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G U Í A S D E P R Á C T I C A C L Í N I C A D E L A S E RV

20 Manejo de las Degeneraciones


Periféricas de la Retina
G U Í A S D E P R Á C T I C A C L Í N I C A D E L A S E RV

20 Manejo de las Degeneraciones


Periféricas de la Retina
Coordinadores Grupo de trabajo

Javier Araiz Iribarren Javier Araiz Iribarren


Profesor Titular de Oftalmología. Facultad de Medicina,
Universidad del País Vasco. Lorenzo López Guajardo
Hospital San Eloy, Osakidetza.-Servicio Vasco de Salud. Hospital Universitario “Príncipe de Asturias”,
Alcalá de Henares, Madrid
Instituto Clínico Quirúrgico de Oftalmología (ICQO).
Bilbao Jeroni Nadal Reus
Centro de Oftalmología Barraquer. Barcelona
Antonio Piñero Bustamante
Catedrático de Oftalmología. Facultad de Medicina, Antonio Piñero Bustamante
Universidad de Sevilla.
Hospital Universitario de Valme – Clínica Piñero. Sevilla Ana Piñero Rodriguez
Clínica Piñero. Sevilla

Patrocinado por:

Fecha de publicación:

Este documento debe ser citado como: Manejo


de las Degeneraciones Periféricas de la Retina
“Guías de Práctica Clínica de la SERV”.
Disponible en www.serv.es

Copyright © 2017, Sociedad Española


de Retina y Vítreo.

D.L.: C 141-2017

ISBN: 978-84-617-8713-5

Maquetación e impresión: CF Comunicación

2
Índice de contenidos

Abreviaturas ____________________________________________ 4

Objetivos de la Guía ____________________________________ 5

Introducción ____________________________________________ 8

Clasificación de las degeneraciones


de la Retina periférica __________________________________ 9

Degeneraciones periféricas de la retina


consideradas con riesgo de DR. ________________________ 13

Manejo de las degeneraciones


periféricas de la Retina ________________________________ 20

Conclusiones __________________________________________ 25

Galería de imágenes __________________________________ 26

Bibliografía __________________________________________ 31

3
Abreviaturas

DR: Desprendimiento de retina

DRR: Desprendimiento de retina regmatógeno

DPV: Desprendimiento posterior del vítreo

TVR: Tracción vitreorretiniana

EPR: Epitelio Pigmentario de la retina

4
Objetivos de la Guía

Las degeneraciones periféricas de la retina son muy comunes, y es importante


reconocer sus diferencias en orden a juzgar su significancia clínica.
El propósito de esta guía es proporcionar unas directrices generales que sirvan de
orientación para la clasificación y el diagnóstico, así como establecer unos criterios
orientativos acerca de la actitud terapéutica a tomar ante las diversas degeneracio-
nes periféricas de la retina y coroides.
Esta guía tiene como dos objetivos principales:
1.- Ayudar a identificar y diferenciar aquellas degeneraciones periféricas de la
retina con riesgo de desarrollar un DRR de las que son inocuas y no precisan
tratamiento alguno por no suponer riesgo real de complicaciones.
2.- Sugerir líneas de actuación de las degeneraciones periféricas con riesgo de
DRR.
Para ello se ha realizado una revisión exhaustiva de la literatura y de las recomenda-
ciones acerca de que degeneraciones periféricas, cuando y como deben ser trata-
das en base a conocimientos científicos, una experiencia clínica amplia y en análisis
basados en la evidencia.
Este documento pretende ofrecer unas directrices de criterios generales de trata-
miento. En ningún caso se pretende con esta guía cubrir las necesidades terapéuti-
cas de un caso particular. Mientras que la guía puede ser útil para la mayoría de
pacientes, la individualización del caso clínico es necesaria en algunas situaciones
para aplicar la mejor opción terapéutica posible. Por otra parte la adherencia a esta
guía no asegura el éxito terapéutico en cada situación. El oftalmólogo es en defini-
tiva quien tiene que juzgar cual es el tratamiento más apropiado a la luz de las cir-
cunstancias y características que presente cada paciente en particular.
Para conseguir establecer las directrices se ha realizado una amplia revisión de la
literatura y de los protocolos existentes por parte de una comisión nombrada a tal
fin por la Sociedad Española de Retina y Vítreo y se han discutido las distintas opcio-
nes terapéuticas disponibles en la actualidad y su indicación más aceptada, de
forma que las recomendaciones clínicas, diagnósticas y terapéuticas se basan en
conocimientos científicos y niveles de evidencia.
Los niveles de Evidencia y Grados de Recomendación están basados en la US
Agency for Health Research and Quality:

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20 Manejo de las Degeneraciones Periféricas de la Retina

Nivel de evidencia 1.
1a: La evidencia proviene de meta-análisis de ensayos controlados, aleatorizados,
bien diseñados
1b: La evidencia proviene de, al menos un ensayo clínico controlado aleatorizado

Nivel de evidencia 2.
2a: La evidencia proviene de, al menos un estudio controlado bien diseñado sin ale-
atorizar.
2b: La evidencia proviene de, al menos un estudio no completamente experimental,
bien diseñado, como los estudios de cohortes. Se refiere a la situación en la que la
aplicación de una intervención está fuera del control de los investigadores, pero su
efecto puede evaluarse.

Nivel de evidencia 3.
La evidencia proviene de estudios descriptivos no experimentales bien diseñados,
como los estudios comparativos, estudios de correlación o estudios de casos y con-
troles.

Nivel de evidencia 4.
La evidencia proviene de documentos u opiniones de comités de expertos o expe-
riencias clínicas de autoridades de prestigio o los estudios de series de casos.

Grado de Recomendación.
A: Basada en una categoría de evidencia 1. Extremadamente recomendable.
B: Basada en una categoría de evidencia 2. Recomendación favorable.
C: Basada en una categoría de evidencia 3. Recomendación favorable pero no con-
cluyente.
D: Basada en una categoría de evidencia 4. Consenso de expertos, sin evidencia
adecuada de investigación.

6
Declaración de conflicto de
intereses de los participantes

Los autores responsables de esta Guía de Manejo de las


Degeneraciones Periféricas de la Retina, declaran no tener
ningún interés comercial ni económico en ninguno de los
productos mencionados en el texto.

Ninguno de los autores mantiene dependencia, ni relación


económica con empresas farmacéuticas o tecnológicas
implicadas en la fabricación y/o comercialización de los pro-
ductos farmacológicos o tecnológicos mencionados.

