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Facultad de Filosofía
Preseminario de Platón
Profesor: Diego Antonio Pineda Rivera
Estudiante: Valeria Cárdenas Aguilar
20 de marzo de 2019
Ahora, después de haber hecho una clasificación de las partes que contiene
la Apología, Es oportuno profundizar en cada una de estas. La primera parte, como
se menciona en el párrafo anterior es la “defensa de Sócrates” la cual incluye un
proemio. Un aspecto importante a rescatar en dicho fragmento es el hecho de que
Sócrates hace una diferenciación entre el hablar de sus acusadores y la manera
como él se expresara a lo largo del diálogo. Sócrates al decir, en el numeral 17a
“No sé, atenienses, la sensación que habéis experimentado por las palabras de mis
acusadores. Ciertamente, en efecto, incluso yo mismo he estado a punto de no
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reconocerme; tan persuasivamente hablaban.” está informando al público
ateniense sobre cómo es la manera de hablar de sus acusadores, a saber,
persuasivamente. Después, en 17b, sostiene que
“En efecto, como digo, estos han dicho poco o nada verdadero. En cambio
vosotros vais a oír de mi toda la verdad; ciertamente, por Zeus, atenienses, no oiréis
bellas frases, como las de estos, adornadas cuidadosamente con expresiones y
vocablos, sino que vais a oír frases hechas al azar con las palabras que me vengan a
la boca”
Y muestra la manera como él hablará, en un lenguaje simple pero, según él,
verdadero.
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afirmación Sócrates presupone lo mencionado anteriormente como verdadero
puesto que: “sin duda, no miente, no le es lícito.” (21b) dice él haciendo referencia
al oráculo.
Después, y como cierre, Sócrates habla ante sus amigos, es decir, quienes
votaron por su absolución. A estos les explica, que el dios, quien acostumbraba a
advertirle sobre los males, no le mostro advertencia alguna mientras se dirigía
hacia el juicio, ni en el transcurso de este; por esto, él considera que la muerte, y
las circunstancias en las que llego a ella, son un bien, bajo el razonamiento de que,
o bien la muerte es como un sueño profundo y placentero o es un reencuentro con
aquellos difuntos justos y admirables, como por ejemplo el poeta Homero.
Seguidamente Sócrates se despide dejándoles una inquietud bajo las siguientes
palabras: “[P]ero es ya hora de marcharnos, yo a morir y vosotros a vivir. Quién de
nosotros se dirige a una situación mejor es algo oculto para todos, excepto para el
dios”.
Bibliografía
Platón. (1997). Diálogos I. (J. Calonge. E. Lledo. C. García, Trad.) Madrid: Gredos.