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JUICIO DE PONDERACIÓN

En primer lugar, es necesario resaltar que este tema es una problemática que la
están viviendo o padeciendo los médicos colombianos que han decidido realizar
una especialización en nuestro país; tal es el caso de la especialidad en Patología,
la misma, que es la encargada de analizar las muestras tomadas a los pacientes,
para determinar la enfermedad o “patología” que presentan, ejemplo de ello, es el
caso de los pacientes que se les diagnostica Cáncer, donde en principio, el
patólogo es el encargado de establecer y precisar dicha enfermedad, y a su vez,
remitir el dictamen al médico para que esté, se lo comunique al paciente.

Para ello, la persona que desee especializarse en esta rama de la salud, tendrá
que haber cursado la carrera de medicina, la cual por lo general tiene una
duración de seis (6) años, traducidos en doce (12) semestres, para luego, dedicar
otros cuatro (4) años de su vida, mientras cursa esta especialización; no sin antes
presentar y aprobar, los exámenes de conocimiento y psicológicos programados
por las distintas universidades del país para poder ingresar a dicha
especialización.

Cabe mencionar, que los médicos que han logrado ingresar a los diferentes
programas, tendrán que dejar de “trabajar”, y por ende devengar sueldo durante el
tiempo estipulado mientras estudian, sin ser acreedores de ningún tipo de subsidio
por parte del Estado, además de cumplir con sus labores académicas; están
obligados a firmar una cláusula de exclusividad con hospitales o fundaciones en
donde deberán prestar sus servicios como residentes, durante los turnos u
horarios que la entidad les asigne de acuerdo con su especialidad, sin ningún tipo
de remuneración por ello.

Entonces, serán los ya médicos pero de nuevo estudiantes, los que tendrán que
correr con sus gastos, como común mente se dice, de acuerdo al pago de
matrícula que a propósito no es nada económica, oscilando entre los cinco y
veinte millones semestrales dependiendo de la universidad, y el pago de
manutención, que corresponde a arrendamiento de habitación o vivienda,
alimentación y transporte, sin olvidar que si bien los estudiantes dependen de la
familia para realizar sus estudios, otros son el sustento de sus familias.

Así las cosas, una vez se ha presentado esta breve introducción, frente a la
importancia de esta especialización, sin desmeritar las demás, y a modo de
ejemplo, es necesario precisar que esta ponderación es frente a la desigualdad
que se presenta de acuerdo a las demás especializaciones de las distintas
carreras o áreas, donde es posible estudiar, y al mismo tiempo ejercer la
profesión, devengando sueldo y obteniendo las prestaciones de ley, tal como es el
caso del abogado.

En consecuencia, para este caso en concreto, la Asociación Nacional de Internos


y Residentes, han presentado un Proyecto el Ley 272 de 2017, ante el Congreso
de la Republica, donde pretenden establecer o regular las condiciones de
contratación de los Residentes médicos en Colombia, brindándoles garantías y
beneficios a los profesionales de la salud, tales como recibir una remuneración por
sus servicios, beneficios prestacionales de salud, riesgos profesionales, pensión y
vacaciones; regular las jornadas laborales en horarios que no podrán superar las
doce (12) horas por turno y sesenta y seis (66) horas a la semana, y no como se
ejerce ahora, donde se atropella la dignidad del ser humando dado que se les
establecen turno de más de doce (12) horas diarias, oscilando entre las catorce
(14) y veinticuatro (24) horas, sin contar con los trabajos que se les asignan en los
cursos que igualmente deben aprobar; el pago o remuneración por el servicio
prestado a la comunidad durante los turnos realizados, dado que lo que ellos
están haciendo es trabajando para los hospitales, EPS o IPS a los que los
asignan, y que por su cláusula de exclusividad no pueden ejercer su profesión en
ninguna parte, para con ello cubrir su sostenimiento y gastos que acarrean; y que
el tiempo que dura la especialización sea tomado como experiencia laboral; entre
otras.