Los autores

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Introducción

La incidencia de desprendimiento de rros de retina, y por tanto pueden pre-


retina regmatógeno (DRR) no traumáti- disponer a un DR.
co es aproximadamente 1/10000 indivi-
duos por año, con un pico de incidencia Los agujeros tróficos ubicados en el
entre los 53 y 59 años (1-5). La prevalencia interior de las áreas degenerativas peri-
en pacientes pseudofáquicos es mayor féricas raramente son causa de des-
(entre un 1 y 3%). A pesar de la relativa prendimientos de retina, y su formación
baja incidencia, un desprendimiento de no tiene porque estar relacionada con
retina (DR) es una causa importante de un desprendimiento de vítreo.
pérdida visual y es una causa potencial
común de ceguera después de la cirugía Por el contrario, los desgarros tracciona-
de catarata. les de retina se originan con mayor fre-
cuencia a áreas donde existe adheren-
Además de los desgarros de retina, cias vitreorretinianas anormales o DPV
otros factores considerados tradicional- parciales en relación con áreas degene-
mente como factores de riesgo son la rativas periféricas.
miopía, la degeneración en empalizada,
la cirugía intraocular, la capsulotomía En el momento en el que el vítreo se
YAG, traumas oculares, así como una separa de la retina, el vítreo ejerce trac-
historia de DRR en el ojo contralateral y ción sobre las áreas de adherencia
antecedentes familiares de DRR. En vitreorretiniana anormal, pudiendo dar
ocasiones, la concomitancia de estos lugar a la formación de desgarros y con-
factores podría incluso incrementar el secuentemente a un DR, sobre todo si
riesgo de DR. el desgarro permanence abierto debido
a una tracción vitreorretiniana persis-
La patogenia del DRR está relacionada tente, permitiendo que el vítreo licuado
con la sinéresis vítrea y el desprendi- pase al espacio subrretiniano favoreci-
miento posterior del vítreo (DPV) que do por los movimientos sacádicos del
puede dar lugar a una tracción vitreorre- globo ocular.
tiniana (TVR) y a la formación secundaria
de un desgarro de retina (4,6-10). En pacientes que han sufrido un DR en
un ojo y presentan lesiones degenerati-
Las lesiones degenerativas de la perife- vas predisponentes en el ojo adelfo, el
ría de la retina pueden dar lugar a la for- riesgo de padecer un desprendimiento de
mación de agujeros atróficos o desga- retina es mayor, en torno a un 10% (12-16).

8
Clasificación de las
degeneraciones de la
Retina periférica (5,17-20)

Anatómicamente las degeneraciones Las lesiones son blanco amarillentas,


periféricas pueden clasificarse en fun- debido a la visualización de la esclera a
ción de las capas de la retina que estén través de las áreas atróficas. También es
afectadas: frecuente visualizar grandes vasos
coroideos a través de ellas. Sus límites
1.- Degeneraciones Vitreorretinianas son definidos, pueden estar pigmenta-
(retina interna). dos y tender a la confluencia (fig.1). Su
tamaño es variable (entre unas y varias
2.- Degeneraciones Intrarretinianas. áreas de papila) y se localizan con mayor
frecuencia en los cuadrantes inferiores.
3.- Degeneraciones Coriorretinianas Suelen ser bilaterales y su frecuencia de
(retina externa). aparición aumenta con la edad.

De acuerdo con el riesgo de desarrollar Debido a que las capas internas perma-
un DRR, las degeneraciones periféricas necen intactas, se consideran lesiones
que afectan a la retina interna y a la benignas no predisponentes o asociadas
interfase vitreorretiniana son las de a la formación de desgarros de retina.
mayor riesgo, debido a la tracción vitre-
orretiniana patológica habitualmente Hipertrofia congénita del Epitelio
asociada a ellas. Por el contrario, las Pigmentario de la retina (EPR)
degeneraciones que afectan a la retina
Es un hallazgo común, benigno y no se
externa raramente suponen un factor de
asocia a procesos degenerativos. Son
riesgo de DR.
lesiones planas, ovales o redondeadas
de color pardo oscuro o negro de tama-
ño variable. Sus límites están muy bien
Degeneraciones periféricas
definidos, mayor que los nevus ya que
que afectan a la retina externa
son más superficiales. Pueden mani-
festarse agrupadas (“huellas de oso”)
Degeneración en empedrado
(fig. 2), en cuyo casos pueden estar
(“Pavingstone”)
relacionadas con poliposis intestinales
Degeneración frecuente, presente en el familiares.
25% de la población. Se caracteriza por
áreas redondeadas de atrofia de las Con el paso del tiempo estas lesiones
capas externas de la retina y de la coroi- pueden depigmentarse, permaneciendo
des entre la ora serrata y el ecuador. únicamente un rodete pigmentado en

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20 Manejo de las Degeneraciones Periféricas de la Retina

los márgenes, pudiendo dar la impre- Se presenta como una elevación bullosa
sión de un falso agujero retiniano. de la retina periférica (con mayor fre-
cuencia en hipermétropes y especial-
Degeneración reticular mente en el cuadrante temporal infe-
rior). Su etiopatogenia no está clara,
Degeneración retiniana periférica relati-
pero parece estar en relación con una
vamente frecuente en individuos ancia-
progresión de degeneraciones micro-
nos. Se caracteriza por una red fina de
quísticas acompañadas de una vascula-
pigmentación sin relevancia clínica algu-
rización periférica deficiente.
na.
Habitualmente son asintomáticas, per-
Drusas periféricas
manecen inalterables con los movimien-
Son más frecuentes en pacientes ancia- tos oculares y se acompañan de un
nos, de apariencia similar a las drusas defecto campimétrico absoluto, a dife-
duras en el polo posterior pero ubicadas rencia del DR.
en el ecuador y hacia perifería. Son
lesiones benignas que no suponen fac- En ocasiones la retinosquisis puede pro-
tor de riesgo alguno para desprendi- gresar hacia el polo posterior o evolucio-
miento de retina y por tanto no son sub- nar hacia un DR, especialmente si hay
sidiarias de tratamiento. roturas asociadas en las dos paredes
(interna y externa) de la esquisis.

