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RIESGOS DE LOS ALIMENTOS

TRANSGENICOS

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UNIVERSIDAD NACIONAL DEL CENTRO DEL PERU
PROGRAMA DE ESTUDIOS GENERALES

FACULTAD DE INGENIERIA QUIMICA

ESCUELA PROFESIONAL DE INGENIERIA QUIMICA AMBIENTAL

ESTUDIANTE: Cuba Bustamante Herliza Yessenia

CATEDRA: Propedéutica

DOCENTE: Mg. Ana Leon Alaya

AÑO ACADEMICO: 2018-II

CICLO: Primero

HUANCAYO, 2018

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DEDICATORIA

EL PRESENTE TRABAJO ESTA DEDICADO EN


PRIMER LUGAR A DIOS Y A MI FAMILIA, POR EL
APOYO INCONDICINAL QUE ME BRINDA.

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INDICE

pág. 4
INTRODUCCION

El reconocido Stephen Hawking mencionó: “La vida en la tierra está en el riesgo creciente de
ser aniquilada por un desastre, por cosas tan repentinas como una guerra nuclear global, o un
virus genéticamente modificado u otros peligros que todavía ni imaginamos”. Pues es así, con
el paso del tiempo la vida en la tierra se está acabando debido a las acciones que hace el
hombre.

La tecnología médica se impuso frente a la sociedad globalizada en la que se vive hoy creando
alimentos modificados y comercializarlos sin hacer antes un análisis exhaustivo para ver las
consecuencias y daños en la salud del ser humano.

El presente trabajo da a conocer sobre los alimentos genéticamente modificados de una


manera más detallada para de este modo poder plantear las soluciones respectivas ante el
grave peligro de alimentación.

En cuanto al contenido refiere, está estructurado en tres capítulos:

 El primer capítulo presenta la definición de AGM y la ingeniería genética que son parte
de la biotecnología, desde que año se realiza este proceso y porqué empezaron a
realizarlo.
 En el segundo capítulo se encuentra el proceso de modificación genética y los lugares
donde más influencia tiene dichos productos
 En el tercer capítulo muestra los puntos de vista de diferentes especialistas y las
diferentes soluciones a este caso.

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1. BIOTECNOLOGIA

1.1. ¿Qué es biotecnología?

Se define como una tecnología que aplica las potencialidades de los seres vivos y
su posibilidad de modificación selectiva y programada a la obtención de productos,
bienes y servicios.
Según J. D. Bu´lock(1991),la biotecnología “es la aplicación controlada y deliberada
de agentes biológicos simples – células vivas o muertas, componentes celulares-
en operaciones técnicas para la fabricación de productos o para la obtención de
servicios”1.
En síntesis, es la tecnología que se aplica seres vivos para obtener un producto y/o
servicios.
La biotecnología agrupa los fundamentos de un gran número de disciplinas, desde
la biología clásica, hasta la bioingeniería pasando por la ingeniería genética, la
microbiología, la bioquímica, etc.2

1.2. ¿QUÉ ES LA INGENIERÍA GENÉTICA Y LOS TRANSGÉNICOS?

Denominamos ingeniería genética al conjunto de técnicas y métodos que se


utilizan para construir moléculas de ADN recombinante, y luego introducirlas en
las células receptoras.
La ingeniería genética es un conjunto de manipulaciones que permiten combinar
genes de distinta procedencia, amplificarlos y transferirlos de una célula a otra.3
Los transgénicos son producidos a partir de un organismo al cual se le ha insertado
determinado gen, previamente extraído de otro y que posteriormente podrá
transmitir a su descendencia. Dicho de otra forma, es aquel alimento obtenido de
un organismo al cual le han incorporado genes de otro para producir una
característica deseada.4
5

1
J. D. Bu’lock (1991) file:///C:/Users/USUARIO/Downloads/BiotecnologiaCAST.pdf
2
(Muñoz, 1994) file:///C:/Users/USUARIO/Downloads/BiotecnologiaCAST.pdf
3
Jose Seijo Ramil http://www.tirsoferrol.org/ciencias/pdf/a22_ingenieria%20genetica.pdf
4
https://www.ecured.cu/Alimento_transg%C3%A9nico
5
Rodas1 jc (08:40 1 jul 2011) https://www.ecured.cu/Archivo:Maiz_transg01.jpg

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2. EL PROCESO DE OBTENCION DE UN ADN MODIFICADO

Se obtiene realizando 5 pasos principalmente, los cuales son:

 Se corta por separado el ADN del organismo a estudiar y el ADN del vector
con la misma restrictasa, de modo que se generan extremos compatibles
entre sí (mutuamente cohesivos).

 Se juntan ambos ADNs y se les añade ADN-ligasa: de esta forma, las


uniones entre ADN pasajero y ADN del vector se sellan covalentemente,
generándose moléculas híbridas (quiméricas o recombinantes).
7

 Ahora hay que introducir las moléculas generadas en el organismo


huésped. En el caso de bacterias se recurre a una técnica sencilla
denominada transformación, que permite la entrada del ADN a través de
las envueltas del microorganismo.

6
https://studylib.es/doc/5731495/ingenier%C3%ADa-gen%C3%A9tica.-biotecnolog%C3%ADa-
obtenci%C3%B3n-de-fragmento... [imagen 2]
7
Zuleima Paez Bello [imagen 3]

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8

 Finalmente, hay que localizar las bacterias que han captado y han
establecido establemente las moléculas híbridas. A menudo este es el
paso más laborioso, pero el hecho de que el vector posea uno o varios
genes de resistencia favorece al menos la eliminación de las bacterias que
no han recibido ADN del vector: basta añadir al medio de cultivo el
antibiótico para el que el vector confiere resistencia. Para localizar los
transformantes recombinantes, muchos vectores incorporan un gen
marcador que produce alguna sustancia coloreada. Si insertamos el gen a
aislar dentro de ese marcador, lo rompemos, por lo que las colonias
bacterianas no producirán la sustancia coloreada, sino que permanecen
incoloras o blancas.

