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Resumen
Introducción
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(*) Universidad de los Trabajadores IMPA; Doctorando y Magister en Ciencias Sociales (FOSC/UBA); Programa Facultad Abierta
(FyL/UBA); Grupo de Estudios sobre la Clase Obrera del Instituto de Investigación Gino Germani (Argentina); Núcleo de Estudos
sobre o Trabalho Humano (NESTH/UFMG, Brasil); alumno de la Maestría en Economía Solidaria (IDAES/UNSAM).
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Explicacion tomada de los apuntes para el CBC de economía de la UBA (Marchini, 2009).
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2001,p.3) es sostener un lenguaje difuso que oculta presupuestos antes de evidenciarlos.
Estas explicaciones generalizadas más bien ocultan los matices que ellas presuponen
implícitamente.
…nueve entre diez textos de Introducción a la Economía empiezan por la presentación del
objeto y del método de esta Ciencia. Y ocho entre diez los presentan como si no hubiera
cualquier polémica respecto a la caracterización de estos temas.
Corrientemente, el objeto de la economía es presentado de la siguiente forma: La
economía estudia el comportamiento de agentes racionales en la aplicación de
recursos escasos entre fines alternativos. […] El término clave de esta definición del
objeto de la Economía es agente racional. […] es racional el agente que busca obtener el
máximo beneficio por unidad de dispendio de sus recursos escasos. (Paiva y Cunha,
2008, p.15).
El poeta Vicente Zito Lema abrió la primera clase. Presentamos en seguida una
síntesis de su exposición. Sobre lo público y lo estatal. La esencia de lo público es hacer
paso del conocimiento a la sabiduría, actuando así para el “bien público”, tal como lo
entendía Aristóteles. Así, se puede distinguir el concepto del público “del concepto de
lo estatal”, visto que el sistema “va licuando”, menguando, lo público de la universidad
estatal, que así pasa a operar como una “universidad gubernamental”, de acuerdo con
las necesidades del gobierno de turno. Lo público no tiene que estar identificado con lo
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estatal. Del mismo modo diferenciamos el concepto de Justica del concepto de lo justo
pues lo justo es algo diferente del “poder judiciario”. El segundo sospechamos que está
en contra del trabajador, si observamos el conflicto político-jurídico que atraviesa
IMPA3. La Cámara de Justicia de la Ciudad no reconoció el pedido de los
cooperativistas para considerar la fábrica de utilidad pública, afirmando que mentían los
trabajadores sobre las actividades en los espacios sociales de la planta. Las
organizaciones dentro de IMPA contestamos a esto haciendo aún más actividades, no
por nosotros sino porque el sueño de las ERT no se puede perder. Y después, “no
lloremos por las cosas que no supimos pelear”. Sobre el Trabajo y la perspectiva del
trabajo. El eje de la vida es la dignidad en el trabajo, del trabajador. Por supuesto se
entiende que esta no es la única medida sobre el mundo. Pero se entiende también que
desde donde se mira el mundo se define el paradigma cultural, definiéndose a su vez la
producción de saberes y conocimiento. Por esto nos definimos explícitamente en contra
de la propiedad privada, de la explotación del trabajo bajo su forma asalariada. En
IMPA el ingreso de los trabajadores es definido en conjunto, desde una forma de
gestión asamblearia4. En la UT-IMPA “construimos todo desde nosotros”, pues todo se
hizo con recursos propios, desde las sillas, el baño, siendo lo que vendemos en los
intervalos de donde proviene la renta de la UT-IMPA. Por esto “nadie es dueño de nadie
aquí” y nadie puede sentirse “dueño” de la universidad. Todo lo que se enseña en la
universidad debe estar “abierto” y porque es “abierta” están todos invitados a participar
y a proponer actividades, siendo esta concepción de “apertura”, en los contenidos y en
la pedagogía, otro componente de la caracterización “popular” de la universidad.
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La Cámara Nacional de Apelaciones declaró inconstitucional la ley de expropiación aprobada por unanimidad en 2009 por la
Ciudad de Buenos Aires, abriendo la posibilidad de un desalojo violento de IMPA (Ramalho, 2011b).
4
Sobre la gestión asamblearia ver Ramalho, 2011d.
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Todas las clases están disponibles On Line (Baigorria, 2012).
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Pero lo que constatamos en la realidad es una economía “despolitizada” que se
cree tecnocrática. Para tratar los temas económicos ella utiliza un “metalenguaje” que
en general sirve para ocultar lo que no se quiere decir, dificultando el control público
sobre los asuntos sociales-económicos. En la academia se utiliza un lenguaje difícil para
ocultar la naturaleza de los conceptos, es decir, se arma un concepto difuso que no
evidencia su contenido, su correspondencia práctica en toda su dimensión6. Este
lenguaje se convierte en algo delirante frente al hambre estructural y a la destrucción
ecológica. Tomándose al crecimiento como algo positivo en sí mismo, sin analizarlo, él
se convierte en un concepto metafísico, casi teológico.