Degeneraciones periféricas Quistes de Pars Plana


que afectan a la retina interna Se presentan como una elevación bullo-
sa transparente del epitelio ciliar no pig-
Degeneración microquística
mentado de la pars plana y son general-
Es la degeneración periférica más fre- mente más prominentes en el área tem-
cuente. Se caracteriza por la presencia poral. Su contenido es transparente y
de pequeñas vacuolas o vesículas en rico en ácido hialurónico. Un tercio de
perifería extrema, próximas a la ora los casos es bilateral y la incidencia es
serrata. Estas alteraciones se ubican en similar en ambos sexos. Son lesiones
las capas nuclear interna y plexiforme que habitualmente no se asocian a trac-
externa. Habitualmente su presentación ciones vitreorretinianas patológicas y
es simétrica y son más frecuentes en el por tanto no relacionadas con complica-
cuadrante temporal superior. En ocasio- ciones oculares graves.
nes la pared interna de los microquistes
pueden estar ausentes dando la impre-
sión de un agujero retiniano que en rea- Degeneraciones periféricas
lidad son pseudoagujeros. Se conside- que afectan a la interfase
ran lesiones benignas y su presencia no vítreo-retiniana
supone riesgo alguno de DR.
Degeneración en Empalizada.
Retinosquisis senil
Caracterizada por áreas muy bien deli-
Su frecuencia es variable entre el 2 y mitadas de morfología oval o redonda,
7% de la población mayor de 40 años. orientadas circunferencialmente, de

10
Clasificación de las degeneraciones de la Retina periférica

adelgazamiento retiniano asociadas a vítreo adyacente y en su base suelen


una licuefacción del vítreo adyacente y a presentar cambios pigmentarios.
una importante adherencia vítreorreti- Suelen ser lesiones aisladas, unilatera-
niana, más acusada lo largo de sus bor- les en el 80% de los casos y se localizan
des. con mayor frecuencia próximos a la
zona ecuatorial.
Otros hallazgos que pueden acompañar
a esta degeneración son la presencia de “Tufts” de tracción Zonular
líneas finas lesiones lineales blanqueci-
Corresponden a ligamentos zonulares
nas (degeneración en empalizada) en
engrosados desplazados hacia la retina
relación con los vasos que cruzan la
anterior.
degeneración (fig. 3), cambios pigmen-
tarios, pequeñas depósitos blanco-ama-
Están presentes en el 15% de la pobla-
rillentos en la superficie de la lesión
ción y son bilaterales en la misma propor-
(degeneración en “baba de caracol”)
ción. Generalmente se presentan como
(fig. 4). También pueden observarse con
lesiones únicas y localizadas con mayor
cierta frecuencia áreas de adelgaza-
frecuencia en la región nasal, en la base
miento extremo de la retina, así como
del vítreo próxima a la ora serrata.
agujeros tróficos en el interior de estas
lesiones degenerativas.
Blanco con Presión
En numerosos estudios se ha descrito Se caracteriza por una apariencia blan-
un aumento de la incidencia de DRR quecina u opalescente de la retina peri-
(entre un 10-20%) como complicación férica cuando se examina bajo depre-
de una degeneración en empalizada. De sión escleral. Es una observación muy
ahí que haya considerar en ciertas oca- frecuente en ojos normales: la retina es
siones aplicar un tratamiento preventivo. normal sin depresión escleral y adquiere
un tono blanquecino al deprimir la escle-
Rosetas o “Tufts” retinianos ra. Es más frecuente en la periferia
nasal, en el 30-35% de los ojos explora-
Corresponden a alteraciones congénitas
dos bajo depresión escleral. Es un
que se originan durante el desarrollo de
hallazgo benigno que no se asocia a
la retina periférica.
roturas retinianas, pero es importante
diferenciarlo de DR subclínicos periféri-
Básicamente se distinguen dos tipos:
cos.
Tufts quísticos retinianos y los tufts de
tracción zonular.
Blanco sin Presión
“Tufts” quísticos retinianos (fig. 5) El hallazgo es similar al blanco con pre-
sión pero sin ejercer indentación escle-
Se estima que están presentes en el 5
ral (fig. 6). Su apariencia es de una ima-
% de la población.
gen más blanca que el blanco con pre-
sión, acentuándose además cuando se
Son lesiones vitreorretinianas elevadas
ejerce una depresión escleral.
ovales o redondas, pequeñas y bien
Habitualmente los márgenes están muy
delimitadas de coloración blanco grisá-
bien definidos entre la retina normal y
cea. Se asocian a condensaciones del
anormal. En ocasiones pueden obser-

11
20 Manejo de las Degeneraciones Periféricas de la Retina

varse, dentro de las áreas de blanco sin La imagen de blanco sin presión puede
presión, imágenes de coloración norma- ser confundida con un DR periférico
les que pueden confundirse con aguje- subclínico o incluso con una retinosqui-
ros retinianos. sis. En situaciones dudosas, la explora-
ción de la retina periférica bajo indenta-
El origen de este hallazgo es desconoci- ción o mediante biomicroscopía con
do. Unos consideran que pudiera deber- lente de Goldman, es imprescindible
se a una manifestación de tracción del para confirmar que la retina neurosenso-
vítreo periférico. Otros consideran que rial está aplicada sobre el epitelio pig-
pudiera ser debido a un reflejo de la mentario.
interfase vitreorretiniana.

12
Degeneraciones periféricas
de la retina consideradas
con riesgo de DR

Como se ha comentado previamente, En la población miope el DPV se produ-


las degeneraciones periféricas que se ce mas precozmente, aproximadamen-
asocian a un mayor riesgo de desenca- te una década antes (23-24). Aparece en el
denar un DR son aquellas que afectan a 84% de los ojos fáquicos, comparado
la retina interna y a la interfase vitreorre- con el 40% de los ojos pseudofacos
tiniana. (cirugía extracapsular) con cápsula
intacta en un estudio postmorten (25).
Básicamente se pueden considerar
como lesiones degenerativas con un El DPV origina tracción de la base del
cierto grado de riesgo de DR las siguien- vítreo, del área de la empalizada, de las
tes: adherencias vasculares y de otras posi-
bles áreas de adherencias a la retina,
- Desprendimiento posterior del Vítreo originando síntomas premonitorios de
(DPV). una rotura de la retina que pueden origi-
nar un DR. Los síntomas incluyen fosfe-
- Degeneración en empalizada (“Lattice nos, fotopsias, miodesopsias que son
degeneration”). precursores de la rotura retiniana y que
se deben a sangre por la tracción sobre
- Retinosquisis senil. un vaso, a condensaciones vítreas o por
la presencia del tejido glial epipapilar
- Rosetas Congénitas (“Tufts” retinia- (anillo de Weiss). En ocasiones, los pri-
nos). meros síntomas pueden ocurrir, varios
meses antes. Otras veces, sin embargo
- Desgarros o Agujeros retinianos asin- la sintomatología y la rotura ocurren
tomáticos. prácticamente al mismo tiempo. Es un
hecho bien conocido que aquellos ojos
que tienen un DR tras un DPV, habían
1.- Desprendimiento posterior manifestado síntomas 2 o 3 semanas
del Vítreo (DPV) antes de ser diagnosticado de DR (26).

