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NEOPSICOANÁLISIS

1. INTRODUCCIÓN
Desde sus inicios el Psicoanálisis ha sido ampliamente estudiado.
Inicialmente fue creado por Freud y a lo largo de la historia ha sido uno de
los modelos más influyentes para explicar las conductas humanas a
través de los procesos inconscientes. Freud tenía varios discípulos,
algunos de ellos (Adler y Jung) tuvieron diferencias con él y decidieron
crear su propio modelo de Psicoanálisis. Las aportaciones de éstos y otros
de los seguidores de Freud como Horney, Sullivan y Erikson formaron las
bases de lo que hoy se conoce como Neopsicoanálisis. Los fundadores
del Neopsicoanálisis en general renuncian a la teoría sexual de la neurosis
propuesta por Freud y se concentran en otros aspectos de la persona
(Gonzáles et. al, 2009).
Adler y Jung rechazaron el binomio conceptual de eros, instinto de vida, y
tánatos, instinto de muerte, así como la teoría del desarrollo evolutivo y
de la personalidad basada en la teoría estructural o “sistema ello, yo y
superyó”.

2. LAS APORTACIONES DE ADLER


Adler dio mayor énfasis a los impulsos sociales y los pensamientos
conscientes más que a los impulsos sexuales instintivos y los procesos
inconscientes. Se interesó posteriormente en los sentimientos de
inferioridad psicológicos y en los esfuerzos compensatorios para
enmascarar o reducir esos sentimientos dolorosos. Adler consideraba que
las defensas eran manifestaciones de esfuerzos compensatorios contra
los sentimientos de inferioridad asociados con una debilidad infantil, la
manera en que la persona intenta enfrentar esos sentimientos llega a ser
parte de su estilo de vida. Adler habló de la voluntad del poder como una
expresión de los esfuerzos de la persona para enfrentar los sentimientos
de debilidad provenientes de la infancia (Gonzáles et. al, 2009).
3. PRINCIPALES ORIENTACIONES PSICOANÁLITICAS
POSTFREUDIANAS

3.1. La psicología del Yo


Si bien el concepto del yo partía de una idea presente ya en los
inicios de la teoría freudiana, la transformación de la teoría
estructural (ello, yo y superyó) tuvo varios efectos, entre ellos que
el dominio del yo es ahora más amplio que el sistema
preconsciente-consciente, por lo que aparece como una fuerza de
regulación poderosa, mediadora de la integración entre las
diferentes instancias psíquicas y la realidad. Se inicia de este modo
un cambio importante en la teoría freudiana en la dirección de
conceder al yo una importancia mayor (Tortosa y Civera, 2006, p.
410).
Tras la muerte de Freud en 1939 hubo un desarrollo sistemático de
la teoría acerca del yo desde la perspectiva estructural, algunos
conceptos psicoanalíticos básicos experimentaron una
reformulación y las funciones del yo y los mecanismos de defensa
pasaron a un primer plano en el estudio del sistema mental,
principalmente con Anna Freud (Tortosa y Civera, 2006, p. 411).

3.2. La teoría de las relaciones de objeto


La expresión “relaciones objetales” se utiliza en el psicoanálisis, a
menudo de una manera imprecisa y ambigua, para aludir a las
relaciones entre el bebé o el adulto y el entorno humano,
independientemente del nivel de desarrollo psíquico en el que
estas relaciones tengan lugar. El término “objeto” se refiere a la
persona o personas, o sus representaciones internas, con las que
el sujeto mantiene una relación emocional intensa (Tortosa y
Civera, 2006, p. 411).
La Psicología del yo como la teoría de las relaciones de objeto se
refieren, en concreto, al desarrollo y estructura del yo y son en gran
parte complementarias. Mientras la primera pone el énfasis en el
funcionamiento normal del adolescente y el adulto, los teóricos de
las relaciones de objeto se centran en la primera infancia y su
relevancia en el funcionamiento patológico.

