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Teoría y Práctica Grupoanalítica

Grupos multifamiliares
Volumen 2, número 1
Mayo 2012
Índice. Teoría y práctica grupoanalítica. 2(1)

Pág.
Índice Volumen 2, número 1:
Editorial . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5
PrEsEntación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7
sEmPErE, J. nexos del modelo de psicoanálisis multifamiliar con
otros enfoques terapéuticos. consideraciones acerca de una nueva
epistemología. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11
Connections between the Multifamily Psychoanalysis Model and
Other Therapeutic Approaches. Considerations for a New Episte-
mology.
García Badaracco, J. E. ¿cómo se comienza un grupo multifami-
liar? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 21
How Is a Multifamily Group Started?
García Badaracco, J. E. Psicoanálisis multifamiliar. . . . . . . . . . . 25
Multifamily Psychoanalysis
mascaró, n. El Grupo de Psicoanálisis multifamiliar. . . . . . . . . . . 35
The Psychoanalytic Multifamily Group.
simond, H. d. El ‘Esquema de articulaciones’ de Jorge García Ba-
daracco y su relación con el esquema reversible de la mente. . . . . . 45
The ‘Schema’ by Jorge García Badaracco and its Relationship with
the Reversible Pattern of the Mind
Blanqué, J. mª, Briansó, a., García, n., Hurtado, y cols. El gru-
po multifamiliar como observatorio privilegiado de familias con vi-
vencias psicóticas. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 65
Multiple Family Group Therapy as an Privileged Observatory of
Families with Psychotic Experiences.
lóPEz atiEnza, J. l., BlaJakis, mª i. El clima emocional en los gru-
pos multifamiliares: su construcción y contribución al cambio. . . . 81
The emotional climate in multifamily groups: its construction and
contribution to change
PallEiro, E. Psicoanálisis multifamiliar, asambleas y rehabilitación. 95
Multi-Familiar Psychoanalysis, Assembly and Rehabilitation.
3
Pág.
sEmPErE, J., FuEnzalida, c., PérEz, a., mEsa, a., JadraquE, r.,
ruvira, B., Et al. análisis del modelo de terapia grupal multifami-
liar aplicado en instituciones del sureste español. . . . . . . . . . . . . . . 109
Analysis of the Multifamily Group Therapy Model Applied in South-
east Spanish Institutions.
GodinHo, P., cEntEno, m. J., FialHo, t., nEto, i. m. El grupo mul-
tifamiliar y el síndrome de las puertas abiertas: del diagnóstico a la
terapéutica. la contribución portuguesa. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 123
The Multifamily Group and the Indoors Opened Syndrome: From
Diagnosis to Therapy. A Portuguese Contribution
García dE BustamantE, E. la función por hacer. Commedia da fare. 137
The Play to Be Performed. commedia da Fare
inGElmo, J., caldErón, P., sáncHEz, c. Psicoterapia de grupo de
orientación grupoanalítica con pacientes graves ingresados en una
unidad de agudos. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 147
Group Analysis-Oriented Group Psychotherapy with Severe Patients
Admitted to an Acute Unit
torrEnts, o. valoración del grado de fiabilidad grupal y de los fac-
tores terapéuticos en dos grupos de personas adictas en un contexto
penitenciario. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 163
Evaluation of the Level of Group Reliability and Therapeutic Factors
in Ttwo Groups of Addict People in a Prison Context
simond, H. d. autores de referencia: Jorge E. García Badaracco . . 180
tErminoloGía En PsicotEraPia dE GruPo: Plexus. . . . . . . . . . . . . . 191
dE nuEstra HEmErotEca . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 195
liBros quE ayudan a PEnsar . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 200
coderch, J. (2010). la práctica de la psicoterapia relacional. El mo-
delo interactivo en el campo del psicoanálisis. madrid: ágora rela-
cional.
PinEs, m. reflexiones. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 207
BolEtín dE suscriPción. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 217
inFormación Para PuBlicación dE artículos . . . . . . . . . . . . . . . . 219

4
Editorial

Si el número anterior versó en torno a la investigación en psicoterapia


de grupo, este se introduce de lleno en el terreno asistencial. Javier Sempere,
amigo y compañero desde hace un tiempo, nos ha cocinado un número en
el que la combinación de sabores diversos da como resultado un menú que
es una buena degustación del estado actual de los grupos multifamiliares. Su
esfuerzo y sus diversos contactos nos permiten poder paladear el conjunto
de trabajos que ha podido y ha sabido recopilar. En el menú nos encontra-
mos con el viejo y agradable sabor que emana del propio García Badaracco
y con otros sabores intermedios que surgen de experiencias profesionales
inspiradas en su obra. Cuando le propuse a Sempere que, como editor invi-
tado, coordinara este número, lo hice a sabiendas del conocimiento que tiene
de los grupos multifamiliares y, sobre todo, del gran afecto y admiración
que profesa hacia la figura de nuestro también amigo Jorge García Bada-
racco, que nos dejó hará ya un año y medio. Vaya en su recuerdo este nú-
mero en el que buena parte de los trabajos aquí publicados surgen de sus
enseñanzas.
Si nuestro reconocido y admirado Jorge García Badaracco ejerció en
muchos de nosotros una gran atracción no fue solo por sus propias caracte-
rísticas personales, sino por la capacidad de transmitir unas ideas funda-
mentales que nos han servido y nos sirven para comprender mejor lo que ha
podido ir sucediendo para que una persona acabe siendo diagnosticada de
“loco”. Pero no es locura, es sufrimiento; más aún, son formas de tratar de
llegar a sostener y soportar ese dolor. Dolor profundo que proviene de unas
interdependencias patógenas y patológicas que han ido constituyendo a esa
persona de tal forma que, como bien nos indica Mascaró en su trabajo, queda
organizada en una determinada construcción destinada a neutralizar el su-
frimiento psíquico. A esa construcción la llamamos enfermedad mental. Eti-
queta que muchos cuestionamos –aunque no todos– y que genera
movimientos en contra de la concepción que hay tras el DSM. Desde nues-
tra particular forma de entender el sufrimiento humano, una de las mejores
formas que tenemos para abordarlo y entenderlo es la organización de los
grupos multifamiliares, sello de identidad fundamental de García Badaracco.
En ocasiones, cuando queremos delimitar el concepto de grupoanáli-
sis, podemos caer en la caricaturesca idea de centrar todo este desarrollo
conceptual en la figura de su iniciador, olvidando o marginando las aporta-
ciones que, respetando los puntos de vista iniciales, permiten ampliar o au-
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mentar la visión del ser humano. Ya el propio Foulkes, cuando aporta la
idea de plexo, deja la simiente para que otros como García Badaracco, desde
una perspectiva muy diferente y no precisamente grupoanalítica, aborden el
tratamiento del grupo de personas significativas para un individuo concreto.
Nuestro admirado Jorge potencia el trabajo con el plexo trasladándolo al
marco multifamiliar, dándole un marco conceptual psicoanalítico y final-
mente denominándolo psicoanálisis multifamiliar. Este punto de arranque
ideológico, que ha caracterizado buena parte de la obra de García Bada-
racco, tiene diversas derivaciones que casan bien con las diversas formas de
proceder de los que se animan a organizar estos espacios terapéuticos y psi-
coterapéuticos en los diversos recursos asistenciales que existen.
No me corresponde a mí presentar a todos los autores que, de forma tan
generosa, nos han aportado su esfuerzo bajo la forma de un trabajo en torno
a los grupos multifamiliares. Como bien podréis comprobar, aparecen des-
arrollos de uno y otro lado del océano, y también de los dos países herma-
nos que comparten la península ibérica. Javier Sempere ha reunido un buen
abanico de experiencias que nos iluminan e informan del estado de des-
arrollo de la semilla que Jorge sembró. Junto a estos trabajos, aparecen otros
que ayudan a dar salida a las experiencias grupales de otros profesionales
que siguen realizando esfuerzos en el terreno grupal. Finalmente, tenemos
el placer de leer un texto que, a modo de “reflexiones”, nos remite Malcom
Pines. Con sus palabras y gesto espontáneo nos da el apoyo y reconoci-
miento al esfuerzo que estamos realizando en el terreno grupoanalítico. Qui-
siera agradecérselo de forma expresa.
Y para acabar, deseo mostrar mi alegría al saber que nuestra hermana
mayor, Clínica y Análisis Grupal, ha vuelto a aparecer de forma renovada.
Creo que eso nos beneficia a todos. Todo lo que guarde relación con el in-
tercambio científico, con compartir experiencias, con estimular el desarro-
llo de la teoría y de la práctica de la psicoterapia de grupo de marchamo
psicoanalítico o psicodinámico y con la investigación aplicada a la práctica
clínica, organizativa y social nos ayuda a todos.
Que la lectura de estos trabajos nos sea de gran provecho.
El editor.

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Presentación

Me gusta romper moldes. Los moldes nos estructuran y contienen,


pero, a menudo, se convierten en corsés que limitan nuestra creatividad. Al
inicio de mi formación como psiquiatra traté de buscar una escuela en la
que moldearme, tanto como persona como profesionalmente. Me introduje
en el psicoanálisis en un intento por entender la mente individual; en la te-
oría sistémica, buscando comprender las dinámicas familiares; en el cog-
nitivismo y conductismo para analizar el aquí y ahora; y en la gestalt para
reconocer mis emociones y las de los otros. En todas ellas encontré res-
puestas, pero también limitaciones que me llevaron a no adscribirme a nin-
guna en concreto.
Hace diez años llegó a mis manos un libro en el que se describía un
contexto de terapia que, al fin, servía como un molde universal y flexible:
“la terapia multifamiliar” de Jorge García Badaracco. El descubrimiento me
llevó a Buenos Aires y a introducirme en el equipo de García Badaracco
durante varios meses. En ese tiempo, mis estudios previos adquirieron sen-
tido al integrarse dentro de la experiencia terapéutica multifamiliar. Había
encontrado el molde que rompe todos los moldes.
Ahora tengo el honor de coordinar el presente número de la revista Te-
oría y Práctica Grupoanalítica dedicada a la terapia multifamiliar y que re-
copila tanto artículos inéditos de García Badaracco como de varios autores
de diversos países que se inspiraron en su modelo de psicoanálisis multifa-
miliar para sus experiencias multifamiliares.
Llama la atención que García Badaracco no limitara la formación de
terapeutas a psicólogos y psiquiatras. De hecho, apoyó a personas que se
acercaron a sus grupos como pacientes y que, posteriormente, pasaron a
convertirse en auténticos terapeutas. Ahí está el ejemplo de Luis, un bom-
bero al que García Badaracco apoyó en la conducción de sus grupos en
Luján, una ciudad de la periferia de Buenos Aires; o el de Hernán Simond,
su propio secretario personal, quien procedente del campo de la literatura
pasó a ser su más fiel colaborador tanto en los aspectos personales como en
la coordinación y formación de grupos de profesionales.
Precisamente en este número contamos con la contribución inestimable
de Hernán Simond, a quien debemos la publicación de dos artículos inédi-
tos del gran maestro. Ambos artículos originales hacen que Jorge García
Badaracco vuelva a vivir entre nosotros a través de lecciones llenas de cla-
ridad y humildad. Con su escritura nos lleva a los primeros pasos de un
7
grupo multifamiliar, con sus temores y silencios, y a una revisión del con-
tenido teórico y de los mecanismos terapéuticos del psicoanálisis multifa-
miliar. El propio Hernán Simond nos introduce en la esencia del
psicoanálisis multifamiliar a través de un artículo de su propio cuño en el
que describe, desde una formulación científica, el “esquema de articulacio-
nes” al que García Badaracco dedicó largo tiempo de reflexión a lo largo de
su carrera profesional. Finalmente, Simond realiza una breve biografía del
maestro del psicoanálisis multifamiliar y la recopilación bibliográfica de su
obra.
Otra de las contribuciones más significativas a este número es la de
Norberto Mascaró, uno de los introductores del psicoanálisis multifamiliar
en nuestro país y que fue fiel colaborador de García Badaracco en la clínica
DITEM de Buenos Aires. Mascaró analiza, a través de su artículo, nuevos
aspectos de las dinámicas grupales multifamiliares.
José Luis López Atienza es otro de los pioneros del psicoanálisis mul-
tifamiliar en nuestro país y uno de los profesionales que cuenta con una más
larga experiencia en la conducción de grupos multifamiliares. En el artículo
que firma junto a Maribel Blajakis, nos acerca un análisis del clima emo-
cional en el particular contexto multifamiliar que complementa los aspec-
tos tratados por Mascaró.
Otros artículos nos trasladan a experiencias actuales en grupos multi-
familiares en diferentes contextos internacionales: Joan Manuel Blanqué y
su equipo de Barcelona nos describen su experiencia en la aplicación del
modelo multifamiliar con pacientes que presentan primeros brotes psicóti-
cos; Eva Palleiro y sus colaboradores describen el modelo de grupo multi-
familiar –que denominan “asambleas”– en el contexto público uruguayo;
Paula Godinho y su equipo, la forma de aplicación del psicoanálisis multi-
familiar en una institución sanitaria de Lisboa; Ester Bustamente nos trans-
mite de una original manera como la multifamiliar fue introducida en un
hospital psiquiátrico de Madrid; y yo mismo, junto a un nutrido grupo de co-
legas, describo el foro de formación en psicoterapia multifamiliar que desde
hace varios años viene difundiendo el modelo desde Elche y su entorno ge-
ográfico. Por último, Joaquín Ingelmo y su equipo de Badajoz nos hablan
de grupos no estrictamente multifamiliares dentro de una unidad hospitala-
ria de agudos, pero a su vez compatibles con experiencias multifamiliares
que se llevan a cabo en el mismo centro.
Sin duda este número de nuestra revista es el documento que confirma
que se está produciendo una revolución en el ámbito de la salud mental,
pues la terapia multifamiliar no solo consigue integrar a todos los demás
8
PRESENTACIÓN

modelos y alejarse de visiones de terapia más fragmentarias y deshumani-


zadas, sino que, además, universaliza la psicoterapia y la acerca a todos.
García Badaracco sigue inspirando a todos los que trabajamos por el
contexto multifamiliar, pero en las nuevas generaciones de terapeutas recae
la responsabilidad de seguir repensando y optimizando el modelo, sin olvi-
dar que la terapia multifamiliar no tiene dueño ya que, por definición, es
universal y ofrece cabida a todos.
Javier Sempere, 26 de abril de 2012

9
El Instituto de Grupoanálisis es una sección de la Fundación OMIE creada de
acuerdo con la resolución adoptada en Junta Extraordinaria del Patronato con
fecha doce de diciembre de mil novecientos ochenta y cinco (Art.1). Dicho
Instituto tiene como fines:
• La formación de expertos en Grupoanálisis.
• La facilitación y potenciación de cursos de formación en Grupoanálisis or-
ganizados por sus miembros titulares.
• La facilitación y potenciación de intercambios científicos entre los miembros
del instituto en aras de mejorar su preparación científica.
• La facilitación y potenciación de intercambios científicos entre los miembros
del instituto y otros institutos internacionales de formación grupal y grupo-
analítica en particular. (Art. 2)
Su domicilio social es la sede de la Fundación, c/ Ramón y Cajal, 2 bis, 4º,
Dpto 4. 48014 Bilbao. (Art. 3) (www.fundacionomie.org)
En Heildelberg, el 16 de octubre de 1988 este Instituto junto a los de Atenas,
Cambridge, Copenhague, Heidelberg, Londres (dos institutos), Múnich, Nor-
thampton, Roma, Zagreb y Zúrich crean una federación denominada Euro-
pean Group Analytic Training Institutions Network (EGATIN), con el objetivo de
estimular programas formativos en grupoanálisis de alto nivel, favoreciendo el
intercambio de experiencias entre sus miembros. En estos momentos EGATIN
está formada por treinta y tres institutos.
El Instituto de grupoanálisis de la Fundación OMIE se reactiva en reunión del
Patronato el 20 de enero del 2010 (Art. 1). Esta sección renace con unos es-
tatutos y estructura readaptada a la realidad actual manteniendo los fines para
la que fue creada. La estructura del Instituto contempla varios niveles de ser
miembro: Asociados, Adjuntos, Titulares, Docentes, Supervisores, y de Honor
(Art. 4)
La pertenencia al Instituto supone la obtención del reconocimiento oficial de
la formación grupoanalítica avalada por él, el respaldo a los desarrollos pro-
fesionales posteriores de sus miembros como grupoanalistas siempre que se
ajusten a los estándares de calidad y de ética que este Instituto avala (Art.
16), la asistencia prioritaria a las actividades formativas que el Instituto orga-
niza, y la facilitación de contactos con otros Institutos europeos. Igualmente
dicha pertenencia supone una cuota anual acorde con la categoría de miem-
bro que simboliza el vínculo con el Instituto.
La Junta directiva está formada por: J.M. Sunyer, S. de Miguel, E. de la Sierra,
I. Hijosa, M. Mateos, J. Gutierrez
Información: institutobarcelona.omie@gmail.com
Nexos del modelo de psicoanálisis
multifamiliar con otros enfoques terapéuticos.
Consideraciones acerca de una
nueva epistemología
Connections between the Multifamily
Psychoanalysis Model and
Other Therapeutic Approaches
Considerations for a New Epistemology
JAVIER SEMPERE PÉREZ

RESUMEN: El psicoanálisis multifamiliar supone una revolución dentro del


campo de la psicoterapia. Partiendo del pensamiento psicoanalítico, el Dr.
García Badaracco elabora un nuevo cuerpo teórico que integra aportes de
autores con diferentes enfoques y que aúna las intervenciones individuales,
familiares y grupales en un contexto abierto y espontáneo. Tras el análisis de
las conexiones teóricas y prácticas de la obra de García Badaracco con estos
autores se sugiere que el psicoanálisis familiar conforma una nueva episte-
mología en psicología.
PALABRAS CLAVE: psicoanálisis, terapia sistémica, terapia familiar, psicoaná-
lisis multifamiliar, grupos multifamiliares, modelos de terapia.
SUMMARY: Multifamily Psychoanalysis is a revolution within the field of psycho-
therapy. On the basis of psychoanalytical thought, Dr. García Badaracco de-
vises a new theoretical framework that integrates contributions from authors
with different approaches and encompasses individual, family and group in-
terventions in a spontaneous and open context. After analyzing the theoreti-
cal and practical connections between García Badaracco’s work and these
authors, it is proposed that multifamily psychoanalysis makes up a new epis-
temology in psychology.
KEY WORDS: Psychoanalysis, systemic therapy, family therapy, multifamily the-
rapy, multifamily groups, types of therapy.

Introducción
La terapia multifamiliar se asocia con el psiquiatra Jorge García Bada-
racco, quien hace cincuenta años introdujo el psicoanálisis multifamiliar en

Sempere, J. (2012). Nexos del modelo de psicoanálisis multifamiliar con otros enfoques terapéuticos. Con-
sideraciones acerca de una nueva epistemología. Teoría y práctica grupoanalítica, 2(1):11-20

11
JAVIER SEMPERE PÉREZ

instituciones sanitarias argentinas. Dada la escasa mejoría observada con


los abordajes psicoanalíticos tradicionales en pacientes con enfermedad
mental grave, García Badaracco optó por ampliar el foco del tratamiento a
todo el sistema familiar a través de un contexto terapéutico que incluye si-
multáneamente a varias familias y profesionales. Su idea resulta innovadora
pues aúna la intervención terapéutica sobre aspectos individuales y fami-
liares en un contexto grupal multifamiliar. El contexto abierto y espontáneo
de los grupos multifamiliares supuso una revolución respecto a los encua-
dres rígidos de su época al universalizar y democratizar la psicoterapia, ha-
ciéndola accesible a todos (profesionales, pacientes y familias). Pese a la
lucidez y carácter obstinado de García Badaracco, la ruptura con los en-
cuadres rígidos de la época lo llevó a ser excluido de numerosos círculos
profesionales y a sufrir periodos de melancolía. Conocedor de ello, en mi úl-
tima conversación con Jorge, pocas semanas antes de su muerte, traté de
transmitirle el arraigo que la terapia multifamiliar estaba alcanzando en
nuestro medio y mi convicción acerca de su enorme proyección de futuro.
El presente número de la revista “Teoría y práctica grupoanalítica” repre-
senta un homenaje a Jorge García Badaracco que nos ofrece la posibilidad de
leer artículos inéditos del maestro, así como de otros autores que nos acercan
sus experiencias en grupos multifamiliares. Su lectura nos hace revivir el es-
píritu creativo de García Badaracco y nos reafirma en la constatación de que
el modelo de terapia multifamiliar empieza a tener arraigo en numerosos con-
textos internacionales. Pero también nos plantea dudas y nuevos retos de fu-
turo, como son dotar al modelo de una base metodológica y teórica más
estructurada, así como investigar aspectos de su eficacia y efectividad.

Análisis del modelo de psicoanálisis multifamiliar y cone-


xión con otros modelos de terapia

La revisión de la obra de Jorge García Badaracco nos sorprende por la


apertura de su enfoque que a partir de los modelos psicoanalíticos clásicos va
progresivamente encontrando puntos en común con modelos teóricos tan di-
versos como los sistémicos, construccionistas y existencialistas, entre otros.
Cabe preguntarse si García Badaracco aprendió y replicó lo que otros autores
propusieron (quienes hemos conocido su variada biblioteca así podríamos in-
tuirlo) o si llegó a establecer nexos comunes con ellos guiado por su com-
promiso empírico en la comprensión y cura de la enfermedad mental.
García Badaracco construyó una modalidad de intervención tan nove-
dosa que quizás no es descabellado decir que tras su obra se halla una nueva
epistemología en psicología que va más allá del psicoanálisis, tal y como él
12
NEXOS DEL MODELO DE PSICOANÁLISIS MULTIDISCIPLINAR ...

mismo expresa en sus escritos, donde refiere que “los grupos multifamilia-
res constituyen una técnica con especificidad propia y una nueva metapsi-
cología. Quien conduce grupos multifamiliares debe recurrir a múltiples
modelos si quiere dar cuenta acabadamente de la fenomenología que se pre-
senta” (2000:312) afirmando que “no es necesario abrazar una escuela en
particular para trabajar en este contexto. Es mucho más operante trabajar
creativamente cada situación particular” (2000:54).

A continuación analizamos su libro “Psicoanálisis multifamiliar”


(2000), obra compiladora de su pensamiento, y realizamos una breve revi-
sión bibliográfica en busca de estas conexiones, remarcando los términos
básicos del modelo que creó.

1. Consideraciones acerca de la génesis de la enfermedad


mental

García Badaracco huye del predeterminismo genético-biológico para


explicar la aparición del trastorno mental, reformulando la enfermedad men-
tal como una patología vincular que aparece como consecuencia de una in-
adecuada comunicación humana en forma de interdependencias. Según
García Badaracco, la enfermedad mental surge ante la imposibilidad de al-
canzar y mantener una relación de verdadera intersubjetividad y de respeto
por el otro como sujeto, transformando al otro en un objeto. El enfermo
mental vive así “habitado por otros y manejado por otros por la necesidad
de ser aceptado y querido por los otros significativos, en particular por los
padres, e imposibilitado para desarrollar su propio sí mismo” (2000:250).
Esta idea badaraquiana de ser “habitados” por múltiples “personajes” guarda
un gran paralelismo con el pensamiento de otros psicoanalistas. Lacan se-
ñala que el “yo” es la suma de las distintas identificaciones del sujeto a lo
largo de la vida, de manera que nos empeñamos en ser lo que no somos en
función de los demás y construimos “personajes” en un deseo de compla-
cer el deseo del otro (1998); Sullivan se refiere al sistema del yo como re-
presentaciones reflejas de otros y destaca la especial sensibilidad del niño
para captar el estado de ánimo de las personas de su entorno en lo que de-
finió como “nexo empático” (1953); y Jung utiliza el término “persona” o
“máscara” para definir la necesidad de dar una “buena impresión” y satis-
facer los roles que la sociedad nos exige alejándonos del sí-mismo (1991).

García Badaracco señala las dinámicas familiares como generadoras de


patología, conectando asimismo con el pensamiento de otros psicoanalistas.
El propio García Badaracco hace referencia a Freud y la importancia que les
atribuye en el caso clínico del pequeño Hans (1990); Levy describe el
13
JAVIER SEMPERE PÉREZ

“poder patógeno de la sobreprotección” (Eisenberg,2006); Frieda Fromm-


Reichmann acuña el término de “madre esquizofrenógena” (1994); Mahler
analiza la “relación simbiótica” entre madre e hijo (1984); Klein metafo-
riza las frustraciones en la relación madre-niño en la figura del “pecho malo”
(1988); y Winnicott define “la madre no suficientemente buena” como aque-
lla incapaz de promover la “espontaneidad” del niño (2006). Precisamente,
los términos “espontaneidad” y “verdadero yo” (o su equivalente “yo-
mismo”) aparecen repetidamente en la obra de García Badaracco, quien se
refiere al paciente mental grave como “aquel que no ha podido crecer y es-
tructurarse sobre la base de la espontaneidad y que no ha podido desarrollar
su sí mismo al no haber sido reconocido por sus padres en sus manifesta-
ciones más auténticas” (Mitre, 1998:31). Muy cercano resulta el pensa-
miento de Kohut, quien hace referencia al “sí-mismo” como estructura
estable que emerge de un estado infantil frágil y fragmentado en cuyo des-
arrollo es trascendental la empatía por parte de los demás (1990). Otros mo-
delos de comprensión estrechamente relacionados con las hipótesis de
García Badaracco son la “teoría del vínculo”, que correlaciona la génesis de
la enfermedad mental con la calidad del vínculo materno-filial (Bolwy,
1986) y el legado de A. Miller, según el cual la patología mental aparece
como consecuencia de un trato no respetuoso hacia el niño (1998).

En esta misma línea, J. L. Linares menciona el “desamor” en forma de


maltrato psicológico o físico como el fundamento de la psicopatología
(1996). Las palabras “respeto” y “amor” hacia el otro están muy presentes
a lo largo de la obra de García Badaracco quien incluso hace referencia a
Maturana y su teoría de la “biología del amor” (1996) y a Balint y su teoría
de los “defectos básicos” (1993). Ambas teorías relacionan la aparición de
la enfermedad mental con la “falta de amor”.

Las escuelas de terapia familiar formulan hipótesis que nos conectan con
el concepto badaraquiano de “interdependencias patógenas” (término al que
también García Badaracco se refiere como “la presencia de los otros en nos-
otros”). Ackerman señala la dificultad de individuación y crecimiento perso-
nal en los enfermos mentales como resultado del “entrometimiento”
patológico entre los miembros de la familia (García Badaracco, 2000); Bos-
zormeny-Nagy y Spark introducen el concepto de “lealtades invisibles” en
la familia, consistentes en expectativas estructurales a las que sus miembros
se deben (1983); Bowen denomina “triangulación” a la inadecuada diferen-
ciación de los miembros que puede llevar a una pareja marital a incluir a ter-
ceras personas como forma de estabilizar sus tensiones (1991); Haley describe
el “triángulo perverso” (1967); Selvini, los “juegos relacionales” en la fami-
14
NEXOS DEL MODELO DE PSICOANÁLISIS MULTIDISCIPLINAR ...

lia en los que queda atrapado el enfermo mental (1998); Minuchin señala el
“entrometimiento” o su opuesto, el “desentendimiento”, como generadores
de patología mental en familias disfuncionales (1984); y los modelos de te-
rapia familiar existencial representados por Whitaker y Bumberry plantean
que tras la enfermedad mental subyace una falta de individuación y estimu-
lación de la creatividad de los miembros de la familia (1991).
García Badaracco también se hace eco de la “teoría del doble vínculo”
formulada por la escuela de Palo Alto que relaciona un particular modelo de
comunicación como factor necesario pero no suficiente en la génesis de la
psicosis (Watzlawick, 1987), algo que desde otra perspectiva también señaló
Searles al relacionar determinados tipos de comunicación familiar con la
aparición de la esquizofrenia (1959).
Resulta especialmente interesante establecer una conexión entre la idea
de “objeto enloquecedor” de García Badaracco y el “síndrome de aliena-
ción parental” que Gardner describió en procesos de separación conyugal
(1999). Si bien este síndrome no ha sido reconocido por la OMS ni las prin-
cipales organizaciones psiquiátricas como entidad con valor científico, su
contenido es sorprendentemente próximo a los procesos de “alienación” y
de “desalienación” señalados por García Badaracco (2000:41). La palabra
“alienación” define mejor que ninguna otra los efectos patógenos que los
otros pueden causar en nosotros. Según la RAE “alienar” significa “quitar
o causar la pérdida de la personalidad, la identidad o las ideas propias de una
persona o de un colectivo o alterar la razón y los sentidos temporal o per-
manentemente” (2001). El concepto “alienación” referido por Gardner y
García Badaracco está muy próximo al de “instigación” que Selvini des-
cribe en las parejas de padres de hijos psicóticos (1998) así como a los fe-
nómenos de mobing y bulling, tan de actualidad en los medios de
comunicación, referidos a procesos alienadores en el medio laboral y esco-
lar, respectivamente.
2. Acerca del contexto y la intervención terapéutica
Henri Laqueur inició grupos multifamiliares en 1951, siendo conside-
rado el fundador de la terapia multifamiliar. Sus grupos acogían a pacien-
tes institucionalizados y a sus familias, pero su metodología y finalidad eran
muy diferentes a los de García Badaracco, puesto que no contaban con un
fundamento psicoterapéutico definido (Bertrando P et Toffanetti D, 2004).
Existen otras experiencias en abordajes terapéuticos que comparten el en-
cuadre multifamilar pero que quedan lejos del modelo teórico del psicoa-
nálisis multifamiliar, como por ejemplo las descritas por Bowen -quien
aplicó la terapia familiar sobre varias familias conjuntamente (1991)-,
15
JAVIER SEMPERE PÉREZ

McFarlane, -que utiliza un método asertivo-comunitario y psicoeducativo


(1996)- y Asen -desde un modelo sistémico (2006)-.

Aunque García Badaracco siempre se definió como psicoanalista, no


cabe duda de que su modo de trabajo rompe con los encuadres psicoanalí-
ticos tradicionales. El contexto multifamiliar en el que desarrolla el proceso
terapéutico resulta innovador por su apertura tanto a pacientes y sus fami-
liares como al conjunto de profesionales de la institución; pero también por
la forma en la que se produce el encuentro con el paciente fundamentada en
el “encuadre espontáneo” y en la incondicionalidad para con el paciente,
algo que García Badaracco definió como “estar disponible” o “contar con”
(2000:37). Esta disponibilidad del terapeuta nos traslada a conceptos acu-
ñados por otros autores, como el holding de Winnicott (2002), el “terapeuta
testigo” de Miller, (1998 y 2009), el “terapeuta valiente” de Borja (1995) y
el “estar con” de Rogers (1989), entre otros.

Es sabido que García Badaracco atendía las demandas de sus pacientes


a cualquier hora del día y que a menudo se desplazaba a sus domicilios o los
recibía en su propia casa. Algunos miembros de su familia concurrían a los
grupos multifamiliares que él conducía y compartía espacios extraterapéu-
ticos con pacientes y familias, convencido de que el tratamiento del paciente
requiere un interés genuino por conocer a la persona en su contexto fami-
liar y social. García Badaracco se halla próximo así a las corrientes huma-
nistas y existencialistas en psicoterapia que bajo el lema de la “terapia
centrada en la persona” (Rogers, 1989) sostienen que la potencialidad de
cambio está en el paciente y que la “relación” es la cosa más importante
que el terapeuta puede ofrecerle (Borja, 1995, Yalom, 1984; Frankl, 1999;
Hubble, 1999). Estas ideas están estrechamente ligadas a los conceptos de
“virtualidad sana” y “recursos yoicos”, con los que García Badaracco de-
nomina los elementos de salud mental inherentes a todo ser humano, más
allá de su patología, y que son potencialmente “rescatables” en el proceso
terapéutico.

Las visiones construccionistas en psicoterapia también se aproximan al


pensamiento de García Badaracco pues redundan en la construcción mutua
de la realidad a través de la relación terapéutica y apuestan por un posicio-
namiento más humilde del terapeuta dentro del proceso de terapia (Ander-
sen, 2005; McNamee y cols., 1996). De este modo, Gergen, por ejemplo,
refiere que “la psicoterapia exitosa no implica que el terapeuta ha tenido
razón, sino que la construcción que él ha edificado con los miembros del sis-
tema terapéutico es operativa” (McNamee y cols., 1996). Paralelamente,
García Badaracco insta a “reconocer que los terapeutas no tenemos que de-
16
NEXOS DEL MODELO DE PSICOANÁLISIS MULTIDISCIPLINAR ...

cirle a los otros, los pacientes, lo que ellos no saben de sí mismos, y que de-
bemos reconocer que nosotros tampoco sabemos demasiado de lo que nos
pasa a nosotros mismos. Lo que realmente importa es colocarnos nosotros
y colocar a los demás en la mejor situación posible para poder hacer des-
cubrimientos que nos permitan conocernos mejor” (2000:275).
Para García Badaracco “cualquier cambio psíquico debe pasar por la
emoción antes de ser mentalizado” (2000:98), recurriendo así a la idea de
“experiencia emocional correctiva” introducida por A. Franz (Vinadradov y
Yalom, 1996) y apoyada por terapeutas gestálticos. Con este fin propone la
“alianza terapéutica” y un adecuado “clima emocional” como elementos
imprescindibles en terapia (2000:240).
Otro punto definitorio en la obra de García Badaracco es la capacidad
del modelo multifamiliar para integrar todos los recursos técnicos, profe-
sionales y humanos al alcance del paciente, aproximándose así a la idea de
otro psicoanalista, H. Guntrip, quien propuso la inclusión en terapia de dis-
tintos profesionales y del contexto familiar y social del paciente (1971).
García Badaracco evita el “falso problema de las controversias entre es-
cuelas” (2000:54) y aúna en su modelo “lo sistémico con lo psicoanalítico”
(2000:265) integrando así “los distintos enfoques y las distintas teorías en
una unidad virtual amplia, abarcativa de la dimensión individual psicoana-
lítica, de la dinámica grupal y de la patología de la familia (…) sin por esto
caer en un eclecticismo empobrecedor” (2000:31, 49, 50). Esta visión inte-
gradora de García Badaracco se adelanta en el tiempo a las pujantes “psi-
coterapias integrativas” que ponen su énfasis tanto en los factores comunes
entre modelos como en la integración de las diversas teorías (Arkowitz,
1992), pero únicamente García Badaracco las aglutina en un contexto mul-
tifamiliar, donde “los agentes de cambio son múltiples y la dimensión tera-
péutica se amplía hacia una verdadera multiterapia” (2000:259).
El concepto de “mente ampliada” que García Badaracco utiliza como
metáfora de la potencia del grupo multifamiliar resultante del sumatorio de
los recursos yoicos de todos los participantes (2000:271) guarda semejan-
zas con la de “matriz” grupal de Foulkes (2006) y con la importancia de las
relaciones interpersonales y los factores terapéuticos referidos por Yalom
como intrínsecos a la terapia de grupo (Vinogradov y Yalom, 1996).
Por último, señalaremos el paralelismo entre el enfoque de García Ba-
daracco y los modernos modelos de diálogo abierto (open dialogue) que en
los últimos años se aplican sobre todo en los Países Nórdicos. El diálogo
abierto propone que el conjunto de intervenciones terapéuticas se realice en
un contexto social abierto, en el que se promueva un diálogo polifónico que
17
JAVIER SEMPERE PÉREZ

dé voz a todos los miembros y en el que no se prejuzgue (Seikkula y Olson,


2003). Comparte, por tanto, la esencia del encuadre multifamiliar de Gar-
cía Badaracco y el fin último de la “función terapéutica” que definió como
“ir creando el clima de seguridad psicológica necesario para que cada pa-
ciente encuentre “su momento” para expresar “su verdad” (2000:46).

Conclusiones

Estas referencias y conexiones con tantos autores son solamente una


pequeña muestra de la complejidad y de la capacidad de integración del mo-
delo pensado por García Badaracco, autor que se nos descubre como psi-
coanalista, existencialista, gestáltico, humanista, terapeuta familiar,
terapeuta grupal y terapeuta multifamiliar, entre otros. La apertura y es-
pontaneidad de su contexto de intervención, la integración de diversos mo-
delos terapéuticos y la participación conjunta de todos los recursos
individuales, grupales, familiares, profesionales y sociales hacen del psico-
análisis multifamiliar una nueva manera de entender y aplicar la psicotera-
pia que va mucho más allá de cualquiera de los enfoques y métodos
conocidos hasta el momento. Con todo ello, ¿puede alguien poner en duda
que García Badaracco no solo gestó una modalidad de terapia, sino que,
además, creó una nueva epistemología en el campo de la psicología?

Sea como sea, jamás sus escritos lograrán transmitir la sencillez y la


humanidad de sus intervenciones que algunos de nosotros tuvimos el honor
de vivir y sentir en directo.

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NEXOS DEL MODELO DE PSICOANÁLISIS MULTIDISCIPLINAR ...

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Javier Sempere Pérez. Psiquiatra adjunto a la Unidad de Salud Men-


tal Infanto-Juvenil del Hospital Vega Baja de Orihuela (Alicante). Presi-
dente de la Asociación Salut Mental y director médico del Centre de Teràpia
Interfamiliar de Elche (Alicante). Docente y supervisor en grupos multifa-
miliares.
Dirección de contacto: bsaselx@hotmail.com
Recibido el 12 de febrero de 2012
Aceptado el 30 de marzo de 2012
Último borrador el 3 de abril 2012
20
¿Cómo se comienza un grupo multifamiliar?
How Is a Multifamily Group Started?
JORGE E. GARCÍA BADARACCO

RESUMEN: A través de estas breves líneas inéditas, el autor reflexiona sobre


la experiencia de iniciar un grupo en el que concurren muchos subgrupos fa-
miliares. La dureza que experimenta el conductor del mismo le lleva, en oca-
siones, a tratar de introducir sistemas de conducción próximos a las formas
de relación psicoterapéutica que se establecen en el marco del psicoanálisis
individual. Solo la prudencia y la capacidad de poder entender que el en-
cuadre es diferente nos permiten entender la dinámica de estos grupos desde
una perspectiva absolutamente nueva.

PALABRAS CLAVE: grupo, multifamiliar, inicio, conductor, transferencia grupal,


contratransferencia grupal.

SUMMARY: In these brief unpublished lines the author reflects on the expe-
rience of setting up a group in which many family subgroups concur. The
roughness that the conductor experiences leads occasionally to try to intro-
duce conducting systems close to the types of psychotherapy relationships that
are established within the framework of individual psychoanalysis. Only cau-
tion and the ability to understand that the framing is different allow us to un-
derstand the dynamics of these groups from a completely new perspective.

KEY WORDS: Group, multifamily, start, conductor, group transfer, counter


group

Es difícil describir el comienzo de un grupo multifamiliar porque se da


un inicio más o menos extenso de silencios, lo cual genera una expectativa
general tensa, cargada de las ansiedades personales de cada uno, de los te-
mores de iniciar temas que condicionan un clima de incertidumbre que es
vivido de una manera particular por cada uno de los participantes. Se hace
difícil saber cómo abarcar el conjunto de temores y ansiedades para poder
dar respuesta al momento que se está viviendo.
Siguiendo el modelo psicoanalítico habitual, algunos terapeutas espe-
ran que alguien hable. Esto puede ser adecuado, pero en este contexto el si-
lencio de los participantes no tiene la misma connotación que el silencio en
la sesión psicoanalítica. Debe ser percibido por el coordinador más bien

García Badaracco, J. E. (2012). ¿Cómo se comienza un Grupo Multifamiliar?. Teoría y práctica grupoana-
lítica, 2(1):21-4

21
JORGE E. GARCÍA BADARACCO

como una dificultad que hay que afrontar, porque lo más probable es que se
trate de la dificultad de abordar un tema difícil, angustiante, penoso.
En particular, en el caso de que haya sucedido algo penoso, como puede
ser la muerte de algún participante o algún familiar del grupo, suele pre-
sentarse una gran dificultad, y se¬ría muy inoportuno que el conductor uti-
lizara en este caso una de las muletillas “clásicas” de la psicoterapia,
diciendo, por ejemplo: “Hoy parece que nadie tiene nada que decir.” En el
caso en el que nadie se atreve a decir algo y el terapeuta percibe en el si-
lencio una dificultad compartida, es él quien debe asumir la responsabilidad
de tomar la palabra.
En este caso, tal vez sea bueno referirse a lo que él percibe como la
causa de la dificultad de poder hablar, y tratar de hacerlo desde él mismo,
refiriéndose al tema que presumiblemente está obstaculizando la participa-
ción.
Muchas veces hay personas que concurren en una gran necesidad de
traer un tema para compartir, pero, percibiendo que otras personas están
más necesitadas, adoptan una actitud de respetuoso silencio, que es muy
distinto de un silencio hostil que puede estar motivado por una necesidad
vengativa de poner al coordinador en una situación difícil. Esta situación
que estamos comentando puede tener cierta equivalencia con el silencio
hostil del que un psicoanalista puede ser objeto en una sesión individual, y
que puede llegar a merecer una interpretación de esa hostilidad.
En un contexto multifamiliar, donde también podemos percibir con-
ductas o expresiones cargadas de gran hostilidad, habrá que tener especial
cuidado en interpretar directamente la hostilidad de un silencio, en el sen-
tido de que puede ser vivido por alguien como si se le desenmascarara en
público. Las consecuencias de pasar por un momento de “vergüenza pú-
blica pueden ser potencialmente muy traumáticas.
Será útil, en ese caso, que el coordinador asuma la responsabilidad de
tolerar la hostilidad disfrazada en el silencio hasta poder lograr las condi-
ciones generales propicias para que esa persona, sintiéndose más aliviada,
indirectamente pueda hablar de la hostilidad que sintió antes, cuando ésta le
atragantaba de tal manera que le impedía hablar.
Hay personas que aprovechan el silencio de los demás para transfor-
marse rápidamente en el polo de atención, invadiendo el silencio de los
otros, las necesidades de los otros y, aparentemente sin el menor respeto por
los demás, pretender imponerse, invadir el campo fenoménico. Se consti-
tuyen así en el centro de atención de los demás y obligan muchas veces a que
se pongan límites. Las personas que se presentan de esta manera pueden
22
¿CÓMO SE COMIENZA UN GRUPO MULTIFAMILIAR?

responder a distintas personalidades y ya veremos, más adelante, a través de


ejemplos y de la descripción de situaciones concretas, a qué elementos psi-
copatológicos o caracteropáticos pueden responder estas conductas, y en
particular las posibilidades de tratamiento de las mismas en el contexto mul-
tifamiliar.
Queremos referirnos particularmente a que cuando una persona de ca-
racterísticas invasoras, narcisista, “irrumpe”, por así decir, en una situación
psicoanalítica individual, imponiendo al analista un discurso monolítico que
está condicionado más bien para tapar la boca al analista, este último se en-
contrará con dificultades particulares que conocemos por los múltiples re-
latos de la literatura psicoanalítica individual. En este sentido, el grupo
multifamiliar tiene recursos varios: tantos como personas presentes acusen
el impacto y pongan límites, señalando que al sentirse invadidas tratan de
defender un espacio propio, llamando a la reflexión colectiva grupal sobre
la actitud de una persona que “sin darse cuenta” invade a los otros de esa
manera.
En estas circunstancias, la forma en la que la persona toma en cuenta o
no lo que otros le dicen puede estar ya indicándonos aspectos importantes
de su estructura caracterológica. Porque alguno, tomando conciencia de lo
que se le está señalando, podría corregir rápidamente su comportamiento.
Por el contrario, otro se sentirá ofendido, considerará que no se lo deja ha-
blar, podrá seguir invadiendo con su palabra sin poder contenerse, o podrá
amenazar con irse, abandonando a los demás.
En todas estas situaciones el grupo podrá tener, de una manera inme-
diata y compartida, la vivencia de las dificultades que la presencia de esta
persona hará pasar a los otros que están allí, y también podrá percibir rápi-
damente las dificultades que presumiblemente esta persona sufrió en carne
propia de parte de otros en su historia personal, presumiblemente por las fi-
guras parentales, en relación con las cuales tuvo que estructurar una de-
fensa, una manera de anticiparse para neutralizar, invadiendo primero, la
invasión del otro.
Otro de los aspectos interesantes desde el punto de vista de los recur-
sos terapéuticos es que –a diferencia del psicoanálisis individual– en el caso
de que una persona deje airadamente a su analista, ni ella ni el analista tie-
nen a veces manera de intentar reparar la ruptura. En el caso del grupo mul-
tifamiliar, es generalmente el grupo mismo o alguno de sus miembros el
que toma la iniciativa de reparar dicha ruptura, tratando de tomar contacto
con el que se fue o abandonó airadamente al grupo, tratando de restablecer
la situación estableciendo puentes, mediaciones, para que esa persona pueda
23
JORGE E. GARCÍA BADARACCO

volver a presentarse ante los demás. A veces es necesario que alguien que
tenga una especial relación con esa persona sirva de mediador para resolver
la situación, ya que esa persona podrá ser más escuchada en los momentos
de mayor tensión conflictiva.
Recibido el 24 de febrero de 2012
Aceptado el 10 de marzo de 2012
Último borrador el 15 de abril 2012

EL TRABAJO CON GRUPOS


DESDE EL MODELO ANALÍTICO-VINCULAR
NICOLÁS CAPARRÓS (Madrid). Doctor en Medicina, Psi-
quiatra y psicoanalista miembro de Espace Analytique
(París). Presidente de Honor y psicoanalista didacta de
SEGPA. Miembro de la Societé Psychanalytique de
groupe. Elabora desde 1975 el modelo analítico.
Aprovechando la celebración del VI CONGRESO
APAG, el Instituto de Gru-poanálisis de la Fundación
OMIE y la Aso-ciación de Psicoterapia Analítica grupal
organizamos este seminario con el Dr. Nicolás Caparrós.
De la mano de uno de los impulsores de la psicoterapia de grupo en Es-
paña queremos conocer más el modelo analítico-vincular, del que él es gran
conocedor e impulsor. Relacionamos este modelo de trabajo tan sugerente
con figuras fundamentales como Pichón-Rivière, con su concepto de emer-
gente, o con el trabajo de Bion, entre otros autores.
Nicolás Caparrós es uno de los autores más importantes de la actualidad y
será un enorme placer para todos poder contar con él para este encuentro.
PROGRAMA: A lo largo de cuatro horas tendremos la oportunidad de acer-
carnos a este modelo y profundizar en nuestro conocimiento de los grupos
desde otras perspectivas.
ACREDITACIÓN: Se expedirá un Certificado de participación por el Instituto
de Grupoanálisis de la Fundación OMIE
FECHA: 4 octubre 2012 de 16:00 a 20:30 h.
COSTE: 15 euros, indicando apellido y “encuentro con autor”,
transferencia bancaria 2100 3406 31 21 00280810
INSCRIPCIÓN E INFORMACIÓN: Dr. Miquel Sunyer: Tel. 639779053
institutogrupoanalisis.omie@gmail.com

24
Psicoanálisis multifamiliar.
Multifamily psychoanalysis
JORGE E. GARCÍA BADARACCO

RESUMEN: En este trabajo el autor define el concepto de psicoanálisis multi-


familiar, método terapéutico que surge de la comprensión del mecanismo de
“enfermar” que lo sustenta. Este mecanismo supone entender la locura no
como la consecuencia de la introducción en uno de un objeto que enloquece
sino como una forma de conducta que tiene la facultad de establecer inter-
dependencias enfermizas y enfermantes con las personas con las que se
rodea. A través de su exposición se van pudiendo entender las bases de un
trabajo dirigido a los pacientes y a sus familiares a través de los denomina-
dos grupos multifamiliares.
PALABRAS CLAVE: psicoanálisis multifamiliar, grupo multifamiliar, interdepen-
dencias, objeto enloquecedor, recursos yoicos.
SUMMARY: In this paper the author defines the concept of multifamily psycho-
analysis, which is a therapeutic method derived from understanding the me-
chanism of “becoming ill” which underpins it. This mechanism involves
understanding madness, not as a consequence of introducing into oneself an
object that brings about madness, but as a way of conduct that has the faculty
to establish sick and sickening interdependences with the people around one-
self. Thanks to the author’s account, the foundations of a work addressed to
patients and their families through the so-called multifamily groups can be un-
derstood.
KEY WORDS: multifamily psychoanalysis, multifamily group, interdependen-
ces, maddening item, ego resources.

Las motivaciones inherentes a los grupos con fines terapéuticos han


sido un objetivo tan antiguo como la humanidad misma. Los líderes triba-
les y religiosos se servían de la trama social para promover curaciones y
cambios de conducta mucho antes de que existieran los profesionales de la
salud mental. Los primitivos ritos chamánicos, las tragedias griegas y las
obras de teatro medievales de carácter moralizante apuntaban también en esa
dirección.
Por otro lado, en su origen la psicoterapia fue concebida en el contexto
de una relación bipersonal. Freud, pensando que el inconsciente era pató-
geno por estar reprimido, en particular con respecto a la sexualidad, des-

García Badaracco, J. E. (2012). Psicoanálisis Multifamiliar. Teoría y práctica grupoanalítica, 2(1):25-34

25
JORGE E. GARCÍA BADARACCO

arrolló el método psicoanalítico que, al permitir a una persona tener la ex-


periencia de asociar libremente en presencia de un otro, conduce a hacer
consciente lo inconsciente y, en consecuencia, a alcanzar la “curación”.
Freud mismo fue descubriendo, a través de su vida, las dificultades in-
trínsecas de poder producir cambios psíquicos profundos y significativos.
Por otra parte, desarrolló sus concepciones teóricas que han sido el funda-
mento del conocimiento psicoanalítico. El criterio de analizabilidad se basó
en que el paciente que sufriera un síndrome de neurosis crónica pudiera so-
meterse a este nuevo y poderoso instrumento terapéutico que debía ser com-
prendido racionalmente.
Más adelante, este planteamiento se transformó en que el paciente pu-
diera hacer una neurosis de transferencia. Tenía que ser un adulto joven,
con un razonable nivel cultural y con un carácter confiable, que estuviera
motivado a buscar tratamiento para paliar sus sufrimientos. En última ins-
tancia, tenía que poseer una condición mental normal, decía Freud.
Curiosamente, las ideas de Freud, que también permitieron pensar sobre
la locura, no aportaron elementos suficientes para producir cambios signi-
ficativos en los pacientes difíciles. Y el enfermo mental, a pesar de los enor-
mes adelantos de las neurociencias y de la psicofarmacología, sigue
desafiando a los médicos y a los profesionales de la salud mental.
El concepto de salud mental es difícil de definir porque no se puede
precisar a la manera de otros objetos. Se trata del bienestar y de la capaci-
dad de las personas para poder afrontar las situaciones que se suceden en la
vida de cada uno. Si bien la capacidad de vivir plenamente tiene que ver
con la inteligencia, no es lo mismo, razón por la que se desarrolló la idea de
“inteligencia emocional” como algo diferente al concepto tradicional de
algo puramente intelectual.
Debemos reconocer la genialidad de Freud porque él mismo, si bien en
un primer momento excluyó a los psicóticos en general y a los niños y ado-
lescentes de la posibilidad de tratamiento individual, no descartaba que, con
“adecuados cambios en el método, se pudieran superar estas contraindica-
ciones”.
A partir de Freud otros autores han ido aportando, a lo largo de más de
un siglo, ideas nuevas y experiencias enriquecedoras. Cada vez hemos ido
tomando más conciencia de que la experiencia psicoanalítica bipersonal no
abarca ni resuelve todas las problemáticas. Las experiencias grupales tu-
vieron su origen, en gran parte, por esas limitaciones del psicoanálisis indi-
vidual.
26
PSICOANÁLISIS MULTIFAMILIAR

Los contextos grupales posibilitaron el abordaje de las patologías men-


tales graves y, en ese sentido, la terapia familiar constituyó una apertura im-
portante. Frente a ciertas dificultades, muchos psicoanalistas intentaron
hacer psicoterapia de grupo con un enfoque psicoanalítico. Otros abando-
naron el psicoanálisis para pasar a enfoques grupales de diferentes tipos.
Algunos han considerado que hay que realizar un salto epistemológico para
poder pensar la terapia grupal.
Mi primera actividad como psiquiatra y psicoanalista empezó con la
psicoterapia bipersonal, tal como establecía la ortodoxia. Frente a las difi-
cultades que presentaban los pacientes difíciles en los que resultaban esté-
riles nuestros intentos para conseguir cambios que abrieran un camino para
seguir avanzando, comencé a trabajar en mi sala del hospital psiquiátrico pú-
blico de la ciudad de Buenos Aires con todos los pacientes a mi cargo, in-
cluyendo a los familiares en todas las actividades del servicio y, en
particular, en los grupos multifamiliares.
Este grupo se constituyó en una matriz terapéutica en cuanto a com-
portarse como un “continente” de los componentes más enfermos y de los
momentos más regresivos de los pacientes. A medida que avanzábamos en
nuestra experiencia crecía nuestro entusiasmo frente a los cambios que se
iban logrando en los pacientes, en su mayoría psicóticos graves.
Si bien en este contexto la tarea se complejizaba enormemente, veíamos
que los fenómenos que tenían lugar iban adquiriendo características nue-
vas. Muchos pacientes intervenían planteando problemas serios y aporta-
ban reflexiones profundas que a menudo nos sorprendían, como si no
pudiéramos creer que un enfermo pudiera tener partes sanas tan importan-
tes. Las conductas psicóticas, que comenzaron a percibirse como transfe-
renciales, iban dirigidas en ciertos momentos a alguien, en otros momentos
se dirigían a otros, a veces a todos, y en cada una de estas manifestaciones
aparentemente sin sentido comenzamos a comprender algo.
Mi experiencia psicoterapéutica de orientación psicoanalítica con pa-
cientes mentales graves me había enseñado que una de las mayores dificul-
tades con estos pacientes era que no hacen transferencias, sino que muchas
veces aparecen como indiferentes y desconectados porque están controlando
sus emociones, que en realidad son extremadamente intensas y percibidas
con mucha violencia por el paciente.
En realidad, percibíamos que los pacientes sí hacían transferencias ma-
sivas y muy intensas. Más bien podríamos decir que todo era muy transfe-
rencial. Aquello que observábamos en el psicoanálisis individual, o sea, el
encierro en el que el psicótico empobrece la relación terapéutica y la forma
27
JORGE E. GARCÍA BADARACCO

en la que atrapa al analista, empezó a describirse en la literatura científica


como transferencia psicótica.
En mi trayectoria como psicoterapeuta me ha sido útil acuñar el con-
cepto de recursos yoicos genuinos para referirme a los cambios que pueden
conseguirse en un paciente a través de un proceso terapéutico exitoso, en el
sentido del desarrollo de una capacidad nueva para poder afrontar y resol-
ver adecuadamente conflictos que antes se presentaban como insolubles.
Todas las psicoterapias que se han propuesto a lo largo de la historia han sido
con la intención de ayudar a los enfermos. Todas han obtenido algunos lo-
gros, pero también se han cosechado muchos fracasos, de manera que está
abierta la pregunta con respecto a las causas de los éxitos y los fracasos, así
como el interrogante sobre las formas de proceder para obtener éxitos.
Mis aportes están basados en una jerarquización del rol del objeto en la
estructuración normal o patológica del psiquismo, con referencia al poder
patógeno de unos sobre otros, no solo en el pasado, en las primeras etapas
de la vida en las que se va configurando el psiquismo individual, sino tam-
bién en el presente, en el aquí y ahora, con especial referencia a las perso-
nas significativas del entorno del paciente. Las personas ajenas a la familia
nuclear permiten aportar libertad, jerarquizándose la noción de la interde-
pendencia sana sobre la de la interpretación, una diferencia importante con
el psicoanálisis clásico. Se trata de recorrer la trama de las interdependen-
cias patógenas que se han estructurado a lo largo de la vida, aportando los
recursos propios del terapeuta y de los otros participantes del grupo multi-
familiar para que el paciente pueda tolerar la angustia por la desestructura-
ción de las estructuras patógenas que se han ido generando a lo largo del
desarrollo.
Entendemos la alienación como una construcción mental que intenta
neutralizar el sufrimiento psíquico provocado por las interdependencias pa-
tógenas. A partir de ellas, el paciente construye “personajes” detrás de los
que se esconde su sí-mismo verdadero, y se relaciona y habla desde esos per-
sonajes, estableciendo transferencias masivas difíciles de tolerar y de tra-
bajar por el terapeuta.
El discurso del paciente psicótico tiene siempre coherencia interna con
relación al personaje que lo pronuncia, por lo que es imperativo desmontar
a esos personajes, revelar las interdependencias patógenas que han ayudado
a su construcción, deconstruirlos, lograr la desidentificación para que pueda
empezar a emerger el verdadero sí-mismo del paciente. El reconocimiento
de que pueda haber una parte de verdad en lo que el paciente dice le permite
aceptar que puede que no todo lo que dice sea verdad.
28
PSICOANÁLISIS MULTIFAMILIAR