El DPV puede considerarse como un Es importante conocer la historia natu-


hecho fisiológico con el paso de los ral del DPV. Entre el 7%- 26% de los
años. Ocurre aproximadamente en un pacientes con síntomas, tienen una
65% de la población general, entre los rotura en el examen inicial (27-29). Existe
50 y 60 años (21-22). una relación directa entre la cantidad

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20 Manejo de las Degeneraciones Periféricas de la Retina

de hemorragia y la presencia de desga- El DPV es por lo tanto un dato objetivo


rros (30). Es bien conocido también que la importante, “algo que sino ha ocurrido
rotura puede tardar tiempo en producir- va a ocurrir”, a tener en cuenta en los
se. Se estima que entre el 2 y el 5% la pacientes que van a ser sometidos a
rotura aparece semanas después del cirugía de Faco-Refractiva (36).
colapso del vítreo (31-33). Cuando los des-
garros aparecen con posterioridad (dife-
ridos) al diagnóstico del DPV, el 80% de 2.- Degeneración en empaliza-
pacientes tenían sangre o pigmento en da (“Lattice degeneration”)
el vítreo (signo de Shaffer) en la explora- (figs. 3,4 y 9)
ción inicial (32).
Es una degeneración vitreorretiniana
Dos tercios de los pacientes con hemo- que se caracteriza por un adelgazamien-
rragia tienen al menos un desgarro. De to de la retina, por la presencia de una
ellos, aproximadamente el 80% son sólida adherencia vítrea en los bordes
superiores (34) y la mayoría de estas están de la lesión, por tener el vítreo licuado
situados (entre un 50% y un 75% de los en el área de la lesión y por la presencia
casos) en áreas de retina normal (35). Esto de agujeros redondos atróficos en el
explicaría, porque tratando profiláctica- lecho de la lesión degenerativa (37).
mente ojos con empalizada u otras
lesiones, nos resulta imposible prevenir Tradicionalmente se ha considerado que
el desprendimiento de la retina. la incidencia aumenta con la edad. Sin
embargo, Byer (16) encuentra que esta
Con respecto al papel del DPV en la ciru- degeneración es más frecuente en per-
gía Faco-Refractiva en la alta miopía, se sonas jóvenes, lo que permite afirmar
desconoce el estado del vítreo antes de que la enfermedad es temprana en su
que el paciente sea intervenido. El DPV inicio. En este estudio de 19.278 ojos
a esas edades puede que todavía no se encuentran que aumenta con la edad
haya producido. Este procedimiento en estabilizándose a los 15 años. Ogino (38)
jóvenes miopes sin DPV previo, puede describe dos picos edad con mayor fre-
alterar el “microambiente” de la retina y cuencia: en la adolescencia y entre los
vítreo, incrementando el riesgo de DPV 40 y 50 años. Un hecho a tener en cuen-
y por ende la aparición de roturas retinia- ta es la bilateralidad (10-33%) y cierta
nas y de DR. Lo que si parece existir es simetría en cuanto a la manera de pre-
una fuerte asociación entre la edad y el sentarse (39-40).
desprendimiento de la retina en pacien-
tes pseudofáquicos. Byer en 1989 (26), al estudiar la historia
natural de esta degeneración en 423
El DPV, cuando es completo, puede ojos, de 276 pacientes con un segui-
considerarse un factor protector contra miento medio de las lesiones de 10.8
el DR en aquellos pacientes que ya lo años, encuentra que 150 ojos tenían
tienen en el momento de la cirugía faco- roturas atróficas (35%), 10 de ellos con
refractiva, ya que limita la transmisión un DR subclínico y 6 lo desarrollaron
de fuerzas que se puedan producir durante el seguimiento. Solo 3 pacien-
sobre la retina durante la cirugía de la tes (1.08%) (solo el 0.7% de los ojos),
catarata y después de ella. desarrollaron un desprendimiento de la

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Degeneraciones periféricas de la retina consideradas con riesgo de DR

retina (dos por agujeros atróficos y uno nada que ver el DPV. En un 50% son
por un desgarro sintomático). El desga- miopes jóvenes con menos de 30
rro sintomático ocurrió en el 2.9% de años y suelen ser DR inferiores.
los pacientes (1.9% de los ojos). El DR
clínico en el 2% de los ojos con agujeros
atróficos y desprendimiento de la retina 3.- Retinosquisis senil
subclínico el 6.7% de los ojos con agu-
jeros atróficos. Estos datos indican que La Retinosquisis senil, sigue siendo, en
la presencia de agujeros redondos atró- algunos aspectos, una entidad pobre-
ficos en el lecho de una empalizada, tie- mente entendida y de alguna manera
nen un riesgo mínimo de originar un algo mitificada. El hecho de que casi
desprendimiento de la retina clínico en siempre sea asintomática, explica por-
pacientes sin DR en el ojo adelfo. que muchos casos permanezcan sin
ser diagnosticados durante muchos
Si la incidencia del desprendimiento de años de la vida del paciente. Esta
la retina, en la población general es ausencia de síntomas hace que no
aproximadamente del 0.07%- 0.18% (7 podamos realizar un tratamiento pre-
a 18 por cada 100.000 personas) (3,6) y la ventivo con la esperanza de erradicar o
empalizada está presente aproximada- controlar esta enfermedad.
mente en el 8% de la población, signifi-
ca que es cien veces más frecuente que Suele estar presente en el 7% de las
el desprendimiento de la retina por lo personas de edad. Es más frecuente al
que el riesgo eventual de padecer un final de la segunda década y su preva-
desprendimiento de la retina, en pacien- lencia es mayor por encima de los 40
tes con empalizada es solo del 2 %-4%. años (41).
La literatura nos dice que entre el 20 y el
30% de los DR se producen por la Cuatro son las posibles complicaciones
empalizada. que podemos encontrarnos en una reti-
nosquisis:
Son dos las maneras por las que se pro-
duce el desprendimiento de la retina por 1. Su avance o extensión
empalizada:
2. La presencia de roturas en la cara
- En el 90% de los DR por empalizada, externa de la retina
es el resultado de un desgarro traccio-
nal sobre el borde posterior de la 3. La transición de esta retinosquisis
empalizada ocurriendo a la vez del con roturas en las capas externas a
desprendimiento posterior del vítreo, lo que se denomina desprendimien-
es decir por encima aproximadamen- to-quístico
te, de los 50 años. Aparecen en la
hemirretina superior y el 78% tienen 4. La presencia de un desprendimiento,
más de una rotura. progresivo, asociado con roturas en
las dos capas
- En el 10% restante, es como conse-
cuencia de los agujeros atróficos que ¿Cual sería nuestra actitud ante estas
aparecen en su lecho sin que tenga cuatro situaciones?:

15
20 Manejo de las Degeneraciones Periféricas de la Retina

1.- En una minoría de casos de retinos- A pesar de estas cifras, no existe con-
quisis asintomáticas, descubiertas en senso sobre si estas lesiones deben ser
exploraciones rutinarias previas, se pro- tratadas u observadas. Clemens y col
duce este avance o extensión. En una nos dicen que en casos con roturas de
serie con 9 años de seguimiento, solo el capa externa de mas de un huso horario,
3% creció posteriormente y un 6% late- tratadas con crioterapia, el 11% evolu-
ralmente, ningún caso de esta serie cionaron hacia un desprendimiento de la
afectó a la mácula (41). retina quistico a pesar del tratamiento (45).

En una revisión entre los miembros de Por todo ello, podemos decir que no
la Retina Society, solo se habían obser- sabemos si es relativamente más segu-
vado 87 casos, lo que indica su escasa ro la observación de estos casos o el tra-
frecuencia (42). tamiento con láser de estas roturas
como postula Clemens (46).
Algunos autores piensan que el trata-
miento debe aplicarse en los casos de La decisión de tratar estas situaciones,
afectación posterior, pero el tratamiento por tanto, debe basarse en datos clíni-
en sí puede ser el responsable del avan- cos como la progresión y el daño sobre
ce del borde posterior, de maculopatías la visión.
e incluso de complicaciones más seve-
ras. Por este motivo entendemos que 3.- La transición hacia lo que se denomi-
no existen motivos que justifiquen el na un DR quístico no es mas que el
tratamiento de una retinosquisis asinto- paso del fluido viscoso intraquístico, a
mática y que solo debe actuarse, si el través de la rotura de la pared externa,
paciente debuta con síntomas o exten- provocando un DR. Clínicamente no son
sión debida a un DR. fáciles de identificar. Unas veces se
aprecian unas líneas amarillentas que
En este sentido, la OCT puede ser útil a van desde la capa interna a la rotura de
la hora de realizar un diagnóstico dife- la capa externa; otras veces se pueden
rencial con un DRR y poder establecer observar líneas pigmentadas que indi-
una indicación quirúrgica, sobre todo can cronicidad del proceso. Por otro
cuando haya amenaza o sospecha de lado, debemos recordar que suelen ser
progresión hacia el polo posterior (43). desprendimientos de retina muy poco
extensos, limitados a la cantidad de flui-
2.- La presencia de roturas en la cara do del quiste que haya pasado al espa-
externa tiene una prevalencia, en estu- cio subrretiniano. Esto significa que pue-
dios clínicos, entre un 11% y un 24% (44). den no dar síntomas durante mucho
tiempo. Para Byer (47), si se compara la
Pero lo más importante de esta situa- frecuencia de desprendimientos quísti-
ción es saber cuantas de estas roturas cos asintomáticos con aquellos que dan
de las capas externas acaban desarro- síntomas, la relación es 178 a 1. Por
llando un desprendimiento de retina ello, este autor defiende que sigue sien-
quístico. Como resumen de la literatura, do un hallazgo causal, que la mayoría
en el trabajo de Byer del año 1986, se son asintomáticos y que debemos tener
afirma que el 58% de los casos pueden datos clínicos que nos permitan estar
desarrollarlo (41). seguros de que un tratamiento preventi-

16
Degeneraciones periféricas de la retina consideradas con riesgo de DR

vo fuera mas eficaz que la simple obser- tológicamente (49) como una fuerte adhe-
vación (47). rencia puntual del vítreo a la retina ecua-
torial y/o periférica (fig. 5). Se estima
4.- La aparición de un DR sintomático y que estas lesiones degenerativas están
progresivo es una complicación muy presentes en el 5% de la población (50).
rara de la retinosquisis. Ocurre aproxi- Esa tracción puntual del vítreo sobre la
madamente en el 0.05% de los casos, o retina puede originar cambios pigmenta-
dicho con otras palabras, en uno de rios y excrecencias que justifican las dis-
cada 2000 casos de retinosquisis (47). tintas formas clínicas. La rotura, que
puede ser operculada o desgarro y
Es únicamente en estas circunstancias siempre asintomática, se produce por
cuando la cirugía está indicada. Si ana- tracción solo sobre la lesión sin partici-
lizamos los desprendimientos de la pación del DPV.
retina que vemos en la clínica diaria,
solo el 2% tienen como causa una reti- En una serie estudiada por Byer (51) de
nosquisis. 46 ojos con roturas operculadas asin-
tomáticas, con un seguimiento de 11
La cirugía actual resuelve la casi la tota- años, el 24% tenían un desprendi-
lidad de los casos, pero en la literatura miento posterior de vítreo que no
solo encontramos series muy limitadas, había producido síntomas ni había
y esto no nos permite establecer proto- influido en la evolución de la rotura.
colos de tratamientos. Davis estudió 28 ojos con un segui-
miento de 5 años en pacientes en los
Ante una retinosquisis periférica pode- que el 80% de ellos habían tenido un
mos concluir que nuestra actitud sería DR en ojo adelfo (52). Tanto en este tra-
conservadora ante el descubrimiento de bajo como en el de Willkinson, ningu-
una retinosquisis asintomática. De acuer- no de los 78 ojos que suman evolucio-
do con Byer (47), la actitud a tomar frente a naron hacia un desprendimiento duran-
esta patología se resume en la tabla 1. te el seguimiento (53).

Este hallazgo exploratorio en ojos asin-


4.- Rosetas Congénitas tomáticos no tienen ninguna relación
(“Retinal Tufts”) con el DPV y, a pesar de que no hay
estudios clínicos randomizados, se esti-
Las rosetas congénitas o “tufts” retinia- ma que hay poca evidencia que apoye el
nos son lesiones degenerativas de la tratamiento profiláctico de estas lesio-
retina periférica descritas clínica (48) e his- nes (53).

