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50 INVESTIGACIÓN Y CIENCIA, febrero 2012


NEUROCIENCIA

Interruptores
ocultos
en la mente
Mediante cambios epigenéticos que activan o desactivan genes,
la experiencia puede influir en las enfermedades mentales
Eric J. Nestler

M ÷ĊĊûĉĆĈąüûĉąĈúûþÿĉĊąĈÿ÷$IċþûĈă÷ĄąýûăûĂą"=Ĉûý"
es drogadicto. (Los nombres se han cambiado para pro-
teger el anonimato.) Durante los años de juventud, trans-
curridos en Boston, ambos pasaron con éxito los ciclos
de educación media: eran buenos estudiantes y depor-
FOTOGRAFÍA DE PLAMEN PETKOV

tistas, y se llevaban bien con sus compañeros. Como muchos jóvenes, de vez
en cuando los hermanos tomaban cerveza o fumaban cigarrillos a escondidas.
También experimentaron con la marihuana. Más tarde, en la universidad, pro-
baron la cocaína. A Greg, la experiencia le desbarató la vida.

Febrero 2012, InvestigacionyCiencia.es 51


Eric J. Nestler es profesor de neurociencia y director del Instituto
Friedman del Cerebro en el Centro Médico Monte Sinaí de Nueva
York. Centra su investigación en los mecanismos moleculares
de la drogadicción y la depresión.

Al principio llevaba una vida normal. Asistía a clase y man- MÁS ALLÁ DE LOS GENES
tenía el contacto con sus amigos. Pero la droga se convirtió Nuestros esfuerzos por desentrañar el modo en que los factores
pronto en algo de suma importancia. Greg abandonó la escue- [f_][dƒj_Yei_dÑko[d[dbWi[d\[hc[ZWZ[ic[djWb[i[ij|dYed-
la y aceptó varios puestos de trabajo precarios. Raras veces tribuyendo a resolver enigmas, planteados desde hace decenios,
mantenía un empleo durante más de uno o dos meses, ya que sobre el origen genético de la adicción, la depresión, el autismo,
lo despedían por faltar al trabajo o discutir con los clientes y la esquizofrenia y otros trastornos psiquiátricos. Como la ma-
compañeros. Su comportamiento se hizo cada vez más impre- yoría de las enfermedades, las dolencias neurológicas pueden
visible, a veces violento, y fue detenido varias veces por robar heredarse: alrededor de la mitad del riesgo de adicción o depre-
para costearse la droga. Fracasó en los múltiples intentos de sión es genético, proporción superior al riesgo de padecer hi-
rehabilitarse y, a los 33 años de edad, cuando un juez le man- pertensión arterial o numerosos tipos de cáncer. Pero los genes
dó a un centro psiquiátrico para que fuera evaluado, era ya in- no lo son todo. Tal como vimos en el caso de Greg y Matt, inclu-
digente y vivía en la calle. Había sido repudiado por su familia so poseer genes idénticos no garantiza que dos individuos con-
y era prisionero de su adicción. traigan la misma enfermedad. Por el contrario, lo que desenca-
¿Qué hizo a Greg tan susceptible a la cocaína, hasta el punto dena trastornos psiquiátricos en personas con una predisposición
de que destruyera su vida? ¿Y cómo fue que su hermano gemelo, genética concreta son los estímulos ambientales, como la expo-
con quien comparte los mismos genes, se librara de tal destino? sición a drogas o al estrés, e incluso ciertos eventos molecula-
´FehgkƒbW[nfei_Y_ŒdWkdWZhe]Wi_]d_ÐYWfWhWWb]kdeikdW res que se producen al azar durante el desarrollo. No existen
vida entera de adicción, mientras otros superan sus impruden- dos personas que presenten las mismas experiencias o trayec-
cias juveniles y siguen adelante llevando una vida productiva? toria de desarrollo.
;iWifh[]kdjWideieddk[lWi"f[heWbÐ`Whi[[d^WbbWp]eiZ[ Por tanto, deberíamos formularnos la siguiente pregunta:
ejhWiZ_iY_fb_dWi"beid[kheY_[dj‡ÐYei^WdYec[dpWZeWWZef- ¿Qué mecanismos determinan que esos estímulos desencade-
tar un nuevo enfoque para intentar resolverlas. Durante el úl- nen una enfermedad mental? La respuesta resulta obvia a cier-
timo decenio, los biólogos que estudian el desarrollo embriona- to nivel: la herencia y el ambiente convergen para dar forma
rio y el cáncer han descrito numerosos mecanismos molecula- a las células del cerebro. Las neuronas procesan todo lo que
res en los que el ambiente determina el comportamiento de los experimentamos (ya sea ver una película, recibir un abrazo, es-
genes sin cambiar la información que contienen. En vez de mu- nifar cocaína o preguntarnos qué hay para cenar) y comparten
jWh][d[i"[ijWiceZ_ÐYWY_ed[i[f_][dƒj_YWibeicWhYWdZ[jWb información unas con otras al liberar y reconocer ciertas sus-
manera que alteran su actividad, en algunos casos, durante toda tancias, los neurotransmisores. Estos estimulan o inhiben dis-
la vida. tintas neuronas, a la vez que activan o desactivan una serie de
Mi laboratorio y otros estamos descubriendo ahora indicios ][d[i$9edeY[hbei][d[igk[i[l[d_dÑk_ZeifehkdZ[j[hc_-
de que los cambios epigenéticos causados por el consumo de nado neurotransmisor nos ayudará a establecer el modo en que
Zhe]Wie[b[ijhƒiYhŒd_Yefk[Z[dceZ_ÐYWhbW\ehcW[dgk[[b una neurona responderá ante una experiencia y, en última ins-
cerebro responde a la experiencia. Esos cambios hacen que un tancia, moldeará la conducta de un individuo.
individuo reaccione con resiliencia o sucumba a la adicción, la Muchos de esos efectos son de duración breve. Por ejemplo,
depresión u otros trastornos psiquiátricos. Aunque todavía es- la exposición a la cocaína activa el centro cerebral de la recom-
tamos empezando a comprender esa interacción entre genes y pensa, lo que produce un estado de euforia transitoria. Este
ambiente, esperamos que los resultados nos permitan mejorar sentimiento se desvanece pronto y el sistema se restablece. La
los tratamientos de estas dolencias devastadoras. Incluso tal vez forma en que las drogas, el estrés u otras experiencias engen-
nos ofrezcan una nueva perspectiva sobre los mecanismos de dran efectos a largo plazo y hacen que un individuo sucumba
herencia de las enfermedades mentales. a la depresión o a la adicción representa todavía un enigma.

