IGLESIAS

2018-2

Acústica Saltar a la primera

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Al realizar el estudio de las características acústicas del campo sonoro en un recinto para uso religioso
se comprueba que las mismas están condicionadas por las múltiples funciones que se realizan en
estos recintos, así como por los ritos, tradiciones y características de monumentalidad arquitectónica.
Se encuentra que las construcciones según religiones y épocas tienen unas características
arquitectónicas comunes evidentes, que influyen en sus cualidades acústicas.
Independientemente de lo expresado con anterioridad, cada religión ha mantenido, al margen de la
época, unos factores rituales y tradicionales invariantes, como por ejemplo, en las iglesias cristianas se
puede ver como están divididas internamente en pequeños recintos o partes de recintos de diferentes
tamaños y alturas. Asimismo, en todas las épocas y para diferentes religiones se observa la idea
común de elevar al orador sobre el auditorio, con la finalidad de permitir una mejora en la transmisión
del mensaje oral, tan importante en este tipo de recintos, así como permitir una mejor visión tanto por
parte del orador como del auditorio.

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En algunas religiones, los recintos religiosos, se han considerado como centro políticos y culturales, lo
que lleva implícito una buena inteligibilidad para la palabra, condicionando la acústica de estos
edificios. Mientras que en otras religiones lo que predominaba era el rito, tipo de culto, efectos
musicales, etc., teniendo poca importancia el mensaje a transmitir, ya que incluso se utilizaban lenguas
muertas o conocidas por unos pocos iniciados. Las condiciones ambientales, como por ejemplo las
climatológicas, determinaron la forma de los recintos, la ubicación de los oyentes y por tanto la
acústica.
Los edificios religiosos, independientemente de religiones y épocas, además de la información que se
daba en su interior, han sido focos de los cuales han partido mensajes sociales, políticos y religiosos,
a la región en la que se encontraban situados. Esto daba una importancia especial a la localización y
forma de las construcciones religiosas, como por ejemplo la ubicación en alturas superiores al resto de
las construcciones de la zona, la edificación de campanarios, torres, minaretes, etc.
Es frecuente que en todos los recintos religiosos los techos tengan una forma muy irregular, lo que
tiene una gran influencia en el campo sonoro, que a su vez está condicionado por el suelo.

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Debido a la pequeña potencia de los oradores, se les situaba por encima de sus cabezas una superficie
reflectante que dirigiese una mayor energía sonora hacia el auditorio. Asimismo, la necesidad de
transmitir información con un grado de inteligibilidad adecuado obligó a que el lugar que ocupaba el
orador estuviese situado en una zona más próxima a los oyentes que podríamos describir como la zona
principal de ceremonias religiosas, variando la posición del orador para cada religión.

La puesta en escena del acto religioso ha condicionado la forma y dimensiones de las construcciones y
por tanto su acústica. La acústica del recinto, a su vez, ha condicionado la forma de oratoria en las
diferentes religiones. La implantación de la megafonía en épocas recientes ha hecho que estas
diferencias hayan desaparecido. Como factor característico para el estudio de todos estos recintos, en
cuanto a su comportamiento acústico se ha considerado el tiempo de reverberación.

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Con relación al ambiente acústico-musical en estos recintos, el mismo es característico para cada
cultura, civilización y religión, estando el tipo de música condicionado por el recinto en el que se iba a
ejecutar la composición, ya que los diferentes compositores han ideado un tipo de música especial
para estos recintos.

La dificultad de estos recintos está en compaginar dos cosas contradictorias, que sea útil para la
música de órgano (tiempo de reverberación grande) y al mismo tiempo podamos escuchar bien las
palabras (tiempo de reverberación pequeño). Es necesario determinar cual de estas necesidades va a
prevalecer. Hoy en día, la opinión más generalizada es conservar un ambiente musical tan bueno como
sea posible, mientras que no interfiera con la inteligibilidad de las palabras. Generalmente, el problema
que se plantea en la acústica de estos recintos, es la presencia de un ambiente de ruido excesivo, así
como un tiempo de reverberación elevado.

