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Diego Ticchione Sáez

Análisis crítico de “Sobre verdad y mentira en sentido extramoral” (Nietzsche)


El siguiente análisis crítico tiene como objetivo exponer dos afirmaciones bajo las que
Friedrich Nietzsche construiría su tesis y su texto en general; dichas afirmaciones serían aceptadas
por el autor y serían esenciales para la crítica que él realiza al conocimiento de la humanidad (tema
que será visto en los próximos párrafos).
La primera fase del presente texto será protocolar, es decir, se expondrá una síntesis del
texto tratado, mostrando así el objetivo del autor y los argumentos con los que sustenta el texto
mismo. La segunda fase se centrará en explicar las afirmaciones bajo las que el texto se construye,
para luego ver si existen relaciones entre aquellas mismas.
Nietzsche en su texto propone que el conocimiento de la humanidad tiene su fin en la
conservación propia de esta especie, esto porque los humanos serían más débiles que otras especies,
las cuales están dotadas de otras cualidades (corporales en su mayoría) para poder sobrevivir,
mientras que la especie humana no poseería cualidades que le permitan sobrevivir, salvo el propio
intelecto.
El intelecto se da para el autor como la herramienta que permite falsear la realidad y
permite -dentro de este- establecer criterios de verdad y mentira, los cuales fuera del conocimiento
no tendrían validez en tanto los criterios sólo se dan de manera que permiten a los seres humanos
establecer su propia realidad para sobrevivir.
El modo en que el intelecto opera es primeramente nominativo, es decir, nombra. ¿Qué
nombra? Lo que al sujeto se le aparece. Es importante realizar un alcance en este punto, pues hay
que aclarar que para Nietzsche el conocimiento acerca de las cosas sería limitado en tanto las cosas
fuera de la misma percepción serían distintas a como son percibidas, y además la manera de
nombrar se daría por las palabras, las cuales serían sonidos emitidos que se organizan por impulsos
nerviosos, los cuales partirían desde estímulos. En segundo punto el intelecto opera hacia establecer
criterios, aquí se verían los criterios de verdad y mentira. La comunidad lingüística (un grupo de
humanos que viven en conjunto) establece entonces -a medida que nombra cosas que aparecen- el
criterio de verdad, el cual sería ocupar el lenguaje establecido acorde a lo aparecido; mientras que la
mentira sería ocupar el lenguaje establecido desacorde a lo aparecido (o lo acontecido). Una
salvedad que hace Nietzsche aquí es mostrar que los seres humanos se alejarían de quién miente, lo
expulsarían de la comunidad por así decirlo. Otro punto que es importante mostrar es que para el
autor el lenguaje opera de modo que los conceptos acerca de las cosas igualan las desigualdades, o,
mejor dicho, conservan los parecidos entre las cosas que los mismos conceptos nombran, dejando
así las diferencias que existen entre las cosas nombradas fuera de estos.
El intelecto al operar a través del lenguaje tendría un carácter de arbitrariedad, es decir,
estaría sujeto a quienes lo usen; es en esta parte donde Nietzsche evidencia que entonces todo
conocimiento humano queda sólo en eso, en ser para el humano. Aquí el autor establece una crítica
a quienes buscan verdades e intereses universales, pues estos tendrían un interés indiferente al
conocimiento, por lo que el interés hacia este olvidaría el objetivo de la sobrevivencia. Para
Nietzsche estos hombres serían los filósofos.
Según el autor toda especie se sentiría el centro del universo, lo que desembocaría en que
toda especie se sentiría superior en tanto cree que las cosas operan teniendo a ella misma misma
como objetivo; y de esto los humanos no escapan, pues todo conocimiento que crean -a pesar de ser
únicamente humano- lo entienden como algo verdadero fuera de sí mismo, olvidando nuevamente
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que el conocimiento sólo está a favor de la sobrevivencia debido a la debilidad de la especie