EN SÍNTESIS

Nuevos hallazgos indican que las ex- Los estudios con ratones demues- Los cambios epigenéticos pueden Aunque queda mucho camino por
periencias contribuyen a la enferme- ïàD´ y¨ ÈDÈy¨ my ¨Då ®¹mŸŠ`D`Ÿ¹´yå afectar también la conducta materna: recorrer, se espera que los nuevos
dad mental mediante la adición o eli- epigenéticas de larga duración en los las crías reproducen el comportamien- descubrimientos ayuden a mejorar
minación de señales epigenéticas en trastornos como la adicción y la de- to de la madre, aunque los cambios no el tratamiento de las enfermedades
los cromosomas. presión. se transmiten por línea germinal. mentales.

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CkY^eid[kheY_[dj‡ÐYeif_[diWdgk[`kije[d[ij[fkdje_dj[h- C ONCEP TOS BÁSIC OS
viene la epigenética.
Genética frente a epigenética
MARCAS EN LOS GENES
FWhW[dj[dZ[hc[`ehbW_dÑk[dY_WZ[bW[f_][dƒj_YW"h[ikbjW‘j_b Muchos de los nuevos conocimientos sobre las enfermedades
conocer algunos aspectos sobre la regulación de la actividad gé- ­x³îD§xäšD³äøߐžl¸lx§xäîølž¸lx­¸lž‰`D`ž¸³xäxǞx³y-
d_YW$Kd][d"[djƒhc_deii_cfb_ÐYWZei"Yehh[ifedZ[Wkd\hW]- îž`Dälx§¸äx³xäjÔøx丳lžäîDälx§Dä­øîD`ž¸³xäx³yîž-
c[djeZ[7:Dgk[[if[Y_ÐYWbWYedÐ]khWY_ŒdZ[kdWfhej[‡dW$ `DäÍ ­U¸äîžÇ¸älxD§îxßD`ž¸³xäÇøxlx³D…x`îDßx§…ø³`ž¸³D-
Las proteínas ejecutan la mayoría de los procesos celulares y, miento del cerebro y otros tejidos.
por tanto, controlan el comportamiento de la célula. El ADN no
¹mŸŠ`D`Ÿº´ Las mutaciones alteran
se distribuye al azar dentro del núcleo celular, sino que, como a menudo el significado
un hilo alrededor de un huso, se enrolla alrededor de grupos de my¨‘y´ 0à¹ïy ´D`¹mŸŠ`DmD
y´ 2% Los nucleótidos de un gen
proteínas, las histonas, y se empaqueta después para formar los (código en letras) forman una
cromosomas. La combinación de proteína y ADN en los cromo- plantilla para una proteína
somas se conoce como cromatina. ´ĆŸ®D (arriba). Una letra errónea u otra
mutación puede dar lugar a una
Aparte de mantener ordenado el núcleo, el empaquetamien-
%ù`¨yºïŸm¹ proteína anómala (abajo) o a la
to del ADN cumple otras funciones. Una de ellas consiste en y´D`ïŸÿ¹ å ´ïyåŸåyā`yåŸÿD¹myŠ`Ÿy´ïymy
ayudar a regular la conducta de los genes que contiene. Una (rosa) la misma.
YedÐ]khWY_ŒdWfh[jWZWj_[dZ[WcWdj[d[hbei][d[i[d[ijWZe
inactivo, ya que impide el acceso de la maquinaria que los pone 0à¹ïy ´DD´º®D¨D
%
[dcWhY^W$;dkdWd[khedW"feh[`[cfbe"bei][d[igk[YeZ_Ð-
$ùïD`Ÿº´
can las enzimas hepáticas se hallan ocultas en regiones cromo-
sómicas densamente empaquetadas. No obstante, cuando se re-
quiere un gen, la región de ADN en la que este reside se des-
pliega ligeramente, con lo que el gen se vuelve accesible a la
maquinaria celular que transcribe el ADN en una cadena de
ARN. En muchos casos, este ARN servirá de plantilla para pro- Los cambios epigenéticos alteran la actividad
Los marcadores químicos conocidos como señales epigenéticas se
ZkY_hbWfhej[‡dWYeZ_ÐYWZW$BW[ij_ckbWY_ŒdZ[kdWd[khedW sitúan sobre los genes, ya sea en el mismo ADN o en las histonas
_dZkY[Wi‡WbWYƒbkbWWjhWdiYh_X_h][d[igk[YeZ_ÐYWdY_[hjei (las proteínas sobre las que se enrolla el ADN) (abajo). Los cambios
neurotransmisores y, en consecuencia, aumenta la síntesis de en la mezcla de estas señales pueden alterar el comportamiento
esas moléculas mensajeras. de un gen: lo desactivan, de forma que se inhibe la síntesis de
proteína, o bien lo activan, todo ello sin hacer variar la información
Las señales epigenéticas determinan que un segmento de
que contiene.
cromatina se halle distendido (preparado para la activación) o
condensado (apagado de forma temporal o permanente). Se tra-
ta de marcadores químicos que se unen a las histonas o al mis-
mo ADN. Las señales adoptan distintas formas y juntas crean
una especie de código que indica cuán densamente empaque- Ÿåï¹´Då
tada debe estar la cromatina y si los genes subyacentes deben
transcribirse o no.
¹¨Dmy›Ÿåï¹´D
BWiceZ_ÐYWY_ed[i[f_][dƒj_YWiiedh[Wb_pWZWifehZ_l[h-
sas enzimas, algunas de las cuales añaden marcadores y otras
los eliminan. C. David Allis, de la Universidad de Rockefeller, 3y·D¨yåyȟ‘y´zïŸ`Då
las ha denominado «escritoras» y «borradoras» del código ge-
nético. La enzima histona acetiltransferasa, que incorpora un Gen inactivo:D¨‘ù´Dååy·D¨yåyȟ‘y´zïŸ`DåÈà¹ÿ¹`D´ù´D`¹´my´åD`Ÿº´my
grupo acetilo a una histona, es escritora; la histona desaceti- ¨D`๮DDÊ`¹®È¨y¦¹`¹®Èùyåï¹ȹà %`¹´›Ÿåï¹´DåĂ¹ïàDåÈà¹ïy ´DåË
lasa, que elimina esta señal, borradora. Las señales atraen en- Ăjȹà`¹´åŸ‘ùŸy´ïyjŸ®ÈŸmy´¨D`¹mŸŠ`D`Ÿº´my¨¹å‘y´yåÎ ¨‘ù´Dåÿy`y娹å
tonces a otras proteínas que actúan como «lectoras». Las lec- ‘àùȹå®y¹myåy®Èy·D´ïD¨†ù´`Ÿº´Î
y´Ÿ´D`ïŸÿ¹
jehWii[kd[dWZ[j[hc_dWZeicWhYWZeh[i[f_][dƒj_YeioWÑe-
jan o condensan la cromatina que las rodea mediante la
movilización de otras proteínas reguladoras que estimulan o
inhiben la transcripción de los genes subyacentes. Así, las his-
tonas que se hallan muy acetiladas atraen a lectoras que tien- àùȹ
ILUSTRACIONES DE AXS BIOMEDICAL ANIMATION STUDIO

