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solamente en las ciudades sino también dentro de las casas, y la obligó a reglamentar la
Cicerón
filósofos en distintas épocas históricas han reflexionado sobre esta realidad y, en sus
intentos de dar respuestas, han marcado el rumbo mismo de la filosofía cuyo itinerario
realidad y poder transformarla, re-pensar esa realidad buscando las causas y los sentidos
que la explican.
análisis. No existiría, por tanto, una sola definición o modo de entender la filosofía. Esta
cualidad de ser susceptible de enfoques múltiples, lejos de ser una debilidad, hace de la
definitivas sino siempre movilizada por sus continuas búsquedas, en donde cada respuesta
nuevos.
movilizado en las preguntas más que en las respuestas, en el cuestionamiento más que en
las certezas. Al mismo tiempo menciona algunos sentidos que ella posee: “Hoy es dable
hablar de la filosofía quizá en las siguientes fórmulas; su sentido es: ver la realidad en su
hombre sirviéndose de todo espíritu de verdad en una lucha amorosa; mantener despierta
con paciencia y sin cesar la razón, incluso ante lo más extraño y ante lo que se rehúsa. La
hacerse partícipe de la realidad”.1 De este modo, el autor nos acerca un concepto que
posee varias características, la filosofía es: búsqueda del origen, trabajo reflexivo de un
La filosofía se caracteriza además por atender más a las preguntas que a las
de camino. Sus preguntas son más esenciales que sus respuestas, y toda respuesta se
1
JASPERS, K., La filosofía desde el punto de vista de la existencia, Fondo de cultura económica, Madrid,
1981, pág.12
convierte en una nueva pregunta.”2 Este ir de camino es buscar y encontrar al mismo
Banquete3. Cuenta el filósofo que Eros, el hijo de Poros (dios de la abundancia), y de Penia
(diosa de la pobreza), había recibido cualidades de ambos: por un lado estaba lleno de
jamás estaba en la total opulencia ni tampoco en la completa indigencia. Este amor implica
actitud, anhelo, estado de ánimo: deseo de búsqueda de aquello que no se posee. Tomando
las palabras de Platón en el Banquete: “La sabiduría, en efecto, es una de las cosas más
sabiduría, y por ser amante de la sabiduría está, por tanto, en medio del sabio y del
ignorante porque busca el saber y eso ya es el primer paso hacia su conquista, hacia su
posesión. Quien no busca queda inmovilizado en su certeza y nunca conocerá aquello que
para Sócrates era el inicio del camino del pensamiento: el reconocimiento de la ignorancia,
puntapié inicial para la marcha hacia la sabiduría. Tampoco el filósofo es sabio, no cree
llegada definitiva hacia el saber que paralizaría el ejercicio del pensar filosófico.
filosofía? Pensamos que sí, el deseo puede incitarse, provocarse, contagiarse. A pesar de
2
JASPERS, K., op. cit., pág. 11
3
Cfr. PLATÓN, El Banquete, Ed. ALBA, España, 1999
4
PLATÓN, op.cit, pág. 58
favorecerían el estímulo de este deseo, como puede deducirse de las palabras de Cerletti-
Kohan: “La intervención esforzada del pensamiento carece de la frescura del discurso
tiempos. Más bien parece un estorbo poco práctico…”5, sostenemos, sin embargo, que se
muy significativo en la vida de Agustín de Hipona. Cuando este filósofo leyó una obra de
Cicerón, a sus 19 años, la profunda impresión que le causó el texto lo motivó a la búsqueda
constante, actitud que él mismo señala no lo abandonó nunca: “En este libro titulado
enderezó mis pensamientos, y mudó del todo mis deseos y mis anhelos. De repente todas
mis vanas esperanzas se envilecieron ante mis ojos y empecé a encenderme en un increíble
ardor del corazón por una sabiduría inmortal.”6 Esta obra despertó el deseo por la
transmitir, sino un pedido que es a la vez invitación, que apela a que se desee ejercer el
acto del pensar. Se trata entonces de enseñar no solamente teorías filosóficas sino más
una actitud a partir de la propia intensificación del deseo. Si queremos, como docentes,
