Você está na página 1de 4

CARACTERISTICAS Y PRINCIPIOS DE LA DEMOCRACIA

Cuando hablamos de democracia, lo primero que debemos tener presente es que éste
sólo es posible debido a que somos libres, tenemos capacidad de elegir entre varios
modos de organización.
Así pues, tenemos que pensar cuáles serían las razones por las que consideramos una
clase de sociedad como mejor, como más deseable, más valiosa que otra. También
tenemos que pensar en que esta pregunta implica que la sociedad puede cambiar, que
no es algo fijo, sino algo que puede darse de diferentes maneras. Las sociedades
cambian de acuerdo con lo que los hombres y mujeres que las forman deciden.
Nuestro país está comprometido con un cierto modo de pensar la sociedad que se llama
democracia. La democracia se distingue de otros modos de organización social por la
participación efectiva de los ciudadanos en la toma de decisiones que lleven al bien
común. En principio, democracia significa “gobierno del pueblo” (demos, pueblo y
Kratos, gobierno) o de un grupo determinado(oligarquía o aristocracia). En Grecia “el
pueblo” estaba conformado por muy pocas personas, sólo los ciudadanos varones,
adultos, por ello era posible la democracia directa.
El concepto moderno de democracia se basa en la idea de la soberanía del pueblo
aunada a la exigencia de que todos los ciudadanos hábiles para el ejercicio de su razón
y de su conciencia cooperen, de hecho en la medida de sus posibilidades, en la decisión
de las cuestiones políticas que les afectan, como personas libres y en condiciones de
igualdad.
ESTADO DE DERECHO Y APEGO A LA LEGALIDAD
El estado de derecho se refiere al cumplimiento puntual de las leyes en una sociedad
la idea de un estado de derecho aparecer frecuentemente ligada a la doctrina política
de la separación de poderes, así como al reconocimiento de los derechos humanos en
una sociedad.
El origen de la idea de estado de derecho vinculado a la de la división de poderes se
encuentra en Montesquie(1689-1755, autor de El espíritu de las leyes). Para este autor,
la unidad del todo se entiende como el resultado de un equilibrio dinámico entre las
partes. Si faltara este equilibrio, se podría llegar a un gobierno despótico y autoritario
por parte del poder ejecutivo. El poder legislativo y el judicial se encargan de
proporcionar el contrapaso adecuado para evitar el despotismo.
La teoría del estado de derecho y la de los tres poderes tienen en común su oposición
a la concepción que de la sociedad política tenía el absolutismo del Antiguo Régimen,
así como su reivindicación de los derechos humanos individuales asociados al
liberalismo.
Hans Kelsen(1881-1973, autor de Principios de la ley internacional y Teoría general de
la ley y el Estado) desarrolla una idea moderna del estado pleno de derecho vinculada
a la democracia y al respeto irrestricto a la leyes y a los derechos humanos. Para Kelsen
el estado de derecho se identifica prácticamente con el Estado, por lo que no tendría
sentido hablar de estados si estos carecen del estado pleno de derecho.

