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MARIO BENEDETTI

Benedetti fue un escritor y poeta uruguayo integrante de la Generación del '45. Es autor
de libros como son algunos de sus poemas más famosos. Su lenguaje sencillo, para que
sus obras puedan ser accesibles a todo el mundo, además de combinar con su propia
personalidad, tiene defensores y detractores.

CUANDO ERAMOS NIÑOS

Cuando éramos niños


los viejos tenían como treinta
un charco era un océano
la muerte lisa y llana
no existía.

luego cuando muchachos


los viejos eran gente de cuarenta
un estanque era un océano
la muerte solamente
una palabra

ya cuando nos casamos


los ancianos estaban en los cincuenta
un lago era un océano
la muerte era la muerte
de los otros.

ahora veteranos
ya le dimos alcance a la verdad
el océano es por fin el océano
pero la muerte empieza a ser
la nuestra.

AY DEL SUEÑO

Ay del sueño
si sobrevivo es ya borrándome
ya desconfiado y permante
y tantas veces me hundo y sueño
muslo a tu muslo
boca a tu boca
nunca sabré quién sos

ahora que estoy insomne


como un sagrado
y permanezco
quiero morir de siesta
muslo a tu muslo
boca a tu boca
para saber quién sos

Ay del sueño
con esta poca alma a destajo
soñar a nado tiernamente
así me llamen permanezco
muslo a tu muslo
boca a tu boca
quiero quedarme en vos

AMOR DE TARDE

Es una lástima que no estés conmigo


cuando miro el reloj y son las cuatro
y acabo la planilla y pienso diez minutos
y estiro las piernas como todas las tardes
y hago así con los hombros para aflojar la espalda
y me doblo los dedos y les saco mentiras.

Es una lástima que no estés conmigo


cuando miro el reloj y son las cinco
y soy una manija que calcula intereses
o dos manos que saltan sobre cuarenta teclas
o un oído que escucha como ladra el teléfono
o un tipo que hace números y les saca verdades.

Es una lástima que no estés conmigo


cuando miro el reloj y son las seis.
Podrías acercarte de sorpresa
y decirme "¿Qué tal?" y quedaríamos
yo con la mancha roja de tus labios
tú con el tizne azul de mi carbónico.
HOMBRE QUE MIRA EL SUEÑO
Mientras pasa la estrella fugaz
acopio este deseo instantáneo
montones de deseos hondos y prioritarios
por ejemplo que el dolor no me apague la rabia
que la alegría no desarme mi amor
que los asesinos del pueblo se traguen
sus molares caninos e incisivos
y se muerdan juiciosamente el hígado
que los barrotes de las celdas
se vuelvan de azúcar o se curven de piedad
y mis hermanos puedan hacer de nuevo
el amor y la revolución
que cuando enfrentemos el implacable espejo
no maldigamos ni nos maldigamos
que los justos avancen
aunque estén imperfectos y heridos
que avancen porfiados como castores
solidarios como abejas
aguerridos como jaguares
y empuñen todos sus noes
para instalar la gran afirmación
que la muerte pierda su asquerosa puntualidad
que cuando el corazón se salga del pecho
pueda encontrar el camino de regreso
que la muerte pierda su asquerosa
y brutal puntualidad
pero si llega puntual no nos agarre
muertos de vergüenza
que el aire vuelva a ser respirable y de todos
y que vos muchachita sigas alegre y dolorida
poniendo en tus ojos el alma
y tu mano en mi mano

y nada más
porque el cielo ya está de nuevo torvo
y sin estrellas
con helicóptero y sin dios

OTRO CIELO
No existe esponja para lavar el cielo
pero aunque pudieras enjabonarlo
y luego echarle baldes y baldes de mar
y colgarlo al sol para que se seque
siempre faltaría el pájaro en silencio

no existen métodos para tocar el cielo


pero aunque te estiraras como una palma
y lograras rozarlo en tus delirios
y supieras al fin como es al tacto
siempre te faltaría la nube de algodón

no existe un puente para cruzar el cielo


pero aunque consiguieras llegar a la otra orilla
a fuerza de memoria y pronósticos
y comprobaras que no es tan dificil
siempre te faltaría el pino del crepusculo

eso es por que se trata de un cielo que no es tuyo


aunque sea impetuoso y desgarrado
en cambio cuando llegue al que te pertenece
no lo querrás lavar ni tocar ni cruzar
pero estarán el pájaro y la nube y el pino.