En ese sentido, con el aporte no solo del conductor, sino de todos los
presentes –terapeutas, familiares y otros pacientes–, el grupo multifamiliar
es el ámbito más desalienante de la trama patógena de la familia nuclear. A
partir de figuras identificativas múltiples se favorece la identificación con
aspectos de la vida que no hemos vivido o que no pudimos o supimos vivir.
Por otro lado, el proceso terapéutico siempre tiene lugar en un contexto
social en el que la familia juega un papel preponderante y, en ese sentido,
las enfermedades mentales no son nunca algo que se introduce como un
cuerpo extraño, sino que la enfermedad tiene siempre su expresión a través
de la conducta y con relación a los demás.
Es decir, la enfermedad es una forma de conducta que tiene el poder de
establecer una interdependencia enfermiza o enfermante con otra persona
que, a su vez, realimenta esta interdependencia que así se convierte en re-
cíproca. Estas interdependencias que mantienen las enfermedades menta-
les no son siempre visibles ni fáciles de trabajar terapéuticamente. Es muy
importante que puedan ponerse en evidencia en el contexto terapéutico.
Cuando reunimos pacientes y familiares, si bien las relaciones inter-
personales suelen presentarse como muy difíciles, el contexto multifami-
liar posibilita generar climas psicológicos en el que se facilita la convivencia
y la capacidad de pensar, la resolución de conflictos y el aprendizaje recí-
proco. Al mismo tiempo, descubrimos recursos terapéuticos poderosos para
los procesos de desidentificación de las interdependencias patógenas que
hacen posible el desarrollo y crecimiento psicoemocional, necesario para el
proceso terapéutico de pacientes deficitarios, como lo son los pacientes men-
tales graves y, entre ellos, los esquizofrénicos.
El grupo multifamiliar aparece como un contexto real y virtual, abar-
cador de distintos recursos, en el que se pueden instrumentar diferentes en-
foques terapéuticos, generando la necesidad de pensar en términos de
procesos terapéuticos, donde cada ser humano pueda integrar en su psi-
quismo diferentes experiencias. Los aportes de Maxwell Jones, con un en-
foque socioterapéutico, quedaron incluidos en mis desarrollos personales,
pero mi interés se fue centrando cada vez más en el estudio y la compren-
sión de la naturaleza de la enfermedad mental, de la tendencia al no cambio
y de las dificultades de lograr cambios psíquicos. En ese sentido, el grupo
multifamiliar no se presenta como una nueva técnica sino como un pano-
rama distinto para toda la psiquiatría y que llamamos psicoanálisis multifa-
miliar.
Los pacientes graves no están en condiciones de tolerar el encuadre psi-
coanalítico. No pueden pensar ni asociar libremente, necesitan “mucho
29
JORGE E. GARCÍA BADARACCO

más”, pero no pueden aprovechar la experiencia. En cambio, el paciente


que participa en el grupo multifamiliar puede aprovechar mucho mejor la
experiencia terapéutica individual, y el psicoanalista puede a su vez traba-
jar mucho mejor con su paciente.
El intercambio de experiencias de unos pacientes con otros enriquece
a todos. A su vez, los diálogos que se generan ayudan a los familiares a en-
tender problemas de sus hijos enfermos a través de estos o de otros hijos pre-
sentes en el grupo. El rol fijo de cada integrante de una familia –el paciente
y los otros “sanos”– que tanto cuesta modificar en la terapia familiar, se fle-
xibiliza en el contexto del grupo multifamiliar gracias a los aportes de todos
los integrantes.
Después de todos estos años de trabajar conjuntamente en análisis in-
dividual combinado con grupos terapéuticos, he podido corroborar la vera-
cidad de nuestros postulados:
a) El paciente mental grave necesita un contexto social solidario para
que su “locura” tenga donde expresarse.
b) Dada su naturaleza propia, la “locura”, que no puede ser pensada, ne-
cesita de un “otro” para poder ser actuada.
c) Las formas de expresión de la locura en la dimensión vincular con
el otro son la expresión de un tipo de interdependencias patógenas vividas
con las figuras parentales que tiene, en el llamado mundo interno, una vi-
gencia actuante que conserva el poder patógeno que tuvieron en el pasado.
Estas características de la vida de los pacientes en un contexto comu-
nitario se potencian enormemente cuando incluimos a sus familiares y, ad-
quiriendo por momentos aspectos de caricatura, nos ponen a prueba, en el
sentido de poder descubrir, más allá de los “personajes”, la persona infan-
til sana que anida todavía en su interior sin haber podido desarrollar su po-
tencial. La psicosis es siempre una patología vincular y los tipos de
interrelaciones que se reactivan y actualizan en la dimensión familiar ponen
en evidencia las características que desde el psicoanálisis llamamos trans-
ferencia psicótica.
Esta visión permite trabajar psicoanalíticamente de forma simultánea en
análisis individual, grupal, familiar y multifamiliar, hace a veces posible lo
aparentemente imposible y así se aumenta la riqueza de los recursos cura-
tivos y se incrementa de forma exponencial el campo de la analizabilidad.
Al sentirse colocado en un contexto multifamiliar en el que la actuación de
su locura encuentra límites seguros que contienen su destructividad fanta-
seada, el paciente puede empezar a desprenderse de las redes de interde-
30
PSICOANÁLISIS MULTIFAMILIAR

pendencias patológicas, tanto internas como externas, que le daban una en-
gañosa vivencia de seguridad.
Va descubriendo que estos procesos de desidentificación, vividos como
profunda despersonalización, no solamente no son destructivos sino que son
los que le hacen percibir que hay alguien dentro de él, su sí-mismo verda-
dero, que podría tener una oportunidad nueva, por primera vez en su vida,
de poder emerger, una oportunidad para que el paciente pueda aprovechar
sus potencialidades virtuales detenidas.
El diseño multifamiliar abre una perspectiva nueva para abordar la en-
fermedad mental grave, no solamente desde la perspectiva freudiana de la
investigación del inconsciente, sino desde el conocimiento de que el en-
fermo es un ser humano habitado por presencias intrapsíquicas enloquece-
doras que lo invaden, lo asustan y lo atrapan, que no le dejan pensar por sí
mismo ni desarrollar un sí-mismo autónomo. El “loco” no es un ser extraño
a nosotros, sino que necesita presentarse como enigmático e incomprensi-
ble porque tiene miedo de revelar su sí-mismo verdadero ya que, en el con-
tacto con los demás, se le reactivan reminiscencias dolorosas y angustiantes
que no puede tolerar.
Se podría decir que, en última instancia, no está preparado para vivir y
no puede expresar lo que siente. Al mismo tiempo necesita mucho más de
los otros de lo que parece y molesta, reprocha y reclama justamente porque
a él, en su mundo interno construido a través de la vida, algo le molesta, le
acosa, le reprocha y le reclama. Ante lo angustiante de su soledad, más le
vale sentirse perseguido que desérticamente solo en el mundo.
En estas condiciones, el grupo multitudinario multifamiliar aparece
como el contexto más idóneo, conducido por alguien que conoce la natura-
leza de las dificultades de estos seres, para ayudarlos verdaderamente. Se
trata de la posibilidad de desalinear y desneurotizar a una persona a partir
del medio natural de la conversación, pensando entre todos lo que no se
puede pensar solo por falta de recursos propios.
No se trata de aprendizaje en su concepción clásica, sino del desarrollo
de los recursos yoicos en cada uno de los presentes, de acuerdo con las po-
sibilidades de cada uno. A través de experiencias emocionales compartidas,
el paciente puede empezar a pensar y a expresar lo que realmente le pasa.
La capacidad de trasmitir con palabras su verdadero sufrimiento es el co-
mienzo del cambio. Al mismo tiempo, nos hace conocer más profundamente
algunos aspectos de la condición humana que nos permiten introducir salud
mental en la trama enfermante de la vida cotidiana.
31
JORGE E. GARCÍA BADARACCO

La propuesta del psicoanálisis multifamiliar como método terapéutico


surge del mecanismo de “enfermar” que lo sustenta. No se trata de una
nueva técnica, sino de un encuadre distinto que muestra la verdadera natu-
raleza de la enfermedad y señala un nuevo camino para la psiquiatría. El
encuadre espontáneo y el “estar disponible” son el fundamento de esta re-
lación terapéutica que se centra en la dimensión del encuentro, opuesto a la
técnica clásica. El contexto social crea un campo distinto al de la entrevista
personal o al de la interacción con la familia nuclear que proponen las tera-
pias familiares en las que suelen repetirse los comportamientos intrafami-
liares que obstaculizan y retrasan las posibilidades de curación de los
pacientes.
Se trata de un encuentro donde el conversar rescata no solo el poder de
la palabra, sino también el de la mirada y el gesto, mostrando cómo cada uno
de estos elementos han actuado y siguen actuando en el proceso que llevó
a la enfermedad. Reconocer como propias las vivencias comunes a otros fa-
vorece la metaforización y se convierte en un elemento terapéutico más.
La solidaridad y la autenticidad son elementos especialmente valora-
dos en estas experiencias y estimulan la esperanza en cada uno de los pre-
sentes. Los objetivos son favorecer la maduración de la personalidad, la
mayor plasticidad en los pacientes, la autonomía del yo, la capacidad de re-
paración, la simbolización y la sublimación para dar cuenta de algo difícil
de comprender en su totalidad, pero que siempre va más allá de la concien-
tización del conflicto como paradigma clásico del psicoanálisis. No es su-
ficiente con hacer consciente lo inconsciente para conseguir cambios
significativos. Es necesario destrabar las interdependencias patógenas y des-
arrollar nuevos recursos yoicos genuinos desde donde el paciente pueda re-
construir su sí-mismo propio.
El conflicto es inherente al mundo de lo humano y los individuos tene-
mos la capacidad de resolverlos. Pero en muchas circunstancias estos se
presentan como dilemáticos y no se llega a ver claramente por qué apare-
cen como insolubles ni cómo encontrar la solución. Ya dijimos que las reu-
niones multifamiliares generan un clima psicológico en el que se facilita la
convivencia y la posibilidad de pensar, la resolución de conflictos y el apren-
dizaje recíproco. En ese sentido, este contexto presenta una potencialidad in-
imaginable con respecto a su utilización con otros fines, más allá del
tratamiento del paciente mental.
Permite una mejor visualización de la naturaleza de las dificultades y
una manera de encontrar soluciones que son muy difíciles de lograr en otros
contextos. Así, lo que llamamos recursos terapéuticos en los grupos multi-
32
PSICOANÁLISIS MULTIFAMILIAR

familiares para psicóticos pueden ser instrumentados en otros campos, por


ejemplo, en el abordaje de la violencia familiar. Esta suele presentarse como
una conflictiva dilemática. El grupo multifamiliar es un modelo de convi-
vencia y solidaridad que puede ser utilizado para gerenciar las mediacio-
nes.
En el ámbito de la escuela, las dificultades del aprendizaje no tienen
siempre una causa clara ni una solución fácil. A menudo las trabas tienen
mucho que ver con conflictos familiares que cargan la mente del niño y obs-
taculizan su rendimiento. La escuela de padres podrá ser manejada con ven-
taja a la manera de un grupo multifamiliar y, en estos contextos, la
participación de los maestros conjuntamente con los padres y los hijos pro-
vee un campo ideal para desarrollar potencialidades virtuales.
El psicoanálisis multifamiliar, partiendo de que es una forma de abor-
daje terapéutico para la patología mental grave, se constituye en una con-
cepción nueva de la mente humana y de su funcionamiento. Como se trata
de una concepción que surge de una práctica concreta de la que se reali-
menta en forma permanente y vuelve a aplicarse a esa misma práctica en una
forma dialéctica, ha sido posible su aplicación a otros campos del quehacer
humano en el que ha podido enriquecerse también dialécticamente.
El dispositivo multifamiliar permite descubrir que la mente individual,
que tiene un origen vincular en interdependencias inherentes a la constitu-
ción del ser humano en los procesos de humanización, tales como la rela-
ción madre-hijo, mantiene su condición original durante toda la vida y hace
posible que, en el contexto multifamiliar, el individuo pueda sentirse for-
mando parte de un mundo más amplio que es la sociedad y que esta última
pueda, por momentos, funcionar en la dimensión de una mente ampliada en
la que a través de fenómenos de identificación podemos sentirnos herma-
nados con los demás con sentimientos de solidaridad muy difíciles de al-
canzar en otros contextos.
Que el contexto multifamiliar pueda constituirse en una mente ampliada
como describo en mi libro sobre psicoanálisis multifamiliar es un fenómeno
nuevo para el mundo científico en general. Considero que es digno de un es-
tudio profundizado, como el que estoy intentando acompañado por un grupo
grande de colaboradores. Un solo fenómeno puede dar cuenta de la impor-
tancia de lo queremos transmitir.
El grupo multifamiliar puede contener, en el sentido de poder pensar
comprensiva y creativamente, los fenómenos mentales que cualquier mente
puede producir, incluyendo todos los fenómenos patológicos de la mente,
cualquiera que sea su intensidad y su gravedad. Y esta es la explicación de
33
JORGE E. GARCÍA BADARACCO

por qué es posible abordar la terapia y alcanzar la curación de los enfermos


que aparecen como incurables para otros abordajes. Las experiencias que ve-
nimos realizando desde hace ya muchos años nos permiten afirmar que, por
ejemplo, en el campo de la psiquiatría, el psicoanálisis multifamiliar es el ins-
trumento más poderoso para trabajar en procesos de desmanicomialización.
Recibido el 24 de febrero de 2012
Aceptado el 10 de marzo de 2012
Último borrador el 15 de abril 2012

TALLER DE LECTURAS
COMPARTIDAS DE TERAPIA GRUPAL
SH. FOULKES
Desde el Instituto de Grupoanálisis de la Fundación OMIE, hemos
creado este taller en el que iremos construyendo un texto a partir de la lec-
tura compartida de otro u otros a propuesta del conductor de la actividad.
En esta ocasión el Espacio estará a cargo de: PERE MIR. Psicólogo. Grupo-
analista. Miembro titular del Instituto de Grupoanálisis de la Fundación
OMIE.
OBJETIVOS: Este Taller pretende que el participante tenga una oportunidad
de profundizar en diferentes textos de autores relevantes en la Terapia Gru-
pal.
ACREDITACIÓN: Se expedirá un Certificado de participación por el Instituto
de Grupoanálisis de la Fundación OMIE
DESARROLLO DEL TALLER: La filosofía que determina estas lecturas es la de
poder profundizar grupalmente en determinados textos relevantes en gru-
poanálisis y autores afines. Los participantes recibirán previa-mente los tex-
tos a leer entre todos con el objetivo de que, a lo largo de las tres horas del
encuentro se pueda avanzar en la discusión y reflexión de los mismos y en
la creación de un texto propio del encuentro.
Dichos espacios tienen también carácter formativo para todos aquellos que
están vinculados con el Instituto de Grupoanálisis de esta Fundación.
FECHAS: 23 noviembre 2012 y 8 marzo 2013
LUGAR: 08006 Barcelona, c/Avenir 5, pral 2ª
IMPORTE DE MATRÍCULA: 40 euros
(transferencia bancaria 2100 3406 31 21 00280810
INSCRIPCIÓN E INFORMACIÓN: Dr. Miquel Sunyer: Tel. 639779053
institutogrupoanalisis.omie@gmail.com

34
El Grupo de Psicoanálisis Multifamiliar
The Psychoanalytic Multifamily Group
NORBERTO MASCARÓ MASRI

RESUMEN: Este trabajo se propone describir el Grupo de Psicoanálisis Multi-


familiar desarrollado por Jorge García Badaracco en Buenos Aires a co-
mienzos de 1960 y que en la última década se ha difundido por América
Latina y por Europa. Se mencionan el encuadre de tipo social en el que trans-
curren las sesiones, la transferencia múltiple y dispersa que se produce en
dicho grupo grande, la conversación como espacio de comunicación y de re-
conocimiento mutuo y la creación de un clima emocional de confianza que
permita que los participantes (pacientes, familiares y terapeutas) se expresen
con naturalidad y autenticidad. Se destaca el concepto de “virtualidad sana”
como una perspectiva novedosa: “desarrollar lo sano para curar lo enfermo”.
También se explicita la concepción de interdependencia patogénica consti-
tuida por lo vincular (transferencia) y los factores actuales y reales que impi-
den resolver dicha situación.
PALABRAS CLAVE: encuadre social, transferencia múltiple, transferencia dis-
persa, clima emocional, virtualidad sana, interdependencia patogénica.
SUMMARY: This study attempts to describe The Psychoanalytic Multifamily
Group which was developed by Jorge Garcia Badarraco in Buenos Aires in
1960. Since then it has been a concept and a practice that has expanded
through Latin America and Europe. We mention the social frame which is the
context it which the sessions occur, the multiple and diffused transference that
is characteristic of this big group, and conversation as space provider of com-
munication and recognition of the other. All this features create an emotional
and confidential climate that allows participants (patients, family and thera-
pists) to express themselves authentically and spontaneously. We highlight the
concepts of “virtual health” as a new perspective- to develop the healthy side
that will cure the sick one. Additionally we work around the concept of pa-
thogenic interdependence that we believe is defined by the unconscious re-
lationship and the current existing factors that interfere in the adequate
resolution of the situation.
KEY WORDS: social framework, multiple transference, diffused transference,
emotional climate, virtual health, pathogenic interdependence.

Desde hace muchos años venimos trabajando con este recurso terapéu-
tico, cuyos orígenes se remiten al año 1960 en el que Jorge García Bada-
racco comenzó este tipo de experiencias en el Hospital Neuropsiquiátrico

Mascaró, N. (2012). El Grupo de Psicoanálisis Multifamiliar. Teoría y práctica grupoanalítica, 2(1):35-44

35
NORBERTO MASCARÓ MASRI

José T. Borda de la ciudad de Buenos Aires. En 1984 empezamos a des-


arrollar estos grupos multifamiliares en diferentes instituciones públicas y
privadas de Bilbao. En la actualidad trabajamos con un grupo de profesio-
nales en el contexto de una comunidad terapéutica ambulatoria privada. Este
procedimiento terapéutico, en los últimos 10 años se ha difundido por dife-
rentes países de América y de Europa.

El Grupo de Psicoanálisis Multifamiliar (GMF1) permite el abordaje y


tratamiento de una población heterogénea que presenta una diversidad de es-
tructuras psicopatológicas que, en nuestro caso, tienen en común el padecer
algún tipo de desestabilización psíquica. Participan cincuenta o más perso-
nas que concurren solas o acompañadas por sus parejas, familiares o ami-
gos, configurando una muestra reducida de la sociedad en la que vivimos
(microsociedad). En este contexto social, trabajamos con un encuadre na-
tural y flexible. Natural porque las relaciones sociales que apuntan a un re-
conocimiento mutuo se expresan con mayor autenticidad y flexible porque
este encuadre corresponde a un grupo grande y abierto en el que los parti-
cipantes no están sujetos al compromiso formal de asistencia continuada y
asisten según sus necesidades e intereses. Las normas que lo rigen, adecua-
das a sus características sociales, son mínimas: lugar, día y hora. Está adap-
tado a las necesidades de los pacientes y concurrentes, a diferencia de los
encuadres tradicionales que requieren que los asistentes se ajusten a proce-
dimientos que muchas veces desnaturalizan su participación espontánea y
auténtica. Lo coordina un grupo de profesionales que trabaja en coterapia y
se realiza semanalmente durante todo el año.

Observamos que este contexto social se muestra más eficaz que otros
espacios terapéuticos para neutralizar el poder patógeno de las interdepen-
dencias enfermas, ya que ofrece una mayor contención al intenso sufri-
miento psíquico y a las situaciones que se presentan como dilemáticas y que
generan un fuerte pesimismo. Destacamos esta capacidad del GMF debido
al clima emocional propiciado por una actitud particular del equipo tera-
péutico en cuanto a su implicación porque las capacidades de disponibili-
dad, asistencia y contención permitirán generar un espacio psicológico de
seguridad y confianza que facilite “pensar juntos lo impensable” y “vivir
juntos lo invivible”. Este tipo de intercambio permite el reconocimiento
mutuo y jerarquiza la intersubjetividad. Así, cada participante puede mos-
trar sus partes más íntimas y personales sin el peligro del rechazo y a su vez

1 En esta publicación admitiremos la forma GMF para abreviar el sintagma “grupo multifamiliar” sa-
biendo, con todo, que no se ajusta a las recomendaciones de la Real Academia Española (nota del
editor).

36
EL GRUPO DE PSICOANÁLISIS MULTIFAMILIAR

inscribirlas en una historia que es compartida con sus semejantes. Como


decíamos, este clima emocional creado en el que predominan la confianza,
el respeto y la solidaridad genera un espacio vivencial inédito que permite
revivir situaciones de intenso sufrimiento vincular a las que se les asignan
nuevos significados. Consecuentemente, propicia la emergencia de aspec-
tos que quedaron ocultos y que corresponden a lo que García Badaracco,
J. (2007:99) llama “virtualidad sana”, concepto que encierra una potencia-
lidad de crecimiento y de redesarrollo que permite superar, a través de nue-
vos recursos del yo, las experiencias traumáticas precoces.
Entendemos las relaciones humanas en términos de interdependencias
que constituyen una trama, en la que coexisten interdependencias que fa-
vorecen el crecimiento y el desarrollo de la personalidad (normógenas) y
otras que los interfieren (patógenas). Utilizamos el concepto de interde-
pendencia porque en el trabajo clínico observamos situaciones que exceden
el campo vincular y para poder incluir otras circunstancias individuales, fa-
miliares y socioculturales actuales y reales que inciden en la vida de las per-
sonas y que contribuyen a mantenerlas atrapadas en esa difícil situación en
la que se encuentran. Lo vincular constituye el núcleo de estas interdepen-
dencias y se expresa a través del complejo entramado transferencial. El
GMF como expresión de un retazo de la sociedad cobija todo tipo de trans-
ferencias en las relaciones entre las personas, constituyendo un campo psi-
cológico de estructura multifamiliar que, por un lado, muestra el
sufrimiento que las interdependencias patológicas y patogénicas generan y,
por otro, manifiesta claramente el déficit estructural subyacente que impide
la salida de estas situaciones. Dichas transferencias adquieren variadas for-
mas de presentación y, a su vez, expresan diferentes niveles de sufrimiento
psíquico.
En estos grupos, la transferencia se muestra en toda su plenitud: no
solo aparecen los aspectos más patológicos sino que también aparecen as-
pectos sanos que quedaron detenidos en su crecimiento y su desarrollo.
Como decía anteriormente, García Badaracco, J. (2007:99), en su concep-
ción de la “virtualidad sana”, abre nuevos caminos para la investigación de
la complejidad transferencial. La transferencia es “múltiple”, ya que todos
los participantes estructuran ese campo psicológico multifamiliar y, ade-
más, es “dispersa”, concepto que utilicé apoyándome en la óptica para re-
ferirme al proceso por el cual la transferencia se reparte en los miembros del
grupo, reduce la carga emocional y permite su manejo con más eficacia
(Mascaró Masri, N., 1990). El GMF actuaría como el prisma que produce
la separación de los colores primarios de un haz de luz, en el que todos ellos
mantienen su particularidad. La proyección se realiza sobre todos los miem-
37
NORBERTO MASCARÓ MASRI

bros del grupo, terapeutas y participantes sean o no familiares, sobre el


equipo, sobre el encuadre y sobre la institución. Esta dispersión disminuye
la carga emocional de la transferencia permitiendo que los aspectos más vi-
rulentos, que ocultan un intenso sufrimiento psíquico, puedan ser abordados
con más efectividad. También debemos destacar que el contexto social am-
plio proporciona una mayor contención, lo que reduce el impacto emocio-
nal de las situaciones fuertemente traumáticas que se reactivan en la terapia.
R. Kaës (1993) introduce el concepto de “difracción” de la transferencia en
la terapia familiar psicoanalítica, describe cómo diferentes aspectos del yo
de los miembros de la familia se despliegan en el espacio de la sesión. Es
esta fragmentación de la transferencia la que facilita la elaboración de los
contenidos con menor dificultad. Contrapone el mecanismo de difracción al
de condensación.
Decíamos en otra ocasión que gran parte de los autores psicoanalíticos
contemporáneos coinciden en que todas las terapias que se precien dentro
de este campo, sean individuales, grupales, de parejas o de familias, se ca-
racterizan porque la transferencia se convierte en el eje central de la activi-
dad clínica. La experiencia en el GMF así lo confirma. Lo que varía según
los contextos terapéuticos es el uso que se hace de la misma. Las diferentes
perspectivas teóricas y técnicas darán un significado especial al fenómeno
transferencial e interpretarán en consecuencia. En el GMF la conversación
adquiere máxima expresión como intercambio comunicativo, la actitud te-
rapéutica basada en la contención y en la comprensión favorecen dicho in-
tercambio. La transferencia desplegada que se percibe a través del clima
emocional y los contenidos verbales y no verbales determinan el sentido de
la conversación. El equipo terapéutico transforma la dimensión transferen-
cial en las hipótesis que fundamentan la conversación. La interpretación
queda así destinada a situaciones especiales en donde la transferencia, por
su reiteración y virulencia, interfiere el intercambio comunicacional.
Como sabemos, la enfermedad mental es una construcción destinada a
neutralizar el sufrimiento psíquico producto de las interdependencias pato-
lógicas y patogénicas de los primeros momentos del desarrollo. Esta cons-
trucción, que se perpetúa en los vínculos significativos presentes, pone en
evidencia la situación de atrapamiento en la que se encuentran los vincula-
dos y la necesidad de ser rescatados por alguien que aporte los recursos ade-
cuados para resolver dichas situaciones. Observamos que esta situación
comienza a desarmarse cuando las condiciones de seguridad que ofrece el
GMF permiten soportar las vivencias de indefensión y de vulnerabilidad
que se ocultan en los síntomas y que se encuentran neutralizadas por las
propias interdependencias patológicas.
38
EL GRUPO DE PSICOANÁLISIS MULTIFAMILIAR

En este contexto se ponen en evidencia las identificaciones patológicas


y patogénicas que habitan el mundo interno de las personas y que en las re-
laciones vinculares adquieren su máxima expresión. Estas identificaciones
impiden el desarrollo de los recursos del yo, lo que le dificulta la adquisi-
ción de una identidad propia y una autonomía que le permita enfrentar las
contingencias de la vida. Se puede observar que hablamos de diferentes di-
mensiones de la mente, la individual, la familiar y lo social. Puget, J. (1987)
menciona que el funcionamiento psíquico se desarrolla en tres registros: el
intrasubjetivo, espacio del sujeto y sus deseos; el intersubjetivo, espacio de
sus relaciones vinculares y el transubjetivo, espacio de su campo social y
cultural. Este concepto de múltiples dimensiones de la mente permite com-
prender el devenir del individuo desde tres perspectivas: la individual, la
familiar y la social. Estas tres dimensiones se observan con clara nitidez en
este contexto terapéutico complejo que permite, a su vez, el abordaje de
cada dimensión en diferentes momentos, siempre y según nuestra perspec-
tiva, desde la concepción de las interdependencias patógenas, ya sean estas
internalizadas, que corresponde a lo que García Badaracco, J. (1985) llama
“objeto enloquecedor” o externalizadas en las relaciones familiares y so-
ciales (interdependencias patológicas y patogénicas).

Como decíamos anteriormente, lo transferencial se despliega y se mues-


tra de diferentes maneras, observándose que hay aspectos regresivos fran-
camente patológicos que coexisten con necesidades primarias y aspectos
sanos detenidos en su desarrollo y, al mismo tiempo, todo ello favoreciendo
la interdependencia patológica y patogénica. El GMF se convierte, por su es-
pecificidad, en el contexto más eficaz para resolver este tipo de situaciones.

García Badaracco, J. (2007) dice que la potencialidad de curación está


presente en todo ser humano a través de las capacidades que quedaron in-
terferidas en su desarrollo y que necesitan reencontrar su camino. Esta con-
ceptualización sobre la virtualidad sana abre una perspectiva nueva en el
abordaje de la patología mental grave. Desarrollar lo sano para poder abor-
dar lo enfermo. Esta es la situación que tratamos de crear en el GMF a tra-
vés de un clima emocional que favorezca el intercambio entre sus miembros
(pacientes y terapeutas) y en donde el reconocimiento mutuo ocupa un lugar
privilegiado. Así, cada miembro del grupo irá desarrollando capacidades
tanto en la esfera del sentimiento y como en la del pensamiento. La con-
fluencia de estas capacidades en el grupo genera una potencialidad de cam-
bio significativa.

Volviendo a la potencialidad terapéutica del GMF y su relación con el


clima emocional, decimos que el equipo terapéutico debe asumir una acti-
39
NORBERTO MASCARÓ MASRI

tud que demuestre una implicación genuina, un conocimiento adecuado de


sí mismo y de los demás y una empatía que le permita captar lo que el otro
siente y aceptar el sentido que este atribuye a la situación que está viviendo.
Esta forma de trabajar introduce en la relación terapéutica una nueva di-
mensión: la experiencia vivencial, aspecto esencial de todo intercambio hu-
mano y que abre un camino hacia la complejidad. Los terapeutas que
participan de la trama intervienen desde ella como un miembro más del
grupo. Esto nos sitúa en el campo de la hipercomplejidad y nos diferencia
de otros procedimientos en los que nos situamos en la perspectiva del aná-
lisis del campo vincular marcado por la visión sujeto-objeto. En el GMF se
trata de conversar. De la trama misma de los diálogos se extrae el material
que se irá trabajando. Los participantes van aportando sus opiniones y sus
experiencias produciéndose un rico intercambio del cual se benefician todos,
los que hablan y los que no. El saber escuchar es fundamental para apren-
der a reconocer al otro. Muchas veces observamos que las interdependen-
cias patológicas y patogénicas que tienen un efecto de atrapamiento no dejan
lugar para pensar; la persona está sometida y condicionada por otra signifi-
cativa, generalmente un familiar, que ejerce un poder enfermante. Aquí
vemos que no solo existe el poder de la palabra, sino que la mirada y los ges-
tos también tienen un poder significante. En el GMF se pueden neutralizar
con más eficacia esos factores patogénicos que impiden el reconocimiento
de uno mismo y, por ende, de los demás.
El proceso de reconocimiento es inseparable de la lucha que se esta-
blece entre la propia identidad y la de otra persona significativa. Es un acto
de confirmación intersubjetiva que requiere un constante intercambio. Ben-
jamín, J. (1988) se ocupa de este tema y desarrolla los procesos de recono-
cimiento madre-bebé en la constitución de la identidad: la necesidad del
bebé de ser reconocido por la madre como un otro es imprescindible para
que alcance sus niveles de independencia y autonomía. Honneth, A., (2007)
cuando habla del reconocimiento, dice que se produce en la primera con-
tingencia psíquica y que se corresponde con una relación primaria producto
de la necesidad del infante de encontrar a otro ser que lo reconozca, es decir,
que capte su dimensión humana. El fallo en esta función de apoyo abre el
camino hacia la invisibilidad, es decir, a la negación de su condición de su-
jeto.
Para finalizar, queremos destacar otro aspecto relacionado con el clima
emocional. Todos sabemos que la actividad psicoanalítica quedó marcada
por la concepción de la neurosis basada en la teoría de la representación.
También sabemos que dicha teoría no permite abarcar toda la complejidad
del psiquismo. La dimensión de lo no representado es una preocupación de
40
EL GRUPO DE PSICOANÁLISIS MULTIFAMILIAR

muchos psicoanalistas en los últimos años. Cuando hablamos de transfe-


rencia nos referimos a los diferentes niveles de la misma. Nacht, S. (1967)
decía que había un lugar a donde no llegaban las palabras. De esta dimen-
sión de la experiencia humana nos queremos ocupar brevemente. Hacemos
hincapié en el clima emocional porque, según nuestra experiencia, este
clima favorece o no que se puedan rescatar los acontecimientos más trau-
máticos del orden de lo precoz, inscritos pero no representados y que en
este contexto de contención, confianza y reconocimiento pueden ser vi-
venciados y a su vez resignificados en la relación con los otros participan-
tes. Los acontecimientos del pasado influyen en el presente y las
experiencias actuales pueden modificar las vivencias traumáticas pasadas.

Viñeta clínica
Una de nuestras experiencias en relación con el sufrimiento vincular y
sus transformaciones en el GMF estuvo relacionada con historias familia-
res encontradas que remitían al ámbito de lo social pero que se asentaban en
un funcionamiento familiar e individual.
En una sesión surgió la necesidad por parte de una de las componentes
del grupo de compartir su sufrimiento, producido por el alejamiento de su
hijo preso en Francia, en una cárcel alejada de la frontera española y por las
constantes denegaciones de las autoridades judiciales francesas a su tras-
lado a una cárcel de España. Su hijo pertenecía a la banda terrorista ETA.
Se estableció una conversación en torno a la angustia y el dolor que la si-
tuación generaba en esta madre, percibiéndose la intensa violencia conte-
nida, que en ocasiones se traducía en conductas autoagresivas que
propiciaban su internamiento. Seguidamente apareció su sentimiento de
culpa, porque se reprochaba no haber sabido cuidar a su hijo y que la con-
secuencia de ello hubiese sido su camino equivocado. Los miembros del
grupo, a través de una participación empática, captaron lo que esta madre
sentía. Al mismo tiempo, con preguntas adecuadas, pudieron contener afec-
tivamente los momentos más regresivos. Así pudimos seguir dialogando en
un clima más distendido. En esos momentos otra participante perteneciente
a una familia que, por motivos de las amenazas de la banda terrorista ETA
debió emigrar a otra provincia, conectó con sus sentimientos de angustia y
de violencia por la situación de pérdida y de exclusión que estaban viviendo.
Las dos familias, aunque posicionadas políticamente en lugares opuestos,
pudieron compartir su sufrimiento y expresar experiencias dolorosas simi-
lares vividas en el ámbito familiar. La madre del hijo preso dijo al grupo lo
difícil que le resultaba hablar de ciertas cosas. A continuación recordó epi-
sodios similares de su propia historia familiar, violencia y malos tratos que
41
NORBERTO MASCARÓ MASRI

nunca pudo hablar con nadie, ni siquiera con sus hermanas que habían vi-
vido la misma situación. Siguió hablando de sus dificultades para poder co-
municarse con sus hijos de una manera franca e íntima. La otra participante
también expresó las dificultades de su familia que en situaciones tan an-
gustiantes se había sometido a un silencio inculpatorio.
Muchos de los participantes del grupo, movilizados por la situación
emocional creada, pudieron comenzar a hablar de sus dificultades para ex-
presar su malestar social, así como de otras situaciones traumáticas de su
propia vida. En ese momento se puso en evidencia la negación y pudo ser
desmentida como forma de eludir dichas situaciones traumáticas.
Tiempo después, algunos participantes recordaban que esta experiencia
les resultó muy importante ya que les permitió abrirse en el propio grupo,
en sus familias y en otros espacios sociales.
Respecto a esta reunión, el grupo de coterapeutas, en la evaluación pos-
terior al encuentro, compartió la fantasía de la escena más temida: la dis-
gregación del grupo. Contratransferencialmente cada miembro del equipo
revivió situaciones amenazantes relacionadas con su historia. La situación
de violencia terrorista, a la cual estábamos todos sometidos de diferentes
maneras, facilitó esta fantasía. Para algunos resonaban experiencias previas
relacionadas con la dictadura franquista y la tiranía del proceso argentino.
Como decía, en el primer momento de la reunión a todos los terapeutas nos
invadió un clima de confusión y parálisis, pero la respuesta de los miem-
bros del grupo que, por otra parte, están sometidos a la misma situación, di-
sipó la ansiedad del equipo y entre todos pudimos rescatar una experiencia
de intensa valía terapéutica. La coterapia había funcionado en su máxima
expresión.

Bibliografía
BENJAMiN, J. (1988). Los Lazos de amor. Barcelona: Paidós.
GARCíA BADARACCO, J. E. (1985). identificación y sus vicisitudes en la psi-
cosis. La importancia del objeto enloquecedor. Revista de Psicoanáli-
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GARCíA BADARACCO, J. E. (2000). Psicoanálisis Multifamiliar. Buenos
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soigner à partir de la virtualité saine. En S. Cook-Darzens. (2007). The-
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42
EL GRUPO DE PSICOANÁLISIS MULTIFAMILIAR

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transformaciones en el Grupo de Psicoanálisis Multifamiliar. IV Con-
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PUGET, J. (1987). En la búsqueda de una hipótesis. El contexto social. Re-
vista de Psicoanálisis, APA. XLiV (4). Buenos Aires.

Norberto Mascaró Masri, es psiquiatra y psicoanalista. Profesor de la


Fundación OMiE.
Miembro de la Asociación internacional de Psicoanálisis de Pareja y
Familia. Jefe de los servicios extrahospitalarios de Avances Médicos
(AMSA), Bilbao.
Dirección de contacto: npmascaro@yahoo.es
Recibido el 20 de enero de 2012
Aceptado el 10 de febrero de 2012
Último borrador 14 de abril de 2012

43
CURSO DE FORMACIÓN Y
SUPERVISIÓN EN PSICOTERAPIA
INTERVENCIONES TERAPÉUTICAS
MEDIANTE GRUPOS MULTIFAMILIARES

DESTINATARIOS: Profesionales y estudiantes universitarios relacionados con la


salud mental y otras áreas de la salud, la pedagogía y las relaciones humanas,
sin necesidad de formación grupal previa e interesados en los aspectos indivi-
duales, grupales, familiares y sociales de la persona.
PROPÓSITO: Constituir un grupo abierto de supervisión en psicoterapia donde
ofrecer una formación continuada para el análisis y revisión de los diversos pro-
cedimientos terapéuticos. Capacitación en la conducción de grupos terapéuticos
con especial énfasis en el modelo multifamiliar por ser un espacio aglutinador
de todas las posibles intervenciones terapéuticas. Creación de un grupo multi-
familiar dentro de la formación al que cualquier familia y todos los profesiona-
les estamos invitados a participar.
MÉTODO: Encuentros eminentemente prácticos con dinámicas grupales, revisión
de material audiovisual (grabaciones de grupos terapéuticos y películas de fic-
ción) y recomendaciones bibliográficas.
CALENDARIO Y HORARIO: Un encuentro mensual en día sábado de 9:30 a 12:30 h,
ampliable hasta las 14:00 h en caso de que quede constituido el grupo multi-
familiar. Por ser un grupo de trabajo abierto no se requiere asistencia a todas
les sesiones.
Calendario para el año 2012:
11 de mayo / 15 de junio / 13 de julio / 21 de septiembre /
19 de octubre / 23 de noviembre / 14 de diciembre
ACREDITACIÓN: 2 créditos de libre elección de la Universidad Miguel Hernández
por un mínimo de 40 horas teóricas y prácticas.
PRECIO: 35 euros por sesión.
LUGAR: Salón de actos del Hospital de Nens. Carrer Consell de Cent, 437. Bar-
celona.
DOCENTES: Xavier Sempere. Psiquiatra. Terapeuta familiar y grupal, docente-su-
pervisor de psicoterapia. Conductor de grupos multifamiliares. Claudio Fuen-
zalida. Psicólogo, docente-supervisor de grupos multifamiliares.
INFORMACIÓN E INSCRIPCIÓN:
Telf: 689488441 / 630988727
Mail: asociacionsalutmental@gmail.com
Página web: www.ctielx.com (Curso Barcelona)
ENTIDADES COLABORADORAS
El “Esquema de Articulaciones” de Jorge García
Badaracco y su relación con el esquema
reversible de la mente
The ‘Schema’ by Jorge García Badaracco and
its Relationship with the Reversible Pattern
of the Mind

HERNÁN D. SIMOND

RESUMEN: El Dr. García Badaracco desarrolló, entre los años 2005 y 2008,
una herramienta que articula teorías y conceptos multifamiliares con el fin de
usarla en la formación de los pasantes extranjeros y argentinos que asistían
al Instituto de Psicoanálisis Multifamiliar de Buenos Aires, coordinado hasta
el 2010 por el Prof. Simond. El proyecto, quizás el más importante de los úl-
timos años del maestro, se desarrolló en varias etapas conceptuales y cre-
cientes niveles de profundidad teórica, independientes de las “versiones” del
esquema que fueron saliendo a la luz, que solo servían para testear las re-
percusiones en diversos contextos: psiquiatría, psicología, psicoanálisis y
otras disciplinas de la salud, la filosofía y otras ciencias. Este artículo, ade-
más de describir las etapas iniciales de ese desarrollo, aporta una investiga-
ción original sobre las bases teóricas del mismo, sus correlatos con la práctica
clínica y una “clave” para comprender en profundidad los primeros artículos
del Dr. García Badaracco.

PALABRAS CLAVE: psicoanálisis multifamiliar, esquema corporal, articulación


de conceptos, pensamiento, reversibilidad, universales, mente ampliada.

SUMMARY: Between 2005 and 2008 Dr. García Badaracco developed a tool
that articulates multifamily concepts and theories to train foreign and Argen-
tine assistant doctors attending the ‘Buenos Aires Multifamily Psychoanalysis
Institute’, which Prof. Simond coordinated until 2010. This project, perhaps the
doctor’s most important one during his last years, was developed in several
conceptual stages and growing levels of theoretical depth, irrespective of the
different “versions” of the scheme that came to light and that were only used
to test contextual after-effects in the relationships with psychiatrists, psycholo-
gists, psychoanalysts, and other health professionals and non professionals,
philosophers and other specialists. This paper describes the initial framing sta-
ges of ‘Schema’ and contributes an original research about its theoretical
basis, its correlations with clinical practice and a “key” to understand García
Badaracco’s first articles in depth.

Simond, Hernán D. (2012)[2011]. El “Esquema de Articulaciones” de Jorge García Badaracco y su relación


con el esquema reversible de la mente. Teoría y práctica grupoanalítica. Teoría y práctica grupoanalítica,
2(1):45-63

45
HERNÁN D. SIMOND

Key Words: multifamily psychoanalysis, schema and schemata, concept arti-


culation, thought, reversibility, universals, extended mind.

La pequeña historia

Durante el primer semestre del 2005 y en el marco de nuestra agenda


de trabajo, propuse al Dr. García Badaracco la confección de algunos artí-
culos “iniciales” y de un cuadro sinóptico que permitieran establecer una ar-
ticulación didáctica entre los contenidos del psicoanálisis multifamiliar y
los diversos saberes y prácticas que los pasantes, médicos y psicólogos en
su último año de residencia médica, traían a su experiencia trimestral en el
Instituto de Psicoanálisis de Buenos Aires.
Como resultado de esta tarea, García Badaracco escribió tres artícu-
los: “De sorpresa en sorpresa” [2006a], “Virtualidad sana” [2006b], y el
fundamental “El Psicoanálisis Multifamiliar: cómo curar desde la virtua-
lidad sana” [2006c], este último publicado en francés y luego en la Revista
de Psicoanálisis. Los tres forman una “unidad” con otro anterior: “Avata-
res de la integración entre psicoanálisis, psiquiatría y psico-farmacología”
[2004a]. Con esto quiero explicitar que gran parte del trabajo de García
Badaracco en sus últimos años estuvo centrado en los alcances y proble-
mas de la integración interdisciplinar, en la articulación de los descripto-
res científicos de áreas inconmensurables y en la validación universal de
su tarea clínica.
El doctor nunca estuvo plenamente de acuerdo con la creación de un
cuadro sinóptico de conceptos que fuera una mera lista de las ideas fun-
damentales contenidas en su obra. Así, durante el 2005 dibujó algunos es-
quemas que, como mostraré más adelante, trataban de “romper” la
cuadratura de los cuadros de doble entrada y, al mismo tiempo, dar cuenta
de relaciones complejas, difíciles de representar en las dos dimensiones de
un papel.
A petición suya, analizamos juntos decenas de representaciones esque-
máticas de las más diversas ciencias (incluidos los escasos esquemas de
Freud). Todas adolecían, a su juicio, de dos rasgos que impedían pensar: la
unidireccionalidad y la “fijación territorial” de las coordenadas cartesianas,
una topografía que sellaba dos conceptos, o un concepto y una definición o
explicación, de manera tal que era muy difícil deshacer tal unión, ya sea en
la mente o en la discusión teórica. “Por lo tanto”, repetía, “tampoco eran
útiles para la reflexión sobre la tarea clínica”.
46
EL “ESQUEMA DE ARTICULACIONES” DE JORGE GARCÍA BADARACCO Y ...

También estaba interesado en cómo llegar a representar, con los me-


dios gráficos disponibles, relaciones que incluían la dimensión temporal,
un desarrollo o el resultado de la interacción de fuerzas. Se pensó en simu-
laciones de tres dimensiones, ya fuesen planas, ya fuesen a través de pro-
gramas ad hoc. Finalmente, se adoptaron algunas soluciones de compromiso
para su presentación inicial (Roma, 2007). Personalmente lo comencé a usar
con los pasantes que llegaban a Buenos Aires. De estas experiencias se nu-
trieron las versiones posteriores y aparecieron, de sorpresa en sorpresa, cien-
tos de articulaciones útiles, cada una para cada cual, según el saber, la
vivencia compartida, la experiencia común, la edad y la historia.
Así, el esquema de articulaciones –que siempre será el ejercicio nº 1–
cobró vida propia, y comenzó a ser aceptado o rechazado, a ser usado por
equipos profesionales (por ejemplo, por el equipo de Montevideo) y a cum-
plir su rol articulador fundamental dentro de la teoría del psicoanálisis mul-
tifamiliar.
Mi propia tarea fue la de soporte investigador de las ideas del maestro.
Él, con verdadera magnanimidad, aceptó correlacionar sus ideas con mi
aprendizaje. Lo que yo personalmente no sabía era que iba a participar de
un momento especial del desarrollo de las ciencias de la mente, como rela-
taré a continuación.

La historia

Cuando estuvo suficientemente convencido de elaborar un esquema de


conceptos que permitiera articular los contenidos del psicoanálisis multifa-
miliar, García Badaracco comenzó a contestar diversas preguntas relacio-
nadas con la posible manera de representar algunas ideas.
La primera respuesta, en forma de diagrama, se centró en la pregunta
“¿Cómo representarías las interdependencias recíprocas?”. Pueden apre-
ciarla en la figura 1, donde ya se percibe lo que después sería la forma clá-
sica del esquema de articulaciones y también una cierta vacilación en el
trazo, signo de su negativa constante a “fijar” de alguna manera las posible
relaciones “estructurales” y estructurantes1.

1 En varios años de ateneos de García Badaracco con profesionales del equipo, pude presenciar la “lucha”
entre adeptos más o menos “sistémicos”, más o menos kleinianos, más o menos freudianos, por afinar
las definiciones de cada concepto. Y también las amargas quejas de algunos participantes, ya que era evi-
dente que García Badaracco variaba contextualmente las “fórmulas definitorias”: una manera perma-
nente de no quedar atrapado en una fijeza que, enseñaba, impedía continuar pensando la tarea. Nunca
enfrentó “su” manera de pensar con las de sus compañeros de camino, sino que luchó hasta sus últimos
momentos para integrar los contenidos controversiales y las teorías aparentemente “irreconciliables”.

47
HERNÁN D. SIMOND

Figura 1

Se puede notar que en este esquema, dentro del círculo, se encuentra una
letra para el padre (P), una para la madre (M) y una para el hijo (H). A su
vez, el hijo está en un círculo y las flechas que los unen, una en un sentido
y ¡otra en el otro! (en lugar de una sola flecha de ida y vuelta), muestran las
interdependencias (flechas) recíprocas (dos flechas).
También, fuera del círculo, aparecen nuevamente la P y la M, esta vez
para indicar los padres de alguno de los progenitores o de ambos, además
de “Otr” y la T para personas significativas, con líneas de puntos evasivas
y semiflechas uniéndolos, ya no al núcleo familiar sino directamente al hijo.
Creo que esta pequeña descripción bastará para el desarrollo que me
propongo. Por un lado, es como la quintaesencia de una labor de pensa-
miento de cincuenta años, pero, por otro, es también traer a la luz una con-
cepción de base que tuvo su nacimiento sesenta años atrás, hacia 1950,
cuando García Badaracco estaba formándose en el Hospital Santa Ana de
París.
A pesar de que las listas y cuadros de doble entrada no le parecían una
solución al problema de la esquematización, después del fin de semana, a la
hora de nuestro encuentro diario, me entregó el cuadro que reproduzco como
figura 2. Allí se puede ver el “andamiaje” que luego aparecerá en las ver-
siones conocidas del esquema.
48
EL “ESQUEMA DE ARTICULACIONES” DE JORGE GARCÍA BADARACCO Y ...

Figura 2

En esta “lista” hay una centralidad compleja, como si fuera una decla-
ración de principios, con áreas conectadas con flechas adjetivadas, y dos
“lateralidades”. Un “arriba”: Respeto. No querer tener razón. Interdepen-
dencias creativas, versus un “abajo”: Interdependencias desnaturalizantes.
Dominación patrón-esclavo. Querer tener razón. A la izquierda y a la dere-
cha, otras ciencias esperan articulación.
En esta representación, los “contenidos” del psicoanálisis multifami-
liar están dispuestos (“flotantes”, diría Jorge) entre las dos expresiones de
las interdependencias recíprocas (creativas y desnaturalizantes). Por una
parte, bastará comparar esta forma esquemática con la del esquema canó-
nico, que veremos más adelante, donde las interdependencias recíprocas
ocupan una centralidad engañosa, cuando en esta versión son las contene-
doras de todos los procesos. En las ocho palabras “centrales” aparece tam-
bién “Interdependencias”, pero como un rasgo de un conglomerado
articulable.
Por otra parte, en esta versión ya puede notarse la economía de articu-
laciones, esencial en el esquema, con la particularidad (una pequeña clase
de epistemología) de que la doble articulación desde el conglomerado cen-
49
HERNÁN D. SIMOND

tral hacia las formas de ‘Ayudar’ y desde ellas hacia el conglomerado tiene
valores distintos: “simplificación” desde el núcleo hacia las teorías, “res-
peto” desde las terapias hacia el núcleo.
Quiero destacar que ya aparece, como un área “autónoma”, la mente,
que será la llave para conectar la vivencia personal, el estudio particular y
la práctica profesional.

Un esquema canónico
Como dije más arriba, para García Badaracco no era suficiente una re-
presentación que se asemejara a un cuadro de doble entrada en la cual las
posibles relaciones sufrieran estratificaciones que “fijaran” articulaciones.
Por lo tanto, ese mismo día dibujó el esquema de la figura 3, en el que te-
nemos que imaginarnos los contenidos, conceptos y nociones de adentro y
afuera, flotantes, centrales y periféricos, con articulaciones provisorias re-
sultantes de cada saber, de cada sorpresa, de cada sí-mismo, todas ellas de-
pendientes de la particular teoría de la mente que –consciente, semi-
consciente o inconscientemente– tiene cada persona.

Figura 3

50
EL “ESQUEMA DE ARTICULACIONES” DE JORGE GARCÍA BADARACCO Y ...

Las semanas siguientes permitieron ir “pasando a limpio” estos dia-


gramas con un dibujo realizado por un programa de gráficos por computa-
ción. Tras una veintena de borradores, el doctor aceptó una presentación
por capas, adecuada para el objetivo más próximo: un seminario de tres días
en Madrid, hacia finales de año.
Las once capas se iban sumando, desde el título (que luego se despla-
zaba a la esquina superior izquierda), incluyendo las articulaciones, diver-
sos conceptos y nociones del psicoanálisis multifamiliar sobre un círculo
verde y otros círculos de algunas ciencias como “satélites” con sus respec-
tivos conceptos. Después, flechas de doble punta articulando algunos de
ellos y, finalmente, unos “puentes” virtuales: “enseñanza y formación” e
“investigación permanente”. La capa acumulada puede verse en la figura 4.

Figura 4
Espero que, al conocer la historia de su concepción, los lectores puedan
apreciar ahora “las semejanzas en las diferencias y las diferencias en las se-
mejanzas”, tal y como pedía García Badaracco que había que pensar la tarea
clínica.
La casi ausencia de líneas rectas permite salir del cuadro de doble en-
trada, ampliando el horizonte del pensar a posibles articulaciones. A través
de las flechas (lamentablemente, de doble punta) podrían articularse con-
ceptos del círculo de la izquierda (el psicoanálisis) con conceptos del círculo
de la derecha (la psiquiatría), gracias a conceptos y nociones del círculo del

51
HERNÁN D. SIMOND

psicoanálisis multifamiliar, superando la supuesta inconmensurabilidad de


ambas ciencias.

Psicoanálisis multifamiliar: ¿Qué es? Articulaciones


(Ejercicio nº 1)

Jorge García Badaracco diría: “Preguntar qué es el psicoanálisis multi-


familiar es una mala pregunta”, desde el punto de vista de que no es solo una
técnica, solo una teoría, solo metapsicología. Es una nueva manera de pen-
sar el sufrimiento humano y las posibles articulaciones que nos permitan
mitigarlo. No es posible responder con una o varias frases (o con un nom-
bre de compromiso) a tal complejidad.
Por lo tanto, a cada momento que nos valemos del esquema para ayu-
dar –es decir, para curar y enseñar– se “inventa” el psicoanálisis multifa-
miliar. No solamente como una repetición de un acerbo científico, sino como
una obra en crecimiento que depende tanto de lo articulado por el maestro
como de aquellas articulaciones que genera nuestra mente en su proceso de
apertura. Estos son los puentes genuinos con el mundo, es decir, con los pa-
cientes, con nuestros hijos, con nuestros alumnos, con los colegas de cual-
quier ámbito, con los amigos, con los padres.
En la medida en que queremos “repetir” una fórmula feliz de García
Badaracco, corremos el riesgo de que la fórmula no funcione y el psicoa-
nálisis multifamiliar se angoste y se seque; se producen los efectos que el
mismo doctor alerta en el artículo “Sobre la mente cerrada” [2009b].
Cuando nuestras vivencias se articulan con ese otro mundo inconmensura-
ble del otro, a través de puentes virtuales genuinos, logramos llegar donde
quizás nadie ha llegado, podemos curar y enseñar, aprender y curarnos.
Por eso, nunca puede haber un único esquema fijo. Nadie, por decreto,
puede decidir la inclusión de un concepto cualquiera, ni la exclusión de no-
ciones “débiles”. La sola mención de una práctica como la que describo trae
siempre recuerdos políticos ominosos.
Los “encuentros” de ideas no son pensamientos lógicos o fijos, deberían
ser “sorpresas”, iluminaciones que nos impliquen. En ese sentido, el es-
quema será siempre un ejercicio en ciernes, siempre comenzando, siempre
será el ejercicio nº 1. A medida que maduramos, el esquema envejece. Ar-
ticulaciones que creíamos “fijas”, pierden vigencia. “Leyes” que descubri-
mos asombrados, comienzan a fallar.
Como relataré a continuación, algo similar le sucedió a Jorge.
52
EL “ESQUEMA DE ARTICULACIONES” DE JORGE GARCÍA BADARACCO Y ...

Los dos esquemas

García Badaracco presentó en sociedad el esquema de la figura 4 –di-


seño en capas– en cuatro oportunidades. En Madrid –frente a más de dos-
cientos psiquiatras y psicólogos españoles–, en Roma –en la Sociedad
Psicoanalítica Italiana y en la Cátedra de Psiquiatría del Hospital Gemelli de
la Universidad Católica–, y a nuestro regreso a Buenos Aires, en la Asocia-
ción Psicoanalítica Argentina. En todas las oportunidades me permitió com-
partir la experiencia y contar parte de lo que he relatado aquí.
Las grabaciones de cada una de esas oportunidades me recuerdan mu-
chas de las preguntas que sin duda los lectores se estarán haciendo. Sobre
esa base, nos abocamos a diseñar un esquema más “limpio” (sin flechas co-
nectoras y sin conceptos de otras posibles ciencias conexas). Un esquema
en el que algunos conceptos, nociones y vivencias del psicoanálisis multi-
familiar colmaran el círculo central, “disponibles” para cualquier persona
que quisiera inaugurar el ejercicio de descubrimientos y sorpresas, desde y
hacia uno mismo, sus saberes y el acerbo multifamiliar.
Es esta idea fundamental de estar disponible, en correlación directa con
el trabajo terapéutico, la que preside esta versión “definitiva” del esquema,
que tiene dos variantes: la variante cero, en la que hay sólo un elemento en
el círculo del psicoanálisis multifamiliar, y la variante uno, en donde en el
círculo central hay una selección de elementos disponibles. En ambas va-
riantes, fuera de todos los círculos, se encuentra “el par para pensar”: “¿Qué
es la mente? Naturaleza analógica de toda mente”.
Este esquema de articulaciones fue publicado por la Academia de Co-
nocimientos Interdisciplinarios de Buenos Aires, en donde Jorge García Ba-
daracco ocupaba el sitial Dr. Bernardo A. Houssay (García Badaracco,
2010a:113), y debería ser tomado como punto de referencia, ya que es la
última revisión del esquema que representa el trabajo personal del doctor
sobre su propia creación, y el punto de partida obligado para la odisea mul-
tifamiliar del conocimiento.
Él mismo, alentado por las críticas externas y las innumerables puestas
en limpio de las versiones, hizo funcionar el esquema como un “otro no
García Badaracco”, demostrándose sus bondades y limitaciones, y estable-
ciendo un primer estándar que reflejara su pensamiento hasta ese momento
(mediados del 2009).

El “par para pensar”

Personalmente utilicé el esquema en cuanta ocasión me fue posible: en


la Universidad, en las clases a pasantes, en conversaciones con profesiona-
53
HERNÁN D. SIMOND

les. Toda experiencia era útil para el diseño que llevábamos adelante. Del re-
cuento de tales experiencias apareció un “instrumento” especial, que resultó
ser clave para explicitar el funcionamiento del esquema: el “par para pen-
sar”. Su inclusión requiere una pequeña historia.
Después de las presentaciones que ya mencioné, ambos considerábamos
que el esquema en capas sobreabundaba de información y que esa arbores-
cencia iba en contra del propósito de pensar la tarea de curar y enseñar.
Cuando comenzamos a “limpiar” (no sólo era cuestión de qué, sino de cuán-
tos conceptos podían caber sin “molestar” en el espacio bidimensional dis-
ponible), propuse al doctor tener siempre una versión cero (un solo concepto
multifamiliar adentro vs. la pregunta sobre la mente, afuera) y una versión
uno (los conceptos que cada uno pensaba que eran oportunos, adentro, vs.
la pregunta sobre la mente, afuera). Jorge estuvo de acuerdo y ambos hici-
mos nuestro ejercicio por separado.
Los resultados de la versión uno eran, con pequeñas diferencias, casi
iguales. Nuestro desacuerdo apareció con la versión cero. Jorge proponía
interdependencias recíprocas, mi propuesta era la de vivencias y metáforas.
Por formación y por trayectoria personal al lado de Jorge, mi ingreso a la hi-
percomplejidad multifamiliar había sido a través del lenguaje y sus niveles.
Desde luego, para el doctor era su descubrimiento fundamental –las inter-
dependencias recíprocas– el que le había abierto las puertas a los secretos
de la mente, sana o enferma.
Lo más importante de esa “diferencia” fue que acuñamos la frase “par
para pensar”, una especie de corolario de uno de los objetivos del grupo de
psicoanálisis multifamiliar: poder pensar juntos lo que no se puede pensar
solo.
Así, para pensar un concepto en profundidad, no podemos oponerlo a
su antónimo en el lenguaje, algo que es un movimiento automático de nues-
tro cerebro (el lenguaje, artefacto económico, cuando pensamos “blanco”
nos devuelve “negro”). Mucho menos “definirlo” sin haber encontrado su
correspondiente “par para pensar”. Debemos hacer el esfuerzo para encon-
trar aquella palabra, frase o metáfora que, dentro del “halo de significación”
de nuestra palabra a pensar, ilumine y enriquezca su significado, construya
una interdependencia recíproca mutuamente creativa y nos amplíe la mente.
Por esa razón comencé a usar el esquema versión cero con el círculo
vacío (pero con la pregunta acerca de la mente) y el esquema versión uno,
acuñado por el doctor. Muchos pasantes que tal vez lean estas líneas lo re-
cordarán.
54
EL “ESQUEMA DE ARTICULACIONES” DE JORGE GARCÍA BADARACCO Y ...

Entre nuestra mente y los conceptos del psicoanálisis multifamiliar de-


bemos encontrar nuestro personalísimo “par para pensar”. Para pensar cada
uno de los conceptos que descubramos que son significativos para nosotros
dentro del círculo multifamiliar, debemos encontrarle, a cada uno, su “par
para pensar”2.
A quienes se acercan al psicoanálisis multifamiliar desde cualquiera de
los saberes aptos para ayudar a los demás, les sucede de inmediato el en-
cuentro de su “nomenclatura” con las nociones y conceptos de la nueva ma-
nera de pensar. Como un paso obligado, el primer gesto es “explicar” desde
el propio saber la nueva visión de los hechos. Por ejemplo: cuando García
Badaracco dice virtualidad sana, es igual a cuando Maturana, Melanie Klein,
Freud, Lacan, etc., dicen... Más tarde, y casi siempre luego de la inclusión
en los grupos de psicoanálisis multifamiliar, comienzan a articularse crea-
tivamente las respectivas vivencias y conocimientos.
Aceptar el esquema tal y como lo desarrolló García Badaracco o de-
clamar la inclusión o la inamovilidad de tal o cual concepto, basados en
nuestra experiencia, nuestro supuesto saber o nuestra cercanía al maestro,
traiciona no solo sus deseos, sino su obra misma. El esquema de articula-
ciones, junto a su “par para pensar” y el artículo “Sobre la mente cerrada”,
me parecen suficiente enseñanza al respecto.