3.3. El psicoanálisis cultural


La corriente del Psicoanálisis cultural, denominada también con
frecuencia neopsicoanálisis, es una creación eminentemente
americana, con independencia del origen de sus autores. En plena
coherencia con el florecimiento de la psicología conductista en los
años 20 y de las ciencias sociales a lo largo de la década de los
30, diversas escuelas de pensamiento psicológico o del campo
psiquiátrico, sin aparente relación entre sí, venían a coincidir en su
interés común por el componente social del desarrollo del
psiquismo.
Las consideraciones sociológicas y antropológicas conforman la
base común de los neopsicoanalistas. Todos ellos, evolucionaron
desde la perspectiva hereditaria a los factores ambientales de la
personalidad, desde los factores genéticos a los situacionales, y
desde el enfoque de una cultura al de la pluralidad y relatividad
cultural (Tortosa y Civera, 2006, p. 413).
Los neopsicoanalistas, aunque partían de la teoría freudiana, se
fueron alejando de ella y terminaron por dar una respuesta
contraria a la que Freud daría a la cuestión de si es la personalidad
un producto de la cultura o ésta, por el contrario, un producto de
determinados tipos de personalidad.
Autores tales como Edward Kempf, Harry Stack Sullivan, Karen
Horney, Erich Fromm y Clara Thompson en los Estados Unidos, y,
en Alemania, prácticamente en solitario en toda Europa, Harald
Schultz-Hencke, no mantienen una teoría única ni constituyen en
realidad una escuela auto-disciplinada, sin embargo coinciden en
reemplazar determinados conceptos básicos de la teoría freudiana
por otros procedentes, en particular, de la obra de Adler.
Según Ellenberger, las coincidencias entre ellos pueden resumirse
en los puntos siguientes:
- Niegan el concepto y las fases de desarrollo de la libido.
- Si mantienen el complejo de Edipo, lo interpretan desde la
perspectiva de la relatividad cultural.
- Restan importancia al papel de los instintos y prestan más
atención a los factores ambientales y, particularmente, a las
relaciones interpersonales.
- No conciben al hombre como un ser naturalmente ansioso y
destructivo.
- Describen la conducta neurótica en relación con el despliegue
de unos estilos neuróticos, en lugar de referirla a conflictos entre
el yo, el ello y el superyó.
- Reducen notablemente la importancia atribuida a la sexualidad
y acentúan, por el contrario, el papel de los impulsos
competitivos y la autoafirmación.
- Aminoran la relevancia del análisis de los sueños y los
símbolos.
- Su práctica terapéutica, aunque todavía se denomina
psicoanalítica, difiere sensiblemente de la freudiana, al incidir
en el presente más que en el pasado y en las relaciones
interpersonales más que en asuntos intrapersonales.

4. LA PRÁCTICA TERAPÉUTICA DE CARL JUNG


En la terapéutica aportada por Jung, las neurosis no tienen una
connotación negativa, pues se perciben como una oportunidad de lograr
la transformación creativa. Visualizó las siguientes estrategias
terapéuticas (Gonzáles et. al, 2006):
- El proceso por lograr la individuación.- este se logra
diferenciando al yo de la sombra, y el sí mismo evitando la
identificación con los mismos y logrando con esto un
“completamiento” y una integridad.
- El trabajo con la persona y la sombra.- a partir del cual el
sujeto logra manifestar tanto sus partes aceptadas como
aquellas no aceptadas. Esta fase consiste en un momento de
doloroso reconocimiento ante el que hay que ayudar al paciente
a aprender a utilizarle para la auto-transformación.
- Disolución de complejos.- esta estrategia busca que la
persona evite la identificación o proyección y consiga identificar
y dar voz a aspectos reprimidos para lograr integrar los
opuestos a partir de actividad afectiva que se logra cuando se
vivencia el suceso que origino el complejo.
- La interpretación de símbolos por medio de los sueños.-
esta interpretación permitirá conocer la causa y el propósito del
sueño, además facilitara el conocer aspectos de la realidad del
sujeto que se están compensando cuando sueña. Esto se logra
mediante asociación libre del sueño cuidando no alejarse de los
símbolos que se encuentran en su contenido.
- El análisis didáctico.- este de trascendental importancia
desde la perspectiva de Jung, pues implica la necesidad de
todo analista de ser analizado antes de analizar a otras
personas.

El análisis de Jung aunque no propone técnicas estereotipadas se


considera como un proceso que debe ser aprendido y enseñado a los
pacientes para que estos lo apliquen por si solos y eviten la dependencia
del terapeuta.

5. REFERENCIAS
Tortosa, F. y Civera, C. (2006). Historia de la Psicología. (1ra ed.).
España: McGraw-Hill

Gonzáles, E., Medina, J., Talamantes, M., Castro, M., Rodríguez, A.,
Muñoz, E y Silva, C. (2006). Revisión del Neopsicoanálisis y sus
aportaciones a la Psicología Clínica. Obtenido de: http://www.psicologia-
online.com/articulos/2009/09/RevisionNeopsicoanalisis.shtml

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