya logró su
propósito:…aunque no esté activado”), y por último, se le muestran las
consecuencias de generalizar las conductas de evitación (“El problema es
que si tú le haces caso…terminas perdiendo”).

4. Preparación para el enfrentamiento y afianzamiento del empirismo


colaborativo: Se le dice al niño lo siguiente:

“Bueno, yo creo que debes estar cansado de dejarte convencer


siempre del Gran Asustador. Recuerda que el Gran Asustador a veces
informa sobre amenazas reales, pero a veces se equivoca. Es muy
importante no creerle siempre, y saber en qué momento podemos
creer en él y en qué momento no. No puedes permitir que el Gran
Asustador siempre te gane. Recuerda que él gana cuando tú crees en
él sin que él tenga la razón, y pierde cuando tú no crees en él porque
sabes que está equivocado. Acuérdate, el Gran Asustador no sabe si
la amenaza es real o no, él sólo cumple la misión de convencerte de
que hay amenaza. Como te decía antes, eres tú quien tiene que mirar
si tiene razón o no. No puedes dejar que el Gran Asustador te gane
siempre. Vamos a intentar ganarle. Para eso yo voy a ser tu
entrenador. Es como si nos estuviéramos preparando para enfrentar
un juego de verdad. ¡Tienes que prepararte para ganar!. Para ganar tú
vas a hacer todo lo que yo te diga... si sigues mis instrucciones
lograremos ganarle al Gran Asustador. Tienes que ser como un buen
deportista que hace caso a su entrenador”.

“Sabemos que el Gran Asustador es un rival muy duro de vencer. Él


no quiere ser derrotado. Va a tratar de convencerte con todas sus
fuerzas de que va a ocurrir algo amenazante. Recuerda que al hacerlo
te acobarda. Como tu cuerpo le cree al Gran Asustador te va a hacer
sentir amenazado, tu corazón va a latir más rápido, tu respiración se
va a aumentar, tus músculos se van a tensionar, tus manos van a
13
sudar, vas a tener molestias en el estómago y te vas a sentir muy
inquieto. Como tu mente también le va a creer al Gran Asustador, va a
comenzar a producir numerosos pensamientos, que tú no vas a poder
controlar, sobre muchas amenazas que pueden pasar. Va a producir
pensamientos sobre cosas horribles que pueden pasar, y sobre tu
dificultad en hacer frente a la situación. Como tu comportamiento
también le va a creer al Gran Asustador, te va a impulsar para que te
vayas y te retires de la situación. Te va a querer acobardar”.

“No va a ser fácil convencerte de que no hay nada amenazante cuando


el Gran Asustador está activado. Te tienes que preparar porque el
Gran Asustador va a querer convencer a tu cuerpo, a tu mente y a tu
comportamiento, de que hay una amenaza. Te vas a tener que
preparar para no dejarte convencer”.

Esta parte del relato prepara al niño para el enfrentamiento o exposición,


basado en el principio de empirismo colaborativo. Se le recuerda
nuevamente al niño que la ansiedad es algo infundado (“Recuerda que el
Gran Asustador a veces informa sobre amenazas reales,…y en qué
momento no”), y que al serlo no tiene ningún sentido dejarse acobardar
por ella (“No puedes permitir que el Gran Asustador siempre te gane.
…porque sabes que está equivocado”), también se le recuerda que es él
el que debe constatar si la ansiedad es o no razonable (“Acuérdate, el
Gran Asustador no sabe si…si tiene razón o no”). Después de recordar
los puntos anteriores se afianza el empirismo colaborativo (“Vamos a
intentar ganarle. Para eso…caso a su entrenador”). Después de
afianzar el empirismo colaborativo, se le recuerda al niño lo que va a sentir
en una situación de exposición, es decir en una situación en la cual la
ansiedad se va a activar en toda su intensidad, y en la cual van a aparecer
los tres elementos de la ansiedad (“Sabemos que el Gran Asustador es
un rival muy duro de vencer. …Te va a querer acobardar”). Se le
enseña que para la exposición tiene que prepararse ya que va a hacer algo
opuesto a la tendencia natural: huir y evitar (“No va a ser fácil
convencerte de que…no dejarte convencer”).

