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FASCÍCULOS DE ENSEÑANZA

FUNDAMENTOS DE CIRUGÍA

MVZ. Esp. CIRIACO TISTA OLMOS

ABRIL 2002
La presentación y disposición en conjunto de FASCÍCULOS DE ENSEÑANZA FUNDAMENTOS DE CIRUGÍA.
Son propiedad del autor, ninguna parte de esta obra puede ser reproducida o transmitida, mediante
ningún sistema o método, electrónico o mecánico (incluyendo el fotocopiado, la grabación o cualquier
sistema de recuperación o almacenamiento de información) sin el consentimiento del autor.

Derechos Reservados.
1a ed. 2002 J.P. Ciriaco Tista Olmos
C. Urbano P. Maestros Int. 39 Ciudad Universitaria D. F.
Índice

Fascículo I
Práctica de inyecciones intramusculares, endovenosas, cateterización y técnica de intubación
endotraqueal.

Fascículo II
Laparotomía exploratoria.

Fascículo III
Ovariohisterectomía.

Fascículo IV
Castración y vasectomía.

Fascículo V
Esplenectomía.

Fascículo VI
Nefrotomía y nefrectomía.

Fascículo VII
Cistotomía

Fascículo VIII
Gastrotomía

Fascículo IX
Enterotomía

Fascículo X
Clavo Intramedular de Steinmann

Fascículo XI
Resección estética del pabellón auricular en perro.

Las primeras páginas contienen un extracto histórico de la anestesiología:

I- Antecedentes de la medicina e historia de la anestesia.


II- Henry H. Hickman, William T. G. Morton, Horace Wells y otros hombres de la anestesia.
III- Éter sulfúrico o vitriolo ¿fabuloso descubrimiento?
IV- Algunos pasajes históricos del cloroformo.
V- Historia del príncipe Alberto, su reina y el cloroformo.
VI- La anestesia intravenosa: avance fundamental.
Fascículo anexo I: Asepsia.
Fascículo anexo II: Bibliografía recomendada.
Fascículo anexo III: Dosificación de tranquilizantes y anestésicos endovenosos más frecuentes en perros y
gatos.

INTRODUCCIÓN

Se han desarrollado los presentes fascículos tipos atlas, conteniendo las técnicas quirúrgicas del programa
oficial de la materia Fundamentos de Cirugía, con la finalidad de que los alumnos de nivel licenciatura
para la carrera de Médico Veterinario Zootecnista, encuentren una guía práctica, que les facilite el
desarrollo de las mismas. Para su elaboración se ha considerado que sean didácticos, por lo que se
incluyen fotografías y algunos esquemas. También se presentan otros temas que no aparecen en el
programa oficial, sin embargo pueden ser de utilidad ya que no existe otra cátedra que los considere,
además de ser temas de “terapéutica quirúrgica” que se presentan con frecuencia en la vida profesional
de la cirugía en pequeños animales.
En las primeras páginas aparecerán algunos pasajes históricos sobre la Anestesia. Se ha considerado este
tema, por ser uno de los más importantes de la cirugía y también con la finalidad de que los alumnos
puedan ampliar su acervo en este importante tema.
Otro tema anexo, y de necesidad básica en el aprendizaje de la cirugía es el de “Asepsia”, mismo que
permitirá a los alumnos fundamentalmente una actualización en lo referente a fármacos antisépticos.
En este primer fascículo y como en todo tratado didáctico, se incluye la bibliografía recomendada sobre
los tópicos más comunes de la cirugía, permitiendo con ello a los lectores de estos y otros temas
quirúrgicos que puedan ampliar su aprendizaje.

Ciriaco Tista Olmos


Prof. T.C. Tit. B. Def.
en el área de cirugía.

Agradecimiento y dedicatoria

Estos fascículos, se han elaborado con el objetivo principal de facilitar una guía práctica y didáctica para
los alumnos que cursan la materia de Fundamentos de Cirugía.
Se agradece la participación de estos fascículos a los profesores Alfredo Cortes Arcos, Decano del
Departamento de Medicina, Cirugía y Zootecnia para Pequeñas Especies, al M. V. Z. McV Eduardo Téllez
Reyes Retana y a la responsable del Área de Enseñanza Quirúrgica del propio Departamento. Estos
fascículos, revisten un trabajo sencillo, pero realizado con el interés docente, por tanto siempre que se
menciona algo sobre la "enseñanza de la cirugía", se cita con agradecimiento especial a los profesores,
Dr. M. V. Z. Horst Richter Plate y el M. V. Z. Mc. Isidro Castro Mendoza, así mismo recordamos con
respeto y admiración a los maestros de todos nosotros, y primeros “cirujanos de la época moderna”: MVs.
Augusto Manrrique, Alonso Alexander Hernández y Bernardo Izaguirre Romero, a quienes como un
sencillo homenaje se dedica este trabajo.

Ciriaco Tista Olmos.


I-Antecedentes de la medicina e historia de la anestesia.

Sabemos que la medicina es única, que su principio más importante es conocer y curar los males
o enfermedades que aquejan a todo ser vivo.
De ahí se desprenden las dos principales ramas, una que se ha dedicado a los seres humanos,
(medicina humana) y otra al resto de los animales (medicina veterinaria)
Las materias básicas en que se dividen los estudios de estas grandes e importantes profesiones,
tratan aspectos muy semejantes, sobre todo, y aunque en forma comparativa, la anatomía, fisiología,
patología, farmacología y muchas otras más.
El punto de interés aquí, es que el médico para humanos solo estudia una especie, mientras que
el médico veterinario se ocupa del resto de la fauna, ¿no son muchos?
Sin embargo, el aspecto importante de la medicina en forma general, es que su objetivo
fundamental es y será, encontrar las causas (etiología) de los padecimientos (patología) para con ello
buscar la forma de resolverlos, debido a esto se formularán los tratamientos convenientes, dando por
resultado la terapéutica médica, es decir que mediante “fármacos” aplicados por todos los medios o
vías al organismo, se tratarán de resolver tales padecimientos, sin embargo existen otras circunstancias
patológicas, en donde su tratamiento solo será posible mediante la cirugía, es decir la terapéutica
quirúrgica.
En la historia de la cirugía, aparecen muchos médicos e investigadores, que han realizado
“tratamientos” en animales como un fin, mientras que otros han utilizado a los animales de manera
inversa como un medio para encontrar los fármacos y técnicas quirúrgicas con la finalidad de resolver los
padecimientos de los humanos, así en uno de los pasajes de la historia el rey Hammurabi de Babilonia,
divide en sus actividades a los médicos de humanos y a los médicos de bueyes o animales,
procurando en un código perfectamente redactado, las funciones de cada uno de ellos así como sus
emolumentos.
Sin lugar a duda, el avance más importante de la medicina durante todos los siglos, aparece
hasta 1800, y que actualmente es conocido como el siglo de la cirugía, o también denominado como el
siglo de la cirugía moderna, ello es debido a los avances que se logran al descubrimiento de la
anestesia inhalada (éter, cloroformo y óxido nitroso) así como la anestesia mediante fármacos químicos
aplicados por vía endovenosa, como son los barbitúricos.
Otro avance importante, es el descubrimiento de los microorganismos, que permite el identificar a
los agentes que provocan las enfermedades infecciosas, y que dentro de la cirugía son la base de la
Asepsia, aunados a estos principios importantes, se anexan el manejo cuidadoso de tejidos donde
con nuevos instrumentos quirúrgicos, permiten el paso a la tecnología para favorecer la hemostasia, así
como la creación de nuevos materiales y métodos de sutura para lograr el cierre y cicatrización adecuada
de los tejidos dañados.
Por tal circunstancia, la cirugía actual considera a todos estos apartados como “principios
básicos de la cirugía moderna” que permiten llevar a cabo las técnicas quirúrgicas actuales más
precisas no solo para fines curativos en animales, sino que también permitan un avance a la medicina
veterinaria, en el área genética dando paso a la cirugía zootécnica.
Como se ha mencionado anteriormente, la historia de la medicina y la cirugía revisten muchos
aspectos importantes que no debemos olvidar, ya que sin ellos no podemos aplicar con más capacidad las
técnicas actuales, que no solo son “técnicas manuales e instrumentales”, sino también existen aspectos
“humanos” que nos permiten conocer y agradecer a todas las grandes personalidades que iniciaron sendo
descubrimientos que permiten la historia actual.
Uno de los aspectos que permitieron mayor avance en la cirugía moderna fue sin lugar a duda la
anestesia, sin ella no es posible realizar la cirugía con toda su delicadeza, debido a ello y tomando en
consideración algunos datos históricos obtenidos de investigadores y médicos destacados como es el caso
del Profr. Hans Killian, anestesista de prestigiada calidad mundial, se han considerado de gran
importancia, para que los alumnos que cursan la cátedra de Fundamentos de Cirugía, puedan conocer
algunos de ellos, con la finalidad de que cada vez que realicen algunas de sus prácticas recuerden que
atrás de las experiencias que están llevando a cabo, hubo cientos de personas en el pasado, que tuvieron
también éxitos y fracasos al aprender y aplicar de esta importante rama de la medicina.
La aparición y desarrollo de la narcosis así como de la anestesia local (1842), se caracteriza en la
práctica desde sus inicios, por una cadena de acontecimientos trágicos que difícilmente se encuentran en
otra rama de la medicina. Sus antecedentes se remontan al siglo III a.C.
En todas las épocas se han curado heridas, se han realizado dolorosas operaciones, se han
reparado fracturas de hueso y dislocaciones, y siempre se ha intentado alcanzar un estado de relativa
ausencia de dolor, a través de cierto sopor, por ejemplo provocado mediante la ingestión de los más
diversos tipos de drogas o la inhalación de vapores narcóticos.
En investigaciones históricas realizadas, se encontró el beleño, la mandrágora, el estramonio, la
cicuta, el cáñamo y la adormidera, sobre la utilización de bebidas alcohólicas con adición de opiáceos,
sobre la belladona y las solanáceas, también se intentó averiguar métodos de administración así como
dosis adecuadas.
Hojeando el famoso texto del siglo XIII, la Chirugía de Roger de Salerno, se encontró a un
maestro de arte médico que aparece sentado sobre un trono ricamente ornamentado y sostiene la cabeza
de un joven, que sufre un fuerte dolor de muelas, sobre un barreño del que se elevan vapores de una
infusión de beleño. Más tarde se descubrió, en la crónica gráfica de Lucerna en el año de 1593, un
grabado que permitió reflexionar. Representa la anestesia de un hermano lego por obra de unos monjes
dominicos de Berna. Uno sostiene una bola de cristal, llena de un líquido misterioso, frente a la boca del
hermano, a fin de calmarle o suprimirle los dolores mientras le marcan con fuego las llagas. No se sabe si
le hicieron beber el líquido o si le dejaron inhalar los vapores.
Hasta la fecha no se conocen claramente los detalles de la técnica de anestesia, adoptada de la medicina
árabe, en la que se empleaban esponjas embebidas en soluciones de productos narcóticos y analgésicos,
probablemente Hyaasynaminus y belladona. Las mismas drogas se empleaban también para la “bebida de
los condenados”, que se les administraba antes de la ejecución. No se sabe si bebían pequeños sorbos de
líquido de las esponjas o si se introducían trozos de esponja empapados del líquido en las fosas nasales,
de manera que las mucosas pudieran absorber las drogas, incorporándolas a la sangre en circulación.
En escritos de médicos árabes, griegos y romanos se encuentran abundantes menciones de
drogas de origen vegetal con propiedades narcotizantes y sedantes de tipo general. Así por ejemplo se
encuentran referencias en las obras de Esculapio, de Hipócrates y de los médicos de la legión Romana, en
las colecciones de recetas de Dioscórides, de Fontino, de Celsio, de Trajano Orebasio y finalmente del
gran Galeno.
Avicenna, que ejerció la medicina alrededor del año 1000, empleaba la savia de la mandrágora
mezclada con vino para preparar a los pacientes antes de una operación dolorosa. En el siglo XII, todavía
seguían empleándose estos métodos y otros parecidos en la escuela de medicina de Salerno, la más
famosa de la época y de ahí se transmitieron a las posteriores generaciones de médicos. De este modo, la
ciencia y la técnica de las esponjas narcotizantes llegaron en el siglo XIII a Bolonia y su famosa
universidad, dotada de unos estudios de medicina únicos en la época, donde fueron introducidos por
Nicolás Salernitano y Ugo y Teodorico Borgognoni.
Uno de los últimos que todavía pudo utilizar las esponjas narcotizantes, fue el maestro de cirugía
francés, Guy de Chauliac (1383) en París. Sin embargo, este tenía noticias de congestiones, colapsos
respiratorios e incluso accidentes mortales. Las esponjas narcotizantes, así como los productos en que
estas se embebían, empezaron a caer así en el descrédito y pronto una y otros quedaron relegados al
olvido.
Albrecht von Haller conocía igualmente el uso de drogas a partir de beleño, el estramonio y el
opio, que se empleaban para inducir el sueño, y se tienen noticias que las utilizó para tranquilizar y
calmar el dolor de sus enfermos. Otro tanto dicen los informes sobre el renombrado maestro alemán,
Lorenz Heister, (1730), el cual prefería los brotes de adormidera. En cambio el cirujano berlinés
Scaarschmidt, los rechazaba, aproximadamente el la misma época, el uso de hipnóticos en la preparación
de los enfermos para operaciones.
Sin duda, la significativa interrupción histórica del uso de estos productos, aproximadamente a
partir del siglo XV, debe estar relacionada de algún modo con la influencia religiosa de la Inquisición y la
lucha contra la herejía, así como la persecución a la superstición, la magia negra, el culto al diablo y la
brujería, pues quien manipulase productos venenosos como la mandrágora y el beleño podría ser
acusado.
La historia de la anestesia en sentido estricto solo pudo comenzar cuando se hubo logrado
progresos decisivos en el terreno de la química. Los hechos más notables se desarrollaron en Inglaterra,
después de que el cirujano parisiense Sassard empezara a arriesgarse a emplear nuevamente productos
analgésicos con fines operativos, en 1781. En cualquier caso, todo indica que a principios del siglo XIX el
interés primordial no residía tanto en atenuar los dolores con ayuda de productos calmantes, como sobre
todo evitar o controlar el temido shock traumático.
También se investigó en busca de otros métodos que pudieran sustituir el recurso de las drogas.
Así por ejemplo, en aquella época se recurrió durante un tiempo al mesmerismo y la hipnosis, como
método de embotamiento psíquico. También se ensayaron sistemas mecánicos para mitigar el dolor,
entre ellos las ligaduras y estrangulamiento de la sangre con torniquetes, aplastar o incluso cercenar los
nervios antes de la operación. Pero curiosamente, no se hizo uso del frío, a pesar de que el barón
Dominic Larrey, cirujano de Napoleón, había realizado una serie de amputaciones y desarticulaciones
prácticamente sin dolor utilizando temperaturas de menos de treinta grados Celsius en el campo de
batalla en 1807.
Los verdaderos inicios de los modernos estudios sobre la anestesia corresponden a la época del
descubrimiento y obtención de diversos gases en estado puro. Un paso previo, que marcaría un cambio
definitivo de rumbo, fue el descubrimiento del oxígeno, obra del reverendo Josef Priestley (1765) y del
investigador sueco C.W. Schede (1773), quienes lograron aislar el gas que denominaron dephogisted air.
Dos años más tarde, Priestley descubrió también el peróxido de nitrógeno y reconoció su carácter no
respirable. Siguió luego la identificación del hidrógeno, que Josef Black descubrió en 1751, con el nombre
de fixes air, y que Henry Cavendisch descubriría posteriormente. También más adelante se comprobó que
el famoso Lavoisier descubriría al mismo gas como ázoe.
A partir de entonces, los acontecimientos empezaron a cobrar cada vez mayor interés, pues en
Inglaterra se construyó un núcleo dedicado al estudio de la química neumática.
Para entonces el famoso Priestley sugería que se debía estudiar algún día la posibilidad de
emplear los gases con fines curativos de afecciones pulmonares.
Por fin, el Instituto Neumático se convirtió en un centro de atracción y dio un impulso decisivo al
desarrollo de la anestesia. El joven químico Humphrey Davy observó ahí a través de experimentos sobre
los efectos del protóxido de nitrógeno en animales, hombres y en su propia persona, que la inhalación de
este gas hacía desaparecer todo tipo de dolencias, como ejemplos los dolores de cabeza y muelas, y
también a veces inducía la pérdida del conocimiento durante un breve período.
Humphrey decía: “vista la aparente capacidad del peróxido de nitrógeno para eliminar los dolores
físicos, es de suponer que pronto podrá emplearse provechosamente en las operaciones quirúrgicas”.
Este podría haber sido un primer paso, pero no tuvo mayores consecuencias, porque nadie creyó
en sus palabras y no hubo alguna persona dispuesta a recoger su idea y darle una aplicación práctica. H.
Davy ya había observado incluso que, poco después de inhalar las primeras bocanadas de protóxido de
nitrógeno, empezaba a producirse un estado de agradable embotamiento, una pérdida de inhibiciones,
una sensación de ingravidez y una alegre exaltación, que desencadenaban una cierta intranquilidad
motora, con movimientos inmotivados y repentinos accesos de risa. Por ello bautizó al gas con el nombre
de gas hilarante. Alrededor del año 1800, un tal doctor Allen llegó a demostrar con éxito corroborando los
hallazgos de Davy, los efectos narcotizantes del gas ante el famoso cirujano inglés Astley Cooper, en el
Guys Hospital de Londres. Pero al parecer Cooper no supo comprender la importancia del procedimiento y
el gas hilarante quedo relegado al olvido por lo que respecta a la medicina, aunque los químicos, magos y
artista no tardaron en utilizarlo para sus propios fines.
La fama del Instituto Neumático fue de corta duración y éste experimentó progresiva
decadencia, pues Humphrey Davy no se interesaba demasiado por la medicina y sin duda la poca
resonancia que tuvieron sus esfuerzos, así como los dudosos resultados logrados en el tratamiento de las
afecciones pulmonares, debieron causarle un profundo desengaño. La grave epidemia de tifus del año
1800 precipitó la desaparición del Instituto.
En cualquier caso, no cabe la menor duda de que debemos a Thomas Beddoes la introducción del
oxígeno en la medicina, como gas sustentador de la vida, y a Davy, el descubrimiento de los efectos
anestésicos del peróxido de nitrógeno.
II- Henry H. Hickman, William T. G. Morton, Horace Wells y otros importantes hombres de la
anestesia.