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Los que frecuentan las iglesias están acostumbrados al “sonido de catedral”, esto es, una larga
persistencia del sonido, asociada al órgano, que resulta de una disminución gradual de la
reverberación a lo largo de ella. Esto origina un cambio pequeño pero gradual de su variación con la
frecuencia hasta que finalmente, el sonido residual es algo enteramente diferente del original. No
obstante, los nuevos repertorios musicales necesitan una mayor definición, y por lo tanto, una
persistencia del sonido muy menor, que por ejemplo los cantos de Haendel. Las iglesias modernas
tienen un tiempo de reverberación menor que las antiguas.
Las catedrales suelen tener una o varias cúpulas de grandes dimensiones que la mayoría de las veces
pueden considerarse como un recinto acoplado que envía sonido retrasado sobre la nave principal.
Debe evitarse que estos ecos potenciales sean un problema tratando con materiales absorbentes la
cúpula y demás zonas problemáticas.

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Puesto que en grandes catedrales la voz sin amplificar es claramente inadecuada para alcanzar unos
niveles correctos en toda ella, es necesario la instalación de un sistema de megafonía que permita
llevar la voz desde el púlpito o el altar a todo el recinto. Este sistema debe proporcionar un alto grado
de energía directa sobre la zona ocupada por los feligreses, permitiendo una amplificación suficiente,
antes de que se produzca la realimentación, conservándose por otro lado, un tiempo de reverberación
adecuado para la música de órgano.
Desde el punto de vista acústico es conveniente que el púlpito se coloque a gran altura ya que
normalmente no es posible curvar el suelo. Así mismo, es necesario colocar un reflector sobre el
púlpito para dirigir el sonido inicial.

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Debe diferenciarse el problema acústico que se presenta en el diseño de una iglesia de nueva
construcción y el que se origina en una iglesia ya construida, que se trata de acondicionar
acústicamente.
Se tendrá en cuenta que en las iglesias para su acondicionamiento acústico se cuenta generalmente
con un pequeño presupuesto. En las iglesias es difícil el entender los sermones procedentes del púlpito
debido al tiempo de reverberación excesivo, que se puede disminuir cuando existen un elevado número
de feligreses en las mismas.
Como posibles soluciones acústicas se recomienda el instalar alfombra en el suelo de las iglesias, así
como la colocación de tapices y elementos absorbentes en su parte final enfrente del altar.
Cuando se trata de mejorar la acústica de la iglesia, mediante un diseño electroacústico, el primer
problema que se presenta es el de seleccionar la localización más conveniente de los altavoces. Por
sus condiciones de monumentalidad se recomienda que los altavoces estén escondidos, aunque esto
resulta muy difícil. Si se suspenden graves inconvenientes desde el punto de vista de su arquitectura,
por lo que se aconseja su colocación en naves laterales, sobre columnas, etc.

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Las diferentes funciones de la iglesia y sus rituales, tradiciones, y las preocupaciones por la belleza
arquitectónica, han condicionado profundamente el diseño de este tipo de recintos. Casi todas las
formas existentes se han desarrollado desde el oblongo, el círculo y la cruz griega o latina. Las
formas más complicadas consisten en un número de espacios acoplados entre sí. El diseño acústico
de iglesias con estas formas complejas implica la consideración de las propiedades acústicas de cada
espacio por separado y también en combinación. Así, el recinto del órgano y la galería del coro
necesitan el mejor ambiente para la generación de la música; el presbiterio debe proporcionar las
condiciones óptimas para el servicio hablado; la nave y el crucero tendrán las propiedades de un buen
ambiente de escucha para la palabra y la música; y todos los espacios dentro de la iglesia necesitan
alrededores silenciosos que son favorables para no perturbar la meditación y la oración.