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El PBI basado en el “valor agregado” es un ej. Como también en la gestión fabril toyotista su concepto de flexibilización,
competencia, autonomía, etc. (Ramalho, 2011e).
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apuntando la primacía de la inversión en el mercado y en el comercio. Es menester
entonces reinvertir las ganancias en la empresa, en la fábrica, para prosperar una nación.
Él presenta también la teoría propiedad/renta. Es decir, a un tipo de propiedad
corresponde un tipo de renta. Así, el capital, el trabajo y la tierra son recompensados
con la ganancia, el salario y la renta de la tierra. Esta es la base del equilibrio del
sistema productivo, hoy cuestionada por la realidad, visto el desastre ambiental y el
desempleo estructural. Pero quizás el gran logro histórico de su teoría sea la evidencia
de la lucha de clases. Smith descubrió la lucha de clases en el papel, que los beneficios
son opuestos a los salarios, que uno aumenta en detrimento del otro. Resuelve el dilema
afirmando que los obreros trabajan para comer y los beneficios están para reinvertirse y
aumentar la producción. El problema desembocará en el terrateniente, como estorbo del
esquema productivo. Otra solución para que el obrero pueda comer más barato, será
importar más barato materias-primas para beneficiar estos sectores y así seguir
creciendo. Vemos que este pensamiento va en contra del estricto mercantilismo.
Por tanto, la lectura de los clásicos nos remite a los problemas actuales, sobretodo
en la cuestión especulativa. Esto apuntó Keynes: la especulación financiera puede
convertirse en un grave problema. Él estableció la inexistencia de un equilibrio de por sí
entre producción y consumo, alegando que la propensión al consumo no acompaña el
incremento productivo necesariamente. Si es necesario invertir para impulsar el
consumo, la relación entre el volumen de la producción y el consumo debe imperar
sobre las finanzas. El ingreso general, el volumen de la producción y la especulación
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financiera son tres elementos a llevarse en cuenta, pero apenas el último progresa
geométricamente, debiendo ser fuertemente regulado para mantenerse el flujo de la
inversión en el sistema productivo, pues la especulación puede aparecer como más
tentadora para la inversión.
2.2) El dinero.
Pero, observando la historia del orfebre vemos que este hace tal intermediación
apenas en las primeras operaciones, pues luego en seguida ya no hay intermediación
sino que creación de dinero ficticio. La esencia del banco será crear dinero, cometer este
“fraude” al “equilibrio” del sistema mercadológico. Así, si hablamos del dinero
actualmente, tenemos como primera “premisa” el hecho de que el dinero es deuda, pues
la posesión del dinero no se separa de la posesión de deudas. El imaginario popular
vislumbra un aumento de sus ingresos sin comprender que este acompaña un mayor
compromiso con deudas. Es importante retener del concepto de dinero su relación con la
velocidad de la circulación. Una misma pieza de moneda puede circular y resolver así
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varios problemas económicos. La ecuación general la vemos en la formula: Dinero x
Velocidad = Precio x Producción.
Si un país experimenta una mayor salida que ingreso de divisas (dinero que
entra/sale del país), el Estado atado al esquema actual se verá obligado a endeudarse. La
corrida por “divisas” se convierte en una frenética búsqueda. Pero un movimiento puede
traer divisas de diferente calidad que otros. El turismo trae menos divisas pero no
contamina el suelo como la soja del esquema Monsanto. Pero en la cuestión de divisas
son las importaciones, y el traslado de tecnologías, el elemento preponderante. Al
importar tecnología las empresas internacionales exigen subsidios del Estado, que en su
búsqueda por divisas aceptará reducir los impuestos de estas transacciones
internacionales. Sin embargo, estas patentan tecnología usada como si fuera de punta
(Galeano, 1970). La lista de negociados perversos no tiene fin en la historia de
Latinoamérica. El esquema de las “patentes” se basa en una apropiación privada de la
acumulación cultural existente, lo que vemos bien el caso del software Windows o en
las patentes medicinales. Pero el negocio farmacéutico lucra con el mantenimiento de la
enfermedad, pues el paradigma de la ganancia impide una medicina preventiva. El
enfermo, al pagar por el remedio, paga también la patente. Hoy se patentan además los
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organismos vivos, las plantas y el gen humano. El concepto de regalías se contiene en lo
que se paga por la patente.