Un accidente en 1823, estimuló los ánimos nuevamente. Mientras el químico Stockmann hacía
una demostración sobre los efectos del gas hilarante sobre los seres humanos, se produjo una filtración
de un contenedor lleno de peróxido de nitrógeno y un hombre quedó inconsciente a su lado. Cuando lo
sacaron al aire del medio ambiente, no tardó en despertar sin manifestar ningún tipo de efectos
secundarios. Sin embargo, nuevamente se pensó solo en un envenenamiento, sin advertir que lo ocurrido
era una anestesia reversible, que se había desarrollado sin causa daño alguno.
No se consideraron las consecuencias pertinentes de lo ocurrido y volvieron a transcurrir
inútilmente otros once años. Solo en 1883, un joven médico inglés empezó a experimentar en el máximo
secreto los efectos del gas carbónico; su nombre era Henry Hill Hickmann (1800). Es muy posible que
sufriera una tuberculosis pulmonar crónica, como tantos hombres de su época. Poseía grandes dotes
intelectuales y cuando solo tenía veinte años ya era miembro del Real Colegio de Cirujanos de Inglaterra.
Hickmann residía en Shropshire y le hacía sufrir mucho los lamentos, los gritos y los insoportables
aullidos de los pacientes durante las intervenciones quirúrgicas.
Esta preocupación no menguó con el tiempo y después de pasar el mismo por esa experiencia,
intentó encontrar algún medio de atenuar o eliminar el dolor de la incisiones y heridas. Ello le llevó a
iniciar experimentos con gases, de cuyos efectos narcóticos tenía noticia, experimentos que desarrollo
entre 1820 y 1829.
Decidió empezar con el gas carbónico. Introdujo diversos animales en una campana de cristal
que contenía una elevada concentración de gas carbónico. Tal procedimiento, puede asimilarse a una
especie de narcosis por asfixia. Solo últimamente se ha investigado que las propiedades narcóticas de
este gas son escasas. Cuando tenía a sus animales dormidos o totalmente inconscientes los sacaba de la
campana y en breve periodo antes de que despertaran, consiguió practicar amputaciones sin reacciones
dolorosas visibles. Sorprendido y profundamente impresionado, seguro de haber hallado lo que buscaba
se abocó a repetir los resultados positivos con seres humanos y trató de encontrar la aceptación para su
idea entre colegas de profesión. Pero solo consiguió burlas, le tomaron por loco y le negaron todo tipo de
ayuda.
Los círculos profesionales no tomaron en serio el extenso informe de Hickmann sobre sus
experimentos, ni tampoco algunos artículos en los que sugería que se aplicaran los resultados obtenidos
en los seres humanos.
Hickmann murió deprimido y desilusionado, en 1839, cuando solo contaba con 29 años. Pasaron
muchos años después de su muerte sin tener noticia de sus experimentos hasta que hallaron informes
sobre ellos, mismos que actualmente se conservan como piezas valiosas en el Wellcome-Museum de
Londres.
Se considera que Hickmann fue la primera víctima trágica de la investigación sobre anestesia. Sus
ideas cayeron en el olvido, y en l839 el cirujano parisiense Velpeau todavía afirmaba sin reparo que era
una locura pensar que algún día se podría operar sin dolor. No tenía sentido continuar ocupándose del
problema. Sin embargo, aun así se hicieron progresos. Sobre todo, se empezaron a conocer cada vez
mejor las peculiares propiedades de aquel gas que el joven Davy había denominado “gas hilarante”, por
sus efectos eufóricos. Alrededor de 1806, el profesor de química Thompson había demostrado en Glasgow
los efectos de una inhalación de peróxido de nitrógeno en estado puro, ante un auditorio de estudiantes y
otros espectadores; en 1831, el profesor doctor William Parker repitió la experiencia en la escuela de
Medicina de Woodstock; para continuar más adelante con otros experimentos.
A continuación, aparecen dos nuevos hombres en la historia de la anestesia: Horace Wells y
William Thomas Green Morton. Wells pertenecía a una familia de colonos y granjeros de la pequeña
ciudad de Windsor, en Connecticut. A lo largo de sus estudios en Amhurst y Walpole siempre destacó por
su inteligencia. Su apariencia física no era parecida a Hill Hickmann.
En 1834, cuando tenía 19 años, inicia sus estudios para dentista. En aquella época, 1841, conoce
e inicia su amistad con Morton. En efecto ambos adoptan la técnica de elaborar coronas de oro para
dentaduras, intercambiando sus experiencias.
En consecuencia antes de aplicar los dientes nuevos o prótesis era necesario extirpar los que ya
estaban con caries o en mal estado, lo que provocaba mucho dolor sobre todo cuando existía inflamación.
Ambos pasan por la mala experiencia de ver partir asustado a más de un paciente, acobardado por los
gritos de dolor. En vista de lo cual, los dos están muy interesados en cualquier posibilidad de eliminar el
dolor.
En la pequeña ciudad de Hartford no puede lograrse gran cosa, de modo que se trasladan a Boston, en
apariencia para estar cerca de la escuela de Medicina de Harvard que acababa de establecerse ahí, con
todas las personalidades e instalaciones, pero también para iniciar la consulta conjunta.
William T. G. Morton demuestra en todo ello un carácter distinto, a diferencia del bonachón Wells.
Sabe todo lo que desea y persigue sus objetivos con tenacidad.
La experiencia bostoniana no salió bien, las diferencias de carácter entre uno y otro eran
excesivas y volvieron a separarse. Morton permaneció en Boston, mientras que Wells regresaba al
ambiente más reposado de su pequeña ciudad natal, donde llegó a ser muy respetado por la población.
Pronto entraría a formar parte del grupo de notables y adquirió mucha fama. Entonces un buen día, cayó
en sus manos el sensacional anuncio de una próxima actuación de un actor ambulante, un mago y un
charlatán llamado Colton. El hombre tiene previsto realizar unos experimentos físicos en el Union Hall de
Hartford, y como culminación de la velada hará una demostración de los efectos del gas hilarante sobre
algunos caballeros. Se aceptan voluntarios para la prueba gratuita. Todo está previsto. Colton dispone de
cuarenta galones de protóxido de nitrógeno para las inhalaciones y asegura que varios hombres fornidos
permanecerán alerta alrededor del escenario para evitar que alguno de los narcotizados pueda hacerse
daño o caer del podio durante el trance. Previsoramente, ya cuenta con un joven voluntario que en cierto
modo serviría de señuelo para atraer a los demás. Es un muchacho pálido y delgado llamado Samuel
Colley. A continuación, todos los honorables caballeros que están dispuestos a someterse a la prueba
podrán inhalar personalmente el gas y experimentar las mismas sensaciones de desinhibición e
ingravidez, y el estado de embriaguez que lo acompaña. Una demostración especial más íntima reservada
a las damas queda anunciada para el día siguiente. La exhibición de los maravillosos efectos del gas
hilarante tendrá lugar el día 10 de diciembre de 1884 y el precio de la función será de veinticinco
centavos.
El señor Gardener Quinzy Colton era un tipo curioso. Había empezado trabajando como cestero y
vendedor, posteriormente intentó estudiar medicina con el doctor Williard Parker, en Nueva York, pero no
tuvo el dinero necesario. Sin embargo, se las arregló para adquirir de algún modo unos vastos
conocimiento de química, con los que bien que mal fue saliendo del paso. Su mujer, Lissi, le dio doce
hijos; y no era cosa de broma mantener a tan numerosa familia. Un buen día, Colton tuvo noticia del
peróxido de nitrógeno, estudió su obtención, su manipulación y sus efectos, y se le ocurrió la idea de
montar un espectáculo ambulante e inició una gira de representaciones en las que demostraba los efectos
del gas hilarante. Ello le reportó buenas ganancias, lo que le permitió alimentar sin problemas a sus
numerosos hijos. Una de esas giras le llevó hasta Hartford, pues también en las ciudades pequeñas
podían ganarse buenos billetes.
Naturalmente, Wells no quiso perderse semejante exhibición. Incluso llevó a su joven esposa, a
pesar de que esta no estaba demasiado convencida del asunto. La noche del 10 de Diciembre, la sala del
Union Hall se hallaba llena a rebosar de expectante público. Colton inicia el espectáculo con un par de
interesantes trucos de física, luego hace subir a Colley al escenario y le invitó a instalarse en una silla. Le
proporciona un delgado globo, aparentemente una vejiga de cerdo, dotado de un tubo para inhalar y un
grifo regulador. El grifo está cerrado y el globo aparece hinchado rebosante de gas hilarante. Colley debe
introducirse ahora el tubo en la boca, al mismo tiempo que se tapa la nariz, Colton abre el grifo y hace
respirar profundamente a su señuelo. Esto lo hace sin dificultad, pues el gas es totalmente inodoro y no
irrita en absoluto las mucosas. Al cabo de escasas inhalaciones, el pálido Colley ya empieza a estar un
poco embriagado, comienza a removerse intranquilo, tiene un inmotivado ataque de risa, empieza a
patalear, a agitarse. Se golpea con estrépito contra el canto de una silla, se levanta, y se pone a bailotear
totalmente enloquecido. Es un espectáculo divertidísimo; la gente se muere de risa. Apenas a empezado a
calmarse el muchacho, cuando otros animosos caballeros se presentan en el escenario, aceptan sendos
globos, inhalan el gas y comienzan a actuar con grotesca desinhibición; cantan y braman como danzantes
y emiten todo tipo de ruidos. Mientras tanto los vigilantes cuidan atentamente de que ninguno pueda
hacerse daño o causarlo a los demás. La sala vitorea entusiasmada. Desde luego, resulta gracioso ver a
algunos dignos notables de la ciudad en ese desinhibido estado natural. La satisfacción de la población no
tiene límite, el espectáculo ha tenido éxito fenomenal.
Wells también quiere subir al escenario para inhalar el gas. Su mujer intenta detenerlo por todos
los medios, pues considera que se trata de un engaño y lo considera poco digno para la elevada posición
de su marido. Pero el no se deja disuadir, inhala también el gas hilarante y experimenta personalmente
los efectos eufóricos, la sensación de bienestar. Cuando se recupera, regresa tambaleante a su asiento y
no tarda en recobrar la lucidez. De pronto se queda mirando sorprendido al joven Colley que tiene una
pernera del pantalón ensangrentada; la sangre incluso empieza a gotear sobre el suelo. Debe haberse
hecho una buena herida en la pierna. Ese detalle pica la curiosidad de Wells: sube nuevamente al
escenario y se acerca al muchacho.
Sam, ¿Estás herido? Le dice.
El otro niega enérgicamente con la cabeza.
Pero, sí, estás herido, mira como te sangra la pierna derecha, debes tener una herida abierta.
Sam se queda mirando sorprendido el charco de sangre en el suelo, se sube el pantalón y
descubre una herida abierta en la pantorrilla. Casi no puede creerlo; en su estado de trance, no
ha notado nada. ¿No has sentido ningún dolor?
Colley vuelve a mover la cabeza negativamente, Wells está fuera de sí de satisfacción, sus ojos
relampaguean.
Creo que a un hombre que haya inhalado este gas podría arrancarle un diente o incluso
amputarle una pierna sin que sintiera dolor alguno –declara, volviéndose hacia su vecino David
Clark.
A partir de ese instante, Wells empieza a actuar como un poseído. Es prácticamente imposible
dirigirle la palabra, tan absorto y obsesionado está con su idea. Casi no puede esperar a que termine el
espectáculo y cuando este toca a su fin, se precipita de inmediato a hablar con Colton. Quiere estar
completamente seguro; para ello desea hacer un experimento en su propia persona, que le demuestre la
ausencia de dolor durante la intoxicación. No puede hacer solo esta experiencia y, en consecuencia, le
ruega a Colton que acuda a su consulta al día siguiente para anestesiarle con gas hilarante. Luego su
ayudante Riggs le arrancará la muela del juicio enferma. Colton comprende en el acto las intenciones de
Wells y promete ayudarle; a el mismo jamás se le había ocurrido tan original idea. Quedan en encontrarse
en la consulta de Wells el día 11 de diciembre de 1844, esto es, el día después del gran espectáculo.
Aquella misma noche, Wells todavía va en busca de su ayudante Riggs, le pone al corriente de su
proyecto y le ruega que, en el momento oportuno de la intoxicación proceda a extraerle la muela.
Una tercera persona estará presente en calidad de testigo. Se trata de Morton, que ha ido a visitarlo
desde Boston. Todo se desarrolla según las previsiones. Colton se presenta puntualmente en la consulta,
Wells se instala en el sillón de curas y Colton le hace inhalar el gas hilarante con la nariz bien tapada.
Wells empieza a perder contacto con la realidad y al fin queda totalmente narcotizado. Riggs prepara los
alicates, le arranca la muela del juicio enferma y la exhibe ante los ojos de Wells cuando se despierta.
I didn’t feel so much as pick of pain ( no he sentido ni una punzada de dolor) declara
enfáticamente Wells en cuanto recobra la razón.
Con estas significativas palabras, la diversión de la inhalación de gas hilarante adquiría una
aplicación útil, que hacía abrigar grandes esperanzas.
Horace Wells, que por cierto era pelirrojo aprende en seguida a manipular el gas hilarante, y al
día siguiente lo emplea para efectuar otras quince extracciones dentarias. Solo en dos ocasiones no
consigue narcotizar al paciente, sin que nadie pueda explicarle la causa. Sin embargo, Wells ya está
finalmente convencido de la fiabilidad de su método y está ansioso por realizar de inmediato una
demostración pública. Tal vez temía que otro pudiera arrebatarle la paternidad del procedimiento.
Entretanto, Horace Wells también ha observado que inmediatamente después de inhalar el gas en
estado puro, primero se produce un estado de excitación , precisamente la intoxicación, desorientación y
exaltación que aprovechaban en sus espectáculos los saltimbanquis y magos. Si se sigue aumentando la
dosis de gas inhalado, el organismo entra en una fase de trance profundo, o pérdida del conocimiento,
único momento adecuado para sus fines, pues solo en ese estado desaparecen brevemente los dolores y
las reacciones defensivas.
Convencido de la importancia histórica de su descubrimiento, Wells se traslada entusiasmado a
Boston para en contacto con el famoso cirujano Warren del Hospital General, con la esperanza de recibir
autorización para efectuar allí una demostración pública de su método. No conoce a ninguno de los
grandes de la medicina que ejercen en Boston, pero a fin de cuentas allí vive también su antiguo
compañero Morton. De modo que se dirige a él primero y le expone confiadamente la idea y su deseo de
efectuar una demostración en la cátedra del profesor Warren. Morton, pese a sus estudios de medicina,
debe reconocer que tampoco tiene contacto directo con Warren o ningún otro profesor del Hospital
General. Sin embargo, conoce a un químico llamado Jackson, que goza de gran reputación.
Se tiene noticia de que ambos visitaron juntos a Jackson y Wells le expuso su proyecto.
Aparentemente Jackson reaccionó con gran escepticismo y les señaló las muchas tentativas
fracasadas para la supresión del dolor realizadas a lo largo de los siglos. También se dice que declaró
irónicamente, que para resolver un problema de ese calibre sin duda se requerían de más conocimientos
y experiencia de los que podía poseer un dentista.
El profesor Warren, un hombre imponente y reposado, con un firme carácter y una gran fuerza
de voluntad, sin duda debió intuir las posibilidades de un auténtico progreso e invitó a Wells a realizar una
demostración en su auditorio de Hospital General. Allí efectuaría cara al público la extracción indolora de
una muela bajo narcosis con gas hilarante. Se fijó una fecha y Warren decidió llevar el mismo un paciente
idóneo.
El 15 de enero de 1845, a la hora prevista, el auditorio lleno de estudiantes y médicos, pues ha
corrido la noticia rápidamente de que un dentista va a efectuar una demostración. Todos observan con
curiosidad a Wells, que ya sueña con el éxito y la fama, mientras prepara su anestesia. Morton también
está presente, pero no se deja ver.
Warren permanece de pie junto al paciente, que está sentado en una silla. Ya ha presentado a
Wells ante el público y ha expuesto brevemente lo que este se propone a hacer. Este caballero afirmaba
ser capaz de extraer una muela sin dolor bajo los efectos anestésicos del gas hilarante y ahora le tocaba
demostrarlo ante todos ellos. La desconfianza de Warren es manifiesta. ¿Sin dolor ha dicho? Esto es
imposible, piensa la mayor parte de ellos, pero aguardan expectantes una sorpresa.
El joven inhala pacientemente el gas; ya debería estar anestesiado, pero la cosa no funciona,
Wells se encuentra en dificultades, no consigue dormir de inmediato al paciente. Finalmente, tras una
breve fase de excitación, este se calma y Wells cree que ya puede empezar. Retira el tubo y la bolsa de
gas, abre rápidamente la boca de su víctima y prepara los alicates. Entonces el hombre reacciona
vigorosamente y comienza a dar gritos aterradores. Las risas y murmullos empiezan a llenar al sala hasta
convertirse en sonoras carcajadas. Los espectadores piensan que todo ha sido una farsa.
Morton lo ha visto todo y ha desaparecido a fin de evitar verse envuelto en ese fracaso.
En fin, todo el mundo esperaba que ocurriera precisamente lo que ha pasado. La cara de Warren está
llena de ironía, burla e indignación; se considera engañado y abandona la sala sin decir palabra. Wells
permanece anonadado junto a su paciente, incapaz de comprender por que ha fracasado su método.
Profundamente deprimido, abandona la ciudad: se han disipado todas sus esperanzas.
En aquel momento, nadie estaba en condiciones de explicar las causas del fracaso; se pensó que
a Wells le había tocado un alcohólico resistente al gas. Actualmente, podemos suponer que debió tratarse
de un simple fallo técnico. Cualquiera que tenga alguna experiencia clínica en el uso técnico del protóxido
de nitrógeno sabe que cualquier pequeña filtración en el sistema de inhalación impide una completa
narcosis, pues el gas hilarante en realidad es un anestésico muy débil.
Horace Wells, no ceja en su empeño y continúa en gran secreto los experimentos con el famoso gas, y
también con otros gases. Se esfuerza por perfeccionar técnicamente el procedimiento. Pero no se le
ocurre sustituir el gas en estado puro, con sus breves efectos narcóticos, por una mezcla de protóxido de
nitrógeno y oxígeno, aproximadamente en una relación de 80 a 20 por ciento, tal como aparecen en el
aire. Durante largo tiempo, nadie tendría esa idea, pese a que ello habría permitido lograr una anestesia
tanto tiempo como se deseara.
Wells continua extrayendo dientes después de hacer inhalar gas hilarante a sus pacientes y
además también consigue efectuar una primera amputación indolora.
Más adelante, le llaman la atención los efectos del éter sulfúrico, que los estudiantes utilizaban
entonces para hacer numerosas bromas pesadas en sus noches de juerga. De hecho, se trataba de un
éter dietílico, obtenido a partir del alcohol y ácido sulfúrico o cloruro de cal. Cuando los estudiantes
encontraban una víctima propicia, ataban al pobre tipo a una mesa, le cubrían la boca con un paño
húmedo sobre el que iban vertiendo éter. La víctima no tenía más remedio que inhalar los vapores hasta
que quedaba intoxicada y empezaba a vociferar como un loco, con gran regocijo de los presentes. Wells
reprodujo la experiencia, pero pronto volvió a abandonar las inhalaciones de éter debido a al
desagradable irritación de las vías respiratorias y a los posteriores efectos que causaban.
Se tienen noticias de estas experiencias a través de un informe de Wells, publicado en la Revista
de Medicina y Cirugía de Boston en 1847. En Febrero de 1848, aparece inesperadamente la noticia de su
repentino fallecimiento. Nadie sabe como ocurrió y empezaron a correr las rumoraciones de que, presa
por la desesperación se metió en un baño caliente y se corto las arterias de la muñeca desangrándose
hasta morir. Sin embargo, según las últimas investigaciones realizadas por Jurgen Thorwald y su equipo
de colaboradores, esto no se ajusta a la verdad, que es aún mucho más espantosa.
Impulsado, no tanto por el dolor de la fama pérdida, sino por un simple y puro desánimo, Wells al
parecer intentó calmar primero su malestar con ayuda del alcohol. Más tarde, posterior a realizar
innumerables experiencias en su propia persona, también empezó a inhalar o beber éter y desarrollo una
adicción. Sus células cerebrales estaban dañadas y sufrió una alteración de su personalidad que le llevó a
abandonar a su familia. Llevó una vida solitaria en Nueva York, donde ejerció su profesión, limitándose
solo a dar unas clases sobre métodos de anestesia. Finalmente su deterioro fue acentuándose
progresivamente y, cuando cobraba conciencia de su estado, sufría terribles depresiones, interrumpidas
solo por breves fases de lucidez.
Está comprobado con certeza que el 21 de enero de 1848, Horace Wells fue detenido en
Broadway a resultas de una escandalosa escena callejera y quedó internado en la prisión de la ciudad de
Nueva York. Por la mañana le encontraron muerto en su celda en medio de un charco de sangre. En el
suelo, junto a su cuerpo, había una pequeña botella que todavía contenía algunas gotas de cloroformo.
Wells lo había utilizado para librarse del dolor, antes de seccionarse las arterias de ambas muñecas.
Horace Wells fue la segunda víctima en la investigación de la anestesia. Poco antes de suicidarse,
este hombre singular todavía mandó una carta de despedida a la redacción del diario neoyorquino Journal
of Commune, en la cual explicaba las razones que le impulsaban a quitarse la vida voluntariamente. En
esa carta Wells declara que lo que le lleva a la autodestrucción no es tanto la decepción y el desespero,
como el hecho de haber comprendido que su alma y su espíritu estaban enfermos.
Horace Wells, como tantos otros creadores e innovadores, recibiría más tarde grandes honores
póstumos.
A partir de entonces, la anestesia con gas hilarante tendría un destino muy cambiante. Su uso
solo se generalizó cuando fue posible construir instrumentos que permitieran regular al administración de
protóxido de nitrógeno y oxígeno, a fin de poder establecer una narcosis duradera controlable, en vez de
la breve intoxicación lograda hasta entonces.
En los Estados Unidos continuó utilizándose intensivamente el gas hilarante como anestésico. El
mismo Magier Colton, que anestesió por primera vez a Wells, volvió a trabajar afanosamente en 1863
para imponer la aplicación práctica del protóxido de nitrógeno en odontología y cirugía. Se asoció con un
dentista de New Haven llamado Smith para efectuar extracciones dentarias de rutina. En cuanto al éter,
se negaban a emplearlo por los fenómenos de irritación de las vías respiratorias ocasionados, y todavía
tenían menos interés en utilizar el cloroformo, mucho más peligroso. De un modo u otro, al cabo de tres
meses los dos socios ya habían conseguido efectuar 3,927 extracciones indoloras bajo los efectos del gas
hilarante. A continuación, Smith estableció un Instituto de Anestesia en Nueva York dedicado a los mismo
fines y en el curso de tres años y medio alcanzó la importante cifra de 17,601 extracciones dentarias
indoloras sin complicaciones y sin un solo accidente mortal (frente a una mortalidad de 1 sobre 10,000
para la anestesia con éter y de 1 sobre 2,600 para la anestesia con cloroformo, en aquella época). Otros
dentistas imitaron su ejemplo y el método de Wells quedó así implantado en los Estado Unidos. Colton
también fundó una Asociación de Dentistas para la generalización de la analgesia y anestesia mediante
gas hilarante.
Su discípulo Evans introdujo el método en Londres y París, en 1864, y efectuó anestesia de este
tipo para muchos cirujanos. El resultado una división natural del trabajo y la responsabilidad en el
quirófano que pronto llevaría a la nueva profesión de Anestesista en Inglaterra y Estados Unidos. Hasta el
año de 1866, se efectuaron 90,000 anestesias con gas hilarante.
En Alemania, todavía tardaría mucho tiempo el implantarse la anestesia con gas hilarante. Solo la
empleaban algunos cirujanos aislados, la mayor parte de los cuales pronto volvieron a preferir el éter y el
cloroformo.
III- Éter sulfúrico o votriolo ¿fabuloso descubrimiento?

Ya se ha mencionado de cómo el descubrimiento histórico de la anestesia con éter estuvo