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Es necesario recordar la naturaleza general de las exigencias acústicas para iglesias de diferentes
creencias, en las que el tiempo óptimo de reverberación depende de su tamaño. Los valores del tiempo
de reverberación a 500 Hz dados en la figura siguiente son para una capacidad de audiencia de dos
tercios y han resultado satisfactorios para los propósitos de diseño de un gran número de iglesias.
Esta gráfica se basa en las exigencias tanto de la palabra como de la música y en la naturaleza de los
servicios realizados. Una serie de observaciones y medidas en muchas iglesias que tienen una acústica
excelente, muestran que esas iglesias tienen tiempos de reverberación
Iglesia o Catedral de 2.0 a 4.0 como óptimo pero llegando hasta 8 segundos en ciertas catedrales.

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La necesidad de aislamiento contra los ruidos exteriores, en todas las iglesias, no tiene una gran
importancia. La iglesia debe proporcionar un refugio donde exista un ambiente sonoro silencioso no
penetrando ruido del exterior, las capillas y confesionarios requieren un aislamiento acústico mayor.
Como ejemplo de un buen diseño acústico con respecto al aislamiento contra el ruido exterior, se
consideran las precauciones existentes en la construcción de una iglesia localizada en una calle
transitada, donde el término medio del nivel de ruido es de 65 a 70 dB. Las paredes son de hormigón
pesado reforzado; hay dos series de puertas pesadas que encajan adecuadamente, entre el exterior y la
nave de dentro; hay una pared adicional entre la nave y dos corredores de circunvalación; se trata al
corredor y al vestíbulo con material absorbente; las ventanas son de un cristal pesado y emplomado
estando permanentemente cerradas y la relación del área de la ventana con el área total de la pared es
bajo, para que la cantidad de ruido transmitido a través de las ventanas sea relativamente bajo.

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El equipo de ventilación del recinto está bien situado y aislado del local, para que el ruido que llega al
mismo desde esta parte sea insignificante. El factor de aislamiento a ruido aéreo proporcionado por los
efectos combinados de aislamiento y absorción en el recinto asciende ligeramente a más de 40 dB, por
lo tanto, el ruido residual desde el exterior no excede los 30 dB.

Empezaremos con una consideración del ruido en iglesias pequeñas, luego supondremos iglesias más
amplias, las que usualmente tienen una forma más compleja. No se intentará proponer ningún diseño
acústico para catedrales, ya que cada catedral presenta problemas altamente especializados que
exigen un complejo diseño acústico.

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IGLESIAS PEQUEÑAS

La iglesia pequeña es generalmente un recinto largo y rectangular con el presbiterio en un extremo y la

nave en el otro. Por ejemplo si la disposición del órgano, coro, púlpito y atril que constituyen un buen
diseño acústico. El púlpito y el atril están cerca de la audiencia. El órgano suena directamente a través
del prebisterio, dentro de la nave y está detrás del coro, donde puede reforzar a los cantantes. Esta
localización del órgano es bastante mejor que la que con frecuencia se le asigna, es decir, en uno de
los lados (o en ambos) del prebisterio o al fondo de la iglesia.

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Deben tomarse una serie de precauciones para aislar la iglesia de los ruidos externos o del ruido que
pueda originarse en recintos adyacentes para reducirlo a un nivel aceptable de 35 a 40 dB. Si el edificio
está ubicado en una calle silenciosa, lo probable es que no haya necesidad de tomar medidas
especiales, pero si está localizada en una calle bulliciosa o no hay otras fuentes de ruido en la vecindad
de la iglesia, las paredes, techo, puertas y ventanas deben diseñarse para proporcionar un aislamiento
adecuado contra todos los ruidos fuertes que exista o sean probables. La cantidad de aislamiento se
tendrá que desarrollar en los muros. Por ejemplo: Si las paredes son de piedra o ladrillo y si el techo
tiene un grado de aislamiento comparable, es probable, que el problema del aislamiento acústico
consista solo en la adición de algún material suplementario y de la existencia de puertas y ventanas
pesadas que encajen perfectamente.