VOTO Y PARTICIPACIÓN CIUDADANA

En las sociedades contemporáneas se considera a la democracia como un estado


político en el que la soberanía pertenece a la totalidad de los ciudadanos, sin distinción
de nacimiento, sexo, fortuna o capacidad. En los grandes estados, los ciudadanos
capaces de participar son muchos más, por ello, la participación de todos no es posible
sin una forma de representación popular que consiste en elegir representantes que, a
su vez, serán los encargados de decidir sobre las políticas más convenientes; a esta
forma de democracia se le llama democracia participativa y hace necesario que la
constitución de los estados establezca procedimientos que posibiliten la participación
ciudadana, procedimientos como los plebiscitos y las elecciones libres y secretas
de los representantes del pueblo. Estos representantes son elegidos para un tiempo
limitado, son electos según el principio de la mayoría y tendrá obligaciones y derechos
perfectamente definidos.
Una democracia capaz de funcionar bien presupone la madurez política y la capacidad
de juzgar de los ciudadanos, además del esfuerzo que estos tienen que hacer para
lograr la disposición de someter los intereses propios a las exigencias del bien común.
Actualmente, la gran mayoría de los Estados acepta la democracia como sistema
político en sus diferentes variantes. La pluralidad de partidos, las elecciones libres
periódicas, la existencia de las cámaras de representantes y el respeto a los derechos
humanos aparecen en todos estos Estados como conquistas irrenunciables. Sin
embargo, en muchos países los sujetos políticamente relevantes son los partidos
políticos, sindicatos, los grupos económicamente poderoso, mientras que los individuos
los son cada vez menos. Parece aumentar la distancia entre los representantes y los
representados, entre los partidos y los ciudadanos, lo que plantea nuevos e importantes
retos para la democracia.
La mejor manera de enfrentar estos retos es, sin duda, la participación activa de los
ciudadanos. Esta participación no se reduce a ir a votar en periodo de elecciones, sino
que incluye diversas actividades mediante las cuales se expresa nuestra pertenencia a
una comunidad moral de seres humanos libres, tales como pronunciarse públicamente
sobre las medidas a tomar para evitar un problema, sobre las políticas a seguir, sobre
las leyes a promulgar y esto, no sólo en lo que nos afecta directamente, sino a favor de
otros miembros de la comunidad en una actividad solidaria. La participación
ciudadana no es solamente un derecho de los ciudadanos, sino, de manera muy
especial, un deber cívico de todos nosotros.

LIBERTADES CÍVICAS
La capacidad del ser humano de realmente decidir su destino, el libre albedrío, es un
concepto que ha sido discutido durante cientos de años, especialmente en contextos
filosóficos.
Suele tomar su pleno sentido en oposición a conceptos tales como: esclavitud, sujeción
y opresión, entre otros.
Uno de los derechos fundamentales del ser humano es el de actuar según su libre
arbitrio. El punto de partida es la igualdad: respetar a los demás en cuanto semejantes
y la consecuencia es permitir a cada uno desarrollar su propia vida con independencia.
El derecho social a la libertad es el derecho de usar el libre arbitrio en la vida social en
la vida social, pero la comunidad impone límites a la libertad de cada uno. La libertad
social presenta dos aspectos: uno negativo que consiste en no impedir hacer lo que se
quiere; el otro, positivo, que consiste en desarrollar los medios de acción.
A diferencia de la libertad a secas, las libertades cívicas son la capacidad para realizar
diferentes actos sin que el Estado penalice la actividad.

Entre las libertades cívicas más importantes se encuentran las siguientes:


· Libertad de expresión
· Libertad de credo y culto
· Libertad de prensa
· Privacidad y acceso a la información
· Libertad de elegir a los gobernantes
Las libertades cívicas son los derechos que todos los ciudadanos poseen en una
sociedad democrática. Nuestros derechos y libertades cívicas surgen de nuestra
propia libertad, así como del hecho de que estamos sujetos a las leyes que regulan
nuestra conducta.
PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS
La tarea de promover y proteger los derechos humanos es propia de los estados
nacionales democráticos que reconocen legalmente la doctrina de los derechos
humanos, pero la valides última de estos no depende del reconocimiento de los
Estados. La justificación moral de los derechos humanos tienen precedencia sobre la
soberanía nacional, por ello, la aparición a la soberanía no debería ser un medio para
que los Estados nacionales se apartaran de sus compromisos con los derechos
humanos.
Para muchos, la doctrina de los derechos humanos apunta a proveer una base moral
legítima para regular el orden geopolítico contemporáneo.
La doctrina de los derechos humanos descansa sobre el supuesto de que existe un
orden moral identificable racionalmente, orden cuya legitimidad precede las condiciones
históricas y contingentes y que se aplica a todos los seres humanos en todas partes y
en todos los tiempos. Desde esta perspectiva, los conceptos morales pueden ser
validados como fundamentales de los seres humanos de todo el mundo.
El concepto de derechos humanos tiene una larga historia de al menos dos mil años.
Está conformado por varias ideas filosóficas e ideales morales y culmina con un conjunto
complejo de documentos e instituciones legales y políticas que tiene como único
propósito la protección y promoción de los derechos fundamentales de los seres
humanos de todo el mundo.
Los derechos humanos deben ser concebidos como derechos morales y como derechos
legales. Es verdad que todavía hay países en lo que no se da un reconocimiento legal
a los derechos humanos, sin embargo, conservan su valides y su universalidad como
derechos morales. Lo que es indiscutible es que para adquirir su plena fuerza se debe
luchar por lograr un reconocimiento legal universal, ya que mientras la legitimidad de los
derechos humanos está vinculada a su fuerza moral, su eficacia práctica depende en
gran medida de su reconocimiento legal.