El esquema y el funcionamiento de la mente


Vamos a abandonar para futuras comunicaciones aspectos tan prome-
tedores que surgen del esquema tales como la relación de las vivencias y las
metáforas, y de cómo el lenguaje “ampliado” amplía la mente, toda vez que
el lenguaje “técnico” la empobrece.
Llegados a este punto de nuestro desarrollo, mostraré cómo el esquema
es un genuino retorno de García Badaracco a las fuentes de su pensamiento,
articulando aspectos de su artículo “La noción de ‘esquema’ en la neuro-
psiquiatría contemporánea” [1954]3 –fruto de una conferencia en el Hospi-
tal Santa Ana de París y publicado originalmente en Francia– con algunas
de las funciones y características formales que hemos analizado.
Dicho artículo –el último en francés y el primero en castellano– se pro-
pone repasar el concepto de “esquema” como una estructura de conoci-
miento, a partir de los desarrollos de finales del siglo XIX y la primera mitad

2 Dentro del mismo ‘Esquema versión uno’ se dan, adrede, estos “pares para pensar”: saber y ayudar, hi-
pótesis y universalidad, vivencias y metáforas, pertenecer y compartir, curar y enseñar.
3 En francés: L’Évolution Psychiatrique, 1953. En castellano: Actas Luso-Españolas de Neurología y Psi-
quiatría, vol. XIII, agosto de 1954, núm. 3.

55
HERNÁN D. SIMOND

del siglo XX en el tratamiento de las afasias, con especial énfasis en los as-
pectos ligados al lenguaje.
Ya en su comienzo, hace hincapié en la relación entre “conceptualiza-
ción cada vez más adecuada”, la “introducción del concepto de estructura”
y “la constitución interna propia de la materia que nos ocupa”. En esta trí-
ada podemos percibir la atención que pone entre los defectos y ventajas de
esta articulación: la posible rigidez de una elaboración más perfecta de los
hechos en forma de definición, la tendencia epistemológica a “estructurar”
un contenido y la necesidad de respetar la naturaleza de las cosas.
García Badaracco describe la superación del “asociacionismo” (imá-
genes verbales conservadas en los centros del lenguaje, evocadas por un
mecanismo asociativo) de Bastian, Wernicke, Charcot y otros, por los estu-
dios de John Hughlings Jackson en Inglaterra, que propone una explicación
a los trastornos del lenguaje como un “déficit en las funciones del cerebro”
y el cuadro morboso neurológico como una “respuesta global del orga-
nismo” a la disolución provocada por la lesión. Es decir, una “imposibilidad
en el uso voluntario del lenguaje, con la persistencia de un lenguaje auto-
mático y emocional”.
También señala que Henri Bergson, en su libro Materia y memoria
(1896), desarrolla la hipótesis de que la imagen-recuerdo no está realizada
en el cerebro, a la espera de ser “despertada” por una excitación de natura-
leza perceptiva o asociativa, sino que el acto de pensamiento se constituye
por el encuentro de una “intención no figurada” (el recuerdo “puro”) y de
un conjunto de datos perceptivos y de actitudes actuales, cada vez más ca-
paces de integrarse en un “esquema” motor.
García Badaracco rescata de Bergson los conceptos de intención no fi-
gurada, actitud y esquema, y recuerda que Alfred Binet decía en 1903 que
“el pensamiento sería más bien un sentimiento, una intención del espíritu”.
Estos aspectos no figurados, inefables, son agrupados bajo la denominación
de “actitud de conciencia” por los autores de la escuela de Würzburg
(Mayer, Orth, Bühler).
En esta línea, primero Arnold Pirk, siguiendo a Hughlings Jackson y
Stern, y luego Henry Head, establecen que es la “estructura de la tarea a
cumplir” la que nos dará las razones del éxito o del fracaso. Head & Hol-
mes (1920), en particular, ponen el acento en que lo que estará trastornado
en el comportamiento intelectual del afásico “son los actos en los cuales un
símbolo, verbal o no, juega un rol necesario entre la concepción y la ejecu-
ción de la acción”.
56
EL “ESQUEMA DE ARTICULACIONES” DE JORGE GARCÍA BADARACCO Y ...

Son estos autores los que introducen la noción de esquema tan cara a
García Badaracco. Dicen, con respecto a los enfermos que padecen pérdida
del conocimiento de ciertas partes del cuerpo por lesión cerebral:
[...] el estándar en relación al cual estimamos un cambio de posición, no
es una imagen, ni motriz ni visual. Ese estándar está fuera de la con-
ciencia.
[...] Ese estándar, en relación al cual estimamos todos los cambios de
posición antes de que se hagan concientes, es lo que proponemos llamar
‘esquema”. (Head et al., [1920], pág. 605.)
García Badaracco aprovecha aquí para unir la explicación de Head &
Holmes con los problemas antedichos del lenguaje, ya que “esquema”, nos
dice, “significa una disposición psicológica inconsciente y un estándar de
comparación”. De hecho, Bartlett (1932) extiende la noción de “esquema”
en cada nivel de respuesta fisiológica, a la manera de “organización y es-
tructuración de la experiencia, no ya una acumulación, sino una elabora-
ción que lleva a la formación de estructuras funcionales (vs. estructuras
fijas).

La experiencia como un todo organizado


Es el mismo Bartlett quien, en 1932, extiende la noción de “esquema”
para formular un modo de organización del material psicológico al consi-
derar el recuerdo como un “proceso reconstructivo” más que reproductivo.
La experiencia pasada operaría como una masa organizada, y lo que le per-
mitiría operar como “un todo” organizado es justamente la noción de “es-
quema”.
El «esquema» es una organización activa de reacciones pasadas o de
la experiencia pasada, que debemos suponer siempre activa en toda
respuesta bien adaptada. Una respuesta particular es posible solamente
porque está en relación con otras respuestas similares que se han or-
ganizado y actúan no como miembros individuales, sino como una masa
unitaria. (Bartlett [1932], cap. X, A Theory of Remembering, apartado
1: The Method of Approach.)
El autor inglés cree que hay un solo medio para que el organismo pueda
evitar conducirse de una manera rígidamente determinada por la propia ex-
periencia y dar un paso fundamental en su desarrollo: operar según “series
cronológicas” y adquirir la capacidad de revertir (to turn around) sus pro-
pios esquemas y construirlos de nuevo.
Podemos ver aquí las bases de muchos pensamientos futuros de García
Badaracco. A través de estas ideas, pasa a considerar los aportes de las es-
57
HERNÁN D. SIMOND

cuelas de la Gestalt, donde la forma exterior en tanto figura y la forma in-


terior en tanto estructura forman un sistema de mecanismos operacionales
con una posibilidad universal de realizaciones concretas en el registro de la
forma o de la imagen. Este proceso se realizaría por medio de dos funcio-
nes fundamentales: diferenciación e integración
Es el momento en que García Badaracco articula los conceptos prece-
dentes con las investigaciones de Jean Piaget. Este autor llega a la interpre-
tación del desarrollo de los mecanismos operacionales del comportamiento
del niño, sobre la base de la existencia de “esquemas sensorio-motores pri-
mitivos”, que llama “esquemas de asimilación”. Existen dos mecanismos
fundamentales: la “asimilación” y la “acomodación”. Cuando los objetos
exteriores modifican el “esquema de acción” del sujeto, la actividad se or-
ganiza en el sentido de la imitación. Cuando la asimilación prima sobre la
acomodación, la actividad del sujeto se orienta en el sentido del juego.
Pero si como nos dice Piaget (1950, pág. 344), la evolución de la inte-
ligencia del niño se caracteriza por la “interiorización” de la acciones efec-
tivas en acciones simplemente representadas (una especie de imitación
interiorizada, prolongación de la acomodación), estas acciones se constru-
yen en operaciones caracterizadas por la “reversibilidad” de su composi-
ción. De esta manera, encontramos las fuentes del presupuesto de curación
del psicoanálisis multifamiliar.

Los universales
Es el momento de articular las investigaciones inglesas, francesas y ale-
manas con la corriente cibernética que llegaba de los Estados Unidos y se
ponía rápidamente de moda. De la mano del avance de la electrónica, la in-
vestigación de lo mental sobre la base de la modelización del cerebro como
si fuera una computadora, invadía el campo de la psiquiatría a pasos agi-
gantados.
García Badaracco articula entonces, en la línea de pensamiento que
sigue sobre la reversibilidad, el concepto de scanning de la mente, desarro-
llado por Norbert Wiener. Define al scanning como un “mecanismo que per-
mite la transformación de señales de diferentes partes del espacio, en señales
que se suceden en el tiempo” –con el cual Wiener resuelve el problema de
la representación de funciones de más de una variable–, y señala que un
mecanismo semejante existe en la corteza cerebral (siguiendo a Pitts &
McCulloch [1947], págs. 127-147.).
Este mecanismo sugiere que existen cadenas de neuronas “cuya fun-
ción no es la de ‘transmitir’ mensajes aferentes ni eferentes, sino que forman
58
EL “ESQUEMA DE ARTICULACIONES” DE JORGE GARCÍA BADARACCO Y ...

la estructura de un proceso circular, que funcionaría como un mecanismo de


scanning”. Esos sistemas de exploración, de acción continua y sistemática,
convertirían los “modelos” de excitación en una “sucesión de señales dis-
puestas según un modo temporal”.
Así como esta hipótesis resuelve, en el plano bidimensional el problema
de la percepción de Gestalts, aplicado a regiones tri- y polidimensionales re-
suelve el problema del universal. Es decir, un circuito de neuronas autore-
excitables, en las que la reverberación o actividad circular es entretenida
por los impulsos aferentes venidos de los distintos receptores sensoriales,
mantiene la asociación entre los diferentes datos particulares, de manera
que permite el reconocimiento de un “universal” a partir de un particular.
Esta integración (no la “suma” de los particulares, sino un “todo” nuevo) po-
demos representárnosla como un proceso típico de integración nerviosa
donde se produce una verdadera integración.
De esta manera, la noción de “esquema”, en una convergencia signifi-
cativa con los mecanismos operacionales de la mente, implica leyes de todo
tipo de elaboración de la realidad, como una “esquematización” de la
misma.

El feed-back positivo
Una vez establecidas las bases teóricas para sus propias teorías, el doc-
tor desarrolla su nueva manera de pensar en constante articulación con los
avances de cualquier ciencia o arte. Su manera “filosofal”, abierta, reversi-
ble, no lineal, se abre a cualquier conocimiento, pero siempre manteniéndolo
a raya, neutralizándolo, para que la formulación no nos quite la sabiduría ne-
cesaria para poder ayudar al otro que sufre. De allí, su “resistencia” a las for-
mulaciones fijas, no dinámicas, de cualquier concepto, estructura o sistema.
En este sentido, recupera la noción de feed-back, en unión a la de es-
quema, para retratar la situación psicótica. En su trabajo sobre el caso Guido
(1967a, pág. 68), nos dice: “La repetición o actualización permanente de
esta situación constituye un círculo vicioso, con una realimentación propia,
implicando un feed-back positivo (entropía positiva del sistema), en donde
no hay cambio, ni aprendizaje, ni transformación”.
En uno de sus últimos trabajos (2001c & 2009a), hablando sobre la so-
ciedad, vuelve con la antigua idea:
La sociedad, a través de la educación, tendría que proveer no sólo de co-
nocimientos, sino también de recursos en experiencias emocionales
sanas, capacitando a sus miembros para descubrir el elemento solidario
y la visión ética indispensable, y así poder elegir racionalmente las de-
59
HERNÁN D. SIMOND

cisiones adecuadas en cada momento. Pero, en la escuela las interde-


pendencias patógenas suelen ser más fuertes que las normogénicas. La
fuerza arrolladora de las interdependencias que funcionan con feed-
back positivo –es decir que tienden a la producción de distorsiones del
sistema y a veces catástrofes–, es difícil de detener y no se visualizan
soluciones a corto plazo. (García Badaracco [2001c & 2009a], pág. 8.)

A modo de ejemplo, y en relación con la voluntad gráfica de la creación


del esquema de articulaciones, reproduzco dos figuras del libro Perspecti-
ves in Neuropsychiatry, tomadas del artículo “The Cerebral Mechanisms of
Intelligent Action”, firmado por W. R. Ashby (figura 5), en su apartado ‘The
Homeostat’. Primero, el artefacto que permite testear el circuito de integra-
ción y, luego, el esquema que explica su funcionamiento. Nótese la seme-
janza de las líneas de este esquema, en contraste con las diferencias de
función de ambos esquemas (Ashby y García Badaracco), y viceversa.

De este libro transcribo un párrafo de la página 84:

«[...] If, then, the brain’s goal-seeking behaviour is due to feed-back


mechanisms, what factors can ensure that the mechanisms are properly
goal-seeking and not injuriously unstable? The question has two an-
swers, which depend on whether the feed-back mechanism is inborn or
whether it is developed during learning. The two will be discussed se-
parately»4.

Sin descuidar las investigaciones que se realizaban en el primer aspecto,


García Badaracco realizó su gran obra sobre el segundo aspecto.

“La función educativa es mucho más importante que la


función terapéutica”

Quiero finalizar con esta frase provocativa de Jorge. Algunas personas


creen que es apócrifa, pero ha sido extraída de las grabaciones de trabajo a
su lado. Fue usada una sola vez, en un documento interno de trabajo, anexo
a una de las múltiples tormentas de crecimiento dentro del psicoanálisis
multifamiliar.

4 “[...] Si, entonces, la conducta del cerebro de buscar-un-objetivo se debe a mecanismos de retroalimen-
tación, ¿qué factores pueden asegurarnos que estos mecanismos son apropiadamente busca-objetivos y
no perjudicialmente inestables? La pregunta tiene dos respuestas que dependen de si el mecanismo de
retroalimentación es innato o si se ha desarrollado durante el aprendizaje. Ambas deben ser discutidas
por separado.”

60
EL “ESQUEMA DE ARTICULACIONES” DE JORGE GARCÍA BADARACCO Y ...

Figura 5

Se refiere directamente a la esencia de su trabajo y del esquema mismo.


Si la reducimos a su mínimo común, sacándole el conflictivo “mucho más
importante que”, se transforma. “La función educativa es la función tera-
péutica.” Cuando curamos, debemos también enseñar. El maestro, por con-
siguiente, debe también curar (no meramente enseñar). Asimismo, cuando
curamos, debemos aprender, porque en la medida en que aprendamos, nos
curamos. Un feed-back, en este caso, negativo, según la teoría de la entro-
pía.

Este artículo conservaría ese “par para pensar”, curar y enseñar, dentro
del círculo de los articulables del psicoanálisis multifamiliar. Pero para que
ese círculo tenga su propio “par para pensar” afuera, fuera de los “límites”
de nuestro saber, debería estar siempre esa otra pregunta imposible: ¿Qué es
la mente? Porque dependiendo de qué clase de fijeza o creatividad le otor-
guemos a la respuesta posible, resultará la fijeza o creatividad de nuestro
hacer (y la curación o no curación asociadas).

Nuestra teoría de la mente, independientemente de los saberes que ha-


yamos acumulado sobre ella, funciona de manera inconsciente, pugnando
sobre nuestro Yo, doblándonos el brazo de nuestra investidura académica,
tomando el comando en la tarea terapéutica. Solo ejercicios constantes de
reflexión y conversación multifamiliar (y en eso el esquema es un recurso
61
HERNÁN D. SIMOND

princeps) pueden liberarnos para el cuidado de nosotros mismos y de los


demás, recíprocamente.

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WIENER, N. (1948). Cybernetics or Control and Communication in the An-
imal and the Machine. Cambridge: The Technology Press.
Herman D. Simond es Prof. en Letras por la Universidad de Buenos Aires.
Desde 2002 trabajó en la puesta en valor del patrimonio intelectual del
Dr. Jorge García Badaracco y como su asistente. Desde 2005 a 2010
coordinó las actividades del Instituto de Psicoanálisis Multifamiliar de
Buenos Aires. En 2008 la Universidad de Belgrano lo invitó a dictar
seminarios sobre Psicoanálisis Multifamiliar. Actualmente dicta en la
Facultad de Psicología la materia "Construcción de la subjetividad
desde la perspectiva de la creación literaria", para los alumnos de cuarto
año.
Dirección de contacto: hsimond@gmail.com
Recibido el 18 de diciembre de 2011
Aceptado el 10 de enero de 2012
Último borrador el 8 de abril de 2012

63
Máster en Psicoterapia
Analítica Grupal Curso 2012-2013
La Fundación OMIE, pionera destacada en la promoción de recursos tera-
péuticos comunitarios, ofrece a los profesionales de la Salud Mental y dis-
ciplinas afines, en colaboración con la Universidad de Deusto, una nueva
edición de sus programas de Postgrado en Bilbao y Barcelona, para el
curso 2012-13. La Fundación OMIE. reafirma así una trayectoria consoli-
dada a través de más de treinta años dedicada a formar especialistas en el
área específica de la Psicoterapia Grupal Psicoanalítica, en el desarrollo de
esta tarea colabora como miembro de EGATIN
Este programa se desarrollará a lo largo de tres cursos como un plan de
formación en el trabajo grupal orientado a la asistencia psicoterapéutica.
Objetivos:
Experimentar “en primera persona” la naturaleza de los fenómenos y di-
námicas de grupo, Profundizar en la fundamentación teórica, Conocer las
técnicas de trabajo grupal y sus fórmulas de aplicación en diferentes cam-
pos: en el Sanidad y Salud Mental, en el de Educación psico-social y, en el
de la Enseñanza y las Organizaciones.
Los contenidos del programa académico (materias y actividades) se distri-
buyen en tres áreas: teórica, práctica-clínica y área experiencial.
Calendario:
En Bilbao, de octubre a junio, en la Universidad de Deusto, en 10 módulos
de fin de semana, viernes, de 9,00 a 21,00h. y sábado de 9,00 a 13,50h.,
con un total de 18 horas por módulo
En Barcelona, de octubre a junio, en el Seminario Conciliar de Barcelona,
en 8 módulos de fin de semana, de viernes a mediodía a domingo a me-
diodía con un total de 25 horas por módulo.
Matrícula por curso:
Bilbao: Derechos de matrícula, 900 e, y tres pagos fraccionados de 670 e
cada uno en diciembre, febrero y abril.
Barcelona: Derechos de matrícula. 900 e y tres pagos fraccionados de 670
e cada uno en diciembre, febrero y abril.
Tanto la preinscripción como la matriculación se efectuarán en las sedes
de OMIE.
Para los programas en Bilbao se dispone de un número de medias becas
aplicables a los dos primeros cursos
Entidades colaboradoras:
Hospital del Mar de Barcelona y Hospital de Basurto de Bilbao
Información:
En Bilbao: Fundación OMIE, Ramón y Cajal, 2 Bis-4º-Dpto. 4º
Tfno. 944223824 / 616847963 - e-mail: omie@fundacionomie.org
En Barcelona: c/Avenir, 5. Tfno. 932011796 / 639 779 053
e-mail: omiebarcelona@gmail.com
El grupo multifamiliar como observatorio
privilegiado de familias con
vivencias psicóticas
Multifamily Group Therapy as a Privileged
Observatory of Families with
Psychotic Experiences
JUAN Mª BLANQUÉ
ALBERT BRIANSÓ
N. GARCÍA
R. HURTADO
MONTSERRAT NICOLÁS
IGNASI NICOLÁS
FRANCESCA SPANÒ

RESUMEN: En este artículo se describen los fenómenos que se han ido produ-
ciendo en un grupo multifamiliar (GMF) integrado en un programa de aten-
ción a psicosis incipientes, orientado a jóvenes que presentan síntomas
prepsicóticos (aislamiento y abandono de toda actividad) y a los que sufren
ya de una patología claramente psicótica (delirios). Se han reunido a un total
de veintiocho familias que a lo largo de cuatro años han tenido la oportuni-
dad de compartir experiencias y de aprender nuevas formas de vivir los di-
versos problemas que conlleva esta patología. Nos hemos centrado en la
fantasía de la red protectora y de sus correspondientes nudos para explicar
los diversos fenómenos que se han ido observando. En este sentido, hemos
podido conocer algunos aspectos del mundo delirante y alucinatorio de la psi-
cosis. Como conclusión, podemos afirmar que el GMF es un privilegiado ob-
servatorio de las relaciones interpersonales.
PALABRAS CLAVE: terapia familiar, grupo multifamiliar, primeras crisis psicóti-
cas, comprensión de la psicosis.
SUMMARY: This article describes different case scenarios that happened during
a Multiple Family Group Therapy (MFGT). The MFGT was integrated within
an incipient psychosis program focused on teenagers that have psychotic or
pre-psychotic symptoms (isolation and withdrawal of all activity) and those
who suffer from a clearly psychotic pathology (delusions). During four years,
the MFGT has treated twenty-eight families. These families had the opportunity
to share their experiences in a contained environment and therefore learn new
ways to live their day to day life. The conductors of the group used the pro-
tective matrix fantasy with knots to explain the different phenomena observed

Blanqué, J. M., Briansó, A., García, N., Hurtado, R., Nicolás, M., Nicolás, I. y Spanò, F. (2012). El grupo
multifamiliar como observatorio privilegiado de familias con vivencias psicóticas. Teoría y práctica gru-
poanalítica, 2(1):65-79

65
JUAN Mª BLANQUÉ ET AL

during the sessions. In this way, the conductors were able to learn new aspects
of the hallucinations and delusions in the world of the psychotic patient. As a
conclusion, we can confirm that the MFGT is a privileged observatory of in-
terpersonal relationships, in particular within families with young psychotic
members.

KEY WORDS: family therapy, multifamily group, first psychotic crisis, psycho-
sis understanding.

“[…] El miedo que tenemos no viene de afuera, como tú dices (un joven di-
rigiéndose al padre de otro que no estaba presente), viene de dentro nuestro,
si no pregúntale a tu hijo… Seguro que alguna vez te lo ha dicho y tú no lo
has escuchado o lo has olvidado… Muchas veces, en casa, no hablamos,
pues tememos la reacción de nuestros padres, tememos que les duela mucho
lo que les digamos”. A esto una de las madres responde: “Es verdad eso que
dices, hace unos días mi hija me dijo que yo nunca le había hecho caso hasta
que no ha tenido esta crisis… Y es verdad (llora). “Yo trabajaba todo el día
y no me podía dedicar a ella, y no podía contar con mi marido pues no era
capaz de trabajar, era un irresponsable…”.

(Familias anónimas GMF; febrero, 2012)

Introducción

Los primeros contactos con el GMF y su integración en nuestro ámbito


asistencial se iniciaron en noviembre de 2006 cuando conocimos al Dr. Gar-
cía Badaracco en unas jornadas sobre grupos en Santiago de Chile. Con él,
vivimos la experiencia de compartir diversos espacios terapéuticos en los
que, con mucho detalle y con su conocido entusiasmo, nos fue informando
de las grandes posibilidades que tenían los GMF. Recordamos siempre con
simpatía los ánimos que nos dio para que iniciáramos este tipo experiencia
en Barcelona. En aquellas mismas fechas, le invitamos a que participase en
una jornada que la Fundació Congrés Català de Salut Mental organizó en
Barcelona sobre el tema de las psicosis incipientes. En aquellos momentos
se pedía a la Administración de Cataluña que, al igual que se había hecho
en otros países, se instauraran programas dedicados a la atención de las psi-
cosis incipientes, petición que, finalmente, fue aceptada.
En el año 2007, se concedió uno de estos programas a la Fundación Sa-
nitaria S. Pere Claver de Barcelona, concretamente desde el Centro de Salut
Mental de Montjuïc, que es el centro en el que nosotros trabajamos actual-
mente. Ante esta oportunidad, decidimos introducir el GMF dentro de la
propia asistencia, aprovechando la formación en grupos que tenía todo el
equipo.
66
EL GRUPO MULTIFAMILIAR COMO OBSERVATORIO PRIVILEGIADO DE FAMILIAS ...

Hasta ese momento, en nuestro entorno solo se conocían los grupos psi-
coeducativos, pero presentaban un problema: la duración era solo de ocho
sesiones y este aspecto era un motivo de queja por parte de las familias.
La aportación más importante del GMF a nuestro programa es que nos
permite dar a las familias la posibilidad de expresar sus conflictos en un es-
pacio en el que hay otras personas que tienen problemas similares y de poder
contener los aspectos más regresivos del sufrimiento mental que padecen.
También se les ofrece la posibilidad de aprender diferentes formas de afron-
tar la vida familiar, teniendo en cuenta la culpa que sufren. En definitiva, se
trata de que puedan ver que lo que les pasa a los jóvenes enfermos no es tan
diferente a lo que puede pasarles a los propios familiares considerados como
normales (Mascaró 2006).
El GMF aporta un contexto de seguridad donde se pueden arriesgar los
recursos de cada persona, lo que se conoce como virtualidad sana (G. Ba-
daracco, 1990, 2000). Se permite ver al joven problemático como a una per-
sona que ha enfermado por la familia pero que al mismo tiempo tiene
aspectos sanos que la familia misma le proporciona, lo que aporta un alto
grado de seguridad a todos. De esta forma se pueden desbloquear los re-
cursos yoicos que quedaron inhibidos y que dieron lugar a la enfermedad
mental. Desde este planteamiento se podrá ver la enfermedad mental como
un funcionamiento característico derivado de unas circunstancias determi-
nadas.
Estos funcionamientos patológicos están potenciados por personas con
poder perturbador -llamados objetos o presencias enloquecedoras- que re-
alizan interdependencias patógenas. El hecho de que estas interdependencias
pueden hacerse conscientes puede ayudar a introducir cambios positivos en
la familia.
Cuando un joven recae, es básico ayudar a las familias a mirar esa cri-
sis no como una vuelta a la enfermedad sino como una búsqueda de una
nueva oportunidad de entender lo que nunca se ha comprendido.
La psicosis entendida como una patología vincular puede ser abordada
en el GMF ya que en él se tendrá la posibilidad de expresarla y, por lo tanto,
también da la oportunidad de comprenderla.
Hay que tener en cuenta que el mundo interno de estas familias viene
determinado por las historias heredadas, las historias influidas que llegan de
la familia ampliada y por las historias vividas por la propia familia (Ayerra,
J. Mª., López Atienza, J. L., 2003). En este mismo sentido, el GMF fun-
ciona como elemento liberador de la represión de los sucesos traumatizan-
67
JUAN Mª BLANQUÉ ET AL

tes de las familias (suicidios, enfermedad mental de alguno de los padres o


de los abuelos) (Guimón, J., 2001).

Objetivos de este grupo y evolución de la experiencia


Los objetivos de este grupo estaban centrados en las funciones asisten-
ciales ya que se trataba a familias con hijos afectados de sintomatología psi-
cótica y prepsicótica. También se intentaba actuar preventivamente para
evitar una evolución negativa hacia la psicosis y finalmente también exis-
tía una vertiente investigadora centrada en la comprensión de dicha enfer-
medad.
Nuestro Programa de Psicosis Incipientes está dirigido a jóvenes de
entre dieciséis y treinta y cinco años. Para la selección de los pacientes se
sigue un protocolo concreto: en primer lugar, se realizan un mínimo de cua-
tro entrevistas iniciales con toda la familia (paciente incluido). Posterior-
mente, se hace la indicación para el joven, ya sea la de psicoterapia
individual o la grupal, y para la familia se indica la terapia unifamiliar o el
GMF (con el hijo incluido). Toda esta asistencia es ambulatoria.
Nuestro grupo multifamiliar fue iniciado hace cuatro años y queda ubi-
cado en el Centre Cívic del Poble Sec de Barcelona, que es de gestión mu-
nicipal y está a unos quince minutos del Centre de Salut Mental de Montjuïc.
La razón por la que se concretó este emplazamiento responde a nuestro
deseo de que fuera un recurso comunitario.
El grupo se realiza en una sala grande y las sillas se colocan en círculo.
La periodicidad es semanal (los jueves) y la duración es de una hora y cuarto
(por la mañana). El grupo cesa su actividad en los periodos vacacionales de
verano (agosto), en Navidad y durante la Semana Santa.
Hay tres tipos de familias:
1. Las que tienen un hijo con una primera crisis psicótica.
2. Las que tienen un hijo con una sintomatología prepsicótica -llama-
dos EMAR (Estado Mental de Alto Riesgo)-.
3. Algunas familias fuera del Programa de psicosis incipientes, cuyos
hijos hayan sufrido más de una crisis, pero que consideremos que
hay una indicación de GMF.
En un principio el grupo se inició con cinco familias y fue ampliándose
cada tres meses. Actualmente es un grupo abierto y hay convocadas veinti-
dós familias. El número de personas que se presentan a las sesiones oscila
entre veinticinco y treinta. Aunque la mayoría son padres también algunos
jóvenes asisten de forma regular.
68
EL GRUPO MULTIFAMILIAR COMO OBSERVATORIO PRIVILEGIADO DE FAMILIAS ...

En estos cuatro años han pasado por el grupo 34 familias con un mínimo
de asistencia de tres sesiones y doce de ellas han formado un núcleo esta-
ble que se mantiene en la actualidad. Existe una autorregulación espontánea
por parte de las familias, en el sentido de que se turnan para manifestar sus
problemas de tal forma que no suelen producirse protagonismos exagerados.
La coordinación del grupo está a cargo de dos terapeutas (un psiquia-
tra y un trabajador social) en coterapia y otros dos profesionales (un psicó-
logo y un educador social) que actúan como observadores pueden intervenir
en algunas ocasiones. Todos tenemos formación en terapia grupal.
Las intervenciones de los conductores dependen de la formación de
cada uno ya que unos se han formado en el modelo de Foulkes y otros en el
de Bion. También se introducen de manera complementaria algunos co-
mentarios psicoeducativos referidos a temas que consideramos importan-
tes para la comprensión de alguna situación concreta.
Un dilema no resuelto es el del nombre a utilizar como responsables
del grupo. Oscilamos entre llamarnos terapeutas cuando nos colocamos en
el papel de ayudar al grupo o llamarnos conductores cuando nuestra posi-
ción es la de trabajar al máximo las posibilidades de los miembros del grupo
(Sunyer, J. M., 2008).
Durante este tiempo, por el grupo han pasado dieciocho observadores
externos: médicos de familia, PIR, MIR, trabajadores sociales; psiquiatras
y psicólogos de otras instituciones, algunos de ellos recomendados por el
propio equipo del Dr. García Badaracco; un psicoanalista y la mayoría de los
miembros del equipo de nuestro centro. Todos ellos han asistido un mínimo
de cuatro sesiones de grupo.

La red protectora y los nudos que la constituyen


A lo largo de estos cuatro años de funcionamiento de nuestro GMF se
ha ido organizando en nuestra mente una imagen que quisiera transmitir.
Vendría a ser la de una red gruesa, semejante a las empleadas por algunos
trapecistas, que posee unos fuertes nudos que entrelazan las diversas cuer-
das y que dan consistencia a toda la red. Representarían el trabajo que se re-
aliza durante la estancia en el grupo. Dichos nudos serían los diversos temas,
situaciones y vivencias que han apareciendo a lo largo del tiempo y que se
han ido repitiendo de forma periódica.
El papel de los conductores sería el de dar luz a los aspectos incons-
cientes que van apareciendo y el de ser contendores de la ansiedad, a se-
mejanza de los colaboradores de los trapecistas que se sitúan junto a la red
para evitar o al menos amortiguar una posible caída del artista.
69
JUAN Mª BLANQUÉ ET AL

Pasaremos a comentar los diversos nudos o situaciones vivenciales tal


y como fueron apareciendo en las sucesivas sesiones.

Familias contenidas por la red

Primero aparecieron los nudos depresivos traídos al grupo por una fa-
milia que estaba en pleno duelo patológico por la pérdida de un familiar.
Este primer asunto impactó mucho y se asoció a otras pérdidas vividas por
otras familias y una de ellas fue el suicidio de uno de los jóvenes que im-
presionó mucho al grupo.

En este sentido, la experiencia del GMF también nos ha servido para co-
nocer con más detalle la biografía de algunas de las familias, como fue el
caso de una de las madres que, en el transcurso de una sesión en la que se
hablaba de duelos patológicos, pudo decir que durante el embarazo de su
hijo sufrió mucho porque tuvo alucinaciones visuales en las que veía niños
muertos flotando en las aguas de la playa. Reconoció que “Esto no se lo
había dicho a nadie, ni al médico, por miedo a que [le] dijeran que estaba
loca como una de [sus] hermanas”. Esta comunicación nos permitió ver de
forma más clara la posible génesis de la psicosis en su hijo y posteriormente
derivar a la madre a un tratamiento individual.

Se observaron nudos paranoicos en algunos participantes, lo que per-


mitió contrastarlos con momentos también paranoides que se habían pro-
ducido en el grupo y que eran compartidos por todos, lo que significaba que
no era un tema exclusivo de los hijos.

En relación al tema de los delirios destacamos una situación en la que


se desató una dura crítica hacia uno de los jóvenes que tras comentar que
temía ser atacado por la familia, todo el grupo consensuó que lo que decía
“era una locura”. Después de esto, se produjo un largo silencio hasta que uno
de los padres (que era del Barça) comenzó a hablar del partido Barça-Ma-
drid dirigiéndose a otro padre que era del Madrid. Esta situación provocó
una discusión más o menos desenfadada hasta que uno de los padres le dijo
al otro: “Si no te callas te sacaré los ojos con mis propios dedos”. Parte del
grupo le recriminó en tono burlesco el comentario y una madre, dirigiéndose
a su marido, dijo: “Y tú no te rías, a ti también te pasan cosas raras… To-
davía estás convencido de que hueles el puro de un vecino que murió hace
más de 5 años”. Este comentario nos permitió hablar de la “locura” que en
algunos momentos puede estar dentro de todos y no solo en los jóvenes con
crisis, lo que produjo una larga serie de reflexiones que los jóvenes identi-
ficados como pacientes agradecieron enormemente.
70
EL GRUPO MULTIFAMILIAR COMO OBSERVATORIO PRIVILEGIADO DE FAMILIAS ...

Fue importante poder afrontar nudos de tipo alucinatorio, delirante y


confusional aportados al grupo, siempre de forma dramática, por algunos de
los jóvenes. Se pudo observar que esos nudos eran una forma de pedir que
alguien les ayudara a entender el significado de lo que les ocurría y que, en
algunas ocasiones, estaba relacionado con la propia biografía. Esto ayudó a
los padres a dar algo de luz a la problemática de sus hijos que, en algunos
casos, también estaban presentes. Hay que recordar que este tema no se
suele hablar en familia ya que se considera que es preferible olvidarlo. En
este sentido, hay que tener en cuenta que si el joven que ha sufrido una cri-
sis psicótica no tiene la oportunidad de entenderla mínimamente, siempre
tendrá terror a la recaída ya que los niveles de ansiedad confusional que ha
sufrido le han hecho padecer enormemente. Esta en una de las razones por
las que después de una crisis psicótica estos jóvenes se repliegan en sí mis-
mos, sin posibilidad alguna de realizar actividades.

En una de las sesiones, el padre de uno de jóvenes, afectado de una sin-


tomatología afectiva, explicó que aquella misma semana había llevado a su
hijo al hospital para que le hicieran unas pruebas. Relató que el psiquiatra
le había recordado que su hijo sufría una enfermedad genética y le reco-
mendó que intentaran que no sufriera estrés, es decir, que no hiciera nin-
guna actividad. A esto, uno de los jóvenes le contestó: “Según esto que dice,
yo debo de tener un gran poder en contra la psicosis ya que teniendo la
misma enfermedad que su hijo hay muchas temporadas que me siento bien,
es decir, que la puedo vencer y eso, entonces, no es verdad. Si fuera gené-
tico siempre estaría igual de mal y nunca la ganaría”. Este comentario nos
permitió intervenir y aclarar el tema genético en el sentido de que se puede
heredar cierta predisposición a la psicosis pero también hay muchos facto-
res que pueden influir en su manifestación y desarrollo.

Otro padre relata una larga serie de anécdotas traumáticas de su vida y


justo después de un corto silencio del grupo, uno de lo jóvenes dijo: “Jesu-
cristo fue crucificado” y el grupo respondió de forma crítica, haciendo co-
mentarios como “Vaya cosas que dices” o “Te vemos mal”. Nuestra
intervención se centró en aclarar que ese comentario era una forma rápida
y esquemática, metafórica en realidad, de decir que este padre había sufrido
mucho a lo largo de su vida. Todo ello permitió al grupo elaborar una larga
serie de sufrimientos que muchos de los presentes habían padecido a lo largo
de sus vidas.

Tuvimos la oportunidad de observar cómo, por primera vez, algunos de


los jóvenes pudieron expresar las ansiedades confusionales que sufrieron
justo antes de la aparición de las alucinaciones y los delirios, lo que permi-
71
JUAN Mª BLANQUÉ ET AL

tió comenzar a comprender el significado de algunos aspectos de la psico-


sis. Por ejemplo, ante el vacío brutal y la ansiedad confusional asociada se
pudo ver con cierta lógica que el joven tuviera el convencimiento de que la
televisión hablara de ellos. Expresaron con claridad que cuando veían al-
guna escena que los impactaba, les ayudaba a salir del vacío emocional en
que se encontraban y lógicamente se sentían vinculados a la televisión. Era
como si se hablara de ellos y esto les hacia sentir más acompañados. Al-
guno de ellos dijo: “Es mejor estar mal acompañado que solo”.
Otro de las vivencias que han surgido, sobre todo en jóvenes prepsicó-
ticos o en aquellos que se han inhibido tras una crisis psicótica, son los
nudos de aislamiento cuyo objetivo es protegerse de las emociones y sen-
timientos que comporta la relación humana, como pueden ser los celos, la
envidia, la rabia y las fantasías asociadas. En este sentido, hemos observado
muchos nudos de intolerancia en algunas familias respecto a estos senti-
mientos, los cuales hemos tratado repetidamente.
Nos parece fundamental ayudar a las familias a que se den cuenta de los
nudos contradictorios que representan algunos de los mensajes ambivalen-
tes que envían a sus hijos. Sería imposible que pudieran ayudarles si como
padres no son conscientes que de alguna manera y siempre de forma invo-
luntaria han podido influir en los problemas de sus hijos.
También existen nudos de colaboración entre las familias que permiten
comentar aspectos de la vida familiar que los terapeutas no siempre pueden
abordar.
Con frecuencia se han dado nudos de tipo psicosomático que permiten
observar los caminos que los conflictos familiares siguen y que no siempre
son hacia lo psicótico. Es decir, según sea el tipo de conflicto de cada fa-
milia, el cuerpo se podrá hacer cargo de las ansiedades y manifestar moles-
tias psicosomáticas que harán pensar que el cuerpo se ha vuelto “loco”. En
este sentido, han aparecido en algunos familiares a lo largo de estos años:
alteraciones cutáneas de tipo alérgico, anemias, metrorragias, epistaxis, ac-
cidentes vasculares cerebrales y cardiacos y diversos tipos de cáncer.
Es decir, la ansiedad persecutoria también aparece en el cuerpo, como
función defensiva que consiste en eliminar la ansiedad de tipo psicótico a
cambio de que sea el cuerpo quien se haga cargo de las ansiedades relacio-
nales.
Uno de los casos más impresionantes fue el de un joven de treinta y dos
años que, tras sentirse muy angustiado en el trabajo -que era en la misma
empresa donde trabajaba su padre-, sufrió una parálisis de la parte izquierda
de su cuerpo debido a una hemorragia cerebral que finalmente se resolvió
72
EL GRUPO MULTIFAMILIAR COMO OBSERVATORIO PRIVILEGIADO DE FAMILIAS ...

sin secuelas. Durante diversas sesiones del GMF se pudo ver como el joven
había escogido la locura de su cuerpo, es decir, la vía psicosomática en
lugar de la psicótica, aunque su estado cognitivo de replegamiento psíquico
se acercaba enormemente a esta última.
Otro caso muy significativo fue el de un padre que explicó que coinci-
diendo con la primera infancia del hijo se le desarrolló un tumor adiposo ab-
dominal de dos kilos. Pudo relacionarlo con el sufrimiento que le había
producido tener que cuidar al hijo durante esa época ya que su mujer traba-
jaba y él estaba de baja por un traumatismo. Pudo darse cuenta de que “po-
siblemente la exagerada protección que he hecho sobre mi hijo y que estoy
seguro que le ha perjudicado, debe tener que ver con lo mal que lo pasé
mientras me hacía cargo de él… yo que era un machista y nunca había
hecho nada en casa”. Nuestra intervención se centró en ayudar a poder ver
como los malestares poco evidentes vividos anteriormente pueden repercu-
tir en la actualidad.
El GMF es un espacio de encuentro social y como tal aparecen nudos
psicosociales que han permitido también la reflexión de diversos conflictos
centrados en las carencias económicas que dan lugar a la marginación y ex-
clusión de algunas familias, lo que ha complicado aún más la dolorosa rea-
lidad que representa el estigma de la enfermedad mental.
La función de los terapeutas o conductores era interpretar el aquí y
ahora, si era posible, o hacer consciente lo que no lo era. Nos hemos movido
entre los modelos de Foulkes o de Bion según la formación de cada uno de
nosotros.

Alguna familia se salió de la red y se generó un marcado


deterioro psicótico…
Hay diversas formas de ver el deterioro psicótico. Desde el punto de
vista biológico se afirma que puede ser una alteración neuronal por la pro-
pia malignidad del proceso o un efecto indeseable a largo plazo provocado
por los neurolépticos. También se dice que se asemeja a una depresión re-
activa a la vivencia de la crisis. La realidad es que, probablemente, sea una
combinación de todas ellas. Pero nuestra experiencia en el GMF nos ha per-
mitido observar la gran influencia que pueden tener las relaciones familia-
res en la génesis del deterioro psicótico. Intentaremos relatarlo con lo que
exponemos a continuación.
Se trata de un joven de veinte años que fue derivado a nuestro programa
y que hacía dos meses había sufrido un grave cuadro maníaco que obligó a
su internamiento en un hospital psiquiátrico.
73
JUAN Mª BLANQUÉ ET AL

La familia proyectaba fuera de ella el origen del trastorno (ruptura de


pareja por infidelidad de la novia, tensiones en el trabajo con el jefe y el
haber tomado un medicamento para adelgazar). En casa vivían los padres,
dos hijos y la abuela materna. Durante las entrevistas iniciales con la fami-
lia se evidenció que el tipo de funcionamiento familiar era a través de un
fuerte matriarcado que cerraba a todos los miembros en forma de piña.
Al joven se le indicó terapia de grupo y a los padres GMF, junto a su
hijo.
A lo largo del primer año se dio una buena evolución, tanto del joven
como de la familia. El hijo pudo verbalizar sentimientos de celos respecto
a su exnovia y una gran rivalidad con su antiguo jefe. Tuvo varias iniciati-
vas, tanto de tipo deportivo como académico, ya que se matriculó en un
curso de informática. Volvió a salir con los amigos. A pesar de la mejoría
existía un fuerte control protector por parte del padre respecto de las salidas
para evitar el consumo de tóxicos que anteriormente había existido. Durante
ese primer año el padre fue asistiendo regularmente al GMF con el hijo, lo
que permitió al padre elaborar un duelo no resuelto de la muerte de un her-
mano.
Durante el segundo año, nuestro joven paciente comenzó a mostrar una
conducta inhibitoria, tanto en la terapia de grupo de jóvenes como en el
grupo multifamiliar, y en pocos meses pasó a ser un marcado deterioro psi-
cótico (falta total de motivación, aislamiento en casa, total dependencia de
los padres, etc.). Según el padre, la razón de ese estado era porque la vo-
luntad del hijo se había desvanecido debido a la enfermedad. Desde el punto
de vista del hijo era porque se había deprimido porque el abuelo paterno es-
taba afectado de Alzheimer y porque al padre le que habían diagnosticado
un cáncer de próstata. Se fue instaurando en el hijo la idea omnipotente de
que tenía que estar en casa para cuidar a la familia (al abuelo, a la abuela,
al padre, etc.)
La realidad oculta era que a la familia le fue concedida una pensión
contributiva que habían pedido sin informarnos, utilizando el informe mé-
dico del hospital psiquiátrico. El padre nos había informado de que su es-
posa era una mujer muy celosa que incluso le había obligado a cambiar de
trabajo por celos y que siempre había rivalizado con las novias de sus hijos.
Nuestra hipótesis es que la piña familiar se cerró todavía más una vez
concedida esta prestación social y entonces nuestro joven paciente se vio
obligado a escoger entre dos caminos opuestos que eran la vuelta a la vida
normal (trabajar o estudiar) o continuar en casa como enfermo totalmente
inhibido sin actividad alguna. Pero había una tercera vía que fue, al fin, la
74
EL GRUPO MULTIFAMILIAR COMO OBSERVATORIO PRIVILEGIADO DE FAMILIAS ...

que escogió: trabajar de cuidador de la familia (fantasía omnipotente que


muchos pacientes psicóticos tienen).
La asistencia al GMF de esta familia nos permitió ir siguiendo con mar-
cada inquietud la evolución hacia el deterioro, a pesar de que se hicieron
continuas intervenciones para analizar una y otra vez lo que estaba pasando.
De momento no ha sido posible introducir ningún cambio en esta familia.
En resumen, fue un caso en el que se vio claramente como la crisis del
joven se originó cuando se iniciaba su independencia de la familia (tenía
novia y un trabajo) pero, posiblemente, este intento de cambio chocó con la
fortaleza de la piña familiar controlada por una madre muy posesiva y todo
ello se potenció con la pensión concedida al hijo. El GMF permitió obser-
var dicha evolución pero todavía no hemos podido modificarla aunque nues-
tra intención es la de poder introducir aspectos reflexivos que permitan
cambios en un futuro.

El proceso evolutivo de nuestro GMF

Todo GMF tiene su historia, la cual viene marcada por cada uno de sus
participantes, familias y terapeutas o conductores. Comunicar la evolución
es rendir un homenaje a todos los que han participado en él.
Al principio del grupo toda la temática estaba centrada en la búsqueda
desesperada de las razones de las crisis de sus hijos y del miedo a su repe-
tición.
Las expectativas puestas en el grupo eran proporcionales a la desespe-
ración que sufrían las familias. Por tanto, existía una gran idealización res-
pecto a todo ello.
Se fueron diferenciando diagnósticos entre las familias como forma de
recuperar la identidad perdida al entrar a formar parte de un grupo.
Se buscaban a los culpables de la enfermedad: ese papel siempre recaía
en los genes o en la sociedad, lo que salvaba a las familias de la culpa.
Un tema recurrente durante los primeros meses fue el de los efectos se-
cundarios de los psicofármacos (sobre todo el aumento de peso y la som-
nolencia). Se observó que los padres toleraban esos efectos secundarios pero
que los hijos, que son quienes los padecen, rechazaban los fármacos conti-
nuamente.
En algunos momentos entraron en temas más personales como el exceso
de protección por parte de los padres y el aislamiento de los jóvenes en casa.
Se fue viendo que ambas situaciones estaban relacionadas.
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JUAN Mª BLANQUÉ ET AL

Se habló de las dificultades de comunicación que había entre los miem-


bros de las familias. En algunos casos se pudo ver como esta incomunica-
ción era debida al bloqueo afectivo que tenían por el tipo de relación
establecida con sus hermanos. Muchas de las familias tenían otro hijo con
alguna característica especial como algún trastorno de la personalidad o una
enfermedad orgánica grave, como el síndrome de Down, y en no pocos
casos el hermano era muy brillante en los estudios.
Otro tema también repetitivo fue el de los cambios de rol. En general
estaban motivados por la pérdida de alguno de los padres en épocas tem-
pranas en las que el joven había se había visto obligado a tener que cuidar
a la madre o al padre cuando uno de ellos había perdido a su pareja.
Todos los padres valoraban mucho la asistencia de los hijos al grupo ya
que el espacio del GMF les permitía hablar de ciertos temas que en casa no
se podían mencionar, aunque fuese a través de la comunicación establecida
con otros miembros del grupo.
Los duelos familiares no resueltos fueron temas que ya aparecieron de
forma muy clara y sincera a mitades del primer año y que sirvieron en al-
gunos casos para hacer una elaboración de dichas pérdidas y liberar a los
hijos de ciertas cargas en este sentido, como en una de las familias en que
se comprendió la crisis maníaca que sufrió.
A los ocho meses del inicio del grupo se comunicaron de forma dra-
mática diversas situaciones familiares que ayudaron a cohesionar a las fa-
milias, ya que surgieron temas de rivalidad, celos, envidia y rabia que todos
compartían pero que no toleraban. Aquí se empezó a observar cómo algu-
nos de los padres que habían mantenido al principio conductas muy rígi-
das, empezaban a flexibilizarse.
A medida que iban pasando los meses, el grupo se fue consolidando
con diez familias -que han pasado a ser el núcleo del GMF - pero también
hay que tener en cuenta a otras tantas cuya asistencia ha sido más irregular.
Observamos que, de forma espontánea, las familias se van como turnando
para profundizar en su caso. Sería una especie de autorregulación del pro-
tagonismo.
Al final del primer año fueron apareciendo enfrentamientos entre un
padre y un joven de otra familia. Es decir, se establecieron comunicaciones
muy personales entre el hijo de una familia con el padre de otra, de tal ma-
nera que aquello que ese padre no podía decirle a su propio hijo se lo decía
a este joven y este joven le decía a él lo que no podía decirle a su propio
padre. Esta situación nos permitió trabajar temas relacionales con cierta dis-
76
EL GRUPO MULTIFAMILIAR COMO OBSERVATORIO PRIVILEGIADO DE FAMILIAS ...

tancia y así evitar enfrentamientos muy directos entre los padres y sus pro-
pios hijos.
Observamos que los temas abordados por los padres con hijos que no
habían sufrido crisis psicóticas pero que estaban diagnosticados de EMAR
eran similares a los que trataban los padres cuyos hijos sí habían sufrido
crisis y delirios. Hablaban también de crisis depresivas.
Se fue tratando de forma recurrente el tema de las dificultades que todos
tenían para poder realizar un trabajo o estudiar y poco a poco se fue enten-
diendo que el problema estaba en la gran dificultad de tolerar los senti-
mientos de rivalidad con los jefes, los profesores o los compañeros, realidad
que todos los padres también compartían.
También aparecían reproches hacia los profesionales en el sentido de no
ser capaces de integrar a sus hijos en el mundo laboral. También, junto al es-
tigma de la propia enfermedad, aparecían temores sobre el futuro de estos
jóvenes. Este pesimismo venía en ocasiones matizado por la buena evolu-
ción que algunos manifestaban, ya que habían vuelto a estudiar o trabajar.
La realidad de estas buenas evoluciones despertó en algunos momentos
cierta rivalidad entre las familias, ya que existía la fantasía de que quizá al-
gunos jóvenes habían recibido un tratamiento mejor.
Durante el segundo año se dieron varias situaciones traumáticas: la
muerte de uno de los padres por infarto y el suicidio de uno de los jóvenes
que no asistía al grupo, pero cuyos padres sí lo hacían regularmente. Estas
situaciones despertaron en algunas familias el recuerdo de intentos de sui-
cidio de sus propios hijos, lo que permitió una cierta elaboración de estas si-
tuaciones.
También fueron apareciendo algunas referencias psicosomáticas, en el
sentido de que se pudo ver la influencia de las emociones en el cuerpo.
Aquello que no se puede comunicar y que se queda dentro, nos puede hacer
daño.
Con el paso de los meses la confianza fue aumentando, lo que les per-
mitía plantear diversas situaciones de la vida y las relaciones de una forma
menos ansiosa. No obstante, esa misma confianza también dio lugar a al-
gunos enfrentamientos entre algunos padres, sobre todo entre los que de-
fendían una postura más dura con los jóvenes y los que estaban en el lado
opuesto, es decir, en la de una exagerada tolerancia.
Al final del segundo año se dio un cierto cambio que tenía que ver con
una reelaboración de algunos de los temas que habían ido surgiendo hasta
el momento, sobre todo los que hacían referencia a las conductas inhibito-
rias de los hijos.
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JUAN Mª BLANQUÉ ET AL

En esta época se pudo empezar a comprender la función que podía tener


la ansiedad en el sentido que mientras se padece no se sienten emociones
claras como la rivalidad, celos, envidia o rabia y que el hecho de tolerarlas
es un proceso complicado.
A partir de finales del tercer año se fueron aportando sueños al grupo
que permitieron ver algunas contradicciones como soñar que estaban celo-
sos y rabiosos y no sentirlo en la vida cotidiana, emociones compartidas
tanto por padres como por hijos.
En esa misma época se dramatizaron varias situaciones familiares de las
que destacamos tres. La primera fue representada por una de las jóvenes
que tras haber sufrido hacía unos días una marcada inhibición de tipo de-
presivo, asistió al grupo junto con sus padres y pudo explicar sus problemas
de forma muy viva. Esta situación permitió aclarar algunos temas de los
que todas las familias participaban.
Otra caso fue representado por uno de los padres que tuvo una crisis de
ansiedad dentro del mismo grupo al hablar de un tema conflictivo para él.
Así se pudo entender el significado de la ansiedad como forma de no afron-
tar situaciones dolorosas.
El caso más grave fue el de uno de los jóvenes que una vez se presentó
en plena crisis psicótica acompañado de su madre. Esta situación permitió,
por una parte, contener al joven y evitar su ingreso y, por otra, elaborar en
sesiones posteriores algunas de las crisis sufridas por otros jóvenes.
Durante el último año, uno de los pacientes psicóticos, que siempre
venia con su madre o su padre, hizo una gran evolución en el sentido de que
aportó opiniones y comentarios dirigidos directamente a otros jóvenes pa-
cientes que fueron muy directas. Nadie del equipo terapéutico podría ha-
berlas hecho de esta forma.

Conclusiones
– El hecho que nuestro GMF esté integrado en un Programa de Psicosis in-
cipientes le confiere una marcada especificidad y adquiere unas caracte-
rísticas extraordinarias como observatorio psicológico de la prepsicosis
y de la psicosis ya establecida, ya que existen familias con hijos en las dos
situaciones.
– Además de ser un indiscutible espacio terapéutico, el GMF nos permite
realizar un conjunto de intervenciones asistenciales que nos ayudan a op-
timizar los recursos que tiene asignado el programa y que pasamos a co-
mentar:
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EL GRUPO MULTIFAMILIAR COMO OBSERVATORIO PRIVILEGIADO DE FAMILIAS ...

– A partir del segundo año se pueden evidenciar, tanto a las familias como
a los jóvenes, las mejores indicaciones para cada caso, que muchas veces
tendrán objetivos preventivos. Por ejemplo, se podría indicar una terapia
de padres, de pareja o de hermanos paralelamente al GMF.

– Otra característica importante del GMF es su gran capacidad docente.


Para las familias, los terapeutas y los observadores significa tener la po-
sibilidad de comprender in situ las interrelaciones humanas. De ahí que,
en una de nuestras áreas básicas de salud, estemos iniciando un GMF con
personas de la tercera edad, sus cuidadores y sus médicos de cabecera.

– Después de la experiencia vivida a lo largo de estos cuatro años, podemos


afirmar que para entender la psicosis y, en realidad, cualquier patología
mental es fundamental el abordaje familiar y que el GMF es un espacio
idóneo para ello.

Bibliografía
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blioteca Nueva.

Juan Mª Blanqué es médico psiquiatra, psicoterapeuta individual y


grupal, coordinador del Programa de Psicosis incipientes del Centro de Salut
Mental de Montjuïc (Fundación Sanitaria Sant Pere Claver), Barcelona.
Dirección de contacto:8043jmb@comb.cat
Recibido el 24 de septiembre de 2011
Aceptado el 12 de diciembre del 2011
Último borrador 26 de marzo del 2012
79
Fundación OMIE
Instituto de Grupaanálisis
www.fundacionomie.org

CUARTO NIVEL 2011-12


Continuación al Máster de Psicoterapia Analítica Grupal

El objetivo de este Cuarto Nivel es la de desarrollar una actividad que desde


la perspectiva grupoanalítica posibilite una ampliación en Trabajo Grupal
para aquellos profesionales que deseen continuar su formación y capacitar en
horas de formación el reconocimiento como grupoanalistas por parte del Ins-
tituto de Grupoanálisis.
El curso se desarrollará a lo largo de cuatro fines de semana, coincidiendo con
el programa del Máster en Psicoterapia Analítica Grupal. Constará de tres
áreas temáticas fundamentales, con un espacio integrador posterior:
• Área técnica
• Área teórica.
• Área personal.
• Espacio de integración formativa.
ACREDITACIÓN: Certificado del Instituto de Grupoanálisis de la Fundación
OMIE
DIRIGIDO A: Licenciados y diplomados que hayan realizado el Máster en Psi-
coterapia Analítica Grupal
FECHAS: marzo 23 al 25 de 2012; junio 15 al 17 de 2012
PRECIO: 1.320 euros desglosables en cuatro cuotas de 330 euros.
LUGAR: Seminario de Barcelona. C/ Diputación 231 (entre la c/ Balmes y
c/Enrique Granados, tras edif. de la Universidad de Barcelona).
PROFESORES:
Director: Dr. José Mª Ayerra Balduz, psiquiatra, patrono de la Fundación
OMIE, director del CSM Uribe Kosta, miembro titular y fundador de la APAG.
Coordinador: Dr. José Miguel Sunyer Martín, doctor en Psicología, patrono
de la Fundación OMIE y Presidente de su Instituto de Grupoanálisis, profesor
de la Universidad Ramón Llull, grupoanalista, miembro titular y fundador de
la APAG.
Otros profesionales del Instituto a determinar.

CONTACTAR: Fundación OMIE. (Dr. Sunyer)


Tf . 932 011 796 mov. 639 779 053
Mail: institutogrupoanalisis.omie@gmail.com
El clima emocional en los grupos multifamiliares:
su construcción y contribución al cambio
The Emotional Climate in Multifamily Groups:
its Construction and Contribution to Change
JOSÉ LUIS LÓPEZ ATIENZA
MARÍA ISABEL BLAJAKIS LÓPEZ

RESUMEN: En el presente trabajo pretendemos profundizar sobre el efecto te-


rapéutico que el clima emocional aporta a los grupos multifamiliares.
Entendemos que los pacientes con patologías mentales graves necesitan re-
alizar una serie de transformaciones que les permitan abandonar un estado
de sufrimiento mental intenso derivado de la ausencia del sí-mismo por la re-
lación de interdependencia enfermante con el medio familiar que les rodea.
Dichas transformaciones van a tener lugar dentro del proceso terapéutico por
el que han de pasar tanto el paciente como su familia.
La experiencia con estos pacientes nos ha permitido desarrollar distintos ins-
trumentos psicoterapéuticos (individuales, familiares, grupales, y multifami-
liares) para acompañarles a lo largo del proceso terapéutico. Sin lugar a
dudas, el grupo multifamiliar es el recurso terapéutico más potente para la
consecución de cambios profundos en las interdependencias enfermizas entre
el paciente y su entorno.
En los grupos de familiares y pacientes que venimos realizando desde hace
muchos años, hemos podido comprobar que el clima emocional que se puede
desplegar en estos encuentros multifamiliares es el factor terapéutico más po-
tente para la obtención de cambios psíquicos y vinculares entre los partici-
pantes que serán los que les permitan salir de los funcionamientos mentales
patológicos.
En el presente trabajo pretendemos profundizar sobre el efecto terapéutico
que el clima emocional, su desarrollo y contribución al cambio aporta a los
grupos multifamiliares.
PALABRAS CLAVE: patología mental grave, proceso terapéutico, grupo multi-
familiar, clima emocional, cambio psíquico, cambio relacional.
SUMMARY: In this study we examine the therapeutic effect on the emotional cli-
mate that contributes to multifamily groups.
We understand that patients with severe mental disorders need to complete a
number of transformations that allow them to leave a state of intense mental
suffering resulting from the absence of the self by the sickening interdependent

López Atienza, J. L., Blajakis, Mª. I. (2012). El clima emocional en los grupos multifamiliares: su cons-
trucción y contribución al cambio. Teoría y práctica grupoanalítica, 2(1):81-93

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JOSÉ LUIS LÓPEZ ATIENZA, MARÍA ISABEL BLAJAKIS LÓPEZ

relationship with the family environment around them. These transformations


will take place in the therapeutic process through which both the patient and
their family must undergo.
Our experience with these patients has allowed us to develop various psycho-
therapy instruments (individual, family, group, and multifamily) to accompany
them throughout the therapeutic process. Undoubtedly, the multifamily group
is the most powerful therapeutic resource for achieving profound changes in
the sickening interdependences between the patient and their environment.
In groups of families and patients we have been working on for many years,
we have found that the emotional climate that can be deployed in these me-
etings is the most powerful therapeutic factor to obtain psychological and re-
lational changes among participants. Such changes will allow them to leave
their pathological mental patterns.
KEY WORDS: severe mental disorders, therapeutic process, sickening inter-
dependences, multifamily groups, emotional climate, psychological change,
relational change.