La ubicación de la iglesia

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La primera consideración en el diseño acústico de una pequeña iglesia es el control apropiado de la
reverberación. En general las paredes, suelo y techo del presbiterio deberán recubrirse con materiales
acústicamente reflectante, tales como revestimiento de madera, paneles forrados de madera y algunos
otros materiales. Las paredes y el techo deben acabarse con aquellos materiales que proporcionan la
reverberación óptima. El método para calcular la cantidad necesaria de materiales acústicamente
absorbentes se ha descrito previamente. Hay muchos materiales acústicos en listados, pero ninguno
de ellos, si se aplica en la cantidad necesaria a una pared adecuada y a las superficies del techo de la
nave, proporcionarán las características de reverberación deseables. Un techo de un material acústico
no proporciona a menudo la mayoría de la absorción exigida.
Supongamos que la pequeña iglesia que se muestra en la figura 9 tiene una longitud de 27,5 m, con
una anchura de 12 m y un promedio de altura de 11 m. Debido a que la iglesia tiene capacidad para 300
personas debe tener un tiempo óptimo de reverberación para 200 personas. Supongamos que todo el
suelo es de madera de pino y que los 102,2 m² de la nave lateral y el suelo del presbiterio, están
cubiertos con franjas de alfombra sobre un relleno de fieltro de 1,25 cm. Con la alfombra en el suelo del
presbiterio no es necesario utilizar ningún otro material absorbente en las paredes y techo de este
espacio si las paredes están forradas de un material acústico y los techos de madera..

Diferentes materiales utilizados en los presbiterios

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El volumen de la iglesia es de aproximadamente de 3.568 m3 y la superficie interior de 461,6 m3. El
tiempo óptimo de reverberación es de 1,4 s a 500 Hz. Para determinar qué materiales, cuando se
apliquen a las paredes y al techo de la nave, proporcionarán este tiempo de reverberación, es necesario
en primer lugar, calcular la cantidad total de absorción necesaria. Esto puede realizarse a partir de la
expresión del tiempo de reverberación de Sabine. La absorción proporcionada por la audiencia, el suelo
de madera, la alfombra, los bancos de iglesia y el techo deben indicarse en forma tabular como ya se ha
expuesto con anterioridad y la absorción adicional necesaria. Para la iglesia pequeña aquí considerada,
puede proporcionarse esta absorción adicional mediante un material acústico. Si se aplica el material a
las paredes de la nave sobre el friso, es posible obtener el tiempo óptimo de reverberación adecuado, y
su variación con la frecuencia. El oyente medio no reconocerá las desviaciones de menos de 0,15 s y
éstas son tolerables.

TIEMPO DE REVERBERACION
IGLESIAS PEQUEÑAS 1,4
Iglesia o Catedral de 2.0 a 4.0 como óptimo pero llegando hasta 8 segundos en
ciertas catedrales

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Si el diseño acústico de una iglesia pequeña se adapta a los principios y recomendaciones expuestos
anteriormente, se oirá satisfactoriamente la palabra en todas las zonas de la nave y el presbiterio y la
música tendrá la reverberación necesaria para equilibrar las componentes tonales separadas, y mezclar
los armónicos.

La iglesia San Francisco en Chile tiene un

Tiempo de reverberación de (2,3 segundos), en
cambio, se acerca al óptimo. "Tiene un
estupendo cielo artesonado, con relieves de
madera cuyas variadas profundidades y
texturas son excelentes para difundir el sonido,
que se dispersa en muchas direcciones, en vez
de reflejarse. En diferentes ubicaciones, no se
escucha tan distinto".