 El resultado del experimento es la obtención de al menos una colonia


(clon) de bacterias que portan la
combinación buscada de vector con el inserto de ADN pasajero. Se dice entonces
que hemos donado
(=aislado) dicho ADN.

8
http://todosobregeneticatenea.blogspot.com/2014/03/ingeneria-genetica.html

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el proceso tiene dos fases principales: la primera en tubo de ensayo es la
extracción de ADN de las células de un organismo donante, y la construcción de
una molécula portadora un vector que contiene el gen que interesa. La segunda
fase consiste en implantar el vector (normalmente plásmidos o virus) en el
organismo receptor. Las técnicas del "recortar y pegar" ácidos nucleicos han ido
perfeccionándose desde que en 1973 los genetistas Herbert Boyer y Stanley Cohén
crearon el primer organismo transgénico en el laboratorio (insertando genes de un
sapo africano en bacterias).
Uno de los vectores mas usados en manipulación de plantas procede de una
bacteria parásita, Agrobacterium tumefaciens, que infecta plantas, inyectándoles
un plásmido que se integra en los cromosomas vegetales. De esta forma, consigue
alterar el metabolismo vegetal en su propio beneficio.
Los nuevos genes insertados no funcionarán, a menos que se inserte con ellos un
promotor, una especie de "interruptor génico" para activarlos. El promotor que se
usa más es un gen viral, procedente del virus del mosaico de la coliflor: lo
encontraremos en el 90% de los cultivos transgénicos.
El ADN recombinante es una secuencia nueva de ADN, creada por la unión en
laboratorio de porciones de ADN con orígenes diferentes. Los primeros ingenieros
genéticos hablaban también de ADN quimérico. Acudiendo a la imagen de la
quimera, el monstruo mitológico que solía representarse con cabeza de león,
cuerpo de cabra y cola de dragón.A un organismo cuyo material genético ha sido
modificado artificialmente con el fin de que su comportamiento, funciones o
rasgos que se adapten a unas 9condiciones que no poseen las especies naturales
(por ejemplo, insertándole ADN foráneo) lo llamamos organismo modificado
genéticamente (OMG), o bien organismo transgénico.
Un caso particular interesante de
animal transgénico son los ratones knock-out, en los que se ha provocado una
mutación nula para eliminar un gen determinado. Se utilizan ampliamente en
investigación genética (generalmente para saber cuál es la función del gen que se
ha anulado).

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Entretanto, con escasísima o nula participación pública se toman decisíones pasos
irreversibles, y en general los acontecimientos avanzan a una velocidad que corta
la respiración.
La era de los cultivos transgénicos comerciales se inauguró en 1992, y en China
(tabaco). Los agricultores de EE.UU. sembraron su primer cultivo transgénico
comercial en 1994, y en 1996 siguieron otros países: Canadá, Argentina,
Australia... En 1999, sólo tres países americanos, EE.UU., Canadá y Argentina
albergan el 99% de los cultivos transgénicos comerciales del mundo. Se cultivan
además áreas significativas en China (300.000 hectáreas), Sudáfrica (100.000) y
Austria (otras 100.000), y cantidades menores en otros seis países (Méjico. España,
Francia, Portugal, Rumania y Varania). La progresión ha sido espectacular: menos
de 200.000 hectáreas en todo el mundo en 1995; 2 millones en 1996; 11 millones
en 1997; 28 millones en 1998; y 40 millones en 1999. En todo el mundo se están
comercializando en 1999 unas cincuenta variedades de plantas transgénicas, y se
calcula que existen unos 300 alimentos transgénicos más que están, bien en las
últimas fases de experimentación, bien en las primeras fases de solicitud de
permiso de comercialización.

Lo de siempre y lo nuevo
En sentido amplio, todas las actividades agropecuarias presuponen biotecnologías:
tecnologías cuyo soporte son seres vivos. En este sentido amplio, los seres
humanos somos "biotecnólogos" al menos desde que nos hicimos agricultores y
pastores en la Revolución Neolítica, hace unos diez mil años. Entre estas
biotecnologías tradicionales se cuentan las siguientes:

a) Domesticación de plantas y animales. Técnicas tradicionales de mejora

genética, mediante el cruce entre especies próximas y sus variedades, y la


selección.

b) Fermentaciones mediante bacterias y levaduras: pan, cerveza, vino, yogur,


queso...

c) Biocombustibles (alcohol,gas metano...).

d) Depuración de aguas residuales mediante microorganismos.

Pero cuando hoy en día se habla de biotecnología, en general no se alude a la


fermentación del yogur. Mis allá de aquellas biotecnologías tradicionales, en los
últimos decenios se han desarrollado nuevas y potentísimas biotecnologías. En la
segunda mitad del siglo XX, los avances en biología molecular han posibilitado un
salto enorme en las técnicas disponibles. Tras los descubrimientos de biólogos
como Avery, Me Leod, McCarty y Severo Ochoa entre otros, en 1953 Watson y Crick
proponen la estructura en doble hélice del ADN, ampliando así decisivamente la
comprensión de las estructuras moleculares de la herencia en los seres vivos. En
1972-1973 se desarrollan los primeros experimentos de ingeniería genética con
éxito. Así, en la segunda mitad del siglo XX van surgiendo nuevas biotecnologías
basadas en técnicas novedosas, entre otras la "revolución del ADN recombinante"
a partir de los años setenta. Se trata de técnicas como las siguientes:

a) Mutagénesis artificial, alterando genomas por irradiación o por medios químicos.

