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Trabajo final del módulo:

Estrategias para el Desarrollo del Lenguaje y del Pensamiento


Dictado por PhD. Santiago Conde

Multilingüismo cerebral,
Representaciones neurológicas de los números
Luis Marconi Ripa

La matematica e’ la lingua in cui Dio ha scritto l’universo


Galileo Galilei

Tienes doce años, estas sentado, a punto de rendir una prueba para ver si has aprendido lo
dictado en clases de matemática. El docente, reparte las pruebas escritas e indica: “Tienen
diez minutos y no olviden poner sus nombres”. Una vez recibida la hoja se incrementa la
actividad en el lóbulo occipital de tu cerebro (área que procesa de manera inicial la
información visual), exactamente 301 ms después de que los fotones que han rebotado en la
hoja del examen impactan en tus retinas se activa el área inferior de tu lóbulo parietal en el
hemisferio izquierdo de tu cerebro, 68 ms después lo hace el área superior de tu lóbulo
temporal en el mismo hemisferio, alrededor de 50 ms después las mismas áreas se activan
en el hemisferio derecho (en base a Iijima y Nishitani, 2017)

Cuentas mentalmente, cuantas preguntas tiene el examen -1,2…- impresionantemente se


activan áreas cerebrales que usabas cuando eras niño al contar con tus dedos. Son tres
preguntas, has llegado a este dato gracias al giro angular del hemisferio izquierdo de tu
parietal (GAI). El primer enunciado dice: Hallar el valor de x en la siguiente ecuación 3x +
4 = 8. Se activa en tu cerebro fuertemente el segmento horizontal intraparietal (HIPS), en
ambos hemisferios pero sobre todo en el derecho, cuando algo en ti piensa: “un número que
multiplicado por tres y sumado cuatro de ocho”. Esos símbolos a los que llamamos
números arábigos hacen que se active el área posterior superior del parietal (PSP).

A diferencia de lo que se esperaría comúnmente en un examen, es notable que el


hipotálamo en tu cerebro no esté sintetizando niveles considerables de corticotropina
(molécula que indirectamente dispara la producción del cortisol, hormona asociada al
stress). Es decir el cerebro esta “tranquilo”, esto se debe a varios factores, entre los que
dependen del docente, está el clima que se ha sembrado desde inicios del curso donde lo
importante es adquirir el conocimiento, actitud que es apoyada por la dirección debido a
que implementaron un sistema de evaluación en base a una batería de indicadores y no a la
tradicional “nota” o calificación numérica. Pero esto no tiene relación directa al tema
tratado en este texto.
En ese momento el profesor anuncia: –“Mil disculpas, en el primer ejercicio, donde dice
tres, debe haber un dos”-. Toda esta información sonora es inicialmente captada por el la
corteza auditiva en el temporal. La palabra “dos” activa nuevamente el GAI y gracias al
PSP, este “dos” se transforma en “2”. Entonces para 2x + 4 = 8, en tu cerebro se activa
nuevamente el HIPS. Posteriormente dentro del análisis el GAI enuncia “dos por dos es
cuatro”, entonces de alguna manera las tres regiones (GAI, PSP y HIPS) junto a ciertas
áreas de la corteza pre-frontal (relacionada a la imaginación y la memoria a corto plazo)
han dado con el resultado y este “eureka” fisiológico es mandado a la corteza motora. En
esta, unas cuantas neuronas generan un cambio de potencial en su membranas que se
extienden hasta tu mano a través de lo que se conoce como axones, básicamente es un
rápido impulso eléctrico que llega hasta los dedos (muy rápido gracias a la vaina de
mielina) y finalmente se escribe x=2 sobre el papel. El haber concluido este primer
ejercicio, hace que se genere en el sistema límbico, endorfinas, un poquito de dopamina y
serotonina, que a su vez se combinan en una sonrisa en tu rostro por haber terminado el
ejercicio (en base a Dehaene et al., 2003 y Blakemore et al., 2007)

Tres circuitos cerebrales para los números.

La historia anteriormente narrada es mucho más compleja a nivel cerebral de lo que se


describe. Pero permiten dar un acercamiento a los códigos matemáticos descritos por
Dehaene (1992) que posteriormente son asociadas con áreas específicas del cerebro en el
trabajo “Three Parietal Circuits for Number Processing” (Figura 1). Estos son:

 El código de magnitud o sentido numérico que se asocia al segmento horizontal


intraparietal (HIPS) en ambos hemisferios.
 El código verbal, que además de darle nombre a los números se utiliza en
operaciones como la multiplicación y la suma y se relaciona con el giro angular del
hemisferio izquierdo (GAI)
 El código numérico, que se relaciona con los números arábigos y sobre todo con la
atención sobre la recta y el espacio. Se localiza principalmente en la zona parietal
superior posterior de ambos hemisferios.
Figura 1. Imagen de las tres áreas parietales del procesamiento numérico. Imagen original
del artículo de Dehaene modificada por Perez 2008

El objetivo de esta monografía es intentar describir estos tres códigos, empezando con la
quizá más primitiva de las áreas parietales relacionadas a los números.