Una opción para el Estado es la emisión de moneda. Se entiende que esta opción
genera inflación, lo que en general es cierto. Pero la emisión puede incluso mejorar la
inflación si incide coherentemente en la relación entre masa monetaria, índice de
precios y masa de servicios. Este es el límite de la emisión como solución. Sin embargo,
los bancos emiten constantemente dinero de la nada, pues sobre cada depósito efectuado
pueden emitir nuevos dineros. Esto no aparece directamente, pero incidirá como
inflación en el índice de precios. La “inversión” aparece como la mejor salida. Eso es
cierto si la tomamos como creación de nuevas empresas o de puestos de trabajo, pero en
la Argentina se llama inversión a todo un “carnaval arancelario” (Galeano, 1970) sobre
las transacciones de las transnacionales. En Argentina se ha estatizado la deuda privada
mientras se privatizaban las empresas públicas, incrementando la deuda por un lado y
perdiendo la rentabilidad de estas empresas por el otro. Cuando estas empresas
privatizadas no son más “viables”, se las están estatizando otra vez. Los subsidios son
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una manera importante de incrementar la infraestructura, comunicaciones y transportes,
como aludía Keynes. Pero hoy se subsidian a los subtes, a los trenes, es decir, una gama
de subsidios que sirven para contener una situación límite en vez de servir para impulsar
la economía. El subsidio debería apuntar a la generación de empleos.
Los bancos se dicen meros intermediarios, que suplen la demanda por dineros y
que por lo tanto es menester “honrar la deuda”. La tasa de interés armada sobre el
esquema de “interés compuesto” es acumulativa en progresión geométrica, mientras la
tasa de ganancia solo puede crecer en progresión aritmética. La inversión para acumular
con el interés aparece como más tentadora a los capitales sobrantes. El crecimiento
económico pasa a tener que estar a la misma escala para acompañar el pago las deudas,
lo que hace subir a su vez la inflación. La banca extranjera domina al gobierno pues la
deuda externa es manejada por el FMI y el deudor depende de las decisiones políticas
del acreedor. Son los grandes inversores los que están “nerviosos” o “calmos”, pero
ellos son representados como siendo el sinónimo del “mercado”. El Estado deberá
generar recursos de todos lados para solventar este sistema perverso. Pero el interés
compuesto circula de una forma, y los que piden préstamos están dentro de un esquema
de circulación de proporciones más tímidas. El segundo no alcanza para cubrir al
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primero. Así, toda la sociedad, toda población mundial, trabaja para pagar estos
intereses, para mantener este esquema. La acumulación de dinero genera un aumento en
los precios. Además, la tasa de interés está acumulada en los precios históricamente, es
decir, los empresarios cuentan como costo de producción sus pagos de intereses, a lo
que se suman los préstamos contraídos para saldar a los intereses de otros préstamos. Si
el crecimiento económico es mayor o igual a la inflación se puede mantener la
situación, pero esto también supone un crecimiento continuo. Se estima que el interés
histórico incluido en el precio es del 33% del precio de cada producto. Así, el sector de
la sociedad sin capacidad de ahorro, de endeudarse, paga el interés a través de su
recargo en los precios. En este caso, diferente del IVA que a su vez compone otros 20%
del precio de cada producto, vemos en los números absolutos que paga más intereses él
que tiene más dinero, pero relativamente el interés pesa más al pobre, que puede perder
la capacidad de compra de un artículo cuando le sumamos en su precio el pago de los
intereses.
Veamos, entonces, como el banco crea dinero a partir de los depósitos. Una
persona, por ejemplo, deposita mil dineros en un banco o los consigue tras hipotecar sus
bienes. Existe un requisito legal impuesto por el Banco Central que impone un “encaje
mínimo”, una cantidad mínima a ser mantenida en caja. Lo demás el banco puede
prestar. En Europa el encaje es del 2%. Supongamos un encaje del 10%. El banco
mantiene en efectivo 100 como requisito legal y presta los otros 900. Se pude suponer
que este préstamo será efectivado en una compra y el comprador depositará esta venta
que realizó en el banco. El banco podrá prestar 810 de los 900 depositados y así en
adelante. Si tomamos el multiplicador monetario sobre el coeficiente, veremos que de
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los mil iníciales se llega a prestar 10 mil dineros totalmente desprovistos de base
material. Además, cada uno de los préstamos estará a su vez rindiendo intereses.
El préstamo, así, es la forma de hacer circular el dinero que se crea a través del
dinero de otro préstamo, creando una pirámide en la cual un préstamo paga el interés del
otro, terminando la familia y el Estado endeudados. El individuo tiene una tarjeta
magnética que rinde intereses, pide un préstamo normal y después otro personal. Tres
tasas rindiendo intereses simultáneamente. Esta situación incide, por ejemplo, en los
índices de violencia domestica y en diversos otros problemas “sociales”. Como si fuera
poco, el banco puede prestar dinero a sí mismo, “invirtiendo” en su propio fondo
especulativo, para de este modo generar la “rentabilidad” que necesita.