Introducción
Los grupos multifamiliares son el instrumento terapéutico más sofisti-
cado para promover y acompañar en un proceso terapéutico.
Los pacientes con trastornos mentales (sean graves o no), para aban-
donar un estado de sufrimiento mental intenso, deben desarrollar un pro-
ceso terapéutico a través del cual puedan realizar una serie de trasfor-
maciones, no solo cambios, que les permitan ir adquiriendo y desarrollando
su sí-mismo verdadero para poder alcanzar su condición humana.
Construir su sí-mismo es algo muy complejo para estos pacientes puesto
que no va a depender exclusivamente de ellos. El sí-mismo de estos pa-
cientes está diluido en una trama de identidades organizadas desde las de-
pendencias enfermantes, físicas y emocionales establecidas con su entorno
familiar. Estas dependencias enfermantes hacen que el sí-mismo se estruc-
ture como “un objeto de otros” (familiares) necesario para su supervivencia
emocional.
Con esta estructura de base, el sí-mismo de estos pacientes se encuen-
tra “a la espera de un rescate” a través de encuentros emocionales estructu-
rantes que posibiliten su propio crecimiento. Spitz (1980) planteó que el
primer organizador mental en la vida de un niño es el encuentro emocional.
Estas dependencias enfermantes dan lugar a estados de interdependen-
cia que bloquearán la maduración, no solo de las personas implicadas en
82
EL CLIMA EMOCIONAL EN LOS GRUPOS MULTIFAMILIARES: ...

las relaciones de necesidades emocionales mutuas, sino que dañarán la re-


lación y la estructura de la propia relación, convirtiéndola en una relación
tóxica y dañina.
Las dependencias emocionales sanas son las que permiten un buen des-
arrollo individual y relacional de las personas. La constitución y el mante-
nimiento de relaciones emocionales sanas al servicio de las necesidades, no
solo de uno mismo sino del otro, serán el aprovisionador fundamental de las
relaciones estructurantes para la maduración del sí-mismo y, también, para
la maduración del tipo de relación.
Por lo tanto, el núcleo central del proceso terapéutico consistirá en aten-
der el “tipo de relaciones emocionales dañinas” que serán la expresión de las
interdependencias enfermantes (Badaracco, 2000).

El grupo multifamiliar
El recurso que mejor se puede ajustar a este núcleo central del proceso
terapéutico va a ser el grupo multifamiliar.
Es un encuentro de múltiples familias con sus pacientes en el que se
toma el compromiso de compartir y tratar las dificultades que se viven en
el seno de las familias cuando uno o varios de sus miembros están afecta-
dos mentalmente.
La presencia de múltiples familias con sus pacientes, junto con un
equipo terapéutico, constituirá un campo relacional muy amplio, donde se
puedan desplegar, revivir y, sobre todo, pensar las experiencias emociona-
les que están en la base de las relaciones enfermizas y que no pueden salir
de ahí.
El amplio campo relacional que se va a dar en las experiencias de grupo
multifamiliar está en relación con los numerosos tipos de identificaciones y
de vínculos que se posibilitan entre sus miembros (Badaracco, 2000).
La posibilidad de estas identificaciones permite salir de los subgrupos
encerrados que cada familia dañada construye entre sus miembros con res-
pecto a su entorno. De esta manera, distintos miembros familiares pueden
identificarse con otras personas de otras familias, con las que se da una em-
patía inmediata por la semejanza de momentos emocionales y por la simi-
litud de experiencias compartidas, sobre todo desde los roles. Así, veremos
que se van dando toda una serie de “pérdidas” y de encuentros diversos
entre los participantes al “separarse” de sus familias nucleares para encon-
trarse con otros miembros de otras familias, con el objeto de tener vivencias
relacionales nuevas. De esta forma se da la posibilidad de que observen a sus
propios familiares con una distancia que les permita oír y pensar sobre lo
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JOSÉ LUIS LÓPEZ ATIENZA, MARÍA ISABEL BLAJAKIS LÓPEZ

que allí está pasando. Así, podrán comprobar que son capaces de pensar
cuando pueden encontrar soluciones a la dependencia con su familia sin
abandonarla porque comprueban que el resto de familiares han encontrado
otras personas en el grupo con las que identificarse.
Esta nueva posibilidad vincular crea una nueva red y abre las subagru-
paciones familiares a un campo psicológico de dimensiones inusuales, per-
mitiendo nuevas formas de pensar el daño relacional y los efectos psíquicos
que este daño produce en cada miembro.
Las familias en las que existen miembros afectados en su psiquismo
están cargadas de acontecimientos traumáticos, generándose un clima am-
biental de desconfianza, forzando a sentir mucha vergüenza y a construir
secretos familiares. Es necesario que los secretos, las situaciones traumáti-
cas y las culpas tengan un espacio donde expresarse para desactivar su po-
tencial destructivo y enfermizo.
Para conseguir que las familias se abran y, por resonancia, vayan viendo
fenómenos semejantes a los que padecen es esencial el clima emocional.

El clima emocional
Por clima emocional entendemos un estado ambiental compartido,
construido con la colaboración de todos los integrantes de la experiencia,
consiguiéndose una participación comprometida y sincera que facilita un
sentimiento de pertenencia, cercanía y comprensión emocional hacia los
acontecimientos que allí se están viviendo.
El ambiente emocional es esencial a lo largo del recorrido madurativo
que debe atravesar un ser humano desde su etapa de máxima dependencia
hasta la obtención de grados de independencia que le permitan llevar una
vida constructiva consigo mismo y con los demás. Evidentemente, este am-
biente emocional debe ser facilitador, según el concepto de Winnicott
(1993), para que este desarrollo se pueda realizar.
El ambiente emocional en las primeras fases de la vida lo constituye la
madre. Va a depender de ella y de que esta pueda tener un entorno que se
adecúe a las necesidades relacionales que el niño vaya teniendo con ella.
El ambiente emocional que la madre sea capaz de construir permitirá
que el niño pueda alcanzar “la posición depresiva”.
El proceso vivido hasta alcanzar esta posición permitirá al bebé pasar
de su narcisismo primario, en el que trata a la madre como a un objeto in-
diferenciado, a un estado en el que se relacionará con la madre como con un
objeto diferenciado de él.
84
EL CLIMA EMOCIONAL EN LOS GRUPOS MULTIFAMILIARES: ...

Esta relación permitirá al bebé “destruir” a la madre y comprobar que


sobrevive a dicha destrucción. De esta manera, la omnipotencia destructiva
obtendrá una respuesta limitante del exterior. Esto permitirá al niño usar a
la madre y a los recursos de esta; a ella, acompañarlo en el manejo emo-
cional de las distintas pulsiones para que el niño las sienta constitutivas de
su sí-mismo verdadero (Winnicott, 1971).

En la patología mental grave, el proceso de pasar de la madre-ambiente


a usarla (prestándose ella) y a usar sus recursos para el descubrimiento de
la realidad exterior, así como el encaje que se tiene que realizar para parti-
cipar de esa realidad exterior se detiene en algunas de sus fases, dando como
resultado las distintas afectaciones mentales.

Así, las personalidades con componentes más narcisistas (psicóticas,


esquizoides, obsesivas, borderline, melancólicas, etc.) se encuentran dete-
nidas en un estadio donde el ambiente de la relación entre la madre y el hijo
no ha podido ser construido por esta para facilitar la salida de la indiferen-
ciación objetal ni de la interdependencia, quedando atrapados en una sim-
biosis y en una interdependencia patológica. De esta manera, la madre no
puede ser usada desde una simbiosis sana porque sus importantes limita-
ciones impiden a su hijo adentrarse en este tipo de necesidades de uso y
poder aprovisionarse de los recursos maternos.

El proceso terapéutico tendrá que basarse en el desarrollo de ambien-


tes emocionales que permitan que se den nuevas relaciones entre las partes
afectadas por la simbiosis patológica.

El clima emocional es esencial en cualquier relación terapéutica. Es


mucho más complejo y esencial en experiencias terapéuticas grupales, sobre
todo cuando se trata de grupos grandes como los grupos multifamiliares.

De cómo se construya dicho clima van a depender el desarrollo de la


confianza (tan dañada en los pacientes graves, y prioritaria para un buen
proceso terapéutico) y la apertura del mundo relacional familiar a las inter-
venciones sobre las interdependencias.

Las emociones constituyen el elemento central de las relaciones huma-


nas y nos permiten comprender los comportamientos individuales y colec-
tivos.

Entendemos las emociones como relaciones, no solo como sentimien-


tos individuales que dan lugar a la existencia de emociones colectivas que
quedan reflejadas como atmosferas y climas emocionales.
85
JOSÉ LUIS LÓPEZ ATIENZA, MARÍA ISABEL BLAJAKIS LÓPEZ

Las emociones se componen de las vivencias que experimenta una per-


sona de sí misma y, además, de las percepciones que capta de las emocio-
nes del entorno, compuesto por su grupo familiar y por el grupo social.

Construcción del clima emocional

La construcción del clima emocional debe de ir dirigido hacia la crea-


ción de un espacio vivencial que permita expresar los acontecimientos do-
lorosos que generan la imposibilidad de salir de las relaciones
interdependientes enfermantes.
Desde la convicción de todo lo expresado hasta ahora, iremos constru-
yendo el clima emocional como una manera de entender la organización de
la patología mental y los procesos de cambio que se tienen que dar para salir
de los procesos enfermantes.
Esta convicción nos llevará al desarrollo de una actitud terapéutica que
nos permita pensar sobre los acontecimientos relacionales que se van a pro-
ducir, teniendo en cuenta toda una serie de principios fundamentales con-
sistentes en una escucha, una percepción y una implicación muy
comprometidas hacia todo lo emocional, y sus distintas expresiones en el
contexto de la sesión.
Para desarrollar dicha actitud terapéutica será fundamental la coterapia
llevada a cabo por dos o más personas que formen parte de un equipo tera-
péutico. Para que la coterapia tenga efectos terapéuticos será necesario que
sus miembros compartan un modelo de comprensión de la salud y de la en-
fermedad mental, una misma manera de entender los fenómenos relaciona-
les y una capacidad para la complementariedad.
La coterapia es una relación mental entre quienes la ejercen, sintién-
dose acompañados para poder pensar y dudar, no siendo solo una relación
operativa. En esta relación mental, el otro coterapeuta nos debe generar
confianza, credibilidad y seguridad para que la función coterapéutica aporte,
a su vez, estos aspectos al proceso terapéutico.
Ayuda mucho al ejercicio coterapéutico conocer las situaciones emo-
cionales de sus componentes. Esto es importante porque tanto las familias
como los pacientes van a buscar los límites y la fortaleza de los miembros
comprometidos en el acompañamiento emocional para poderse identificar
con sus capacidades. Necesitan saber que el ambiente es consistente para
empezar a usarlo. Las situaciones emocionales en los grupos multifamilia-
res tienen una intensidad especial y pueden romper y dividir la relación co-
terapéutica si esta no es sólida.
86
EL CLIMA EMOCIONAL EN LOS GRUPOS MULTIFAMILIARES: ...

Tanto la actitud terapéutica como la coterapia nos permitirán desarro-


llar un aspecto fundamental: las actitudes interpretativas.
Dichas actitudes son aquellas respuestas del terapeuta que surgen desde
la comprensión empática del momento emocional por el que está atrave-
sando un determinado paciente. Son, por lo general, respuestas de tipo no
verbal que hacen que se coja por el hombro a un paciente o se le tome de la
mano mientras se está participando con otras personas sabiendo que la te-
mática le puede estar afectando. Proponerle que se siente a nuestro lado al
captar el desamparo que puede estar viviendo. Una mirada, una sonrisa, un
gesto cómplice serán respuestas para tener en cuenta a miembros del grupo
que se encuentran en un estado de indefensión. Desde nuestra actitud se está
interpretando que la persona necesita recursos que se le prestan para que
pueda salir de situaciones regresivas.
Será necesario desarrollar el respeto por el tiempo y el ritmo que cada
persona necesite para realizar su proceso. En el proceso, se trata de llegar
al tiempo interno, al tiempo del inconsciente, donde quedaron silenciados
acontecimientos traumáticos que no encontraron rescate y que se reviven
en lugar de ser recordados en cada nuevo momento traumático.
Este tiempo es intemporal y por eso es difícil que el tiempo cronológico
sea la referencia a seguir. Será importante que se tenga capacidad para darse
tiempo y tener confianza interna, a veces incluso para no decir nada.
La creación de un clima solidario en el que quepan todas las maneras
de pensar será fundamental. El clima solidario lo vamos creando con nues-
tra manera de intervenir que traslucirá nuestra manera de pensar sobre lo
que tratamos de realizar. Para ello será importante nuestra sinceridad y au-
tenticidad en un compromiso emocional que nos facilite hablar con ellos y
no de ellos. Esta actitud de diálogo comprometido con el sentir de cada uno
irá creando un ambiente donde quepan todos en una igualdad que les saque
del discurso enfermo-sano, cuerdo-loco o listo-tonto. Esta solidaridad faci-
litará la comunicación desde el sí-mismo de los participantes en un diálogo
enormemente constructivo. Muchas veces, los pacientes, desde aspectos
muy genuinos, participan como terapeutas. Cuando esto sucede y sienta
bien, podemos asegurar que se ha construido un clima emocional enrique-
cedor para todos.
Otro aspecto para la construcción de un clima emocional será la crea-
tividad con la que podamos intervenir.
En este sentido, contribuye a la creación del clima cómo empecemos la
sesión. Es muy importante comenzar con una intervención personal desde
la espontaneidad, dando la bienvenida a los participantes y a los nuevos
87
JOSÉ LUIS LÓPEZ ATIENZA, MARÍA ISABEL BLAJAKIS LÓPEZ

asistentes a modo de presentación. En esta presentación, iremos incluyendo


el sentido que para el proceso terapéutico tienen las reuniones interfamilia-
res. Aportaremos, de forma comprensible, nuestra manera de entender el
daño que sufren en función de los problemas relacionales que viven. Pon-
dremos en su conocimiento las reglas de funcionamiento grupal y el sentido
del encuentro, pero siempre de una manera diferente, dejándonos llevar por
lo que nos surja en torno a los temas básicos y necesarios que conozcan,
como una manera de pertenencia. De esta manera lograremos aliviar el
clima persecutorio que se da en cualquier inicio cuando el grupo es grande.
Además, a los otros miembros estables del grupo les servirá de revisión de
su momento respecto a cuando comenzaron. En esta bienvenida, debere-
mos enmarcar el grupo en el contexto en el que estamos realizando la ex-
periencia. Por ejemplo: Todos los Santos, Navidad, Semana Santa y los
distintos acontecimientos sociales, políticos y culturales que están formando
parte del clima emocional relacional, que están influyendo en todos, pues
todos formamos parte del contexto social y estos colectivos más aún porque
mantienen grandes dependencias respecto de las instituciones y de los flu-
jos sociales.
La utilización del contexto social y los efectos que causan sobre las co-
lectividades nos ayudarán a la recontextualización, que consistirá en enri-
quecer y revisar los fenómenos que se dan en el contexto del grupo
multifamiliar para repensarlos de nuevo, con el objeto de trasladarnos desde
este contexto al “ayer”, donde se escenificaron y vivieron los traumas que
dejaron huellas dolorosas entre sus participantes, con la finalidad de pasar
del resentimiento al entendimiento.
Esta recontextualización nos va a permitir personificar a los miembros
de las experiencias vividas y sacarlos de la identidad de personajes en la
que se tuvieron que refugiar, sobre todo en el caso de padres víctimas de
contextos que se les iban de las manos.
Ser padre es ser un personaje cuando este rol está disociado de sus as-
pectos personales y se ejerce estereotipadamente. La función paterna, ejer-
cida de esta manera, genera en los padres determinados niveles de exigencia
y de culpa que les hacen entrar en una dañina compulsión repetitiva. Por
ello, una de las mejores contribuciones a la construcción del clima emocio-
nal será el trabajo que realicemos con ellos desde el acercamiento empático
a las dificultades (inseguridad, indefensión, soledad, etc.) por las que han pa-
sado y pasan en el proceso de acompañamiento emocional durante el pe-
riodo de crianza de sus hijos. Este acercamiento empático posibilita que
dejen de sentirse culpables y se tranquilicen. Así, se podrán sentir acompa-
ñados, no criticados y contenidos en sus angustias persecutorias.
88
EL CLIMA EMOCIONAL EN LOS GRUPOS MULTIFAMILIARES: ...

Cuando la culpa se minimiza se puede empezar a realizar un dialogo no


alienante con los hijos y de estos con sus padres, diálogo que hasta estos
momentos ni unos ni otros podían mantener. La presencia exigente (interna
y externa) de los padres con respecto a los hijos, y viceversa, les impedía es-
cuchar y, por lo tanto, pensar. Uno de los aspectos fundamentales del pen-
samiento es la capacidad de escucha y en esas relaciones cargadas de
culpabilidad y de reproches es imposible.
La desaparición de la culpa contribuirá a la construcción del clima emo-
cional, creándose una nueva forma de comunicación entre unos seres hu-
manos que han vivido determinadas dificultades cuando han tenido que
dejar de ser ellos mismos para realizar la función de padres y la función de
hijos. Cuando ayudamos a comprender que todos somos hijos, es más fácil
que dejen de sentirse culpables, lográndose una situación de igualdad y de
solidaridad.
Otro aspecto importante en la construcción del clima será la compren-
sión de la violencia y el sentido que le demos. Entendemos la violencia
como la expresión del desamparo, la soledad, la vulnerabilidad y la inde-
fensión frente a pérdidas significativas en la vida. Esta manera de com-
prender la violencia -no en clave de personas malas y malvadas, sino en
clave de personas que están mal y, por lo tanto, dañadas- contribuirá, desde
una comprensión humana, a dar una salida a la relación violencia-locura
que es la que más distorsiona el entendimiento de los pacientes mentales
graves.
El tema de la violencia es complejo porque es el aspecto que más blo-
quea cualquier relación, incluidas las terapéuticas, por lo que mayoritaria-
mente (de forma consciente o inconsciente) es un tema a evitar. Este miedo
que como terapeutas tenemos a la violencia hará que desviemos temas como
las envidias, los resentimientos, los odios primitivos, etc., hacia la intelec-
tualización, la broma y la banalización con el objeto de eludir la aparición
de contenidos violentos.
Solo en un clima de seguridad y protección se podrán expresar con-
flictos que han dañado a través de la violencia sin que esta sea destructiva.
En un grupo amplio, el clima de seguridad para tratar la violencia lo va
a dar la presencia de personas que hayan tenido experiencias de violencia y
se hayan rescatado de ellas o estén en proceso de hacerlo y también lo dará,
fundamentalmente, el trabajo coterapéutico. La seguridad y el apoyo que
supone sentirnos acompañados desde la coterapia y desde el grupo, reducirá
la rigidez, el miedo y la inseguridad en el ambiente.
89
JOSÉ LUIS LÓPEZ ATIENZA, MARÍA ISABEL BLAJAKIS LÓPEZ

Para lograr el clima emocional es importante que nos demos cuenta de


la experiencia que estamos construyendo con los pacientes y sus familias.
Esta experiencia tiene que ser, para nosotros, creativa y vivencial, permi-
tiéndonos descubrir aspectos nuevos de lo que allí se está dando, enrique-
ciendo nuestra capacidad de pensar, de entender y de relacionarnos con el
mundo íntimo de cada uno.

El clima emocional: su contribución al cambio


La cura psicoanalítica nos enseñó que a través de la interpretación con-
seguiríamos que el paciente hiciera consciente lo inconsciente. De esta ma-
nera, el paciente podría hacerse cargo del inconsciente y de las defensas
organizadas, siendo propietario de su mente. Sin embargo, a los pacientes
graves les es insuficiente tomar conciencia para que su mente deje de obe-
decer a otros y no esté a disposición de sus necesidades evolutivas.
Habrá que preparar la mente del paciente para recibir los contenidos in-
conscientes, que por algo se albergaron ahí. Esos contenidos deberían sufrir
una serie de transformaciones para liberarlos de su poder enfermante.
El poder enfermante estriba en el estado de indefensión en el que cogen
las experiencias traumáticas a los sujetos. Dicha combinación, experiencia
traumática y estado de indefensión mental (sin recursos psíquicos), y su rei-
terada frecuencia es por lo que las experiencias adquieren un poder enfer-
mante (Badaracco, 1990).
Dichas experiencias van a ser vivencias emocionales primitivas, vivi-
das en la relación con unas determinadas personas de las que se depende
emocionalmente. Esta relación es la que se daña porque dichas personas no
logran acompañar a quien lo necesita en ese momento de indefensión.
Muchas veces son las culpas primitivas las que dejan la mente en un es-
tado de indefensión y es la revivencia de dichas culpas la que aparece en las
relaciones con la familia, las que convierten estas relaciones en patógenas,
siendo las culpas y el tipo de relación lo que se esconderá en el inconsciente
por lo doloroso que es.
En una sesión de grupo multifamiliar un paciente reaccionó violenta-
mente contra su madre. Esta le culpabilizaba de haber matado a disgustos a
su abuela materna. El inconsciente de este chico albergaba grandes culpas
con la familia sobre la base de una historia llena de delitos, relacionada con
el descontrol de impulsos, que le llevó a un “centro de menores” del que
había salido recientemente. El recordatorio de cómo su abuela se disgus-
taba por él tras cada experiencia de violencia, la acusación de su madre por
los disgustos que ocasiona y el fallecimiento de su abuela a causa de un in-
90
EL CLIMA EMOCIONAL EN LOS GRUPOS MULTIFAMILIARES: ...

farto le activan una culpabilidad primitiva, haciéndole reaccionar con vio-


lencia cuando se les acercan a la conciencia sus propios sentimientos, que
se le hacen insoportables al tener que sostenerlos desde su indefensión.
La potencia de la culpa hace imposible la relación y el diálogo cons-
tructivo entre los miembros familiares. Será necesaria la construcción de un
clima en el que lo persecutorio y la culpa aniquiladora se alivien para dar
paso a los sentimientos que hay detrás para ser hablados en ese ambiente.
El proceso terapéutico entonces no se logrará haciendo consciente lo
inconsciente. Ese conocimiento se hace desde lo cognitivo e intelectual pero
no produce cambios.
Este cambio se da cuando el conocimiento se hace desde lo emocional,
moviendo las estructuras para abrir paso a un encuentro emocional que será
lo que rescatará y reparará.
El cambio se producirá sobre la base de un encuentro emocional de otro
orden que disolverá lo nocivo del desencuentro emocional vivido en un mo-
mento de indefensión.
Este encuentro emocional se conseguirá a partir de un clima determi-
nado que, al mismo tiempo, permitirá su creación a través de los diálogos
con las partes autenticas de los integrantes del encuentro.
El clima emocional facilita la ruptura de los diálogos tóxicos que ge-
neran violencia, donde la escucha es imposible. Son diálogos en los que se
utiliza la identificación proyectiva que provocará en el otro una nueva iden-
tificación proyectiva como respuesta. Este ha sido el tipo de diálogo man-
tenido en la historia de la comunicación entre el paciente y su familia.
La construcción de un buen clima emocional permitirá que las familias
encuentren un apoyo y un sostén en los demás participantes de la experien-
cia grupal para adentrarse en esos acontecimientos vividos dañinamente y,
por lo tanto, se mantendrán activos y vigentes, sosteniendo las interdepen-
dencias emocionales y generando un mejor acceso al inconsciente, facili-
tando su expresión.
El clima emocional es fundamental para el rescate de los aspectos hu-
manos de los integrantes de las tramas patológicas familiares. Dichos as-
pectos nunca pudieron salir a la luz, al no haberse posibilitado un ambiente
en el que se diese una oportunidad a los aspectos auténticos de cada persona
que estaban atrapados en una manera defensiva de vivir.
Esta posibilidad de rescate humanizará el pensamiento, sacándolo de
una comprensión enfermante que ha trasladado a estas personas a la cate-
goría de incomprendidos y extraños por una enfermedad que, por su com-
91
JOSÉ LUIS LÓPEZ ATIENZA, MARÍA ISABEL BLAJAKIS LÓPEZ

plejidad, ha sido calificada de incurable. Esta humanización será la que fa-


vorecerá el desarrollo de la humildad terapéutica, necesaria en el curso del
proceso terapéutico.
La función terapéutica consistirá en ir creando el clima necesario de se-
guridad psicológica para que cada persona o cada grupo encuentren el “mo-
mento” para expresar su verdad. La verdad consistiría en los aspectos de
sinceridad y autenticidad como un compromiso establecido con los temas y
las personas.
El cambio psíquico que se consigue a través de los climas emocionales
ha de ser primero emocional y luego mental. El grupo multifamiliar es el que
tiene más poder para promover climas emocionales, pues es el que más es-
pacios mentales abre y el que mayor capacidad de contención tiene.
A través de una experiencia de reconciliación emocional, que podría
ser un abrazo entre un hijo y su padre o su madre cuando nunca se lo habían
dado desde la sinceridad, se produce el cambio que estriba no solo en el
sentirse querido como una gran necesidad, sobre todo después de haber
agredido (interna y externamente a los padres), sino también en el hecho de
que a partir de sentirse querido se puede desarrollar el sentimiento de que-
rer a los padres actuales, que son también los de la infancia, y se pueden
crear nuevas experiencias de compromiso emocional constructivo.

Bibliografía
GArCíA BADArACCO, J. E. (1990). Comunidad Terapéutica Psicoanalítica
de estructura Multifamiliar. Madrid: Ed. Tecnipublicaciones
GArCíA BADArACCO, J. E. (2000). Psicoanálisis Multifamiliar. Barcelona:
Paidós
LóPEz ATIENzA, J. L. (1988). La función Terapéutica Grupal en el proceso
terapéutico de los pacientes psicóticos. IV Jornadas Nacionales de Hos-
pitales de Día. Barcelona. Noviembre (1988) (Texto pendiente de pu-
blicación)
LóPEz ATIENzA, J. L. (1994). La conceptualización y el abordaje grupal en
el tratamiento de la psicosis” III Jornadas Científicas de la APAG, Bar-
celona (1994) (Texto pendiente de publicación)
LóPEz ATIENzA, J. L. (2011). El Proceso Terapéutico de los pacientes Men-
tales Graves: de la muerte en vida a la vida viva”. (Texto pendiente de
publicación leído en el encuentro con autores [OMIE-APAG]). Tarra-
gona. Junio (2011)
LóPEz ATIENzA, J. L. (2011). El grupo Multifamiliar: un encuentro de espe-
ranza. Texto pendiente de publicación y presentado en las XII Jornadas
92
EL CLIMA EMOCIONAL EN LOS GRUPOS MULTIFAMILIARES: ...

de la Asociación Castellano-Manchega de la AEN. Alcázar de S. Juan


(Ciudad real). Septiembre- 2011.
LóPEz ATIENzA, J. L., Blajakis López, M. I. (2006). El fenómeno de la vio-
lencia en los trastornos mentales. Su comprensión y tratamiento gru-
pal. Documento interno para el fin de curso de Formación Continuada
de Barcelona, 2006. (Texto pendiente de publicación).
LóPEz ATIENzA, J. L. (2009). Grupo Multifamiliar. Vivencia de cambio. El
clima emocional. Texto pendiente de publicación, presentado en las
Jornadas Europeas de Grupo Multifamiliar. Bilbao. Junio (2009).
LóPEz ATIENzA, J. L. (2009). La Coterapia: una Actitud favorecedora de los
procesos de identificación en los grupos de patología grave. Texto pen-
diente de publicación y presentado en las XIII Jornadas Nacionales de
APAG. zarauz (2009).
LóPEz ATIENzA, J. L. (2011). El Grupo Multifamiliar: un modelo para pre-
vención de la cronicidad. Texto pendiente de publicación. Documento
interno para el Taller realizado en las XII Jornadas de AEN Castellano-
Manchega. Alcázar de S. Juan (Ciudad real). Septiembre (2011).
SPITz, r. (1980). El primer año de vida del niño. Mexico: Fondo de Cultura
Económica
WINNICOTT, D. (1993). Los Procesos de maduración y el ambiente facilita-
dor. Barcelona: Paidós
WINNICOTT, D. (1971). Realidad y Juego. Barcelona: Gedisa

José Luis López Atienza es psiquiatra, responsable de Estructuras In-


termedias para pacientes mentales graves del Centro de Salud Mental de
Uribe (Getxo), vicepresidente y docente de la Fundación OMIE, y respon-
sable de los Cursos de Formación Continuada en Patología Grave y psico-
terapias de grupo de dicha fundación.
Dirección de contacto latienza@euskalnet.net
Mª Isabel Blajakis es psicólogo clínico, docente de la Fundación
OMIE en los cursos de Formación Continuada en Patología Mental Grave
y psicoterapias de grupos y en el Máster de técnicas psicoterapéuticas. Más-
ter en Psicoterapia Analítica Grupal de la Universidad de Deusto.
Dirección de contacto: latienza@euskalnet.net
recibido el 28 de febrero de 2012
Aceptado el17 de marzo de 2012
Último borrador el 2 de abril de 2012
93
FORMACIÓN CONTINUADA EN PSICOTERAPIA
DE GRUPOS Y PATOLOGÍA MENTAL GRAVE

BARCELONA: “Curso sobre grupos, familia y grupos


multifamiliares en adultos”

BILBAO: “Curso sobre grupos, familia y grupos


multifamiliares en adolescentes y jovenes”

Son cursos monográficos de supervisión y experiencia clínica relacionados


con las patologías mentales y sus tratamientos grupales para todos los profe-
sionales de la salun mental (con o sin formación grupal) que tengan interés por
la psicoterapia de grupos.
En ambos cursos abordaremos como el ambiente emocional que rodea a las
personas (grupo familiar y grupo social) intervienen en la génesis y desarro-
llo de la Patología Mental Grave. Profundizaremos sobre el proceso terapeú-
tico, las interdependencias, la cronocidad, las regresiones, la violencia, los
límites, los procesos de identificación, las despersonalizaciones y los procesos
que intervienen en el cambio psíquico, entre otros fenómenos. Profundizare-
mos sobre las familias, los grupos terapeúticos y los grupos multifamiliares,
como respuestas terapeúticas a todos estos aspectos propios de las patolo-
gías mentales graves.

ORGANIZA: Fundación OMIE


FECHAS: Barcelona: 21-22-23 octubre 2011, 16-17-18 diciembre 2011,
24-25-26 febrero 2012 y 27-28-29 abril 2012
Bilbao: 18-19-20 noviembre 2011, 27-28-29 enero 2012,
23-24-25 marzo 2012 y 25-26-27 mayo 2012
LUGAR: Barcelona: Centro Forum Hospital del Mar
Bilbao: Centro de Psiquiatría Analítica y Psicoterapia (C.P.A.P.)
INSCRIPCIÓN: Barcelona: 1600 euros - Bilbao 1500 euros. (Posibilidad de
pago fraccionado
MÁS INFORMACIÓN
Y CONTACTO: Fundación OMIE (Bilbao)
Tlf . 944 423 824
mail: omie@fundacionomie.org
latienza@euskalnet.net
Psicoanálisis Multifamiliar, Asambleas
y Rehabilitación1.
Multifamily Psychoanalysis, Assembly
and Rehabilitation.

EVA PALLEIRO

RESUMEN: En este artículo se presenta la contribución del Centro de Investi-


gación en Psicoterapias y Rehabilitación Social (CIPRES) con respecto a la re-
habilitación, poniendo énfasis en sus desarrollos en psicoanálisis multifamiliar.
En Uruguay, este último muestra una fuerte impronta del recurso de la asam-
blea, cuyas características particulares proponen nuevas aportaciones a la
obra del profesor Jorge García Badaracco.

Se expone la opinión del centro en relación con algunos puntos polémicos


como los conceptos de “cura” para personas con sufrimiento psíquico severo,
las relaciones del psicoanálisis multifamiliar con el psicoanálisis clásico y la
psiquiatría, y la integración del Centro Universitario en las políticas sanitarias
nacionales.

Bajo el ítem “discusión” se pretende pensar acerca de los diferentes para-


digmas que sustentan los conceptos de rehabilitación, salud mental y dere-
chos humanos, destacando las acciones concretas llevadas a cabo en CIPRES.

PALABRAS CLAVE: rehabilitación, psicoanálisis multifamiliar, paradigmas en


salud mental, derechos humanos.

ABSTRACT: This is a presentation of the contribution by the Centro de Investi-


gación en Psicoterapias y Rehabilitación Social (Research Center for Psycho-
therapy and Social Rehabilitation) (CIPRES) to the concept of Rehabilitation
focusing on CIPRES’ activities with regard to multifamily psychoanalysis, which
in Uruguay underlines the concept of assembly whose singular characteristics
propose new approaches to Prof. J. García Badaracco’s work.

Palleiro, E. (2012). Psicoanálisis multifamiliar, asambleas y rehabilitación. Teoría y práctica grupoanalítica,


2(1):95-108

1 Este artículo ha sido posible gracias al trabajo en equipo del Área de Psicoanálisis Multifamiliar de CI-
PRES, dirigido por quien suscribe que, además, quiere resaltar la entrega de los profesionales que la in-
tegran en las actividades asistenciales, docentes, de investigación y de extensión a la comunidad, y
destacar que su trabajo es mayoritariamente honorario y responde a un profundo compromiso ético y
científico. Desde aquí, mi agradecimiento al equipo de operadores de psicoanálisis multifamiliar formado
por la lic. Nathalie Mourelle, dra. Paola Pereira, lic. Carlos Puñales, rest. Ana Roca y lic. Erika Sisias-
vili. Y a los técnicos en formación, Blanca Aguiar, lic. Ivon Alsina, lic. Sandra Andreoletti, lic. Leonor
Bruno, Daniel Claro, Paola Debellis y lic. Fabiana Gallardo. Nuestro agradecimiento también a todos
los pacientes y a sus familias que asisten a CIPRES, quienes al trabajar junto al equipo permiten los des-
arrollos de las áreas antes presentadas.

95
EVA PALLEIRO

The Center’s standpoint in relation to controversial instances is presented as


the “cure” of patients with severe mental sufferings, the methodological diffe-
rences between Multifamily Psychoanalysis and traditional Psychoanalysis and
Psychiatry, and the integration of the University and the national health poli-
cies.
In “discussion” we aim to think about different paradigms that sustain the con-
cepts of Rehabilitation, Mental Health and Human Rights, underscoring con-
crete actions carried out by CIPRES.
KEY WORDS: rehabilitation, multifamily psychoanalysis, mental health’s para-
digm, human rights.

Introducción
La presente comunicación recorre parte de la historia del Centro de In-
vestigación en Psicoterapias y Rehabilitación Social (CIPRES) que fun-
ciona desde hace más de veinte años y es uno de los pocos centros
universitarios de rehabilitación de Uruguay.
Se exponen algunas de sus contribuciones a los fundamentos teóricos
y prácticos de la rehabilitación nacional de comienzos del siglo XXI.
De acuerdo con los objetivos previstos para este artículo, se concede
gran importancia al momento en el que se incorporan las asambleas multi-
familiares (2002) que posteriormente se organizan bajo el encuadre del psi-
coanálisis multifamiliar (2005-2012).

Antecedentes
En sus inicios, en el año 1988, las actividades de rehabilitación co-
mienzan con un grupo de psicoterapia de base psicoanalítica para pacientes
psiquiátricos graves que recibe el nombre de Grupo de Escucha.
En aquellos momentos, se producía la finalización de la reciente dicta-
dura militar (1973-1985) y reconstruir la dignidad de “ser”, tanto técnico
como paciente, tenía una ligazón ineludible con el pensamiento y la acción
en pro de los derechos humanos.
Escuchar con interés y respeto todo el contenido de los desatendidos
reclamos de los “locos de siempre”, recurrir al análisis de la contratransfe-
rencia y elaborar juntos vivencias intolerables eran los pilares fundamenta-
les de este primer “Grupo de Escucha”.
En 1990 se cuenta con las primeras supervisiones psicoanalíticas que,
siendo al principio irregulares y multitudinarias, pasarán luego a ser regu-
96
PSICOANÁLISIS MULTIFAMILIAR, ASAMBLEAS Y REHABILITACIÓN

lares y semanales, quedando constituidas en la actualidad como una de las


cuatro áreas de CIPRES, el Área de Psicoterapia Psicoanalítica.
En 1995 comienza el primer taller que, no por casualidad, es de “pala-
bras”: el taller de escritura. Posteriormente se sumarán el taller de música,
el de plástica, el de teatro y el de cine. Se crea entonces el Área de Talleres.
La investigación estará presente desde los inicios y en todas las áreas del
centro, siendo siempre de ensayo clínico. Se destacan los aportes sobre cam-
bio psíquico provenientes de la Facultad de Psicología de la Universidad de
la República (UdelaR) que se constituyen en un área específica: el Área de
Investigación Psicológica.
En el año 2001, el nuevo siglo trae otro fuerte cuestionamiento: ¿Hasta
cuándo desoír el discurso familiar? Para avanzar en este planteamiento era
necesario escuchar con el mismo interés y respeto a todos los integrantes del
grupo familiar, construir una trama interpersonal utilizando no solo la pala-
bra de los usuarios y las voces de familiares que vienen dadas en los fenó-
menos transferenciales, sino también los discursos actuales de las familias
presentes.

Desarrollo
En los hechos se da un desplazamiento del paradigma dominante, cuyo
alcance se trata de abordar más adelante en la discusión.
Al focalizar el hecho concreto de incluir a las familias, se ha de tener
en cuenta que en el contexto cultural uruguayo es fácil instrumentar la al-
ternativa de trabajar en grupos más grandes y heterogéneos.
La asamblea aparece como un recurso siempre presente a lo largo de
nuestra historia. En ella se condensan los ideales democráticos de los actos
constituyentes de la República, con otras actividades habituales de la so-
ciedad civil como las asambleas gremiales restauradas a fines de los 80, así
como las comisiones de fomento barriales o escolares, entre otros tantos
ejemplos.
La asamblea de CIPRES es una asamblea particular, cuyo encuadre pri-
vilegia:
– Ajustarse a una lista flexible de oradores.
– Seguir un hilo conductor que proporcione una suerte de orden.
– Conversar acerca de las propias experiencias y sentimientos.
– Escucharse unos a otros respetando la alteridad.
– Sustituir el “acto” por la palabra.
– Pensar junto con los aportes técnicos.
97
EVA PALLEIRO

– No pretender alcanzar propuestas concretas, sino tan solo compren-


der aspectos de sí mismo y de los otros.
– Permitir sentirse incluido en una metáfora colectiva. Con esto se des-
cribe un fenómeno complejo, vinculado con las experiencias fusiona-
les de indiscriminación que suelen ser traídas tan solo como anécdotas
por las nuevas familias “problema”. Otras familias más trabajadas en
el proceso de rehabilitación tienen, junto con los coordinadores técni-
cos, la oportunidad de tejer una trama de asociaciones que, desde sus
propias vivencias, sentimientos y conocimientos, recorre una cadena
asociativa que permite a estas familias “problema” empezar a sepa-
rarse sin tantos sentimientos catastróficos y violentos.
– Permitir ser parte del relato historiado de esta nueva trama a través
de la memoria colectiva.
Algo de ironía hay en la “supuesta novedad” de comprender que los fa-
miliares, prejuzgados de antemano, son también personas sufrientes al igual
que los pacientes.
Lo son no solo por la enfermedad de sus seres queridos, sino también
por las culpas autoinfligidas e infligidas por el “saber” médico predomi-
nante, pero fundamentalmente por ser partícipes de tramas invisibles, in-
trafamiliares y sociales que los dejan ligados, atrapados en una lógica
perversa y alternante entre sometidos y los que someten.
En el año 2003, las palabras de la asamblea necesitaban de nuevos mo-
delos para ser comprendidas más profundamente y poder ayudar mejor.
El modelo psicoanalítico clásico no es suficiente. La asamblea integra
a participantes físicamente reales y no solamente transferenciales. Aún más:
la transferencia presente es múltiple y altamente compleja, y queda claro
que en esta trama particular resulta acotada la utilidad de focalizarse exclu-
sivamente en hacer “consciente lo inconsciente”.
El modelo psiquiátrico tradicional, en su aspecto diagnóstico y catego-
rial, no resulta útil para el encuadre de la asamblea. En sus sesiones se ve
inmediatamente cómo un delirio, una drogodependencia, un intento de au-
toeliminación, etc., son siempre expresión de una misma indefensión y las
singulares historias personales son las que determinarán los distintos modos
expresivos adoptados.
Todas estas disciplinas conservan su valor por igual, ya que la asamblea
nunca pretende ser un instrumento hegemónico y requiere, por el contrario,
de su articulación en equipos multidisciplinarios.
En el año 2004, quien suscribe se encontraba en el Congreso Mundial
de Psiquiatría de Punta del Este compartiendo ponencias sobre abordajes
multifamiliares con el profesor Jorge García Badaracco:
98
PSICOANÁLISIS MULTIFAMILIAR, ASAMBLEAS Y REHABILITACIÓN

“¿Por qué las llamás “asambleas”? Me parece que el encuadre que está
por detrás de esa palabra privilegia sobre todo el fenómeno social. Sin duda,
este está presente, pero la palabra asamblea no da cuenta de todo el resto, de
los otros niveles interpersonales aún más vivenciales, donde conversamos,
vemos y somos vistos, y donde participamos directamente de sus complejas
tramas afectivas.
En las sesiones de psicoanálisis multifamiliar es posible captar más fá-
cilmente en otra familia lo que sucede en la propia y experimentar en un am-
biente protegido otros modos vinculares, otra madre u otro hijo que están
disponibles para “vivenciar” nuevas interdependencias que, en tanto que son
más saludables, les permiten ser genuinos.
Se cuenta, además, con el referente psicoanalítico, porque sin duda in-
vestigamos y operamos en una clínica que incluye el inconsciente, pero desde
otra modalidad que podría ser el potencial no desarrollado por Freud. No se
trata de querer tener razón. Solo debemos preguntarnos qué nos permite ayu-
dar a estas personas con soledad histórica” (García Badaracco, 2004).
El fundamento de CIPRES en relación con el uso del término “asam-
blea” fue explicitado anteriormente.

Conclusiones

Conclusiones teóricas
El desarrollo teórico del psicoanálisis multifamiliar, nombre elegido
por su autor, se torna un referente invalorable en nuestro trabajo de asam-
blea. Las interdependencias recíprocas, entre otros conceptos, permiten
comprender mejor a los pacientes y a sus familias que, además, se ofrecen
como un instrumento estratégico para la cura.
He aquí, nuevamente, otro punto polémico, para con la psiquiatría y el
psicoanálisis clásico: el uso de la palabra “cura”.
En nuestro medio, no sabría decir cuándo esta comienza a ser solamente
patrimonio de algunas disciplinas médicas “duras” o cuándo comienza a
tener tan solo la connotación específica que le da la teoría psicoanalítica.
“Curar” viene del latín y etimológicamente significa, entre otras acep-
ciones, “cuidar de tu salud con diligencia”2. Está así en concordancia con los
objetivos de autonomía que la Organización Mundial de la Salud (OMS)

2 “Cura: cuidado, dirección, conducción, tratamiento, obra de inteligencia, inquietud, celador, inten-
dente, amor, objeto de amor. Curar: cuidar de, tomar interés por, ejecutar, disponer, preparar, conju-
rar, cumplir con su deber”. En Macchi, L. Diccionario de la lengua latina, latín/español, español/latín.
Buenos Aires: Editorial Don Bosco; 1966.

99
EVA PALLEIRO

propone para la mejoría de la calidad de vida en salud mental. No tiene el


alcance reduccionista de su uso habitual, que se asocia con la desaparición
de síntomas, la terminación de tratamientos farmacológicos o psicotera-
péuticos, o los discutibles cambios de estructuras psicopatológicas.
Exorcizada esta palabra, pasa a ser de uso cotidiano en las sesiones mul-
tifamiliares y con ella renace el poder de la esperanza.
La clínica y la investigación de las sesiones de psicoanálisis multifa-
miliar confirman las hipótesis abiertas que el profesor García Badaracco
propone. Nos insta a continuar desarrollando su pensamiento, combinando
las propuestas de los distintos países que las implementan. Es por ello que
Uruguay aporta parte de su historia de asamblea.

Implementación
Se pasa a describir la implementación actual (febrero 2012) del Área de
Psicoanálisis Multifamiliar de CIPRES dentro del Programa de Articula-
ción Nacional y Comunitario en Educación y Atención en Salud Mental
(PANACEAS-SM)3 articulado con el Plan Nacional de Salud Mental del
Ministerio de Salud Pública (MSP, 2011).

1. Actividades Asistenciales
1.1. Espacios de implementación
– Espacio Maciel, con tres sesiones semanales para los pacientes de la
sala de internación psiquiátrica de agudos de este hospital general.
– Espacio Centro Diurno, con cinco sesiones semanales para usuarios
en proceso de rehabilitación ambulatorio.
– Espacio Mutual y Privado, con dos sesiones semanales para pa-
cientes comprendidos en el modo 1 y modo 3 del Plan Nacional de
Salud Mental antes mencionado.
Esto permite una disponibilidad semanal de diez sesiones de psicoaná-
lisis multifamiliar para los usuarios correspondientes, ofrecidas por el área
del mismo nombre.
1.2. Duración y coterapia
La duración de las sesiones es de 90 minutos y está dirigida por dos o
más operadores que trabajan en coterapia.

3 Convenio Marco Interinstitucional, Programa de Articulación Nacional y Comunitario en Educación y


Atención en Salud Mental de la Universidad de la República con la adhesión del Ministerio de Salud
Pública, Ministerio de Educación y Cultura, Intendencia Municipal de Montevideo, Asociación Civil CI-
PReS Multifamiliar y Centro de Investigación en Psicoterapias y Rehabilitación Social. Montevideo;
2012. (2)

100
PSICOANÁLISIS MULTIFAMILIAR, ASAMBLEAS Y REHABILITACIÓN

1.3. Composición
El grupo de pacientes y familiares es heterogéneo en cuanto al perfil
categorial psiquiátrico. La mayoría de usuarios cursaron cuadros psiquiá-
tricos graves.
También es heterogéneo el tiempo de evolución de cada usuario en el
momento de integrarse al dispositivo, corroborando con ello que la aplica-
ción de la rehabilitación se puede y debe iniciarse desde el primer contacto
con el centro de salud, de acuerdo con la propuesta de la OMS (2011).
En el espacio Maciel, las presentaciones psiquiátricas son agudas o re-
agudizadas y existen más cuadros clínicos de comorbilidad con abuso de
sustancias.
Al espacio Centro Diurno asisten personas en etapas avanzadas de su
proceso de rehabilitación, en su mayoría usuarios que cursaron episodios
psicóticos crónicos.
Al espacio Mutual y Privado asisten, para el Modo 1, grupos de fami-
lias que vivieron una muerte violenta y pacientes con intentos de autoeli-
minación y, para el Modo 3, asisten poblaciones similares a las del Centro
Diurno.
Estas diferencias llevan a variantes del encuadre en la asamblea multi-
familiar, que es adaptado a las demandas predominantes de los distintos es-
pacios.
El número de integrantes varía: es menor en el espacio Maciel por ser
una sala de internamiento con diez camas, pudiendo llegar en el espacio
Centro Diurno a treinta personas o más. En el espacio Mutual y Privado que
se encuentra en sus primeros meses de implementación, en estos momentos,
hay ocho pacientes.

1.4. Frecuencia
En el espacio Maciel es obligatoria la asistencia de los pacientes (aun-
que no de forma estricta) como sucede con cualquiera de los otros recursos
terapéuticos utilizados en la sala de internación.
El espacio Centro Diurno, por el contrario, es un recurso que está dis-
ponible diariamente, siendo los propios usuarios los que administran sus
“dosis” de sesiones semanales, de acuerdo con sus necesidades y con la
etapa de reinserción social en la que se encuentran.
En el espacio Mutual y Privado cada “modo” trabaja una vez por se-
mana.
101
EVA PALLEIRO

1.5. Flexibilidad del encuadre


En cada sesión del espacio Maciel se insiste más en las características
específicas del dispositivo para lograr mayor adhesión. Se da una mayor
flexibilidad al encuadre dada la agudeza de las situaciones clínicas.
En el espacio Centro Diurno el encuadre está claramente internalizado,
tanto en los coordinadores como en la mayoría de los usuarios, siendo
menos necesaria la explicitación reiterada del mismo.
En el espacio Mutual y Privado el encuadre se explicita en casi todas las
sesiones dado que son grupos abiertos.
1.6. Coordinación e intervisión
En CIPRES se destina una hora semanal a la intervisión de todas las
sesiones de psicoanálisis multifamiliar y también participan técnicos y ope-
radores en formación.
En el espacio Maciel se contempla, además, la asistencia semanal a la
visita de sala donde se articulan los materiales provenientes de las sesiones
de psicoanálisis multifamiliar con las observaciones de los demás técnicos
del servicio.
Recientemente, a esta actividad hay que sumar la figura del agente de
enlace con la comunidad terapéutica, que concurre una vez por semana al
hospital para facilitar el pasaje de la rehabilitación iniciada en la sala de in-
ternación a la red asistencial periférica, poniendo particular énfasis en el
Centro Diurno de CIPRES.

2. Docencia
Se dispone de un seminario semanal, de dos horas de duración, para
profesionales, operadores de multifamiliares técnicos y no técnicos, y estu-
diantes provenientes de las distintas áreas de la salud mental.
Se trabaja sobre:
– la obra del profesor García Badaracco,
– los aportes de otros colegas pertenecientes al Instituto Virtual e In-
ternacional de Psicoanálisis Multifamiliar,
– los aportes nacionales e internacionales sobre rehabilitación y
– los aportes nacionales e internacionales sobre derechos humanos.
Estos aportes se enriquecen a finales de 2011 con la integración de
CIPRES como Área de Salud Mental a la Casa Nacional de Dere-
chos Humanos Luis Pérez Aguirre, del Ministerio de Educación y
Cultura (MEC), junto a la Dirección de Cultura y Ciudadanía y a la
Dirección Nacional de Derechos Humanos.
102
PSICOANÁLISIS MULTIFAMILIAR, ASAMBLEAS Y REHABILITACIÓN

En el seminario se da prioridad a pensar juntos para construir una con-


tribución propia, uruguaya, que valorice y no recorte la incidencia de las di-
ferencias culturales en estos complejos abordajes técnicos.
Son también espacios docentes indiscutibles, la hora semanal dedicada
a intervisión y, sobre todo, la asistencia directa a las sesiones de psicoaná-
lisis multifamiliar.

3. Investigación
El Área de Psicoanálisis Multifamiliar investiga cualitativa y cuantita-
tivamente las repercusiones de la aplicación del dispositivo multifamiliar. Se
complementa con la investigación estadística y la de cambio psíquico apor-
tadas por el Área de Investigación Psicológica. Se trabaja con la metodolo-
gía de ensayo clínico y de escalas, como la OMS en su valoración de la
calidad de vida (1994). Quien suscribe propone una nueva escala corregida
y enriquecida por el profesor Jorge García Badaracco y por el entonces co-
ordinador del Instituto de Psicoanálisis Multifamiliar, Hernán Simond. Esta
última, motivo de otro trabajo, es aplicada en ambas márgenes del Río de la
Plata, pero aún no ha sido elevada para su validación internacional.

4. Extensión a la comunidad
Se realiza prevención primaria, secundaria y promoción de la salud en
el mismo desarrollo de las sesiones de psicoanálisis multifamiliar, así como
de rehabilitación en sentido estricto.
Por este motivo se recibe, en noviembre de 2011, la aprobación de la Di-
rección del Plan Nacional de Salud Mental del MSP, para el espacio Mutual
y Privado de CIPRES.
En el año 2011, se establece con el Portal Amarillo, centro especializado
en drogodependencias, un convenio verbal que consiste en intercambiar for-
mación en psicoanálisis multifamiliar para sus técnicos por horas de recur-
sos humanos rentados.
Se trabaja en red de servicios con el Hospital Maciel (hospital general)
y con el Hospital Vilardebó (hospital monovalente de psiquiatría de agu-
dos), así como con los otros centros de rehabilitación nacionales.
Como institución, CIPRES no comparte las políticas sanitarias asilares
aún existentes en nuestro país. Aun así, se ofreció el recurso del psicoaná-
lisis multifamiliar para trabajar con las personas de los asilos -consideradas
también institucionalizadas- a fin de favorecer el cierre pautado de estos
centros.
103
EVA PALLEIRO

Se participa en la reunión mensual de la Red de Intercentros de Reha-


bilitación Uruguaya, así como en todas las actividades académicas que allí
se cogestionan.
Está en trámite la afiliación a la Federación Uruguaya de Comunidades
Terapéuticas (FUCOT), filial de la Federación Latinoamericana de Comu-
nidades Terapéuticas (FLACT) y de la Federación Mundial correspondiente
(WFTC).
Se destaca particularmente la pertenencia al Instituto Virtual e Interna-
cional de Psicoanálisis Multifamiliar profesor Jorge García Badaracco, par-
ticipando en intercambios regulares y fecundos con los demás miembros de
esta institución. CIPRES es el único representante en nuestro país de dicho
instituto, constituyendo el Multicentro Uruguay.
Se participa y colabora con BABELPSI, organización internacional con
sede en Argentina, para la aplicación del instrumento multifamiliar en con-
textos biculturales (franco-hispano y anglo-hispano parlantes).
Se reitera, por su importancia, la pertenencia de CIPRES a PANACEA-
SM y a la Casa Nacional de los Derechos Humanos.

Discusión
El presente artículo se sustenta en paradigmas o modelos -algunos muy
desarrollados durante el siglo XX, otros más novedosos- que ameritan su
discusión académica.
1. El artículo pone el énfasis en la contribución de CIPRES a la reha-
bilitación, concepto que no fue explicitado en los ítems anteriores. El mo-
delo de rehabilitación tomado al inicio es el planteado por el último informe
de la Asociación Mundial de Psiquiatría que propone que la rehabilitación
debe:
1.1. Brindarse desde el inicio de todo cuadro psiquiátrico severo.
1.2. Constar de diferentes modalidades y niveles de complejidad según
el momento evolutivo del cuadro psiquiátrico.
1.3. Asegurar la continuidad del proceso terapéutico en sus distintas
etapas.
Desde esta perspectiva particular, los desarrollos de CIPRES que se han
expuesto están en concordancia con los requisitos anteriores, de tal manera
que:
1.1. Se ofrece el dispositivo de psicoanálisis multifamiliar tanto a los pa-
cientes en fase aguda, internados en la sala de psiquiatría del hospital general
(espacio Hospital Maciel), como a los que consultan por primera vez de
104
PSICOANÁLISIS MULTIFAMILIAR, ASAMBLEAS Y REHABILITACIÓN

forma ambulatoria en el espacio Centro Diurno y a los derivados del espa-


cio Mutual y Privado.
1.2. CIPRES ofrece tres espacios de complejidad variable integrados
en equipos multidisciplinarios, presentando su oferta más compleja en el
Centro Diurno.
1.3. Para favorecer la continuidad del proceso se dispone de la figura
del agente de enlace con la comunidad terapéutica. Esta facilita la deriva-
ción de los pacientes internados y sus familias a las comunidades terapéu-
ticas.
En relación con este mismo ítem se destaca la frecuencia de las sesio-
nes de psicoanálisis multifamiliar que es de cinco veces por semana, en el
espacio Centro Diurno.
– El Área de Psicoanálisis Multifamiliar propone aportes en concor-
dancia con nuestra cultura e historia. Es así que en el artículo se destaca la
utilización del recurso de la asamblea.
2. La efectividad de extrapolar este “perfil” uruguayo a otros contex-
tos no puede evaluarse con los datos analizados en la presente comunica-
ción. En este sentido, se muestra la discrepancia con el profesor Jorge García
Badaracco respecto del alcance de la palabra “asamblea”. Este punto ame-
ritaría su discusión en otros ámbitos académicos.
Es probable que en otras culturas con dispositivos sanitarios públicos
con fuerte influencia del psicoanálisis clásico se priorice más la atención
flotante y la actitud menos directiva de los operadores. En el presente artí-
culo se explicitó que en nuestra experiencia el recurso de la asamblea fa-
vorece el encuadre del psicoanálisis multifamiliar.
3. El perfil de asamblea sobre el psicoanálisis multifamiliar facilita su
aplicación en ambientes sanitarios diversos como la sala de internación del
Hospital General (Espacio Maciel), el seguimiento ambulatorio en el Cen-
tro Diurno (Espacio Centro Diurno) y servicios mutuales y privados (Espa-
cio Mutual y Privado).
4. Este encuadre propuesto se aleja también del paradigma psiquiátrico
categorial y diagnóstico, acercándose a modelos más abarcadores del sufri-
miento humano como serían los de “enfermedad única”.
En el texto, se toma el caso particular del “acto” resaltando la impor-
tancia de sustituirlo por la palabra (proceso de simbolización). En el presente
artículo, el concepto que utilizamos de “acto” es más amplio que el habitual:
incluimos todas aquellas expresiones de los usuarios que van desde las me-
105
EVA PALLEIRO

tonimias hasta las manifestaciones pre-verbales, junto con los delirios y la


drogodependencia.
Continuando en esta línea, el concepto de acto expresaría vivencias de
indefensión íntimamente ligadas a interdependencias patógenas severas. En
este modelo, todo individuo sería pasible y podría presentar manifestacio-
nes psiquiátricas severas si, en algún momento de su vida, se encontrase en
tramas enloquecedoras favorecidas, en mayor o menor medida, por factores
biológicos, familiares o sociales. En este sentido, el artículo se aproxima al
modelo de “series complementarias” de Freud.
5. Si la enfermedad psiquiátrica es, entonces, pasible y se expresa según
las circunstancias personales y del entorno, esta se vuelve más cercana, se
humaniza y deja de estar excluida de la trama social. Además, esta trama (la
“minisociedad” de las sesiones de psicoanálisis multifamiliar) puede ser
contenida, pensada y trabajada, tanto en lo real como lo transferencial,
abriendo la posibilidad de “curación” a través de la esperanza de desarrollar
nuevas interdependencias recíprocas más saludables.
6. El objetivo de la “cura” es vivir mejor. Está en concordancia, como
fue explicado anteriormente, con los objetivos más generales de la OMS
para la mejoría de la calidad de vida:
6.1. Mejora de la vivencia de bienestar subjetivo.
6.2. Mejora de las relaciones interpersonales e intrafamiliares.
6.3. Mejora en los desempeños sociales.
La OMS no condiciona la mejoría de la calidad de vida y, por deduc-
ción la “cura”, a la desaparición de los síntomas ni a la permanencia en se-
guimientos psicoterapéuticos o farmacológicos, ni tampoco a la necesidad
de cambio de eventuales estructuras psicopatológicas. En su lugar, la “cura”
estaría íntimamente ligada al concepto de autonomía.
7. El concepto de autonomía, a su vez, está asociado, en el psicoanáli-
sis multifamiliar, al desarrollo de los recursos yoicos genuinos.
8. El concepto de autonomía también está ligado a la posibilidad de
ser digno, de “ser persona”, posibilidad entendida como un derecho humano
fundamental, tal como lo expresa Luis Pérez Aguirre (2001), compatriota y
experto independiente del Centro de Derechos Humanos de la Organiza-
ción de las Naciones Unidas (ONU).
9. Algunas de las características fundamentales de las familias con su-
frimientos psíquicos severos son las experiencias de no ser personas, los
sentimientos de soledad y marginación y el estar sometidos a vínculos al-
106
PSICOANÁLISIS MULTIFAMILIAR, ASAMBLEAS Y REHABILITACIÓN

ternantes de víctimas y victimarios. Así descritas, estas serían violaciones de


los derechos humanos de todos los miembros de las familias sufrientes.
Afrontar como ciudadanos y como técnicos esta problemática es un im-
perativo ético que nos insta a tomar acciones concretas. No tomarlas, ¿sería
una actitud cómplice de esta violación?
Aquella rehabilitación del inicio queda ahora comprendida en una pers-
pectiva más amplia y también podría considerarse una oportunidad para la
construcción y la educación en pro de los derechos humanos (Aguirre,
2001).
Una persona autónoma, libre e indivisa siente bienestar al formar parte
de tramas sociales que garanticen el ejercicio de sus derechos personales y
sociales. En este sentido, las sesiones de psicoanálisis multifamiliar se pue-
den considerar como lugares apropiados (minisociedad) donde se realiza la
educación y la construcción de estos derechos.
En suma, tal como se ha ido construyendo esta concepción ampliada
de rehabilitación, CIPRES trabaja en el Convenio Marco Interinstitucional
PANACEA-SM, uniendo el ámbito docente universitario a los Ministerios
de Educación y Cultura y Salud Pública, así como a la Intendencia Depar-
tamental, la Asociación Civil de Familiares y Usuarios y a sus técnicos.
Nos encontramos, a inicios de 2012, con muchas esperanzas, trabajando
en la Casa Nacional de los Derechos Humanos Luis Pérez Aguirre y con la
expectativa de estar a la altura que los desarrollos en salud mental y los de-
rechos humanos requieren.