den a abrir la cromatina y a otras proteínas que promueven la ®y¹ ๮DD


activación génica. Por el contrario, las histonas con numero-
sos grupos metilo atraen a lectoras que inhiben o promueven Gen activo:¹ïàDååy·D¨yåj`¹®¹¨¹å‘àùȹåD`y¹jïŸy´my´Dyåù¨Dà
la transcripción, según la localización exacta de las señales ¨DD`ïŸÿŸmDmmy¨‘y´D¨DĂùmDàDmyåȨy‘Dà¨D`๮DDÎ
metilo. 0à¹ïy ´D
àùȹD`y¹
;bWcX_[dj[fk[Z[_dÑk_h[dbWWYj_l_ZWZ]ƒd_YWc[Z_Wdj[
la regulación de la conducta de las escritoras y borradoras epi- y´D`ïŸÿ¹
genéticas, que a su vez determina la marcación y reestructura-
ción de la cromatina. A veces los marcadores persisten poco
tiempo, lo que permite a una neurona responder con rapidez a

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Si´`o`D ´D a
HALLAZGOS
bCo´
` o
` D 
Epigenética ´D

de la adicción
Algunos estudios con ratones han demostrado
Ôøx§DxĀǸäž`ž¹³`ß¹³ž`DD§D`¸`DŸ³DÇ߸þ¸`Dø³ àùȹD`y¹
lxäxÔøž§žUߞ¸x³§Dääx¶D§xäxǞx³yîž`Dälx§¸ä 0à¹ïy ´D
x³xälx§`x³î߸`xßxUßD§lx§Dßx`¸­Çx³äDÍ
Ese cambio vuelve a los animales más sensibles
D§¸äx…x`î¸älx§Dl߸Dā­EäÇ߸Çx³ä¸äD
y´Ÿ´›ŸUŸm¹
convertirse en adictos.
àùȹ®y¹
¿Qué cambia exactamente? y´D`ïŸÿ¹
Incluso una única dosis de cocaína puede alterar el
ÈyàŠ¨yȟ‘y´zïŸ`¹my¨¹å‘y´yåy´y¨´ú`¨y¹D``ù®Uy´åj
una zona del centro de la recompensa. En ausencia
de droga ( a ) predominan las señales metilo, lo que
hace condensar la cromatina y silenciar sus genes.
La cocaína provoca un predominio de los grupos
D`y¹jÕùyDŒ¹¦D´ la cromatina ( b ). Entonces se
D`ïŸÿD´´ù®yà¹å¹å‘y´yåÕùy`¹mŸŠ`D´Èà¹ïy ´Då
implicadas en la respuesta placentera a la droga.
%ú`¨y¹D`ù®Uy´å