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b) Clonación molecular de microorganismos, plantas y animales.

c) Fusión celular, con la que se fabrican células capaces de producir anticuerpos que
reconocen a moléculas concretas (tecnología de los hibridomas y anticuerpos
monoclonales).

d) Cultivos de células y tejidos in vitro.

e) Bioingeniería, y nuevos métodos de procesamiento biológico: fermentaciones


industriales...

f) Técnicas de ADN recombinante o ingeniería genética, que permiten recortar y


pegar material genético de unos organismos vivos en otros, surgiendo así genomas
(y organismos) artificiales que la naturaleza nunca habría llegado a producir.

A veces se dice que no hay que inquietarse demasiado por las nuevas
tecnologías del ADN recombinante, ya que los seres humanos somos biotecnóíogos
desde hace miles de años (al menos desde que nos hicimos agricultores y
ganaderos), y desde entonces hemos manipulado los seres vivos para fomentar en
ellos las características que nos resultaban útiles. Se afirma que existe una
continuidad básica entre las biotecnologías tradicionales y las nuevas tecnologías
del ADN recombinante.

4.2. Un salto cualitativo

Por el contrario, hay que recalcar que se da un fuerte salto, una discontinuidad
importante. Nunca se insistirá lo suficiente en el salto cualitativo que supone pasar
de las biotecnologías tradicionales a la manipulación genética, estamos haciendo
cosas nuevas con técnicas que antes nunca estuvieron a nuestro alcance. Aunque
los seres humanos hemos modificado activamente la naturaleza durante milenios,
nunca antes estuvieron a nuestra disposición herramientas para "rediseñar" la
naturaleza con la velocidad y la profundidad que permiten las biotecnologías
modernas. Por eso, afirmar como se repite machaconamente en la propaganda de
las transnacionales del sector o de los propagandistas de sus intereses, que no hay
que preocuparse porque no existen diferencias entre cruzar dos variedades de trigo
e insertar en un tomate genes de un pez, ya que "todos somos transgénicos" y
"hemos comido genes desde siempre", es confundir intencionadamente a la gente.

La tecnología del ADN recombinante difiere radicalmente de las biotecnologías


tradicionales por tres razones fundamentales:

• Los biotecnólogos de las culturas campesinas tradicionales podían cruzar entre sí


sólo variedades o especies emparentadas estrechamente; no podían aislar material
genético de un organismo cualquiera e insertarlo en otro. Hoy, básicamente, se han
derribado las barreras para el intercambio artificial de material genético entre dos
organismos cualesquiera. La manipulación genética salta por encima de las barreras
biológicas que separan a las distintas especies, pone fuera de juego los mecanismos
naturales de la evolución e interviene en las interacciones génicas hasta ahora
inaccesibles al ser humano: esto son novedades históricas de primerísimo rango.
Aunque en la naturaleza existen casos de transferencia horizontal de genes, el más
importante de los cuales es como vimos el fácil intercambio de material genético
entre bacterias, lo que prevalece absolutamente es la transferencia vertical de la

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información hereditaria (de una generación a la siguiente). La nueva biotecnología
invierte esta situación.

• La tecnología del ADN recombinante, al permitir la introducción de genes


extraños en un organismo, tiene efectos impredecibles sobre su fisiología y
bioquímica: pero a menudo estos efectos son nocivos (entre ellos se cuenta el
desencadenamiento de procesos cancerosos).

* Las transferencias de genes se hacen a través de vectores que tienen cuatro


características de riesgo:

- Estos vectores derivan de "parásitos genéticos" como los virus, plásmidos y otros
elementos genéticos móviles, ADN parasitario que tiene la capacidad de invadir las
células e insertarse por sí mismo en el genoma de éstas. En la manipulación
genética de plantas, el vector más usado deriva de un plásmido, inductor de
tumores en vegetales, contenido en la bacteria agrobacterium tumefaciens (o
bacteria, de agalla de la corona). Para los animales, los vectores más comunes se
construyen a partir de retrovirus.

- Estos vectores están diseñados para romper las barreras entre las especies, de
manera que puedan transportar genes entre una amplia variedad de especies. La
amplitud de la gama de organismos huéspedes implica que pueden infectar a
muchos tipos de seres vivos, y en este camino recoger por ejemplo genes de virus
de todas las especies para crear nuevos agentes patógenos.

- Tales vectores suelen contener genes "marcadores" de resistencia a los


antibióticos, que pueden transferirse a otros organismos (entre otros, bacterias
patógenas). Esto probablemente acelerará la aparición de resistencias a los
antibióticos, problema de salud pública que ya hoy resulta extraordinariamente
preocupante.

- En grado creciente, los vectores están diseñados para desactivar los mecanismos
de defensa con que las células invadidas degradan el ADN extraño.

A pesar de estas diferencias, los "tecnoentusiastas" defienden que los cambios


genéticos producidos con las técnicas del ADN recombinantes son inherentemente
más predecibles que los logrados por otras vías (por la precisión de la tecnología),
y de ahí concluyen que "se espera que cualquier riesgo asociado con aplicaciones
de OMGs pueda evaluarse de la misma manera que los que se asocian con orga-
nismos naturales" (Grupo de la OCDE de Expertos Nacionales en Biotecnología,
1986). Con esto se está olvidando que un conocimiento completo de la estructura
molecular de un organismo puede no hacernos avanzar en la resolución de los
problemas que nos causa (hemos tenido un ejemplo terrible en la lucha contra el
retrovirus del SIDA en los años ochenta y noventa).

4.3. Razones para la inquietud: cuatro grandes categorías de riesgo

Ya al señalar las diferencias entre las biotecnologías tradicionales y las nuevas


aparecían aspectos bastante inquietantes. De hecho, hay razones para estar
inquietos. Existen cuatro grandes clases de riesgos que habría que esforzarse por
analizar:

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1. Riesgos sanitarios (por ejemplo, potencial alergénico de los nuevos alimentos
recombinantes, o difusión de nuevas infecciones a través de xenotrasplantes).