Bibliografía
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habilitación de las Personas Afectadas por Trastornos Mentales. 2003
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PéREz AGUIRRE, L. (2001). Desnudo de seguridades. 1ª ed., Montevideo:
Editorial Trilce.

Dra. Eva Palleiro. Profesora Agregada de la Facultad de Medicina de


la Universidad de la República. Directora General de CIPReS. Directora de
PANACEA - SM. Directora del Área de Psicoanálisis Multifamiliar - Mul-
ticentro Uruguay del Instituto Virtual e Internacional de Psicoanálisis Mul-
tifamiliar Prof. Jorge García Badaracco.
Dirección de contacto: evapalleiro@gmail.com;
ciprescontacto@gmail.com
Recibido el 18 de febrero de 2012
Aceptado el 28 de febrero del 2012
último borrador 16 de marzo de 2012

108
Análisis del modelo de terapia grupal
multifamiliar aplicado en instituciones
del sureste español
Analysis of the Multifamily Group Therapy
Model Applied in Southeast Spanish Institutions.

JAVIER SEMPERE PÉREZ


CLAUDIO FUENZALIDA MUÑOZ
ADELAIDA PÉREZ MEDRANO
ANA MESA PÉREZ
ROCÍO JADRAQUE
BEATRIZ RUVIRA RUVIRA
MARÍA JOSÉ RODADO MARTÍNEZ
MARGARITA MATEU GUILABERT
JOSÉ Mª GABARÍ LEDESMA
CRISTINA FOZ GINER
Mª ENCARNACIÓN TERRÉS
ROSA Mª ALBERT SANCHÍS
PILAR ZORNOZA
Mª PÉREZ GARCÍA
ELENA CATALÀ
Mª ALONSO NAVARRO
ASUNCIÓN MARTÍNEZ
CRISTINA DE LA RUBIA

RESUMEN: Un foro de formación y supervisión entre profesionales de distintas


disciplinas sanitarias, educativas y sociales se gestó hace aproximadamente
cinco años en la ciudad de Elche. Entre sus finalidades estaba el definir y di-
fundir un modelo de terapia aplicable en instituciones del entorno. Se reco-
gen los puntos básicos para la propuesta de un modelo de referencia que
encuentra su principal fuente de inspiración en el “psicoanálisis multifamiliar”
de Jorge García Badaracco, aunque con algunos matices diferenciales. Se
describen algunas de las experiencias actuales en grupos multifamiliares en
instituciones no solo especializadas en salud mental, sino también en otras
áreas sanitarias y educativas de Alicante, Albacete y Murcia, provincias
donde la difusión del modelo empieza a ser notable. Finalmente se exponen
las principales reflexiones de los profesionales implicados acerca de su ex-
periencia en el modelo multifamiliar.

Sempere, J., Fuenzalida, C., Pérez, A., Mesa, A., Jadraque, R., et al. (2012). Análisis del modelo de terapia gru-
pal multifamiliar aplicado en instituciones del sureste español. Teoría y práctica grupoanalítica, 2(1):109-22

109
SEMPERE, J., FUENZALIDA, C., PÉREZ, A., MESA, A., JADRAQUE, R., ET AL.

PALABRAS CLAVE: psicoanálisis multifamiliar, terapia grupal multifamiliar, gru-


pos multifamiliares, García Badaracco, psicoterapia en instituciones.

Abstract: A forum of training and supervision among professionals from va-


rious health care, educational and social areas was created in Elche more
than five years ago. One of its goals was to define and spread a therapy
model applicable to the institutions of the area. The foundations of these pro-
posals for a new reference model are collected in this article. They find their
main inspirational source in the “multifamily psychoanalysis” developed by
García Badaracco, even if with some slight differences. Here we describe
some of the current experiences in multifamily groups which are run not only
in institutions specialized in mental health, but also in other health care and
educational areas of the provinces of Alicante, Albacete and Murcia. In these
locations this model has started spreading remarkably. Finally, the main re-
flections of professionals working with the multifamily model are stated.

KEY WORDS: multifamily psychoanalysis, multifamily group therapy, multifa-


mily groups, García Badaracco, psychotherapy in institutions.

Introducción

Los trastornos mentales representan un enigma para la sociedad cientí-


fica ya que sigue sin demostrarse la causa biológica de ningún trastorno
mental. Ello explica que los tratamientos farmacológicos hayan mostrado
una eficacia limitada en el abordaje de la enfermedad mental. Por otro lado,
existen alrededor de trescientos tipos de psicoterapia con su propio funda-
mento teórico, muchos de los cuales han demostrado una eficacia similar a
los tratamientos farmacológicos. Esta equivalencia de resultados entre mo-
delos biológicos y psicoterapéuticos sigue planteando el dilema de si el
efecto terapéutico se debe a las técnicas específicas que se aplican o a las re-
laciones interpersonales que se establecen en el proceso de la terapia. (Gon-
zález Pardo, Pérez Álvarez, 2007).
En el año 2005 se puso en marcha en la ciudad de Elche (Alicante) el
Centre de Teràpia Interfamiliar (CTI), un centro clínico privado especiali-
zado en salud mental que priorizaba las actividades de psicoterapia y la for-
mación continuada para profesionales de la zona. Posteriormente, en el año
2008, se creó la Asociación Salut Mental -con sede en el mismo centro- para
facilitar la accesibilidad de los pacientes y familiares al tratamiento y pro-
mover la investigación y formación en salud mental. Es en el seno de ambas
instituciones donde se gesta un foro de profesionales dedicado al estudio, la
formación y la supervisión en psicoterapia que acabará desarrollando sus
actividades principales en torno a la terapia multifamiliar.
110
ANÁLISIS DEL MODELO DE TERAPIA GRUPAL MULTIFAMILIAR APLICANDO EN ...

Aproximación a un nuevo modelo de terapia


El foro de profesionales, constituido por expertos de diversas discipli-
nas sanitarias, educativas y sociales se interesó principalmente en hallar un
modelo de psicoterapia abierto a todos los aportes teóricos, que facilitara la
comprensión de los procesos psíquicos y que fuera fácilmente aplicable a las
instituciones. Algunos de estos profesionales no tenían formación previa en
psicoterapia, mientras que otros procedían de escuelas tan diversas como la
psicoanalítica, sistémica o cognitivo-conductual. Basándonos en la expe-
riencia de todos ellos y las aportaciones derivadas del estudio de diferentes
autores, el foro definió diez puntos básicos a partir de los cuales se forjó un
modelo de terapia común:
1. El foco de la terapia es la “persona” más allá de su presentación como
“paciente”, “enfermo” o “historia clínica” (García Badaracco, 2000).
2. La enfermedad mental no aparece de forma fortuita ni espontánea,
sino como respuesta de cada individuo a determinados factores patógenos
que inciden sobre su historia vital. Estos factores patógenos consisten en
relaciones enfermantes que dan lugar a manifestaciones de alienación e in-
terdependencia (García Badaracco, 2006). Los factores patógenos pueden
incidir durante la crianza, originando una inadecuada individuación y auto-
nomía; o en edades posteriores, induciendo entonces a estancamientos y cri-
sis evolutivas. Incluyen cualquier tipo de trato irrespetuoso hacia el
individuo (Ferenczi, 1996; Miller, 1998) tales como la vejación, la infrava-
loración, el desprecio, el abuso, el hipercontrol, la manipulación, la impo-
sición, el chantaje, el abandono, la negligencia, el engaño, la triangulación,
la indulgencia, el acoso, la intromisión, la alienación o el sometimiento,
entre otros. En definitiva, cualquier proceso que transgreda el estatus de su-
jeto del ser humano para convertirlo en objeto (García Badaracco, 2000).
3. La función del terapeuta consiste en acompañar a la persona en el re-
conocimiento de estos factores enfermantes y promover su capacitación para
protegerse y sobreponerse a ellos. Con este fin el terapeuta promueve un
encuadre de confianza y seguridad en el que debe estar siempre disponible
para el paciente y su familia (García Badaracco, 2000) a través de una par-
ticipación empática, positiva y congruente (Hubble, 1999; McNamee, Ken-
neth, Gergen, 1996) a la vez que auténtica e incondicional (Rogers &
Rosenberg, 1989). “Es la persona, y no la técnica, quien es capaz de curar”
(Borja G, 2004, p. 42).
4. La colaboración de otros agentes terapéuticos facilita y potencia el
proceso terapéutico. Los contextos de terapia que incluyen la participación
de las personas del entorno del paciente aumentan las posibilidades de com-
111
SEMPERE, J., FUENZALIDA, C., PÉREZ, A., MESA, A., JADRAQUE, R., ET AL.

prensión e intervención terapéutica (Guntrip, 1971) por incluir no sólo los


recursos de los profesionales sino también los de los demás participantes
(García Badaracco, 1990). Son ejemplo de ello los modelos grupales en psi-
coterapia, los modelos de terapia familiar así como la combinación de
ambos en contextos multifamiliares (García Badaracco, 2000) y modelos
comunitarios como el “diálogo abierto” (Open dialogue) (Seikkula & Olson,
2003).
5. Ningún modelo ni teoría en psicoterapia es el mejor o el más válido
(Reisner, 2005) pero a la vez todos tienen elementos valiosos que no debe-
mos desaprovechar para el proceso terapéutico (Lambert, 2004). La plura-
lidad de terapias psicológicas muestra el carácter abierto de la solución a
los trastornos mentales (González Pardo, Pérez Álvarez, 2007).
6. Integrar modelos teóricos de terapia basados en aspectos intrapsí-
quicos (psicoanálisis), en las dinámicas intrafamiliares (terapia sistémica),
las interfamiliares (grupo multifamiliar) y las culturales y sociales (diálogo
abierto) enriquece el abordaje terapéutico. A ello hace referencia García
Badaracco cuando se refiere al “falso problema de las controversias entre las
escuelas” (García Badaracco, 2000, p. 54) y a la “integración entre los di-
versos enfoques y escuelas” (García Badaracco, 2000, p. 49). Numerosos
autores han trabajado en la línea de la “psicoterapia integrativa” en busca de
la integración teórica y el eclecticismo en la técnica (Fernández Liria, Ro-
dríguez Vega, 2001) sugiriéndonos que la terapia más completa sería aque-
lla que combinara diversos modelos teóricos y la intervención individual,
familiar y grupal.
7. La terapia debe ser comprensible, sin tecnicismos en su lenguaje ni
encorsetamientos en su encuadre y ofrecerse en un contexto cotidiano y es-
pontáneo (García Badaracco, 2006). Al igual que determinadas corrientes en
el arte y otras disciplinas (expresionismo y constructivismo, por ejemplo),
la terapia puede llegar a entenderse a través de modelos que expresen la
complejidad de los fenómenos psíquicos de forma sencilla (Andersen,
1994). Su aprendizaje debe ser accesible y eminentemente práctico y seguir
una metodología replicable.
8. Los costes de la terapia deben ser asumibles tanto para el paciente
como para la institución, de manera que las personas puedan recurrir a ella
de forma frecuente y prolongada si así lo requieren. Los modelos de terapia
grupal y multifamiliar redundan en una economía de medios por abordar
múltiples casos en un mismo espacio y tiempo.
9. La terapia debe poder integrarse no sólo en contextos de salud men-
tal sino también en otras instituciones con el fin de abordar cualquier pro-
112
ANÁLISIS DEL MODELO DE TERAPIA GRUPAL MULTIFAMILIAR APLICANDO EN ...

blemática humana. García Badaracco (2000) concibe la reunión multifami-


liar como “un diseño de gran universalidad dentro del cual es posible enfo-
car y abordar cualquiera de los problemas humanos” (:319), abarcando tanto
los ámbitos de la medicina general, escolar y social.
10. El fin último de la terapia es que el paciente consiga “sanarse”, en-
tendiendo “estar sano” como la capacidad para vivir de acuerdo con su na-
turaleza genuina, libre del control y sometimiento a los otros y orgulloso de
ser uno mismo en el contexto social. Diversos autores hacen referencia a
este estado de salud de diferentes maneras: “sí mismo” (Kohut, 1990), “sí-
mismo verdadero”, “ser uno mismo”, “desarrollo de recursos yoicos” y “vir-
tualidad sana” (García Badaracco, 2000), “verdadero self” (Winnicott,
2002), “desarrollo personal” (Klein, 1988), “verdadero nuevo comienzo”
(Balint, 1993) o “inteligencia emocional” (Goleman, 1996)

Implantación del modelo de terapia multifamiliar


El foro creado en Elche encontró en el psicoanálisis multifamiliar des-
crito por García Badaracco un modelo capaz de reunir todos y cada uno de
los requisitos expuestos en el decálogo, convirtiéndose así en el material re-
ferente para la formación de profesionales. Se señalan, sin embargo, algu-
nos matices diferenciales del modelo de terapia multifamiliar aplicado con
respecto al de psicoanálisis multifamiliar de García Badaracco:
– Por su contexto abierto, espontáneo y aglutinador de una gran diver-
sidad de aportes teóricos consideramos que el modelo multifamiliar
representa una nueva metapsicología que va más allá del psicoanáli-
sis. Preferimos, por ello, denominarlo simplemente “terapia multifa-
miliar” o incluso “terapia interfamiliar”, dando así a entender que lo
transcendente en este modelo no es tanto la participación simultánea
de un número de familias (multi) como la interacción entre ellas
(inter).
– Llevamos más allá el empeño de García Badaracco por hacer su teo-
ría asimilable y entendible a través de un lenguaje sencillo y consi-
deramos que la promoción e implantación del modelo requiere nuevas
revisiones que la simplifiquen aún más, haciéndola así accesible a
profesionales de diversas disciplinas y con diferentes orientaciones.
– Cada profesional imprime su propio sello en la conducción del grupo
multifamiliar, pero siguiendo una metodología común basada en la
promoción de un clima de confianza grupal en el que todos los parti-
cipantes tengan su propia voz y se comuniquen “por sí mismos” y
“desde sí mismos”. La flexibilidad del encuadre posibilita que los
113
SEMPERE, J., FUENZALIDA, C., PÉREZ, A., MESA, A., JADRAQUE, R., ET AL.

conductores incluyan actividades diferentes dentro de los grupos con


la intención de promover nuevas dinámicas de interacción. Son ejem-
plo de ello el análisis de material audiovisual (grabaciones de sesio-
nes grupales anteriores o extractos de películas de ficción) o
fraccionar el grupo en subgrupos durante una parte de la sesión (por
ejemplo, en grupos multifamiliares en los que concurren niños o ado-
lescentes).

Experiencias en grupos multifamiliares en el entorno

Los primeros grupos multifamiliares en la zona se iniciaron a finales


del año 2005, expandiéndose el modelo, a partir de entonces, de forma ex-
ponencial. Las experiencias son periódicamente compartidas a través de
grupos de formación y de supervisión en los que se revisa material biblio-
gráfico y audiovisual y se invita a los participantes a asistir a los grupos
multifamiliares en funcionamiento.
Estas experiencias en terapia multifamiliar son llevadas a cabo tanto en
instituciones públicas como privadas y no solo del ámbito de la salud men-
tal. A continuación, señalamos algunas de ellas con sus puntos distintivos:

a) Área de salud mental infanto-juvenil (Orihuela, Alicante)

En el año 2005 se introdujo el primer grupo de terapia multifamiliar en


la unidad de atención ambulatoria pública. Se trata de un grupo de periodici-
dad semanal y abierto a todos los pacientes atendidos en las consultas de psi-
cología y psiquiatría infanto-juvenil y a sus familias (Sempere, 2011). El
grupo funciona como un espacio de contención clínica y de elaboración de
conflictos familiares, poniendo especial énfasis en la comprensión de las con-
ductas de los niños y los adolescentes. Su puesta en marcha significó una im-
portante descarga de las agendas profesionales y la posibilidad de ofrecer una
atención regular y frecuente a los pacientes más graves y a sus familias.
Con posterioridad, otros tres grupos multifamiliares se han incorporado
al mismo centro ambulatorio:
– Un grupo multifamiliar quincenal para niños en edad latente (de 6 a
11 años) con trastornos psíquicos graves y sus familias.
– Un grupo multifamiliar quincenal para adolescentes (de 12 a 17 años)
con trastornos psíquicos graves y sus familias.
– Un grupo multifamiliar de acogida con carácter quincenal o mensual
en el que son atendidos simultáneamente hasta diez niños y sus fa-
milias que contactan por primera vez con el servicio.
114
ANÁLISIS DEL MODELO DE TERAPIA GRUPAL MULTIFAMILIAR APLICANDO EN ...

En estos tres últimos grupos se dedica una parte del tiempo a crear dos
subgrupos separados (niños y padres), de manera que el encuentro sirve no
solo para observar e intervenir sobre cada dinámica intrafamiliar, sino tam-
bién para conocer, por un lado, la manera de relacionarse e interactuar de
cada niño con los demás niños y, por otro, las dinámicas parentales y con-
yugales.
En la unidad hospitalaria de ingreso psiquiátrico para niños y ado-
lescentes del Hospital Vega Baja de Orihuela (una planta de ocho camas en
la que también se llevan a cabo actividades de hospital de día) se realiza un
grupo multifamiliar semanal con la participación de todos los pacientes in-
gresados, así como de sus familias y de todos los profesionales de la unidad.
Además, a diario se realiza una terapia grupal con los niños ingresados a la
que con frecuencia se unen familiares, por lo cual podemos afirmar que tam-
bién a diario se desarrolla una experiencia multifamiliar en la unidad.
Los numerosos grupos multifamiliares que semanalmente se realizan
en el área de salud mental infanto-juvenil de Orihuela (hasta diez) la con-
vierten en un centro eminentemente psicoterapéutico, donde todos los pa-
cientes y sus familias tienen la posibilidad de acceder, como mínimo, a una
experiencia terapéutica semanal a través del grupo multifamiliar. Esta con-
dición convierte al centro en lugar privilegiado para la formación y estudio
de grupos multifamiliares, por lo cual recibe de forma continua a profesio-
nales interesados en este modelo.
b) Asociación Salut Mental (Elche, Alicante)
Desde el año 2008 se realiza un grupo de terapia multifamiliar semanal
gratuita y abierta a todos los ciudadanos, sin criterios de admisión en cuanto
a edad ni a patología en el que también participan los profesionales que acu-
den a los cursos de formación y supervisión que se imparten en la asocia-
ción. En los últimos meses, se puso en funcionamiento un hospital de día en
la asociación, cuyos pacientes y familiares también participan en el grupo
multifamiliar.
c) Centre de Teràpia Interfamiliar (Elche, Alicante)
Desde este centro clínico privado se invita a los pacientes atendidos y
a sus familias a participar en la terapia multifamiliar que lleva a cabo la
Asociación Salut Mental, con sede en el mismo local. Paralelamente, dos
grupos multifamiliares más pequeños funcionan con periodicidad quincenal
dentro del centro privado. Se trata de grupos que acogen a pacientes y fa-
miliares con una problemática específica común: uno de ellos atiende a pa-
cientes con retraso mental límite y a sus familias y otro, a adolescentes con
115
SEMPERE, J., FUENZALIDA, C., PÉREZ, A., MESA, A., JADRAQUE, R., ET AL.

trastornos de conducta y a sus familias. En ellos se abordan las dificultades


derivadas de su problemática concreta, las dinámicas familiares que pudie-
ran subyacer en la aparición de las expresiones sintomáticas y las que pu-
dieran generarse en función de las características de los pacientes.

d) Otras instituciones de salud mental

El Hospital de día de adultos de Albacete, los centros de salud mental


infanto-juvenil de Benidorm (Alicante), Lorca y Murcia (Comunidad de
Murcia), dos unidades hospitalarias de la Comunidad de Murcia (una, es-
pecializada en atención a pacientes con trastornos límites de personalidad y
otra, en pacientes con trastornos psicóticos crónicos) y el Centro de Terapia
Fonos de la red privada de Elche (Alicante) han iniciado en el último año
sus propios grupos de terapia multifamiliar.

e) Grupos multifamiliares en centros no especializados en


salud mental

El modelo de terapia multifamiliar también se ha introducido en los ám-


bitos educativo y sanitario con la puesta en marcha de dos grupos multifa-
miliares semanales coordinados por una neuropediatra con formación en
terapia multifamiliar. Estos grupos se realizan en dos instituciones públi-
cas:
1. Colegio Mariano Benlliure de Elche, donde la directora del centro
promovió la puesta en marcha de un grupo multifamiliar semanal con
el fin de dar respuesta a la demanda de apoyo y contención por parte
de padres de niños con discapacidad y problemas en la adaptación
escolar. Este grupo se abrió posteriormente a todas las familias con
alumnos escolarizados en el centro. En los encuentros multifamilia-
res se promueve el intercambio entre familias con hijos con dificul-
tades comunes y se abordan las relaciones familiares y la interacción
familia-colegio. Participan algunos profesionales del centro, los pa-
dres y otros familiares y, en ocasiones, también los niños. El grupo
engloba las funciones de escuela de padres y de espacio de interven-
ción terapéutica.
2. Unidad de Pediatría del Hospital General de Alicante, donde la
misma neuropediatra promovió un grupo terapéutico multifamiliar
semanal, abierto a los niños ingresados en la planta de pediatría y a
los atendidos en las consultas externas hospitalarias y a sus familias.
Estos niños, afectados por enfermedades diversas, y sus familiares
encuentran en el grupo un espacio donde compartir sus vivencias y
encontrar apoyo mutuo, pero también donde elaborar aspectos vin-
116
ANÁLISIS DEL MODELO DE TERAPIA GRUPAL MULTIFAMILIAR APLICANDO EN ...

culares y emocionales que pudieran interferir en la adaptación y evo-


lución del niño.

f) Proyectos de implantación de nuevos grupos multifa-


miliares

Varios equipos preparan la introducción de nuevas experiencias multi-


familiares en diversas instituciones. Entre ellas, señalamos:
La inminente puesta en marcha de un grupo multifamiliar para la aten-
ción y seguimiento de los pacientes que presentan un primer episodio psi-
cótico y sus familias en el Hospital Vega Baja de Orihuela, así como de
nuevos grupos multifamiliares en las unidades de salud mental infanto-ju-
venil de Cartagena y Águilas (Comunidad de Murcia).
El desarrollo del proyecto Leonardo 2012-2014 que bajo el título “El rol
de la familia en la potenciación del paciente” tiene como objetivo la inclu-
sión de grupos multifamiliares en instituciones de salud mental en diversos
países europeos (Francia, Bélgica, Islandia, Rumanía y España) y que será
coordinado por la Asociación Salut Mental de Elche.
En abril de 2012 se inicia un nuevo foro de formación y supervisión es-
pecífica en grupos multifamiliares en la Fundació Hospital de Nens de Bar-
celona, con el apoyo de los profesionales de la Asociación Salut Mental.

Discusión

La implantación de grupos de terapia multifamiliar en las instituciones


de las provincias del sureste español responde a la sensibilización de los
profesionales adscritos a un foro común en Elche acerca de la validez y uti-
lidad de este modelo. Los participantes en dicho foro relacionan el éxito en
la difusión del modelo con los siguientes factores:
1. La base teórica comprensible del modelo a través de los textos de
García Badaracco y otros autores relacionados.
2. La apertura del encuadre, por ser capaz de integrar y hacer compa-
tibles varios enfoques teóricos en psicoterapia.
3. La facilidad de acceso al conocimiento del modelo in situ a través de
la participación en los grupos multifamiliares ya establecidos.
4. La compatibilidad del modelo con el resto de actuaciones terapéuti-
cas (terapias individuales, psicofarmacológicas, familiares y grupa-
les) de las que pudiera beneficiarse el paciente.
5. La economía y la productividad del encuadre multifamiliar, donde
varios pacientes y sus familias aúnan su tratamiento terapéutico en
117
SEMPERE, J., FUENZALIDA, C., PÉREZ, A., MESA, A., JADRAQUE, R., ET AL.

un mismo tiempo, un mismo espacio y con los mismos recursos pro-


fesionales.
6. La universalidad de su indicación ya que se trata de un recurso te-
rapéutico accesible a todos los pacientes, cualquiera que sea su diag-
nóstico, y a sus familiares. Así mismo, la aplicación del modelo en
contextos no especializados en salud mental lo convierten en un re-
curso válido para la participación e interacción entre familias y pro-
fesionales en otras instituciones.
7. La posibilidad de aunar los aspectos de autoayuda y de intervención
psicoterapéutica en un mismo espacio, tal y como señala García Ba-
daracco (García Badaracco, 2000) y que a la vez funciona como
lugar privilegiado de formación y supervisión de profesionales.
8. La inclusión de todo el equipo profesional y la vertebración del resto
de actividades terapéuticas de la institución (Sempere, 2011).
9. La potencia terapéutica percibida por los participantes (profesiona-
les, pacientes y familiares).
10. La atención terapéutica inmediata, regular y continuada posibilita la
descongestión de las agendas profesionales así como el descenso del
número de urgencias e ingresos de los pacientes atendidos, si bien
este impacto aún no ha sido valorado a nivel estadístico.
Sin embargo, la puesta en marcha de grupos multifamiliares no ha es-
tado exenta de dificultades que, a menudo, han minado la moral de los pro-
fesionales y han creado dudas acerca de este modo de trabajo. Entre ellas,
destacamos:
1. La sorpresa y la confusión que el propio encuadre abierto y espon-
táneo provoca entre los profesionales acostumbrados a encuadres
previos más rígidos y cerrados (Sempere, 2005).
2. Las trabas institucionales para aceptar el modelo por considerarlo
“poco ortodoxo”, “transgresor” y “anárquico”, así como el boicot
de algunos profesionales de la propia institución que dificultan el
acceso a los grupos de los pacientes adscritos a sus agendas.
3. La falta de una metodología clara en la aplicación de la intervención
terapéutica en un contexto tan abierto y espontáneo.
4. Las dificultades para la coterapia en un grupo grande con multipli-
cidad de problemáticas y donde pueden ser actuados los conflictos
entre las jerarquías institucionales representadas.
5. La escasa experiencia y formación previa de los profesionales en as-
pectos específicos del encuadre multifamiliar que puede promover
grupos no verdaderamente “psicoterapéuticos” y que perpetúen las
dinámicas familiares patológicas.
118
ANÁLISIS DEL MODELO DE TERAPIA GRUPAL MULTIFAMILIAR APLICANDO EN ...

6. La no asistencia a las sesiones de familias sorprendidas por un con-


texto tan amplio y distinto al de sus experiencias terapéuticas ante-
riores. Este absentismo también podría estar relacionado con la
manera en la que los profesionales legitiman el nuevo espacio tera-
péutico, como “actividad accesoria y suplementaria”, con respecto
a la citación individualizada.
7. La falta de estudios científicos acerca de la efectividad, la eficacia
y la eficiencia del modelo y del impacto de su aplicación en las ins-
tituciones compromete la inclusión del modelo en las políticas sani-
tarias y sociales de nuestro medio. Las tesis doctorales que algunos
miembros del foro han iniciado recientemente podrían ofrecer pró-
ximamente datos al respecto.
8. Queda una larga tarea por hacer en la difusión e implantación del
modelo en más instituciones, para lo cual es necesario que, previa-
mente, sigan revisándose sus bases teóricas y se promuevan nuevos
foros de formación.

Conclusiones
En los últimos siete años, el modelo de terapia multifamiliar inspirado
en el psicoanálisis multifamiliar descrito por García Badaracco se viene im-
plantando de forma progresiva en numerosas instituciones, tanto públicas
como privadas, de las provincias de Alicante, Murcia y Albacete dirigidas
no solo a la atención en salud mental, sino también a otras áreas sanitarias
y educativas. En la actualidad existen más de veinticinco grupos terapéuti-
cos multifamiliares establecidos de forma permanente en la zona, los cua-
les, con frecuencia, son vertebradores del resto de actividades terapéuticas
en sus instituciones. La rápida asimilación del modelo por parte de los pro-
fesionales posiblemente tenga que ver con la simplificación de sus bases te-
óricas, su capacidad para la integración de otros modelos de terapia, el
contexto abierto y espontáneo en el que se desarrolla, su potencia terapéu-
tica y la optimización de recursos económicos y profesionales. El éxito en
su aplicación sugiere que es factible la expansión del modelo a cualquier
otro lugar de nuestra geografía y a instituciones con fines diversos. Es ne-
cesario, sin embargo, seguir revisando las bases teóricas y metodológicas de
la terapia multifamiliar, así como promover estudios científicos que valoren
su eficacia de forma objetiva.

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ANÁLISIS DEL MODELO DE TERAPIA GRUPAL MULTIFAMILIAR APLICANDO EN ...

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WINNICOTT, D. W. (2002). Realidad y Juego. Barcelona: Gedisa.

Javier Sempere Pérez. Psiquiatra. Hospital Vega Baja de Orihuela,


Alicante. Presidente de la Asociación Salut Mental y director médico del
Centre de Teràpia Interfamiliar –CTI- de Elche, Alicante.
Dirección de contacto: bsaselx@hotmail.com
Claudio Fuenzalida Muñoz. Psicólogo. Asociación Salut Mental de
Elche y CTI, Alicante.
Dirección de contacto: Fuenzalida.cl@gmail.com
Adelaida Pérez Medrano. Psicóloga. Asociación Salut Mental de
Elche, Alicante.
Ana Mesa Pérez. Antropóloga. CTI y Asociación Salut Mental de
Elche, Alicante.
Rocío Jadraque. Neuropediatra. Hospital General de Alicante.
Beatriz Ruvira Ruvira. Psicóloga. Asociación Salut Mental de Elche,
Alicante.
María José Rodado Martínez. Psiquiatra. Hospital Vega Baja de Ori-
huela, Alicante
Margarita Mateu Guilabert. Psicóloga. Centro Fonos de Elche, Ali-
cante.
José María Gabarí. Ledesma Psicólogo. USMI Lorca, Murcia.
Cristina Foz Giner. Psicóloga. Hospital de Día de Albacete.
María Encarnación Terrés. Psiquiatra. USMI Raval. Elche, Alicante.
Rosa María Albert Sanchis. Enfermera. USMI Alicante.
Pilar Zornoza. Enfermera. USMI de Benidorm, Alicante.
María Pérez García. Psiquiatra. USMI Cieza, Murcia
Elena Català. Psiquiatra. USMI de Benidorm, Alicante.
María Alonso Navarro. Profesora. Hospital Vega Baja. Orihuela,
Alicante
Asunción Martínez. Profesora. Directora Colegio Mariano Benlliure
de Elche, Alicante.
Cristina de la Rubia. Psicóloga. Asociación Salut Mental de Elche,
Alicante.
121
SEMPERE, J., FUENZALIDA, C., PÉREZ, A., MESA, A., JADRAQUE, R., ET AL.

Agradecimientos:
A Jorge García Badaracco, alma del psicoanálisis multifamiliar. A todos
los profesionales y familias que confiaron en el modelo e hicieron posible
la difusión de la terapia multifamiliar en Elche y su entorno.

Recibido el 28 de noviembre de 2011


Aceptado el 12 de enero de 2012
Último borrador el 4 de abril de 2012

Abierta la recepción de trabajos

Teoría y práctica grupoanalítica anima a todos aquellos


profesionales de la psicoterapia de grupo que deseen pu-
blicar sus trabajos a remitírnoslos para que sean conside-
rados por el Comité Editorial para su inclusión en los
próximos números. La normativa y procedimiento para ello
aparece al final de este número.
• Noviembre 2012: Psicoterapia de grupo en contextos
de atención comunitaria (Fecha límite recepción, 19 de
septiembre 2012)
• Mayo 2013: Grupos grandes (Fecha límite recepción,
19 de marzo 2013)
• Noviembre 2013: Psicoterapia de grupo en Centros de
Salud Mental de Adultos (Fecha límite recepción, 19 de
septiembre 2013)
• Mayo 2014: La supervisión en Psicoterapia de grupo.
(Fecha límite recepción, 19 de marzo 2014)
• Noviembre 2014: Grupoanálisis en Europa. (Fecha lí-
mite recepción, 19 de septiembre 2014)

122
El grupo multifamiliar y el síndrome de las
puertas abiertas: Del diagnóstico a la
terapéutica. La contribución portuguesa1
The Multifamily Group and the Indoors Opened
Syndrome: from Diagnosis to Therapy.
A Portuguese Contribution

PAULA GODINHO
MARIA JOÃO CENTENO
TERESA FIALHO
ISAURA MANSO NETO

RESUMEN: Las autoras han implementado un grupo multifamiliar (GMF) en un


hospital de día psiquiátrico para pacientes graves y agudos. Las referencias
teórico-técnicas son principalmente psicoanalíticas y grupoanalíticas.

El grupo multifamiliar (GMF) se usa como instrumento terapéutico, pero tam-


bién como medio de investigación y de enseñanza para muchos observado-
res: médicos, psicólogos, enfermeros, etc.

Su modelo se basa en los conceptos de Jorge García Badaracco, así como


en las escuelas inglesa y portuguesa de grupoanálisis.

Las autoras describen sintéticamente los diversos aspectos del hospital de día,
su equipo y, sobre todo, las características del GMF -pacientes, padres, fa-
milias con sus interacciones y relaciones patológicas en las que se incluye el
síndrome de puertas abiertas-. Las autoras llaman también la atención sobre
las fases evolutivas y los resultados en cada uno de los participantes de este
tipo de grupos. Las autoras terminan enfatizando el potencial terapéutico,
profiláctico, de investigación y formativo que tiene el GMF.

PALABRAS CLAVE: grupo multifamiliar, hospital de dia, garcía badaracco, pa-


cientes graves, grupoanálisis, síndrome de puertas abiertas

ABSTRACT: The authors have been developing a Multifamily Group (MFG) in


a Psychiatric Day hospital for acute and severe patients. The framework of
this day Hospital is mainly psychoanalytic and group analytic.

Godinho, P., Centeno, M. J., Fialho, T., Neto, I. M. (2012). El grupo multifamiliar y el síndrome de las puer-
tas abiertas: Del diagnóstico a la terapéutica. La contribución portuguesa. Teoría y práctica grupoanalítica,
2(1):123-36

1 Hospital de Día del Servicio de Psiquiatría y Salud Mental del Hospital de Santa María. Departamento
de Neurociencias del Centro Hospitalario de Lisboa Norte.

123
PAULA GODINHO, MARIA JOAO CENTENO, TERESA FIALHO, ISAURA MANSO NETO

The MFG is used as a therapeutic tool as well as a setting for investigation and
learning by many observers – doctors, psychologists, nurses. Its model is
based on Jorge Garcia Badaracco’s main concepts, as well as on the English
and Portuguese Group Analysis conceptualizations.
The authors describe synthetically various aspects of the Day hospital, its team
and, above all, the characteristics of the MFG – patients, parents, families,
their pathological interactions and relationships, including the «Indoors ope-
ned» syndrome. The authors also highlight the most important evolution pha-
ses and the results found in each of the MFG participants, and end this
presentation by emphasizing the huge therapeutic, prophylactic, investigative
and formative potential of the MFG.
KEY WORDS: multifamily group, day hospital, Garcia Badaracco, severe ill
patients, group analysis, indoors opened syndrome

Introducción
En Portugal, fue en el año 2001 cuando se inició un grupo multifami-
liar en el hospital de día psiquiátrico de un gran hospital general. Este hos-
pital de día fue creado como una alternativa al internamiento completo de
pacientes graves, bajo la orientación de un equipo multidisciplinar de for-
mación psicoanalítica y grupoanalítica.
Empezaremos presentando este hospital de día para contextualizar el
grupo multifamiliar que describiremos más detalladamente.

El Hospital de Día. Historia


El Hospital de Día del Servicio de Psiquiatría y Salud Mental del Hos-
pital de Santa María en Lisboa está integrado en el Departamento de Neu-
rociencias del Centro Hospitalario de Lisboa Norte.
Su actual modelo de funcionamiento fue iniciado en 1977 por un grupo
de psiquiatras miembros de la Sociedad Portuguesa de Grupoanálisis: César
Vieira Dinis, Isaura Manso Neto, João França de Sousa y Sara Ferro, que or-
ganizaron un modelo esencialmente psicoanalítico y grupoanalítico, opera-
tivo en un encuadre predominantemente grupal en el que el equipo
terapéutico tuvo siempre un papel esencial, al cual sintéticamente nos refe-
rimos como “patrón del equipo” (Cortesão, 1989).

Características de la población en tratamiento


De acuerdo con el diagnóstico nosológico, la población de pacientes
presenta esquizofrenia; perturbaciones esquizo-típicas y delirantes; pertur-
124
EL GRUPO MULTIFAMILIAR Y EL SÍNDROME DE LAS PUERTAS ABIERTAS: ...

baciones del humor; perturbaciones de la personalidad; perturbaciones de la


ansiedad y somatoformes, con frecuente comorbilidad (entre el 50 y el 60
% de los casos).
En función del diagnóstico dinámico, la población del hospital de día
tiene, predominantemente, estructuras depresivas, borderline y psicóticas.

El equipo
El equipo se rige por un modelo de soporte, de contención, de estimu-
lación de la mentalización, la autenticidad, la empatía, la cohesión, la cons-
tancia y la coherencia.
Por su importancia, destacamos el concepto de “patrón”, conceptuali-
zado por Cortesão (1989) en sus tres dimensiones: naturaleza, función y
propósito.
El equipo. Su constitución
«Naturaleza del patrón» (Cortesão, 1989)
La naturaleza del modelo de equipo se refiere a su composición, inclu-
yendo la personalidad de sus elementos, el conjunto de sus conocimientos
y la coherencia de su formación y el modo de actuación.
Actualmente está constituido por un núcleo fijo (dos psiquiatras - una
de ellas, jefa de equipo-, dos psicólogas, dos enfermeras y una terapeuta
ocupacional a tiempo parcial) y técnicos de salud en intensa actividad for-
mativa (residentes de psiquiatría y paidopsiquiatría, psicólogos en prácti-
cas, enfermeros en prácticas, alumnos de enfermería y alumnos de la
Facultad de Medicina de la Universidad de Lisboa). Los técnicos perma-
nentes y seniors del hospital de día, con formación psicológica y psiquiá-
trica, psicoanalítica o grupoanalítica, procuran integrar los conocimientos
científicos más recientes de estas áreas y ciencias afines.
En la formación de los técnicos encontramos las influencias psicoana-
líticas de Freud, Fairbairn, Winnicott, Balint, Klein, Bion, Kohut, Mahler,
Kernberg y Badaracco entre otros, y las influencias grupoanalíticas de las es-
cuelas grupoanalíticas portuguesa e inglesa.
De la escuela inglesa de grupoanálisis, representada por los trabajos de
Foulkes, Patrick de Maré, Malcolm Pines y Morris Nitsun, destacamos con-
ceptos como “koinonia”, “mirroring”, “antigrupo” y “Ego Training in Ac-
tion”.
Eduardo Luís Cortesão inicio la Escuela Portuguesa de Grupoanálise y
sus representantes, João França de Sousa, Sara Ferro, César Vieira Dinis e
125
PAULA GODINHO, MARIA JOAO CENTENO, TERESA FIALHO, ISAURA MANSO NETO

Isaura Manso Neto, aplicaron el modelo grupoanalítico a este hospital de día


(Neto, 2010). En este contexto teórico son determinantes los conceptos de
patrón, matriz, transferencia y contratransferencia en grupoanálisis.

El equipo. Objetivos

«Propósito del patrón» (Cortesão, 1989)


El propósito del “modelo del equipo” son sus objetivos terapéuticos,
formativos y de investigación.
Los objetivos terapéuticos se fundamentan en la posibilidad de crear
una matriz institucional en la cual sea posible actuar sobre las matrices per-
sonales del grupo (Leal, 1983), estimular la mentalización de forma que se
desarrolle el insight (Bateman, Fonagy, 2004), la reestructuración del self y
la autonomía, promoviendo una cura o una reducción de los síntomas, evi-
tando la cronicidad.
Para ello, lo que importa es restablecer al máximo el equilibrio de las
personalidades o introducir alteraciones más profundas en las estructuras
psíquicas que permitan modificaciones cualitativas y relacionales que serán
alcanzadas en otros emplazamientos terapéuticos de la comunidad.
En Portugal, el impacto de esta unidad de referencia en la formación de
universitarios y postgraduados fue descrito en otros trabajos. El titulado
“Treating and Training -A 30 Years Experience of a Team with a Group-
Analytic FramWork” recibió el premio “Jane Abercrombie” de la Group
Analytic Society London (Neto, Fialho, Godinho y Centeno, 2008; 2010).

El equipo. Programa terapéutico

«Función del patrón» (Cortesão, 1989)


Comprende el programa terapéutico y su aplicación en términos técni-
cos. El programa terapéutico promueve el funcionamiento en grupo, inte-
grando psicoterapias de orientación analítica en un encuadre individual y
de grupo, con intervención psicofarmacológica, así como intervenciones
psicosociales y familiares.
Actualmente el programa tiene una duración media de ocho meses, in-
cluyendo una sesión semanal de psicoterapia individual, tres sesiones se-
manales de psicoterapia analítica de grupo, así como varias actividades
lúdicas y ocupacionales y un grupo multifamiliar quincenal.
Cuando los pacientes han sido dados de alta, se promueve el acompa-
ñamiento desde el ambulatorio en el grupo psicoterapéutico semanal postalta
y en consulta de psiquiatría.
126
EL GRUPO MULTIFAMILIAR Y EL SÍNDROME DE LAS PUERTAS ABIERTAS: ...

Con respecto a la técnica, destacamos que el grupo funciona en cotera-


pia; los terapeutas están atentos a las comunicaciones no verbales, procu-
rando atribuir significado a los contenidos que parecen extraños e
incomprensibles, clarificando, confrontando y cuestionando, siendo menos
frecuentes las interpretaciones.
Muy importante es la definición de límites: siempre que un nuevo par-
ticipante llega al grupo, se actualiza la importancia de la confidencialidad,
desaconsejando encuentros fuera del contexto terapéutico.
Son funciones de los terapeutas ser empático, proporcionar un espacio
seguro, favoreciendo un clima emocional que permita el desenvolvimiento
de la koinonia (P. De Maré, 1991); estimular la participación de todos, fo-
mentando la comunicación asociativa, protegiendo a los miembros más frá-
giles del miedo a la represalia y al ridículo; evitar los silencios prolongados
del grupo y estimular la mentalización (Bateman, Fonagy, 2004).

El GMF. Historia y motivaciones


El tratamiento del hospital de día tiene valorada, desde su inicio, la im-
portancia de las interacciones y relaciones familiares en la génesis de las
patologías y en la evolución terapéutica de los pacientes. Si no acompaña-
mos y apoyamos a los padres, los hijos corren el riesgo de ni tan siquiera ini-
ciar el tratamiento o de interrumpirlo precozmente (Neto, 2010). Desde el
inicio, se llama a las familias para que participen en el proceso terapéutico
con fines diagnósticos y terapéuticos. Así, durante varios años, se organi-
zaron grupos de padres, sin la presencia de los pacientes.
A partir del 2001, el equipo – Isaura Manso Neto, Maria João Centeno,
Teresa Fialho –, estimulado por el libro de García Badaracco (2000), inicia
el primer grupo multifamiliar en Portugal y se ha mantenido hasta hoy sin
interrupción.
Desde su inicio, este grupo multifamiliar incluye la presencia de ob-
servadores externos, lo que dio origen a su difusión en otras instituciones de
nuestro país: en el 2002, en el Hospital de Día del Hospital Fernando da
Fonseca (Godinho, P., Dias, M. J., Matos, M., 2003) y en el 2006, en el Ins-
tituto de Tratamiento de Adiciones (IDT, Centro de Día) con Clara Farinha,
Celeste Silva y con la supervisión mensual de Isaura Manso Neto.
El GMF. Encuadre
La experiencia clínica y las referencias teóricas ya citadas del trabajo re-
alizado en el hospital de día permitieron una fácil adhesión a conceptos des-
arrollados por Jorge García Badaracco: objeto enloquecedor, herencia
127
PAULA GODINHO, MARIA JOAO CENTENO, TERESA FIALHO, ISAURA MANSO NETO

psicológica e interdependencias patológicas, así como a los modelos pro-


puestos por dicho autor (1990; 2000).
Podemos decir que el modelo grupoanalítico portugués de grupo mul-
tifamiliar (Neto, I. M., Centeno, M. J., Fialho, T., Godinho, P.; 2011) se fue
construyendo sobre la base de la integración de los modelos propuestos por
García Badaracco, con los conocimientos psicoanalíticos y grupoanalíti-
cos y la experiencia del equipo, sedimentada a lo largo de estas décadas.
– La contratransferencia se expresa y utiliza siempre que un sentimiento
de bonhomía esté presente.
– El conductor del grupo tiene que estar muy atento al mirroring pato-
lógico o maligno, trabajándolo con mucho cuidado (Neto, 2010).
– Ha de intervenir en los diferentes niveles de comunicación: la expe-
riencia individual subjetiva, la experiencia plural subjetiva y la co-
municación asociativa (Cortesão, 1989).
Además del trabajo con el grupo de pacientes, es indispensable el tra-
bajo entre los elementos del equipo en las reuniones de equipo posgrupo.
Estas reuniones tienen una duración media de una hora y permiten com-
prender y discutir los contenidos latentes y manifiestos, como puede ser la
contratransferencia del equipo y los observadores. Aquí se hace un registro
escrito de cada sesión de GMF.
El grupo multifamiliar. Constitución
El GMF de nuestro hospital de día está actualmente constituido por pa-
cientes y familiares (padres, hijos, cónyuges, hermanos, tíos y personas sig-
nificativas para los pacientes), así como por todo el equipo y los
observadores, con una media de asistencia de alrededor de 45 miembros.
El grupo multifamiliar. Características
El GMF del hospital de día es un grupo semiabierto con frecuencia pre-
determinada. Su periodicidad es quincenal en un período de tiempo prede-
terminado (sin interrupciones a lo largo del año a no ser los festivos
nacionales). La duración de la sesión es de 120 minutos y empieza y acaba
puntualmente. Todos los miembros están sentados en círculo, en sillas igua-
les y suficientemente cómodas.
El GMF. Características de los padres y de las familias

Los padres
Basándonos en el diagnóstico dinámico podemos decir que los padres
presentan algunas de estas características:
128
EL GRUPO MULTIFAMILIAR Y EL SÍNDROME DE LAS PUERTAS ABIERTAS: ...

– Inmadurez afectiva.
– Comunicación paradójica.
– Perturbaciones de la identidad.
– Dificultades de autonomía (negadas).
– Fallos en la empatía: dificultades en comprender las necesidades, las
emociones y los sentimientos de los hijos.
– Dificultades de mentalización.
– La mayoría no tiene diagnóstico nosológico en el Eje I (DSMIV-TR).
– Negación de sentimientos de envidia y celos, por los cuidados pres-
tados a los hijos y de los vínculos establecidos con los terapeutas.
– Competición con los hijos, solicitando atención para ellos.
– Competición con los terapeutas por la atención y dedicación a los
hijos.
– Controladores (“monitorización”) cuando los hijos se alejan (los pa-
dres los hacen sentir malos y culpables). Necesidad de la presencia fí-
sica de los hijos y de la exclusividad en la relación (para los padres,
los hijos solamente están seguros con ellos).
– Funciones de contención y soporte inadecuadas, pudiendo conducir a
la inversión de los papeles, haciéndose cuidar por los hijos enfermos.
– Dificultades de los padres en entender los movimientos de autono-
mía de los hijos, sintiéndolos e interpretándolos como recaídas, agre-
siones y regresiones en el tratamiento.
En las familias hay, frecuentemente, características particulares:
– En las parejas, una relación conyugal marcada por la conflictividad la-
tente o manifiesta, a veces con agresividad física o verbal.
– Ausencias y abandonos de la figura paterna, imposibilitando una po-
sición diferenciada y complementaria de la figura materna (inviabili-
dad de la triangulación).
– Figura materna mal amada o desprotegida por el compañero (victi-
mización de cara a la pasividad o excesiva agresividad de este).
– Relación simbiótica entre madre e hijo (recurso y compensación afec-
tiva de cara a una relación de pareja fracasada y deserotizada).
– Ante el conflicto y amenaza de ruptura resultante de la conflictividad
de pareja, los hijos se convierten en mediadores de la relación (pa-
rentalización)
– Padres con ausencia de relación afectivo-sexual o con una relación
triste
– Modelo transgeneracional.
129
PAULA GODINHO, MARIA JOAO CENTENO, TERESA FIALHO, ISAURA MANSO NETO

El GMF. Contenidos

En los GMF hay temas más frecuentes, centrados en la dependencia y


en la autonomía. Los temas correlacionados son las dificultades de separa-
ción, las diferencias y los conflictos entre padres y niños; el control de los
hijos por los padres y de los padres por los hijos; la agresividad entre la pa-
reja y entre los padres y los hijos.

El síndrome de las puertas abiertas

Gracias al GMF venimos observando e identificando un conjunto de


signos y síntomas, que aparecen frecuentemente asociados entre sí tanto en
los pacientes identificados como en sus familiares, ligados a la simbiosis
patológica, que designan la ausencia de límites intrapsíquicos e intrafami-
liares, correspondiendo habitualmente a una indiferenciación de los límites
en el espacio físico en que cohabitan, impidiendo activamente la privaci-
dad. Frecuentemente, se deduce que los enfermos duermen con la madre o
el padre, con ambos o con otros familiares (abuelas, hermanos, por ej.),
siendo también frecuente dentro de casa, utilizar al mismo tiempo el cuarto
de baño. Casi nunca hay llaves o las llaves de las puertas están intencional-
mente estropeadas. Son, generalmente, familias cerradas al exterior que
viven en un clima incestual (Racamier, 1995).

El GMF. Resultados en los pacientes, las familias y el


equipo

Los GMF permiten la implicación más intensa de las familias en el pro-


ceso terapéutico de los pacientes, dan informaciones rápidas y claras para
el diagnóstico y permiten la obtención de resultados más rápidos y eficaces
con un abordaje que amplía el campo de intervención a la indagación, com-
prensión y desengranaje de los vínculos patológicos intra- y transgeracio-
nales.
En los padres observamos que:
– Empiezan a concienciarse de las dificultades reales de los hijos.
– Se interesan por el modo de pensar de los hijos
– Disminuyen el discurso de culpa y acusación
– Empiezan a hablar de sí mismos, sobre su pasado y sobre los con-
flictos internos y relacionales.
– Se desarrolla la empatía.
– Se hace evidente la transmisión transgeracional de la psicopatología:
herencia psicológica, (Badaracco, 1986)
130
EL GRUPO MULTIFAMILIAR Y EL SÍNDROME DE LAS PUERTAS ABIERTAS: ...

En los hijos observamos que:


– Empiezan a sentirse menos solos y únicos en su sufrimiento.
– Se vuelven más conscientes de los conflictos y de las dificultades de
sus familias.
– Se sienten menos culpados.
– Tienen menos miedo a decir no (Neto, 1999).
– Se vuelven más espontáneos, creativos y empáticos con ellos mis-
mos.
– Favorece el diagnóstico y la comprensión precoz de la comunicación
distorsionada, patológica y agresiva.
– Favorece el desarrollo de las identificaciones normogénicas.
– Promueve el desarrollo de la resiliencia (Neto, Centeno, Fialho y Go-
dinho, 2011).
El GMF. Evolución
El insight familiar
Independientemente de los temas más centrales de cada grupo, se ob-
serva la posibilidad de desarrollo del insight familiar (Neto y Godinho,
2006) y, con frecuencia, en las familias hay una “evolución por fases” (Go-
dinho, Centeno, Fialho, 2009).
Así, en la que llamamos fase 1 del insight familiar, los padres hablan
como si los hijos estuvieran ausentes (soliloquios parentales), se quejan en
relación con los hijos, hablan sobre los sacrificios que hacen por ellos, pre-
guntan al equipo sobre cómo tratar a su hijo. Hay una clara división entre
padres supuestamente “sanos y capaces” e hijos “enfermos e incapaces“, y
los padres no conciben la interdependencia patológica. En la fase 2 del in-
sight familiar, hay identificaciones con otras experiencias familiares: madres
con madres, padres con padres y de pacientes con pacientes -identificacio-
nes paralelas o homogéneas (Balduz, J. M.; Atienza, J. L., 2003)-. En la fase
3 del insight familiar, los pacientes empiezan a tener opiniones y a expre-
sarlas. Surgen las identificaciones cruzadas (Ayerra, J. M.ª; Atienza, J. L.,
2003): un padre o una madre con un paciente, un paciente con un familiar
de otra familia, etc., y los familiares critican algunos comportamientos de
otras familias. En la fase 4 del insight familiar, los miembros de cada fami-
lia confrontan y reconocen errores en la suya y en ellos mismos.
En el equipo constatamos que:
El GMF fue considerado por los elementos en formación en el hospital
de día como la segunda actividad más importante, y como muy importante
por el 64,1 % de todas las personas en formación (Neto I., Fialho, T., Go-
dinho, P., Centeno, M. J., 2010).
131
PAULA GODINHO, MARIA JOAO CENTENO, TERESA FIALHO, ISAURA MANSO NETO

Conclusiones
De estos once años de experiencia podemos concluir que los GMF son
muy apreciados por los pacientes, las familias y el equipo. Son importantes
en el diagnóstico, en el proceso terapéutico, así como en la formación de los
técnicos de psiquiatría y salud mental.
Los GMF son importantes para un diagnóstico más rápido y preciso de
la disfuncionalidad familiar, clarifican ciertas informaciones indispensables
en el proceso psicoterapéutico y, funcionando como una resonancia mag-
nética de la psiquiatría (Dunayevich, G.), permiten diagnosticar fácilmente
el síndrome de las puertas abiertas (Centeno, Godinho, Fialho, Teixeira,
Neto, 2010), modo simple y claro de sensibilizar a los técnicos en formación
para la simbiosis patológica, traducida por la ausencia de límites en la vi-
vencia de los espacios físicos de la casa.
Son importantes en la terapia porque aceleran o catalizan el proceso
psicoterapéutico, desarrollan el insight familiar y consolidan las capacida-
des más sanas de cada familia y cada elemento. Simultáneamente a esto, fa-
cilitan el tratamiento de un mayor número de personas por un menor número
de técnicos.
Los GMF también son muy importantes en la profilaxis, en la promo-
ción de la salud mental en determinadas etapas del desarrollo de la familia,
funcionando como una “escuela de padres”, evidente en el testimonio es-
pontáneo de personas que afirman que les gusta acudir al GMF para apren-
der qué hacer y qué no con sus hijos. Otros autores coinciden en su
importancia en la prevención de la psicosis y para lograr un mejor funcio-
namiento social (McFarlane, W., 2011).
En estos tiempos tan difíciles y deshumanizados, los GMF funcionan
también como una “escuela de humanidad”. Citando a un padre: “[…]
Cuando llegué aquí estaba lleno de convicciones: mi hijo estaba enfermo y
yo estaba bien. Ahora, él está mejor y yo estoy peor, estoy lleno de dudas,
pero soy más humano…”.

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zINKIN, L. (1983). Malignant Mirroring. Group Analysis. 16(2): 113-26.
Paula Godinho es Médica psiquiatra. Jefa de Equipo y del Hospital de
Día de Psiquiatría y Salud Mental - Departamento de Neurociencias del
Hospital de Santa María del CHLN Lisboa, Posgrado en Salud Mental, más-
ter en Bioética, docente de Psiquiatría y Salud Mental de la Facultad de Me-
dicina de la Universidad de Lisboa.
Dirección de contacto: hdiahsm@gmail.com
Maria João Centeno es Psicóloga en el Hospital de Día de Psiquiatría
y Salud Mental - Departamento de Neurociencias del Hospital de Santa
María del CHLN Lisboa, grupoanalista, miembro de la Sociedad Portuguesa
de Grupanalise; máster en Psicología de la Educación.(ISPA).
Dirección de contacto: hdiahsm@gmail.com
134
EL GRUPO MULTIFAMILIAR Y EL SÍNDROME DE LAS PUERTAS ABIERTAS: ...