El sentido numérico y el HIPS

Si en una isla llegasen un grupo de humanos recién nacidos, que nunca hayan sido
sometidos a ninguna de las culturas que conocemos, y por azares de la vida sobreviviesen,
con seguridad desarrollarían algún tipo de lenguaje con el tiempo. Además, pese a que
nadie les enseñe como contar, es muy probable que lleguen a hacerlo, e incluso podran
hacer algunas operaciones aritméticas básicas.

Para sostener esta afirmación es necesario describir algunos estudios. Wynn (1992) en un
experimento, mostraba a bebes de 6 meses de edad, un juguete, lo tapaba y posteriormente
aumentaba un juguete más (los bebes podían ver este aumento), al retirar la tela que cubría
los juguetes los bebes se quedaban más tiempo viendo el juguete solo (Por qué a veces los
investigadores retiraban uno, sin que los bebes lo noten) que cuando aparecían las dos que
debían estar. Así también existen varios experimentos que muestran que existen animales
capaces de contar. Mi favorito, el experimento con hienas en la reserva Nacional de Masai
Mara en Kenya. A estas se les hacía escuchar grabaciones de aullidos de distintos
individuos de hienas. Mientras mayor era la diversidad de sonidos de hienas más activo era
el comportamiento de alerta de algunos individuos. Más interesante aún es que además de
poder estimar el número de hienas invasoras, el comportamiento también dependía de
cuantas hienas formaban el grupo residente (Benson-Amram et al., 2011).
Esto nos lleva a la conclusión que existe una noción de cantidad y sobre todo de “números”
en nuestro equipaje evolutivo, y que sobre todo es independiente del lenguaje. Los estudios
de resonancia magnética y de tomografías con emisión de positrones nos han dado con un
área en el parietal del cerebro utilizada por los humanos cuando se realizan todo tipo de
cálculos (ver la colección de artículos en Nieder y Dehaene, 2009), específicamente se trata
del segmento horizontal intraparietal (HIPS). Apoyando esta hipótesis de la evolución del
“sentido del número” se ha encontrado que los macacos utilizan el VIP área ventral
intraparietal (un área emparentada evolutivamente al HIPS) cuando ejecutan operaciones
matemáticas para las que fueron entrenados (Sawamura et al., 2002).

Esta área es usada tanto por niños, adultos e incluso expertos en matemática (Temple y
Posner, 1998) y la frase de Albert Einstein ilustra muy precisamente en que consiste esta
área cerebral: “Las palabras y el lenguaje, ya sea hablado o escrito, no parecen
desempeñar ningún papel en mi mecanismo de pensamiento. Las entidades psíquicas que
parecen servir como elementos de pensamiento son ciertos signos e imágenes más o menos
claras, que pueden ser voluntariamente reproducidos y combinados. Estos mencionados
elementos son, en mi caso, de tipo visual y, algunos, muscular” (Alonso y Fuentes, 2001).
Curiosamente las mediciones en el cerebro de este físico en comparación a las de cerebros
mostraban diferencias en el parietal, que es justamente el área donde se aloja el HIPS.

Entonces nos encontramos con una capacidad matemática básica y altamente potenciable,
que ha diferencia los que pensaba Piaget tiene cierta independencia respecto al lenguaje
(Radford and André, 2009). No obstante el lenguaje es también tremendamente importante.
Para apoyar este enunciado y conocer mejor ciertas características del sentido numérico es
necesario describir algunos trabajos en neurología en base a los hemisferios.

