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RESEÑA LECTURA II

URBANISMO SOSTENIBLE

EL PROYECTO LOCAL

EL ENFOQUE TERRITORIALISTA:
POR UN DESARROLLO LOCAL AUTOSOSTENIBLE
ALBERTO MAGNAGHI

Está claro que el hombre ha habitado en las ciudades desde siglos atrás, sin
embargo, el significado de ciudad se ha transformado con el paso del tiempo, la
gran ciudad o metrópolis simboliza el acceso de la urbe en un ámbito revolucionario
frente al concepto de ciudad tradicional. Que ha cambiado drásticamente después
de repetirse por siglos, específicamente con el impacto de la industrialización, un
cambio de gran magnitud.
El surgimiento de las aglomeraciones metropolitanas se vio fuertemente relacionada
con el aumento demográfico producido durante el siglo XIX, sumado al predominio
de una economía capitalista, la cual multiplico las comodidades y los lujos al alcance
algunos pocos y agrando el circulo de consumidores, sobrepasando el nivel de
necesidad, ubicándolo en la dimensión de plenitud y desesperación, donde la
metrópolis es transformada en un objeto de consumo. Con el gigantismo como
símbolo predominante, la producción en serie y el consumo masivo, donde la vida
de las personas está limitada a un orden piramidal, en el que los de arriba
aprovechan y los de abajo sobreviven. Siendo la metrópoli un concepto erróneo de
ciudad, una forma urbanización destructiva, donde no se construye la ciudad, por el
contrario, se acaba con los tejidos territoriales, pueblos y paisajes rurales.
El enfoque territorialista entiende el problema de la sostenibilidad centrándose en el
ambiente humano, entendiendo la naturaleza del territorio. Sin embargo, se separa
de los ideales del enfoque ambientalista, según el cual el epicentro normativo de la
sostenibilidad es el ambiente natural. Centrándose en que el territorio no existe en
la naturaleza, es decir, en el caso de un desastre, la naturaleza en busca de un
equilibrio ambiental destruye y afecta únicamente la población asentada por el ser
humano que, con el tiempo han generado una explicita organización del terreno.
Entendiendo el territorio como un neo-ecosistema creado por el hombre,
entendiendo la sostenibilidad como construcción interrelacionada de los tres pilares
fundamentales: el ambiente natural, el ambiente construido y el ambiente antrópico.

“He sostenido la tesis que esta “liberación” del territorio ocurrida con la presunción
de la construcción de una segunda naturaleza artificial, ha producido un crecimiento
de la riqueza de duración efímera, acumulando al tiempo en modo exponencial
degradación ambiental y social que ha producido la insostenibilidad del desarrollo y
la obsolencia del concepto desarrollo mismo, tanto de hacer de este el objeto de un
estudio arqueológico” (W. Sachs, 1992).
A partir de entender esta relación entre el ambiente natural, el ambiente construido
y el ambiente antrópico, se identifica como la degradación del territorio se enfoca
principalmente en los últimos dos ambientes, la acción humana puede afectar
notablemente el medio ambiente, por lo cual es necesario buscar neo-ecosistemas
donde se hallen constantes relaciones entre el ser humano y la naturales, tales
como la sostenibilidad ambiental, social, territorial, económica y política, logrando
un equilibrio dinámico perdurable entre la sociedad asentada y el ambiente.
Entendiendo que los cambios para recuperar deben partir desde la búsqueda de
optimización del paisaje, del agua, del aire y el entorno natural, además del
mejoramiento las relaciones sociales, económicas, políticas y culturales.
La degradación ambiental y la insostenibilidad del modelo son consecuencia de un
sistemático proceso de desterritorialización que caracteriza la metrópoli
contemporánea: desestructuración de relaciones y proporciones entre ambiente
físico, construido y antrópico. Debido a que no existe el territorio dentro de la
naturaleza, el equilibrio ecosistémico depende de la producción del hábitat, por
tanto, la solución al problema de sostenibilidad abarca desde promover actor de
territorialización que reconstruyan estas relaciones.
Es necesario definir la identidad territorial para iniciar con los procesos de
territorialización, la cual se encuentra constituida por la masa producto de los
sucesivos actos de construcción, como edificios, monumentos, ciudades, puentes,
entre otros. En donde el análisis histórico del proceso de formación del territorio es
necesario para adquirir el conocimiento y las bases de antiguos asentamientos
humanos en la naturaleza, conociendo la identidad cultural de cada sociedad
histórica, para comprender los conceptos y valores que crearon el territorio. Cada
ciclo de esta territorialización hace parte de un evento cultural que trata el mismo
ambiente, sin embargo lo actualiza, reedifica y reestructura el territorio según las
relaciones entre cultura, naturaleza e historia.

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