Teresa Fialho es Psicóloga en el Hospital de Día de Psiquiatría y Salud


Mental - Departamento de Neurociencias del Hospital de Santa María del
CHLN Lisboa, máster en Psicologia Clínica (ISPA); miembro de la Socie-
dade Portuguesa de Psicoterapias Breves.
Dirección de contacto: hdiahsm@gmail.com
Isaura Manso Neto es Médica psiquiatra, miembro supervisor y di-
data de la Sociedade Portuguesa de Grupanalise; Jefe de Servício de la ca-
rreira hospitalar jubilada ; full member de la GAS International; member of
management comitee de la GAS International; delegada de la Group Section
de la E.F. P.P
Dirección de contacto: hdiahsm@gmail.com
Recibido el 28 de febrero 2012
Aceptado el 23 de marzo de 2012
Último borrador 6 de abril de 2012

Teoría y Práctica Grupoanalítica


ü Una revista semestral de Psicoterapia de
Grupo para los que trabajamos en y con
grupos.
ü Un nuevo espacio construido por quienes
trabajamos en grupos.
ü Un punto de encuentro para hablar de as-
pectos Teóricos y Conceptuales.
ü Un foro en el que compartir experiencias
clínicas e institucionales.
ü Una oportunidad para publicar nuestras
experiencias clínicas.
ü Una ventana abierta a las actividades que
se organizan sobre el tema grupal.
ü Una posibilidad para dar publicidad a
nuestros progresos técnicos.
ü Una ocasión para ir ampliando nuestro
vocabulario técnico.
ü Un momento para conocer las novedades
bibliográficas.
ü Un lugar en el que podamos conocer a
nuestros autores de referencia.
Teoría y Práctica Grupoanalítica, una revista de periodicidad semestral que tiene el
apoyo de profesionales vinculados con el Instituto de Grupoanálisis de la Fundación
OMIE y con la Asociación de psicoterapia analítica grupal.
Información y subscripciones: teoriaypracticagrupoanalitica@gmail.com

135
IV CONGRESO INTERNACIONAL
DE PSICOTERAPIA MULTIFAMILIAR
HOMENAJE AL PROF. JORGE GARCÍA BADARACCO
VIVENCIAS Y REFLEXIONES
EN EL ABORDAJE DEL PACIENTE MENTAL
La Psicoterapia Multifamiliar es una consecuencia lógica de la evolución de la
psiquiatría y de las diferentes corrientes psicológicas que, partiendo del indi-
viduo como centro de la enfermedad y de la curación, llegan a una concep-
ción más amplia que incluye lo relacional y lo social.
El motivo de estas Jornadas es reunir a los profesionales que trabajan en este
campo y a todos aquellos que estén interesados en intercambiar experiencias
y profundizar sus conocimientos teóricos, de manera de difundir este recurso,
que viene demostrando su eficacia terapéutica y preventiva.
La sanidad pública y privada deberá soportar en los años próximos un au-
mento de la demanda psiquiátrica, y en consecuencia tendrán que cubrir las
necesidades que los pacientes y sus familias requieran. Es por ello que este
Congreso Internacional de Psicoterapia Multifamiliar resulta de máximo inte-
rés científicosanitario.

ORGANIZAN:

AUSPICIA:

FECHAS: 15, 16 y 17 de noviembre de 2012


SEDE: Area Hospitalaria Virgen de la Victoria
Campus Universitario de Teatinos, s/n.
29010, Málaga, España
INSCRIPCIONES: Inscripción de Honor: 400 euros
Inscripción ordinaria:100 euros
Psiquiatras: 100 euros
MIR, PIR, DUE, Psicólogos y Trabajadores Sociales: 50euros
INFORMES Y CONFIRMACIÓN DE PAGO:
Pagos al Nro. de Cuenta: 21033010130030009331
Informes y confirmación de pago a: grupologosmalaga@yahoo.es

Reconocido de interés científico-sanitario


por la Agencia de Calidad Andaluza
La función por hacer. Commedia da fare
The Play to Be Performed. Commedia da Fare

ESTHER GARCÍA DE BUSTAMANTE CARTIEL

RESUMEN: A raíz de la puesta en marcha de un grupo de psicoanálisis multi-


familiar en un hospital psiquiátrico el artículo reflexiona sobre el papel del
grupo como espacio transicional. Se trata de explorar cómo la especificidad
del clima y la coordinación del grupo multifamiliar permiten un espacio de
juego. Un espacio también escénico donde poder recomponer y redesarro-
llar aspectos que quedaron aislados del sujeto al que no se le permitió ser.
Un proceso de mente ampliada que puede sostener al mismo tiempo la sub-
jetividad y el reconocimiento del mundo exterior, que permite la superposición
de realidades de manera asumible. Se abre un área intermedia de expe-
riencia donde pacientes, familias y cuidadores tienen la oportunidad de trans-
formar sus vínculos en un ambiente que viven de manera excepcional como
confiable. Allá donde el sujeto estaba destinado a la estereotipia y la doble
alienación del hospital se abre un espacio donde la institución entera se pone
en movimiento y en tratamiento, destrabando relaciones de interdependencia.
Un proceso en el que el otro (en nosotros) deja de escribir la historia propia
y nos permite vivirla fuera de un destino trágico.

PALABRAS CLAVE: hospital psiquiátrico, espacio transicional, clima, mente am-


pliada, área intermedia de experiencia, institución, relaciones de interde-
pendencia.

ABSTRACT: The article explores the group as a transitional space related to


the start-up of a Multifamily Group at the Psychiatric Hospital. It is about how
the atmosphere and coordination of the multifamily group allow developing
a “playing ground”. A performance space is developed where the individual
who was not allowed to exist may rearrange and redevelop those aspects
his/her personality which remained isolated. An extended mind emerges,
which may simultaneously support subjectivity and external world awareness,
allowing for an overlapping of realities in an acceptable way. An interme-
diate area of experience opens up, where patients, families and professio-
nals have the opportunity to transform their bonds in an atmosphere, which
they experience as exceptionally reliable. There where the individual was des-
tined to stereotyping and to Hospital double alienation, a space opens up,
where the entire institution moves and goes under treatment clearing any pa-
thological interdependence relationships. A process occurs by which the other
–within us– stops writing his/her own story and is allowed to live it out of a
tragic destiny.

García de Bustamante Cartiel, E. (2012). La función por hacer. Commedia da fare. Teoría y práctica gru-
poanalítica, 2(1):137-46

137
ESTHER GARCÍA DE BUSTAMANTE CARTIEL

KEY WORDS: psychiatric hospital, transitional space, atmosphere, extended


mind, intermediate experience area, institution, interdependence relationships.

“Si quieres que tus personajes vivan, entonces libéralos”, Jean Paul Sartre.

Empezaré por aclarar el titulo del artículo. Está relacionado con la obra
de Pirandello “Seis personajes en busca de autor”, “Commedia da Fare”.
“La función por hacer” es el título de una versión libérrima -y muy buena-
de Miguel del Arco, un excelente dramaturgo y director moderno. El doble
significado de “función” me pareció muy interesante para trabajar sobre la
tarea y la escena terapéutica del psicoanálisis multifamiliar. “Seis persona-
jes” es una excusa sugerente para trabajar cuestiones sobre lo escénico, lo
transicional y lo institucional en el psicoanálisis multifamiliar ligadas a mi
experiencia personal en el hospital donde trabajo.
Como bien sabrán, en Seis personajes en busca de autor un grupo de per-
sonajes irrumpe en el ensayo de una compañía de teatro. Buscan un autor que
escriba su drama familiar. Y cada uno precisa representar el drama propio que
necesita para existir. Los personajes se empeñan en cobrar significado en es-
cena. Durante la representación, el director trata de poner orden, los actores
hacen esfuerzos por representar los papeles; pero, finalmente, todo se hunde
en una profunda incertidumbre. Nada es lo que nos parece y comprobaremos
con terror que nunca es más verdad una verdad que cuando es una mentira…
Se cumple un destino trágico que evoca una eterna repetición.
Decía Shakespeare que el mundo entero es un escenario. No nos esca-
pamos fácilmente de representar el drama que se desarrolla a lo largo de
nuestra vida y cuya trama, a veces, se muestra inquietantemente repetitiva.
Joyce McDougall trabaja de manera muy interesante esta metáfora teatral de
la realidad psíquica, a través de la imagen de la obra psíquica representada
en el teatro del cuerpo o de la mente (McDougall, 1987). O, también, en el
mundo externo, utilizando como escenario también el cuerpo y la mente de
otras personas o instituciones sociales. En este trabajo trato de reflexionar
sobre el grupo multifamiliar como espacio privilegiado donde lo escénico
está al servicio del sujeto y de su potencial, de su virtualidad sana. Un es-
pacio para vivir creando y escapar a la repetición. El otro -en nosotros- de-
jaría de escribir nuestra historia, perdería su lugar de autor. Donde en
principio se presenta una escena llena de dolor y de confusión aparece un
proceso en el que se pueden destrabar las relaciones patógenas de interde-
pendencia y se abre la posibilidad de vivir nuestra propia vida fuera del des-
tino trágico de la repetición.
Hace unos tres años y medio, un concurso de traslados provocó un cam-
bio muy importante en mi vida profesional. Trabajaba muy felizmente en el
138
LA FUNCION POR HACER. COMMEDIA DA FARE

Centro de Salud Mental de Getafe, al sur de Madrid, de orientación comu-


nitaria. Pero una señora vino, ocupó mi despacho y se ocupó de mis pa-
cientes. A los cuatro meses firmé un contrato en el Hospital Psiquiátrico Dr.
R. Lafora.
“Franco construyó este hospital” cuentan los pacientes veteranos, refi-
riéndose a la historia de la institución. Lo que hoy llamamos Hospital Dr. R.
Lafora fue inaugurado en 1969 como Hospital Alonso Vega, en honor al ne-
fasto ministro de Gobernación del nefasto dictador. Nació bajo la inspiración
de la psiquiatría franquista como típico centro panóptico, asilar y represor.
En su inicio tuvo alrededor de mil camas. En los ochenta, década de la re-
forma psiquiátrica en España el hospital vivió algunas transformaciones im-
portantes, pero, aun así, fue el único hospital psiquiátrico público de la
Comunidad de Madrid (y uno de los pocos de España) que sobrevivió a ésta.
Actualmente el hospital cuenta con aproximadamente trescientas cin-
cuenta camas y varias alas abandonadas. De estas camas, ciento noventa co-
rresponden a la Unidad de Cuidados Psiquiátricos Prolongados. Sesenta de
ellas pertenecen a las unidades de Rehabilitación con un plan teórico de re-
habilitación y alta. Para el resto no hay siquiera plan. Todos los ingresos son
involuntarios, excepto en un caso. Los pacientes están incapacitados judi-
cialmente y el 85 % tutelados. La estancia media es de quince años. Algunas
plantas permanecen cerradas, aunque la mayoría tiene un sistema complejo de
horarios, condiciones individuales y colectivas, llaves y timbres para puertas
que a veces permanecerán abiertas, a veces cerradas. La libertad de movi-
miento, los procedimientos de aislamiento “terapéutico”, el tabaco, el dinero,
los permisos, las salidas e incluso el derecho a estar vestido se gestionan den-
tro de planes de contingencias conductuales. Existen varias habitaciones de
aislamiento por unidad, cámaras de vigilancia en todos los espacios comunes
y hay procedimientos habituales de sujeción mecánica. En noviembre del
2011 volvió a ser operativo el dispositivo de terapia electroconvulsiva para la
que se contrató a un anestesista a tiempo parcial. Trabajo en un manicomio.
Por desgracia no tuvimos una ley “suficientemente 180” en España cuando
otros aires políticos lo hubieran podido permitir.
Acepté el trabajo. Cuando llegué me encontré con un panorama deso-
lador. Equipos escindidos y mortalmente silenciosos en un ambiente agre-
sivo y persecutorio. Pacientes que vagaban aislados como fantasmas
melancólicos protestando excepcionalmente con explosiones violentas solo
cuando las humillaciones se les hacían demasiado insoportables. Familias
invisibles, desaparecidas tras sus depósitos culpables. Áreas sanitarias des-
aparecidas sin ninguna culpa. Psiquiatras de zona que, repitiendo esquemas
familiares pero sin sufrimiento y contentos, mandan a pacientes problemá-
139
ESTHER GARCÍA DE BUSTAMANTE CARTIEL

ticos al lugar de “Irás y no volverás” y obstaculizan constantemente los pla-


nes de rehabilitación y las posibilidades de una vuelta a la vida. Y un parón,
un espacio desierto en lo terapéutico, encaramado como excusa en una serie
de conflictos políticos confusos.
Pero si yo quería hacer cosas nadie me lo iba a impedir expresamente.
Fui encontrando una oposición sorda y feroz, pero nunca una orden en con-
tra de mis propuestas. No había negativas a los proyectos que presentaba a
los equipos, solo grandes vacíos por respuesta. Incluso me permitieron am-
biguamente seguir acudiendo a los multifamiliares quincenales de Getafe
para coordinarlos con mis compañeros. En seguida comencé con un grupo
de psicoterapia pensado, desde el principio, como germen del multifami-
liar. Además, puse en marcha un programa de atención psicoterapéutica in-
dividual y un grupo-taller de teatro terapéutico. Promoví, junto con otros
compañeros y el apoyo firme de la nueva jefa de servicio, que se incorporó
un año después de mi llegada, que se retomaran las asambleas semanales de
pacientes. Organizamos atención por la tarde con los psicólogos internos
residentes abriendo un grupo de arteterapia y un programa de acompaña-
miento terapéutico que ha permitido salir del hospital a pacientes que lle-
vaban largos años sin ver la calle. Como parte de la comisión de docencia
y tutora de residentes he fomentado la formación en psicoanálisis y en gru-
pos, organizando varios seminarios. Empecé a llevar a todos los residentes
de psiquiatría y psicología clínica que rotaban por nuestras unidades al
grupo multifamiliar de Getafe.
Estaba pendiente traer el psicoanálisis multifamiliar al hospital de ver-
dad, formar un grupo. Si algo podía ayudar realmente a cambiar algo del
hospital era un grupo multifamiliar. Aunque después de dos años el am-
biente y las posibilidades terapéuticas entre los pacientes habían cambiado,
sentía mucho temor y ambivalencia. Se habían puesto en marcha distintos
dispositivos y estructuras grupales que fomentaban la relación y el inter-
cambio, se había producido un recambio generacional en los psiquiatras del
servicio (incluida la jefa) y se había multiplicado el número de nuevos in-
gresos de pacientes más jóvenes y con diagnósticos en el terreno más de la
estructura límite que de la psicosis. Aun así, vivía mis proyectos práctica-
mente en solitario y tenía mucho miedo de que el proyecto del grupo mul-
tifamiliar me desbordara, a que el manicomio sobrepasara mi deseo, a no
estar a la altura de la complejidad. El psicoanálisis multifamiliar nació en el
manicomio, y el psicoanálisis operativo también. Pero yo no era Badaracco,
ni Pichón Rivière, ni Armando Bauleo. Tenía miedo.
Así, con bastante retraso sobre las primeras fechas previstas, con mucho
temor y con sentimientos ambivalentes comenzamos el grupo de psicoaná-
140
LA FUNCION POR HACER. COMMEDIA DA FARE

lisis multifamiliar. Me acompañaron para la coordinación de manera prác-


ticamente nominal dos psiquiatras de la institución, y durante las seis pri-
meras sesiones un grupo de cuatro psiquiatras de fuera del hospital que
forman parte de nuestro grupo de estudios y supervisión. Poder hacer esto
fue una experiencia muy intensa y hermosa de la que creo convendría poder
escribir en otra ocasión.

En enero cumplimos un año. Han ocurrido cosas muy ricas y de diversa


naturaleza, como estamos acostumbrados a vivenciar en los grupos multi-
familiares. Pero quería volver a la cuestión escénica para compartir algunas
de las situaciones que hemos vivido en el grupo. En las primeras sesiones
no faltaron representaciones que implicaron de modo dramático la palabra,
el cuerpo y los objetos.

En la primera sesión, Teresa casi no deja terminar de introducir la tarea


del grupo y el encuadre, interrumpe, está muy impaciente por hablar. Se
trata de una paciente de 28 años con un historial familiar y social muy com-
plejo, diagnosticada de trastorno límite de la personalidad y señalada con un
protocolo especial de “paciente de alto riesgo”. Desgraciadamente famosa
por su tendencia al acting en forma de consumo de tóxicos, agitaciones y
fugas. Se presenta agradeciendo a las familias que hayan acudido y expresa
su deseo de que la conozcan tal como es, no tan mala, no tan violenta, que
se preocupa por los compañeros, que cuida de los pacientes más débiles…,
quiere presentarnos su lado más sano y amable. Pero el discurso se le des-
barata y aparece una angustia masiva relacionada con la ausencia de su fa-
milia en el grupo. Se levanta, gesticula furiosamente y, finalmente, sale
dando un portazo. Se entretiene suficientemente, colocándose el abrigo antes
de salir, como para darnos tiempo a pedirle que vuelva al grupo cuando
quiera, que la estaremos esperando. Luego volverá serena y reconocerá estar
mejor “dentro” que “fuera”.

En la segunda sesión Teresa también monta su teatro de la angustia. De


nuevo intenta intervenir de manera razonable pero tratando otra vez de pre-
sentarse, nos ofrece una escena cargada de dramatismo. Saca su cartera y,
vociferante, va explicando las cosas que lleva tirándolas al suelo: su docu-
mento de identidad, la foto de su hermano, una carta de un amigo, una es-
tampa religiosa que perteneció a su abuela… Va diciendo “yo todo lo
guardo, a mí nada se me olvida…” y con gran despliegue escénico se nos
presenta a través de sus objetos mientras los arroja al suelo. Una auxiliar,
asustada, le ayuda a recoger sus cosas desparramadas en el suelo (su iden-
tidad, el amor por su hermano, sus amigos, el duelo sin resolver de su
abuela...). Teresa sale disparada de la sala. La supervisora de enfermería
141
ESTHER GARCÍA DE BUSTAMANTE CARTIEL

tiene el teléfono móvil en la mano y se revuelve en su asiento. Después, Te-


resa volverá y estará tranquila.
En la tercera sesión Nieves, una señora de 65 años, se levanta en un
momento de tensión del grupo y, rosario en mano, empieza a rezar cami-
nando en círculo por el interior del corro de sillas. Marisa, la madre de una
paciente, muestra su disgusto hasta confesar que lo religioso le inquieta y
que ha creído que Nieves reza acusándola a ella de ser el demonio.
En la cuarta sesión Teresa y su padre (que por primera vez acude al
grupo multifamiliar) protagonizan un intercambio de reproches que tam-
poco está exento de actuaciones. Teresa se levanta, se sitúa enfrente del
padre, le increpa, se cambia de lugar varias veces… En ese momento surge
fuerte la voz de Victoriano que se levanta de su silla “¡No puedo, no puedo,
no puedo! ¡¡No puedo controlarme!!” . Teresa sale de la sala le pide a su
padre que salga, éste no la acompaña. Al rato, Teresa vuelve y trata de cal-
mar a Victoriano mientras este se levanta repetidas veces gritando “¡No
puedo! ¡Estoy fatal! ¡¡Me lo hago todo encima!! ¡Me cago y me meo! ¡¡Ayú-
denme!!” . Finalmente, otra paciente, Mercedes, se levanta, coge de la mano
a Victoriano, le hace levantarse también a él y decide recitarle una poesía de-
dicada a la amistad de la que ella es autora. Victoriano la escucha atento, sin
quejarse… y cuando Mercedes termina el grupo estalla en inquietantes
aplausos.
Nieves, Marisa, Victoriano, Mercedes, Teresa y Lorenzo, su padre, fue-
ron por instantes nuestros personajes en busca de autor.
Sería muy interesante poder extenderse sobre cuales fueron nuestras in-
tervenciones, qué significa cada una de estas escenas en la historia de los pa-
cientes, qué cuestiones se pusieron en movimiento y cómo se han ido
resolviendo…, poder pensar aquí sobre nuestro alocado grupo multifamiliar.
Pero esto excede el objetivo y la extensión de este trabajo y sólo quería
traerles imágenes de un grupo multifamiliar donde han estado muy presen-
tes, desde el principio, la actuación, el drama y el cuerpo. Por supuesto, en
el grupo se dan muchos momentos de reflexión, y se da el espacio y el clima
para expresarse de otras maneras que lo relatado en estas escenas pero que-
ría traer éstas como particulares del comienzo de este grupo.
En general, los conflictos y los otros en nosotros, son los elementos
esenciales que componen nuestros dramas secretos en sus tramas de inter-
dependencia. Joyce McDougall habla de la trama psicótica en torno a una
batalla incesante por el derecho a existir (McDougall 1987). Una batalla
contra el convencimiento del sujeto de que el derecho a una vida indepen-
diente o incluso a la existencia no es un deseo posible. Dice McDougall que
cuando se levanta el telón en el escenario psicótico tenemos la impresión de
142
LA FUNCION POR HACER. COMMEDIA DA FARE

que alguien ha destruido el decorado y que algunos diálogos están organi-


zados de una manera tan particular que es muy difícil comprenderlos. Como
la escena de Nieves con su rosario. Nosotros también nos encontramos a
menudo con otra escena, a la que McDougall llama transicional en la que al-
gunos sujetos utilizan a los otros como sustitutos de objetos que faltan en su
mundo interno. Escenas en las que se necesita de la cooperación del yo de
otras personas y su participación en el teatro privado del sujeto. Es este tipo
de escena la que nos recuerda lo que ha ido pasando con Teresa, en la que
conviven escindidos un mundo secreto y subjetivo de necesidades y deseos
y las exigencias del mundo externo. Conflicto que genera sentimientos de
irrealidad, vacío y profundo dolor. Procesos de pensamiento secundario con-
taminados por procesos primarios.
En la situación psicoterapéutica y especialmente en el grupo multifa-
miliar se crea un nuevo escenario en el que los coordinadores y los demás
participantes se convierten en sustitutos de cualquiera de los otros que com-
ponen el mundo interno del sujeto. La caracterización de los personajes
cambia, se vuelven a repartir los papeles y el texto se reescribe. El sujeto
puede trabajar sobre su verdad interna una vez que todos los personajes de
dentro de uno han tenido la oportunidad de recitar sus diálogos, de desgas-
tar sus reclamos y reproches. Puede sacar a pasear partes escindidas para ela-
borar el logro de una identidad cohesiva, dando un nuevo sentido, tomando
posesión de sus recursos yoicos y potencialidades abandonadas y ampliando
su capacidad para pensar, sentir y disfrutar. El grupo y sus coordinadores po-
drían compararse con un director de escena, en la medida que busca man-
tener un espacio preparado para acoger a todos los personajes errantes y
perdidos que nos habitan y que el yo no reconoce como parte de su reparto
personal.
Dice Badaracco que “en el Grupo Multifamiliar se da una condición
privilegiada cuando asistimos a la repetición de las conductas cargadas de
poder patógeno que tiene lugar habitualmente en el ámbito familiar de ori-
gen. Estas pueden detectarse con más facilidad en un contexto familiar am-
pliado que al dar más seguridad permite rescatar a las personas implicadas
en la compulsividad a la repetición. Por otra parte, el contexto multifami-
liar ayuda a que la repetición y la toma de conciencia sea menos traumática
y pueda ser más elaborativa” (García Badaracco, 2000:269). Badaracco nos
recuerda, que así como Freud pensó la neurosis de transferencia como el
lugar donde se resuelve la neurosis, el grupo multifamiliar es el contexto
“cuya especificidad surge de la naturaleza misma de la enfermedad mental
que incluye una trama familiar encerrante, agobiante y enloquecedora”
(2000:269).
143
ESTHER GARCÍA DE BUSTAMANTE CARTIEL

Pienso que el grupo multifamiliar cumpliría la función de espacio po-


tencial, área intermedia de experiencia, de vivencia, de ilusión. Una zona
que tal como la describe Winnicott está situada entre la realidad exterior de
las relaciones interpersonales y el mundo interno (Winnicott, 1979). Un área
de experiencia que tiene un papel fundamental para la elaboración de los
sentimientos de pérdida y para la salida de la dependencia absoluta. El lugar
del proceso que permite en el bebé desarrollar la capacidad de estar solo sin
miedo a perder la identidad ni verse arrollado por la angustia, que prefigura
la capacidad para llevar a cabo un intercambio autentico con los otros sin
temor a una peligrosa invasión de uno mismo o del otro. Un estadio inter-
medio entre la incapacidad y la capacidad para reconocer y aceptar la rea-
lidad que, a menudo, se presenta como una afrenta. El lugar privilegiado
del jugar, único lugar, según Winnicott, en el que es posible la comunica-
ción: el de la superposición de espacios potenciales. Una superposición de
intersubjetividades que se constituye por una base común de vínculos tier-
nos en los que la tensión del instinto no es el rasgo principal sino un clima
fiable de afecto, respeto y contención. Por tanto, el proceso terapéutico se
cumple también en la superposición de las áreas de juego de terapeutas y pa-
cientes; una superposición que, a mi juicio, forma parte principal de lo que
nosotros llamamos mente ampliada donde concurren lo de dentro y lo de
fuera. Donde interaccionan lo grupos internos, la familia, el mundo de las
relaciones presentes y lo social. Lo de entonces y lo de ahora.
En el contexto multifamiliar, los otros son muchos y esto multiplica las
posibilidades de superposiciones y aportes. En la interacción se ponen de
manifiesto múltiples aspectos transferenciales para trabajar las interdepen-
dencias, interviniendo, a decir de Badaracco, en el interior de la trama en tér-
minos de función terapéutica mediadora. Se multiplican las posibilidades
de los roles que los terapeutas pueden asumir. El grupo multifamiliar es,
además, un espacio potencial de crecimiento porque funciona como conti-
nente que puede hacerse cargo de los componentes más enfermos y de los
momentos más regresivos.
Pensar en este proceso terapéutico en el hospital psiquiátrico abre un
abanico de preguntas y contradicciones que no podemos dejar de lado. La
institución psiquiátrica es un contexto orientado al control social, fuente de
opresión. Al encierro y al sometimiento de los desheredados y de los mo-
lestos se alía cierto tipo de psiquiatría hospitalaria que, citando a Basaglia,
tiene el papel de “difundir la psiquiatría como elemento del culto al pesi-
mismo; es decir, haciendo creer que el enfermo mental no puede curarse,
que es peligroso, etcétera” (El País, 32 agosto 1980). O a decir de Bada-
racco, condiciona el fracaso, desvaloriza los logros de los pacientes y pre-
144
LA FUNCION POR HACER. COMMEDIA DA FARE

tende “generar clonados mentales” arrastrando a una forma especular de


funcionar mentalmente (García Badaracco, 2000:272). Este control social y
el pesimismo en el que encuentra argumentos están muy presentes en el La-
fora. En nuestro grupo multifamiliar se cuestionan abiertamente tanto el
control como el pesimismo. ¿Adónde nos llevará este cuestionamiento?
Winnicott mismo apunta que el sometimiento es una base enferma para
la vida, que en el acatamiento se pierde la integridad y que es una acumu-
lación de intrusiones traumáticas lo que pone en peligro la estabilidad men-
tal del individuo, que es lesivo adoctrinar a la gente, que la relación de
acatamiento con la realidad exterior está en contraposición con aquello que
hace que el individuo sienta que la vida vale la pena: la apercepción crea-
dora (Winnicott, 1979).
En el hospital, los equipos establecen claramente con el paciente una re-
lación de dominio donde el no acatamiento tiene consecuencias tan desas-
trosas como el acatamiento, dejándole en un dilema, a veces trágico, que
reaviva las agonías más primitivas. Si el paciente enfermó acumulando in-
trusiones traumáticas que no le dejaron ser, la institución y sus equipos re-
producen diariamente estas intrusiones. El sujeto está sometido a la doble
alienación del hospital y condenado a la estereotipia de las interdependen-
cias patógenas.
¿Hay algo que podamos hacer? Mientras el sistema de encierro y con-
trol social se mantengan, ¿sirven para algo los intentos de transformación?
Lo cierto es que creo que el grupo multifamiliar del hospital se ha ido
colando en otros espacios. Se puso en marcha a la vez que los grupos de su-
pervisión en las unidades de rehabilitación y las escenas del multifamiliar
han estado muy presentes en ellos. No solo en estos grupos de supervisión
para los equipos, sino también en todos los demás grupos terapéuticos, en
las relaciones con las familias, en la organización de las actividades, en las
reuniones de equipo. El personal de enfermería de todas las unidades, los
médicos, los trabajadores sociales y los residentes han estado acudiendo al
multifamiliar y experimentando vivencias significativas. Asisten a las es-
cenas en las que los pacientes son rescatados permanentemente, dando va-
lidez a sus intervenciones, ayudándoles a mostrar su cordura y a pensar en
un contexto social ampliado donde se valora lo que dicen. Nuestro grupo de-
muestra ser suficientemente contenedor de los aspectos más locos y regre-
sivos sin requerir encierros ni aislamientos.
Quizás el grupo multifamiliar sea un espacio tan potente que permita a
la institución entera ponerse en tratamiento, destrabando interdependencias
institucionales patógenas y desarrollando recursos que ayuden a proponer
procesos terapéuticos y normogénicos para los propios equipos. Badaracco
145
ESTHER GARCÍA DE BUSTAMANTE CARTIEL

atribuye al grupo multifamiliar más poder que a otros contextos para des-
armar estructuras rígidas e invasoras a través de la gran mente que piensa,
la mente ampliada. Quizás este caldo de cultivo en el hospital encuentre, en
momentos políticos más propicios, un tiempo adecuado para una transfor-
mación más profunda donde el propio manicomio deje de representar la tra-
gedia que obedientemente representa. Y desaparezca de los escenarios
finalmente.
Quiero terminar citando otra vez al profesor Badaracco con una frase
que me inspira más allá y más acá de la tarea clínica:
«Todo puede revertirse si hay alguien que ayude a afrontar, tolerar, ela-
borar, metabolizar la experiencia en una vivencia de apertura a una expe-
riencia nueva de liberación. Los grandes grupos ya han demostrado esta
experiencia de elaboración que se produce en un contexto ampliado» (Gar-
cía Badaracco, 2000:317).

Bibliografía
DAVID, M., WALLBRIDGE, D. (1981). Límite y espacio: introducción a la
obra de D.W. Winnicott. Buenos Aires: Amorrortu Editores
GARCíA BADARACCO, J. E. (2000). Psicoanálisis multifamiliar: los otros en
nosotros y el descubrimiento del sí-mismo. Buenos Aires: Paidós
MCDOUGALL, J. (1987). Teatros de la mente. Madrid: Tecnipublicaciones.
NARRACCI, A. (2009). Dentro e fuori, tra le persone, senza tempo o nel
tempo. En Jornadas Europeas de Grupo Multifamiliar. Universidad de
Deusto. Bilbao, 2009.
PIRANDELLO, L. (2001). Seis personajes en busca de autor. Madrid: Edaf
Ediciones
WINNICOTT, D.W. (1979). Realidad y juego. Barcelona: Gedisa

García de Bustamante Cartiel, E. Adjunta en Psicóloga Clinica en


el Hospital Dr.Rodriguez Lafora (Madrid). Coordinadora de Grupos Multi-
familares. Psicoterapeuta Grupal
Dirección de contacto: esthergbustamante@gmail.com
Recibido el 13 de febrero de 2012
Aceptado 28 de Marzo 2012
Último borrador 14 de mayo de 2012

146
Psicoterapia de grupo de orientación
grupoanalítica con pacientes graves
ingresados en una unidad de agudos

Group Analysis-Oriented Group Psychotherapy


with Severe Patients Admitted to an Acute Unit

JOAQUÍN INGELMO
PABLO CALDERÓN
CARMEN SÁNCHEZ

RESUMEN: El presente artículo aborda diversos aspectos de los grupos que se


realizan en las Unidades de Psiquiatría de hospitalización breve, que en nues-
tro ámbito de trabajo, y dada la organización de los dispositivos de Salud
Mental existente, las estancias en la Unidad de Psiquiatría no suelen ser tan
breves. En primer lugar, realizamos una breve reseña histórica de este tipo de
grupos. En segundo lugar, analizamos el trabajo previo que hay que realizar
antes de iniciar el grupo. Así mismo, analizamos el encuadre de este tipo de
grupo y el enfoque teórico de los mismos. Por último, nos centramos en el es-
tudio de la posición de los coordinadores dentro del grupo, teniendo en
cuenta que el enfoque teórico es grupoanalítico y que los pacientes son pa-
cientes con un trastorno mental severo.

PALABRAS CLAVE: grupo con pacientes ingresados, trastorno mental severo,


grupoanálisis, mecanismos de cambio terapéutico.

SUMMARY: This article discusses various aspects of groups of patients that are
briefly hospitalized in the Psychiatry Units. However, in our work environment,
and given the organization of the existing mental health facilities, stays in the
Psychiatric Unit are often not so brief. First, we conducted a brief history of
such groups. Second, we analyzed the previous work to be done before star-
ting the group. Similarly, we analyzed the frame of this type of group and
how to approach them theoretically. Finally, we focused on the study of the po-
sition of coordinators within the group, given that the theoretical approach is
that of group analysis and that the patients have a severe mental disorder.

KEY WORDS: group, hospitalized patients, severe mental disorder, group


analysis, mechanisms of therapeutic change.

Ingelmo, J., Calderón, P., y Sánchez, C. (2012). Psicoterapia de grupo de orientación grupoanalítica con pa-
cientes graves ingresados en una unidad de agudos. Teoría y práctica grupoanalítica, 2(1):147-62

147
JOAQUÍN INGELMO, PABLO CALDERÓN, CARMEN SÁNCHEZ

Introducción: Breve reseña histórica de la psicoterapia de


grupo con pacientes ingresados

A principios del siglo XX se iniciaron los tratamientos grupales de las


más diversas patologías, tanto orgánicas como psiquiátricas y tanto con pa-
cientes ingresados en unidades de hospitalización como con pacientes en
tratamiento ambulatorio. Entre los pioneros que, de algún modo, incidieron
de una manera directa y específica en el desarrollo posterior del pensamiento
y la técnica grupal de orientación analítica, cabría citar a Alfred Adler, Jo-
seph Pratt, Trigant Burrow, Samuel Slawson y Joshua Bierer, Edward La-
zell y L. Cody March, entre otros (Notó, P. y Recasens, J. M., 1994;
Brabender, V., 1996). Obviamente, no todos estos autores coordinaban sus
grupos desde una perspectiva psicoanalítica estricta. Por ejemplo, los gru-
pos coordinados por Adler, Pratt, Lazell y March tenían una orientación más
bien psicopedagógica que psicoanalítica. Por otra parte, el resto de los pre-
cursores de la psicoterapia de grupo (Burrow, Slavson y Bierer) planteaban
un enfoque más psicoanalítico y, por tanto, se exploraban las reacciones
transferenciales de los miembros frente al grupo (Brabender, V., 1996).
Posteriormente, y en relación con la II Guerra Mundial y con las expe-
riencias psicoterapéuticas realizadas en algunos hospitales militares en In-
glaterra, se abandona el abordaje psicopedagógico y surgen los trabajos de
los dos terapeutas grupales que más influencia han tenido a lo largo de los
años posteriores: W. R. Bion y S. H. Foulkes. Ni Bion ni Foulkes tomaron
en consideración las diferencias existentes entre los grupos de pacientes in-
gresados que, por definición, tienen una duración limitada y los grupos a
largo plazo de pacientes ambulatorios que, por definición, tienen una dura-
ción ilimitada. Al no plantearse las diferencias entre un tipo de grupo y otro,
aplicaron en ambos los mismos encuadres, los mismos objetivos y las mis-
mas técnicas los dos.
Es durante los años 80 del siglo pasado, como ha señalado Brabender
(1996), cuando se comienza a tomar conciencia de las diferencias existen-
tes entre un tipo de grupo y otro: los grupos de pacientes internos son dife-
rentes a los grupos de pacientes ambulatorios y, por tanto, precisan de
encuadres, objetivos y técnicas distintos. En los momentos actuales, por
tanto, la mayoría de los autores (por ejemplo, Yalom, I., 1983; Yalom, I.,
1985; Vinogradov. S. y Yalom, I. 1989; Guimón, J., 2001) reconocen abier-
tamente que, para ser eficaces, los grupos con pacientes internos deben tener
unos objetivos, un encuadre y unas técnicas de intervención especificas, ya
que estos grupos tienen unas características propias que vienen determina-
das por los rasgos específicos que presentan. En este sentido, los trabajos de
148
PSICOTERAPIA DE GRUPO DE ORIENTACIÓN GRUPOANALÍTICA ...

Yalom (1983 y 1895) son muy esclarecedores y proponen una metodología


que ha tenido y tiene una gran aceptación entre los profesionales. Consi-
dera que la posibilidad de realizar un grupo con pacientes ingresados se
asienta sobre tres pilares básicos. En primer lugar, sobre una adecuada eva-
luación del ambiente de la planta en la que se va a realizar el grupo, con la
finalidad de determinar los factores existentes en la misma que puedan in-
fluir, tanto positiva como negativamente, en el desarrollo del grupo. En se-
gundo lugar, sobre la formulación de unos objetivos específicos para ese
grupo concreto que se pretende realizar. Y, por último, sobre una modifica-
ción de la técnica grupal que permita poder alcanzar los objetivos específi-
cos que se han diseñado previamente.
Las aportaciones de Yalom (Yalom, I., 1983; Vinogradov, S. y Yalom,
I., 1989; Yalom, I., 1998) tienen una gran importancia, entre otras razones,
porque establecen una diferenciación clara entre grupos de pacientes ingre-
sados y grupos de pacientes externos; diferenciación que nos debe llevar a
la reflexión de cómo organizar los grupos con pacientes ingresados, ya que
la unidades de hospitalización no son, en principio, los lugares más ade-
cuados para realizar tratamientos psicoterapéuticos grupales de orientación
dinámica. El cambio frecuente de los miembros que forman el grupo (in-
cluyendo al personal del staff), la brevedad de las estancias de algunos pa-
cientes, la grave psicopatología presentada por la mayoría de los pacientes,
la heterogeneidad de los diagnósticos, la presencia ocasional de pacientes ju-
diciales, el carácter cerrado de las unidades de hospitalización, etc., deter-
minan, como han señalado numerosos autores (Yalom, I., 1983; Vinogradov,
S. y Yalom, I., 1989; Yalom, I., 1998), la existencia de un marco muy cam-
biante y muy variable y, por tanto, muy poco favorable para la puesta en
marcha de cualquier actividad psicoterapéutica de orientación dinámica.
En nuestra opinión, y a pesar de reconocer la importancia de las apor-
taciones de Yalom en relación con los grupos de pacientes ingresados y la
necesidad de tenerlas en consideración a la hora de organizar estos grupos,
los objetivos terapéuticos a conseguir en los grupos de pacientes ingresados
van más allá de los planteamientos de Yalom (Yalom, I., 1983; Vinogradov,
S. y Yalom, I., 1989). Desde nuestro punto de vista, creemos que a pesar de
las limitaciones que tienen este tipo de grupos se puede conseguir modifi-
car, aunque sea mínimamente, la forma de funcionamiento psicológico de
los pacientes, consiguiendo que desarrollen algo más su capacidad de pen-
sar y aprendan nuevas maneras de reaccionar emocionalmente es decir, que
puedan regular sus emociones, amortiguando las negativas y potenciando las
positivas. Para conseguir estos objetivos, a la hora de organizar y coordinar
los grupos de pacientes ingresados, hay que adoptar un enfoque psicotera-
149
JOAQUÍN INGELMO, PABLO CALDERÓN, CARMEN SÁNCHEZ

péutico diferente: el enfoque grupoanalítico. Es decir, y siguiendo los plan-


teamientos de Foulkes (1948 y 1964), un enfoque en el que el análisis de los
miembros del grupo se realiza por el propio grupo, incluido el conductor o
conductores del mismo, que no deja(n) de ser un(os) miembro(s) particu-
lar(es) de ese grupo. Y, lógicamente, se incluirán los nuevos desarrollos psi-
coanalíticos que han ido apareciendo en los últimos años, bajo el impacto
de la neurociencia cognitiva (por ejemplo, Stern, D. y cols., 1998).

La construcción del grupo con pacientes ingresados


(grupo de planta)
Antes de iniciar un grupo con los pacientes ingresados en una unidad de
hospitalización breve es necesario hacer un largo trabajo con todos los pro-
fesionales de la planta en la que se va a realizar el grupo (médicos, psicó-
logos, personal de enfermería, auxiliares de clínica y celadores(as). Este
trabajo previo, que lo consideramos absolutamente necesario para la buena
marcha del grupo que posteriormente incluirá a los pacientes, lo realizamos
mediante reuniones con formato grupal a las que asisten todos los profe-
sionales que trabajan en la planta, aunque no todos asisten juntos porque
las rotaciones en los turnos de trabajo condicionan que haya cambios en la
composición de estos grupos iniciales, pero, lógicamente y a pesar de esto,
todo el personal de la planta acaba pasando, y más de una vez, por estos
grupos de iniciación.
Los futuros coordinadores del grupo confieren a estas reuniones ini-
ciales, sobre todo al principio, un carácter informativo y educativo sobre la
cuestión de en qué consiste un grupo de planta y, lógicamente, están abier-
tas a todo tipo de interrogantes que deseen plantear los profesionales que tra-
bajan en ella y a todo tipo de dudas e incertidumbres, lo que nos permite
trabajar, aunque sea mínimamente, los temores que pueden surgirles, in-
cluso a los coordinadores, (“escenas temidas” de las que hablaron hace años
H. Kesselman y E. Pavlovsky) y que están muy relacionados con la contra-
transferencia de cada uno de los profesionales frente al inicio del grupo. El
objetivo último de estas reuniones con los profesionales del staff es que pue-
dan comenzar a entender en qué va a consistir el grupo que se va a realizar
y que se sientan implicados en el mismo y lo vivan como algo que forma
parte de los cuidados y tratamientos de la planta. Así mismo, es posible que
estas reuniones iniciales les permitan comenzar a reflexionar acerca de sus
fantasías en torno al grupo que va a iniciarse y a pensar en las maneras de
reaccionar emocionalmente frente a él; capacidad de pensar que, en nuestra
opinión, se ve potenciada por las intervenciones que realizan los futuros co-
ordinadores del grupo en estas reuniones iniciales. Por último, estas reu-
150
PSICOTERAPIA DE GRUPO DE ORIENTACIÓN GRUPOANALÍTICA ...

niones sirven también para que los futuros coordinadores planteen las fun-
ciones que desarrollará el personal de la planta en relación con el grupo,
aunque no participen directamente en él. Por ejemplo, los médicos tendrán
en cuenta el horario del grupo para no entrevistar a pacientes durante ese pe-
riodo de tiempo. Deberán programar las pruebas complementarias que sea
necesario realizar a los pacientes, dentro de lo posible, fuera del horario del
grupo. Plantearán que, en la medida de lo posible, el grupo no sea inte-
rrumpido, a no ser que se haya producido el ingreso de un nuevo paciente
y el personal que no ha entrado en el grupo le invite a participar para que se
vaya familiarizando con el trabajo grupal desde el momento mismo de su in-
greso en la planta.
¿Y por qué todo este trabajo previo con los profesionales de la planta
que, en ocasiones, puede durar un tiempo prolongado? Toda esta labor pre-
via facilita que el grupo se integre en el funcionamiento de la planta como
un elemento terapéutico más. En nuestra opinión, es necesaria esta faceta
que formaría parte de lo que Sunyer (2008) define como función convo-
cante de los conductores de grupo. Necesaria porque el grupo debe enten-
derse, siguiendo los planteamientos de la teoría general de sistemas de L.
von Bertalanffy (1968), como un sistema incluido dentro de otro más am-
plio representado por la unidad, que a su vez debe contemplarse como in-
cluido en otro sistema aún más amplio representado por el hospital.
¿Qué queremos decir con esta visión del grupo y la planta, realizada
desde la teoría general de sistemas (Bertalanffy, 1968)? Por una parte, que-
remos indicar que las fronteras que separan al sistema “grupo de pacientes”
del sistema “unidad de agudos” suelen ser vulnerables y, por tanto, que no
se puede introducir una novedad tan importante como la de crear un grupo
sin contar con todo el personal porque pueden boicotearlo, tanto consciente
como inconscientemente. Generalmente, al comienzo del grupo, el boicot
inconsciente suele ser la norma, pudiendo adoptar las más diversas formas:
los médicos se “olvidan” de la hora en la que se hace el grupo y citan a los
pacientes para tener entrevistas con ellos; los enfermeros se “olvidan” de la
hora del grupo y envían a los pacientes a que se hagan alguna prueba com-
plementaria que tengan pendiente; los auxiliares de clínica se “olvidan” de
llevar agua y vasos a la sala donde se hace el grupo y los celadores se “ol-
vidan” de prepararla formando un gran circulo con las sillas en las que nos
sentaremos todos los participantes. Lógicamente, todos estos “olvidos” des-
aparecen con el tiempo, aunque, ocasionalmente, pueden volver a aparecer
en algún momento, generalmente coincidiendo con la aparición de alguna
crisis en el funcionamiento de la planta. De todas formas, si el grupo se in-
tegra en el funcionamiento de la planta, a pesar de ocasionales “actos falli-
151
JOAQUÍN INGELMO, PABLO CALDERÓN, CARMEN SÁNCHEZ

dos” por parte del personal, el funcionamiento de los profesionales y de los


pacientes de la planta cambia de forma manifiesta, apareciendo un funcio-
namiento más reflexivo, valorándose más la capacidad de pensar, lo que
suele traer como consecuencia que disminuyan los episodios de agitación de
los pacientes y, por tanto, que disminuya la necesidad de aplicar pautas de
agitación. En términos generales, podríamos decir que, una vez que el grupo
se integra en la dinámica de la planta, todos los miembros de la misma, ya
sean profesionales o pacientes, son capaces de pensar más y actuar menos.
Es por eso por lo que, entre otras razones, creemos que el grupo debe ten-
der a ser lo más deliberativo posible, con el objeto de potenciar en todos los
miembros la capacidad de pensar. Lógicamente, estas reuniones iniciales
con los miembros de la planta también sirven para que estos profesionales
vayan aprendiendo a regular sus emociones, amortiguando las negativas y
potenciando las positivas.
Por otra parte, y siguiendo con los planteamientos de la teoría general
de los sistemas (Bertalanffy, 1968), siempre existe una interrelación mutua
entre el grupo y la planta de tal manera que los problemas relacionales que
pueden aparecer en el contexto de la misma (entre los pacientes, entre el
personal y entre ambos) repercutirán sobre el grupo y tendrán en él un re-
flejo, lo cual es enormemente positivo ya que el grupo es un buen lugar para
poder hablar y pensar sobre esos problemas que surgieron en la dinámica de
las relaciones que se establecen en la planta (por ejemplo, entre los pacien-
tes son frecuentes los problemas relacionados con la existencia de contac-
tos sexuales, con la agresividad, con pequeños robos, etc.). Así mismo,
problemas que pueden aparecer en el grupo pueden pasar a la planta e in-
tentar lidiarse en ella, surgiendo, por ejemplo, enfrentamientos entre pa-
cientes. Lógicamente, la función de los coordinadores es procurar que los
problemas y emociones que se reflejan en el grupo y que proceden de la
planta se hablen y se piensen en el grupo y que los problemas y emociones
surgidos en el seno del grupo se hablen y se piensen en este espacio.
Coincidimos con otros autores (Martín, B. y Martínez, J. M., 2009)
cuando afirmamos que la puesta en marcha de un grupo en un dispositivo de
pacientes agudos permite influir sobre elementos de rango superior al sistema
que conforma la unidad en su conjunto. Desde nuestra experiencia, estas in-
fluencias van más allá de los aspectos organizativos y de relación entre los pro-
fesionales. Estos grupos introducen nuevas perspectivas teóricas desde donde
mirar, comprender, acompañar y afrontar terapéuticamente al paciente men-
tal grave. Por eso apostamos, como ya hemos indicado, por un grupo lo más
deliberativo posible con el objeto de potenciar en todos sus miembros, tanto
en los profesionales como en los pacientes, la capacidad de pensar.
152
PSICOTERAPIA DE GRUPO DE ORIENTACIÓN GRUPOANALÍTICA ...

Obviamente, con las cuestiones que acabamos de abordar no se trata de


crear una terapia por el medio, pero sí se trata de crear un ambiente que res-
pete al grupo y que, en cierto modo, sea un ambiente terapéutico cuando
los pacientes, fuera de las horas de grupo, pongan de manifiesto los senti-
mientos, los pensamientos y las acciones que se han movilizado en las se-
siones de grupo y que, inevitablemente, van a recaer sobre los otros
pacientes y sobre el personal de la planta.

En los grupos con pacientes ingresados hay que tener en cuenta que
existen una serie de factores que son incontrolables por parte de los coor-
dinadores (Yalom, I., 1983). Entre ellos podríamos destacar la rotación de
pacientes, que hace que en ocasiones nos enfrentemos con un grupo nuevo
totalmente diferente al que coordinamos el día anterior. Aunque esto es
cierto, como ha señalado Yalom en numerosas ocasiones, en la práctica dia-
ria no es tan drástico, pues aunque es verdad que algunos pacientes están in-
gresados solo durante 24 o 48 horas, otros permanecen en la planta durante
meses, con lo cual se puede hacer un trabajo a más largo plazo. Así mismo,
nos enfrentamos siempre con patologías muy graves en momentos de des-
compensación de las mismas, lo que a veces dificulta el trabajo con los pa-
cientes. Yalom (1983) habla de la rotación del personal como factor
incontrolable. Creemos que esta cuestión, que incide básicamente en la co-
hesión grupal, puede ser minimizada por elementos de cohesión aportados
por los profesionales. Estos elementos quedan configurados, por una parte,
por la continuidad de los conductores y el observador y, por otra, porque
todos los profesionales acaban pasando por el grupo aunque se produzcan
algunas ausencias debidas a los turnos de trabajo. Y, por último, porque el
número de pacientes es considerable (generalmente, veinticuatro) y en una
de las sesiones semanales aumenta de forma manifiesta porque están invi-
tados los familiares de los mismos en un intento de hacer grupo multifami-
liar.

El encuadre del grupo con pacientes ingresados: las ca-


racterísticas específicas de este tipo de grupos

El encuadre de los grupos realizados en las unidades de hospitalización


cumple las mismas funciones que el encuadre de cualquier psicoterapia de
orientación dinámica: permite delimitar el espacio en el que se va a des-
arrollar el proceso terapéutico y establecer unos límites sólidos para que ese
proceso terapéutico se desarrolle en las mejores condiciones posibles, ha-
ciendo que todos los miembros que integran el grupo se sientan en un am-
biente de seguridad y de fiabilidad.
153
JOAQUÍN INGELMO, PABLO CALDERÓN, CARMEN SÁNCHEZ

Veamos, ahora, algunas características específicas del encuadre de este


grupo con pacientes ingresados en la Unidad de Hospitalización Breve del
Complejo Hospitalario Universitario de Badajoz.
Realizamos tres sesiones semanales: lunes, martes y jueves. A la sesión
de los jueves están convocados los familiares de todos los pacientes del
grupo. Siguiendo otras experiencias similares (Mascaró, N., 2007), convo-
car a los familiares una vez a la semana debe entenderse como un intento de
de incorporar la dimensión familiar que está siempre presente en la patolo-
gía mental grave.
Las sesiones empiezan a las 12 h y duran una hora, excepto la del jue-
ves que se alarga unos quince o veinte minutos, pero no que puede prolon-
garse más porque la sesión se realiza en el comedor que ha de quedar
preparado para que sobre las 13.30 h se pueda servir la comida.
El grupo es coordinado por dos terapeutas: uno de ellos con formación
en psicoanálisis y en grupoanálisis y otro con formación en grupoanálisis,
aunque con distintos grados de experiencia en la coordinación de grupos.
Por otra parte, hay una observadora, que es la supervisora de la planta,
que también tiene formación en grupoanálisis y que, eventualmente, puede
intervenir, sobre todo cuando los coordinadores no se dan cuenta de la si-
tuación emocional de algún paciente. Este personal es fijo, es decir, está
siempre presente en el grupo (salvo que por circunstancias excepcionales no
puedan asistir). Hay siempre una enfermera y una auxiliar de clínica, que
cambian en función de sus turnos de trabajo, y que se encargan de atender
a los pacientes: repartiendo vasos de agua cuando los solicitan, proporcio-
nando pañuelos de papel cuando las emociones se desbordan, ayudando a
contener a algún paciente si se pone violento o intenta agredir a algún miem-
bro del grupo, etc. También participa la psicóloga de la planta y el MIR y el
PIR que estén rotando en esos momentos por la planta, sin ninguna función
especial más que la de observar, para contribuir, después en el posgrupo,
con sus observaciones. Lógicamente, si surge la violencia, estos profesio-
nales también intervienen en el intento de controlarla junto con el resto de
los profesionales.
Todos los pacientes que están ingresados en la unidad están invitados a
participar en el grupo, con independencia del diagnóstico que tengan asig-
nado. Pero hay algunas excepciones que suelen ser temporales: no están in-
vitados a participar en el grupo aquellos pacientes que por haber presentado
una crisis de agitación están sedados y, eventualmente, sujetos; tampoco
están invitados aquellos pacientes que por cuestiones médicas deban guar-
dar cama. Obviamente, cuando estas condiciones cambian son invitados a
154
PSICOTERAPIA DE GRUPO DE ORIENTACIÓN GRUPOANALÍTICA ...

participar con los otros pacientes. Hablamos de invitar a los pacientes a par-
ticipar porque, en caso de no querer asistir al grupo, no los obligamos. Lo
que hemos observado es que aquellos pacientes, generalmente muy pocos,
que se niegan a entrar, cuando la sesión del grupo ya ha empezado suelen
entrar y permanecen durante el resto de la sesión o, en ocasiones, salen y en-
tran de la sesión cada cierto lapso de tiempo.
Generalmente, entendemos este comportamiento como una manera de
ir acercándose al grupo que, posiblemente, al principio les asusta, ya que
este comportamiento lo hemos observado al comienzo del ingreso o des-
pués de que haya habido algún problema en la planta entre algunos pacien-
tes. En este sentido, nuestras intervenciones suelen ir encaminadas a señalar
como algo positivo el hecho de que hayan entrado y de que hayan podido
permanecer en el grupo durante un cierto tiempo. Estos pacientes pueden
mostrar este comportamiento uno o dos días y luego entran en las sesiones
de grupo sin ningún problema.
Aunque en la planta hay un espacio acondicionado para fumar, durante
las sesiones no está permitido hacerlo; sí se permite comer caramelos o chicle.
Lógicamente, la prohibición de fumar da lugar a “revoluciones” “acaudilla-
das” por determinados pacientes (generalmente por los que presentan patolo-
gía caracterial del cluster B), pero, al mismo tiempo, este hecho ayuda a pensar
sobre numerosas cuestiones que tienen que ver con la aceptación de las normas,
con los límites de la provocación, la autoridad, el autoritarismo, etc.
Todas las sesiones se graban, sobre todo para que los coordinadores
puedan, posteriormente, estudiarlas con detenimiento. Así mismo, se graban
porque eventualmente los coordinadores pueden mostrar el cambio de com-
portamiento de un determinado paciente al propio paciente.
Una vez finalizada la sesión de grupo, todos los profesionales que en
ella han estado presentes realizan una reunión postgrupo. En ella hablan
todos los profesionales y se comenta la dinámica del grupo y los problemas
que en él han surgido, las dinámicas particulares de algunos pacientes, las
interacciones entre los pacientes, las interacciones entre los pacientes y sus
familias en las sesiones de grupo multifamiliar, las intervenciones realiza-
das por los coordinadores, etc. Las sesiones de los martes y de los jueves van
precedidas de una reunión con todos los profesionales que están trabajando
ese día en la planta. En esta reunión se comentan aspectos evolutivos, diag-
nósticos y terapéuticos, el contexto sociofamiliar de los pacientes, el com-
portamiento que tienen en la planta, las relaciones que se observan entre
ellos, los eventuales cambios que han podido observar los profesionales que
han trabajado en los turnos de tarde y de noche, etc.
155
JOAQUÍN INGELMO, PABLO CALDERÓN, CARMEN SÁNCHEZ

El enfoque teórico del grupo con pacientes ingresados: el


enfoque grupoanalítico

La revisión de la bibliografía sobre los grupos con pacientes ingresados


muestra que existen varios enfoques posibles de los mismos. Desde enfo-
ques estrictamente psicoeducativos a enfoques más analíticos (por ejemplo,
el de Yalom, centrado en lo interpersonal) pasando por enfoques cognitivo-
conductuales y por enfoques centrados casi exclusivamente en tener a los
pacientes ocupados y que de paso puedan hablar de cuestiones que puedan
resultarles terapéuticas. En otras ocasiones, como ocurre en nuestra unidad,
se realizan sesiones en las que se leen algunos cuentos y después los pa-
cientes opinan sobre lo que se ha leído y, lógicamente, los coordinadores
les ayudan a relacionar lo leído y lo reflexionado con sus problemas perso-
nales o con los problemas que surgen en la interrelación entre ellos.
Este amplio abanico de enfoques de los grupos de planta nos muestra,
como ha señalado Sunyer (2008), que existen, en última instancia, dos tipos
de grupos, aunque la diferenciación sea difícil de establecer: por un lado, los
grupos terapéuticos y, por otro, los grupos psicoterapéuticos. Nuestra pre-
tensión es que el grupo de planta sea un grupo terapéutico, pero también, si
es posible, un grupo psicoterapéutico. Entendemos por grupo psicotera-
péutico, siguiendo los planteamientos de Sunyer (2008), aquel grupo que
se propone, por una parte, cambiar la estructura psíquica patológica de los
pacientes mediante métodos psicológicos, siempre dentro de las posibilida-
des que el grupo de planta permite, y que no son muchas sobre todo por el
tiempo del que dispone para atender a los pacientes en el grupo. Por otra
parte, un grupo psicoterapéutico es aquel que no impide que surja la an-
gustia de estar en grupo, que es el motor de toda psicoterapia, sea esta de
grupo, individual, familiar, etc. Lógicamente, los llamados factores tera-
péuticos grupales (Bloch, S. y Crouch, E., 1985; Vinogradov, S. y Yalom,
I., 1989) actúan como tales, es decir, como coadyuvantes del grupo psico-
terapéutico y haciendo una potencial acción terapéutica, que puede ser in-
crementada por las intervenciones de los terapeutas.
El enfoque grupoanalítico permite, en nuestra opinión, la posibilidad
de realizar un grupo psicoterapéutico durante el tiempo en el que los pa-
cientes están ingresados: es decir, nos planteamos la posibilidad de intro-
ducir cambios en la estructura mental de los pacientes a través de la
interacción con los otros miembros del grupo, incluidos los terapeutas. Las
vivencias que los pacientes van aportando al grupo en sus interacciones aca-
ban por constituir una trama de relaciones afectivas cargadas de un enorme
valor simbólico que acaban constituyendo una auténtica matriz grupal y a
156
PSICOTERAPIA DE GRUPO DE ORIENTACIÓN GRUPOANALÍTICA ...

partir de esa matriz grupal es posible que podamos reactivar procesos de in-
dividuación en los miembros que quedaron dañados o truncados en la ma-
triz familiar a la que el paciente pertenece. Esta reactivación se ve facilitada
en los casos de pacientes que por diferentes circunstancias (clínicas, asis-
tenciales, sociofamiliares) precisan de varios internamientos a lo largo de
varios meses o de un año. Esta matriz grupal, que se acaba constituyendo y
que acaba persistiendo en el tiempo en la mente de todos los miembros de
la planta (ya sean profesionales o pacientes) es la que permite que se inicie
un nuevo proceso de individuación en algunos de los pacientes: matriz gru-
pal que no deja de ser una representación mental de matiz materno, como
ha señalado Anzieu en numerosas ocasiones (por ejemplo, 1986). Esa ma-
triz grupal, en nuestra opinión, no se forma a diario en cada grupo que rea-
lizamos sino que se forma de una vez por todas y se transmite de generación
en generación de pacientes, con las modificaciones que, lógicamente, van
introduciendo los nuevos pacientes. Pero, el grupo, la psicoterapia de grupo,
forma parte del imaginario de toda la planta, tanto de pacientes como de
profesionales, como señalábamos más arriba.