Así las cosas, es evidente la vulneración a los derechos constitucionales como el


Mínimo Vital, la Educación y la Igualdad Vs la Sostenibilidad Económica tanto de
las Universidades privadas (que son las que sostienen el cobro de las matriculas
más costosos del país y las que obviamente están en contra de este proyecto) y la
Nación, quien ha sido ineficiente en la regulación de estos costos y los que han
decidido que es más importante y urgente invertir en guerra que en la salud y
educación de sus ciudadanos, en donde según el Ministro de Hacienda, Mauricio
Cárdenas, se destaca el aumento del presupuesto general de la Nación destinado
a la defensa y policía, el cual supera el invertido en deporte, cultura, ciencia,
tecnología y educación.

Ahora sí, para adentrarnos en el punto de la discusión, esta ponderación, se


tratara de
Entendiéndose que el mínimo vital, “de acuerdo con la jurisprudencia, debe ser
evaluado desde un punto de vista desde de la satisfacción de las necesidades
mínimas del individuo, por lo cual es necesario realizar una evaluación de las
circunstancias de cada caso concreto, haciendo una valoración que se encamine
más hacia lo cualitativo que a lo cuantitativo, verificándose que quien alega su
vulneración tenga las posibilidades de disfrutar de la satisfacción de necesidades
como la alimentación, el vestuario, la salud, la educación, la vivienda y la
recreación, como mecanismos para hacer realidad su derecho a la dignidad
humana”i

Así mismo, el artículo 53 de la Constitución Política. “El Congreso expedirá el


estatuto del trabajo. La ley correspondiente tendrá en cuenta por lo menos los
siguientes principios mínimos fundamentales: Igualdad de oportunidades para los
trabajadores; remuneración mínima vital y móvil, proporcional a la cantidad y
calidad de trabajo; estabilidad en el empleo; irrenunciabilidad a los beneficios
mínimos establecidos en normas laborales; facultades para transigir y conciliar
sobre derechos inciertos y discutibles; situación más favorable al trabajador en
caso de duda en la aplicación e interpretación de las fuentes formales de derecho;
primacía de la realidad sobre formalidades establecidas por los sujetos de las
relaciones laborales; garantía a la seguridad social, la capacitación, el
adiestramiento y el descanso necesario; protección especial a la mujer, a la
maternidad y al trabajador menor de edad. El estado garantiza el derecho al pago
oportuno y al reajuste periódico de las pensiones legales. Los convenios
internacionales del trabajo debidamente ratificados, hacen parte de la legislación
interna. La ley, los contratos, los acuerdos y convenios de trabajo, no pueden
menoscabar la libertad, la dignidad humana ni los derechos de los trabajadores”.

Por otro lado, “…La igualdad de todas las personas ante la ley y las
autoridades, constituye un derecho constitucional fundamental tanto por su
consagración como tal en el Capítulo I, Título II de la Constitución Nacional,
como por su exaltación como derecho de vigencia inmediata en el artículo 85
de la Carta Política, y también por el valor trascendente que tiene para el
hombre, sobre todo dentro de una nación que persigue garantizar a sus
habitantes una vida convivente dentro de lineamientos democráticos y
participativos que aseguren un sistema político, económico y social justo”ii.

Con el derecho al trabajo, “consagrado como derecho fundamental en el


artículo 25 constitucional y en los convenios internacionales suscritos por
Colombia, sucede como con los demás de su clase: muchas de las
prerrogativas laborales que se derivan de su naturaleza esencial no alcanzan
el nivel de derechos fundamentales, y por tanto, no son susceptibles de
protección por vía de tutela. Sobre este particular, la Corte señaló: "Es cierto
que el derecho al trabajo es fundamental, y, por tanto, su núcleo esencial es
incondicional e inalterable. Pero loanterior no significa que los aspectos
contingentes y accidentales que giran en torno al derecho al trabajo, sean,
per se, tutelables, como si fueran la parte esencial". No obstante, la Corte ha
establecido una excepción a la regla: para cada caso concreto, cuando quiera
que la vulneración de un derecho conexo conlleva el ataque injustificado del
núcleo esencial del derecho fundamental, la tutela es el mecanismo adecuado
para hacer efectiva la protección del Estado”iii,

