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Carlos Arbey Gómez.

Harold Steven Murcia.

Análisis Prensa Obrera

Colombia a inicios del siglo XX, o para ser más exactos, el mundo obrero de inicios del siglo

XX comenzaba a ver su génesis. Los obreros comenzaban a crear sus asociaciones propias, una

novedad para la época, ya que antes, las asociaciones solían ser creadas por el clero con afanes

paternalistas para con los obreros o eran asociaciones de obreros e industriales, como la Unión

de Industriales y Obreros (UNIO), fundada por empresarios y trabajadores artesanales para

presionar políticas proteccionistas (Archila Neira, 1992, págs. 216-217). La Unión Obrera

Colombiana (UOC) se funda en mayo de 1913 para ser una organización de trabajadores y para

trabajadores, deslingándose de la UNIO a la que consideraban una organización dominada por

industriales. Así que, para evitar el ingreso de industriales, la UOC se reservó el derecho de

aceptación a asalariados y comerciantes. Entre sus objetivos, la UOC mencionaba que:

Era dedicada al establecimiento de una unión independiente de trabajadores que

perseguirían el fin del analfabetismo, un programa de educación pública, una

subida de salarios y la protección de la industria nacional, protección de

trabajadores del mismo sexo ante la explotación de los capitalistas, creación de

cajas de ahorro, ayuda mutua, y autonomía política. (Sowell, 1992, pág. 143).

Aunque la UOC se formó para separar a los trabajadores de los industriales en las

asociaciones, su relación con estos últimos no siempre fue antagónica; prueba de ello es la

creación de la Oficina del Trabajo, donde los trabajadores solicitaban empleo y los dueños

podían encontrar empleados (Ibid). También, la UOC y la UNIO tuvieron encuentros

conjuntos, como el de junio 22 de 1914. A pesar de esto, la UOC seguía siendo reacia a

reconocer a la UNIO como una representante de los trabajadores, clamando ese título para ella.
La UOC sería una de las bases, junto a varias asociaciones obreras, de lo que sería el futuro

Partido Obrero, fundando este en 1916, año en el que también salió el periódico número 36 del

periódico semanal de la UOC, La Unión Obrera.

Como redactor del periódico La Unión Obrera, aparece el dirigente, en ese entonces

bastante reconocido dentro de lo que se puede denominar el movimiento obrero, Manuel

Antonio Reyes, y, como administrador del periódico, aparece el señor Roberto Caro.

En la séptima página del periódico, además de estar consignados todos los precios que

tiene el periódico (si se compra un solo ejemplar, si se compra una serie de cinco números, los

precios que se ofrecen en los distintos departamentos, el precio para colocar artículos de

publicidad, comunicados, etc.), también aparece el lugar donde se hace la edición e impresión,

siendo éste la imprenta obrera. A su vez, en la sexta página del periódico, la edición respectiva

aparece avalada por el director de la Tipografía mercantil.

Aunque la certificación de la edición del periódico data del 29 de abril de 1916, la

respectiva fecha que aparece en el encabezado de éste es del 1 de mayo de 1916, siendo su

lugar de publicación la ciudad de Bogotá. Aunque, como se hace evidente a lo largo de las

notas que hace dentro de sus columnas el periódico, pretende que la circulación del mismo se

haga por toda la república.

Respecto al contenido del periódico, en la primera página aparece una foto donde están,

como lo dice la descripción, los miembros del consejo directivo de la Unión Obrera de

Colombia junto a la “primera piedra” del monumento al trabajo. Lo curioso de la imagen son

los niños que están sentados justo en frente al incompleto monumento, parece ser que se quiere

dar un mensaje de formación de las nuevas generaciones en una clara consciencia obrera,

involucrando a los jóvenes mediante una educación en su labor cultural, política e ideológica.

Las dos primeras páginas están dedicadas a un título grande que dice: “1. ° DE MAYO”,

resaltando la importancia de esta fecha como “universalmente clásica para los trabajadores”
(La Unión Obrera, 1916), siendo un símbolo de identificación y celebración de los trabajadores

en toda la civilización. Dentro del texto también se nombran a los trabajadores “hermanos en

la vieja Europa”, haciendo referencia a la entrañable relación que se tenía con la causa obrera

que precisamente venía de las diferentes revoluciones ideológicas ocurridas en este continente.