Sin cocaína Exposición inicial Actividad crónica


a la cocaína
Alta
Actividad

Baja
A B C D A B C D A B C D
Gen
Una semana después Una semana después
de haber consumido de haber consumido
droga, la actividad droga, algunos genes se
Efectos duraderos génica vuelve mantienen hiperactivos
La exposición inicial a la cocaína eleva de forma transitoria la actividad de muchos genes a la normalidad
(representado esquemáticamente por cambios en B, C y D, arriba a la izquierda), pero pronto
la actividad regresa a la línea base. No obstante, la exposición crónica produce efectos
más complejos: algunos genes se vuelven menos sensibles a la droga (A y B, arriba a la
derecha), pero esta estimula la actividad de otros a un nivel incluso superior al anterior
(C y D, abajo a la derecha). Algunos de los genes se mantienen hiperactivos durante un
A B C D A B C D
período de tiempo anormalmente largo.

la estimulación intensa al producir una onda sostenida de libe- UNA HUELLA ADICTIVA
ración de neurotransmisor. Pero a menudo los marcadores per- Los hallazgos relacionados con la adicción contribuyen a acla-
manecen activos durante meses o años, incluso a lo largo de rar el modo en que las drogas se hacen con el control del cen-
toda la vida del organismo. En la memoria, refuerzan o debili- tro de la recompensa en el cerebro. Numerosos estudios han
tan las conexiones neurales implicadas en el establecimiento de _Z[dj_ÐYWZekdYWcX_eZh|ij_Ye[dbWWYj_lWY_Œd]ƒd_YWYece
los recuerdos. consecuencia del consumo de cocaína, opiáceos u otras sus-
La adición y eliminación de grupos metilo y acetilo (y otras tancias adictivas. Se observó que algunas de esas alteraciones
señales) ayudan, pues, al cerebro a responder y adaptarse a re- se mantenían incluso después de meses de abstinencia, si bien
tos ambientales y a la experiencia. Sin embargo, mi laborato- ha resultado difícil explicar los mecanismos responsables de
rio y otros estamos comprobando, en estudios con animales, esa persistencia. Dados los efectos a largo plazo que pueden
gk[[ijeifheY[iei[f_][dƒj_YeiX[d[ÐY_eiei\WbbWd[dbeijhWi- acarrear los cambios epigenéticos, hace unos diez años nos
tornos de adicción o depresión. En tales situaciones, una con- propusimos examinar si la cocaína podía alterar la actividad
Ð]khWY_ŒdWbj[hWZWZ[bWii[‹Wb[iWYj_lWWdi_WiYecfkbi_lWi"_d- Z[bei][d[iZ[bY[djheY[h[XhWbZ[bWh[Yecf[diWWbceZ_Ð-
duce sentimientos de indefensión o predispone al animal a una car sus marcadores epigenéticos. Igual que en los humanos,
conducta inadaptada. El examen del tejido cerebral humano la cocaína causa una fuerte adicción en los animales, por lo
en la autopsia sugiere que el mismo fenómeno podría darse en que su efecto a largo plazo puede estudiarse con facilidad en
las personas. el laboratorio.

