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UNIVERSIDAD PRIVADA DE TACNA

FACULTAD DE INGENIERIA

ESCUELA PROFESIONAL DE INGENIERÍA CIVIL

TRABAJO DE INVESTIGACION
“TALUDES”

PRESENTADO POR:
LUIS FERNANDO ALDANA CUTIPA
DOCENTE:
Dr.OSCAR SEGUNDO ANGULO SALAS
CURSO:
GEOLOGIA APLICADA
GRUPO:
B

TACNA-PERU
INDICE
1. Talud................................................................................................................................................ 3
1.1. Partes de un Talud ...................................................................................................................... 3
1.2. Factores de inestabilidad de Talud. ............................................................................................ 4
1.2.1. FACTORES CONSTANTES ..................................................................................................... 5
1.2.2. FACTORES VARIABLES ......................................................................................................... 7
2. FALLAS EN LADERAS ...................................................................................................................... 10
2.1. Flujos ..................................................................................................................................... 10
Flujo en materiales relativamente secos .......................................................................................... 10
2.2. Flujos en materiales húmedos. Flujos de lodos .................................................................... 10
2.3. Fallas por erosión: ................................................................................................................. 11
2.4. Fallas por licuación:............................................................................................................... 11
3. FALLAS RELACIONADAS A LA ESTABILIDAD DE TALUDES ARTIFICIALES........................................ 12
3.1. FALLA TRASLACIONAL ........................................................................................................... 12
3.2. FALLAS CON SUPERFICIES COMPUESTAS .............................................................................. 13
3.3. FALLAS MULTIPLES ................................................................................................................ 13
4. Métodos o medidas de estabilización de taludes. ........................................................................ 13
5. Análisis de riesgos por laderas inestables y sismos ...................................................................... 17
5.3. Evaluación de la amenaza ..................................................................................................... 17
5.4. Vulnerabilidad ....................................................................................................................... 18
5.5. Análisis y evaluación de la vulnerabilidad............................................................................. 18
6. CLASIFICACIÓN DE LOS MOVIMIENTOS ........................................................................................ 19
6.1. Deslizamiento: ...................................................................................................................... 19
6.2. Flujo:...................................................................................................................................... 19
6.3. Desprendimiento: ................................................................................................................. 19
6.4. Movimientos complejos:....................................................................................................... 19
6.5. Derivas o extensiones laterales: ........................................................................................... 20
1. Talud

Un “talud” o ladera es una masa de tierra que no es plana, sino que presenta una
pendiente o cambios significativos de altura. En la literatura técnica se define como
“ladera” cuando su conformación actual tuvo como origen un proceso natural y “talud”
cuando se conformó artificialmente. Los taludes se pueden agrupar en tres categorías
generales: los terraplenes, los cortes de laderas naturales y los muros de contención.
Se pueden presentar combinaciones de los diversos tipos de taludes y laderas.

1.1. Partes de un Talud

Existen algunos términos para definir las partes de un talud. El talud comprende una
parte alta o superior convexa con una cabeza, cima, cresta o escarpe, donde se
presentan procesos de denudación o erosión; una parte intermedia semirecta y una
parte baja o inferior cóncava con un pie, pata o base, en la cual ocurren principalmente
procesos de depositación

En un talud o ladera se definen los siguientes elementos constitutivos:


Pie, pata o base El pie corresponde al sitio de cambio brusco de la pendiente en la
parte inferior del talud o ladera. La forma del pie de una ladera es generalmente
cóncava.
Cabeza, cresta, cima o escarpe
Cabeza se refiere al sitio de cambio brusco de la pendiente en la parte superior del
talud o ladera. Cuando la pendiente de este punto hacia abajo es semi-vertical o de
alta pendiente, se le denomina “escarpe”. Los escarpes pueden coincidir con coronas
de deslizamientos. La forma de la cabeza generalmente es convexa.
- Altura
Es la distancia vertical entre el pie y la cabeza, la cual se presenta claramente
definida en taludes artificiales, pero es complicada de cuantificar en las laderas
debido a que el pie y la cabeza generalmente no son accidentes topográficos
bien marcados.
- Altura de nivel freático
Es la distancia vertical desde el pie del talud o ladera hasta el nivel de agua (la
presión en el agua es igual a la presión atmosférica). La altura del nivel freático
se acostumbra medirla debajo de la cabeza del talud.
- Pendiente
Es la medida de la inclinación de la superficie del talud o ladera. Puede medirse
en grados, en porcentaje o en relación m:1, en la cual m es la distancia
horizontal que corresponde a una unidad de distancia vertical. Ejemplo: 45º =
100% = 1H:1V. Los suelos o rocas más resistentes generalmente forman
laderas de mayor pendiente y los materiales de baja resistencia o blandos,
tienden a formar laderas de baja pendiente.

1.2. Factores de inestabilidad de Talud.

Para que se produzca la inestabilidad y puesta en movimiento de una masa de


terreno deben intervenir y modificarse de forma conjunta varios factores. Aunque
las formas de la superficie terrestre se pueden considerar como resultantes de un
sistema evolutivo y, por tanto, en continuo cambio, a la escala de tiempo en la que
se producen estos movimientos del terreno, a algunos de los factores que
intervienen en ellos se les puede conceptuar como constantes o con poca
variabilidad a lo largo del tiempo y, a otros, como factores variables que sufren
modificaciones con cierta periodicidad.
Los primeros, serían de carácter pasivo y condicionarían y conformarían el tipo de
rotura y su mecanismo. De otro lado, los factores variables o activos interferirían
sobre los anteriores, modificándolos y desencadenando la inestabilidad y puesta
en movimiento del terreno, además de determinar, en muchos casos, la magnitud
del proceso. El conjunto de estos factores comprende la siguiente relación:
Factores constantes
 Naturaleza de los materiales
 Relación estructura-ladera
 Pendiente topográfica y morfología de la ladera
 Vegetación
Factores variables
 Climatología
 Meteorización
 Agua
 Erosión fluvial y costera
 Sismicidad de la zona
 Acciones antrópicas
1.2.1. FACTORES CONSTANTES
Naturaleza de los materiales
La litología de los materiales aflorantes y su grado de alteración condicionará
sus características físico-mecánicas y, por tanto, su estabilidad potencial, por
lo que el comportamiento variará de unos materiales a otros aún cuando actúen
sobre ellos con igual intensidad los mismos factores.
Los parámetros resistivos dependerán de la composición mineralógica y de la
textura, compactación, tamaño, forma y cementación de las partículas que
formen la roca o sedimento. Por tanto, materiales poco cementados, con
tamaños de grano fino (limo-arcilla o arenas limo-arcillosas),o de un amplio
rango granulométrico (derrubios de ladera) son litologías más propensas al
deslizamiento.
La influencia de la composición mineralógica de los materiales es, en
ocasiones, determinante para que se produzcan inestabilidades. En
sedimentos con abundancia de minerales de la arcilla del tipo montmorillonita,
se puede producir, en épocas de lluvia, un hinchamiento de estos minerales
por la absorción de agua en su estructura molecular y posterior dilatación, lo
que provoca una expansión del terreno, con aumentos de volumen que son
problemáticos si alcanzan el 5% y que, en casos excepcionales, pueden llegar
al 50%. Asimismo, el lavado de las sales contenidas en determinadas arcillas
marinas conduce a un reordenamiento en la estructura de las partículas,
pasando de floculadas a dispersas y dando lugar a una reducción de la
resistencia al corte.
También, la alternancia o intercalación de materiales de distinta naturaleza, y
por tanto, con resistencia, compactación y permeabilidades diferentes,
producirá heterogeneidades en el comportamiento global de la masa, que
según la tipología de aquéllas, tendrá una respuesta variable a los factores
externos que se manifiesten, lo que favorece la aparición de fenómenos de
inestabilidad. Del mismo modo, el espesor de los diferentes materiales podrá
determinar que el movimiento sea superficial o profundo.
Relación estructura-ladera
Otro aspecto de gran importancia a considerar frente a la estabilidad es la
relación y combinación de la disposición geométrica de los materiales
aflorantes, con respecto a la orientación, pendiente y altura de la ladera natural
o talud artificial. En este sentido, deberán observarse las discontinuidades
presentes (planos de estratificación, fallas, diaclasas, esquistosidad),
atendiendo a su inclinación, orientación, número, densidad, naturaleza y
morfología.
Estas características tienen gran importancia en el caso de materiales rocosos
(calizas, areniscas, etc.), que serían estables de no ser por la fisuración y
disgregación que produce la existencia e intersección de estas
discontinuidades, al modificar las propiedades de los materiales, lo que
provoca que el macizo rocoso, en su conjunto, adquiera una resistencia menor
que la roca inicial.
Asimismo, cuando la dirección de la estructura de los materiales con respecto
a la del terreno natural o talud artificial es paralela - y, por tanto, - coincidente,
y dichos materiales tienen una inclinación ladera abajo, se facilita el
desencadenamiento de inestabilidades, que será mayor cuanto más pequeño
sea el ángulo de intersección que formen ambas inclinaciones.
Estas circunstancias se verán favorecidas por la circulación del agua de
infiltración a través de las discontinuidades, que pueden actuar durante los
periodos de lluvia como superficies de despegue.
Las diferencias del estado tensional dentro de un macizo rocoso conllevan que,
dentro de un mismo sector geográfico, la disposición y el número de
discontinuidades no sea constante y, por tanto, las condiciones de inestabilidad
puedan variar.

Pendiente topográfica y morfología de la ladera


La pendiente topográfica y la altura de las laderas son factores que condicionan
el desarrollo de procesos de deslizamiento por su contribución a la
inestabilidad de los materiales; tanto es así que son parámetros utilizados
sistemáticamente en la mayoría de los métodos de cálculo de estabilidad de
taludes. En terrenos homogéneos, cada tipo de material tendrá una altura
crítica y un ángulo máximo, a partir de los cuales se producirá un desequilibrio
gravitacional, siendo posible la rotura. No obstante, en zonas muy húmedas, la
morfología no tiene por qué ser necesariamente abrupta para que materiales
arcillosos, debido a la saturación, puedan generar movimientos rápidos, de tipo
flujo, con velocidad considerable. También, las características morfológicas de
la ladera aumentarán o disminuirán su equilibrio, y ya que estas formas son
además el resultado de un proceso evolutivo, nos servirán también como
indicadores de inestabilidad. Una topografía abrupta, con valles profundos,
grandes diferencias de altura entre vaguadas, alto gradiente hidráulico, relieve
escarpado, red de drenaje densa y encajada, formas acarcavadas y laderas
con morfología cóncava, es indicativa de zonas con alto potencial de
inestabilidad. De este modo, mediante la combinación de determinados índices
morfológicos y morfométricos del terreno, tales como la morfología, altura y
pendiente topográfica, la superficie y longitud de la cuenca superficial y de los
conos de deyección, etc., se han desarrollado métodos para determinar la
susceptibilidad de rotura de una ladera.
Vegetación
Es éste un factor controvertido, tanto en su uso como parámetro a intervenir
en la estabilidad, como en el papel que desempeña. Esto es debido tanto a las
distintas circunstancias que se producen en la presencia de la amplia variedad
de especies vegetales existentes, dentro de las cuales algunas tienen un
marcado carácter estacional, como a los efectos que en ellas se manifiestan.
Aunque es el factor menos constante de los hasta ahora reseñados y no llega
ser determinante para la estabilidad global de una masa de terreno, sí
condiciona de forma notable la acción de otros factores. El efecto positivo que
produce la vegetación es el de mantener la estabilidad superficial del terreno y
evitar su degradación, ya que las raíces cohesionan las partículas del suelo y
disminuyen la disgregación de los niveles superficiales. La presencia de una
cobertera vegetal también favorece el drenaje por la absorción del agua
superficial del terreno, al tiempo que disminuye el efecto producido por la
erosión hídrica. Como contribución negativa, está la producida por el efecto de
cuña realizado por algunas raíces al desagregar el suelo, provocando los
consiguientes efectos mecánicos en grietas y fracturas.
1.2.2. FACTORES VARIABLES
Climatología
Las causas que intervienen en los movimientos del terreno están muy influidas
por las características climatológicas de la zona, que deben ser consideradas
como agentes que influyen en la formación del relieve por su repercusión en
los procesos geomorfológicos. Los efectos del clima se derivan principalmente
de la pluviometría y temperatura. Por lo que respecta a las precipitaciones, no
sólo influye el volumen total anual, sino también la distribución estacional, el
régimen y su intensidad. De esta manera, cuando las lluvias son torrenciales,
el impacto físico de las gotas de agua ataca enérgicamente el suelo y provoca
la disgregación y removilización de las partículas superficiales, que son
arrastradas por el agua. A su vez, la cantidad de lluvia caída en tan poco
tiempo, excede la capacidad de infiltración en el terreno, por lo que se produce
una escorrentía superficial que intensifica el efecto erosivo del agua sobre las
laderas durante el transporte del sedimento y forma depósitos característicos
al pie de las pendientes. Si, por el contrario, el agua de lluvia se infiltra
lentamente, se produce un mayor grado de saturación del terreno, que puede
llegar a formar un nivel de agua subterránea. En general existe una buena
correlación entre la frecuencia de deslizamientos y la estación del año,
correspondiendo un mayor número de aquéllos a los meses más lluviosos.
Este fenómeno se incrementa en zonas muy húmedas y durante los periodos
con lluvias más extensas e intensas aumenta también la magnitud de los
movimientos, ya que el terreno presenta un elevado grado de saturación como
consecuencia de lluvias anteriores. Por lo que respecta a las temperaturas,
parámetro de menor importancia, cuanto más altas y más extremas sean,
mayor será su influencia sobre los ciclos de humedad-sequedad del suelo. Los
cambios de temperatura originarán procesos de expansión y contracción de
los poros del terreno, con los consiguientes efectos sobre su grado de
esponjamiento y saturación.
Meteorización Este factor produce una alteración de la roca o del sedimento
original de la ladera, cambiando su resistencia y permeabilidad. Las
transformaciones químicas, mineralógicas y texturales que se generan durante
el desarrollo de este proceso, por la acción de reacciones de disolución,
oxidación, hidrólisis, etc., destruyen el empaquetamiento de los materiales,
disgregan el conjunto y generan una pérdida de la cohesión, lo que lleva en
definitiva a una disminución de su resistencia.
Agua
El agua es el agente que contribuye con mayor peso a la modificación de las
condiciones de estabilidad de una ladera. Por una parte, provoca la
disgregación física de la estructura de las partículas del suelo, así como su
alteración química mediante procesos de disolución, oxidación, etc. Todo ello
genera cambios mineralógicos, composicionales y texturales, lo que da como
resultado, en ambos casos, una disminución de sus parámetros resistivos. Por
otra parte, cuando el agua se infiltra y percola en el subsuelo a través de poros
y fisuras, puede formarse un nivel de saturación variable, con un drenaje y un
flujo determinado. A nivel intuitivo, puede pensarse entonces, que el papel
desestabilizador del agua procede del efecto lubricante que ésta produce sobre
las partículas y discontinuidades del terreno. Sin embargo, su acción
desestabilizadora proviene tanto de la sobrecarga proporcionada por el peso
del agua al ocupar poros y fisuras antes vacíos, como de las presiones
intersticiales. Al tener un suelo saturado, constituido por partículas sólidas y
agua, los esfuerzos son absorbidos en diferente proporción por ambos
elementos. Como el agua no puede soportar esfuerzos cortantes, se
disminuyen las tensiones efectivas del terreno, y se incrementa el esfuerzo de
corte, lo que afecta, por tanto, a la estabilidad. Esto es de gran importancia
cuando el terreno está compuesto por una alternancia de capas permeables e
impermeables, ya que las primeras son capaces de desarrollar presiones
intersticiales considerables.
Erosión fluvial y costera
Las laderas escarpadas de las riberas de los valles fluviales se ven afectadas
por el caudal y nivel de agua. Durante las crecidas se modifican las condiciones
geométricas y erosivas y puede cambiar la posición y extensión del cauce, al
tiempo que aumenta la carga hidráulica y la capacidad erosiva del río. De este
modo, se induce una socavación lateral en las márgenes y cambia la
morfología inicial de las vertientes, aumentando su verticalidad. Todo ello
genera una disminución de su soporte por la base, desarrollándose
deformaciones elásticas e incrementándose el esfuerzo de corte sobre los
materiales. El mismo efecto de socavación se produce en la base de los
acantilados costeros por la acción del violento choque de las olas durante los
periodos de tormenta, lo que actúa como factor modificador y desestabilizador
del relieve y de la línea de costa.
Sismicidad de la zona
Los movimientos sísmicos son factores que pueden acelerar y desencadenar
grandes movimientos de masa como resultado de la generación de una serie
de vibraciones que se asocian a un incremento de la aceleración vertical y
horizontal. Estas oscilaciones provocan una sacudida del suelo, desplazan de
su vertical a la componente de peso de una ladera e inducen una mayor tensión
tangencial de cizalla en el plano de rotura. Además, como resultado de la
alteración del empaquetamiento de los granos del terreno, se disminuye la
cohesión, lo que en materiales poco compactados y saturados se traduce en
fenómenos de licuefacción, generados por la compactación y el aumento de la
presión intersticial producida por las vibraciones.

Acciones antrópicas
Las actividades humanas pueden modificar parte de los factores que se han
tratado anteriormente. La intervención en laderas naturales o la construcción
de taludes artificiales, tenderá a variar las condiciones de equilibrio iniciales, y
podrá originar procesos de inestabilidad.
Estas actividades pertenecen principalmente al campo de la obra civil y a las
actuaciones urbanas, sobre todo en aquellos municipios ubicados en zonas de
montaña. Una ladera en equilibrio estricto puede ponerse en movimiento
cuando se sobrecarga en su parte superior, situación que se ocasiona por la
construcción de edificios, depósitos de agua o carreteras sobre materiales que
no pueden mantenerse estables bajo las nuevas condiciones de carga
adicional. A su vez, una excavación en la base de una vertiente natural
disminuye las tensiones estabilizadoras normales y aumenta las restantes.
Esta circunstancia se produce en las construcciones al pie de un talud o, con
mucha más frecuencia, en el caso de la ejecución de obras lineales,
principalmente carreteras, cuyo trazado tiene una alta probabilidad de
atravesar zonas con desprendimientos y deslizamientos activos o antiguos,
además de ser la causa de la generación de dichos movimientos. También en
las acumulaciones artificiales de materiales, tales como vertederos de residuos
urbanos, inertes y escombreras de mina pueden desencadenarse movimientos
de masa si no se han construido atendiendo a las condiciones de estabilidad y
seguridad que requiere la geometría y la naturaleza del relleno. En las obras
públicas, las inestabilidades de ladera pueden constituir un grave problema en
las boquillas de los túneles, que además pueden generar subsidencia en zonas
urbanas. El nivel de agua en embalses puede estar sometido a importantes
variaciones estacionales. Cuando las presas son sometidas a un desembalse
rápido tras un periodo de aguas altas, el nivel del vaso desciende con más
rapidez que el del agua existente en los poros de los materiales circundantes,
por lo que las zonas que antes se encontraban bajo el agua pueden deslizar
dentro del embalse. Al perder parte del sustento por la base, los materiales que
quedan por encima pierden apoyo, desarrollándose deslizamientos ladera
arriba. Por lo que respecta a las actuaciones urbanísticas, la edificación en
zonas de pendiente elevada comporta la ejecución de muros de contención, a
veces con drenaje insuficiente, que produce un efecto de retención sobre las
aguas de infiltración. La expansión urbanística conlleva, de modo paralelo a la
edificación, la ejecución de redes de abastecimiento, saneamiento y pluviales,
cuyas fugas provocan una infiltración directa y continua en el terreno. A estas
infiltraciones puede unirse el riego de zonas ajardinadas, con lo que, en su
conjunto, se supera con creces la infiltración pluvial anual. Si estas fugas
provocan movimientos del terreno, las conducciones rígidas enterradas
pueden fisurarse, y el fenómeno se autoalimenta de nuevo. La actividad
humana modifica las condiciones hidrogeológicas del área urbanizada. Al estar
ocupada por edificaciones y pavimento la práctica totalidad del suelo urbano,
no queda casi superficie para que se produzca una infiltración de agua de lluvia
y un drenaje natural. Por tanto, la alimentación principal de las aguas
subterráneas se produce por las fugas antes señaladas, generando una
humedad continua del terreno subsuperficial. Además, esta infiltración no se
lleva a cabo por toda la superficie del suelo, sino que se localiza en
determinados puntos, provocando heterogeneidades en el comportamiento del
subsuelo. A esto se suma que en épocas de lluvia, ya que el agua queda
recogida por la red de alcantarillado, la inyección directa producida por los
eventuales escapes de la red sea muy elevada, lo cual puede producir
movimientos de masa repentinos. Estas circunstancias aconsejan que en las
urbanizaciones realizadas sobre zonas escarpadas, las redes de drenaje sean
diseñadas, proyectadas y ejecutadas atendiendo a las características
naturales del terreno.
2. FALLAS EN LADERAS

2.1. Flujos
Se refiere este tipo de falla a movimientos más o menos rápidos de una parte
de la ladera natural, de tal manera que el movimiento en sí y la distribución
aparente de velocidades y desplazamientos recuerda el comportamiento de un
líquido viscoso. La superficie de deslizamiento o no es distinguible o se
desarrolla durante un lapso relativamente breve; es también frecuente que la
zona de contacto entre la parte móvil y las masas fijas de la ladera sea una
zona de flujo plástico.
El material susceptible de fluir puede ser cualquier formación no consolidada,
y así el fenómeno puede presentarse en fragmentos de roca, depósitos de
talud, suelos granulares finos o arcillas francas; son frecuentes los flujos en
lodo.
Flujo en materiales relativamente secos
En este grupo quedan comprendidos, en primer lugar, los flujos de fragmentos
de roca, desde los muy rápidos (avalanchazas) hasta los que ocurren
lentamente. Estos movimientos pueden explicarse en términos de la falla
plástica de los contactos profundos entre los fragmentos de roca y,
consecuentemente, afectan siempre grandes masas de fragmentos y suelen
ser de catastróficas consecuencias.
En segundo lugar, los flujos en suelos, relativamente secos ha ocurrido en
“loess”, asociadas muchas veces a temblores. En este caso, aparentemente,
el efecto del temblor fue causar una muy rápida destrucción de la estructura
del material, produciendo una verdadera licuación, pero con el aire jugando el
papel que en estos fenómenos por lo común corresponde al agua.
Fenómenos similares se han registrado en arenas secas
2.2. Flujos en materiales húmedos. Flujos de lodos
Se trata ahora de flujos que requieren una proporción apreciable de agua
contenida en el suelo, la cual desempeña un papel en la génesis y naturaleza
de la falla; existe amplia graduación en la cantidad de agua que pueden
contener los materiales, así como en el papel que ésta llega a tener en el
desarrollo de la falla. Los flujos en materiales húmedos se denominan flujos de
lodo cuando es muy elevado el contenido de agua de los materiales, por lo
menos en la zona de fluencia, pero naturalmente no hay una distinción clara
entre los “flujos de tierra” y los “flujos de lodo”. A veces se habla también de
“flujo de detritus”, cuando el material que fluye contiene porcentaje, apreciable
del orden un 50%, por lo menos de graves, boleos o fragmentos de rocas,
embebidos en la matriz, de suelo más fino, tal como es común que suceda en
los depósitos de talud o en muchas laderas de suelos residual. Los flujos de
tierra en materiales terrenos no demasiado húmedo se desarrollan típicamente
en el pie de los deslizamientos de tipo rotacional en el cuerpo del talud, que se
describen más adelante y a veces ocurren en forma extraordinariamente
rápida, como movimiento secundario del deslizamiento que tuvo lugar,
primeramente.
Estos flujos de tierra por lo común retienen mucha de la vegetación original,
así como la estratigrafía y aspecto general de la formación en la que ocurrió el
deslizamiento primario. Los flujos de tierra en suelos granulares finos son
típicos de formaciones costeras y se asocian generalmente a la erosión marina
y fluctuaciones respectivas de la presión de poro debidas a la ascensión el
descenso del nivel del agua con las mareas, se originan con procesos análogos
a la licuación. En los flujos con muy alto contenido de agua. La falla produce
una completa perturbación estructural. La forma típica del deslizamiento es
análoga al avance de un glaciar y la velocidad de desplazamiento puede variar
desde unos pocos centímetros por año (casos reportados en la referencia no:
9), hasta la correspondiente a deslizamiento catastróficos. En flujos lentos es
común que en la velocidad del movimiento influyan mucho las variaciones
estacionales del clima, en tanto que los flujos rápidos suelen seguir a épocas
de violenta precipitación pluvial. Los flujos de lodo muy rápidos se presentan
muchas veces en laderas de las que se ha removido la cobertura vegetal por
alguna razón y suelen comenzar en muy modestas proporciones, creciendo
rápidamente con un poder de transporte del suelo sobre el que pasa que
parece fuera de proporción con su importancia inicial; de esta manera se
pueden desencadenar auténticos ríos de lodos, capaces de acusar verdaderas
catástrofes sin duda su génesis debe incluir fenómenos de licuación de suelos.
Los flujos de detritus se producen pro disminución de resistencia al esfuerzo
cortante de la matriz fina de tales formaciones; la masa móvil se rompe en
fragmentos cada vez menores a medida que avanza ladera abajo.
2.3. Fallas por erosión:
Estas también son fallas de tipo superficial provocadas por arrastres de viento,
agua, etc., en los taludes. El fenómeno es tanto más notorio cuando más
empinadas sean las laderas de los taludes. Una manifestación típica del
fenómeno suele ser la aparición de irregularidades en el talud, originalmente
uniforme. Desde el punto de vista teórico esta falla suele ser imposible de
cuantificar detalladamente, pero la experiencia ha proporcionado normas que
la atenúan grandemente si se las aplica con cuidado.
2.4. Fallas por licuación:
Estas fallan ocurren cuando en la zona del deslizamiento el suelo pasa
rápidamente de una condición más o menos firme a la correspondiente a una
suspensión, con pérdida casi total de resistencia al esfuerzo cortante. Estas
fallas ocurren en arcillas extrasensitivas y arenas poco compactas, las cuales,
al ser perturbadas, pasan rápidamente de una condición más o menos estable
o una suspensión, con la pérdida casi-total de la resistencia al esfuerzo
cortante. Las dos causas que puede atribuirse esa pérdida de resistencia son:
incremento de los esfuerzos cortantes actuantes y desarrollo de la presión de
poros correspondiente, y por el desarrollo de presiones elevadas en el agua
intersticial, quizás como consecuencia de un sismo, una explosión, etc.
3. FALLAS RELACIONADAS A LA ESTABILIDAD DE TALUDES
ARTIFICIALES

Movimiento del cuerpo del talud


Puede ocurrir en taludes movimientos bruscos que afecten a masas
considerables de suelo, con superficies de falla que penetran profundamente
en su cuerpo, interesando o no al terreno de fundación. Se considera que la
superficie de falla se forma cuando en la zona de su futuro desarrollo actúan
esfuerzos cortantes que sobrepasan la resistencia al corte del material; a
consecuencia de ello sobreviene la ruptura del mismo, con la formación de una
superficie de deslizamiento a lo largo de la cual se produce la falla.
Estos fenómenos se los denomina “deslizamientos de tierras” y puede
estudiarse dos tipos bien diferenciados.

3.1. FALLA TRASLACIONAL


Estas fallas por lo general consisten en movimientos trasnacionales
importantes del cuerpo del talud sobre superficies de fallas básicamente
planas, asociadas a la presencia de estratos pocos resistentes localizados a
poca profundidad debajo del talud. Las fallas de una franja superficial son
típicas de laderas naturales formadas por materiales arcillosos productos de
meteorización de las formaciones originales, suelen ser provocadas por el
efecto de la sobre carga impuesta por un terraplén construidos sobre la ladera,
en esta falla el movimiento ocurre casi sin distorsión, también abarca
movimientos en que se combinan la rotación y la traslación dando lugar a
superficies de fallas compuestas en que se desarrollan zonas planas
3.2. FALLAS CON SUPERFICIES COMPUESTAS
En general estas superficies están predeterminadas por las presencias de
heterogeneidades dentro del talud, donde se pueden presentar un talud con
ambas fallas, falla rotacional o trasnacional teniendo un porcentaje más o
menos igual, las fallas compuesta suelen producir la distorsión de los
materiales que es típicas de las fallas circulares.
3.3. FALLAS MULTIPLES
Las fallas múltiples son producidas con varias superficies de deslizamientos,
sean simultáneos o en rápida sucesión. Conviene distinguir las fallas sucesivas
y las regresivas. Ambas son comunes en laderas naturales en las que se
practicas un corte.

4. Métodos o medidas de estabilización de taludes.

Cuando un talud implica riesgo de inestabilidad, es necesario realizar


diferentes métodos o medidas de estabilización, el objetivo de las medidas de
estabilidad de un talud conlleva al aumento del factor de seguridad, esto se
consigue al disminuir las fuerzas desestabilizadoras o también aumentando las
fuerzas estabilizadoras.
Para ello se debe tener en cuenta los siguientes aspectos:
 El comportamiento y propiedades geomecánicas del terreno.
 Los mecanismos y tipos de roturas, se debe incluir la velocidad,
dirección del movimiento y la geometría que tenga la rotura.
 Todos los factores geológicos, hidrogeológicos y otros tipos de factores
influyentes en la estabilidad de talud.
Además, se debe definir las propiedades y parámetros geotécnicos de los
materiales. Para ello se llevará a cabo estudios geológicos, hidrogeológicos,
reconocimientos in situ que se complementan con ensayos geotécnicos de
laboratorio.
4.1. Medidas o métodos de estabilización en taludes
Algunos de los métodos más usados para estabilizar taludes son:
 Modificación de la geometría
 Medidas de drenaje
 Elementos estructurales resistentes
 Muros u otros elementos de contención
 Medidas de protección superficial

4.1.1. Modificación de la geometría


Con la modificación de la geometría del talud se logra redistribuir las
fuerzas relacionadas al peso de los materiales y se obtiene una nueva
configuración más estable.
Hay diferentes formas de realizar la modificación geométrica de los
taludes:

 Se puede disminuir la inclinación del talud

 Se elimina el peso de la cabecera del talud (descabezamiento)


 Se puede incrementar el peso al pie del talud (tacones, rellenos,
escolleras)
Eliminación de peso en la cabecera y adición de peso en el pie talud
 Otra opción es construir bancos y bermas (escalonar el talud)

4.1.2. Medidas de drenaje


El agua es el principal agente desencadenante de los problemas de
inestabilidad en taludes debido a que aumenta el peso de la masa
inestable, eleva el nivel freático, aumenta las presiones intersticiales en
los materiales, empujes hidrostáticos, erosiona el pie del talud, etc.
La estabilidad de taludes mediante medidas de drenaje tiene por
objetivo disminuir o eliminar el agua superficial o profunda que se
encuentra afectando el talud, y por lo tanto trata de disminuir las
presiones intersticiales que actúan como factor desestabilizador en las
superficies de rotura y grietas de tracción.
Éste método suele ser el más empleado debido a que representa costos
muy reducidos en comparación con otras medidas de estabilización de
taludes.
Las medidas de drenaje pueden ser superficiales o profundas.

Medidas de drenaje y protección en taludes (Uriel. 1991)


4.1.3. Elementos estructurales resistentes
Tiene como objetivo aumentar la resistencia al corte del material
mediante el uso de:
Elementos que incrementan la resistencia del terreno en la superficie
de rotura (pilotes o micropilotes).
Elementos que incrementan las fuerzas tangenciales de rozamiento en
la superficie de rotura (anclajes y muros anclados).

Muros y pantallas de pilotes anclados


4.1.4. Muros y elementos de contención
La construcción de muros o estructuras de contención tienen como
objetivo reforzar la zona que se encuentra al pie de los taludes,
evitando, además, la erosión y generando un ambiente estable.
Algunas de estos elementos son:

 Muros de contención
 Muros de gaviones
 Paredes de concreto y hormigón proyectado
 Muros de tierra armada
 Muros anclados
4.1.5. Medidas de protección superficial
Reducen el riesgo a caída de rocas

 Estabilización de zonas fracturadas mediante la aplicación de


mallas metálicas a doble o triple torsión, ancladas a las rocas
 Eliminación de bloques mediante voladura controlada, cemento
expansivo, fragmentación mediante martillo picador, eliminación
manual mediante palancas.
 Revegetación y aplicación de mallas sintéticas
5. Análisis de riesgos por laderas inestables y sismos

5.1. Ordenes de las amenazas naturales


 Primer orden: sismos, huracanes, volcanes y lluvias.
 Segundo orden: deslizamientos, maremotos, inundaciones.
 Tercer orden: aludes y avalanchas.

5.2. Análisis de vulnerabilidad (etapas)


 Seleccionar una amenaza potencial y asignarle características.
 Identificar componentes físicos y servicios auxiliares del sistema.
 Determinar los efectos del evento sobre el sistema.
 Estimar la demanda de servicios básicos para el público.
 Determinar los componentes críticos y vulnerables a la amenaza.
 Ampliar otros efectos indirectos derivados del evento.
 Consolidar la información en una evaluación final.
5.3. Evaluación de la amenaza
Amenaza natural es la probabilidad de ocurrencia de un fenómeno
potencialmente destructor, en un área específica dentro de un determinado
período de tiempo (Varnes, 1984)
Clasificación de la susceptibilidad a los deslizamientos con base en la
observación de la morfología del terreno (Crozier, 1986).

Criterios para determinar el grado de susceptibilidad a los deslizamientos (Sarkar y Kanungo,


2004).
5.4. Vulnerabilidad
La vulnerabilidad es el grado de pérdida o destrucción de un elemento
señalado o de un grupo de elementos en riesgo, como resultado de la
ocurrencia de un fenómeno natural de magnitud determinada (Varnes, 1984).
La vulnerabilidad incluye el grado de daño a la población, vidas humanas,
propiedades, actividades económicas, servicios públicos, condiciones
ambientales etc., en un área específica por la ocurrencia de un determinado
evento; por lo que muchos autores la dividen, para su análisis y evaluación, en
vulnerabilidad física y vulnerabilidad social.
5.5. Análisis y evaluación de la vulnerabilidad
El análisis de vulnerabilidad ante los deslizamientos requiere un conocimiento
de la densidad de población, infraestructura, actividades económicas y los
efectos de un determinado fenómeno sobre estos elementos en riesgo. Para
valorar la vulnerabilidad debe tenerse en cuenta el tipo, proximidad y
distribución espacial de las elementos afectados o población, grado de
protección ofrecida a las personas por la naturaleza del elemento, escala o
volumen probable de la falla, grado de prevención o alarma, velocidad del
movimiento y su respuesta, así como la posibilidad de efectos secundarios.
La evaluación de la vulnerabilidad puede definirse como el nivel potencial de
daño o grado de pérdida de un determinado elemento, expresado en una
escala de 0 a 1 y depende principalmente de la exposición del elemento a la
amenaza.
Valores de vulnerabilidad física al impacto de deslizamientos de tierra.
6. CLASIFICACIÓN DE LOS MOVIMIENTOS

6.1. Deslizamiento:
En este tipo de movimiento de ladera el desplazamiento del terreno se produce
sobre una o varias superficies de rotura bien definidas. La masa generalmente
se desplaza en conjunto, comportándose como una unidad, prácticamente sin
deformación interna, en su recorrido. La velocidad suele ser variable e implican
a volúmenes grandes en general, aunque no siempre.
6.2. Flujo:
Bajo este sustantivo se agrupan a diferentes movimientos de ladera que tienen
en común la deformación interna y continua del material y la ausencia de una
superficie neta de desplazamiento (Varnes, 1978). En algunos casos la
superficie de rotura se puede asimilar a toda una franja de deformación. Las
diferencias estriban en el material implicado, su contenido en agua y la
velocidad de desarrollo, de lenta (reptación) a súbita (flujos de rocas). Los más
comunes son los movimientos en suelo (flujos o coladas de tierra o barro),
movimientos de derrubios (flujos de derrubios) o bloques rocosos (flujos de
bloques). En el área de estudio son predominantes los flujos de derrubios, que
son movimientos que engloban a fragmentos rocosos, bloques, cantos y
gravas en una matriz fina de arena, limo y arcilla (en general los gruesos
representan un porcentaje superior a 50%). Este tipo de movimientos tienen
lugar en laderas cubiertas por material no consolidado y el agua es un motor
principal en el proceso. Son movimientos muy rápidos y frecuentemente están
relacionados con tormentas.
6.3. Desprendimiento:
Corresponde al rápido movimiento de una masa de cualquier tamaño de roca
o de suelo en forma de bloques aislados o material masivo. Los
desplazamientos se producen principalmente en sentido vertical por caída
libre, son típicos en macizos rocosos y generalmente están controlados por las
discontinuidades. Este tipo de movimientos requiere una topografía como
escarpes o pendientes fuertes y se caracterizan por la acumulación de bloques
de tamaño variable en el pie de ladera.
6.4. Movimientos complejos:
Son aquellos que resultan de la combinación de dos o más tipos de
movimientos elementales descritos anteriormente. Estos movimientos
alcanzan generalmente gran tamaño (Antoine, 1992) afectando, a veces, a
laderas completas. En la zona de estudio los más frecuentes son los
conformados por un movimiento traslacional en cabecera y un flujo al pie.
6.5. Derivas o extensiones laterales:
Este término hace referencia al movimiento de bloques rocosos o masas de
suelo muy coherente sobre un material blando y deformable. Como
consecuencia de esta diferencia de competencia entre el material
suprayacente y el infrayacente, se produce la fragmentación de las capas
superiores y los desplazamientos diferenciales. Los bloques se desplazan
lateral y lentamente a favor de pendientes muy bajas. No son movimientos
frecuentes y suelen ser bastante extensos. No se ha definido ninguna deriva
lateral en el área de estudio.

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