En dicho texto también se hacen unos alegatos a favor de “los amigos del progreso y la justicia

distributiva”, los industriales y patronos amigos del proletario, y en contra de distintos grupos

sociales de industriales, patronos y estudiantes que menospreciaban y querían ser tiranos del

conjunto obrero.

La importancia de la celebración de esta fecha en Colombia tiene su acento en que fue

(y sigue siendo) la primera fiesta laica no patriótica celebrada en la nación, una fiesta que

pretendía recoger los ánimos y la identidad de los trabajadores con la causa obrera a lo largo y

ancho del país. De hecho, en la segunda página aparece con el título “Día de fiesta” un

comunicado de la asamblea del Atlántico en la que se muestra una ordenanza donde se declara

día de fiesta y descanso el primero de mayo, dicen ellos: “Atendiendo la justa petición del

gremio obrero del departamento” (La Unión Obrera, 1916). Además de esto, dice la ordenanza,

se le entregó a la Junta organizadora de la exposición obrera un auxilio de cien pesos oro.

En la tercera página hay una imagen que en su descripción dice: “Socios de la unión

obrera de Colombia construyendo la primera escuela para obreros en la plaza del trabajo”, esto

hace énfasis en el apoyo que la sociedad obrera independiente quería brindarle a la educación

de los trabajadores e hijos de trabajadores. Debajo de esto también aparece con el titulo de

“Circular”, un texto en el que se plasmaron las disposiciones de la Unión Obrera de Colombia

como institución autónoma reconocida con personería jurídica. En este texto se recomienda la

lectura de esos estatutos, y se hace un llamado a la fraternidad y compañerismo entre los

obreros, incluyendo a las demás personas que se sientan identificadas con las ideas del
documento, siempre y cuando estas demuestren con hechos el servicio que pueden prestar a

favor del triunfo de los ideales de la UOC y el ensanchamiento del campo de acción de ésta.

Se presta una especial insistencia al sistema de organización que debe procurarse para

todo el conglomerado obrero. Una organización que va desde sociedades y gremios hasta llegar

a grupos más pequeños en los que los obreros “educan su voluntad, pueden instruirse, discuten

libremente dentro de su sociedad, se ejercitan en la palabra y se habitúan a deliberar por sus

propios intereses; desarrollan el sentimiento de compañerismo, se conocen, se tratan, se sirven

y se forman iniciativas de grandes y nobles aspiraciones” (La Unión Obrera, 1916). Se tienen

muy en cuenta la escuela como lugar de educación que debe ser aprovechado por los obreros,

la temperancia como virtud que los ayuda a mantenerse firmes y lúcidos en sus ideales, y el

ahorro, estos tres como “base primordial de la reivindicación obrera en el país” (La Unión

Obrera, 1916).

En las páginas cuatro y cinco se sigue explicando el estatuto que consta de siete

capítulos, pero en la parte superior derecha de la quinta página hay un poema “para la Unión

Obrera de Colombia”, autoría de Roberto Caro, el mismo que aparece como administrador del

periódico.

En la página número 6 se pueden ver 3 columnas, no hay imágenes. En la primera columna hay

cinco textos. El primero de ellos es una carta escrita el 27 de abril por el Ministerio de Obras

Públicas dirigida, muy probablemente, a líderes obreros donde les pone en conocimiento que

el Ministerio “ha tenido mucho gusto en asociarse a ella (Fiesta del Trabajo)” y también dice

que los obreros dependientes del Ministerio tendrán “vacaciones con derecho a sus jornales

respectivos” (Velez , 1916) el 1 de mayo. El tono jovial de la carta podría sugerir una relativa

sumisión del gobierno a los trabajadores en su día. El siguiente artículo muestra el disgusto y

la sorpresa de los escritores a las increpaciones que realizaron obreros anónimos del Círculo

en la prensa jesuítica al Consejo Municipal por un gesto generoso que tuvo este para con los
obreros en la Fiesta del Trabajo. Los escritores dicen que les sorprende porque entre obreros

no deberían sentirse resquemores por regalos recibidos, asumiendo de manera sutil que la

crítica es un acto de envidia. También mencionan que el Círculo es dirigido por sacerdotes que