2. Riesgos ecológicos (por ejemplo, reducción de la biodiversidad silvestre, o


contaminación de suelos o acuíferos por bacterias manipuladas genéticamente
para que expresen sustancias químicas).

3. Riesgos sociopolíticos (por ejemplo, reducción de la biodiversidad agropecuaria,


o incremento de las desigualdades Norte-Sur a consecuencia de una "tercera
revolución verde" basada en la ingeniería genética).

4. Riesgos para la naturaleza humana (por ejemplo, difusión de ideologías y


prácticas eugenésicas, o creación de nuevas "razas" de seres humanos para realizar
cometidos específicos).

4.3.1. Riesgos sanitarios: Los genes de resistencia a los antibióticos. Muchas veces
las plantas transgénicas están dotadas de genes de resistencia a un antibiótico,
genes que no tienen valor agronómico alguno, no son sino residuos de un proceso
tecnológico relativamente primitivo, y por el contrario pueden plantear notables
problemas de salud humana y animal. Se insertan tales genes a las células
vegetales, asociados con el transgén de valor agronómico, para poder seleccionar
aquellas células que han sido efectivamente transformadas sometiéndolas a un
baño del antibiótico en cuestión: las células transformadas sobreviven y las
restantes mueren (y a partir de las primeras se regeneran plantas transgénicas en-
teras).

Dos de los antibióticos más utilizados en estas manipulaciones son la ampicilina


y la canamicina. Bastan mutaciones mínimas en el gen de resistencia a la ampicilina
(y tales mutaciones son frecuentes en las bacterias) para conferir resistencia a
antibióticos muy utilizados en infecciones graves, como son las cefalosporinas; y
bastan igualmente mutaciones mínimas en el gen de resistencia a la canamicina
para que se desarrolle resistencia a la amicacina, otro antibiótico utilizado en
infecciones graves (meningitis, por ejemplo, o infecciones del tracto respiratorio)'.
Otra posibilidad sería la transferencia directa de estos genes a microorganismos en
el tracto digestivo de los consumidores de plantas transgénicas, riesgo
habitualmente desestimado con la indicación de que el ADN se descompone
rápidamente en el intestino. Sin embargo, recientemente científicos holandeses —
trabajando con un intestino artificial controlado por ordenador— mostraron que el
ADN modificado tenía una vida media de seis minutos en tales condiciones, lo que
posibilita la transferencia de genes.

A mediados de octubre de 1998, el Comité Científico para Plantas de la Comisión


Europea rechazó por primera vez un cultivo transgénico. Se trataba cíe una patata
manipulada genéticamente para incrementar su contenido en almidón, de la
empresa holandesa Avebe: fue rechazada precisamente por contener también
genes de resistencia al antibiótico amicacina. Pero mientras que algunos países han
decidido prohibir totalmente o parcialmente, el gobierno español ha permitido la
comercialización y el cultivo del maíz de la multinacional Novartis (con un gen de
resistencia a la ampicilina) y promueve la aprobación de colza, tomate y algodón
con genes de resistencia a los antibióticos.

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4.3.2. Riesgos ecológicos: Los ingenieros genéticos se esfuerzan por extremar las
propiedades extremas de ciertos organismos: manipulación genética para obtener
más toxicidad, más resistencia frente a los tóxicos, mayor capacidad de sintetizar
productos químicos, mayor capacidad de infección, mayor resistencia frente a la
infección, mayor desarrollo corporal, más encanijamiento corporal, etc. Es obvio
que en general extremar los extremos implica crear riesgos de desestabilización (o
ruptura) de los complejos equilibrios naturales y sociales existentes, a menos que
se pueda lograr un control casi absoluto de los organismos extremosos. Y éste es el
problema: la vida es esencialmente incontrolable.

Las capacidades de reproducción, mutación, evolución y colonización de nuevos


habitáis que poseen los organismos (especialmente la vida microscópica) los
convierte en algo cuyo control resulta muy difícil (especialmente fuera del
laboratorio). Hay una diferencia fundamental entre la contaminación química y la
"contaminación biológica": la segunda está viva, puede multiplicarse y propagarse.

La transferencia horizontal de genes entre diversas especies a través de los


vectores empleados en ingeniería genética, virus o plásmidos manipulados
genéticamente, puede crear graves problemas de "contaminación genética", y en
el peor de los casos "superpatógenos". Estos elementos genéticos parasitarios,
diseñados para infectar una gran variedad de células huéspedes, pueden saltar de
unas células a otras, introducirse en el genoma y salir de él, multiplicarse en las
células y persistir en estado latente en el medio ambiente, como contaminación
genética, de forma casi indefinida. Así pueden crearse nuevos y potentes
patógenos: virulentas bacterias (quizá resistentes a muchos antibióticos) o cepas
de virus.

Por otra, parte, pueden producirse efectos "en cadena" en los agrosistemas y
ecosistemas. Por ejemplo, uno de los problemas previsibles de la utilización masiva
de plantas transgénicas resistentes a los herbicidas y equipadas con toxinas
insecticidas sería la drástica disminución de insectos y "malas hierbas" en los
campos de cultivo, qué sirven a su vez de alimento a aves y otros animales.

Las toxinas insecticidas del Bt (Bacillus thuringiensis), ya transferidas por


ingeniería genética a un amplio abanico de plantas liberadas al medio ambiente,
pueden acumularse en el suelo y tienen impactos devastadores sobre insectos
polinizadores y otros tipos de insectos benéficos'. En un estudio sobre los efectos
del cultivo de la soja transgénica de Monsanto en EEUU, se señala que más del 95%
de las hierbas que alimentan a las aves propias de los campos de labranza podrían
ser erradicadas por esta nueva tecnología, que permite el abuso de los herbicidas.
La biosfera no debe transformarse en un laboratorio de alto riesgo. Por no hablar
de los daños económicos y sociales que se concentrarán, sobre todo, en los países
del Sur.

