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lunes, 12 de marzo de 2018

La rebelión de Lucifer

LA REBELIÓN DE LUCIFER
¿SI DIOS ES BUENO PORQUE EXISTE EL MAL?
DIOS NO HIZO AL DIABLO, DIOS CREÓ UN ÁNGEL
DE LUZ QUE LIBREMENTE ESCOGIÓ EL MAL
Por Saulo de Tarso
Si Dios es bueno y existe ¿Por qué permite el mal? ¿Por
qué hay tanto sufrimiento en el mundo? Son las
preguntas que muchas personas se hacen.
Comencemos diciendo que lo quieran o no, lo sepan o
no, todo ser humano se encuentra envuelto en un
conflicto, una guerra entre el bien y el mal, entre la luz y
las tinieblas, entre la salvación y la condenación. Tal
conflicto nos envuelve a todos, como objeto y víctimas.
Ésta guerra tiene su origen antes del principio de los
tiempos, antes de que el hombre y el universo fueran
creados, cuando Dios creó a incontables espíritus
puros, seres de luz e infinita belleza llamados Ángeles.
Existe sin embargo un libro inspirado por Dios, un libro
llamado Biblia, que nos permite reunir los cabos sueltos
y conocer lo que pasó.
Pero antes de realizar su obra, Dios creó las leyes que
regirían su creación, las leyes de la física que regirían
el mundo material y las leyes naturales o morales que
regirían el cosmos y a sus criaturas.
A éstos ángeles de luz se les dotó desde el principio de
su creación de una ciencia infusa, es decir, los ángeles
nacieron sabiendo todo lo que debían saber, todos los
secretos del universo y las leyes que lo rigen. Tenían
también conocimiento de su creador, conocían a Dios,
pero no le podían ver, es decir, no gozaban de la visión
beatífica de Dios. Antes debían pasar una prueba, la
prueba de la SANTA OBEDIENCIA.
Todo rey en la tierra debe recibir el juramento de lealtad
y obediencia de todos y cada uno sus súbditos. Así
también los ángeles debían manifestar a Dios, a su
creador; lealtad, obediencia y adoración. Pero entre
todos ellos, entre todos los ángeles, había uno, que era
el más hermoso, el más poderoso, el más bello, el
predilecto de Dios. Ese ángel era el depositario de todas
las gracias angélicas y a su vez, era él, el encargado de
transmitirlas a todos los demás ángeles. Su nombre era
LUZBEL.
Sin embargo, ese ángel, al verse tan hermoso, tan
poderoso, al ver su belleza, su potencia, se enamoró de
sí mismo. En lugar de mirar a su Dios, a su creador, se
miró a sí mismo. Es que en su interior, había surgido el
germen de la maldad, de la envidia, del pecado. No era
tan fuerte aún, no como para revelarse. Así que al mirar
a todos los incontables ángeles postrarse ante Dios y
jurarle lealtad, obediencia y adoración, él también se
postró, pero no por amor, no por obediencia, sino
¡PORQUE NO TENÍA OPCIÓN!
Pero no pienses querido lector, que todo esto tomó a
Dios por sorpresa, Él que conoce los pensamientos de
todas sus criaturas, en un arranque de amor infinito
advirtió al hermoso ángel del peligro de sus
pensamientos. Jesucristo diría posteriormente que
Satanás es homicida desde el principio. Así que la Biblia
nos revela lo que Dios le dijo al primer homicida, en la
advertencia que le hizo a Caín, el primer homicida
humano, antes de matar a su hermano Abel.
«¿Por qué andas irritado, y por qué se ha abatido tu
rostro? ¿No es cierto que si obras bien podrás alzarlo?
Mas, si no obras bien, a la puerta está el pecado
acechando como fiera que te codicia, y a quien tienes
que dominar.» Génesis 4,6-7.
En un momento dado, Dios reveló a los ángeles la
creación de nuevos seres, hombres, de naturaleza
inferior a los ángeles, a los que Dios les daría el honor
de ser “hijos de Dios”, pues los ángeles no tienen la
gracia, el honor de ser hijos de Dios.
“En efecto, ¿a qué ángel dijo alguna vez: Hijo mío eres
tú; yo te he engendrado hoy; y también: Yo seré para él
Padre, y él será para mi Hijo? Hebreos 1,5.
También les reveló, que el hijo de Dios, la segunda
persona de la Santísima Trinidad, se haría hombre, y
aún como hombre los ángeles tendrían que adorarlo.
“Y nuevamente al introducir a su Primogénito en el
mundo dice: Y adórenle todos los ángeles de Dios”
Hebreos 1,6.
Adorar y postrarse ante una naturaleza inferior a la
suya, era algo que Luzbel no pudo soportar. ¿Yo, adorar
a Dios hecho hombre? ¡Jamás! Y gritó con voz
luciferiana una exclamación que estremecería el cielo:
¡YO NO SERVIRÉ! Porque ¡¿QUIÉN ES COMO
YO?!
Al fin el pecado surgido en el interior de Luzbel había
adquirido la fuerza para rebelarse, porque Dios lo había
hecho tan bello, tan excelso, que la Sagrada Escritura
nos lo cuenta así:

“...Así dice el Señor Yahveh: Eras el sello de una obra


maestra, lleno de sabiduría, acabado en belleza. En
Edén estabas, en el jardín de Dios. Toda suerte de
piedras preciosas formaban tu manto: rubí, topacio,
diamante, crisólito, piedra de ónice, jaspe, zafiro,
malaquita, esmeralda; en oro estaban labrados los
aretes y pinjantes que llevabas, aderezados desde el
día de tu creación. Querubín protector de alas
desplegadas te había hecho yo, estabas en el monte
santo de Dios, caminabas entre piedras de fuego. Fuiste
perfecto en tu conducta desde el día de tu creación,
hasta el día en que se halló iniquidad en ti. Por la
amplitud de tu comercio se ha llenado tu interior de
violencia, y has pecado. Y yo te he degradado del monte
de Dios, y te he eliminado, querubín protector, de en
medio de las piedras de fuego. Tu corazón se ha
pagado de tu belleza, has corrompido tu sabiduría por
causa de tu esplendor. Yo te he precipitado en tierra, te
he expuesto como espectáculo a los reyes. Por la
multitud de tus culpas por la inmoralidad de tu comercio,
has profanado tus santuarios. Y yo he sacado de ti
mismo el fuego que te ha devorado; te he reducido a
ceniza sobre la tierra, a los ojos de todos los que te
miraban. Todos los pueblos que te conocían están
pasmados por ti. Eres un objeto de espanto, y has
desaparecido para siempre” Ezequiel 28,12-19.
Inmediatamente, Luzbel comenzó a sembrar la
discordia entre los demás ángeles, pintando a Dios
como un opresor. Recordemos cómo Satanás, sembró
la discordia entre Dios y el hombre al decir a la mujer:
“Dios no quiere que coman porque el día que lo hagan,
seréis como dioses” ¿Qué fue lo que Luzbel prometió a
los ángeles si se rebelaban contra Dios y lo seguían a
él?

“¡Cómo has caído de los cielos, Lucero, hijo de la


Aurora! ¡Has sido abatido a tierra, dominador de
naciones! Tú que habías dicho en tu corazón: «Al cielo
voy a subir, por encima de las estrellas de Dios alzaré
mi trono, y me sentaré en el Monte de la Reunión, en el
extremo norte. Subiré a las alturas del nublado, me
asemejaré al Altísimo” Isaías 14,12-14.
Y una tercera parte de los ángeles de Dios lo
escucharon y le creyeron. ¿Cómo fue posible, que seres
de luz perfectos y tan inteligentes creyeran que Luzbel
podía poner su trono por encima del trono de Dios y
reinar sobre ellos (las estrellas de Dios)? ¿En qué
momento se le ocurrió a Luzbel, que podría derrocar a
Dios?
Ante todo debemos tomar en cuenta que Luzbel era
muy querido, respetado y admirado por los demás
ángeles, y que hasta ese momento los ángeles no
tenían malicia y nunca habían escuchado una mentira.
Con cuánta razón diría Jesucristo que, ¡Satanás es el
padre de la mentira! Juan 8,44.
¿CÓMO REACCIONARÍA DIOS ANTE LA REBELIÓN
DE SU ÁNGEL PREDILECTO?
Primero que nada, Dios experimentó un profundo dolor
y decepción.
Él podía terminar la rebelión destruyendo a Lucifer, pero
eso, lejos de solucionar las cosas, las empeoraría, y
ante los ojos de los demás ángeles rebeldes, significaría
que Luzbel tenía razón.
Obedecerían a Dios, no por amor, ni por propia
voluntad, sino por miedo a las represalias. Y el amor, la
lealtad, la obediencia, para que sean genuinos ¡tienen
que ser libres! El libre albedrío es algo tan sagrado para
Dios, que Él mismo, jamás violaría nuestra voluntad.
Si Dios quisiera exterminar la maldad, tendría que
destruir a todos los seres humanos, pues en mayor o
menor medida, tú querido lector, y yo, somos todos
pecadores. La libertad es un don precioso que Dios nos
dio, de lo contrario, sólo seríamos robots, siguiendo
instrucciones programadas.
Pero la libertad también tiene sus desventajas. Como
que alguien decida rebelarse contra el orden
establecido por Dios. La libertad lleva implícito el riesgo
de la rebeldía. ¿Qué decisión tomaría Dios? Sin duda la
más sabia…
“Los siervos del amo se acercaron a decirle: "Señor,
¿no sembraste semilla buena en tu campo? ¿Cómo es
que tiene cizaña?" El les contestó: "Algún enemigo ha
hecho esto." Dícenle los siervos: "¿Quieres, pues, que
vayamos a recogerla?" Díceles: "No, no sea que, al
recoger la cizaña, arranquéis a la vez el trigo. Dejad que
ambos crezcan juntos hasta la siega. Y al tiempo de la
siega, diré a los segadores: Recoged primero la cizaña
y atadla en gavillas para quemarla, y el trigo recogedlo
en mi granero."» Mateo 13,27-30.

