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DE LA SUCESIÓN LEGÍTIMA O INTESTADA

dio hermanos, aquéllos tomarán doble porción que éstos en la


herencia”. Es lo mismo que prescribe el art. 829, del Código Civil
peruano de 1984: “En los casos de concurrencia de hermanos de
padre y madre con medio hermanos, aquéllos recibirán doble
porción que éstos”. El art. 1841 del Código del Brasil tiene regla
semejante: “Concurriendo a la herencia del fallecido hermanos
bilaterales con hermanos unilaterales, cada uno de éstos heredará la
mitad de lo que cada uno de aquellos herede” y también el art. 3586
del Código argentino tiene igual solución; pero esa es la regla
resultante de la reforma de la Ley Nº 17.711, pues antes, el art. 3586
determinaba que “El hermano de padre y madre excluye en la
sucesión del hermano difunto, al medio hermano o que sólo lo es,
padre o madre”. Vélez Sarsfield, en nota a esa regla, recuerda que
las legislaciones de su tiempo tenían diversas soluciones; pero que la
que hace la distinción era la que venía de las leyes españolas
aplicables en América (L. 11, Tít. 13, Part. 6ª) y que aunque García
Goyena criticaba la regla porque “hay el mismo amor entre
hermanos enteros y los medios hermanos”, él considera que “no
vemos razón alguna de consideración para apartarnos de la
legislación que hasta ahora nos ha regido”. En el Código francés,
aunque no había regla sobre esta cuestión, de hecho, desde que la
herencia se dividía en ramas paternas y maternas (fente) la distinción
se hacía, puesto que los hermanos colaterales participaban en ambas
mitades, mientras los de sim-ple conjunción sólo en la que les
correspondía (arts. 733 y 752) (sobre ello, G. Cornu, “La fraternité.
Des frères et soeurs par le sang dans la loi civile”, en Écrits en
l’honneur de J. Savatier, Paris, 1992, págs. 129 y ss.). Luego de la
reforma de 2001 la división por ramas o líneas se hace sólo para los
demás colaterales y no para los hermanos (art. 749).

Sección IV
ORDEN DE LOS DEMÁS COLATERALES

714. Quiénes forman el orden. A falta de hermanos, sea personal-


mente, sea representados por sus descendientes, la ley llama a
suceder a “los otros colaterales de grado más próximo, sean de
simple o de doble conjunción, hasta el sexto grado inclusive (art.
992 inc. 1º).

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DERECHO SUCESORIO

715. Reglas que los gobiernan. En este orden sucesoral habrá que
considerar las siguientes reglas:
a) El colateral o los colaterales de grado más próximo excluirán
siempre a los otros. Lo dice así el art. 992 inc. final, precisión que
era innecesaria, puesto que ya el mismo artículo había señalado que
los que suceden son “los colaterales de grado más próximo”, lo que
revela el poco cuidado con que se redactaron algunas dis-posiciones
luego de la reforma de la Ley Nº 19.585. Aquí la regla de la
prioridad del grado se aplica sin limitaciones (vid. N os 667.2 y
667.5). Habrá que tener presente que ciertos colaterales no se
considerarán en el presente orden: los hermanos que forman el
orden precedente y los descendientes de los hermanos del de cujus.
Estos heredan representando a esos hermanos y, en tal situación
jurídica, ocupan el lugar de los hermanos del causante y por lo
mismo, figuran en el orden de esos representados. Es el caso de los
sobrinos. Todo ello de acuerdo a las reglas de la representación (vid.
Nº 693).
Por aplicación de la regla de que se está tratando, si el causante
tiene un primo hermano (cuarto grado en la línea colateral) y el hijo
de otro primo hermano premuerto (quinto grado en la línea
colateral), aquel lleva toda la herencia por ser el colateral más
próximo del causante.
b) Los derechos de sucesión de los colaterales no se extienden
más allá del sexto grado.
c) Heredan los colaterales, sean de simple conjunción, esto es,
los que sólo son parientes del difunto por parte de padre o parte de
madre, o de doble conjunción; pero aquellos llevan la mitad de la
porción de los doble conjunción, habiéndose así alterado la regla de
la igualdad que respecto de los demás colaterales contenía
el texto primitivo del art. 992 inc. 2º. No se entiende la razón de la
reforma ya que, si en último término la diferencia de porción podría
defenderse con algunas razones para los hermanos, ellas no
subsisten para los colaterales. Pero la regla tiene escasa aplicación
en la práctica, ya que es raro que los demás colaterales sean de
doble conjunción y la hipótesis de concurrencia con colaterales de
simple conjunción es de difícil ocurrencia.
d) Los colaterales heredan por cabezas, desde que entre ellos no
hay representación. Son llamados teniendo en consideración la
proximidad del grado. Por eso algunos califican este orden de los
“colaterales ordinarios”, para diferenciarlos de los “colaterales
privilegiados”, que son los hermanos del causante.

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DE LA SUCESIÓN LEGÍTIMA O INTESTADA

715.1. Historia. Derecho Comparado. En la legislación española


an-terior al Código Civil, los derechos de los colaterales se
extendían hasta el décimo grado. “La limitación es en favor del
cónyuge sobreviviente y del fisco”, dice la nota del codificador al
art. 16, del tít. II, del Libro “De la sucesión por causa de muerte”, en
el Proyecto de 1841-1845. Por lo demás, la posibilidad de suceder a
un consanguíneo difunto es muy remota. Dando respuesta Bello a un
remitido sobre la regla del art. 16, del Proyecto de los años 1841-
1845, en cuanto disponía, al igual que el vigente art. 992, regla
segunda, que los “derechos de sucesión de los colaterales no se
extienden más allá del sexto grado”, dijo: “Adquisiciones
semejantes son dádivas inesperadas de la fortuna, ganancias que no
pueden entrar en los cálculos de ninguna persona de sano juicio. El
autor del remitido puede estar seguro de que, en el límite de la
sucesión intestada de los colaterales, la transición del décimo grado
al sexto no costará un solo suspiro de esperanza frustrada”
(Opúsculos Jurídicos, pág. 399).
Varios Códigos modernos han limitado las esperanzas de los
colaterales de suceder. El de España, a partir del Decreto Ley de 13
de enero de 1928, dio al art. 954, del Código Civil, la siguien-te
redacción: “No habiendo cónyuge supérstite, ni hermanos ni hijos
de hermanos, sucederán en la herencia del difunto los demás
parientes del mismo en la línea colateral hasta el cuarto grado, más
allá del cual no se extiende el derecho de heredar abintestato”. Esta
limitación dejó atrás lo que venía en las antiguas leyes españolas.
Recuerda Manresa que “La Ley 7ª, tít. I, y las 11 y 12, tít. II,
libro IV, del Fuero Juzgo”, establecían como límite del parentesco
en la sucesión intestada el séptimo grado. “La Ley 6ª, tít. XIII,
Partida 6ª, llamaba a los parientes hasta el décimo grado, límite
aceptado también en la ley de 16 de mayo de 1835, y en el art. 772,
del Pro-yecto de Código de 1851. Es ésta, como hemos dicho, otra
de las reformas más importantes llevadas a efecto en la sucesión
intes-tada, que el Código, desde un principio, ya limitó al sexto
grado. El difunto, antes de instituir heredero a un pariente del
décimo, del noveno, del octavo o del séptimo grado, hubiera dejado
su herencia a un amigo íntimo, o a un fiel servidor, a los pobres o a
un establecimiento de instrucción o de beneficencia. Sin duda, habrá
casos de excepción; pero la ley debe fundarse en la regla, no en sus
excepciones, y, además, precisamente para esos casos de excepción
está el testamento” (ob. cit., tomo 7º, pág. 171).

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DERECHO SUCESORIO

El art. 755, del Código Civil de Bélgica, según la ley de 11 de


octubre de 1919, admite la sucesión de los parientes en la línea
colateral hasta el cuarto grado, sin perjuicio del derecho de repre-
sentación. El de Costa Rica lo concede a “los hermanos legítimos de
los padres legítimos del causante y a los hermanos uterinos no
legítimos de la madre o del padre legítimo” (art. 572, Nº 5).
Por el art. 828, del Código Civil del Perú, los parientes colate-
rales heredan hasta el cuarto grado. Por el art. 3585, del Código
Civil de Argentina, después de la Ley Nº 17.711, vigente a partir del
1º de julio de 1968, “no habiendo descendientes ni ascen-dientes, ni
viudo o viuda, ni hijos extramatrimoniales, heredarán al difunto sus
parientes colaterales más próximos hasta el cuarto grado inclusive,
salvo el derecho de representación para concu-rrir los sobrinos con
sus tíos. Los iguales en grado heredarán por partes iguales”. El art.
1839 del Código del Brasil también limita la sucesión intestada de
los colaterales al cuarto grado. Los arts. 2592 y 2593 del Código del
Paraguay sólo llaman a suceder a los hermanos y en representación
de éstos sus descendientes hasta el cuarto grado inclusive. El art.
745 del Código francés limita la sucesión de los colaterales al sexto
grado.
En otra oportunidad hemos dicho que “hoy en día la familia
debería ser la única favorecida por el Derecho Sucesorio. Pero la
familia no llega hasta el sexto grado, por lo menos en cuanto al
criterio sucesorio se refiere. Parientes en sexto grado de la línea
colateral, y aun más cercanos, se ignoran totalmente. Ellos no han
contribuido a la formación del contenido del patrimonio del de
cujus. No resulta equitativo que estos parientes reciban bienes por
herencia, cuando “se opone a ello un interés supe-rior de la
colectividad. El legislador no debe preocuparse de la suerte de
parientes tan lejanos al finado si éste, en vida, no lo hizo otorgando
en favor de ellos un testamento” (Domínguez B. y Domínguez Á.:
“Reformas al Código Civil argentino”, pág. 66, Revista de Derecho,
Universidad de Concepción, Nº 145, julio-sep-tiembre 1968). Tiene
razón Menger al sostener que: “los Códigos que admiten la sucesión
legítima hasta los más remotos grados de parentesco (v. gr., hasta la
sexta línea), o... sin señalar límite se fundan en consideraciones
propias de otros tiempos, en que las familias, de la ciudad o del
campo, vivían estrechamente unidas durante siglos”. Añade:
“Suponiendo que la sucesión se limitase a la segunda o a la tercera
línea, la herencia abandonada aumentaría de un modo notable” (ob.
cit., págs. 265 y 266). Tal vez porque

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el propósito del legislador de la Ley Nº 19.585 no fue alterar el


sistema sucesorio sino en cuanto era necesario como efecto de la
igualdad de filiaciones, no se aprovechó la reforma para limitar el
alcance de la sucesión familiar. Ya nadie conoce a sus posibles
colaterales del sexto grado, y si los conoce, no existen con ellos
relaciones de afecto que justifiquen que se les llame a heredar.
716-728.Suprimidos.

Sección V
ORDEN DEL FISCO

729. Principio. Es el último orden en la sucesión intestada. Dispone


el art. 995: “A falta de todos los herederos abintestato designados en
los artículos precedentes, sucederá el Fisco”. Ya el art. 983 ha-bía
señalado al Fisco entre los herederos llamados a la sucesión
intestada. Y por el art. 1250: “Las herencias del Fisco y de todas las
corporaciones y establecimientos públicos se aceptarán preci-
samente con beneficio de inventario” (inc. 1º) (vid. Nº 37). Son
éstas las disposiciones que en el Código tratan de los derechos del
Fisco, por lo que se refiere a las herencias que carecen de otro
heredero abintestato.

729.1. Historia. El Derecho Romano había reconocido al pueblo y


más tarde al Fisco del emperador la facultad de recoger las he-
rencias sin heredero, aunque también reconociendo derechos a las
corporaciones a las que el difunto pudo pertenecer (vid. Bon-fante,
ob. cit., Nº 233, pág. 681). Fue la Lex Julia la que introdujo el
derecho del Fisco (D. 96.1, de legato 1). En Roma, se trataba de un
verdadero derecho de sucesión del Fisco.
Algo distinta era la situación en la antigua Francia. Primero, el
derecho de sucesión de las herencias sin herederos perteneció a los
señores; pero luego el rey lo reclamó en tanto soberano. Aparece así
la sucesión del rey, fundada en el derecho de so-beranía y no como
un heredero propiamente tal. Pero al fin del Antiguo Régimen, ese
derecho ya plenamente consagrado, presenta caracteres comunes con
la vocación hereditaria y de allí que se hable de la sucesión del
Estado (vid. F. Terré e Y. Le-quette, ob. cit., Nº 214, pág. 199).
Domat trata, por ejemplo: “De

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