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4 Sección 5
Las reformas judiciales como un desafío.
En Venezuela no podemos utilizar esa expresión de “pobreza Judicial”, acá somos “RICOS” en
normativas jurídicas en el papel, pero “POBRES” en voluntad política, y compromiso de parte de
los encargados de administrar la justicia para lograr resultados positivos. Si bien es cierto que
quince años es mucho tiempo para lo poco que se ha logrado en Latinoamérica, hay que señalar
que las reformas han sido lentas, complicadas y conflictivas, precisamente por falta de acuerdo
entre las partes encargadas de aplicar las normas. De nada sirven las reformas y la asignación de
recurso si no cambiamos la forma de pensar que tiene la sociedad sobre el sistema judicial, jamás
veremos el resultado de la inversión. Lamentablemente hay que reconocer que con juzgados y
tribunales en mejores condiciones físicas, no se acaba esa desigualdad social, existente al
momento de acudir a la justicia, y peor aún en mi país donde da la impresión que la “BRISA
JUSTICIERA” como que sopla para un solo lado.
separación de poderes En segundo lugar, es preciso diseñar soluciones, y las más evidentes tal
vez no sean las más apropiadas. Las soluciones tradicionales e institucionalizadas - nuevas leyes,
presupuestos más elevados, más juzgados o purgas judiciales masivas - no han producido ningún
milagro y, en ocasiones, han empeorado la situación. Como lo indica un gran número de
ejemplos, el alza salarial no produce por sí misma sentencias menos corruptas o más acertadas
legalmente, mientras que la amenaza de purgas puede contribuir únicamente a que el personal
aumente su uso ilegal del cargo mientras lo detenta. Si bien es posible que nadie tenga interés
en la totalidad del sistema, cada uno de sus elementos tiene simpatizantes que se opondrán al
cambio o trabajarán para debilitarlo. Los visibles cambios y mejoras parciales en la operación de
la rama judicial en Latinoamérica durante la última década sugieren que el enfoque sistémico ha
tenido algún éxito. Las violaciones de los derechos humanos han disminuido; los países ha
reducido individualmente el atraso judicial y el tiempo para resolver al menos cierto tipo de
casos ; se atiende a un mayor número de clientes ; los jueces parecen tener un mejor
conocimiento de la ley, ser menos arbitrarios en sus decisiones, o al menos cometer abusos
menos fragantes ; algunos tribunales han comenzado a retirar a los jueces y administradores
incompetentes ; los países caracterizados por una gran impunidad han comenzado a juzgar a
ciudadanos y funcionarios prominentes ; y las corporaciones judiciales (las Cortes Supremas o los
Consejos Judiciales) parecen tomar más en serio su labor. No obstante, los avances han sido
desiguales
Las Reformas, el Estado de Derecho y la Gobernabilidad como Garantía del Desarrollo.
La reforma del Estado, se ha convertido en la mayoría de los países de América Latina en un
prerrequisito exigido por organismos como la Banca mundial, y el Fondo Monetario Internacional
para poder otorgar préstamos para el desarrollo sostenible y la gobernabilidad. Lo cual convierte
a las reformas judiciales en objetivo prioritario para poder garantizar la vigencia del Estado de
Derecho y la democracia. Lo que se busca con un sistema de justicia eficiente, es la garantía de la
inversión, y un desarrollo económico sustentable, que brinde cambios estructurales en lo político,
económico y social. La legitimidad asegura a los ciudadanos su acceso a la justicia y la protección
de sus derechos fundamentales, lo cual demuestra la capacidad del sistema judicial de hacer
respetar la ley. Esto fortalece esa relación existente entre la Economía y la Justicia, cuando
economistas y juristas aseguran que el desarrollo económico y social de un país, depende más de
sus políticas e instituciones que de sus recursos naturales. Ya que Los sistemas legales son reflejo
de la realidad social de cada país, por lo tanto la economía y la justicia no pueden estar
divorciadas. Se necesita que el Estado garantice la libertad de empresa, y el derecho a la
propiedad.
Conclusión.
Definitivamente la materia que está por concluir nos ha dejado claro que Sean: La Junta Federal de
Cortes y Tribunales Superiores de Justicia de las Provincias Argentinas, la Fundación Paz
Ciudadana, en Chile, la Corporación Latinoamericana para el Desarrollo, o Pro justicia, de Ecuador.
La Sociedad Civil y la Justicia en el Perú. La Fundación Institucionalidad y Justicia, en República
Dominicana. La Alianza Social por la Justicia de Venezuela o la Corporación Excelencia en la
Justicia, de Colombia o cualquier otra institución con la experiencia y el conocimiento necesario en
el funcionamiento del sistema jurídico, en estos momentos de transición y reformas jurídicas los
Estados deberían permitir la participación de las organizaciones no gubernamentales en la reforma
del Poder Judicial, trabajar en conjunto para aprovechar esas experiencias y ponerlas al servicio de
la sociedad. Está demostrado que la implementación de sistemas alternativos para la solución de
conflictos en cualquier ámbito legal, fortalece al sistema judicial y brinda más oportunidades de
acceso a la sociedad. Existe la certeza de que sí es posible lograrlo.
Quiero darle las gracias al tutor, el amigo Walter Guerra, a todos los colegas y compañeros, por
sus aportes y comentarios positivos o negativos todos son válidos para el aprendizaje. Esperando
que el próximo tema sea tan interesante como todos los que hemos visto hasta ahora. Saludos
Recordemos lo que señala la lectura:
“La justicia es un tema que interesa a todos, por lo tanto no te quedes afuera”.