Você está na página 1de 4

Adriel Manuel Hernández

Guzmán
Filosofía De La Lógica
Falacias

Encontrar falacias en la filosofía a primera vista parece ser sencillo. Y no es de sorprender


que se tenga esta primera idea, pues la filosofía pareciera crecer en base a encontrar
debilidades en el pensamiento. El filósofo practica la autofagia, siendo el argumento falaz
uno de los más favorecidos medios de aderezar la refutación.

Sin embargo no podemos reducir la refutación a la posibilidad de encontrar “argumentos


falaces”, incluso este medio es el menos importantes entre otros para mostrar la inviabilidad
de una tesis. A esto surgen dos preguntas: ¿Que debemos entender por refutación?, y
¿Cuáles son los medios para refutar una tesis y como usarlos?

Aristóteles define la refutación como “demostración de lo contradictorio” (El. Sof., I, 165 a


2) Esta definición, -entre otras que se han dado- dan pábulo a la controversia. Se podría
pedir que se explique lo que se debe entender por “demostración”, y aunque pareciera
evidente también se podría pedir que se explique lo que se entiende por “contradictorio”.
La pregunta que subyace a esto es si al interior de un sistema de pensamiento, la
“demostración y la refutación” son cualitativamente distintas que en otro sistema de
pensamiento. Esto nos generaría barios problemas:

1) Cómo evitamos caer en un relativismo “racional”, donde toda postura es aceptable


mientras mantenga la coherencia “lógica” de su sistema.
2) Si cada “sistema de pensamiento” concibe una forma distinta de entender
“demostración y refutación”, ¿Es posible la crítica y refutación de un sistema a
otro? ¿hay un criterio objetivo para afirmar que un “sistema” es mejor que otro?

No voy a intentar esclarecer estos problemas en mi presente trabajo (tampoco creo que
pudiera hacerlo). Mi pretensión es mostrar la enorme dificultad que está en un análisis que
tome categorías de pensamiento producto de un contexto y aplicarlo a otro. Intentare ser
más claro en el uso de un ejemplo.

Platón inicia “La República” intentando definir que es la justicia. Después de varias
definiciones y refutaciones Sócrates sintetiza la definición de justicia que ha dado
Polemarco.

Tesis -Así, pues, ¿pretendes que añadamos a la idea de lo justo algo más sobre lo que
primero decíamos, cuando afirmábamos que era justo el hacer bien al amigo y
mal al enemigo; diciendo ahora, además de ello, que es justo el hacer bien al
amigo que es bueno y mal al enemigo que es malo?
Argumento 1
(Falacia de accidente Inverso)
-¿Y es, acaso, propio del hombre justo –dije yo- el hacer mal a quienquiera que
sea?
-Bien de cierto –dijo-; a los perversos y malvados hay que hacerles mal.
-y cuando se hacen daño a los caballos, ¿se hacen éstos mejores o peores?
-Peores.
-¿Acaso en lo que toca a la virtud propia de los perros o en lo que toca a la de
los caballos?
-En las de los caballo (…)
Conclusión -¿Y no diremos también, amigo, que los hombres, al ser dañados, se hacen
peores en lo que toca a la virtud humana?
-Ni más ni menos.

El argumento anterior se presenta como un “argumento por analogía” si partimos de la


teoría de la argumentación de Perelman. Desde la tipología de falacias que muestra Irving
M. Copy es “una falacia de accidente Inverso”. Pues hace una falsa generalización al
afirmar que no hay daño que ‘haga mejor al que lo recibe’. Y pone el ejemplo de “los
caballos” diciendo que estos no se hacen mejores con el daño. Concluyendo que tampoco
los hombres se harían mejores con el daño. Ahora bien, Bastaría un contraejemplo para
clarificar esta mala generalización, y Platón mismo nos lo proporciona cuando afirma “que
el ejercicio es un daño bueno que se le hace al cuerpo”. (Falta cita)
El resto del argumento que finalmente llevará a la refutación de la definición de justicia
como: “hacer bien al amigo y mal al enemigo”, es consecuencia de aceptar la
generalización “todo daño hace peor al que lo recibe”.

