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SENTIPENSAR LA CULTURA
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SENTIPENSAR LA CULTURA
Portada: Poluqui
la edición: 1998
ISBN: 968-36-7205-1
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TABLA DE CONTENIDO
Agradecimientos 9
Epígrafe 11
Prólogo 13
Introducción 27
AGRADECIMIENTOS
'
i ::
9
~- --- ~ - -··--··········-····--·-···-~
EPÍGRAFE
Imaginar
el Universo entero
contenido en una lágrima.
La lágrima/gota de mar de un niño hambriento.
el Universo entero.
H.R. Enero 1997
11
--- - - .. - -·------- --~~·-- --· ---=~--~~.:.
PRÓLOGO
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En el momento de meterle crán a este rollo escucho:
¡X-E-A-I! ... ¡La catedral de la música tropical en México y en
América Latina! ... ¡burbujeante! ... ¡Alegre! ... y ¡Cascabele-
ra!. .. ¡A-I!. .. ¡La hora más clásica de la radio!. .. ¡El rincón bru-
jo! ... ¡El paraíso del danzón! ... ¡Sonora Santanera! ... ¡Gigantes
de la salsa! ... ¡La hora de la Sonora MATANCERA! •.. ¡Eéééééyyy
faaamííília!. .. ¡danzón dedicado a todos... los que les gusta
bailar... sentir y pensar!. .. Se escuchan danzones de Agustín
Lara que interpreta la orquesta "los solistas de Lara"; le sigue
el danzón "Blanca Estela" ejecutado por la danzonera "Masa-
cre" con la danzonera del rey de danzón en México Don
Consejo Valiente Robert "Acerina" que en cadenciosa paz
descanse-.
por favor, no chinguen: rock nóóóóó!-
¿Cuántos modos, maneras o formas los humanos hemos
encontrado o inventado para poder vivir tanto en el mundo de
la natUraleza como en el mismo mundo humano llamado "so-
ciedad"?
Han pasado el guatísimo de siglos, miletas de añejos desde
que la Humanidad se encuentra nos encontramos- viviendo en
este planeta Tierra hasta más o menos darnos color de que
estamos en este mundo de actualidades, en la misma canica
terrícola, claro, en donde pisamos ya, según se dice, el añejo
·2000, siglo XXI ...
en estos momentos escucho:
"... siento una pena muy honda dentro del alma, y ahogarla
yo quiero con vino y caricias de amor... mi vida no tiene
remedio, perdido yo estoy en este medio maldito de amargura
y dolor... amor de cabaret que no es sincero, amor de cabaret
que se paga con dinero... amor de cabaret que poco a poco
me mata y sin embargo yo quiero amor de cabaret...
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del tiempo el cristianismo contribuye a que Europa, al mismo
tiempo que se cristianiza, se occidentaliza.
Europa en aquel tiempo todavía no era el continente domi-
nante pero con el charo cristiano, al mismo tiempo que se va
siendo uno, con el buti de broncas entre los mismos países
europeos, pero ya un continente que dejaba atrás la época o era
clásica de la Antigüedad antes de la Era Cristiana, o como dicen
que se debe .decir antes de Cristo (a-C) y después de Cristo
(d-C). Al mismo tiempo Europa ya pertenecía al viejo mundo:
Asia, el Oriente Medio y frica.
· Pero la fecha ya definitivamente moderna para toda la
humanidad fue 1492 y 1500 y cacho, cuando se descubre lo que
ahora ya se conoce como el continente americano y que se
reafirma lo que muchos ya sabían: el pl~.neta Tierra es redondo
y que está poblado por una misma especie pero diferentes entre
sí: la especie humana.
Los conflictos no se hacen esperar: impresionantes masa-
. eres de humanos contra humanos, imponiéndose y dominando
la cultura y civilización del razonamiento, la cultura y civiliza-
ción práctica sobre las culturas y civilizaciones sensibles con-
templativas.
Las culturas sensibles, contemplativas, esplendorosas en
su lugar y en su momento, pero vulnerables y endebles ante el
invasor racional y práctico. _
Las culturas y civilizaciones dominadas fueron, han sido y
son: Asia Menor, Medio Oriente, todo el continente africano,
el continente americano y de eso lo que ahora se llama América
Latina y de ésta lo que a nosotros los mexicanos nos toca:
México.
En 1500 y pico, Europa queda ya desparramada por todo
el mundo de una manera definitiva y al mismo tiempo provoca
y hace un removedero de grupos humanos de lo más irracional;
esto de irracional podria parecer contradictorio pero si son
racionales ¿por qué cometen errores irracionales? Pero viéndo-
lo bien visto, solamente los racionales pueden cometer errores
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irracionales porque quienes no tienen capacidad de raciocinio
es imposible que caigan en hechos irracionales.
El relajo se pone sabroso con tantísimo batidillo humano
en todo el mundo entiéndase planeta Tierra- y aquí en lo que
ahora ya es territorio mexicano a la de agüelita que también.
Las mismas broncas que se desataron entre naturales de
estas tierras contra los invasores hispano-europeos, ahora, año
2000, siglo XXI, continúan, nada más que ahora los cabronazos
ya no son contra los invasores, ahora son de mexicanos contra
''mexicanos''.
La melcocha mexicana es compleja y, aunque por ser la
misma complejidad no se vale hacer reduccionismos ni sim-
plismos; nada más por hacer el intento de ser claro me aviento
el tiro de simplificar dos diferencias de mexicanos, advirtiendo
que el charo es complicadón, digo, hay dos tipos de mexicanos:
17
ola pura ver... dá de dios en la transa legalizada, es decir: el
robo, el atraco, el despojo, el plagio, pero dentro de todas
\
las de la ley, se le llama economía, y lo mismo en todas las
'1
demás carreras profesionales académicas. Estos mexicanos
culéis no reconocen y menos aceptan, porque ni lo piensan
ni la sienten, la cultura de su ser derrotado; se sienten, se 1
18
Las formas de vivir que tenemos los mexicanos son com-
pletamente absurdas, resultado de la misma complejidad, los
mexicanos llevamos una vida de separaciones simultáneas y
estas separaciones a su vez son el resultado de seguir el modelo
occidental europeo: la mentalidad europea comprende al mun-
do en su totalidad pero todo por separado, no entiende el sentido
de integración, yo no sé si la mentalidad europea o dígase el
pensamiento occidental, alguna vez pudo haber tenido el sen-
tido de integración, ahora no lo tiene. Y lo que más separó y
deformó el sentido de integración fue el impulso desmedido de
su rollo de sus llamadas ciencias y técnicas "exactas" para
amachinar sus sistemas de industrialización;
19
deforman muchísimo más. Entonces se vive en la incongruen-
cia de las separaciones simultáneas: el México oficial formal
estructurado en occidentalismos y el México no oficial, infor-
mal, improvisado y espontáneo. Pero como los mexicanos
somos incongruentes, absurdos y contradictorios: todos los
mexicanos somos la negación de lo mexicano. En alguna parte
de este trabajo "Sentipensar la Cultura", el autor y otros
estudios.os preguntan: ¿Qué es México? ¿Cómo es México?
¿Cómo es el ser del mexicano? Los mexicanos somos el sí pero
no, el no pero sí. Los mexicanos somos la negación de nosotros
mismos. Los mexicanos estamos super parchados, super abro-
chados de occidentalismos; y los mexicanos culéis tanto que
adoran al occidentalismo europeo, especialmente el anglosajón
occidental ahora llamado gringo y tanto que éste los desprecia.
A los mexicanos nos falta un chinguero de tiempo para que nos
lleguemos a aceptar, para entonces, habrán pasado el chingo de
acontecimientos y, nadie sabe qué chingada facha llegaremos
a tener porque efectivamente, desde el punto de vista cultural,
social y político seremos mutantes; aunque incipientes, ya lo
somos.
Mientras, los mexicanos vivimos las separaciones absur-
das, contradictorias ·simultáneamente: los mexicanos ojéis del
México "formalmente" oficializado con todo y títulos profe-
sionales, además de ser improvisados, son vale madre y más,
hacen valer por medio de la represión y el manipuleo y la
compra de criterios y voluntades la terquedad de su razón; a los
indígenas o dígase, a los valores culturales "indios", nada más
los toleran en los libros de antropología e historia y en los
museos, pero a los indígenas o dígase "indios" verdaderos, los
que actualmente están medio viviendo en el más completo
olvido y siempre que se pueda: la masacre. Y a los jodidos
urbanos que somos la indiada urbanizada o, medio indiorolos
o de plano mestizones, además de que también estamos en el
abandono, nada más se nos toma en cuenta como carne de oferta
política, como carne de movilizaciones sociales, como carne
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de oferta y demanda de producción armadora y maquiladora,
como carne del desmadre del comercio informal que, aquí en
México, no existe neta, lo que es el verdadero significado de lo
que es el comercio, aquí en México lo que existe es, tanto a
nivel dizque formal como lo de plano informal, la actividad de
ser simples revendedores y después de estas actividades, desde
que aquí en México dejó de existir la capacidad creativa y
productiva, México cada vez más se sumerge en todos los
niveles de la delincuencia, desde la delincuencia formal hasta
la delincuencia informal.
El México oficial fotmalizado que sostienen los mexicanos
ojaldras es la fotocopia de la cultura dominante, modelo occi-
dental que vive de la cultura popular o de las culturas populares
urbanas y rurales. Incongruencia.
Lo mismo que con los indígenas o los "indios", con la
cultura popular urbana. El México de las formalidades tolera a
la cultura popular urbana, pero nada más en el cine, con los
personajes populares de la c~ematografía nacional y nadá más
la producción cinera de su pasada época dorada -en la actua-
lidad ya no la hay-. Pero a la cultura popular viviente la
masacra. Contradicción. Porque el México oficial vive, en
buena medida, de la cultura popular, al mismo tiempo que la
combate, la niega, la descalifica, la menosprecia. El México
oficial, al mismo tiempo que vive de la cultura popular, la mata.
Y lo incoherente, lo incongruente, lo absurdo, lo contradic-
torio del drama tragicómico de los mexicanos sigue, pasa y se
recomienza: el mismo paisanaje, la misma ñeriza, la misma
naquiza se autodenigra, se autominimiza, se autodescalifica, se
niega a sí misma, nos negamos a nosotros mismos nuestra gran
capacidad de nuestra cultura popular, de la manera más torpe
y enfermiza queremos subimos a troca o troka o trocka o
carcacha o carcancha o a la lancha de los madreados de occi-
dentalismo. No lo haré en este choro, -aquí no es mi libro,
pero me cái por "ésta" que seria muy picudo hacer toda una
investigación total de todo nuestro comportamiento, creyendo
21
que en verdad somos occidentales y cuál es el resultado, desde
los primeros que están en la pirámide del poder que estudiaron
en universidades del mundo anglosajón británico y los parien-
tes directos de éstos que son los gringos, hasta el más chilapas-
trozo de los mexicanos que para nada se siente ni se piensa
indigesto, naco o ñero yo no- todos viven en un estado de
ensueño pacheco creyendo que son el modelo que hayan ele-
gido de los personajes, no del cine nacional ni de las telenovelas
de la tele mexicana, sino de las series peliculeras de la tele
gringa. O sea que ... no sé cómo se diga en términos de siquiatría,
pero los mexicanos actuales viven en una diversificación de
personalidades y están imposibilitados para reconocerse a sí
mismos lo que verdaderamente son no digo que somos porque:
yo no - ... y me he dado las tres de esto porque con mi choro
de arte y cultura he hecho algunos experimentos empíricos. Me
he agarrado a la descuidada, cuando más están papando moscas
a dos que tres cuadernos de Tepito y sin decirles aguas! Les he
puesto en mero ~nfrente el espejo de identidad. Primero sufren
un estremecimiento, después quedan como idos, como autistas.
Algunos han reaccionado después de tres o cuatro horas, los
más honestos; los más gandallas reaccionaron después de dos
o tres semanas. Cada uno por separado. Pero cuando me vol-
vieron a ver tuvieron la misma reacción. Me diJeron: ¿Sabes
qué manrique? ... ¡Vas y chingas a tu madre!
Aunque a la mayoría de los mexicanos culantrones de la
política chancha e intelectuales institucionalmente formaliza-
dos todavía no les cae el veinte, paradójicamente se diría,
comienzan a surgir. gentes que ya·$e están dando color de que
estas incongruencias en las que vivimRs todos los mexicanos,
van en contra de 'nosotros mismos. Unos porque solitos se
apuntan y otros porque nomás les llegan los cabronazos, pero
con este sistema mexicano de puras incongruencias, a todos nos
está cargando. Y estas pocas gentes se están encontrando con
que ya no es tan fácil amacizar nuestra plural validez cultural
porque la mayoría de los mexicanos andan en la baba. Está
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. -- ....... ·---
·---------...;Joro--
- .
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occidentalizados, yo digo que están emputecidos de occidenta-
lismo.
Cualquier mexicano que aspire a realizarse formalmente
en primera, debe negarse a sí mismo; en segunda, debe some-
terse al "dificil" y "martirizante" camino del "estudio" y en
tercera y defmitiva, no atreverse a manifestar ningún comenta-
rio, ninguna apreciación que no hayan dicho otros, y debe traer
en el sobaco el último libro-manual que trate del tema de su
profesión estos mexicanos son los peligrosos-. Y si no traen el
dichoso libro se sienten desprotegidos en terreno apache.
Humanidad, hasta dónde nos vas a llevar; por tu trágico sino
¿Cuál será mi destino? Humanidad, yo de sangre te he visto
teñir, pobrecito del mundo, pobrecito de mí.
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fácil, pues ya se ve que son pocos quienes, dedicándose a 1
cualquiera de las carreras profesionales, se saben humanos, la 1
aburumbún buñao
daniel manrique
Tepito Arte acá
primavera 1998
26
INTRODUCCIÓN
27
ción de un equilibrio emocional o anímico. Se trata, tan sólo,
de una invitación a reaprender a est~ en el mundo. Con este 1
fin, es inevitable hacerlo desde la situación existencial de cada 11
28
~--.._-_.- ~~ ~- - ~-~ ~ . -=--:-:~-=~~::~·:··~···- . ••u:•--- •"" ----~::- ~:- !'~ .-. 1
29
enigmático, capaz de solucionar, en apariencia, las contradic-
ciones de la modernidad. En la perspectiva mexicana, se pro-
pone su sustitución por el término: sociedades sustentables,
como una vía para evitar las trampas inherentes a la idea de
"desarrollo". La inclusión de un ensayo sobre las Organizacio-
nes no Gubernamentales, se relaciona con ese capítulo y busca
responder, en términos concretos, a la posibilidad de constituir
nuevos sujetos, con los atributos que se requieren para actuar
con eficacia, en los múltiples ámbitos que demanda la comple-
jidad social. No se trata de idealizar a las ONG' s, sino de
comenzar a conocer sus posibilidades de actuación, como parte
de un proceso mucho más amplio de democratización y de
reconstitución de lo social.
En el ensayo titulado: De la subjetividad a la cultura, se
ofrece un modelo de análisis cultural, que sintetiza el modo en
que concibo hoy la investigación de la semiosis social. Este
modelo puede entenderse como el punto de llegada de los
ensayos previos, y es, al mismo tiempo, el punto de partida de
un nuevo ciclo de investigación y de vida. La capacidad auto-
rreflexiva se objetiva en estos dispositivos metodológicos,
entendidos como estrategias de razonamiento, compatibles y
modificables en su aplicación creativa. Finalmente, y como
dice Daniel Manrique en el prólogo, para cerrar con broche de
orégano: "Hago poesía". En realidad lo que intento es liberar
el sentido de las palabras, a través de la evocación de momentos
privilegiados de atención y goce, donde emergen las ''viden-
cias", esto es, las miradas, sensaciones y significados múltiples
que están en nosotros y que muchas veces ignoramos. Este libro
es una invitación para que asumamos nuestro estar en el mundo,
en América Latina, en México, y en nosotros mismos. No se
trata de encontrar verdades últimas, sino de enfrentar los enig-
mas con vitalidad y astucia. ¿Ulises somos y en el Edipo
andamos?
Héctor Rosales, Primavera, 1998
30
l. MUNDO, GLOBO, PLANETA, CALABAZA
31
zadas de la cultura, se enfatiza la espectacularización y la
sobreexcitación de los sentidos.
