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desmovilizados menores de edad en el Proceso de Paz con las FARC-EP fueron ineficientes
El conflicto armado colombiano que tuvo lugar durante los últimos 50 años entre grupos
paramilitares, guerrillas y fuerzas armadas estatales comprometieron en diferentes modalidades y
en gran medida a la población civil. Entre la población más afectada se encuentran los colombianos
menores de edad, niños, niñas y jóvenes como víctimas directas o indirectas del desplazamiento
forzado interno o externo (como inmigrantes en países cercanos a Colombia), como víctimas de
desaparición, asesinato, perseguimiento y como víctimas de distintas formas de explotación. Caso
es el del reclutamiento ilícito, fenómeno que aumentaba considerablemente en épocas de mayor
confrontación entre grupos paramilitares y guerrilleros, porque estas luchas demandaban un
continuo y sostenido flujo de combatientes para incursionar en los territorios del enemigo o
defender los propios (CNMH, 2018, p. 57-58). La característica principal para que esto suceda es que
desde que la guerra inicia, los menores de edad son un blanco fácil de reclutamiento para los grupos
armados ilegales, principalmente por las desventajas físicas y emocionales en las que los menores
de edad se encuentran.
Con base en lo anterior, en el presente ensayo se busca realizar un seguimiento del proceso de
reinserción a la vida civil de los menores de edad desmovilizados en el Proceso de Paz realizado por
el Estado colombiano y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia - Ejército del Pueblo
(FARC-EP) entre el 2012 y el 2016. Dos razones son las que han llevado a la toma de esta
problemática nacional como eje principal. La primera de ellas gira en torno a que para el 2005, entre
las guerrillas colombianas, las FARC-EP contaban con el índice más alto de reclutamiento infantil con
un 54% de los 8.701 casos registrados por CNMH (2018, p. 54) o 11.556 menores reclutados desde
1975 hasta el 2014 según Fiscalía General de la Nación (CINEP y CERAP, 2018, p. 92), lo que lleva
preguntarse por la situación actual de los excombatientes menores de edad en el postconflicto. La
segunda razón es que en 2019, a la fecha de la publicación de este ensayo, el gobierno colombiano
se encuentra en negociaciones de proceso de paz con el Ejército de Liberación Nacional
(organización guerrillera ELN), quienes para el 2005 poseían entre las guerrillas, el segundo lugar en
el reclutamiento nacional de menores de edad con un 10% del total (CNMH, 2018, p. 54). En estas
circunstancias, se ve necesario que las medidas de protección infantil que se discutan en el actual
proceso de paz, tenga en cuenta el cumplimiento y efectividad de las hojas de ruta que se llevaron
en el proceso de paz anterior con las FARC-EP en la misma materia. Esto en función de que el
gobierno colombiano, como garante de los derechos de los niños y niñas del país y como co-líder
del acuerdo de paz, tome medidas que garanticen la integración efectiva a la vida civil de los niñas
y niños víctimas del conflicto armado colombiano.
Para ello, aquí se ve necesario que los proyectos de integración no solo se dirijan a que los
excombatientes se acoplen a las dinámicas sociales, culturales y económicas del país, sino que el
Estado también brinde “apoyo psicológico, entre otras formas de asistencia necesarias para la
reinserción de los niños en la vida social normal” (CICR, 2010, p. 1). Medida primaria para que
Colombia busque una comprensión de la situación mental y emocional en la que se encuentran los
menores de edad al salir de un conflicto armado en el que han tenido una doble participación: han
sido víctimas y victimarios. Orozco & Galindo afirman que:
(...) por un lado, el niño, niña y adolescente es víctima al ser reclutado, al verse obligado o
al hacerlo de forma voluntaria sin importar si es por convicción propia o influenciado
ideológicamente por el grupo o entorno; pero a la vez, esta condición de víctima se torna
gris cuando los niños, niñas y adolescentes cometen actos ilegales y violentos en contra de
la población porque no solo hay un colapso en roles asumidos, sino que también aparece
una zona gris donde el sujeto, sin dejar de ser víctima, también es victimario (como se citó
en CNMH, 2018, p. 50).
Teniendo en cuenta estas características que se consideran necesarias para una reinserción
efectiva de los excombatientes menores de edad, este ensayo pretende demostrar que los
proyectos dirigidos por el gobierno colombiano para la reintegración a la vida civil de los
desmovilizados menores de edad en el Proceso de Paz con las FARC-EP fueron ineficientes. Al
contrario de lo que Christoph Harnisch, jefe de la delegación del CICR en Colombia, cuando afirmó
que “Con el segundo grupo de menores de edad que sale de las ZVTN, avanza con éxito el
cumplimiento de lo acordado sobre este punto entre el Gobierno colombiano y las FARC-EP” (CIRC,
2017, párr. 3). Para defender esta tesis haremos una revisión de los puntos en el Acuerdo de paz
que se dirijan a la población objeto de este ensayo, específicamente el apartado 3.2.2.5
Reincorporación para los menores de edad que han salido de los campamentos de las FARC-EP y el
Comunicado Conjunto #70 sobre la ruta de acción y el tratamiento de los excombatientes
menores de edad en el posconflicto. Se hará una recopilación de los apartados 2.4 Reincorporación
de menores (A.F. 3.2.2.5) de los cuatro informes dirigidos por la Comisión de Seguimiento, Impulso
y Verificación a la Implementación del Acuerdo Final - CSIVI. Estos informes serán contrastados con
la información publicada por la prensa colombiana para hacer una evaluación de los programas
Camino diferencial de vida y Restitución de Derechos de los Niños Desvinculados del Conflicto.