humana. Cabe también decir que la humanidad no sólo se sentiría centro del universo, sino que
tiene también por condición el tener intelecto, la herramienta con la que falsea y crea realidad,
herramienta que está siempre ligada al ser humano, de la cual no puede desentenderse.
En la segunda y última parte del texto, el filósofo expone cual sería el rol de la ciencia: la
ciencia explicaría el mundo empírico (antropomórfico en palabras de él), esto para darle un orden a
la realidad humana, y así poder otorgarle a esta misma un sustento para dar lugar a otras creaciones
y poder además ordenar -y explicar- las ya creadas.
Si bien puede interpretarse que la postura de Nietzsche es -por así decirlo- anti
conocimiento, hay que tener a la vista que el autor apoya el falsear la realidad a través del lenguaje,
ya que el acto de falsear muestra la voluntad que tiene la humanidad por sobrevivir -el artista sería
para Nietzsche un gran falseador pues crearía una ficción que trataría de retratar la realidad tal como
es presentada- el problema se presenta cuando -como se dijo anteriormente- el ser humano empieza
a buscar intereses y verdades universales, pues estas búsquedas de universales olvidarían el
principio de todo conocimiento en tanto intentan explicar las cosas como si el conocimiento tuviera
verdad fuera de sí mimo.
En el texto es posible ver dos certezas: Primero, que nada es verdad fuera del
conocimiento/intelecto en tanto la humanidad es la que construye su propia realidad en tanto genera
-a través del lenguaje- conceptos y criterios, los cuales tienen validez únicamente dentro de los
mismos seres humanos, esto debido a ser realidad formada por ellos y para ellos. Y, segundo, que el
ser humano tiene el impulso de vivir, pues para esto es que construye su realidad a través del
intelecto. Ahora bien ¿cuál o cuáles son las relaciones y diferencias entre estas dos certezas que
tiene Nietzsche? Primeramente, hay que ver que estas dos proposiciones son para el filósofo
certezas que están más allá de las creaciones humanas mismas, pues estas dos premisas intentan
explicar el por qué la humanidad ocuparía el intelecto para sobrevivir (principalmente).
La segunda proposición mostraría un carácter base para la posibilidad del desarrollo del
intelecto; se explicaría así: el ser humano intenta vivir, esta proposición se puede ver en la siguiente
cita: En la medida en que el individuo quiera conservarse frente a otros individuos, en un estado
natural de las cosas, tendrá que usar el intelecto (Nietzsche, 1873, pág. 4). El proceso que parte
desde el querer vivir sería: ¿cómo intentará conservarse el individuo? A través de sus capacidades,
¿Cuáles son sus capacidades? Principalmente el intelecto, ¿cómo opera el intelecto? Nombrando las
cosas que se le aparecen. Ya es posible ver la primera relación, la cual es que la voluntad de vivir de
la humanidad se desarrolla a través de su intelecto. Pero ¿por qué existe esta voluntad de vivir? Si
se hace revisión en el texto, se puede ir al micro-cuento con el que Nietzsche introduce su tesis: En
algún apartado rincón del universo, desperdigado de innumerables y centelleantes sistemas
solares, hubo una vez un astro en el que animales astutos inventaron el conocer (...) Tras unas
respiraciones de la naturaleza, el astro se entumeció y los animales tuvieron que perecer (pág. 3).
Desde esta cita se puede ver en primer orden la postura de Nietzsche respecto del conocimiento y lo
que los humanos han hecho con él, el cual sería insignificante para el universo, y, por lo tanto, sólo
tendría un objetivo para la humanidad; pero se cae nuevamente en la pregunta ¿por qué la
humanidad intenta sobrevivir? Una posible respuesta sería: sólo por sobrevivir, no hay mayor
objetivo en la humanidad en la sobrevivencia que esta misma; de hecho, todo sentido de vida sería
también una creación del intelecto -creación que puede estar sujeta a hipocresías,
enmascaramientos encubridores, y otras características en palabras de Nietzsche (pág. 4). Es
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probable que esta respuesta sea acertada, ya que fuera de toda estructura creada por el ser humano