Al mismo tiempo, emergén algunas respuestas que, cuan-
do menos al nivel discursivo, han logrado repercutir en la
opinión pública; por ejemplo, la creciente conciencia sobre los
límites ecológicos y humanos al crecimiento, la extensión de
los derechos humanos contra múltiples formas de opresión, el
regreso a formas de vida que quieren recuperar la integridad
entre el pensar y el sentir así como unir la sabiduría antigua con
la ciencia moderna, las prácticas naturistas, la filantropía y la
extensión de redes internacionales de organizaciones no guber-
namentales o las llamadas "guerrillas verdes" (Collinson,
1997).
¿Cómo y desde dónde situarnos frente a la .fenomenología
mundial? Una de las claves posibles es asumir con toclas sus
implicaciones el hecho de que la historia de las últimas centu-
rias gira en torno al fenómeno nacional, esto es, el enfrenta-
miento entre fuerzas sociales a través del poder económico,
político y militar de las instituciones estatales. Según Llobera:
32
Después del 19 de noviembre de 1989, esto es, cuando el
muro de Berlín cae en medio de la incredulidad de unos y la
celebración multifudinaria de otros, la lógica inscrita en el
modelo productivo dominante logra imponerse sobre el univer-
so de simulaciones que se escondían bajo la ideología del
llamado ''socialismo real''. Una de las consecuencias de este
acontecimiento ha sido la aceleración del cambio histórico que
tiende a modificar un mundo organizado en términos naciona-
les a otro muy distinto, donde lo habitual es el desbordamiento
cotidiano de las fronteras, al menos en tres ámbitos decisivos:
el fmanciero; el mercantil y el informativo.
Es en este contexto general donde interesa repensar, en
términos pluridimensionales y multidisciplinarios, a la identi-
dad nacional mexicana. Es evidente que comprender el mundo
de hoy exige un gran esfuerzo encaminado a actualizar los
métodos que se requieren para el estudio de estas cuestiones.
Aún más, estamos frente al desafio de inventar nuevas catego-
rías y teorizaciones que, sin renunciar a las tradiciones de
pensamiento previas, las proyecten hacia nuevos horizontes de
comprensión¿ Todavía son pertinentes las polémicas que tuvie-
ron lugar sobre México y lo mexicano en los años cincuenta?
(Béjar, 1968; Villoro, 1950; Paz, 1950; Villegas, 1993). ¿Qué
fue lo que quedó de las múltiples reuniones sobre la cultura
nacional de fines de los setenta y de los años ochenta? (Bonfil,
1987; González Casanova 1987; Monsiváis; 1987). ¿Estamos
efectivamente en una época postnacional? (Habermas, 1993).
¿Qué han aportado las ciencias sociales y las humanidades para
responder a estas cuestiones en los años recientes?
En el tercer capítulo de este libro, se indican algunos de los
temas claves que aparecen en la literatura y que permiten
obsetvar cómo está respondiendo cada campo disciplinario. a
las transformaciones sociales que se suceden día con día y que
afectan la investigaci~n social. No obstante, conviene adelantar
que la premisa inicial que adoptamos es que la identidad
nacional mexicana no es algo que ya esté dado como realidad
33
cristalizada y acabada, sino que, como realidad compleja, sólo
es pensable como dándose en un proceso de construcción y
reconstrucción permanente que integra espacialidades y tem-
poralidades plasmadas en proyectos múltiples, contradictorios
y en permanente confrontación, negociación, consenso, frag-
mentación y recomposición. Este enfoque permite liberar la
imaginación de los discursos hechos y de las seguridades que
ofrece pensar a lo nacional como intemporal o inamovible.
l. Globalización
34
en una de sus manos. (Chevalier, 1988: 533 y 733). Con el
concepto de globalización se asocia la imagen de la uniformi-
zación de los estilos de vida, de consumo, de disfrute. En
cambio la idea de mundialización no implica la supresión de
las diferencias culturales, sino su articulación en una totalidad
distinta. La novedad de esta situación consiste, entre otros
rasgos, en la imposición de un tiempo abstracto único para
todos los países, independientemente de sus peculiaridades y
de sus idiosincrasias; la instantaneidad y la ubicuidad se impo-
nen sobre los arraigos y tiempos locales, a través de una vasta
red de comunicaciones que se expanden cada vez más.
La configuración de una cultura mundial replantea la rela-
ción entre cultura y tecnología. En el cine, la televisión, el vídeo
y la radio se expresa una combinación novedosa que funde
instrumento y expresividad. (García Canclini, et al, 1994). La
cultura contemporánea, basada en la unificación tecnológica,
promueve la diferenciación y la segmentación. Paradójicamen-
te, la mundialización renueva las diferencias al mismo tiempo
que refuerza la tendencia monopólica en las industrias cultura-
les e informáticas. (Ortiz, 1994).
En la dimensión espacial, la unificación mundial requiere
de un territorio que trasciende la& partes que lo constituyen. La
cultura tiende a su desterritorialización. La fábrica difusa y las
nuevas articulaciones gerenciales modifican los centros geo-
gráficos y se amplían por todo el planeta trazando coordenadas
a partir de redes y cables. Los espacios productivos y recreati-
vos pasan a integrar nuevos mapas de un manejo mercantil
global (Fernández Durán, 1993).
Cuáles son las potencialidades que contienen los medios
modernos de difusión y de intercambio de información? ¿Real-
mente comunican? A través de ellos, el mundo se ha transfor-
mado en una especie de página (en Internet) que lo resume y lo
hace visible a toda la gente que tiene el privilegio de estar
conectada a la red. Esto abre la posibilidad de desarrollar una
conciencia critica global, una democratización de la responsa-
35
bilidad social y una ética mundial. ¿Sin embargo, qué está
ocurriendo realmente? ¿Quién tiene la posibilidad real de par-
ticipar, ya no en el diseño, sino en el uso de las nuevas
tecnologías? Estas interrogantes forman parte de un objeto de
estudio más amplio: la evolución histórica de la comunicación
internacional, de sus realidades, sus términos y conceptos, sus
teorías, sus aplicaciones y lo trágico de su situación contempo-
ránea.
Para los fines de este ensayo, es importante destacar la
pregunta acerca del papel que le corresponde aún a 1os poderes
públicos en la reglamentación del dispositivo de comunicación,
dentro del espacio diseñado por el Estado-nación. Esta cuestión
deberá reSponderse en un murido donde lo local, lo privado y
lo internacional, se han transformado en principios estructuran-
tes de lo social (Giddens, 1991; Beriain, 1996), y que cuentan
con la capacidad de disputar a los gobiernos nacionales sus
atribuciones, capacidades y potencialidades. ¿Cuál es y cuál
será el papel de los estados nacionales en esta nueva situación?
2. El espíritu de la época
36
ciones básicas de la modernidad: el mercado, la autonomía de
la sociedad civil, el pluralismo político y la secularización?
¿Ante la evidencia de que el capitalismo ha logrado establecer-
se como sistema mundial, qué adaptaciones y modalidades
permite? ¿Son su¡5érables las limitaciones intrínsecas de la
civilización industrial?
De acuerdo a la situación geocultural del presente, se está
en una etapa donde los intercambios culturales se aceleran a
todos los niveles, con repercusiones para todos los países, ya
sean centrales o periféricos. La tendencia que predomina es
hacia la confrontación, cuyas evidencias más claras son las
expresiones xenófobas y los conflictos interétnicos. (Stavenha-
gen, 1991). La concepción euronorteamericana del mundo
encuentra en el fundamentalismo islámico su rival ideológico
más beligerante (Pellicani, 1992). En el sudeste asiático, la
adopción parcial de los principios civilizatorios dominantes no
ha destruido la base filosófica y moral de esa región, confor-
mando nuevos actores económicos en el escenario mundial. En
Africa las transformaciones culturales han llegado a provocar
genocidios y vacíos de sentido que se expresan como guerras
de exterminio, hambre y violencia. En América Latina, nuestro
ámbito cultural, la mixtura de tiempos y cosmovisiones conlle-
va situaciones que van desde el mimetismo con lo occidental,
hasta su rechazo y negación.
Los ind~cios de una tendencia alterna que propicie la coe-
xistencia entre civilizaciones y culturas, son todavía incipien-
tes. Aunque existen ya rasgos de nuevo~ procesos de
integración y construcción de identidades que anuncian, en las
combinaciones, mestizajes e hibridaciones, soluciones inéditas
que rebasan las fronteras nacionales y que permiten vislumbrar
un nuevo ecumenismo ambivalente: destructivo y esperanza-
dor al mismo tiempo.
37
3. Calabazas
38
Bibliografía
40
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Sociedad Global. México, Joaquín Mortiz, 1995.
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rica. México, Gustavo Gili, 1987. pp. 113-133.
50
México, Universidad Autónoma de Tamaulipas, 1996. pp.
105-128.
,'Y
¡' 1
52
11. EN BUSCA DE LA PATRIA GRANDE. (IDENTIDADES
NACIONALES Y PLURALIDAD CULTURAL EN AMÉRICA
LATINA) _,;--
53
mente en la reconstrucción de los mundos de vida en la plura-
lidad cultural: las mujeres, los niños, los jóvenes, los ancianos
y todos aquellos que comparten, en las condiciones más adver-
sas, la vocación de ser con otros, el saber convivir.
,· l. Premisas epistemológicas
54
alternativas de lo no cristalizado, la liberación de rutinas y
prejuicios, el mantenimiento de una visión utópica del mundo.
Concebir a la realidad como producto de una construcción
social incluye al movimiento y a lo inacabado. Su aplicación
llevaría a potenciar la voluntad de millones de latinoamericanos
empeñados en la construcción de nuevas realidades conforma-
das no a partir de enunciados éticos abstractos, sino en los
contenidos concretos de las prácticas sociohistóricas (Lumina-
to, 1995).
La subjetividad constituye el segundo soporte epistemoló-
gico de la reflexión que aquí se ensaya1. Esta elección no es
arbitraria; el interés por la subjetividad es, en primera instancia,
un desafio ético en consonancia con una manera de reconcep-
tualizar lo real. La subjetividad se concibe como una herra-
mienta para pensar. ¿Pensar qué? Básicamente, los ángulos de
lectura y las lógicas de razonamiento que participan en la
producción del conocimiento social. Esta tarea requiere anali-
zar las interrelaciones que van de lo individual a lo colectivo y
que cristalizan en proyectos sociales. La subjetividad permite
incluir ei trabajo de reflexión que realiza el investigador sobre
sí mismo (autoconocimiento), de manera simultánea al recono-
cimiento del Otro y de los otros. Actividad que hace posible, a
su vez, distinguir criterios de identificación y de pertenencia a
distintos grupos humanos.
La subjetividad es, asimismo, una guía para descubrir el
origen de los sentidos que los sujetos producen históricamente
para responder a la pregunta: ¿qué somos? ¿Qué necesitamos
¿Qué queremos? ¿Qué podemos ser? ·
La subjetividad direccionaliza la apropiación del mundo
(pasado/presente/futuro) y configura sentidos: ¿qué ver? ¿Qué
registrar? ¿Qué buscar?. Como instrumento de análisis, la
1 Las siguientes ideas son resultado del Seminario: "Subjetividad y Sujetos Sociales11,
coordinado por Hugo Zeme~an y Emma Leó~ en el CRIM, desde marzo de 1994
55
subjetividad proporciona criterios metodológicos para buscar
la especificidad y desmontar mecanismos: ¿cómo hacen deter-
minados sujetos lo que hacen? ¿Cómo se construyen los atri-
butos, capacidades y potencialidades de los sujetos que
participan activamente en el proceso social? ¿Cómo ocurren las
mutaciones sociales? ¿Cuáles son las expresiones de la subje-
tividad? ¿Por qué se considera a la memoria, a la experiencia
y a la utopía como el núcleo constituyente de la subjetividad?
2. Ei escenario mundial
56
dad, condición que sigue siendo indispensable para hacer com-
prensivo el acon~ecer cotidiano, el tema de la acumulación a
escala mundial permite postular la existencia de un conjunto de
relaciones que integrán a cada nación en una red de intercam-
bios comerciales, financieros y de todo tipo, sin olvidar que la
desigualdad en el desarrollo impone, a través de las leyes de la
especialización internacional, limitaciones estructurales entre
los países centrales y los p.eriféricos (Amin, 1977).
Las opciones y decisiones a escala nacional están hoy
severamente limitadas por las presiones internacionales que
erosionan los principios constitutivos de los estados naciona-
les. Lo local y lo regional establecen relaciones que traspasan
las fronteras nacionales, las transformaciones tecnológicas
que han originado la reconversión industrial, la fábrica difusa,
las inversiones oscilantes de capital, el uso cada vez más
amplio de las telecomunicaciones, los movimientos migrato-
rios, las guerras de "baja intensidad", la violencia interétnica
y la formación de fuerzas militares multinacionales, la crisis
ambiental y la discusión internacional sobre el desarrollo
sustentable, son solamente una parte del escenario complejo
donde las identidades nacionales y la pluralidad cultural de-
ben ser comprendidas.
57
específicas al tema de la pluralidad, y con una agenda preposi-
tiva para momentos analíticos subsecuentes.
58
y de relaciones sociales (el capitalismo), de una tecnología de
las comunicaciones (la imprenta) y de la diversidad lingüística
(Anderson, 1987), s.~-a:dvierte que el contenido de estas catego-
rías depende de los cambios que ocurran en la historia humana.
La tesis del pluralismo afirma que la nacionalidad puede
tener vertientes y expresiones múltiples. Cada país encierra una
cantidad infinita de diversidades de naturaleza climática, cul-
tural, económica y social. Las diferentes expresiones de nacio-
nalismo son construcciones simbólicas que intervienen en la
formación, interpretación y transformación de lo nacional. En
las sociedades contemporáneas los principales referentes de lo
imaginario son el consumo (como modo de acceder a la apro-
piación de bienes), y la historia (como disciplina y como el
conjunto de hechos que, organizados de un modo imaginario,
una población considera que son su historia). El nacionalismo
resulta del esfuerzo de selección y combinación de referencias
emblemáticas, mediante las cuales se logra una cierta coheren-
cia imaginaria de rasgos y particularidades sociales que, cuan-
do son eficaces, se constituyen en un patrimonio, en lo que
distingue a una colectividad.
No existe un nacionalismo, sino diversas expresiones del
sentido de pertenencia a un país, concepciones variadas de lo
nacional; la relación subjetiva de los individuos con la nación
es diversa porque existe una pluralidad de modelos de identifi-
cación nacional: instrumentales, de integración, políticos y
sentimentales. El problema a explicar es ¿por qué sólo la obra
de algunos representantes de las formas expresivas es recono-
cida y aceptada para formar parte del discurso nacional?
El nacionalismo oficial, por ser la ideología dominante,
privilegia los modos normativos y jurídicos, sin descuidar la
apropiación de los símbolos necesarios para asegurar su legiti-
mación. Este tipo de nacionalismo es el que más resuena, es el
que más se ve, y es, por lo tanto, el que ha contado con más
instrumentos de difusión y el que ha sido más estudiado. No
obstante siempre han existido otras maneras de expresar los
59
rasgos de lo nacional, apegadas a la vida cotidiana, en los
intersticios de la formalidad, en los nichos comunitarios (étni-
cos, rurales y urbanos) se han resguardado los signos colectivos
que expresan lealtades a grupos concretos, inteligibles y nom-
brables mediante formas simbólicas distintivas. Con fmes de
orientar nuevas prácticas teórico-políticas es pertinente señalar
el proceso formativo de los nacionalismos populares, que
resultan de la transmutación de la idea política de nación, en
vivencia, en sentimiento y cotidianidad. Este es el tipo de
nacionalismo que, paradójicamente, puede dar origen a lo
nuevo. Lo paradójico es que su transformación en fundamento
de una nueva cultura implica cuestionar las prácticas excluyen-
tes de "lo nacional", al mismo tiempo que se amplía su signi-
ficado para conjugar la pluralidad cultural de afiliaciones
identitarias que van de lo familiar a lo comunitario, a lo
regional, a lo étnico y a lo internacional popular.
Las modalidades de nacionalismo que se han descrito, se
entremezclan y tienden a diferenciarse cuando se polarizan los
conflictos sociales. En general, la organización y el funciona-
miento de las naciones latinoamericanas han estado dominadas
por la obsesión de la unidad y del progreso, esto se debe a que,
desde su fundación, no. son diferencias nacionales las que
llevan a la creación de diversos estados, sino son los estados
los que engendran artificiosamente las diferencias nacionales.
