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Rolando Altamirano
Altamira55© Publications
2014
EN CONTACTO CON LO MILAGROSO
Rolando Altamirano
1
Título original en inglés:
por
Rolando Altamirano
Copyright internacional
ISBN 978-0-9851688-2-7
2
ÍNDICE
Prólogo 4
Introducción 6
I 8
II 11
III 14
IV 23
V 27
VI 32
VII 40
VIII 42
IX 44
X 45
XI 47
XII 49
XIII 50
XIV 52
XV 53
XVI 58
XVII 61
XVIII 69
XIX 71
XX 77
XXI 82
XXII 88
XXIII 91
XXIV 95
XXV 98
XXVI 100
XXVII 101
3
Hay quienes, siguiendo los pasos necesarios, aspiran a posar
sus manos justas en la llave de oro que abre el palacio
de la eternidad; a ellos me dirijo.
John Milton
Prólogo
4
experiencia y el trabajo personales. Para entender la enseñanza
hay que SER la enseñanza.
Rolando Altamirano
Apolo, California,
Junio de 2014
5
Existen ciertos acontecimientos y elementos familiares que indudablemente
revelan a nuestra consciencia la existencia de potencias que operan a nuestro
alrededor; a pesar de que a menudo eluden nuestros sentidos… éstas son
testigos de la Gran Causa Primera que las ordenó y que las gobierna.
Cristina Rossetti
Introducción
6
A lo largo de los años hemos verificado que un centro magnético
no surge del cuerpo físico en sí, pues el cuerpo físico se interesa
exclusivamente en su comodidad y mantenimiento en un nivel
puramente orgánico. Un centro magnético desarrollado dentro
del cuerpo físico puede también relacionarse con la idea de que
existen Fuerzas Superiores que intervienen en la vida de la Tierra,
pero las percibe como meras figuras paternales que le han dado la
vida, y que proveen todo lo necesario para su existencia orgánica.
Desde este punto de vista, todo lo que hay que hacer es mantener
un cierto comportamiento y las Fuerzas Superiores se ocuparán
del resto. La forma de este comportamiento se basa en el credo
escogido o recibido al azar. En este caso, la relación con las Fuerzas
Superiores se basa en la necesidad de salvaguardar y mejorar la
propia existencia orgánica y, posteriormente, asegurarse de una
realidad mejor una vez que ésta llega a su fin inevitable.
7
Antes de poder dar al Cuarto Camino una valoración correcta, un hombre
tiene que haber pensado mucho, y tiene que haber sido profundamente
decepcionado por muchas cosas.
Gurdjieff
8
pedí a mis padres que me dejaran volver al mundo.
9
Jesucristo”. Eso no me preocupaba, ya que no me impedía participar
en el trabajo de misionero en sí.
10
Marcharás en dirección de la luz, hacia el oriente.
Hacia allá lanzarás tus flechas.
Canción Nahua
II
— Es cierto — le respondí.
3 Cuando era niño escribí una historia que se desarrollaba en el limbo, donde
se me daba la tarea de jugar el papel de Rolando Altamirano; tarea que acepté
con renuencia, pues sabía que iba a ser muy difícil.
11
— Tiene usted razón, es cierto — replicó—; pero si se da cuenta,
verá que usted casi nunca lo hace.
4 Nacha Guevara
12
Cuando la conocí, era una mujer genuinamente descontenta con
el mundo; sin embargo ella misma sabía pertenecer al mundo.
Vivir con esa paradoja la hacía una persona con la cual resultaba
muy difícil trabajar y vivir. Pero debo decir que conmigo siempre
fue muy amable. Joven como era, yo veía en ella un ser altamente
desarrollado, atrapado en las leyes de la vida ordinaria, y en
completa sintonía con ellas.
13
“El Mago de Oz nunca le dio al Hombre de hojalata nada que él no tuviera.”
D. Bunnell
III
— Vivo.
14
—Quiero ver si sigo siendo la misma persona sin mi disfraz de
hippy.
15
— Lo nuestro no es coincidencia.
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apego por nada en particular. Me acuerdo que una vez sugirió que
algunos de nosotros, incluso él, nos pusiéramos la meta de dejar
de fumar. Me sorprendí al ver que él simplemente dejó de fumar
el mismo día, mientras que los demás estábamos constantemente
luchando por mantener nuestra meta.
17
— Quien que ve la posibilidad de liberarse de estas influencias
necesita aliados, tanto internos como externos—dijo, y agregó.—
Además algo en nosotros nos hace olvidar. Para superarlo
necesitamos ayuda, tanto de la gente del mundo visible como de la
gente del mundo invisible.
18
Esto no me resultó claro, pues en esa época la identidad de mi
“Ser” se confundía con la esencia del cuerpo y sus emociones
y pensamientos más refinados, y también con sus opiniones y
deseos del momento más intensos.
19
uso del peyote. No me hacía simplemente ingerir el cactus. Nos
conducía, a mí y a otros, por largas caminatas en el bosque en
silencio total, hasta que decidía que habíamos adquirido la atención
requerida para esta práctica. También dejaba bien claro que las
plantas que usaba para este propósito sólo eran un medio para
mostrarnos tanto el estado miserable de la existencia humana
como el potencial superior del hombre. No eran un asunto de uso
diario:
Esto duró por varios días, durante los cuales dormíamos pocas
horas y comíamos un poco una o dos veces al día. Aunque durante
el primer día pensé que iba a desmayarme a causa de la bebida y
el agotamiento, de alguna manera me las arreglé para mantener
la compostura, tratando de concentrar mi atención en el modo
en que me relacionaba con la música y el baile de dos pasos. Al
final del segundo día, me hallaba en lo que describí entonces como
un “estado de serenidad”. Ahora lo veo como un estado superior.