La posición de los coordinadores en los grupos con pa-


cientes ingresados

En la bibliografía existen numerosos conceptos que son básicos para


entender la posición de los coordinadores en los grupos con pacientes in-
gresados y, por tanto, con una patología mental grave: presencia del tera-
peuta (Nacht, S., 1963), espacio contenedor (Bion, W., 1962), espacio
sostenedor (Winnicott, D., 1958), disponibilidad emocional del terapeuta
(Bleichmar, H., 1997), momentos de encuentro (Stern, D. y cols., 1998),
diálogo bipersonal (Lyons-Ruth, K., 1999), etc.
Todos estos conceptos apuntan a que los coordinadores deben estar en
el grupo como seres humanos en interacción con otros, los pacientes, que en
una parte de sí mismos están “locos”, pero en otra están sanos: la denomi-
nada “virtualidad sana” de la que ya habló Freud en el Esquema del psico-
análisis (1940) y que posteriormente desarrolló García Badaracco (2000).
Pero ¿qué deben hacer los coordinadores para conseguir una interacción de
dichas características señaladas con los pacientes?
En primer lugar, deben hacerse una serie de preguntas y reflexionar
sobre ellas para conseguir una posición adecuada como coordinadores del
grupo de la planta. Entre estas preguntas, nos parece que cabría destacar las
siguientes: ¿cómo miramos al paciente (García Badaracco, 2000)?, ¿cómo
recibimos las comunicaciones de los pacientes y qué hacemos con ellas?
157
JOAQUÍN INGELMO, PABLO CALDERÓN, CARMEN SÁNCHEZ

(Bion, W., 1962), ¿cómo estamos con los pacientes? (Stern, D. y cols, 1998;
Stern, D., 2010), ¿qué proyecto tenemos para cada paciente en concreto?
(Aulagnier, P., 1975), etc. Las respuestas a estas preguntas nos parecen de
interés porque dependiendo de cómo miremos al paciente, recibamos sus
comunicaciones, estemos con ellos o según el proyecto que tengamos, se
transformará, por la vía de la identificación, en la manera en la que el pa-
ciente se mire a sí mismo, en cómo trate sus pensamientos y emociones, en
cómo se relacione consigo mismo (el sentimiento de sí), etc.

Por otra parte, los coordinadores deben crear un espacio que favorezca
el pensar y no el actuar y que ese espacio sea vivido por los pacientes como
seguro, fiable, no culpabilizador y no persecutorio. Deben, así mismo, dotar
de sentido a las vivencias de los pacientes (siempre ayudados por el resto del
grupo, que actúa como mente) y favorecer que el paciente aprenda de la ex-
periencia (Bion, W., 1963). Favorecer que los pacientes puedan hablar de
aquello que les preocupa y salir así del aislamiento en el que suelen estar.
Favorecer que el resto de los pacientes puedan escuchar las vivencias del pa-
ciente que se haya animado a compartir con los demás sus preocupaciones.
Favorecer la interacción entre los pacientes con objeto de visualizar los con-
flictos y los déficits relacionales. Y, por último, favorecer el relato histo-
riado de los acontecimientos, es decir, que el acontecimiento se transforme
en recuerdo y deje de actuar como un acontecimiento actual.

De esta manera, es posible que consigamos un cierto cambio en los pa-


cientes; cambio terapéutico que siempre es doble porque afecta a los dos
sistemas de memoria que tenemos los seres humanos (Kandel, 1999). Por
una parte, afecta al conocimiento declarativo o memoria explícita (también
llamada declarativa o verbal) y, por otra, al conocimiento relacional implí-
cito o memoria implícita (también llamada procedimental o emocional).
Cambio que siempre supone un proceso doloroso en el que hay que integrar
lo inaceptable y perder todo aquello que impide evolucionar (Atienza, J. L.
y Blajakis, M. I., 2010).

En los últimos años, los objetivos de la terapia psicoanalítica, bajo el in-


flujo de la teoría intersubjetiva (Stolorow, R. y Atwood, G., 1992) y de la
neurociencia cognitiva (Stern, D. y cols., 1998; Kandel, E., 1999), han cam-
biado de una manera significativa. Hacer consciente lo inconsciente por la
vía de la interpretación verbal o, lo que es lo mismo, modificar la memoria
declarativa, sin haber perdido su importancia, ya no aparece como el único
objetivo de la terapia psicoanalítica. El aprendizaje de nuevas maneras de
reaccionar emocionalmente o, lo que es lo mismo, encontrar nuevas formas
de regular las emociones, aparece como una tarea fundamental en cualquier
158
PSICOTERAPIA DE GRUPO DE ORIENTACIÓN GRUPOANALÍTICA ...

tratamiento psicoanalítico. De acuerdo con los planteamientos del Grupo


de Boston (Stern, D. y cols., 1998), el aprendizaje de nuevas maneras de
regular las emociones o de nuevas respuestas emocionales espontáneas tiene
que ver con la modificación de la memoria implícita (Stern, D. y cols., 1998;
Stern, D., 2010), modificación que se produce mediante las nuevas expe-
riencias relacionales que el paciente tiene con los miembros del grupo, in-
cluidos los terapeutas, dando lugar a la creación de lo que este grupo de
investigación denomina un nuevo “conocimiento relacional implícito”
(Stern, D. y cols., 1998). De esta manera, al modificarse los sistemas de me-
moria se pueden modificar las respuestas emocionales espontáneas que pre-
sentan los pacientes ante las más diversas situaciones relacionales.

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York: Basic Books.
YALOM, I. (1998). The Yalom Reader. Nueva York: Basic Books.
160
PSICOTERAPIA DE GRUPO DE ORIENTACIÓN GRUPOANALÍTICA ...

Ingelmo, J. Profesor titular de Psiquiatría de la Facultad de Medicina


de la Universidad de Extremadura. Jefe de Sección en la Unidad de Hospi-
talización Breve del Complejo Hospitalario Universitario de Badajoz. Psi-
quiatra. Psicoanalista. Terapeuta Grupal.
Para contactar: jingelmo@unex.es
Calderón, P. Profesor asociado en Ciencias de la Salud de la Facultad
de Medicina de la Universidad de Extremadura. F.E.A. en la Unidad de Hos-
pitalización Breve del Complejo Hospitalario Universitario de Badajoz. Psi-
quiatra. Máster en Psicoterapia Analítica Grupal, Universidad de Deusto.
Para contactar: pablo.calderon@unex.es
Sánchez, C. Supervisora de Enfermería en la Unidad de Hospitaliza-
ción Breve del Complejo Hospitalario Universitario de Badajoz. Enfermera.
Máster en Psicoterapia Analítica Grupal, Universidad de Deusto.
Para contactar: Carmen.sanchezf@hotmail.com
Recibido el 20 de septiembre de 2011
Aceptado el 2 de octubre de 2011
Último borrador el 8 de mayo de 2012

161
Conferencias sobre Psicoterapia de Grupo
Grupoanalítica
REEVALUANDO LA TEORÍA Y PRÁCTICA
GRUPOANALÍTICA PROPUESTA POR D.H. FOULKES

Dr. Farhad Dalal es supervisor clínico y docente del


Institute of Group Analysis, (Londres). Miembro fundador
del South Devon Psychotherapy and Counselling Service.
Su carrera profesional atiende tanto a los elementos or-
ganizativos como los clínicos y académicos. Ha publi-
cado numerosos artículos y textos entre los que
subrayamos “Taking the Group Seriously” (1998 Jessica
Kingsley) y “Race, Colour and the Processes of Raciali-
zation: New Perspectives from Group Analysis, Psychoa-
nalysis and Sociology”, (2002 Brunner-Routledge)

ORGANIZADO POR: Instituto de Grupoanálisis de la Fundación OMIE


TEMARIO:
1. La condición humana.
2. La actitud del conductor
3. Aspectos éticos y morales en el tratamiento grupoanalítico
4. Aspectos del poder en la terapia grupoanalítica
Los participantes deberán leer previamente una serie de textos que se les su-
ministrará o se les aconsejará adquirir. Como los textos estarán en inglés, tra-
taremos de buscar si existe edición española para facilitar la lectura
FECHAS: Los siguientes viernes:
29 de junio 2012
28 de septiembre 2012
HORARIO: de 14.00 h a 20.30 h
LUGAR: Seminari Conciliar de Barcelona
IDIOMA: Inglés, sin traductor (más allá de las ayudas que nos demos entre los
participantes)
INSCRIPCIÓN: 70 euros cada sesión
CONTACTAR: Fundación OMIE (Miquel Sunyer)
Tf . 932011796 mv. 639779053
mail: institutogrupoanalisis.omie@gmail.com
Valoración del grado de fiabilidad grupal y
de los factores terapéuticos en dos grupos de
personas adictas en un contexto penitenciario
Evaluation of the Level of Group Reliability and
Therapeutic Factors in Two Groups of Addict
People in a Prison Context
ORIOL TORRENTS

RESUMEN: El presente trabajo quiere mostrar los niveles de fiabilidad grupal


así como los factores terapéuticos presentes en dos grupos de personas adic-
tas al alcohol y otras sustancias en un centro de atención a las drogodepen-
dencias de un centro penitenciario.
Para ello se ha utilizado una muestra de dos grupos de tratamiento (N=19)
que han contestado el cuestionario de aspectos grupales (CAG), al inicio y
al final del tratamiento; a su vez, también se ha utilizado una adaptación del
cuestionario de los factores terapéuticos de Yalom (FT) al final de todo el pro-
ceso grupal.
Los resultados del CAG muestran que se pueden apreciar niveles elevados de
fiabilidad grupal que han permitido que el grupo pueda constituirse en un
espacio donde poder hablar y pensar sobre la adicción, la familia y las emo-
ciones.
Mediante el cuestionario adaptado de Yalom, los factores terapéuticos más
valorados por los pacientes han sido el de infundir esperanza, el aprendi-
zaje interpersonal-producto, los factores existenciales y la catarsis. El menos
valorado ha sido el de la identificación.
Se puede concluir que la utilización de la psicoterapia de grupo de orienta-
ción grupoanalítica es un recurso útil para estos pacientes, puesto que se de-
tectan varios elementos indicativos de buenos niveles de fiabilidad grupal al
finalizar el tratamiento.
PALABRAS CLAVE: fiabilidad grupal, factores terapéuticos, adicciones, psico-
terapia grupal, contexto penitenciario.
SUMMARY: The present work aims to show the levels of group reliability as
well as the therapeutic factors present in two groups of people addicted to al-
cohol and other substances in a drug dependence treatment centre in a pri-
son context.

Torrents, O. (2012). Valoración del grado de fiabilidad grupal y de los factores terapéuticos en dos grupos de
personas adictas en un contexto penitenciario. Teoría y práctica grupoanalítica, 2(1):163-77

163
ORIOL TORRENTS

In order to do this, the “Cuestionario de aspectos grupales” (CAG) (ques-


tionnaire of group aspects) has been administered to two groups (N=19) at
the beginning and at the end of the treatment. Moreover, an adaptation of the
Yalom Therapeutic Factors questionnaire (FT) has been administered at the
end of the treatment.

CAG results show high levels of group reliability, which allow the group to be-
come a suitable environment to think and talk about addiction, family and fe-
elings.

By means of the adaptation of the Yalom Therapeutic Factors questionnaire,


the most valued factors have been: Instillation of hope, Interpersonal Learning
Product, Existential factors and Catharsis. The least valued factor has been
Identification.

We can conclude that doing group psychotherapy group-analytically orien-


tated is a useful resource for these patients since several elements indicated
good levels of group reliability at the end of the group treatment.

KEY WORDS: group reliability, therapeutic factors, addiction, group psycho-


therapy, prison context.

1. Introducción

El presente trabajo quiere mostrar los resultados obtenidos con dos gru-
pos de personas adictas al alcohol u otras sustancias del Centro de Atención
y Seguimiento (CAS) del Centro Penitenciario Brians-2. Dichos resultados,
nos permiten afirmar que el uso de la psicoterapia de grupo puede ser un re-
curso útil para fomentar algunos cambios en los pacientes que van desde la
resistencia inicial a compartir sus experiencias hasta la construcción de un
espacio grupal como lugar de confianza para poder interrelacionarse de otra
manera con los demás.

El tratamiento psicológico que en muchos casos reciben los internos


del centro penitenciario parte de una relación terapéutica marcada inicial-
mente por el control del terapeuta hacia el paciente. Esta sensación aumenta
cuando entran en juego los sistemas de recompensa que pueden obtener los
usuarios por el hecho de evolucionar positivamente en los distintos “pa-
quetes” de tratamiento que ofrece el centro. Al margen de este tipo de tra-
tamiento, el CAS intrapenitenciario es un servicio sanitario para personas
que quieran recibir tratamiento por problemas de adicción, con indepen-
dencia de los beneficios penitenciarios. La participación es voluntaria y el
único beneficio que se puede obtener es personal.
164
VALORACIÓN DEL GRADO DE FIABILIDAD GRUPAL Y DE LOS FACTORES ...

Unos de los retos con los que se encuentra todo terapeuta en los centros
penitenciarios es el de dirigir sus esfuerzos hacia la creación de un espacio
terapéutico que se mueva en una línea progresiva que vaya desde la viven-
cia de control por parte del propio paciente hasta la confianza en el marco
de la construcción de un espacio psicoterapéutico que permita la fiabilidad
y, por lo tanto, facilitar la posibilidad de ofrecer un contexto seguro que po-
sibilite la escucha y la reflexión de las vivencias explicadas en el espacio te-
rapéutico. En esta experiencia se intenta ofrecer este espacio, utilizando las
posibilidades que genera el contexto grupal como método para intervenir
en los trastornos adictivos. En palabras de Koseff, cuando habla de la de-
pendencia: “el grupo conlleva un grado de libertad y apoyo que la terapia
individual no puede ofrecer” (Kaplan y Sadock, 1996:480). Es amplio el
uso de la terapia de grupo con la población que presenta trastornos adic-
tivos, según Guimon (2007). Estos grupos aportan elementos de apoyo y
confrontación. El grupo acaba siendo un espacio de acompañamiento del
usuario ante sus necesidades, fomenta la autoexploración, especialmente
en el ámbito de las emociones y en el de las defensas y conductas carac-
terísticas que enmascaran los sentimientos de los pacientes (Edward y
Khantzian, 2001).

La psicoterapia de grupo grupoanalítica revisa ampliamente las técni-


cas y las condiciones que posibilitan la obtención y la creación de espacios
grupales que potencian la fiabilidad (Sunyer, 2008). El constructo “fiabili-
dad” responde a la construcción de un espacio grupal que ofrezca seguridad
y confianza, en el que uno pueda expresarse libremente ante los demás. Este
clima grupal que favorece la comprensión de uno mismo y la de los demás
permite que los miembros del grupo entiendan los mecanismos de vulnera-
bilidad psicológica que conducen al consumo de sustancias (Kaplan y Sa-
dock, 1996). Así pues, en muchos momentos, los grupos que se presentan
en este trabajo intentan crear un clima o una atmósfera grupoanalítica. Se
trabaja en grupo desde la discusión de “flujo libre” (Foulkes, 2007). El
hecho de seguir este tipo de método hace que gran parte de las sesiones
estén mediatizadas por las ansiedades del contexto donde se realizan los
grupos (la prisión) y, en segundo término, por el motivo principal del en-
cuentro (la dependencia a las sustancias).

El presente trabajo también hace uso de las aportaciones de la psicolo-


gía existencial, concretamente de los estudios grupales que Yalom realizó
describiendo aquellos factores terapéuticos que se producen en los grupos.
Los factores terapéuticos son aquellos doce elementos que el autor destacó
como los factores curativos existentes en los grupos terapéuticos. De esta
165
ORIOL TORRENTS

manera, Yalom pretende indicar a todo terapeuta la necesidad de hacer todo


lo posible para facilitar la emergencia y la maduración de estos factores te-
rapéuticos en el contexto de la psicoterapia de grupo (para más informa-
ción, pueden verse descritos los factores terapéuticos en el apartado 2.3 de
este mismo texto). Estos factores existentes en los grupos son el resultado
de la interacción entre los individuos de los grupos, colaborando y reci-
biendo satisfacciones en un contexto caracterizado por relaciones realis-
tas y mutuamente gratificantes (Sunyer, 2008). Así mismo, Yalom también
aporta información sobre sus experiencias grupales en grupos de personas
con problemas con el alcohol y especifica: “la tarea del grupo de terapia,
no consistía en ayudar a los individuos a mantenerse sobrios, sino ayu-
darles a analizar los conflictos de personalidad subyacentes que producen
la compulsión alcohólica” (Yalom, 2000:140). Así mismo, también ex-
presa la importancia de la construcción de espacios fiables que promo-
cionen el soporte y la confianza ya que facilitarán la expresión afectiva
(Yalom, 1978). En la misma línea que expone este autor, se considera acer-
tado tener en cuenta la posibilidad de hacer una determinada lectura de la
adicción, entendiéndola como la expresión de ciertos conflictos internos
y externos, y que el éxito del tratamiento no se basa exclusivamente en la
reducción del síntoma. La mejora se mide en función de los cambios es-
tructurales, es decir, por cómo una persona ha tenido ciertos estilos de re-
lacionarse, sentir y actuar, y cómo los ha ido cambiando a lo largo del
tratamiento (Edward y Khantzian, 2001).
Hay una extensa literatura que trata de la búsqueda de los factores te-
rapéuticos de Yalom en diferentes patologías clínicas. Si nos centramos en
los trastornos adictivos, hay algunos autores que aportan resultados sobre la
aplicación del cuestionario de factores terapéuticos en sus grupos de pa-
cientes. Es el caso de Steinfeld y Malbi, Lovett y Lovett (Rico y Sunyer,
2000), Almenta y cols. (1994) y Colli y Zaldivar (2002). En relación con la
aplicación de este cuestionario y, por lo tanto, con la detección de los fac-
tores terapéuticos de Yalom en grupos de población penitenciaria no se han
encontrado resultados en otros estudios.
Por otra parte, el presente trabajo también tiene en cuenta las aporta-
ciones de conocimientos teóricos específicos en adicciones que nos permi-
tan conocer el momento en el que se encuentra la persona en su relación
con las sustancias (modelo transteórico de Prochaska y DiClemente, 2003;
modelo de prevención de recaídas de Marlatt, 1996 y 2005; modelo del
aprendizaje social de Bandura, 1977) y algunos de los elementos terapéuti-
cos que favorecen la actitud de cambio (entrevista motivacional de Miller
y Rolnick, 1991).
166
VALORACIÓN DEL GRADO DE FIABILIDAD GRUPAL Y DE LOS FACTORES ...

2. Método

2.1. Sujetos

El estudio valora los resultados obtenidos con dos grupos, que se de-
nominarán grupo A y grupo B. Ambos grupos coinciden en un requisito
principal: están compuestos por personas que tienen conciencia de su pro-
blemática con el alcohol o con otras sustancias y que se incorporan al ser-
vicio del CAS Brians-2 para realizar un tratamiento durante su estancia en
el centro penitenciario. Pueden ser pacientes que estén, en este momento, re-
alizando los primeros contactos con el medio externo (disponibilidad de
permisos para salir de la prisión), que lo hagan durante el proceso grupal o
que simplemente aún no lo estén haciendo. Por lo que respecta a los crite-
rios de inclusión en los grupos, no hay ninguna diferencia de perfil de pa-
ciente entre los dos tipos de grupos. El número de miembros en los dos
grupos es de diez en el grupo A y de nueve en el grupo B (N=19). La prin-
cipal diferencia entre los grupos viene marcada por la distribución espacial
que utiliza el centro penitenciario que consiste en separar a los internos
según la tipología delictiva. De esta manera el grupo A está formado por
pacientes con condenas por violencia de género y el grupo B por personas
con condenas por delitos de sangre y agresiones sexuales. Por este motivo,
y a pesar de que puede ser una línea de trabajo muy interesante para futu-
ras investigaciones, el estudio no profundizará de manera específica en las
diferencias existentes entre los dos grupos atendiendo a sus tipologías de-
lictivas ya que el principal objetivo es tener en cuenta el elemento común
que los une: la conciencia de problema en relación con el alcohol y otras sus-
tancias.
Por lo que respecta a los datos sociodemográficos del estudio, todos los
pacientes son hombres (el centro penitenciario es solo para hombres) y la
media de edad es de 33 años. Las sustancias adictivas por las que los pa-
cientes acuden a tratamiento son, principalmente, el alcohol (30 %), la co-
caína (50 %) y la heroína (20 %). En relación con el país de procedencia, el
60 % son españoles, un 25 % son norteafricanos y el 15 % restante, latino-
americanos. En el momento de realizar el tratamiento la mayoría de pa-
cientes están en estado de abstinencia o consume solo puntualmente.

2.2. Procedimiento

Los grupos se realizan en una sala del departamento de enfermería del


centro penitenciario. La sala es un espacio que permite la disposición de las
sillas en círculo.
167
ORIOL TORRENTS

Por lo que respecta a las cuestiones de la estructura de los grupos, el


grupo A es un grupo cerrado. Las sesiones de grupo fueron de hora y media
de duración y tuvieron una frecuencia semanal. Se realizaron un total de 25
sesiones.
El grupo B es un grupo abierto lentamente. Para poder extraer una
muestra parecida a la del grupo A, el período de tiempo en el que el grupo
B ha estado en estudio ha sido de 20 sesiones. La primera sesión del grupo
empieza cuando hay una incorporación numerosa de nuevos pacientes y se
mantiene estable sin nuevas incorporaciones hasta el final del estudio. La
frecuencia y la duración de las sesiones son las mismas en ambos grupos.
Los grupos son conducidos por un psicólogo con formación en psico-
terapia analítica grupal y entrenado para el tratamiento de las drogodepen-
dencias. El estilo de los grupos se caracteriza por ser un espacio en el que
se permite la discusión de “flujo libre” de pensamientos y verbalizaciones.
El objetivo del conductor del grupo es desarrollar un espacio fiable, fo-
mentando la cohesión entre los miembros del grupo; promocionar la con-
ciencia de cómo se reproducen conductas del pasado dentro de la matriz
grupal; facilitar la posibilidad de profundizar en el autoconocimiento; poder
actuar el estilo relacional de cada miembro del grupo y buscar un espacio
de confianza entre los miembros del grupo donde puedan detectar y corre-
gir aspectos desajustados propios del comportamiento adictivo.

2.3. Material

Con el objetivo de obtener algunos datos que nos pudieran ofrecer al-
guna información sobre los grupos, se han utilizado dos cuestionarios.
Uno es el cuestionario de aspectos grupales (CAG). Este cuestionario
ha sido inventado y el objetivo es valorar el grado de disposición a hablar
de algunos temas que puedan aparecer a lo largo de todo el proceso grupal.
Es un cuestionario que se aplicará al principio y al final de todo el proceso
grupal. Contiene doce ítems con cuatro tipos de respuesta que valoran as-
pectos temáticos de los que los miembros del grupo están dispuestos a ha-
blar en el grupo justo en el momento de su inicio y aquellos aspectos
temáticos que finalmente han podido hablar en el grupo. En cierta medida,
nos pueden dar alguna información sobre los niveles de fiabilidad del grupo.
Algunos temas sobre los que se pregunta son el uso de sustancias, la rela-
ción actual con ellas, los deseos de consumo, las relaciones familiares, las
relaciones de pareja, la sexualidad, las creencias personales, las relaciones
de amistad, las emociones, la capacidad de confrontación en el grupo, el
concepto que tienen de sí mismos y la sensación de confianza con el grupo.
168
VALORACIÓN DEL GRADO DE FIABILIDAD GRUPAL Y DE LOS FACTORES ...

Por otra parte, al final de cada uno de los grupos, también se aplicará
una adaptación del cuestionario de factores terapéuticos (FT) de Yalom. Este
cuestionario nos permitirá obtener información sobre qué elementos tera-
péuticos están siendo más valorados por los miembros del grupo. Este cues-
tionario contiene 60 ítems con tres tipos de respuesta (muy útil, útil y poco
útil) que valoran el grado de utilidad de doce factores terapéuticos que se
dan en los grupos y nos dan una respuesta de aquellos que más valora el pa-
ciente. Los doce factores terapéuticos son el altruismo, la cohesión grupal,
la universalidad, el aprendizaje interpersonal-insumo (la interiorización), el
aprendizaje interpersonal-producto (la exteriorización), la orientación (la
guía), la catarsis (la verbalización), la identificación (la emulación), la re-
validación de la familia (la reactualización de la experiencia familiar), el
insight (la compresión de sí mismo), infundir esperanza (la estimulación re-
cíproca) y, por último, los factores existenciales (la conciencia de la propia
realidad).
Los programas informáticos utilizados para el análisis de los datos han
sido el Microsoft Excel de Windows XP y el de análisis estadístico Graph
Pad 5.0 (2007).

3. Resultados
A continuación se procede a realizar la descripción de los resultados de
los cuestionarios utilizados. Este apartado cuenta con tres partes: la primera
analiza los resultados obtenidos mediante la administración del CAG, antes
y después del proceso grupal; la segunda describe los resultados de la ad-
ministración del cuestionario de los FT al final del proceso del grupo A y del
B; por último, la comparación entre los dos grupos por lo que respecta a sus
respuestas en el cuestionario de los FT.
3.1. Administración del cuestionario de aspectos grupales
Como se ha especificado en el apartado anterior, se ha realizado la ad-
ministración de este cuestionario al inicio de cada uno de los dos grupos y
al final de los mismos. A pesar de ser aplicado a dos grupos diferentes, como
los criterios de inclusión a los grupos son los mismos para el grupo A que
para el grupo B, se valora la posibilidad de reunir los datos con la finalidad
de obtener una muestra representativa con mayor potencia estadística. Para
asegurarnos la recopilación y el análisis de los datos, se ha realizado un aná-
lisis estadístico mediante el test “t de stundent” comparando los datos ob-
tenidos al inicio de ambos grupos. Los resultados han mostrado que no hay
deferencias significativas entre un grupo y otro. De igual manera, se ha re-
169
ORIOL TORRENTS

alizado el mismo análisis con los datos del final del proceso y los resulta-
dos también han indicado que no hay diferencias significativas entre ellos.
Tales resultados nos permiten tratar conjuntamente los datos obtenidos a
través del CAG a fin de extraer conclusiones sobre los objetivos del mismo.
A tenor de estas premisas, los resultados del CAG en ambos grupos
(Véase tabla 1 y figura 1) nos permiten observar que, en general, hay una
alta predisposición a hablar de aspectos grupales al inicio del grupo que no
se corresponde con los resultados obtenidos al final de grupo (x= 2.75),
donde se observa que se ha hablado menos de lo esperado al principio (x=
3.4) del proceso grupal.

Pre Post
1 Uso sustancias 3,36 3,44
2 Relación actual 3,36 3,06
3 Deseos de consumo 3,43 2,56
4 Relaciones familiares 2.86 2,69
5 Relaciones de pareja 3,36 1,75
6 Sexualidad 3,36 1,38
7 Creencias personales 3,5 3,13
8 Relaciones de amistad 3,5 2,44
9 Emociones 3,07 3,06
10 Capacidad confrontación 3,64 2,88
11 Autoconcepto 3,5 2,81
12 Confianza con terapia 3,86 3,81

Tabla 1. Media de las puntuaciones directas (PD) de los resultados obtenidos del
cuestionario de aspectos grupales de los grupos A y B, al inicio y al final del proceso grupal.

Figura 1.Gráfico de los resultados del cuestionario de aspectos grupales al


inicio y al final del grupo.

170
VALORACIÓN DEL GRADO DE FIABILIDAD GRUPAL Y DE LOS FACTORES ...

Solo hay dos aspectos del cuestionario que igualan o superan por muy
poco los resultados esperados al principio del grupo que son el de la con-
fianza en la terapia (PD=3.8, al inicio y final), que se puede asociar a los ni-
veles de fiabilidad del grupo, y el de hablar de aspectos relacionados con el
consumo de sustancias en el pasado (PD=3.44, al final). Otras cuestiones
que han sido habladas en los grupos y que se ajustan, en alguna medida, a
lo esperado por el grupo en su inicio son los temas relacionados con las re-
laciones familiares (PD=2.86–2.69), la relación actual con la sustancia
(PD=3.36–3.06) y las emociones (PD=3.07– 3.06).
Realizando un análisis estadístico mediante el test “t de student” se
puede observar cómo hay diferencias altamente significativas (p<0.0001) en
los aspectos relacionados con la sexualidad (PD=3.36–1.38) y las relacio-
nes de pareja (PD=3.36–1.75). Otros aspectos de los que se ha hablado
menos en los grupos, en contra de lo esperado por los miembros del grupo
al inicio del proceso grupal, son los temas relacionados con las relaciones
de amistad (p<0.036; PD=3.55–2.44) y con la capacidad de confrontación
(p<0.0414; PD=3.64–2.88).
3.2. Cuestionario de los factores terapéuticos
A continuación se realiza una descripción de los resultados obtenidos
(véase tabla 2) tras la administración del cuestionario de factores terapéuti-
cos de Yalom.
Grupo A Grupo B
1 Altruismo 6.3 6.4
2 Cohesión 6.8 8.5
3 Universalidad 4.7 5.8
4 Aprendizaje interpersonal-insumo 5.6 5.7
5 Aprendizaje interpersonal-producto 7 7.7
6 Guía 6.7 6.7
7 Catarsis 6.7 8
8 Identificación 4.5 4.4
9 Revalidación de la familia 5.7 7
10 Insight 5.2 7.7
11 Infundir esperanzas 7.3 8.4
12 Factores existenciales 6.8 8.4

Tabla 2. Media de los resultados obtenidos del cuestionario de factores terapéuticos


de los grupos A y B al final del proceso grupal.
Por lo que respecta al grupo A (véase figura 2) observamos que los fac-
tores terapéuticos considerados de mayor utilidad son el de infundir espe-
ranzas (PD=7.3) y el de aprendizaje interpersonal-producto (PD=7). En un
nivel muy parecido, también son suficientemente valorados los factores
existenciales y el de cohesión (PD=6.8), y los de guía y catarsis (PD=6.7).
171
ORIOL TORRENTS

Sin embargo, los menos valorados por los miembros del grupo son el de
identificación (PD=4.5) y el de universalidad (PD=4.7).

Figura 2. Gráfico de los resultados del cuestionario de factores terapéuticos


del grupo A al final del proceso grupal.
En relación al grupo B (véase figura 3) observamos que los factores
más valorados al final del grupo son el de cohesión (PD=8.5), los factores
existenciales (PD=8.4) y el de infundir esperanzas (PD=8.4). Muy cerca
también está el factor del aprendizaje interpersonal-producto y el del insight
(PD=7.7) y el de catarsis (PD=8). Sin embargo, el menos útil para este grupo
es el de la identificación (PD=4.4).

Figura 3. Gráfico de los resultados del cuestionario de factores terapéuticos


del grupo B al final del proceso grupal

3.3. Cuestionario de los factores terapéuticos compa-


rando los grupos A y B
A través de la comparación entre el grupo A y el grupo B en relación con
el cuestionario FT al final de todo el proceso grupal (véase figura 4), se ob-
servan algunas diferencias, como es el caso del grupo A que, en general, da
unas puntuaciones más bajas que el grupo B.
172
VALORACIÓN DEL GRADO DE FIABILIDAD GRUPAL Y DE LOS FACTORES ...

Figura 4. Gráfico de los resultados del cuestionario de factores terapéuticos


comparando a Grupo A y B al final del proceso grupal

En cualquier caso, destaca el hecho de que ambos grupos coinciden en


que los factores terapéutico más útiles son el de infundir esperanza, el apren-
dizaje interpersonal-producto, la cohesión, los factores existenciales y la ca-
tarsis. Por otra parte, también coinciden en que el menos valorado es del de
la identificación.

Sin embargo, se pueden apreciar algunas diferencias en relación con


los factores de la revalidación de la familia (PD=5.7–7) y el insight
(PD=5.2–7), ya que parece ser que el grupo B los ha valorado con mayor
sensación de utilidad que el grupo A.

4. Discusión

Por lo que respecta a los resultados obtenidos por el CAG, podemos


decir que cuando los pacientes inician el tratamiento grupal tienden a ge-
nerar mayores expectativas sobre aquello de lo que se va a hablar en los
grupos psicoterapéuticos del CAS en relación con lo que finalmente se ha
hablado realmente. Está cuestión podría deberse a que el paciente, al inicio
del tratamiento, quiere mostrar a su terapeuta que su forma de ser es dese-
able. Sin embargo, parece ser que, en un aspecto, los pacientes acaban coin-
cidiendo: hay una sensación de confianza en relación con lo que se habla en
los grupos, lo que indicaría que se pueden alcanzar ciertos niveles de fiabi-
lidad grupal. Esta fiabilidad también se pone de relieve en los resultados
obtenidos a través de la experiencia y de la percepción el clima emocional
de los grupos: en algunos momentos los pacientes han expresado sus emo-
ciones, aspecto que parece muy negado en el propio contexto penitenciario
173
ORIOL TORRENTS

en el que la expresión de una emoción puede hacer surgir el miedo a mos-


trarse frágil ante los demás en un contexto hostil y amenazante.
Hay que tener en cuenta que también hay pacientes, sobre todo en el
caso del grupo B, que ya llevan un tiempo en tratamiento grupal con el CAS,
por lo que ya presuponen (por las experiencias tenidas en otros grupos del
CAS) que la información compartida se queda en el grupo de forma respe-
tuosa para su reflexión y análisis.
Por lo que respecta a los resultados, observamos también la facilidad
con la que se puede hablar de la relación mantenida con la sustancia en el
pasado y, sin embargo, cómo cuesta hablar de los momentos de deseo de
consumo que aparecen en el presente. Por ejemplo, hay momentos en los
que el grupo tiende a recrearse en episodios del pasado porque esto resulta
más fácil que hablar del presente y de los conflictos del momento. Son mo-
mentos en los que el grupo parece estar anestesiando los problemas reales
que les preocupan a sus miembros. Es el mismo patrón que tiene un consu-
midor cuando usa otras sustancias, habitualmente para evitar sentir el ma-
lestar de la abstinencia.
En relación con las respuestas obtenidas por el CAG, parece que los temas
más callados son los de la sexualidad y las relaciones de pareja. En un primer
lugar, se ha de tener en cuenta que estamos en un contexto penitenciario y
que los pacientes que tienen pareja están separados de ellas físicamente, lo
que activa las angustias por la posibilidad de la ruptura de la relación y la vi-
vencia de culpabilidad, y por lo tanto, la negación de este sufrimiento en el
presente. Por otra parte, también debemos contar con el hecho de que, en la
mayoría de los casos, los miembros del grupo han vivido relaciones de pareja
conflictivas (muchos de los pacientes están condenados por violencia de gé-
nero). Parece que se convierte en un tema de difícil exploración, que cuesta
hablar de él en el contexto grupal, más cuando ya disponen de otros espacios
para hacerlo con otros profesionales del centro.
También pueden ser de especial mención los resultados obtenidos en
cuanto a los aspectos vinculados a las relaciones de amistad y a la capacidad
de confrontar opiniones en el grupo. Estos datos pueden indicar que los niveles
de fiabilidad no son tan claros como sugeríamos al principio, puesto que en
las relaciones de amistad también se están valorando, en alguna medida, los
niveles de confianza y, a su vez, las experiencias de desconfianza que mu-
chos de los pacientes han vivido a lo largo de su trayectoria vital, así como
otras cuestiones que tienen que ver con las relaciones de competencia y de ri-
validad dentro del grupo. De esta manera, se nos indica que aún hay algunas
resistencias a mostrarse abiertamente, intentando evitar el conflicto. También
174
VALORACIÓN DEL GRADO DE FIABILIDAD GRUPAL Y DE LOS FACTORES ...

podría ser que el propio contexto penitenciario y el estilo de relación que man-
tienen los internos, así como sus códigos relacionales, estén implicados en
estos resultados. Hay que resaltar que los pacientes conviven día a día en el
mismo lugar, por lo que es imposible evitar relaciones fuera del grupo. Estos
aspectos se señalan como variables no controlables que podrían tener in-
fluencia en el grupo y, como consecuencia, en el presente estudio.
En relación con los datos obtenidos por el cuestionario de los factores
terapéuticos de Yalom, observamos que el infundir esperanza, la cohesión,
el aprendizaje interpersonal-producto, los factores existenciales y la catar-
sis son los elementos terapéuticos más valorados por los dos grupos. As-
pectos como el hecho de poder ver cómo otro miembro del grupo iba
haciendo cambios animaba a los otros miembros del grupo. Se observa que
en el grupo había conciencia de grupo y sensación de pertenencia, así como
que los grupos representaban un espacio reservado para los pacientes en los
que podían expresar con tranquilidad sus experiencias, tomando cierta con-
ciencia de la responsabilidad de sus actitudes en sus vidas.
Ambos grupos coinciden en valorar que el factor terapéutico que tiene
menos valor dentro del proceso terapéutico es el de la identificación. Este
resultado coincide con los de otros estudios, señalados en la parte intro-
ductoria de este texto, e indica la dificultad de asumir las pautas de com-
portamiento de otros miembros como propias, es decir, en el contexto de la
experiencia que se presenta podría ser la representación del mantenimiento
del conflicto contra la pérdida de la identidad dentro del grupo (el miedo a
perder todas aquellas características que conforman a la persona como única
e individual).
En última instancia, por lo que se refiere a las respuestas del cuestiona-
rio de los FT se observa que en el grupo B, en contraste con el grupo A, se han
valorado de mayor utilidad los factores de revalidación de la familia y de in-
sight. Es probable que en el grupo B estuviera más presente el tema familiar
puesto que había varios casos de reencuentro con los padres y los hijos en los
primeros contactos con el exterior, lo que, a su vez, les hacia tomar mayor
conciencia de cuáles eran sus motivaciones personales prioritarias.
Por último, sería importante destacar otros fenómenos terapéuticos ha-
llados en los grupos según los datos obtenidos y la experiencia grupal re-
cogida a lo largo de todo el proceso grupal, que van en la línea de indicarnos
cierto grado de fiabilidad grupal:
– El compromiso para venir al grupo como una forma de ir a un espa-
cio que promocione el cuidado de uno mismo.
– La cohesión entre los miembros del grupo.
175
ORIOL TORRENTS

– La comprensión de uno mismo y de los demás, y el entender que parte


de las dificultades que han manejado mediante el consumo provienen
de aspectos personales que van más allá de la propia sustancia (capa-
cidad de aprendizaje de que la adicción es la expresión sintomática de
otros aspectos más nucleares).
– Una mayor capacidad para la verbalización de las emociones.
– La posibilidad de utilizar el espacio grupal para expresar sentimien-
tos y conflictos de la historia personal, y para detectar ciertas vulne-
rabilidades psicológicas.
– El aprendizaje de cuáles son los estilos de relacionarse con el grupo.
– La adherencia al tratamiento.
– Una buena alianza terapéutica, el aumento de autoestima y la autoe-
ficacia.

5. Conclusiones
La utilización de la psicoterapia de grupo parece un recurso útil en estos
pacientes, puesto que se detectan varios elementos indicativos de buenos
niveles de fiabilidad grupal al finalizar el tratamiento.
El paciente llega a tomar conciencia de que formar parte del grupo le
permite obtener algunos beneficios personales.
Los factores terapéuticos más valorados por los dos grupos son infun-
dir esperanza, la cohesión, el aprendizaje interpersonal-producto, los facto-
res existenciales y la catarsis. El menos valorado es el de la identificación.
La aplicación del cuestionario de aspectos de grupo y el cuestionario de
los factores terapéuticos nos permiten detectar aquellos fenómenos grupa-
les que parecen de mayor y de menor utilidad para los pacientes a fin de fa-
cilitar y propiciar una mejora en nuestra atención y en la comprensión de sus
necesidades.
Se constata la existencia de varios elementos significativos que atien-
den a cuestiones que surgen en la experiencia durante todo el proceso gru-
pal que indican la fiabilidad existente en los grupos psicoterapéuticos.

6. Referencias bibliográficas
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VALORACIÓN DEL GRADO DE FIABILIDAD GRUPAL Y DE LOS FACTORES ...

COLLi, M., ZALDíVAR, D. (2002). Factores curativos en psicoterapia de


grupo: su evaluación y análisis en una muestra de alcohólicos rehabili-
tados. Adicciones, 14(3):381-91.
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MARLATT, G. A. (1996). Taxonomy of High-Risk Situations for Alcohol Re-
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MARLATT, G. A., DONOVAN, D. M. (2005). Relapse Prevention: Mantenance
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RiCO, L., SUNYER, J. M. (2000). Análisis comparativo de los factores tera-
péuticos grupales en la esquizofrenia. Parte i. introducción y métodos,
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trucción de un conductor de grupos. Madrid: Biblioteca Nueva.
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YALOM, i., BLOCH, S., BOND, G., ZiMMERMAN, E., QUALLS, B., (1978). Al-
coholics in interactional Group. Arch. Gen. Psychiaty, 35:419-25.

Oriol Torrents Guitart. Psicólogo del Centro de Atención y Segui-


miento del Centro Penitenciario Brians-2. Fundación Salud y Comunidad.
Dirección de contacto: orioltg2@hotmail.com
Recibido el 15 de septiembre del 2012
Aceptado el 16 de noviembre del 2011
Último borrador el 26 de marzo del 2012

177
IMPACTO SOCIAL, CRISIS
Y TRANSFORMACIÓN

Claves para (Re)pensar


lo Identitario y Relacional
desde el Conocimiento Grupal
diseño: www.losduelistas.es

información e inscripciones:

www.congresoapag2012.com
CONGRESO
APAG 2012 5 y 6 de octubre de 2012
Universidad de Deusto, Bilbao

Te invitamos al VI Congreso
de la Asociación de Psicoterapia Analítica Grupal.

La técnica dinámica grupal concibe al ser humano en un conjunto de aspectos


que incluyen los individuales (identitarios) y los relacionales (sociales). Desde
este punto de vista queremos acercarnos a la realidad social y a la relación que
los individuos establecen con ella y, por supuesto, en ella.

Hemos reunido a autores de primera fila para investigar e intercambiar en el


conocimiento grupal, haciendo un viaje desde lo social hasta lo personal. Esta
propuesta pretende ser novedosa y audaz, como lo es el Grupoanálisis en sus
planteamientos, posibilitando el avance en las apuestas y en el alcance de la
clínica grupal.

Lo social nunca fue tan grupal, y el reto es ofrecer a los profesionales un foro
donde poder aportar visiones que nos permitan pensar sobre la herramienta
dinámica grupal, cuáles son sus límites, sus objetos de estudio y aplicación.

Una vez más, lo innovador es lo obvio:


mirar a la realidad para poder pensar y transformar.

Javier Gutierrez Igarza


Coordinador Comité Organizador Congreso 2012 APAG

organiza: colaboran:

APAG
Autores de referencia
HERNÁN D. SIMOND

Jorge Enrique García Badaracco


Jorge E. García Badaracco nació en Buenos Aires el 8 de noviembre de
1923. Fue alumno del Colegio Nacional y de la Facultad de Medicina, per-
teneciente a la Universidad de Buenos Aires. En 1947 se graduó en Medi-
cina con diploma de honor. Allí tuvo la oportunidad de estudiar y
especializarse con una generación ilustre de médicos argentinos (Leloir,
Braun Menéndez, Padilla, Dassen y Arce) y, sobre todo, de formar parte del
equipo del premio Nobel Bernardo Houssay en el Hospital de Clínicas.
Sus primeros intereses fueron desde la clínica a la cirugía, pero ya desde
1947 –año en el que muere su padre– se inclina hacia a la psiquiatría y el psi-
coanálisis. Empujado (según sus palabras) por el asfixiante clima político de
la Argentina, concibe la idea de seguir su carrera en Francia. Para ello, co-
mienza a estudiar el idioma francés, además del alemán, el inglés y el ruso.
En 1950 ya lo encontramos en París. Asiste como representante argen-
tino al I Congreso Mundial de Psiquiatría de la postguerra y se califica para
ser Asistant étranger, tanto del Hospital Santa Ana como de la Clinique des
Maladies Mentales et de l’Encephale de la Facultad de Medicina de la Uni-
versidad de París. Otra ilustre camada de psiquiatras franceses es su fuente
de aprendizaje: Ey, Hécaen, Ajuriaguerra, Lebovici, Diatkine, Lacan. Allí
participa en la gestación de un libro sobre el apasionante tema del “esquema
corporal”, por lo que debe instalarse en Alemania durante seis meses para
estudiar casos de lesiones cerebrales causadas por la guerra. Allí estudia con
Waisacker, Kretschmer y Leonhard.
Comienza el aprendizaje del psicoanálisis bajo la tutela de su analista
personal, Sacha Nacht, y cursa los seminarios de la Sociedad Psicoanalítica
de París. Nos relata: “No daba el tiempo para asistir a las conferencias,
muestras de pintura, clases en los hospitales, clases en la Sorbona o en el Co-
legio de Francia. Sastre imponía el existencialismo en filosofía. Merleau-
Ponty enseñaba fenomenología en la Sorbona. Piaget venía desde Suiza a
trasmitir su sabiduría. En todos los círculos culturales y científicos se dis-
cutía todo”.

Simond, H.D. (2012). Autores de referencia: Jorge E. García Badaracco. Teoría y práctica grupoanalítica,
2(1):180-90

180
AUTORES DE REFERENCIA

Imbuido de esa efervescencia, comienza a delinear las bases de lo que


hoy conocemos como psicoanálisis multifamiliar, inspirado por Hesnard,
Nacht, Piaget, Ashby, Bartlett, Head, Russell Brain y Wiener, entre otros. En
París escribe sus primeros trabajos “neurológicos” y el fundacional La no-
ción de “esquema” en la neuropsiquiatría contemporánea [1954].
También estudia con López Ibor, Rof Carvallo, Laín Entralgo y Xavier
Zubiri en España; con Grey Walter, Denis Hill y Eliot Slater en Londres y
hace cortas pasantías en la clínica de Maxwell Jones, el Maudsley Hospital,
la clínica de Anna Freud y la Tavistock Clinic.
Con la caída del gobierno de Perón, regresa a la Argentina en 1957, pri-
mero con un cargo en la Universidad de Cuyo (Mendoza) y luego como jefe
de sala del Hospital Tiburcio Borda de la ciudad de Buenos Aires. Colaboró
en la creación del Instituto Nacional de Salud Mental, organizó el primer
hospital de día psiquiátrico y creó el “Curso Superior de Psiquiatría para
Graduados”, con residencia en el Hospital T. Borda, para médicos argenti-
nos y extranjeros.
Combatiendo el profundo divorcio existente entre psiquiatría y psicoa-
nálisis, centró el programa de enseñanza en la articulación de ambas disci-
plinas. Para ello, convocó a un fuerte equipo interdisciplinario: Garma,
Pichon-Rivière, Langer, García Reynoso, Cárcamo, Rascovsky, Liberman,
Álvarez de Toledo y Baranger, desde el psicoanálisis, y Goldenberg, Pe-
reyra, Martínez Dalke, Melgar, Ipar, desde la psiquiatría. Él mismo recuerda:
“Todo esto me aportó muchos nuevos amigos y algunos enemigos, pero al
mismo tiempo se transformó en una experiencia inolvidable armonizar ex-
periencias tan contrapuestas”.
Como jefe de servicio en el Hospital Borda inició, en 1962, la expe-
riencia que hoy conocemos como grupo de psicoanálisis multifamiliar: cada
mañana, en el espacio común de su sala reunió a los pacientes, a los fami-
liares, a los enfermeros y a todos los médicos y psicólogos que quisieran par-
ticipar, invitándolos a conversar acerca de los temas de la vida, la salud y la
enfermedad. Una forma de trabajar que transforma al grupo multitudinario
en un laboratorio de investigación de la mente humana, tanto de la sana
como de la enferma. La mayoría de los pacientes crónicos de la sala (cerca
de cuarenta personas) fueron dados de alta antes de que finalizara el año.
Paralelamente a su trabajo en este hospital, ingresó como miembro de
la Asociación Psicoanalítica Argentina (de 1967 y 1968 son sus trabajos de
admisión como miembro pleno). También presentó su tesis para doctorarse
en Medicina, obteniendo la calificación de sobresaliente.
181
HERNÁN D. SIMOND

En 1968 inaugura una clínica privada, DITEM (Diagnóstico, Investi-


gación y Tratamiento de Enfermedades Mentales), que a lo largo de sus
veinticinco años de funcionamiento se convirtió en una referencia para toda
América y sentó las bases de la Comunidad Terapéutica Psicoanalítica de
Estructura Multifamiliar. Hacia 1972, deja su actividad en el Hospital Borda.
Incansable luchador a favor de la enseñanza, García Badaracco des-
plegó su saber tanto en la Universidad de Buenos Aires –donde fue titular
de la materia Clínica Psiquiátrica y director del Departamento de Salud
Mental y Psiquiatría, hasta ser nombrado profesor emérito en 1994– como
en la Asociación Psicoanalítica Argentina –donde fue analista-didacta, pro-
fesor y, finalmente, presidente durante dos períodos (1980-1982 y 1982-
1984).
A principios de los noventa cierra DITEM y, después de algunos años
de práctica privada, a petición del Dr. Materazzi del Hospital Borda y de la
Dra. Raczkovsky del Hospital Moyano, retoma los grupos de psicoanálisis
multifamiliar en ambas instituciones, grupos que hoy perduran.
También se convierte en un “maestro viajero”, incansable, siempre dis-
puesto. No solo asiste a todos los congresos que puede (y toma notas como
un investigador a jornada completa) sino que también comienza la siembra
de sus ideas en París, desde 1976; en Madrid y en Montevideo (Uruguay),
desde 1983; en Bilbao, desde 1987; en Barcelona, desde 1989 y en Roma,
desde 1997.
A partir del 2005, pasantes de España, Uruguay, Italia y Francia acuden
a Buenos Aires a aprender con el maestro. Los acoge organizando el Insti-
tuto de Psicoanálisis Multifamiliar de Buenos Aires desde donde coordina
la experiencia multicéntrica. Allí vuelve a la docencia personalizada. Mu-
chos de los lectores recordarán con cariño las “clases de los lunes” (con me-
dialunas y café) en su estudio de la calle Libertad.
Sería imposible dar cuenta de todos y cada uno de los logros académi-
cos, de sus membresías y premios, dispersos a lo largo de sesenta años de
trabajo incesante. Quizá el premio que más quería era el de Maestro de la
Medicina Argentina, que le otorgaron conjuntamente la Academia Nacional
de Medicina de la República Argentina y la revista La Prensa Médica en el
año 2005. Un premio de pares, una culminación de su lema: “Para curar hay
que enseñar, y para enseñar hay que curar”.
Los párrafos finales de esta reseña no quieren olvidar a Elena Rozas, su
compañera a lo largo de más de cincuenta años. Su papel en la vida de Jorge
García Badaracco no fue decorativo sino esencial. Todos la recordamos a su
lado, en cada viaje, en cada multifamiliar, en cada celebración, en cada mo-
182
AUTORES DE REFERENCIA

mento difícil de su larga vida de hacedor. La recuerdo profundamente como


una “prenda de paz” en las turbulencias del crecimiento del psicoanálisis
multifamiliar. En apariencia frágil, pero firme de convicciones y generosa
en acciones.
Cuando ella murió, coincidiendo con el I Congreso de Psicoanálisis
Multifamiliar, en el 2008, en Buenos Aires, algo se apagó para siempre en
el doctor. La natural declinación de los años se aceleró. García Badaracco
murió el 11 de septiembre del 2010, día en el que en la Argentina celebra-
mos el Día del Maestro. Extraña coincidencia.
En Italia hay alrededor de cuarenta grupos de psicoanálisis multifami-
liar, en España una cincuentena y en Uruguay alrededor de diez. Argentina
mantiene los suyos y desarrolla con éxito la Escuela Multifamiliar para Pa-
dres. Los discípulos de Jorge García Badaracco crecen en la fértil tierra mul-
tifamiliar, una tierra única, articulada, de respeto y de sabiduría.

Trabajos científicos y de divulgación del Dr. Jorge García


Badaracco

Artículos en revistas.
GARCíA BADARACCO, J. E. (1954). La noción de ‘esquema’ en la neuro-psi-
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chatrie contemporaine. L’Evolution Psychiatrique: fascicule II (avril-
juin):199-215.
GARCíA BADARACCO, J. E., BARDECI, G. (1958). Anteproyecto de Plan Mí-
nimo de Higiene Mental para la Etapa Educacional del Niño y del Ado-
lescente. Acta Neuro-psiquiátrica Argentina, IV(3):278-9.
GARCíA BADARACCO, J. E., DE DOMINI, J. A., BUSSO, J. C. (1960). Concepción
integral y dinámica de la asistencia psiquiátrica. Ateneo, (1):91-8.
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quiátrica, :103-107.
GARCíA BADARACCO, J. E., MONTEVECHIO, B. R., KOSSOy, ISABEL N. G.
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183
HERNÁN D. SIMOND

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(1964). Los criterios de salud y enfermedad mental hasta el siglo XIX.
Revista Latinoamericana de Salud Mental, (6):27-30.
GARCíA BADARACCO, J. E., IPAR, O. J., SISTO, C., CERUTI, R., GAyUBO, F.
(1964). El concepto contemporáneo de salud y enfermedad. Revista La-
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GARCíA BADARACCO, J. E., PROVERBIO, N., CANEVARO, A. (1970). La reac-
ción terapéutica negativa y la influencia familiar, en Patología y Tera-
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Psicopatología del Grupo Familiar, :221-5. Buenos Aires: Editorial
Fundación ACTA.
GARCíA BADARACCO, J. E., CANEVARO, A., CZERTOK, O. (1970). Co-terapia
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del Primer Congreso Argentino de Psicopatología del Grupo Familiar,
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la terapia de familias de psicóticos. Patología y Terapéutica del Grupo
Familiar, Actas del Primer Congreso Argentino de Psico-patología del
Grupo Familiar, :230-1. Buenos Aires: Editorial Fundación ACTA.
GARCíA BADARACCO, J. E., PROVERBIO N., CANEVARO, A. (1972). Trata-
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coterapia Analítica Grupal, (2):59-73
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186
AUTORES DE REFERENCIA

Trabajos presentados en Congresos


GARCíA BADARACCO, J. E., ZEMBORAIN, E. (1976). Contribución al esclare-
cimiento del Complejo de Edipo. Actas del XI Congreso Psicoanalítico
Latinoamericano, Buenos Aires, 1976.
GARCíA BADARACCO, J. E. (1991). Naturaleza de las dificultades de la psi-
coterapia analítica en el tratamiento de los casos difíciles. Trabajo pre-
sentado en la Asociación Psicoanalítica Argentina.
GARCíA BADARACCO, J. E. (1998). Las psicoterapias de grupo en el contexto
de la psicoterapia en general. Conferencia Inaugural en el II Congreso
Nacional de la APAG, Getxo, Bizkaia, noviembre de 1998.
GARCíA BADARACCO, J. E. (1999). The Power of the Others in Psychic Suf-
fering. 41st. International Psychoanalytical Congress, Santiago de
Chile, julio de 1999.
GARCíA BADARACCO, J. E. (1999). El acting out en el proceso psicoanalítico.
Curso dictado en el XXXVIII Congreso Nacional de Psicoanálisis, Aso-
ciación Psicoanalítica Mexicana, México, diciembre de 1999.
GARCíA BADARACCO, J. E., ZEMBORAIN, E., DOBNER, G. (1981). La Comu-
nidad Terapéutica Psicoanalítica como uno de los caminos de la terapia
psicoanalítica. 21 Symposium de la Asociación Psicoanalítica Argentina
sobre ‘Los caminos de la terapia psicoanalítica’, Congreso Interno,
11:181-92.
Trabajos de uso interno
GARCíA BADARACCO, J. E. (1957). Consideraciones sobre una neurosis com-
pulsiva. Monografía para uso interno de la Asociación Psicoanalítica
Argentina.
GARCíA BADARACCO, J. E., BARTOLINI, A., DORNBUSCH, A., WEIL, J. (1966).
El proceso psicoanalítico. Trabajo de investigación psicoanalítica para
uso interno de la Asociación Psicoanalítica Argentina.
GARCíA BADARACCO, J. E. (1967). Contribución al estudio del proceso psi-
coanalítico. Trabajo de investigación psicoanalítica para uso interno de
la Asociación Psicoanalítica Argentina
GARCíA BADARACCO, J. E (1968). Contribución al estudio de la noción de
‘objeto interno’. Trabajo de investigación psicoanalítica para uso in-
terno de la Asociación Psicoanalítica Argentina.
GARCíA BADARACCO, J. E. (1978). La noción de ‘déficit de recursos yoicos’
en psicoanálisis. Trabajo de investigación psicoanalítica para uso in-
terno de la Asociación Psicoanalítica Argentina.
187
HERNÁN D. SIMOND

Trabajos inéditos
GARCíA BADARACCO, J. E. (1984). Introducción al panel: ‘Casos difíciles’.
GARCíA BADARACCO, J. E. (1996). Cuerpo y Psicoterapia.
GARCíA BADARACCO, J. E. (1998). Sobre la noción de ‘objeto enloquece-
dor’.
GARCíA BADARACCO, J. E. (1998). Ferenczi y el psicoanálisis contemporá-
neo.
GARCíA BADARACCO, J. E. (1999). Dificultades de los procesos de des-iden-
tificación de las identificaciones patógenas. El exorcismo en psicoaná-
lisis. Presentado en la Asociación Psicoanalítica de Madrid.
GARCíA BADARACCO, J. E. (1999). Multifamilia. Su abordaje psicoanalítico.
Presentado en las VI Jornadas del Centro Racker, Buenos Aires, sep-
tiembre de 1999.
GARCíA BADARACCO, J. E. (1999). Psicoanálisis multifamiliar. Presentado en
el III Congreso de la APAG, Sitges, Barcelona, noviembre de 1999.
GARCíA BADARACCO, J. E. (1999). La conceptualización psicoanalítica de los
grupos multifamiliares. Seminario en la Fundación Vasca para la In-
vestigación en Salud Mental, Barcelona, España, noviembre de 1999.
GARCíA BADARACCO, J. E. (1999). Reflexión sur thérapie multi-familiale”,
presentado en el Seminaire de Formation en Travail Groupal, Centre
de Rencontres de Cartigny, Université de Genève, Suisse, diciembre de
1999.
GARCíA BADARACCO, J. E. (1999). Clínica del grupo multifamiliar. Curso
dictado en el XXXVIII Congreso Nacional de Psicoanálisis, Asocia-
ción Psicoanalítica Mexicana, México, diciembre de 1999.
GARCíA BADARACCO, J. E. (2000). El padecimiento humano y la cura psi-
coanalítica. La presencia de los otros en el sufrimiento psíquico.
GARCíA BADARACCO, J. E. (2001). Naturaleza de los problemas del psicoa-
nálisis con los así llamados ‘pacientes difíciles’.
GARCíA BADARACCO, J. E. (2002). Ubicación de Ferenczi en el campo de la
psiquiatría.
GARCíA BADARACCO, J. E. (2002). Comentario sobre el trabajo de Enrique
Pichon-Rivière: Neurosis y psicosis: una teoría de la enfermedad.
GARCíA BADARACCO, J. E. (2003). Sobre terapias combinadas en esquizo-
frenia.
GARCíA BADARACCO, J. E. (2004). Avatares de la integración: psicoanálisis,
psiquiatría y psico-farmacología.
GARCíA BADARACCO, J. E. [2006). Virtualidad sana.
GARCíA BADARACCO, J. E. (2006). Acerca de la problemática sobre la ‘neu-
tralidad’ del analista.
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AUTORES DE REFERENCIA

GARCíA BADARACCO, J. E. (2006). La nueva manera de pensar.