5. Explicación de la necesidad de cuestionar la credibilidad de los


pensamientos automáticos de la ansiedad: Se le dice lo siguiente al
niño:

“Yo, como soy tu entrenador, sé cómo no dejarte convencer del Gran


Asustador y ganarle. Para eso te voy a explicar cuál es el punto fuerte
de él. Para vencer a alguien tengo que conocer sus puntos fuertes. El
punto fuerte del miedo es que tú creas que realmente algo es
amenazante. El punto fuerte es que tu cuerpo crea en él, que tu mente
crea en él y que tu comportamiento crea en él. Recuerda que cuando
tu mente cree en el Gran Asustador, empieza a producir pensamientos
14
sobre cosas horribles que pueden pasar, y pensamientos de lo difícil
que sería para ti enfrentar esa situación. Recuerda que cuando tú
crees en esos pensamientos que produce tu mente, el Gran Asustador
logra su propósito de convencerte de que algo amenazante va a
ocurrir. Cuando ello pasa el Gran Asustador gana. Si tú crees en esos
pensamientos sin cuestionarte nada, sin hacerte ninguna pregunta, el
Gran Asustador gana”.

“Su punto fuerte es que tú creas en los pensamientos que produce tu


mente cuando el Gran Asustador está activo. Su punto fuerte es que
creas en esos pensamientos sin que te preguntes nada.. El Gran
Asustador no quiere que tú te hagas preguntas, ya que si lo haces
podrías descubrir que los pensamientos de tu mente, cuando él está
activo, no son verdad y por lo tanto le ganarías. El Gran Asustador
sólo busca que creas en esos pensamientos para él ganarte”.

En esta parte del relato se le explica al niño cuál es la estrategia para


enfrentar el miedo (“Yo, como soy tu entrenador, …conocer sus puntos
fuertes”). De los tres componentes de la ansiedad se enfatiza en el
cognitivo (“El punto fuerte del miedo es que…el Gran Asustador
gana”). Se le enseña al niño que la clave para superar el miedo es el
cuestionamiento (“Si tú crees en esos pensamientos sin cuestionarte
nada, sin hacerte ninguna pregunta el Gran Asustador gana”). Se le
enseña al niño que el punto fuerte del miedo es justamente que uno no
haga utilización de ese cuestionamiento (“Su punto fuerte es que tú creas
en…para él ganarte.”).

6. Cuestionamiento de los pensamientos automáticos de ansiedad:


Se continúa con el niño:

“Te voy a decir algo que es muy importante para vencer al Gran
Asustador: su poder no depende de él sino de ti. El Gran Asustador
no tiene realmente poder. El poder se lo das tú cuando crees en esos
pensamientos sin preguntarte nada. El Gran Asustador quiere que tú
creas, recuerda que él cree que la amenaza es real. El Gran Asustador
está asustado. Él no quiere que le preguntes nada, porque está
convencido de que hay una amenaza. Él no quiere que tú te preguntes
nada, porque como está convencido de que hay amenaza y no lo duda,
quiere convencerte de que la hay, y quiere que creas en él”.

“Él no sabe que tú puedes descubrir que la amenaza es cierta o no.