Entonces noté que entre los bailarines y los músicos había un
grupo de seis hombres que se mantenían siempre alrededor de un
hombre anciano y otro muy joven; el anciano tenía el rostro más
20
hermoso que jamás había visto. Sólo puedo describirlo como “la
humildad personificada”. Era un hombre muy frágil y al mismo
tiempo radiante y poderoso. Los hombres que lo rodeaban parecían
servirle de abrigo y darle calor; eran distintos de los demás. Cada
uno ceñía su cabeza con un tocado blanco y en la mano tenía un
bastón. Al notar mi admiración, alguien murmuró en mi oído:
21
bazar, de un hombre que me escuchó hablar sobre el hipnotismo,
cosa que José Antonio Kahuil practicaba de manera regular. Este
hombre me dijo que en este libro hallaría una explicación de tal
fenómeno. Y fue allí, en el segundo volumen de Relatos de Belcebú
a su Nieto donde, además de una clara explicación del hipnotismo
y otras explicaciones totalmente imposibles, encontré un marcador
con una lista de números telefónicos. Decía “Centros ‘Gurdjieff-
Ouspensky’”.
22
Los “caminos” no son más que una ayuda
que se ofrece a cada quien según su tipo.
Gurdjieff
IV
23
tan claro y directo como esta obra maestra. Todo lo que había
aprendido con José Antonio Kahuil, y aún más, se presentaba
allí de una manera muy simple y práctica. Pero, y esto es lo más
importante, expresado en un lenguaje claro, tan claro y simple
como el ABC y el 1, 2, 3… Literalmente.
—Si quiere usted ver algo realmente especial, siga el sendero detrás
de la pirámide. Suba hasta la cima de la colina hasta que vea una
estructura recién descubierta.
24
intencionalmente para asaltarme?”
25
minutos, decidí seguir adelante con la esperanza de que la cima
iba a aparecer en cualquier momento. Puse toda mi energía en
mantener mi meta de alcanzarla.
—Ya tiene mucho que se fue, oiga. Cuando lo vi que se iba pa’ la
jungla no quise pararlo porque me imaginé que iba a echarse una
“fumadita”. ¡Se ve que está bueno el viaje!
26
En particular quiero imprimir en sus mentes que las ideas
y los principios más importantes del Sistema no me pertenecen.
Ouspensky
27
energía conductora de sus vidas y de la Escuela misma. Estas
personas provenían de modos de vida y circunstancias sociales
totalmente distintas y, sin embargo, todas reconocían una serie de
eventos claramente orquestados que las habían llevado a entrar
en la Escuela.
28
reuniones, sino sólo aquellas que me ayudaron a reconocer ésta
como una escuela práctica. Pronto comprendí que esta Escuela no
es un grupo de personas sino una red de individuos, dentro de
este grupo de personas, concentradas en el mismo esfuerzo. Se me
señaló desde el comienzo que esta Escuela “es real sólo cuando sus
participantes son reales”, un uso práctico de la idea de Gurdjieff de
que “la vida es real sólo cuando yo soy”.
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dividir la atención. De hecho, casi todas las reuniones y eventos de
la Escuela requieren que uno cultive el control de la atención, o, en
términos del Sistema, desarrolle los reyes de los centros. Por otro
lado, la división de la atención, una característica del recuerdo de
Sí, es por entero la responsabilidad del individuo.
30
tipo humano basada en el funcionamiento del sistema endocrino.
De acuerdo con esta descripción, siete glándulas gobiernan la
conducta humana y en cada persona el trabajo de una glándula
prevalece sobre el de las demás. Esto da origen a una tendencia
mecánica particular en cada persona, llamada rasgo principal o
característica. Según la ley de los tipos de cuerpo, toda máquina
humana tiende a actuar y reaccionar constantemente desde este
rasgo principal, aún cuando las circunstancias requieran que
actúe de manera diferente.
31
La posibilidad de recibir Influencia C debe ser limitada,
porque si no se usa, ¿para qué desperdiciarla?
Ouspensky
VI
— ¿Quién es el Maestro?
Esto era suficiente, porque pude darme cuenta de que este hombre,
no importa lo que dijera, repetía el mismo mensaje una y otra vez:
“Recuérdate a Ti mismo”. Ouspensky había señalado previamente
32
que el “recuerdo de Sí” es la práctica central del Sistema, y Robert
Burton lo señalaba una y otra vez. Robert se concentraba en el Ser
que tiene que ser recordado.
Por otra parte, descubrí algo más durante ese período. Pude
percibir claramente que los estudiantes que nos visitaban con
regularidad desde el corazón de la Escuela, donde vivía Robert
Burton, en el norte de California, habían sido expuestos a un tipo
peculiar de influencia y trabajo. Su energía era muy distinta de la
de aquellos estudiantes y maestros viajantes que nos visitaban de
otros centros. Una vez lo mencioné a uno de ellos, Walter, quien
después de mostrarse de acuerdo con mi observación me dijo con
una sonrisa:
Entre las personas del centro en esa época, había una en particular
33
hacia la cual me sentí atraído desde el inicio. Gracias a la repetición,
todos habían aprendido bien las ideas, pero esta persona tenía
una facultad especial para verificar la practicidad de cada idea del
Sistema.