provocar este deseo en los alumnos, lo más urgente es cultivar este deseo en uno mismo,
propia capacidad reflexiva y crítica. Sólo se contagia aquello de lo que uno vive como
5
CERLETTI A.-KOHAN O., La Filosofía en la Escuela, caminos para pensar su sentido. La UBA y los
profesores secundarios, Oficina de publicaciones del CBC, Buenos Aires, 1996, pág. 46
6
SAN AGUSTÍN, Confesiones, Ediciones Paulinas, Buenos Aires, 1984, Libro III, pág. 78
de tal deseo para que el alumno sienta del mismo modo como propio la necesidad de
carácter inevitable. La filosofía aparece siempre por el simple hecho de que la realidad
filósofo del siguiente modo: “¿Cómo se puede vivir sordo a las postreras, dramáticas
preguntas? ¿De dónde viene el mundo? ¿A dónde va? ¿Cuál es la potencia definitiva del
palpitación incitadora de las postreras lontananzas. Sin puntos cardinales, nuestros pasos
para sentir en la raíz de nuestro ser su presión y su herida! ¿A quién le ha quitado nunca el
hambre saber que no podrá comer? Aun insolubles, seguirán esas interrogaciones
alzándose patéticas en la comba faz nocturna y haciéndonos sus guiños de estrellas…” 7 Las
postreras preguntas son las que nos movilizan a buscar las respuestas más que a cualquier
otra pregunta, y están siempre presentes, son inevitables, cada uno de nosotros ha
sentido alguna vez la inquietud que ellas generan y, al mismo tiempo, ha intentado
encontrar respuestas.
concisas, cerradas, sólo presionan e inquietan, dejándonos una insatisfacción que, lejos de
7
ORTEGA Y GASSET, J. ¿Qué es la Filosofía? Espasa Calpe, Madrid, 2007, Lección III, pág. 78
instalarnos en la decepción como podría pensarse con respecto a cualquier insatisfacción,
nos estimula más aún a la búsqueda, nos invita a la reflexión. El filósofo se interroga para
seguir reflexionando porque lo experimenta como una necesidad, no sólo para encontrar
respuestas. La misma pregunta de Ortega “¿cómo se puede vivir sordo a las postreras,
haya hombres con semejante sordera, como el caballo que no repara en las molestias que
le ocasiona el tábano8 incitador que constantemente nos inquieta removiendo las perezas
descubrir su esencia. La filosofía está siempre presente, siempre latente, todo hombre se
ha hecho alguna vez estas dramáticas preguntas, pero también las preguntas cotidianas
desde una perspectiva más profunda, y si de algún modo intenta responderlas comienza a
filosofar. Aún quien piense que tales preguntas son obsoletas y quiera aportar razones
para demostrar la falta de sentido de la filosofía tiene que hacerlo desde un tipo de
reflexión que no escapa a la tarea filosófica. Conscientes o no, poseemos una actitud ante
la vida y sus misterios, actitud filosófica que nos impele a la búsqueda de la sabiduría.
Filosofía y contexto
situación histórica, sus preguntas y respuestas no son, por tanto, las mismas. Según
Casalla9 toda reflexión está situada, es decir, todo pensamiento o discurso emerge desde
una “situación”, está atravesado y configurado por un conjunto de factores que lo hacen
8
Cfr. PLATÓN, Apología de Sócrates
9
Cfr. CASALLA, M., Crisis de Europa y reconstrucción del hombre. Ed. Castaneda, Bs As., 1977.
posible, pero a la vez, para que sea un pensamiento fecundo, ha de superar esa misma
según palabras del mismo autor, en una reflexión que niega cualquier influencia del medio
social e histórico del cual surge, una reflexión sin ligazón con el contexto. En el otro
extremo encontramos un tipo de pensamiento que intenta explicar un hecho sólo con los
Acordamos con Casalla en afirmar que querer acercarse a una ciencia pura, a la
a través del contexto es una ilusión que hay que desechar como algo inalcanzable y superar
configurada por una “situación”. Al respecto, nos dice Casalla que “el compromiso entre el
que nos hemos propuesto pensar la realidad, relacionar y articular la reflexión filosófica y
que se construye a partir del contexto y está destinado a transformarlo. De allí la enorme
situación.