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Una sola dosis de cocaína provoca cambios notables y ex- MARCAS PARA LA DEPRESIÓN
tensos en la expresión génica, según se observa en la concen- Las adaptaciones neurales que afectan al comportamiento a
jhWY_ŒdZ[7HDfWh|c[jhegk[h[Ñ[`WbWWYj_lWY_Œd]ƒd_YW$ largo plazo dan lugar a una de las enfermedades psiquiátricas
Una hora después de que el ratón reciba una primera inyección más crónicas e incapacitantes: la depresión. Al igual que la
de cocaína, se activan unos 100 genes nuevos. Y al exponer a adicción, algunos aspectos de este trastorno pueden estudiar-
los animales a la droga de forma crónica se observa un efecto se con mayor facilidad en animales. En mi laboratorio hemos
aún más interesante. Muchos de los genes que se habían acti- trabajado con ratones sometidos a indefensión social crónica.
vado ante la exposición aguda a la cocaína, se silencian si la Se hace convivir machos dóciles con machos agresivos agrupa-
droga se administra todos los días. Esto es, se vuelven «insen- dos de dos en dos. Tras diez días de sufrir acosos, los ratones
sibles» a la droga. dóciles muestran muchos de los signos de la depresión huma-
No obstante, un número aún mayor de genes presentan el na: ya no disfrutan de las actividades placenteras (sexo, comer
efecto contrario: a pesar de activarse de forma transitoria en dulces) y se vuelven más ansiosos y retraídos, y menos atrevi-
respuesta a la dosis inicial de cocaína, una exposición prolon- dos. Algunos incluso pueden llegar a comer en exceso hasta
gada a la misma aumenta todavía más sus niveles de actividad, convertirse en obesos. Varios de estos cambios duran meses y
en algunos casos semanas después de que el animal haya reci- pueden corregirse por medio de la administración crónica de
bido la última inyección. Es más, estos genes permanecen su- los mismos antidepresivos que se usan para tratar la depresión
mamente sensibles a la cocaína incluso tiempo después de que humana.
el animal haya dejado de recibir la droga. Así, el consumo cró- Al estudiar el ADN de los ratones, observamos alteraciones
nico de cocaína prepara a estos genes para su futura activación, en las señales epigenéticas de unos 2000 genes del centro de la
que aprenden a «recordar» el efecto de recompensa de la dro- recompensa del cerebro. En 1200 de estos genes, hallamos un
ga. Esta huella también hace al animal más vulnerable a la re- aumento de un determinado marcador epigenético, una forma
caída, lo que allana el camino hacia la adicción. Al parecer, el de metilación de histonas que inhibe la actividad génica. Pare-
Wkc[djeZ[bWi[di_X_b_ZWZj_[d[ikeh_][d[dceZ_ÐYWY_ed[i ce que la depresión silenciaría genes importantes para el fun-
epigenéticas de los genes. cionamiento de la parte del cerebro que permite al animal sen-
C[Z_Wdj[jƒYd_YWigk[f[hc_j[dYbWi_ÐYWhbWii[‹Wb[i[f_][- tirse bien, donde se crearía una especie de «cicatriz molecular».
néticas en todo el genoma del ratón, hemos demostrado que la Descubrimos que muchas de esas anomalías inducidas por es-
WZc_d_ijhWY_Œdfhebed]WZWZ[YeYW‡dWceZ_ÐYWbWYedÐ]khWY_Œd trés podían repararse tratando al animal durante un mes con
del grupo de marcadores acetilo y metilo de cientos de genes del imipramina, un antidepresivo de uso común. En muestras de
centro cerebral de la recompensa. En conjunto, esos cambios cerebros obtenidas de personas que sufrían depresión en el mo-
j_[dZ[dWWÑe`WhbW[ijhkYjkhWZ[bWYhecWj_dW"Yedbegk[bei][- c[djeZ[\Wbb[Y[hi[^Wd_Z[dj_ÐYWZeWbj[hWY_ed[i[f_][dƒj_YWi
nes se activan más fácilmente en una exposición posterior a la parecidas.
droga. De nuevo, los cambios duran solo unas pocas horas des- Aunque la depresión es un trastorno frecuente en la pobla-
pués de que el animal haya consumido la droga. No obstante, al- ción humana, no todas las personas presentan la misma vul-
gunos persisten más tiempo. Hemos registrado que lo hacen al nerabilidad. Lo mismo sucede en los ratones. Un tercio aproxi-
menos durante un mes, e incluso periodos más largos. mado de los machos sometidos a la prueba de indefensión
También estamos empezando a descubrir los mecanismos social no enfermaron: a pesar de sufrir el mismo estrés ince-
que dan lugar a los cambios duraderos. Observamos que la ad- sante, no exhibieron ninguno de los signos de retraimiento y
ministración crónica de cocaína reduce la actividad de ciertas WfWj‡Wgk[fh[i[djWhedikiYe[j|d[ei$;ijWh[i_b_[dY_Wi[h[Ñ[-
enzimas borradoras que eliminan grupos acetilo, así como de ja en los genes. Muchos de los cambios epigenéticos inducidos
determinadas escritoras que añaden grupos metilo inhibido- por el estrés que vemos en ratones vulnerables no ocurren en
res. La cromatina más acetilada (o menos metilada) adquiere ratones resilientes. Estos últimos muestran en cambio varia-
kdWYedÐ]khWY_Œdc|iWX_[hjW"h[bW`WZW"Yedbegk[iki][d[i ciones epigenéticas, no observadas en los ratones que se depri-
se vuelven más accesibles para la activación. La exposición men, en una nueva serie de genes del centro de la recompen-
prolongada a la cocaína altera también la actividad de otras iW$Bei^WbbWp]eiik]_[h[dgk[[bZ_ij_djefWjhŒdZ[ceZ_ÐYW-
escritoras y borradoras en el centro cerebral de la recompen- Y_ŒdYedÐ[h[fhej[YY_Œdogk[bWh[i_b_[dY_WdeiebeYehh[ifedZ[
sa, que dejan a su paso un abanico de marcadores epigenéti- a la ausencia de vulnerabilidad; implica un programa epigené-
cos que favorecen la activación génica. En apoyo a esta obser- tico activo al que se puede recurrir para combatir los efectos
lWY_Œd"^[ceiZ[ceijhWZegk[YkWdZe_dj[h\[h_ceiWhj_ÐY_Wb- del estrés crónico.
mente en las actividades de estas escritoras y borradoras para JWcX_ƒdZ[iYkXh_ceigk[bei][d[ifhej[Yjeh[iceZ_ÐYWZei
imitar los efectos del consumo crónico de drogas, sin adminis- epigenéticamente en los ratones resilientes coincidían en gran
trar en verdad la droga, los animales se vuelven más sensibles medida con los genes de ratones deprimidos cuya actividad vol-
a los efectos placenteros de la cocaína, uno de los sellos dis- vía a la normalidad después de tratar a los animales con imi-
tintivos de la adicción. pramina. Se sabe que un subgrupo de esos genes estimulan la
Las alteraciones en la actividad de las escritoras y borrado- actividad del centro de la recompensa y, por consiguiente, pre-
ras después del consumo prolongado de cocaína también son vienen la depresión. Ello hace pensar en la posibilidad de que,
duraderas, lo que explicaría los cambios a largo plazo en la ac- en las personas, los antidepresivos funcionen en parte median-
tividad de los genes marcados, así como la respuesta del animal te la activación de algunos de los mismos programas epigené-
a las experiencias futuras. Debido a que el centro cerebral de la ticos protectores que intervienen en individuos menos vulnera-
recompensa reacciona a tan amplio abanico de estímulos (in- bles a la depresión. En caso de ser así, además de buscar fárma-
cluidos la comida y el sexo), la manipulación de la actividad de cos que supriman los efectos negativos del estrés crónico,
bWid[khedWi[d[ij[Y[djhef[hc_j_h‡WceZ_ÐYWh[bYecfehjW- Z[X[h‡WceijWcX_ƒd_Z[dj_ÐYWhc[Z_YWc[djeigk[[ij_ckb[d
miento del animal. los mecanismos cerebrales naturales de resiliencia.