34
La primera cosa interesante acerca de este choque fue que, como
el centro era muy pequeño y nuevo en esa época, todos se dieron
cuenta del asunto, y quedaron hasta cierto punto conmovidos.
Sin embargo nuestras reuniones nunca perdieron su enfoque y
energía fina. La forma permaneció intacta a pesar de la tensión
creada por el inconveniente; pues todos formábamos parte de la
misma Escuela y todos teníamos que trabajar con la situación más
allá de nuestras posibilidades, más allá de nuestra moralidad y
nuestros más delicados sentimientos.
La Señorita Goldstein poseía una mente tan ágil que usó esta
oportunidad para ayudarme a poner en práctica las ideas básicas
del Sistema. La principal era ver las emociones negativas como
Hidrógeno 12 que yo podía transformar en Recuerdo de Sí. Llegó
un momento en que pregunté:
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significa aplicar el primer choque consciente; o sea, tratar de
no expresar emociones negativas y separarse de ellas. Aplicar el
segundo choque consciente, la transformación de las emociones
negativas, dependía del éxito de ese primer esfuerzo.
Aplicar las ideas del Sistema en esa época fue como luchar en la
oscuridad contra una fuerza invisible, pero confiaba en las Fuerzas
Superiores y en la Señorita. Goldstein, y comprobé que el Sistema
funciona. Varias semanas más tarde, llegué a verificar el despertar
de los centros superiores, algo de la misma naturaleza que lo que
había probado con el peyote bajo la asistencia de José Antonio
Kahuil. Es un estado de calma y silencio, en que el Ser es testigo
de la existencia como un juego o una obra de teatro. No se pone la
propia identidad en nada de lo que sucede en el momento, ya sea
dentro o fuera de uno mismo. Sin embargo, mientras el peyote me
había proporcionado el mismo resultado en cuestión de minutos
(aunque también una tremenda náusea), esta vez me había tomado
semanas de noches de insomnio y días interminables tratando de
separarme de los más violentos pensamientos y emociones.
36
pensamientos y las mismas imágenes recurrentes y dolorosas. De
pronto sentí que todo mi cuerpo empezó a temblar, presa de un frío
helado y al mismo tiempo ardiente. Una potente energía recorrió
mi cuerpo, como si una violenta ráfaga lo estuviera restregando.
Entonces, de una manera totalmente repentina, una luz blanca,
como un trueno, explotó en mi frente, dejando una leve pulsación
que duró por mucho tiempo. Me quedé en la cama por un rato,
esperando a ver qué seguía a tal experiencia. Nada. Me sentí
templado y entero. Las emociones negativas de las cuales había
tratado de separarme durante el último mes habían desaparecido;
me hallaba en un estado neutral. Miré en torno a mi habitación.
Aunque estaba todavía oscuro, sentí la tenue claridad del alba.
Me quedé en la cama, agradecido. Cuando finalmente la luz reveló
el cuarto, me levanté y me fui a dar un paseo por el viejo barrio
en que vivíamos. Era una hermosa mañana. Había llegado a
ser lo que estaba buscando y, aunque la dificultad y el esfuerzo
requeridos para alcanzarlo no habían sido insignificancias, me
sentí agradecido de haber finalmente aparecido. Sin embargo, algo
en mí quedó totalmente asustado. Si bien sabía qué era, no lo
llamé “el centro instintivo” en ese entonces.
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de fricción depende únicamente de nosotros. Tenemos que
emplear toda nuestra voluntad contra las reacciones mecánicas
de la máquina, porque mientras (en este caso) la máquina clama
“justicia”, “castigo” etc., la divinidad interior simplemente lucha
por aparecer y ser.
38
Según me acuerdo, me dijo:
Hasta hoy en día, cada vez que veo surgir esta mecanicidad, tengo
que hacer grandes esfuerzos para controlarla, aunque no tan
gigantescos como la primera vez.
39
Aquí nadie puede dormir, todo mundo tiene quien le pise los callos.
R. Zimmerman
VII
40
necesario mantenerse alerta.
41
Todo maestro o gurú es un especialista en algo preciso.
Gurdjieff
VIII
42
pero también para proporcionar las condiciones que den cabida a
las tres líneas de Trabajo) puede resultar agradable para un recién
llegado, y hasta cierto punto glamorosa. Hay que vestirse elegante;
y tratar de mantener la conversación en un nivel elevado, con un
tema único intencionalmente elegido. Se crea una atmósfera muy
distinguida que a menudo incluye a asistentes y meseros vestidos
de etiqueta. Asimismo se ofrece comida y vino de la mejor calidad.
43
Lo profundo sólo puede llamar a lo profundo.
Christina Rossetti
IX
44
Todos necesitan desesperadamente un ejercicio definido
ya sea para seguir adelante que para su vida externa.
Gurdjieff
45
su estilo de vida, de modo que, en el sueño, tiende a transformarse
en policía de tal o cual ejercicio. En otros casos se opone a ciertos
ejercicios pensando que evitarlos no perjudica su idea imaginaria
de la evolución.
