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Abril

06
Lección

14

 El Discurso Maestro de Jesucristo, pág. 43


“Fue Cristo quien, en medio del trueno y el fuego, proclamó la ley
en el monte Sinaí. Como llama devoradora, la gloria de Dios
descendió sobre la cumbre y la montaña tembló por la presencia
del Señor. Las huestes de Israel, prosternadas sobre la tierra,
habían escuchado, presas de pavor, los preceptos sagrados de la
ley. ¡Qué contraste con la escena en el monte de las
bienaventuranzas! Bajo el cielo estival, cuyo silencio se veía
turbado solamente por el gorjear de los pajarillos, presentó Jesús
los principios de su reino. Empero Aquel que habló al pueblo ese
día en palabras de amor les explicó los principios de la ley
proclamada en el Sinaí”
(El Discurso Maestro de Jesucristo, pág. 43).
1
No penséis que he venido para abolir la ley o los profetas. No
1 he venido a invalidar, sino a cumplir. (18) Os aseguro que
mientras existan el cielo y la tierra, ni una letra, ni un punto
de la Ley perecerán, sin que todo se cumpla.
Sin embargo, es más fácil que desaparezca el cielo y la tierra,
antes que caiga un punto de la ley.
La ley moral nunca fue un símbolo o una sombra. Existía antes
de la creación del hombre y durará mientras permanezca el
trono de Dios. Dios no podía cambiar ni alterar un solo
precepto de su ley a fin de salvar al hombre, pues la ley es el
fundamento de su gobierno. Es inmutable, inalterable, infinita
y eterna. A fin de que el hombre fuera salvado y se
mantuviera el honor de la ley, fue necesario que el Hijo de
Dios se ofreciera a sí mismo como sacrificio por los pecados.
El que no conoció pecado se hizo pecado por nosotros. Murió
COMPRENDER LOS PRINCIPIOS

por nosotros en el Calvario. Su muerte muestra el admirable


amor de Dios por el hombre y la inmutabilidad de su ley.
La ley fué dada para convencerlos de pecado, y revelar su
necesidad de un Salvador. Haría esto al ser aplicados sus
principios al corazón por el Espíritu Santo. Todavía tiene que
hacer esta obra. En la vida de Cristo son aclarados los
principios de la ley; y al tocar el corazón el Espíritu Santo de
Dios, al revelar la luz de Cristo a los hombres la necesidad que
ellos tienen de su sangre purificadora y de su justicia
justificadora, la ley sigue siendo un agente para atraernos a
Cristo, a fin de que seamos justificados por la fe. ‘La ley de
Jehová es perfecta, que vuelve el alma.

Mateo 5:17, 18, Lucas 16:17; La Maravillosa Gracia de Dios, pág. 80, El Deseado de Todas las Gentes, pág. 274
2
Por lo tanto, el que viole uno de esos mandamientos
2 muy pequeños, y así enseñe a los hombres, muy
pequeño será en el reino de los cielos. Pero el que los
cumpla y los enseñe, ése será grande en el reino de
los cielos.
Los discípulos de Cristo han de volverse semejantes a
él, es decir, adquirir por la gracia de Dios un carácter
conforme a los principios de su santa ley. Esto es lo
que la Biblia llama santificación.
Siempre que los hombres escogen su propia senda, se
oponen a Dios. No tendrán lugar en el reino de los
cielos, porque guerrean contra los mismos principios
del cielo. Al despreciar la voluntad de Dios, se sitúan
en el partido de Satanás, el enemigo de Dios y de los
COMPRENDER LOS PRINCIPIOS

hombres. No por una palabra, ni por muchas palabras,


sino por toda palabra que ha hablado Dios, vivirá el
hombre. No podemos despreciar una sola palabra,
por pequeña que nos parezca, y estar libres de
peligro. No hay en la ley un mandamiento que no sea
para el bienestar y la felicidad de los hombres, tanto
en esta vida como en la venidera. Al obedecer la ley
de Dios, el hombre queda rodeado de un muro que lo
protege del mal. Quien derriba en un punto esta
muralla edificada por Dios destruye la fuerza de ella
para protegerlo, porque abre un camino por donde
puede entrar el enemigo para destruir y arruinar.