El riesgo para los sujetos que pueden tener un protagonismo
histórico es confundir el nacionalismo de los sectores hegemó-
nicos que busca una instrumentación de la globalidad adecuada
a sus intereses, con la herencia cultural nacionalista de los
·sectores populares, que constituye el acervo de patrimonios
culturales necesarios para imaginarunaidentidad heterogénea,
diferenciada y plural, esto es, con la capacidad de respetar a
otras identidades en su autonomía, y de establecer intercambios
horizontales y respetuosos a diferentes escalas.
El nivel de generalidad que se ha elegido para la exposición
no permite aplicar los planteamientos teUricos hasta aquí ano-
60
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11
tados a la especificidad histórica de cada estado nacional
latinoamericano. Pero es conveniente señalar el peso que si-
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integración regional. Por ejemplo, es plausible afirmar que pese
a su diversidad cultural, 1os países centroamericanos comparten
un mismo desarrollo histórico (Gabriel, 1988); o que es factible
1~/ convocar a los países caribeños con base en su afinidad regional
íi~~/ (CONA CULTA, 1989); que México vive una situación particular
~ por su cercanía con Estados Unidos y las tendencias de integra-
~~; ción supranacional a que está sujeto (García Canclini, 1994); o
j?l~, que Argentina y Brasil pueden considerarse en un nivel de
1(·1:l~¡j:;' industrialización más parecido entre sí que con Venezuela,
!J~:::: Colombia, Chile y Uruguay (Jaguaribe, 1989); o que, final-
1:¡rH.
J~~·; mente, los países andinos comparten de manera más aguda la
~.~);·,: · tarea de consolidar las instituciones de sus estados nacionales
!M¡':¡'"· (Arguedas, 1977; Liberman, 1992; Ossio, 1992). Las posibili-
i:i·: dades de que se reconozca y se fortalezca el pluralismo cultural
~/ dependen de las condiciones que existan en cada país para su
~.~ reconstrucción nacional, con un fundamento solidario interno
IJ! que reconozca los aportes específicos de cada uno de los grupos
1' humanos que lo conforman, y con una apertura igualmente
solidaria hacia las sociedades nacionales con las que se com-
parten tan~s afinidades y que mantienen vigente el sueño de
una integración que no renuncie a la pluralidad (Cornejo,
1992).
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5. El pensamiento latinoamericano: de. la identidad a la
pluralidad
Indianismo
62
en sus aspectos esenciales es lo "indígena". Sería una identidad
que iría más allá de los grupos étnicos que aún perviven, para
abarcar a amplios conjuntos sociales, sobre todo de los "pue-
blos testimonio" (Ribeiro, 1977). La cultura occidental presen-
te en América Latina sería una imposición de carácter colonial
o neocolonial (Bon.fil, 1987, 1990, 1993). La dominación que
ha ejercido ocultaría la única y verdadera identidad americana.
Esta tesis es muy dificil de sostener en su formulación más
radical. Los trabajos realizados por los antropólogos en los
últimos años muestran que ni siquiera las comunidades indíge-
nas manifiestan un rechazo absoluto hacia la sociedad occiden-
tal, ni son comunidades cerradas y autosuficientes. Sin
embargo, una posición más abierta que entienda la identidad
como un proceso en construcción es muy sugerente. En muchos
casos, aunque pareciera presentarse en las comunidades indí-
genas un cierto relajamiento en la "resistencia cultural", tien-
den a afirmarse las capacidades de asimilación y reorientación
para mantenerse cohesionadas (Figueroa, 1993, 1994). Es
plausible pensar que al cambiar los contextos se modifican las
percepciones y las formas de entendimiento, se reelaboran las
costumbres, los· proyectos, el significado de sus existencias, y
en consecuencia se transforman las identidades, pero se con-
seiVarian la unidad y la diferenciación Qa especificidad) (Ariz-
pe, 1984, 1988).
El resultado de esta dinámica expresa procesos cada vez
más cercanos y característicos de la sociedad global e incluye
formas puntuales de integración, al tiempo que se gestan nuevas
formas de autonomía interna y cotidiana, propias de las identi-
dades étnicas: Así, las vicisitudes de .la vida moderna pueden
pennear la construcción de las identidades, pero la lógica .
interna de la vida cósmica indígena también puede reconstruir-
las. Si trasladamos esta lógica de reproducción de las identida-
des indias al conjunto de la sociedad latinoamericana,
tendríamos en muchísimos espacios de la región (fisicos, tem-
63
perales, culturales, sociales, etc.) significados recreados cons-
tantemente por un imaginario indígena (Kusch, 1975).
Occidentalismo
64
se llega a afirmar que no hubo colonias en sentido estricto sino
provincias de los imperios europeos. Desde esta posición se
entiende que la independencia de los países latinoamericanos
significó sólo· una separación política. Así, desde la Inde-
pendencia comienza a desarrollarse una interpretación occi-
dentalizante de la identidad latinoamericana. Se piensa que
América Latina podrá llegar a ser plenamente moderna aproxi-
mándose a Europa y a Estados Unidos (que representarían la
civilización ·y la cultura), renunciando en gran medida a la
herencia hispánica y sobre·todo a la realidad indígena, califi-
cada como bárbara. Se produce una triple operación intelectual:
una crítica radical de las culturas indígenas e ibéricas, una
idealización de la Europa más desarrollada y de Estados Uni-
dos, y un programa civilizatorio para pasar del estado de
"barbarie" al de "civilización" (Zea, 1984).
La versión cótica del argumento anterior, afirma que la
"Conquista" representó una experiencia traumática desde el
punto de vista psicosocial para los habitantes originales de
América. La llegada de los europeos inició un proceso de
desculturación, de destrucción del universo simbólico y de las
pautas culturales indígenas, propiciado de manera importante
por la religión cristiana. Junto a ello se inició también un
proceso de aculturación, que supuso 1~ incorporación subordi-
nada a la cultura occidental, pero de forma ambivalente y
parcial si tenemos en cuenta la primera de las tesis formuladas,
puesto que no desaparecieron todos los componentes de las
culturas precolombinas (AA VV, 19 79).
Mestizojilia ·
65
estos grupos habrla producido una síntesis cultural mestiza que
representaría una nueva sensibilidad y actitud ante el mundo.
Su expresión la encontraríamos en el arte, en la literatura y, en
menor medida en lá producción intelectual. Sus manifestacio-
nes más claras estarian en la música y en la danza, en los ritos
y en las fiestas (Correa de Azevedo, 1980).
El mestizaje supone un proyecto nuevo de cultura, en el
que bajo la batuta de los ideales provenientes de la ilustración
convergen la grandeza y el carácter de los pueblos precolom-
binos, la cultura hispánica y católica, la fuerza y el ritmo del
¡
1
Africa negra, y l.a magia de los mitos de esas tradiciones (Mintz, ¡1
1977). 1
1
¡
66
que garantizaría la salvaguarda de una serie de derechos míni-
mos. Tanibién se extendió la convicción, prevaleciente hasta
los años ochenta, de que el papel fundamental del Estado es el
de redistribuir los bienes públicos, y el de empresarios, produc-
tores y terratenientes el de enriquecerse para hacer grande a la
nación. De este modo, la insistencia que los latinoamericanos
ponen en la afirmación de sus identidades nacionales se expli-
ca, en buena medida, porque les confieren (teóricamente) los
beneficios de ser unos ciudadanos de ·pleno derecho de un
Estado redistribuidor que los protege de la explotación laboral.
De alguna manera, la integración social que proporciona la
identidad mestiza supone una renuncia a otras identidades
constituyentes de los sujetos, antes que su aceptación. Esta
identidad absorbe todas las diferencias, y se sitúa por encima
de cualquier otra identidad particular; se convierte en una
especie de salvoconducto con el que se pretende deferlder esos
derechos ciudadanos.
Yuxtaposición
67
que ver la identidad "civilizatoria" de los sectores blancos
urbanos acomodados, con la identidad de los grupos indígenas
rurales en situación de pobreza (por mencionar dos situaciones
extremas). No obstante, esto no significa que no se produzca
una asimilación parcial y selectiva de elementos culturales
entre las diferentes identidades, incluso ciertos acuerdos explí-
citos e implícitos que permiten una relativa convivencia pací-
fica entre ellas, hasta el punto de que se produzcan alianzas
entre actores sociales destacados con posiciones identitarias
opuestas.
La tesis de la yuxtaposición afirma que la identidad se da
en América Latina en una trama de niveles; al no considerar
estos niveles, las otras tesis enunciadas limitan el fenómeno que ll
quieren aprehender, confundiendo un nivel con el conjunto de
los otros niveles o extrapolando sus afirmaciones a todos los
restantes. En esta línea de reflexión, la identidad latinoameri-
cana sería una identidad precaria, insuficientemente constitui-
da, oscilante y frecuentemente confusa, donde coexisten varios
ejes y subidentidades en conflicto. La identidad latinoamerica-
na se caracterizaría por ser incompleta, fragmentaria y diversi-
ficada. Estas serian las caracterlsticas de su originalidad.
Hibridación
69
todas las culturas poseen la misma dignidad y semejante valor
y son, por tanto, sujetos de igual derecho a desarrollarse autó-
nomamente y a ser respetadas en sus componentes esenciales.
Desde esta óptica, es comprensible la vigencia en América
Latina de una posición indianista, que ha sido sistemáticamente
negada por la mayoría de los proyectos culturales hegemóni-
cos. Pero cuando se intenta pensar la pluralidad existente en el
"mundo indígena", se enfrenta la dificultad casi insalvable de
la multiplicidad de lenguas y situaciones sociales e históricas
distintas; lo semejante y lo diferente se expresan también en lo
que podemos denominar como la temporalidad específica de
cada grupo y el haz de relaciones que han construido con las
sociedades regionales, nacionales y transnacionales y que afec- '¡
70
--=---.----= -~-==--- ...
-----~ ---:~-~-··. ·-
71
En síntesis, la idea de pluralidad cultural puede ser traba-
jada como uno de los soportes primordiales para la reconstruc-
ción democrática y crítica de las sociedades latinoamericanas.
El pluralismo como guía para la acción sociocultural debe
mantener las diferencias que favorecen la autoestima y la
cooperación interétnica y criticar las condiciones opresivas de
las jerarquías heredadas por las relaciones de tipo colonial y
neoCoíonial.
La pluralidad étnica
73
discursiva capaz de crear comunidades de comunicación y de
argumentación, para resolver por el convencimiento los enfren-
tamiento~entre culturas diferentes (Cardoso, 2 993. p. 32).
En América Latina, no sólo en los países con mayor
diversidad étnica (Bolivia, Ecuador, Guatemala, ~ é x i c oPara-
,
guay, Perú), sino en todo el subcontinente, se ha planteado la
urgencia de repensar los ordenarnientosjurídicos, la mayoría
de ellos elaborados para países culturalmente homogéneos
(Clavero,1994. Ante las acciones cada vez mejor organizadas
de los pueblos indígenas, los gobiernos y la sociedad civil de
cada estado nacional han respondido con posiciones que van
desde la represión en una guerra silenciosa no declarada (Mel-
gar, 1993, hasta el apoyo y acompañamiento crítico de los
movimientos (Cardoso, 2990; Ribeiro, 1989; Toledo, 1990;
Varese, 2988; Villoro, 1994).
Los proyectos nacionales en América Latina se enfrentan
al reto que les plantean las demandas de la pluralidad étnica,
las cuales se estructuran en tomo a tres núcleos básicos: el
reconocimiento y respeto a los valores, las lenguas, costumbres
y expresiones artísticas con los cuales los pueblos indígenas
constituyen su cultura propia; las condiciones para realizar
proyectos de etnodesarrollo; y la legitimación de la autonomía
territorial, la cual implica no solamente la capacidad para tomar
decisiones acerca del USO de recursos naturales y económicos,
sino también la autogestión política y cultural, en el marco de
una autodeterminación compatible y complementka con la
soberanía de los estados nacionales constituidos (Díaz-Poan-
co, 1990y 1995).
8. La pluralidad y la desigualdad
...
75.
dernización y las tendencias que anuncian un orden social
distinto.
Estos tres elementos: modelo productivo, territorio y pro-
cesos de cambio ofrecen un recurso heurístico elemental para
ordenar la obsetVación y el acopio de información para repen-
sar la situación mundial y nacional. La elección de estos
componentes no es arbitraria: el modelo productivo es, en sí
mismo, una matriz que organiza en el tiempo múltiples proce-
sos que pueden ser estudiados a distintos niveles. El territorio
remite a los niveles de escala e introduce ala espacialidad como
una de las dimensiones claves en el análisis; los procesos de
cambio, por su parte, refieren tanto a la orientación de esos
cambios, como a su temporalidad. La reivindicación de lo
diverso parte del principio de que si bien existe un conjunto de
necesidades básicas compartidas por los hombres y las mujeres,
la forma, el sentido y los espacios en los que cada cultura los
satisface, corresponden a su propia realidad. Así como las
necesidades son culturalmente definidas, también el sentido
que tiene mejorar la vida parte de la cultura básica de cada
grupo humano.
Frente a la incertidumbre y la fatalidad que configuran este
final de milenio, emerge la vitalidad de los pueblos del mundo.
En América Latina estamos ante la oportunidad de redefmir las
políticas y las relaciones sociales que obstaculizan nuevas
opciones de desarrollo y que derivan en conflictos violentos.
La pluralidad cultural puede ser vista como el recurso más
importante para oponerse a las determinaciones del modelo
productivo capitalista y a las políticas neoliberales. La diferen-
cia de valores que existe entre ese modelo y las culturas
profundas de nuestros pueblos es una diferencia radical. No se
trata tan sólo de pedir el respe~o a las expresiones linguísticas,
artísticas o rituales, sino de recuperar la capacidad de autode-
terminar nuestros destinos. Se trata de una empresa ambiciosa
y dignificante, construir un "nosotros'' suficientemente amplio
e inclusivo que abarque a los conjuntos nacionales como tota-
76
. .
----- -- -~- ~-- - - -- . ---- ~~-~-.-....:..--
77
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1 1
91
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2. Filosofia
93
tentes en las distintas culturas, jes posible una ética universal?
¿Cuales serían sus condiciones y su alcance? ( Hersch, 19 73).
3. Filosofia Política
95
1 :
¿Esta secuencia argumentativa ayudaría a entender lo que
pasa en México? ¿Las reivindicaciones de los pueblos indios,
y especialmente su afirmación como mexicanos, es un proceso
reactivo en el que se revela el deseo de dar una configuración
política a la identidad étnica, como forma de respuesta a
presiones económicas, .sociales y culturales? ¿Es posible dis-
cutir, desde esta perspectiva, la polémica que ha abierto el
discurso del EZLN, ·en ~mo a la reforma del Estado? ¿Las
modificaciones constitucionales que se proponen en los acuer-
dos de San Andrés, rompen el orden constitucional y ello
derivaría. en la fragmentación del estado nacional? (Blanco
Fomieles, ·1996. p. 121-140). ¿Qué tradiciones de la filosofia
política mexicana serían compatibles con eÍ reconocimientó de
la autonomía de los pueblos indios? (Ve/asco, 1994 y 1996).
Surge entonces la pregunta acerca de la necesidad de innovar,
desde las prácticas sociales, las formas instituidas que no logran
responder a his 6s'pecificidades de los sujetos. Tenemos aquí
uno de los ejes para investigaciones y debates futuros.
1
4. Sociología Política
96
fundadas teóricamente que permitan distinguir etapas, evolu-
ciones y mutaciones en el proceso social.
Un segundo aspecto se refiere a la construcción imaginaria
de un orden en cuyo escenario intervienen políticas del reco-
nocimiento que incluyen procesos de aceptación, de negación,
de dominación o de equidad (Taylor, 1993 y 1996). La política
del reconocimiento ofrece algunas claves fundamentales para
comprender los fenómenos de identidad en un contexto nacio-
nal, ya que permite pensar el papel fundante que tiene para la
construcción de identidades individuales y de grupo, el hecho
de ser reconocido en forma positiva o negativa, como igual,
inferior o superior. La construcción de identidades desde la
superioridad, la inferioridad o la igualdad afecta las relaciones
sociopolíticas que se establecen entre la sociedad política y la
sociedad civil. En la dinámica sociohistórica, el discurso hege-
mónico legitima y deslegitima prácticas y creencias, jerarquiza
identidades e interviene, inclusp, en dimensiones humanas
como las reiaciones de género, 1:110dulándolas en función de un
sentido de lo nacional.
5. Psicosociología
97
a su vez, se construye al pensar lo político como la relación
simbólica o subjetiva de los ciudadanos y grupos ante el poder.