NO LO HARAS EN VANO
Ah no lo harás en vano

se te helarán los dedos


y el corazón y los olores

se te helará la noche
y la arrogancia y las rodillas

se te helará la sangre
y los crepúsculos y el humo

se te helará el bostezo
y el ademán y la lujuria

se te helarán los ojos


la madrugada y el esperma

se te helará el ritual
y las caricias y los signos

se te helará la luna
y el arbolito y la garganta
se te helarán los labios
y los disfrutes y la vida

todo está listo


no lo harás en vano.

FESRICO GARCIA
Este poeta español, miembro de la mítica Generación del 27, es el mayor referente de la
literatura española del siglo XX. También escribió numerosas obras de teatro, género en
el que también se lo considera autoridad e ícono del siglo pasado, destacándose Bodas de
sangre y La casa de Bernarda Alba. Fue asesinado en Granada durante la Guerra Civil
Española por su condición de republicano y homosexual. Entre sus poemas podemos
encontrar

EL DIAMANTE

El diamante de una estrella


Ha rayado el hondo cielo,
Pájaro de luz que quiere
Escapar del universo
Y huye del enorme nido
Donde estaba prisionero
Sin saber que lleva atada
Una cadena en el cuello.

Cazadores extrahumanos
Están cazando luceros,
Cisnes de plata maciza
En el agua del silencio.

Los chopos niños recitan


La cartilla. Es el maestro
Un chopo antiguo que mueve
Tranquilo sus brazos viejos.

Ahora en el monte lejano


jugarán todos los muertos
a la baraja. ¡Es tan triste
la vida en el cementerio!

¡Rana, empieza tu cantar!


¡Grillo, sal de tu agujero!
Haced un bosque sonoro
Con vuestras flautas. Yo vuelo
Hacia mi casa intranquilo.

Se agitan en mi recuerdo
Dos palomas campesinas
Y en el horizonte, lejos,
Se hunde el arcaduz del día.
¡Terrible noria del tiempo!

MUERTO DE AMOR

¿Qué es aquello que reluce


por los altos corredores?
Cierra la puerta, hijo mío,
acaban de dar las once.
En mis ojos, sin querer,
relumbran cuatro faroles.
Será que la gente aquélla
estará fregando el cobre.

Ajo de agónica plata


la luna menguante, pone
cabelleras amarillas
a las amarillas torres.
La noche llama temblando
al cristal de los balcones,
perseguida por los mil
perros que no la conocen,
y un olor de vino y ámbar
viene de los corredores.

Brisas de caña mojada


y rumor de viejas voces,
resonaban por el arco
roto de la media noche.
Bueyes y rosas dormían.
Solo por los corredores
las cuatro luces clamaban
con el fulgor de San Jorge.
NOCHE

Cirio, candil,
farol y luciérnaga.

La constelación
de la saeta.

Ventanitas de oro
tiemblan,
y en la aurora se mecen
cruces superpuestas.

Cirio, candil,
farol y luciérnaga.

ES VERDAD

¡Ay qué trabajo me cuesta


quererte como te quiero!

Por tu amor me duele el aire,


el corazón
y el sombrero.

¿Quién me compraría a mí
este cintillo que tengo
y esta tristeza de hilo
blanco, para hacer pañuelos?

¡Ay qué trabajo me cuesta


quererte como te quiero!

DE OTRO MODO
La hoguera pone al campo de la tarde,
unas astas de ciervo enfurecido.
Todo el valle se tiende. Por sus lomos,
caracolea el vientecillo.

El aire cristaliza bajo el humo.


?Ojo de gato triste y amarillo?.
Yo en mis ojos, paseo por las ramas.
Las ramas se pasean por el río.
Llegan mis cosas esenciales.
Son estribillos de estribillos.
Entre los juncos y la baja tarde,
¡qué raro que me llame Federico

ENCUENTRO

Ni tú ni yo estamos
en disposición
de encontrarnos.
Tú... por lo que ya sabes.
¡Yo la he querido tanto!
Sigue esa veredita.
En las manos
tengo los agujeros
de los clavos.
¿No ves cómo me estoy
desangrando?
No mires nunca atrás,
vete despacio
y reza como yo
a San Cayetano,
que ni tú ni yo estamos
en disposición
de encontrarnos.

