Escolar Documentos
Profissional Documentos
Cultura Documentos
Hay elementos de la oración, que a su vez pudieran ser oraciones por sí solos; Uno de
ellos, la petición o la súplica. El problema es hay quien únicamente hace esta oración;
Pedir, pedir y pedir. Si tú tienes un hijo que lo que hace es pedir, cada vez que te dice
“¡Papi!” lo que tú dices es: ¿Que tú quieres? Porque tú sabes que lo que viene es a
pedir. Y, ¿cómo te sientes tú? ¿Se sentirá Dios así contigo? Todo lo que muchas
hacen es pedir. No oran más de diez minutos porque, cuando se te acaba la lista de
pedir – en dos minutos – la repites y la conviertes en una letanía: Señor, te pido esto,
te pido aquello. Como no sabes que más pedir, se acabó tu oración. De ninguna
manera quitamos el elemento de pedir cualquier cosa. Cuando hablamos de
una petición o súplica, en este contexto, nos referimos a cualquier tipo de petición; Por
finanzas, por salvación, por sanidad. Sí, dentro de tu oración, la petición es
importante, pero no puede ser lo único que tú hagas. A través de toda la Biblia, se
nos exhorta a pedirle a Dios. La Biblia dice que pidamos con fe, que no dudemos, que
el que busca halla, al que llama se le abre, que pidamos al Señor.
Santiago dice que, cuando hay alguno enfermo, oremos, pidamos que sean sanos, y
el Señor los va a sanar. Así que tú puedes pedir por la sanidad de alguien, y Dios ha
prometido que lo sana. Pero, en contraste, en 2 Corintios 12:7-10, Pablo pidió algo:
A tus hijos, no puedes decirles siempre que sí ni siempre que no. Si dices siempre sí,
los malcrías; Y si dices siempre no, los tornas rebeldes. Esto es importante porque la
juventud se pierde porque se le dice que no, y al primero que les dice que sí, le
siguen. Tú debes prosperar para que tu “no” no sea porque no puedas, sino porque
no quieras.
Hebreos 11 nos dice que Enoc, por la fe, no vio muerte; Pero Noé, por fe, tuvo que
pasar el diluvio; Porque, a veces, la fe te ayuda a escapar, y a veces la fe te ayuda a
pasar el diluvio. El problema es que la gente que está pasando el diluvio, piensa que
Dios no contestó la oración, porque tan pronto les dijo que no, se molestaron con Él,
trancaron la puerta como niño malcriado y no entendieron lo que Pablo está
diciendo. Pablo ora tres veces, y la respuesta es no, pero la tercera vez, cuando se
calla, Dios le dice: Bástate mi gracia, mi poder se perfecciona en tu debilidad; En otras
palabras: Tranquilo, yo voy contigo en este proceso, y cuando tú salgas de esto, no
vas a estar tan débil como hoy; Esto te va a dar fortaleza para hacer todo lo que tienes
que hacer. Ahí es donde la gente no entiende la petición, la súplica, la
oración. Cuando tú le pides a Dios, Él va a responder de muchas maneras.
Tú puedes pedir por sanidad y Dios te va a sanar, Él te puede sanar. No sabemos por
qué no se sana todo el mundo aquí en esta tierra, pero si no te sanas aquí, te sanas
en el cielo porque Él te sanó en la cruz; Porque no se manifieste aquí, no vas a dejar
de pedir. Pide todas las veces que puedas, y si es no, sobrellévalo, sabiendo que
algún día la redención te va a liberar por completo de todas estas cosas; El día que te
vayas con el Señor, serás completamente libre.
Te tocó vivir esto durante este tiempo, pero el hecho de que te dijo no en esta, no
puede quitarte a ti el deseo de pedir otras. La gente se frustra porque no oye a Dios;
No es no a lo loco, es no porque, en esta ocasión, la tienes que pasar, tienes que
vivirla y, cuando salgas de esto, saldrás más fuerte. Entonces, pides, oyes no o sí, y
oyes las instrucciones, qué tienes que hacer para pasar todo ese proceso. Si te dicen
que no en una, no debe cancelar tu fe de pedir por otra en otra ocasión. Siempre hay
que pedir, pero no puedes estar pidiendo siempre. Tienes que vivir agradecido,
adorar, servir y cantar a Dios. Si Dios no hace más nada por ti, estás feliz; Ya Él hizo
más que suficiente; Pero cuando tengas que pedir, pide. Y ese es el balance
necesario en esta oración en particular.