LOS OBSTÁCULOS PARA LA DEMOCRACIA


La democracia es un ideal de organización social, no una fórmula política que exista
en puridad en las sociedades actuales. El logro de una sociedad democrática es una
tarea de todos, tarea no exenta de riesgos y obstáculos que debemos enfrentar.
Para algunos autores, los riesgos que enfrentan las sociedades en camino hacia la
democracia son muchos y difíciles. Entre ellos podemos mencionar los problemas
político-sociales como: la dependencia de los poderes del Estado, la creciente oligarquía
de los partidos, la corrupción, política, la malversación de fondos públicos, el
financiamiento ilegal de los partidos, exagerado poder de los medios masivos de
comunicación, el desajuste entre la sociedad civil y las cámaras de representantes, la
disciplina de partido que obstaculiza el voto libre de los representantes, el creciente
poder de la delincuencia organizada, la ilegalidad, la impunidad …
Muchos de estos problemas se deben a la pérdida de la base moral de las democracias.
Existe gran confusión sobre los criterios morales que deben servir para orientar la acción
política. Cuando la democracia se considera un mero conjunto de procedimientos
podemos decir que hay una ruptura con el pensamiento político que le dio origen. Este
veía en la democracia un régimen inseparable de una concepción sustantiva de los fines
de la institución política y de una concepción de tipo de ser humano que le corresponde.
Una sociedad que no comparte valores morales comunes y principios éticos
innegociables puede percibir las leyes como un obstáculo a superar en la carrera para
lograr sus fine estrictamente particulares, dando paso a la ilegalidad. Si a esta se añade
la incapacidad de las instituciones responsables para aplicar la sanción correspondiente
a aquellos que infringen la ley.
En este aspecto, la aparición del crimen organización en las democracias
contemporáneas es uno de los mayores retos que estas tienen que enfrentar.
Las organizaciones criminales han adquirido enorme poder sobre la economía y la
política de las naciones. Pensemos en las grandes organizaciones dedicadas a la
distribución de drogas y a lavado de dinero, sus conexiones internacionales, su poder
de sobornar a las autoridades y aun de amenazarías para lograr sus objetivos.
En muchos casos, estas organizaciones han tomado el control de los mercados y se
han introducido sutilmente en las empresas legales. En otros casos, tienen al menos un
control parcial de los mismos gobiernos.
Los problemas que enfrentaran las democracias, nacientes o establecidas, son enormes
pero tal vez el mayor peligro sea la inacción por la sensación de impotencia:
“Para reforzar la democracia y promover el civismo público como virtud necesaria lo
primero que hay que hacer es asumir el desanimo de muchas ciudadanos y comprender
las razones para que exista una desazón, un malestar en la vida pública… Se resolverán
sólo en alguna medida satisfactoria si un número suficientemente grande de ciudadanos
se siente parte de la comunidad en la que vive y decide hacer algo, por mínimo que sea,
para dignificarla. De lo contrario, su pasividad no hará sino socavarla un poco más.”
La democracia representa la mejor opción que tenemos para organizar, vale la pena
esforzarse para aproximarnos a ese ideal.

Você também pode gostar