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La Sinagoga del “Príncipe Samuel Ha-Leví”, o también llamada
“Sinagoga del Tránsito”, fue construida en el año 1357 en
Toledo, siendo utilizada actualmente como museo su exterior
es un cuerpo de planta rectangular (figura 10), tejado a cuatro
vertientes y simples muros de mampostería y ladrillo. Sus
dimensiones anteriores son de 23,124 m de longitud, 9,058 m
de ancho, y una altura media de 12 m. Según se ve en la figura
10, el recinto es de planta rectangular, siendo: 1) el suelo de
loseta de cerámica (bastante reflectante), 2) las cuatro paredes
laterales, tienen la parte inferior 1,5 m aproximadamente de
ladrillo recubierto de yeso, desde esta altura hasta 7,85 m es de
yeso recubierto de guata sobre la que existe una tela con
dibujos de la época, en la pared de la derecha existen cuatro
grandes aberturas en las que se colocaban las mujeres para
seguir las ceremonias. La pared posterior lleva el mismo
recubrimiento que las laterales, mientras que la del frente es de
yeso con dibujos en relieve. La parte inferior de las paredes
está formada por un friso de 1,602 m, así como 2,915 m de
juegos de columnas con sus basas y capiteles, 3) el techo es de
madera cruzado por vigas que lo sustentan.
En este recinto hemos realizado una serie de medidas, cuyos
comentarios más importantes son: 1) el nivel de ruido ambiente
es bajo, ya que está comprendido entre 20 y 45 dB (figura 11),
2) el nivel de presión sonora del recinto presenta
singularidades a ciertas frecuencias (bandas de 500, 1.000,
6.300 y 8.000 Hz), con unas caídas de niveles de
aproximadamente 40 dB, suponemos que estas caídas se
deben a deficiencias dada su forma paralelepipédica, con el
consiguiente perjuicio en el campo sonoro, 3) el tiempo de
reverberación disminuye con la frecuencia desde 4 s a 125 Hz,
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hasta 0,7 s a 8.000 Hz, con un punto singular a 100 Hz.
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IGLESIAS GRANDES

Los problemas acústicos de una iglesia grande difieren de los de

una pequeña principalmente en que: 1) el volumen es mayor, 2) la forma
es más compleja, y 3) está generalmente en una localización más ruidosa.
Una iglesia grande tiene en pocas ocasiones un diseño rectangular simple
con un techo relativamente bajo, más frecuentemente es: a) de una planta
cruciforme con una nave alta y arqueada, alas estrechas, columnas
acanaladas, presbiterio largo y estrecho y cruceros adyacentes, b) de un
plano octogonal con un techo alto y su cúpula con o sin balcones. Los
problemas acústicos se hacen más importantes y más difíciles cuando
aumenta el tamaño de la nave y cuando su forma se hace más compleja,
también y puesto que es probable que las iglesias grandes estén
localizadas cerca de fuentes ruidosas de tráfico, hay que prestar una
cuidadosa atención para excluir estas molestias.
El plano de una iglesia grande difiere de la pequeña mostrada en la figura
9 en dos puntos esenciales: 1) tanto longitud como la anchura serán
mayores, y 2) es probable que los cruceros se añadan a la nave. La
adición de cruceros a la nave alterará la distribución del sonido en la
audiencia. Puesto que este tipo de iglesia es casi siempre de grandes
dimensiones, el problema de proporcionar una cantidad de sonido
adecuada a todos los oyentes, puede presentar una dificultad real. El
púlpito y el atril deben estar bien elevados y cerca de la audiencia, y si es
posible deben existir superficies reflectantes amplias y cercanas, ya sea
por encima o detrás del púlpito y el atril. La forma de cada diseño de
iglesia debe estudiarse con respecto a la propia distribución del sonido a
todos los oyentes, y para la eliminación de ecos, reflexiones que
interfieran, etc. Esto puede hacerse generalmente mediante un estudio de
los rayos sonoros. Los modelos tridimensionales descritos en la teoría
geométrica pueden usarse como un control, y son especialmente útiles
para estructuras muy amplias y complicadas. Saltar a la primera
página
La adición de cruceros a la nave no debe afectar la situación del
presbiterio, la disposición de estos espacios mostrada en la figura 9
para iglesias pequeñas, debe seguirse en todo lo posible para las
grandes iglesias. Una estrecha coordinación entre el arquitecto y el
constructor del órgano debe mantenerse al planear una iglesia.
Frecuentemente, el espacio destinado para el órgano es
inadecuado. Una mala localización del órgano con respecto al coro
es una característica de la mayoría de las iglesias. Generalmente, el
órgano y su caja está por encima del coro, en una posición tal que
sólo los tonos del órgano demasiado pequeños, alcanzan al coro y
al organista. Los cantantes se quejan de que no pueden oír el
órgano, y el organista en el esfuerzo de oír su propia pieza, registra
excesivamente para el coro o el solista. Los registros más suaves
usados para acompañar a los cantantes deberán sonar dentro de la
galería del órgano directamente, los diapasones y lengüetas más
intensos deben quedar más lejanos.
En general, es necesario emplear una cierta cantidad de material
absorbente en paredes y techos de la nave y cruceros, para obtener
la condición óptima de reverberación. El material absorbente debe
distribuirse (preferiblemente con paneles y franjas) por toda la nave
y cruceros para que exista una buena difusión y aproximadamente
el menor porcentaje de crecimiento y disminución del sonido en
todas las partes de la audiencia.