Febrero 2012, InvestigacionyCiencia.es 55


N U E VA F O R M A D E H E R E N C I A

Mi madre y yo
§ø³¸äxäîølž¸äßxD§žąDl¸ä`¸³ßDîDäšD³ßxþx§Dl¸Ôøx§DxǞx- ben los cuidados de una madre relajada y atenta, muchos de los
³yîž`DÇøxlxž³‹øžßx³§D`¸³lø`îD­Dîxß³DÍž`š¸x…x`î¸jÔøx ßøǸä­x¸lxäDÇDßx`xßE³j§¸Ôøxlx¥DßED§¸äD³ž­D§xä­Eä
D`îùD丧¸x³x§`xßxU߸lx§D`ߟDj䞳D§îxßDߧDä`y§ø§Däxß­ž³D- `D§­Dl¸äÍ øD³l¸xäîDä`ߟDä­Dløßx³jäx`¸³þxßîžßE³Däøþxą
§xäjÇøxlxîßD³ä­žîžßäxlxø³Dx³xßD`ž¹³D§D䞐øžx³îxÍ øD³l¸ x³­DlßxäîßD³Ôøž§DäāDîx³îDäÍ%¸¸UäîD³îxj䞧Dä`ߟDä`ßx`x³
³D`x³§Dä`ߟDäj§¸äx³x䞭ǧž`Dl¸äx³§Dßxø§D`ž¹³lx§Dßxä- `¸³ø³D­DlßxÇDäžþDāîx­x߸äDjäøäx³xääx§§x³DßE³lxäx¶D-
ÇøxäîDlx§D³ž­D§D§xäîßyäǸäxx³äx¶D§xä­x¸`¸³x…x`³šž- §xä­x¸ç`øD³l¸­Dløßx³jäx`¸³þxßîžßE³îD­Užy³x³`øžlDl¸-
Užl¸ßj§Dä`øD§xäDø­x³îD³§Däx³äžUž§žlDlD§xäîßyäÍ3ž§Dä`ߟDäßx`ž- ras nerviosas y negligentes.

"D`à D`ày`yĂåy "D`à D®DmùàDĂåy
`¹´ÿŸyàïyy´ù´D®Dmày `¹´ÿŸyàïyy´ù´È๑y´Ÿï¹à
Dïy´ïDĂày¨D¦DmD D´åŸ¹å¹Ăȹ`¹Dïy´ï¹

"D`à D´D`y`¹´åy·D¨yå
®y¹y´myïyட´Dm¹å
¨`y¨¹®Dïyà´¹ "D´y‘¨Ÿ‘y´`ŸD®Dïyà´D
‘y´yå
y¨Ÿ®Ÿ´D¨Dååy·D¨yå Èà¹ÿ¹`D¨DDmŸ`Ÿº´my
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LEGADO MATERNO ceptor de glucocorticoides. Frances Champagne y su equipo,


Los efectos que he expuesto hasta aquí solo persisten durante de la Universidad de Columbia, han descubierto diferencias
un mes, el período más largo de tiempo que hemos estudiado. [f_][dƒj_YWii_c_bWh[i[d[b][dgk[YeZ_ÐYW[bh[Y[fjeh[ijhe-
F[hebWiceZ_ÐYWY_ed[i[f_][dƒj_YWifk[Z[d\ec[djWhYWcX_ei génico en ratas criadas por madres activas y pasivas. Puede,
conductuales que duran toda la vida, tal como han demostrado entonces, que la señalización epigenética de otros genes inter-
Michael Meaney y su equipo de la Universidad McGill. Meaney venga en la programación de respuestas en algo tan complejo
^W_dl[ij_]WZebei[\[YjeiZ[bYk_ZWZecWj[hde[dbWiceZ_ÐYW- como la conducta maternal y, por consiguiente, determinen su
ciones epigenéticas y en la conducta ulterior de las crías. herencia.
Los investigadores observaron que mientras que algunas En esa situación, parece que los cambios epigenéticos produ-
hembras de rata prodigan los cuidados entre sus crías, a las que cidos en un gen de una generación pueden transmitirse a la si-
lamen y acicalan, otras son menos diligentes. Cuando se las mo- ]k_[dj["Wf[iWhZ[gk[bWiceZ_ÐYWY_ed[idei[fWiWdWjhWlƒi
lesta, las crías de las madres activas se muestran menos ansio- Z[bWb‡d[W][hc_dWb$BWYedZkYjWZ[kdWcWZh[Z[Ðd[bWh[]k-
sas y producen menos hormonas del estrés que las ratas cria- lación epigenética de los genes en el cerebro de una cría, la cual
das por madres pasivas. Lo que es más, las hembras criadas por adopta entonces el mismo comportamiento. Este, a su vez, de-
madres cuidadoras se convierten a su vez en madres atentas. termina las señales epigenéticas y la conducta de sus propias
El grupo de Meaney demostró a continuación que los efec- crías, y así sucesivamente.
tos de la conducta maternal están mediados, al menos en par-
te, por mecanismos epigenéticos. Las ratas criadas por madres CURACIÓN EPIGENÉTICA
pasivas exhiben una mayor metilación del ADN en las secuen- Un avance clave en los próximos decenios consistirá en sacar
Y_Wih[]kbWZehWiZ[kd][dgk[YeZ_ÐYW[bh[Y[fjehZ[bei]bk- fhel[Y^eZ[begk[[ijWceiWfh[dZ_[dZeWY[hYWZ[bWiceZ_Ð-
cocorticoides, una proteína presente en la mayoría de las cé- caciones epigenéticas y la conducta para mejorar el tratamiento
lulas que interviene en la respuesta del animal a una hormo- de diversos trastornos mentales. Nuestro laboratorio y otros he-
na del estrés, el cortisol. La metilación excesiva, detectada en mos comprobado que los fármacos que mantienen las histonas
el hipocampo (región del cerebro implicada en el aprendizaje cubiertas de grupos acetilo (mediante la inhibición de las enzi-
y la memoria) induce a las neuronas a sintetizar menos recep- mas que borran estas señales) tienen potentes efectos antide-
tores. Debido a que la activación del receptor de glucocorti- presivos. Además, a pesar de que la actitud materna pasiva se
coides en el hipocampo indica al organismo que ralentice la asocia a cambios en la metilación del ADN, Meaney ha revela-
producción de cortisol, la reducción epigenética del número do que los mismos fármacos fomentan la conducta protectora,
de receptores de cortisol exacerba la respuesta al estrés en los porque la acetilación aumentada puede contrarrestar los efec-
animales. Estos se vuelven más ansiosos y miedosos, caracte- tos de la excesiva metilación.
rísticas que mantendrán a lo largo de toda su vida. Pero po- Aunque esos resultados son prometedores, seguramente los
dría haber otros efectos, además del que se ejerce sobre el re- inhibidores hoy disponibles en el mercado no sirvan para tra-