Cuando gigantes agroquímicos como Monsanto, Novartis, Aventis, Astra,


Zeneca, DuPont, AgrEvo o Bayer se disponen a enmendarle la plana a más de 3500
millones de años de evolución biológica, hacen falta argumentos más convincentes
que la necesidad de acumulación de capital propia de una economía industrial que
hasta la fecha ha probado su carácter destructor de la naturaleza.

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Un ejemplo de desastre ecológico: El envenenamiento de Rincón-í

En noviembre y diciembre de 1998, la empresa estadounidense Delta Pine, que


controla el mercado mundial del algodón, ha desarrollado la tristemente célebre
tecnología Terminator para crear cultivos transgénicos con semillas estériles, y está
siendo absorbida por la gigantesca transnacional agroquímica Monsanto, se
deshizo de varios miles de kilos de residuos tóxicos y biopeligrosos por el expeditivo
procedimiento de tirarlos en un pueblecito de Paraguay, Rincón-í. Es uno de los
casos más sangrantes que conocemos de exportación de daños ambientales y
sanitarios desde el Norte hacia el Sur; y nos proporciona un buen ejemplo sobre
cómo funciona en el mundo real la agricultura de alta tecnología que Monsanto,
Novartis, Aventis, Zeneca, etc. presentan como una bendición para la humanidad.

La secuencia de los acontecimientos es la siguiente64: en 1997, el Ministerio de


Agricultura y Ganadería (MAG) de Paraguay autorizó la entrada en el país de 84.000
bolsas con semillas de algodón de la empresa Delta Pine. Esto sucedía cuando el
MAG ya había adquirido las semillas necesarias para la campaña algodonera 1997-
98. Tales semillas carecían de valor comercial en EE.UU. en el momento de su
introducción en Paraguay: para la empresa, constituían basura tóxica y
biopeligrosa, un problema del que había que deshacerse.

A partir del 27 de noviembre de 1998, durante más de diez días, enormes camiones
descargaron en una parcela de una hectárea situada en Rincón-í (a unos 120 km.
de Asunción, la capital de Paraguay) más de 660 toneladas de semillas de algodón
caducadas, tratadas con cinco peligrosos plaguicidas (ORTHENE, LORSBAN, THIRAN,
BAY-TAN, TRIAZOL y APRON, compuestos por sustancias muy dañinas para la salud
humana y para el medio ambiente) y una bacteria manipulada genéticamente.
Según datos provenientes de la consultora norteamericana Technology Sciences
Group Inc, las semillas contenían 4.000 kilos de agrotóxicos. La bacteria manipulada
genéticamente (Bacillus subtilis) integrada a la semilla desechada en Rincon-í, cuyo
nombre comercial es Kodiak, produce una gran cantidad y variedad de antibióticos.
Su función es proteger a la semilla del ataque de otras bacterias. En cantidades
normales, puede ser manejable, pero no en la barbaridad que se desechó en
Rincón-í.

Al menos una persona, Agustín Ruiz, ha fallecido ya "por intoxicación aguda


debida a contaminación con agrotóxicos" (según consta en su certificado de
defunción). Los habitantes de Rincon-í, unos tres mil campesinos, denuncian desde
el vertido de las semillas que padecen cefaleas, náuseas, debilidad, insomnio,
vértigo, y que sus niños han perdido apetito y sufren de ronchas en la piel y en la
boca. El médico asunceño Pablo Balmaceda efectuó análisis clínicos y de laboratorio
por iniciativa individual sobre 74 habitantes del lugar, y concluyó que todas las
personas estudiadas estaban intoxicadas con organofosforados. La parcela donde
fueron esparcidas las semillas se encuentra a escasos metros de la escuela pública
Federico Becker, donde en el momento de producirse tan aberrante acción asistían
a clase 262 alumnos.

El Tribunal Ético contra la Impunidad (rama paraguaya), que se celebra


anualmente auspiciado por la Asociación Americana de Juristas, ha decidido

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promover un juicio ético contra la empresa Delta and Pine. El Tribunal Ético, que se
está reuniendo desde agosto de 1999 en Asunción, analizará el caso de más de 600
personas, entre ellos unos 200 niños, que fueron contaminadas por el vertido
tóxico.

4.3.3. Riesgos sociopolíticos: Impactos desiguales en el Norte y en el Sur

Hay un importante potencial de desestabilización Norte-Sur en el uso que se


está haciendo de las nuevas biotecnologías. Con la generalización de las técnicas de
ingeniería genética aumentan aún más los riesgos de mercantilización y
oligopolización de la agricultura, en beneficio de las empresas del agribusiness de
los países del Norte y en detrimento de la agricultura de subsistencia en los países
del Sur. Los nuevos productos y materiales producidos por la biotecnología pueden
sustituir a importaciones provenientes de países pobres del Sur, desestabilizando
aún más sus economías. Por ejemplo, ya se está plantando una colza manipulada
genéticamente para que produzca grandes cantidades de ácido láurico, un
ingrediente esencial de jabones, detergentes, lubricantes, cosméticos y otros
productos que hasta ahora se obtenía fundamentalmente del coco. Las economías
de Filipinas e Indonesia, que exportan el 81% del coco mundial pueden verse
devastadas: sólo en Filipinas, el 30% de la población, 21 millones de personas
depende del cultivo del coco.

