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PEDRITO EL LADRON

Había una vez, un niño llamado Pedrito, que, como todos los demás niños de su ciudad, iba al
colegio todos los días.

Un día en el colegio, Pedrito cogió el estuche de su compañero de al lado, Luis, y, sin que éste se
diera cuenta, lo guardó en su mochila…

Al cabo de un rato, Luis se enteró de que su estuche ya no estaba, y empezó a buscarlo por toda la
clase. Como no lo encontró, se lo dijo a su profesor.

El profesor, indignado, preguntó a toda la clase: “¿Alguien ha visto el estuche de Luis?“, pero nadie
contestó, así que le dijo a Luis: “No te preocupes, lo encontraremos…”

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Pero no lo encontraron…

Otro día, Pedrito volvió a hacer de las suyas, y cogió un libro de cuentos de la mochila de María,
otra compañera de clase.

Cuando el profesor se enteró, empezó a sospechar que algo raro estaba pasando, y se puso alerta
para ver si alguien estaba robando en la clase.

Un día, mientras Pedrito jugaba en el patio con su mochila a cuestas, se le abrió la mochila por
accidente, y cayeron al suelo el estuche de Luis y el libro de cuentos de María.

El profesor se dio cuenta, y castigó duramente a Luis por ladrón: le dejó sin recreo durante todo el
curso, y sus padres también le castigaron sin postre durante todo un año.

Pero la historia no acaba aquí, porque unas semanas más tarde, en el colegio robaron unas bolsas
con material escolar… y todo el mundo pensó que Pedrito estaba detrás de estos robos, así que le
volvieron a castigar, pero lamentablemente, esta vez Pedrito era inocente…
Pedrito lloró y lloró, y comprendió que si te creas una mala
fama, después es difícil que la gente piense bien de tí.

Hacía mucho tiempo, la población de la región de la selva, vivían tranquilos, todos los hijos de los
lugareños asistían a la escuela, aprendían muchos valores. En muchos pueblos de estos lugares
aún no había acceso de caminos, la gente se desplazaba con sus mulas, también lo hacían
mediante los botes y muchas veces ocurrían desgracias porque el transportarse no era tan seguro,
tampoco había fluido eléctrico y menos televisión y cable, pero desde que hubo cambios en las
distintas comunidades, la población fue adquiriendo muchos estilos de vida, es decir copiaban
costumbres de otras culturas, dejando de lado las suyas.
La televisión fue uno de los aparatos más importantes que impactó a grandes y pequeños, y es así
que una familia de buenos valores y costumbres, dejó poco a poco lo que demostraban, los hijos
que eran solidarios, respetuosos, amables y sobre todo honrados se volvieron agresivos, violentos
no obedecían a sus padres, no saludaban a las personas mayores.
Un día, pepito, uno de los hijos de la familia, empezó a sustraer un lápiz de sus compañero
Antonio, sin que nadie se diera cuenta, en otra oportunidad sustrajo el dinero de sus compañeros,
mientras estos estaban en hora de educación física; al darse cuenta los niños que les faltaba su
dinero empezaron a desesperarse y Pepito gozaba de la desesperación de sus compañeros.
Ya cuando fue creciendo iba sustraendo más cosas de valor, e incluso robaba casas de sus vecinos y
la gente ya estaba totalmente cansado, pero las autoridades y la población decidieron botarde de
la comunidad hasta que un día lo echaron por que era un mal ejemplo para la sociedad, pero
pepito se fue rencoroso y dijo ahora me las pagarán.
Los comuneros viajaban en combis y siempre ocurría asaltos, violaciones y agresiones, la gente que
llevaba su dinero con sacrificio, estos asaltantes se lo llevaban en unos pocos minutos, tanta gente
lloraba, sufría, muchos niños, ancianos y mujeres humildes eran victimas de estos delincuentes, la
gente se quejaba muchos a las autoridades y nadie hacía nada, hasta que un día unos comuneros
decidieron hacer justicia, ya en las alturas de Paquichari, lugar preferido por los asaltantes,
decidieron tenerle una trampa, ahí cayeron dos jóvenes, fueron amarrados a un árbol cuando de
pronto le quitaron la máscara, se dieron con la sorpresa que era PEPITO, aquel niño humilde y
honrado y el otro joven resultó ser su hermano menor, los comuneros se sorprendieron y dijeron
ahora si no tendremos piedad, muchas veces ustedes abusaron de muchas mujeres, hicieron sufrir
a mucha gente, uno de los comuneros dijo, ¡traigan gasolina! ¡traigan fosforo!, estos malditos ya
no tienen perdón, otros trajeron leña y lo pusieron bajo el árbol, hasta que lo prendieron fuego y
los dos jóvenes peían perdón, pero ya era demasiado tarde, uno de los comuneros dijo.¡asi
termanarán aquellos que hacen sufrir a la gente!
Cuando sus padres se enteraron de la desgracia de sus hijos, solo atinaron adecir decidieron hacer
justicia por sus propias manos

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