Para él hay una amenaza real, por eso lo que busca es tratar de ser tan
asustador: para que tú te asustes sin que te hagas preguntas que
pudieran descubrir la verdad. En realidad quien tiene miedo es él
porque cree que hay una amenaza. Él sabe que en el momento en que
no creas en él, ya no te podrá convencer”.
15
Se continúa:

“Entonces el arma secreta para vencer al Gran Asustador es


cuestionar los pensamientos que produce tu mente cuando él está
activo. Para no creer en él vas a hacerte unas preguntas que lo van a
llevar a que pierda su poder. Por ejemplo, cuando aparezcan esos
pensamientos de amenaza en tu mente, pregúntate ¿dónde está la
prueba de que eso es cierto y está pasando?. Te vas a dar cuenta de
que no hay ninguna prueba. Trata de encontrar alguna prueba,
aunque sea una. Vas a descubrir que no hay ninguna. Lo que vas a
descubrir es que El Gran Asustador quiere convencerte de que hay
una amenaza sin ninguna prueba. El Gran Asustador no tiene ninguna
prueba. Cuando tú descubre que no hay ninguna prueba y dejas de
creer en él, el Gran Asustador perderá. Tu táctica para ganarle es
preguntarte por la prueba y te vas a dar cuanta que no la hay. Si
aprendes a hacerte esa pregunta vas a ganar. Si crees en el Gran
Asustador sin preguntarte nada, perderás”.

En esta parte del relato se enfatiza sobre la necesidad de cuestionar los


Pensamientos Automáticos Negativos. Se le ensaña al niño que la clave es
cuestionar estos pensamientos y que al hacerlo, su consecuencia es no
creerles (“Te voy a decir algo que es muy importante para vencer al
Gran Asustador:…y quiere que creas en él”.). Posteriormente se le
enseña al niño que quien tiene que cuestionar los pensamientos
automáticos del miedo es él (“Él no sabe que tú puedes descubrir…ya
no te podrá convencer”). Para cuestionar estos pensamientos
automáticos debe utilizar el Diálogo Socrático, y se enfatiza en la pregunta
sobre la prueba. Se enfatiza en esta pregunta porque se considera la
fundamental para restar credibilidad a los Pensamientos Automáticos
Negativos. Es importante resaltar el hecho de que la pregunta se formula
en presente. No se formula en futuro. Esto para que el niño tenga en la
realizad elementos para descontrastar sus creencias (“Entonces el arma
secreta para…sin preguntarte nada, perderás”).

7. Enfrentamiento a las situaciones de ansiedad, con la utilización del


cuestionamiento: Se le dice al niño:

“Vamos ahora a intentar ganarle al Gran Asustador. Para ello vamos a


ver cuáles son las situaciones en las cuales aparece. Veamos en ¿qué
momentos y situaciones se ha activado el Gran Asustador?”. (Se
revisa con el niño las distintas situaciones en las cuales ha aparecido
temor. Se analiza cuidadosamente con el niño estas situaciones con el fin
de producir una jerarquía).

16
“Bueno, como vamos a intentar ganarle al Gran Asustador, tenemos
que retarlo. Vamos a estar nuevamente en las situaciones en las
cuales se activó. Vamos intencionalmente a provocarlo, a hacer que
se active, porque ya sabemos que lo puedes derrotar. Vamos
directamente a retarlo en las situaciones donde él aparece”.

Se continúa:

“Tienes que saber que si retas al Gran Asustador en los lugares o


situaciones en los cuales él aparece, su activación va a ser muy
grande. Es decir, va querer convencerte con todo lo que tiene que hay
una situación amenazante. Va a querer convencer a tu cuerpo, a tu
mente y a tu comportamiento. Vamos a ir a los lugares y a hacer las
actividades que activan al Gran Asustador. Vamos a hacerlo porque
estamos absolutamente seguros de que el Gran Asustador está
equivocado, el problema es que él no lo sabe y va a intentar
convencerte de que hay algo amenazante. Su activación va a ser muy
grande. Va a querer convencerte de que hay una amenaza y va a
querer que te marches de allí o que dejes de hacer lo que estás
haciendo lo más rápido posible”.