Como en las iglesias pequeñas, no debe tratarse el presbiterio con

mucho material absorbente. Si se coloca un 50% del área del suelo
del prebisterio con una alfombra, deben terminarse las paredes y el
techo con materiales que tengan una absorción comparable con la
de la madera corriente. Si no se contempla ninguna alfombra para
esta área, debe tratarse una porción de la pared superior o el techo, Saltar a la primera
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con un material absorbente adecuado, pero el presbiterio no debe
IGLESIAS GRANDES
iLos cálculos para el control apropiado de la reverberación serán similares al de aquellos mencionados
para la iglesia pequeña. Estos cálculos indicarán la cantidad de absorción necesaria a diferentes
frecuencias para obtener el tiempo óptimo de reverberación y su variación con la frecuencia. Los
materiales proporcionan una oportunidad lo suficientemente amplia como para hacer posible la
elección de los materiales que daban la absorción necesaria y que también estarán en armonía con las
exigencias de permanencia, mantenimiento y con todo el plan de tratamiento arquitectónico del interior.
Generalmente, será preferible el aplicar el material absorbente a las paredes más que al techo, ya que el
tratamiento de las paredes con este material impedirá múltiples reflexiones entre superficies paralelas,
y ayudará a proporcionar un porcentaje más uniforme de crecimiento y disminución del sonido en todo
el recinto

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IGLESIAS GRANDES
Son especialmente útiles para el control de la reverberación en las iglesias de las grandes ciudades,
materiales acústicos similares a un tipo de mampostería. Las unidades prefabricadas se recomiendan
para paredes de piedra y para superficies abovedadas. Ellas forman la parte estructural de la pared y
son totalmente a prueba de fuego.
A menudo, un mortero acústico puede proporcionar un mejor tratamiento para las superficies
abovedadas u otras curvadas que otros materiales. Cuando se usa el mortero acústico, es necesaria
una supervisión e su aplicación para asegurarse que no se sacrifica su absorción por la inexperiencia o
el descuido de los instaladores. Las construcciones especiales de absorción sonora descritas
anteriormente, pueden proporcionar los medios para controlar la reverberación, sin recurrir a
materiales acústicos comunes. Por ejemplo, determinadas áreas de pared, que constan de una celosía
de ladrillos, de madera o de hierro forjado, revestida con fibra de lana mineral, pueden suministrar tanto
la absorción necesaria, como la clase de tratamiento de interior que el arquitecto quiera usar.

