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"EL AMOR NO ES SIEMPRE AGRADABLE"

Como el amor no se define por nuestras sensaciones agradables, el dolor puede


ser una parte integral del amor. Aunque la mayoría de nosotros preferiría sentir
felicidad y eliminar el dolor en nuestras relaciones, esta actitud se basa en un deseo
de satisfacer nuestros sentidos. El amor genuino puede verdaderamente brindarnos
gran felicidad, sin embargo puede también causar extremo sufrimiento.
Si examinamos aunque sea un poco nuestras vidas, vemos que nuestra mayor
pena casi invariablemente proviene de relaciones con quienes amamos. Quizás
intentamos dar y no fuimos debidamente apreciados, o quizás quisimos hacer un
contacto amoroso y de alguna manera no pudimos. ¿Quién no puede recordar la
profunda herida de ser traicionado, decepcionado, desatendido o abandonado? Al
mismo tiempo, nuestra mayor felicidad también ha procedido de relaciones con
otros. Es paradójico que el amor, la fuerza más curativa que hay, puede también
hacernos tan vulnerables al dolor.
En una relación amorosa, cada dificultad en nuestras vidas se convierte en un
desafío para glorificar y servir al Señor. Cuando alguien nos importa, las
circunstancias difíciles son maravillosas porque demuestran la necesidad de mayor
comunicación. Como nuestra pareja no recibió nuestras palabras o acciones en un
ánimo amoroso, vemos una carencia de amor. Esto nos da una excitante
oportunidad de servir y sustentar el bienestar de la otra persona.
Cuando tenemos el control, nos sentimos bien respecto a todo. Pero en cuanto las
circunstancias no son como se planearon, podemos tornarnos renuentes a
complacer a nuestra pareja. Cuando tenemos dudas sobre la relación, la
rechazamos. Estas dudas pueden surgir porque no tenemos una fe fuerte o porque
nos sentimos inseguros. Con frecuencia proyectamos nuestros temores y fobias
hacia nuestra pareja o nuestro medio ambiente para no enfrentar el hecho de que el
problema está en nuestra propia conciencia.
Entonces, aún cuando alguien nos hace un cumplido, podemos pensar con
sospecha “¿Que quieres decir con eso?”. Algunas personas permanecen
atrincheradas en una disposición negativa pase lo que pase. Nuestra meta como
guerreros espirituales es ser tan amorosos que nada pueda perturbarnos. En esta
condición, no seremos para nada afectados por la negatividad.
En su lugar, estaremos muy agradecidos tanto por los comentarios negativos como
por los elogios, y hasta podríamos interpretar palabras hirientes en forma amorosa.
Al principio, esto puede parecer ingenuo. Pero en realidad, este comportamiento
refleja gran fe en el Señor y voluntad para compartir nuestra fe y amor con otros.
Todos nosotros verdaderamente tenemos la capacidad para ser tan firmes en
nuestro amor, que todo en el medio ambiente sólo nos ayuda a ser más amorosos.
Esta es la disposición de un verdadero guerrero espiritual.
Guerrero Espiritual II: Transformando la Lujuria en Amor
Bhakti Tirtha Swami

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