Un poco sobre hemisferios

A causa de la guerra de Vietnam J.S perdió gran parte de su hemisferio izquierdo. Los
reportes indican que su lenguaje estaba tremendamente deteriorado así como sus
capacidades aritméticas. Lo cual resulta compatible con el hecho que en el hemisferio
izquierdo está muy asociado a procesos vinculados al lenguaje. Por ejemplo el área de
weirnecke que da un significado a lo que escuchamos y el área de Broca que le permite a
los que decimos tener fluidez se encuentran en el hemisferio izquierdo. De manera más
específica, esta localización del lenguaje en el hemisferio izquierdo se ejemplifica en los
casos reportados sobre personas a las que se les ha realizado una extirpación del cuerpo
calloso (estructura que comunica ambos hemisferios). A estos pacientes cuando se les
mostraba una manzana de tal manera que solo puedan verla con el ojo derecho (y por ende
analizada por el hemisferio izquierda) podían identificar el objeto como una “manzana”.
Cuando mostraban este objeto al ojo izquierdo (hemisferio derecho) no podían nombrar el
nombre de esta fruta (Blakemore et al., 2007)
Justamente J. S. era incapaz de escribir “siete”, pero si podía escribir “7”. Con las sumas
cometía muchos errores, aunque eventualmente acertaba y prácticamente, era incapaz de
multiplicar. Sin embargo, cuando se escribían dos números y se preguntaba cual es mayor,
acertaba con una efectividad del 97% (31 de 32 preguntas ). Además podía estimar que 7 +
10 era algo como 15, afirmar que el año tiene unos 300 días y negar con seguridad que 14
+ 6 = 5. Este patrón ha sido recurrente en personas con daños en el hemisferio izquierdo y
nos lleva a observar que hay algo en el hemisferio derecho que nos permite comparar y
hacer aproximaciones así como algo en el hemisferio izquierdo que está asociado con el
lenguaje y que nos permite hacer cálculos más exactos (Radford y André, 2009).

Con la llegada de las imágenes de cerebrales se pudo identificar al HIPS como el área que
se activa al hacer estimaciones y comparaciones (además de lo hablado anteriormente).
Esta área se encuentra en ambos hemisferios pero suele activarse con mayor intensidad en
el hemisferio derecho. Por otro lado los números evocados como palabras, las sumas y las
multiplicaciones con números pequeños suelen activar el área del que se trata en la
siguiente sección.

La lengua y el giro angular izquierdo (GAI)

Cuatro (español), pusi (aymara), tawa (quechua), irundy (guaraní), Four (ingles), quatre
(francés) chaar (indi), son palabras que designan la misma cantidad. Así mismo, todas las
culturas tienen palabras para designar a los primeros números naturales. Hablantes de estas
lenguas al pronunciar esta palabras van activar el giro angular izquierdo, región donde se
aloja la información de los números en forma de palabras. En estudios de voluntarios
realizando aritmética con en magneto-encefalogramas en sus cabezas, se observó que la
multiplicación es la operación que más activa al GAI. Si reflexionamos sobre como
aprendemos las tablas de multiplicar, caeremos en cuenta que son en gran medida
“grabaciones” que se repiten nuestra cabeza de forma verbal (Dehaene et al., 2003).

La estreches de la lengua con la matemática se puede ver en el estudio de Dehaene y


colaboradores (1999) que le enseñaron a personas bilingües un procedimiento matemático
en la lengua que menos usaban, y posteriormente estas obtenían mejores resultados en
ejercicios presentados en este idioma respecto a su lengua habitual. Así también existen
personas que creen que parte de la facilidad de los asiáticos por la matemática se debe a la
forma de su lenguaje. Por ejemplo para nosotros el 5 es “cinco” el 10 es “diez” y el 15 es
“quince”. En japonés, el 5 es “Go”, el diez es “Juu” y el 15 es “Juu Go”. Es decir la forma
de llamar a los números es mucho más regular que la del español.

Volviendo a las lesiones, Dehaene y Cohen (1997) diagnosticaron a dos pacientes con
lesiones más localizadas. La primera una no podía resolver en una hoja de papel una simple
operación de 3-1, tampoco podía especificar qué número estaba entre 5 y 7, -aunque si
podía decir que miércoles esta entre el martes y el jueves-, por otro lado, si se le preguntaba
“tres por nueve” casi instantáneamente respondía “veintisiete”. Contrariamente la segunda
paciente tenía problemas con las multiplicaciones e incluso no podía recordar poesías
aunque podía realizar sustracciones sin problemas a si como ordenar números en una recta.
Lo cual nos lleva al último tipo de representación mental revisado en este texto.

El orden de los números y PSP

Los números suelen estar ordenados uno tras otro, esta representación al igual que los
números arábigos suelen generar actividad en el área posterior superior del parietal. Si bien
las operaciones pequeñas como “tres por nueve” utilizan el GAI, para multiplicar 7345 x
231 se necesita acceder varias veces al GAI y nuestra memoria de trabajo con dificultad
podría retener las multiplicaciones intermedias de dicha operación. Para ello es importante
plasmar en un papel estos dígitos y realizar la operación proceso donde entra el PSP.