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El problema del aislamiento acústico puede resolverse según lo ya descrito con respecto a la iglesia
pequeña. La entrada a la nave proporciona un medio para asegurar dos series de puertas, para un
mejor aislamiento entre la nave y el exterior. Hay que tomar medidas para mantener ambas series de
puertas, las que están entre la nave y la entrada, y las que están entre la entrada y el exterior, que
permanecerán cerradas durante los servicios. Hay que tratar el techo de la entrada con material
absorbente, y en localizaciones ruidosas hay que tratar las paredes y el techo. El uso de alfombras en
los laterales no sólo contribuye a la cantidad de absorción necesaria para la condición de reverberación
óptima, sino que también reduce el ruido de las pisadas de los que salen o entran en la iglesia durante
los servicios. Con paredes y techo sólidos y rígidos, con puertas y ventanas gruesas y que encajen
perfectamente, con la cantidad apropiada y la distribución del material absorbente dentro de la nave,
los cruceros y el presbiterio, y con un buen sistema de amplificación del sonido, la iglesia de tamaño
grande y forma convencional, puede tener una buena acústica.

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La iglesia moderna en la ciudad es mucho más que el lugar tradicional de adoración, en el que se
realizan los servicios formales de la iglesia. Generalmente, es un centro social y religioso que
proporciona una sala de reuniones, un vestíbulo social, unas salas de club, comedores, clases y salas
para muchas otras actividades. Un diseño acústico bueno en una iglesia de una ciudad moderna.,
necesita que se preste una cuidadosa consideración al tratamiento de todas estas salas. En general,
donde los recintos sean de una forma rectangular convencional con una altura de techo de menos de 9
m, es suficiente con tratar las paredes o techo, o tanto las paredes como los techos, de las diversas
salas con materiales de absorción adecuada, y con proporcionar una cantidad conveniente de
aislamiento acústico para evitar la interferencia del ruido entre los recintos adyacentes o cercanos que
deben usarse a la vez.

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I
La intimidad que se necesita para los confesionarios exige, a menudo, unas medidas especiales para el
aislamiento y la absorción de sonido, especialmente donde hay varios confesionarios agrupados
juntos. Las paredes deben estar construidas con un panel exterior sólido y un panel interior perforado
revestido con una fibra para absorber el sonido. Tienen un espesor de 8,25 cm y una variedad de
tamaños que van de 0,9 m por 1 m a 1 m por 2,15 m y pueden incorporarse fácilmente dentro de las
paredes de los confesionarios por medio de clavos, tornillos o pernos, etc.
Una iglesia grande, especialmente en una en que el servicio hablado sea importante, necesita un
sistema de amplificación de sonido. Es muy deseable que ésta sea diseñada para que se necesite
utilizar un solo altavoz o un grupo único de altavoces. Deben situarse los altavoces lo más cerca
posible de la fuente del sonido (púlpito o atril), para que parezca que el sonido que la audiencia oiga,
venga desde su fuente verdadera y no desde algún altavoz lejano. El sistema de amplificación de
sonido debe diseñarse, instalarse y operarse de tal forma que la audiencia no se dé cuenta de su uso.
Esto necesita un tipo limitado de amplificación, un aumento en el nivel de presión sonora para aquellas
zonas de la iglesia que de otra forma tendrían un nivel inadecuado.

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I
Esto puede hacerse a menudo mediante el uso correcto de altavoces muy direccionales. Cuando se
emplea el equipo de amplificación de sonido es necesario tratar normalmente la pared del fondo de la
nave y posiblemente otras superficies, con material absorbente para impedir los ecos y las reflexiones
desde estas superficies, así como emplear retardos necesarios para los diferentes altavoces.

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