¿Los integrantes de una nación sienten como propio el conjunto
de instituciones que dan valor y significado a los componentes
de su cultura, de su sociedad y de su historia? (Béjar y Capello,
1990).
La psicosociología aporta una agenda problemática perti-
nente, porque permite preguntamos por: la relación que se
1 1
.
1
establece entre las historias personales y los hechos históricos;
la vida cotidiana como un espacio donde se construye la
democracia; la historicidad de las culturas políticas; los com-
portamientos ciudadanos frente a escenarios de transición,
cambio de poderes y elecciones; el efecto de los medios de
comunicación sobre ~1 comportamiento ciudadano; las reaccio~
nes ciudadanas frente a la violencia política institucional; los
usos militares de la ·psiquiatría y de la psicología; la vida
cotidiana, la comunicación y la construcción de lo nacional
(González Navarro, 1995; Krotz, 1996).
6. Antropología
98
cultura mexicana es una mezcla de elementos culturales euro-
peos e indígenas, y el estado nacional mexicano es una varia-
ción particular de modernismo occidental? La historia
interminable de la cultura nacional mexicana parece ser ese
eterno debatirse entre lo occidental y lo indígena. Los usos
políticos que se han hecho de los estudios sobre cultura nacio-
nal agregan un ingrediente que hace más compleja la situación.
Esto ha llevado a afirmar que carecemos de la terminología
adecuada para describir nuestra propia realidad que, por loy
tanto, es importante dar inicio al trabajo de pensar y dar nombre
a los procesos que nos afectan (Lomnitz, 1995). No basta
adjetivar a la cultura mexicana, además hay que tratar de
contextualizarla y explicarla:
''Una de mis preocupaciones al tratar de reclamar la cultura
nacional como objeto de investigación antropológica (nos
dice Claudia Lomnitz) ha sido, precisamente, la de revivir la
critica cultural a la que aspiraba la antropologia y que nunca
logró alcanzar satisfactoriamente" (Lomnitz, 1995).
99
''
'1
100
La tesis del mestizaje (en sus diferentes versiones) es la que
usualmente ha resultado más atractiva, especialmente para las
élites intelectuales y políticas (Basave, 1993). Sin embargo, la
identidad 'cultural mestiza· no es siempre asumida por todos los
mexicanos. Desde este punto de vista, se habría construido, con
la idea del mestizaje~ una "falsa identidad" apoyada en las
representaciones históricas de los colonizadores y de los secto-
res conservadores. Poco tendría que ver, por ejemplo, la iden-
tidad "civilizada" de los sectores blancos urbanos acomodados,
con la identidad de los grupos indígenas rurales en situación de
pobreza extrema. No obstante, esto no significa que no se
produzca una asimilación· parcial y selectiva de elementos
culturales entre las diferentes identidades, incluso ciertos
acuerdos explícitos e implícitos que permiten una relativa
convivencia entre ellas, hasta el punto de que se produzcan
alianzas eñtre actores sociales con posiciones identitarias
opuestas.
La tesis de la yuxtaposición, por su parte, afirma que la
identidad se da en México en una trama ~e niveles; al no
considerar estos niveles, las otras tesis enunciadas limitan el
fenómeno que quieren aprehender, confundiendo un nivel con
el conjunto de los otros niveles o extrapolando sus afirmaciones
a todos los restantes (Del Val, 1987). En esta línea de reflexión,
la identidad mexicana sería una identidad precaria, insuficien-
temente constituida, oscilante y frecuentemente confusa, donde
coexisten varios ejes y subidentidades en conflicto. La identi-
dad mexicana se caracterizaría por ser incompleta, fragmenta-
ria y diversificada. ¿Estas serian las características de su
originalidad?
La quinta perspectiva teórica sobre la cultura mexicana se
fundamenta en la tesis de la hibridación cultural, la cual busca
abarcar diversas mezclas intereulturales presentes en todos los
ámbitos sociales (García Canclini, 1990). El mestizaje ínter-
clasista habría derivado en la generación de formas híbridas en
todos los sectores sociales. La coexistencia de culturas étnicas
101
con nuevas tecnologías, la complementación de formas de
producción artesanal e industrial, la simultaneidad de la demo-
craci~ con formas arcaicas de poder, revelaría un conjunto de
situaciones donde la heterogeneidad y la multitemporalidad
obligarían a los sujetos sociales a diseñar estrategias de adap-
tación, resignificación y uso que les permitan construir sentidos
acerca de sí mismos, de sus grupos de referencia, de lo que
acontece en el mundo, de lo trascendente y de lo trivial.
El reconocimiento de la hibridación cultural sería el inicio
de prácticas novedosas para ~esponder a la permanente circu-
laridad de lo comunicacional y lo urbano, los usos contradic-
torios de las nuevas tecnologías, la trasnacionalización de los
mercados simbólicos y las migraciones masivas. •
Al exponer algunas de las formas más difundidas de pensar
la cultura mexicana, .es evidente que cada posición muestra y
revela una parte de lo que podemos llamar la realidad empírica
)
del pluralismo cultural. En este nivel existen cientos de cultu-
(, ras, definibles en términos antropológicos, así como cientos de
: ¡¡ situaciones vitales, procesos y configuraciones fenoménicas ! .
.U¡
(,
que permiten reforzar diversas formas de concebir lo que es
específico; de allí la dificultad para evaluar o para elegir alguna
perspectiva que resulte mejor que otra. Pero esto no es una
limitación en términos cognoscitivos, si se distingue al plura-
lismo cultural como elaboración teórica, cuyo postulado básico
proclama que todas las culturas poseen la misma dignidad y
semejante valor y que son, por tanto, sujetos con derecho a
desarrollarse autónomam.ente y a ser respetados en sus compo-
nentes esenciales.
7. Historia
102
el historiador aparece como un agente que define un cierto
mundo entre todos los mundos posibles. En este acto de crea-
ción, el historiador decide qué es lo importante del pasado y
qué del pasado no merece atención. Cada nueva ·interpretación
toma más densa y sustancial la imagen histórica que se tiene
del pasado. El historiador realiza un trabajo de elección refe-
rencial, creando una especie de vasta malla, perfectamente
tejida, pero que envuelve espacios de oscurecimiento o de
reducción de los hechos·. ¿Qué hace el historiador?:
103
8. Lingüística
104
una expresión discursiva que constituye, en sí misma, un objeto
de estudio. Por si esto no bastara, existe una· experiencia de
investigación muy valiosa y que puede proseguirse sobre la
función y características del Poder Legislativo en el México
post-revolucionario (Carbó, 1995).
9. Comunicación
105
breza y la precariedad circundantes? La instantaneidad y la
capacidad de diseminar información que tienen los medtos de
comunicación de masas, encierran, a pesar de las contradiccio-
nes presentes, una gran potencialidad. ¿Puede darse el caso de
que una acumulación de unidades de información y una exten-
sión tan importante como la que se produce hoy en el sistema
de comunicaciones mundiales, permita el surgimiento de for-
mas de conciencia critica y del ejercicio de nuevos derechos,
con la ampliación de los sujetos sociales? Por el momento, la
situación predominante es la "massmediatization" que refuer-
za una cultura de asentimiento y de pasividad.
¿Cuál es la situación de la comunicación ·en México?
¿Existen políticas culturales y comunicacionales congruentes
con la complejidad que se vive en la actualidad? ¿Cómo se
relaciona la comunicación con la identidad nacional? ¿Cuál es
la participación del Estado en el terreno de la comunicación y
de la cultura? ¿Cómo se entrelazan los procesos culturales,
políticos y económicos? ¿Qué relaciones existen entre las
instituciones culturales y los medios de comunicación? ¿Ha
renunciado el Estado mexicano a "fotjar" una identidad cultu-
ral actualizada y distintiva a nivel nacional? ¿Existen afinida-
des entre el proyecto económico neoliberal y la creación de una
identidad postnacional que no reconoce fronteras culturales,
sino que se funde con las otras identidades: las del consumo,
las de la tecnología y las de la globalización?
106
De acuerdo con este autor, resulta fundamental partir de la idea
de que las figuras del capitalismo, o las figuras de la organiza-
ción capitalista de la vida económica y social, son múltiples.
Es decir, que a lo largo de la historia moderna, el capitalismo
ha presentado muy distintas formas o figuras de su funciona-
miento, figuras que no pueden ser consideradas en una sola
línea de continuidad, sino que son formas del capitalismo que
difieren, sustancialmente, las unas de las otras.
Estas modalidades de la existencia capitalista ofrecen la
base o el fundamento, para modernidades de distinto orden.
Aún mas, no sólo hay distintos tipos de capitalismo, o distintos
tipos de modernidad capitalista sino que hay distintos ethos
posibles para la modernidad capitalista. En concordancia con
esta idea, la modernidad capitalista no conoce una sola vía de
construcción de vida ética, sino que conoce diferentes vías.
Si estas premisas son válidas, entonces cambia la percep-
ción de lo que significa vivir dentro del capitalismo. Si han sido
muchos los capitalismos o las figuras del capitalismo que han
existido; si estas figuras del capitalismo, a~~más, han sido
rebasadas pero no destruidas; si han existido diversos proyectos
de organización del mundo moderno; si han sido los unos
sustituidos y vencidos por los otros, si los derrotados han sido
refuncionalizados; si ha habido todo esto, es de imaginarse
también, que los modos de ser capitalista han sido muy dife-
rentes.
Se está hablando, entonces, de una pluralidad de opciones
históricamente viables de existir en, o resistir al capitalismo. El
mundo de la vida en el capitalismo, en la sociedad moderna, es
1 '
un mundo escindido. Es un mundo que funciona de acuerdo a
dos lógicas: la lógica de la forma natural, o la del mundo de la
vida. Es decir, el mundo de la. vida o de valores de uso, un
mundo de apetencias, de necesidades, de satisfacciones, de
trabajo, de disfrutes concretos. Un mundo en el que el cuerpo
humano, en cuanto tal, está en juego, está desgastándose y
satisfaciéndose en la preparación de objetos muy concretos,
·.,
i.:
107
dirigidos a toda una imagen de lo que es su vida, de lo que son
sus necesidades, es el mundo de la riqueza en su forma natural
y en el mundo capitalista está en funcionamiento esta lógica
que es la lógica del valor de uso, la lógica del mundo de la vida
en su forma natural. Pero junto a ella y en contraposición a ella,
y además dominando sobre ella, hay otra lógica que está
también funcionando allí simultáneamente.
La pregunta es: jcómo se resuelve esta contradicción entre
el valor de uso y el valor intrínseco, entre la foma natural y la
foma capitalista del mundo de la vida?
Los modos en los que se combinan los dos polos de esta
contradicción son los que constituyen los núcleos de las dife-
rentes modernidades. Es decir, los núcleos de los distintos
proyectos de construcción del mundo civilizado moderno. Los
distintos ethos históricos que se presentan en el caso del capi-
talismo.
El ethos doknante es el sueño realista, el sueño de la
modernidad realista. De acuerdo con ella no hay contradicción.
Mientras más nos sumemos al proceso de valorización del
valor, de mejor manera estaremos satisfaciendo nuestras nece-
sidades. (Weber, 1987). Una segunda estrategia es la estrategia
del ethos barroco, que consiste en aceptar que el capital des-
truye la fornia natural, que el capital aniquila el valor de uso,
que no lo soporta, que 10 reprime, que lo deforma; pero dentro
de la deformación, dentro de la represión, dentro de la destmc-
ción, es posible siempre reconstruir un segundo plano, un
segundo momento en el que se rescata, aunque sea en términos
imaginarios, esa calidez, esa estructura, esa vigencia concreta
del mundo de la vida (Echevevía, 1994).
Una tercera mdalidad de vivir con el capitalismo, que se
afirma en la medida en que lo transfigura en su contrario, es
propia del ethos romántico, que concibe la historia como una
aventura permanente, 10 mismo en el plano de lo humanoe
individual que en el de 10 humano colectivo (Ydez, 1994). Una
cuarta estrategia de vivir la realidad capitalista, como el resul-
- - ~--- ..--~· ~- - ........... ~~ - - · ... ·~~- .:¡.... .... ~ -
11. Derecho 1
1 Para la elaboración de esto parágrafo se tomó en cuenta, como referencia básica el libro de
Gilberto Giménez. Poder, estado y discurso. Perspectivas sociológicas y semiológicas del
discurso poHtico-jurldico. México, UNAM, 1981. ·
109
!. il!
r ri
1 ,f
ción, a nivel federal y estatal, en el derecho real e históricamen-
te existente, donde se van registrando los resultados coyuntu-
rales de la confrontación entre las clases sociales. En este
sentido, el derecho constituye una mediaCión específica de
relación y equilibrio entre el Estado y la sociedad civil. El
derecho es un modo de codificación del poder y, por lo tanto,
es uno de sus dispositivos o instrumentos (Foucault). No se
trata tan sólo de la coyuntura actual, donde se debate la elabo-
ración de escenarios político-jurídicos que permitan el recono-
cimiento de las autonomías de los pueblos indígenas, o bien su
inserción en las formas territoriales constitucional y legalmente
previstas, por ejemplo al nivel municipal. Interesa, además,
preguntar (nos) en un sentido amplio por las relaciones entre
poder, estado y discurso, como el marco de referencia necesario
para analizar las relaciones entre el derecho y la identidad
nacional mexicru;ta, concebida en sus dimensiones políticas y
culturales.
Aunque siempre indisociable de su soporte institucional, el
derecho se nos presenta como una imponente y compacta
construcción linguística, como un lenguaje peculiar dotado de
propiedades operativas propias. El discurso jurídico se expresa
. de dos maneras: como discurso sobre el derecho (o sobre la
norma) y como discurso del derecho (o de la norma). El primero
constituye un metalenguaje con respecto al segundo, reviste por
lo general un carácter meramente descriptivo o constatativo, y
se limita a representar discursivamente la realidad jurídica. El
segundo tiene un carácter esencialmente normativo y manifies-
ta propiedades petformativas, es decir, comporta en su misma
enunciación, una virtud operativa intrínseca que instaura e
impone modelos de comportamiento, produce realidades nue-
vas o modifica las situaciones existentes (Austin, 1978).
En el plano del derecho decir es siempre hacer, y sólo lo
explícitamente dicho adquiere estatuto de existente. El discurso
del derecho, entendido estrictamente como discurso de la ley
tiene un carácter preceptivo en el sentido de que se halla
110
globalmente orientado a la prescripción de conductas y consti-
tuye un instrumento de dirección (autoritaria) de las mismas.
El discurso de la ley constituye, además, un orden globalmente
coactivo.
El discurso jurídico-político por antonomasia es el discurso
constitucional. Éste representa, en efecto, el arquetipo del
discurso del poder dominante estatalmente avalado, y su con-
tenido expresalajuridificaciónactual de las relaciones políticas
de dominación. Pertenece a este mismo género el discurso de
los debates ideológico-políticos que constituyen los preceden-
tes mediatos e inmediatos de una codificación constitucional.
Este discurso es prenormativo y sólo virtualmente jurídico, en
la medida en que propugna modelos de organización jurídica
del Estado sólo en términos de proyecto o programa. Toda
constitución (formal) representa la culminación y, a la vez, la
cristalización normativa (en forma de pacto o compromiso) de
un largo debate ideológico previo entre diferentes partidos y
facciones, debate frecuentemente ligado a situaciones de crisis
política general.
A partir de las notas precedentes, es posible proponer un
recorte teórico que permita construir como objeto de estudio el
discurso político-jurídico en las fases: preconstituyente, cons-
tituyente, de codificación constitucional y el de la vida consti-
tucional propiamente dicha: El conjunto de estas fases es lo que
se conoce como ciclo' constitucional. ¿Qué ha pasado en co-
yunturas decisivas de la historia de México? ¿Cómo se fueron
configurando las constituciones estatales y la constitución fe-
deral? ¿Cuál es la situación actual de las leyes mexicanas? ¿Son
congruentes con la realidad social y cultural de fin de siglo?