“A ti te va a parecer incómodo: no es fácil soportar una situación si el


Gran Asustador está activo. Sin embargo, lo vas a hacer para
demostrarte que el Gran Asustador está equivocado. Es la única
forma de saberlo: enfrentando las situaciones te darás cuenta si hay o
no amenaza. Lo que te tiene que tranquilizar es que ya sabes cómo
vencer al Gran Asustador”.

Se continúa:

“Cuando el Gran Asustador esté allí, activo, tratando de asustarte,


tratando de asustar a tu cuerpo, a tu mente y a tu comportamiento, tú
le vas a decir de forma muy firme: “Gran Asustador ya no me
convences. Sé que todos los pensamientos que produce mi mente
cuando tú estás, son mentiras. La manera de saberlo es hacerme esta
pregunta: ¿cuál es la prueba de que esos pensamientos son ciertos y
están pasando?”. Después de hacerte esa pregunta vas a intentar
encontrar una prueba, aunque sea solo una de que lo que el Gran
Asustador te dice es cierto. Tienes que saber que esa prueba se debe
basar en lo que está pasando en ese momento, no en lo que piensas
que puede pasar. Recuerda que tu mente está bajo la influencia del
Gran Asustador y por lo tanto ella puede pensar que hay amenazas.
Tienes que ir a la realidad y en ella tratar de buscar la prueba de que lo
que El Gran Asustador te dice es cierto. ¿Sabes qué va a pasar?, no
vas a poder encontrar ni una prueba en la realidad. Al no encontrarla,
vas a descubrir que el Gran Asustador te miente y por lo tanto, vas a
dejar de creerle. Vas a descubrir que ya no hay razón de creerle
17
porque no hay pruebas. No vas a creer en algo que no te ofrece
pruebas”.

En esta parte del relato se analizan las situaciones que le producen temor
al niño (“Vamos ahora a intentar ganarle al…activado el Gran
Asustador?”). Se le enseña la importancia de la exposición como técnica
fundamental de la extinción del miedo, y se le enseña que la actitud
psicológica con la cual debe realizar la exposición es la de reto. Lazarus y
Folkman (1986), cuando hablan de los tipos de evaluaciones estresantes,
mencionan el daño-pérdida, la amenaza y el desafío, y afirman que este
tercer tipo de evaluación “tiene mucho en común con la amenaza en el
sentido de que ambos implican la movilización de estrategias de
afrontamiento. La diferencia principal entre los dos es que en el desafío
hay una valoración de las fuerzas necesarias para vencer en la
confrontación, lo que se caracteriza por generar emociones placenteras
tales como impaciencia, excitación y regocijo, mientras que en la amenaza
se valora principalmente el potencial lesivo, lo cual se acompaña de
emociones negativas tales como miedo, ansiedad y mal humor” (Lazarus y
Folkman, 1986, p. 58) (“Bueno, como vamos a intentar ganarle
al…donde él aparece”). En la preparación para la exposición se le
explican al niño los síntomas que sentirá y se le preparará para su
ocurrencia (“Tienes que saber que si retas al…haciendo lo más rápido
posible”). Se le enseña al niño que no hay otra manera de cuestionar los
Pensamientos Automáticos Negativos que aparecen en su mente cuando
tiene miedo, que la exposición a las situaciones directas en las cuales ellos
se activan (“A ti te va a parecer incómodo: …Como vencer al Gran
Asustador”). Después de esto se le enseña al niño para que realice el
cuestionamiento, fundamentalmente a partir de encontrar la evidencia
(“Cuando el Gran Asustador esté allí, …que no te ofrece pruebas”).

8. Enfrentamiento real: Se le dice al niño:

“Muy bien, ya sabes ahora cómo enfrentar y ganarle al Gran


Asustador. Ya te enseñé cómo hacerlo. Ahora debes hacerlo. Vas a
enfrentar la situación ________que te activa al Gran Asustador”.