46
Para ser verdadera, la enseñanza debe ser una de tantas.
Si es única, significa que es inventada.
Ouspensky
XI
No sabía nada del Cuarto Camino o del Sistema hasta una o dos
semanas antes de asistir a las reuniones introductorias. Igualmente
desconocía la existencia de otras escuelas o grupos conectados con
Gurdjieff o con Ouspensky. Tuve suerte en este caso pues llegué
con una mente fresca y abierta tanto al Sistema como a la Escuela.
Aparte de José Antonio Kahuil, no tenía modo alguno de comparar
el Trabajo de esta Escuela con el de otras: simplemente vi que los
estudiantes trabajaban en la misma línea en que José Antonio
Kahuil me había encaminado, así que empecé a trabajar con ellos.
47
Robert Burton, y continúan verificando esta influencia día con día.
Sabemos que las Fuerzas Superiores nos han dado este Sistema,
del mismo modo podrían habernos dado otro, y que igualmente
nos han dado los unos a los otros para que trabajemos juntos.
Todos hemos reconocido esto al encontrar la Escuela.
48
Diré lo que Tú pongas en mi corazón; sólo eso saldrá de mis labios.
Huehuetlahtolli
XII
49
El orden del mundo inferior es sólo una imagen del orden del mundo superior.
Ibn Gabirol
XIII
50
Se ha señalado que sólo quien se encuentra en un estado superior
o quien trata de alcanzar un estado superior puede percibir y
comprender la Escuela.
51
Dios no da; sólo la Naturaleza da.
Gurdjieff
XIV
52
Cuando alguien nuevo llega con su equipaje, se lo quitamos
inmediatamente (…) Por eso los que entre ustedes ignoran
esto tienen la impresión de que aquí sólo aceptamos a gente estúpida,
perezosa y densa; en una palabra, la pura chusma.
Gurdjieff
XV
53
Decidí hacer una pregunta en una reunión pequeña sobre cómo
trabajar con esta situación potencialmente peligrosa. Alguien
me sugirió una línea de esfuerzo muy interesante, pero por nada
consoladora. Según recuerdo me dijo:
De más está decir que nunca llegué a ver al oso (el primero que
realmente vi fue en el patio trasero de mi casa hace dos días),
pero aprendí algunas técnicas para trabajar con la imaginación.
La más efectiva era el ejercicio de mirar, fijando mi atención en un
objeto diferente cada tres segundos.
54
para construir el corazón de la Escuela; y prácticamente nadie
había sido preparado para llevar a cabo las tareas necesarias para
desmontar los cerros y crear una nueva comunidad.
55
piano, hasta que encontré un lugar permanente. En mi caso, uno
de los pocos estudiantes que tenían casa propia dispuso una cama
y un estante con una lámpara en una pequeña bodega situada en
la parte trasera de su casa. Me dejó estar allí hasta que encontrara
algo más civilizado.
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segundo choque consciente podía controlar sus manifestaciones
mecánicas. Pero por varios años todo lo que uno podía hacer era
observar y tratar de permanecer imparcial hacia uno mismo y
hacia los demás. Cuando no se tenía éxito, había simplemente que
volver a intentarlo.
57
Desafortunadamente, muy a menudo la Influencia C se transforma en
Influencia B cuando la gente llega a la Escuela sin la preparación debida.
Ouspensky
XVI
En suma, esta Escuela tiene una forma externa que atrae a mucha
gente incapaz de aprovecharla. Después de disfrutar la forma y el
folclor de la Fellowship por un tiempo, esta gente se va, a veces
en grupos. Algunos se van una vez que sus vidas adquieren cierto
equilibrio, de modo que pueden volver a la vida y encontrar un
mejor empleo o una relación estable. En general, la gente se va
cuando se da cuenta de que puede obtener en otra parte lo que
estaba buscando aquí.
58
No tiene nada de malo irse si después de un tiempo uno no obtiene
resultados, pero no puede culpar a nadie por esto. La Escuela sólo
proporciona las circunstancias para el Trabajo; el éxito depende
exclusivamente de las metas y esfuerzos de cada individuo.
Por otro lado, esfuerzos a medias, palos de ciego así como esfuerzos
en direcciones opuestas naturalmente conducen a un desequilibrio
mayor en la máquina.
Encontrar esta Escuela es la cosa más difícil del mundo. Uno puede
estar en la Fellowship of Friends por años sin siquiera percibirla.
Si uno la encuentra, es muy fácil perderla; además se vuelve cada
vez más arduo mantenerse conectado con ella, ya que las cosas
nunca se vuelven más fáciles. Uno no gana nada en términos de
vida orgánica; ni reconocimiento ni diplomas. Uno no se convierte
en una persona mejor o más inteligente. Cuando hace los esfuerzos
correctos, uno simplemente se vuelve más consciente de sí mismo
y de su entorno y, sí, más equilibrado. Si uno parte desviado,
aunque sea por un grado, a la larga termina lejos de su meta, con
las manos vacías, y se va rencoroso y hostil.
Nada nos tiene aquí, nada más que nuestros esfuerzos por estar
presentes y nuestra conexión con las Fuerzas Superiores.