Así mismo, “La protección constitucional del trabajo, que involucra el ejercicio
de la actividad productiva tanto del empresario como la del trabajador o del
servidor público, no está circunscrita exclusivamente al derecho a acceder a
un empleo sino que, por el contrario, es más amplia e incluye, entre otras, la
facultad subjetiva para trabajar en condiciones dignas, para ejercer una labor
conforme a los principios mínimos que rigen las relaciones laborales y a
obtener la contraprestación acorde con la cantidad y calidad de la labor
desempeñada. Desde el Preámbulo de la Constitución, se enuncia como uno
de los objetivos de la expedición de la Constitución de 1991, el asegurar a las
personas la vida, la convivencia, el trabajo, la justicia, la igualdad, el
conocimiento, la libertad y la paz. Es decir, el trabajo es un principio fundante
del Estado Social de Derecho. Es por ello que desde las primeras decisiones de
la Corte Constitucional se ha considerado que “Cuando el Constituyente de
1991 decidió garantizar un orden político, económico y social justo e hizo del
trabajo requisito indispensable del Estado, quiso significar con ello que la
materia laboral, en sus diversas manifestaciones, no puede estar ausente en
la construcción de la nueva legalidad”. Lo anterior implica entonces que
dentro de la nueva concepción del Estado como Social de Derecho, debe
entenderse la consagración constitucional del trabajo no sólo como factor
básico de la organización social sino como principio axiológico de la Carta. El
artículo 25 de la Constitución Política dispone que “El trabajo es un derecho y
una obligación social y goza, en todas sus modalidades, de la especial
protección del Estado. Toda persona tiene derecho a un trabajo en
condiciones dignas y justas.” También varias de sus disposiciones de la
Constitución reflejan una protección reforzada al trabajo. Así el artículo 26
regula, entre otros temas, la libertad de escogencia de la profesión u oficio
productivo; el artículo 39 autoriza expresamente a los trabajadores y a los
empleadores a constituir sindicatos y asociaciones para defender sus
intereses; el artículo 40, numeral 7º establece como un derecho ciudadano el
de acceder a los cargos públicos; los artículos 48 y 49 de la Carta establecen
los derechos a la seguridad social en pensiones y en salud, entre otros, de los
trabajadores dependientes e independientes; el artículo 53 regula los
principios mínimos fundamentales de la relación laboral; el artículo 54
establece la obligación del Estado de propiciar la ubicación laboral a las
personas en edad de trabajar y de garantizar a las personas discapacitadas el
derecho al trabajo acorde con sus condiciones de salud; los artículos 55 y 56
consagran los derechos a la negociación colectiva y a la huelga; el artículo 60
otorga el derecho a los trabajadores de acceso privilegiado a la propiedad
accionaria; el artículo 64 regula el deber del Estado de promover el acceso
progresivo a la propiedad de la tierra y la efectividad de varios derechos de
los campesinos y los trabajadores agrarios; el artículo 77 que garantiza la
estabilidad y los derechos de los trabajadores del sector de la televisión
pública; los artículos 122 a 125 señalan derechos y deberes de los
trabajadores al servicio del Estado; el artículo 215 impone como límite a los
poderes gubernamentales previstos en los “estados de excepción”, los
derechos de los trabajadores, pues establece que “el Gobierno no podrá
desmejorar los derechos sociales de los trabajadores mediante los decretos
contemplados en este artículo”; el artículo 334 superior establece como uno
de los fines de la intervención del Estado en la economía, el de “dar pleno
empleo a los recursos humanos y asegurar que todas las personas, en
particular las de menores ingresos, tengan acceso efectivo a los bienes y
servicios básicos” y el artículo 336 de la Constitución también señala como
restricción al legislador en caso de consagración de monopolios, el respeto
por los derechos adquiridos de los trabajadores”iv.