56 INVESTIGACIÓN Y CIENCIA, febrero 2012


tar la enfermedad mental. Las enzimas borradoras de acetilo lWcei[b[nf[h_c[djekdfWiec|iWbb|$I_bWiceZ_ÐYWY_ed[i
(histona desacetilasa) regulan la señalización epigenética en epigenéticas que hacen a los ratones sensibles a la depresión
células de todo el cerebro y el cuerpo, de forma que los fárma- se heredaran, esos cambios deberían alcanzar también a los
cos que las inutilizan sin distinción tienen efectos secundarios gametos de los animales. Empleamos espermatozoides de ra-
graves y pueden resultar tóxicos. Una solución consistiría en jed[icWY^eWYeiWZeifWhW\[YkdZWhWhj_ÐY_Wbc[dj[ŒlkbeiZ[
desarrollar medicamentos que inhibieran de modo selectivo las hembras normales. Descubrimos que la descendencia de esa
formas de histona desacetilasa que abundan en las áreas del unión era casi completamente normal: mostraba solo leves in-
cerebro más afectadas por determinados trastornos, como el dicios del comportamiento retraído y la ansiedad manifesta-
centro de la recompensa. Describir otras proteínas que inter- dos por sus progenitores masculinos.
l_[d[d[dbWiceZ_ÐYWY_ed[i[f_][dƒj_YWiZ[bY[h[XhejWcX_ƒd Ese experimento no es concluyente, ya que los espermato-
representaría un avance. Aunque sin duda la estrategia más zoides podrían despojarse de los marcadores epigenéticos du-
\hkYj‡\[hWi[h‡WZ[j[hc_dWhbei][d[iik`[jeiWkdWceZ_ÐYW- rante el proceso de fecundación in vitro. No obstante, los resul-
ción epigenética en la depresión o en la adicción: los genes de tados sugieren que las hembras que se habían apareado de for-
receptores de determinados neurotransmisores o proteínas de ma natural con machos intimidados trataron a sus crías de modo
señalización implicados en la activación neural. Entonces po- distinto que las hembras apareadas con machos normales o que
dríamos centrar nuestros esfuerzos en diseñar fármacos que nunca conocieron a los padres de sus crías. En consecuencia, la
ceZ_ÐYWhWdbWWYj_l_ZWZZ[[iei][d[iebWfhej[‡dWYeZ_ÐYW- depresión de la progenie podría tener su origen en una expe-
da por ellos). riencia conductual temprana y no deberse a una herencia epi-
genética directa transmitida a través de los espermatozoides u
HERENCIA EPIGENÉTICA óvulos.
Una pregunta intrigante sigue sin respuesta: ¿Hasta qué punto ;bbedei_]d_ÐYWgk[bWjhWdic_i_ŒdZ[kdW][d[hWY_ŒdWejhW
se transmiten a la descendencia los cambios epigenéticos que resulte imposible, aunque en la actualidad no disponemos de
acompañan a los trastornos mentales? En los experimentos de ningún dato que lo demuestre. Para abordar esta cuestión, de-
Meaney, las ratas «heredan» de sus madres ciertos patrones de beremos desarrollar herramientas experimentales que nos per-
YedZkYjW"Wi‡Yecebeif[hÐb[i[f_][dƒj_YeiWieY_WZeiW[bbei$ c_jWd_Z[dj_ÐYWhbWiceZ_ÐYWY_ed[i[f_][dƒj_YWiZ[_dj[hƒi[d
F[he[ieiYWcX_ei"_dÑk_ZeifehbWYedZkYjW"i[fheZkY[d[d[b bWiYƒbkbWi][hc_dWb[i$7Yedj_dkWY_Œd"Z[X[h[ceiYedÐhcWhi_
cerebro. No afectan a las células germinales que formarán un [ieiYWcX_eiiedd[Y[iWh_eioikÐY_[dj[ifWhW_dZkY_hbWjhWdi-
nuevo embrión. De ahí que se plantee una pregunta aún más misión de los rasgos observados.
excitante: ¿pueden las experiencias causar cambios epigenéti- El biólogo del siglo ĎČÿÿÿ Jean-Baptiste Lamarck fue conocido
cos en los espermatozoides y óvulos, que a continuación pasa- por su teoría de la herencia de rasgos adquiridos. De acuerdo
rían a la progenie de un individuo? con esa idea, las características que los organismos adquieren a
No es inverosímil pensar que el estrés crónico o una droga lo largo de su vida, por ejemplo una musculatura desarrollada,
pueda alterar la actividad de algunos genes de las células repro- pueden transferirse a la descendencia. Por supuesto, ahora sa-