10
CASALLA, M., op.cit., pág. 103
Según Casalla11 el pensamiento crítico-filosófico posee esta cualidad de ser
“crítico” pero no como un agregado al pensar sino que forma parte de su propio desarrollo.
Dice este autor que el pensamiento crítico, en tanto pensamiento “situado”, como hemos
dicho, emerge de una situación histórica y, a la vez, la supera, afirma y niega a la vez el
obvio, de este modo se genera un pensamiento con alternativas diferentes a las que
determina la tarea de la filosofía: “los filósofos ya no deben darse por satisfechos con
aceptar los conceptos que se les dan para limitarse a limpiarlos y darles lustre, sino que
tienen que empezar por fabricarlos, crearlos, plantearlos y convencer a los hombres de
que recurran a ellos. Hasta ahora, en resumidas cuentas, cada cual confiaba en sus
conceptos como en una dote milagrosa procedente de algún mundo igual de milagroso..”,
pero hay que sustituir la confianza por la desconfianza, y de lo que más tiene que
desconfiar el filósofo es de los conceptos mientras no los haya creado él mismo” 12. Esta
cita nos sugiere pensar que la enseñanza de la filosofía debe apuntar a hacer circular los
11
Cfr. CASALLA, M., op.cit.
12
DELEUZE-GUATTARI., ¿Qué es la filosofía?, Anagrama, Madrid, 1993, pág.11
conceptos con una actitud que oscila entre la confianza y la sospecha, no ha de ser una
aceptación ciega ni tampoco un rechazo hostil, sino una especie de alerta propia del que
está expectante ante una realidad que muestra y oculta al mismo tiempo. Por otro lado, la
filosofía también busca crear conceptos, resignificar los viejos problemas, plantear
Por otro lado, Cerletti y Kohan13 explican que la filosofía es una reflexión radical, un
pensamiento que no se queda en la mera contemplación sino que tiende a generar una
actitud crítica transformadora. Tal actitud implica que la filosofía intenta mostrar el
carácter más profundo de la realidad, sobre todo cuando ésta se nos presenta como
natural y común, mostrar lo complejo que significa la cuestión más simple, ir más allá de lo
visible y hacer de lo evidente algo que necesita ser revisado. Lo dado y el status quo es
siempre objeto de cuestionamiento por parte del pensar filosófico, con el objetivo de
cambiar lo que necesite ser cambiado, transformar los modos de relacionarse con lo
el mundo.
valores, creencias, opiniones dominantes que subyacen a las prácticas y saberes sociales
cuestionadora es uno de los móviles del pensar filosófico y puede orientarse a todos los
campos del saber o a todos los ámbitos de la realidad. Lo contrario es la aceptación pasiva
improductivo.
13
Cfr. CERLETTI-KOHAN, op.cit.