Derecho a la educación, “La jurisprudencia de esta Corporación reconoce que


el derecho a una educación accesible acarrea en cabeza del Estado la
obligación de adoptar medidas deliberadas, concretas y orientadas hacia la
implantación de la enseñanza, y que la omisión de este deber vulnera los
derechos a la educación y a la igualdad de oportunidades…”v

El artículo 67 de la Constitución reconoce en la educación una doble condición


de derecho y de servicio público que busca garantizar el acceso de los
ciudadanos al conocimiento, a la ciencia y a los demás bienes y valores
culturales. La relevancia de esa función social explica que la norma superior le
haya asignado a la familia, a la sociedad y al Estado una corresponsabilidad
en la materialización de esas aspiraciones y que haya comprometido a este
último con tareas concretas que abarcan, desde la regulación y el ejercicio del
control y vigilancia del servicio educativo, hasta la garantía de su calidad, de
su adecuado cubrimiento y la formación moral, física e intelectual de los
estudiantes. En cuanto a servicio público, la educación exige del Estado unas
actuaciones concretas, relacionadas con la garantía de su prestación eficiente
y continua a todos los habitantes del territorio nacional, en cumplimiento de
los principios de universalidad, solidaridad y redistribución de los recursos en
la población económicamente vulnerable. En su dimensión de derecho, la
educación tiene el carácter de fundamental, en atención al papel que cumple
en la promoción del desarrollo humano y la erradicación de la pobreza y
debido a su incidencia en la concreción de otras garantías fundamentales,
como la dignidad humana, la igualdad de oportunidades, el mínimo vital, la
libertad de escoger profesión u oficio y la participación política. El artículo 67
de la Constitución reconoce en la educación una doble condición de derecho y
de servicio público que busca garantizar el acceso de los ciudadanos al
conocimiento, a la ciencia y a los demás bienes y valores culturales. La
relevancia de esa función social explica que la norma superior le haya
asignado a la familia, a la sociedad y al Estado una corresponsabilidad en la
materialización de esas aspiraciones y que haya comprometido a este último
con tareas concretas que abarcan, desde la regulación y el ejercicio del
control y vigilancia del servicio educativo, hasta la garantía de su calidad, de
su adecuado cubrimiento y la formación moral, física e intelectual de los
estudiantes. En cuanto a servicio público, la educación exige del Estado unas
actuaciones concretas, relacionadas con la garantía de su prestación eficiente
y continua a todos los habitantes del territorio nacional, en cumplimiento de
los principios de universalidad, solidaridad y redistribución de los recursos en
la población económicamente vulnerable. En su dimensión de derecho, la
educación tiene el carácter de fundamental, en atención al papel que cumple
en la promoción del desarrollo humano y la erradicación de la pobreza y
debido a su incidencia en la concreción de otras garantías fundamentales,
como la dignidad humana, la igualdad de oportunidades, el mínimo vital, la
libertad de escoger profesión u oficio y la participación política. (EDUCACIÓN-
Derecho y Servicio Público con Funcion Social, 2013)

i
Sentencia T 581 A de 2011, Corte Constitucional, M.P Mauricio Gonzalez Cuervo.
ii
Sentencia T 432 de 1992, Corte Constitucional, M.P Simon Rodriguez Rodriguez
iii
Sentencia T 799 de 1998, Corte Constitucional, M.P Vladimiro Naranjo Mesa
iv
Sentencia C 593 de 2014, Corte Constitucional, M.P. Jorge Ignacio Pretelt Chaljub
v
Sentencia T 008 de 2016, Corte Constitucional , M.P Alberto Rojas Rios

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