En nuestra cultura solemos representar los números de izquierda a derecha. Un efecto –


llamado SNARC- fue mostrado en un experimento con jóvenes. Primero, las preguntas que
tomaban en cuenta números pequeños, repercutían en reacciones con la mano izquierda
mientras que operaciones que implican números más grandes se relacionaban con la mano
derecha (independientemente de si sean zurdos o no). Lo contrario ocurría en estudiantes
iraníes a los que se les enseña a representar los números de derecha a izquierda. (Dehaene
et al., 1993). Los números están fuertemente vinculados al espacio, por eso es común que
gente con problemas con los números también tengan problemas para representar espacios.

Unas últimas consideraciones

Torsten Weisel premio nobel de medicina en 1981, enuncio que “Sabemos tanto del cerebro
como del universo en la época de Galileo”. Siguiendo la línea de esta analogía, se ha
calculado que existen alrededor de 86 billones de neuronas en nuestro cerebro, dato que
está por debajo de las 200- 400 billones de estrellas de la vía láctea. Sin embargo, este
número queda chico respecto a los 60 trillones de conexiones que puede pueden existir
entre las neuronas de una persona (7 mil conexiones por neurona).

Es importante notar que las áreas del cerebro no trabajan solas, la anterior analogía busca
demostrar lo complejas que son las redes cerebrales. El planteamiento de Dehaene indica
que estos circuitos del parietal son el núcleo del procesamiento de números, pero se apoya
utilizando distintas áreas. Por ejemplo es muy importante el apoyo de las áreas de la
imaginación ubicadas en la corteza frontal. La información en nuestro cerebro no es más
que conexiones entre neuronas. Una nueva conexión implica nueva información en el
cerebro. Los músicos suelen tener 130% más volumen de cerebro en la corteza auditiva
(Weinberger, 2004) que personas no-músicas, esto debido a que constantemente refuerzan
estas áreas, lo mismo ocurre con la matemática – “la práctica es la clave para la
perfección”- Además, los circuitos que no se usan pasan por un proceso conocido como
poda sináptica.
Existen eventos de “poda” muy fuertes en el desarrollo humano, la existencia de estos
apoyan las ideas sobre estimulación temprana. La edad de doce años con que se empieza
este texto no es una edad arbitraría. A esta edad es cuando se produce la poda cerebral más
grande de la corteza frontal y de los parietales, lo que indica que la pubertad es una etapa
muy importante para estimular la abstracción. Por otro lado está demostrado, que mientras
más joven se aprende matemática más facilidad se tiene. Los voluntarios de un experimento
más jóvenes recurrían menos tiempo al HIPS, para hacerse una imagen del problema a
medida que ganaban experiencia en un procedimiento de cálculo (Lee y Kang, 2002) .Sin
embargo a plasticidad cerebral es algo asombroso, las anterior frase no debe desanimar a
nadie a profundizar las matemáticas, quizás mientras mayor edad se tenga menor capacidad
de retener información, pero está comprobado que la capacidad de darle significado a la
información aumenta con los años (Blakemore et al., 2007).

El hecho que existan diferentes representaciones en nuestro cerebro de los números implica
en que deben ser fortalecidas. Por ejemplo solo repasar las tablas indica fortalecer
únicamente el GAI, debería ser interesante trabajar más la comparación y la estimación
para fortalecer el HIPS. Así también se sabe que la resta genera mayor activación de HIPS
que la multiplicación quizá porque la resta involucra un procesamiento más vinculado a la
noción de cantidad. La neurociencia puede dar nuevas luces de cómo abordar la enseñanza
matemática.

Referencias

Alonso, D., Fuentes, L.J., 2001. Mecanismos cerebrales del pensamiento matemático. Rev.
Neurol. 33, 568–576.
Benson-Amram, S., Heinen, V.K., Dryer, S.L., Holekamp, K.E., 2011. Numerical
assessment and individual call discrimination by wild spotted hyaenas, Crocuta
crocuta. Anim. Behav. 82, 743–752.
Blakemore, S.-J., Frith, U., Marina, J.A., 2007. Cómo aprende el cerebro: las claves para la
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Dehaene, S., 1992. Varieties of numerical abilities. Cognition 44, 1–42.
Dehaene, S., Bossini, S., Giraux, P., 1993. The mental representation of parity and number
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Dehaene, S., Piazza, M., Pinel, P., Cohen, L., 2003. Three parietal circuits for number
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Iijima, M., Nishitani, N., 2017. Cortical dynamics during simple calculation processes: a
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Sawamura, H., Shima, K., Tanji, J., 2002. Numerical representation for action in the
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