Mateo 5:19; La Maravillosa Gracia de Dios, pág. 20, El Discurso Maestro de Jesucristo, pág. 48
3
Oísteis que fue dicho: ‘No cometerás adulterio’. (28) Pero yo os
3 digo, el3que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con
ella en su corazón. (29) Por tanto, si tu ojo derecho te es
ocasión de caer, sácalo, y échalo de ti. Es mejor que pierdas
uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea echado al
infierno. (30) Y si tu mano derecha te es ocasión de caer,
córtala, y échala de ti. Es mejor que pierdas uno de tus
miembros, y no que todo tu cuerpo sea echado al infierno.
La justicia que Cristo enseñaba es la conformidad del corazón
y de la vida a la voluntad revelada de Dios. Los hombres
pecaminosos pueden llegar a ser justos únicamente al tener
fe en Dios y mantener una relación vital con él. Entonces la
verdadera piedad elevará los pensamientos y ennoblecerá la
MIRANDO DEBAJO DE LA SUPERFICIE

vida. Entonces las formas externas de la religión armonizarán


con la pureza interna del cristiano. Entonces las ceremonias
requeridas en el servicio de Dios no serán ritos sin
significado como los de los hipócritas fariseos.
Jesús consideró los mandamientos por separado, y explicó la
profundidad y anchura de sus requerimientos. En vez de
quitarles una jota de su fuerza, demostró cuán abarcantes
son sus principios y desenmascaró el error fatal de los judíos
en su demostración exterior de obediencia. Declaró que por
el mal pensamiento o la mirada concupiscente se quebranta
la ley de Dios. El que toma parte en la menor injusticia está
violando la ley y degradando su propia naturaleza moral. El
homicidio existe primero en la mente. El que concede al odio
un lugar en su corazón, está poniendo los pies en la senda
del homicida, y sus ofrendas son aborrecibles para Dios.

Mateo 5:27-30; El Deseado de Todas las Gentes, pág. 276


4
Oísteis que fue dicho: ‘Amarás a tu prójimo, y
4 aborrecerás a tu enemigo’. (44) Pero yo os digo: Amad
a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen,
haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que
maltratan y persiguen. (45) Para que seáis hijos de
vuestro Padre celestial, que envía su sol sobre malos
y buenos, y manda lluvia sobre justos e injustos.
El Salvador fué aun más lejos que esto. Dijo: ‘Si
trajeres tu presente al altar, y allí te acordares de que
tu hermano tiene algo contra ti, deja allí tu presente
delante del altar, y vete, vuelve primero en amistad
con tu hermano, y entonces ven y ofrece tu presente.’
MIRANDO DEBAJO DE LA SUPERFICIE

Muchos son celosos en los servicios religiosos,


mientras que entre ellos y sus hermanos hay
desgraciadas divergencias que podrían reparar. Dios
exige de ellos que hagan cuanto puedan para
restaurar la armonía. Antes que hayan hecho esto, no
puede aceptar sus servicios. El deber del cristiano en
este asunto está claramente señalado.
Dios derrama sus bendiciones sobre todos. El ‘hace
que su sol salga sobre malos y buenos, y llueve sobre
justos e injustos.’ ‘Él es benigno para con los ingratos
y malos.’ Nos invita a ser como él. ‘Bendecid a los
que os maldicen’—dijo Jesús, —‘haced bien a los que
os aborrecen,... para que seáis hijos de vuestro Padre
que está en los cielos.’ Tales son los principios de la
ley, y son los manantiales de la vida.

Mateo 5:43-45; El Deseado de Todas las Gentes, pág. 277


5
No todo el que me dice: ‘Señor, Señor’ entrará en el
5 reino de los cielos; sino el que hace la voluntad de
mi Padre que está en los cielos.
Dios ha elegido un carácter que está en armonía
con su ley, y todo el que alcance la norma
requerida, entrará en el reino de la gloria. Cristo
mismo dijo: ‘El que cree en el Hijo, tiene vida
eterna; mas el que es incrédulo al Hijo, no verá la
DE LA TEORÍA Y LAS PALABRAS A LOS HECHOS