JORGE LUIS BORGES


Borges (1899-1986) es uno de los escritores más importantes del siglo XX, no solamente
a nivel nacional en Argentina, su país de origen, sino mundialmente. Su obra incluye
cuentos, ensayos y poemas. Sus ideas políticas fueron muy polémicas, lo cual se cree que
conspiró en contra de que obtuviese el Premio Nobel de Literatura. De todos modos
cosechó numerosos premios en el mundo, como el Cervantes en España. Entre sus
poemas podemos encontrar

LA LLUVIA

Bruscamente la tarde se ha aclarado


Porque ya cae la lluvia minuciosa.
Cae o cayó. La lluvia es una cosa
Que sin duda sucede en el pasado.

Quien la oye caer ha recobrado


El tiempo en que la suerte venturosa
Le reveló una flor llamada rosa
Y el curioso color del colorado.

Esta lluvia que ciega los cristales


Alegrará en perdidos arrabales
Las negras uvas de una parra en cierto

Patio que ya no existe. La mojada


Tarde me trae la voz, la voz deseada,
De mi padre que vuelve y que no ha muerto.

UN CIEGO

No sé cuál es la cara que me mira


cuando miro la cara del espejo;
no sé qué anciano acecha en su reflejo
con silenciosa y ya cansada ira.

Lento en mi sombra, con la mano exploro


mis invisibles rasgos. Un destello
me alcanza. He vislumbrado tu cabello
que es de ceniza o es aún de oro.

Repito que he perdido solamente


la vana superficie de las cosas.
El consuelo es de Milton y es valiente,

Pero pienso en las letras y en las rosas.


Pienso que si pudiera ver mi cara
sabría quién soy en esta tarde rara

AL TRISTE
Ahí está lo que fue: la terca espada
del sajón y su métrica de hierro,
los mares y las islas del destierro
del hijo de Laertes, la dorada
luna del persa y los sin fin jardines
de la filosofía y de la historia,
el oro sepulcral de la memoria
y en la sombra el olor de los jazmines.
Y nada de eso importa. El resignado
ejercicio del verso no te salva
ni las aguas del sueño ni la estrella
que en la arrasada noche olvida el alba.
Una sola mujer es tu cuidado,
igual a las demás, pero que es ella.

UN GATO

No son más silenciosos los espejos


ni más furtiva el alba aventurera;
eres, bajo la luna, esa pantera
que nos es dado divisar de lejos.
Por obra indescifrable de un decreto
divino, te buscamos vanamente;
más remoto que el Ganges y el poniente,
tuya es la soledad, tuyo el secreto.
Tu lomo condesciende a la morosa
caricia de mi mano. Has admitido,
desde esa eternidad que ya es olvido,
el amor de la mano recelosa.
En otro tiempo estás. Eres el dueño
de un ámbito cerrado como un sueño

EL ENAMORADO
Lunas, marfiles, instrumentos, rosas,
lámparas y la línea de Durero,
las nueve cifras y el cambiante cero,
debo fingir que existen esas cosas.

Debo fingir que en el pasado fueron


Persépolis y Roma y que una arena
sutil midió la suerte de la almena
que los siglos de hierro deshicieron.

Debo fingir las armas y la pira


de la epopeya y los pesados mares
que roen de la tierra los pilares.

Debo fingir que hay otros. Es mentira.


Sólo tú eres. Tú, mi desventura
y mi ventura, inagotable y pura.

LAS CAUSAS
Los ponientes y las generaciones.
Los días y ninguno fue el primero.
La frescura del agua en la garganta
de Adán. El ordenado Paraíso.
El ojo descifrando la tiniebla.
El amor de los lobos en el alba.
La palabra. El hexámetro. El espejo.
La Torre de Babel y la soberbia.
La luna que miraban los caldeos.
Las arenas innúmeras del Ganges.
Chuang-Tzu y la mariposa que lo sueña.
Las manzanas de oro de las islas.
Los pasos del errante laberinto.
El infinito lienzo de Penélope.
El tiempo circular de los estoicos.
La moneda en la boca del que ha muerto.
El peso de la espada en la balanza.
Cada gota de agua en la clepsidra.
Las águilas, los fastos, las legiones.
César en la mañana de Farsalia.
La sombra de las cruces en la tierra.
El ajedrez y el álgebra del persa.
Los rastros de las largas migraciones.
La conquista de reinos por la espada.
La brújula incesante. El mar abierto.
El eco del reloj en la memoria.
El rey ajusticiado por el hacha.
El polvo incalculable que fue ejércitos.
La voz del ruiseñor en Dinamarca.
La escrupulosa línea del calígrafo.
El rostro del suicida en el espejo.
El naipe del tahúr. El oro ávido.
Las formas de la nube en el desierto.
Cada arabesco del calidoscopio.
Cada remordimiento y cada lágrima.
Se precisaron todas esas cosas
para que nuestras manos se encontraran.
JOSE HIERRO