¿Qué fuerzas sociales se oponen a que se legisle sobre derechos
y cultura indígena? ¿Qué proyectos de legislación sobre dere-
chos y cultura indígena se han elaborado? ¿Cuál es su viabili-
dad? ¿Qué consecuencias tendría legislar sobre este tema? ¿El
reconocimiento del derecho a ser diferentes es incompatible
con la unidad nacional? ¿Cuál ha sido y cuál es la trascendencia
111
' !1
lt
de legislar en "materia indígena"? ¿Es concebible el futuro de
1
1
México sin tomar en cuenta su composición multiétnica y
'\
1 1' pluricultural? (Arizpe, 1988).
ll\
\ 12. Estudios de género
112
natural, sino problemático, como algo contextualmente defini-
do y repetidamente construido, puede elaborarse un conjunto
de preguntas para el debate: ¿Cuál es y cuál ha sido la relación
entre las leyes sobre las mujeres y el poder del Estado? ¿De qué
manera, desde los estudios feministas, se ha planteado la dis-
cusión sobre la nación? ¿Qué mediaciones existen entre el
imaginario, las ideologías y las prácticas del ser mexicano y del
ser varón o mujer mexicano? ¿Cómo se interrelacionan las
identidades de género con la identidad nacional? ¿Por qué Y.
desde cuándo han sido invisibles las mujeres como sujetos
históricos? ¿Ha habido alguna vez conceptos genuinamente
igualitarios de género en los términos en que se proyectaban o
constituían los sistemas políticos? ¿El género puede redefinirse
y reestructurarse en conjunción con una visión de igualdad
política y social que comprenda no sólo la diferencia sexual;
sino también la clase, el origen étnico y el ejercicio pleno de
los derechos humanos?
Recapitulación
113
sociales (el capitalismo), de una tecnología de las comunica-
ciones (la imprenta) y de la diversidad lingüística (Anderson,
198 7), se advierte que el contenido de estas categorías depende
de los cambios que ocurran en la historia humana.
114
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Comunicación
,1
1 i 1
·.·,:1:, 1
. 1, 1 Casas Pérez, María de la Luz. "Análisis del ámbito socio-po-
' '
'11 i
lítico en el que se enmarca una posible política cultural de
!
comunicación ante la perspectiva del Acuerdo Trilateral Méxi-
1
1' 1 ':
': ¡.'
1;' ' ' ¡
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- - - - - . La comunicación y la cultura nacionales en los
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1:.
1
134
IV. ENTRE QUERELLAS Y QUIMERAS. ¿QUÉ ES MÉXI-
CO? ¿QUÉ SIGNIFICA SER MEXICANO?
Planteamiento
l. Enfoque teórico-metodológico
135
man las valiosas aportaciones realizadas por un conjunto muy
amplio de instituciones y autores 2 para ofrecer un ensayo
interpretativo basado en un enfoque teórico metodológico que
combin~ el análisis histórico y cultural, tomando en cuenta un
conjunto de mediaciones políticas, institucionales y técnicas,
con la aspiración de avanzar hacia una inteligibilidad global de
la Revolución Mexicana. El énfasis en lo metodológico tiene
que ver con el concepto de historicidad y la pregunta subya-
~
1 cente: ¿cómo hacer la historia de los procesos culturales sin
1
1
1
caer en reduccionismos, esto es, sin subsumir lo cultural en lo
1 1
político, y lo político en lo económico? Utilizar a la cultura
como ángulo de lectura significa focalizar el lugar ·en que se
articula el sentido que tienen los procesos económicos y polí-
ticos para una sociedad (Zemelman, 1992).
El objetivo de este ensayo es exponer los aspectos más
relevantes del nacionalismo en las artes, desde varios ángulos
de lectUra: la temporalidad (esto es, el problema de distinguir
fases o períodos en los procesos culturales); el poder o lo
político, (el papel del Estado· en la institucionalización y for-
mación de campos culturales); y la relación entre lo nacional y
Jo popular (el juego paradójico entre unidad, diversidad, legi-
timidad y autenticidad).
El tema de la temporalidad surge inicialmente de una
obervación aparentemente trivial: ¿por qué remitir el estudio
del nacionalismo en las artes en México~ periodo 1920-1940?
¿Hay acontecimientos significativos en esos años que justifican
esa delimitación? Una vez realizada la investigación es eviden-
te que sí. En esos años se diseñó por primera vez una política
1 Consultar: Béjar y Cappello. 1987, 1988~ 1990, Béjar y Rosales, 1992, Rosales, 1991 y
1993, y YaHez, 1993, entre otros resultados de investigación.
2 Ver bibliografla. Es evidente la· importancia de las contribuciones del Instituto de
Investigaciones Estéticas. Destaca sobre todo el Coloquio "El Nacionalismo en las Artes",
organizado en 1983.
136
cultural integral y se generó una gran polémica jurídica y 1
137
poraron al sistema político; en el papel político y no sólo
ideológico que los medios de comunicación desempeñaron en
la nacionalización de las masas populares (Ver Martín-Barbe-
ro, 1989).
Un cuarto ángulo de lectura se encuentra en una fase
incipiente, pero tiene que ver con las cuestiones centrales
subyacentes en este tema: ¿Qué es México? ¿Quiénes somos
los mexicanos? ¿Cuál es nuestra vocació~ y nuestro destino?
Para responder estas preguntas habría que apelar a lo paradóji-
co, trabajar la paradoja y encontrar qué oculta. Ir más allá de
las metáforas que la paradoja nos aconseja producir. Esforzar-
nos por la construcción conceptual: observar cómo las tenden-
cias contradictorias se explican mutuamente.
El mexicano ha sido considerado una metáfora de metáfo-
ras. Prisión de apariencias. Motivo de admiración y escarnio.
Fenómeno peculiar y anómalo. Entidad particular de la especie
humana. Sombra de sombras. Orfandad, resentimiento melan-
cólico. En La jaula de la melancolía, Roger Bartra lleva a su
extremo este juego, lo que obliga a preguntar acerca de la ' 1
138
2. Nacionalismo y arte.Conceptualización, interrelaciones
140
"Lo que aparece en primer término en la obra de un gran
artista, que sabe incorporar a su plástica los problemas
espirituales de su época, no es lo fortuito de su nacionalidad,
sino lo profundam(!nte humano de todos los tiempos, que nos
enseña a comprender el lenguaje de todos. los pueblos"
(Rocker, s/f, p. 462).
141
La idea de que la Revolución Mexicana es un proceso
abierto e inacabado, formulada inicialmente por Calles, ha
permitido ampliar el panteón de la cultura ilustrada, concilian-
do posiciones político-culturales que fueron antagónicas entre
sí. Este "efecto homogeneizante", es una de las consecuencias
más perversas de la historiografía oficial, porque no solamente
aparenta, sino reconstruye e inventa el pasado según las nece-
sidades del poder en turno. ¿Cuáles son los límites de este
"ejercicio del poder"? ¿Cómo podría recobrar la sociedad
mexicana su derecho a conocer los procesos contradictorios y
ambiguos de la historia cultural?
Más allá de la ideología revolucionaria institucionalizada,
ha existido otra manera de expresar los rasgos de lo nacional,
apegada a la vida cotidiana, en los intersticios de la formalidad,
en los nichos comunitarios (rurales y urbanos) se han resguar-
dado los signos colectivos. En esta dirección, es pertinente
dirigir la atención hacia lo que podemos denominar como el
nacionalismo popular, esto es como la trasmutación de la idea
política de nación, en vivencia, en sentimiento y cotidianidad.
Este es el tipo de nacionalismo que puede dar origen a lo nuevo.
Lo paradójico es que su transformación en fundamento de una
nueva cultura implica superar las fronteras impuestas de "lo
nacional". Esto ya lo había advertido Ida Rodríguez:
"Todas las formas en las cuales se ha querido contener el ser
de México y del mexicano, es decir, su historia, su cultura, su
arte, son recipientes estrechos, asfiXiantes, inadecuados;
persecusiones que, cuando las agotamos, nos dejan con las
manos vaclas, el ser se nos ha escurrido entre los dedos.
Desde luego, nos ganamos este fracaso no sólo al buscar el
ser de México sino el de cualquier grupo humano encerrado
en una idea tan flácida como la de nación, cada vez de mayor
dudosa validez. Pero mientras la historia del hombre siga
enmarcada en esta cárcel de fronteras geográficas, tendre-
mos que seguir hablando de Jos mexicanos, losfrances~s. Jos
norteamericanos como entes, aunque seamos incapaces de
acorralar/os a menos que atrapemos unas sombras" (Rodrí-
guez, 1983: 93).
J42
:
143
paradójico: la vitalidad del nacionalismo solidifica al Estado,
el crecimiento del Estado le da legitimidad al.nacionalismo. (De
allí la doble crisis cuando se presenta una coyuntura desfavo-
rable a partir de 1982).
El rasgo característico del nacionalismo en aquellos años
es el rol protagónico del Estado. En México ese protagonismo
originó la paradoja de llevar lo político a múltiples ámbitos, sin
que la sociedad civil, por su incipiente desarrollo, pudiera
aprovechar esa circunstancia. Durante el gobierno de Obregón
(1920-1924), se generaron las condiciones requeridas para que
el nacionalism~, como bandera ideológica, se convirtiera rápi-
damente en un discurso fundador. El nacionalismo sirvió en-
tonces como un instrumento a aquellos que pretendían sacar
adelante el país, legitimando el proceso y otorgándole una
supuesta influencia· en la organización social.
Para comprender el entramado sociopolítico de la época es
indispensable estudiar el protagonismo de José V asconcelos,
no sólo como funcionario, sino como productor de un discurso
fundante, interpretativo y creativo. Desde 1920, en la coyuntura
postrevolucionaria, José V asconcelos se apropió de los lemas
de la Revolución Mexicana y los adecuó a sus propias concep-
ciones del arte y la cultura. Según algunos intérpretes "el
conjunto de ideas, contradicciones, impulsos, reacciones y l '·
actitudes de José Vasconcelos representaron el movimiento \ 1
3 ¿Sólo estamos unidos por el deseo de sentimos mexicanos? "Laenonne diversidad y riqueza
de realidades distintas y vivas es quizá la más obvia caracterfstica que da origen a este ser
que llamamos México (...) En el caso de México, la conciencia de pertenecer a un grupo
colectivo es más un ideal de identificación que una realidad. Es talla variedad de grupos
étnicos ~ociales, lingüfsticos, económicos, culturales, tan vasta la heterogeneidad de
unidad~s separadas, sobrepuestas, mezcladas, éontrapunteadas, que sólo estamos unidos
por el deseo ~e sentil'!los ~exicanos e identificamos con los habitantes que viven dentro de
nuestros Hautes polft1cos (Rodrfguez, 1983: 93-94)
144
-=-~- ~·-
4 ..Es interesante constatar que esta idea do salvación por el arte, .no era exclusiva do
Vasconcelos. El mesianismo de Vasconcelos no representó exclusivamente wta
caracterfstica personal, sino una época en una corriente mesiánica que ha dominado de
diversas formas la cultura y la sociedad iberoamericanas desde por lo menos mediados del
siglo XIX" (Blanco, 1983: 115).
145
¡,
noció o se creyó reconocer lo peculiar y distintivo de una
colectividad y se asumió la tarea de vincular la creación artística
con las formas populares de expresión.
En los años formativos (1920-1924) se da un juego de
contradicciones de diferentes sectores que intentaban imponer
sus valores como auténticos. En ese contexto, la personalidad
y capacidad de acción de Vasconcelos brillan con luz propia
para amalgamar las distintas opciones acerca de lo que es o
debía ser lo nacional. Para abril de 1924, las ideas de Vascon-
celos ya no contaban con el respaldo absoluto del poder. En
julio de 1924, Vasconcelos renuncia a la Secretaría de Educa-
ción Pública para aceptar la candidatura al gobierno de Oaxaca.
Al siguiente año, durante el régimen de Calles, tuvo lugar
un debate literario y jurídico que puso en tela de juicio, por
primera vez, la función del Estado como rector de la producción
artística. ¿Qué ocurrió en 1925?:
"... en todo el conjunto polémico de los meses de aquel año,
se plantean las bases del proyecto político, social JI cultural
deseado para el México posrevolucionario; en él se enuncian
los que, de alguna manera, vendrán a ser principios rectores
para una forma de pensar y actuar 'revolucionaria'; y en él
se identifican conceptos, obras, generaciones y personas que
encabezarán y orientarán el proceso de transformación que
se desea para el país" (Diaz Arciniega, 1989: 16).
146
4. El nacionalismo estatal posrevolucionario
147
ponía al descubierto s1i paradoja: era en la integración donde
anidaba la subversión'' (Martín-Barbero, 1989: 172).
En esta etapa, denominada por Carlos Monsiváis como el
reino del nacionalismo estatal posrevolucionario, existen difi-
cultades para distinguir entre nacionalismo de régimen o nacio-
nalismo popular: "El pueblo cree en la mitología que se le
ofrece y el Estado ofrece un mitología parcialmente forzada por
las creencias del pueblo. Desde fuera, el nacionalismo parece
la única proposición global para entender el destino de una
sociedad" (Monsiváis, 1992: 452-453).
¿Cuándo y por qué termina el movimiento cultural que
vinculó el nacionalismo y las artes en México?:
148
A partir del gobierno de Avila Camacho (1940-1946), el
nacionalismo, como tesis de gobierno, se fue quedando vacía
de contenido. 1
1 1
1.
Muralismo
150
El nacionalismo musical
Literatura
151
revolucionario'' y de lo ''nacional'', componentes centrales de
la nueva ideología dominante. Desd.e el punto de vista de la
evolución ~stética, este hecho resulta paradójico, porque en ese
contexto no se valoró la obra La Malhora del mismo autor,
debido a que sus innovaciones técnicas y narrativas rompían
con las necesidades de legimitación del momento. La interre-
lación entre política y creación literaria es compleja. La "novela
de la Revolución Mexicana", representada por un corpus que
incluye obras como: Andrés Pérez, maderista (!911) y Los de
Abajo (1915) de Azuela, El águila y la serpiente (1928) y La
sombra del caudillo (1929) de Guzmán, Ulises Criollo (1935)
y La Tormenta (1936) de Vasconcelos, ~ampamento (1931) de
López y Fuentes, Se llevaron el cañón para Bachimba (1941)
de Muñoz y Tropa Vieja (1943) de Urquizo, ha sido interpre-
tada de maneras discordantes. Por ejemplo, para Emmanuel
Carballo:
152
1 1
las evaluaciones y realizar una análisis más detallado y contex-
tual, como lo propone Jean Franco, habría que explicar los
factores que contribuyen a producir determinados textos:
"Únicamente trabajando sobre lo históricamente o cultural-
mente dado, podían los escritores alcanzar un enfoque crítico
de su propia realidad. Las rupturas en la técnica narrativa
muchas veces señalan la presencia de materia ajena o con-
tradictoria. En Azuela, empieza el proceso de mitificación
puesto que subordina la historia a lo natural; en Guzmán es
una hazaña heroica, primitiva e individual. En ambos el
enfoque es esencialmente el de intelectuales marginados que
observan al pueblo que ha tomado en sus manos (por lo
menos momentáneamente la iniciativa histórica" (Franco,
1976: 33-34).
153
''Esta selección de artículos muestra una diversidad de for-
mas de analizar y comprender lo ajeno, lo propio de grupos
étnicos, campesinos, mestizos o habitantes pobres de las
ciudades. Reúne múltiples acercamientos de las é/ites a reta-
zos de concepciones del mundo y de la vida, con frecuencia,
éstas distintas y hasta opuestas a las consideradas legítimas.
Retazos cargados de símbolos, expresados a través de una
amplia gama de actividades humanas y sus productos, en
donde son constitutivas de su esencia entelequias tales como
los sentimientos, las emociones, las sensaciones'' (Vázquez,
1989: 2)
154
"... en los años considerados el universo expresivo rural fue
analizado, criticado o exaltado, mereció la atención de las
élites, en tanto que lo expresivo urbano fue ignorado, a pesar
de estar presente en manifestaciones dancísticas, como el
danzón, en manifestaciones artesanales como la laudería, en
11 fiestas cívicas, religiosas y privadas, en expresiones verbales
1
como los chistes y los juegos de palabras, y en fin, a pesar
de ser la presencia más cercana y posible de reconocer"
(Vázquez, 1989:19).
Filosofía
155
durante un periodo muy largo, desde el libro precursor de
Samuel Ramos: El perfil del hombre J' la cultura en México,
hasta los numerosos textos del llamando "grupo Hyperión",
entre los cuales se encuentran, por ejemplo, Lafonomenología
del relajo, de Jorge Portilla, Conciencia y posibilidad del
mexicano, de Leopoldo Zea, o Análisis del ser del mexicano, '
de Emilio Uranga, entre otros.