Tabla 1

Estado de la Retinosquisis Senil Actitud


Sin roturas No tratar
Con roturas en capas externas No tratar
DR quístico localizado No tratar (excepto algunos casos)
Con DR sintomático y progresivo Cirugía

17
20 Manejo de las Degeneraciones Periféricas de la Retina

Estas lesiones están presentes en el 3.- Roturas atróficas en el lecho de la


5% de los ojos y la incidencia del DR empalizada.
en la población es del 0.14% ( 10-14
por cada 100.000 personas), lo que La incidencia de estas lesiones asinto-
significa que las rosetas congénitas máticas en retina es variable. En la lite-
(retinal tufts) son 35.7 veces más fre- ratura encontramos que oscila entre el
cuentes que el DR. En otras palabras, 4% y el 18%, aunque hoy se estima que
solo uno de 357 portadores de estas es del 5% (56-58).
lesiones desarrollan un DR. Por otro
lado, si se tiene en cuenta que entre el Por otro lado, de acuerdo con Benson
6.5% -10% de los desprendimientos (58), la incidencia anual de desprendi-
de retina tienen su causa en una rose- miento de la retina en ojos afáquicos en
ta congénita decapitada por la tracción la población general, varía entre el
vítrea, se puede establecer que solo el 0.005% y el 0.01% (5 a 10 por cada
0.18% de las rosetas originan un DR, 100.000 habitantes y año). Esto nos per-
es decir, uno de cada 555 casos de mite decir que las roturas asintomáticas,
ojos con rosetas (54,55). tienen menos de una posibilidad entre
setenta de originar un DR clínico.
Entendemos, por tanto, que el hallaz-
go de estas lesiones: En el paciente miope la incidencia es
mayor. Se estima que el 11% de la
- No suponen riesgo de DR (uno de población miope puede tener roturas
cada 357 portadores desarrollan un asintomáticas (60).
DR).
Para Curtin (61) los desgarros retinianos
- En el caso de existir un DR por esta tratables en los miopes es cinco veces
lesión, la frecuencia es muy baja, ya mayor que en la población general y el
que solo ocurre en el 0.18% de los riesgo de DR en miopes se sitúa entre
ojos con rosetas. el 0.7% y el 6.6% (62-64).

Byer en 1982 publicó la historia natural


5.- Desgarros o Agujeros de los desgarros asintomáticos de la
retinianos asintomáticos retina en la población miope y no miope,
estudiando 231 ojos con un seguimien-
Tres son las posibles circunstancias to de 1 a 18 años, sin tratamiento (65).
que nos podemos encontrar: Encontró, que durante ese periodo, se
produjeron un 13% de nuevas roturas,
1.- Una rotura operculada, es decir, sólo un 2% de desprendimientos de la
aquella en la que el opérculo esta flo- retina subclínicos y no observó ningún
tando en vítreo y por lo tanto se supo- DR clínico durante el periodo de segui-
ne que en esa rotura no existe ya trac- miento.
ción vítrea (fig. 7).
Estos datos indican que desgarros asin-
2.- Un desgarro en el que, a pesar de tomáticos no tratados en ojos fáquicos
ser asintomático, persiste tracción no presentan una tendencia significativa
vítrea sobre él (fig. 8). (tan sólo ese 2%) hacia el DR clínico.

18
Degeneraciones periféricas de la retina consideradas con riesgo de DR

Por este motivo habría que preguntarse miento. Se estima que la incidencia de
si estaría justificado realizar un trata- progresión hacia un DR clínico es de
miento profiláctico. 0.008 (inferior a 1% por año) y que la
mujer tiene 4.7 veces mayor riesgo de
Por otro lado cabría la duda del papel sufrir un DR subclínico que el varón (67,68).
puede ejercer el DPV en estos casos.
Se puede afirmar que éste coexiste con Por todo lo anterior, entendemos que:
seguridad con los desgarros asintomáti-
cos y no presentan ninguna tendencia a - El riesgo de DR clínico en la población
provocar complicaciones mayores (66). con roturas asintomático es del 2%.

Otra situación a tener en cuenta es que - Qué, en la población miope, la inciden-


actitud tomar si ante una exploración cia de roturas sintomáticas es 5 veces
rutinaria encontramos un DR subclínico mayor.
originado por un desgarro asintomático.
La literatura nos enseña que sólo el - Importante recordar que, en los casos
11% de ellos evolucionan hacia un DR que tienen además un DPV, el riesgo
clínicamente establecido, el mismo por- de progresión de estas lesiones dismi-
centaje de casos que se resuelven de nuye.
manera natural sin necesidad de trata-

19
Manejo de las degeneraciones
periféricas de la Retina

A la hora de tomar una decisión para tra- del cuerpo vítreo (hemorragias, células
tar o no tratar degeneraciones vitreorre- pigmentadas y desprendimiento vítreo) y
tinianas, incluidas las degeneraciones en a un examen detallado de la periferia de
empalizada y las roturas de retina asinto- la retina mediante biomicroscopía e
máticos, deben tomarse en considera- incluso con depresión escleral.
ción el riesgo-beneficio de tratarlas o no,
posibles complicaciones, así como la
posibilidad de realizar tratamientos inne- Tratamiento
cesarios o ineficaces para reducir el ries-
go de DR. Existe un amplio consenso en conside-
rar la presencia de lesiones vitreorretinia-
Para el manejo y tratamiento de las lesio- nas como la principal indicación de trata-
nes y degeneraciones retinianas periféri- miento de las mismas.
cas predisponentes a un DRR, deben
tenerse en cuenta: No existen métodos eficaces para pre-
venir la sinéresis y licuefacción vítrea
- La identificación de las lesiones dege- que acompaña al DPV. Es importante
nerativas que aumentan el riesgo de considerar también que cuando el DPV
un DRR. todavía no es detectable o existe un DPV
parcial que no ha progresado hacia uno
- El estado del vítreo al inicio de la explo- completo, la posibilidad de desgarros
ración y los cambios que puede sufrir retinianos, incluso en áreas considera-
durante el seguimiento. das como normales, aumenta. De hecho
adherencias vitreorretinianas clínicamen-
- La prevención de pérdida visual y por te indetectables pueden convertirse en
tanto la indicación de tratarlas para dis- TVR en el momento en que se produce
minuir el riesgo. el DPV (35).

Si existieran otros factores asociados con


Diagnóstico riesgo de desarrollar un DR, es aconseja-
ble realizar una exploración minuciosa de
La exploración inicial debe incluir una la periferia y considerar el tratamiento de
evaluación ocular general completa, dichas lesiones, así como la realización
prestando especial atención al estado de un seguimiento continuado (69).