“sólo deben enseñar y practicar la caridad y la fraternidad” (La Unión Obrera, 1916). Este

artículo muestra el enfrentamiento dos facciones importantes del movimiento obrero que se

gestaba en la época. Por un lado, se ve a una asociación obrera religiosa, muy probablemente

creada por jesuitas y por el otro se ve a la “nueva” asociación de obreros, para obreros (véase

párr. 1) y también es destacable la petición de los escritores por una unidad obrera,

preguntándoles si la queja es un acto de envidia y afirmando que ellos no verían ningún

problema a que el Círculo recibiera los mismos gestos porque el fin que ambos persiguen es

“el del progreso y bienestar obrero” (La Unión Obrera, 1916). La primera columna remata con

dos avisos y un agradecimiento a los lectores de Iconozo, Tolima por la acogida del periódico.

Otras cosas destacables, además de la alabanza al Día del trabajo que ocupa toda la columna

del medio y una pequeña parte de la tercera, es que, en la tercera columna aparece un texto

llamado Nuestra edición que dice que el director de Tipografía Mercantil certifica que se

crearon 2500 ejemplares del periódico, cifra de la que desconocemos su magnitud para la

época. Justo después hay un texto en el que el periódico recibe cumplidos de parte de otros

periódicos obreros como La Libertad y Tuerca y Tornillo (periódico venezolano) y también

enviándole cumplidos a otros periódicos obreros colombianos de diferentes partes del país.

Esto muestra las conexiones que tenía la prensa obrera y un sentimiento de unidad, fraternidad

y respeto entre los administradores. Después de esto podemos ver un pésame y dos anuncios,

uno de un fármaco y otro de La Unión Obrera, nada más ni nada menos. En su anuncio, el

periódico “solicita agentes en toda la República para extender la propaganda”. Mostrando así

las intenciones del periódico (que no pretendemos juzgar aquí), difundirse junto con sus

mensajes políticos en la clase obrera.


En la octava y última página, se esconde algo que podríamos considerar curioso. Es un texto

escrito por alguien con el seudónimo de El Diablo Verde. El artículo tiene como título: “Señor:

la paz” y está dirigido al Rey Alfonso XIII de España. Es indudablemente un texto de alta

erudición que tiene como propósito alzar la voz en contra de las guerras que se estaban dando

en ese entonces en diferentes estados europeos y en la misma España, para que cese la guerra

y que, atendiendo los demás monarcas y dirigentes a la prerrogativa y por dictamen y ruego de

Alfonso XIII, haya un llamado a la paz y la unión en el continente europeo. El autor

(desconocido) del texto, incluye una descripción casi poética de los diferentes grupos sociales

que hay en distintas regiones de España y en Europa, nombrando también a la ya distinguida

clase obrera, y termina haciendo una descripción de los efectos devastadores de la guerra. Es

curioso ver un escrito de este tipo que, personalmente, nos lleva a pensar en los lazos que el

conjunto obrero, o al menos sus dirigentes, pretenden tener con la sociedad europea y su clase

trabajadora, con un tipo de sentimiento vinculante por los sucesos que a ésta le afectan.
Bibliografía

Archila Neira, M. (1992). Cultura e identidad obrera, Colombia 1910-1945. Bogotá:

Centro de Investigación y Educación Popular.

La Unión Obrera. (1 de mayo de 1916). ¿Envidia o caridad? La Unión Obrera.

Sowell, D. (1992). The Emergence of the Modern Labor Movement. En The Early

Colombian Labor Movement: Artisans and Politics in Bogotá, (1832-1919).

Filadelfia: Temple University Press.

Vélez , J. (1 de mayo de 1916). Fiesta del trabajo. La Unión Obrera, pág. 6.

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