Allí está resumida la interpretación ideológica de lo que es
el mexicano, con una apariencia pseudocientífica que pretendió
construir la identidad del mexicano contemporáneo. Es urgente
proponer una lectura sistemática y crítica de estos textos para
ver sobre qué bases ha sido construida esta "mexicanidad
oficial", que llega al paroxismo de calificar a México como el
país más singular del mundo, y a los mexicanos como "seres
incomprensibles", "enigmáticos" y "paradójicos".
En un trabajo publicado hace quince años, se decía:
"Desde el punto de vista político es negativo hablar de un
carácter nacional, tal como se ha venido haciendo, ya que no 1 i
Otras expresiones
156
Conclusiones
' 1
157
Bibliografia
'·' 1
158
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do de Libre Comercio. México, Nueva Imagen, 1992.
1 1
159
Giménez, Gilberto. "Apuntes para una teoría de la identidad
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capotzalco, 1993. pp. 13-:-29.
160
Monsiváis, Carlos. "Notas sobre la cultura mexicana en el siglo
XX". En: Historia general de· México, vol. 4. México, El
Colegio de México, 1976.
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élites. (Antología de artículos publicados entre 1920 y'1952).
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163
,.
'1
1 •.
V. EL DESARROLLO SUSTENTABLE. PROPUESTA DE RE-
FORMULACIÓN DESDE EL ÁMBITO CULTURAL 1
1 Parte de este documento fue discutido en la fase de elaboración de la obra colectiva: México
en la globalizaclón. biforme de la Sección Mexicana del Club de Roma, México, FCE,
1997 coordinado por Vfctor Urquidi. El equipo de trabajo sobre "Cultura y desarrollo
suste~table" fue coordinado por Raúl Béjar. La versión que ahora se ofrece es inédita y sólo
expresa la posición del autor.
~ -- -- - - - - - --~---
· - - - - ------ - -- -
166
ción de las identidades culturales, la recuperación y revalora-
ción de los patrimonios culturales diversos.
Aún más, el diseño y realización de sociedades sostenibles
para afirmarse como proyecto colectivo, requiere la participa-
ción de múltiples formas expresivas (artísticas, comunicacio-
nales, educativas, científicas), para dejar de ser un tema de
especialistas y entrar de lleno en los debates sobre el tipo de
sociedades en las que se desea vivir.
La dimensión cultural de las sociedades sostenibles es ese
entramado de significados sobre el presente, el pasado y el
futuro que le dan sentido a una nueva forma de vivir, de sentir
y de participar en la transformación social: proceso abierto a la
articulación creativa de memorias, experiencias y ·utopías
orientadas a la construcción de un nuevo modelo social y
t·
productivo, respetuoso de la naturaleza, propiciador de la plu-
ralidad y profundamente solidario.
167
de consumo, de disfrute; en cambio la idea de mundialización
no implica la supresión de las diferencias culturales, sino su
articulación en una totalidad distinta. La novedad de esta
situación consiste, entre otros rasgos, en la imposición de un
tiempo abstracto único para todos los países, inde-
pendientemente de sus peculiaridades y de sus idiosincrasias;
la instantaneidad y la ubicuidad se imponen sobre los arraigos
y tiempos locales, a través de una vasta red de comunicaciones
que se expanden cada vez más.
La configuración de una cultura mundial replantea la rela-
ción entre cultura y tecnología. En el cine, la televisión, el video
y la radio se expresa una combinación novedosa que funde
instrumento y expresividad. La cultura contemporánea, basada
en la unificación tecnológica, promueve la diferenciación y la
segmentación. Paradójicamente la mundializaciól} renueva las
diferencias, al mismo tiempo que refuerza la tendencia mono-
pólica en las industrias culturales e informáticas. 1 1
168
En el escenario mundial quien controla los flujos informa-
tivos posee amplias cuotas de poder. En realidad las jerarquías
permanecen, aunque rearticuladas y redefinidas. La hegemonía
adquiere otra expresión al conferir a los países "centrales" una
posición privilegiada en un mundo fragmentado por diferencias
y desigualdades profundas.
En términos de cambio civilizatorio, la ampliación del
mercado capitalista ha generado un conjunto de transformacio-
nes culturales con el eje dominante industrial informático,
acompañado por la difusión de los ideales democráticos y la
expansión de los valores occidentales. Este proceso ocurre en
condiciones diversas, dependiendo la densidad sociocultural de
los grupos y pueblos que se le. enfrentan.
,. La observación de las tendencias de la situación cultural
1 1
169
todos los niveles, con repercusiones para todos los países, ya
sea centrales o periféricos. La tendencia que predomina es
hacia la confrontación (cuya evidencia más clara son las expre-
siones xenofóbicas y los conflictos interétnicos). La concep-
ción euronorteamericana del mundo encuentra en el
fundamentalismo islámico su rival ideológico más beligerante.
En el sudeste asiático, la adopción parcial de los principios
civilizatorios dominantes no ha destruido la base filosófica y
moral de esa región, conformando nuevos actores económicos
en el escenario mundial. En Africa las transformaciones cultu-
rales han creado vacíos de sentido que se expresan como
guerras de exterminio, hambre y violencia. En América Latina,
nuestro ámbito cultural, la mixtura de tiempos y cosmovisiones
conlleva situaciones que van desde el mimetismo con lo occi-
dental, hasta su rechazo y negación.
Los indicios· .de una tendencia alterna que propicie la
coexistencia entre civilizaciones y culturas, es todavía incipien-
te. Aunque ya existen rasgos de nuevos procesos de integración
y construcción de identidades que anuncian, en las mixturacio-
nes, combinaciones, mestizajes e hibridaciones soluciones iné-
ditas que rebasan las fronteras nacionales y que prefiguran un
nuevo ecumenismo ambivalente: destructivo y esperanzador al
mismo tiempo.
En este contexto: ¿Cuales son las condiciones culturales
internacionales para el desarrollo sustentable? La respuesta
varía si se elabora desde el desarrollismo tradicional, el pensa-
miento conservador o el pensamiento ecologista crítico. El
primer modelo establece un conjunto de valoraciones y actitu-
des que tienen como eje la idea de que el hombre lucha contra
la naturaleza para extraer de ella los materiales necesarios para
el crecimiento productivo; se imagina al hombre como propie-
tario de la naturaleza y a la naturaleza como fuente inagotable
de recursos. La naturaleza es sometida a las leyes del mercado
en el que los elementos y procesos naturales son una mercancía
más. En el pensamiento conservador se busca mantener el
170
status quo, y se sobredimensiona el valor de la supervivencia
a cualquier precio. Esta propuesta plantea como uno de sus
rasgos fundamentales la planificación al nivel planetario de la
producción (naciones ricas en las que se situaría la investiga-
ción, la industria sofisticada y los centros de decisión y nacio-
nes pobres encargadas de la extracción de las materias primas
y de la producción de aquellos bienes que impliquen una
industria pesada fuertemente contaminante). Las diversas me-
didas, tanto en el plano económico, como en el político, exigi-
rían la convalidación de un modelo donde la "defensa de la
naturaleza'' estaría por encima de los intereses de las grandes
mayorías, además de excluir su participación en la medida en
que las soluciones implican modelos de desarrollo uniformes.
Por último, aunque la caracterización no se agota aquí, la
responsabilidad del deterioro recaería en un tipo de desarrollo
científico y tecnológico, ocultando así la verdadera naturaleza
del problema y del papel de los intereses económicos y políticos
implicados en él. El mecanismo fundamental de esta propuesta
sería predominantemente económica, traducida en lo político
como un aumento del control social,justificado por una supues-
ta primacía de la defensa de la naturaleza sobre intereses locales
o específicos, de allí su carácter áutoritario. Al lado de estas
posiciones existen otras secundarias, cuya característica prin-
cipal es que se trata de posturas reformistas en la solución de
los problemas ambientales, que evaden el carácter histórico de
la problemática ambiental y con ello su naturaleza política.
La corriente crítica del medio ambiente o el ecologismo
radical, propone la constitución de una sociedad ecológica,
basada en la ayuda mutua en comunidades descentralizadas, en
una tecnología a la medida de la gente y en relaciones liberta-
rias, no jerárquicas, que instauren una nueva armonía no sólo
entre las personas sino entre la humanidad y la naturaleza.
Algunos rasgos de esta propuesta son los siguientes: la crítica
a la idea de progreso-bienestar, la inclusión o predominio de
nociones como calidad de vida y capacidad creativa, la trans-
171.
formación de las necesidades actuales (creadas por el sistema
social vigente), relaciones sociales presididas por la coopera-
ción y eliminación de jerarquías, cambios en la organización
social y en las. formas de gestión, reivindicando, por un lado,
la propiedad colectiva de bienes, recursos y medios de produc-
ción en general, y por otro, la autogestión, y la descentraliza-
ción. Se buscaría el uso de tecnologías blandas que no 11.
172
el interés de los países con mayor poder económico, militar y
político, pueden imponerse límites y coerciones de diferente
tipo a lo que hasta hoy se concibe como un derecho inalienable
a disponer y decidir el uso y usufructo de los recursos naturales.
En este marco, será imperioso imaginar creativamente nuevas
formas de colaboración internacional, basadas en el consenso
y en el intercambio equitativo entre las tareas conservacionistas
y las metas del desarrollo económico y social.
La estructuración y permanencia del desarrollo desigual y
combinado que fragmenta en zonas de extrema riqueza y de
extrema pobreza a las sociedades humanas, se traduce en
situaciones de fuerza que le dan un sentido distinto a las
fórmulas y modelos que se han diseñado para enfrentar la crisis
ambiental, en particular a lo que se propone hoy día como meta
a alcanzar: el desarrollo sustentable y equitativo.
Las experiencias y acciones sobre la cuestión ambiental en
México son relativamente recientes. A pesar de contar con una
larga tradición legislativa y práctica sobre los rec~sos natura-
les, fue hasta la década de los años ochenta cuando la cuestión
ambiental adquirió una dimensión pública y entró de lleno en
el debate político. Una crónica mínima sobre este proceso,
debería incluir la formación pionera de grupos de opinión, el
movimiento antinuclear, las investigaciones sobre ecodesarro-
llo y tecnologías tradicionales, la difusión en los medios masi-
vos de desastres naturales y ecológicos, hasta las respuestas
políticas, cambios institucionales y legislativos.
La gravedad de la situación ambiental, las experiencias
exitosas de intervención pública, y las propuestas teóricas y
prácticas de la sociedad civil, hacen urgente su articulación a
un nivel nacional. Esto implica la realización de un pacto
nacional para la conservación y manejo adecuado de los recur-
sos naturales, inclusive de todas las iniciativas gubernamenta-
les, del sector privado y de las organizaciones autónomas de
desarrollo.
173
Las perspectivas de la cuestión ambiental en México de-
penden de la evaluación crítica de lo que se ha hecho hasta hoy
El reto es encontrar una praxis política adecuada que responda
y enfrente a la problemática ambiental en toda su complejidad.
Frente a esta situación es necesario actualizar las preguntas y
problemas que permitan entender el presente y las perspectivas
futuras del país.
174
surgido y se han desarrollado bajo la premisa de la inagotabi-
lidad de los recursos.
Frente al desarrollo sustentable se han adoptado diferentes
posiciones que van desde su rechazo y su descalificación como
utopía, hasta los que se afanan por transformarlo en un punto
de apoyo para movilizar lo mejor de la ciencia y las humanida-
des para p~eservar la vida. Si se acepta el carácter provisional
del desarrollo sustentable, estaremos en disposición de com-
prender los procesos de construcción social del sentido en los
que se inserta.
Por ejemplo, resulta determinante el nivel en que se sitúe
la reflexión, esto es, si se refiere a lo global, lo continental, lo
nacional, lo regional o lo local. De igual manera son importan-
tes los valores y la identidad profesional de quien se ocupe de
esta tarea. Algunos elementos que se han incorporado a la idea
inicial del desarrollo sustentable, y que le dan su perfil actual,
al nivel nacional e internacional, son los siguientes:
175
2. El desarrollo sustentable tiene una vinculación muy es-
trecha con el logro de la paz, como una de las metas
fundamentales de todos los hombres: paz entre las naciones
y en el interior de cada una de ellas, organización pluralista
y fortalecimiento de la sociedad civil, nueva relación amo-
rosa y pacífica con la naturaleza y armonización de las
necesidades básicas de hoy con las de mañana.
176
cuente con la participación y el consenso de cada una de las
partes involucradas, esto requiere reconocer las distintas posi-
ciones que se tienen entre el Centro y la Periferia, entre las
regiones, y al interior de cada Estado. El reconocimiento de los
confl~ctos y de las diferencias es sustancial, porque si no, se
caería en el idealismo de pensar que los cambios pueden ocurrir
por una especie de buena voluntad. Una propuesta de desarrollo
integral tendría que tener una visión completa y clara desde la
interdisciplinariedad acerca de las relaciones entre los proble-
mas de alimentación, salud, vivienda, vestido, educación y
cultura, así como de las formas productivas y organizativas de
solucionarlos.
La redefmición o la construcción de un modelo de desarro-
llo sustentable que pueda ser apropiado e impulsado diferen-
cialmente de acuerdo a las circunstancias regionales y locales,
requiere de nuevos principios cognoscitivos que orienten las
intervenciones internacionales y nacionales en ámbitos que se
caracterizan por la diversidad cultural. Si bien es cierto que
existe un conjunto de necesidades básicas compartidas por los
hombres y las mujeres, la forma, el sentido y los espacios en
los que cada cultura los satisface, corresponden a su propia
realidad. Así como las necesidades son culturalmente definidas
por factores étnicos, regionales, de género, entre otros, también
las metas a alcanzar para mejorar la vida, deberían tomar en
cuenta las culturas de base de cada grupo humano. La relación
de las mujeres y de los hombres con la naturaleza es una
relación de sentido, esto es, es una relación que se da dentro de
determinada cultura, dentro de una forma particular de percibir
el mundo, por consiguiente, para establecer líneas de acción
que respondan al ¿qué hacer?, habría que preguntarse en cada
situación específica: ¿Cuál es la relación que éste o estos grupos
han tenido con la naturaleza? ¿Cómo conciben esa relación?.
Desde la óptica cultural, las relaciones internacionales son
también un problema de identidades, esto es, de pertenencia,
valores y relaciones. Aquí la pregunta básica sería: ¿Quiénes
somos nosotros? ¿Quiénes son los otros?, los sentidos de
pertenencia y de participación a determinadas instituciones no
se pueden eludir, porque hay una construcción históri~a que las
ha sedimentado. Es a partir de ellas, y de la diversidad de las
culturas "profundas" que existen en los países periféricos, de
donde se puede partir para imaginar y construir un futuro \, ,
diferente.
\
1
178
Bibliografía
179
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México". En: Leff, Enrique, coord. Medio ambiente y desarro-
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181
Meadows, Donella H., et al. Los límites del crecimiento. Mé-
xico, FCE, 1985.
182
VI. LAS ORGANIZACIONES NO GUBERNAMENTALES Y
LA CULTURA
i
En los años recientes ha ido ganando terreno la idea de que la
cultura es una categoría científica fundamental para obtener un
orden lógico-explicativo y hermenéutico-comprensivo de la
realidad. El uso adecuado de esta categoría nos permite reco-
nocer un ámbito simbólico en todas las prácticas sociales, que
interviene activamente en la modulación y modelación de lo
real. Esta aproximación epistémica permite concebir a la cul-
r, 1
tura como factor de la dinámica sociohistórica, porque se sitúa
· ' ¡. en el campo de opciones donde se defmen el sentido de los
comportamientos, de los valores y de las actitudes. Esta reubi-
cación de lo cultural repercute en lo político y lo económico,
porque obliga a repensar sus articulaciones. En las sociedades
complejas, lo cultural se entrelaza con dimensiones múltiples,
1',.,
originando nuevas identidades sociales y profesionales que
requieren formas organizativas e institucionales con la capaci-
dad necesaria para interactuar creativamente con un entorno
cada vez más competitivo y permeado por la doble tendencia
dominante hacia la mercantilización y la burocratización
La irrrupción de este nuevo escenario replantea la ordena-
j' ción de la vida social en su totalidad y obliga a los individuos
) y colectivos a incorporar informaciones, habilidades y capaci-
dades que modifican su subjetividad y su modalidad organiza-
tiva. En el ámbito cultural, la reestructuración en curso implica
la participación de una red muy amplia de agentes e institucio-
nes de los sectores público, privado y social que han compren-
dido a la cultura como el ámbito donde se confiere significación
a los procesos sociales. Y que, por consiguiente, es un espacip
clave para los procesos de integración y pluralismo, comunidad
y diferenciación que pueden configurar una democracia sustan-
tiva. Esto es posible porque la cultura permite expresar el
183
malestar ético que produce la dictadura de la economía sobre
la sociedad, con todos los desarreglos, desigualdades y exclu-
siones que ocasiona un modelo de desarrollo incapaz de ofrecer
una calidad de vida adecuada para la mayoría de las personas.