José Hierro fue un destacado poeta español nacido en Madrid el 3 de abril del año 1922 y
fallecido en la misma ciudad el 21 de diciembre de 2002. La Guerra Civil ciertamente
repercutió en su vida: cuando tenía 14 años, se vio obligado a abandonar sus estudios
secundarios, y más tarde fue a la cárcel a raíz de su participación de un grupo de ayuda a
los presos por causas políticas. Entre las víctimas de tales sentencias abusivas se
encontraba su padre, por haber accedido a información comprometedora para el gobierno.
Una vez liberado, José no dudó en continuar cultivando sus intereses literarios,
rodeándose de otros intelectuales, que lo influenciaron positivamente y que lo
enriquecieron como artista. Aparte de su labor poética, se especializó desde muy joven en
la crítica de cuadros

ALEGRIA
Llegué por el dolor a la alegría.
Supe por el dolor que el alma existe.
Por el dolor, allá en mi reino triste,
un misterioso sol amanecía.

Era la alegría la mañana fría


y el viento loco y cálido que embiste.
(Alma que verdes primaveras viste
maravillosamente se rompía.)

Así la siento más. Al cielo apunto


y me responde cuando le pregunto
con dolor tras dolor para mi herida.

Y mientras se ilumina mi cabeza


ruego por el que he sido en la tristeza
a las divinidades de la vida.

LUNA
Pandereta de siglos para dormir al hombre
preso en el corazón mudo del universo.
Media manzana de oro para que el niño coma
hasta sentirse eterno.

Árboles, puentes, torres, montes, mares, caminos.


Y todo a la deriva se irá desvaneciendo.
Cuando ellos ya no vivan, en el espacio, libre,
tú seguirás viviendo.
Y cuando nos cansemos (porque hemos de cansarnos).
Y cuando nos vayamos (porque te dejaremos).
Cuando nadie recuerde que un día nos morimos
(porque nos moriremos),

pandereta de siglos para dormir al hombre,


media manzana de oro que mide nuestro tiemo,
cuando ya no sintamos, cuando ya no seamos,
tú seguirás viviendo.

VIDA
Después de todo, todo ha sido nada,
a pesar de que un día lo fue todo.
Después de nada, o después de todo,
supe que todo no era más que nada.

Grito: '¡todo!', y el eco dice '¡nada!'.


Grito'¡nada'!, y el eco dice '¡todo!'.
Ahora sé que la nada lo era todo,
y todo era ceniza de la nada.

No queda nada de lo que fue nada.


(Era ilusión lo que creía todo
y que, en definitiva, era la nada).

Qué más da que la nada fuera nada


si más nada será, después de todo,
después de tanto todo para nada.

CUMBRE
Firme, bajo mi pie, cierta y segura,
de piedra y música te tengo;
no como entonces, cuando a cada instante
te levantabas de mi sueño.

Ahora puedo tocar tus lomas tiernas,


el verde fresco de tus aguas.
Ahora estamos, de nuevo, frente a frente
como dos viejos camaradas.

Nueva canción con nuevos instrumentos.


Cantas, me duermes y me acunas.
Haces eternidad mi pasado.
Y luego el tiempo se desnuda.

¡Cantarte, abrir la cárcel donde espera


tanta pasión acumulada!
Y ver perderse nuestra antigua imagen
arrebatada por el agua.

Firme, bajo mi pie, cierta y segura,


de piedra y música te tengo.
Señor, Señor, Señor: todo lo mismo.
Pero, ¿qué has hecho de mi tiempo?

TREBOL

Cuando a vosotros vine de Castilla,


el aire era un dulzor de mieles de higos.
A Castilla me vuelvo, mis amigos,
donde la tierra es seca y amarilla.

Ya perdí tu diaria maravilla,


Norte de amor. Se cierran tus postigos
y vuelvo a mis azules enemigos,
cielo en que germina mi semilla.

Hierro la noche y ya no sé si vivo.


Pongo mi pie de sombra en el estribo.
Golpea el viento al mar, como un ariete.

Y voy con un fantasma en mi costado:


mi trébol de ilusión, encadenado
desde mil novecientos treinta y siete.

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