Finalmente, daremos las conclusiones a las que se han llegado con esta investigación.
En primer lugar, Gran parte de los compromisos acordados en el Comunicado Conjunto #70
emitido en conjunto entre el Gobierno Nacional y las FARC-EP para dar respuesta a las
necesidades de los desmovilizados Niños, Niñas y Adolescentes (NNA) no se llevaron a cabo. En
primera medida, nos encontramos ante el incumplimiento de mayor gravedad: las FARC-EP no
presentaron antes ni después del acuerdo final de paz la cifra exacta de NNA que se encontraban
dentro de su organización (CINEP y CERAP, 2018). Por lo que, al inicio del proceso de
desmovilización, se presentaron declaraciones que buscaban disminuir de sobremanera las cifras
de reclutamiento de las FARC-EP. Entre ellas se encuentra la del líder excombatiente Pastor Alape,
donde “había asegurado que tan solo 23 menores estaban en sus filas” (El Tiempo, 04 de abril de
2018). Sin embargo, en diciembre de 2017, al final de la desvinculación, fueron 135 adolescentes y
jóvenes quienes dirigidos por UNICEF (Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia) salieron de
las Zonas Veredales Transitorias de Normalización (ZVTN) y pasaron a formar parte del programa
Camino diferencial de vida (CINEP y CERAP, 2018a).
Por otro lado, según los cuatro informes del Centro de Investigación y Educación Popular (CINEP)
y al Centro de Recursos para el Análisis de Conflictos (CERAC), este primer grupo de 135 menores
de edad fueron los únicos NNA que han formado parte del programas Camino diferencial de vida.
Ante tal situación, más de un año después del acuerdo de paz, según El Espectador (20 de marzo de
2018), la Organización de las Naciones Unidas (ONU) realizó un llamado al gobierno colombiano y a
las FARC-EP ante el incumplimiento del compromiso de seguimiento y apoyo a todos los menores
de edad que militarizaran dentro de la exguerrilla, pues se encontraban indicios de que el número
de NNA era mayor y de que algunos de ellos se encontraban siendo reclutados por disidencias de
las FARC-EP o por otros grupos armados ilegales (CINEP y CERAP, 2018b). Para ello, Paula Gaviria,
alta consejera para los Derechos Humanos, realizó un segundo llamamiento, donde afirmaba que
de los 135 menores desvinculados, tan sólo 124 tuvieron el acompañamiento de las organizaciones
señaladas por el Comunicado Conjunto #70 y que los otros 11 menores de edad fueron
desvinculaciones irregulares especialmente de los departamentos de Cauca, Caquetá y Meta (El
Tiempo, 04 de abril de 2018). Aquí vemos que estos incumplimientos del acuerdo de paz,
permitieron que menores de edad dejaran las armas de manera extraoficial, privándoles de los
beneficios a los que tendrían acceso en el caso contrario y permitiendo que fuera mayor el riesgo
de revictimización y de un nuevo reclutamiento en grupos al margen de la ley.
En segundo lugar, hay tres tipos de casos sobre las repercusiones que tuvieron los retrasos en la
implementación de los programas anteriormente mencionados. El primero de ellos gira en torno a
que en el primer años después de la desvinculación (iniciada el 10 de septiembre de 2017), 70 de
los 135 adolescentes y jóvenes que salieron de las FARC-EP, cumplieron la mayoría de edad a inicios
del proceso (CINEP y CERAP, 2018a, p. 93). Esto tuvo como consecuencia que los adolescentes no
pertenecieran por tiempo suficiente al programa Restitución de Derechos de los Niños Desvinculados
del Conflicto liderado por el ICBF, Instituto Colombiano de Bienestar Familiar y que por lo tanto, no
gozarán de la ayuda y de los beneficios que presta el programa, pues estos fueron administrados
tardíamente. El segundo caso es el de aquellos menores de edad que después de la desvinculación
con las ZVTN optaron por mudarse inmediatamente con sus familias. En su caso y algunos en
condiciones de pobreza extrema, “después de un tiempo no han podido acceder a los beneficios del
programa en materia de educación, salud y apoyo económico” (CINEP y CERAP, 2018b, p. 113),
aunque en un principio en el acuerdo de paz (República de Colombia, 2016) se aseguraba que el
acceso a la salud y a la educación se mantendrían como prioridad en todo el proceso. Finalmente,
está el grupo de niños, niñas y adolescentes que se encuentran enlistados en el comunicado que
emitió El Consejo Político Nacional del partido FARC, donde informaban de un número desconocido
de menores desmovilizados irregularmente que buscaban ser parte del programa Camino
diferencial de vida, ya que para noviembre de 2018, fecha del último informe del CINEP, ellos no se
encontraban haciendo parte de ningún programa gubernamental. En todos los casos anteriormente
mencionados, los compromisos que apuntaban al restablecimiento de los derechos básicos de la
niñez, entre ellos vivienda digna, salud, educación, alimentación no fueron garantizados por el
gobierno colombiano, a pesar de las constantes recomendaciones que la Secretaría Técnica del
Componente Internacional de Verificación realizaba no sólo en los informes, sino en comunicados
de prensa, donde se reconocía el papel que juega la reconstrucción de la niñez en un proceso de
posconflicto.
Finalmente, en vista de un proyecto mal llevado como este, nos vemos enfrentados ante la
amenaza de una posible reincidencia de los menores no solo a otros grupos armados al margen de
la ley y a bandas emergentes resultantes de anteriores procesos de paz fallidos (CINEP y CERAP,
2018b), sino también a la iniciación el crimen común como ruta de supervivencia a una vida diaria
que le exigiera desarrollarse económica y socialmente
Referencias
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