ductoras; después de todo, las hormonas del estrés y las drogas bemos que los genes de un individuo desempeñan un papel
no solo se restringen al cerebro, sino que inundan el cuerpo en- Zec_dWdj[[dbWZ[j[hc_dWY_ŒdZ[bWÐi_ebe]‡WobW\kdY_Œd$7b
tero, incluidos los testículos y los ovarios. Sin embargo, resulta mismo tiempo, cada vez se reconoce más que la exposición al
difícil entender cómo un cambio en los gametos podría persis- ambiente y a diferentes experiencias a lo largo del desarrollo y
j_hZkhWdj[][d[hWY_ed[i$BWiceZ_ÐYWY_ed[i[f_][dƒj_YWiWZgk_- [dbW[ZWZWZkbjWfk[Z[dceZ_ÐYWhbWWYj_l_ZWZZ[dk[ijhei
ridas se borran durante las divisiones celulares que dan lugar a ][d[io"Z[W^‡"bW\ehcW[dgk[beihWi]eii[cWd_Ð[ijWd$7^ehW
espermatozoides y óvulos. Además ¿cómo podrían esas altera- sabemos que los mecanismos epigenéticos forman parte de la
Y_ed[i"[dYWieZ[fh[i[djWhi[[dkd[cXh_Œd"WYWXWh_dÑko[d- interacción entre la herencia y el ambiente. Todavía queda un
do sobre la actividad génica en determinadas partes del cerebro largo camino por recorrer antes de entender cómo y en qué me-
o en los órganos endocrinos de un adulto? Z_ZW_dÑko[bW[f_][dƒj_YWieXh[dk[ijhWYedZkYjWolkbd[hWX_-
A pesar de todo, algunos trabajos indican que ciertos cam- lidad a las enfermedades mentales, y si dicha vulnerabilidad
bios epigenéticos podrían heredarse. Varios grupos han obser- puede transmitirse a futuras generaciones. No hay duda de que
vado que los roedores con estrés crónico dan a luz a crías muy Lamarck y sus críticos hubiesen estado encantados de participar
vulnerables al estrés. El equipo de Isabel Mansuy, de la Univer- en este debate.
sidad de Zúrich, separó a crías de ratón de su madre durante
las primeras dos semanas de vida y descubrió que, en la edad PA R A S A B E R M Á S
adulta, los hijos machos mostraban signos de depresión. Cuan-
ȟ‘y´yïŸ`ày‘ù¨D´Ÿ´ÈåĂ`›ŸDïàŸ`mŸå¹àmyàåÎ N. Tsankova, W. Renthal, A. Kumar y Eric
do a continuación estos machos se apareaban con hembras nor- J. Nestler en Nature Reviews Neuroscience, vol. 8, págs. 355–367, mayo de 2007.
males, su descendencia exhibía también conductas de depre- ȟ‘y´yïŸ`È๑àD®®Ÿ´‘¹†țy´¹ïĂȟ`ÿDàŸD´åŸ´àyÈà¹mù`ïŸÿyåïàDïy‘Ÿy埴ï›yàDï
sión en la edad adulta, a pesar de no haberla sometido a estrés ï›à¹ù‘›®Dïyà´D¨`DàyÎ N. M. Cameron et al. en Journal of Neuroendocrinology, vol. 20, n.o 6,
durante los primeros años de vida. La transmisión de la vulne- págs. 795–801, junio de 2008.
=›Ă% Ÿå´ÝïĂ¹ùàmyåĂÎ John Cloud en Time, vol. 175, n.o 2, 18 de enero de 2010.
rabilidad al estrés guardaba relación con una metilación alte-
ĀĀĀÎyÎ`¹®ëyë®D‘DƟ´yëDàïŸ`¨yëĈjµÀéÀjÀµ‹÷ñÀñjĈĈΛﮨ
rada del ADN en determinados genes de los espermatozoides y ȟ‘y´yïŸ`ày‘ù¨D´¹†‘y´y埴¨yDട´‘D´m®y®¹àĂÎ T. L. Roth, E. D. Roth y J. D. Sweatt
de las neuronas. en Essays in Biochemistry, vol. 48, n.o 1, págs. 263–274, septiembre de 2010.
Nuestro grupo realizó un estudio semejante. Mediante el ȟ‘y´yïŸ`ïàD´å®Ÿå培´¹†ï›yŸ®ÈD`﹆yDà¨ĂåïàyååD`à¹åå‘y´yàD´åÎ T. B. Franklin
modelo de indefensión social con el que trabajamos, someti- et al. en Biological Psychiatry, vol. 68, n.o 5, págs. 408–415, septiembre de 2010.
5›yyȟ‘y´yïŸ`¨D´må`DÈy¹†DmmŸ`´Î I. Maze y Eric J. Nestler en Annals of the New York
mos a ratones macho a estrés crónico. Tras aguardar un mes Academy of Sciences, vol. 1216, págs. 99–113, enero de 2011.
para que los machos se reprodujeran, descubrimos que sus Información sobre epigenética en el sitio web de la Universidad de Utah: ¨yDà´Î‘y´yïŸ`åÎùïD›Î
crías eran mucho más propensas a la depresión. Entonces lle- ymùë`¹´ïy´ïëyȟ‘y´yïŸ`å

Febrero 2012, InvestigacionyCiencia.es 57

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