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forma de la Escuela que con el Maestro, son la sola responsabilidad
del individuo y, a menudo, pueden ser trágicos. Para ser preciso, a
veces atraemos a gente que piensa que creer literal y ciegamente en
cada palabra expresada por el Maestro (la hayan o no escuchado
directamente de él) va a llevarlos a algún lugar. Otros piensan
que seguir sus instrucciones como un esclavo o un fanático les
va a garantizar cierta ventaja espiritual o incluso alguna forma de
redención.
60
El hombre real no es ni bueno ni malo; el hombre real es sólo consciente.
Gurdjieff
XVII
—Lo siento…
—La persona con quien estaba sentada era Robert. Me pidió que lo
acompañara a almorzar y estaba hablándole de ti justo cuando te
precipitaste a la mesa. Le dije que deseabas conocerlo.
61
una celebración en el jardín delantero del edificio principal de la
propiedad, ahora denominado Galería Apolo. Algunos estudiantes
estaban jugando al frisbi y otros se hallaban sentados sobre el
césped bajo unos árboles recién plantados. En una esquina del
césped había un grupo de estudiantes de pie alrededor de un
hombre y una mujer sentados bajo una zelkova. El árbol era tan
pequeño en esa época que uno de los jóvenes tenía que sostener
una sombrilla blanca sobre la pareja con el fin de protegerlos del
sol candente. Cuando llegamos a ellos, Walter dijo:
—Es el Maestro.
Debo decir desarmó toda expectativa que tenía sobre él; sentí sólo
amabilidad, vulnerabilidad y humildad en el toque de su mano. Vi
claramente cómo emergió del mundo molecular para saludarme y
me llevó con él por unos segundos. Apenas se sentó, percibí que
se había retirado. Siguió dando instrucciones a alguien mientras
yo me quedé allí, deslumbrado.
Dije antes: “Conocí a Robert Burton…” Debo rehacer la frase:
62
“Descubrí la Presencia en Robert Burton…” La humildad del hombre
mismo, me recordó la humildad de los indios nahuas o de los mayas.
63
su acostumbrada sonrisa amable e inteligente y me dijo:
Por supuesto no iba a empacar el mismo día e irme así nada más;
quería tener certeza acerca del comentario de Walter. La noche
siguiente asistí a otra cena: tenso como un palo. Mi percepción
de de todo y todos en la mesa, especialmente de Robert, estaba
permeada de una extraña rigidez. Aun así, mientras sentía el poder
de la fuerza instintiva en mi interior, también noté que podía estar
presente a ella. Fue la primera vez que tuve la clara sensación
de estar atrapado en el centro instintivo; sentí como una piedra
en la nuca. Robert era como siempre claro, amable y poderoso
esa noche, pero yo no podía conectarme con él. No podía concebir
que este hombre, al que sabía poseedor de la llave a los centros
64
superiores, me fuera a pedir tan semejante barbaridad. Después de
la cena, al darme las buenas noches, me besó en la frente y me dijo:
—Relájate, querido.
Una vez que se desvaneció el hidrógeno del choque, trabajé con los
“yoes” restantes que tenían una opinión sobre el sexo en general.
La principal línea de acción era observar las actitudes y los hábitos
de mi propio rey de tréboles en relación con el sexo. Era muy difícil
observar éstas dos partes, las más elusivas de la máquina, cuya
combinación representa probablemente el mayor obstáculo para
el despertar. Por un lado estaba lidiando con el cerebro que nos
mantiene conectados con la dominancia femenina, la inteligencia
que gobierna toda máquina, el rey de tréboles. Por otro lado, trataba
de observar el centro sexual; y noté que no podía estudiar este
cerebro directamente a menos que estuviera presente, pues su
trabajo usa la sustancia misma de la cual está hecha la presencia
del alma.
65
otros con el fin de hacer que uno deje de esforzarse en observar y
controlar la propia.
Diez años más tarde decidí aceptar una relación con Robert; en
esa época trabajaba como su fotógrafo. Debo confesar que he
tenido experiencias traumatizantes en mi vida, pero ésta no fue
una de ellas. Curiosamente fue más difícil trabajar con los “yoes”
producidos por la posibilidad, que separarme de la experiencia en
sí. Claro que no fue fácil encontrar la concentración correcta para
hacer algo totalmente contra el centro instintivo, pero no fue nada
terriblemente infernal: sólo fue muy difícil y desagradable. Tiempo
después me reía a solas, pensando que, de haber resuelto antes
este asunto, me habría ahorrado todo aquel miedo, toda aquella
negatividad e imaginación inútiles.
66
en su camisa blanca. Vi al estudiante que había arrojado las uvas
desaparecer bajo una vid con los ojos llenos de terror. Todo mundo
guardó silencio. Me di vuelta y vi a Robert acercárseme lentamente
y, señalando la mancha en su camisa, fijó su mirada en mí y me dijo:
—Gracias— le contesté.
67
en sus acciones y prefiere pensar que se ha abusado de ellos, o
que han sido seducidos.
68
Un buen choque produce energía rápidamente.
Ouspensky
XVIII
Tuve que llevarlo a dar una vuelta por el centro de Milán antes de
acompañarlo a un restaurante donde se encontraría con Robert.
Este estudiante nunca había estado en Europa. Desde su llegada
se hallaba como borracho de alegría, algo que de alguna manera
asimilé. Finalmente nos encontramos con Robert, quien me saludó
con calidez, me tomó del brazo y murmuró en mi oído, con una voz
que no parecía la suya:
—Gracias. Adiós.