GARCíA BADARACCO, J. E. (2007). El mundo de las interdependencias recí-
procas.
GARCíA BADARACCO, J. E. (2009). Ubicación de Ferenczi en el campo de la
psiquiatría.
GARCíA BADARACCO, J. E. (2009). Sobre la ‘mente cerrada’ y el paciente
mental como ‘especialista del no cambio’.
Capítulos de libros
GARCíA BADARACCO, J. E. (1952). Problèmes actuels de pathologie céré-
brale. Entretiens Psychiatriques. Paris:L’Arche, Cercle d’Etudes Psy-
chiatriques.
GARCíA BADARACCO, J. E. (1977). Delirio. En Vidal, G., Bleichmar, H.,
Usandivaras, R., (Eds.) (1977). Enciclopedia de Psiquiatría. Buenos
Aires: Editorial El Ateneo.
GARCíA BADARACCO, J. E. (1982). Constitución y conducta. En Actas del
Primer Congreso Argentino de Correlaciones Psico-Biológicas. Buenos
Aires: Editorial Universidad de Belgrano.
GARCíA BADARACCO, J. E. (1986). Psicoanálisis y psicoterapias psicoanalí-
ticas. En Vidal Alarcón. (Ed.). Psiquiatría. Buenos Aires: Editorial Pan-
americana.
GARCíA BADARACCO, J. E. (1986). Comunidad terapéutica y psicoterapia
institucional. En Vidal Alarcón. (Ed.). Psiquiatría. Buenos Aires: Edi-
torial Panamericana.
GARCíA BADARACCO, J. E. (1989). Diagnóstico de las identificaciones pató-
genas y los déficits de desarrollo de recursos yoicos. En J. Guimón, J.
E. Mezzich, G. E. Berrios (1988). Diagnóstico en Psiquiatría, Buenos
Aires: Editorial Salvat
GARCíA BADARACCO, J. E. (2007). La violencia familiar es una interdepen-
dencia enfermiza y enfermante. Una forma de ‘disolverla’ desde el Psi-
coanálisis multifamiliar. En Glocer Fiorini, L. (Comp.) (2007). Los
laberintos de la violencia, Buenos Aires: APA Editorial.
GARCíA BADARACCO, J. E. (2010). Esquema de articulaciones. En Prigolini,
David et al. (Eds.) (2010). República Argentina 1810/2010 - Bicente-
nario: historia, presente, futuro, Buenos Aires: Universidad de Palermo.
Libros
GARCíA BADARACCO, J. E. (2007). Psychanalyse multifamiliale: comment
soigner à partir de la « virtualité saine ». En S. Cook-Darzens. (2007).
Therapies Multifamiliales París:Eirès.
189
HERNÁN D. SIMOND

GARCíA BADARACCO, J. E. (1982). Biografía de una esquizofrenia. México-


Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica.
GARCíA BADARACCO, J. E. (1990). Comunidad terapéutica psicoanalítica
de estructura multifamiliar. Madrid:Editorial Tecnipublicaciones S.A.
GARCíA BADARACCO, J. E. (2000). Psicoanálisis Multifamiliar - Los otros en
nosotros y el descubrimiento del sí-mismo. Buenos Aires: Editorial Pai-
dós.
Trabajos universitarios
GARCíA BADARACCO, J. E. (1961). Electroencefalografía dinámica en neu-
ropsiquiatría. Tesis de doctorado en la Facultad de Medicina de la Uni-
versidad de Buenos Aires.
GARCíA BADARACCO, J. E. (1961). Filosofía pre-socrática, Sócrates, Platón
y Aristóteles, y la problemática actual de la neurobiología. Presentado
en el Curso de Introducción a la Filosofía, correspondiente al Primer
Año de Adscripción a la Carrera Docente de la Facultad de Medicina de
la Universidad de Buenos Aires.
GARCíA BADARACCO, J. E. (1962). Medicina en la época precolombina. Tra-
bajo presentado en el Curso de Historia de la Medicina, correspondiente
al Segundo Año de la Carrera Docente de la Facultad de Medicina de
la Universidad de Buenos Aires.
GARCíA BADARACCO, J. E. (1962). El problema de las afasias. Trabajo pre-
sentado en el Curso de Historia de las Ciencias, correspondiente al Se-
gundo Año de Adscripción en la Carrera Docente de la Facultad de
Medicina de la Universidad de Buenos Aires.
GARCíA BADARACCO, J. E. (1963). El problema de las alucinaciones. Enfo-
que pluridimensional. Trabajo de investigación clínica presentado para
la Carrera Docente de la Facultad de Medicina de Buenos Aires.

190
Terminología de psicoterapia de grupo

Plexo

Cat. Plexus. Eusk. Plexu. Gal. Plexo. Ing. Plexus. Fr. Plexus. It. Plesso.
Port. Plexo. Al. Plexus.

Término con el que definimos la red íntima formada por aquellas per-
sonas que han establecido una particular, significativa y determinante re-
lación con una persona. Fundamentalmente alude a aquellos miembros
significativos del grupo familiar con los que una persona se ha ido consti-
tuyendo. También podemos utilizarlo para aludir a aquellas otras perso-
nas que han contribuido a la formación de un individuo en un área
determinada como por ejemplo la profesional en cuyo caso llamaríamos
plexo profesional.

Es un término útil para conceptualizar intervenciones grupales en con-


figuraciones dinámicas de personas intervinculadas con el desarrollo nor-
mogénico o patogénico de alguien.

El término plexo procede del latín plexus, participio del verbo plecto
que significa trenzar, entretejer. Sin embargo, también tiene vínculos con el
término griego2 Πλέγμα (Plegma) que significa red tejida o entretejida fuer-
temente, “y se utiliza en medicina para designar la red formada por varios
filamentos nerviosos y vasculares entrelazados” (DRAE, vigésima segunda
edición). En otros diccionarios, “red o entrecruzamiento imbricado de ner-
vios” (Enciclopedia Salvat). En anatomía, y más concretamente en neuroa-
natomía, se describen cinco plexos primarios (cervical, solar, branquial,
lumbar y sacro) que son redes de intersecciones nerviosas que atienden a de-
terminadas áreas corporales. El término fue discretamente introducido por
Foulkes en su trabajo de 19752 y no aparecen referencias posteriores de otros
autores que traten de profundizar en él.

Terminología de psicoterapia de grupo. (2012). Teoría y práctica grupoanalítica, 2(1):191-3

1 Nuestra amiga Zoe Voyatzaky nos comenta que a su entender proviene del término Πλέγμα -Plegma
which means a tightly knit net. The verb πλέκω(pleko) where this comes from means to knit
2 Foulkes, S. H. (1981)[1975]. Psicoterapia grupoanalítica. Barcelona.

191
TERMINOLOGÍA DE PSICOTERAPIA DE GRUPO

En la búsqueda bibliográfica realizada a través de todos los textos


publicados por el Instituto de Grupoanálisis de Londres, no hemos sa-
bido encontrar otros artículos que se centren específicamente en este tér-
mino ni que lo mencionen siquiera de pasada. Es una palabra que Foulkes
introduce y propone para designar “el concepto de red dinámica íntima
llamada complexus o, más brevemente, plexus” (1981:61) y diferenciar,
de la red amplia de relaciones mediante la que nos constituimos, aquella
más cercana e íntima que ha posibilitado y ha favorecido el modelaje de
aquellos aspectos más íntimos y personales. Parece lógico pensar que, en
la mayoría de los casos, esta red tan cercana esté vinculada fundamen-
talmente con la idea de familia. En concreto, Foulkes se refiere al “núcleo
relativamente escaso de personas [que] se agrupa dinámicamente (…) al-
rededor de la persona central –el paciente- especialmente en conexión
con sus conflictos que son significativos para el trastorno por el que se ha
acudido a nuestra consulta” (:61-2). Es, pues, una red formada por per-
sonas concretas que han contribuido, mediante las relaciones que se han
establecido con una persona dada, al desarrollo de sus aspectos normo-
génicos o patogénicos.
Con este término nos referimos al grupo que conforma el entorno en
el que el paciente se ha ido constituyendo y que configura o forma parte
de su problema. En cierto modo, Foulkes lo acerca a la terapia familiar
pero no en el sentido de aglutinar necesariamente a sus componentes,
sino en el de reunir a las diversas constelaciones de personas que son sig-
nificativas para el paciente y su problemática: “La base del método es
muy parecida a la que se emplea en la Terapia familiar grupoanalítica
pues los miembros del plexo son considerados en diversas constelaciones
a medida que lo requiere el proceso psicodinámico de tratamiento” (:62).
Al ser una red dinámica, su comprensión nos permite organizar un grupo
abierto de miembros intercambiables y siempre en torno a la problemá-
tica por la que atendemos al paciente central de esas constelaciones de
personas.
La elección del término proviene de un breve recorrido conceptual
del propio Foulkes. Conocida es por todos la influencia que obtuvo de
aquel a quien llama “mi maestro”: Kurt Goldstein, “pionero de la pers-
pectiva según la cual la mejor manera de entender el sistema nervioso
(…) es no concebirlo como una complicada suma de neuronas indivi-
duales, puesto que por el contrario, él mismo reacciona de manera cohe-
rente como un todo” (:63). Pues bien, Goldstein, a ese “todo”, lo llama
red y a las neuronas, puntos nodales. A partir de ello, Foulkes indica que
“es adecuado entonces que esa red, en su parte más íntima, reciba el nom-
192
TERMINOLOGÍA DE PSICOTERAPIA DE GRUPO

bre de plexus” (:63). Ahora bien, Foulkes no está refiriéndose al orga-


nismo sino al individuo al que en su momento denominará punto nodal
y al que concibe como inserido en una red de comunicaciones conscien-
tes e inconscientes; la parte íntima de esa red es a la que llama plexo.
La consideración de ese grupo íntimo de relaciones a las que deno-
mina con este término nos conduce a una comprensión más detallada de
la teoría grupoanalítica. En efecto, dado que el ser humano nace en el
seno de una familia formada (siendo muy minimalistas) por una pareja,
este seno constituye el plexo en el que se desarrollará. Los padres y un
grupo de personas más próximas (hermanos, familia ampliada y otras fi-
guras representativas) van a ir estableciendo con el bebé, y éste con ellos,
unos lazos, unos vínculos a través de los que va siendo moldeado al
tiempo que los moldea. Foulkes habla de “un puñado de personas”, es
decir, un número de individuos que ejercen sobre el bebé (y posterior-
mente sobre el adolescente y luego sobre el adulto) una particular in-
fluencia y que tendrán “una significación directa para los conflictos del
paciente y su posible solución, o a quienes obstruyen el camino de tal so-
lución” (63). Sin embargo, dichas personas no constituyen necesaria-
mente un grupo sino una constelación dinámica de personas: “estamos
dispuestos a ver a los diferentes miembros de la familia juntos en diver-
sas combinaciones, a veces solos, exponiendo el problema” (:65). Esto es
coherente con la idea central de conflicto que es entendido a partir de la
idea de que a través de las relaciones que se establecen en el plexo del in-
dividuo podemos ver un cuadro claro del modo en que han sido modela-
dos por las condiciones predominantes de la familia en la que nacieron
y de la que forman parte (:68).
Ello nos lleva a la consideración de cómo el sujeto va constituyén-
dose a través del modelaje que proviene de esas condiciones predomi-
nantes y de cómo, después, “esta influencia se manifiesta como
transferencia y compulsión a la repetición” (:68). La visión que introduce
Foulkes amplía en cierto modo la idea transferencial ya que aquí la en-
tiende como “parte de la interacción corriente que tiene lugar al mismo
tiempo como representación del pasado que irrumpe en el presente” (:68).
En esta afirmación, la idea de interacción es central en tanto que no sólo
es el individuo quien reactiva y traslada del pasado al presente los es-
quemas relacionales de su familia de origen sino que en la interacción
coparticipan todos los miembros que interactúan. Este modelaje no se li-
mita a la interacción que se da en el plexo sino que en realidad se co-
rresponde a un proceso en el que se visualizan pautas que se han
transmitido “de generación en generación, en una cadena continua a tra-
193
TERMINOLOGÍA DE PSICOTERAPIA DE GRUPO

vés de los siglos, durante un tiempo que no se conoce límite” (:70) con
lo que introduce sutilmente la idea de “red cronológica vertical o longi-
tudinal”.

Bibliografía
Foulkes, S.H. (1981)[1975]. Psicoterapia grupoanalítica. Barcelona: Ge-
disa.

Todas las Terapias en una Terapia:


Nuevos Contextos Terapéuticos mediante los
Grupos Multifamiliares
IV Encuentro con Autores en Tarragona
Con tal fin hemos invitado al Dr. Xavier Sempere. Psi-
quiatra. Psicoterapeuta sistémico y grupoanalista. Su-
pervisor-docente en terapia multifamiliar. Director del
Centro de Terapia Interfamiliar de Elche.
El propósito de este encuentro será el compartir un es-
pacio de revisión de los procesos psicológicos. Análisis
de los procedimientos terapéuticos y su integración en
la terapia. Introducir a los participantes en las claves
para la conducción de Grupos multifamiliares aplicables a sus ámbitos la-
borales.
El encuentro será eminentemente práctico, con grabaciones de sesiones te-
rapéuticas.
FECHA: 1 de Junio del 2012
LUGAR: FUNDACIÓ VIDAL I BARRAQUER c/Armanyà,16, Tarragona
HORARIO: 16.00- 16.30: inscripciones.
16.30- 18.00: primera parte del taller
18.00-18.30 breve descanso
18.30 -20.00 Segunda parte y coloquio
(se expedirá certificado de participación)
Dichos encuentros tienen también carácter formativo para todos aquellos
que están vinculados con el Instituto de Grupoanálisis de esta Fundación.
PRECIO: 20 euros
INFORMACIÓN E INSCRIPCIONES: Ibana Hijosa Telf. 618138179 o
Dr. Sunyer 639779053 / 932011796
institutogrupoanalisis.omie@gmail.com
ivanahs@orange.es
FECHA LÍMITE PARA LA INSCRIPCIÓN: 1 de Junio de 2012

194
Nuestra hemeroteca

International Journal of Group Psychotherapy.


Volume 61, Number 4. October 2011
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─ marugán Kraus, J. (2011). las “maestras de la sexualidad” en el ori-
gen del Psicoanálisis. Clínica y análisis grupal, 1(2):77-88
─ cucKier, J. (2011). masculino-Femenino… algunas transformaciones
Psíquicas en el hobre y en la mujer en la sexta década de la vida. Clí-
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NUESTRA HEMEROTECA

─ moreno chía, F.r. (2011). la masculinizacion de la histeria: ambi-


güedades etiologicas y sexuales de una Patología. Clínica y análisis gru-
pal, 1(2):109-37
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Teóricas de Judith Butler para una resignificación Queer de los límites
corporales. Clínica y análisis grupal,1(2):139-58
─ Fernández guerrero, o. (2011). lo Femenino y lo simbólico. Clínica
y análisis grupal,1(2):159-73
─ amigoT leache, P. (2011). incierta Feminidad, incierta masculinidad.
la configuracion social de las identidades de género. Clínica y análisis
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análisis grupal,1(2):193-7
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guismo del cuerpo: ventana indiscreta al rompecabezas sexo-género.
Clínica y análisis grupal, 1(2):199-221

199
Libros que ayudan a pensar
MIGUEL PÉREZ SILVA

Coderch, J. (2010). La práctica de la psicoterapia relacio-


nal. El modelo interactivo en el campo del psicoanálisis.
Madrid: Ágora Relacional
El presente texto del Dr. Joan Coderch es un soplo de aire fresco den-
tro del psicoanálisis, y digo aire fresco porque, como reconoce el propio
Coderch en una reciente entrevista (Revista Catalana de Psicoanálisis, vol.
XXVIII/1, 2011), en la actualidad el psicoanálisis es percibido como una
institución cerrada, alejada de la realidad, con unas actitudes de autosufi-
ciencia basadas en la creencia de que quienes lo ejercen son poseedores de
una ciencia especial, la ciencia de lo intrapsíquico y que, por lo tanto, no ne-
cesita de las demás ciencias y no admite nada que no provenga de la co-
munidad psicoanalítica. Eso no quiere decir que en su seno no se produzcan
disensiones y que a lo largo de la historia del psicoanálisis hayan sido mu-
chos los grupos de analistas que, apartándose de la corriente principal o clá-
sica del psicoanálisis, se hayan agrupado en diferentes escuelas u
orientaciones. En opinión de Coderch, en la actualidad el psicoanálisis está
dividido en dos grandes bloques: por un lado el tradicional, con las escue-
las que siguen con la teoría de las pulsiones y las fantasías endógenas, los
kleinianos, la psicología del yo, la escuela francesa y los freudianos orto-
doxos, y en un segundo bloque estarían la psicología del self, el intersubje-
tivismo, la teoría de la interacción, el Grupo de Boston y el psicoanálisis
relacional.
El texto es la cristalización del pensamiento del Dr. Coderch, de su evo-
lución como analista tanto en la teoría como en la práctica (término que pre-
fiere al de técnica) clínica, pasando de la ortodoxia freudiana a situarse
dentro de una de las corrientes del psicoanálisis más emergentes en el pen-
samiento psicoanalítico actual, el psicoanálisis relacional.
Una de las ideas fundamentales de esta orientación es que, frente a la
importancia del conflicto pulsional en la teoría clásica, ahora el énfasis se
pone en cómo nuestras tempranas relaciones marcan nuestra manera de
vivir, de relacionarnos con los otros y, por tanto, nuestra manera de sufrir
emocionalmente y enfermar psicológicamente. Se sustituye lo institintivo

Libros que ayudan a pensar. (2012). Teoría y práctica grupoanalítica, 2(1):200-6

200
LIBROS QUE AYUDAN A PENSAR

por lo relacional. Lo fundamental es la relación y, por tanto, la interacción


está siempre presente en la situación terapéutica, bien a través de la comu-
nicación verbal o bien de la no verbal. Esta es, en mi opinión, una idea fun-
damental que recorre todo el libro.

En esta línea de superación de la teoría clásica, ya en el prólogo del


libro, el Dr. Alejandro Ávila nos señala que “el psicoanálisis contemporá-
neo ha dejado atrás ya la metapsicología, con el concepto freudiano de pul-
sión y la teoría de la libido, la función de la sexualidad infantil como eje
estructurador del desarrollo, la teoría estructural, la centralidad del com-
plejo de Edipo en la explicación del conflicto psíquico y la teoría freudiana
del género... propuestas que han sido substituidas por la teoría de la sub-
jetividad, los principios organizadores inconscientes, la matriz relacional y
el conflicto relacional, la teoría de los sistemas motivacionales y la rele-
vancia central de lo traumático y deficitario en la configuración y des-
arrollo de la subjetividad” (:16-7).

A lo largo de los siete capítulos en los que está estructurado el libro1, el


autor, con el rigor y la claridad expositiva a que nos tiene acostumbrados en
todas sus obras, analiza las aportaciones de la neurociencia, la influencia
que tienen estas aportaciones en la evolución del pensamiento psicoanalítico
que van a dar lugar al surgimiento de las diversas escuelas citadas al inicio
y que van a posibilitar la transformación del psicoanálisis en un modelo re-
lacional. Desde este modelo, el autor analiza los elementos y los agentes te-
rapéuticos que intervienen en el proceso psicoanalítico.

El psicoanálisis, nos dice el autor en la introducción, a pesar de las pe-


culiares características de terapéutica analítica, debe estar abierto a las apor-
taciones de otras ramas del saber y hacer un esfuerzo para integrarlas. El
autor nos habla de las aportaciones de las neurociencias, la psicología cog-
nitiva, la filosofía del lenguaje, la lingüística, la teoría de la comunicación
y la sociología.

El psicoanálisis relacional, en el que se sitúa Coderch, asimila las apor-


taciones de estas disciplinas y dedica el primer capítulo del libro, Psicoa-
nálisis relacional y neurociencia, a revisar las vinculaciones entre
psicoanálisis y neurociencia, y a la necesidad de un diálogo permanente
entre las diferentes disciplinas.

1 La revista Online Clínica e Investigación Reacional ha publicado algunos fragmentos de varios capítu-
los de esta obra que estamos comentando. Pueden consultarse en http://www.psicoterapiarelacional.es/
CeIRREVISTAOnline/CeIRValoreycomentelostrabajospublicados/tabid/661/articleType/Category
View/categoryId/92/Coderch-Joan.aspx.

201
MIGUEL PÉREZ SILVA

Las principales aportaciones de la neurociencia son, a su juicio: el des-


arrollo de la configuración cerebral y el fenómeno de la plasticidad cere-
bral; las investigaciones sobre la memoria, el descubrimiento de las
neuronas espejo, la validación de la psicoterapia a través de las técnicas de
imagen, los estudios sobre el self y la self representación, y los puntos de
contacto con la investigación del yo. Las investigaciones en estos campos
y los descubrimientos hallados vienen a reforzar los presupuestos teóricos
del psicoanálisis relacional mostrando el papel fundamental que las rela-
ciones entre los seres humanos tienen para el desarrollo del cerebro humano
y para el funcionamiento mental de su actividad.
En el segundo capítulo, Diálogo, interacción y adaptación en el proceso
psicoanalítico, el autor nos habla de las leyes básicas que rigen la comuni-
cación y el diálogo, protagonistas fundamentales en el proceso terapéutico.
Está dividido en tres apartados: diálogo, interacción y adaptación.
Coderch, a la pregunta de cómo tiene que ser el diálogo en el proceso
terapéutico, nos dice que ha de ser espontáneo y natural, lejos del forma-
lismo académico, un juego del lenguaje. Desde el modelo relacional, el pro-
ceso terapéutico no tiene que ser un monólogo del paciente en el que el
analista se limita a escuchar y responder sino que debe ser un diálogo en el
sentido apuntado.
Uno de los puntos más relevantes, frente a la teoría clásica, es que en
el diálogo analítico se produce el encuentro de dos psicologías. El analista
aporta continuamente su propia subjetividad en la misma medida que el pa-
ciente. Hay una dialéctica constante entre las dos psicologías. El analista
neutro, pantalla en blanco, del modelo clásico queda lejos. El diálogo psi-
coanalítico sostiene el modelo relacional, es una continua interacción en la
que dos personas se comunican, se influyen y condicionan sus respuestas.
El analista, sostiene Coderch, deja de ser un observador “objetivo” (las cur-
sivas son mías) para ser un partícipe en la construcción y percepción del
proceso terapéutico.
Otro aspecto importante frente al modelo clásico, es que la adaptación
al modelo relacional, junto a la regulación del afecto, es la motivación bá-
sica, y no las pulsiones como propone la teoría clásica.
Al inicio del tercer capítulo, La necesidad del modelo relacional, el
autor nos dice que el psicoanálisis, sin dejar de lado la investigación de la
mente humana, ha de situar en primer plano su carácter terapéutico. A lo
largo del capítulo y partiendo de las obras de autores como H. S. Sullivan,
S. Ferenczi y, sobre todo, R. Fairbairn, que han tenido un influencia fun-
damental en la creación del modelo relacional del psicoanálisis, Coderch
202
LIBROS QUE AYUDAN A PENSAR

va mostrando las discrepancias entre el modelo relacional y la teoría clá-


sica. Así, sitúa el concepto de déficit frente al conflicto intrapsíquico y el
modelo pulsional y da por refutada la teoría de las pulsiones con las apor-
taciones de la neurociencia.
El concepto de transferencia, desde la perspectiva del psicoanálisis re-
lacional, también es revisado por Coderch, siendo para él, más que una re-
petición del pasado, una manera de organizar el presente y dotarlo de
sentido.
Cabría pensar si todas estas diferencias del modelo relacional respecto
de la teoría clásica no suponen una ruptura total. Coderch nos dice que no,
que el modelo relacional es heredero de la técnica de Freud porque el psi-
quiatra vienés escribía lo que mejor le parecía para el prestigio científico
del psicoanálisis, pero su comportamiento con los pacientes difería bastante
de sus propios consejos y su práctica analítica estaba más próxima a algu-
nos presupuestos del modelo relacional que a la ortodoxia mantenida por sus
seguidores.
Coderch describe todas las características diferenciales del psicoanáli-
sis relacional y la aplicación a la clínica. Algunas de las aportaciones de este
modelo, en mi opinión, están muy próximas al grupoanálisis. Foulkes tam-
bién propuso una visión revolucionaria de la teoría psicoanalítica clásica. El
modelo relacional habla del abandono de la mente aislada, de las subjetivi-
dades del paciente y del analista y Foulkes “nos propone la supresión de la
dicotomía entre individuo y sociedad, para que sea pensado como una ma-
triz en interrelación dinámica con procesos multipersonales, multiindivi-
duales” (Sunyer, 2008:245). “[…] la mente sería más una creación continúa
a partir de las relaciones que estamos estableciendo permanentemente que
un componente estático, unipersonal” (Íbidem) en la posición del conduc-
tor, ya que el grupoanálisis es una forma de psicoterapia por el grupo, del
grupo incluyendo a su conductor.
La creación el espacio terapéutico y la autoridad del psicoanalista son
los contenidos del siguiente capítulo. Coderch se va ocupando de diferen-
tes elementos: el número de sesiones, el encuadre, la utilización del diván,
la autoridad del analista y la procedencia de esa autoridad que, en opinión
del autor, emana de “las cualidades de modestia, flexibilidad, sensibilidad,
apertura a los múltiples significados de la experiencia, la disponibilidad para
aceptar los puntos de vista del paciente y el planteamiento de una relación
igualitaria” (:157).
El quinto capítulo es intenso ya que aborda algunas de las reglas clási-
cas del psicoanálisis: el anonimato, la abstinencia y la neutralidad del ana-
203
MIGUEL PÉREZ SILVA

lista como participante observador. Teniendo en cuenta lo expresado en la


interacción, el objeto de análisis es la relación paciente-analista como en-
cuentro de dos subjetividades que mutuamente se influyen y cómo, a la luz
de lo expuesto, quedan estos principios terapéuticos que rigen el proceso
terapéutico.
Estas reglas, que en su origen eran flexibles y moderadas, según hemos
visto en el capítulo anterior cuando se dice que el modelo relacional es he-
redero de la técnica de Freud, se han convertido en rígidas e inamovibles y
cada vez que son abordadas despiertan la susceptibilidad de la ortodoxia
freudiana. La posición de Coderch está claramente alejada del comporta-
miento frío, distante, anónimo y apartado de todas las expresiones de afecto
y simpatía, que por otra parte provoca tantas fantasías como cualquier otro.
En relación a la abstinencia, es decir, a la ausencia de cualquier gratifi-
cación que pudiera obtener el paciente de su relación con el analista, Co-
derch recoge el pensamiento de Winnicott y lo llama “la sintonización de
dos mentes”. Afirma que la vivencia del analista como alguien que propor-
ciona un entorno acogedor es gratificante para el paciente.
La posición clásica sobre la neutralidad como reserva y distancia ana-
lítica le aparece al autor una ingenuidad, ya que lleva al analista a inhibirse
de todo, intentando que el paciente no pueda leer entre líneas lo que el te-
rapeuta piensa u opina (p. 183). Esta posición del analista como una panta-
lla en blanco es, en opinión de Coderch, una teoría del desarrollo ya
superada.
Para el modelo relacional, el analista es una persona profundamente im-
plicada con el paciente y con el proceso psicoanalítico. No existe neutrali-
dad en las relaciones humanas.
Tres cuestiones esenciales de la práctica relacional: Enactment, auto-
rrevelación y metas del psicoanálisis, son analizadas en el capítulo sexto.
En realidad, estos tres conceptos están enlazados con los tratados en el
capítulo anterior. Las aportaciones de las diversas disciplinas apuntadas en
el primer capítulo, así como los trabajos fruto de las experiencias acumula-
das de muchos psicoanalistas, nos muestran que hoy en día no puede soste-
nerse la idea de la ausencia de interacción entre paciente y analista. El
concepto de enactament viene a recoger todas estas aportaciones y da ar-
gumentos a los analistas relacionales para ver aceptadas sus tesis.
La revelación y autorrevelación, como hemos apuntando anteriormente,
está entrelazada con todo lo abordado sobre la abstinencia, la neutralidad y
la observación participante. Nos describe Coderch la ingente cantidad de
204
LIBROS QUE AYUDAN A PENSAR

trabajos que en la actualidad se han ocupado del tema, así como los autores
que no están a favor de la revelación y los que sí se muestran favorables.
Coderch nos dice que se ha de distinguir entre revelación y lo que es una
autorrevelación. Confiesa que no es muy partidario de la autorrevelación,
utilizándola en contadas ocasiones y tan solo cuando le puede ser útil al pa-
ciente y pueda entenderse a través del efecto que provoca en él.
La posición de Coderch en relación a las metas del psicoanálisis, en-
tendiendo por metas “aquello que se aspira a lograr con el análisis, en el
sentido de cambios y modificaciones en la mente del paciente”, es clara. Es
y debe ser terapéutica (p. 236). Los resultados serían lo observable, aquello
que el paciente puede observar y, por ende, los cambios que puede detectar
en su relación con el entorno. Los procesos son los diferentes medios que
emplean las diferentes escuelas a lo largo del tratamiento.
Concluye este capítulo poniendo énfasis en lo que viene reiterándose a
lo largo de los anteriores: que “la interacción y la relación son los medios
esenciales en los que se basa la práctica del modelo relacional” y que “toda
interpretación es un acto relacional y toda relación se sostiene sobre la
mutua interpretación entre paciente y terapeuta” (:237).
En el último capítulo, La relación paciente-analista como agente tera-
péutico, se recapitula y se ordena toda la información que se ha tratado an-
teriormente. Es el capítulo que contiene más ilustraciones clínicas y
podemos deducir, a través de ellas, cómo trabaja el autor desde el modelo
relacional.
Se resalta la importancia de aquellos que han contribuido a poner de
relieve el significado terapéutico de la relación: la psicología del self
(Kohut), el intersubjetivismo (Stolorow y colaboradores), la teoría de la
interacción (Miller y Dorpat), el Grupo de Boston (Stern, Lyons-Ruth y
otros) y el psicoanálisis relacional (Mitchell). Para Coderch, el psicoanáli-
sis relacional es, dentro de todos estos movimientos, aquel que “ofrece una
perspectiva más amplia dentro de la que pueden incluirse las otras orienta-
ciones sin perder sus rasgos peculiares” (:240). Así, sea cual sea la escuela
o modelo, si concede importancia a la interacción, a la influencia entre pa-
ciente y terapeuta y contempla la relación como agente terapéutico, puede
acogerse bajo el nombre de psicoanálisis relacional.
Coderch se reafirma en la importancia de la relación en el proceso te-
rapéutico ya que, por sí misma, constituye una fuerza suficiente para pro-
ducir modificaciones psíquicas. La personalidad del terapeuta es
fundamental porque, para que se produzcan estas modificaciones, el tera-
peuta debe ser percibido como objeto bueno, un objeto bueno con unas de-
205
MIGUEL PÉREZ SILVA

terminadas formas de funcionamiento mental, que Coderch describe a lo


largo del capítulo.
Se pregunta Coderch qué es lo que hace que un analista sea un objeto
bueno y la respuesta es que ha de ser “un analista sencillo, que se comporta
dentro de los parámetros habituales en el seno de cada contexto sociocultu-
ral, y no distante sino muy al alcance del paciente” (:251).
Las ilustraciones clínicas nos van mostrando cada uno de estos aspec-
tos que conforman al analista como objeto bueno. Desde el psicoanálisis re-
lacional se entiende que en la naturaleza humana viene inscrita esa
necesidad de dar y recibir amor, de unas necesidades afectivas que deben ser
satisfechas, y eso es lo que se percibe leyendo cada una de las ilustraciones
clínicas del autor. Un verdadero compromiso con todo aquel que sufre y
que podemos ver en aquellos autores que Coderch reconoce como sus refe-
rentes y también en la forma de trabajar del autor de este espléndido texto,
de gran utilidad para psicoterapeutas y psicoanalistas.
En suma y para terminar, es un libro rico, estimulante, que nos ayuda a
pensar y a revisar nuestra práctica clínica, ya sea la individual o la grupal,
ya que el grupoanálisis es una forma de psicoterapia abierta a incorporar
aquellas aportaciones que puedan enriquecer la comprensión del ser hu-
mano.

206
Reflexiones...

Los “ismos” en los grupos: conflicto y diferencia

MALCOLM PINES

¿Por dónde empezar?


Iba viajando en un tren desde San Petesburgo a Helsinki, lo que me per-
mitía tener tiempo y espacio para ir despejando mi mente, muy activada tras
la excitación que había supuesto estar en Kiev y en San Petersburgo con-
duciendo grupos, manteniendo espacios de lectura sobre el grupoanálisis y
explorando estas grandes ciudades. El espacio mental para pensar provenía
de la paz que sentía mientras pasábamos la frontera entrando en Finlandia,
este tranquilo y próspero país, con nombres de estaciones que puedo leer sin
el esfuerzo al que me obligan los caracteres cirílicos. Pero, sobre todo, esa
paz provenía de la ausencia de policías y soldados armados y el feliz senti-
miento de estar en una avanzada democracia, lejos de la ciudad de la Re-
volución bolchevique, la guerra civil, las purgas terribles en las que el
pensamiento libre, la libre asociación, la discusión libre y flotante debía so-
brevivir bajo tierra. El psicoanálisis tuvo un comienzo floreciente cuando la
Sociedad Psicoanalítica Rusa era la mayor de Europa, cuando Luria era su
secretario, cuando Sabina Spielrein volvió a Rostov tras haber analizado a
Piaget en Suiza, donde ella misma fue analizada y tuvo un romance con
Jung. Rusia, donde Trotsky apoyó abiertamente al psicoanálisis, pero donde
ha sido rechazado de pleno desde 1930 hasta estos días y sustituido por el
marxismo, la psicología conformista. Sin embargo, el desarrollo de la psi-
cología de Vigotsky y el dialogismo de Bakhtin son contribuciones impor-
tantes a la teoría y a la práctica grupoanalítica.
En este viaje en tren he pergeñado un cuadro de “ismos” y, para com-
pensarlo, otro con los sufijos “ness”1. Aquí tenemos algunos ejemplos:
1. Términos en “ismos”: nacionalismo, capitalismo, socialismo, radi-
calismo, individualismo, marxismo-leninismo, militarismo, pacifismo, ho-
lismo, nihilismo, funcionalismo.

Reflexiones ... (2012). Teoría y práctica grupoanalítica, 2(1):207-15

1 Es difícil traducir el significado original de este sufijo inglés. En español, el equivalente a este grupo de
palabras inglesas que designan cualidad, estado o condición no se forma necesariamente con un solo su-
fijo.

207
MALCOM PINES

2. Términos en “ness”: consideración, agradecimiento, amabilidad, des-


cortesía, disposición.
Me parece que el de los “ismos” representa el “pensamiento colectivo”,
mentes individuales fundiéndose en un movimiento de ideas, en grupos co-
hesionados, liderados por líderes carismáticos: podemos decir marxismo,
comunismo. ¿Podríamos decir democratismo? El diccionario Fowler de uso
del inglés2 indica al respecto que un término en “ismos” expresa la acción
o conducta de una clase de personas; base del nombre de un sistema teó-
rico o de práctica religiosa, política. Clasificación de nombres de doctrinas
o principios, como por ejemplo, agnosticismo, ateismo, comunismo, rea-
lismo. En la segunda parte del siglo XX aludiendo a términos “política-
mente correctos” que pueden fomentar el prejuicio de un grupo respecto a
otro.
Y ahora, ¿qué decimos de las palabras que en inglés acaban en “ness”?
En este punto el diccionario Fowler es menos claro y nos ayuda menos.
“Ness” es un sufijo que se suele añadir a los adjetivos para formar sustan-
tivos mediante los que expresar un estado o condición: de oscuro, oscuridad;
de persuasivo, persuasión. Sin embargo, lo que puedo ver, y respecto a lo
que estaré encantado de conocer sus puntos de vista, es que solemos adjun-
tar este sufijo no a las colectividades, sino a actos de la mente. Representan
atributos, con frecuencia indican virtudes de las personas o grupos de per-
sonas que mantienen y no pierden, por el hecho de mezclarse, su sentido de
humanidad, que sin necesidad de una pancarta que los colectivice forman un
colectivo sin perder su sensibilidad y sus elevadas funciones mentales.
Hay dos líneas de desarrollo de la palabra grupo: desde la corriente in-
dogermánica, el término proviene de la palabra Crop que significa gaznate,
la razón es que la comida, cuando es masticada en la boca, forma bolas, una
fusión de materiales antes descritos, que se engulle en forma de bolo ali-
menticio y por ello representa la amalgama de personas, de individuos en
una masa. Y esto es lo que para Freud significaba la palabra en su texto
sobre psicología de las masas y que Strachey tradujo erróneamente como
psicología del grupo.
El origen de la palabra tiene otro recorrido si lo tomamos desde el latín:
significa el arte de agrupar, colocando diversos objetos dentro de un patrón,
dentro de un trabajo artístico, en un conjunto armonioso. Estas son las dis-
tinciones que he hecho entre los términos cohesivo y coherente. Para mí, la
coherencia en grupo es el resultado del trabajo mental.

2 Fowler’s New English Usage

208
REFLEXIONES ...

Ahora bien, tal como puede estar pensando el lector, voy a pasar a ver
qué significa esto de los “ismos” en psicoterapia de grupo. En primer lugar
debemos encontrar alguna forma de identificar las similitudes y las dife-
rencias en el terreno en el que nos movemos. Todos conocemos las clásicas
diferencias del análisis en el grupo, del grupo y por el grupo. La preposi-
ción en hace referencia a la antigua forma de entenderlo de Alexander Wolf
y Emmanuel Schwartz, que fueron los pioneros de la psicoterapia de grupo
americana en los años 30 y 40. La preposición de hace referencia de forma ex-
clusiva a aquellos enfoques que observan el grupo como un todo, en especial
según los de la escuela de Tavistock y más tarde el enfoque de Yvonne Aga-
zarian. La preposición por es el que se atribuye a la tradición de Foulkes.

Pero empezaré por un análisis más sistemático, usado por mí mismo y


por John Schlapobersky en nuestro capítulo Psicoterapia de grupo y Psi-
quiatría del nuevo “Manual Oxford de Psiquiatría”. Para ello utilizamos
dos dimensiones a partir del objetivo específico y de la actividad de lide-
razgo que dan lugar a cuatro cuadrantes. Las escuelas analíticas son adya-
centes en el cuadrante de amplios objetivos específicos y baja actividad del
líder; pero ser vecinos o adyacentes no conlleva necesariamente ser buenos
amigos. Aspectos como el estatus, el poder, la influencia o las ideologías
están muy presentes. Así podemos pensar en Northfield 1 y Northfiel 2;
Bion, Rickman y Foulkes; Tavistock y Maudsley; Sociedad Grupoanalítica,
Instituto de grupoanálisis, Grubb and Leicester. Últimamente, fuera del clá-
sico grupoanálisis, ha aparecido el grupo mediano y grande de Pat de Maré,
las fuerzas antigrupales de Nitsun, el acento de Dalal en la etnicidad, la raza
y el color, el Foulkes ortodoxo y el radical…

Mirando el mapa del mundo podemos ver el impacto de la cultura: gru-


pos en América del Norte y del Sur, Reino Unido, Europa continental. El gru-
poanálisis de Foulkes es poderoso en Escandinavia, bien representado pero
menos fuerte en Alemania. En Italia hay mucha competitividad, como es de
esperar. El grupoanálisis ha dejado huellas en la Europa del este y en los Bal-
canes. Y Francia, ¿qué? La contribución francesa es algo oscura para la ma-
yoría de nosotros, en tanto que la información fluye encontrándose con
barreras, incluso barreras de lenguaje y formas de pensamientos que aquellos
que estamos fuera del mundo francófono encontramos desalentador.

Cervelo Figueira (van Schoor, 1994) comentó que había “psicoanálisis


nacionales” que eran la consecuencia de interacciones creativas entre un
“universal” (clásico) psicoanálisis y las estructuras particulares cognitivas,
emocionales y éticas de una sociedad determinada, aspectos reminiscentes
de las ideas de Weber sobre las tribus. Las mismas consideraciones se pue-
209
MALCOM PINES

den aplicar seguramente de forma mucho más intensa en las psicologías


grupales que están profundamente imbuidas en sus culturas específicas.

En el sugerente escrito titulado “Aspectos socioculturales de la psico-


terapia de grupo británica y americana” de Eric van Schoor (1997), que se
formó como grupoanalista en Londres y luego emigró a los Estados Unidos,
aparece un análisis de las diferencias que vio entre las terapias grupales de
las dos culturas, por lo que debemos pensar más como la Europa occiden-
tal que como la exclusivamente británica.

En la psicoterapia de grupo contemporánea americana, las varias apro-


ximaciones como las de las relaciones objetales, la psicología del Yo o la in-
terpersonal siguiendo el pensamiento de Schor están inconscientemente
arraigadas en la cultura americana de la emigración, el optimismo y la adap-
tación y, por lo tanto, la psicología del yo y las escuelas neofreudianas mar-
can la pauta.

Pasar de “sociedad” a “Margaret Thatcher”, para los americanos, es


real, tan real como lo son los individuos. La sociedad consiste en un agre-
gado de individuos que han establecido pactos individuales entre ellos. Por
lo que en el terreno de la psicoterapia la primacía se le otorga al individuo.
El grupo es visto como una amenaza contra el individuo, contra el funcio-
namiento mental tal y como Wolf y Schwartz enfatizaron. La confianza en
la mayoría de las escuelas norteamericanas se sitúa en la técnica, en la efec-
tividad y en la promoción y la potenciación de la cohesión grupal (Yalom).
En último término, el objetivo es el de devolver al paciente su capacidad de
independencia y autonomía en el contexto de una sociedad en la que la ha-
bilidad para separarse y volverse a juntar le permite hacer uso de las opor-
tunidades económicas y sociales de esa sociedad en expansión.

Por lo contrario, la teoría grupoanalítica está impregnada de una con-


cepción de lenta transformación de la perspectiva histórica de la sociedad en
la que la persona está imbuida hasta la médula por las colosales fuerzas so-
ciales de las que la categoría de persona o de individuo emerge del proceso
sociocultural. En este sentido, Foulkes está fuertemente influido por Norbert
Elias. La velocidad de cambio tanto de la sociedad como del individuo es
lenta: es el punto de vista menos optimista del viejo mundo. El proceso de
cambio se basa en la potenciación de las capacidades comunicativas del
grupo, en el incremento del autoconocimiento a través de la formación del
Yo en acción a través de los procesos de espejo, resonancia e intercambio.
El grupo realiza un proceso de separación de la dependencia terapéutica de
la autoridad personificada en el líder o conductor.
210
REFLEXIONES ...

Dieter Nitzgen (2001), en un trabajo muy reflexivo titulado “Group


Analysis and Democracy”, distingue hábilmente las formas no democráti-
cas de liderazgo, en las que la omnisciencia prevalece y la alteridad queda
eliminada. Foulkes nos dirige hacia otra dirección, hacia un “no entender
más que un entender a toda costa”. Esto es verdaderamente una profunda ac-
titud freudiana para el título original alemán de su trabajo Interpretación de
los sueños que es “Traimdeutung”, buscando una comprensión, una direc-
ción, no una interpretación científica.
La libre discusión flotante, la apertura del proceso grupoanalítico, el
continuo desplegar una matriz de comunicación, solo puede llevarse a cabo
cuando el grupoanalista rechaza su omnisciencia, rechaza la posesión del co-
nocimiento que supuestamente solo él posee. Nitzgen recuerda el uso que
Bion hace del concepto de “capacidad negativa” de Keats: ser capaz de exis-
tir en las incertidumbres, los misterios o las dudas sin ninguna búsqueda
irritable por alcanzar la realidad y la razón. Tristemente, sin embargo, esta
actitud a menudo aparece para alcanzar una lectura superficial de la teoría
de los supuestos básicos de Bion, como si fuese el verdadero camino para
entender la dinámica de los grupos.
Durante muchas décadas, especialmente en este país, se ha desarrollado
una oposición entre los seguidores de Foulkes y los de Bion: grupoanálisis
y los de la Tavistock, vecinos geográficamente, pero todavía separados en
el terreno de sus discursos. Quiero mirar ahora ciertos esfuerzos poderosos
que buscan un diálogo creativo entre Bion y Foulkes, especialmente los de
Dennis Brown y Gerhard Wilke. Debemos echar una mirada a los artículos
de “Construyendo sobre Bion”, volúmenes 1 y 2.
Primero Dennis Brown, en su volumen 1, Raices, tiene un capítulo ti-
tulado “Emparejando Bion y Foulkes. ¿Hacia una metapsicosociología?”
Bion vio al hombre como un animal en guerra con su grupalidad, el esfuerzo
del individuo por relacionarse con el grupo similar a la tensión de los niños
por tomar el pecho. De forma contraria, Foulkes vio el grupo como la ma-
triz de la individualidad. Estos puntos de vista aparentemente disparatados
tienen su validez en su propio contexto: el pecho es tanto bueno como malo,
los grupos son vividos de forma igual. En los estados de supuesto básico, la
función grupal se basa en las ilusiones defensivas, la no incoherente coo-
peración, en la que hay que crecer pese al conflicto, la ansiedad y el dolor.
El buen liderazgo puede crear un pasaje desde uno a otro, desde la ilusión
a la cooperación.
Este es el modelo puesto en evidencia por Gerhard Wilke en su apasio-
nante y desafiante capítulo “El grupo grande y su conductor”, del volumen
211
MALCOM PINES

2, Ramas. Bion y Foulkes, siguiendo a Wilke, tienen un invisible punto de


encuentro en el que uno y otro se complementan: Bion, para entender, ataca
el pensamiento y la vinculación en el grupo grande; Foulkes lo ve como la
comunicación que tiene lugar en diversos niveles y simultáneamente, no
precisamente en una conjunción de posiciones de supuestos básicos. El es-
tilo de conducción grupoanalítico reconoce y valida las mentalidades indi-
viduales así como las fantasías grupales y la cultura grupal. El modelo de
mente de Foulkes, en el que cada miembro es un punto nodal de una red
transpersonal, da libertad al conductor para intervenir dirigiéndose a un sub-
grupo o a todo el grupo para asegurar que la corriente comunicativa vaya en
direcciones horizontales, verticales y exteriores. Un conductor competente
de grupo grande necesita tanto de las perspectivas de Bion para entender
las defensas grupales, como de las de Foulkes para desarrollar un estilo de
conducción flexible. Desde este estilo podemos intervenir en todos los ni-
veles, dirigiendo las mentes pensantes, guardando los límites del grupo y ser
guiados por la percepción de cuánta regresión puedan soportar los miembros
más vulnerables. Como escribió Foulkes, el conductor tiene tres roles: ad-
ministrador dinámico, analista y traductor.
Wilke finaliza su capítulo con una frase: “La vida está hecha de errores
y los errores, especialmente los del conductor, son la fuente de nuevos co-
nocimientos”. Goethe, citado por Freud, escribió: “Toda teoría es gris, el
verde es sólo el árbol de la vida”.
Concluyo con un dicho de Kant que indica que más allá de las vigas
torcidas, jamás se construyó nada recto. Es por eso por lo que los “ismos”
buscan crear caminos rectos, mientras que los “nesses” crean apariencias, no
colectivismos. Foulkes sugirió que, como el poeta, los terapeutas tienen una
función creativa, una habilidad de ver un poco mejor, un poco más allá, un
poco antes que los demás: estar encima de la situación, viendo al mismo
tiempo la comedia y la tragedia, lo absurdo de la existencia humana. Esta
es una posición parecida a la de Bion, quien señaló que la verdad y la com-
pasión pertenecen a las relaciones que el hombre establece con las personas
y las cosas.
Nosotros vivimos nuestros mundos en términos de Yo y el otro, del yo-
mismo y tú-mismo, ellos, nosotros. Sabemos que el Yo y el otro son partes
del todo del que nosotros salimos y nos diferenciamos. Dentro de la teoría
psicoanalítica de las relaciones objetales, el psicoanálisis relacional y la psi-
cología del Yo nos prestan diferentes puntos de vista, ángulos desde los que
ver estas simples complejidades; simples porque el otro y el tú son profunda
e intuitivamente conocidos, grabados en nuestro sistema nervioso central,
nuestra fundamental interdependencia: el yo-en-ti, el tú-en-mí. Nuestra
212
REFLEXIONES ...

“esencia de ser nosotros”, nuestra “esencia de ser vosotros”, nuestro “nos”,


como lo llamó Tom Ormay, como base de nuestro ser. Quiero introducir
aquí el concepto de “esencia de lo ello”, la “esencia de la cosa”, un término
apropiado para el mundo inorgánico. Aplicándolo a nuestra experiencia hu-
mana, el término de “esencia de lo ello” puede evocar los horrores del
Gulag, el Holocausto, la Revolución Cultural, donde algunos seres huma-
nos con excesivo y hegemónico poder han deshumanizado a los demás, la
ruina del proceso de civilización. Lo que tomo ahora aquí es el uso que Paul
Hoggett (1992), un científico social profundamente influido por el pensa-
miento kleiniano y el de Bion, hace del término. Él transmuta las ideas de
ellos en un lenguaje más común, que se encuentra en Thomas Ogden (1986).
Sin perspectiva, tal y como sucede en la posición esquizoparanoide,
todo es tal cual es. En la posición depresiva “nada es simplemente lo que
aparece ser”, escribe Ogden. La perspectiva, tal como la conocemos, re-
quiere un espacio reflexivo en el que el sujeto pueda distanciarse de las
cosas y tomar nota de la experiencia. Recuerda al grupo básico de Foulkes,
tanto en el mundo interno como el externo. Primeramente, en las fases de
desarrollo, hay un mundo de “cosas” en donde el niño vive su experiencia
como “el granizo cayendo en una capa sin protección del psiquismo hu-
mano”.
Aunque encuentro el concepto de “esencia de lo ello” útil en algunas
instancias a las que volveré más tarde, lo que está olvidado en este esquema
es el conocimiento que vamos adquiriendo a partir de los avances de las
neurociencias que indican que pocos minutos después del nacimiento el
bebé puede imitar los movimientos faciales de los adultos, seleccionar las
formas, detectar sonidos que tienen el significado de reconocimiento de lo
otro. Esta es nuestra básica intersubjetividad, que es primaria, por la que es-
tamos genéticamente dotados, que nos asegura nuestra supervivencia y con-
tinuidad genética.
Para Ogden lo que falta en la posición esquizoparanoide es el contacto
con el significado de la realidad humana, que es lo que posibilita la posición
depresiva. Aquí, el Yo alcanza el estatus de sujeto, quien puede observar y
crear sus propios pensamientos, no tanto como objeto en un mundo que
justo lo está siendo.
Las instituciones, a través del pensamiento institucionalizado, mediante
la rutina, tratan de evitar el sufrimiento y la aparición de nuevos pensa-
mientos. Este es el objetivo que Bion trata de explorar: cómo nacen nuevos
pensamientos.
Para Bion (1962) el aprendizaje depende de la capacidad del continente
en permanecer integrado y aun así capaz de perder rigidez. Esta es la base
213
MALCOM PINES

del estado mental en el individuo que puede retener su conocimiento y su


experiencia y que está preparado para reconstruir sus experiencias pasadas
de forma que le permita ser receptivo a nuevas ideas.
La idea de Bion de la relación contenedor-contenido nos aporta la base
para un conocimiento dialéctico. Pero me parece que Bion, a pesar de que
se avanzó al pensamiento kleiniano en cuanto a la identificación proyectiva
con la idea de contenedor y de las funciones alfa y beta, no empieza con la
dialéctica, con el dialogo de la experiencia humana, el verdadero inicio del
ser humano. La relación de una persona con un grupo es tan problemática
y dificultosa como lo es su relación como bebé con el pecho materno. Sin
embargo, si hay un pecho generoso, receptivo, amoroso que se le ofrece a
sí mismo, esta tarea no tiene porqué ser descrita como formidable ya que las
dificultades ciertamente existen. ¿No les sucedería lo mismo a las relacio-
nes de un individuo con el grupo?
Me he ido haciendo más receptivo al pensamiento de Bion a través del
trabajo de los dos volúmenes publicados: Building on Bion y Roots and
Branches. En este sentido, mi propio contenedor está repleto y es suficien-
temente flexible como para contener nuevas ideas sin perder la coherencia.
Ahora volvamos a la formación. En el Instituto de Grupoanálisis de
Londres tenemos la formación más completa que existe en psicoterapia gru-
poanalítica. El contenedor aumentó de volumen para considerar la obra de
Bion en su último trabajo y no necesariamente el primero de los supuestos
básicos. Una amplia y profunda formación, la mejor, mejorando el conoci-
miento básico del grupoanálisis, y menor necesidad de antagonismos arti-
ficiales entre el grupoanálisis y otras escuelas vecinas. Pero veo poca
evidencia, hasta donde puedo alcanzar a ver, aunque otras escuelas, por
ejemplo, la posbioniana, toman suficientemente en consideración los avan-
ces en el conocimiento de las neurociencias y la evolución genética, lo que
considero esencial para la expansión del conocimiento del grupoanálisis.
Foulkes siempre estuvo abierto al conocimiento biológico, neurocientífico,
cultural e histórico. Esto es lo que hace flexible al contenedor. Y aunque
siempre hay necesidad de diferenciarse, las diferencias no deben basarse
necesariamente en las hostilidades y los antagonismos. El reconocimiento
y la apreciación del estado del otro, reconociendo que ganamos a través de
los demás, nos debe ayudar a evitar la tendencia a matar de los “estados de
lo ello”, lo mortecino de estériles debates teóricos, para poder seguir valo-
rando lo verde del árbol de la vida.
Malcolm Pines
19th June 2003
214
REFLEXIONES ...

Bibliografía.
BION, W. (1962). Learning from Experience. (London: Heinemann). Existe
versión española: Bion, W. (1980). Experiencias en grupos. Barcelona:
Paidós
BROWN, D., WILKE, G. (2003). Building on Bion Roots: Origins and Con-
text of Bion’s Contributions to Theory and Practice. London: Jessica
Kingsleey Publ.
BROWN, D., WILKE, G. (2003). Building on Bion: Branches: Contemporary
Developments and Applications of Bion’s Contributions to Theory and
Practice London: Jessica Kingsleey Publ
HOGGETT, P. (1992). Partisans in an Uncertain World: The Psychoanalysis
of Engagement. London: Free Association Books
NITzGEN, D. (2001). Training in Democracy, Democracy in Training: Notes
on Group Analysis and Democracy. Group Analysis, 34(3):331-47
OGDEN, T. (1986). The Matrix of the Mind. (New Jersey: Jason Aronson).
Existe edición española: Ogden, T. (1989). La matriz de la mente. Las
relaciones de objeto y el diálogo psicoanalítico. Madrid: Tecnipublica-
ciones
PINES, M.; SCHLAPOBERSKY, JOHN (2003). In M. G. Gelder, J. J. López Ibor,
N. Andreason (2003). The New Oxford Textbook of Psychiatry. Oxford:
Oxford University Press
VAN SCHOOR, E. (1997). Socio-cultural aspects of British and American
Group Psychotherapy. Group Analysis, 30(1):27-48
Recibido el 16 diciembre 2011
Aceptado el 24 diciembre 2011
Último borrador 4 de abril de 2012

215
Instituto de Grupoanálisis
de la Fundación OMIE

ACTIVIDADES QUE SE ESTÁN ORGANIZANDO:

• Barcelona: Seminario conducido por Farhad Dalal


• Mallorca: Espacio de trabajo grupal para profesionales:
supervisión de casos
• Encuentros con autor:
Tarragona: Javier Sempere y los Grupos Multifamiliares
Bilbao: Nicolás Caparrós y el Modelo Analítico-vincular
• Mallorca: Curso de introducción al trabajo grupoanalítico
• Madrid: Supervisión del trabajo grupal

EN PREPARACIÓN:
• Seminario conducido por Mario Marrone
• Seminario conducido por Morris Nitsun

Para más información:


Fundación OMIE: 944 22 38 24
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Teoría y práctica grupoanalítica es una publicación que nace en el año


2010 con el deseo de servir de portavoz de todos aquellos profesionales de
la salud, de las organizaciones, así como de otras áreas como la educativa,
la jurídica, la social y la de relaciones internacionales que deseen difundir
sus trabajos y desarrollos grupales.
Desea potenciar el intercambio entre profesionales de todo el mundo
así como de las instituciones que éstos puedan crear o que les dan cobijo, en
lo referente a publicar trabajos vinculados con la práctica grupal en su ver-
tiente clínica, social u organizativa; y también aquellos trabajos de investi-
gación de lo grupal que puedan servir para la profundización teórica desde
una perspectiva psicodinámica en general y grupoanalítica en particular. En
este sentido Teoría y práctica grupoanalítica no va a ser la portavoz de nin-
guna corriente de pensamiento concreta más allá de lo que cabe dentro del
pensamiento psicodinámico.
Teoría y práctica grupoanalítica invita a cuantos profesionales trabajan
con grupos, pequeños o grandes, en el campo de la medicina, de la psico-
logía, la enfermería, los servicios sociales, en los ámbitos educativos, jurí-
dicos, organizativos, administrativos y de política internacional, a dar a
conocer, difundir y compartir sus trabajos y comentarios, a establecer diá-
logos en torno a los textos publicados y a aportar la información de la que
dispongan de cualesquiera de los actos que se celebren vinculados con el uso
del grupo como instrumento psicoterapéutico, terapéutico o de otra índole,
para su publicación.
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teoria ypracticagrupoanalitica@gmail.com, de forma que en la primera pá-
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mité editorial que decidirá la oportunidad de su publicación. Tablas, dibujos
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Notas a pie de página: únicamente se utilizará cuando se trate de acla-
raciones o ampliaciones de lo que aparece en el texto. Las referencias bi-
bliográficas no deben indicarse mediante este recurso.
Bibliografía. Se relacionará sin numerar y ordenada alfabéticamente al
final del trabajo.
Libros: Pichon-Rivière, E. (1978). El Proceso Grupal. Buenos Aires:
Nueva Visión.
Artículos en Revistas: Ávila Espada, A. (2009). La psicoterapia psico-
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Artículos de revistas digitales: Se citan como los de las revistas y las pá-
ginas del artículo y se les añade, en caso de disponerlo, el doi, por ejemplo
(doi: 10.1177/0533316410365427).
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