“Recuerda que ya estás preparado para vencerlo. Recuerda que su


punto fuerte es asustarte sin que tú te cuestiones nada. Recuerda que
él no tiene poder. Tú se lo das cuando crees en él. Si dejas de creer
en él, le quitas el poder y el miedo no será nunca más el Gran
Asustador. Recuerda que la forma de vencerlo es preguntarte por la
prueba. Vamos a empezar. Enfrenta la situación, yo voy a estar
contigo ayudándote, y recordándote los puntos que hemos trabajado”.

“Lo estás haciendo muy bien. Recuerda que en este momento el Gran
Asustador está totalmente activado. Recuerda que al estarlo te quiere
18
convencer de que algo que algo amenazante está ocurriendo.
Recuerda que como tu cuerpo le está creyendo al Gran Asustador se
siente amenazado: tu corazón está latiendo más rápido, tu respiración
se aumenta, tus músculos se tensionan, tus manos sudan, tienes
molestias en el estómago y te sientes muy inquieto. Tu cuerpo
reacciona así porque está convencido de que hay una amenaza real.
Recuerda que también tu comportamiento le está creyendo, al Gran
Asustador, por eso te hace sentir amenazado y te prepara para huir.
Pero no vas a hacerlo. No lo vas a hacer porque sabes que el Gran
Asustador está equivocado. Ya sabes que cuando tu mente le cree al
Gran Asustador comienza a producir pensamientos sobre cosas
horribles que pueden pasar, y también sobre tu dificultad en hacer
frente a la situación. Ya sabemos que esos pensamientos pueden
estar equivocados, y para saberlo te vas a hacer la pregunta
fundamental: ¿dónde está la prueba de que eso es cierto y está
pasando?. Trata por todos los medios de buscarla en este instante.
Busca a ver si encuentras alguna prueba de amenaza real. ¿Ves?, no
encontraste ninguna prueba. No la encontraste porque no existe.
Recuerda que el Gran Asustador quiere que tú creas que hay una
amenaza pero sin ofrecerte ninguna prueba. El Gran Asustador no
tiene ninguna prueba. Ya que sabes que no hay pruebas, puedes dejar
de creer en él. Ya le ganaste. El Gran Asustador perdió. Muy bien...lo
están haciendo muy bien. Lograste derrotar al Gran Asustador. Te
felicito” .

“Bueno, como ya sabes cómo ganarle al Gran Asustador vamos a ver


qué otros enfrentamientos puedes hacer esta semana tú solo”.

Después del trabajo anterior se expone al niño a la situación temida. Se


especifica primero la situación a la cual se expondrá el niño (“Muy bien, ya
sabes ahora cómo enfrentar y ganarle al Gran Asustador. Ya te
enseñé cómo hacerlo. Ahora debes hacerlo. Vas a enfrentar la
situación ________que te activa al Gran Asustador”). Después se
prepara al niño para la exposición, recordándole los puntos centrales de lo
que ha aprendido (“Recuerda que ya estás preparado para…puntos que
hemos trabajado”.). Se motiva al niño a exponerse a la situación. A
medida que la exposición trascurre, el terapeuta lo acompaña y le va
recordando aspectos fundamentales aprendidos (“Lo estás haciendo muy
bien. Recuerda que…derrotar al Gran Asustador. Te felicito”).
Después de hacer la exposición se revisa con el niño las posteriores
exposiciones que él puede hacer como tarea durante esa semana (“Bueno,
como ya sabes cómo ganarle al Gran Asustador vamos a ver qué otros
enfrentamientos puedes hacer esta semana tú solo”).

En las citas posteriores se revisan las situaciones específicas de


enfrentamiento que hubiera tenido el niño, se refuerzan los conceptos
fundamentales del tratamiento, se prepara nuevamente al niño para el
19
enfrentamiento en caso de que éste no hubiera sido exitoso o no lo hubiera
realizado. En este caso será necesario reforzar el enfrentamiento de la
reacción fisiológica enseñándole al niño relajación. Si esto llegara a
suceder, se presenta como otra de las formas de vencer al Gran Asustador.

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