vida’.... Y en el Apocalipsis declara: ‘Bienaventurados


los que guardan sus mandamientos, para que su
potencia sea en el árbol de la vida, y que entren por
las puertas en la ciudad’ Apocalipsis 22:14. En
cuanto a la redención final del hombre, ésta es la
única elección que nos enseña la Palabra de Dios.
El verdadero carácter no se forma desde el exterior,
para revestirse uno con él; irradia desde adentro. Si
queremos conducir a otros por la senda de la
justicia, los principios de la justicia deben ser
engastados en nuestro propio corazón. Nuestra
profesión de fe puede proclamar la teoría de la
religión, pero es nuestra piedad práctica la que
pone de relieve la palabra de verdad. La vida
consecuente, la santa conversación, la integridad
inquebrantable, el espíritu activo y benévolo, el
ejemplo piadoso, tales son los medios por los
cuales la luz es comunicada al mundo.
Mateo 7:21; La Maravillosa Gracia de Dios, pág. 350, El Deseado de Todas las Gentes, pág. 273
6
Así, todo lo que queráis que los hombres os hagan,
6 hacedlo también vosotros por ellos. Esta es la ley y
los profetas.
Los judíos cultivaban un espíritu de venganza....
Pero los que por cualquier supuesta provocación
se sienten libres para ceder a la ira o al
resentimiento, están abriendo el corazón a
Satanás. La amargura y animosidad deben ser
DE LA TEORÍA Y LAS PALABRAS A LOS HECHOS

desterradas del alma si queremos estar en armonía


con el cielo.
La regla de oro es el principio de la cortesía
verdadera, cuya ilustración más exacta se ve en la
vida y el carácter de Jesús. ¡Oh! ¡Qué rayos de
amabilidad y belleza se desprendían de la vida
diaria de nuestro Salvador! ¡Qué dulzura emanaba
de su misma presencia! El mismo espíritu se
revelará en sus hijos. Aquellos con quienes mora
Cristo serán rodeados de una atmósfera divina.
Sus blancas vestiduras de pureza difundirán la
fragancia del jardín del Señor.
Nadie que tenga el ideal verdadero de lo que
constituye un carácter perfecto dejará de
manifestar la simpatía y la ternura de Cristo. La
influencia de la gracia debe ablandar el corazón,
refinar y purificar los sentimientos, impartir
delicadeza celestial y un sentido de lo correcto.
Mateo 7:12; El Deseado de Todas las Gentes, pág. 277, El Discurso Maestro de Jesucristo, pág. 114
7
Venga tu reino. Sea hecha tu voluntad en la
7 tierra, como en el cielo.
La primera mitad de la oración que Jesús nos
enseñó tiene que ver con el nombre, el reino
y la voluntad de Dios: que sea honrado su
nombre, establecido su reino y hecha su
voluntad. Y así, cuando hayamos hecho del
LA VOLUNTAD DE DIOS Y LA VENIDA DEL REINO

servicio de Dios nuestro primer interés,


podremos pedir que nuestras propias
necesidades sean suplidas y tener la
confianza de que lo serán. Si hemos
renunciado al yo y nos hemos entregado a
Cristo, somos miembros de la familia de Dios,
y todo cuanto hay en la casa del Padre es
nuestro. Se nos ofrecen todos los tesoros de
Dios, tanto en el mundo actual como en el
venidero. El ministerio de los ángeles, el don
del Espíritu, las labores de los siervos, todas
estas cosas son para nosotros. El mundo, con
cuanto contiene, es nuestro en la medida en
que pueda beneficiarnos. Aun la enemistad
de los malos resultará una bendición, porque
nos disciplinará para entrar en los cielos. Si
somos ‘de Cristo’, ‘todo’ es nuestro.

Mateo 6:10, El Discurso Maestro de Jesucristo, pág. 94


“Así expuso Cristo los principios de su reino, y demostró que eran la gran
regla de la vida; y para grabar la lección, añadió una ilustración. No es
suficiente, dijo, que oigáis mis palabras. Por la obediencia debéis hacer de
ellas el fundamento de vuestro carácter. El yo no es sino una arena
movediza. Si edificáis sobre teorías e inventos humanos, vuestra casa caerá.
Quedará arrasada por los vientos de la tentación y las tempestades de la
prueba. Pero estos principios que os he dado permanecerán. Recibidme;
edificad sobre mis palabras” (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 281).
ESTUDIO ADICIONAL

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