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Placa tectónica

Una placa tectónica o placa litosférica es un fragmento de litosfera (que engloba


la corteza y parte del manto superior) de la Tierra relativamente rígido que se mueve sobre
la astenosfera, una zona relativamente plástica del manto superior. Toda la litosfera está
dividida en placas tectónicas, quince de ellas de gran tamaño y más de cuarenta microplacas.
En los bordes de las placas se concentra actividad sísmica, volcánica y tectónica. Esto da
lugar a la formación de grandes cadenas montañosas y cuencas sedimentarias. La palabra
tectónica deriva del griego antiguo τέκτων, τέκτωνος: nominativo y genitivo de singular
de constructor, carpintero, y del sufijo ικα: relativo a.1
La tectónica de placas es la teoría que explica la estructura y dinámica de la superficie
terrestre. Establece que la litosfera (la zona dinámica superior, la más externa y rígida de la
Tierra) está fragmentada en una serie de placas que se desplazan sobre la astenosfera. Esta
teoría también describe el movimiento de las placas, sus direcciones e interacciones y explica
fenómenos como el cinturón de fuego del Pacífico, los arco-isla o las fosas oceánicas.2
La Tierra es el único planeta del sistema solar con placas tectónicas activas, aunque hay
evidencias de que en tiempos remotos Marte, Venus y alguno de los satélites galileanos,
como Europa, fueron tectónicamente activos.

MINERALES Y SU EXPLOTACION EN GUATEMALA

MINERALES EN GUATEMALA

La industria minera en Guatemala ha experimentado crecimiento en los últimos


años, gracias a que el país aún cuenta con importantes depósitos minerales.

Debido a ella, tiene un gran potencial para inversionistas internacionales, reflejado


en un importante número de licencias solicitadas al Ministerio de Energía Minas
(MEM).

Guatemala tiene un alto potencial en minerales como el oro, plata, níquel, hierro y
cobre. Minerales como plomo, zinc, antimonio y tungsteno también puede ser
encontrados en distintas áreas del país. De plomo (Pb) y zinc (Zn), existen
depósitos en la región occidental, oriental y en la región Norte.

La mayor parte de estos se encuentran aún sin explotar, especialmente en las


regiones de oriente y occidentel. Los yacimientos que ya están siendo explotados
se encuentran en la región norte de Guatemala y presentan contenidos promedio
de 12% de plomo y 30% de zinc, y se han producido concentrados entre 36-62%
de plomo.

Oro (Au) y Plata (Ag): La región Occidental de Guatemala posee importantes


yacimientos de plata ubicados en la Frontera con México. En la región Oriente
existen yacimientos de oro con pequeñas cantidades de venas de cuarzo. También
la región norte goza de una serie de yacimientos de oro y plata que ya han
sido explotados.

Estos yacimientos presentan contenidos promedio de 10 onzas/ton de plata, que


producen concentrados de entre 15-20 onzas/ton de plata.

Cobre (Cu): Los principales yacimientos de este mineral se encuentran localizados


en la región occidental y norte. También se encuentran pequeños depósitos en el
departamento de Chiquimula en la región Oriental.

EXPLOTACIÓN MINERA EN GUATEMALA


En 1996 el gobierno de Guatemala, respondiendo a su política de marcado corte neoliberal,
ofreció excelentes condiciones a las transnacionales mineras sobre todo canadienses y
estadounidenses, mediante una reforma de la ley minera, en base a la cual el 91% de la
producción es para la compañía multinacional y el 1% para el país.

En el año 2001 la empresa Montana, a través del proyecto Marlin, dependiente de la


compañía madre Gladis Gold, comenzó un proceso de exploración minera en el departamento
de San Marcos. El resultado de esta exploración demuestra que Guatemala, y concretamente
el altiplano marquense, es rico en oro y plata. Y, como ave de rapiña, la multinacional cayó
sobre la región. Dos años después comienza la explotación minera a cielo abierto, sin contar
para nada con las comunidades.

Las organizaciones sociales y la Iglesia han expresado su oposición a la actividad minera de


metales después de comprobar con datos fehacientes que esta industria en otras partes del
mundo, lejos de contribuir al desarrollo de las comunidades, ha generado porcentajes de
mayor pobreza y miseria.

Daños ambientales
A ello se suma el impacto ambiental. La minería a cielo abierto lleva consigo la desaparición
de extensas zonas de bosques para remover la tierra y extraer el mineral de oro y plata. Esta
actividad deja suelos destruidos e inservibles y tierras expuestas a la erosión de los
amontonamientos de residuos estériles. Hay alteración de los ecosistemas. Utiliza grandes
cantidades de cianuro, sustancia química altamente tóxica, que permite separar el oro del
material removido, y que presenta el riesgo de contaminación de suelos y aguas subterráneas.
Asimismo, se corre el riesgo de drenaje ácido, pues al quebrar la roca quedan expuestos otros
elementos químicos de metales pesados concentrados que se combinan con la lluvia y
pueden contaminar los arroyos. Utiliza grandes cantidades de agua que extrae de pozos muy
profundos, afectando los manantiales del área.

La compañía minera que opera en San Marcos está autorizada por el ministerio de Energía y
Minas para utilizar, completamente gratis, seis millones de litros de agua diarios, porque la
técnica que usa para separar el mineral de la roca es la hidrometalúrgica. Ninguna actividad
industrial es tan agresiva ambiental, social y culturalmente como la minería a cielo abierto.

La iglesia resiste
Ante esta realidad, las organizaciones sociales y populares y la Conferencia Episcopal de
Guatemala, y más concretamente la diócesis de San Marcos, ofrecen resistencia y proponen
alternativas.

En 2005 el obispo de San Marcos Álvaro Ramazzini y la Pastoral Social de la Diócesis


convocaron a una manifestación de resistencia a la explotación minera, concluyendo ante el
palacio de gobernación departamental, en la que participaron más de 10.000 personas
representantes de los 29 municipios del Departamento. El Obispo llamó al pueblo a ofrecer
resistencia pacífica a la explotación minera tal y como está contemplada, e hizo un llamado al
Gobierno para que realice consultas comunitarias de acuerdo al Convenido 129 de la
Organización Internacional del Trabajo (OIT). Asimismo, propuso que se modifique la Ley de
Minería: que la ganancia sea de un 50% para la compañía minera y otro 50% para el país, y
que la sociedad civil configure un equipo técnico para monitorear el impacto social y
ambiental.

La resistencia popular más sobresaliente consiste en la realización de Consultas


Comunitarias. Estas consultas son la máxima expresión democrática de un pueblo al ser él
quien decide aspectos que le incumben. Las Consultas Comunitarias se efectúan conforme a
las costumbres propias e históricas de los pueblos mayas mediante asambleas comunales.
Muestran la práctica de los pueblos indígenas de Guatemala de expresarse pacíficamente
sobre asuntos que les afectan directamente. Se han realizado hasta la fecha 18 consultas en
siete municipios. En todas ellas el pueblo ha dicho NO a la explotación minera tal y como se
está realizando.

Este rechazo se suma a las diferentes manifestaciones populares de los últimos años en todo
el país en contra de la actividad minera a cielo abierto y de la construcción de hidroeléctricas
que no toman en cuenta al pueblo.

El movimiento social guatemalteco y la Pastoral Social no están en contra de la explotación de


los recursos naturales siempre que esta explotación revierta en beneficio de las comunidades
para mejorar su vida y se realicen cuidando el medio ambiente.

La postura de la iglesia de Guatemala es la defensa de la vida del ser humano y de la


naturaleza. Dios creó la naturaleza para que los hombres y mujeres vivan en armonía con ella
y la cuiden. Si la actividad minera a cielo abierto provoca impactos sociales sobre la salud y la
vida de las poblaciones y afecta a la biodiversidad, su postura es de resistencia firme y activa.
Así lo dejó claro la Conferencia Episcopal y el obispo Álvaro Ramazzini, quien a su vez hace
un llamado a los campesinos para que no vendan sus tierras a las multinacionales.

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