Por otro lado, en un mundo tan lacerantemente desigual y dividido como el


nuestro, es verosímil que actividades de alto riesgo como muchas de las
relacionadas con la ingeniería genética se desplacen a países del Sur donde la
legislación es laxa y la vida humana barata (como ya sucede en muchos casos con
la "exportación" de procesos industriales contaminantes o de residuos tóxicos del
Norte al Sur). En 1987, por ejemplo, el Wistar Institute, un laboratorio privado de
Philadelphia, realizó en Argentina peligrosos experimentos con el virus de la rabia,
esquivando así la estricta legislación estadounidense, y sin informar a las
autoridades argentinas de lo que se proponía (ni mucho menos solicitar permiso
alguno, por tanto). Algunos trabajadores se infectaron con el virus recombinante
que se quería emplear como vacuna para el ganado.

Otro elemento de impacto desigual es la mayor vulnerabilidad de los países del


Sur ante la contaminación genética. En Europa o EE.UU. la agricultura se basa sobre
todo en especies exóticas: en esa medida, los riesgos de hibridación entre plantas
cultivadas transgénicas y sus parientes silvestres son menores que en los grandes
centros de biodiversídad mundiales, situados en Sudamérica, Asia Menor, el
subcontinente indio o Asia sudorientar1. Aquí, en estos países del Sur, introducir
cultivos transgénicos exigiría muchas más precauciones, mientras que lo previsible
es que se tomen todavía menos que en las naciones ricas del Norte.

Un último elemento de desestabilización y explotación es la biopiratería, la


búsqueda de beneficios por parte de las grandes compañías transnacionales que
dominan los negocios del ADN recombinante está llevando a una desenfrenada
carrera por hacerse con patentes sobre el material genético estudiado, incluido el
humano. La concesión de patentes sobre seres vivos y sobre material genético
supone una profundización sin precedentes en el proceso de total mercantilización,
privatización de la naturaleza y dominación sobre las personas que caracteriza al

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sistema industrial capitalista. Por otra parte, la privatización del conocimiento está
suponiendo un importante obstáculo para la investigación científica, y puede frenar
el desarrollo de aplicaciones interesantes de la ingeniería genética.

La evolución del sistema de patentes en los últimos decenios tiende a proteger


no los derechos de los inventores, sino las inversiones de capital. Los ejemplos de
biopiratería que perjudica a los países del Sur son innumerables: sólo en la India, la
Research Foundation íbr Science, Technology and Ecology ha elaborado una lista de
cien plantas medicinales autóctonas que han sido patentadas en Europa y los
EE.UU.". India y Pakistán han recurrido contra la patente otorgada a una empresa
de Texas por el arroz Basmati, una variedad de grano largo y fragante que se cultiva
en estos países. La compañía Agrocetus, subsidiaria de W.R. Grace, ha obtenido de
la Oficina Europea de Patentes una patente para 18 años sobre el aceite de soja,
pudiendo establecer un monopolio mundial sobre un subproducto de este aceite
que se conoce desde hace milenios en las culturas asiáticas y es usado por los
cocineros asiáticos en la alimentación de casi toda la cocina oriental.

4.3.4. Riesgos para la naturaleza humana

La clonación de líneas celulares, tejidos, órganos o en general panes de seres


humanos debe ser objeto de un debate mucho más profundo. Por un lado, clonar,
por ejemplo, piel humana para trasplantes a quemados parece una práctica
deseable y que no plantea problemas morales especiales. Por otro lado, la
perspectiva de fábricas de fetos (o de adultos más o menos mermados en su
consciencia y facultades) creadas para abastecer de órganos a la industria médica
abre el camino a un potencial de abuso estremecedor. Cualquiera que no sea un
"tecnofanático" irredento le parecerá preferible la vía alternativa de organizar
mejor las relaciones sociales, la educación moral y los sistemas sanitarios para que
más donantes voluntarios de órganos abastezcan a los necesitados de trasplante.
Se plantean, en cualquier caso, problemas morales importantes en relación con la
experimentación en embriones humanos. Las razones para seguir prohibiendo la
clonación de seres humanos:

- Proteger la identidad y unicidad genética del pequeño.


- Proteger la integridad somática y la salud del niño.
- Proteger el normal desarrollo psicológico del infante.
- Proteger la dignidad humana, evitando la cosificación y la mercantilizución de los
seres humanos, y cerrando las puertas al eugenismo.
- Proteger la dignidad de las mujeres.
- Proteger la variabilidad genética de nuestra especie, de igual manera que su
diversidad cultural.
- No desperdiciar los recursos necesarios para resolver problemas médicos más
graves y urgentes.
¿QUIÉN DECIDE?. LA IMPOSICIÓN DE LOS HECHOS CONSUMADOS

¿Quién ha de decidir sobre lo que comeremos o no los europeos en el futuro?


Por desgracia, la respuesta no parece que vaya a ser: los propios ciudadanos y
ciudadanas, a través de los cauces de participación democrática; ni siquiera los
consumidores y consumidoras, a través de sus elecciones de compra libres y bien
informadas. La respuesta es más bien: las transnacionales de la agroindustria, de

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acuerdo con sus intereses comerciales que prevalecen sobre los demás intereses
en juego. Come, niño, y calla.

Los ciudadanos y ciudadanas tienen una opinión definida sobre el empleo de


productos transgénicos en alimentación, una opinión negativa. En Alemania el 95%
de los consumidores rechazan los alimentos transgénicos, y la mayoría de los
ganaderos rechazan los piensos transgénicos. Un sondeo de la empresa MORÍ
(Marketmg and Opinión Research) en enero de 1997 arrojaba los siguientes
porcentajes de rechazo de los aumentos transgénicos: 78% en Suecia, 77% en
Francia, 65% en Italia, 65% en Holanda, 63% en Dinamarca y 77% en el Reino Unido.