Y se fueron.
69
una excusa para salir de mi trabajo a las diez de la mañana con el
fin de acomodar este pedido. ¿Por qué me había excluido? Me quedé
de pie allí, totalmente solo, frente a la Iglesia de San Bábila, con la
sangre hirviendo y el plexo solar incandescente, tratando de detener
cada “yo” conectado con la emoción. Y tuve bastante suerte de poder
aplicar este esfuerzo, pues no fue ni la primera, ni la única vez que
Robert me dio ese tipo de choque con el fin de producir hidrógenos
elevados en mi interior. Sus palabras volvían persistentemente a mi
campo de percepción: “Mi riqueza está en ti”.
70
Los amigos son como las partes de un todo (…);
su todo consiste en la unidad.
Dante
XIX
71
—Robert, mi rey instintivo no te aguanta.
—Tampoco el mío.
72
Cabe decir que todo lo conectado con el equipo de fútbol, desde
el entrenamiento hasta el desmonte y la preparación del terreno
para el campo de fútbol, tenían que realizarse después del trabajo
y durante los fines de semana, pues no debía interferir con las
actividades regulares que teníamos asignadas en Apolo. La creación
del equipo simplemente agregó presión a nuestras vidas, ya de
por sí saturadas desde el punto de vista físico. Además de que la
mayoría de los jugadores tenía casi 30 años. Yo mismo tenía 32,
lo cual significaba que ya estábamos pasados de edad para jugar
ese deporte.
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Caminé por el campo buscando sus rastros y, para mi sorpresa,
vi que había pasado de arriba para abajo, en círculos, a derecha
e izquierda por todo el campo; tantas veces que había destruido
mi trabajo. ¡El campo era un desastre! ¡Tenía que empezar todo de
nuevo desde el inicio! Debo admitir que cuando lo vi alejarse en
medio del desastre, sin siquiera haberme invitado a cenar, sentí
materializarse la negatividad. Pero cuando observé lo que había
hecho, desde otra perspectiva, el trabajo extra que había creado
para mí al final de la jornada, sonreí con respeto por él, pues sé
que él nunca ha vacilado en exigir súper esfuerzos de parte de sus
estudiantes. “Apolo” es el resultado de esa exigencia.
74
y muy aprovechado, tal como ciertos de sus discípulos habían
descrito a Gurdjieff. También me di cuenta de que los estudiantes
que detestan a su Maestro por ser medio ladino no tienen culpa
en ello; simplemente carecen de la comprensión para trabajar con
sus exigencias, rompecabezas y pruebas. En tal caso, todo lo que
les queda es la reacción de su esencia y de su centro instintivo.
75
Cada vez que metía un gol, lo celebraba de la manera clásica:
gritando y corriendo al costado de la cancha, me ponía a bailar y
a dar de saltos, lo típico. No sabía lo importante que era todo esto
para mi máquina hasta el día en que Robert me pidió que dejara
de practicar semejantes expresiones exageradas de entusiasmo
después de meter un gol. Me dijo que no se trataba de algo del otro
mundo. Me envió este mensaje a través de varios jugadores.
76
Lo que vale no es el sufrimiento sino el deseo del alma.
Catalina de Siena
XX
77
no han querido o no han podido convertir tales situaciones en
oportunidades para el desarrollo de la voluntad. Pero los que
trabajan con estos choques se vuelven más concentrados, más
sobrios y se sienten afortunados y agradecidos.
78
vez, después de un concierto, una muchacha permaneció sentada
sola esperándome por largo tiempo, hasta que finalmente encontró
a otro que la llevara a su casa; y ahí acabó todo. Otras veces él
me veía hablando con una chica e interrumpía la conversación
llamándola a ella o a mí a su lado. Se la pasaba jugando con
mi identificación, y, aunque yo sabía que ése era su privilegio,
mantener la calma no dejaba de ser un desafío constante.
—Te puedes ir —
79
habría de arrastrar mi voluntad por días o meses interminables.
En fin, me pasé toda la tarde tratando de detener los pensamientos
y de acostumbrarme al hidrógeno.
80
circunstancia. Simplemente lo hacía; dependía de mí averiguar, a
través del recuerdo de Sí y la observación, qué debía controlar o
desarrollar. Él supo utilizar la tendencia de la máquina a conquistar
muchachas y con ello generó una gran cantidad de energía. Más
adelante verifiqué que efectivamente perdía energía en esta área; y
me di cuenta de que necesitaba encontrar la circunstancia correcta
que me ayudara a neutralizar esta forma de desperdicio; pero no
tenía idea de cómo iba a crearla por mí mismo; mi única esperanza
residía o en una tarea o en un episodio diseñado por una fuente
superior.
81
Las tareas que aquí se ofrecen tienen el objetivo de ayudarlo. Si titubea o se
niega a ellas, usted se niega a recibir ayuda.
Ouspensky
XXI
Cada vez que Robert pide o sugiere algo con el objetivo de mantener
vivas las tres líneas de Trabajo, el centro instintivo consiente en ello
con la esperanza de que, al hacerlo, podrá sacar algún beneficio
personal, progreso espiritual o estatus social. Después de un
tiempo, al notar que no existe ganancia personal en la creación y el
mantenimiento de la Escuela, el centro instintivo pierde interés y
empieza a resistirse, o a evadir las peticiones y sugerencias en esta
área. Cuando uno carece de un mayordomo o del Ser para apoyar
la meta de Robert de mantener vivos el Trabajo y la Escuela, el
centro instintivo inevitablemente lo arrastra a uno fuera de su
influencia. Uno empieza por entrar en desacuerdo con él, luego a
contradecirlo y a juzgarlo hasta llegar al resentimiento.
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— ¿Dónde está Freddy?
Me contestó:
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porque él me lo pedía y porque con ello me sentía importante.
Después empecé a cansarme y a dolerme de las consecuencias de
tener que dejar mi trabajo o perder una reunión o una cita sólo
para tomar una foto, cuyo significado muchas veces desconocía.
Siempre respondí con prontitud a sus pedidos, pero a un cierto
punto empezó a emerger el rencor. Nunca sabía cuándo me iba a
llamar, pues podía hacerlo en cualquier momento. Incluso cuando
estaba de viaje en Europa me llamaba y me pedía tomar una foto
y enviársela ese mismo día. Este trabajo extra se agregaba a mi
octava regular de jardinería y a la de fotografía que, de por sí,
llevaba mucho tiempo y que incluía el revelado, la selección y el
envío de las fotos por correo, todo durante mi tiempo libre.14
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por lo que me pareció una eternidad. Una cadena de pensamientos
se desató en mi mente en relación con lo que acababa de decir.
Me sentí compelido a prestar atención al tema pero me contuve.
Solo usé la energía del choque. Seguí luchando por detener los
pensamientos cuando de pronto Robert me tomó de la mano y
añadió:
—…SSSí—le dije.
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necesito que me convenza de nada”.
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Finalmente, una noche enfoqué la cámara sobre él mientras
levantaba su copa para brindar antes de la cena. (Prácticamente
esta era la última foto que tomaba durante las cenas formales;
después me retiraba de la sala.) Esta vez hizo una pausa por un
momento, miró su copa y en lugar de brindar dijo:
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El pago, en el verdadero sentido de la palabra, debe ser útil no sólo para
usted sino para los demás: para la escuela.
Ouspensky
XXII
Ya sea que uno pague con dinero o con trabajo, asistir a los eventos
es sólo una pequeña parte de la experiencia. Robert a menudo dice:
Para iniciar, se nos pide llegar a cada evento una hora antes de que
llegue Robert; esto nos permite hacer el esfuerzo de controlar los
“yoes” que ocupan espacio antes de que él entre en la sala. Después,
con el fin de ayudarnos a encontrar la correcta concentración para
trabajar, tenemos un breve concierto en vivo y la lectura de un poema.
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inferiores, por lo general termina confundido o negativo.
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¿Y dónde hemos adquirido todas estas antiguas palmeras, algunas
de más de cien años? Robert le dio la tarea a un estudiante, que
a lo largo de los años ha demostrado ser un negociante elocuente
y capaz, de inspeccionar las ciudades circunvecinas, calle por
calle, en busca de palmeras maduras que comprar o cambiar. Este
estudiante negociaba con propietarios de casas y viveros para la
adquisición o el intercambio de sus palmeras centenarias, y lo hacía
con éxito. Luego el equipo de jardineros viajaba al lugar, excavaba la
palmera y la traía para Apolo. Más tarde regresábamos a restaurar
el lugar de donde la habíamos extraído: poniendo un nuevo prado,
plantando árboles y flores, todo a un nivel profesional.
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Probablemente hubiera podido encontrar los fondos necesarios para que
[Gurdjieff] estableciera su trabajo en las condiciones adecuadas, y también
traerle a gente mejor preparada. Pero, por supuesto, aún tenía una idea muy
vaga de en qué podía consistir este trabajo.
Ouspensky
XXIII
91
Sucede aun hoy en día, y es una manera intencional de crear
fricción, energía y trabajo; con suerte uno llega a jugar papeles en
ambas caras de la moneda.
92
lo que se limitaba a decir era:
93
más cuando el texto que para ese entonces carecía por completo
de estilo fue enviado a una editorial argentina que lo modificó
de nuevo para que concordara con el español argentino, que los
argentinos ni siquiera llaman español sino castellano. Cuando
recibí una copia del documento final apenas lo reconocí.
94
Aquí podemos solamente dirigir
y crear condiciones, pero no ayudar.
Gurdjieff
XXIV
Las recepciones constituían una arena más difícil, pues todo mundo
se hallaba disperso por los jardines o las diferentes salas de la
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Galería donde tenían lugar, cada quien por su cuenta. Robert solía
sentarse rodeado de sus amigos más cercanos y ocasionalmente
llamaba a un estudiante a su lado con el fin de entablar una breve
conversación; pero casi todo mundo se la pasaba donde quisiera y
con amigos de su elección. La comida se servía informalmente y el
vino en abundancia. En suma, se creaba una atmósfera que hacía
muy difícil mantener el enfoque en el Trabajo. En tal atmósfera,
uno podía fácilmente notar entre los estudiantes todo tipo de
interacciones incongruentes con el Trabajo. Robert se sentaba
observando en silencio. Luego llamaba a alguien para hablarle y a
veces darle una tarea o un ejercicio personal.
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mientras tomaba la fotografía y luego me di vuelta para
agradecerle,pero se había ido.