Cuando se vinculan cultura y desarrollo, se estructura una
tarea compleja que desafía al Estado y a la sociedad civil,
porque remite a distintos campos culturales: la educación for-
mal, las comunicaciones, las artes, la ciencia, la tecnología y
las creencias, incluyendo a.esferas habitualmente no conside-
radas <culturales> (las políticas urbanas, agropecuarias, fore-
stales, pesqueras, de transporte y de energéticos, o la oferta de
servicios sociales al nivel institucional y comunal sobre salud,
alimentación, abasto y recreación).
La importancia cognoscitiva del análisis cultural es que
remite a un conjunto de ámbitos de significación donde se
configura y reconfigura lo social. Pensar la cultura y participar
conscientemente en el hacer cultural, son tareas urgentes cuan-
do el seguimiento de los acontecimientos cotidianos muestra
un mundo cada vez más convulsionado por múltiples manifes-
taciones de desorden social, que tienden a estallar en escenarios
de desastre (especialmente relacionados con las antinomias
sociedad-naturaleza), la ingobemabilidad y el deterioro de las
condiciones sociales de convivencia. La extensión e intensidad
de esa "fenomenología" en todos los Estados-nación, revela la
mundialización de las contradicciones básicas que se dan entre
el modelo productivo dominante, los procesos de mo-
dernización que le son concomitantes y las características
específicas de los territorios y de las sociedades donde se ha
implantado con mayores o menores dificultades, de acuerdo a
la ''densidad sociocultural'', las memorias, experiencias, uto-
pías y subjetividades que se le oponen. Si esto es así, resulta
prioritario convocar a un debate nacional acerca del lugar
estratégico que podría ocupar la cultura para imaginar una
sociedad distinta. La intervención pública en el ámbito cultural
debería mantener un equilibrio entre las políticas de transición
184
que se aplican sobre circuitos artísticos, públicos, gustos, am-
pliación de espacios (infraestructura, reciclaje, restauración),
mayores oportunidades de acceso a los bienes culturales, fo-
mento de las artes, diversificación de las fuentes de financia-
miento, elevación de la calidad de los servicios culturales,
vinculación con el circuito educativo, la diversificación y des-
centralización de la gestión cultural, con el reconocimiento de
la multiculturalidad y de la autonomía, no sólo la reivindicada
por los pueblos originarios, sino también por todos los sujetos
que tienen una especificidad constituyente (sexual, generacio-
nal, espacial, expresiva, etcétera). Este es el contexto donde
habrá que repensar el sentido de los proyectos culturales apo-
yados o diseñados por las Organizaciones no Gubernamentales.
La sociedad civil puede tener un protagonismo creciente o
puede ser desplazada por nuevas formas de autoritarismo.
185
pero que actuaban en algún organismo multilateral. Después
de varias décadas, el término resulta insuficiente para describir
la variedad de organizaciones de la sociedad civil, aunque su
conexión con los mecanismos de cooperación internacional
sigue siendo un rasgo que les da su perfil. El término ONG, en
su acepción reciente, surge de la cooperación para el desarrollo
entre Europa y los países del ''Tercer Mundo''.
En México y en América Latina las ONG's se han adaptado
a la dinámica social e histórica de cada sociedad. Los intentos
de conceptualización que se reseñan a continuación, dan cuenta
de su diversidad. (Arredondo, 1996; FAM, 1995).
186
Las Organizaciones para la Promoción y el Desarrollo
(OPD)
Organizaciones civiles
187
justificar los apoyos subsecuentes. En sus conexiones locales
se distinguen no sólo por tener relacione& amplias, nacionales
e internacionales, sino por su tendencia a asumir un enfoque
profesional respecto al tipo de actividades que de otra forma
serían sin fines de lucro y a menudo voluntarias. Como tercer
sector, las ONG's se han visto inducidas a introducir la lógica
pragmática de la eficiencia institucional en el campo de las
acciones sociales no gubernamentales. Con esta orientación,
las ONG's destacan en las tareas de capacitación, consultoría
calificada y educación. El Tercer Sector representa a un movi-
miento mundial de hombres y mujeres, grupos y personas,
uniéndose para hacer actividades por su cuenta con el fm de
modificar las sociedades en que viven. El Tercer sector se
mueve desde el ámbito privado para reconstituir lo público. Se
defienden la democracia y los derechos humanos para luchar
por un desarrollo más equitativo y un medio ambiente más
seguro, y en lo cotidiano, para apoyar a los necesitados a
mejorar la calidad de vida en sus vecindarios y comunidades.
El eje dinamizador del Tercer Sector es la acción ciudadana,
entendida de manera multidimensional, tan diversa como las
actividades humanas. Sus fuentes de inspiración son de tipo
espiritual, religioso, moral o político, pero su sentido último
tiene un contenido ético.
En síntesis, estas distintas formas de entender a las ONG's
se justifica por su heterogeneidad. Si deseamos buscar el prin-
cipio que las vincula es que son una expresión del esfuerzo
multidimensional sostenido por la sociedad civil para involu- \
crarse en la búsqueda de soluciones y en la construcción de un
tipo de orden social en el que la preocupación esencial sea el
desarrollo pleno de las potencialidades·humanas, la calidad de
vida, la justicia social y la paz. Así caracterizadas, el papel de
las ONG's para el diseño de políticas públicas y su incorporación
a la discusión de los problemas nacionales y a los que se
plantean en la agenda intef:llacional sobre medio ambiente,
188
población, derechos humanos, desarrollo social, mujer y asen-
tamientos humanos es altamente significativo.
En estos momentos no existe ámbito social que no tenga la
presencia de organismos civiles. Su presencia numérica en
México (alrededor de tres mil) habla de su importancia, a la que
se suma su ubicación al nivel nacional, así como la diversidad
de sujetos y ámbitos en los que trabajan. Por ejemplo:
189
e. Educación popular. Las ONG's incorporan el· aspecto
1
educativo como parte de su accionar. La acción educativa
se da en la medida en que los sujetos se apropian de sus
procesos.
190
Los alcances de las ONG's van desde el impulso de propues-
tas alternativas de política social, hasta la reivindicación de
derechos ciudadanos y el diseño de una alternativa integral al
modelo económico dominante, entre otras acciones (Ver bibli-
ografía).
El contexto en el que actúan las ONG's en México se
caracteriza por la redefinición de las relaciones entre el Estado
y la ciudadanía. Las ONG's forman parte de una voluntad
colectiva de participación, con dimensiones sociológicas, cul-
turales y políticas inéditas en la historia mexicana. Se está
renovando la noción de comunidad. Cuando se dice sociedad
civil se proclama el interés social, la decisión comunitaria y una
Ir actitud generosa. Los grupos se representan a sí mismos, dia-
logan consigo mismos, se convierten en factor político en
defensa de intereses concretos.
Los grupos organizados de la sociedad civil asumen la
defensa del interés general y están procurando un cambio
democrático--nacional y humanista que plantea la organización
de la· sociedad civil como la mejor manera de enfrentar el
egoísmo fomentado por el neoliberalismo.
191
La praxis de las ONG's en el campo cultural se ha documen-
tado a través del diseño de proyectos específicos. En su sentido
etimológico, la palabra proyecto refiere al acto de arrojar, de
lanzar, de impulsar. En la acción social, el proyecto forma parte
de los imaginarios de colectivos y de grupos donde se prefigu-
ran situaciones deseables que contrastan con la realidad vivida.
El proyecto tiene una dimensión tangible, enunciable, ya sea
en forma oral o escrita, donde se establece el propósito que se
persigue, los modos de alcanzarlo y el compromiso que implica 1;
192
aceptación de la autonomía del campo cultural, y enfoca la
critica hacia las políticas culturales vigentes.
Otra de las concepciones de cultura más generalizadas le
asigna un papel instrumental. Los objetivos fundamentales no
estarían en la actividad cultural misma, sino en otra finalidad
que la trasciende. Los proyectos culturales serían secundarios
respecto a los avances políticos y organizativos. La dificultad
que se encuentra en este caso, es cómo combinar los avances
que se obtienen en mejorar las condiciones materiales de vida,
con los cambios cualitativos que se requieren en la vida coti-
diana. En estos casos se observa una tensión entre el futuro
deseado y el presente vivido. Los proyectos culturales perde-
rían la oportunidad de estimular la construcción del futuro que
se desea y se verían reducidos a ser parte de la oferta cultural
a la que tiene acceso la población.
Otro de los posibles usos que tienen las actividades cultu-
rales es descubrir potencialidades en los sujetos que, debido a
sus condiciones sociales, no han podido percibir. En estos
casos, se buscaría incidir al nivel individual, los sujetos recu-
perían su autoestima y confianza y se prepararían para tener
una participación social significativa.
En esta caracterización de las opciones de cultura, que
pueden adoptar los proyectos, no debe olvidarse aquella que
tiene como interds transformar el sentido del poder y de la
dominación en la sociedad actual. Se trata de crear una nueva
cultura política a tres niveles: en el perfil de los promotores de
los proyectos; en las características del movimiento urbano
popular como sujeto colectivo;y en la manera en que se asumen
las transformaciones en la vida cotidiana. '
194
un horizonte utópico donde la voluntad colectiva pueda fundar
un nuevo sentido de lo público y de la ciudadanía?
195
El pluralismo cultural, como elaboración teórica, postula
que todas las culturas poseen la misma dignidad y semejante
valor y son, por tanto, sujetos de igual derecho a desarrollarse
autónomamente y a ser respetadas en sus componentes esen-
ciales. En este sentido, la idea de pluralidad cultural puede ser
trabajada como uno de los soportes primordiales para la recons-
trucción democrática y crítica de las sociedades contemporá-
neas. El.pluralismo, como guía ·para la acción sociocultural,
busca mantener las diferencias que favorecen la autoestima y
la cooperación interétnica y critica las condiciones op:re~ivas
de las jerarquías heredadas por la relaciones de tipo colonial y
neocolonial.
La existencia de· culturas diversas tiene .una complejidad
que se ve acrecentada por los sistemas instituidos de de~igual
dad que son inherentes al modo productivo dominante. La
imposición de una cultura única es un propósito consecuente
con la difusión del individualismo consumista y la extensión
·de formas de sociabilidad basadas en las reglas del mercado.
La omisión y destrucción de las diferencias es un requisito para
hacer intercambiables los deseos, los imaginarios, los patrimo-
nios, los lugares.
A esta tendencia se oponen, activa o pasivamente las
múltiples heterogeneidades que intervienen en la configuración
!
material de las sociedades: territorios, regiones, ciudades, redes 1
196
lación del planteamiento de Castoriadis quien define lo imagi-
nario como algo inventado o un deslizamiento del sentido, en
el que los símbolos ya disponibles están investidos de signifi-
éaciones diferentes de sus significaciones ''normales" o canó-
nicas. Aplicado a las ONG's, el imaginario remite a la dimensión
utópica de sus proyectos culturales, al exceso de vitalidad y de
deseo que impulsa a seguir trabajando en las condiciones más
adversas, la pasión que se confunde con una mística que hace
dar una y otra vez lo mejor de sí.
Lo utópico, en su traducción metodológica (Ruyer, 1971),
es un recurso heurístico de primer orden para indagar la pro-
ducción cultural. Lo utópico permite construir una hermenéu-
tica que no sólo recupera de manera descriptiva y analítica los
hechos culturales, sino que ayuda a hacer explícito el aún no,
que se anuncia en el presente (Bloch, 1988). Lo utópico conecta
con la proyección de las fuerzas de la vida en el canlino del
tiempo. Lo utópico remite a la búsqueda de nu_evos horizontes
de pensamiento para acechar lo desconocido en los quehaceres
cotidianos. Lo utópico aplicado al estudio de los movimientos
sociales y de las ONG's, permite distinguir las formas cotidianas,
simbólicas e ilriaginarias que se ·ponen en juego cuando se
convoca a ad-mirar la existencia en una espacialidad y una
temporalidad específicas, recreadas por la imaginación humana
en su afán por acercarse a lo divino y a lo numinoso. La cultura
como obra humana refiere a un horizonte utópico concreto a
través de la fuerza moral de las situaciones vitales donde se
muestran las opciones sobre. las cuales hay que decidir (Bloch:
1977, pp. 413-432). Lo utópico ilumina senderos en la oscuri-
dad interna y externa que amenaza lo individual y lo colectivo.
Lo utópico traza puentes vinculantes entre el deseo, la dureza
de lo real y las grietas donde se transmina el eco de un mar, de
un arrullo, de una afirmación del ser.
La espiritualidad trasciende todas las expresiones formales
de la doctrina y la práctica religiosa. Si suponemos que el
universo está espiritualmente vivo y que nosotros somos agen-
197
tes espirituales, y actuamos sobre esas hipótesis, encontraremos
una amplia evidencia de que el universo es transfísico y trans-
biológico o simplemente espiritual, como muchos pueblos y
grupos han descubierto en Ja historia. Esta es una pista para
entender la comunión que se ha establecido entre la teología de
la liberación, el pensamiento indígena y la mística de servicio
que existe en muchas ONG's.
La concepción de historicidad de Agnes Heller, es espe-
cialmente útil para entender los estadíos de la conciencia his-
tórica y ubicar el surgimiento de las ONG's en la época
contemporánea cargada de confusión. Las ONG's son expresión
del inicio de una nueva conciencia, la conciencia de la genera-
lidad reflejada, es decir, de una nueva conciencia de la respon-
sabilidad planetaria y de la eficacia. En el espíritu de las ONG's
cohabita una posición antropológica radical que desea el bie-
nestar y el desarrollo humano, con un realismo sociopolítico
cargado de esperanza.
Se calcula que en el mundo contemporáneo ( 1990) existen
cerca de 250 mil ONG's. La importancia de esta masa crítica de
actores sociales ha llevado a que Salomón Nahmad (ver bibli-
ografía), especialista en análisis social y relaciones con ONG's,
de la Misión del Banco Mundial en México, proponga que
todos los proyectos del Banco Mundial, a través de los llamados
gerentes, tengan que verse con las autoridades municipales, las
autoridades comunitarias, las ONG's, y las organizaciones so-
ciales, para que participen desde el diagnóstico, el diseño, la
formulación del proyecto, la ejecución, el acompañamiento y
la evaluación final. Se apunta que el Banco Mundial puede ser
un puente para el diálogo como un actor social entre el gobierno
y la sociedad civil organizada.
El concepto de "desarrollo" es sometido a un ejercicio de
crítica y descontrucción y emerge el de ''sociedad sustenta-
ble ''. Este no sólo es un cambio conceptual, sino de percepción
de la realidad, que le plantea a la sociedad civil organizada
grandes desafios, porque:
198
l. Construir sociedades sustentables requiere de visiones
integrales, transdisciplinarias y sistémicas de la sociedad, de
la política, de la cultura y de la naturaleza.
199
positivamente en un contexto de desesperanza? Ese es el reto
y la tarea.
La noción de ciudadanía está apareciendo recurrentemente
en el discurso social, síntoma indudable de las transformacio-
nes recientes en las sociedades latinoamericanas, donde la
sociedad civil se ha visto forzada a tener una mayor participa-
ción en la gestión social, cultural y urbana. En el nuevo esce-
nario las relaciones entre estado y ciudadanía se replantean. En
circunstancias de limitaciones fiscales y de un peso muy signi-
ficativo de intereses corporativos en el aparato estatal, la ex-
pansión de la ciudadanía no puede ser promovida por el Estado
mismo. La ciudadanía se expresa, como contraparte, a través
de las actividades y demandas iniciadas y patrocinadas por
organizaciones y movimientos de la sociedad civil (Jelin, 1994. ¡
pp. 91-108).
Las tendencias que se anuncian en esta emergencia de los i
derechos cívicos y de la ciudadanía, pueden entenderse en el i
marco de la teorización gramsciana sobre la sociedad civil.