Lucifer y sus ángeles no podían permanecer en el cielo


para seguir sembrando la discordia y atentando contra
el gobierno de Dios. Pero una cosa era clara, ellos no
se irían voluntariamente. No quedaba sino un sólo
camino… ¡LA GUERRA!
Cuando estuvo en la tierra, Jesucristo declaró ante
Pilatos: «Mi Reino no es de este mundo. Si mi Reino
fuese de este mundo, mi gente habría combatido para
que no fuese entregado a los judíos: pero mi Reino no
es de aquí.» Juan 18,36 Y EN EL CIELO, EN SU
MUNDO, EN SU REINO, SUS SERVIDORES FUERON
A LA GUERRA POR SU SEÑOR, POR SU REY, POR
SU DIOS...
¿Cómo se peleó, qué armas se utilizaron y cuánto duró?
Son cosas que la mente humana no puede comprender,
sólo sabemos que a diferencia de Lucifer, que se miró a
sí mismo y se enamoró de su belleza. Otro ángel se
despreció a sí mismo, miró a su Dios, a su creador y se
enamoró de Él. Y exclamó con un fuerte grito, el que
vendría a ser su nombre: MIGUEL, ¡¿QUIÉN COMO
DIOS?! Y éste ángel ocupó el lugar que perdió Lucifer.
San Miguel Arcángel, Príncipe de los ejércitos
celestiales, comandaría a los ejércitos de Dios ¡en la
Madre de todas las batallas!

“Entonces se entabló una batalla en el cielo: Miguel y


sus Ángeles combatieron con el Dragón. También el
Dragón y sus Ángeles combatieron, pero no
prevalecieron y no hubo ya en el cielo lugar para ellos.
Y fue arrojado el gran Dragón, la Serpiente antigua, el
llamado Diablo y Satanás, el seductor del mundo
entero; fue arrojado a la tierra y sus Ángeles fueron
arrojados con él. Oí entonces una fuerte voz que decía
en el cielo: «Ahora ya ha llegado la salvación, el poder
y el reinado de nuestro Dios y la potestad de su Cristo,
porque ha sido arrojado el acusador de nuestros
hermanos, el que los acusaba día y noche delante de
nuestro Dios. Ellos lo vencieron gracias a la sangre del
Cordero y a la palabra de testimonio que dieron, porque
despreciaron su vida ante la muerte. Por eso,
regocijaos, cielos y los que en ellos habitáis. ¡Ay de la
tierra y del mar! porque el Diablo ha bajado donde
vosotros con gran furor, sabiendo que le queda poco
tiempo»” Apocalipsis 12,7-12.
Satanás fue expulsado para siempre, y ese hermoso
ángel de luz, privado de la gloria del resplandor de Dios,
fue perdiendo su brillo, su esplendor, su belleza, y se
convirtió en un ser que hoy en día sólo causa espanto y
horror.
Dios dejó crecer el mal junto con el bien. Los ángeles ya
tomaron su decisión. La decisión de un ángel es
irrevocable, un ángel no se arrepiente, no cambia de
opinión, por eso Dios no podría perdonarlos, porque
DIOS NO PUEDE PERDONAR A QUIEN NO QUIERE
SER PERDONADO.
Ahora corresponde al hombre elegir el bando en el que
quiera servir. En adelante, los hombres serán, o los
hijos de la luz, o los hijos de las tinieblas. Al final del
mundo serán separados los malos de los buenos y cada
quien recibirá lo que merece. No olvides que Lucifer
ignoró a Dios y se miró a sí mismo, y Miguel se
despreció a sí mismo y levantó los ojos hacia Dios.
Siempre que te olvidas de Dios y te miras a ti mismo,
tus logros, tu autosuficiencia, debes tener mucho
cuidado ¡porque estás pisando terrenos luciferianos!
¡GLORIA A DIOS EN EL CIELO Y EN LA TIERRA PAZ
A LOS HOMBRES DE BUENA VOLUNTAD, ¡¿QUIÉN
ES COMO DIOS?!

PAX ET BONUM

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