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contemporáneo
Elena Oliveras
92 ESPACIOS
siempre repelida, hacía de mí mismo,
a cada paso, un héroe imaginario,
victorioso del viento y rico en fuerzas
siempre renacientes, siempre iguales al
poder del invisible adversario... Así es la
juventud precisamente. Yo pisaba fuer-
temente el borde sinuoso, endurecido y
machacado por la ola. Todas las cosas
que me rodeaban eran simples y puras:
el cielo, la arena, el agua...”.4
Artes 93
Teoría del objeto ambiguo en el arte contemporáneo
Exponentes contemporáneos
de la ambigüedad
Existen, en las obras de arte
contemporáneas, distintos niveles de
presentación de la ambigüedad. Los
más “dramáticos” son aquellos en los
que el espectador prolonga el estupor
del joven Sócrates. Es el caso paradig-
mático del Secador de botellas (1914)
de Marcel Duchamp, un objeto no
artístico que la “institución arte” Dickie
convierte en artístico. Los señalamien-
tos de personas (Vivo Dito) de Alberto
Greco, a comienzos de la década del
‘60, también reiteran la problemática
división entre lo que es arte y lo que
Sócrates no lo es.
En otros casos, menos drásticos, se
reconoce la categoría de “obra” pero no
hay certeza sobre su nivel. Lo que esta-
sus cabezas, si se habrán “detenido” mos viendo: ¿es obra acabada, “mayor”
para “después volver”: “Detenerse, u obra preparatoria, “menor”? Reten-
después volver, ¡he aquí lo que es dremos tres ejemplos de la Documen-
pensar!”, explica Fedro.9 No sabemos ta X de Kassel (1997). Uno de ellos es
si el pensamiento les ha dado “alas”.10 Atlas, del reconocido artista alemán
Lo que sí sabemos es que los objetos Gerhard Richter. Se trata de un work in
ambiguos requieren de una particular progress infinito iniciado en 1962, una
poiesis del espectador, convertido en obra en permanente “retardo”, para
9. Ibid., p. 70. coautor de la obra. Como apunta decirlo con Duchamp. Este paradigma
10. Ibid. Jauss, “el propio estatus estético se de la “estética del archivo”, de acuerdo
11. Jauss, Hans Roberto, op. cit, p. 110. convierte en problema, y el espec- con Benjamin Buchloh,13 está integra-
12. Hegel, G. W. F., Introducción a la Estética, tador, ante un objet ambigu, vuelve do por pequeños dibujos, bocetos, y
Barcelona, Península, 1985. Si acepta finalmente a verse de nuevo en la situación de fotografías. Todos preparatorios de sus
el empleo de la palabra Estética no es porque le tener que preguntarse y decidir si obras “acabadas”.
importe poco el nombre, “sino porque este térmi- dicho objeto puede tener derecho a Fueron 633 paneles conteniendo
no ha recibido título de validez en el lenguaje ser todavía, o también, arte”.11 alrededor de 5.000 imágenes los que
corriente, lo que, de por sí, es un argumento En esta nueva estética de la recep- ocuparon el amplia ala izquierda del
importante en favor de su aceptación” (p. 22). ción lo que declina, evidentemente, es Museo Fridericianum, un lugar destina-
13. Sinopsis, muestra de Gerhard Richter, tuvo lu- el concepto de contemplación. Será do a los high lights. ¿Cómo era posible
gar en el Museo de Arte Decorativo, Buenos Aires, la atención investigativa, el compor- que Richter, uno de los más renombra-
del 11 de junio al 27 de julio de 2010. Contó con el tamiento teorético del espectador, dos artistas alemanes, se limitara a ex-
auspicio del Instituto Goethe de Buenos Aires. maduro y experto, el que se convertirá poner obras menores? Es que, para él,
14. Atlas es considerado por Benjamin Buchloh en estético, siempre y cuando demos no existen en realidad “obras menores”,
un paradigma de la estética del archivo, en la al término estético un significado más como tampoco existe un estilo único
que también se incluyen artistas como Bernd e amplio que el habitual. Presintiendo para cada artista. Por esto acostumbra
Hilla Becher, Anselm Kiefer, Reinhard Mucha o la presencia de un arte cada vez más exponer, simultáneamente, pinturas
Christian Boltansky. “Fotografiar, olvidar, recordar: conceptual, Hegel advirtió, ya en las figurativas, fotorrealistas, junto a otras
Fotografía en el arte alemán de posguerra”, en primeras décadas del siglo pasado, la abstractas, informalistas. Así lo hizo en
Jiménez, J. (ed.), El nuevo espectador, Madrid, inadecuación del término “estético” (del su muestra Sinopsis, presentada en el
Fundación Argentaria, 1998, p. 67. griego aisthesis = sensación).12 Museo de Arte Decorativo en 2010.14
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