97
Un creyente que no haya tenido la experiencia de lo que se discute aquí no
puede apreciar las cosas secretas de Dios.
Miguel de Molinos
XXV
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Noté de nuevo, como cada vez que veo su verdadero Ser, que no sólo
está siempre presente sino que también es radiante y poderoso.
Observé a un estudiante sentado cerca de él. Estaba mirando su
plato y se hallaba profundamente dormido. Robert capturó mi
mirada otra vez y me dijo:
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La Influencia C parece referirse al trabajo real
de un ser superior sobre sus estudiantes íntimos.
Rodney Collin
XXVI
100
Tus ojos miran hacia la tierra, los míos hacia el cielo.
Christina Rossetti
XXVII
101
de usar el cuerpo físico para generar un alma. Conforme nos
embarcamos en este estudio, encontramos muchas escuelas,
tradiciones e individuos que objetivamente se habían dedicado al
mismo, si no aun esfuerzo similar al nuestro. Se me asignó el área
de Mesoamérica y pasé varios años estudiando diversos textos y
puntos de vista sobre el tema. Adquirí considerable conocimiento
en la literatura disponible.
102
tenía que presentar ciertas ideas con el fin de no dar la impresión
de ser un ignorante en el tema, pero no servía de nada. Al siguiente
evento él decía exactamente lo que le había dicho que no dijera, de
la manera exacta en que él quería, y muchas veces decía cosas muy
distintas sobre el mismo material. Me hervía la sangre cada vez
que decía algo con lo que no estaba de acuerdo. De vez en cuando,
durante un evento me hacía preguntas absurdas o sin relación con
el tema. Yo, sonriendo como un gato, le daba respuestas tensas y
monosilábicas.
103
mensaje que Robert vuelve a transmitir una y otra vez: “Trata de
estar presente ahora”.
104
En caso de que uno de nosotros recuerde y el otro se olvide,
te prometo una cosa: (...) te esperaré con gusto.
Christina Rossetti
105
mensaje que me pedía ponerme en contacto con ellos en la mañana.
Cuando llamé, su secretario me dijo que fuera al restaurante del
hotel poco antes de las nueve, reservara una mesa para seis y los
esperara. Así lo hice.
A lo cual agregué:
106
nueve de corazones sólo puede ser estimulado con esfuerzo.
—Basta, querido.
Cómo decide, no lo sé. Una vez me pidió hacer los arreglos para
visitar una ciudad en la que estaba interesado. La busqué en el
mapa, pedí instrucciones y sugerencias sobre atajos posibles, y
cuando entramos en el vehículo pidió al estudiante que conducía
tomar una dirección totalmente distinta. No se habló ni una palabra
sobre mi búsqueda.
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el momento. Esto causó gran terror en mi centro instintivo pero a
mí me puso sobrio. También fue una de las cosas que más estimé
de él, que me forzara a ver en el momento qué dispositivo en mí se
dirigía a él. Era como ser observado con cuidado a través de una
gran lente de aumento, literalmente.
—Tú nada más estás hablando, querido. Vamos a ver qué podemos
encontrar.
108
útiles para la misión del Maestro. Cuando uno ha tenido la experiencia
directa de la realidad silenciosa que él está tratando de revelar,
encontrará una imagen apropiada. De lo contrario, simplemente está
tratando de satisfacerlo y con esto pierde completamente la mira.
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Robert no sólo prueba todo con atención sino que nos anima a
probar y disfrutar nuestra comida. Realmente le gusta disfrutar
de la buena comida y también le gustan las margaritas, pero no se
pierde en la experiencia. Simplemente come cuando come y saca
el mejor provecho de ello. Pero la cosa no termina allí, pues trata
de ver si es posible reproducir los mismos platillos en nuestro
restaurante de “Apolo”. (De hecho nuestra chef principal, Alicia,
está ya probando las nuevas recetas que Robert le mandó.)
109
Con este propósito, yo tenía que lidiar constantemente con los
meseros, pues debía preguntarles en detalle cómo había sido
preparada la comida y qué había en cada plato. Los consultaba
una y otra vez tratando de descubrir cómo habían cocinado un
platillo en particular. En algún momento una mesera se impacientó
realmente y me preguntó por qué esa gente era tan delicada con
su comida y por qué necesitaba saber en detalle lo que estaba
comiendo. Le dije que Robert era un cocinero de renombre y que los
demás eran sus aprendices; que estaba enseñándoles a degustar
y que yo era simplemente su traductor. Desde ese momento su
actitud cambió; se volvió más eficiente y respetuosa.
========================================
—Igual—le respondí.
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Permanecimos en Oaxaca por unos días y visitamos un par de
museos. Una tarde, mientras tomábamos café en la plaza mayor,
se nos aproximó un hombre exclamando con gran sorpresa:
=================================
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pero no volvimos a la exposición.
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una librería o algo que ver. En ese momento Robert me dijo que lo
siguiera y lo acompañara a cortarse el cabello en una peluquería
cercana.
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Pero no escuché esos “yoes”.
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La Influencia C fue Influencia C cuando se dio y en
las circunstancias en que se dio.
Rodney Collin
Nota final
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Lecturas sugeridas
De Peter Ouspensky:
De Georges Gurdjieff:
De Rodney Collin:
El Desarrollo de la Luz
Teoría de la armonía consciente
De Robert Burton:
El Recuerdo de Sí
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