Elucidemos otras formas que posee el banco para multiplicar su dinero creándolo
de la nada. Los “brokers” se especializan en captar dinero de parte de negocios
posiblemente rentables. Son profesionales en hacer explotaren posibles especulaciones.
Veamos el “seguro sobre activo financiero”. Las grandes compañías de seguro hacen
seguro de cualquier cosa existente. Venden también un seguro sobre la devaluación en
un país, de un bono o una acción. Si un país se declara en default, el seguro paga el
precio de compra. Es un invento a tras del cual no existe nada de material. El precio del
seguro aumenta con el peligro de default, lo que a su vez genera un nuevo margen para
la especulación: el “esquema de apostar a la baja”. A mayor devaluación se incrementa
este seguro. Los medios masivos de comunicación, de acuerdo a sus intereses, pasan a
informar que toda la economía se va a caer. Esto provoca un ajuste en el presupuesto del
país, reducción en salud y educción. El “mercado futuro de los contractos de
commodities” es otro esquema. Se realiza un pago para un intercambio futuro, se
compra la producción del año que viene, para lo que se pone el precio que se estima será
el del año que viene. Esta operación hecha una sola vez no presenta problemas, pues la
venta se cierra con la compra. Pero si un agente vende su venta futura para otro,
empieza una especulación sobre los mercados futuros, incrementando sin embargo los
precios de hoy, aumentando el hambre. Los supermercados son el eslabón que controla
esta cadena de alimentos. Cuando uno vende por primera vez el contrato a futuro, él ya
hace subir el precio, pues varios agentes van a empezar a buscar esta posibilidad de
negocios. El Estado norteamericano, a su vez, se enfrenta a su Reserva Federal como un
banco privado, pidiéndole dinero prestado. Para demonstrar capacidad de pago el
Estado crea los “bonos del tesoro” que pertenecen al Banco Central. Estos bonos no
poseen valor de fondo, y sirven apenas para generar seguridad en el mercado. Su única
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garantía real son las fuerza armadas del Estado. Para apenas mencionar otros casos,
citemos la “burbuja de los derivados”, los “fondos blancos” para los jubilados o otros
esquemas de “bonos”, “cupones”, etc. Pero este es el desencadenamiento final de la
especulación financiera: de la guerra comercial a la financiera, hacia la guerra armada.
Y la guerra, o la especulación sobre ella, es un negocio rentable. La banca, prestando a
todos lados del conflicto, gana siempre, desde la guerra napoleónica pasando por la 2ª
Guerra Mundial.
Con el fin de la Segunda Guerra se realiza una reforma monetaria y las tasas de
interés poseen un punto de recomienzo arrancando nuevamente del uno, su nuevo “año
cero”, factor importante para concretar aquel “milagro alemán”. Pero es con la caída de
la URSS que se globaliza la maniobra especulativa, alcanzando así una nueva potencia,
una verdadera “orgia” especulativa en la última década del siglo XX, manteniendo de
este modo la tasa media de ganancia global. Es imposible cualquier equilibrio entre
oferta y demanda bajo la existencia de estos dineros ocultos. Podemos estimar hoy que
para cada 100 euros que recibe un banco él puede generar 100 mil euros de nuevos
dineros. En los próximos veinte años la tendencia del interés preponderar sobre el precio
será “fuera de lugar”, pues en los últimos quince se generó una fuerte distorsión
económica visto que la tasa de ganancia ha disparado. Quien paga este interés son las
empresas que toman préstamos para producir, las familias para comprar bienes, y el
Estado que solicita préstamos para su funcionamiento y el pago de la deuda externa. El
banco tiene a los agentes económicos enlazados en su esfera de influencia. Pero las
empresas al final no pueden arcar con los intereses, que se vienen acumulándose a
través de los tiempos, por lo que estos aparecen como costos de producción, recargados
en los precios. Así, son también los consumidores que pagan los préstamos efectuados
en el pasado. Pagan los intereses los que menos tienen, a través de esta forma de
“transferencia” de la deuda privada. El conflicto debido al crecimiento del interés
genera a su vez conflictos en todos los sectores de la sociedad, pues la especulación
“chupa” toda la riqueza que se produce y los empresarios que pagan salarios están
también atados al esquema de los bancos. Si existe alguna “crisis”, esta es de
sobreproducción pues no faltan mercancías sino que sobran. Lo evidente que se constata
inmediatamente es la necesidad de cortar con la tasa de interés. Pues en la relación entre
crecimiento económico, consumo y progresión de intereses, el primero no puede
alcanzar la progresión de la especulación: la tasa de ganancia de la producción no puede
competir con la tasa de ganancia de los intereses. Bajan los salarios, aumenta la
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intensidad del trabajo, pero nada de esto alcanza. El capital industrial se ve impelido a
meterse en la especulación financiera, desplazando parte de su capital productivo a la
especulación.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS