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La Tragedia del Eón Sophía y del Demiurgo

Paz, Tolerancia y Verdad

Los antiguos Gnósticos nos dejaron la epopeya de nuestro Eón Sophía cuya existencia
quiso recrear su Hijo el Demiurgo en la forma de Gaia, el Mundo y cómo, después de la
desaparición del mismo Creador, quedaron en pie una serie de fuerzas artificiales, los
arcontes, programadas para mantener la creación activa. Este hecho, hasta ahora se
pensaba que había sido un hecho aislado en todo el Multiverso; pero al parecer es algo
que se repite con bastante frecuencia en la actuación de los diferentes eones; pero
veamos en qué consistió este evento Cósmico al que todas las religiones denominan
como La Caída.

Antes que nada definiremos los personajes de este episodio: Sophía no es otra cosa que
nuestro Universo. El Demiurgo es una Creación de Sophía, el agujero blanco que es
nuestro Sol. Tras crear, emanar, al Sistema Solar, los Elohim, y construir el cuerpo del
Ser Humano le insufla su propio espíritu permaneciendo, a partir de entonces, en una
especie de sueño sin ensueños.

El Ser Humano Original, Adam Kadmón, que en un principio no era otro que el reflejo
del Logos Solar en un cuerpo material pierde su divinidad y su espíritu se desgaja en
infinidad de células debido al hecho de la procreación. Javeh o Jeovah es el Jefe de los
arcontes, denominado en los textos gnósticos, como el Gran Presuntuoso y es conocido
como el dios Loco o falso dios, dado que se trata de un impostor que se hace pasar por
el Logos Solar siendo su misión engañar al Ser Humano para que permanezca dormido
y, no conociendo la verdad, siga multiplicándose sin fin impidiendo, de este modo, la
restauración de Adam Kadmón, el verdadero Hombre Original y Reflejo del Espíritu del
Eón Solar, el hijo de Sophía. Gaia, el Mundo, la Tierra, es el reflejo de Sophía que el
Demiurgo reconstruyera en su Reino y donde el Ser Humano vive.

Dijimos que todos los eones poseen una especie de embajada en el cuerpo estelar
de cada uno de sus hermanos, los otros universos; y esas embajada no son otra que
astros similares al Sol, independientemente del tamaño que estos posean, y que hemos
venido a denominar, reconocemos que presuntuosamente de cara a la Ciencia, como
agujeros blancos. También hemos indicado que la comunicación entre los miembros de
la Corte Celestial, los Eones, entre sí; es decir con el Pleroma se realiza mediante una
serie de paquetes de partículas monopolares, conocidas por la Ciencia como neutrinos y
que los gnósticos definieron como metanoia.
De vez en cuando, es lo que sucedió con Sophía nuestro Universo, un Eón no se
conforma con conocer el Reflejo de sus hermanos para entender la sustancia de la
Mente Universal del Pleroma y lo que realiza es crear una especie de embajador de sí y
dentro de sí mismo; es decir un agujero blanco de su núcleo galáctico.

La Estrella conocida como Sol no es otra cosa que eso, un agujero blanco que comunica
directamente con el centro galáctico de la Vía Láctea, y éste es uno de los motivos de
que se encuentre en la periferia de la Galaxia, de nuestro Universo Isla Sophía; con el
fin de evitar, en lo posible, una realimentación, por antimateria, que produjese un efecto
tipo Larsen y provocara extremadas anomalías en el Cuerpo del eterno e inmortal Eón.

No obstante, aun reconociendo que Sophía cumplió con el objetivo de conocerse a sí


misma, provocó que las partículas de antimateria interactuaran, de forma no natural, con
las partículas positivas de la materia haciendo que toda la creación del Demiurgo, el Eón
Solar, intentando reflejar lo que conocía del Mundo de su Madre Sophía, resultara
imperfecta y condenada a la degradación.

Desde el Principio dijimos que todo el Pleroma es una Mente en continuo cambio
mediante sus células, los eones; pero que aparenta quietud y pasividad extrema. Algo sin
movimiento; pero esa mente se encuentra en todo, en las galaxias o universos islas, los
agujeros blancos o estrellas y en todas las partículas del Universo.

Con lo que había realizado Sophía con su propio cuerpo, creando al Demiurgo, tuvo una
profunda Iniciación de conocimiento propio; pero las consecuencias fueron trágicas y
terribles tanto para sí misma como para el conjunto del Pleroma o Mente cósmica
Universal. En seguida comprobó cual había sido el Problema debido a la información
recibida de la Inteligencia Cósmica multiversal y mandó a continuación un mensaje,
mediante neutrinos, a su hijo el Logos Solar.

Todas las criaturas que has creado hijo mío tienen capacidad de moverse y están vivas;
pero solo son una especie de caricatura de lo que vive en mí y en los mundos de mis
hermanos. El Logos solar retransmitió a su Madre Sophía la siguiente metanoia de
neutrinos: ¿Qué deberé hacer Madre para que el Hombre que he creado a nuestra imagen
y semejanza cobre verdadera vida y se comporte como un ser inteligente? La metanoia
que recibió el Demiurgo de Sophía fue: Traspasa tu Espíritu a la Criatura que creaste y
así será un Ser Vivo a semejanza nuestra.

Durante el proceso de Creación, más bien recreación de lo que existía en el verdadero


Cuerpo de Sophía, el Eón Solar construyó una corte de entidades artificiales, sin vida
propia; pero programadas para que funcionasen como los pilares de la Creación en caso
de que algo fallase como así sucedería. Estos pilares o Entidades, muy poderosas, a nivel
de la materia física, son conocidos por los arcontes, las leyes de la Naturaleza; y a su
mando colocó al más poderoso de todos ellos, Jehovah, el dios Loco o Gran Presuntuoso.
Esas máquinas, por llamarlas de algún modo, solo entrarían en funcionamiento en caso
de que al Demiurgo le sucediese alguna cosa.

El Eón Solar, creó en el útero de Gaia, el reflejo semejante de Sophía, toda una suerte de
objetos y criaturas vivas; pero esas criaturas, como ya vimos, eran imperfectas y se
degradaban para terminar muriendo y desapareciendo. Entonces decidió seguir el consejo
que le vino de la mente universal, mediante Sophía, y construyó un ser mucho más
perfecto que los otros y los construyó macho y hembra para que antes de que pudiesen
fenecer dejasen descendencia de su Especie.

Así constituyó a todas las criaturas de Gaia, incluido al Ser Humano; pero entendía, como
bien le habían comunicado, que todo sería imperfecto si no había una mente dirigente que
pudiese conducirlo con inteligencia. Entonces sopló su espíritu de vida en la nueva
criatura bípeda que había formado.

Creado Adam Kadmón, Macho y Hembra, el espíritu del demiurgo pasó íntegramente al
Cuerpo de la Nueva Criatura; pero con ello, nuestro Sol se había transformado en un
simple durmiente desprovisto de espíritu y cuyas funciones habían quedado, de forma
automática, en mano de los artificiales arcontes. De algún modo dios había muerto para
introducirse en el Ser Humano.

Si el Ser Humano no se hubiese reproducido y hubiese muerto, con el tiempo, su espíritu


habría regresado al Eón solar y nada de lo que hoy existe existiría; el Eón Solar habría
entendido su experimento y no se habría producido la caída ni la necesidad de una
posterior redención; pero Jehová tentó a Adán y Eva diciéndoles que no comiesen del
Árbol del Conocimiento de la Ciencia del Bien y del mal, de la reproducción; por otro
lado, el mismo Jehová con el fin de completar su ladina tentación introdujo en la mente
de Adan, la idea de que si ahora solo eran animales, cuando comiesen del fruto se
convertirían o se reconocerían como dioses inmortales mediante la heredad.

Así sucedió; pero con ello el Espíritu del Eón Solar, del Demiurgo, que se encontraba
íntegro dentro del Adam Celeste, Adam y Eva, se dividió y volvió a dividirse hasta que
fue disgregado hasta los límites que en nuestro presente conocemos.

Los arcontes, El Gran Presuntuoso de Jehová también lo es, que mantienen una vida
inducida y prestada saben que cuando la Humanidad se congregue en la unidad de Adam
Kadmón será que ellos dejarán de ser útiles y necesarios y el demiurgo prescindirá de su
hueste de seguridad, muriendo, dejando de existir.

Mediante el engaño a los humanos, los arcontes les hacen creer que son ángeles divinos
y que Jehová, su Lider, es el verdadero Dios. En realidad solo se trata de un burdo
impostor.

Este hecho, mal denominado como caída dado que se trata de una impostura de una
creación artificial, es perfectamente conocido por la Mente Cósmica y por lo tanto
también de los eones que saben que la única solución para resolver este asunto es que el
demiurgo que vive dormido en cada una de las criaturas humanas despierte; pero ¿cómo
hacerlo con tal disgregación?: Mediante el Conocimiento.

El conocimiento de dicha Situación anómala y su difusión entre todas las células


humanas. El Gran Presuntuoso mandó a la Humanidad, curiosamente a su verdadero
creador y que había perdido la memoria al introducirse en el Adam Original, que
procreasen y se multiplicasen por la Tierra como las estrellas del cielo o las arenas de la
playa.

Mientras la humanidad siga ese proceso de huida hacia adelante estará cumpliendo el
mandato de los arcontes y yendo en contra de la verdadera meta redentora, el ir
disminuyendo la población hasta llegar a una sola pareja que contenga en sí la Mente del
Demiurgo y tras su muerte, el Logos Solar recupere su espíritu y memoria haciendo que
todo regrese al punto de origen de su malogrado experimento. Muy al contrario, se nos
insta a extendernos por las estrellas porque de ese modo la reintegración de la Divinidad
sería prácticamente imposible.

El Llanto de Sophía, que se observa en el Libro la Pisthis Sophía del gnóstico Valentín,
no es otra cosa que esa petición de ayuda a sus hermanos eones de la Corte Celestial del
Pleroma en busca de alguna ayuda y el Pleroma retransmite una nueva metanoia de
neutrinos dirigidos a impactar con el núcleo celular de los seres vivos que viven en Gaia,
fundamentalmente en los seres humanos que son los poseedores de la memoria ancestral
del Demiurgo.

Los paquetes de datos que provienen de todos los embajadores que moran en el Eón
Sophía, son la fuerza redentora de la Christificación. Se trata de una fuerza dirigida a
despertar la rosa del corazón, el núcleo genético de la información celular del Ser Humano
y donde se encuentra la propia memoria del legítimo creador de sus cuerpos.

Los neutrinos poseen una muy pequeña capacidad de interaccionar con la materia bipolar
de nuestra parte del Universo y tenemos que decir que lo que nos cae encima es un
auténtico aguacero que ya lleva milenios de tiempo; pero los neutrinos solo pueden tocar
aquello que los atraiga. Por lo tanto ellos, por sí mismos, no pueden despertar ninguna
memoria genética sino que es necesaria una predisposición por parte del receptor y esa
predisposición está en manos de la personalidad del Ser Humano que tiene, como misión,
llegar a un punto de comprobar que ha tocado fondo y que más bajo no puede caer. De
ese modo se realiza determinadas preguntas. ¿Porqué estoy aquí, quien soy y cuál es mi
destino?

Evidentemente los arcontes ya se ocupan, mediante el engaño, de hacernos creer que esa
imaginación nuestra no es más que fantasía sin fundamento. Ah, que no se nos olvide
decir que su fuente de energía somos nosotros mismos y mediante el odio, la violencia y
las guerras acaparan gran poder energético.

Solamente mediante el no hacer, la tolerancia y el verdadero Amor centrípeto es posible


hacer que estas máquinas pierdan su fuerza y nos predispongamos a recibir esa metanoia
de la Mente Cósmica que como fuerza redentora desea que percibamos la Luz del Logos
Solar, su memoria, para así mejor hacer frente a esas fuerzas de la oscuridad que nos
incitan a luchar unos contra otros con el fin de malgastar nuestra energía divina y que, sin
embargo para ellos es su alimento; de algún modo nos cosechan, porque aunque nuestros
cuerpos solo sean el reflejo material creado con la sustancia de Gaia, nuestra mente,
nuestro Espíritu es inmortal y herencia de la verdadera Corte Celestial; es decir, hijos del
Demiurgo o Logos Solar, nietos de Sophía, nuestro Eón y biznietos de la sublime e infinita
Mente Universal.

Queremos recalcar que lo que se viene conociendo como la caída no es otra cosa que la
intrusión de antimateria del otro lado del Eón Sophía en el mundo manifestado de la
materia, dado que al crear un agujero blanco dentro del mundo material de Sophía trae
consigo partículas del sumidero cósmico de la singularidad de su centro galáctico y que
comunica con la dimensión de antimateria.
Esa contaminación es la que provoca la degradación de los cuerpos, dado que la
interacción de las partículas de materia y de antimateria termina por desintegrar las
partículas y por lo tanto la descomposición de cualquier forma, albergue vida orgánica o
no.

Dicho esto, no queremos parecer materialistas al intentar explicar mediante conceptos


científicos y naturales todos los procesos que en la antigüedad eran explicados mediante
la mitología.

Tenemos muy claro que existe una Inteligencia consustancial con todo lo existente,
visible o no, que no tuvo un principio ni tendrá un final y que los efectos son causa de su
permanente actividad. Los astros, los planetas y satélites, asteroides y cometas, partículas
de hidrógenos y el caldo de cuerdas del campo de Higgs no solo está vivo sino que se
mece sobre dichas partículas una inteligencia que lo permea todo.

Quiera denominar a la Mente Cósmica Dios Padre, al Demiurgo el Dios Hijo y a la Madre
Sophía o su reflejo Gaia como María, es un problema del lector y de lo mediatizado que
esté por su religión materna; pero lo cierto es que todas las historias religiosas que se
cuentan, a lo largo y ancho de nuestro Mundo, no son otra cosa que mitos y leyendas que
explican metafóricamente hechos cósmicos que han quedado reflejados en nuestro código
genético y que hacen por salir a la luz, simbólicamente, mediante nuestra Imaginación.

A algunas personas se nos ha concedido el Don, recibiendo un bombardeo peculiarmente


intenso de neutrinos, de la interpretación de dichos símbolos y eso es lo que os mostramos
en estos escritos, nuestra personal interpretación; pero casándolos con los conocimientos
de la ciencia más actual, incluida la denominada como Fringe, aquella que se encuentra
todavía en la Frontera de la física actual.

En vuestro sentir queda que nos veáis como un verdadero clarividente, un enviado de
Satanás, un charlatán de medio pelo o un loco de atar. En próximas lecciones iremos
desgranando la constitución séptuple de Gaia así como del propio Ser Humano y la íntima
relación existente entre ellos. El complejo Tema de la Redención todavía nos queda muy
lejos.

En L:.V:.X:. Luz, Verdad y Amor; que las Rosas del Alma florezcan majestuosas sobre
la Cruz de vuestro Cuerpo material.

Aralba

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