20
Manejo de las degeneraciones periféricas de la Retina

Aquellos pacientes con DPV y desga- En la tabla 2 se sumarizan las recomen-


rros de retina asociados deben ser trata- daciones de tratamiento de las diversas
dos. lesiones degenerativas periféricas del
vítreo y de la retina (modificado y adap-
El objetivo de tratamiento es crear una tado de la American Academy of
adherencia coriorretiniana firme de la Ophthalmology Preferred Practice
retina no desprendida alrededor del área Pattern (18) y de Wilkinson (73)).
degenerativa o del desgarro para evitar
el paso del vítreo licuificado hacia el
espacio subrretiniano. Complicaciones

El método más utilizado es la fotocoagu- Los DR pueden producirse a pesar de


lación láser (figs. 8 y 9). Excepcional- haber realizado un tratamiento adecua-
mente puede considerarse la utilización do. Si la tracción residual del vítreo
de crioterapia externa para desgarros sobre el área tratada es importante,
ubicados en la periferia extrema que no puede tirar del desgarro o área degene-
puedan ser abordados mediante fotoco- rativa y favorecer su progresión.
agulación. Además, el efecto del láser o la criotera-
pia no es firme hasta un mes de su tra-
Los desgarros en herradura deben tra- tamiento (70,71,74). Además hay que tener
tarse 360º alrededor de los mismos en consideración que entre un 10% y un
(fig.8). Si no fuera posible, la fotocoagu- 16% de los pacientes desarrollan des-
lación debe extenderse lo más anterior- garros adicionales durante un periodo
mente hasta alcanzar la ora serrata. La prolongado de seguimiento (71,75,76) y que
causa más común de fracaso del trata- los pacientes pseudofáquicos requieren
miento es la fotocoagulación insuficien- con mayor frecuencia tratamientos adi-
te, especialmente en el borde anterior cionales por su mayor tendencia a nue-
de los desgarros, ya que la tracción con- vos desgarros (71).
tinua del vítreo sobre la retina puede
agrandar el desgarro más allá del área Se ha descrito la proliferación de mem-
tratada y dar lugar a un DR (70-72). branas epirretinianas en relación con la
fotocoagulación laser de desgarro y
Asimismo las diálisis de retina no aso- degeneraciones retinianas. Sin embargo
ciadas a DR deben ser tratadas median- una relación causa efecto no está clara,
te un barraje de fotocoagulación láser ya que las MER pueden ocurrir espontá-
en el margen posterior de la misma y a neamente o en relación con un DPV (18,77).
lo largo de toda su longitud, extendien-
do la fotocoagulación hacia la ora serrata No está claro que haya una relación
una vez sobrepasados los extremos de directa causa efecto entre la fotocoagu-
la diálisis. lación láser. Pudiera ser que el modo de
crear una adhesión coriorretiniana no
Existe evidencia suficiente para tratar esté relacionada con el aumento de la
los desgarros agudos y sintomáticos (52). incidencia de MER (77), ya que el porcen-
Por el contrario la evidencia para tratar taje de MER observadas después del
otras degeneraciones periféricas es tratamiento es mayor que el de las
más cuestionable. observadas antes del mismo (70).

21
20 Manejo de las Degeneraciones Periféricas de la Retina

Seguimiento vayan a someterse a cirugía refractiva,


es aconsejable realizar una exploración
Aquellos pacientes que refieran nuevos minuciosa, previa a la cirugía, de la peri-
síntomas o un cambio sintomático, feria de la retina. Deben conocer tam-
requieren nuevas exploraciones de la bién que el riesgo de DR no disminuye
perifería retiniana. Aquellos pacientes a pesar de corregir el defecto refractivo.
con degeneraciones retinianas de ries-
go, a pesar de haber sido tratados, Aquellos pacientes que presentan un
deben ser aleccionados acerca de posi- DPV agudo y ausencia de desgarros,
bles síntomas tales como fotopsias, presentan un riesgo bajo (2%) de des-
miodesopsias, pérdida de visión o pérdi- arrollar desgarros en las semanas
da de campo visual periférico, en cuyo siguientes al DPV (31). Estos pacientes,
caso sería necesario una nueva explora- especialmente aquellos que presenten
ción (78-81). cierto grado de celularidad vítrea, hemo-
rragias en retina periférica o en vítreo, o
Los pacientes miopes jóvenes con con tracciones vítreas evidentes, deben
degeneraciones en empalizada precisan ser observados en un plazo de 4-6
un seguimiento periódico, ya que existe semanas en el supuesto de no referir
riesgo de desarrollo de DR localizados sintomatología adicional (31,76).
subclínicos que pueden evolucionar
hacia DR más extensos y de relevancia En la tabla 3 se sumarizan las recomen-
clínica. En estos casos debe tenerse en daciones en cuanto al seguimiento de
consideración tratar estas degeneracio- las diversas lesiones degenerativas peri-
nes (26,82). féricas del vítreo y de la retina (modifica-
do y adaptado de la American Academy
Asimismo, en aquellos pacientes mio- of Ophthalmology Preferred Practice
pes con factores de riesgo de DR y que Pattern (18)).

22
Manejo de las degeneraciones periféricas de la Retina

Tabla 2. Opciones terapéuticas y grado de evidencia en el tratamiento de las degeneraciones periféri-


cas de la retina (modificado y adaptado de la American Academy of Ophthalmology Preferred Practice
Pattern (18) y de Wilkinson (73)).

Grados de
Tipo de lesión Actitud terapéutica
evidencia
Desgarros en herradura agudos
Tratar con prontitud siempre 1
sintomáticos
Frecuentemente pueden ser observados sin
Desgarros en herradura agudos
tratamiento (tratamiento discrecional según 2
asintomáticos (sin DR subclínico)
criterio del profesional)
Desgarros operculados agudos Tratamiento puede ser necesario
3
sintomáticos en ocasiones
Tratamiento raramente recomendado
Desgarros operculados asintomáticos 2
(discrecional a criterio del profesional)
Desgarros operculados asintomáticos En ocasiones tratamiento necesario
3
en ojo adelfo* (discrecional a criterio del profesional)
Agujeros atróficos redondos
Tratamiento raramente recomendado 2
asintomáticos
Roturas traumáticas de retina Generalmente tratar 2

Degeneración en empalizada No tratar a menos que la TVR


2
asintomática sin agujeros provoque un desgarro en herradura
Degeneración en empalizada
Generalmente no precisa tratamiento 2
asintomática con agujeros
Degeneración en empalizada
Tratamiento puede ser necesario en ocasiones 2
en ojo adelfo**
Degeneración en empalizada
Generalmente no precisa tratamiento 2
asintomática en ojos fáquicos
Degeneración en empalizada
asintomática en ojos afáquicos- Raramente precisa tratamiento 2
pseudofáquicos
Degeneración en empalizada
Generalmente no precisa tratamiento 2
asintomática en ojos miópicos

Diálisis aguda sintomática Tratar con prontitud siempre 3


Diálisis aguda asintomática Tratar con prontitud casi siempre 3
Diálisis aguda asintomática en
Tratar con prontitud casi siempre 3
pacientes fáquicos
Diálisis aguda asintomática en
Tratar con prontitud casi siempre 3
pacientes afáquicos
Diálisis aguda asintomática en
Tratar con prontitud casi siempre 3
pacientes miopes
Diálisis aguda asintomática en ojo
Tratar con prontitud casi siempre 3
adelfo***

Retinosquisis senil sin roturas Raramente precisa tratamiento 3


Retinosquisis senil con roturas en
Raramente precisa tratamiento 3
paredes externas
Retinosquisis senil con DR quístico Tratamiento raramente recomendado
3
localizado (discrecional a criterio del profesional)
Retinosquisis senil con DR
Tratar con prontitud siempre (cirugía) 1
sintomático y progresivo

Rosetas o “tufts” retinianos Raramente precisa tratamiento 3

23
20 Manejo de las Degeneraciones Periféricas de la Retina

Tabla 3. Pautas de seguimiento recomendadas de lesiones degenerativas periféricas de la retina (adap-


tada y modificada de de la American Academy of Ophthalmology Preferred Practice Pattern (18)).

Tipo de lesión degenerativa Intervalo de seguimiento recomendado

En dependencia de síntomas, factores de riesgo


DPV sintomático sin desgarros de retina y hallazgos: entre 1 y 8 semanas y
posteriormente cada 6-12 meses
Entre 1 y 2 semanas posteriores al tratamiento,
después cada 4-6 semanas alargar
Desgarros en herradura sintomáticos agudos
paulatinamente el intervalo hasta revisiones
anuales
Entre 1 y 4 semanas después cada 2-4 meses y
Desgarros en herradura asintomáticos finalmente revisiones anuales
Cada 2-4 semanas, alargar paulatinamente el
Desgarros operculados sintomáticos agudos
intervalo hasta revisiones anuales
Cada 1-4 meses, después cada 6-12 meses y
Desgarros operculados asintomáticos
finalmente cada año
Agujeros redondos atróficos asintomáticos Cada 1-2 años
Entre 1 y 2 semanas posteriores al tratamiento,
Roturas retinianas traumáticas después cada 4-6 semanas, cada 3-6 meses y
finalmente cada año
Degeneraciones en empalizada
Controles anuales
asintomática sin agujeros
Entre 1 y 2 semanas posteriores al tratamiento,
después cada 4-6 semanas alargar
Diálisis sintomática aguda
paulatinamente el intervalo hasta revisiones
anuales
Revisión a 1,3 y 6 meses, y posteriormente cada
Diálisis asintomática no tratada
6 meses
Revisión a 1-2 semanas posteriores al
Diálisis asintomática tratada tratamiento, después a las 4-6 semanas, 3 - 6
meses, y posteriormente cada año
Ojos con agujeros atróficos, degeneración en
empalizada o desgarros asintomáticos que han Cada 6-12 meses
sufrido un DR en el ojo adelfo

24
Conclusiones

1. Los desgarros de retina en herradu- 7. Aconsejable el seguimiento de


ra y desgarros traumáticos general- DPVs agudos en las semanas pos-
mente requieren tratamiento. teriores, especialmente si se obser-
van restos hemáticos en el vítreo,
2. El tratamiento de estos desgarros pigmento o TVR persistentes.
debe realizarse 360º alrededor o, si
no fuera posible, extenderse hacia 8. El seguimiento a largo plazo es
la ora serrata, ya que la causa más importante, incluso cuando las
frecuente de fracaso es la fotocoa- lesiones hayan sido tratadas. Entre
gulación insuficiente del borde el 5% y 14% de pacientes con des-
anterior que presenta mayor dificul- garros en la exploración inicial, des-
tad de visualización arrollan otros adicionales a largo
plazo. Considerar también que pue-
3. Agujeros atróficos asintomáticos o den aparecer nuevos desgarros en
desgarros operculados en raras ojos operados de catarata.
ocasiones precisan tratamiento.
9. Cualquier Guía que contenga reco-
4. El objetivo del tratamiento es crear mendaciones para el tratamiento
una adherencia coriorretiniana profiláctico y prevención del DR,
firme en la retina aplicada adyacen- debe incluir el estado del vítreo
te alrededor del desgarro o degene- entre los signos clínicos que deben
ración. ser evaluados.

5. La degeneración en empalizada 10. A pesar de las recomendaciones de


está presente en el 6-8% de la carácter general, es necesario indi-
población e incrementa el riesgo de vidualizar. El oftalmólogo es, en
DR. definitiva, quien tiene que juzgar
cual es el tratamiento más apropia-
6. Pacientes con síntomatología de do a la luz de las circunstancias y
DPV agudo sin desgarros de retina características que presente cada
tienen pocas probabilidades (2%) paciente en particular.
de desarrollar desgarros adicionales
en las semanas posteriores.

25
Galería de imágenes

Figura 1. Degeneración en empedrado (“Pavingstone”).

a b

Figura 2 (a y b). Hipertrofia de EPR (“Huellas de oso”).

26
Galería de imágenes

Figura 3. Degeneración en “empalizada” (“Lattice”).

Figura 4. Degeneración en “baba de caracol” (“Snail track”).

27
20 Manejo de las Degeneraciones Periféricas de la Retina

Figura 5. Roseta Retiniana quística (“Tuft” retiniano quístico) (tomado de N.


Byer, Peripheral Retina in Profile: A Stereoscopic Atlas. Criterion Press
1982).

Figura 6. Blanco sin presión.

28
Galería de imágenes

Figura 7. Agujero trófico operculado.

Figura 8. Desgarro en herradura fotocoagulado.

29
20 Manejo de las Degeneraciones Periféricas de la Retina

Figura 9. Degeneración en “empalizada” (“Lattice”) tratada mediante fotocoa-


gulación láser.

30
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