Una encuesta realizada en todos los países de la Unión Europea en octubre y


noviembre de 1999 arrojaba, entre otros, los resultados siguientes":

• El 74% de las y los encuestados querían que los alimentos transgénicos se


etiquetasen claramente como tales.

• El 60% pensaba que no deberían aplicarse manipulaciones genéticas a los


animales de granja.

• El 53% estimaba que la normativa actual no bastaba para proteger a la gente de


posibles daños causados por los aumentos transgénicos. No se confiaba ni en las
empresas ni en los gobiernos como fuentes de información fiable, y por el contrario
había más confianza en los médicos y en los grupos de defensa de los animales.

6. ¿INGENIERÍA GENÉTICA PARA ACABAR CON EL HAMBRE EN EL MUNDO?

Uno de los argumentos más desvergonzados que repiten los tecnoentusiastas y


las multinacionales agroquímicas, es que la ingeniería genética servirá para
terminar con el hambre en el mundo. Se llega a acusar a los tecnocríticos de
insensibilidad e insolidaridad con los pueblos hambrientos del Sur. Así, el padre de
la "Revolución Verde", Norman Borlaug, denuncia en un resonante articulo que
"Los ecologistas extremistas impiden erradicar el hambre" al oponerse a los
transgénicos, a propósito, el mismo día la noticia de portada del diario en la
supuesta "revolución verde" biotecnología de las multinacionales no aliviará el
hambre y la desnutrición: por el contrario, empeorará la situación, puesto que
sustraerá todavía más tierras a los agricultores pobres para sus cultivos de
subsistencia y las dedicará a cultivos para el mercado mundial. Se puede ver, hoy,
en Brasil: cada vez más tierras se dedican a cultivar soja, ya en parte transgénica
para alimentar el ganado europeo, mientras los "sin tierra" y los campesinos pobres
padecen hambre. Brasil exportó alimentos por valor de 13.000 millones de dólares
en 1995; pero 70 millones de sus ciudadanos padecen hambre. Se puede ver
también en la India, uno de los mayores exportadores de comida entre los países
del Sur (cinco millones de toneladas métricas de arroz en 1995, por ejemplo), donde
200 millones de personas padecen hambre, según datos de la FAO.

6.1. Acabar con los mitos

Miguel Altieri, profesor de la Universidad de Berkeley (California), es uno de los


principales críticos de la Biotecnología aplicada a la alimentación. En un interesante
artículo, expone los grandes mitos (a su juicio falsos) que se han desarrollado en
relación a los OMG:

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- Mito 1: La Biotecnología beneficiará a los agricultores en EE.UU. y en el mundo
desarrollado.

- Mito 2: La Biotecnología beneficiará a los pequeños agricultores y favorecerá a los


hambrientos y pobres del Tercer Mundo.

- Mito 3: La Biotecnología no atentará contra la soberanía ecológica del Tercer


Mundo.

- Mito 4: La Biotecnología conducirá a la conservación de la bíodiversidad.

- Mito 5: La Biotecnología no es ecológicamente dañina y dará origen a una


agricultura sostenible, libre de sustancias o productos químicos.

- Mito 6: La biotecnología mejorará el uso de la biología molecular para beneficio de


todos los sectores de la sociedad.

Todos estos mitos, según este autor, son lamentablemente falsos, y no sólo eso,
sino que a largo plazo producirán el efecto contrario.

7. CONSECUENCIAS DE LA PRIVATIZACIÓN DEL CONOCIMIENTO Y DE LA VIDA

1. Incremento de las desigualdades sociales en cada país, y de las desigualdades


Norte-Sur.

2. Cuando las empresas agroquímicas, de semillas y farmacéuticas se fusionan en


unas pocas megaempresas, los ciudadanos, y en especial las comunidades
agrícolas, pueden quedar atrapados en una férrea cadena de controles.

3. Reducción de la variedad de líneas en investigación básica.

4. Reducción del lapso de tiempo que media entre la fase de I+D y la


comercialización de los productos, con un aumento correlativo de los riesgos para
los consumidores y el medio ambiente.

5. El zorro como guardián del gallinero: son las empresas quienes realizan y evalúan
las pruebas de campo, en general sin control público, o con un control muy
insuficiente.

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6. Falta de información sobre lo que realmente se está haciendo, al amparo del
secreto comercial.

8. ARGUMENTOS PARA EL CONSENTIMIENTO

Científicos partidarios de la manipulación y alteración genética de los alimentos


consideran que en contra de la creencia generalizada nada de lo que comemos es
natural y que lo natural es muy adverso. De hecho considera que existe una
mitificación de lo natural cuando en realidad somos lo que somos gracias a la
utilización de artificios que nos han permitido separarnos del resto de especies.

La incorporación de la tecnología transgénica responde a la necesidad de


producir más y más limpio en menos suelo como consecuencia del crecimiento de
la población. En la actualidad el ratio es de un cuarto de hectárea por persona
cuando hace treinta años era de media hectárea por persona.

Los partidarios de los alimentos transgénicos, aseguran que la tecnología


transgénica es muy poderosa pero aplica cosas muy concretas que no afectan al
alimento sino que inciden en el cultivo y la producción para hacerlos resistentes a
plagas, malezas y herbicidas. Esas agriculturas que aparecen como mejores son más
dañinas porque necesitan más suelo.

Los productos transgénicos son sometidos a rigurosos controles, superiores a


los que se utilizan en muchos otros productos que pasan por naturales. De estos
alimentos sabemos cosas que no conocemos de las que se venden en herbolarios,
nunca en la historia de la humanidad el alimento ha sido tan seguro. Conscientes
de que en las tecnologías transgénicas están involucradas muchas ideologías, y se
asegura que el fin no justifica los medios y que es suicida renunciar a cualquier
avance en ingeniería genética.

La humanidad no tiene planteados nuevos alimentos, pero seguir produciendo


para los 2.000 millones de personas más que habrá dentro de dos décadas si es un
reto, se dice.