¿Cuáles son los motivos que impulsan al hombre a desplegar el acto de pensar
filosóficamente? ¿Qué lo lleva a hacerse preguntas filosóficas? ¿Cuáles son las causas
que impulsan al ser humano a filosofar? Estas preguntas buscan indagar sobre el “origen”
de la filosofía, entendido éste como la fuente de la cual se deriva el impulso que lleva al
hombre a filosofar. Según Jaspers, hay que hacer una diferencia entre lo que es
histórico y acarrea para los que vienen después un conjunto creciente de supuestos
sentados por el trabajo mental ya efectuado. Origen es, en cambio, la fuente de la que
mana en todo tiempo el impulso que mueve a filosofar.” 14 De esta manera podemos decir
tiempo y lugar concretos: Siglo VI a.C. en las colonias griegas del Asia Menor. El comienzo
En los Siglos precedentes, el hombre daba respuestas a sus interrogantes a través del
necesidad de saber y conocer del hombre, por lo que se comenzó a buscar otras
explicaciones de carácter racional. El paso del mito al logos se dio de modo gradual y
El “origen” de la filosofía, entonces, está asociado a las causas o motivos que llevan
por saber las causas más profundas de la realidad, mientras que el “comienzo” está
14
JASPERS, K., La filosofía desde el punto de vista de la existencia, Fondo de cultura económica, Madrid,
1981
Orígenes del filosofar
Debemos decir que no es uno solo el origen de la filosofía ya que son varias las
diferencia del “comienzo” de la filosofía, hay algunos aspectos que llevan al hombre a
compromete consigo mismo y con los semejantes. Estos “orígenes” de la filosofía son: el
a) El asombro
no saber. De esta admiración se origina la búsqueda del saber, pero no para el servicio de
alguna utilidad sino que es una indagación que nos lleva a mirar desinteresadamente el
realidad que lo rodea le impele a buscar las causas de aquello que se le presenta como
fuera de lo común, el hombre lleva en su interior el deseo de saber. Este deseo es el que
impulsa a querer salir de la ignorancia. Ante nuestros ojos se presentan realidades que nos
después, al progresar poco a poco, sintiéndose perplejos también ante cosas de mayor
importancia.. (..) Ahora bien, el que se siente perplejo y maravillado reconoce que no
sabe..”15 En efecto, si hay algo que sorprende surge la pregunta por conocer la causa de la
sorpresa, y la pregunta nos lleva a buscar el conocimiento. Pero esa búsqueda del filósofo
15
ARISTÓTELES, Metafísica, L.I, cap.2, 982b
hace que permanezca en este estado de asombro. Las respuestas filosóficas siempre se
filósofo mientras éste ejerza el acto de pensar. El asombro está entre la ignorancia y el
nos percatamos de esa ignorancia. Este mismo asombro nos invita a conocer e indagar.
grandes dimensiones o cuando las ciencias particulares se asombran e investigan las causas
particulares. Se trata del asombro ante la totalidad del mundo que nos rodea, ante la
causa de la unidad de lo que existe. No otra cosa era lo que buscaban los primeros
filósofos griegos cuando creían encontrar esta causa en el agua o en el aire o en algún
cotidiana. Cuando observamos lo que nos rodea, intuimos que es parte de algo más grande,
oculto. Esta intuición nos inquieta, nos provoca y nos moviliza a buscar aquello que
Para el filósofo todo puede ser motivo de asombro, aún lo que pasa desapercibido
todos los días a los ojos de los sujetos que no se sienten provocados a ejercer una
reflexión filosófica: “La persona común va perdiendo esa cualidad primigenia que tiene el
niño, porque es embotado por los lugares comunes, hasta que llega a no advertir que un
hombre con dos cabezas no es más fantástico que un hombre con una sola. Volver a
exige una suerte de reaprendizaje del asombro. Vivimos rodeados por el misterio; vivimos
suspendidos entre aquel doble infinito que aterraba a Pascal, todo es fantástico y hasta
inverosímil y sin embargo el hombre de la calle raramente se sorprende, mediocrizado por
b) La duda
Cualquier conocimiento alcanzado pronto da lugar a la duda cada vez que nos percatamos
saberes, que llamamos “duda”, constituye otro origen de la filosofía: “Se dijo que es el
error nos hace dudar”17 Sólo quien admite la propia ignorancia siente la duda como origen
del filosofar. Esta actitud, lejos de ser una debilidad, como tal vez lo afirme el mundo
16
SÁBATO, E., Apologías y rechazos, La Nación, Buenos Aires, 2006, pág.99
17
CARPIO, A., Principios de filosofía, una introducción a su problemática, Glauco, Buenos Aires, 2004, pág.