directamente relacionado con las bromas que gastaban los estudiantes mediante éter sulfúrico. La
inhalación de vapores de éter provocaba unos cómicos estados de excitación, parecidos a los logrados
con el protóxido de nitrógeno y no causaba daño alguno. El caso es que, en cierta ocasión, los bromistas
tendieron por la fuerza a un negro encima de una mesa, lo sujetaron, le cubrieron la cara con un paño y
le administraron enormes cantidades de éter. Después de defenderse vigorosamente, con gran agitación
de brazos, piernas y gritos fuertes, el hombre se quedó muy quieto, como paralizado, y no consiguieron
despertarle hasta pasado un rato. Los estudiantes le habían narcotizado profundamente, pero
desconocían la explicación de este proceso y naturalmente se asustaron. Humphrey Davy describió más
tarde esta anécdota como un ejemplo curioso en su libro Medical Vapours.
Los débiles efectos del gas hilarante resultaban insatisfactorios para fines quirúrgicos y esto llevó
a la búsqueda de nuevos métodos. Por este motivo ese dentista llamado Thomas Green Morton continuó
buscando algo mejor. En efecto, ya había colaborado con Horace Wells, había participado en su
experiencia con el gas hilarante y también había compartido la derrota sufrida con motivo de la
demostración ante el profesor Warren. Es probable que Morton también supiera que su maestro no
solamente había experimentado con protóxido de nitrógeno, sino también con diversos gases y vapores,
entre ellos el éter sulfúrico.
Este producto ya se conocía en la Edad Media bajo el nombre de “vitriolo”. Existen pruebas
documentadas de que Paracelso de Hoenheim empleó el vitriolo con fines médicos alrededor del año 1500
y otro tanto hizo Valerius Cordus en 1545, fecha en que se utilizó el oleum vitriolum dulce verum. El
fácilmente evaporable vitriolo no recibió el nombre de éter sulfúrico hasta 1730, cuando así lo bautizó el
investigador alemán Frobenius. Alrededor de 1800 se hacía inhalar sus vapores contra el asma y las
afecciones pulmonares. James Watt incluso llegó a construir un aparato especialmente diseñado para este
fin. A principios del siglo XIX también se utilizaba el éter para combatir las neuralgias y los cólicos.
En 1818, Michael Faraday, un discípulo de Humphrey, hizo notar que los efectos del éter eran
muy parecidos a los del protóxido de nitrógeno y recomendó prudencia en su manipulación. En un artículo
aparecido en el Journal of Science inglés se dice que un caballero que había inhalado éter estuvo
durmiendo profundamente durante 30 horas llegándose a temer por su vida. Brodi, Jackomini y Christison
informan de casos parecido. Así dan cuenta de que un joven perdió el conocimiento y quedó totalmente
insensibilizado tras una inhalación de éter. Ninguno cayó en la cuenta de que se trataba de una narcosis
reversible. También afirman que un dentista llamado E. Clark consiguió efectuar una extracción dentaria
indolora bajo los efectos de la inhalación de vapores de éter y que un tal doctor Smilie que ejercía en
Dervy (New Hampshire) administró opio disuelto en éter s un sacerdote contra unos molestos accesos de
tos; al parecer, el sacerdote perdió el conocimiento tras la inhalación. El médico aprovechó esta
sorprendente reacción y en otra ocasión administró la misma mezcla a otro paciente antes de abrirle un
doloroso flemón, y solo renunció al empleo de este método porque sus amigos le advirtieron de los
riesgos de envenenamiento provocado por el opio. Nadie tuvo en cuenta los posible efectos del éter.
No cabe duda de que el tema empezaba a estar maduro cuando Morton comenzó a interesarse
por la posibilidad de inducir artificialmente la pérdida del conocimiento. Según los datos de que se
dispone, solo un médico había identificado antes que Morton el fundamental problema que estaba en
juego. Se trata del doctor Crawford William Long Jefferson (Georgia). Pero Morton lo ignoraba y
difícilmente podría haber estado al corriente, puesto que Long mantuvo en secreto hasta 1847 los éxitos
logrados con la inhalación de éter y solo los comunicó ante el senado con motivo de los pleitos entablados
para averiguar a quien debía atribuirse la paternidad del método, y ello solo después de insistir mucho sus
colegas.
Existen pruebas de que este hombre escrupuloso, digno de toda confianza y sumamente
modesto, un auténtico médico de cabecera de la vieja escuela, con una larga barba ondeante y aspecto
patriarcal, consiguió extirpar sin dolor un absceso del cuello de un paciente bajo los efectos anestésicos
del éter, en fecha tan temprana como puede ser el 30 de mayo de 1842.
Prudentemente, estudio los efectos anestésicos del éter, en los animales y el hombre y descubrió
que era preciso superar conscientemente la fase de excitación a fin de alcanzar la fase de tolerancia,
caracterizada por la pérdida de conocimiento, la insensibilización ante el dolor y el relajamiento. No se
contentó simplemente con un breve embotamiento, como el que podía conseguirse con el gas hilarante,
sino que empleó una mezcla de vapores de éter y aire, intentando lograr una narcosis continuada sin
riesgo de que se produjera una repentina carencia de oxígeno.
Long experimentó en secreto con animales y con seres humanos a fin de comprobar los efectos
de la insensibilización al dolor de los vapores de éter. Así, por ejemplo, en cierta ocasión tuvo que
amputar dos dedos a un hombre y realizó la operación en dos fases, una vez sin anestesia y la otra bajo
efectos del éter. Solo en el segundo caso se vio libre de dolores el paciente. En 1845, Long ya había
realizado ocho anestesias con éter y con fines operatorios sin sufrir contratiempo alguno. Y estas narcosis
no fueron casuales, sino el resultado de un proceso gradual de experimentación auténticamente científico.
No se sabe quién dio a Long la idea de experimentar con éter. Thomas G. Morton, por su parte, la
tomó de H. H. Hickmann y de su maestro Horace Wells. Su gran mérito estriba, sin embargo, en haber
investigado metódicamente en busca de substancias capaces de suprimir el dolor y en haberse
preocupado, una vez encontrado el éter sulfúrico, de perfeccionar la técnica de inhalación y demostrar e
introducir el procedimiento. En ningún momento negó haber recibido inicialmente la idea de utilizar el éter
sulfúrico del químico Charles Thomas Jackson de Boston. No se sabe con certeza si Jackson también le
proporcionó muestras de esta sustancia y es más probable que las obtuviera del químico Webster.
Es difícil imaginar unos caracteres más contrastantes que los de Morton y Jackson. Morton era un
hombre práctico, honrado y trabajador, que deseaba salir adelante en la vida. Había probado suerte en
las más diversas actividades antes de recibir las enseñanzas de Horace Wells, el dentista, con quien luego
estableciera un laboratorio técnico para el desarrollo y producción de dentaduras autónomas que no
necesitaran ser fijadas sobre los antiguos dientes.
Morton comprendió claramente la insuficiencia del gas hilarante y buscó intensamente un método
mejor. Su principal interés era prosperar y tener éxito para poder casarse luego.
Una actitud totalmente distinta era la del señor Charles Thomas Jackson. Este nació en Plymouth
(Massachusetts) y era un hombre polifacético y erudito. Estudió en la Escuela de Medicina de Harvard, en
Boston, y también en Francia, en la Sorbona y en la Ecole des Mines, perfeccionando medicina, luego se
pasó al campo de la física, la química y la geología. Trabajó con muy buenos resultados en el Instituto
Estatal de Geología de Maine. Jackson regenteaba un laboratorio químico en Boston, pero al mismo
tiempo también dirigía su propia fábrica de colorantes para la industria textil y además también trabajaba
como capataz. Esta múltiple variedad de actividades profesionales no era rara en los Estados Unidos en
aquella época. Por el contrario, incluso resultaba bastante habitual. El caso es que también Wells y
Morton cambiaron varias veces de profesión.
Jackson no era una persona agradable, sino un astuto viejo zorro, un científico inteligente y
ambicioso, siempre preocupado por su fama y su propio beneficio: sin duda, estaba muy por encima de
Morton, más sencillo y sincero. En los retratos que de él se conservan, vemos a un hombre pálido,
elegantemente vestido y algo arrogante, que parece muy pagado de sí mismo. Es de figura grácil y
esbelta, con el pelo negro y unos penetrantes ojos obscuros resguardados por unas gafas con montura de
oro.
Con este profesor Warren, un hombre de fuerte personalidad, Morton entabló una animada
discusión sobre el problema de máxima importancia: en efecto, en aquel entonces todavía no tenía la idea
exacta sobre la localización de la percepción del dolor. El profesor Warren partía de la constatación
experimental de que al cortar un nervio sensible se insensibilizaba y desaparecía el dolor de la zona
dependiente del mismo y, basándose en este hecho, suponía que el fenómeno del dolor estaba localizado
en la periferia. Morton, en cambio, consideraba que el cambio del nervio sensible únicamente actuaba
como transmisor de las sensaciones táctiles y dolorosas, y situaba el centro del dolor en el cerebro. Ello le
condujo también a la idea de que para suprimir el dolor era preciso hacer llegar un producto narcotizante,
a través de los conductos sanguíneos, hasta ese órgano central. Y de ello dedujo también que este
producto activo debía administrarse en forma gaseosa o de vapor, para así facilitar su aspiración por los
pulmones y su posterior paso a la sangre, en la cual se disolvería.
Morton era un hombre sin dobleces y de inmediato puso en práctica sus ideas. Se construyó una
especie de laboratorio en el sótano de su casa, donde poder experimentar la anestesia en animales con
todo tipo de sustancias volátiles. Empezó sistemáticamente con formas inferiores de vida, luego pasó de
los insectos y los peces, a los animales de sangre caliente, gallinas, ratones, conejos y finalmente a los
perros. Incluso se construyó una mascarilla especial para anestesiar a los perros. Así fue
acumulando numerosas experiencias, antes de atreverse a experimentar con seres humanos.
Meticulosamente, hacía un informe de cada tentativa individual; informes que confió a la custodia de un
abogado, para así poder patentar su método cuando llegara el momento. También efectuó una serie de
experimentos sobre su propia persona, inhaló los vapores de diversas sustancias y no tardó en dañar su
salud. Una grave inflamación pulmonar por poco le cuesta la vida. Sin embargo, siguió adelante como un
poseído.
Hasta el momento todavía no había hallado ninguna sustancia que respondiera a sus deseos, en
vista de los cual se fue a ver al profesor Jackson y le pidió consejo. Este le dio un líquido con olor
peculiar, que se evaporaba fácilmente, pero no le reveló su composición química. Morton consiguió inducir
en los animales un estado de excitación con bajas dosis del producto, pero al aumentar la dosificación la
reacción fue de sueño, embotamiento, relajamiento y desaparición de toda la reacción ante el dolor,
mientras se mantenía un ritmo regular de respiración. Experimentó sobre sí mismo y también observó una
primera fase de euforia, similar a la obtenida con el gas hilarante, pero luego los vapores de éter le
provocaban un acceso de tos. Después de unos breves momentos de embriaguez se sintió mareado y con
ganas de vomitar, pero pronto se le pasó.
Morton perfeccionó su técnica, aprendió a manipular los vapores con mayor cuidado, consultó
también el libro de Faraday, Medical Vapours, en busca de orientación, y descubrió su cometario en el
sentido de que el éter sulfúrico tenía unos efectos narcóticos similares a los del protóxido de nitrógeno.
Esto le puso en aviso y entonces comprendió que era el líquido que le había dado Jackson. Tenía que ser
éter sulfúrico, o al menos éter, pues el olor le parecía algo distinto. Supuso que Jackson había mezclado
algún otro producto destinado a ocultar el desagradable olor característico del éter.
Morton quiso comprobarlo exactamente y se hizo narcotizar con éter por su esposa. Tuvo que
vencer fuertes reticencias por parte de ésta, pero finalmente ella procedió exactamente como él le había
explicado. Morton inhaló conscientemente los vapores y reprimió toda reacción de resistencia. – Has
estado cinco minutos dormido y no has manifestado ninguna reacción ante el dolor- le contó luego su
mujer.
Morton estaba entusiasmado. Consiguió comprometer a otros dos colegas para realizar nuevas
experiencias. El mismo aplicó cautelosamente la anestesia con pequeñas concentraciones de vapores de
éter. Ambos cayeron pronto en un estado de sopor y dejaron de reaccionar ante los estímulos.
Una casualidad fue entonces en su ayuda. Alguien hizo sonar largamente y con fuerza la
campanilla de su consulta. Morton abrió la puerta y se encontró con un músico llamado Eben Frost que
gimoteaba ruidosamente. Tenía un terrible dolor de muelas le suplicó que le ayudara, apretándose la
hinchada mejilla. Morton le condujo inmediatamente a la sala de curas, le examinó y dijo –tendré que
arrancarle la muela inflamada. Preparó los alicates y entonces añadió: Pero tengo un nuevo producto
capaz de mitigar los dolores; se trata de un líquido mediante el cual podré dormirlo un rato y así no
notará en absoluto la extracción. Frost estaba de acuerdo con todo. Deseaba librarse de los insoportables
dolores y obedeció las instrucciones de Morton.
El procedimiento se desarrolló sin incidentes. Cuando Frost se despertó y vio la muela
ensangrentada y supurante, todavía cogida entre los alicates, casi no podía creer que todo hubiera
terminado ya. No había notado absolutamente ningún dolor y no recordaba nada de lo ocurrido. Todo lo
sucedido le pareció un milagro. Quiso escribir un artículo en señal de gratitud, pero Morton le hizo
abandonar la idea, pues aun no quería dar a conocer su método. Sin embargo, Frost no cumplió con su
promesa de guardar silencio y publicó una breve descripción de su experiencia en un diario, lo cual sirvió
para inundar de clientela la consulta diaria de Morton.
Entre tanto, Morton ya había comprendido claramente que su procedimiento podía y debía,
aplicarse ventajosamente en las operaciones quirúrgicas. Con este fin, se construyó un pequeño aparato
de anestesia. Este consistía en una esfera de vidrio de entre doce y quince centímetros de diámetro con
dos aberturas, una superior, para llenar el frasco y otra lateral, en la que se introducía un tubo de madera
con un grifo. Lleno la bola de vidrio con trocitos de fieltro o de esponja que debían absorber el éter. El
paciente tenía que introducirse la boquilla de madera en la boca y, una vez abierto el grifo, inhalaba el
aire impregnado de éter, expirándolo también a través de la bola de cristal. De este modo era posible
administrar una dosis determinada. Pero Morton no quedó satisfecho con esta esfera de vidrio e intentó
perfeccionar su aparato, pues deseaba hacer una demostración pública de su procedimiento de anestesia
con éter. Con este propósito, fue a ver otra vez al profesor Warren y le pidió que le permitiera demostrar
su método en el marco de una operación quirúrgica. Le aseguró a Warren que el paciente no sufriría
ningún dolor. El profesor recordaba perfectamente el fracaso de Horace Wells y se mostró escéptico,
aunque no obstante –dada su actitud favorable a todo tipo de innovaciones- acabó dando su autorización.
Esta extraordinaria sesión se ha descrito muy a menudo en tonos dramáticos, pero muchos de los
que hablaron de ella no poseían los conocimientos médicos, o carecían de experiencia en el campo de la
anestesiología.
Aunque el profesor Warren no había dado demasiada publicidad a la demostración, sin embargo,
se filtró la noticia de que otro dentista se disponía a demostrar nuevamente un método que permitiría
operar sin dolor. Esto despertó bastante interés y curiosidad.
El 16 de octubre de 1846, a las diez de la mañana, los espectadores llenaron el anfiteatro del
quirófano-auditorio. Un gran número de profesores de la Escuela de Medicina de Harvard, de médicos en
ejercicio y estudiantes se reunieron en tensa expectación. Se veían muchas caras conocidas. Algunos
pálidos pacientes, que debían ser operados, ocupaban los correspondientes asientos. Entre ellos se
hallaba un joven de nombre Gilbert Abbot, que sería el primero en ocupar la mesa de operaciones. Desde
lejos ya se observaba que tenía una enorme inflamación bajo la mandíbula derecha. Lo tendieron en una
camilla y le dejaron el cuello y el pecho descubiertos, aunque no le cubrieron el resto del cuerpo con
paños blancos, costumbre que aun no se había extendido. Los médicos tampoco vestían batas blancas,
sino que llevaban sus trajes oscuros de calle. El profesor Warren estaba sentado en una silla de operador
y a su lado permanecían de pie algunos colegas, como el profesor , los doctores Gould, Townsend, Henry
J. Bigolow y otros. Todo estaba dispuesto, solo faltaba una persona ¡Morton! Warren miró a su alrededor,
preguntó por él, pero no pudieron encontrarle. El profesor acostumbraba ser puntual e inició a pesar de
todo su informe sobre Abbot, el primer paciente. Este había sufrido una tuberculosis pulmonar de joven y
ahora tenía una infección tuberculosa en la glándula submaxilar derecha, la cual se había hinchado
formando un gran tumor prominente. Era preciso extirpar la glándula.
Señores, para esta intervención utilizaremos por primera vez el método desarrollado por el señor Thomas
Green Morton. Este consiste en la inhalación de los vapores de una sustancia volátil que, según afirma el
señor Morton, tiene efecto de dormir al paciente y hacerle totalmente insensible al dolor.
Volvió a mirar a su alrededor en busca de Morton, sin conseguir localizarle. ¿Intentaba
escabullirse acaso ese joven? (ahora tendremos la oportunidad de comprobar si las audaces pretensiones
de este dentista eran justificadas o no).
En sus palabras había duda, desconfianza y también ironía. La impaciencia del auditorio iba en
aumento, se escucharon cuchicheos y comentarios burlones, parecía anunciarse un nuevo fracaso. Habían
transcurrido casi quince minutos y el profesor Warren ya se disponía a comenzar la operación, cuando se
abrió bruscamente la puerta y Morton entró jadeante en la sala. En seguida se dirigió al profesor,
pidiéndole disculpas. Nadie pudo oír sus palabras. Bajo el brazo, Morton llevaba una extraña bola de
cristal, su aparato de anestesia. Sin prestar atención a los demás, Morton se acercó a Abbot y le habló en
voz baja, intentando tranquilizarle. Luego le dio instrucciones precisas, indicándole que debía inhalar
lentamente los vapores de la bola de cristal. Luego hizo abrir la boca, le introdujo cuidadosamente el tubo
de madera e inició cautelosamente la inhalación. Al principio, Abbot tosió un poco pero pronto se calmó.
Morton no podía dormir al paciente con tanta rapidez como con el gas hilarante, pero paulatinamente, en
un plazo de 10 minutos, consiguió un estado de narcosis y relajamiento, manteniendo un ritmo regular de
respiración. Todos observaban su labor, algunos llenos de expectación, otros con desconfianza. En el
fondo todos esperaban que surgiera un contratiempo, que ocurriera una catástrofe.
Warren permaneció perfectamente tranquilo y no dijo ni una palabra para no molestar a Morton.
Finalmente, este se volvió hacia el profesor y susurró:
¡Ya puede usted empezar!
El sueño del paciente era lo suficientemente profundo.
Warren se levantó y se acercó a la cabeza del paciente. Todavía lleno de escepticismo cogió el
bisturí y lo introdujo bajo el ángulo de la mandíbula. Ahora de demostraría se ese dentista había dicho la
verdad o si mentía, si se trataba otra vez de una fantasía de un lunático. El profesor giró un poco la
cabeza y la fijó en esa posición, luego efectuó una larga incisión siguiendo la línea de la mandíbula hacia
arriba y hacia adelante, separó la epidermis de la dermis, localizó la inflamación, se detuvo un instante
sorprendido, pues Abbot no reaccionaba. Su cuello sangraba abundantemente, pero el paciente no había
efectuado ningún movimiento de rechazo ante el dolor, no se quejaba ni gritaba, limitándose a
permanecer muy quieto. Warren palideció de sorpresa al comprender lo que acababa de demostrar en
aquel preciso instante: que efectivamente era posible operar sin dolor. ¡Cuántas esperanzas quedaban
colmadas con él!
Un murmullo de sorpresa llenó el anfiteatro. Warren prosiguió diestra y rápidamente su tarea,
desprendiendo el tumor esférico de sus firmes ramificaciones y lo extirpó sin ninguna manifestación de
dolor por parte del paciente. Se introdujeron esponjas en la herida abierta para contener la pérdida de
sangre, se efectuaron algunas suturas. Todos contemplaban a Morton y Warren con gran atención, un
silencio absoluto reinaba en la sala.
El profesor Warren tardó ocho minutos en completar la intervención y curar la herida. Toda
expresión de mofa e ironía había abandonado su cara y sus ojos, muy por el contrario, relucían
chispeantes. Se incorporó y anunció ante todos:
¡Esta vez, bien lo sabe Dios, no ha sido una farsa!
Los presentes se incorporaron entusiasmados, mirando maravillados la escena que se
desarrollaba ante sus ojos.
¡Acababan de vivir uno de los momentos estelares de la medicina!
A continuación, se realizaron supuestamente otras dos operaciones con anestesia, pero la
información sobre las mismas es escasa y puede que incluso sea inexacta. Según los datos que nos han
llegado, Warren deseaba tratar a un paciente que sufría una afección no especificada de la médula
espinal causándole una serie de quemaduras a lo largo de la columna vertebral con hierro candente,
procedimiento terriblemente doloroso como es bien sabido. Se nos dice que también esta intervención
pudo efectuarse sin ningún dolor bajo los efectos de la anestesia de Morton. Sin embargo, existían
justificadas dudas de que esos datos respondan a la verdad, pues el hierro candente habría inflamado los
vapores que flotaban alrededor de la esfera de cristal y sobre el cuerpo del paciente y habría producido
una llamarada o una explosión, como por desgracia ocurrió más de una vez.
Abbot empezó a recuperarse gradualmente y declaró no haber notado nada en absoluto durante
la intervención. La gran expectación del público se relajó para convertirse en delirante entusiasmo.
Acababan de presenciar una cosa inaudita, considerada imposible hasta entonces. Henry Bigolow, que
había permanecido muy cerca de Morton y Warren, declaró en voz alta que todos pudieron oírlo:
¡seguramente, dentro de poco ya no se efectuará ninguna intervención quirúrgica sin anestesia!
Por cierto en aquel momento tanto el profesor Warren como los espectadores ignoraban que
producto mágico había utilizado Morton.
¿Por qué se presentó Morton con retraso a esta demostración tan decisiva para él? No era un
comportamiento propio de su manera de ser, de su meticuloso estilo de trabajo, de su preocupación por
el orden. No se había dormido sino que estaba en el taller de su mecánico, aguardando impaciente que
este terminara de introducir un perfeccionamiento en su aparato de anestesia. En efecto había observado
que no era conveniente conducir el aire expirado otra vez hacia la bola de cristal, puesto que este
contenía mucho dióxido de carbono y vapor de agua pero poco oxígeno, y había llegado a la conclusión
de que esto podía evitarse incorporando una válvula de expiración al aparato, de manera que el paciente
solo inhalara los vapores de éter enriquecidos con aire puro. Y el caso es que el mecánico no terminó de
incorporar a tiempo esta válvula laminada, poniendo a Morton en un molesto aprieto.
El profesor Warren debió quedar efectivamente convencido de la eficacia del método de Morton, pues
programó de inmediato una nueva demostración pública, una operación bajo anestesia sin dolor a la cual
invitaría a diversas personalidades del gobierno y de la ciudad de Boston, y naturalmente también a los
eminentes de la Escuela de Medicina de Harvard. El profesor Hyward, un colaborador de Warren y el
doctor Dicks se encargarían esta vez de la operación. Warren se ocuparía de recibir a los invitados de
honor y daría las explicaciones pertinentes. Para el día siguiente estaba programada la extirpación de un
gran tumor de grasa en un hombro y de un tumor canceroso de la región facial de una mujer joven. Pero
surgieron unas dificultades totalmente imprevistas.
La tarde del memorable 16 de noviembre de 1846 todos continuaban entusiasmados con el enorme éxito
logrado por Morton. Luego, de pronto, la opinión pública se volvió incomprensible contra él. La gente le
rehuía, ¿Consideraban realmente algunos que era inmoral emplear la narcosis con fines operatorios? No
parecía posible que este fuera el motivo. Y de pronto se descubriría que el inesperado rechazo obedecía a
razones muy distintas: Morton tenía intención de sacar un beneficio económico de su método y de hacer
patentar su procedimiento de anestesia, así como el producto empleado, el éter, al que pensaba dar el
nombre de Letheon. En consecuencia, hasta el momento se había negado a revelar que sustancia
empleaba para su anestesia. Sin embargo, parece seguro que se confió a Henry Bigolow, comentándole
su problema y este le aconsejó que entregara al profesor Warren un sobre cerrado con los datos
relevantes a modo de una garantía.
El 17 de Noviembre el anfiteatro estaba tan lleno como la víspera. Los curiosos espectadores, el alcalde
de la ciudad de Boston, un representante del gobierno, algunos magistrados y los profesores de medicina,
aguardaban llenos de expectación. Entonces compareció precipitadamente el cirujano doctor Hayward y
declaró con teatral arrogancia:
- Caballeros, lamentándolo mucho voy a causarles una decepción.- No puedo permitir que el señor
Thomas Morton narcotice a mi paciente, pues desgraciadamente este señor se ha negado a darnos una
descripción más exacta sobre la composición de su mágico producto. Esta actitud es contraria a las
buenas costumbres y contraviene los estatutos de nuestra Academia de Medicina.
Gran alboroto y también indignación. ¿A caso intenta tomarles el pelo? ¿Qué se propone en realidad el
doctor Hayman con este
infame golpe bajo? ¿Tiene envidia del éxito logrado por Morton? ¿Quiere obligarle a revelar el secreto o
solo pretende hacerse el interesante? Esta interrupción debió coger totalmente por sorpresa al profesor
Warren, pues se levantó rápidamente, compareció ante el público y, para superar la incómoda situación,
se sacó el sobre cerrado del bolsillo, lo abrió con evidente excitación sin tener en cuenta el secreto
prometido a Morton y leyó en voz alta, perfectamente audible para todos, una única palabra, escrita por
Morton:
Éter sulfúrico.
Luego, desdeñosamente, con una irónica sonrisa, entregó el papelillo al doctor Hayward que se
había quedado lívido. De este modo queda resuelto el molesto contratiempo. Hayward no tiene más
remedio que ceder. El propio Morton contempla casi indiferente todo el incidente, o al menos no deja
traslucir su indignación. Se acerca al primer paciente y comienza la narcosis con éter sin decir palabra. La
exaltación del público va cediendo poco a poco, los espectadores se serenan y siguen atentamente todos
sus movimientos. Nuevamente, el paciente tarda unos quince minutos en alcanzar sin dificultades un
sueño lo suficientemente profundo para que el doctor Hayward pueda comenzar la operación. Con gran
pericia y una brillante técnica, este extirpa el gran tumor de grasa del hombro. Durante toda la
intervención no se escucha ni una queja de dolor.
Tras una breve pausa, se procede a efectuar la segundas intervención. El doctor Dix debe extirpar
el tumor canceroso de la cara de una mujer. Entonces se produjo un incidente, que espantó a todo el
mundo, aunque actualmente podemos comprenderlo muy bien. En efecto, Morton solo provocaba una
breve intoxicación con éter, es decir, hacía inhalar a su paciente los vapores de éter el tiempo necesario
para embotar sus reacciones y su percepción del dolor y dejarlo dormido, bien relajado y respirando a un
ritmo regular. Una vez seguro de haberlo logrado, retiraba el primitivo aparato de anestesia y dejaba
respirar aire puro al enfermo. El cirujano disponía entonces de unos diez a quince minutos, pero no más,
para efectuar la operación antes de que despertara el paciente.
Pero el doctor Dix no podía extirpar ese tumor maligno con tanta rapidez; el tiempo a su
disposición era insuficiente. Todos vieron como su paciente empezaba a moverse e intentaba girar la
cabeza, estorbando claramente el trabajo del doctor Dix e impidiéndole proseguir la operación. Muy
desconcertado y molesto, el doctor se volvió hacia Morton. Este ya había advertido que la enferma
empezaba a dar muestras de inquietud y volvió a introducirle rápidamente el tubo de madera del aparato
de inhalación en la boca. Le administra una abundante dosis de éter, a fin de impedir que se despierte, y
la cantidad sin duda resulta excesiva pues al cabo de unos minutos la respiración se hace irregular y
acaba interrumpiéndose, con riesgo de colapso. Morton reconoce el peligro e interrumpe la administración
de éter, retira el aparato de narcosis e intenta restablecer la respiración. Henry Bigolow, que no se había
separado de su lado, le ayuda a controlar la crítica situación que había creado el pánico entre los
espectadores y finalmente se puede completar la difícil operación. En esta ocasión, la intervención ha
durado veinticinco minutos.
Todos comprenden que no es tan sencillo lograr una anestesia segura. En el futuro, se tendrá que
vigilar atentamente la respiración y controlar continuamente el pulso, comenta el profesor Bigolow al
terminar.
El gran acontecimiento del 17 de noviembre, el triunfo de Morton, el entusiasmo que ha
despertado el hecho de que por fin sea posible operar sin dolor, dan la vuelta al mundo en sensacionales
comunicados de prensa. El uso del éter en las salas de operaciones pronto se generaliza en todos los
países avanzados. La ciudad de Boston, con su famosa Escuela de Medicina de Harvard, resplandece con
renovada reputación y Morton es homenajeado como héroe nacional.
Morton no gozó mucho tiempo de su éxito, pues pronto, sin que el tuviera arte ni parte, se inició
una agitada batalla por la paternidad del hallazgo, batalla que le enfrentó con la extravagancia del
químico Jackson.
La opinión pública empezó a intervenir animadamente en la disputa cuando comenzó a
considerarse la posibilidad de conceder a Morton el Premio Montion para Benefactores de la Humanidad
(una especie de Premio Nobel) que se otorgaba en París. Jackson discutió sus méritos y reivindicó la
paternidad del procedimiento, alegando que el había sugerido a Morton que utilizara el éter. Escribió a las
más diversas personalidades con alguna influencia del interior y el exterior del país, a potentados y
miembros del gobierno, para hacer valer sus pretensiones y solicitar su apoyo. No era la primera vez que
el ambicioso caballero manifestaba pretensiones parecidas; ya en ocasiones anteriores, según se
comprobó, había intentado arrebatar a otros el mérito de un descubrimiento. La situación se complicó
todavía más cuando Horace Wells también reivindicó la prioridad del invento; no sin una cierta razón,
puesto que había experimentado con éter sulfúrico y había anestesiado animales con anterioridad a
Morton. Además, también se tuvo noticia de las primeras narcosis con éter efectuadas por Crawford long
a sus pacientes en 1842.
Finalmente, se tomó la decisión de dividir el codiciado premio, Jackson fue considerado el genial
descubridor de la anestesia con éter (lo cual no es del todo exacto) y a Morton correspondió el gran
mérito del desarrollo y aplicación práctica del procedimiento. Tanto Horace Wells como Crawford Long
quedaron injustamente excluidos de la gloria. Thomas Green Morton recibió muy altos honores de manos
del zar de Rusia, del Rey de Prusia y de los monarcas y jefes de muchos países.
La esfera de vidrio de Morton tenía el inconveniente de que obligaba a inspirar y expirar a través
de la bola llena de vapores de éter. Con cada inhalación también se inspiraba, por lo tanto, una parte del
aire expirado, con su mayor contenido de dióxido de carbono, vapor de agua y su menor concentración
de oxígeno. Este es el motivo por el cual en todas partes se adoptó muy pronto el método más simple de
administración del éter gota a gota, lo cual permitía regular suficientemente la dosificación, así como la
inhalación simultánea de aire puro.
El futuro de Thomas Green Morton fue todo lo contrario de lo que podía hacer esperar este
sorprendente avance triunfal.
Aparte de la fama lograda, no tuvo demasiada suerte. Los múltiples ajetreos, preocupaciones y
reproches sufridos le provocaron estados de depresión y también se vio excluido del éxito material, pues
no pudo patentar su método. Cualquiera podía conseguir éter y realizar una narcosis. Morton intentó
ahogar sus preocupaciones en alcohol, incluso llegó a beber éter, contrajo una adicción y al final casi no
era responsable de sus actos. Llegado un cierto momento, abandonó a su esposa y sus hijos y se traslado
a Nueva York. ¿Fue un accidente o deseaba acabar con todo? Imposible saberlo. Y así, Thomas Green
Morton se convirtió en la tercera víctima de una gran idea. Su oponente, Jackson, todavía le sobrevivió
hasta 1880. Y, curiosamente, también sufrió trastornos mentales hacia el fin de sus días.
IV- Algunos pasajes históricos del cloroformo.

La generalización de la narcosis con éter como procedimiento de rutina posibilitó al principio un


increíble avance de la cirugía. Ningún operador se veía obligado ya a intervenir con la mayor simplicidad y
rapidez posibles, con brutalidad casi podríamos decir.
Se disponía del tiempo suficiente para proceder con rigor anatómico, procurando no dañar los
tejidos. Se descubrieron una infinidad de nuevos métodos operatorios y se abrieron nuevos campos, como
por ejemplo todo el terreno de la cirugía del estómago y el intestino. Solo en otro momento de la historia
volvería a experimentar la cirugía un impulso tan poderoso y arrollador. Y este tuvo su origen en la
anestesiología en el año 1940 al 1946. Ya tendremos ocasión de hablar de ello más adelante.
La narcosis con éter se había convertido en patrimonio general, pero llegados a ese punto
también comenzaron a notarse sus inconvenientes y ya no se pudieron pasar por alto las molestias que
causaba a muchos pacientes. Los enfermos empezaron a temer más la inhalación de los corrosivos
vapores de la operación misma, sobre todo cuando debían someterse por segunda o tercera vez a una
intervención. En consecuencia cada vez empezó a plantearse con mayor frecuencia y más
perentoriamente la pregunta ¿No sería posible encontrar algún producto narcótico de efectos comparables
a los del éter sulfúrico, pero que resultara menos molesto para el paciente?
Exactamente lo mismo se preguntaba un cierto doctor James Young Simpson de Edimburgo,
dedicado a la ginecología y a la tocología. El doctor Simpson poseía una amplia clientela y era muy
apreciado por las mujeres. Con sus apenas treinta y seis años, era un hombre de aspecto competente,
bien arreglado, no demasiado alto, más bien modesto. Su cara de facciones regulares irradiaba optimismo
y confianza, su temperamento en proclive a desbordamientos de entusiasmo; de comportamiento
agresivo, por otra parte también era una persona sumamente sensible. Los lamentos de algunas mujeres
se le hacían insoportables y con frecuencia le llevaban la borde de la desesperación. Por esta razón, en
más de una ocasión se había sentido tentado a renunciar a su profesión y había manifestado su deseo de
ser abogado en vez de médico. Llevaba largo tiempo intentando amortiguar por todos los medios los
gemidos y gritos de dolor de sus parturientas y, entre otras cosas, también había probado hipnosis
siguiendo los métodos de Messmer. Pero los resultados no fueron satisfactorios.
Entonces, un buen días tuvo la noticia del fantástico descubrimiento de la anestesia con éter, que
le dejo profundamente impresionado. ¿tal vez ese método resultaría adecuado para sus fines? Se propuso
experimentarlo.
Simpson es un hombre testarudo: cuando se le mete una idea en la cabeza, no ceja hasta llevarla
adelante. De naturaleza complicada, se empeña en seguir sus propios caminos, lo cual le crea muchas
dificultades con sus colegas de la facultad de Edimburgo, muchos de los cuales le miran con escasa
simpatía. Así, topa con la fuerte oposición de los profesores James Syme y Charles Bell, cuando en 1848
se propone su nombramiento como sucesor del tocólogo doctor Hamilton al jubilarse aquel. Pero sus
patricios de la ciudad acaban imponiéndose, instigados tal vez por sus esposas, y conceden la cátedra al
destacado ginecólogo y tocólogo. Simpson es nombrado profesor y sucesor de Hamilton, tiene un enorme
éxito y cada vez es objeto de mayores envidias por parte de sus colegas, pero esto no le preocupa. Lo
primero que se propone hacer, es aclarar de una vez si esa narcosis con éter puede servir para lograr un
parto sin dolor. Una casualidad acude en su ayuda.
El doctor Frich, un médico de cabecera y tocólogo, le hace llamar urgentemente una tarde. Le
acaban de ir a buscar para que asista una mujer joven que yace con dolores de parto y que está
sufriendo atrozmente a causa de su pelvis demasiado plana y estrecha. El parto no avanza y la pobre
mujer corre el peligro de morir. El doctor Frich necesita ayuda y manda a un criado a casa del doctor
Simpson, rogándole que acuda a ayudarle con la mayor presteza, pues la paciente ya esta totalmente
exhausta. Su primer parto acabó con la destrucción del niño dentro del vientre materno y la extracción
fragmentaria, para poder salvar la vida de la madre. Ahora se enfrentan con una perspectiva igualmente
funesta.
Simpson acude de inmediato junto al lecho de la parturienta.
Los dos médicos permanecen al lado de la mujer y observan atentamente cada contracción. No
cabe la menor duda, la cabeza del niño está firmemente encajada en la pelvis, demasiado estrecha, y ya
no puede bajar ni un milímetro más. ¿Qué pueden hacer ahora? ¿Tendrán que matar otra vez al niño y
extraerlo? Simpson reflexiona…No, no está dispuesto a hacer tal cosa. Creo que deberíamos intentar darle
vuelta le dice al doctor Frich, desde afuera o bien por dentro. Si no lo logramos, siempre nos queda otra
solución. Pero entonces se le ocurre otra idea completamente distinta. Aprovechará esa oportunidad para
suprimirle los terribles dolores de la expulsión a esa mujer que tan inútilmente está sufriendo; por primera
vez intentará dar la vuelta al feto bajo los efectos anestésicos del éter, con el que ya ha hecho algunas
experiencias en operaciones menores. Es una decisión heroica, pues Simpson no sabe sin la narcosis
inhibirá y disminuirá o tal vez incluso anulará las contracciones precisas, le anticipa la irritación que causa
el éter y le explica como puede contribuir a superarla. Le cubre la cara con un pañuelo y empieza a verter
cautelosamente el anestésico gota a gota, hasta que la paciente queda un poco embotada, luego
aumenta la dosis, y al cabo de pocos minutos, la mujer está dormida, relajada y yace ante ellos con la
musculatura flácida. El doctor Frich también lo observa todo atentamente, contemplan claramente la
desaparición de toda muestra de dolor y constatan sorprendidos que, pese al sueño cada vez mas
profundo, no aminoran, ni mucho menos cesan, las contracciones de expulsión. Se trata de una
constatación sorprendente, pues ahora Simpson sabe con certeza que puede emplear perfectamente una
narcosis durante un alumbramiento y efectuar así un parto sin dolor. Ciertamente todavía ignora que esta
práctica tiene ciertas limitaciones, pues todos los anestésicos acaban pasando al niño, con la sangre de la
madre, y este también queda anestesiado.
Tampoco sabe aún que, si el sueño es muy profundo y se prolonga demasiado, finalmente
también cesan las contracciones, de manera que solo es posible efectuar una narcosis superficial.
Simpson interrumpe la administración del éter cuando considera que la mujer ya está lo
suficientemente relajada para intentar' darle la vuelta' al feto. Después de muchos trabajos, finalmente lo
consigue. Logra zafar la cabeza del niño, que había quedado aprisionada, hace girar el cuerpecillo dentro
de la matriz y tirando cuidadosamente de los pies los hace asomar primero por el conducto del parto. Así
consigue llevar a termino el alumbramiento, pero por desgracia ya no sería posible salvar la vida al niño.
El prolongado aprisionamiento entre las paredes de la pelvis ha debilitado demasiado sus funciones vitales
y el recién nacido muere tras un par de minutos de vanos esfuerzos por resucitarlo. Sin embargo, la
madre sobrevive y cuando se despierta declara no haber sentido nada, incluso dice no recordar nada del
propio parto.
Aunque la criatura no se ha salvado, Simpson está entusiasmado, y en los días y semanas que
siguen repite varias veces el método a fin de ir acumulando experiencias. El 19 de enero de 1847, el
periódico de Edimburgo publica una breve nota sobre el primer parto sin dolor bajo los efectos del éter;
aunque ya se señala que el método todavía no es ideal, sino que requiere de mayores
perfeccionamientos. Simpson ya había reconocido las insuficiencias y desventajas de la narcosis con éter y
de momento había tratado de superarlas. Tenía muy presentes la irritación de las vías respiratorias con
los consiguientes accesos de tos, la fuerte resistencia de la paciente precisamente por esa causa, las
cantidades relativamente importantes que se requerían para dormir a una mujer, la lentitud con que se
lograba el relajamiento, y naturalmente también las posibles secuelas desfavorables, Finalmente, llegó a
la conclusión de que era preciso encontrar algo mejor.
Convierte la sala de estar familiar de su casa de Queen Street en sala de experimentación.
Consigue innumerables nuevas sustancias por mediación de boticarios, amigos y conocidos, lo cual revela
claramente que no intentaba mantener en secreto su actividad, sino que aceptaba gustoso cualquier tipo
de ayuda. Experimenta sobre su propia persona, prueba todo tipo de combinaciones químicas con toda la
familia, su esposa y sus hijos, otros parientes y sus ayudantes, los doctores Dunkan y Keith. Con
extraordinaria despreocupación e inconsciencia, continúan experimentando en su pequeño círculo nuevos
productos con propiedades anestésicas. Toda la vivienda queda impregnada de los penetrantes olores.
En general, el método que emplea es sencillo. Coge una pequeña cantidad de liquido en cuestión,
una cucharada aproximadamente, y lo distribuye en varios vasos o tazas, que por lo general sumerge en
agua caliente a fin de acelerar la evaporación. Durante varias semanas, se pasa las noches sentado junto
a una mesa intentando averiguar si alguna de las sustancias que deja evaporar tiene efectos narcóticos.
Sin embargo, parte de los productos no tienen efecto alguno y la otra parte provoca accesos de tos,
mareos y vómitos, o incluso le ponen enfermo durante varios días. Esto no preocupa en absoluto a
Simpson, que sigue adelante con sus experimentos.
La lectura de los viejos informes que describen los procedimientos seguidos provoca
estremecimientos. ¡cuantas cosas habrían podido ocurrir! Entre estas sustancias empleadas figuraba, en
efecto, una serie de peligrosos venenos.
Compuestos de la serie de los hidrocarburos, fenoles, benzoles, compuestos halógenos y otros.
Las experiencias realizadas hacen palidecer los experimentos personales de un Horace Wells, un Crawford
Long y un Morton.
Simpson tomó notas precisas de cada experimento individual. Reseñó exactamente si el producto
resultaba inocuo o venenoso, o si se observaban efectos narcóticos. Los experimentos ya llevaban nueve
meses de duración y todavía no habían encontrado ningún anestésico que resultara mas adecuado que el
éter sulfúrico. Los demás miembros de la familia fueron desinteresándose gradualmente; estaban
literalmente hasta las narices de experimentos, pero los médicos continuaron en el empeño. Fue un
verdadero milagro que estos experimentos a ciegas no acabaran provocando una catástrofe.
Por pura casualidad, Simpson finalmente tuvo noticia de la existencia de un compuesto
denominado "cloroformo", que se producía en una importante industria química inglesa, aparentemente
con fines industriales. Se trataba de un metano triclorado; el cual por cierto fue descubierto casi
simultáneamente por Justus Liebig, en Giessen y el francés Soubeiran, en París, en 1831, En París.
Simpson se hizo mandar un frasco del producto y recibió un líquido denso y transparente, con un olor
dulzón. Por algún motivo, el producto despertó sus recelos y lo dejó momentáneamente arrinconado. Un
día, el 4 de noviembre de 1847 para ser exactos, todos se sientan alrededor de la mesa dispuestos a
probar nuevos productos. De pronto, Simpson recuerda el frasco de cloroformo, pero ha olvidado donde
lo ha dejado. Comienza una gran búsqueda, hasta que al fin el doctor Keith localiza la botella cubierta de
polvo. Simpson distribuye las muestras para el experimento de la manera acostumbrada, pero sin
calentarlas, pues ha observado que el líquido ya se evapora con sorprendente rapidez a la temperatura
ambiente. La sustancia tiene un peculiar olor dulzón. Su esposa y sus hijos no inhalan el producto, pues
hace tiempo que han abandonado decepcionados los inútiles experimentos y están entregados a otras
ocupaciones. Sin embargo, los médicos 'el propio Simpson, el doctor Keith y el doctor Duncan' inhalan los
vapores.
Al cabo de pocas inhalaciones empiezan a sentirse eufóricos y se ponen a cantar, desafinando
terriblemente y a voz en cuello. Luego de pronto, todos quedan callados. Las cabezas caen sobre la mesa,
los tres se desploman al unísono y se deslizan roncando de las sillas. Tras un breve interludio, vuelven a
despertar. ¿Que ha ocurrido? Simpson es el primero en recuperar el sentido y en seguida reconoce
admirado que esa es la sustancia que buscaban, j es incluso mucho mas potente que el éter! Todos se
van recuperando y empiezan a discutir con gran excitación, que también se comunica a los demás, a la
esposa, a los hijos, a los parientes.
¿Lo ocurrido en esos breves minutos representa realmente un descubrimiento? Simpson debe
cerciorares primero, eso es evidente. Repite varias veces la inhalación de vapores de cloroformo, hasta
que alrededor de la media noche ya ha vaciado y consumido todo el contenido de la botella. Al mismo
tiempo, los médicos también experimentan unos sobre otros si la narcosis produce una total desaparición
del dolor. Quieren tener la absoluta certeza de que se consigue una auténtica anestesia, como en el caso
del éter. No paran hasta comprobarlo y a esas alturas todos empiezan a necesitar también de un buen
descanso y un poco de sueño.
El profesor Miller, un cirujano vecino amigo, se presenta casualmente en su casa la mañana a
siguiente, Simpson le cuenta los fenomenales efectos del cloroformo. El profesor se mantiene escéptico,
pero sin embargo sugiere que prueben de inmediato el producto en una operación de una hernia inguinal
adherida que el debe realizar. Desgraciadamente, esto no es posible, pues han agotado las existencias de
cloroformo y no pueden conseguir tan rápidamente un nueva dosis para esta intervención de urgencia.
Pero en cuanto consigue un nuevo suministro de cloroformo, Simpson, inicia de inmediato las pruebas de
narcosis con el producto. Emplea la misma técnica de goteo utilizada con éter y la aplica con un éxito
sorprendente, no solo en los partos, sino también en intervenciones quirúrgicas. Sobre todo, con este
procedimiento se precisan dosis mucho mas reducidas para inducir un sueño profundo que con éter. La
irritación de las vías respiratorias superiores es nula o muy escasa, no aparecen accesos de tos y el
tiempo necesario para alcanzar el estado de total insensibilidad al dolor y pleno relajamiento es mucho
mas breve.
En poco tiempo, Simpson realiza cincuenta anestesias con cloroformo sin que se produzca ningún
incidente.
Con ello queda demostrada la gran superioridad del cloroformo con respecto al éter.
Sin embargo, Simpson no fue el primero en descubrir los efectos narcóticos del cloroformo y, con
el, de todo el grupo de compuestos halógenos. Los químicos Fluorans y Longuet ya habían observado y
descrito esas cualidades en el año de 1830. Los dos habían establecido incluso la exacta sucesión de los
fenómenos de pérdida del conocimiento bajo los efectos del cloroformo. Por otra parte, la primera
auténtica anestesia clínica de un ser humano con cloroformo se atribuye al cirujano Sedillot de
Estrasburgo, y también a un médico llamado Bell, aunque por desgracia no se conocen mas detalles sobre
sus experiencias.
Lo cierto es que estas primeras tentativas cayeron en el olvido y que Simpson difícilmente podía
haber tenido noticia de ellas. En cualquier caso, lo cierto es que cuando inició la búsqueda de un producto
anestésico aplicable en la práctica, la situación estaba madura para el gran descubrimiento, aunque a fin
de cuentas este no fuera tal.

V-La historia del príncipe Alberto, su reina y el cloroformo.

A principios de abril de 1853, un mensajero, luciendo un uniforme con galones, se presenta


inopinadamente en la casa de Show y le invita en nombre del príncipe consorte Alberto a una audiencia
privada y una consulta en el palacio de Buckingham. Snow, que hasta entonces solo había vestido
sencillos trajes grises o negros, tiene que encargarse un traje de corte y un espadín, para poder
presentarse ante el príncipe Alberto según dictan las normas y la moda de la época. A oídos del príncipe
habían llegado múltiples noticias sobre la narcosis con cloroformo, había estado reflexionando al respecto
y también había cuidado de informarse debidamente antes de la entrevista. Se dice que su íntimo
confidente y amigo, el barón Von Stickmar, que también era médico, le había convencido de que debía
dejar que Snow mitigara o suprimiera los dolores del próximo parto de la reina. No resultó nada fácil
imponer esta idea, pues el médico de cabecera de la reina, el doctor James Clark, no quería ni oír hablar
de una anestesia durante el parto y se opuso enérgicamente a ella.
Pero el príncipe se salió con la suya. El 7 de abril de 1853 empezaron los dolores de parto de la
reina. Snow se presenta puntualmente para efectuar la anestesia. Cuando la reina empieza a sufrir fuertes
dolores con las primeras contracciones de expulsión, Snow le cubre la boca y la nariz con un pañuelo
doblado, vierte algunas gotas de cloroformo de un pequeño frasco sobre el pañuelo y hace inhalar a la
reina, que entonces tiene treinta y cuatro años, los vapores de cloroformo mezclados con el aire
ambiente. Pese a que ya ha efectuado muchas veces la misma operación, en esta ocasión está un poco
tenso, pero sus manos no tiemblan. La reina reacciona tal como era de esperar y cuando se produce la
primera contracción de la matriz y de las paredes del vientre, ya está dormida y relajada, pero la narcosis
dura poco rato, pues Snow ha dejado de administrarle cloroformo. Durante la próxima pausa antes de la
siguiente contracción, la reina se despierta. La operación se repite unas quince veces y en cada ocasión
solo es preciso administrarle entre quince y veinte gotas, esto es, la mitad de la dosis inicial, pues una
parte del cloroformo todavía sigue retenido en el cuerpo. Esa pequeña cantidad es suficiente para Snow:
una muestra de su auténtico dominio de la técnica. A los cincuenta y tres minutos acaba de nacer el
príncipe Leopoldo, sin dolores ni complicaciones. El pequeño respira normalmente y llora a todo pulmón.
El procedimiento empleado por Snow no requiere de una anestesia continuada, sino que consiste en una
serie de breves periodos anestésicos que suprimen al dolor durante cada contracción aislada, con efectos
muy parecidos a los de la técnica original empleada por Horace Wells y Morton con el gas hilarante y el
éter. En cualquier momento, el médico puede transformar este breve estado de estupor en una anestesia
continuada, si ello resultara necesario para proceder a una intervención quirúrgica. Su método consiste,
pues, en una anestesia superficial intermitente con cloroformo. La dosificación en cada fase concreta se
efectúa regulando el número de gotas que vierte sobre la improvisada mascarilla; una técnica primitiva
que, sin embargo, se seguiría empleando durante cincuenta años.
De la noche a la mañana, Snow se ha convertido en el hombre mas famoso de todo Londres. Solo
se habla de la "anestesia a la reina". La fama y el prestigio transforman su vida sencilla. Tiene enorme
éxito entre todas las capas de la población. Muchas mujeres ya no oponen reparos en dejarse narcotizar
por él en los momentos difíciles del parto, pese a todas a todas las opiniones contrarias. Súbitamente se
interrumpen las agresiones contra el parto sin dolor, incluso el clero calla.
Snow acudió a la cabecera de la reina para el parto sin dolor de otros tres príncipes. Fue
nombrado baronet y médico de cabecera de la reina Victoria y llegó a ser el escocés mas famoso de su
época. Honores que acogió con agrado.
En mayo de 1870, este extraordinario personaje cerraba los ojos para siempre. Tanto por sus
conocimientos, como con su ejemplo, había actuado como pionero en el desarrollo de la anestesia. Su
sucesor espiritual sería Josef Thomas Clover, a quien debemos muchas innovaciones técnicas.
Teniendo en cuenta los peligros que entraña cualquier anestesia con cloroformo, en 1864 se constituyó
en Inglaterra la primera comisión investigadora del cloroformo, a la cual seguiría una segunda al cabo de
algunos años. Se consideraron muy seriamente los múltiples casos de mortalidad y se intentó perfeccionar
por todos los medios la dosificación de los vapores de acuerdo con la concentración administrada, y fijar
un límite máximo, correspondiente a un dos por ciento del volumen total de aire inhalado.
Desgraciadamente, los resultados fueron escasos. Existía una gran diversidad de pareceres en cuanto a
las causas de las muertes, sobre todo entre la Escuela de Edimburgo que dirigía el profesor Syme y la
Escuela de Londres dirigida por el profesor Erickson. Los médicos londinenses aconsejaban un control
continuo del pulso bajo los efectos del cloroformo, pues estaban convencidos de que el producto tenía
efectos particularmente tóxicos sobre el corazón y que el paro respiratorio solo era consecuencia de ello,
al contrario de lo que ocurría con el éter. A partir de 1890, por fin se impuso el cambio de orientación y se
volvió al uso del éter dietílico. Las estadísticas obtenidas de las experiencias acumuladas justificaban
plenamente este paso.

VI- La anestesia intravenosa: avance fundamental.

La introducción del concepto de "anestesia base" y la reducción de las dosis de avertina dieron
buenos resultados. Con ello parecían evitarse los riesgos mas importantes y el número de muertes
decreció considerablemente. Pero con ello no quedaba resuelto, ni mucho menos, el problema de
encontrar un anestésico no excitante (que actuara sin una fase de excitación), psíquicamente inocuo. En
las nuevas condiciones de aplicación, con dosis no superiores a 0.08 gramos por kilo de peso del paciente,
todavía se producían narcosis totales en las personas de edad enfermos sensibles, con la inevitable
cianosis, había accidentes a veces incluso paros respiratorios, imposibles de remediar. Algún paciente
falleció a resultas de alteraciones del intercambio gaseoso, a consecuencia de una depresión
excesivamente prolongada de la función respiratoria y víctima de un grave colapso irreparable.
El largo sueño postoperatorio tras las anestesias con avertina también suscitaba grandes reparos
en los hospitales, pues obligaba a emplear demasiado personal para la supervisión postoperatoria de los
pacientes. En el fondo, no habían desaparecido los problemas. No, esa actitud de compromiso no podía
considerarse la solución definitiva; en eso estábamos de acuerdo Helmuth Weese y yo. Era preciso
encontrar un procedimiento mas adecuado.
El rubio Weese, bajito y de constitución gruesa, no procedía del sur de Alemania, pero había
pasado su juventud en Berna con su padre, un estudioso especializado en historia del arte. Nos
entendíamos muy bien a todos los niveles; tenía imaginación e inventiva, apreciaba las montañas y el
arte. Sus opiniones eran siempre claras y concisas; detestaba las formulaciones vagas. Cuando tenía
alguna idea nueva, la mantenía con tenacidad y sin dejarse amilanar por las circunstancias. En eso nos
entendíamos de maravilla, pues yo tengo un carácter bastante parecido. En realidad, en aquella época yo
era mucho mas inquieto, mas impetuoso que el y mas de una vez tuvo que frenarme. Pero fue una suerte
que así fuera, pues cuando numerosos colegas de profesión empezaron a rehuirme y atacarme
nuevamente a causa de mis estudios sobre anestesia, el me tranquilizó. "No, esa clase de gente no nos
interesa", le dijo en cierta ocasión un famoso catedrático de cirugía, cuando yo me empeñaba en solicitar
que se impulsara el estudio independiente de la anestesia. Resulta en cierto modo irónico que
precisamente ese mismo cirujano fuera uno de los que as se aprovecharon de los nuevos métodos de
anestesia especializada y de técnicas de intubación para sus operaciones de pulmón.
Weese y yo estábamos decididos a atacar de frente la avertina e intentar superar el uso de la
anestesia rectal. ¿pero como hacerlo?
-No pregunte el por qué-, preocúpese únicamente por el como me dijo en un memorable
momento Walter Straub, maestro inolvidable para ambos. En definitiva, nadie puede responder al porque.
En cambio preguntarse por el como es siempre fructífero.
Y tenia razón. Solo quien sabe hacerse las preguntas correctas, tiene posibilidad de encontrar una
respuesta útil y correcta, independientemente de que esta sea afirmativa o negativa. En nuestros
esfuerzos por resolver un enigma, partimos siempre de una noción preconcebida siempre existe una
intuición en el origen de la búsqueda de una salida a una situación apurada. Un -No- bien definido nos
hace avanzar tanto como un Si. Lo único malsano es la duda, la ambigüedad.
En aquel momento, la situación no nos era demasiado desfavorable, en el extranjero se habían
fijado en nuestros trabajos y los seguían con curiosidad y expectante interés. Infinidad de ideas me
rondaban la cabeza, me adentraba cada vez mas en el secreto de la anestesia. Pero no me sentía bien,
grandes preocupaciones me agobiaban en aquella época. Cuando no conseguíamos adelantar, era presa
de una desconcertante tristeza, una depresión: la desconsoladora noción de nuestra impotencia, el
reconocimiento de que era imposible apartar a la humanidad de su destino, ni a los sacerdotes que creían
poder transformar una humanidad perversa en otra bondadosa, ni a los poetas, pues se creían capaces
de hacer bello un mundo feo, ni tampoco a los médicos, pues estaban empeñados en dar salud a una
humanidad enferma. Mi estado físico tampoco era bueno. Con que un día volví a sentir la necesidad de ir
a ver a Weese, para comentarle alguna observación concreta que había hecho y también para distraerme
y tranquilizarme un poco.
El vivía en una casita bastante apartada de la ciudad cerca del bosque. Tenia instalado su cuarto
de trabajo, pequeño pero acogedor, en una buhardilla. Una buena botella de vino en su bodega nos
ayudó a romper el hielo. Mi tristeza iba desvaneciéndose gradualmente mientras charlábamos. Luego
fuimos al grano.
Yo me paseaba arriba y abajo por el cuartito, porque el problema me tenia inquieto, el
permanecía sentado en su gran sillón y fumaba un gigantesco Virginia. Cada vez que me acercaba a la
ventana contemplaba el cielo cubierto de nubes, me sobrecogía una inconsolable sensación de
desamparo. Todo el asunto de la anestesia había acabado convirtiéndose en una trágica aventura que me
robaba la paz interior y que ignoraba adonde me conduciría. si cuesta arriba o cuesta abajo. También
Weese se distraía de vez en cuando y permanecía absorto en sus pensamientos. Nos costaba encontrar
las palabras. pero ambos experimentábamos una curiosa tensión. Era como si nos enfrentáramos con una
crítica decisión. lo cual en cierto modo también era cierto. Me detuve frente a él y declaré:
Hace tiempo que me preocupa la fase de excitación de la anestesia y siempre vuelvo a topar con
ese problema -. Los farmacólogos y también los fisiólogos. todo sea dicho. consideráis normal e inevitable
que una fase de embotamiento esté precedida. dado el caso. por una fase de excitación y que antes de
una narcosis deba producirse. por tanto. una excitación.
Así es- masculló Weese y dio una fuerte chupada a su puro. y precisamente ahí está el error. En
mi opinión. toda la calamidad de la excitación provocada por el éter tiene su origen en la zona superior de
las vías respiratorias; yo al menos. con el tiempo. he llegado a esa conclusión. En efecto. si se administra
muy lentamente el éter. con gran cautela, empezando con concentraciones mas bajas. es decir. con
vapores todavía respirables. puede evitarse la excitación. la intranquilidad motora. Se que os negáis a
aceptar este hecho, pero es lo que se desprende de nuestra experiencia práctica. Cuando quieras. estoy
dispuesto a hacerte una demostración.
Weese me había escuchado con atención; ya totalmente concentrado dejó el puro y me preguntó.
¿quieres decir que es posible evitar la excitación?
Sí. exactamente. Si se trata con cuidado las vías respiratorias, puede evitarse. Hace poco, para
ampliar mi experiencia, repetí una anestesia con éter oleoso según el procedimiento de Gwathmey, con
fines comparativos. y no observé ninguna muestra de excitación. igual como ocurre con la aplicación
rectal de la avertina. Y tampoco en ese caso se observa ninguna excitación antes del embotamiento. ¿tu
que opinas? Realmente parece como si todos los problemas de la excitación tuvieran su origen en la
irritación de las terminaciones nerviosas sensibles de las vías respiratorias superiores y los lóbulos
pulmonares.
Weese guardó silencio. prácticamente se le oía pensar. Yo reanudé mis paseos por la habitación,
llegué a la ventana y, de pronto. el cielo ya no me pareció tan gris.
El interrumpió bruscamente el silencio:
Por tanto, al iniciar la anestesia es preciso evitar en la medida de lo posible la irritación de los
canales respiratorios.
Sí. es imprescindible. Ten en cuenta también que gases indiferentes como el gas hilarante, que no irritan
as vías respiratorias. tampoco provocan excitación. Esta solo se produce cuando el paciente se tiñe de
azul por carencia de oxígeno y corre peligro de asfixia.
Ahora empiezo a verlo más claro. Puede que tal vez tengas razón.
Claro que tengo razón. Fíjate que cuando se inyecta un narcótico o un hipnótico, un somnífero
por tanto, por vía subcutánea o intravenosa, tampoco se produce una fase de excitación, los animales o
las personas duermen sin dificultad. Lo cual, por otra parte, no constituye una novedad. La gran ventaja
de inducir el sueño sin una fase de excitación ya se reconoció en el año de 1872. En aquella fecha, Oré,
en Lyon, consiguió inducir artificialmente el sueño mediante una administración intravenosa de hidrato de
cloral, sin duda debes recordarlo, y poco después Krawkov empleó una inyección intravenosa de hedonal
con el mismo fin. La propia anestesia con hedonal, la llamada anestesia rusa, debe su origen sobre todo a
la imposibilidad de obtener éter puro durante la sangrienta Revolución rusa de 1917, mas que a un
propósito intencionado, pero lo cierto es que también era psíquicamente inocua y no presentaba una fase
de excitación.
Weese me había escuchado con atención.
Sí dijo a media voz, estos datos históricos me hacen comprender muchas cosas. Tus afirmaciones
coinciden, por otra parte, con algunas experiencias farmacológicos, como por ejemplo los experimentos
de Burckhard para transformar los anestésicos por inhalación como el cloroformo o el éter en soluciones
acuosas que permitan la administración intravenosa, a fin de inducir un estado de narcosis evitando la
inhalación. Tampoco el, que yo sepa, observó ninguna fase de excitación. El hecho de que su método
fracasara obedeció a otros motivos; en efecto, los glóbulos rojos de la sangre quedaban dañados o
incluso empezaban a desintegrarse con concentraciones muy bajas de tales soluciones. De ahí que el
método nuca pudiera llegar a aplicarse en la práctica.
Habrían tenido que emplearse otros narcóticos o hipnóticos, que no provocaran alteraciones en la
sangre.
¿Como que habría tenido? Me interrumpió el impaciente. Ya se intentó utilizar somníferos como el
hidrato de cloral, somnifén, hedonal, luminal y otros con el mismo fin.
De hecho ya se había intentado administrar por vía intravenosa el isopral, un alcohol triclorado,
hasta que por fin a alguien se le ocurrió inyectar auténticos somníferos, compuestos puros de la serie de
los barbitúricos. Esto se logró después de que Emil Fischer y Mehring descubrieran, en 1903, el radical
básico de todo el grupo de los hipnóticos, el veronal, y después de que el famoso Horlein, un
incomparable genio matemático, sintetizara el luminal en 1917, en Elberfeld, con la colaboración de los
químicos Kropp y Taub. Ambas sustancias químicas actuaban durante varias horas, lo cual apuntaba hacia
una descomposición muy lenta dentro del organismo.
Prosiguieron las investigaciones y finalmente, en 1924, se empleó el Dial con el mismo fin,
mientras los franceses Frédet y Perlis utilizaban una solución de Somnifén. Aunque se logró dormir sin
problemas al paciente sin que apareciera una fase de excitación. también se tuvo la sorpresa de ver que
algunos pacientes ya no volvían a despertar. Un científico llamado Keller hizo experiencias similares con el
Allional, y en los Estados Unidos, Cerfas y McCallus intentaron efectuar anestesias con Amythal. En
Francia, Deplas y Chevillon siguieron el mismo procedimiento con el Soneryl, pero con ninguno de estos
productos se obtuvieron resultados satisfactorios. El procedimiento parecía peligroso.
Y acabo de recordar que el hijo del famoso ginecólogo berlinés Bumm nos hizo hace poco una
demostración de su método, que consiste en preparar una anestesia con éter y una dosis de Pemokton,
destinada a reforzar los efectos de la anestesia y a evitar una excitación. Esta narcosis preparatoria o
preanestésica le permitió reducir considerablemente la angustia del paciente, lo que sin duda ya
representa un cierto progreso. Por desgracia, se constató que el Pemokton puede provocar sin embargo
estados de excitación, intranquilidad motora e incluso convulsiones en algunas personas. Tales reacciones
son muy desagradables y los cirujanos no podemos permitir que se produzcan. Finalmente, también hay
que tener en cuenta los nervios del cirujano que efectúa la intervención. Le pregunté a un colega que es
muy partidario del Pemokton si no le preocupaban estas convulsiones y espasmos musculares. "Verá me
respondió", "nosotros no le damos ninguna importancia. Tenemos una cama con barandillas acolchadas
para dejar que los pacientes inquietos se desfoguen".
Los somníferos conocidos como el Veronal, el Luminal y otros no nos sirven, es evidente. Los
pacientes tienen un sueño demasiado largo y mas de uno ya no vuelve a despertar después de una de
estas narcosis con somníferos.
Weese repitió lentamente estas últimas palabras. Luego se incorporó bruscamente y habló con excitación:
Pero, claro, Killi siempre me llamaba Killi a secas, de momento el problema es exclusivamente
químico y basta. Habría que encontrar un somnífero que no solo fuera fácilmente soluble en agua, sino
que además empezara a actuar inmediatamente después de ser inyectado en la vena y se desintegrara
muy rápidamente, de manera que solo tuviera un efecto narcótico pasajero que se desvaneciera muy
pronto.
Nos miramos uno al otro; cada uno tenía la sensación de que nos estábamos aproximando,
cautelosamente pero finalmente a la realización de uno de nuestros sueños. Habían logrado localizar el
problema central, habíamos conseguido formular una pregunta concreta.
A continuación, determinamos que la sustancia que buscamos debía poseer cinco propiedades
básicas:
1. un corto período de acción;
2. un gran margen de seguridad, esto es, un margen lo suficientemente amplio entre el efecto narcótico y
el efecto mortal;
3. un efecto hipnótico inmediato inyectado por vía intravenosa.
4. Un efecto mínimo sobre los centros respiratorios y circulatorios así como sobre el corazón.
5. Total inexistencia de efectos irritantes y absoluta tolerancia por parte de los tejidos.
Lo teníamos todo muy bien formulado, cuando de pronto fui presa otra vez de graves dudas:
Supongamos, que tenemos una sustancia de estas características...supongamos que tu has
encontrado y que inyectamos la solución por vía intravenosa, lo cual nos permite inducir un sueño
narcótico, sin fase de excitación, en un plazo de dos o tres minutos ¿De que nos serviría? Continuaría
siendo imposible controlar el método en el sentido tradicional. No podemos reducir la profundidad del
sueño. No podemos eliminar la sustancia del cuerpo a voluntad. ¿no es así?
Si, así es, pero al mismo tiempo no es del todo exacto, pues no es preciso dosificar de antemano
el preparado de acuerdo con el peso del paciente. En realidad, podríamos vacilé un momento... , sí,
seguramente podríamos rayos y truenos...
¿que te ocurre?
Una vez alcanzado un sueño lo suficientemente profundo podríamos interrumpir la inyección,
cerrando el grifo como si dijéramos. ¡naturalmente, eso es! Exclamé entusiasmado... ¡esta es la solución!
Una vez alcanzado el estado de relajamiento e insensibilidad al dolor deberíamos interrumpir la inyección.
¡De este modo podríamos establecer la dosis de acuerdo con los efectos obtenidos! Naturalmente. ¡Esta
es la formula mágica: una dosificación de acuerdo con los efectos! ¡Si lo consiguiéramos!
Sería increíble. Podríamos descartar la avertina, sin necesidad de renunciar a sus ventajas
psíquicas.
Weese se había levantado rápidamente. Permanecimos de pie uno frente al otro, mirándonos fijamente.
De pronto caímos en la cuenta de cuán importante era todo lo que acabábamos de decir. Weese dio
media vuelta sin decir palabra y llenó nuestros vasos. Acabábamos de vivir un momento memorable los
dos juntos.
Después de esta decisiva conversación, Weese empezó a investigar sistemáticamente en busca de un
barbitúrico con las propiedades necesarias. Transcurrieron casi dos años hasta que un día me telefoneó a
Dusseldorf para decirme que acababa de encontrar una sustancia que posiblemente sería adecuada para
una anestesia intravenosa .
¡Tráela en seguida! Grité a través del aparato.
Los químicos Kropp y Taub de Elberfeld le habían proporcionado un barbitúrico.- el Evipán para
someterlo a prueba. Sus experiencias con el producto habían dado resultados muy favorables. Los
animales se dormían muy rápidamente durante la inyección intravenosa y se despertaban al cabo de poco
rato sin que se observara tipo alguno de secuelas desagradables.
En el hospital empezamos a realizar a diario anestesias intravenosas con Evipán-Natrium, primero
para intervenciones leves y de corta duración, mas adelante también para operaciones de mayor
envergadura, en parte sin recurrir a otros procedimientos y en parte en combinación con el gas hilarante
o éter y oxígeno, y comparamos los resultados obtenidos con los de otros hospitales donde también se
estaba ensayando el Evipán. Muchos cirujanos reconocieron las ventajas de la anestesia intravenosa y
aprendieron a utilizar la nueva técnica, con lo cual se fue difundiendo cada vez mas su aplicación. Si el
sueño resultaba demasiado superficial, siempre se podían administrar dosis adicionales sin peligro alguno.
Únicamente procurábamos evitar realizar anestesias generales de varias horas de duración con el Evipán.
En general, no superábamos una dosis máxima de un gramo de Evipán.
El Evipán -Natrium abrió el camino para la difusión de la anestesia intravenosa por todo el mundo
civilizado en una marcha triunfal extraordinaria. Desaparecieron los temores ante la anestesia, fue
disipándose el miedo de los pacientes, lo que constituyó una gran victoria.
Hellmuth Weese alcanzó fama duradera con su descubrimiento.
Su nombre permanecerá imborrablemente grabado en la historia de la lucha contra el dolor.
Pero no debe suponerse que la autorización oficial y la difusión de la anestesia intravenosa con Evipán no
topó con ningún tipo de dificultad. El nuevo procedimiento también tuvo que pasar por una difícil fase de
rodaje. Los cirujanos debieron adaptarse al nuevo sistema, tuvieron que aprender a emplear el método
intravenoso y a conocer sus ventajas y riesgos. Por este motivo, durante los primeros meses se
produjeron varios accidentes, algunos de ellos mortales incluso, que habrían podido evitarse fácilmente. El
factor decisivo en estos casos no residía tanto en el procedimiento mismo como en unas instrucciones
peligrosas en aquellas circunstancias. En efecto, se indicaba que debía empezarse administrando cuatro
centímetros cúbicos de la solución original de Evipán al diez por ciento, inyectándolos prácticamente "de
golpe" como si dijéramos para iniciar después la dosificación gradual de acuerdo con los efectos
obtenidos. Ello podía dar lugar a desagradables sorpresas, entre ellas un parto respiratorio. Hasta qué
punto era peligroso este proceder queda bien patente si tenemos en cuenta que yo mismo inicié la
anestesia de un paciente ya viejo, para una importante intervención torácica, con un total de 3,5 mI de
solución de Epiván. Cuando, gracias a nuestras protestas, conseguimos que se redujera finalmente la
dosis indicada en las instrucciones, mejoraron de manera considerable los resultados obtenidos con este
procedimiento. Los accidentes y los casos mortales quedaron relegados a la categoría de raras
excepciones. En cualquier caso, lo cierto es que era imposible interrumpir del todo la anestesia.
Así se desprendía de la naturaleza misma del procedimiento. La experiencia de los cirujanos
enseña que no existe ningún error imposible de cometerse. Pronto tendría ocasión de comprobarlo yo
mismo. Mientras efectuaba la ronda de mi pabellón, en el panel indicador se iluminó la señal indicando mi
número de identificación. Sin darme tiempo a precipitarme sobre el teléfono más próximo, una enfermera
acudió a mi encuentro y me anunció que debía acudir rápidamente al quirófano. El médico-jefe quería
operar a un paciente ya anciano que sufría un carcinoma de estómago, pero no podía efectuar la
intervención, pues el hombre se había puesto cianótico y estaba al borde de la asfixia. Salí corriendo y,
cuando entré en el quirófano, me encontré al médico-jefe despotricando unto a la mesa de operaciones.
Su paciente sufría un paro respiratorio total y su piel ya tenía una coloración preocupantemente azul.
¿Que había ocurrido? Su ayudante había inyectado demasiado aprisa los 10 mI de la ampolla de Evipán
destinada a inducir la anestesia intravenosa, pese a que debía saber que las personas de edad,
físicamente debilitadas, y sobre todo si se trata de enfermos de cáncer, son sumamente sensibles a la
anestesia. Sin embargo, había administrado una increíble dosis durante los primeros minutos, con
resultados desastrosos. Cogí de inmediato, uno de nuestros aparatos de anestesia y apliqué la respiración
artificial al paciente, administrándole oxígeno hasta que se hubo recuperado. Fue una suerte que el
Evipán se desintegrara tan rápidamente dentro del organismo,. Gracias a ello, pude superar la crisis,
aunque después de lo ocurrido fue preciso renunciar a operar.
En la misma época, también recibimos con espanto la noticia de dos accidentes mortales
particularmente trágicos, ocurridos bajo la anestesia con Epiván durante la incisión de unas grandes
abscesos en la amígdala palatina tras unas anginas.
Un otorrinolaringólogo todavía joven quería efectuar la intervención aplicando una anestesia
intravenosa con Epiván. Casi no tuvo tiempo de abrir el absceso cuando se produjo la catástrofe y el
paciente se le murió encima de la mesa.
Algunos días mas tarde se comprobó que el colega mismo se había contagiado y sufría de anginas
purulenta, las cuales le habían provocado un absceso en la úvula del paladar, que era preciso vaciar. El
médico solicitó que le aplicaran una anestesia intravenosa con Evipán... y también él se quedó en la mesa
de operaciones.
Estos fracasos constituían un enigma para nosotros; no sabíamos como explicarlos Weese solo
logró averiguar que en ambos casos no se había alcanzado una anestesia total, sino que ya se había
iniciado la incisión del foco purulento durante la fase de instauración, adelantándose a la anestesia y sin
una preparación con atropina para bloquear el nervio vago. Yo le escribí diciéndole que era posible que la
inflamación hubiera sensibilizado excesivamente los elementos nerviosos del seno de las carótidas en su
punto de bifurcación. En vista de lo cual decidió efectuar experimentos de control con animales, les
provocó artificialmente abscesos y pudo corroborar nuestras intuiciones. En tales casos era preciso
proceder, por tanto, con gran cautela y mesura al administrar Epiván y seguramente también en el caso
de otros narcóticos.
Con todos los narcóticos surgen dificultades iniciales durante el período de inducción. Estas no
pudieron frenar el éxito alcanzado por el Evipán. Poco después, mas del sesenta porciento de todas las
anestesias se realizaban con Evipán y la intravenosa se volvió con ello en el procedimiento estándar de
anestesia y anestesia de base. Por mi parte, yo solo sufrí un accidente mortal durante una anestesia
intravenosa, y este se produjo en circunstancias particulares.
En 1945, inmediatamente después de la catástrofe de la segunda guerra mundial, nuestros
hospitales militares no disponían de otros narcóticos intravenosos aparte del Eunarcón, un producto de la
competencia que contenía bromo. Con ayuda de dos estudiantes, me ocupaba de intervenir
quirúrgicamente a los heridos que todavía no se habían recuperado de los daños sufridos durante la
guerra, entre ellos muchos con graves lesiones de los vasos sanguíneos, los huesos y las articulaciones.
Había dado rigurosas instrucciones de no superar nunca la dosis de 10 mI, es decir, un gramo de
Eunarcón, igual como se hacia con el Epiván. Si la profundidad del sueño y el grado de relajamiento
alcanzados resultaban insuficientes, debía completarse la anestesia con éter.
Al principio fuimos prisioneros de los Estadounidenses, luego de las unidades rusas a las que fuimos
entregados. Las operaciones continuaban. Mi enfermera anestesista empezó a administrar una inyección
intravenosa de Eunarcón para una cirugía plástica facial. El paciente dormía reposadamente sin alterarse,
de modo que decidí iniciar la intervención. Pero al cabo de cinco minutos empezaron a producirse unas
extrañas contracciones musculares en todo el cuerpo, el paciente sufría temblores y espasmos, que se
fueron haciendo cada vez mas intensos, obligándome a interrumpir la intervención. El hombre, todavía
joven, siguió haciendo fuerza, todo su cuerpo acabó por sufrir fuertes espasmos, mientras un paro
respiratorio teñía de azul su piel. Estuvimos luchando durante una hora hasta el agotamiento en nuestro
empeño por salvarle la vida, pero por desgracia todo fue en vano. Tenía las pupilas cada vez mas
dilatadas, el corazón empezó a fibrilar y luego se detuvo, la circulación se interrumpió por completo.
Finalmente murió sobre la mesa de operaciones, con los músculos contraídos. Nosotros le rodeábamos sin
comprender lo ocurrido. A juzgar por los síntomas clínicos podía tratarse de una intoxicación. Mi mirada
se posó entonces en la mesita con el material para la anestesia. Encima había dos ampollas abiertas de
Eunarcón. Una estaba vacía y la otra a medio llenar.
¿que significa esto enfermera? Pregunté. Entonces se aclaró todo.
Al observar que el sueño no era suficientemente profundo y que el paciente empezaba a ponerse
tenso y a temblar, impidiéndome operarle, la enfermera consideró que no había logrado inducir una
narcosis suficientemente intensa, abrió con la mejor intención una segunda ampolla y le inyectó 4.5 mI de
Eunarcón en la vena. Con lo cual sólo se agravaron los espasmos, hasta llegar a un punto en que ya nos
fue imposible controlarlos.
La enfermera se echó a llorar desesperada allí mismo; le corrían las lágrimas por las mejillas. ¿que hacer
con ella? La sobredosis no podía ser la única causa de estos fenómenos de intoxicación o de una
intolerancia anormal, no era el único factor desencadenante del trágico proceso, de eso estaba seguro.
Hice guardar de inmediato en un lugar seguro el paquete de Eunarcón del que procedían las dos
ampollas, a fin de efectuar un estudio químico. Sin embargo, por desgracia, en las caóticas circunstancias
de aquel verano de 1945 no había donde poder efectuar las pruebas y esa muerte inesperada quedó sin
explicar.
También debo señalar que no todo fueron alabanzas para Weese. Una vez participó en una
conferencia sobre la anestesia intravenosa con Ferdinand Sauerbruch en la Charitée . Sauerbruch no
manifestó ninguna comprensión hacia el nuevo procedimiento; por el contrario, en seguida lanzó un
ataque temperamental contra el método, aparentemente porque había tenido noticia de aquellos
accidentes mortales ocurridos tras las tonsilectomías y, sin duda, también porque todavía conservaba un
doloroso recuerdo de las muertes ocurridas en su propia clínica con la anestesia avertina. Dejó cortado a
Weese con una intervención molesta e insultante, sin motivos sólidos que justificaran su ataque. Weese
se sintió vejado, con razón, y después de muchos años todavía me declaró amargado que era imposible
hablar con Sauerbruch.
El pentotal se impuso muy rápidamente en los Estados Unidos, y también en Inglaterra, y Weese empezó
a trabajar otra vez sin reposo. Intentó perfeccionar de diversas maneras su método y un día, cuando ya
hacía tiempo que nos habíamos trasladado de Dusseldorf a Friburgo, me mandó las primeras muestras de
un producto que llevaba el nombre de la fábrica de Narcogén. Estudiamos muy detenidamente los efectos
del Narcogén experimentando con animales y realizamos mas de dos mil anestesias clínicas tomando
notas exactas de todo lo ocurrido. El nuevo producto era realmente extraordinario. Tampoco presentaba
la desagradable propiedad del Epiván en cuanto a la ocasional inducción de leves espasmos musculares,
era de acción muy rápida y permitía obtener un relajamiento mas completo. Era al menos equivalente, si
no superior, al pentotal. Entonces surgió una dificultad: Weese me telefoneó y me rogó que me trasladara
a Colonia, pues era preciso patentar el Narcogén. Todo estaba perfectamente preparado. Accedí gustoso
a su petición y, ya en Colonia, le acompañé al consulado, donde debía complementar las formalidades
necesarias. Las conversaciones con los laboratorios de Elberfeld también se desarrollaron positivamente.
Teníamos buenas razones para confiar en que todo se resolvería sin el menor problema.
Entonces ocurrió lo inesperado. Por alguna razón de orden químico era imposible patentar el
Narcogén; los estadounidenses se habían protegido de manera muy eficaz. De modo que todos nuestros
esfuerzos y trabajos fueron en vano. Aunque, mas adelante, el Narcogén sería el punto de partida que
llevó a la obtención de los narcóticos de acción ultrarrápida de la gama de los barbitúricos, como el
Baytinal. Entretanto se ha ampliado notablemente el número de narcóticos endovenosos disponibles.
Es de esperar que continuaran obteniéndose nuevos productos con un campo de acción específico
y una tolerancia aún mejor. ¡y todo comenzó con una pregunta y una idea!

Fin

La anestesiología, como ocurre con la cirugía en el aspecto técnico, es un gran arte de tipo artesanal
tanto en su indicación como en su aplicación y realización, pero por sus propias característicos está
considerada como un poder misterioso y precisamente por ello la persona que la realiza tiene las máximas
responsabilidades en el aspecto ético, moral y jurídico. Quien se mueve tan cerca de los ámbitos
.santificados de la humanidad nunca debe perderse en consideraciones exclusivamente técnicas, nunca
puede ser solo un médico práctico o un investigador, sino que también debe dispensar consuelo, ahora y
siempre. Es mi mas profunda convicción.
Hans Killian.
Fascículos de Enseñanza

Fundamentos de Cirugía

I Práctica de inyecciones e Intubación


endotraqueal

M.V.Z. Esp. CIRIACO TISTA OLMOS


Abril 2002.
FASCÍCULO I

Práctica de inyecciones intramusculares, endovenosas, aplicación de fármacos para anestesia fija


intravenosa (barbitúricos) y de intubación endotraqueal.

En esta práctica, se revisarán los sitios en que deben aplicarse las inyecciones, tanto
intramusculares como intravenosas, en este caso, para la aplicación de distintos fármacos utilizados para
la “tranquilización” así como para la inducción de los anestésicos barbitúricos, con la finalidad de
mantener al paciente (perro de práctica) durante un tiempo quirúrgico, suficiente para realizar las
diferentes técnicas operatorias.
Al mismo tiempo de observar los sitios de aplicación de las inyecciones, como los distintos tipos
de agujas hipodérmicas, catéteres, aparatos de venoclisis y otros elementos o instrumentos más, es
recomendable que cada “equipo quirúrgico” formado por los alumnos, apliquen diferentes fármacos,
(tranquilizantes y anestésicos), en cada caso, con la finalidad de observar las diferentes reacciones
neurofisiológicas que son causada por ellos, así como los tiempos de duración que permite cada uno, para
que como acto final de la práctica, los alumnos formulen una “evaluación” de todos los resultados
obtenidos.
En lo referente a la aplicación de el traqueotubo, es conveniente que los alumnos conozcan y
practiquen la colocación correcta de la “sonda”. Es importante considerar que dicha sonda, es un
implemento fundamental para la administración de la “anestesia inhalada” ya que es el puente de enlace,
entre el paciente (pulmones) y el aparato de anestesia, sin embargo aún sin utilizar tal método
anestésico, es necesario que en toda ocasión que sean aplicados los anestésicos barbitúricos, se debe
colocar la sonda traqueal como método seguro para la ventilación adecuada del aparato respiratorio.
Desde luego, todo lo referente a clasificación y dosificación de fármacos, no será tratado aquí ya que eso
lo revisará cada alumno durante su clase teórica sobre este tema, por tal razón aquí solo se lleva a cabo
la “práctica” de aplicación y utilización de agujas hipodérmicas y vías de entrada al organismo.

AGUJAS Y JERINGAS
El Dr. Praváz, médico Inglés, al realizar estudios sobre los indígenas peruanos, observaba que dentro de
las actividades “pagano-religiosas” se “aplicaban” el extracto de la “coca” (Erythroxylon cocca) (cocaína)
por vía “subcutánea” mediante un “popotillo”, tal hecho lo llevó a la idea de hacer dicho popotillo pero
metálico, esto dio por resultado el invento de la “jeringa y aguja hipodérmica”, muy importantes ya que a
partir de entonces ha sido factible aplicar en distintas formas como son las vías: subdérmicas,
subcutáneas, intramusculares, intravenosas, intraperitoneales e intracardiacas, un gran número de
fármacos.
Jeringas

Las jeringas que serán utilizadas para la


práctica, tienen capacidad de 1 cc, 3 ml,
5 ml y 10 ml estériles y desechables.
Su utilización será desde luego de
acuerdo a la cantidad de fármaco que
será aplicado. (Fig. 1)

Las agujas hipodérmicas, también


tienen una longitud (medida en
pulgada) y su calibre también
corresponde a una medida en
milésima de pulgada. Dichas medidas de
calibre tienen un color en la base, y será
de .26 milésimas (azul) .25 (anaranjado)
.18 (verde) .20 (amarillo) y .18 (rosa).
La longitud será de acuerdo a la
profundidad de aplicación y el calibre
de acuerdo al tipo de fármaco (acuoso,
oleoso o en suspensión. (Fig. 2)

La introducción de la aguja al frasco del


fármaco, se realizará siempre cuidando
la “esterilidad”, tanto de la aguja como
del tapón del frasco. Se procura que el
frasco permanezca hacia abajo y la
aguja hacia arriba. Es conveniente
calcular con precisión la cantidad a
succionar. (Fig. 3)
Una vez calculada la cantidad del
fármaco que será aplicado, así como de
la aguja a utilizar, se debe eliminar
totalmente el aire, presionando
ligeramente el émbolo de la jeringa
hacia arriba. (Fig. 4).

En esta ocasión dada la práctica, se


considerará solamente la vía intra o
endovenosa, para lo cual en el perro
serán utilizadas en primer lugar, la vena
radial, rama de la humeral misma que
se encuentra en la parte anterior del
brazo en dirección hacia abajo, y
ligeramente curva sobre el hueso “radio”
(Fig. 5).

También se puede utilizar como vena


adecuada por su grosor y favorable por
su situación, a la vena femoral.
Esta se localiza en la parte superficial de
la región correspondiente a la “tibia”. Su
dirección también es hacia abajo y
ligeramente transversal. (Fig. 6).
Otra vía endovenosa es a través de la
vena yugular externa, se forma de la
confluencia de la linguofacial y maxilar,
se localiza paralela al cuello y a la
tráquea, para observarla es conveniente
extender la cabeza del perro hacia
arriba, y posteriormente hacer presión
con los dedos sobre el hueco formado
por el borde superior de la escápula y el
cuello, así emergerá la vena con gran
volumen, esta se utiliza en la aplicación
de anestésicos sobre equinos, sin
embargo para perros no es muy
conveniente, solo como emergencia.
(Fig. 7).

En seguida se cita la aplicación


endovenosa sobre una de las dos venas
sublinguales, ellas se encuentran en la
cara inferior de la lengua, a los lados del
frenillo, se utilizarán solo como
emergencia, cuando la radial o safena
no sea posible localizarlas, para ello será
necesario utilizar aguja del # 25 ya que
son venas de calibre muy pequeño. (Fig.
8).

Una última medida de emergencia para


la aplicación endovenosa, cuando se
presenta hipotensión arterial y no sea
posible observar y sentir alguna de las
venas, se procederá a la
“venodisección”, es decir se realizará un
corte de piel y tejido conjuntivo
subcutáneo, (2 a 3 cm) para visualizar la
vena y así permitir la introducción de la
aguja. (Fig. 9).
Para permitir la introducción de la aguja
a la vena, se recomienda lo siguiente: la
aguja posee un bisel, éste, deberá
entrar a manera de “patín”
paralelamente a la piel y “vena” (Fig. 10
a), si se introduce a la inversa es más
factible traspasarla y causar un
hematoma. (Fig. 10 b).

En caso de que sea necesario aplicar un


goteo constante de fármaco
endovenoso, como puede ser una
solución Hartmann, será conveniente la
colocación de un “catéter endovenoso”
de los que existen varios en el mercado,
cualesquiera de ellos una vez aplicado
en la vena, deberá fijarse al miembro
(brazo o pierna) mediante cinta
adhesiva, para evitar que se desplace y
se salga. (Fig. 11).

Una vez colocado el “catéter” se


conectará con el aparato de “venoclisis”
la solución elegida y se procederá al
goteo (dosis y fármacos serán
estudiados en la teoría de “terapia de
líquidos”) ésta será una puerta de
entrada al organismo inmediata. (Fig.
12).
Aplicación de la sonda endotraqueal o
“traqueotubo”.

Existen muchos tipos, formas y marcas,


de sondas endotraqueales, como las de
Maguill, Murphy, Sanders, Tovell, etc.,
sin embargo, se recomiendan las de
Rusch por su técnica de “cierre
hermético” mediante un expansor de
globo. (Fig. 13).

Lo más importante de la sonda traqueal,


es que tanto el O2 como los gases
anestésicos pasen directamente del
exterior a los pulmones, sin embargo
existe un espacio entre la mucosa
traqueal y la sonda. (fig, 14-a). Dicho
espacio se reduce al ser inflado el
expansor, permitiendo con ello el paso
de gases únicamente, a través de la
sonda. (Fig. 14-b).

Una vez inducido el barbitúrico y


alcanzado el período de “anestesia
quirúrgica”, el siguiente paso, será
sujetar el “paciente” a la mesa en
posición dorso ventral, y colocar un
abreboca. (Fig. 15).
El siguiente paso, será tirar la lengua del
perro, hacia afuera e introducir un
laringoscopio, o en su defecto una
lámpara de mano. El objetivo es
visualizar la epiglotis. (Fig. 16).

Acto seguido, con el bisel de la sonda se


abate la epiglotis con la finalidad de
observar el conducto traqueal, logrado
esto, “lubricada y estéril” se introduce
lo suficiente hasta alcanzar ¾ de la
longitud traqueal. (Fig. 17).

Finalmente, se corrobora que la sonda


se encuentre en tráquea, observando la
salida de expiración a través de ella, se
sujeta a las mandíbulas mediante una
cuerda y se procede a inflar el expansor
(solo al tope sin presionar demasiado)
para lo cual se utiliza una jeringa con
aire. (Fig. 18).
Ya se mencionó con anterioridad que
aunque dicha sonda no sea conectada al
aparato de anestesia inhalada, siempre
se deberá colocar como seguridad para
la libre respiración del paciente (Fig.
18).
Fascículos de Enseñanza

Fundamentos de Cirugía

II Laparotomía exploratoria

M.V.Z. Esp. CIRIACO TISTA OLMOS

2001
Fascículo II

Laparotomía (laparo-tomia)
(apertura de la pared abdominal)
Como en muchos actos de la vida, se ha considerado que el aprendizaje de cualquier disciplina se debe
iniciar de lo más sencillo o fácil, para continuar de manera progresiva, hasta lograr los grados mayores de
dificultad, de forma especial en los aprendizajes del área psicomotora, tomando en cuenta que no todo
individuo presenta la misma habilidad manual.
Por tanto, desde ese punto de vista, las prácticas iniciales en el aprendizaje de las bases quirúrgicas, un
grupo de profesores de esta cátedra, han considerado que las que reúnen tales requisitos, son los accesos
a la cavidad abdominal, siendo la primera de ellas una laparotomía exploratoria.
Tal práctica cumple con dos objetivos principales.
El primero es, que el alumno realiza por primera ocasión una incisión quirúrgica, que es de gran longitud
(toda la cavidad) y que posterior a ello realizará ampliamente su primer práctica de suturas ya que deberá
cerrar dicha cavidad, mediante los patrones clásicos para tal fin.
El segundo objetivo, es que al realizar la mencionada operación, también le permitirá “explorar” e
identificar todos los órganos contenidos en dicha cavidad, así como su localización, posición e irrigación
arterio-venosa, y que a diferencia de sus prácticas de anatomía en cadáver, en esta ocasión inspeccionará
los tejidos “vivos”.
Las vías de acceso a la cavidad abdominal, son varias, dependiendo de la zona en que se encuentre el, o
los órganos a intervenir, por tanto y en forma breve se describen las nomenclaturas de tales sitios o
zonas.
Con la finalidad de no repetir la posición del paciente, es conveniente decir que la mayoría de accesos se
llevan a cabo en posición decúbito dorsal, exceptuando la que se utiliza para la nefrectomía que es
decúbito lateral o decúbito costal.
Para el acceso a la cavidad ventral por la línea media, se toma como punto de referencia la cicatriz
umbilical, en variada literatura para cirugía veterinaria, dicha nomenclatura se describe como laparotomía
supra-umbilical, medial o infero-umbilical. (arriba o abajo del ombligo).
Tal nomenclatura, describe más la posición del humano, ya que su posición normal es de pie o
bipedestación. Sin embargo para los animales, la posición es diferente ya que se sostiene sobre los cuatro
miembros es decir, en cuadripedestación, por tanto, la descripción más adecuada será: si la incisión
comienza antes de la mencionada cicatriz, se describirá como: laparotomía anteroumbilical, (Fig. 1-a) en
el caso de que la incisión sea sobre la cicatriz, se describirá como laparotomía medial, (Fig. 2-b) y si la
incisión se realiza posterior a la cicatriz umbilical, su nomenclatura será postumbilical. (Fig. 3-c).
Otras vías de acceso son: laparotomía lateral izquierda (para extirpación del bazo) (Fig. 4-d), laparotomía
inguinal (para resolución de hernia o ruptura del anillo inguinal) (Fig. 5-e), laparotomía paracostal derecha
(para hígado y vesícula biliar o ambas para nefrectomía según el caso) (Fig. 6-f).
Laparotomía anteroumbilical, se inicia la
incisión adelante de la cicatriz
umbilical, la longitud hacia atrás no es
importante, puede ser del tamaño que
el cirujano requiera, dependiendo de la
técnica operatoria a realizar. Fig. 1-a.

Laparotomía medial, la incisión puede


iniciarse anterior a la cicatriz umbilical,
solo que esta, queda al centro de la
incisión. Fig. 2-b.

Laparotomía postumbilical, la incisión,


se inicia atrás de la cicatriz umbilical, si
el paciente es macho, dicha incisión
rodea al pene, (Fig. 3-c) si es hembra se
continúa sobre la línea alba hasta la
sínfisis pubiana.
Laparotomía lateral izquierda, se realiza
para extirpación del bazo
principalmente. Se realiza a 1 cm de la
línea alba, en forma paralela. Fig. 4-d.

Laparotomía inguinal, se practica para


resolución de hernia inguinal (anillo
inguinal), puede ser de cualquiera de los
lados o en ocasiones se presenta en
ambos lados. Fig. 5-e.

Laparotomía paracostal (a un lado de la


costilla) por ese acceso se practica
hepatectomía parcial, colesistectomía, o
nefrectomía, según el lado del órgano
afectado. Fig. 6-f.
Laparotomía exploratoria en el
perro.

Posición del paciente, decúbito dorsal,


con los miembros sujetos a la mesa de
operación. (Fig. 7).

Colocación de sábanas o campos


quirúrgicos (únicamente cuatro, para
permitir una zona quirúrgica amplia.
(30 cm aproximadamente. (Fig. 8).

Una vez colocados los campos y


aislando la zona operatoria, se realiza la
incisión de piel y tejido subcutáneo
con bisturí, en la forma clásica y sobre
la línea media o alba. (lat. Alba-bu
blanco) a partir del apéndice xifoides
hasta la sínfisis (symphisis-unión)
pubiana (en la hembra y hasta el pene,
rodeándolo (en macho) (Fig 9 y 10)
Acto seguido, en la parte
correspondiente al apéndice xifoides, se
introduce la sonda acanalada para
realizar el corte a lo largo de la línea
alba, entre la unión de los músculos
rectos del abdomen. (Fig. 11).

El siguiente tiempo operatorio será


colocar, un instrumento que proporcione
al cirujano un campo visual amplio,
para ello podrá utilizar los separadores
de Farabeuf o Gosett. (Fig. 12 Gosett)

Una vez colocado el separador, se inicia


la inspección de cada uno de los
órganos que sea factible ver, o que sea
posible exteriorizar de manera
cuidadosa (sin traccionar con fuerza)
(Fig. 13)
Acto seguido, una vez que se ha
revisado todas las estructuras
anatómicas posibles, se vuelven a su
posición original, cubriendo todas ellas
con la red epiploica o epiplón,
proporcionando así una protección
general. (Fig. 14)

El siguiente tiempo quirúrgico, será la


sutura sobre los bordes de la herida.
Para ello se tomarán los bordes de la
incisión tomando las fascias musculares
con tejido fibroso de la línea alba y
peritoneo de cada lado, iniciando en el
borde del ap. Xifoides (de adelante
hacia atrás) (Fig. 15 a). se utilizará
aguja triangular (cortante) y material
absorbible de 00. (según la talla del
perro)
Para fines de práctica se pueden realizar
en la misma varios tipos de puntos, es
decir, uno continuo todo lo largo de la
herida, puntos separados o puntos en X.
(Fig. 15 b)

Una vez terminado el cierre de la


cavidad, se practica sutura de tejido
subcutáneo y piel al mismo tiempo,
para ello se utiliza material no
absorbible (seda o nylon) de 00, con
patrón de puntos separados o de
Sarnoff. (Fig. 16)
Consideraciones generales
En lo que se refiere al tiempo quirúrgico en que se aplica sutura al peritoneo, es conveniente citar que:
En el tiempo quirúrgico de la sutura en los bordes de la herida, se recomienda que uno o varios alumnos
apliquen y remuevan diferentes tipos de suturas, esto se sugiere obviamente, solo con la finalidad de
aprovechar la práctica y al animal durante el tiempo de anestesia.
Los tipos de sutura que se apliquen son solo para practicar la forma de realizarlos por tanto pueden
ser separados o continuos.
En la cirugía práctica definitiva, se recomienda para esta laparotomía en la herida de cavidad
abdominal, aplicar los puntos separados o discontinuos de “U” o de Sarnoff. Y en caso de aplicar sutura
continua, la de Reverdín por permitir la tensión uniforme.
En el cierre de esta laparotomía, algunos autores y cirujanos recomiendan aplicar las suturas solo en los
bordes de las fascias y línea alba. Sin embargo otros recomiendan incluir el peritoneo.
Fascículos de Enseñanza

Fundamentos de Cirugía

III Ovariohisterectomía

M.V.Z. Esp. CIRIACO TISTA OLMOS


Abril 2002
Fascículo III
OVARIOHISTERECTOMÍA

Esta práctica reúne aspectos de gran


interés, ya que como segunda práctica
sobre cavidad abdominal (laparotomía),
permite un amplio manejo de tejidos
blandos, y la aplicación de ligaduras y
suturas de diferente forma.
Es también una técnica quirúrgica muy
solicitada en la vida práctica del médico
veterinario clínico, principalmente en
pequeñas especies, sus indicaciones:
son esterilización sexual y tratamiento
en patologías de ovario o del útero, de
tal forma se pueden realizar por
separado, es decir, la extirpación
solamente de los ovarios (ovariectomía)
o extirpación solamente del útero
(histerectomía), sin embargo por
razones hormonales y piometras
posteriores es preferible realizar la
histerectomía total en todos los casos.
Por tal razón es una magnífica
oportunidad de llevar a cabo esta
práctica poniendo empeño y cuidado en
cada uno de los tiempos quirúrgicos.

Anatomía básica.
CONSIDERACIONES GENERALES pequeñas fibras de músculo liso.
Y recordatorio anatómico. Otro aspecto que participa en la
Con la finalidad de facilitar esta técnica suspensión es el ligamento redondo.
operatoria, es conveniente considerar Es en su inserción a nivel de la unión del
algunos aspectos importantes de la mesovario con el mesometrio. Así
anatomía es decir, la situación entonces la bolsa que cubre el ovario,
topográfica de los ovarios, y otras corresponde al mesosalpinx, dentro del
estructuras anexas. cual se aloja la trompa de Falopio, hasta
Los ovarios se encuentran situados a el sitio donde se une con el cuerno del
nivel de la cicatriz umbilical, hacia el útero. El riego sanguíneo del ovario
extremo craneal de ambos cuernos proviene de la arteria ovárica, rama
uterinos. Su forma es elíptica, poseen directa de la aorta abdominal; antes de
un polo caudal y otro craneal, dos llegar al mesosalpinx hay una rama que
bordes y dos superficies, una dorsal y se anastomosa con la arteria uterina.
otra ventral.
En la perra mide de 0.5 a 1.5 cm según
su talla, y edad.
Se observa que la superficie de dichos
ovarios es lisa antes del estro, y
posterior a la ovulación tiende a ser
ligeramente rugosa, nodular y en varias
ocasiones de consistencia dura.
El ovario posee una cubierta,
denominada bolsa ovárica, misma que
corresponde a un pliegue del mesovario,
que a su vez se encuentra unido al
ligamento suspensorio del ovario.
Hacia la región craneal del mesovario se
continúa el ligamento ancho y se
encuentra formado por tejido conectivo
con pequeñas fibras de músculo liso. El
ligamento suspensorio, se inserta en la
región sublumbar media, lo forman el
borde craneal del mesovario, y está
constituido por tejido conectivo y
Técnica.
Una vez preparada la antisepsia de la
paciente, se coloca sobre la mesa de
operación en posición de decúbito
dorsal. (Fig. 1)

La cirugía principia con una laparotomía


anteroumbilical iniciando con el bisturí
en forma precisa, el corte de piel y
tejido conjuntivo uno o dos centímetros
delante de la cicatriz umbilical,
continuando hacia atrás en longitud
necesaria (según talla del animal) para
exponer la bifurcación del cuerpo del
útero. (Fig. 2)

En el siguiente tiempo, el ayudante


aplicará los separadores de Farabeuf,
para que el cirujano introduzca dos o
tres dedos, siguiendo el borde
peritoneal izquierdo hasta lograr la
sujeción de dicho cuerno, asiéndolo con
cuidado y firmemente con uno de los
dedos en forma de gancho. (Fig. 3)
Acto seguido y sujetando el cuerno
preferentemente del lado izquierdo y
con los dedos se inicia el desgarro del
ligamento ancho haciendo un agujero,
evitando hacerlo cerca de los vasos
uterinos. (Fig. 4)

El paso siguiente es traccionar el cuerno


hasta palpar y ver el ovario al que se
aplicará sobre el mesovario, ligamento
suspensorio del ovario y arteria ovárica,
una pinza. Hecho esto se rasga dicho
ligamento suspensorio con el dedo
índice con movimiento de arañar. El
propósito de este procedimiento es
aumentar la lasitud del área para tener
más fácil al ovario. (Fig. 5)

Una vez logrado esto se procede a


reducir el pedículo ovárico, colocando
una ligadura con material absorbible de
00. (Fig. 6)
Una vez seccionada la ligadura y tirando
el cuerno con todo y el ovario, se palpa
manualmente hasta encontrar el cuerno
y ovario del lado contrario, al que se
aplicará la técnica descrita para el ovario
izquierdo, aplicando ligadura y
seccionando de igual manera. (Fig. 7)

Una vez exteriorizados los cuernos, se


observa la bifurcación de los cuernos y
se palpa para sentir el “cuello” del útero,
en donde se aplicará una pinza o
“fórceps” intestinal, para no dañar los
tejidos. (Fig. 8)

Se colocan ligaduras en las arterias


laterales utero-ováricas de cada lado
con material de 00 o 000, como medida
de seguridad para controlar la
hemorragia. (Fig. 9)
Con bisturí se realiza la sección del
útero entre el fórceps y la bifurcación.
(Fig. 10)

Para el cierre del muñón se recomienda


lo siguiente: si es pequeño se aplica una
sola ligadura firma con el mismo
material 00 y posterior a ello, con
hisopo se aplica yodo 5 % para
desinfectar la mucosa libre del útero.
Si es útero grande se recomienda una
sutura invaginante de Parker Kerr (Fig.
11)

Una vez terminado el nudo final y


comprobar que no hay sangrado en los
muñones de los ligamentos ováricos y
del muñón del útero, se procede a la
reconstrucción de las paredes de la
herida inicial, dando por terminada la
técnica operatoria. (Fig. 12)
Fascículos de Enseñanza

Fundamentos de Cirugía

IV Castración y vasectomía en perro

M.V.Z. Esp. CIRIACO TISTA OLMOS


Abril 2002
Fascículo IV las primeras, además de eso y como se
CASTRACIÓN EN EL PERRO. ha mencionado anteriormente, cubre
Orquiectomía, es la denominación
una parte importante de la cirugía
médica, correcta a la ablación o clínica en la práctica diaria.
resección de los testículos en el macho. Recordatorio anatómico.
En la nomenclatura común se le conoce En cuanto a la situación, colocación y
como “castración”. tamaño de los testículos, existen
variantes, se recomienda que en cada
En la práctica veterinaria, es una de las
caso según la necesidad del cirujano se
intervenciones quirúrgicas más revise la literatura pertinente, en este
frecuentes por distintas causas, en caso solo se describe la técnica en el
perros y gatos la mayoría de las veces perro, ya que es la que forma del
programa. Los testículos están alojados
para evitar la libido y la reproducción.
en las bolsas testiculares, separadas
En caballos para disminuir el brío y
estas por un tabique intertesticular,
facilitar el manejo y la monta. El cerdos constituido por la fascia abdominal.
para lograr aumento de peso en menor El escroto es la piel que cubre ambos
tiempo. testículos, posee glándulas sebáceas y
pelo en mayor o menor cantidad.
En muchos zoológicos, se lleva a cabo
Inmediato al escroto se adhiere el
para disminuir la sobrepoblación, en
dartos, mediante tejido fibroso elástico y
leones y otros machos prolíficos. fibras de colágeno, excepto en la capa
Esta cirugía, además de todos los parietal o túnica vaginal.
motivos anteriormente expuestos, Los testículos presentan forma ovalada
y se sujetan a la túnica por el músculo
también limita el funcionamiento
cremaster, observan un polo craneal y
hormonal, y con ello la modificación de
otro caudal, en la porción dorsal se
su conducta, disminuyendo su encuentra el epidídimo, en dicha parte
agresividad, conduciéndolos a realizar también se encuentra la entrada del
actividades más tranquilas. riego sanguíneo, proveniente de la
arteria aorta posterior, junto con ello se
Como resolución de patologías, la
encuentra el conducto deferente. A todo
resección testicular se lleva a cabo por
ese paquete se le denomina plexo
presencia de neoplasias como el tumor pampiniforme.
de células de Sertoli y otras más. A continuación se describen las dos vías
Para el aprendizaje de la cirugía, la de acceso o técnicas más frecuentes,
que son; la vía escrotal y por el rafé
mencionada orquiectomía, o castración,
medio, sin embargo los tiempos
resulta ser una magnífica oportunidad, posteriores en las dos técnicas se llevan
dado su bajo grado de dificultad, y a cabo de la misma forma.
debido a ello de coloca en el programa
de prácticas de la materia, como una de
Vía escrotal
En la práctica diaria, esta técnica
quirúrgica se puede llevar a cabo con
anestesia local, sin embargo por
facilidad para el aprendizaje y como
operación con poca o nula experiencia,
se recomienda anestesia general.
Primer tiempo: posición de decúbito
dorsal. (Fig. 1)

Una vez realizada la antisepsia de la


región y colocados los campos o
sábanas quirúrgicas, se procede a la
primera incisión sobre el tejido escrotal,
en forma longitudinal de
aproximadamente 3 cm. (según el caso)
Para mejorar la sujeción del testículo
fíjese con dedos índice y pulgar de la
mano contraria. (Fig. 2)

Una vez seccionado el escroto, se


observa la túnica vaginal (color blanco
nacarado), se realiza corte sobre ella,
aflorando el testículo, observando el
plexo pampiniforme, y cola del
epidídimo, se disecan arteria y vena,
conducto espermático y fascia. (Fig. 3)
En el siguiente tiempo, dependiendo del
grosor de los vasos y paquete, se
colocan dos ligaduras (3-0 absorbible)
anterior y posterior en cada uno de ellos
(arteria, vena, y conducto espermático)
o todo en un solo paquete, también con
dos ligaduras (Fig. 4).

Acto seguido se secciona con tijera para


sutura, en medio de las dos ligaduras.
(Fig. 5)

El tiempo siguiente, será en forma


opcional la aplicación de sutura para el
cierre de la fascia o túnica vaginal. (Fig.
6)
Acto seguido y fina se introduce el
muñón a la bolsa testicular, no se sutura
el escroto. (Fig. 7)
Para la extirpación del testículo contrario
se realiza todo lo anterior desde el corte
en escroto.

Para la técnica de castración por rafé


medio, en lugar de hacer las incisiones
en el escroto de cada bolsa testicular,
solo se realiza una incisión en el rafé
medio (entre los dos testículos casi en
medio del cuerpo peneano) Por esa sola
incisión se extirpan los dos
testículos, siguiendo los mismos
tiempos de la técnica anterior. (Fig. 8)
Vasectomía

Aparte de la castración, otra cirugía que


se lleva a cabo en los machos, para
inhibir la fertilidad, es la vasectomía
aunque en este caso se mantiene
presente la conducta sexual, debido a
que los andrógenos se continúan
elaborando ya que los testículos
permanecen, y por tanto las células de
Leydig no sufren alteración significativa.
Por otro lado al permanecer los
testículos también continúan las
conductas de agresividad y marcación
territorial urinaria.
Los espermatozoides persisten en el
eyaculado hasta 3 semanas después de
efectuada la sección del conducto
deferente en el caso del perro y en los
gatos hasta siete semanas posteriores.
De acuerdo a la observación de algunos
investigadores y según los resultados
obtenidos, esta técnica no es
recomendable como control poblacional.

Anatomía básica.

Túnica vaginal, es un divertículo del


peritoneo que está presente en ambos
sexos. En el macho envuelven al
testículo y estructuras del cordón
espermático y se denomina túnica
vaginal, que consta de túnica vaginal
parietal y túnica vaginal visceral.
Conducto deferente, es una parte del
cordón espermático, transporta los
espermatozoides desde el epidídimo a la
uretra, nace de la cola del epidídimo en
el extremo caudal del testículo y se
adhiere al mesorquio por el mesoductus
deferens. El conducto se acompaña de
sus pequeñas arteria y vena deferentes.
La cirugía aunque no muy laboriosa,
sería factible realizarla bajo anestesia
local, sin embargo para menos
movimiento del animal y mayor
seguridad para el cirujano se
recomienda anestesia general. Posición
decúbito dorsal, y se buscará el sitio de
incisión a un lado del pene cerca de los
testículos. (Fig. 1)

Se lleva a cabo una incisión de


aproximadamente 2 cm, sobre piel y
tejido subcutáneo. (Fig. 2)

Se realiza disección de tejidos


superficiales y con pinza para
hemostasia de Hartmann se busca y
aisla todo el paquete (conducto
deferente, arteria y vena) (Fig. 3).
Una vez localizado, se procede a
disecarlo quedando el paquete por
encima de la pinza. (Fig. 4)

Mediante cuidadosa disección con


bisturí, se realiza separación del
conducto deferente exclusivamente.
(Fig. 5).

Con una pinza se mantiene sujeto y


estirado en conducto. (Fig. 6).
Se aplican dos puntos separados con
material 000 absorbible, y con 2 cm de
separación entre ellos. (Fig. 7).

Una vez anudados los puntos


separados, se procede con tijera a
seccionar 1 cm. de conducto, una vez
logrado esto se introducen los tejidos
restantes y se aplican puntos separados
en piel (Fig. 8).

Se repite la operación en el lado


contrario hasta finalizar la técnica
operatoria con los puntos separados en
piel. (Fig. 9).
Vasectomía por el rafé medio

Esta es otra técnica quirúrgica para la


vasectomía en perros, se lleva a cabo
mediante una sola incisión sobre el rafé
medio, por lo que es menos traumática
que en la técnica de dos incisiones.
El lugar de dicha incisión es sobre la
cúpula que se forma al empujar los
testículos subcutáneamente (fuera del
escroto) con dirección cefálica, la
incisión se realiza sobre el rafé medio.
(Fig. 1)

Una vez realizada la incisión, se


muestran los dos conductos inguinales.
(Fig.2)

Mediante dos pinzas de Allis se refiere el


conducto deferente en cada extremo,
una proximal y otra distal, procurando
no pinzar el plexo pampiniforme.(Fig.3)
Utilizando bisturí con el filo hacia arriba,
se practica incisión pequeña de 2 o 3
mm. con dirección transversal al
conducto deferente. (Fig. 4)

A través de la incisión, se extrae el


conducto deferente, se diseca y se
practican dos ligaduras con material no
absorbible, una proximal y otra distal,
dejando un espacio entre ellas de
aproximadamente 1.0 cm. previo a la
aplicación de dichas ligaduras la pinza
de Allis distal debe liberarse. (Fig. 5)

Acto seguido, se realiza el corte y


remoción del conducto deferente en su
parte central localizado entre las dos
ligaduras. (Fig.6)
En la parte inferior de la figura, se
observa una pinza mostrando la porción
resecada del conducto deferente. En la
parte superior se observan las dos
pinzas refiriendo los extremos ligados
del conducto deferente para proceder a
cortar los extremos de los hilos. (Fig.7)

Una vez que los cabos ligados del


conducto deferente se introducen al
conducto inguinal, se procede a suturar
la incisión mediante un punto separado.
En seguida se repite todo el proceso en
el lado contrario. (Fig.8)

Como acto final de la intervención se


procede al cierre de piel utilizando para
ello material no absorbible y mediante
puntos de Sarnoff. (Fig.9)
Fascículos de Enseñanza

Fundamentos de Cirugía

V Esplenectomía

M.V.Z. Esp. CIRIACO TISTA OLMOS


Abril 2002.
Fascículo V Anatomía básica
ESPLENECTOMÍA El bazo es un órgano alargado, situado
en la pared abdominal izquierda, se
Esta técnica quirúrgica, se realiza como localiza muy profundamente hacia las
terapéutica a patologías graves del dos últimas costillas, el extremo dorsal
bazo, como son principalmente el llega al diafragma, su extremo ventral
hematoma esplénico, hemangioma, es de mayor tamaño y se extiende bajo
esplenomegalia, hiperesplenismo el arco costal.
primario, trombocitopenia secundaria, La cara parietal de encuentra en
linfoma maligno, ruptura por trauma y contacto con el diafragma, arco costal y
torsión del bazo. músculos abdominales.
Estas son algunas de las patologías más El ligamento gastroesplénico, une al
frecuentes del bazo, pudiendo existir bazo con la curvatura mayor del
otras más. estómago. La arteria y vena esplénicas
De las actividades fisiológicas más forman varias ramas divergentes al
importantes del bazo, tenemos la extremo dorsal del órgano. Los vasos
citogenética, es decir la producción de gastroesplénicos izquierdos se originan
eritrocitos, trombocitos, granulocitos y a nivel del centro del hilio izquierdo y se
linfocitos. dirigen hacia la curvatura mayor del
También, como otra actividad estómago. Los nódulos linfáticos
importante es la de ser un órgano de esplénicos están situados junto a los
reserva o depósito de sangre, además vasos esplénicos a unos centímetros del
de retener el hierro derivado de órgano.
eritrocitos destruidos.
La esplenectomía es entonces, la
extirpación parcial o total del bazo, es
una técnica no muy complicada desde el
punto de vista quirúrgico, sin embargo
requiere de paciencia y sobre todo de
realizar hemostasia cuidadosa, ya que la
estructura vascular es compleja y
resulta esencial identificar y ligar
individualmente cada una de las
numerosas ramas esplénicas antes de
incidirlas.
Por tal situación y debido a su
morfología, y gran cantidad de ramas
derivadas de las arterias esplénica y
gastroesplénica, esta práctica constituye
un excelente modelo para el aprendizaje
y adiestramiento en el capítulo de la
hemostasia.
TÉCNICA QUIRÚRGICA

Una vez preparado el paciente, se


coloca en la mesa en posición decúbito
dorsal.
Se realiza antisepsia y se colocan
campos o paños quirúrgicos. Se realiza
incisión para acceso a laparotomía
anteroumbilical, iniciando por debajo del
apéndice xifoides sobre la línea media,
aproximadamente entre 12 a 15 cm.
(Fig. 1).

Se incide peritoneo y se sujetan los


bordes mediante pinzas de Allice con la
finalidad de observar los órganos que se
encuentran de inmediato. Generalmente
se observa el estómago, el borde del
hígado, el extremo del bazo y los
intestinos cubiertos por epiplón. (Fig. 2).

Una vez localizado el bazo, se


exterioriza, tomándolo con gasas
húmedas para no perforarlo o
desgarrarlo con los dedos, y se
tracciona suavemente hacia afuera. (Fig.
3).
Acto seguido, mediante disección roma
se aisla la arteria esplénica del paquete
arteriovenoso principal. (Fig. 4).

Se aplica ligadura sin apretar, alrededor


de la aguja hipodérmica, se aplica en
dicha arteria 0.5 ml de epinefrina al
1:1000, de inmediato a ello, se anuda la
ligadura para evitar el llenado del
órgano. (Fig. 5).

Una vez inyectada la epinefrina, por su


acción vasoconstrictora se efectuará el
vaciado de una gran parte del contenido
sanguíneo, observando el tejido rugoso
del bazo. (Fig. 6).
Los vasos esplénicos individuales, se
aíslan con la punta de una pinza
hemostática y se ligan firmemente, un
nudo cerca del bazo y otro a 2 cm hacia
adentro. (Fig. 7).

Se continúa haciendo paquetes de dos o


más arterias, como en la forma anterior,
todos los que presente el órgano, hasta
terminar. (Fig. 8).

Una vez terminada la aplicación de


ligaduras, mediante tijera se corta entre
todas las ligaduras, para de esta forma
separar completamente el bazo. (Fig. 9).
Una vez separado el bazo, se devuelve
a su lugar el muñón, e inicia la
reconstrucción de tejidos internos,
peritoneo, m. rectos del abdomen y tej.
Subcutáneo. (Fig. 10).

Acto final se sutura piel, en forma


convencional. (Fig. 11).
Fascículos de Enseñanza

Fundamentos de Cirugía

VI Nefrotomía y Nefrectomía

M.V.Z. Esp. CIRIACO TISTA OLMOS


Abril 2002
Fascículo VI Otras patologías importantes y
frecuentes son obstrucciones de
NEFRECTOMÍA Y NEFROTOMÍA pelvicilla renal, por urolitos (cálculos o
piedras en el riñón), en tales casos, una
Esta práctica quirúrgica permite un vez extirpado o resuelto el proceso
grado de dificultad intermedio, para quirúrgico, el mencionado órgano
llevarla a cabo, será necesario, aplicar regresa en la mayoría de los casos a su
anestesia de tipo general o total, y estado normal tanto en su anatomía
además, se reunirán los principios como en su fisiología.
básicos de la cirugía hasta ahora Sin embargo en otros casos como son
estudiados. los abscesos graves, la pielonefritis
Como ya se ha mencionado con complicada y resistente al tratamiento
anterioridad, de acuerdo a las raíces de médico, en una avulsión del pedículo
las palabras nefrectomía (nefro – riñón renal, en hemorragia incontrolable por
extomé – extirpar) quiere decir entonces traumatismo y pérdida de tejido,
la extirpación o ablación total del riñón, drenado anormal a causa de un uréter
mientras que nefrotomía será la incisión ectópico, neoplasia que involucre
o cirugía parcial del riñón, para librarlo gravemente al órgano, destrucción del
de alguna obstrucción o patología parénquima, hidronefrosis, abscesos y
menor. otras patologías irreversibles, será
De tal manera que para tener un buen necesario llevar a cabo la nefrectomía.
aprovechamiento del caso quirúrgico, se Anatomía del riñón.
recomienda que en primer término se Los riñones se encuentran
realice la nefrotomía (toda la técnica extraperitonealmente, están rodeados
completa) y una vez concluida otros parcialmente por peritoneo. Tienen
alumnos del mismo equipo quirúrgico, forma de frijol, en el perro son grandes
realicen la nefrectomía. respecto al tamaño del animal.
El borde mayor es marcadamente
Indicaciones. convexo y el interno casi recto, en le
Tanto la nefrectomía como la nefrotomía centro se observa una depresión
se indican para la resolución de denominada hilio renal o pelvicilla.
patologías frecuentes del riñón, Algo importante para el abordaje
principalmente en perros o gatos, y quirúrgico es que el riñón derecho se
aunque otras especies animales también encuentra fijo respecto a la columna
pueden presentar patologías graves, la vertebral, mientras que el riñón
mayor parte de las veces no se detectan izquierdo es móvil. En el gato, ambos
a tiempo o no son costeables para los riñones se encuentran flotando en la
propietarios de los animales. cavidad abdominal, por lo que es
La nefrotomía procede como ya se ha factible confundirlos con cuerpos
mencionado, en trastornos renales que extraños en una radiografía.
pueden ser desde infestaciones
parasitarias graves como la Dictiophima
renale o Capillaria plica.
TÉCNICA QUIRÚRGICA
(Nefrotomía)
Una vez lograda la anestesia general, el
animal (perro) será colocado en
posición, decúbito lateral, (izquierda o
derecha) dejando hacia el cirujano el
órgano a extirpar. (Fig. 1)

La incisión primaria o acceso, será en la


región del ijar o flanco. Se inicia de
arriba hacia abajo, comenzando a un
centímetro de las apófisis laterales de
las vértebras lumbares, continuando
también a un centímetro de forma
paralela al borde de la última costilla, y
en longitud de 15 cm. Dicha incisión
secciona piel, tejido subcutáneo y
músculo cutáneo. (Fig. 2).

El siguiente tiempo de la operación, será


diseccionar el músculo oblicuo
abdominal externo, cuyas fibras están
dirigidas de adelante hacia atrás y de
arriba hacia abajo, posteriormente el
músculo oblicuo interno, cuyas fibras
están dirigidas de arriba hacia abajo.
Por último, se diseca el músculo
transverso del abdomen, cuyas fibras
van de abajo hacia arriba. (Fig. 3).
Acto seguido, se colocan separadores de
Farabeuf para observar el lóbulo graso
perirrenal, desplazándolo hacia abajo y
adelante, y una vez localizado el órgano
se sujeta mediante los dedos índice y
pulgar, haciendo tracción hacia atrás y
ligeramente arriba con lo cual se logra
exponer. (Fig. 4).

Se aisla el riñón rodeándolo mediante


compresas de esponjear húmedas, y en
seguida se coloca una pinza hemostática
de bull dog en los vasos renales tan
cerca de su origen a la aorta como sea
posible. (Fig. 5).

Ahora, se realiza la incisión renal,


profunda y sobre el parénquima, hasta
alcanzar la pelvicilla y cubriendo toda la
curvatura mayor del riñón. (Fig. 6).
Se realiza, la extirpación del problema
(cálculo) y se lleva a cabo un lavado de
la pelvicilla, utilizando sol. Hartman
tibia. (Fig. 7).

Con la finalidad de promover la


cicatrización del parénquima, se
recomienda colocar una placa o lámina
de rejilla absorbible (Surgicell) esto
formará coágulo, que en tiempo
posterior será absorbido. (Fig. 8).

Las dos mitades del parénquima se


unen, dejando la rejilla dentro, serán
aplicados puntos discontinuos en “U”,
tantos como sean necesarios. (Fig. 9).
TÉCNICA QUIRÚRGICA
(Nefrectomía)

Para llevar a cabo la nefrectomía, se


toma la técnica anterior a partir del paso
5°, en que se exterioriza el riñón y se
rodea con gasa húmeda, sólo que en
este tiempo en lugar de colocar pinza de
“bull dog” en el paquete arterio-venoso,
se colocan dos pinzas hemostáticas de
Kelly. (Fig. 1).

Acto continuo será seccionado entre las


dos pinzas, y una vez extirpado el riñón,
se aplicará ligadura en el paquete
superior.
Posterior a ello se continuarán los
mismos tiempos quirúrgicos que en la
nefrotomía, hasta concluir con la sutura
de piel. (Fig. 2).
Fascículos de Enseñanza

Fundamentos de Cirugía

VII Cistotomía

M.V.Z. Esp. CIRIACO TISTA OLMOS


Técnica quirúrgica.

En primer lugar se llevará una correcta


antisepsia sobre la zona abdominal
inferior, ya que se deberá tener mucho
cuidado con el tiempo “séptico” de la
operación. (Fig. 1).

La posición del paciente será en


decúbito dorsal, para acceso mediante
laparotomía postumbilical, ya sea
hembra o macho, descritas en el
fascículo de “laparotomía”. (Fig. 2).

Una vez incidido planos superficiales y


peritoneo, se colocan separadores de
Farabeuf, para dar campo visual al
cirujano y poder ubicar a la vejiga. (Fig.
3).
La vejiga, se extrae y rodea con campos
de esponjear húmedos. En la práctica
médico-quirúrgica real se recomienda
antes de la cirugía vaciar la vejiga
mediante sonda o “catéter”.
Sin embargo en la práctica de
aprendizaje, masiva y con gran número
de alumnos, en ocasiones no se lleva a
cabo dicho sondeo, por tanto al
exteriorizar dicho órgano, se deberá
puncionar con jeringa estéril para
extraer el contenido de orina. (Fig. 4).

Acto seguido la vejiga deberá ser


volteada, pues la incisión se recomienda
sea sobre la cara o parte dorsal, para
que al terminar la operación y al tomar
la posición normal de pie del paciente,
dicha incisión quede en la parte superior
de la vejiga, con la finalidad de facilitar
la cicatrización. (Fig. 5).

El siguiente tiempo es el “séptico” ya


que es cuando se incide la vejiga.
Con la finalidad de que existe salida
mínima de “contaminantes” se puede
sostener el órgano con la herida hacia
arriba y sujetando cada lado de la
herida con pinzas de Allice, además de
rodear la vejiga con esponjas húmedas.
(Fig. 6).
Una vez extirpada la neoplasia o el
urolito en cuestión, se procede a la
sutura, para lo cual ya se ha
mencionado, que se utilizará un material
absorbible del 00.
En primer lugar un patrón continuo de
Schmeiden, perforante sobre la pared
mucosa y posteriormente una no
perforante de Bell, (recordar que la
forma de ejecución de las dos suturas
son similares). (Fig. 7).

Una vez concluida la sutura y el tiempo


“séptico” se debe limpiar perfectamente
la serosa y se aplicará como preventivo
un antiséptico.
Se remueven las compresas de
esponjear, y se vuelve a su lugar el
órgano. (Fig. 8).

Como acto final se procede a la


reconstrucción de los planos, peritoneo,
muscular y piel, y con ello se concluirá
la práctica. (Fig. 9).
Fascículos de Enseñanza

Fundamentos de Cirugía

VIII Gastrotomía

M.V.Z. Esp. CIRIACO TISTA OLMOS


Técnica quirúrgica

Se inicia la intervención mediante


laparotomía medial. (antero-umbilical)
desde el apéndice xifoides hasta 1 cm
antes de la cicatriz umbilical.
Es conveniente realizarla sobre la línea
alba, para separar en dos mitades las
aponeurosis musculares de la pared
abdominal. (Fig. 1)

Una vez llevada a cabo la incisión sobre


la línea alba, aparece el epiplón, e
inmediato por debajo se encuentra una
parte del estómago, generalmente la
curvatura mayor. Con gasa húmeda se
sujeta y se extrae suavemente,
exponiéndolo y rodeándolo con más
gasas. (Fig. 2)

Una vez expuesto el estómago y aislado


con gasas, se procede a sujetarlo de dos
extremos mediante un material n
absorbible resistente y que solo tome
serosa y no muscular de dos porciones
del estómago, esto se hace con la
finalidad de evitar derrame gástrico, se
busca incidir el estómago en zona
hipovascular entre las curvaturas mayor
y menor. (Fig. 3)
Finalmente se procede a la sutura del

estómago, utilizando para ello un

material 00, absorbible y con un patrón

seromuscular invaginante.

Para ello se recomienda uno de Connell

y posterior, sobre la misma sutura, se

aplica otra de tipo no perforante como

la de Cushing, esto con la finalidad de

sellar herméticamente la herida y no

permitir el paso o fuga de líquidos o

contenido gástrico a la cavidad

peritoneal.
Fascículos de Enseñanza

Fundamentos de Cirugía

IX Enterotomía

M.V.Z. Esp. CIRIACO TISTA OLMOS


Abril 2002
Fascículo IX Yeyuno, este integra las asas de
intestino delgado y ocupa la porción
Enterotomía ventrocaudal de la cavidad abdominal.
Ileon, es la porción terminal de dicho
Incisión o corte de intestino. intestino. Es corto y pasa cranealmente
a la derecha de la raíz del mesenterio y
De forma similar a la técnica quirúrgica se una al colon ascendente en el orificio
que se describe para la realización de la ileocólico.
gastrotomía, es como se lleva a cabo la
enterotomía, en virtud de que los
“cuerpos extraños” ingeridos que no son
impactados o detenidos en el estómago, 1. Estómago, 2. Duodeno I. Delgado, 3.
prosiguen su paso al tracto intestinal, Yeyuno, 4. Ciego, 5. Íleon, 6. Colon
iniciando su recorrido en el segmento descendente.
pilórico continuando por el duodeno,
hasta detenerse en alguna parte del
mencionado tracto intestinal, y todo ello
en caso de no ser arrojado fura del
mismo.
Para detectar el “cuerpo extraño” es
necesario realizar un estudio clínico en
primer término, y posteriormente
mediante radiografía.
La técnica quirúrgica para llevar a cabo
la enterotomía es simplemente realizar
una incisión en forma longitudinal sobre
una sección de intestino donde se
encuentre el cuerpo extraño.

Anatomía básica.

De las asas y componentes intestinales,


los aspectos anatómicos importantes
para localizar cuerpos extraños son:
Duodeno, ya que es al parte más fija del
intestino delgado, este comienza a nivel
del píloro a la derecha del plano medio y
después de un corto trayecto
dorsocraneal describe una curvatura
denominada flexura abdominal craneal y
continúa hasta formar la flexura
abdominal caudal, continuando hasta
llegar a otra flexura importante que es
la duodenoyeyunal.
Técnica quirúrgica

Para el primer tiempo de la cirugía, y


una vez realizada la antisepsia del
paciente, se realiza una laparotomía
medial, continuando todos los pasos ya
descritos en el tema de laparotomía.
Una vez incidido el peritoneo, y
mediante palpación, se localiza el
cuerpo extraño, se expone dicha sección
intestinal, y si los tejidos anexos al
cuerpo extraño son visibles, se inicia la
técnica exploratoria. (Fig. 1)

Acto seguido, se inicia el aislamiento del


cuerpo extraño, para lo que se lleva a
cabo el recorrido del contenido
intestinal, hacia los lados, mediante los
dedos índice y pulgar, de forma
cuidadosa y suave, logrado ello, se
colocan fórceps intestinales a cada lado
del mencionado cuerpo y se lleva a cabo
la incisión del intestino, sobre serosa en
la parte con menor irrigación, logrando
los tres planos, seroso, muscular y la
mucosa intestinal. (Fig. 2)

Se realizará la hemostasia de los


pequeños vasos seccionados, y con
pinza de Allice, se remueve el cuerpo
extraño (tiempo séptico),
posteriormente con gasa estéril y
húmeda se limpian y esponjean los
bordes de la herida. (Fig. 3)
Uno de los tiempos importantes de la
técnica, será la sutura de la herida, en
virtud de ser elaborada a la perfección y
totalmente hermética. Se recomienda
material absorbible 000 o 4-0 y un
patrón Connell y posteriormente
Cushing, o de Connell y Bell. (Fig. 4)

Es importante que una vez terminada la


sutura invaginante, perforante de
Connell, y sobre ella una no perforante
de refuerzo como es la de Cushing o
Bell, sean removidos los fórceps para
ejercer por presión el paso del
contenido intestinal y así verificar el
cierre hermético de la sutura. (Fig. 5)

Finalmente se procede a introducir en la


cavidad abdominal, la sección intestinal
intervenida, cubriéndola con epiplón
para su protección, enseguida se
procede se inicia la sutura de los demás
planos anatómicos en forma
convencional hasta terminar con la
sutura de piel, concluyendo así la
técnica operatoria. (Fig. 6)
Fascículos de Enseñanza

Fundamentos de Cirugía

X Clavo intramedular de Steinmann


Osteosíntesis experimental en fémur

M.V.Z. Esp. CIRIACO TISTA OLMOS


Abril 2002
Fascículo X Otro propósito importante en la
ortopedia, es la pronta recuperación de
las funciones del hueso afectado.
Osteosíntesis con clavo Según estadísticas realizadas, uno de los
huesos que sufren mayor número de
intramedular de Steinmann en fracturas en pequeñas especies es, el
fémur. fémur.
Para su restauración, desde luego se
pueden utilizar técnicas cerradas de
Esta práctica no está incluida en el osteosíntesis, sin embargo, dado el gran
programa oficial de la cátedra de número de fracturas desituadas,
cabalgantes, anguladas o expuestas,
fundamentos de cirugía, sin embargo, será necesario aplicar alguno de los
se ha considerado dentro de estos métodos existentes para osteosíntesis
fascículos debido, en primer lugar a que interna, que permiten mejor fijación y
coaptación del hueso, de ellos se
es un buen modelo para la práctica encuentran los clavos de Kuntcher,
general de los principios de la cirugía, Rusch, Kirschner y otros más que
pueden ser reforzados con tornillos de
en virtud de manipular diversos tejidos Shermann, placas de compresión o
como son: disección y separación de cerclajes con alambre de Kirschner.
fascias musculares, revisión y La técnica experimental en este caso
será con clavo intramedular simple de
localización de vasos importantes, Steinmann.
manipulación de periostio, hueso y Localización de los músculos básicos
correspondientes al fémur, (parte
otros tejidos delicados. superior de la extremidad pelviana.)
Por otro lado, dentro de la ortopedia
clínica, es una de las técnicas más 1. glúteo medio, 2. Glúteo superficial, 3.
utilizadas como recurso terapéutico para Semimembranoso, 4. Tensor de la f. Lata, 5.
Semitendinoso, 6. Bíceps femoral, 7.
la restauración de fracturas en huesos Sartorio, 8. Abductor caudal, 9. Fascia lata.
largos principalmente.
Por tales razones, se describe a
continuación la técnica quirúrgica
simple, para la aplicación de un clavo
intramedular de Steinmann, así como el
instrumental especial utilizado para tal
fin.

Introducción
Las lesiones y fracturas de huesos y
articulaciones se han presentado en
toda la historia del tiempo, tanto en
humanos como en animales, buscando e
ideando para su resolución una serie de
técnicas y recursos de todo tipo para
cada caso, desde luego, tomando en
cuenta que toda fractura siempre es
diferente según el hueso o articulación
afectada.
El paciente, (perro) una vez bajo
anestesia general, será colocado en
posición decúbito lateral presentando el
hueso (fémur) frente al cirujano.
Se colocan campos quirúrgicos y se aisla
la parte correspondiente a la línea de
incisión sobre la cara anterior del fémur,
se realiza sobre la piel una incisión de
25 cm y se incide la fascia femoral.
(Fig. 1)
Nota. En las fotografías aparecen los
campos quirúrgicos muy lejanos a la
herida, hecho preconcebido con la
finalidad de dar mayor campo didáctico
a la fotografía.

Enseguida se localiza el borde craneal


del bíceps femoral, que se une al borde
caudal de la fascia lata. (Fig. 2)

Una vez localizados se deben separar


mediante disección roma utilizando los
separadores de Farabeuf, o para menos
traumatismo con los dedos índice de
ambas manos. (Fig. 3)
Una vez localizado el vasto lateral se
descubre el cabo proximal fracturado, y
al cual se guía el clavo mediante taladro
de Jacob haciendo movimientos
rotatorios. (Fig. 4)

Para permitir mejor movimiento del


taladro, será necesario sujetar el hueso
(cabo) con pinza especial (para sujeción
del hueso). (Fig. 5)

Se continúa perforando el canal


medular, hasta que la punta del clavo
emerge por el trocánter mayor. (Fig. 6)
Una vez llevada a cabo la perforación,
se procede a quitar el taladro, con al
finalidad de perforar el cabo distal de la
fractura con el mismo clavo pero en
dirección hacia la tibia. (Fig. 7)

Para mejor descripción de los siguientes


tiempos, serán mediante ilustraciones.
Enseguida se introducirá el clavo
nuevamente por el canal intramedular
proximal, hasta que emerja por el
trocánter mayor, con la finalidad de
realizar la coaptación de las dos
secciones del hueso. (Fig. 8)

Una vez lograda la coaptación del


hueso, se procede a introducir el clavo
mediante taladro y hacia el cabo distal,
logrando llegar a la diáfisis (parte
esponjosa distal). (Fig. 9)
Ahora se retira el taladro, quedando el
clavo en toda la extensión del hueso y
dentro del canal medular. (Fig. 10)

Mediante un martillo de ortopedia y un


impactador, se procede a golpear
suavemente la parte externa del clavo,
con la finalidad de anclarlo en la diáfisis,
teniendo cuidado de no perforar la
articulación. (Fig. 11)

Una vez logrado esto se procede a


seccionar el clavo, 0.5 cm por debajo de
la piel, con la finalidad de permitir
aplicar en la herida de salida, 2 puntos
simples con material 000 no absorbible.
(Fig. 12)
Acto final se procede a reconstruir los
tejidos separados y seccionados
mediante suturas 00 absorbibles para la
unión de fascias musculares y 00 no
absorbible para piel, dando por
concluida la técnica quirúrgica. (Fig. 13)

Nota. Con la aplicación correcta del


clavo no es necesario colocar algún
método externo de inmovilización, sin
embargo, como medida de seguridad
tanto para la inmovilización de los cabos
fracturados como para la pronta
cicatrización del hueso, se recomienda
una férula de Thomas, como medida
auxiliar.
Fascículos de Enseñanza

Fundamentos de Cirugía

XI Corte de orejas

M.V.Z. Esp. CIRIACO TISTA OLMOS


Abril 2002
Fascículo XI
Anatomía básica
El oído externo está formado por un
Corte estético del pabellón armazón de cartílagos. El primero es el
auricular. auricular, denominado también cuenca o
conchal, tal vez por su forma de
embudo, el que presenta un borde
El corte o resección del pabellón externo ligeramente plegado
auricular denominado helix. Otro cartílago es el
anular, el cual forma el meato auditivo
en algunas razas de perros, es un
externo y tiene una estructura que se
cirugía de tipo estético, por lo que se asemeja a un anillo.
deben tomar ciertos lineamientos según
Por último, en la porción cefálica y en la
las normas establecidas por las
parte interna de la base del cartílago
asociaciones canófilas, o en ocasiones conchal existe otra porción o placa
por gusto estético del propietario del cartilaginosa de forma triangular, que se
conoce como cartílago escutiforme.
animal..
La irrigación está determinada por la
Desde el punto de vista estético, se rama auricular interna, auricular
deben tomar en consideración forma de posterior, ramas arteriales y venosas
anteriores.
la cabeza en relación a las mandíbulas,
tipo de cabeza, "stop" y otras
1. cartílago cuenca, 2. cartílago anular,
características más.
3. a. maxilar interna, 4. auricular
Es conveniente, aclarar que en algunos
interna, 5. a. auricular externa o
países esta cirugía no se lleva a cabo
posterior, 6. orejuelo.
dadas las oposiciones presentadas por
asociaciones protectoras de animales,
que consideran cirugía innecesaria ya
que provoca dolor y otros trastornos al
animal además de no ser una operación
terapéutica.
Sin embargo, se presenta en este
paquete de prácticas, en virtud de ser
en primer lugar un modelo sencillo para
el aprendizaje de la cirugía, ya que no
observa mucha dificultad en su
ejecución y finalmente en México es una
cirugía todavía solicitada, por tales
razones, se ha considerado dentro del
programa actual.
Técnica quirúrgica

Existen distintas técnicas para el corte,


como son: la de Gómez Piña, Alexander,
Mc. Allen, o con pinzas de Donen, según
Annis. este último será descrito para
este fascículo.
Se recomienda anestesia general y
posición decúbito dorsal, se realiza
rasurado total con peine #0, de toda la
oreja, (dentro y fuera).
Se observan posibles dobleces del
pabellón y tamaño igual de ambas
orejas. (Fig.1)

Para disminuir la hemorragia al corte, es


conveniente aplicar 0.5 mI. de
adrenalina 1:10.000 en la parte externa
de la oreja y sobre la base a la salida de
la a. maxilar interna. (Fig. 2)

Se marca la altura a la que se realizará


el corte y se coloca la pinza de Donen
(allí quedará la parte ancha de la rama
de la pinza Fig. 3. a) al otro lado de la
pinza es decir su punta quedará como
referencia a.1 cm del orejuelo Fig. 3 b
(Fig. 3)
Con bisturí se realiza el corte al lado
externo de la pinza de Dollen.
Se retira la pinza y se continua el corte
sobre la parte que no fue secciona
mediante tijera recta de Mayo. (Fig. 4)

Una vez removida la sección del


pabellón, se quita la pinza de Dollen y
se coloca en la oreja contraria,
utilizando como medida del corte la
parte del pabellón que fue amputada de
la oreja izquierda.
Se llevan a cabo los mismos tiempos
quirúrgicos. (Fig. 5)

Finalmente se procede a la sutura del


borde amputado, utilizando para ello un
material no absorbible de 000, y con
patrón que puede ser continuo simple o
puntos separados.
Una vez concluido el corte se procede a
la aplicación de un apósito en ambas
orejas. (Fig. 6)
Fascículo anexo I : Asepsia

Historia

Durante muchos siglos la cirugía se vio limitada ante el temor de la infección de las heridas y no se podía
avanzar con nuevas técnicas.
Luis Pasteur (1822-1895) fisicoquímico inicio sus investigaciones a partir de los problemas que
enfrentaban los fabricantes de vino en esa época ya que sus productos se .acidificaban o se les
azucaraban, descubriendo así la presencia de microorganismos que causaban la alteración del vino,
después vino el descubrimiento de Pasteur y sus discípulos Roux y Chamberland del cólera aviar y de la
elaboración de la vacuna de esta.
Al igual que la bacteria del ántrax, el virus de la rabia y su vacuna, entre otros descubrimientos.
El descubrimiento de la anestesia a mediados del siglo XVIII, ayudó a la cirugía a tener nuevos avances
como el del doctor Ignaz Semmelweiss que concluyó que la pus en las heridas era causada por las manos
de los cirujanos publicando que era conveniente lavarse las manos con cloruro de calcio antes y después
de cada cirugía; otro cirujano el Dr. Joseph Lister propuso el uso de fenol para lavado de las manos previo
alas cirugías y haciendo pulverizaciones con ácido fénico en la sala de operaciones para purificar el
ambiente, creando así la asepsia a partir de 1865.

Definición
Asepsia: Conjunto de procedimientos físicos y químicos por medio de la cual se eliminan los gérmenes en
superficies inanimadas, como material e instrumental por medio de la esterilización.
Esterilización: Es el proceso de eliminación de todos los microorganismos mediante el uso de agentes
físicos o químicos.
Antisepsia: Es la ausencia de microbios patógenos en el tejido vivo.
Desinfección: Es el método por el cual se logra la eliminación parcial de microorganismos en objetos
inanimados como; paredes pisos, techos.

Esterilización.
Agentes físicos:
• Vapor de agua: Las bacterias se destruyen por medio del calor húmedo su acción es sobre las
proteínas desnaturalizándolas y precipitándolas esta se realiza en el autoclave (autocierre) ya sea de
desplazamiento descendente o desplazamiento de gravedad. El primero. consiste en introducir vapor
a presión en la parte alta de la cámara de esterilización y dejar salir el aire que contiene la cámara
mediante una bomba. Se debe de lavar previamente el material a esterilizar, secarlo. envolverlo con
lienzos y sellarlos. La temperatura ideal para eliminar los microorganismos es de 120° C por 15 min.,
en caso de urgencia se necesita una t° de 131° C por 3 min. Los paquetes grandes necesitan 120° C
por 30 min. Teniendo un tiempo de almacenado dependiendo el material utilizado para envolver.
• Aire caliente: esta se realiza en el horno Pasteur.
• Ebullición.
• Fuego directo (flameado).
• Irradiación: esta solo es útil en contra de gram negativos que no esporulen utilizando 2540 a 2800
A de longitud de onda.

Agentes químicos:
Oxido de etileno es el agente mas utilizado para la esterilización química, sin embargo es inflamable y
explosivo, excepto cuando se mezcla con dióxido de carbono. El dióxido de etileno puede destruir
bacterias, hongos y esporas su eficiencia va depender de:
- La concentración del gas siendo la mas optima la de 450 a 1.500 ml/L
- La temperatura, optima 21° C a 60° C.
- Tiempo de exposición debe de ser de 45 min a mas dependiendo de la Tm.
- La humedad que debe estar aprox. 40%.
Después de concluido el ciclo es necesario dejar el materia en una zona donde le de el aire, es necesario
tomar el instrumental con guantes ya que el oxido de etileno produce irritaciones sobre la piel.

Esterilización fría:
Aldehídos. Provienen de la oxidación simple de los alcoholes reaccionan con los grupo amínicos libres de
las proteínas precipitándolas dentro de este grupo están la formalina, el formaldehído este se utiliza en
diluciones 5:1 en agua el paraformaldehído entre otros.
Yodados. Los yodados inorgánicos son agentes bactericidas efectivos sin embargo tiñen las telas y el
material, incluso producen corrosión sobre el instrumental:
Fenoles o ácido carbólico es el agente germicida mas antiguo. Se utiliza cono esterilizante frió en
combinación con detergentes o jabones para aumentar su espectro.
Compuestos de cuaternario de amonio, como el cloruro de benzalconio son detergentes catiónicos
sintéticos que actúan sobre superficies disolviendo lípidos en las paredes y membranas celulares de las
bacterias.

Antisépticos y desinfectantes
Agentes tensoactivos (detergentes): Son agentes con baja tensión superficial, aumentan la
permeabilidad de la membrana celular facilitando la entrada de agua a la célula hasta que esta estalla.
Dentro de este grupo se encuentran los detergentes aniónicos y los catiónicos.
Aniónicos: Dentro de estos se encuentran los jabones, estos se disocian para formar iones de sodio mas
iones de ácidos grasos al haber esta unión estos ácidos forman un precipitado que flota en la superficie
del agua (saponificación de las grasas). Los cationes de estos detergentes pueden neutralizar los aniones
de los jabones al unirse químicamente. La acción del jabón ayuda a eliminar las bacterias y residuos en la
superficie de un cuerpo, sin embargo no poseen acción antibacteriana definida y necesitan la ayuda de
agentes antibacterianos mas fuertes. Ejemplo: sulfato de cetilio y sodio .
Catiónicos: Tienen acción contra gram positivos y gram negativos los últimos solo reaccionan a
concentraciones altas, su toxicidad es baja, mantienen aséptico el material previamente esterilizado, se
utilizan sobre la piel cuando se mezclan con soluciones alcohólicas a manera de tinturas, como
promotores de crecimiento en el alimento y como germicidas en tapetes sanitarios. Ejemplo cuaternarios
de amonio.
Alcoholes: Posee afinidad por las partes lipoideas del germen y destruye su cubierta lipídica de la
membrana celular, en concentraciones mas altas coagula las proteínas. Entre estos se encuentran el
alcohol etílico, el propilenglicol en asociación de desinfectantes como los halógenos.
Aldehídos: (ya explicado en la esterilización fría)
Halógenos: Estos agentes actúan oxidando y liberando el oxígeno proveniente de los tejidos entre estos
están: flúor, cloro, bromo, yodo, astato. El cloro actúa como tóxico potente para los protoplasmas vivos,
antes se utilizaba para lavar las heridas y tratar tejidos necróticos, atacando a formas vegetativas y
esporas. En la actualidad se utiliza muy poco el cloro para tratar las heridas ya que su efecto irritante
estimula el desarrollo de tejido de granulación, la actividad del cloro disminuye conforme el pH aumenta.
El yodo se combina con el alcohol y actúa contra la flora bacteriana de la piel, existen preparaciones de
yodo que tienen efecto amortiguador del pH. Estas soluciones carecen de acción antimicrobiana.
El bromo se utiliza para preparar colorante e indicadores, es poco soluble en agua, soluble en alcohol,
humectante y corrosivo.

Agentes oxidantes: Produce oxidación y liberación de oxigeno de los tejidos inactivando la materia
orgánica al igual que los halógenos. liberando también cloro o yodo. inhiben por breve tiempo la
proliferación de microorganismos anaerobios. no destruyen esporas. Entre estos se encuentran el ozono.
el peróxido de hidrógeno. el permanganato de potasio y el clorato de potasio entre otros.
Fenoles: Este grupo se obtiene de la destilación del carbón de hulla. Su acción es sobre las proteínas ya
que las coagula. también en presencia de oxigeno la molécula se reordena perdiendo 2 moléculas de
hidrógeno formando agua con el oxígeno. otro mecanismo de acción es dañar la permeabilidad de la
célula e interviene en el metabolismo de la glucosa y el succinato de sodio. En Temperatura ambiente es
sólido. soluble en agua en una proporción de 1:10. además de soluble en alcohol y éter. Localmente tiene
acción antiséptica, bactericida y fungicida. En caso de concentraciones altas (mas del 2%) penetra con
facilidad en los tejidos produciendo envenenamiento agudo. el único método para retirarlo es con
torundas de alcohol. debido a que éste lo atrae por su gradiente de concentración y lo solubiliza.
Desventajas costoso. los alimentos absorben rápido el a olor, actúa en presencia de materia orgánica. útil
en pisos techos etc.
Cresoles y sus derivados: de naturaleza fenólica pero con un radical metil. Su acción es semejante a la
del fenol pero menos irritante, recién preparado el cresol es liquido e incoloro, después de estar expuesto
a la luz adquiere un color rosado, su acción bactericida es mucho mejor que la del fenol (10 veces mas)
sobre todo contra bacterias acidorresistentes, es buen parasiticida. no actúa contra esporulados y es poco
viricida. La adición de materia orgánica reduce la actividad de estos. La creolina es un liquido denso. rojo
oscuro, con olor a alquitrán que al mezclarse con agua forma una emulsión lactascente, se utiliza en
instalaciones como desinfectante y desodorizante.
Álcalis: La cal al combinarla con agua forma hidróxido de calcio posee un alto poder desinfectante al
liberar gran cantidad de calor. Sin embargo se recomienda mezclarla con creolina (2%) y formol (3%) ya
que esta mezcla es bactericida esporicida y desodorante, se utiliza en pisos de laboratorios y lugares
como cuarentenas su concentración debe ser no mas del 2% ya que causa serios problemas en el
subsuelo.
Desinfectante Nombre comercial Concentración Usos Recomendaciones

Jabones aniónicos
Jabones catiónicos-
cuaternarios
Aniónicos:
Jabón de sodio Jabón de sodio Limpieza de locales, Fácil uso y relativamente
equipo y vehículos barato.
No es muy recomendable
en esporas contra hongos,
virus y microorganismos
acidorresistentes.
Jabón de potasio Jabón de potasio Limpieza de locales, equipo
y vehículos. Se usa
principalmente contra
microorganismos gram
positivos.
Catiónicos:
Cloruro de benzalconio Benzal 1: 1 00 Antiséptico local Su actividad disminuye en
Zejirán 1: 1 000 Desinfección de equipo presencia de materia
lechero e instrumental. orgánica. Es menos
quirúrgico, empacadoras activo en pH ácido e
de carne y plantas de incompatible con jabones
manejo de alimentos. y detergentes aniónicos.

Alki-dimetil-cloruro de Amofor-Vrot 10 ml/2 L H 20 Desinfección ordinaria. Su actividad disminuye


benzalconio 4.750 g. Eliminación de en presencia de materia
microorganismos y esporas orgánica. Es menos y activo
Formaldehído 27.000 g expulsadas por los animales en pH ácido e incompatible
enfermos y que contaminan con jabones y detergentes
Alcohol metílico 8.400 g los edificios, instalaciones y aniónicos.
Alcohol etílico 25.250 g objetos que tuvieron
contacto con el animal.
Desinfectante Nombre comercial Concentración Usos Recomendaciones
Cloruro de bencetonio Femerol 1: 1 000 Desinfección de equipo y Su actividad
antiséptico local. disminuye en
Hyamina
presencia de materia
orgánica. Es menos activo
en pH ácido e incompatible
con jabones y detergentes
aniónicos
Cloruro de cetilpiridinio Cloruro de cetilpiridinio 1: 100 Desinfección de equipo y Igual al anterior. Altas
antiséptico local. concentraciones producen
gran mortalidad.
1: 10 000

Dodecil-dimetil Septasel 2.5 a 5 g/10 L H2O Desinfección en general, Eficaz contra bacterias,
instalaciones, equipo y hongos y
Amonio carbamil 0.5 g/10 L H2O
utensilios para alimentos,
Clartrato de bromuro ubres y manos
Cetrimida 1% Antiséptico local Usado en altas
0.1 % Equipo lechero y manos concentraciones, es
0.5% Crema para sellar tetas irritante Si se usa para
tratar otitis externas es
ototóxico
Aldehídos y alcoholes
Formaldehído, 37% de gas Formaldehído 1 a 2% 50 ml cada 30 m3 Viricida rápido y eficaz. Exposiciones
Fumigación de edificios prolongadas son dañinas.
Mata el epitelio escamoso,
produciendo
desensibilización.
Formaldehído al 8%; en Formaldehído Desinfección instrumental Irrita tejidos y ojos.
alcohol al 70% Causa endurecimiento y
arrugamiento de tejidos.
En solución alcohólica es
inflamable. Casi nunca se
usa.
Desinfectante Nombre comercial Concentración Usos Recomendaciones
Alcohol Alcohol No se emplea solo. No se usa solo. No se usa solo.
Alcohol + agua Alcohol 90°, 70° Tópicas Antiséptico y germicida. El alcohol de 70% es el
más eficaz.
Formol + sulfato de cobre Formol + sulfato de cobre 3% Lavado de cascos y Muy eficaz para controlar
pezuñas. laminitis y
2%
Gabarro.
Formaldehído con Paraformaldehído Para eliminar el virus del El gas es tóxico e irritante
permanganato de potasio. Parvovirus canino (en gas) el para piel y ojos. El líquido
y para controlar y tratar es Irritante; también su
gabarro. (líquido, 200° C).
efecto en pezuña dura
una semana.
Glutaraldehído 2% Desinfección y esterilización Es más eficaz a 70°C;
de instrumental delicado. para esterilizar se necesitan
Viricida eficaz 10 a 12 h.
Oxidantes:

Peróxido de hidrógeno Agua oxigenada 3% 1: 10 000 Antiséptico tópico y No se usa en cavidades


desinfección de locales cerradas.

Permanganato de potasio 1: 10 000 En fumigación de huevo. En Es irritante y cáustico.


problemas de balanitis.
Peróxido de zinc Actúa contra -
microcerófilos y algunos
aerobios como estreptococo
hemolítico.
Oxido de etileno; dióxido de Oxido de etileno Bactericida. Viricida: Ácida en presencia de
carbono. Enterovirus, Paramixovirus, materia orgánica
Poxvirus y Parvovirus.
Álcalis
Sosa cáustica Lejía 2 al 5% durante 12 h En brotes de cólera porcino, De uso común a nivel rural.
brucelosis, erisipela porcina Debe poseer no menos de
y otros. 94% de hidróxido de sodio.
Desinfectante Nombre comercial Concentración Usos Recomendaciones
Cal y derivados
Oxido de cal (cal ‘viva’) No menos de 95% Lechada de cal o polvo para De uso común a nivel rural.
desinfección de patios y
locales. En brotes de
brucelosis, salmonelosis y
pasteurelosis
Hidróxido de calcio No menos de 0.14 g, de cal Se aplica sobre excretas, De uso común a nivel rural.
(O H)2 por cada 100 cm3 de para desinfección de Fácil manejo y, bajo costo.
agua a temperatura a 25° locales, patios, establos,
C. brotes de brucelosis,
pasteurelosis y
salmonelosis.
Solución sulfurada de cal Erradicación de parásitos De uso común a nivel rural.
externos. Costo. Fácil manejo y bajo
costo.
Fenoles:
Fenol 1% Antibiótico local.
Desinfección de
3a4% instrumentos, locales y
equipo.
5%

Fenoles sintéticos 20.5g de Ambietrol 4 ml/L H2O Actúa contra bacterias, Actúa en presencia de
concentración 12 ml/L VIRUS y hongos causantes materia orgánica. Jabones,
Detergentes 9.6 g de las principales detergentes, aguas duras y
enfermedades en bovinos, en medios ácidos o
porcinos, equinos, ovinos, alcalinos; no es cáustico,
caninos, felinos, aves, corrosivo o volátil. Es
conejos, etc. atóxico.
Cresol (Lisol) 2% Desinfección de locales y
equipo.
Solución jabonosa de cresol Solución jabonosa de cresol 2 % Desinfección de locales y
al 50 %. al 50 %. equipo.
Timol Timol 1 a 10 % Desinfección de locales y
equipo.
Desinfectante Nombre comercial Concentración Usos Recomendaciones
Ácidos para antisepsia y
desinfección (orgánicos
e inorgánicos)
Ácido clorhídrico HCl Solución al 4 % En brotes de salmonelosis Alto costo, difícil aplicación
H2SO4 1: 1 000 solución. y toxicidad.
Ácido bórico Ácido bórico 2 % en solución en agua o Acción contra bacterias En concentraciones altas es
polvo. menos resistentes. Se sumamente tóxico. Puede
emplea de manera ilegal producir quemaduras de
como conservador de primer grado.
alimentos.
Ácido salicílico Fungicida en piel Se usa sobre todo en tiñas
y Enfermedades producidas
por hongos.
Ácido mandélico 12 g diarios Contra infecciones de vías
urinarias.
Ácido benzoico 0.1 % Conservador de alimento Los ésteres de este
ácido se emplean como
conservadores
antimicrobianos de otros
medicamentos.
Ácido carbólico 1 a 5%. Solución templada Desinfección de establos, Son venenosos y no pueden
o Caliente. Cuadras y gallineros. Usarse en la desinfección
de utensilios para manejo
de alimentos.
Ácido fosfórico
Con yodóforos de pH ácido 800 mg/L/h a 25°C durante Desinfección de Casetas de
(3 a 5) 20 h. aves contaminadas contra
salmonella.
Antisépticos y
desinfectantes
halogenados
Yodo Yodo Aplicación tópica No se usa como tal Es cáustico e irritante.
Yodo al 2%
Desinfectante Nombre comercial Concentración Usos Recomendaciones
Yoduro de sodio en alcohol Tintura de yodo y yodoformo Aplicación tópica Desinfectante, más eficaz para Dermatitis en individuos
piel intacta. hipersensibles.
(2.4)
Betadine (povidona- yodo) Betadine Aplicación tópica Desinfectante de piel y de Se inactiva en presencia de
instrumentos. material orgánico.
Yodo + agua Yodo diluido 5 000 mg/L H20 Desinfección de tetas
(Staphylococcus aureus)
Complejo yodo-etanol Nonil- Vanodine Desinfectante yodado para
limpieza y desinfección de
fenol- polioxietilenpileno y
locales y equipo de las
(2.5% de yodo disponible) instalaciones pequeñas.
21.95g ácido fosfórico al 100%
12.489 Vehículo cbp 100 ml.
Complejo yodo- Yodo domado 30 ml/10 L Poderoso desinfectante y Recomendado en: avicultura,
detergente de amplio espectro. porcicultura. Industria lechera,
alquilenoxipolioxietilenetanol
No tóxico. Actúa en presencia rastros, empacadoras, barcos
Ácido fosfórico 3g de residuos orgánicos, los pesqueros y frigoríficos.
Vehículo cbp 100 ml elimina, penetra en grietas y
Ácido sulfúrico superficies porosas.
Nonil- fenoxipolioxietilen- Yodo-Germ-4 1 L/600 L de agua Desinfección de superficies de
etanol yodo (4% de yodo edificios, instalaciones e
disponible) 20 g implementos de plantas
Ácido fosfórico 1g avícolas y ganaderas
Vehículo cbp 100 ml
Complejo de polihidroxiclina Xenodine 0.3 a 0.9% Antiséptico local para antes de En concentraciones de 1: 10 es
la cirugía, vaginitis, úlceras
irritante.
corneales.

Cloro Cloro 0.2 a 20 ppm Desinfección de agua potable, Utilizar derivados porque causa
aguas negras, piscinas, manos envenenamiento grave en
de ordeñadores, ubres de concentraciones de 1: 1000000
vacas, vasos, platos, etc. menos. Se. inactiva en
Brotes de salmonelosis, presencia de materia orgánica
Staphylococcus aureus.
Desinfección de huevos.
Hipoclorito (NaOCl) NaOCl 0.5% Mismo uso que el anterior. Mismas recomendaciones.
Tiene efecto según la cantidad
de materia orgánica.
Fascículo anexo II: Bibliografía básica recomendada para cirugía.
Alexander A. Técnica quirúrgica en animales domésticos. 5a ed. México: Interamericana, 1983.
Allen AR, Knetcht, CD, Williams DF. Fundamental techniques in veterinary surgery. Philadelphia: W.B.
Saunders Company, 1987.
Ametler RE. Educación quirúrgica básica. México: Ametler Reventos, 1982.
Amman K. Métodos de sutura en cirugía veterinaria. 2a ed. Barcelona: C.E.C.S.A.
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Bedford PGC. Atlas de técnicas quirúrgicas caninas. España: Acribia, 1990.
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Betts. Manual de terapéutica quirúrgica en pequeños animales. México: Salvat, 1988.
Binnington AG. Toma de decisiones en cirugía. México: Intermericana, McGraw- Hill, 1991.
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Brinker WO, Piermatei DL and Flo GL. Handbook of small animal orthopedics and fracture treatment
Philadelphia: W.B. Saunders Company, 1983.
Brinker WO, Hohn RB, Pieurm WO. Manual of internal fixation in small animals. New York: Springer-
Verlag, 1984.
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Bojrab MJ. Diseases mechanisms in small animal surgery . Philadelphia: Lea & Febiger, 1993.
Bojrab MJ. Medicina y cirugía en pequeñas especies. México: CECSA, 1980.
Bojrab MJ. Pathophysiology in small animal surgery. Philadelphia: Lea & Febiger, 1981.
Bojrab MJ. Técnicas actuales de cirugía en animales pequeños., Buenos Aires, Argentina: Intermédica,
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Hickman J. Atlas de cirugía veterinaria: México: Continental, 1976.
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Jurgen T. El siglo de los cirujanos. Barcelona: Destino, 1979.
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Philadelphia: W. B. Saunders Company, 1987.
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Saunders Company, 1982.
Summer-Smith G. Toma de decisiones en cirugía ortopédica. México: Interamericana, McGraw-Hill.
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Tista O. Fundamentos de cirugía en animales. México: Trillas, 1993.
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Tista O. Anatomofisiología comparada en oftalmología. México: UNAM, 1991.
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Yael AS. Manual de cirugía. Los cinco principios básicos (Tesis de licenciatura). México (DF) México:
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Yager. Color atlas and text surgical pathology dog and cal dermapathology. St. Louis: CV. Mosby, 1993.

Publicaciones periódicas:

American Journal of Veterinary Surgery.


American Journal of Veterinary Research. Canadian Veterinary Journal.
Canadian Journal of Veterinary Research. Problems in Veterinary Surgery.
Progress in Veterinary Neurology.
Seminars in Veterinary Medicine and Surgery. (Small animal).
The Veterinary Clinics of North America. Small Animal Practice.
Fascículo anexo III: Dosificación de tranquilizantes y anestésicos endovenosos mas
frecuentes en perros y gatos.
MEDICACIÓN PREANESTÉSICA
a) ANTICOLINÉRGICOS:
FÁRMACO DOSIS
Sulfato de atropina 0.02-0.044 mg/kg. IV, 1M, SC
Glicopirrolato 0.005-0.01 mg/kg. IV, 1M, SC
b) TRANQUILIZANTES:
GRUPO FÁRMACO DOSIS
Fenotiacínicos Acepromacina Sedante: 0.05-0.1 mg/kg. IV, IM
Tranquilizante: 0.5-1 mg/kg . IV, IM
Propiopromacina Sedante: 0.05-0.1 mg/kg. IV, IM
Tranquilizante: 0.5-1 mg/kg. IV, IM
Grandes Especies: 0.1-0.2 mg/kg . IV, IM
Benzodiacepinas Diacepan 0.2-0.4 mg/kg . IV, IM
Midazolam 0.1-0.3 mg/ kg . IV, IM, SC
Butirofenonas Dehidrobezperidol 0.5-1 mg/kg. IV
(Droperidol)
c) SEDANTE:
DOSIS
Tiacinas Pequeñas especies 2% Sedante: 0.05-0.1 mg/kg. IV, IM
(Xilacina) Tranquilizante: 0.5-1 mg/kg. IV, IM
Bovinos 2%: 0.1-0.3 mg/kg. IV, IM
Equinos 10%: 1 mg/kg IV, IM
Detomidina Pequeñas especies 80-120 microgramos/kg (0.02 mg/kg.) IV
Grandes especies 20-40 microgramos/kg. (ligera) IV
40-80 microgramos/kg (moderada) IV
80-150 microgramos/kg (fuerte) IV
Romifidina Equinos 0.04-0.12 mg/kg. IV
d) SEDANTE ANALGÉSICO NARCÓTICO:
ACCIÓN FÁRMACO DOSIS
Agonista puro Oximorfina 0.02 mg/kg IV , IM
Agonista-Antagonista Fentanilo 0.1 mg/kg IV, IM
Butorfanol 0.2-0.4 mg/kg IV, IM
Nalbufina 0.1- 0.2 mg/kg IV, IM
Buprenorfina 0.005-0.01 mg/kg IV, IM
Antagonista Nalorfina 1 mg/kg IV, IM, SC
Levalorfan 0.2-2 mg/kg IV
Naloxona 0.2 mg/kg IV, IM, SC
ANESTÉSICOS INYECTABLES
a) BARBITURICOS
FÁRMACO DOSIS
Pentobarbital Sódico 25-30 mg/kg IV
Tiopental Sódico 15-17 mg/kg. IV para anestesia quirúrgica
8-10 mg/kg como agente inductor
Tiaminal Sódico 10-35 mg/kg IV
Metohexital Sádico 4-6 mg/kg IV
b) ANESTESICOS DISOCIATIVOS:
FÁRMACO DOSIS
Ketamina 20 mg/kg IV, IM
Tiletamina-Zolacepam Perros: 7.5-15 mg/kg IM
5-10 mg/kg IV
Gatos: 10-15 mg/kg IM
5-7.5 mg/kg IV
c) NEUROLEPTOANALGESIA:
Fentanyl 0.1 mg/kg + Diacepam 0.2 mg/kg IM, IV
Fentanyl-Droperidol 0.5ml/30 kg IV
(Innovar-vet)
Oximorfina 0.02-0.2 mg/kg + Midazolam 0.2-0.6 mg/kg IM, IV
Oximorfina 0.02-0.2 mg/kg + Acepromacina 0.02-0.6 mg/kg IM, IV
Oximorfina 0.02-0.2 mg/kg + Diacepam 0.2-0.6 mg/kg IM, IV
Butorfanol 0.2-0.4 mg/kg + Acepromacina 0.02-0.05 mg/kg IM, IV
Butorfanol 0.2-0.4 mg/kg + Diacepam 0.2-0.6 mg/kg IM, IV
Nalbufina 0.1-0.2 mg/kg + Acepromacina 0.02-0.05 mg/kg IM, IV
Nalbufina 0.1-0.2 mg/kg + Diacepam 0.2-0.6 mg/kg IM, IV
d) OTROS
TIPO FÁRMACO DOSIS
Hipnótico-Sedante Etomidato 0.5-1.5 mg/kg
Hasta 3 mg/kg IM, IV
Metomidato 10 mg/kg IM
Alfa 2 agonista Medetomidina 15 microgramos/kg IM
Anestésico inyectable Propofol Inducción: 2-8 mg/kg (prom. 6 mg/kg)
IV lento (25% de la dosis c/30 seg)
Mantenimiento en infusión: 5-10mg (0.5-1 ml
por cada 12-25 kg c/minuto.
Bloqueador Atracurio 0.1 mg/kg
neuromuscular
Analgésico local Lidocaína 2 % 5 mg/kg No exceder de 10 ml
(epidural)
Bupivacaína 0.75 % 1 ml/4.5 kg/min (0.22 ml/kg)
Antídoto xilacina Yohimbina 0.1 mg/kg IM, IV
Estimulante respiratorio Doxapram 1 mg/Kg IM, IV

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