A día de hoy, los beneficios aportados por los OMG son en su mayor parte de
tipo agronómico (en el momento del cultivo): resistencia a plagas de insectos (caso
del maíz Bt que elimina la larva del taladro mediante la inserción del gen Bt usando
el ya referido Bacillus thuringiensis, desecación, etc.). Otros, como el arroz dorado,
aportan suplementos de Vitamina A.

8.1. No al "no a todo"

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Con todo, no se justifica una posición fundamentalista de renuncia hacia las
tecnologías del ADN. Tampoco, en particular, a los alimentos transgénicos.
Precisamente porque el movimiento ecologista está insistiendo tanto, con razón
casi siempre, en los riesgos asociados con las nuevas biotecnologías, conviene decir
también que tales riesgos no son de la misma naturaleza en todas las aplicaciones,
y que algunas pueden resultar francamente deseables. Decir hoy, en las
circunstancias actuales, “no a los alimentos manipulados genéticamente”, no
debería implicar renunciar a su producción y consumo siempre y en toda
circunstancia. Si varía el contexto social para que realmente pueda ponerse
realmente en práctica el principio de precaución. No hace falta insistir en que tales
cambios sociopolíticos, que implicarían una drástica reducción del poder del
capital, son muy improbables: hoy por hoy todo apunta precisamente en la direc-
ción contraria.

En el caso de los cultivos y aumentos transgénicos: muchos de los previsibles


riesgos de los OMGs se asocian con su liberación al medio ambiente, y a la
incertidumbre sobre los efectos que la "contaminación genética" que puede
provocar en los ecosistemas. Este tipo de riesgos ecológicos no se dan si la
manipulación genética se lleva a cabo dentro de las variedades de una misma
especie (empleando las técnicas de ingeniería genética, tales como marcadores
moleculares, como una herramienta para acelerar el mejoramiento vegetal
tradicional), o en el caso de utilización confinada de OMGs, si se respetan
condiciones de seguridad estrictas (por ejemplo, microorganismos transgénicos
cultivados en biorreactores industriales). Veamos un caso concreto: se producen
grandes percudas en las cosechas de arroz (base de la dieta de una tercera parte de
la población mundial) por la "marchitez" o "seca" causada por bacterias de la
especie Xanthomonas oryzae. Algunas variedades de arroz son resistentes a la
enfermedad, y con los procesos de mejora clásicos (que Lardan unos diez años en
lograr los caracteres deseados) se puede intentar transferir esta resistencia a las
variedades comerciales. El proceso se abrevió empleando técnicas de ingeniería
genética: clonando un gen de resistencia (que en el caso que nos ocupa procedía
de una especie silvestre de arroz originaria de Malí, Oryza longistaminata) y
transfiriéndolo a variedades empleadas en agricultura. Luego se enviaron copias del
gen correspondiente, bautizado Xa21, a expertos de Europa, Asia, África y
Norteamérica, para que pudieran introducir la resistencia a la enfermedad en sus
variedades locales.

Un ejemplo favorito de biotecnólogos españoles como Daniel Ramón Vidal es


una levadura de pan transgénica desarrollada en el IATA (Instituto cíe Agroquímica
y Tecnología de los Alimentos, CSIC) de Valencia, levadura que se ha manipulado
(insertándole un gen de cierto hongo llamado Aspergillus oryzae) para evitar irri-
taciones y procesos alérgicos frecuentes entre los trabajadores del sector
panadero. Si no apareciesen efectos indirectos indeseables hasta ahora no
detectados, no existirían buenas razones para desterrar una levadura así de las
panaderías. Otro ejemplo interesante, y que hace aparecer la complejidad de las
cuestiones en juego: tradicionalmente, el cuajo empleado para elaborar muchos
tipos de queso procedía del estómago de las vacas (lo que tradicionalmente llevaba
a muchos vegetarianos a renunciar también al queso). Hoy se produce cuajo
empleando bacterias transgénicas en tanques cíe fermentación: si las vacas

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pudiesen votar, optarían masivamente por la opción de ingeniería genética (y
muchos vegetarianos también la prefieren).

Pero hay que decir enseguida que muy pocos, poquísimos de los alimentos
recombinantes que hoy nos proponen desde los laboratorios o los supermercados
superan una evaluación que haga uso en serio de criterios como la sustentahilidad
ecológica, el principio de precaución y la idea de justicia social. ¿Necesitamos toma-
tes transgénicos de maduración retardada, que harán aumentar todavía más el
transporte motorizado de mercancías a larga distancia, ya hoy ecológicamente
insostenible? ¿Podemos aceptar que se inserten rutinariamente en plantas de
cultivo genes marcadores de resistencia a antibióticos, con el riesgo de que se
transfieran e.stos genes a cepas de bacterias patógenas, creando problemas de
salud humana y animal cada vez más incontrolables? ¿Es lícito producir
masivamente edulcorantes sintéticos sin preocuparnos por la ruptura de mercados
vitales para los países del Sur que dependen de la exportación de azúcar de caña?
¿Cabe valorar la ganadería industrial sin tomar en consideración el sufrimiento de
los animales criados en granjas-factoría? ¿Realmente necesitamos tabaco
transgénico con el doble de contenido en nicotina que el normal?

Otro de los problemas a los que la Biotecnología aporta solución es a los insectos.
Sin temor a exagerar, podríamos afirmar que el desarrollo de la agricultura ha
dependido en buena medida de la capacidad del hombre para amortiguar las
pérdidas ocasionadas por las plagas de insectos. Habitualmente los programas de
control se basan en el uso de plaguicidas, que en su mayor parte (más del 95%) son
productos químicos de carácter tóxico, que tienen efectos colaterales imprevistos
(como sucedió con el DDT).

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