Argumento 2
(Falacia de accidente Inverso)
-¿Y la justicia no es virtud humana?
-También esto es forzoso.
-Necesario es, por tanto querido amigo, que los hombres que reciben daño se
hagan más injustos.
-Eso parece.
¿Y acaso los músicos pueden hacer hombres rudos en música con la música
misma?
-Imposible.
-¿Ni los caballistas hombres torpes en cabalgar con arte de la equitación?
-No, imposible.
-Porque, según pienso, el enfriar no es obra del calor, sino de su contrario.
-Así es.
-Ni el humedecer de la sequedad, sino de su contrario.
-Exacto.
-Ni del bueno el hacer daño, sino de su contrario.
-Eso parece.
-¿Y el justo es bueno?
-Bien seguro.
Conclusión -No es, por tanto, ¡oh, Polemarco!, obra propia del justo el hacer daño ni a su
amigo ni a otro alguno, sino de su contrario el injusto.
-Me parece que en todo dices la verdad, ¡oh, Sócrates! –repuso él.
-Por tanto, si alguien afirma que es justo el dar a cada uno lo debido y entiende
con ello que el hombre justo debe daño a los enemigos y beneficio a los
amigos, no fue sabio el que tal dijo, pues no decía verdad; porque el hacer mal
no se muestra justo en ningún modo.

En un principio discursaba sobre la dificultad de encontrar falacias en la tradición


filosófica. Esto debido a que no se puede hablar de una misma forma de entender
tanto “la demostración como la contradicción”, dentro de los distintos sistemas
filosóficos. Y como se vio en el argumento de Platón, también influye desde la óptica
en que se haga el análisis. Pues desde la propuesta de “Perelman” el argumento
platónico es un argumento por “analogía”, y desde la tipología de falacias dadas por
Irving M. Copi” el razonamiento de Platón es una “Falacia de accidente inverso”
Efectivamente una falacia es un error de razonamiento, pero hay que tomar en cuenta
primero si esta falacia es interna; es decir cuando en los propios términos del sistema
el argumento empleado es erróneo. Y falacia externa; cuando un argumento es
coherente al interior de un sistema, pero falaz visto desde otro.

Ahora bien, el argumento platónico visto desde la tipología de falacias de Irving M.


Copi es falaz. Pero faltaría explicar si la inconsistencia se presenta dentro del
sistema. En este caso el nombre que se le dé no importa. El hecho que yo pueda
etiquetarla como “Falacia de accidente Inverso”, no agregaría nada al hecho de que
desde su propio sistema de pensamiento Platón se habría equivocado. La utilidad de
valorar un sistema de pensamiento con otro, se da cuando el error de razonamiento
no se da al interior del sistema. Sino que se evidencia desde fuera, mostrando de paso
las limitaciones que posee un “sistema filosófico” para evitar el error. Esto es a lo
que llamo “falacia externa”, y es lo que intente hacer al analizar el argumento de
Platón, encontrando que éste sería una “falacia de accidente Inverso” desde la
propuesta de Irving M. Copi.

Finalmente es de resaltar que la búsqueda de la falacia es importante, “aunque no del


todo concluyente” en la refutación. Queda entonces abierta la necesidad de definir
cuáles son los medios de refutación y sus características, así como precisar el papel
que posee las falacias en él, entre otras interrogantes.
Bibliografía

• Chaim Perelman, 1997, El imperio retórico (retórica y argumentacío),

Colombia, Grupo editorial Norma, Tr. Adolfo León Gómez Gizaldo

• Platón, 1997, Republica, Madrid, Alianza editorial, Tr. José Manuel Pabón

y Manuel Fernández-Galiano

• Irving M. Copi,2008, Introducción a la Lógica, México, Limusa, Tr. Edgar

Antonio González Ruiz

Você também pode gostar