14
Siguiendo a Jaspers18 el tercer origen de la filosofía sería las “situaciones límites”.
de relaciones con el mundo que lo rodea. Algunas de estas situaciones pueden ser
dominadas y no representan mayores conflictos, pero hay otras en las que el ser humano
límites, que le hacen ver al hombre su propia finitud e indigencia, se encuentra el tercer
siempre se desemboca en el movimiento de la indagación, propio del amor por saber, que es
de la filosofía.
Cuando queremos indagar acerca del sentido de la filosofía, es decir, para qué
filosofar o para qué hacer filosofía, nos encontramos con una cuestión que nos remite al
tema de la utilidad. En los tiempos que corren, la palabra utilidad está asociada a un valor
de mercado. Útil es, en este contexto, todo aquello que me sirve para conseguir un
Visto así, todo lo que no sirva para dicho objetivo carece de sentido y hay que desecharlo
rédito económico inmediato está condenado a ser una pérdida de tiempo. Lyotard ha
señalado que “el mundo habla bajo la regla del intercambio económico, generalizado a
18
Cfr. JASPERS, K., op.cit.
todos los aspectos de la vida, incluyendo a los placeres y los afectos. Este idioma es
completamente diferente del idioma del curso filosófico, uno y otro son
utilidad.
En pleno Siglo XXI la ciencia y la tecnología han instaurado en la sociedad una razón
instrumental: “Ha invadido la escena una razón instrumental, que ha cosificado la realidad,
separándose cada vez más de cualquier análisis filosófico para convertirse en un fin en sí
mismo. Lo que era un instrumento y medio (razón instrumental) deviene en fin y aspiración
utilidad. Si pensamos que la actividad filosófica nos sirve para un gratificante encuentro
para encontrar el sentido de las cosas o para emancipar al ciudadano de ciertas ataduras,
por nombrar algunos de sus objetivos, entonces la filosofía es tan o más útil que cualquier
otra ciencia.
conocimientos, no significa que carezca de toda utilidad. Aún cuando sostengamos que ella
19
LYOTARD, J. La postmodernidad (explicada a los niños), Gedisa, Barcelona, 1994
20
CIFUENTES, L.-GUTIERREZ, J.M. (coords.), Enseñar y aprender filosofía en la educación secundaria,
Horsori Editorial, Barcelona, 2001, pág. 68
sea un fin en sí misma y no sea sierva de nadie, no podemos dejar de encontrarle la
utilidad que el mercado no puede encontrarle: la de ser el pensar filosófico una actividad
que al menos produce placer en quien lo lleva a cabo, la de proporcionar herramientas para
acerca de la situación de alienación en la que vive el sujeto y, por tanto, motivarlo a actuar
observación acerca de la Tesis XI. Este autor reflexiona acerca de la misión que le asigna
transformarla. Así, dice Carpio: “Por cierto que ya Platón se planteó la exigencia de
reformar la sociedad, y por ello ideó en La República un sistema político (..) Y hablando en
términos más generales, puede decirse que la filosofía siempre ha transformado el mundo,
aunque no se lo haya propuesto. Sin Descartes, por ejemplo, no hubiese habido Revolución
Francesa (..) Sus ideas conformaron el pensamiento moderno, sin el cual no hubiese habido
Iluminismo, que fue el encargado de difundir las ideas de igualdad, fraternidad, libertad,
etc.”21 Según está idea, la filosofía siempre ha incidido en la transformación del mundo,
ella ha sido la inspiradora de las ideas que han dominado en cada momento histórico de la
sociedad. Desde Platón, como afirma Carpio, hasta los actuales pensadores que reflexionan
21
CARPIO, A. op.cit., pág. 375
de la reflexión ética. Junto a la especulación abstracta y las teorías de los diferentes
sistemas filosóficos se encuentra la idea de cambiar la sociedad. No vemos por qué haya
que separar estas dos dimensiones y pensar la filosofía como un saber abstracto separado
FILOSOFÍA DE LA EDUCACIÓN
TEXTO:
(documento de cátedra)
2014