La ciudadanía, en este marco, se entiende como un proceso
de construcción de relaciones recíprocas e interdependientes
que inciden sobre el comportamiento humano e institucional
de una comunidad política. En la transición de un estado
populista a uno neoliberal disminuyen los grandes discursos y
las prácticas corporativas. Los interlocutores del gobierno son
ahora grupos sociales específicos demandantes de servicios y
prestaciones, se generalizan los instrumentos de negociación y
consenso en microniveles y se redefmen las relaciones entre lo
público y lo privado.
Una de las innovaciones conceptuales más fecundas sobre
este tema es el concepto de ciudadanía cultural, formulado por
Renato Ro saldo, para reivindicar el derecho a ser diferente, ante
las normas mayoritarids de la comunidad nacional, sin perjudi-
car el derecho de pertenecer y participar en los procesos demo-
cráticos del estado-nación.
200
Desde la óptica de las organizaciones sociales, el concepto
de ciudadanía cultural puede ser útil para legitimar las deman-
das que hacen estas organizaciones en sus esfuerzos de autoca-
pacitación y autoformación. Las propuestas que se plantean a
partir de la ciudadanía cultural incluyen varios niveles que van
de lo cultural, entendido como un campo de actuación especí-
fico, hasta incluir lo legal, lo político y el conjunto de derechos
civiles de la persona y de las colectividades. En este marco
conceptual se propone:
201
'(
1
r
1'
202
La ley es un mecanismo que puede permitir dar peso a la
participación y a la responsabilidad ciudadana en el futuro del
país y a la vez, es un espacio creativo de responsabilidad social
que se ofrece como alternativa a las desgastadas relaciones
institucionales.
Recapitulación
l'
~1
p:
J,l
203
Bibliografía
204
Bloch, Emst. El Principio Esperanza. Madrid, Aguilar, 1977.
205
HIC. Pacto de Guadalajara: Por un Hábitat Justo, Democráti-
co y Sustentable (mimeo, 1996).
206
1'
1'
r' Rosaldo, Renato. "Ciudadanía cultural en San José, Califor-
nia". En: AAVV. De lo local a lo global. Perspectivas desde la
Antropología. México, UAMI, 1994. pp. 67-88.
Zarpar
209
Opus Nigrum refiere al pensamiento alquímico, y en particular
a la experiencia de disolución y calcinación de las sustancias
para permitir el surgimiento de lo nuevo (Yourcenar, 1990. pp.
405-406). Aplicado al pensamiento sobre lo social, el Opus
Nigrum simboliza las pruebas a las que se enfrenta un sujeto 1 '
1 '·
'1
1 Para facilitar la lectura, no se hace énfasis en el uso masculino o femenino de los sustantivos,
pero se procura tener en cuenta la perspectiva de género y las preguntas que convoca
210
El potencial innovador de esta manera de plantear la prác-
tica cognoscitiva en América Latina se puede documentar a
través de una trayectoria académica muy consistente (Zemel-
man, 1987, 1992 ay b, 1995 y 1996). El interés de organizar la
reflexión sobre subjetividad y sujetos es que permite establecer
un puente entre las trayectorias y los quehaceres individuales
con los colectivos, esto es, concebir un programa académico
1 '
211
consiste la capacidad de conocer, proyectar, actuar? ¿Qué es la
subjetividad?
La respuesta a estas cuestiones define la especificidad del
trabajo a realizar. La subjetividad se concibe c~mo una herra~
mienta para pensar. ¿Pensar qué? Básicamente, los ángulos de
lectura y las lógicas de razonamiento que participan en la
producción del conocimiento social. Esta tarea requiere anali-
zar las interrelaciones que van de lo individual a 1~ colectivo y
que cristalizan en proyectos sociales, en otras palabras, que se
responda a las siguientes preguntas: ¿Cómo se vuelve social la
subjetividad? ¿Qué dimensiones humanas son subjetividad y
cuáles no lo son? ¿Cómo se 'historiza la subjetividad? Y la
pregunta que, posiblemente, tiene más consecuencias: ¿para
qué sirve discutir y reflexionar sobre la subjetividad? Sin
pretender formular una respuesta exhaustiva, conviene anotar
algunas ideas iniciales.
¿Cuál es la utilidad que tiene repensar la subjetividad en
las investigaciones sociales? En primer lugar, permite incluir
el trabajo de reflexión que realiza el investigador sobre sí
mismo (autoconocimiento), de manera simultánea al reconoci-
miento del Otro y de los otros. Actividad que hace posible, a
su vez, distinguir criterios de identificación y de pertenencia a
distintos grupos humanos. La subjetividad es, asimismo, una
guía para descubrir el origen de los sentidos que los sujetos
producen históricamente para responder a las preguntas: ¿Qué
somos? ¿Qué necesitamos? ¿Qué queremos? ¿Qué podemos
ser? La subjetividad, fmalmente, es útil para hacer una lectura
metodológica de los proyectos de investigación: ¿Con qué tipo
de sujetos se está trabajando? ¿Cuáles son sus mediaciones, sus
ejes temporales y su articulación? ¿Cuál es la relación entre
subjetividad y prácticas? ¿Cómo se articulan: discursos, direc-
cionalidad, potencialidades y subjetividades? ¿Qué es la histo-
ricidad y cómo se expresa? ¿Qué es lo específico? ¿Cuál es la
función mediadora de la subjetividad?
212
~a subjetividad direccionaliza la apropiación del mundo
(pasado/presente/futuro) y configura sentidos: ¿Qué ver? ¿Qué
registrar? ¿Qué buscar?. Como instrumento de análisis, la
subjetividad proporciona criterios metodológicos para buscar
la especificidad, desmontar mecanismos: ¿Cómo hacen deter-
minados sujetos lo que hacen? ¿Cómo se construyen los atri-
butos, capacidades y potencialidades de los sujetos que
participan activamente en el proceso social? ¿Qué es el análisis
de mediaciones? ¿Cómo ocurren las mutaciones sociales?
¿Qué son las concreciones? ¿Cuáles son las expresiones de la
subjetividad? ¿Por qué se considera ~·la memoria, a la expe-
riencia y a la utopía como el núcleo constituyente de la subje-
tividad?
La redacción de este texto responde al deseo de reiniciar el
intercambio dialógiéo y crítico sobre una base tangible, transi-
tar del lenguaje oral al lenguaje escrito para convocar un
ejercicio más profundo ~e reflexión, con la espertnza de am-
pliar las redes y el proceso constituyente de nuevas colectivi-
dades.
Tal vez esta Iilanera de plantear la discusión sobre subjeti-
vidad social no cuente con una legitimidad instituida, pero da
la suficiente libertad para vivir y repensar preguntas primordia-
les que funden lo individual con lo colectivo: ¿Qué somos?
1¡· ¿Qué podemos saber? ¿Qué nos es dado esperar? Ante las
tensiones que se producen entre lo individual y lo colectivo, se
propone cuestionar uno de los principios de autoafirmación en
la sociedad capitalista: el egoísmo como orientación de la vida,
el egoísmo que cristaliza. en separaciones artificiales entre los
sujetos, el egoísmo individualista como categoría central de la
subjetividad contemporánea, que se sustenta analógicamente a
nivel macroestructural con el capitalismo, ·entendido como
modo de producción y matriz de significaciones. Esta posición
se adhiere a la tesis de Agnes Heller acerca de la naturaleza
histórica de los sentimienttis y a la posibilidad de que la
conducta hum~ pueda ser guiada por tina nueva ética dónde
213
---··-=. ··~!.·
l. ¡Cultura a la vistaaa!
l,
Donde se explica una inversión: de la cultura como objeto
de estudio a la cultura como ángulo de lectura de la reali-
dad
214
vínculo entre las generaciones de hoy con las de mañana, este
tipo de sociedades es impensable sin esa visión de futuro, sin
ese contenido ético verdaderamente asumido. Presente y futu-
ro, con ser fundamentales, no son suficientes sin la recupera-
ción crítica del pasado, sin el conocimiento del origen de la
problemática social y ambiental contemporánea, sin la afmna-
ción de las identidades culturales, la. recuperación y revalora-
ción de los patrimonios culturales diversos. Aún más, las
sociedades sostenibles para afmnarse como proyecto colectivo,
requieren la participación de múltiples formas expresivas (ar-
tísticas, comunicacionales, educativas, científicas), para dejar
de ser un tema de especialistas y entrar de lleno en los debates
sobre el tipo de sociedades en las que se desea vivir.
La dimensión cultural de las sociedades sostenibles es ese
entramado de significados sobre el presente, el pasado y el
futuro que le dan sentido a una nueva forma de vivir, de sentir
y de participar en la transformación social: proceso abierto a la
articulación creativa de memorias, experiencias y utopías
orientadas a la construcción de un nuevo modelo social y
productivo, respetuoso de la naturaleza, propiciador de la plu-
ralidad y profundamente solidario.
215
í:
w
imágenes de un espejo trizado. Frente a esta situación es
necesario actualizar las preguntas y problemas que permitan
entender el presente y las perspectivas futuras del país. Una
nueva agenda, debería incluir, para el ámbito cultural, cuestio-
nes como estas:
216
vü. ¿De qué manera se conciben las relaciones sociedad-na-
turaleza en las culturas que coexisten en el territorio mexi-
cano?
217
- - - - - ~•':'•t""~'llw •,, ..
1
1'
rior han generado conocimientos, tecnologías y diagnósticos
afmes con el desarrollo sustentable. La divulgación y sociali-
zación de los avances que se han realizado en esta materia
11 ~
'1
2. ¡Rehacer el rumbo!
218
¿Asistimos al surgimiento de un horizonte de confluencia
entre procesos civilizatorios diversos? ¿Se inicia el predominio
definitivo del modelo civilizatorio gestado en Occidente? ¿Tie-
ne sentido plantear estas interrogantes cuando se sabe que todos
los países están integrados en un proceso de acumulación a
escala mundial? ¿Aún más, cuando es evidente que desde los
años ochenta se ha configurado un nuevo escenario, concep-
tualizado como un "Nuevo Orden Internacional", que expresa
la formación de bloques, a partir de la centralidad de los países
altamente industrializados: Estados Unidos, Japón y el grupo
europeo de Francia, Alemania e Inglaterra? Ante este escena-
rio, el estudio de las identidades nacionales en América Latina
requiere de nuevos parámetros temporales y espaciales que
tomen en cuenta a la globalización y a la mundialización como
realidades complejas que deben ser teorizadas.
3. Cartas de navegación
Lo latinoamericano .
219
matriz cultural que les ha permitido existir en procesos de larga
duración? ¿Los pueblos que precedieron a la existencia de los
estados nacionales pueden seguir su propia evolución en una
etapa postnacional? ¿En qué ámbitos se expresa con mayor
claridad la persistencia de las diferencias culturales? ¿Qué
avances se han tenido en el reconocimiento de la pluralidad?
¿Qué consecuencias tiene ese reconocimiento? ¿Cuáles son los
obstáculos que enfrenta la pluralidad cultural? ¿Son supera-
bles?
De acuerdo con el propósito general de este libro, esto es,
ofrecer recursos metodológicos para pensar lo social a partir de
la subjetividad y la cultura, es importante anotar la convenien-
cia de que el estudio de las identidades nacionales y la plurali-
dad cultural en América Latina:
220
El horizonte constitutivo de las subjetividades en México
2 Según Edgar MoÍi~: "P~de~os unir las i~eas de resistencia Y. de reyolución en la idea de
fundamentos. Esta idea s1gn1fica: construrr los núcleos de res1stenc1a de toda cultura que
serán al mismo tiempo los núcleos de partida de la nueva cultura; construir los tejidos
embrionarios de nuevas relaciones sociales y de otra vida, y construí.- los islotes de búsqueda
en los que se esforzarla por elaborar los principios de un pensamiento no mutilado/no
mutilante para comprender nuestro mundo, nuestro tiempo, a nosotros mismos. La idea de
fundamentos es la que permite conservar no solamente el pasado, sino sobre todo el futuro".
(Morln, 1982).
221
4. Arribar al puerto
222
cual afectará sus percepciones; en estas circunstancias, es
recomendable explicitar la configuración de disposiciones
existente en el investigador. Esto es posible en los estudios
culturales si se concibe a la cultura como el ámbito donde se
confiere significación a los procesos sociales.
En los últimos diez años, gracias a un conjunto de investi-
gaciones empíricas y al desarrollo de conceptos analíticos, ya
se cuenta con una serie de premisas básicas para la investiga-
ción cultural. Por ejemplo:
223
nes se objetivan a través de un repertorio muy amplio de
formas. ·
224
Las formas expresivas para representar el mundo
225
!
1
226
institución cultural. La construcción teórica de horizontes
11 de interpretación permitiría indagar el origen sociológico de
las significaciones, así como preguntar acerca de la relacio-
nes que se establecen entre los sujetos y los contextos
sociales en que participan.
1'
227
El objetivo principal de este modelo de análisis cultural,
sería explícitar las formas de violencia simbólica que orientan
verticalmente el orden social contemporáneo, y que determinan 1'11
los procesos constitutivos de la subjetividad, lo que supone la
explotación económica, la dominación política y la hegemonía
ideológica.
Las ventajas de este modelo de análisis son las siguientes:
1) que permitiría integrar diferentes recursos metodológicos de
manera sistemática y coherente, explorando su virtualidad y
reconociendo sus limitaciones particulares; 2) se trata de una
propuesta que· ha sido construida en función de la dimensión
subjetiva y hermenéutica de la cultura; 3) se incorpora el
contexto histórico-social donde se originan o adquieren sentido
las formas simbólicas; 4) se le da un lugar importante a las
relaciones de fuerza entre diferentes agentes sociales.
El diseño de investigaciones que vinculen este modelo con
la manera en que se ha reconceptualizado la subjetividad
permitiría proponer estrategias teóricas y metodológicas para
conocer las sociedades complejas. ! '
1
1
5. Sed de mar
228
Vivo
Respiro
Siento
Amo
Espero
Sueño
Invoco la armonía:
las voces se escuchan melodiosas
en los hilos suaves de una flauta dulce.
El dolor se escabulle entre las piedras.
El sol, la lluvia, el viento,
se suceden matizando el día.
Cada palabra es .una invitación al juego
de construir sentidos. ·
Pienso en la palabra "tengo" y prefiero la palabra "soy"
,..
~".:¡: . '.
en el camino hacia el regreso/retomo infinito.
¡:·rl
229
/
1
fugacidad/permanencia
ir/llegar
zarpar/atracar 11
1 '
soñar actuando/actuar soñando.
Es de noche: la luna asoma una sonrisa. 1 e
Invoco la belleza,
toco con amorosidad cada ser.
Descanso. \
1
230
J
Bibliografía
l. Sobre la muerte
233
diversas, de acuerdo con la situación existencial de los sujetos.
Empeñados en construir un imaginario latinoamericano que
nos permita nombrar nuestro ser apelamos a las palabras como
dispositivos de búsqueda en las múltiples matrices culturales
que nos marcan, sin llegar, todavía, a definir un rostro y un
corazón.
2. El asombro
3. El silencio
234
4. ldentidail
5. Angustia
,,·,
1
í,,
,,
Conjunción lunar. Fusión alquímica. Inversión de lo conocido
y lo desconocido. Quehacer del demiurgo: ojos linces claridad
que ciega. Cueva, vientre, mirada. Silencios y presagios. Frag-
mentos de eternidad arrancados a los cuerpos. Infatigable ir y
235
venir del juego y del asombro. Fluidez de un tiempo nuevo.
Recuento de cien soles. Aceptación del otro y de uno mismo.
Y este navegar-anuncio de la comunión verdadera. Cantos,
gestos, palabras, risas, movimientos. Anuncio, profecía, men-
saje. Palidez, júbilo, grito.
n
La gran plaza recuperada para el arte y esa cultura verdadera
como una ventana luminosa entre nubes de azúcar. Reloj que
gira en la lentitud del mediodía. Afanes, prisas, rito. Convoca-
toria festiva a salvar la alegría. Teatro a ras de baldosa, música
y palabras, danza movimiento, rock bluseado para decir: ¡ya
basta!
DI
IV
236
--
VI
VIII
238
IX
XI
239
XII
XIll
XIV
. 240
XV
XVI
241
de decir y este afán de soñar. La lluvia baña mi rostro y me
anuda en su capullo de lágrimas. El amanecer llegará con su
promesa de azules y amores.
XVII
XVIIT
242
Obras Consultadas
1(
n· • Determinismos y alternativas en las ciencias
!¡ sociales de América Latina. México, UNAM/CRIM-Nueva So-
:( ciedad, 1995.
j
í,
243
• - - - - - - - - - - ~ .._ ....;,.,:.Oo!ÑI~ ....... -~