para responder a la pregunta anterior, no hay nada salvo una especie sobreviviendo.
Desde la primera proposición -y el texto en general- se puede observar cómo opera el
intelecto además de nombrar las cosas mismas (y hacer que los individuos se sientan con el poder
de creer que sus verdades son universales). Existen conceptos y criterios de veracidad y falsedad en
primera medida; dentro de la realidad creada entre las dos primeras partes existen -por ejemplo-
ideas, objetos, sentimientos, etc. También existe la ciencia, la cual intenta explicar desde las mismas
estructuras creadas al mundo que experimenta a través de las experiencias. Dice Nietzsche respecto
de lo afirmado anteriormente: Como hemos visto, en la construcción de los conceptos trabaja
originariamente el lenguaje, más tarde la ciencia. Y así como la abeja construye las celdas y
simultáneamente las rellena de miel, así también la ciencia trabaja sin cesar en ese gran
columbarium de los conceptos.1 A partir de esta cita es posible afirmar que el conocimiento del ser
humano no construiría una realidad desordenada, sino fundamentada desde y para sí misma, y
además explicada -por la labor de las ciencias-. La primera proposición mostraría entonces que el
intelecto humano haría su trabajo acorde a su objetivo en tanto logra que la especie humana pueda
preservar su existencia; existencia que mostraría un impulso por mantenerse según lo visto en el
párrafo anterior.
El intelecto y la voluntad de vivir tendrían entonces para Nietzsche el nexo en ser el
primero una herramienta para la segunda, de este modo entonces la especie humana asegura su
existencia, la cual nace del impulso de querer vivir, construyendo -o falseando en palabras del
autor- la realidad.
Ahora bien, Nietzsche afirma una naturaleza ligada al impulso de vivir en la humanidad, la
cual es: vivir en sociedad. El autor en este punto explica: Pero, puesto que el hombre, tanto por
necesidad como por aburrimiento, desea existir en sociedad y gregariamente, precisa de un tratado
de paz, y conforme a éste, procura que, al menos, desaparezca de su mundo el más grande bellum
omnium contra omnes2 La proposición del filósofo declara que por naturaleza el humano tendería -
bajo el tratado de paz que establece con otros- a buscar la verdad, es decir, a desviar el objetivo del
conocimiento hacia la búsqueda de algo universal; y si se recurre a la postura de Nietzsche respecto
de la búsqueda de universales, se halla que está él en desacuerdo con esto ya que no aportaría a la
humanidad a preservarse como especie.
El intelecto y la voluntad de vivir tendrían entonces dos relaciones evidentes, la primera
sería que la voluntad de vivir de la humanidad se daría a través del intelecto, pues este es la
herramienta que poseen los humanos para poder sobrevivir, y en tanto el ser humano intente
sobrevivir la ocupará. La segunda relación sería que la voluntad de vivir se daría a través de
individuos en conjunto, y no cada uno por separado; esto porque -para Nietzsche- sería en primer
plano una necesidad. El problema se encontraría en que como la humanidad se preserva a través del
intelecto y en comunidad, el impulso por la verdad se daría inevitablemente debido a que estarían
los factores combinados (intelecto y sociedad), lo que desviaría al intelecto de su objetivo, pero el

1
necrópolis de las intuiciones; construye sin cesar nuevas y más elevadas plantas, apuntala, limpia y renueva
las celdas viejas y, sobre todo, se esfuerza en llenar ese colosal andamiaje que desmesuradamente ha apilado
y en ordenar dentro de él todo el mundo empírico, es decir, el mundo antropomórfico. (pág. 11)
2
Este tratado de paz conlleva algo que promete ser el primer paso para la consecución de ese enigmático
impulso hacia la verdad (pág. 4).
Diego Ticchione Sáez

intelecto al ser de humano tendría quizá esa naturaleza de enceguecerse frente a la propia
sobrevivencia de la especie a la que pertenece (la humanidad).

Trabajos citados
Nietzsche, F. (1873). Sobre verdad y mentira en sentido extramoral.

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